ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL

May 18, 2017 | Autor: Lidia Fdez. Montes | Categoría: Prostitución femenina, Trata de seres humanos
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D E R E C H O

C O N S T I T U C I O N A L

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sta obra aborda la prostitución, desde una mirada crítico-reflexiva, como una institución básica para la perpetuación de las sociedades patriarcales. Plantea con contundencia cómo es posible que los innegables avances en materia de igualdad vayan acompañados de una demanda cada vez mayor de mujeres prostituídas y un consiguiente incremento del tráfico con fines de explotación sexual. Contestar este interrogante supone desvelar la carga ideológica implícita en centrar el debate en torno al consentimiento o «la libre elección individual», propios del lenguaje de la cultura individualista, neoliberal y mercantilista. Y, por otro, desplegar y problematizar los componentes estructurales inherentes a la prostitución: la desigualdad de género, la visión patriarcal de la sexualidad, las contrageografías de la globalización y la creciente feminización de la pobreza. En definitiva, los componentes de la desigualdad humana. Recogiendo el legado de la filósofa Celia Amorós, el objetivo es conceptualizar para politizar el fenómeno de la prostitución en las sociedades «formalmente igualitarias». Desarticular los viejos y nuevos discursos que idealizan y encubren lo que subyace a la «vida alegre», evidenciar sus fundamentos, consecuencias e implicaciones. Con este fin se aborda el factor migratorio y la injusticia Norte-Sur, las implicaciones de las diferentes políticas públicas en la materia, el impacto en la salud de las mujeres, las narrativas legitimadoras, la construcción de la masculinidad, la figura del putero, el turismo sexual, la violencia sexual en tiempos de guerra y la relación entre prostitución y trata. Asimismo se recuperan debates y luchas deliberadamente ignorados, como las propuestas abolicionistas de sufragistas, socialistas y marxistas en el diecinueve y las políticas abolicionistas de la II República española, políticas a las que pondría fin el franquismo, restaurando la prostitución. Por último, se abordan los nuevos problemas que generan las redes sociales o la demanda de asistencia sexual, como «derecho» para personas con diversidad funcional.

ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL | Laura Nuño Gómez Ana de Miguel Álvarez [dirs.]

E S T U D I O S

ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL Laura Nuño Gómez Ana de Miguel Álvarez [dirs.] Lidia Fernández Montes [coord.]

Laura Nuño Ana de Miguel (dirs.) Lidia Fernández Montes (coord.)

ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL

Granada, 2017

ESTUDIOS DE DERECHO CONSTITUCIONAL Director Enrique Álvarez Conde

consejo científico

Arnaldo Alcubilla, Enrique Bauman, Richard Canosa Usera, Raúl Castellá Andreu, José María Elvira Perales, Ascensión Figueruelo Burrieza, Ángela Freixes Sanjuán, Teresa Gavara de Cara, Juan Carlos Gómez Sánchez, Yolanda Jimena Quesada, Luis Pegoraro, Lucio Rodríguez Vergara-Díaz, Ángel Rolla, Giancarlo Sánchez Navarro, Ángel Tajadura Tejada, Javier

Universidad Rey Juan Carlos Universidad de Alberta, Canada Universidad Complutense de Madrid Universidad de Barcelona Universidad Carlos III de Madrid Universidad de Salamanca Universidad Autónoma de Barcelona Universidad Autónoma de Barcelona Universidad Nacional de Educación a Distancia Universidad de Valencia Universidad de Bolonia, Italia Universidad de Málaga Universidad de Génova, Italia Universidad Complutense de Madrid Universidad del País Vasco

Este libro ha contado con la ayuda del Proyecto «Presupuestos Filosóficos e Implicaciones normativas de dos discursos antagónicos sobre la prostitución: el abolicionismo y el reglamentarismo» (FFI201237366) del Plan nacional de I+D+I del Ministerio de Ciencia e Innovación y el Ministerio de Economía y Competitividad. Y con la financiación del Ayuntamiento de Madrid

