Elementos de estudio sobre la democracia en las estructuras internacionales. Un enfoque desde el cosmopolitismo

July 5, 2017 | Autor: M. Romero Gallardo | Categoría: Globalization, Cosmopolitanism, Non-Governmental Organizations (NGOs), European Union, Democracy, NAFTA
Share Embed


Descripción

Democracia y globalización diferentes enfoques

R.

I

E

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles Rector Eduardo Bárzana García Secretario General Enrique del Val Blanco Secretario Administrativo Luis Raúl González Pérez Ahogado General David Turner Barragán Director General de Publicaciones y Fomento Editorial

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES Fernando Castañeda Sabido Director Roberto Peña Guerrero Secretario General José Luis Castañón Zurita Secretorio Administrativo Consuelo Dávila Pérez Coordinadora de. Extensión Universitaria Flor Sugey López Gamboa Jeta del Departamento de Publicaciones Responsable del proyecto PAPIIT IN-300908 "Democracia y globalización", Germán Pérez Fernández del Castillo

Esta investigación, arbitrada por pares académicos, se privilegia con el aval de la institución coeditora.

Este libro fue financiado con recursos de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), de la Universidad Nacional Autónoma de México, mediante el proyecto "Democracia y globalización", coordinado por Germán Pérez Fernández del Castillo, como parte del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT), IN-300908

Primera edición, 8 de abril del año 2011 ©2011 D.R. Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán C.P. 04510, México D.F. ©2011 Por características tipográficas y de diseño editorial MIGUEL ÁNGEL PORRÚA, librero-editor Derechos reservados conforme a la ley ISBN 978-607-02-2192-7 UNAM ISBN 978-607-401-409-9 MAP Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de lo así previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, por los tratados internacionales aplicables. IMPRESO EN MÉXICO

*^«¡L

PRINTED IN MÉXICO

vv w w. m ¿3L;ipc"">::r.',T"*'i-Ji < t. c ^ m . m x. Amargura 4, San Ángel, Alvaro Obregón, 01000 México, D.F.

Capítulo 5

Elementos de estudio sobre la democracia en las estructuras internacionales. Un enfoque desde el cosmopolitismo Michelle Vyoleta Romero Gallardo Rodrigo Peña González

Al partir de la vida humana como realidad radical, saltamos más allá de la milenaria disputa entre idealistas y realistas y nos encontramos con que Hombre y Mundo en la vida son igualmente reales. El mundo es la maraña de asuntos o importancias en que el hombre está, quiera o no, enredado, y el Hombre es el ser que, quiera o no, se halla consignado a nadar en ese mar de asuntos, obligado sin remedio a que todo eso le importe. JOSÉ ORTEGA Y GASSET*

INTRODUCCIÓN Para las relaciones internacionales, globalización y democracia son catego-rizaciones especialmente complejas. Tal complejización responde en gran parte al complemento y sustento de un proceso histórico que deviene en la caída del muro de Berlín. A partir de entonces, la agudización en los procesos de interrelación entre los países, la aceleración en la dinámica del capitalismo en su fase financiera a ultranza, el desarrollo gigantesco de la tecnología [especialmente de las telecomunicaciones], la tendencia pragmática hacia el minimalismo del Estado y la consideración de la democracia como el único sistema político autolegitimado y aparentemente viable, delinearon un panorama que aún hoy resulta un tema de interesantes proporciones, además de su estudio obligado. 1

José Ortega y Gasset, El hombre y la gente, México, Porrúa, 2001, p. 163. 79

Es en ese sentido que la concatenación de elementos propios de la coyuntura, han derivado en una aproximación cada vez más constante de los Estados nacionales para con sus pares; sin embargo, hay una doble relación al respecto, a saber: que la homologación de los Estados es ficticia, sólo plasmada y visible en los marcos de un Derecho internacional que, creado a imagen y semejanza del sistema estatocéntrico, ha quedado rezagado en muchas formas, especialmente en lo que se refiere a la cuestión de la soberanía.2 Y es que las disparidades existentes en el actuar político entre los Estados y los nuevos actores no estatales, sigue denotando, al estilo de la real politik, una preeminencia de los Estados fuertes sobre los débiles. Categorizaciones o simples semánticas de la política internacional que aluden a este fenómeno ya muy antiguo, siguen presentes en nuestro léxico [por ejemplo, en la noción de primer y tercer mundo], y la cooperación entre Estados en la política internacional es cada vez más acotada y delineada a campos siempre más específicos de las agendas nacionaleB.3 Así, un proceso dialéctico de confrontación estructural en el sistema internacional se hace presente en un sentido semejante al anterior: se trata de la relación entre el nacionalismo metodológico, como tesis congruente con la soberanía y autonomía nacionales, y el cosmopolitismo metodológico como antítesis a los mismos elementos, pero como vía posible en busca de una mayor armonía global.4 La convivencia entre ambas perspectivas en el mundo actual sugiere no sólo una situación de constante conflicto y frenos en la cooperación en el marco de las estructuras supranacionales, también refleja perspectivas de 2

A1 respecto Habermas afirma: "[...] la globalización pone en cuestión los presupuestos esenciales del Derecho internacional clásico: la soberanía de los Estados y las nítidas distinciones entre política interior y exterior". Jürgen Habermas, La inclusión del otro, Barcelona, Paidós, 1999, p. 156. 3 A propósito de los cambios en el léxico y la necesidad y pertinencia de repensar los conceptos y categorías en el marco de la globalización, el trabajo del doctor Germán Pérez ofrece interesantes y útiles reflexiones al respecto. Cfr. Germán Pérez Fernández del Castillo, "Gobernabilidad y democracia en el proceso de globalización", en Germán Pérez Fernández del Castillo y Juan Carlos León y Ramírez (coords.), El léxico de la política en la globalización, México, Miguel Ángel Porrúa, UNAM-FCPVS, 2008, pp. 18-19. 4 Como referenciación teórica, el concepto de cosmopolitismo posee un amplísimo fondo; sin embargo, es útil parafrasear a Beck cuando concibe la cosmopolitización como un proceso multidimensional que ha modificado la "naturaleza" histórica de los mundos sociales y la relevancia de los Estados al respecto; además del elemento de las múltiples formas de vida transnacionales, y la inclusión de nuevos actores en la escena política mundial. Oír. Ulrich Beck, La mirada cosmopolita o la guerra es la paz, Barcelona, Paidós, 2005, p. 19. 80 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

inestabilidad en el marco de la política internacional, que se ven conjuntados por nuevos elementos que tampoco son congruentes con el actuar político soberano de cada Estado nacional. Al respecto, y para efectos del presente artículo, se analizará la inclusión y participación cada vez más activa de nuevos actores en la política internacional -transformándola quizás en una política global o mundialcuya naturaleza no estatal los define y caracteriza. De esta manera, ante el desdén en la política internacional por una perspectiva cosmopolita en el marco de la globalización que supere los nacionalismos, se propone la idea de que ante mayor cohesión y niveles de cooperación en las estructuras supranacionales, mayor democracia caracterizará sus instituciones e instrumentos. Para ello, es importante la presencia de la concepción de una democracia post-nacional, más allá de la democracia como exclusiva al interior del Estado-nación, cuya base ontológica supere los paradigmas tradicionales de la democracia fáctica y práctica dentro de los límites soberanos del Estado. Además, el factor de una sociedad del riesgo que, en el marco de la globalización, induce "[...] al mundo, y a la vez lo compele en cuanto comunidad de riesgo, a actuar de manera cooperativa",5 brindando un panorama propicio para lograr dichos fines, incluso dentro de una perspectiva más realista que idealista como el mismo Beck y Edgar Grande señalan cuando se refieren al caso europeo en particular: ¿Qué lleva a los Estados nacionales [europeos] a aceptar el cosmopolitismo europeo, que en última instancia implica una renuncia a una parte importante de su poder y de su soberanía? Nosotros respondemos a estas preguntas con la teoría del realismo cosmopolita. Su tesis fundamental (enunciada de forma resumida] dice así: en el pasado, los Estados miembros de la Comunidad Europea/Unión Europea no renunciaron a su poder por motivos idealistas, sino por sus intereses nacionales. De este modo actuaron de forma absolutamente realista (en el sentido que da a este término la teoría de las relaciones internacionales] [...].6 A partir de la perspectiva de las relaciones internacionales se analizará la situación actual del Estado nacional, en particular desde una problema5

C£r. Jürgen Habermas, op. cit, pp. 167-168. Ulrich Beck y Edgar Grande, La Europa cosmopolita. Sociedad y política en la segunda modernidad, Barcelona, Paidós, 2006, p. 42. 6

