Emprendimiento Productivo “Las Huerteras”

October 8, 2017 | Autor: Francisco Pescio | Categoría: Agroecologia, Agricultura Urbana, Economía Social, Soberanía Alimentaria
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Descripción

Universidad de Buenos Aires Facultad de Agronomía Escuela para Graduados

Especialización en Desarrollo Rural Trabajo Final para optar por el grado de Especialista

Emprendimiento Productivo “Las Huerteras”

Ing. Agr. Francisco Pescio Directora: Ing. Agr. Msc. Marcela Román 2009

1

“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. Eduardo Galeano “Ser como Ellos”

2

Resumen. El objetivo de

trabajo es describir la trayectoria de un proceso de intervención

comunitaria realizado con un grupo de mujeres en el Barrio Las Tunas, Partido de Tigre (Buenos Aires).

Estas personas se desempeñaban en una Huerta Comunitaria que

funcionaba como Centro Demostrativo del Programa INTA ProHuerta y el Municipio de Tigre. La situación problemática surgió ante la inminencia de la pérdida del subsidio estatal que recibían la mayoría de las integrantes del grupo y la consecuente necesidad de generar ingresos monetarios que pudieran reemplazar al mismo. Luego de sucesivas actividades

participativas

de

planificación

y

diagnóstico,

se

conformó

un

emprendimiento grupal para la producción de verduras frescas, plantines y lombricompuesto; como así también la búsqueda de nuevos subsidios estatales y oportunidades laborales. El emprendimiento funcionó durante 5 meses, duplicando en ese período los ingresos mensuales

en comparación con la situación inicial. Sin

embargo, las actividades finalizaron abruptamente ante la deserción de la mayor parte de las integrantes. Se concluye que esto pudo deberse a varias causas, entre las cuales se destacaría la preponderancia de estrategias de supervivencia individuales en detrimento de aquellas de base colectiva.

3

Índice

1.

Introducción

7

2.

Objetivos

8

3.

Marco institucional

8

4.

Marco teórico

9

4.1

Contexto

10

4.2

Modelos de Desarrollo

12

5

Metodología

20

6.

Resultados

23

6.1

Escenario de Intervención

24

6.1.1

Necesidades sociales grupales

24.

6.1.2

Nivel de organización grupal.

24

6.1.3

Los sujetos sociales y sus lógicas de acción

25

6.1.4 6.2 6.3

Medio Ambiente local. Algunas cuestiones de interés. Determinación del acuerdo de trabajo y líneas de intervención Jerarquización de objetivos. Identificación del problema clave

30 33 34

6.4

Marco Lógico

35

6.4.1

Estructura Vertical

36

6.4.2

Estructura Horizontal Reflexiones finales. Algunos elementos para la discusión.

37

8.

Bibliografía

45

9.

Anexo

49

7.

38

4

1.

Introducción.

El presente trabajo se desarrolló en el Barrio “Las Tunas”, de la localidad de Pacheco. Esta pertenece al Partido de Tigre, el cual integra la zona Norte del Periurbano de la provincia de Buenos Aires, Argentina. La localidad de Pacheco fue históricamente una zona fabril. Estas empresas utilizaban una gran cantidad de mano de obra proveniente de los barrios cercanos. A principios de la década del 90’ se produjo una expulsión masiva de trabajadores, debido al cierre de fábricas o por automatización de los procesos productivos (como fue el caso de Ford). Esto generó una importante masa de desocupados en los barrios circundantes. Paralelamente se produjo la aparición local de nuevos actores sociales, asociados mayormente a procesos de adquisición de tierras para la creación de barrios cerrados. Estos barrios se destinaron a sectores de alto nivel adquisitivo (Nuñez y Jankilevich, 1998). Se generaron así situaciones de polarización social, donde comenzaron a ocupar, y disputar, un mismo espacio los sectores más ricos y pobres. El Barrio tiene una superficie aproximada de 6 km2. Se encuentra delimitado por la Avenida Constituyentes (Ex Ruta 9), el Frigorífico Tango Meat y los barrios cerrados Nordelta y Altos de Pacheco. Es atravesado por el arroyo Las Tunas, del cual toma su nombre. No se cuentan con estadísticas oficiales específicas para el Barrio. De acuerdo a algunos trabajos, como los de Marchesotti y Said (2006) y Colao (2005), Las Tunas cuenta con una población cercana a los 40.000 habitantes. Si bien su conformación no es completamente homogénea, en grandes rasgos el Barrio se caracteriza porque una gran proporción de su población se encuentra en situación de pobreza y con severas dificultades de acceso a servicios sociales básicos.

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El Barrio Las Tunas se constituyó en 1988 a partir de una ocupación de hecho. La distribución se realizó mediante un parcelamiento relativamente ordenado. El Municipio logró regularizar la situación dominial en varias zonas del barrio zonas y estableció una parte de la infraestructura básica, especialmente aquella referida a mejorado de calles y el tendido de la red eléctrica. El Barrio se dividió en varias zonas, una de las cuales se denomina “Las Quintitas”. A finales de la década del 90’, en la sede de la Comisión Vecinal de dicha zona, se realizaron una serie de actividades asociadas al desarrollo de la agricultura urbana para la autoproducción de alimentos, a través de huertas familiares y comunitarias. Contaron en su momento con el apoyo técnico del Programa ProHuerta (Perteneciente al INTA y Ministerio de desarrollo Social de la Nación). Así, algunos integrantes de dicha Comisión Vecinal comenzaron a realizar una huerta comunitaria en un lote municipal desocupado ubicado frente a la sede de la Comisión. En el año 2001 la Municipalidad, para apoyar dicha iniciativa, asignó a la huerta un grupo de 20 beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar (PJJH), dependiente de Ministerio de Trabajo de la Nación. Estos debían realizar su contraprestación1 en el lugar.

La producción de la huerta permitía abastecer de verduras frescas al grupo y

donar los excedentes a dos centros comunitarios barriales. A mediados de 2003, la Comisión Vecinal decide retirarse de la huerta por problemas internos. Se hace cargo entonces a un delegado municipal, con el apoyo técnico del ProHuerta. En 2005 se equipa a la Huerta con diversos equipamientos para mejorar la producción. Se realizó una serie de actividades de promoción comunitaria que se reflejan finalmente en un proyecto de intensificación para la

Especialización en

1

Contraprestación que consistía en una tarea laboral de 4 hs diarias, a cambio de un subsidio de $150 mensuales

6

Desarrollo Rural (Colao, Op. Cit.). En el marco de este trabajo se llevó a cabo un diagnóstico participativo grupal. El objetivo fue identificar potencialidades para desarrollar emprendimientos grupales. Si bien en dicho trabajo se identifican problemas grupales y estrategias de solución, dicho emprendimiento no logra cristalizarse. Paralelamente, el ProHuerta tomó a la huerta como Centro Demostrativo Regional, es decir, un

lugar donde desarrollar diversas capacitaciones y se ejemplifica de manera

práctica la propuesta del Programa. Así, la huerta toma el nombre de Centro Demostrativo Las Tunas. A principios de 2006 el número de personas que

trabajaban en la huerta

comenzó a disminuir rápidamente por diversas causas (bajas en el plan laborales, inserción de trabajadores en el mercado laboral, enfermedades, laxitud en el control de asistencia diaria, etc.). De acuerdo a los participantes de la huerta, esto se debía en gran parte a que los Programas de subsidios mantenían un monto fijo ($150), mientras que las nuevas oportunidades laborales remuneradas (generalmente informales) ofrecían montos mayores. Finalmente al iniciarse el año 2007, el grupo estaba integrado por seis personas que asistían regularmente, de las cuales cinco eran mujeres. En junio de ese año, las mujeres comienzan a manifestar una problemática que las preocupaba: Al llegar diciembre, no tendrían más menores de 18 años a cargo. Esto significaría la baja del Plan Jefes y Jefas de Hogar y el cese del cobro de dicho subsidio. En muchos casos, ese monto mensual, si bien bajo, constituía uno de los pocos ingresos monetarios con el cual contaban los grupos domésticos. Todas las integrantes del grupo manifestaron que esta era una situación problemática sentida. La cuestión se centró entonces en como generar, de manera colectiva, un ingreso monetario mensual mínimo que permitiera cubrir las necesidades básicas de las familias.

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2.

Objetivos.

Objetivo Principal. El objetivo del presente trabajo es describir y discutir la trayectoria de un proceso de intervención con un grupo de mujeres del Barrio Las Tunas.

Objetivos Específicos. •

Describir y justificar la metodología utilizada para llevar a cabo el proceso de intervención.



Describir los resultados de la aplicación de dichas metodologías de intervención.



Construir un Marco Lógico que incluya los acuerdos realizados durante el proceso de intervención.