© Los autores Editorial Comares, S.L. Polígono Juncaril C/ Baza, parcela 208 18220 Albolote (Granada) Tlf.: 958 465 382 http://www.editorialcomares.com • E-mail: [email protected] https://www.facebook.com/Comares • https://twitter.com/comareseditor ISBN: 978-84-9045-504-3 • Depósito legal: GR. 456/2017 Fotocomposición, impresión y encuadernación: Comares

SUMARIO

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Laura Nuño Gómez y Ana de Miguel Álvarez

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Apunte sobre geopolítica de la prostitución. Escalas, localizaciones y factor migratorio . . . . . . . . María José Guerra Palmero

1

Políticas públicas de prevención de la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y de apoyo a las víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Miriam Benterrak Ayensa

19

La unión europea ante la explotación de la prostitución de mujeres: tensiones entre mercado e igualdad de género. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Magaly Thill

31

Tráfico y trata de seres humanos. Evolución del fenómeno y respuestas políticas . . . . . . . . . . . . . . Rut Bermejo Casado

43

Politicas públicas en materia de prostitución: modelos proigualdad o prodesigualdad. . . . . . . . . . Rosario Carracedo Bullido

53

La judicatura como garantía de protección de los derechos de las víctimas de trata. . . . . . . . . . . . Carmen Miguel Juan y Teresa Fernández Paredes

61

Impacto de la trata y la prostitución sobre la salud de las mujeres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Miguel Lorente Acosta

77

La prostitución femenina en la ficción audiovisual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pilar Aguilar Carrasco

89

Narrativas de la desigualdad y la violencia. Un recorrido por el sistema prostitucional desde la perspectiva feminista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Esther Torrado Martín-Palomino, Lola Delgado Rodríguez y Laura Pedernera La prostitución femenina en el siglo XXI. La incidencia de las nuevas tecnologías. . . . . . . . . . . . . Diana Sampedro Barbero

103 111

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elementos para una teoría crítica del sistema prostitucional

La víctima de trata con fines de explotación sexual como sitio de persuasión: estrategias de representación postcolonial en las campañas institucionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vanesa Saiz Echezarreta, Diana Fdez. Romero y Maricruz Alvarado

123

(Re)pensar la prostitución desde el análisis crítico de la masculinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Beatriz Ranea Triviño

135

Masculinidad y gramática sexual del «putero». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Águeda Gómez Suárez

143

Prostitución y desigualdad: la necesaria deslegitimación de los sujetos prostituyentes. . . . . . . . . . Octavio Salazar Benítez

157

La instrumentalización de la sexualidad. Masculinidad patriarcal, pornografía y prostitución. . . . Iván Sambade Baquerín

169

Pornografía en un patriarcado neoliberal: ¿una cuestión de deseos individuales?. . . . . . . . . . . . . Mónica Alario Gavilán

181

Trata, prostitución y turismo sexual. España en la intersección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Clara Guilló Girard y Paloma Santiago Gordillo

193

Prostitución y otras violencias contra las mujeres y las niñas: el caso de Camboya . . . . . . . . . . . . Rodrigo Montero Cano

207

La delgada línea roja.violencia sexual contra las mujeres en tiempos de guerra y paz . . . . . . . . . . María Ávila Bravo-Villasante

219

El precio de la inclusión: la asistencia sexual a debate. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Melania Moscoso Pérez

231

La mercantilización de los cuerpos de las mujeres y la doble moral en el pensamiento feminista del siglo XIX: josephine butler y el movimiento abolicionista de la prostitución. . . . . . . . . . . . . . Eva Palomo Cermeño

241

El abolicionismo prostitucional en la ii república española: una breve experiencia. . . . . . . . . . . . . Mercedes Rivas Arjona

251

Sobre las autoras y autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PRESENTACIÓN

