Elaboración de materiales didácticos en los Institutos de Formación Docente de Argentina

September 17, 2017 | Autor: Silvia Rettaroli | Categoría: Teacher Education, Teacher Training, Materials selection in design
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Descripción

Elaboración de materiales didácticos en los IFD Silvia Rettaroli y Cristina Banfi. Introducción En los últimos años la formación docente ha sido blanco de críticas diversas, como ser que no prepara a los alumnos-futuro-docentes para enfrentar las situaciones características de la práctica docente efectiva (Veenman 1984). En respuesta a estas críticas, se ha llamado a repensar la Formación Docente. Según Aguerrondo y Pogré (2001, p. 71) para lograr este objetivo, las instituciones que forman docentes, es decir los institutos de educación superior y las universidades1, necesitan constituirse en “Centros de Innovación Pedagógica” que cumplan con tres funciones básicas: la formación docente inicial, la capacitación, perfeccionamiento y actualización docente y la investigación. Además de cumplir con estas tres funciones, cada institución debería regular la relación entre sus áreas “tradicionales” y sus áreas “innovadoras” en relación con los recursos que destine a cada una de ellas y respecto del grado de interacción que se plantee entre ellas. Dentro de las áreas más novedosas, Aguerrondo y Pogré sugieren la aproximación a la realidad educativa, la gestión de proyectos, el trabajo en equipo y la expresión artística. (2001, p. 71). A su vez Braslavsky (1999, p. 26) sugiere que los centros de formación docente deberían garantizar el cumplimiento de las siguientes condiciones: 

que la formación docente inicial sea de calidad;



que la capacitación, el perfeccionamiento y la actualización docente sean periódicos a la vez que de calidad;



que la supervisión funcione; y



que parte del cuerpo profesional, o preferentemente todo, participe en la producción de los "dispositivos de mediación" entre el saber elaborado y el saber escolar.

Si bien estas cuatro condiciones son indispensables para el buen desenvolvimiento de las instituciones de la formación docente, no siempre se cumplen es su totalidad. La cuarta condición implicaría, entre otras tareas, la producción de materiales como ser el diseño del currículo, la elaboración de materiales didácticos y de libros de texto entre otros. Esta instancia según Gimeno

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Para los propósitos de este trabajo no se hará diferencia entre los institutos terciarios y las universidades que forman docentes.

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Sacristán (1997) (citado en Braslavsky 1999, p. 26) desafortunadamente ha quedado “en manos de otros profesionales y no de los propios maestros y profesores". Si entendemos a los materiales didácticos2 como recurso pedagógico cuya principal función es transmitir “cultura y formas de conectarse con ella”, se concluye que el docente tiene la responsabilidad de participar activamente en la selección y elaboración de materiales didácticos y no ser meramente un receptor de éstos (Gimeno Sacristán 97, p. 71)3. Nuestra propuesta reconoce la distancia entre los desideratums compartidos y la práctica real pero también asume la necesidad de que la elaboración de materiales debería volver a estar en manos de los docentes. Para ello, las instituciones de formación docente deberían constituirse en “Centros de Elaboración de Materiales Didácticos”. De esta manera se propiciaría el trabajo en equipo y la gestión de proyectos entre los alumnos-futuro-docentes y los docentes de las escuelas de la zona de influencia, a la vez que se fomentaría el desarrollo de la expresión artística y la aproximación de los alumnos-futuro-docentes a la realidad educativa, áreas consideradas “novedosas “ por Aguerrondo & Pogré (2001, p. 71). El Centro de Elaboración de Materiales Didácticos podría satisfacer entonces las demandas tanto de los institutos de formación docente como las demandas de las instituciones escolares escuelas de la zona de influencia ya que actuaría como nexo entre ambas, un lugar de encuentro entre los docentes y coordinadores de las instituciones escolares y los miembros de la institución de formación docente, es decir los formadores de formadores de las distintas áreas, los profesores que dictan las materias pedagógicas y de la práctica docente y los alumnos-futuro-docentes. Este acercamiento entre los dos tipos de instituciones permitiría que los alumnos-futuro-docentes se aproximen a la realidad de la institución escolar y a la práctica de docentes experimentados además de iniciarlos en la investigación acción y el diseño de materiales. Este acercamiento permitiría que los docentes y coordinadores de la institución escolar reciban capacitación en la selección o en el diseño de materiales a la vez que se los inicie en la

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Material didáctico: cualquier instrumento u objeto que pueda servir como “recurso para que a través de su manipulación, observación o lectura se ofrezcan oportunidades de aprender algo o bien con su uso se intervenga en el desarrollo de alguna función de la enseñanza”.(Gimeno Sacristán 1997, p. 71) 3

“…el éxito de experiencias pedagógicas que han marcado la historia de la práctica educativa (caso del método Montessori) se explica, entre otras razones, porque supieron instrumentar la comunicación pedagógica y el contacto con el mundo de través de materiales nuevos. … La renovación pedagógica… va ligada a la ruptura del monopolio y esclerotización de uso que se ha hecho de ciertos materiales en la enseñanza.” (Gimeno Sacristán 97, p. 75).