Elementos de estudio • 81

tización que considere la posguerra fría y la globalización como proceso/ para a partir de ello delinear un marco de análisis del panorama del sistema internacional en la actualidad. La democracia, como elemento vertebrador del presente artículo, es abordada en el panorama mencionado, a partir de una consideración tanto "desde arriba" como "desde abajo,,/ como condición sine qua non de cooperación en el sistema internacional, con miras a una política global. Por último, abordaremos el caso práctico de construcciones supranacionales, en especial TLCAN y la UE, resaltando la esencia de su composición como elemento fundamental para abordar el desarrollo de los rasgos democráticos que poseen bajo los parámetros establecidos -los de la democracia cosmopolita-, así como la participación y función de los nuevos actores a propósito de ello. PANORAMA ACTUAL DEL ESTADO EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES. PROBLEMÁTICA Y PERSPECTIVA

La preeminencia de los pilares más esenciales del proyecto de la modernidad, han consolidado una realidad cuyo estudio ha sido diversificado, en el caso de las ciencias sociales, a partir de un criterio metodológico cuya base epistemológica radica en la concepción e interacción entre cuestiones políticas, económicas, sociales, jurídicas y culturales, principalmente. De manera primordial en Occidente, este razonamiento, aunado a un arrastre histórico, es lo que da vida y sentido a la disciplina de las relaciones internacionales, cuya concepción tiene origen de forma importante en la existencia del Estado nacional, su composición y, sobre todo, la interacción entre varios Estados a propósito de un sinfín de problemáticas que se suceden en el marco de lo que se ha dado en llamar "lo internacional".8 Es precisamente a propósito del Estado donde en las últimas décadas una paulatina retirada del mismo ha dado pie a la política más allá de los 7 Globalización más allá de globalismo. La diferenciación se hace importante al resaltar las cualidades políticas de un término (globalización) y las limitaciones reducidas al utilitarismo del otro término (globalismo). Cfr. Ulrich Beck, op. cil, pp. 18-19. 8 En términos de significado, se considera internacional a aquello que tiene incumbencia exclusiva entre los Estados. En ese sentido, lo global o mundial entiende un sentido máis amplio de inclusión de actores políticos con capacidad de acción también política en todo el planeta.

82 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

políticos, y del poder más allá de las estructuras estatales o en su caso gubernamentales.9 Ello ha marcado y propuesto las pautas necesarias para configurar un nuevo panorama que exige un replanteamiento del criterio cognitivo del sistema internacional, que pareciera demostrar que "la constante concentración del poder en las manos de los Estados, iniciada en 1648 con el Tratado de Westfalia, ha concluido [...] al menos por un tiempo,,.1° En especial, la suma de nuevos actores en la política internacional, la redistribución de poder entre éstos y los viejos, el fin de la era bipolar y el conflicto ideológico, así como una recomposición de las estructuras de poder en general (más precisamente mundial -o global- antes que internacional], son elementos sustantivos que permiten en sí mismos un pretexto ideal de repensar la forma en la que se habían creado, construido, fortalecido y posi-cionado las diferentes instituciones internacionales en el globo, así como el papel que ha jugado hasta hoy la democracia al interior de ellas, que en realidad se ha visto muy acotada -abordándose además, dicha democracia, siempre bajo el lastre de una concepción estatocéntrica.11 Hoy, y a pesar de la mencionada retirada, en muchas formas se puede hablar de las bondades de un "retorno" del Estado que subsane los huecos que su retirada ha sembrado desde hace algunas décadas. Sin embargo, dicho retorno no puede ser sino a través de una nueva preeminencia del Estado, pero esta vez en su versión cosmopolita: un Estado consciente de su realidad interdependiente en conjunto con los otros Estados, además de los nuevos actores. Un Estado apegado a la voluntad solidaria de un poder unido cosmopolita en el sentido kantiano,42 capaz de recomponerse de 9

C£r. Susan Strange, La retirada del Estado. La difusión del poder en la economía mundial, Barcelona, Icaria, 2003, p. 14. 40 Jessica Matthews, "Power Shift", Foreign Affairs, vol. 76, enero-febrero de 1997, núm. 1, p. 50, citado por Karen Mingst, Fundamentos de las relaciones internacionales, México, CIDE, 2006, p. 225. "El elemento conceptual y teórico de democracia en su forma cosmopolita ocupa un lugar trascendental en el presente trabajo; sin embargo, y por el momento, solamente se tratan elementos analíticos que definan el sentido pretendido en el contexto del artículo. En ese sentido, Beck afirma al respecto del caso europeo y la democracia cosmopolita: "[...] la política de la Unión Europea y su déficit democrático puede y debe ser objeto de crítica [...] Pero esta crítica es incorrecta cuando parte del principio fundamental de la ontología nacional: sin nación no hay democracia. El error reside en la lógica nacional y no, por ejemplo, en la realidad de Europa, pues según esta lógica una Europa post-nacional debe ser necesariamente una Europa posdemocrática". Beck y Grande, op. cit., pp. 43-44. 12 Kant señala que "renunciar a una brutal libertad y buscar paz y seguridad dentro de una constitución legal", es la manera en la que los Estados, como consecuencia de organización Elementos de estudio • 83

manera política, reposicionar su presencia más allá de la premisa económica y financiera, y concreta en cuanto a su accionar post-soberano. En palabras de Giddens: La nación cosmopolita es una nación activa; pero la construcción de naciones ha de tener un significado diferente ahora que en generaciones anteriores, cuando era parte de un sistema "realista" de relaciones internacionales. En el pasado las naciones estaban construidas en gran parte desde el antagonismo hacia otros [...]. Hoy día, las identidades nacionales han de sostenerse en un entorno tolerante, en el que no tendrán el nivel de inclusividad que una vez tuvieron, y donde existen otras lealtades paralelas. Lo que se quiere dar a entender, como en otras esferas de la sociedad, es una construcción más abierta y reflexiva de la identidad nacional -que subraye lo distintivo de la nación y sus aspiraciones, pero de un modo menos heredado que antes.13 Nos encontramos pues ante un escenario en el cual, debido a los factores de riesgo globales, existen condiciones para que, en el sentido de Cari Schmitt, el presupuesto básico sea la necesidad común de paz44 (y ya no los antagonismos entre los Estados y consecuente guerra] a partir de la cooperación, y en esa lógica, la relación de amigo-enemigo comprende una laxitud particular, en la cual la amistad ya no sólo requiere de la simpatía, sino también la empatía ante una realidad común: la cosmopolita. Al respecto, las relaciones internacionales adquieren actualmente una obligación epistemológica particular y única que no deben -ni pueden- evadir, y para ello se necesita de una oferta de factores analíticos que permitan potenciar dicho estudio en momentos como el presente. El reto histórico de la sociedad actual -potencialmente de orden global, aunque organizada políticamente en Estados nacionales-, representa una oportunidad igualmente histórica más o menos equiparable a lo ocurridcp en Westfalia en el siglo xvn. Sin embargo, y a diferencia de 1648, la era de la posguerra fría ofrece para el Estado un panorama que evidencia la dehumana, arriban al estado cumbre de su condición -al Estado cosmopolita- expresado en una voluntad solidaria con un poder unido. Immanuel Kant, Filosofía de la historia, La Plata, Terramar, 2004, p. 25. 13 Anthony Giddens, La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, México, Taurus, 2000, p. 159. 14 Cfr. Cari Schmitt, El concepto de lo político, Madrid, Alianza, 2006, pp. 133-135. 84 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

cadencia de unos mecanismos de acción política de por sí mermados, tales como el elemento soberano a ultranza y el nacionalismo, entre otros, y con los que históricamente ha contado el Estado.15 La emergencia de nuevas correlaciones de fuerzas políticas y económicas principalmente, dan al traste con la organización estatocéntrica que había gozado el sistema hasta la Guerra Fría y dan paso a un vacío político e institucional que se caracteriza por no llenar las expectativas de seguridad y certidumbre propias de un contrato social en un sentido rousseauniano -expresado por la voluntad general común y manifestado como soberanía-16 y que tan atractivo resultó al proyecto moderno en sus ciernes. A propósito, y en términos del proceso de globalización, se üene que: Con la globalización se erosionan las diferenciaciones e instituciones básicas de la primera modernidad; allí, peligros identificables y delimitados; aquí [en la modernidad reflexiva], riesgos e incertidumbres difícilmente identificables y no delimitados. Allí, saber y calculabilidad; aquí, no saber (consciente] (o también un no saber no consciente] e incalculabilidad. Aquéllos presuponen la soberanía estatal; éstos suprimen la soberanía. Allí, la prevención sigue a la lógica del miedo; aquí, impera la lógica de la colaboración interestatal y post-estatal.17 El rezago teórico-conceptual apreciable en la mayoría de los procesos sucedidos en el escenario internacional requiere, pues, de un renovado ejercicio intelectual, pero con un elemento de perspectiva post-nacional; se trata de superar el paradigma territorial de los fenómenos,18 y para ello no se requiere dar de manera tajante por supuestas o superadas las nociones 15