I.    Introducción Este texto surge con la determinación de abordar desde una mirada críticoreflexiva la prostitución como una institución básica de las sociedades patriarcales. Con este fin examina tanto las estructuras y contextos materiales en que tiene lugar la vida humana como aquellos relatos y valores que la dotan de sentido (o sinsentido). Por ello consideramos imprescindible analizar desde la perspectiva de género el significado de la sexualidad y de las nuevas normativas sexuales y las implicaciones que están teniendo en la vida de mujeres y hombres y en los valores de sociedades formalmente igualitarias. Este es un ejercicio crítico especialmente necesario por cuanto, paradójicamente y contra todo pronóstico, los avances en materia de igualdad se han visto acompañados por un incremento del tráfico de mujeres y una expansión de la industria del sexo que reproduce la desigualdad. Y ello no se puede explicar si no se tiene en consideración el impacto que está teniendo la severidad de las políticas migratorias de los países más favorecidos, las contrageografías de la globalización1, la crisis económica mundial, la creciente feminización de la pobreza y, como señala Sandel, la transformación de las economías de mercado en sociedades de mercado (Sandel, 2013). En este contexto es preciso desviar la atención del falso debate en torno a la teoría del consentimiento o la libre elección individual, propios del lenguaje de la cultura individualista, neoliberal y de mercado, para problematizar el componente estructural que acompaña a la misma, que no es ajeno a la sexualidad patriarcal, a la jerarquía sexual y al hecho irrefutable de que el mercado prostitucional se alimenta, fundamentalmente, de la trata de mujeres. La ausencia de datos oficiales a escala global impide ofrecer una cifra cierta, pero conviene advertir que, para el caso español, se estimada que —de una u otra manera— entre el 90% y el 95% de las mujeres prostituidas son

1    En

el sentido apuntado por (Sassen, 2000).

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víctimas de trata2. Hay que recordar que trata no es sinónimo de rapto o secuestro, sino que implica diferentes estrategias de captación y coacción. La realidad es que todos los indicadores confirman que el estado español se ha convertido en un destino preferente para la trata de mujeres con fines de explotación sexual. No en vano, en España el «consumo» de prostitución es diez puntos superior al observado en la media europea y una tercera parte de los hombres (32,1%) declara haber pagado por mantener relaciones sexuales3. El turismo sexual, a su vez, es un reclamo habitual en los folletos de las agencias de viajes que promocionan nuestro país como destino vacacional y la situación territorial la convierte en una puerta de entrada al espacio Schengen por el sur de Europa. Todo lo cual explica que esté entre los cinco países europeos con mayor número de traficantes y sea el quinto país de la eurozona donde más ha aumentado el PIB por la contabilización de la prostitución y el tráfico de drogas (Nuño, 2016). Esta dura realidad protagonizada por tantos hombres de nuestro país se explica por el grado de legitimidad de una práctica que se considera universal y ahistórica, por la tolerancia con un cliente o putero que no cuestiona el proceso ni las condiciones por las que una mujer es prostituída: simplemente está ahí frente a él, en fila junto con otras, para que elija una a voluntad. La legitimidad del putero, cosas del patriarcado, se acompaña de un rechazo o reprobación de las mujeres expuestas como mercancía, máxime si carecen de recursos y ejercen en lugares públicos. De forma tal que el repudio social termina recayendo sobre la víctima y no sobre el sujeto victimario, en lo que el lucrativo negocio del mercado del sexo otorga beneficios suficientes para financiar lobbys y costosos bufetes profesionales que desvían la atención de la trata y normalizan, incluso glamourizan, la prostitución. Es ineludible que el debate sobre la prostitución involucre a la mayor parte de la ciudadanía y ofrezca una visión lo más amplia posible sobre las causas y las consecuencias de la misma para toda la sociedad. Es decir, abordar la prostitución como un sistema o como una institución y no como una cuestión de elección personal. El debate sobre el consentimiento como fuente de legitimación de la prostitución, no solo es falso sino irrelevante en sociedades pretendidamente igualitarias y, por ello, ha terminado por vararse en un punto muerto. En un contexto globalizado de feminización de la pobreza, violencia de género y donde las mujeres siguen considerándose, en mayor o menor medida, seres subal-

2    Ver,

entre otros, (Congreso de los Diputados, 2015) y (López Sala y García Cuesta, 2011). los cuales dos de cada tres (68,2%) afirma haberlo hecho en más de una ocasión. Pregunta 22, estudio número 2780. Encuesta Nacional sobre Salud sexual. Centro de Investigaciones Sociológicas, 2009 (ámbito estatal, tamaño de la muestra: 9850 entrevistas). Por su parte, la UNODC elevaba dicha proporción al 39% de los hombres, veinte puntos porcentuales por encima de la media europea (UNODC, 2010). 3   De