Aportar, a partir de la trayectoria de una práctica de intervención comunitaria concreta, elementos que permitan profundizar la discusión teórica referida a la producción comunitaria de producción agropecuaria en contextos urbanos, y en forma más general, a la Economía Social.

3. Marco Institucional. La experiencia de intervención estuvo enmarcada en las acciones llevadas a cabo por el Programa ProHuerta, perteneciente al INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y MDSN (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación). El Programa PROHuerta, creado en 1993, se encuentra dirigido “a población en condición de pobreza, que enfrenta problemas de acceso a una alimentación saludable, promoviendo una dieta más diversificada y equilibrada mediante la autoproducción en pequeña escala de alimentos frescos por parte de sus destinatarios. El conjunto de

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prestaciones brindado se concreta en modelos de huertas y granjas orgánicas de autoconsumo a nivel familiar, escolar, comunitario e institucional” (INTA, 2009). El objetivo institucional de este Programa es mejorar los niveles de seguridad alimentaria de la población, basándose en a capacitación progresiva, participación solidaria y el acompañamiento sistemático de las acciones en terreno. Para llevar a cabo estas acciones, se requiere –y promueve- la intervención activa del voluntariado (Bajo la figura del Promotor) y la conformación de redes de organizaciones de la sociedad civil. Si bien el objetivo institucional ofrece algún tipo de direccionamiento sobre las metodologías de intervención; la definición operativa es bastante amplia. Esto conduce a que la aplicación en experiencias concretas de intervención quede a criterio del técnico.

4.

Marco teórico Todo proceso de intervención social cuenta con un Marco Teórico, el cual hace

referencia a los supuestos, que expresados de manera explícita o implícita, condicionan y modelan los discursos y prácticas. Por otra parte, no se puede comprender estos elementos teóricos sin considerar que las prácticas son hechos situados, es decir, ubicados en un momento y en un lugar histórico (Herrera, 1981). Esta ubicación temporal y espacial se define en los Proyectos de Intervención Comunitaria como Contexto de Intervención.

La misma presenta como rasgo

sobresaliente el condicionamiento que genera en las respuestas de los actores presentes en la intervención, sin que los mismos puedan modificarla directamente (Lapalma, Op. Cit.).

9

Es importante identificar dicho Contexto, ya que permite identificar y explicar limitantes que puede encontrar un proyecto, pero que por la acción aislada del mismo no podrá ser modificado.

4.1

Contexto. A partir de la década del noventa se consolida la hegemonía mundial de la

propuesta política derivada del pensamiento económico neoclásico, también conocida como neoliberalismo. Varios factores evolucionaron para dar forma a este estadio del capitalismo: La aparición de nuevas tecnologías de comunicación, el progresivo endeudamiento de países periféricos (y su subordinación hacia los países u organismos acreedores), la conformación de un sistema mundial unipolar (con la caída de la ex URSS en 1989), el auge del mercado financiero o de valores sobre la producción de bienes, entre otros. Este cúmulo de elementos se denominó de manera general como Globalización. De acuerdo a Vilas (1996) las principales características que definen a la etapa de globalización son: • La desarticulación de los Estados nacionales y el fortalecimiento de bloques supranacionales (MERCOSUR, Comunidad Económica Europea, CAN, etc.) • El avance de actores que operan en escala global en detrimento de aquellos que se expresan, principalmente, a escala nacional. En este modelo, es más relevante la circulación de valores que el origen o destino de los mismos. • La preponderancia de la economía financiera por sobre la economía real y el aumento del dominio del capital sobre el trabajo, expresado en lo que se denominó como flexibilización laboral.

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La capacidad de acumular capital sin necesidad de mediar la generación de valor o mercancías, junto a la mayor movilidad del capital, generó en numerosas zonas la desaparición de vastos sectores productivos (tanto industriales como agropecuarios). Esta dilución de fronteras o espacios geográficos a los flujos del capital, especialmente financieros, en asociación a la mayor dependencia de actores globales se considera como una dilución del poder local o proceso de desterritorialización. Esta subordinación del trabajo al capital y la apertura indiscriminada del capital de origen externo generaron un proceso de desestructuración del sector productivo, que también se trasladó al mercado laboral. Esto se manifestó en un aumento de la tasa de desocupación, especialmente en los sectores populares donde también se generó la figura del excluido. Este nuevo actor social es representado por aquellos grupos de personas en situación de pobreza o indigencia, los cuales, a diferencia de concepciones anteriores funcionalistas2, ya no resultan necesarios en los procesos de acumulación (Vilas, Op. Cit.) . El fortalecimiento de la idea del libre mercado como fuerza motriz de las decisiones políticas y económicas junto a

la dependencia hacia los organismos

internacionales de crédito, recortó la capacidad de intervención de los Estados Nacionales (Mattos et al, 1998). Estos mismos Estados debieron encarar procesos de profundas reformas estatales de ajuste y contracción. Estos organismos internacionales sostenían que la intervención del Estado debía concentrarse exclusivamente en crear condiciones para garantizar el funcionamiento del libre mercado (la llamada seguridad jurídica).

Otro elemento importante de este

discurso fue la descentralización (Gadotti y Gómez, 2003). Para ello, la autoridad 2

Los cuales sostenían la funcionalidad de la pobreza en el proceso de acumulación capitalista

como instrumento para generar mayores tasas de acumulación.

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nacional delegó a niveles intermedios y locales la gestión de varias de sus funciones básicas (como la educación, la salud, etc.), aunque esta delegación no fue acompañada del presupuesto correspondiente. Esto llevó a un rápido desfinanciamiento de estas áreas (Manzanal, 2003). También tomaron mayor importancia las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), a quienes se les delegaron varias de las responsabilidades históricas del Estado, bajo el supuesto de que estas tenían menores costos de funcionamiento y que su accionar era más efectivo y menos “clientelar” (Coraggio, 2007). De esta manera, se dio un doble proceso de retroceso del Estado. Por un lado se abandonó la ejecución de políticas activas de control de mercados y redistribución de riqueza, y por el otro, se convalidó la hegemonía de los postulados de libre mercado. Estos sostuvieron que mediante la aplicación de sus políticas se “liberarían las fuerzas productivas”, produciéndose así un “ciclo virtuoso” de riqueza, donde a partir del efecto derrame los sectores subalternos, victimas de procesos de empobrecimiento y exclusión, comenzarían a mejorar su calidad de vida.

4.2

Modelos de Desarrollo. Cada proceso histórico cuenta con una visión sobre cuales son las cuestiones

problemáticas que deben ser resueltas. Esto es, cada etapa histórica cuenta con una concepción sobre el Modelo de Desarrollo que se debe aplicar. No obstante, pueden convivir en un determinado momento histórico diversos Modelos de Desarrollo en pugna, siendo alguno el hegemónico, hasta que a partir de alguna situación puntual, otro Modelo lo desplaza. Durante este nuevo fenómeno de Globalización, se observó que los modelos de desarrollo anteriores no contaban con una capacidad explicativa suficiente de las nuevas

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realidades. Así, se comenzaron a valorar enfoques teóricos que dieran cuenta de las transformaciones ocurridas. Dentro de estos enfoques, tomó impulso la cuestión del “espacio” y el “territorio” como variables de importancia en procesos de desarrollo. Si bien desde la década del 70´ ya

existían trabajos

que analizaban las

propiedades emergentes del territorio3 como factor de competitividad

(Schneider,

2006); recién es a mediados de la década del noventa cuando esta corriente comienza a tomar un corpus teórico de peso. Se expanden así diferentes enfoques de desarrollo, como el Desarrollo Territorial, Desarrollo local y sus variantes. La propuesta de desarrollo dejó de centrarse en las unidades productivas y su capacidad de competencia o supervivencia (como en modelos anteriores) para focalizarse en las diversas actividades que se desarrollan en los diversos espacios y la interacción de actores. Este enfoque se caracteriza por la atención prioritaria al espacio local, así como la orientación hacia la promoción de las capacidades de los gobiernos descentralizados y de la sociedad civil para movilizar dichos procesos (Rodríguez Bilella y Tapella, 2008). En este camino es importante la acción local de los actores y la concertación con el fin de encontrar objetivos comunes, ya que la competencia se daría entre territorios y no entre países. Dado en el contexto antes citado, la propuesta del enfoque de desarrollo territorial generó un doble juego entre la territorialización y desterritorialización. Por un lado, la globalización diluyó el peso que puede tener el espacio físico local en los procesos de desarrollo y por el otro, tomó fuerza lo local como propiedad emergente de desarrollo. Así surgen propuestas de desarrollo desde lo local, con fuerte base de acción en lo cotidiano (micro), pero sin contemplar estrategias para contextos adversos. De todas 3

Territorio: Elemento teórico, híbrido entre construcción humana, las relaciones entre actores y

espacio físico (Schneider, 2006)