Cfe Jürgen Habermas, op. cit., p. 83. Cfe Mario de la Cueva, La idea del Estado, México, FCE-UNAM, 1996, p. 111. 17 Ulrich Beck, op. cit., p. 55. 18 A1 respecto de la diferencia entre la extraterritorialidad y la transterritorialidad de los fenómenos, Carlos Ballesteros ofrece una reflexión interesante cuando afirma *[...] más que una identificación de la extraterritorialidad, lo que se aprecia como objeto de reflexión es la transterritorialidad de los procesos económicos, políticos, sociales y comunicativos que definen nuestra época [...] Cabe considerar que ese movimiento de carácter global no se limita a los aspectos utilitarios, sino que sigue una lógica más compleja. Por tanto, la relativa novedad y trascendencia del problema obliga, al menos, a enunciar la necesidad de la observación sociológica de las relaciones internacionales, en un sentido tal que permita reconocer los diferentes modos de transgresión de la regla territorial". Carlos Ballesteros, "Regiones y teoría de sistemas", en Graciela Arroyo y Alfredo Romero (coords.), Regiones del mundo. Problemas y perspectivas: Diálogos para su estudio, México, UNAM-FCPS, 2002, pp. 12-13. 16

Elementos de estudio • 85

de soberanía, fronteras y autonomía; por el contrario, se trata de repensarlas y recontextualizarlas en el marco de los tiempos contemporáneos que, con sus matices en cada rincón del mundo, requieren de una nueva esfera de comprensión que les brinde nuevas perspectivas de acción a los Estados en sus relaciones para consigo mismos como con los nuevos actores inmersos en una política internacional con cualidades cada vez más globales, como se verá a continuación.

PANORAMA ACTUAL INTERNACIONAL-DE LA POLÍTICA INTERNACIONAL A LA POLÍTICA GLOBAL

Se puede hablar del proceso de globalización como el resultado de una serie de elementos concatenados en los planos económico y político de la historia reciente, y que han dado pie a una interrelación nunca antes vista en el planeta; sin embargo, y para efectos prácticos de la política internacional actual, parece importante resaltar el hecho de que ante el panorama dilucidado respecto al Estado, ahora las relaciones precisamente entre Estados parecen no sólo no tener la misma dinámica clásica,-por el contrario, tienden hacia una mayor cooperación a partir de nociones de riesgo comunes, ciertamente con acotaciones según los muchos casos alrededor del planeta, pero con una línea general marcada en ese sentido. Es la falta de capacidad de acción individual de los diversos Estados en solitario, la que paradójicamente ha provocado la creación y expansión de un escenario lleno de incertidumbre de magnitudes globales. Es en ese sentido que la tendencia respecto a cómo conducir, delinear y planear las agendas de política exterior, da vistos de requerir una nueva técnica y método para llevar dichas relaciones a cabo. Se trata, pues, de una política exterior que transgrede las nociones clásicas de la autonomía por la autonomía misma, como esquema que da a las relaciones entre Estados la característica de ser unidades impenetrables, o como instrumento nacionalista que dé nuevas respuestas a la interacción a partir de naciones soberanas de iure pero no de tacto,19 que sea capaz de comprender la natui9

Cfc Stephen D. Krasner, Soberanía, hipocresía organizada, Barcelona, Paidós, 2001, p. 1¡5.

86 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

raleza de la problemática contemporánea -común a todo el globo en muchos sentidos- y de los nuevos factores y actores que inciden en la política y la economía, a partir de fronteras porosas que provocan interacciones múltiples. En palabras de Joseph Süglitz: Hemos entrado en una era caracterizada por la globalización, en la que los países y pueblos del mundo están más integrados entre sí que nunca. Pero la propia globalización nos impele a alterar el equilibrio: necesitamos más acción colectiva a nivel internacional; y resulta ineludible abordar cuestiones de democracia y justicia social en esta misma escena.20 Así pues, ante un escenario como el descrito, el papel de las organizaciones internacionales requiere también de una nueva sintonía de acción, cuya principal misión sea la de fomentar la cooperación entre los Estados, y en donde se haga evidente que una política entre los marcos interestatales no es suficiente. El sistema internacional ha dejado una serie de huecos en su estructura, cuya característica es el vacío de poder. Y en ese transcurso han dejado en el desamparo político, social y económico a millones de personas alrededor del mundo aumentando la exclusión y marginación, la desigualdad económica y la injusticia social.21 Es en ese sentido que un espectro más amplio de comprensión de la realidad y de la dinámica de la política es requerido.22 Más allá de la política internacional, se trata de emprender un ejercicio cognitivo, desde la academia y desde la política fáctica, de magnitudes tales que responda a la problemática actual: se trata de la comprensión de una política global; y es que después de todo, parece cierto que, "de ser posible, el único modo de conseguir la reunión del poder y la política será a escala planetaria".23 La globalización, entonces, como motor -voluntario a veces, involuntario otras- es el espectro de una coyuntura que se define por las capacidades potenciales que ofrece al mundo entero, para reivindicarse a través de 20

Joseph E. Stiglitz, Los felices 90. La semilla de la destrucción, México, Taurus, 2004, p. 14. C£r. Ibidem, pp. 55-56. 22 En un sentido teleológico, Kant habla de que "con la engañosa apariencia de una libertad externa, la naturaleza humana padecerá los peores males, antes de dar el último paso que sólo constituye la mitad de su desarrollo: el de una mutua asociación de los Estados", como parte de la condición cosmopolita. Immanuel Kant, op. cit., p. 27. 23 Zygmunt Bauman, Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, México, Tusquets, Conaculta, 2008, p. 41. 21

Elementos de estudio • 87

la política.24 Para ello, un punto esencial es el de la construcción paulatina de un sistema internacional compuesto por Estados cosmopolitas, que hayan dejado el lastre que representa un nacionalismo metodológico anacrónico que ya no responde a las necesidades actuales,25 y que generen, a partir de instituciones transnacionales, niveles de cooperación suficientes a partir de las mencionadas nociones de riesgo comunes. Una democracia cosmopolita para Estados cosmopolitas que actúe a escala global.26 En ese sentido, la tarea sin duda no es sencilla; sin embargo, la coyuntura es propicia, como se abordará a continuación. RECONFIGURACIÓN DEL MEDIO INTERNACIONAL: NUEVOS ACTORES

Como se ha visto, las últimas décadas del siglo xx y el principio del siglo xxi han sido testigos de una transformación sin parangón en el ámbito internacional, pero en lo que a nuevos actores se refiere no ha sido tanto por la profundidad o amplitud de los cambios, sino la rapidez con la que se han dado, lo que llama la atención. Estos nuevos actores, y no tan nuevos, se debaten una posición antes reservada a los Estados-nación para la toma de decisiones políticas.27 En ese sentido, el periodo de postguerra fría en Europa es un punto de quiebre que da inicio a la era de los actores internacionales y su función más activa en cuanto a las decisiones en el panorama mundial. Organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales [OIG/ONG], corporaciones multinacionales [CMN] y otra multiplicidad de actores que giran en torno al esquema de las Naciones Unidas y fuera de él (sociedad civil, por ejemplo], se dispersan y actúan en rubros muy diversos. Aunque muchos de estos nuevos actores existen desde hace largo tiempo, su poder de decisión e influencia en el plano local, regional y global ,¿/,