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ternos destinados al placer ajeno, recurrir al consentimiento como un mantra no solo soslaya el contexto de dominación, sino que proyecta un imaginario que responsabiliza a las víctimas de su propia explotación y libera de cualquier responsabilidad ética a los victimarios. Una ecuación perfecta que permite que ocio y negocio sigan su curso, sin que nada empañe la diversión. Dicho esto, el consentimiento puede ser un factor determinante en las relaciones interpersonales pero no representa un factor de legitimación y normalización de una institución (Valcárcel, 2007). Para esto último están las buenas razones y el consenso de una ciudadanía con un proyecto común, more habermasiana. Por ello, es preciso analizar la prostitución como un sistema coactivo de pensamiento y acción, como una institución estrechamente relacionada con la desigualdad humana y con la reproducción simbólica y material de la misma. II.   La sexualidad ¿una práctica más? Como es sabido el feminismo en sentido amplio es una teoría y una práctica —política y cotidiana— implicada en luchar por la igualdad entre mujeres y hombres. Uno de sus supuestos básicos es el de que los varones, como colectivo, han dominado y oprimido a las mujeres. El segundo supuesto es que esta relación de desigualdad permea todas las relaciones entre hombres y mujeres y que, en consecuencia, nada o casi nada —esto es objetivo de las diversas investigaciones feministas— puede comprenderse adecuadamente sin incluir la perspectiva de género y unas adecuadas gafas violetas. Desde estos supuestos parten las diferentes investigaciones recogidas en esta monografía que pretenden profundizar en los diferentes elementos que condicionan y determinan el mercado prostitucional y en sus implicaciones concretas. A saber, que a priori lo que se denomina de forma «neutra» sexo, sexualidad o prácticas sexuales no tienen el mismo significado ni el mismo sentido para varones y mujeres. Si no fuera así seguramente no existiría la prostitución y el tráfico de mujeres. Tampoco las violaciones ni el acoso sexual. Es preciso recordar que en todas estas prácticas los varones son sujetos y las mujeres, objetos. Sin embargo, en la medida que la sexualidad se considera algo innato y natural, es una de las áreas de la vida humana en que menos se tolera la teoría crítica y el feminismo. Es un terreno en que la sexualidad patriarcal tradicional y la revolución sexual patriarcal se dan la mano para boicotear toda actitud crítica. Un espacio, por tanto, poco pensado y conceptualizado y por tanto dominado por los pre-juicios. Dos prejuicios que suelen determinar la actitud maniquea de las personas ante cualquier situación en que hay sexo de por medio. Una, «hay sexo, luego es malo» y la otra «hay sexo, luego es bueno». Además, al ser un terreno invadido por el maniqueísmo, los lugares comunes y el no-pensamiento es especialmente fértil para encontrar tesis contradictorias sin la menor conciencia de ello. Por ejemplo, la misma persona que