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formas, la consideración de las propuestas territoriales significó un avance respecto a las anteriores. El neoliberalismo, como propuesta política, no se restringió solo a la esfera económica, sino que tuvo su correlato en la construcción de políticas estatales, entre ellas, las sociales. Si anteriormente el Estado se había centrado, con mayor o menor grado de éxito, en el cumplimiento de derechos sociales universales (educación, salud, vivienda, etc.), con la desestructuración estatal se abandonó este marco de acción. La nueva concepción de intervención estatal comenzó a basarse en la implementación de políticas focalizadas, en lo que se denominó de manera general como Combate a la Pobreza. (Coraggio, 2004). Esta concepción consideró

que era

posible combatir la

pobreza, cual

anomalía, desviación o enfermedad; y no la expresión de procesos económico-sociales (Vilas, Op. Cit..). La intervención focalizada básicamente significó centralizar la acción sobre un determinado grupo de población (Bajo el discurso de utilizar “eficientemente” los recursos) a partir de particularidades o recortes problemáticos de los grupos: madres solteras, jefes de hogar desempleados, jóvenes adolescentes con adicciones y embarazos (Podría ser también además en situación de calle y con HIV.). Se fortaleció además la idea de intervención bajo la modalidad del “proyecto”, como sistema que permitiría facilitar el monitoreo y evaluación de resultados. En la práctica, este mecanismo de acción se tradujo en acciones fragmentarias y de corta duración. Otro rasgo emergente, asociado a la focalización y al desarrollo territorial, es la promoción de sectores carenciados o populares a través de formas alternativas de organización económica, la llamada “Economía Social”.

Pero, al igual que en el

Desarrollo Territorial, estas definiciones se terminaron transformando en lo que Silvetti

14

(Op Cit.) denomina “término baúl”. Esto es, un concepto lo suficientemente amplio que permite incluir propuestas muy disímiles entre si. Gadotti y Gómez (Op. Cit.) se refieren a este hecho haciendo la observación que los elementos ideológicos de los grupos dominantes se encuentran escondidos en términos de referencialidad, formando parte de la conciencia popular, pero que construyen “un nuevo sentido común” donde el sentido último es aquel dado por el sector dominante. La definición histórica de Economía Social, por ejemplo, se refirió históricamente al sector cooperativo formal (Coraggio, 2007 Op. Cit.). Sin embargo, en los últimos años se ha resignificado el concepto, conviviendo hoy múltiples definiciones, según sea quien la enuncie. Es en esta línea que durante los últimos ocho años se han generado diversos programas gubernamentales. Quizá el más importante fue el Plan Manos a la Obra. Este programa, de alcance nacional, fue gestionado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y financiado por el Banco Mundial. Si bien en la presentación general de dicho Programa se hace mención a la Economía Social, no se define con claridad los alcances de la misma ni sus supuestos teóricos (MDSN, 2009). De manera implícita, pareciera que uno de los supuestos de este Programa es considerar a los beneficiarios del mismo, llamados “emprendedores”, como pequeñas empresas con lógica capitalista, cuya restricción para lograr el desarrollo es la falta de conocimientos y el capital suficiente para expandirse (Arroyo, 2005). Esto queda implícitamente de manifiesto por algunos de los mecanismos de funcionamiento, especialmente el sistema de subsidios para compra de capital de trabajo y la propuesta de implementar un sistema de tutorías4, cuyos tutores estarían compuestos por integrantes de importantes empresas. Bajo esta práctica se puede establecer entonces el 4

Tutorias: Sistema de seguimiento a los proyectos financiados, en el cual un “tutor” o persona idónea aconseja a los beneficiarios en estrategias adecuadas para lograr mejoras en el sistema productivo, comercialización, organización productiva, etc.

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supuesto que un gerente de empresa esta capacitado para realizar intervención en contextos y lógicas muy distintas para el cual fue formado y se desempeña habitualmente. Como parte de una concepción de desarrollo más general, esta visión de Economía Social se articula teóricamente con el Desarrollo Local, ya que, según Arroyo (Op. Cit.), para la implementación de políticas de economía social se deben realizar estrategias locales, lo cual incluye la construcción de cadenas de valor, la creación de “concertaciones” y la articulación con empresas “de la economía formal”. Esto se traduce en la práctica en nociones como la Responsabilidad Social Empresaria y la articulación cooperativa entre grandes y pequeños productores. Es decir, buscar la concertación y el consenso de actores, con diversos objetivos y lógicas, solo por el hecho de compartir alguna cercanía espacial. Todos estos conceptos de desarrollo generaron una amplia variedad de críticas, Por un lado, las políticas de Combate a la Pobreza se presentan como destinadas a fracasar desde su diseño, ya que consideraron a la pobreza como una disfunción social de quien la sufre, tal fuera una enfermedad, y no como la resultante del funcionamiento general de la economía (Coraggio, 2007 Op. Cit.). Por otra parte, la mayor parte de las acciones basadas en la intervención local, muchas veces focalizada en ciertos segmentos o grupos sociales, y más aún, en particularidades de ciertos individuos de la comunidad (Adicción a las drogas, expulsión escolar, etc.), no contemplan la condición estructural ni colectiva en la cual se desarrollan estos actores locales. Una interpretación simple de estas concepciones, se podría leer como: Es posible que existan personas exitosas en contextos perdedores. Es posible también que estas dejen su disfunción resolviendo solamente un síntoma problemático puntual, el cual una vez resuelto permitirá que es individuo genere un circulo virtuoso y se pueda insertar finalmente en la sociedad no-

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pobre. Sin embargo, las críticas muestran que es poco probable lograr el desarrollo de un territorio en contextos adversos, y mucho menos, individuos ganadores en territorios perdedores (Manzanal, 2003). Tal como se dijo anteriormente, bajo un mismo concepto de Economía Social, existen diversas concepciones de su significado, muchas veces antagónicas. Entre los autores que presentan una postura alternativa se destaca la de Coraggio. Esta corriente de la economía social toma gran parte del bagaje teórico de autores como Freire (1973; 1997), Fals Borda (1990) o el grupo CREFAL5 (Cisneros, 1990; Shugurensky, 1989), entre otros. Todos estos autores, con distintos matices, se encuentran englobados en lo que

se denominó

en la década del setenta como

Educación Popular. La educación popular sostiene que los procesos de intervención comunitaria son en realidad procesos de educación. Los grupos o comunidades con los cuales se trabaja no son ni objetos ni individuos sin conocimientos, por lo cual la definición de extensión6 no es la apropiada, sino que se debe hablar de comunicación (Freire, 1973). Se considera que se trabaja junto a actores con capacidad de agencia, es decir individuos con capacidad de conocimiento y acción para entender las experiencias sociales y actuar sobre los desafíos de la vida cotidiana (Rodríguez Bilella y Tapella, Op. Cit.), los cuales cuentan con conocimientos y habilidades particulares. Esta capacidad de agencia se encuentra condicionada y mediatizada por la

estructura

socioeconómica de la cual forman parte y a los procesos históricos en los que se hallan inmersos. Según Freire (1973, Op. Cit.), la función del técnico es en realidad educativa, por lo que la persona involucrada en intervención social se trata en realidad de un 5

Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en America Latina y el Caribe Entendiendo a la extensión como un proceso unidireccional, “de arriba hacia abajo” en el cual alguien con conocimientos se “extiende” hacia el otro, que se encontraba vacío. 6

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educador. La función de este educador debe ser la promoción de un proceso pedagógico crítico-dialéctico. Este proceso debe ser de reflexión y práctica individual y colectiva, transformando la Doxa (opinión) a Logos (conocimiento), de manera de estimular procesos que lleven a la transformación de la realidad. Para que este proceso sea genuino, debe basarse en una relación dialógica, donde el proceso de aprendizaje debe ser mutuo, tanto del técnico como del grupo Esto solo puede ser posible respetando algunos principios básicos, como son el respeto y la participación. Cuando se hace referencia al respeto, se considera a las personas en toda su dimensión: conocimientos previos, decisiones, formas de organización, etc.

