EL ZEN NO ES MAS QUE LA VIDA MISMA

May 23, 2017 | Autor: E. Masís | Categoría: Zazen, Buddhist Meditation, Soto Zen
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Descripción

ZEN: LAS CINCO PRACTICAS ESENCIALES Introducción El Zen, al igual que cualquier otra práctica humana, NO está contenido en ningún libro, por muy sagrado que sea considerado dicho libro. Tampoco lo encontrarás en esta hoja didáctica. El Zen sólo puede volverse real si se expresa en hábitos conscientes que se actualicen cada día en la vida personal. Por tanto, tampoco es una religión, ni una filosofía, mucho menos una terapia ni tampoco un estilo de jardinería. El verdadero Zen parte de una premisa fundamental: los seres humanos somos espirituales, tenemos “Naturaleza Búdica”, ya está en nosotras/os. Por ello, no hay ninguna espiritualidad que alcanzar. El árbol de aguacates no intenta ser un árbol de aguacates, ningún gato lucha por alcanzar ser un animal felino. Somos seres con naturaleza espiritual y habitamos un cuerpo que siente, enfrentado a experiencias terrenales sobre las que no tenemos mucho control como se nos ha dicho que tenemos. Dogen Zenji, fundador de la Escuela Soto Zen, promovía cinco prácticas como esenciales. 1. Volverse íntimo/a con la propia respiración. 2. Reconocer nuestra naturaleza despierta, reconocer la propia mortalidad y reconocer la importancia de vivir en interdependencia con la diversidad de los seres vivos en medio del flujo de lo impermanente. 3. Caminar. 4. Trabajar principalmente con las manos, pero también ejecutar otras acciones en general. 5. Cocinar y comer con actitud de agradecimiento. Los cinco dedos de una misma mano forma la Vía del Zen. A continuación, compartimos la esencia de cada uno.

1. ZAZEN:

Meditación sentada. Practicada sin objetivo ni sed de obtener ningún logro, ninguna meta, ninguna recompensa. Consiste en encontrar una postura cómoda sentada y observar desde la consciencia los movimientos respiratorios, observar al pensador/a, atender plenamente al cuerpo y sus sensaciones, sin categorías, sin clasificaciones duales, dejando que los pensamientos aparezcan y desaparezcan. La invitada de honor es la respiración: ella recibe nuestra plena atención, tal y como es. Es necesario aprender la postura de un practicante que, a su vez, la haya aprendido por transmisión de otro practicante. Zazen es verse hacia dentro y volverse íntimos/as con la respiración. Taiso es cualquier ejercicio corporal-mental que nos prepara para meditar en la postura del Zazen (por ejemplo, Hatha Yoga, Qi-gong, otros).

2. KINHIN: Caminata meditativa o contemplativa. Si se practica en el salón de meditación, tiene como finalidad desentumir las piernas luego del Zazen, caminar medio paso por cada exhalación y medio paso por cada inhalación, mantener la misma atención a la respiración que en el Zazen. Puede ser un descanso entre un período largo de Zazen y otro, o puede ser la conclusión de una práctica colectiva (Sesshin). Si se practica en senderos de campo

Texto: Ezequiel D’León Masís. - Taller: “La práctica del Zazen”. Nicaragua, 2017. [email protected]

abierto, se contempla el paisaje exterior, atendemos nuestra respiración pero el paso del caminar no necesariamente se armoniza con inhalar y exhalar.

3. SAMÛ: Trabajo manual concentrado. Se refiere a extender la atención y la energía que nos aporta el Zazen a cualquier trabajo en el que se usen dedos y manos, por ejemplo: brindar higiene a un bebé, limpiar el piso de la casa, lavar los platos y sartenes, lavar un inodoro, cuidar un huerto o jardín, hacer artesanías, pintar, dibujar o bañar una mascota, componer algún objeto dañado. De manera extensiva pero NO excluyente de los anteriores ejemplos, el trabajo intelectual y las acciones de diversión lúdica que no son manuales podemos incluirlas como práctica de Samú. Samú es acción consciente y atenta: no divagamos mientras componemos una tubería, la componemos y punto. No filosofamos sobre el Buda ni imaginamos la mente universal del Cosmos mientras ordenamos nuestro cuarto, sólo ordenamos el cuarto. Estamos en mente y cuerpo haciendo la acción, en contacto directo con la materia del plano físico y recibiendo todas las sensaciones que nos llegan. Con la práctica, esto se va comprendiendo, pues ya hemos encarnado el hábito.

4. GENMAI: Esta palabra significa en japonés “arroz sopeado con verduras”. Pero alude al hábito general de cocinar lo que sea para uno mismo, para la familia o la colectividad. Las destrezas de atención plena del Zazen se emplean en la cocina. Se cocina preferiblemente en silencio, al menos hablando sólo lo esencial. Con la práctica, no divagamos en otros temas mientras cocinamos, sino que estamos ahí, en mente y cuerpo, simplemente cocinando, presentes y cortando la zanahoria, cociendo una pasta, exprimiendo un limón, etc. Al momento de servir y comer: se agradece por la cadena de vida que ha hecho posible que lleguen esos alimentos a nuestra cocina y nuestra mesa: agradecemos a la Tierra por haber permitido a minerales, vegetales, animales, mujeres y hombres del campo germinar, trasplantar, cuidar y nutrir estos productos, mujeres y hombres del campo y la ciudad que transportaron y comercializaron estos alimentos, agradecemos a quienes lo consiguieron en el mercado, a quienes los prepararon. Aceptamos que realmente son impagables monetariamente porque hay muchas vidas implicadas, muchos tiempos implicados y la vida y el tiempo no son monetizables.

5. SAMPAI: Cuando te has comprometido personalmente por un tiempo considerable con la práctica diaria del Zazen y el Samú, comprendés que su estructura nos permite adaptarnos a los cambios constantes de la vida. Sampai cobra sentido de forma espontánea cuando hemos comprendido con nuestro ser completo (mente-cuerpo-espíritu-consciencia) la Ley de la Impermanencia. En su variante no monástica, consiste en un momento ritual al terminar cada Zazen: se hacen tres postraciones o inclinaciones con Gassho (llamado Namasté en Yoga), dirigiendo en cada postración la frente al suelo. Hacemos contacto leve de frente y suelo con las palmas de las manos a la par de la cabeza, apuntando éstas al cielo. Nos puede bastar con inclinarnos, acercarnos al suelo. La primera postración es un agradecimiento silencioso a nuestra naturaleza despierta (Naturaleza Búdica), conscientes de que nada, absolutamente nada, es duradero: es aceptar nuestra propia mortalidad. La segunda postración es un agradecimiento a la vida por el hecho de que la Vía del Zen (el Dharma) está en nuestra vida. La tercera postración: es el reconocimiento que cualquier beneficio que nos aporten las prácticas esenciales del Zen no las acumulamos egóticamente sino que las volcamos hacia la vida cotidiana y el bien común: celebramos la interdependencia que rige la vida de todos los seres vivos. Texto: Ezequiel D’León Masís. - Taller: “La práctica del Zazen”. Nicaragua, 2017. [email protected]

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