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mantiene que «la prostitución es un trabajo como otro cualquiera» puede tolerar que le toques el brazo al hablar, pero no un pecho o el culo y si argumentas que es un trozo de carne como otro cualquiera no lo ve así, ni mucho menos. Con este trivial ejemplo queremos expresar que nuestros cuerpos y nuestra sexualidad remiten a una esfera compleja de nuestro yo en el que reside un parte de nuestro sentimiento de autonomía y dignidad personal. De ahí que el acoso sexual sea un delito y que las violaciones no tengan el mismo significado que otros tipos de violencia. III.   La perpectiva de clase y el neoliberalismo Las mujeres han sido vendidas y compradas para su uso sexual a lo largo de la historia, pero nunca con las dimensiones actuales. Como señala en una reciente entrevista Amelia Valcárcel «No es de hoy, aunque es más grave hoy»4. Un crecimiento que se explica, en primer lugar, porque las contrageografías de la globalización han profundizado la feminización de la pobreza, incrementando la desigualdad de género y la situación de vulnerabilidad de las víctimas. A su vez, ante la existencia de unas fronteras cada vez más infranqueables en los países más favorecidos, han proliferado mafias —supuestamente vinculadas al tráfico de personas— que aprovechan la clandestinidad de la situación del tráfico para lucrarse con la trata de mujeres con fines de explotación sexual. El tercer aspecto que se debe tener en consideración es el «efecto llamada» que produce la combinación del reducido coste y los elevados beneficios del negocio de la prostitución. Y, por último, la creciente transformación de las economías de mercado en sociedades de mercado que propugnan un modelo de vida o de éxito basado en tener deseos y satisfacerlos de forma acrítica. Todo parece ser susceptible de ser vendido o comprado, todo puede ser objeto de mercantilización: desde el cuerpo de las mujeres hasta las situaciones de indigencia o vulnerabilidad. Frente a estas evidencias, resulta paradójico que en las últimas décadas el incremento de las mujeres en situación de prostitución se haya visto secundado por un aumento de los defensores de la tesis de que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera. Es un mensaje machacón que procede de la industria del sexo y de la posición pro-prostitución y que se difunde de forma reiterada desde los medios de comunicación. Medios que, a menudo, son juez y parte, porque ganan millones de euros anuales con los anuncios de prostitución. Si tal premisa fuera cierta, si la prostitución fuera un trabajo como otro cualquiera, nada impediría que las mujeres más vulnerables o con menos recursos económicos, las jóvenes pertenecientes a las familias más dañadas por la crisis económica y los ataques al estado de bienestar, se dedicaran a tal menester. Si una chica no encuentra trabajo ¿qué va a poder argumentar para no dedicarse al trabajo sexual?

4   Publicada

en De Miguel, 2014: 203.

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Ante la banalización de la sexualidad, que a juicio de sesudos filósofos es tan necesaria como lo es el agua, los argumentos para no entrar en el mercado de la carne acabarán perdiendo sentido5. El valor de la autonomía sexual quedaría seriamente cuestionado. Y cabe preguntarse si, tras siglos de lucha por una sociedad más justa, es finalmente éste el mundo que queremos legar a las nuevas generaciones. IV.   La reproducción de la desigualdad humana y el imaginario patriarcal La práctica de la prostitución no afecta solamente a las mujeres prostituidas, sino que, indirectamente afecta a la sociedad en su conjunto porque la prostitución como institución se convierte en una escuela de sexualidad para los hombres. En tal escuela no sólo aprenden que el único placer importante es el suyo, sino que adquieren un absoluto desconocimiento de la sexualidad femenina. Para Kollontai, referente teórica del feminismo marxista y autora de Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada, la extendida y silenciada insatisfacción de las mujeres con la sexualidad hegemónica tiene su base, precisamente, en la ficción de placer que están obligadas a «representar» las mujeres prostituidas y, por extensión, todas las mujeres (De Miguel, 2000: 45-48). La prostitución afecta al imaginario de lo que es una mujer y lo que se puede esperar de ella, también a lo que se puede hacer con ella. Refuerza la concepción de las mujeres como cuerpos y trozos de cuerpos de los que es normal disponer y de los que no importa preguntarse cómo ni por qué están ahí. Sin ir más lejos, en España el 44% de los puteros manifiesta, abiertamente, que no informaría a la policía si constatara una situación de trata (Meneses, Uroz y Rúa, 2015: 143-178). Pero claro está, los burdeles son espacios de recreo destinados a satisfacer los deseos sexuales y, para un completo disfrute, es preciso olvidar posibles militancias o un sentido de la justicia social que pueda desviar la atención sobre el objetivo allí perseguido. No en vano, la industria del sexo promueve con insistencia un relato que muestra la prostitución como un trabajo liberador y empoderador para las mujeres consecuencia o resultado del «girl power». Aunque no parece lógico pensar que estar desnuda frente a hombres vestidos e investidos del derecho a acceder a tu cuerpo sea una fuente de poder y autoestima, la industria de la comunicación es tan poderosa y convincente que resulta complejo desarrollar una visión crítica frente a dicho relato. El hecho de que los varones busquen y encuentren placer sexual en personas que obviamente no les desean en absoluto es, sin duda, una importante materia de reflexión sobre el abismo que se abre bajo la aparente igualdad y reciprocidad en las expectativas y vivencias sobre la sexualidad entre las y los jóvenes. Diferentes autoras han coincidido en afirmar que, para los hombres, relacionarse con una pros-

5   Tesis

defendida por Lennin recogida, entre otros, por (Ericsson, 1980).