Gfr. David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización, Barcelona, Paidós, 2003, p. 115. 25 Cfr. Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernsheim, Generación global, Barcelona, Paidós, 2008, pp. 10-11. 26 Anthony Giddens, op. cit, p. 163. 27 Para muestra de ello, el hecho de que a principios del siglo xx sólo había 37 OIG y 176 ONG, mientras que en 2000 había 6,743 OIG y 47,098 ONG. Cfr. David Held y Anthony McGrew, op. cit, p. 31. 88 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

ha ido, sin lugar a dudas, en aumento. Esto se debe, por un lado, a la inter-nacionalización de los problemas, que devienen en los factores de riesgo comunes al globo que ya se han mencionado anteriormente [contaminación del medio ambiente, narcotráfico, flujos descontrolados de capital, crimen organizado internacional, migración, etcétera], y que superan a las capacidades resolutivas de los Estados nacionales; y por otro, a los vacíos políticos, económicos y jurídicos que han quedado por la compleja y cada vez más estrecha red de procesos mundiales maximizados por la globalización, donde el Estado pierde control. El Estado se ha convertido en el campo de batalla fragmentado de ejecución de políticas, penetrado por redes transnacionales [gubernamentales y no gubernamentales], así como por instituciones y fuerzas nacionales. Del mismo modo, la amplia penetración en la sociedad civil de fuerzas transnacionales ha alterado su forma y su dinámica.28 Bajo este nuevo esquema, los gobiernos se ven obligados a replantear sus capacidades y reconocer las de sus nuevos competidores o colaboradores con escala de acción global. Estas capacidades varían con respecto a las fortalezas económicas y políticas, principalmente, con las que cuenta cada actor y los diferentes Estados del sistema internacional, haciendo mucho más complejo el establecimiento de una posición específica de unos por encima de otros. Por ejemplo, dando por sentado que en el sistema internacional actual [capitalista] el poder económico, por su primacía, se vuelve una herramienta de poder político, también el caso de las compañías multinacionales [CMN] genera posturas encontradas en cuanto a su posición a nivel global. Como Held explica, "las verdaderas medidas del poder económico de las CMN [...] muestran que ninguna de ellas entra en la lista de las 40 economías más fuertes del mundo [...] Los Estados, en su mayor parte, siguen siendo los jugadores económicos dominantes de la economía mundiaT.29 Por otro lado, pese a que los Estados más poderosos y más industrializados siguen siendo superiores a las CMN [con limitadas excepciones], existe una gran cantidad de ellas que tienen mayor presencia y poder de actuación política que el resto de los países, e incluso su capacidad de actuar en 28

Ibidem, p. 29. Ibidem, p. 56.

29

Elementos de estudio • 89

conjunto les permite superar a muchos de los países más industrializados al momento de tomar decisiones políticas. La capacidad de disponer de inmensas sumas de capital y manipularlo en tiempo y espacio, es el motor que dentro del panorama internacional ha generado esta especie de entramado de poderes (económico y político) que complica la determinación del estatus de los diferentes actores. En ese sentido, la movilización e interdependencia que la globalización ha desatado, implica que en un mundo capitalista donde se privilegia lo económico sobre lo político, social, jurídico y cultural, los actores con mayor poder financiero puedan ejercer una fuerte presión económica [traducida en lo político], sobre actores menos fuertes para lograr la consecución de sus intereses. Por tanto,"[...] se reconoce que el sistema está distorsionado a favor de los Estados y actores más poderosos económicamente: no es por casualidad que en años recientes la promoción del mercado global haya tenido prioridad sobre el intento de hacer que la globalización 'funcione para todos'".30 Y bajo la misma línea no debemos olvidar que la mayoría de las CMN más poderosas tienen su origen y se concentran dentro de los países más poderosos e industrializados como Estados Unidos, algunas naciones europeas y Japón. En otro ámbito, no menos importante, las ONG y la sociedad civil cada vez más internacionalizada (tema sobre el cual se abundará más adelante], debido al acercamiento que permiten los medios de comunicación modernos, se posicionan en espacios vacíos que son dejados por los Estados. Y aunque su poder económico es muy limitado, el dinamismo y la capacidad de adaptación a las problemáticas de una realidad globalizada, les permiten abordarlas eficazmente con herramientas que los gobiernos nacionales no poseen, o presionando para que éstos actúen en las áreas que les corresponde. En este sentido, su capacidad para influir políticamente es considerada un "poder blando" en contraposición al "poder duro" que a través del monopolio del uso de la fuerza ostentan los Estados.31 Quizá donde se han logrado más avances en materia de priorizar el poder blando, minimizando o intentando contener el poder duro, se da dentro del marco de las Naciones Unidas, en cuyo espacio las OIG han logrado un gran avance en el intento de acercar a los gobiernos, e incluso 30

Ibidem, p. 82. Cfr. Ibidem, pp. 83-84.

31

90 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

con dificultad a nuevos actores, para la cooperación en un espacio que supera sus fronteras individuales, y de esa forma se enfrentan organizada y frontalmente los problemas que atañen a todos, y que por sus características evaden el control nacional individual. Sin embargo, la mayoría de los avances también se muestra en el ámbito económico y financiero a través de estructuras como el FMI, la OMC, el Banco Mundial, etcétera,32 y la jerarquía elitista que existe en órganos como el Consejo de Seguridad impiden una actuación democrática que satisfaga la resolución de las problemáticas principales de las mayorías poco favorecidas. Se presentan así varios planos de acción y decisión política multinivel, en los cuales interactúan diferentes intereses de Estados y nuevos actores con mayor preponderancia que otros. Nuevas desigualdades aparecen, ya que la falta de organización y democratización son un elemento que desde el nivel de circunscripción más pequeño hasta el más amplio, se siguen reproduciendo. Por tanto, mientras el poder duro siga siendo preponderante ante el poder blando y mientras existan estructuras jerarquizadas en las que los más poderosos dominan, un cambio importante se antoja imposible, mucho más en la dirección de la cooperación para la democracia cosmopolita. Esta cooperación, por tanto, sólo se hace más efectiva en la medida en la que se integran en el debate a organismos no gubernamentales, desde las ONG hasta los más variados movimientos organizados de la sociedad civil a nivel local, nacional, regional y, cada vez más, global. Y ya que estos movimientos son el más claro contrapeso a los intereses específicos de los actores más poderosos, si no es que los únicos, es importante el fomento de su participación.33 Como ha sucedido con la conformación de la ONU, otra forma de contrarrestar los flujos transnacionales que sobrepasan las capacidades nacionales individuales, es a través de la coalición de los gobiernos que forman parte del sistema internacional, ya sea a través de organizaciones intergu32

La mayoría de los organismos que trabajan con o dentro de Naciones Unidas se enfocan en el ámbito económico y financiero. La apertura de mercados y los tratados en materia de comercio, así como la reestructuración o ajustes económicos, son su prioridad. Ibidem, pp. 76-77. 33 Representando a un variado abanico de movimientos sociales y de organizaciones no gubernamentales [ONG], desde anarquistas hasta socialdemócratas, el movimiento anticapitalista se ha convertido en una poderosa reacción contra la globalización dirigida por las corporaciones y promovida por los Estados. Ibidem, p. 79. Elementos de estudio • 91

bernamentales a nivel regional o global, o los proyectos de integración (hasta ahora sólo en el ámbito regional] y que han arrojado múltiples resultados, unos mucho más positivos que otros y fuera del marco de la ONU, pero éstos serán tratados más adelante.

TRANSICIÓN DE LA LEALTAD NACIONAL A LA DE VALORES COHESIONANTES GENERALES

A propósito de la hipótesis planteada, en el sentido de que a mayor coops-ración y en más niveles, más definidos y sólidos serán también los rasgos democráticos de que estén provistas las estructuras e instituciones supra-nacionales, multilaterales y de integración, cabe explorar también el papel que desempeña el contar con una base de identificación entre las diferentes partes interactuantes, en pos de lograr dicha cooperación de manera exitosa. Es entonces necesario atraer a la discusión que tal y como la democracia no es un esquema que pueda simplemente implantarse y prosperar allí donde se carece de una estructura que respalde su presencia (tanto a nivel de instituciones como en el de las relaciones endógenas de poder], tampoco es de esperarse que la democracia cosmopolita, aun con la gama de posibilidades que representa para múltiples esferas y niveles de la interacción -mismos que, por otra parte, se corresponden con el nivel de complejidad alcanzado hoy por las relaciones entre los diversos actores de la sociedad internacional-, suscite un consenso espontáneo en cuanto a su consecución y que las acciones de todos los Estados converjan para materializarla. Antes bien, el escenario presente es el contrario, obstaculizando a los esfuerzos de democracia post-nacional el predomino teórico y facticio del estatocentrismo anteriormente abordado, y que en última instancia pe expresa como la renuencia a ceder soberanía, aun en los escenarios específicamente planeados y construidos para la acción conjunta (lo mismo comercial que con miras a la integración]. Si justamente lo que busca evitarse es la fragmentación propiciada por esa clase de lealtad exclusivamente nacional, es deseable que la aludida acción conjunta se planee, y ejecute apelando a una base de naturaleza cohesionante aceptable para 92 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