El otro eje fundamental es estimular la participación activa y

democrática de los involucrados. Esto se logra a través de la generación de espacios de Formación, Información y Decisión en distintos niveles. No obstante, no se debe incurrir en ciertos vicios, tales como los descriptos por Coraggio, (2004) y Gadotti y Gomez (Op. Cit.), quienes sostienen que los sectores populares, tanto sectores dominados o subalternos, van a reproducir la ideología dominante. Por lo tanto, no se deben sacralizar sus expresiones y practicas, de manera de sostener posturas basistas (En las cuales “el pueblo nunca se equivoca”) o postmodernistas, en las cuales solo se tienden a valorizarse los elementos subjetivos de la realidad en detrimento de las condiciones objetivas de la misma. De esta manera, estos autores proponen analizar la vida cotidiana de las clases populares desde una perspectiva crítica y no idealizada. Desde esta visión se sostiene el modelo alternativo de Economía Social y Territorial. Coraggio (2005) se enrola en lo que llama “la perspectiva de la Economía Social y Solidaria”; una economía donde “lo social y lo económico se vuelven indisociables, y donde la política debe operar como acción transformadora para

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generar estructuras que produzcan y reproduzcan otra sociedad, más igualitaria, socialmente eficiente, mucho más democrática que la actual”. Si se entiende que las relaciones productivas y económicas determinan las relaciones sociales, para conformar una sociedad mas justa, es necesario entonces un nuevo enfoque económico y una nueva forma de gestarla (la necesidad de la política). Este mismo autor indica que esta Economía Social y Solidaria se une a una estructura mayor, la llamada Economía Popular Urbana, la cual es el punto de contacto con el enfoque territorial (Coraggio, 2004 y 2007). Esta Economía Popular Urbana debe conformarse como una política nacional adecuada para el desarrollo de las fuerzas productivas y sociales nacionales, fortaleciendo al territorio como proyecto de desarrollo. El concepto novedoso de esta propuesta surge de la concepción de un conector entre los niveles micro (Actores con mayor o menor grado de dispersión en el territorio) y macro (políticas nacionales y mundiales). Este es el nivel Meso, el de las articulaciones (locales o no) como mecanismos de construcción y disputa de poder; como el puente entre lo micro y lo macro. Al decir del Grupo ATTAC7: actuar local, pensar global. En esta línea de pensamiento, Coraggio (2005, Op. Cit.) hace referencia al riesgo de la idealización de lo local y la municipalización, es decir el riesgo de tomar únicamente a lo local como esfera de intervención, sin tomar la idea de un proyecto colectivo de país y la capacidad para llevar adelante al mismo.

Para ello, es

fundamental el ejercicio de la participación democrática activa, de manera de conformar un sujeto colectivo como alternativa popular para toda la sociedad. Dentro de un enfoque de Economía Popular Urbana, se considera que los procesos de intervención social como los de generación de valor no se deben centrar

7

Association pour la Taxatation des Transactions Finacieres pour L`Aide aux Citoyens.

19

únicamente en la aplicación de enfoques con lógicas capitalistas (de maximización de ganancias), sino que se deben buscar estrategias exitosas de reproducción ampliada en las unidades domesticas involucradas (Coraggio, 2005). Esta mirada de la economía es sensiblemente diferente a la propuesta por otros autores de la economía social, más cercanos a conductas pasivas y sin discusión de modelos macroeconómicos, como Arroyo (Op. Cit) y Burin y Heras (2001). Estos autores consideran a los pobres o a la economía social, como una suerte de capitalistas incompletos y a las propuestas de desarrollo como un “remiendo” para su integración.

5.

Metodología´ En este trabajo se utilizó la noción de Proyecto de Intervención Comunitaria.

Este concepto se construye con la

interacción de dos grandes definiciones: los

proyectos de intervención y la intervención comunitaria. De acuerdo a Román (2004), los proyectos de intervención son definidos como un

“Conjunto de actividades

interrelacionadas a llevarse a cabo bajo una unidad de dirección y mando para alcanzar un objetivo especifico en una fecha determinada mediante la movilización de determinados recursos escasos”. Por otra parte, la intervención comunitaria se considera como “el proceso intencional de cambio, mediante mecanismos participativos tendientes al desarrollo de organizaciones comunitarias autónomas, a la modificación de representaciones e su rol en la sociedad y sobre el valor de sus propias acciones para ser activo en la modificación de las condiciones que las marginan y excluyen” (Lapalma, 2001). Según Martinic (citado por Silvetti, 2006) los proyectos de intervención constituyen grandes “hipótesis de acción”, donde se relacionan tres variables básicas: el problema (y su diagnóstico), los objetivos a alcanzar y la forma en que se quiere llegar

20

a éstos. Esta propuesta de acción concreta, el proyecto, está condicionada por los marcos teóricos de quien lo formula y ejecuta y por el contexto de la intervención. De esta manera, es importante explicitar cada uno de estos elementos. Por ello, a partir de la construcción inicial del problema y el planteo de objetivos, se conformó el Marco Teórico de referencia, el cual comprende el Contexto de intervención y el Modelo de Desarrollo. Este Modelo se cristalizó en una propuesta práctica de intervención.. La propuesta en terreno se realizó bajo la a secuencia lógica propuesta por Lapalma (Op. Cit.). De acuerdo a este autor, el primer paso consiste en la contextualización de

la intervención. Para ello se construyó el

Escenario

de

Intervención Comunitaria. De acuerdo a Lapalma (Ibid.) el Escenario de Intervención permite encuadrar la intervención en un marco histórico y social. Este Escenario de intervención comunitaria está conformado por las necesidades sociales del grupo, las formas organizacionales que adoptan y la interacción con otros actores sociales en un Medio Ambiente determinado. Esta etapa, si bien factible de ser construida con los actores involucrados, no necesariamente debe ser realizada de manera completamente participativa. La determinación de las necesidades sociales del grupo fue realizada mediante la perspectiva del Desarrollo a Escala Humana, que el autor toma de Max Neef (1993)8. Este sistema hace referencia a una serie de necesidades básicas: subsistencia, identidad, libertad, ocio, creación, participación, entendimiento, afecto y protección. Para cada una de ellas se generan una serie de satisfactores. Posteriormente se analizó el tipo de organización que presentaba el grupo y se caracterizó el Medio Ambiente local de intervención..

8

Max-Neef. 1993. Desarrollo a Escala Humana. Nordan-Redes Ediciones. Montevideo

21

.El Medio Ambiente es el espacio histórico, social, político y cultural en el cual se desenvuelve el proceso de intervención (Lapalma, Ibid). Este está caracterizado por los distintos actores presentes (individuos, organismos, grupos, etc.) y la dinámica de los procesos histórico-sociales que se desarrollan localmente. El comportamiento de los actores se orienta de acuerdo a sus intereses y al ejercicio de mecanismos de influencia. Es por lo tanto, un espacio de disputa de poder, o bien de lucha por control de territorios. El Medio Ambiente se diferencia del Contexto, ya que los actores están en condiciones de influir en él. La construcción del Escenario -y su Medio Ambiente- se realizó a partir de la recopilación de antecedentes de intervención y con la información recolectada en el trabajo a campo. Una vez finalizada la construcción del Escenario, se realizaron una serie de reuniones, con el objetivo de construir el contrato psicológico de intervención (Sánchez Vidal, 2006; Lapalma, 2001) y la asignación, de mutuo acuerdo, de roles y objetivos de intervención. Luego se realizó un diagnóstico participativo, con el objetivo de que los participantes pudieran explicitar cuales situaciones se consideraban problemáticas y cuales podían ser las soluciones de los mismos, de manera de generar una estrategia de trabajo. Para ello, se trabajó mediante diversas técnicas participativas; en especial la técnica de diagnostico participativo propuesta por Román (2004), quien a su vez toma elementos de la metodología Zopp. El primer paso de dicha técnica consistió en la identificación de problemas por las integrantes del grupo. Para ello se utilizó la técnica de lluvia de ideas (Geilfus, 1998) con la consigna –establecida por el técnico- de debatir sobre cuales situaciones o hechos se identificaban como problemas (personales, en la huerta y en el barrio). Se estableció arbitrariamente como “límite” o marco de referencia al barrio (lo local). El

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objetivo de dicha actividad era lograr una visión conjunta lo más amplia posible de la situación del grupo. El resultado del mismo fue un listado de problemas, que a partir de un encadenamiento causa-efecto se conformó un árbol de problemas. A partir de este árbol de problemas se construyó su contraparte, el árbol de soluciones.

Con este

resultado, se identificó de manera grupal cual era la situación problemática clave u objetivo a resolver de manera grupal a través del proyecto La información generada en cada una de las etapas se proceso mediante el software Team-Up (Team USA Inc.). Con la identificación del Problema Clave, la definición de los objetivos y acciones a llevar a cabo, se construyó una matriz de Marco Lógico, utilizando la metodología propuesta por Román (Op. Cit.), quién a su vez cita a la metodología de la Agencia de Cooperación Noruega (NORAD). De esta manera, se construyó una matriz de marco lógico en la que se definen objetivos y resultados esperables a partir de la intervención. De acuerdo a la metodología planteada por Lapalma (Op. Cit.), los pasos siguientes fueron la realización a campo de las acciones, y finalmente, el balance de las mismas junto al proceso de cierre de la intervención.

6.

Resultados.

6.1.

Escenario de Intervención.

El Escenario de Intervención constó de tres

grandes elementos. El primero fue la descripción y análisis de las necesidades sociales del grupo, luego el tipo de organización grupal y finalmente la descripción del Medio Ambiente local. En este se analizaron los sujetos sociales presentes y sus lógicas de funcionamiento.

