(E)lección

May 20, 2017 | Autor: José Chalco Salgado | Categoría: Ecuador, Democracia
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Descripción

(E)lección

José Chalco Salgado

La última elección presidencial dejó más de una lección. Sintonizó entre la esperanza y legítima aspiración de un nuevo futuro para el país, y la rígida tarea, si puede llamarse así, de continuar a paso discreto con el enraizado pasado y sus diez años.

Así fue. Se mostró a una población fracturada que ya no puede mantenerse despistada a lo que sucederá de ahora en adelante; ahora debe mirar con atención a cada hecho, discurso y decisión.

Para el nuevo Gobierno no será fácil conducir al país del post correísmo. La herencia de una población polarizada en la que se han avivado residuales sentimientos de confrontación, segmentación, calificación y división, pasará factura. Y en ese contexto, el distanciamiento del modelo concentrador de poder y degenerativo de la comprensión democrática, no será una labor fácil; aún más cuando el mismo proceso electoral demostró el pesado rol que mantiene el poder político central en toda la estructura orgánica del Estado. Poder, que tal parece, le interesa conservar al nuevo mandatario.

Las estructuras partidistas del oficialismo también están fragmentadas en distintos bloques que mantienen a sus propios líderes y funcionales vigilantes de los intereses estamentales. Si se quiere, hoy ya no hay ni dentro de casa el compañerismo propio de los camarillas que fueron.

Desde la elección, el Licenciado Moreno cada vez más aprendió los aires de su antecesor. Tomó poses, timbre de voz, aspecto y respuestas de confrontación. De hecho, los insultos y burlescas intervenciones -del que sabemos- se fortalecieron. Igualmente, la Fiscalía reveló, lúcidamente, su papel de aliada al Gobierno Nacional. Y, las amonestaciones a medios de comunicación tomaron un sentido de intimidación.

Por su parte Lasso dejó de ser el presidenciable, para convertirse en el referente nacional de unidad y defensa de la democracia en el Ecuador. Ello se desprende de la votación obtenida, en la que incrementó en 20 puntos los resultados de la primera vuelta electoral. Es decir, afianzó a voluntades dispersas e hizo converger aspiraciones sociales diversas que al pasado quisieron derrocar.

Pero hay la más importante lección. Al poder político no se lo frena cuando ya es tarde y tienen para sí a todo el viciado aparato estatal. Siempre es a tiempo… a tiempo... Algo así como dice aquella canción: "en vida…de muerto ya para qué" Sí. Cuando la democracia ya no respira, está condicionada, limitada y carece de oxígeno, es muy tarde. Es tarde. En efecto, ya todo, todo, (en ellos) se ha de quedar.

¡Qué (e)lección!




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