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tituta supone acceder a una relación de poder con «la mujer», con todas las mujeres, y supone una restauración simbólica de la dominación masculina en sociedades formalmente igualitarias. Si un joven es rechazado por una de sus iguales o ésta demanda condiciones de reciprocidad, puede optar por acceder al cuerpo de otra como considere, siempre que tenga quince o veinte euros en la cartera. Puede decidir no hacerlo, pero sabe que puede disponer de una «chica» las 24 horas. Vive en una sociedad que le garantiza este servicio, esta satisfacción inmediata de sus deseos. ¿Qué consecuencias tiene este comportamiento para la concepción igualitaria de las personas y la reciprocidad en sus relaciones? Esta despersonalización de los seres humanos, al margen de la injusticia que pueda significar, supone la reproducción activa de las identidades más arcaicas y reaccionarias del patriarcado. Una disociación entre las madres, esposas e hijas y compañeras de trabajo, mujeres a las que se reconoce el derecho a limitar el acceso a cuerpo, a su autonomía sexual y por otro, las mujeres prostituidas que por definición no pueden impedir el acceso; siendo las célebres «mujeres públicas». Pensamos que la nueva división patriarcal de las mujeres se encamina hacia el grupo de las que pueden controlar el acceso a sus cuerpos y las que no. Y se diga lo que se diga la mayoría de las mujeres en prostitución no pueden elegir a sus clientes o se quedarían sin ellos (Marneffes, 2010). En sociedades de mercados donde el «cliente siempre tiene razón», con una oferta variada, competitiva y en una institución que simboliza y representa la sumisión de las mujeres ¿se pretende defender que es precisamente en los burdeles donde el cliente no manda? Los debates teóricos sobre la prostitución han vivido demasiado tiempo girando alrededor del libre consentimiento individual y la supuesta represión sexual de nuestra sociedad. El auge de la trata de mujeres exige un esfuerzo por avanzar hacia una visión estructural de la prostitución. Es decir, pensarla y politizarla como un sistema o una institución que trata de satisfacer de forma legítima y legal lo que algunos reclaman como «derechos sexuales» de los varones. Recogiendo el legado de la gran filósofa Celia Amorós, teorizar es politizar, es hacer ver (según la acepción griega del término teoría)6. Por ello, la politización de la prostitución ha de incorporar, necesariamente, la perspectiva de género para hacer ver las consecuencias e implicaciones sobre las mujeres, la sociedad en general y los valores de una comunidad y hacer ver, a su vez, cómo el resto de las desigualdades nutren y profundizan las situaciones de opresión o vulnerabilidad. No es otro el objetivo de esta monografía que aborda cuestiones tan centrales en el debate como el factor migratorio y la injusticia Norte-Sur, las implicaciones de las diferentes políticas públicas en la materia, el impacto en la salud

6   (Amorós

y De Miguel, 2005).

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de las mujeres, las narrativas o discursos sobre la prostitución, la construcción de la masculinidad, la figura del putero, el turismo sexual, la violencia sexual en tiempos de guerra y la relación entre prostitución y trata así como el análisis de debates o propuesta históricas (como el abolicionismo de Josephine Butler o el de II República española) sin olvidar nuevos elementos que han de tenerse en consideración como el impacto de las redes sociales o el reciente debate sobre la provisión de asistencia sexual para personas con diversidad funcional. La presente monografía pretende, con ello, promover un ejercicio crítico reflexivo incorporando una visión multidisciplinar de los elementos que definen, determinan y alimentan el sistema prostitucional y que hacen del mercado sexual una auténtica escuela de desigualdad humana. Laura Nuño Gómez Profa. Titular Universidad Rey Juan Carlos Ana de Miguel Álvarez Profa. Titular Universidad Rey Juan Carlos Bibliografía Amorós, C. y De Miguel, A. (2005) «Teoría feminista y movimientos feministas (comp.)». En Amorós, C. y De Miguel, A Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización. De la Ilustración al segundo sexo, vol 1 (pp. 15-89). Madrid: Cátedra. Congreso de los Diputados (2015) «Informe de la Subcomisión para el análisis y estudio de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Conclusiones y recomendaciones». Comisión de igualdad. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. De Miguel, A. (2014) «Entrevista a Amelia Valcárcel» Revista Dilemata, núm 16. pp.199206. — (2015) Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección. Madrid: Cátedra. López Sala, A.M. y García Cuesta, S (2011). Poblaciones mercancía: Tráfico y Trata de Mujeres en España. Colección Documentos contra la violencia de género núm 13. Madrid: Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Ericsson, L. O. (1980) «Charges Against Prostitution: An Attempt at a Philosophical Assessment», en Ethics, núm. 90 (3), pp. 335-366. Nuño, L. (2017) «La trata de seres humanos con fines de explotación sexual: propuestas para un cambio de paradigma en la orientación de las