23

6.1.1. Necesidades sociales grupales.. De acuerdo a las primeras reuniones, las principales necesidades sociales del grupo se centraron en la subsistencia. La cuestión problemática se centró en la obtención de recursos que permitiera lograr la subsistencia de cada una de las familias. Era muy probable que el resto de necesidades generales también estuvieran presentes (participación, identidad, ocio), pero las mismas no eran manifestadas inicialmente por el grupo. En el transcurso de la intervención, sin embargo, comenzaron a surgir acciones en ese sentido, como la creación de una identidad propia al bautizar al grupo; o la necesidad de discutir de manera colectiva cada acción.

6.1.2. Nivel de organización grupal. Más allá del diagnostico del propio grupo sobre cuales identificaban ellos como problemas o limitantes, el técnico realizó un análisis del grupo, a partir de la experiencia previa sistematizada (Colao, Op. Cit.) y la observación del funcionamiento grupal. Dentro del funcionamiento colectivo, de acuerdo a la clasificación de organización que toma Lapalma (Op. Cit) de Katz y Kahn (1981)9, se observó que los integrantes se comportaban como una organización del grupo II, con ciertos rasgos del grupo I (de menor grado de organización). De acuerdo a este sistema de clasificación, se trata de personas cuya identificación y objetivos iniciales eran explícitos (la realización de la contraprestación en la huerta), pero con una motivación para el agrupamiento que les era externa. La estructura organizacional era laxa, por lo que no poseían objetivos explícitos propios, con liderazgos marcados y personalizados en las mujeres con mayores conocimientos e iniciativa. Una parte de las actividades se distribuían diariamente de manera indistinta, algunas tareas se realizaban con una secuencia

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Katz, D; Kahn, R (1981). Psicología Social de las Organizaciones. Editorial Trillas. México

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acordada (los turnos de riego), y una de las personas tenía un rol delimitado (El regador). En todo momento existió la necesidad de que estas tareas fueran asignadas por un líder, ya sea el técnico, responsable municipal o algún integrante con mayor liderazgo. Las normas de funcionamiento comenzaron a pasar de ser afectivas a ser explícitas.

6.1.3 Los sujetos sociales y sus lógicas de acción. Son varios los actores involucrados en este proceso de intervención, algunos de manera directa y otros indirectamente. Como en todo proceso de intervención, existe un cruce de distintas racionalidades, disputas de poder y, por lo tanto, generación de conflictos. A continuación se describen los actores involucrados.

Grupo de Mujeres. Es el grupo con el cual se llevó a cabo el proceso de intervención. Era un grupo heterogéneo, donde coexisten distintas experiencias laborales y trayectorias personales. Asimismo, todas podrían incluirse, de acuerdo al marco de análisis utilizado, como integrantes de los sectores populares, clase obrera o asalariadas periurbanas. Hasta el inicio de la década del noventa, realizaron diversas tareas industriales de baja calificación laboral. Al reducirse la cantidad de fuentes de trabajo, fueron expulsadas del sistema formal. Así comenzaron a realizar –de manera desarticuladaocupaciones cuentapropistas informales (lo que demostraría su capacidad de gestión, cualidad tan apreciada hoy en día por las teorías de economía social), tales como venta de productos por catálogo, toma de quiniela, trabajo a domicilio, etc. Sin embargo, con la crisis del 2002, estos ingresos también se redujeron drásticamente. Lograron gestionar en ese momento planes sociales, lo que las llevo a incorporarse en la huerta

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(donde se cumplía la contraprestación a dichos planes). Algunas de las mujeres también realizaban cartoneo de manera intermitente en aquellos periodos donde los ingresos monetarios no son suficientes. Un rasgo notable observado en varias integrantes, y por lo general en el barrio, es la conflictiva inserción del hombre en el grupo familiar. La figura masculina suele estar ausente o ser generadora de violencia familiar. La problemática de género es una cuestión pendiente a trabajar y un potencial elemento disruptivo entre ellas, su grupo familiar y el entorno. Probablemente una de las estrategias de sobrevivencia más importante sea la búsqueda constante de distintas fuentes de ingresos de carácter precario, caracterizadas por una duración irregular y pagos bajos. El trabajo en la huerta se considera como una alternativa más en esta estrategia. Existía cierto grado de solidaridad interna en el grupo, manifestada en pequeñas acciones cotidianas. Quizá éstas se originan por la creación de vínculos afectivos y por la experiencia histórica del barrio y su proceso de conformación (ya que todas manifiestan vivir en el mismo desde su inicio). Por otra parte, este grado de solidaridad puede deberse a que en algunos momentos son efectivas las estrategias colectivas (como fue la toma de tierras o la constitución de comedores comunitarios), o bien ante la falta de capital económico se haga uso o se de preponderancia del capital social, a través del uso de las redes sociales. Igualmente las acciones individuales eran las predominantes. Es más, la lógica individual es hegemónica en todos los sectores de la sociedad.

Técnicos ProHuerta.

El grupo de técnicos ProHuerta que se desempeñaba en la

zona estaba conformado por tres personas. Si bien ninguno residía en el barrio, desde hace ya varios años ellos trabajaban en dicha zona, lo que permitió generar importantes

26

lazos y contactos con muchos actores barriales.

La lógica presente es

predominantemente técnica, donde se le da prioridad a la planificación de las acciones, realización de diagnósticos, etc. Estos actores eran aliados del grupo. Los técnicos se encuentran influidos por el Medio Ambiente. El esquema de funcionamiento del ProHuerta dificultó en algunos momentos profundizar los procesos de intervención. En situaciones particulares, seria necesario destinar mayor cantidad de tiempo al seguimiento de los grupos, pero las demandas institucionales hacen que esto no sea posible, impactando negativamente en la intervención. Por otra parte, como suele ocurrir en todo Programa estatal, el involucramiento en determinados conflictos locales podría no ser aprobado por la conducción del mismo, o aún sancionado (hecho potencial, ya que no ha ocurrido). Algunos potenciales conflictos en el Barrio podrían la contaminación –ya que hay indicios que indicarían que en ciertas zonas de Las Tunas es muy alta- o bien la disputa por la tenencia de la tierra (Con la presión de los barrios cerrados circundantes sobre varias zonas del barrio). Dentro de la cuestión del poder tanto hacia el interior del grupo como en la comunidad, los técnicos llevan consigo un peso importante en varias dimensiones, dado que administran recursos de interés para los distintos actores del barrio: bienes materiales (semillas, frutales y animales) y de información (capacitaciones, encuentros o ferias de Comercialización, etc.). Son también detentores de cierto poder simbólico y de legitimación al interior del barrio, explicitado en expresiones tales como: “El Ingeniero viene a los talleres que nosotros organizamos”, “El INTA viene a la Huerta del merendero de la organización X”, “Con ese no trabajen porque es piquetero, peronista, comunista, de la municipalidad, etc.”.

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Personas que trabajan en la huerta y no forman parte del grupo. Había un grupo de personas que realizaban algunas tareas en la Huerta que, como veremos más adelante, decidieron no integrar el grupo de mujeres. Algunas de estas personas han solicitado un pequeño espacio del invernáculo para llevar a cabo un emprendimiento productivo, que consiste en la producción de plantines hortícolas (primicias) para vender a viveros de la zona. La persona que lidera este grupo tiene dos facetas claras. Por un lado, tiene un acabado conocimiento de la producción de plantines, por lo que el grupo de mujeres puede incorporar nuevas técnicas productivas; pero que a la vez es severamente crítico de las formas de trabajo y organización del grupo, y siempre busca lograr una “ventaja” en el uso de recursos de la huerta, lo que genera el descontento de las mujeres. Debido a estas acciones, este actor tiene un impacto neutro a negativo hacia el grupo.

Promotores y participantes generales del ProHuerta.

El ProHuerta tiene una gran

cantidad de promotores y familias que asisten regularmente a la Huerta Demostrativa, ya sea para trabajo comunitario, talleres de capacitación, etc.

Estas personas son

posibles compradores de verduras de la huerta, o bien proponen ideas productivas, tal como un ofrecimiento para la venta conjunta en el Mercado de Frutos, por lo que son aliados para el grupo.