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investigación en acción, brindándoles el contexto apropiado para capitalizar las experiencias y prácticas existentes. Por lo tanto el Centro de Elaboración de Materiales Didácticos beneficiaría a los distintos agentes de distinta manera. Los alumnos de la institución escolar se verían beneficiados ya que los materiales serían seleccionados y/o elaborados por sus respectivos docentes, que son los que cuentan con el conocimiento conocimiento de la cultura escolar4 de su institución y de las necesidades, intereses y el conocimiento previo de sus alumnos. Los alumnos, a su vez, participarían en este proyecto evaluando los materiales diseñados para ellos. En la evaluación se recolectarían datos acerca de la utilidad de los materiales, acerca del grado de satisfacción de las expectativas de los alumnos, de la efectividad real de los materiales didácticos, entre otros. Esta evaluación proporcionada por los usuarios del material didáctico, es decir los alumnos mismos, busca sugerir al equipo de trabajo del CEM criterios, estrategias y tácticas concretas que hagan posible un mejor aprovechamiento del material producido. Los docentes de la institución escolar también se beneficiarían. Ante la falta de materiales didácticos específicos (en algunos casos no existe material publicado), el docente se encuentra con la disyuntiva de diseñar su propio material o de seguir utilizando material existente que cubre los contenidos curriculares pero que no satisface los intereses y necesidades de sus alumnos. Si elige elaborar sus propios materiales el docente se enfrenta con dificultades5 varias, como ser el tiempo de preparación, el costo de producción, los materiales de referencia a los que no siempre tienen acceso los docentes. Al trabajar en forma conjunta con el equipo de trabajo en el CEM, los docentes podrían realizar un eficiente relevamiento de las necesidades y los intereses de sus alumnos, y con la información resultante proceder ya sea a elaborar el material necesario o a hacer una selección6 seria y 4

“Cultura escolar: conjunto de conocimientos, estados anímicos, acciones y nivel de desarrollo alcanzado por una comunidad educativa. La cultura admite grados de “visibilidad” y se proyecta en las rutinas, costumbres, normas, estilo educativo, creencias, actitudes, valores, símbolos, relaciones, discurso y metas. (Martínez-Otero Pérez 2003, p. 1)” 5

Según Dudley-Evans & St John (1998, p. 172) por cada hora de clase se necesitan por lo menos quince horas de preparación de material. La elaboración de materiales para cada curso implica un costo en tiempo y en recursos materiales que el docente no dispone. Además, no todos los docentes cuentan con habilidades para la producción de materiales didácticos de calidad. En cambio, en lo que todos los docentes pueden contribuir es en la selección y adaptación de materiales ya elaborados. 6

. La selección del material implica tomar decisiones y elegir las mejores opciones. Para hacer una buena selección es necesario contar con criterios claros y precisos. Entre los criterios a aplicar están las diferencias individuales de los alumnos, el papel que juegan los materiales didácticos en el aula, los temas a tratar, el tipo de presentación de los materiales, algunos de los factores a tener en cuenta cuando se realiza el análisis del material existente. Los docentes de la institución escolar contarían con instrumentos que les

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cuidadosa del material disponible en el Centro de Recursos Didácticos (e.g. biblioteca, hemeroteca, videoteca, etc) de la institución de formación docente con la que interactúa. Además, los docentes se verían beneficiados de los cursos capacitación, perfeccionamiento y actualización que el instituto de formación docente les proporcionaría. Los alumnos-futuro-docentes asimismo se verían beneficiados ya que tendrían la oportunidad de diseñar instrumentos de relevamiento de datos, de análisis y evaluación además de participar en el proceso de selección y elaboración y almacenamiento/recuperación de materiales. Entre los diversos instrumentos que diseñarían los alumnos-futuro-docentes se encuentran: a)

los instrumentos de relevamiento de datos acerca de los alumnos de la institución escolar.

Los docentes recogerían datos relevantes acerca de las características de los alumnos (capacidades, estilos cognitivos, intereses, conocimientos previos, etc.); acerca de sus fortalezas y debilidades; información acerca de la cultura escolar, del bagaje cultural de los alumnos; b)

Instrumentos de relevamiento de datos acerca de los objetivos a cumplir por los docentes,

las competencias a desarrollar. c)

Instrumentos de análisis y evaluación de los materiales didácticos producidos en el CEM.