todos los intereses que han de participar de ella -a pesar de sus muy diversos orígenes y talantes- sin que esto implique la homogenización o avasallamiento de las particularidades, sino el llevar a la conciencia la posibilidad de pertenecer a múltiples círculos34 y de poder articularlos exitosamente; afirmación, esta última, que detona la reflexión sobre la naturaleza de una lealtad post-nacional. Si crear una base de cohesión e identificación ha sido históricamente difícil para el Estado nación, "[...] la pluralidad de identidades culturales, los valores y las adscripciones que componen una sociedad compleja [plantean] un desafío mayor al universalismo democrático" en un escenario internacional.35 Sin embargo, debe señalarse que en realidad haces de fundamentos para la identificación, no cesan de ser emitidos en todo momento desde las propias condiciones de la globalización. En efecto, en dicha lógica se inscriben las relaciones detonadas por problemáticas de magnitudes tales, que resultan imposibles de ser atendidas de manera individual.36 Dentro de esta dinámica, la actual situación de porosidad de las fronteras37 no hace sino exponenciar los contactos naturales que complejizan los retos más extendidos del siglo xxi -salvaguarda de derechos humanos, seguridad humana, crisis del medio ambiente, pandemia de VIH/SIDA y otras enfermedades, transnacionalidad de las redes de crimen organizado, etcétera. Es aquí justamente donde destaca como actor cosmopolita la sociedad civil, crítica de las insuficiencias y limitantes del Estado para responder a los nuevos retos y que, en tanto vulnerada, hace un reconocimiento de la otredad y ostenta un interés común. Se trata en este caso de una identidad construida desde abajo que muy factiblemente desbordaría fronteras a la par de los problemas a los que se enfoca38 y se 34 C£r. Martha C. Nussbaum, Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial, Barcelona, Paidós, 1996. 35 Carlos Ballesteros, "En busca del núcleo racional. Notas sobre multiculturalismo y derechos humanos", en Alan Arias, Debate multicultural y derechos humanos, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2006, p. 33. 36 En esos términos se trataría de una identificación a partir de una afección compartida. 37 Suscitada, por ejemplo, por factores como los movimientos de población, ya que "las grandes migraciones erosionaron con la fuerza de los hechos la unidad de territorio, identidad y derechos civiles [...] Esto originó e impulsó la formación de identidades situadas más allá de territorios, etnias y naciones que socavaron los principios jurídicos sobre los que se basaban los Estados nacionales". Ulrich Beck, op. cit, p. 181. 38 De lo que dan muestra múltiples organizaciones de toda índole -desde ambientalistas hasta de derechos humanos-, lo que no debe, sin embargo, hacernos olvidar que la sociedad

Elementos de estudio • 93

constituiría en una herramienta cosmopolitizadora y, en la medida en que se la tomara más en cuenta, también democratizadora, puesto que la tarea de dar respuesta a desafíos comunes estaría dotada de su legitimización para la instrumentalización de las soluciones conjuntas aun en ámbitos nacionales distintos.39 Por otra parte, el análisis quedaría incompleto si se dejara de considerar un segundo escenario que se gesta siguiendo el sentido inverso y que, sin embargo, también pretende engendrar un resultado semejante de identificación y consecuente facilitamiento en la construcción de lazos -y la instrumentalización de soluciones- que trasciendan las fronteras tradicionales: siguiendo una orientación de arriba hacia abajo, la cuestión identitaria también puede resolverse cuando se plantea desde las mismas instituciones que cobijan a un grupo particular de actores,40 que para poder formar parte de ese esquema de cooperación determinado es indispensable asumir en primera instancia características y valores preestablecidos por ellos/'1 Esta generación de identidad, al buscar tejerse entre unidades provenientes de contextos históricos y tradiciones políticas dispares, diferentes lenguas, etnicidad, religión y una multiplicidad de factores divergentes, no puede apelar a los tradicionales parámetros que nutrieron en un inicio la formación de Estados nacionales^ ni a los primeros esquemas de coopecivil se enfrenta aún a múltiples obstáculos para su articulación y en muchos lugares del mundo es casi inexistente. 39 Sin embargo, en esta lógica debe considerarse también que si ante un problema compartido entre dos Estados se diera que uno, no reconociendo su corresponsabilidad y no reconociéndose en el otro, señalara como único detonante a su contraparte, pese al lazo común no se tendría un escenario en condiciones para el surgimiento de un fenómeno identitatio común que reforzara la institucionalización de las acciones conjuntas de los Estados, sino que más bien obstaculizaría tal objetivo. 40 Y en un escenario de integración: además desde los espacios públicos de participación e identificación ciudadana, lo que en relación con el punto anterior a su vez crea y legitima a la sociedad civil desde abajo. "Como son muestra los criterios de Copenhague de 1993 en el caso de la Unión Europea (referentes al Estado de Derecho, respeto a los derechos humanos, a las minorías, la economía de mercado, etcétera]. 42 "[...] el Estado nación dedicado a promover el principio de la unidad étnica por encima de todas las otras lealtades fue la única 'historia exitosa' de la comunidad en los tiempos modernos o, mejor dicho, la única entidad que alcanzó status de comunidad con cierto grado de convicción y efecto. [...] el Estado nación tuvo éxito gracias a la supresión de las comunidades autónomas; luchó encarnizadamente contra el 'parroquialismo', las costumbres locales y los 'dialectos', promoviendo un lenguaje y una memoria histórica unificados [...]; cuanto más decidida y dura era la Kulturkampf emprendida y supervisada por el Estado, tanto más 94 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

ración que desatendían las esferas político-sociales. Es por dicha razón que esta nueva modalidad apela en la práctica a nociones lo suficientemente abstractas como para que sean capaces de aglutinar a los miembros, dando lugar a que conserven sus diferencias, pero coincidiendo también en los cimientos más indispensables para lograr sus objetivos. En este sentido, la democracia es quizás el mejor ejemplo de la abstracción más extendida entre las organizaciones estatales existentes en América y Europa [e incluso Asia y África, al menos a nivel de instrumentos constitutivos],43 y es hoy una base común para la cooperación en los Estados arraigados en la tradición occidental, si bien eso no excluye otros valores. Por ejemplo, [...] Rawls afirma que lo que une a las sociedades modernas es una concepción de la justicia compartida. [...] "aunque una sociedad bien ordenada es diversa y pluralista... el acuerdo público en cuestiones de justicia política y social mantiene los lazos de la amistad pública y asegura los vínculos de asociación".44 Este punto no deja de suscitar divergencias en torno a la cuestión de la suficiencia o no de un determinado conjunto de valores comunes,45 como la propia democracia, para que sea viable la construcción de una identidad entre los miembros del grupo y particularmente en el escenario actual de la sociedad internacional. En los esquemas regionales proliferantes en la actualidad, igualmente polémica es, por otra parte, la postura sobre si una vez alcanzado ese objetivo, sería siquiera deseable la existencia, en un estadio incluso más allá de la mera identidad, de una eventual ciudadanía que desborde al Estado. Will Kymlicka apunta sobre este punto: éxito logró el Estado nación en su propósito de producir una 'comunidad natural'". Zygmunt Bauman, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 184. 43 Tómese en cuenta que muchas de las organizaciones intergubernamentales allí surgidas se adscriben a los principios rectores de las Naciones Unidas o se basan en el esquema de la propia Unión Europea. 44 John Rawls, "Representation of Freedom and Equality", Journal of Philosophy, Nueva York, The 1980 Dewey Lectures at Columbia University, 1980, p. 540, citado por Will Kymlicka, Ciudadanía multicultural, Barcelona, Paidós, 1995, p. 256. 45 "[...] La unidad social depende de los 'valores compartidos'. Obviamente los ciudadanos de cualquier democracia moderna no comparten unas concepciones específicas sobre la vida buena, pero pueden compartir determinados valores políticos." Ibidem, p. 255. Por ejemplo, Habermas señala, para el caso de Europa, que "[...] la ciudadanía europea debería fundamentarse en un patriotismo constitucional 'post-nacional' basado en principios compartidos de justicia y democracia [...]". Ibidem, p. 259. Elementos de estudio • 95

[...] no hay duda de que la globalización está produciendo una nueva sociedad civil, pero aún no ha generado nada que podamos identificar con la ciudadanía democrática transnacional. Y tampoco me parece claro que debamos aspirar a este tipo de nueva forma de ciudadanía. Muchos de nuestros más importantes principios morales deberán tener un radio de acción cosmopolita -por ejemplo, los principios de los derechos humanos, la democracia y la protección medioambiental- y deberíamos tratar de promover estos ideales en la esfera internacional. Sin embargo, el radio de acción de nuestra ciudadanía democrática es, y seguirá siendo en el futuro previsible, de alcance nacional.''6 En contraparte, existen argumentaciones a favor de un escenario de ciudadanía transnacional aludiendo a su potencial impulso democratizador/'7 Pero el punto medular que sirve para vislumbrar la viabilidad de una base de identidad compartida entre varios Estados como estadio que preceda a toda construcción ciudadana, y que también por el momento se corresponde más con las capacidades y condiciones reales de los niveles alcanzados en los modelos de integración, responde precisamente a la búsqueda de arraigar dicha identidad en bases diferentes a las que en la primera modernidad, y aun en la segunda, hasta el momento hemos atestiguado. La idea es, sin duda, seductora cuando se toma a consideración la1 magnitud de las transformaciones de las facultades clásicas del Estado, entre las que se encontraría ineludiblemente inmiscuida la dimensión de la lealtad westfaliana profesada únicamente hacia una entidad soberana, hoy en plena transición -para quienes emprenden esquemas de cooperación a múltiples niveles- hacia una lealtad a valores cohesionantes más generales, al mismo tiempo que se dan muestras de no querer o poder superarse el egoísmo nacionalista. Por ello persiste la pregunta: ¿puede de verdad existir una identidad común supranacional? De ser afirmativa la respuesta, tal construcción no quedará exenta de retos para su prevalencia, 46