Promotores ProHuerta con participación política Barriales.

y Organizaciones Sociales

Hay varios promotores del ProHuerta que viven en el barrio que a su vez

forman parte de alguna organización política, ya sea partidaria o comunitaria. La lógica presente en su accionar (y su discurso) es claramente política, donde predomina la

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acumulación de poder, especialmente en momentos de elecciones (como ocurrió al momento del proceso de intervención, a fines de 2007). Varios de estos promotores integran el partido opositor a la gestión municipal. Uno de ellos, que asiste con regularidad a la huerta, les ha prometido a las mujeres que como posee ciertos contactos, si le presentan la documentación correspondiente, el es capaz de gestionar la no baja del Plan Jefes (Este elemento muestra la racionalidad política, ya que en términos objetivos esto difícilmente pueda ser llevado a cabo, ya que dicho subsidio es gestionado directamente por el Ministerio de Trabajo de la Nación, y auditado por el Banco Mundial, donde las bajas no son modificables salvo por errores administrativos). Esto genera expectativas en el grupo, y una posibilidad latente de conflicto, ya que han presentado la documentación, y esperan que esta persona cumpla su promesa. Otros vecinos, también promotores y del mismo partido político, participan con cierta regularidad de actividades de la huerta y tienen buena relación con el grupo. La estrategia utilizada con estos grupos es la de mantener buenas relaciones, y tratar de mediar entre ellos –opositores- y oficialistas; de manera de poder obtenerse la mayor cantidad de recursos para el grupo. Con respecto a las Organizaciones Sociales Barriales, en el barrio hay gran cantidad de ellas, las cuales llevan adelante distintos proyectos productivos y sociales. Las relaciones son por lo general buenas o al menos neutras, tanto con el grupo de mujeres como con el equipo técnico.

Vecinos del Barrio. Los vecinos del barrio, especialmente los cercanos a la huerta, tienen un papel de importancia: En términos potenciales son los primeros compradores

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de la producción. En términos reales, algunos de estos vecinos realizan robos y destrozos. En este caso, los mismos tienen un comportamiento claramente negativo.

Agentes Municipales.

La huerta pertenece a la Municipalidad, existiendo un

responsable, que pertenece a la Delegación Pacheco. Dicho agente municipal siempre tuvo un rol positivo en el funcionamiento de la huerta, tratando de facilitar su funcionamiento. Hasta finales del 2006, el mismo permanecía una parte del día en la huerta, con el objetivo de resolver los problemas que pudieran plantearse. Durante el transcurso del 2007, esta persona fue ascendida, disminuyendo el contacto de los beneficiarios con los responsables municipales. A partir de ciertos elementos del contexto, como se verá más adelante, se aceleraron ciertos procesos provenientes de este grupo de agentes. Los agentes municipales, como detentores de cierto poder en la asignación de recursos y gestión, son uno de los actores claves y presentan varias racionalidades. Por un lado, una racionalidad burocrática, al realizar la gestión de los proyectos y de la huerta. Por el otro, una clara racionalidad política, al decidir la asignación de recursos de una manera coherente con la lógica de acumulación de poder.

6.1.4. Medio Ambiente local. Algunas cuestiones de interés. Tal como se ya se mencionara anteriormente se considera como Medio Ambiente al espacio histórico, social, político y cultural en el cual se desenvuelve el proceso de intervención, y en el cual

los actores pueden influir. Más allá de los

procesos macrosociales descriptos, resulta de utilidad detallar algunas cuestiones locales de particular interés para el caso en estudio.

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Uno de estos elementos estuvo dado por los mecanismos y criterios de adjudicación y cese del Plan Jefes y Jefas de Hogar (PJJH).

Como se dijo

anteriormente, al momento de iniciarse la intervención, varias de las integrantes de la huerta dejarán de recibir dicho subsidio porque no tendrían hijos menores de edad. Este hecho se constituyó en Contexto, dado que la decisión de baja no podía se modificada por los actores intervinientes pero que sin embargo podía desencadenar dos elementos importantes como es la no obligatoriedad de realizar la contraprestación, y por lo tanto, no obligación de concurrir a la huerta; así como la necesidad de obtener fuentes alternativas de dinero para cubrir esta disminución del ingreso familiar. Otro elemento de importancia fue la importante presencia de distintas (y numerosas) organizaciones sociales en el territorio. Este barrio se generó por una ocupación de tierras desde los mismos vecinos, lo cual seguramente le imprimió al mismo una fuerte impronta de participación. Aunque el objetivo inicial fue logrado (la tenencia de la tierra), esta experiencia de organización sumado a la aparición de nuevos problemas, como la pobreza generalizada, la contaminación, entre otras cosas, hizo que convivan numerosos grupos, con diferentes orientaciones y objetivos.

Estas

organizaciones presentan una lógica política. Tienen además una cierta influencia en el grupo, ya que muchos de sus integrantes tienen relaciones con el ProHuerta o bien con las mujeres participantes de la experiencia. Esta lógica de las organizaciones se vio magnificada por la cercanía de las elecciones municipales al momento de realizarse el proceso de intervención; que fue generando un complejo sistema de alianzas entre los partidos políticos en disputa y las organizaciones que los apoyaban localmente. Esta lucha por la acumulación de poder quedó expuesta fuertemente a partir de la aparición del Partido Frente Para la Victoria (FPV) a nivel comunal. Al momento de iniciarse el proyecto, la gestión municipal estaba en manos de un partido vecinalista,

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Acción Comunal, el cual fue el responsable político de sostener la huerta luego de la retirada de la Comisión Vecinal. Sin embargo, en el último año su apoyo se centraba en acciones inerciales, basadas en la activa y cotidiana colaboración del responsable barrial municipal. Varias obras dentro del predio estaban paralizadas (baños, cuarto de estar, alambrados). A partir de la irrupción del FPV, muchos grupos locales pasaron a apoyar abierta a este último, en detrimento de Acción Comunal. Esto generó un flujo de información y recursos, tanto de los grupos opositores y oficialistas, potencialmente capitalizables por el grupo. En algunos casos, estas disputas se trasladaron al predio de la Huerta. Como ejemplo, se puede describir la situación de un Comedor Comunitario “aliado” del grupo. Este Comedor, ubicado frente la Huerta, pertenecía a la Comisión Vecinal. Unos meses antes del proceso electoral funcionaba allí un Centro Primario de Salud, financiado con fondos municipales. Sin embargo, este grupo se pronuncia a favor del FPV, por lo que la Municipalidad procedió a retirar dicho Centro de Salud. Poco tiempo después de este episodio, comenzaron a aparecer en el predio de la Huerta una serie de agentes municipales, quienes declaraban estar interesados en mejorar la infraestructura del Centro Demostrativo, de manera de finalizar las instalaciones y baños.

En el transcurso de las semanas, estas personas terminaron develando sus

verdaderos objetivos, que consistían en instalar el Centro de Salud en el local a terminar de la huerta. Además, sugirieron que un grupo de jóvenes del barrio, que respondía a la línea municipal, iba a comenzar a trabajar en el Centro Demostrativo. Estos mismos agentes rápidamente comenzaron a decidir de manera unilateral como serian los criterios de funcionamiento del grupo y de distribución de lo producido. Una situación particular del Contexto la constituyen los barrios cerrados que circundan a Las Tunas. Estos emprendimientos inmobiliarios cuentan con fundaciones

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de ayuda, que potencialmente podrían consumir los productos del grupo y apoyar al emprendimiento. En la realidad, se produjo un claro avance del perímetro de dichos barrios privados sobre el propio barrio, tanto en terrenos desocupados como con viviendas, generando situaciones de inseguridad en los vecinos del barrio.

6.2.

Determinación del acuerdo de trabajo y líneas de intervención. De acuerdo al esquema metodológico utilizado, se realizaron una serie de

reuniones con el objetivo de establecer grupalmente los marcos generales de trabajo y roles de los participantes (El contrato psicológico de intervención). De estas reuniones iniciales, una parte del grupo decidió trabajar de manera colectiva, mientras que dos personas expresaron su negativa, aludiendo a causas personales. Estas continuaron su trabajo por contraprestación hasta el momento de su baja del PJJH. La siguiente acción consistió en la realización del Diagnostico Participativo, de manera de obtener los insumos necesarios para las siguientes etapas de proyecto. Para ellos se les solicitó que enumeren o listen los problemas de acuerdo a la consigna disparadora.

El resultado fue una serie de tarjetas con problemas o restricciones

identificadas.

En los casos que fue necesario, el técnico realizó en gabinete la

reformulación de dichos problemas (Román, Op. Cit.), de manera que pudieran ser utilizadas en la construcción del árbol de problemas (Anexo 1). Con el árbol de problemas ya construido, se procedió a la construcción del árbol de soluciones. Cada uno de las etapas, como la síntesis de cada reunión se fue sistematizando utilizando la técnica del papelógrafo {Mattos et al, 1998).

33

6.3.

Jerarquización de objetivos. Identificación del problema clave. A propuesta de una de las integrantes, se bautizó al grupo como “Las

Huerteras”.

El objetivo general consensuado fue la generación de actividades

tendientes a asegurar un ingreso monetario mensual mínimo para cada participante, y que este al menos equipare al subsidio. Este proyecto grupal debía cumplir algunas características:

Trabajar en grupo. Desde las primeras reuniones, la idea o argumento que más se repitió, fue la de consensuar los objetivos de trabajo. Se tenia que tratar de no llegar a un sálvese quien pueda, sino a una búsqueda de soluciones que satisfacieran a todas. Al existir antecedentes de conflictos (Colao, Op. Cit.) se tenia la conciencia, al menos desde el discurso, de la importancia de trabajar de manera colectiva, discutiendo estrategias y compartiendo solidariamente el trabajo. Además, se resaltó la importancia de utilizar las redes sociales ya existentes (ProHuerta, familiares, promotores).