En la evaluación se relevarían datos acerca de la utilidad de los materiales, información acerca del grado de satisfacción de las expectativas de los alumnos, de la efectividad real de los materiales didácticos, entre otros. Los resultados de esta evaluación proporcionada por los usuarios de los materiales producidos en el CEM, es decir los alumnos y los docentes de la institución escolar, sugeriría qué criterios, estrategias y tácticas concretas a aplicar para un mejor aprovechamiento del material producido. Estos instrumentos de evaluación le proveería al equipo de trabajo del CEM de información relevante que le permita mejorar dicho material para su uso futuro. Evidentemente las ventajas son muchas pero, en la conyuntura actual, para que los CEMs se constituyan y desarrollen eficientemente, sería requisito que las instituciones de formación docente abran sus puertas y convoquen a los docentes de las instituciones escolares a jornadas de capacitación y actualización, además de contemplar la necesidad de que algunas de las horas de las cátedras dedicadas a la práctica de la enseñanza se asignen para la planificación, organización e implementación del proyecto. Guiados por los integrantes de la cátedra de metodología y práctica, los alumnos-futuro-docentes elaborarían, por un lado, los instrumentos de recolección de datos, de evaluación y monitoreo/seguimiento de los materiales empleados y, por el otro, los

permitirían, ya sea, hacer una buena selección del material existente, o elaborar los materiales necesarios para su grupo de alumnos. (Dudley-Evans & St John 1998, p. 173)

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materiales didácticos para su utilización en las instituciones escolares. Además planificarían y llevarían a cabo los encuentros con los docentes y alumnos de la institución escolar durante los períodos de relevamiento y de recolección de datos. Esto permitiría que los alumnos-futurodocentes se relacionen no solamente con los miembros de las instituciones escolares sino también con editoriales, centros de recursos didácticos, bibliotecas, asociaciones profesionales, posibles agentes facilitadores en el proceso de elaboración de materiales didácticos. Conclusión: La creación de un CEM en las instituciones de formación docente daría respuestas diversificadas a las diferentes capacidades y motivaciones del alumnado de los distintos niveles y atendería a la diversidad. La ventaja de los materiales que se elaborarían en estos centros es que pueden adaptarse en cada momento a las necesidades que planteen tanto el currículo oficial como la propia dinámica del grupo y las capacidades específicas de cada alumno o alumna. En este sentido, el Centro de Elaboración de Materiales Didácticos tendría como objetivo no solamente la selección y la producción de materiales didácticos sino también la formación de los futuros docentes y los docentes en ejercicio de modo que produzcan un conjunto de materiales que quedará a disposición de toda la comunidad educativa para su uso y adaptación en situaciones concretas. Trabajo presentando en el Congreso de Educación Superior organizado por la UNL en 2004

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Referencias Aguerrondo, 1999 “Argentina y la educación para el tercer milenio”. www.utdt.edu/eduform/ensayo1.htm acceso 23/05/04. Aguerrondo I. & P. Pogré (2001) Las instituciones de formación docente como centros de innovación pedagógica. Buenos Aires: Innovaciones Pedagógicas. Apple M. (1989) Profesores y textos. Barcelona. Paidós- MEC. Braslavsky C. (1999) "Bases, orientaciones y criterios para el diseño de programas de formación de profesores". Revista Iberoamericana de Educación. Castro Silva, E (1991) La formación docente en América Latina. Desafío que requiere respuesta. Santiago de Chile: UNESCO/OREALC. Davini M. C. (2001) La formación docente en cuestión: política y pedagogía. Buenos Aires: Paidós. Diker G & F. Terigi (2003) La formación de maestros y profesores: hoja de ruta. Buenos Aires: Paidós. Dudley-Evans & St Johns (1998) Developments in English for Specific Purposes. Cambridge: Cambridge University Press. Gimeno Sacristán, J (1997) Docencia y Cultura Escolar. Lugar, Madrid, Hargreaves A (1999) La escuela que queremos. Buenos Aires: Amorrortu. Martínez-Otero Pérez V. (2003) “Cultura escolar”. http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/727/tribuna.html#N1 acceso 17/08/04. Terhart E. (1987) “Formas de saber pedagógico y acción educativa o ¿Qué es lo que forma en la formación del profesorado?”, Revista de Educación, Nº 284, Madrid. Veenman, S. (1984). “Perceived problems of beginning teachers”. Review of Education of Research, 54 (2); pp. 143-178.

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