políticas públicas». Revista de Derecho Político, núm. 98, pp. 159-187. Marneffes, P. (2010) Liberalism and prostitution. Oxford: Oxford University Press. Meneses Falcón, C. Uroz Olivares, J. y Rúa Vieites, A. (2015) Apoyando a las víctimas de trata: las necesidades de las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual desde la perspectiva de las entidades especializadas y profesionales involucrados. Propuesta para la sensibilización contra la trata. Madrid: Ministerio de Sanidad, Igualdad y Servicios Sociales. Sandel, M. (2013). Lo que el dinero no puede comprar. Madrid: Debate. (Trad. de Joaquín Chamorro Mielke). Sassen, S. (2000) «Women’s burden: Counter-geographies of globalization and the feminization of srurvival». Journal of International Affairs, núm. 53, pp. 503-524. UNODC (2010) Trafficking in Persons to Europe for sexual exploitation, Oficina de Naciones Unidas contra el Crimen y las Drogas y el Delito Viena. Valcárcel, A. (2007) «¿La prostitución es un modo de vida deseable?», en EL PAIS, 21 de mayo de 2007. Disponible en: http://elpais.com/diario/2007/05/21/opinion/1179698404_850215. html

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sta obra aborda la prostitución, desde una mirada crítico-reflexiva, como una institución básica para la perpetuación de las sociedades patriarcales. Plantea con contundencia cómo es posible que los innegables avances en materia de igualdad vayan acompañados de una demanda cada vez mayor de mujeres prostituídas y un consiguiente incremento del tráfico con fines de explotación sexual. Contestar este interrogante supone desvelar la carga ideológica implícita en centrar el debate en torno al consentimiento o «la libre elección individual», propios del lenguaje de la cultura individualista, neoliberal y mercantilista. Y, por otro, desplegar y problematizar los componentes estructurales inherentes a la prostitución: la desigualdad de género, la visión patriarcal de la sexualidad, las contrageografías de la globalización y la creciente feminización de la pobreza. En definitiva, los componentes de la desigualdad humana. Recogiendo el legado de la filósofa Celia Amorós, el objetivo es conceptualizar para politizar el fenómeno de la prostitución en las sociedades «formalmente igualitarias». Desarticular los viejos y nuevos discursos que idealizan y encubren lo que subyace a la «vida alegre», evidenciar sus fundamentos, consecuencias e implicaciones. Con este fin se aborda el factor migratorio y la injusticia Norte-Sur, las implicaciones de las diferentes políticas públicas en la materia, el impacto en la salud de las mujeres, las narrativas legitimadoras, la construcción de la masculinidad, la figura del putero, el turismo sexual, la violencia sexual en tiempos de guerra y la relación entre prostitución y trata. Asimismo se recuperan debates y luchas deliberadamente ignorados, como las propuestas abolicionistas de sufragistas, socialistas y marxistas en el diecinueve y las políticas abolicionistas de la II República española, políticas a las que pondría fin el franquismo, restaurando la prostitución. Por último, se abordan los nuevos problemas que generan las redes sociales o la demanda de asistencia sexual, como «derecho» para personas con diversidad funcional.

ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL | Laura Nuño Gómez Ana de Miguel Álvarez [dirs.]

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ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA CRÍTICA DEL SISTEMA PROSTITUCIONAL Laura Nuño Gómez Ana de Miguel Álvarez [dirs.] Lidia Fernández Montes [coord.]

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