Utilización de recursos ya existentes. Como forma de generar ingresos, se decidió iniciar una actividad productiva en la huerta factible de generar excedentes más allá del autoconsumo. Para ello se llevaría a cabo un emprendimiento (“Las Huerteras”), cuya actividad se centraría en la producción y comercialización de distintos productos de la huerta: verduras, bandejas de verduras cortadas, plantines de aromáticas y hortícolas. Si bien la Huerta seguiría teniendo un rol “demostrativo” y social, era importante darle otro enfoque que pudiera originar más excedentes factibles de ser comercializados.

Dedicación a la actividad e ingresos. Este emprendimiento productivo debía mantener una carga horaria similar a la contraprestación (de media jornada diaria), ya que la

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mayoría tenia otras ocupaciones (venta de productos a domicilio, cuidado de niños, etc.). Por esta razón, la expectativa era lograr un volumen de ingresos acordes con esta carga de trabajo, es decir, no se convertiría en una actividad principal; pero al menos generaría un monto mensual similar al del plan.

Diversificación de la producción. Además de los productos de huerta, algunas de las integrantes tenia algunos conocimientos en panificados, por lo que se evaluó como posible la elaboración de estos productos para la venta en fines de semana. Para ello debería contarse con algún horno (a leña) para la fabricación de los productos.

Inserción en la economía formal. El grupo, junto al técnico, colaborarían en la búsqueda de puestos de trabajo en economía formal para los integrantes que así lo quisieran.

Búsqueda de fuentes alternativas de subsidios.

Esta tarea sería realizada

especialmente por el técnico, tratando de articular con el municipio. Se trataba de lograr la inscripción en diversos programas de ayuda provinciales o nacionales (por ejemplo, Plan Barrios Bonaerenses, el cual posee menores requisitos que el Jefes y Jefas de Hogar).

6.4.

Marco Lógico. A partir de las pautas de organización y estrategias de funcionamiento

acordadas, se estructuraron las actividades de acuerdo al criterio del Marco Lógico. Se debe destacar que no surgió como línea de acción especifica la Comercialización de los productos. Es decir, no se crearon actividades ni objetivos específicos. En parte esto

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puede deberse a que las participantes no tomaron a este punto como una restricción o situación problemática a resolver.

6.4.1

Estructura Vertical.

Resumen Narrativo Objetivo General 1 Mejorar la calidad de vida en la población del Bº Las Tunas Objetivo Específico 1 Lograr en las 4 Unidades Domesticas participantes del Proyecto Ingresos monetarios Suficientes para lograr Reproducción Ampliada de las mismas Objetivo Inmediato 1 Lograr en 1º año la generación de ingresos monetarios en $1200 mensuales (mas posibles subsidios) Resultados 1 El Grupo cuenta con conocimientos adecuados en manejo productivo Infraestructura y Equipamiento adecuados para la producción hortícola y de 2 plantines 3 Se incrementa la cosecha de verduras 4 Grupo capaz de resolver problemas grupales 5 Vecinos de la Huerta respetuosos y comprometidos con las actividades del grupo 6 Modulo Producción Plantines en funcionamiento 7 Integrantes del Grupo con subsidios laborales Actividades 1 1 Reunión para consensuar con grupo sobre prioridades capacitación 2 Preparación material didáctico de talleres 3 Taller de puesta en común trabajos generales de huerta 4 Taller propagación vegetativa con técnicas alto rendimiento 5 Capacitación en Planificación Hortícolas 2 1 Reemplazo herramientas manuales en mal estado 2 Reparación de 30 mts Alambrado perimetral 3 Instalación de 30 mts de faltantes de alambrado perimetral 4 Remplazo PE invernáculo 5 Arreglo de conexión eléctrica de bomba de agua 3 1 Recolección 8 m3 cama de caballo 1º Trimestre 2 Recolección 8 m3 cama de caballo 2º Trimestre 3 Recolección 8 m3 cama de caballo 3º Trimestre 4 Recolección 8 m3 cama de caballo 4º Trimestre 5 Entrega de tierra negra (18m3) por Municipalidad en predio de huerta 6 Armado de Pilas de abono 10 m3 trimestrales 7 Cuidado de Pilas de abono 8 Preparación de cama de siembra en 300 m2 9 Armado de canteros elevados 10 Agregado de Tierra abonada a cantero 11 Armado de bandejas de plantines 36

4 5 6

7

12 13 14 15 1 2 3 1 2 3 1 2 3 4 5 6 7 8 1

Plantación de verduras Elaboración de purín de ortigas Elaboración de purín de paraíso Tareas de mantenimiento y control de plagas en huerta Taller para discusión funcionamiento general grupo y objetivos Capacitación en herramientas básicas de gestión y costos Taller quincenal de discusión y reflexión Reunión con vecinos para mostrar funcionamiento de huerta Jornada de trabajo con vecinos de la huerta Entrega de canteros e insumos para ser trabajados por los vecinos Compra Insumos y plantas madres Plantación Plantas Madres Armado bandejas enraizado Taller participativo de metodología de enraizado Ajuste de método de enraizado Preparación de bandejas Cuidados de bandejas con estacas Enmacetado de plantines Reunión ante Municipio (Oficina de Empleo y Economía Social) para lograr asignación de subsidio 2 Reunión ante Consejo Consultivo Local para lograr asignación de subsidio

6.4.2

Estructura Horizontal.

Resumen Narrativo

Criterios de Éxito

Factores de Verificación

Factores Externos

Objetivo General 1

Mejorar la calidad de vida en la población del Bº Las Tunas

Censo poblacional INDEC 1.2.1 Encuesta barrial

1.1.1

Objetivo Específico Los ingresos familiares Lograr en las cuatro Unidades del grupo de mujeres Domesticas participantes del 1 Proyecto Ingresos monetarios 1.1 son suficientes para satisfacer sus Suficientes para lograr necesidades Reproducción Ampliada de las mismas Objetivo Inmediato Ingresos mensuales de Huerta de $300 en 1° Lograr en 1º año la generación trimestre; $600 en 2° 1 de ingresos monetarios en 1.1 trimestre, $900 en 3° $1200 mensuales (mas posibles trimestre;$1200 en 4° subsidios) trimestre Resultados El Grupo ha recibido 6 1 1.1 El Grupo cuenta con capacitaciones en conocimientos adecuados en temas productivos manejo productivo

1.1.1

Encuesta a Grupos Familiares

Registro de 1.1.1 Ingresos del Emprendimiento

Abandono de las actividades productivas

Memorias de taller Encuestas de 1.1.2 Desempeño.

Problemas o conflictos grupales

1.1.1

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Informe de Taller 1.1.3 de de Evaluación Grupo aplicando 1.2 técnicas de mejora en la producción

2

Infraestructura y Equipamiento adecuados para la producción hortícola y de plantines

3 Se incrementa la cosecha de verduras 4 Grupo capaz de resolver problemas grupales 5

Alambrados, Invernáculo, Conexión eléctrica en buen 2.1 estado. Herramientas en cantidad suficiente y en buen estado Incremento en 30% en 3.1 producción de verduras en 6 meses El grupo posee mecanismos internos 4.1 de discusión y generación de acuerdos

Eliminación de Vecinos de la Huerta respetuosos 5.1 destrozos y robos de y comprometidos con las verduras actividades del grupo

Incremento en 6 meses 6 Modulo Producción Plantines en 6.1 de 100 % Producción funcionamiento de Plantines 7 Integrantes del Grupo con subsidios laborales

7.1

4 integrantes con subsidios estatales

Registro de 1.1.4 producción y actividades Informe de visita 2.1.1 de evaluadores del ente financiador Registro mensual 3.1.1 de kilogramos cosechados Memorias de 4.1.1 reuniones Entrevistas a 4.1.2 participantes Entrevista con 5.1.1 vecinos Registro de 5.1.2 Producción 6.1.1

Registro de Producción

7.1.1

Boletas de liquidación

7. Reflexiones finales. Algunos elementos para la discusión.

A

partir

Problemas ambientales o climáticos dañan la producción No se logran ajustar los procesos productivos No se obtienen fondos para compra de equipamiento e infraestructura Daños por vandalismo Problemas por conflictos familiares o personales Cambio de Vecinos Actitud free rider de vecinos Recorte de presupuesto en subsidios por familia y desocupación Falta de Articulación con el municipio

de

la

construcción de los árboles de problemas y soluciones, y posteriores discusiones para el ajuste de la propuesta, se llegó a la construcción del Marco lógico. Así, finalizó la etapa de formulación del proyecto de intervención. A partir de ese momento, se inició la etapa de ejecución del mismo. Luego de consensuadas las estrategias de acción, inmediatamente se comenzaron a llevar a cabo las acciones acordadas.