Will Kymlicka, La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía, Barcelona, Paidós, 2001, p. 386. "Lo cual no deja de ser difícil de consolidar si se toma en cuenta que "[...] para que exista una ciudadanía democrática de pleno sentido en una era de globalización, será preciso democratizar aquellas instituciones transnacionales que tienen una creciente responsabilidad en la toma de importantes decisiones económicas, medioambientales y de seguridad". Ibidem, p. 373. 96 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

mismos que apuntarán a la manera misma en que su conceptualización e instrumentación logren diferenciarse, con éxito, de las ideas más nocivas y latentemente peligrosas que se vinculan con la construcción de cohesiones tradicionales, como el nacionalismo excluyente, el etnocentrismo, la xenofobia o el chauvinismo, en pos de la construcción de una noción extendida y aceptada de derechos y obligaciones como capa bajo la que coexistan múltiples identidades. Si bien un escenario de esta naturaleza no ha existido plenamente, hay síntomas inequívocos que lo señalan no sólo como la tendencia pretendida en los modelos de integración, sino también como el estatus deseable para apuntalar la democracia de sus estructuras mediante la legitimidad extendida desde las más pequeñas unidades del sistema. En palabras de Richard Falk: El patriotismo, en su acepción tradicional, da por supuesto el potencial del Estado soberano como agente moral. La erosión de esa capacidad moral erosiona a su vez los fundamentos de la lealtad, al menos desde la perspectiva de la calidad humana y de lo que representa el Estado para la comunidad. Para describir de manera más precisa las tendencias globalizadoras [desde abajo y desde arriba], debemos desvincular la práctica de la democracia de su tradicional nexo Estado/sociedad, y reconocer y fomentar lo que acertadamente identificó David Held como "democracia cosmopolita".'"1 Por el momento son muy recientes los resultados y experiencias que han buscado orientarse en dicho sentido, y a partir tanto de un trazado institucional innovador como de una base educativa consensuada y modelada para la tolerancia, solidaridad, educación para la paz, solución pacífica de controversias, y cuanta herramienta es de utilidad para el escenario globalizado de cooperación estrecha. La única certidumbre con la que podemos contar plenamente, debido a que la historia arroja múltiples y suficientes pruebas de cómo el hombre, imbuido en dinámicas o totalizadoras o bien polarizadas y excluyentes, es capaz de avasallar al hombre lo mismo en guerras fratricidas que atravesando el mundo para librarlas, es que tal y como sucede con la experiencia democrática en general, la construcción ',8Richard Falk, "Una revisión del cosmopolitismo", en Martha C. Nussbaum, Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial", Barcelona, Paidós, 1996, p. 73. Elementos de estudio • 97

identitaria común no puede tampoco simplemente implantarse, pues entonces queda despojada de su potencial democratizador a reflejarse desde los contactos y certezas de la vida cotidiana -o desde abajo- hasta en la interacción institucional transnacional -desde arriba. CONSTRUCCIONES SUPRANACIONALES: UNIÓN EUROPEA Y TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMÉRICA DEL NORTE.

¿HACIA LA COOPERACIÓN Y LA DEMOCRACIA COSMOPOLITA?

Desde mediados del siglo pasado, los proyectos intergubernamentales en regiones específicas con miras a crear un espacio administrativo o de gobernanza interestatal o supranacional, que mejorara las condiciones nacionales en el ámbito global, proliferaron hasta presentarnos en la actualidad un abanico de ejemplos con una multiplicidad de objetivos e intereses que promueven en distintos niveles la integración, cooperación o simplemente el acercamiento regional. Con el fin de descubrir los aspectos principales que se contraponen o posibilitan un terreno fértil para la cooperación multinivel hacia una democracia cosmopolita, dos casos se muestran particularmente reveladores. Por un lado, la Unión Europea [UE] y, por el otro, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte [TLCAN]. Es determinante recordar que ambas regiones tienen, históricamente, una cultura política y económica completamente diversa, así como un contexto geográfico opuesto, lo cual es un factor definitorio de los resultados de ambos proyectos regionales, ya sea por la estructura organizativa, como la relación entre los países miembros y, por supuesto, la profundidad del proyecto integrador, si es que en cierta medida existiese. Mientras que Estados Unidos, como cabeza del proyecto estadounidense, profesa ampliamente el neoliberalismo económico y la fuerza como factor determinante en su política internacional (política dura], los principales impulsores de la hoy llamada Unión Europea se caracterizaron, al menos durante las primeras décadas de su existencia, por promover una economía capitalista semidirigida y más humana conocida como Estado de bienestar, impulsada por los gobiernos socialdemócratas; y su política, tanto regional como global, desde ese momento, se inclinó más por la conciliación y la negociación [política blanda]. 98 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

El TLCAN, proyecto regionalista bastante joven teniendo sus inicios en la década de los noventa, también es muy innovador en ciertos aspectos económicos nada desdeñables,49 aunque en el sentido de la construcción democrática supranacional y el establecimiento de una plataforma que posibilite progresivamente el asentamiento de los pilares de la democracia cosmopolita, poco o nada se ha aportado. El avance en este sentido, sin duda, no es uno de los objetivos que sus miembros se plantean, ni al inicio del acuerdo que hoy forma el segundo mercado común más grande del mundo [la UE de los 27 supera al mercado estadounidense desde su cuarta ampliación en 2004 y posteriormente con la de 2007], ni en el presente, pese a todos los análisis y proyecciones que algunos académicos e investigadores dedicados a este tema han querido plasmar en prospectiva.50 Si bien dentro de este acuerdo estadounidense muchas barreras, más allá de las económicas, han sido eliminadas, hablar de integración sigue siendo un tema muy discutido, y en ese sentido pensar en una estructura complementada de cooperación en las esferas económica, política, social y cultural, tanto al interior como al exterior de la región -siendo estos aspectos necesarios para la democracia regional, camino a la cosmopolita- sería pretender demasiado. No podemos negar que la eliminación de barreras comerciales (aranceles, impuestos, otras cuotas, etcétera] ha generado un acercamiento cultural y político, puesto que no es posible disociarlos del aspecto económico en una época globalizada; aunque ciertamente estos acercamientos, que son más visibles en las regiones fronterizas, se dan mayormente de forma fortuita que planificada.51 Otro aspecto importante de la relación México-Estados Unidos-Canadá, son las fuertes diferencias económicas, principalmente, pero también políticas y sociales entre los tres actores. Estados Unidos es la primera ,,9

Para muestra que "1] el TLCAN estableció nuevas normas internacionales para los derechos de propiedad; a) extendió el trato nacional a las inversiones de los tres países socios; 3] liberalizó el comercio agrícola sustantivamente; 4] incluyó requerimientos que evitan la distorsión de las reglas de origen, y 5] también incluyó medidas de salvaguardia, así como consideraciones laborales y ambientales". Joaquín Roy, Roberto Domínguez R. y Rafael Velásquez Flores [coords.], Retos e interrelaciones de la integración regional Europa y América, México, Universidad de Quintana Roo, Plaza y Valdés, 2003, p. 227. 5U Algunos analistas del tema han querido hacer una comparación entre el proyecto TLCAN y la UE, y en ese sentido establecen que el tratado norteamericano está en desarrollo hacia la integración, pese a que aquí consideramos imposible esa situación, ya sea por falta de voluntad o porque no es el objetivo de los países involucrados. M Ibidem, pp. 121-122. Elementos de estudio • 99

potencia mundial y su forma de relacionarse con otros actores del sistema siempre ha sido, en mayor o menor grado, jerárquica, y su pragmatismo democrático se adapta a su postura siempre cambiante. Canadá tiene unja economía bastante desarrollada, y una postura democrática fuerte más cercana a Europa, en el sentido de la cooperación y las fuertes políticas públicas, pero no puede considerarse sino una potencia media. México, por su parte, tiene una economía enana comparada con la de sus vecinos del norte, una situación política que avanza lentamente hacia la democratización completa y aunado a las problemáticas sociales, queda rezagado frente a sus socios, siendo considerado un país "en vías de desarrollo''. En general, el TLCAN ha demostrado ser un importante acuerdo comercial para sus integrantes, aunque unos se beneficien más que otros y las decisiones no sean tomadas de forma uniforme a través de instituciones paralelas, que no unificadas y centrales, lo cual a su vez demuestra la falta de voluntad política para la cooperación más allá de lo económico. En este sentido, y aunque ya hemos aclarado que no es un objetivo de este proyecto, el regionalismo estadounidense no establece bases estructurales de cooperación en múltiples esferas ni múltiples niveles que propicien el establecimiento de una democracia cosmopolita, de hecho la obstruye al privilegiar la esfera económica sobre el resto.52 La Unión Europea, por su parte, es un proyecto de integración regional con medio siglo de experiencia, un desarrollo constante bajo algunas transformaciones que le han permitido evolucionar de un proyecto primordialmente económico hacia otro que es difícil definir. Algunos consideran que se acerca a la formación de la nación europea, mientras que otros ven una estructura quimérica que no ha definido sus objetivos de forma clara y consensuada.53 El ejemplo más claro de esto es que no todos los países 52