Para la compra de algunos elementos,

particularmente la mejora de instalaciones, herramientas y tierra negra, se realizó una presentación a la línea de financiamiento del Plan “Herramientas x Trabajo”, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación (MTSS), el cual financiaba

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proyectos productivos de grupos conformados por beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar.

Esta experiencia de formulación del proyecto fue pensada como una

instancia de formación de las integrantes del grupo. Todo el proceso de formulación y presentación fue realizado tratando de involucrar al grupo, estudiando y discutiendo los formularios y acompañando a las integrantes a realizar las gestiones correspondientes en la oficina municipal. Con respecto a la obtención de nuevos subsidios, se realizó la presentación a la oficina municipal de los datos de las mujeres, para ser incluidas en el Plan Barrios Bonaerenses. Una de las integrantes logró obtener un subsidio por contar con familia numerosa (más de siete hijos); mientras que las otras no pudieron obtener ningún tipo de ayuda estatal. En agosto de 2007 se comenzaron a vender los primeros excedentes de la huerta. La estrategia de comercialización se centró en el armado de bolsones con diversos productos: plantas de lechuga, atados de acelga, repollo, perejil, aromáticas, etc. Se utilizaron dos canales de venta: las ferias, actividades y encuentros de ProHuerta y la venta a familiares y conocidos (del grupo y el técnico). De este modo, ya en el primer mes los ingresos por participante ascendieron a $300 mensuales, duplicando el otorgado por el PJJH.

Este nivel de ingreso se sostuvo de manera estable mientras el

emprendimiento estuvo en funcionamiento. La mecánica de funcionamiento grupal se basó en la realización periódica de encuentros donde se discutía y analizaba lo realizado y las próximas acciones. Durante los primeros meses, el funcionamiento interno fue, al menos en lo visible, armonioso. Existía entusiasmo dentro del grupo, motorizado principalmente por los buenos resultados monetarios. En aspectos de funcionamiento grupal, se mantenía el esquema

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interno inicial, ya que la persona con más experiencia seguía teniendo un cierto liderazgo en las toma de decisiones. A fines de noviembre, comenzó a evidenciarse la falta de cumplimiento de las responsabilidades asumidas por una de las integrantes, especialmente por las continuas ausencias. El resto de integrantes le preguntó la razón de dicha situación, y esta persona no logra expresarse con claridad (“Ustedes no me entienden”). Paralelamente, comenzaron las bajas efectivas del PJJH. En diciembre también ocurrieron dos hechos de suma importancia: una de las participantes sufrió un problema de salud que le impidió realizar cualquier tipo de actividad; y otra logra un cambio personal importante, consiguiendo un puesto de trabajo formal Esta nueva ocupación le insumía todo el día, por lo cual expresa que no podrá realizar más actividades con el grupo. De esta manera, a finales de diciembre, luego de seis meses de funcionamiento, sin haber mediado conflictos de manera explícita y con una progresiva consolidación en lo productivo, el grupo se encontró virtualmente disuelto. Tiempo después de haberse separado el grupo, se realizaron una serie de entrevistas con cada una de las participantes, para tratar de determinar cuales fueron las razones de la separación. Resultó llamativo que todas siguieron encontrándose con cierta frecuencia, ya no en el ámbito de la huerta, sino barrial.

Una de ellas, la de

mayor experiencia, siguió participando en las actividades del Programa ProHuerta como promotora barrial. El resto se desvinculó completamente de las actividades del Programa. Sin embargo, todas coincidieron que valoraban lo realizado y consideraban que el proceso fue una experiencia positiva. Quedan sin embargo algunas interrogantes que se generaron en el proceso:

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¿Cuál debería haber sido la mejor estrategia para que estas mujeres, que actuaron siempre de manera individual, pudiesen fortalecer su cohesión interna, y que esto, a mediano plazo pueda generar una mejora en las condiciones de vida de su grupo familiar?

En principio, una mejora integral en su calidad de vida debería involucrar más aspectos de los presentes en este tipo de proyectos, donde el alcance de la intervención es de por si bastante modesto (si bien se plantea una incipiente formación grupal, se termina focalizando en problemas referidos al emprendimiento). En todo caso para lograr una verdadera mejora en la calidad de vida del grupo, se debería realizar un trabajo de promoción integral, con mayor cantidad de actores involucrados, tratando de abordar problemas más complejos que involucren a toda la comunidad y desde una perspectiva multidisciplinaria y de género. Esta mejora es muy difícil que se logre individualmente.

Si bien se debe

trabajar con cada individuo, se debe incluir también al grupo y la familia. Un elemento clave es el estímulo a la participación, en base a la formación, discusión y decisión. Este proceso de empoderamiento debe ir acompañado de una mejora concreta en las condiciones materiales de la grupos familiares, probablemente asociado a la construcción de formas alternativas para su obtención.

¿Es posible hacer el pasaje de un sistema organizativo sencillo, como es un grupo a una organización en la medida que la acciones lo requieran?

Esto se asocia a la particularidad en la cual que el grupo trabajó de manera conjunta durante años, pero donde el retorno de dicha actividad era el dinero de la

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contraprestación (no del trabajo) y algo de producto para consumo familiar. En esta relación entre individuos y técnicos se puede haber construido una suerte de relación de dependencia (similar a la de un patrón con un empleado), sin compromiso personal más allá de cumplir la obligación de la contraprestación. En este esquema, utilizar un sistema de producción poco ajustado, con dificultades técnicas, poco cumplimiento de acuerdos comunes, etc.; no genera al interior del grupo ningún inconveniente o discusión. Además, las decisiones de manejo pasaban mucho por el liderazgo personalizado de algunas personas del grupo o bien de los técnicos, con lo cual se reafirmaba este rol “empleador – empleado”. No existían por lo tanto objetivos explícitos de trabajo. La modificación de esta relación (la contraprestación), trabajada de manera grupal debería apuntar a una mejora en las relaciones, tratando de aumentar la autonomía de las personas. Esto se debería lograr con dos elementos: una mejora concreta en la calidad de vida y una mejora en la participación. Por otra parte, a medida que se vaya incrementando la producción (con los consiguientes ingresos) seguramente es necesario generar espacios donde los integrantes del emprendimiento puedan ir planteando nuevas ideas y discusiones (tanto del funcionamiento grupal como de otros aspectos familiares), como así también establecer criterios claros en las tareas y el reparto de ingresos.

¿Cuándo es sustentable un emprendimiento de economía popular? O bien ¿Cuándo un proceso de intervención es exitoso?

Responder este interrogante es difícil. En este caso, la mayor restricción estuvo relacionada al funcionamiento y cohesión del grupo y no a una limitante productiva. De

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acuerdo a una visión “idealizada” y desde la perspectiva del agente de intervención, quizá el éxito sería que las integrantes mejoraran sus ingresos, funcionaran de manera organizada, con decisiones autónomas y sin necesidad de la presencia de un técnico (mas que para cumplir lazos de amistad). Además, al momento de hacer la separación del grupo, el técnico debería dejar individuos con capacidad de agencia a niveles al menos local e interrelacionamiento a nivel “meso”. Si el proyecto de intervención comunitaria sirve como plataforma para que los participantes acumulen cierto capital económico y cultural y además puedan insertarse en la economía formal, con ingresos dignos, ¿seria un buen resultado para un proyecto de intervención?. Nuevamente volvemos a la contradicción teórica que nos preguntábamos al inicio: “¿Es posible que haya grupos ganadores en territorios perdedores?”. Para responder estas cuestiones, falta una perspectiva, la mirada de las participantes. Una de las respuestas elaboradas, luego de las entrevistas con las mujeres, fue que en el caso puntual de este proceso de intervención cuando se vivió en cierto momento una necesidad urgente de generar ingresos, las personas se agruparon para resolver dicho problema puntual. Esto era realmente sentido por el grupo, quienes fueron las que movilizaron inicialmente al agente de intervención a realizar acciones en dicho sentido. Estas mujeres también, realizaban, desde el discurso y la práctica una cierta valoración por el trabajo colectivo, los ámbitos de discusión, etc. Pero sin haber sucedido situaciones explicitas de conflicto, al lograrse un desahogo o mejoría (probablemente transitoria) es probable que se hayan valorado aquellas estrategias individuales consideradas efectivas anteriormente. Es así que el trabajo grupal dejó de ser una necesidad sentida por el colectivo, y se terminaron separando.

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Seguramente analizar esta diferencia entre el discurso y la acción, así como su relación en procesos de construcción grupal en los sectores populares debería ser un tema a profundizar en futuras investigaciones.

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8.

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9. Anexo. Árbol de Problemas y Soluciones

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