"Los objetivos más importantes del TLCAN son: 1) erradicar gradual y completamente los aranceles al comercio entre los países; 2) eliminar o reducir las barreras no comerciaíes, tales como las cuotas y los permisos a las importaciones,- 3) establecer mecanismos píira garantizar una protección efectiva de las leyes de la propiedad intelectual; 4] crear un procedimiento justo y expedito para resolver controversias, y 5) elaborar instrumentos para aumentar el flujo de bienes, servicios e inversión entre los tres países. En general, los objetivos del TLCAN tienen una naturaleza económica, sin olvidar que también tiene una motivación política para los tres países." Ibidem, pp. 226-227. 53 Autores como Anthony Giddens y Alain Touraine son muy escépticos con respecto k la actual integración europea tanto en el aspecto institucional como en el social, cultural, político y jurídico, mientras que los socialdemócratas impulsores del proyecto dentro de las instituciones abogan a favor del mismo a través de sus grandes logros. 100 • M. V. Romero Gallardo, R. Peña González

integrantes han adoptado todas las medidas que propone la Unión, entre ellas dos de las más importantes son la adopción del euro como moneda única y la Constitución política, ambas cuestiones básicas para la continuación sin trabas excesivas del proyecto integrador. Por otro lado, si bien actualmente con las nuevas ampliaciones [hay un total de 27 Estados hasta principios de 2009]54 se han incluido países del este del continente mucho menos consolidados económica y políticamente, se establecen programas y medidas de asimilación ampliamente analizados y que se adecúan a las capacidades de cada Estado, para que logren el desarrollo que la comunidad y el país en cuestión requieren. Al mismo tiempo existe una agenda de actividades de la UE que establece una integración más profunda y que se extiende mucho más allá de lo económico, estableciendo diferentes organismos comunitarios que se encargan de tomar las decisiones políticas, económicas, jurídicas y sociales que más convengan a toda la comunidad.55 Es claro que el avance más importante de la Unión ha sido la creación de las instituciones supranacionales, en todas las esferas y niveles de acción que permiten al conglomerado de países actuar con coherencia y bajo una misma voz, aunque sea sólo en algunos aspectos, ya que los acuerdos logrados son pocos con respecto a la gran cantidad de problemáticas que se presentan. La Comisión, el Consejo, el Parlamento, el Tribunal de Justicia, el Defensor del Pueblo y el Banco Central, entre otros tantos de la UE, todos han constituido el avance más significativo frente a cualquier proyecto de integración y regionalismos del mundo, para el acercamiento a la democracia y la gobernanza multinivel por encima del Estado-nación en su individualidad, aunque todavía estemos lejos de considerar la democracia cosmopolita como un proyecto posible. Dos de las instituciones más contradictorias que, justamente, impiden un avance rápido y el consenso general -que además se erigen como piezas fundamentales de la Unión- son el Banco Central y el Parlamento. El 54 Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, la República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y el Reino Unido. 55 En la actualidad se presentan 32 actividades. Cada una de ellas es un área temática, como por ejemplo agricultura, medio ambiente o investigación, en la cual la UE gestiona programas, organiza actos o legisla a través de cada institución u organismo especializado en el respectivo tema.

Elementos de estudio «101

primero debido a que había concentrado el poder de decisión y actuación. en materia económica en Alemania, que a través de su banco central y debido a que la estabilidad monetaria está íntimamente ligada con su moneda y factores económicos específicos, le han permitido (aun hoy pero en menor grado) tener mayor peso a la hora de establecer las políticas monetarias.56 Mientras tanto, el Parlamento, formado por los eurodiputados y los partidos políticos europeos elegidos por voto directo, es la institución más democrática, pero también la que mayores problemas de legitimidad tiene por los bajos porcentajes de votación de los ciudadanos y los índices que demuestran la poca representatividad e interés de los europeos. La mayoría de los logros europeos se han dado a partir de procesos legislativos tediosos, largos y muy discutidos en diferentes épocas de la construcción regionalista, y que paso a paso, a través de los instrumento^ jurídicos necesarios, han conformado las distintas instituciones ya mencionadas; cada una respondiendo a un escalón "evolutivo" de una Europa unida idealmente planificada, pero poco consolidada en el plano real; incluso remarcando que el proyecto europeo ha avanzado mucho más que otros regionalismos al lograr la libre circulación de personas, el establecimiento de una identidad oficial única europea y la unidad monetaria a la que ya se hacía referencia, entre muchas otras políticas sociales que fortalecen los lazos supranacionales. En este sentido, la transición desde el Tratado de Roma que dio origen a la Comunidad Económica Europea, hasta la firma del Tratado de Niza que preparaba a la Unión para las ampliaciones hacia los países del Este, demostraron que la solidez limitada que con arduos esfuerzos se ha construido, reposa en una base jurídica imprescindible para la conformación de la UE actual.57 La inclusión de la sociedad civil y de otros actores internacionales como participantes con voz (aunque no con voto), también ha dado mayor pluralidad, solidez y, por ello, legitimidad a las decisiones políticas y económicas tomadas; aunque en este aspecto el proyecto todavía flaquea frente a la opinión pública aún escéptica. Y es que sólo la inclusión progresiva y constante de todos los actores, a pesar de sus diferentes niveles de influencia, 56

0fe Rosa María Piñón A. (coord.), Uniones monetarias e integración en Europa y las Américas, México, FCPS, 2000, pp. 109-138. 57 Cfr. Linde Paniagua y Pilar Mellado Prado, El sistema político de la Unión Europea, Madrid, Pirámide, 1999, pp. 31-109. 102 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

poder y participación, permiten un desarrollo integral de políticas internacionales que se extiendan más allá de la expansión de mercados, la fluidez financiera y los asuntos económicos de intereses particulares, para convertirse en una verdadera gama de acciones que buscan el progreso social a gran escala y, por tanto, mayor cercanía a la tan sonada democracia cosmopolita. Estos logros que mencionamos, aunque son pocos, cada vez son más recurrentes, sobre todo a nivel de las políticas regionales e internacionales donde un número reducido de actores estatales han comprendido que la cooperación con los nuevos jugadores de la red global, legitima y fortalece la posición de todos frente a las problemáticas que superan las fronteras políticas hoy obsoletas.58 Así, llegamos al punto en el que se vislumbra la posibilidad de concretar las condiciones necesarias para la democracia cosmopolita y así lograr también un desarrollo político, económico y social más justo, al menos a nivel regional. Estas condiciones son propicias, hasta el momento, sólo bajo el panorama europeo de integración, contrario al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que no se ha esforzado por ampliar y profundizar la integración, de la misma forma en que otros proyectos en distintos puntos del mundo no han tenido grandes resultados. Aunque hay que recordar que actualmente la Unión Europea pasa por una fuerte crisis de legitimidad política y democrática, ante las sociedades nacionales que todavía no consolidan una identidad continental y que, en alianza con sus representantes políticos locales, aún se expresan contrarios a una integración completa, ya sea por desconfianza o por falta de un sentimiento real de representatividad. HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE LA DEMOCRACIA COSMOPOLITA: RETOS Y PERSPECTIVAS

Como se ha venido planteando, abordar la democracia de manera cosmopolita no tiene importancia únicamente por las exigencias de un nuevo orden mundial, sino también porque las realidades sociales se han globa58 Alain Touraine, Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy, Barcelona, Paidós, 2005, p. 78.

Elementos de estudio • 103

lizado, al grado de no poderse especificar qué posición ocupan en ella los Estados.59 Éstos, al ser un elemento imprescindible de la realidad global, son parte de la configuración democrática. Por ello, dichos Estados juegan un papel decisivo y deben ser capaces de responder a la dinámica global de una manera prepositiva, es decir, buscando ser parte de los encuentros de la sociedad civil global y no un obstáculo para su desarrollo. Se puede afirmar que esta última tiene un gran potencial de acción, pero limitado, pues carece de legitimad y legalidad para representar a todos, ejercer el poder y hacer uso de la fuerza, etcétera, éstas son prerrogativas del Estado. Si los Estados pretenden adoptar como propia la cosmopolitización, no pueden evitar abordar asuntos formales que persigan la construcción de una democracia con espíritu integrador. Las respuestas a los llamados de integración deben incluir la construcción de formas legales que permitan un ejercicio democrático cotidiano. Esto conducirá a un diseño democrático más participativo que no se limitará a ejercer presión. Señala Calogero Pizzolo que el derecho se plantea como la herramienta más idónea para construir un espacio comunitario.60 Éste es la esencia de la integración. Si las amenazas y el riesgo son un factor de cohesión, a partir de éstos se puede generar una "acción comunitaria", ya sea para organizar una protesta, para exigir o actuar en un sentido. Esta acción debe ser la pauta para organizar de manera formal la democracia cosmopolita. Integrar, en este caso, se entiende como unir diversidades, unirlas en un todo cuyo eje definirán las partes y sin que se diluyan sus especificidades. No se puede decir que toda integración sea democrática, ni que toda exigencia social global deba culminar en una integración. Además de la voluntad social y de su correcta interpretación, es preciso atender la problemática jurídica y de intereses particular que se presenta. Recurriendo nuevamente a Pizzolo, ésta se puede sintetizar en los siguientes aspectos:61 al diseñar una integración regional se está planteando unir, en un espacio comunitario, a distintas soberanías estatales. Se debe entonces resolver el problema de admitir a la vez, por una parte, la noción de Estado soberano y, por otra, la de Estado obligado por un orden jurídico internacional. 59 Ulrich Beck, op. cit., 2005. Cfr. Calogero Pizzolo, Globalización e integración. Ensayo de una teoría general, Buenos Aires, EDIAR, 2002, capítulo I, pp. 61-186. 6iIbidemfcapítulo III, pp. 187, 266. 60

104 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

El problema de la soberanía, sin embargo, da pie a la cuestión de definir si los anteriores se tratan de dos órdenes jurídicos distintos, independientes (el estatal y el internacional], o bien forman uno solo que los involucre. En todo caso, y ya sea que exista sólo un orden jurídico internacional o si existen dos, se presenta el problema de definir la manera en que los Estados están obligados a aplicar las normas que pertenecen a la región. Se debe establecer, además, la capacidad jurídica que poseen dichas normas para crear derechos y establecer obligaciones en el Derecho interestatal. Es decir, debemos cuestionarnos cuál es la intensidad del vínculo nacido entre las normas internacionales y el Estado. Cuando se conforma un modelo de integración regional, inevitablemente surgen conflictos, por lo que es necesario definir la forma y los medios en que habrán de resolverse. Debemos acentuar que éstos se presentarán en mayor o menor medida de acuerdo con el nivel de integración que se esté planteando. Se pueden mencionar niveles en las propuestas de integración regional muy diversos, que pueden ir desde la configuración de elementos de gobierno regional hasta una limitada cooperación económica. Actualmente podemos observar distintos niveles de integración en algunas regiones, sin embargo es frecuente que la integración se reduzca a cuestiones económicas: se realizan alianzas en ese ámbito, pero se deja de lado la participación del factor social y se limitan los elementos jurídicos. La acción comunitaria es el punto nodal de la integración, pues si bien es necesaria la conformación formal (estatal] en una llamada democracia cosmopolita, aquella sólo podrá ser legítima y posible si el actor humano la quiere. En este sentido vale la pena retomar a Ulrich Beck: No cabe duda que un cosmopolitismo padecido e involuntario es un cosmopolitismo deformado [...] En cambio, el cosmopolitismo no deformado surge del sentimiento de formar parte del experimento civilizador de la humanidad [...] así como de participar, con acciones propias, en la lucha contra los peligros globales, es decir, de contribuir a la cultura universal [••I El espacio vivencial cotidiano de la interdependencia cosmopolita [...] Surge de, y consiste en, la preocupación por situaciones de peligro global. Estos riesgos producen una presión para la colaboración a gran escala [...] Es lo que ocurre cuando la dimensión aceptada del peligro conduce a normas y convenios cosmopolitas y, por tanto, a un cosmopolitismo institucionalizado.62 62

Ulrich Beck, op. cit., pp. 34-37. Elementos de estudio • i 05

Pero la soberanía no es el único punto de conflicto, existen otras dimensiones de la democracia que deben ser atendidas: quién y cómo integra la normatividad requerida, cómo se llevará a cabo el control de la legalidad, de qué manera se efectuará una jerarquía y cómo se dirimirán los conflictos.

BIBLIOGRAFÍA BALLESTEROS, Carlos, "En busca del núcleo racional. Notas sobre multiculturalismo y derechos humanos", en Alan Arias, Debate multicultural y derechos humanos, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2006. ______ , "Regiones y teoría de sistemas", en Graciela Arroyo y Alfredo Romero (coords.), Regiones del mundo. Problemas y perspectivas: diálogos para su estudio, México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2002. BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004. ______ , Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, México, Tusquets, Conaculta, 2008. BECK, Ulrich, La rmrada cosmopolita o la guerra es la paz, Barcelona, Paidós, 2005, ______ y Elizabeth Beck-Gernsheim, Generación global, Barcelona, Paidós, 2008. ______ y Edgar Grande, La Europa cosmopolita. Sociedad y política en la segunda modernidad, Barcelona, Paidós, 2006. CHANONA, Alejandro, Joaquín Roy y Roberto Domínguez Rivera [coords.], La Unión Europea y el TLCAN: integración regional comparada y relaciones mutuas¡ México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2004. CHOSSUDOVSKY, Michel, Globalización de la pobreza y Nuevo Orden Mundial, México, Siglo XXI Editores, 2003. DE LA CUEVA, Mario, La idea del Estado, México, FCE-UNAM, 1996. FALK, Richard, "Una revisión del cosmopolitismo", en Martha C. Nussbaum, Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial", Barcelona, Paidós, 1996. GIDDENS, Anthony, Europa en la era global, Barcelona, Paidós, 2007. ______ , La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, México, Taurus, 2000. HABERMAS, Jürgen, La inclusión del otro, Barcelona, Paidós, 1999. HELD, David, La democracia y el orden global. Del Estado moderno al gobierno cosmopolita, Barcelona, Paidós, 1997. 106 • M. V Romero Gallardo, R. Peña González

--------- y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización, Barcelona, Paidós, 2003. KANT, Immanuel, Filosofía de la historia, La Plata, Terramar, 2004. KRASNER, Stephen D., Soberanía, hipocresía organizada, Barcelona, Paidós, 2001. KYMLICKA, Will, La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía, Barcelona, Paidós, 2001. ______ , Ciudadanía multicultural, Barcelona, Paidós, 1995. LINDE PANIAGUA, Enrique y Pilar Mellado Prado, El sistema político de la Unión Europea, Pirámide, Madrid, 1999. MEDINA, Manuel, Las organizaciones internacionales, Madrid, Alianza, 1997. MINGST, Karen, Fundamentos de las Relaciones Internacionales, México, CIDE, 2006. NUSSBAUM, Martha C, Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y "ciudadanía mundial", Barcelona, Paidós, 1996. ORTEGA Y GASSET, José, El hombre y la gente, México, Porrúa, 2001. PÉREZ FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, Germán, "Gobernabilidad y democracia en el proceso de globalización", en Germán Pérez Fernández del Castillo y Juan Carlos Ramírez (coords.), El léxico de la política en la globalización, México, Miguel Ángel Porrúa, UNAM-FCPS, 2008. PIÑÓN ANTILLÓN, Rosa María [coord.], Uniones monetarias e integración en Europa y las Américas, México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2000. PIZZOLO, Calogero, Globalización e integración. Ensayo de una teoría general, Buenos Aires, EDIAR, 2002. RAWLS, John, "Representation of Freedom and Equality", Journal of Philosophy, Nueva York, The 1980 Dewey Lectures at Columbia University, 1980. ROY, Joaquín; Roberto Domínguez R. y Rafael Velásquez Flores (coords.], Retos e interrelaciones de la integración regional Europa y América, México, Universidad de Quintana Roo, Plaza y Valdés, 2003. SCHMITT, Cari, El concepto de lo político, Madrid, Alianza, 2006. STEPHAN, Sberro y Juan Pablo Soriano [coords.], La Unión Europea: su evolución y relaciones con América Latina y el mundo, México, Porrúa, 2005. STIGLITZ, Joseph E., Los felices 90. La semilla de la destrucción, México, Taurus, 2004. STRANGE, Susan, La retirada del Estado. La difusión del poder en la economía mundial, Barcelona, Icaria, 2003. TOURAINE, Alain, Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy, Barcelona, Paidós, 2005.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.