EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS. Congreso Audema

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Descripción

Editores científicos: Jorge Morín de Pablos Dionisio Urbina Martínez Diseño y Maquetación: Carmen Elisa Narro Sánchez. Esperanza de Coig-O’Donnell Magro Edición: Auditores de Energía y Medio Ambiente S.A. Avenida de Alfonso XIII, 72. 28016, MADRID www.audema.com

1ª edición: Septiembre 2012. ISBN: 84-616-0349-4 Depósito Legal: Impreso en España - Printed in Spain.

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni todo ni en parte, ni registrada, transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de Auditores de Energía y Medio Ambiente S.A.

EL PRIMER MILENIO a.C. EN LA MESETA CENTRAL De la longhouse al oppidum

VOLUMEN 1: I EDAD DEL HIERRO

ÍNDICE APERTURA •

El Primer Milenio en la Meseta Central. Jorge Morín y Dionisio Urbina

PRIMERA EDAD DEL HIERRO. VOL. 1 CONTEXTOS •

Bronce Final - en el Tajo superior . Rosa Barroso



Las Primeras Necrópolis de incineración en tierras de Madrid. María Concepción Blasco, José Chamón y Joaquín Barrio



El final de Cogotas I y los inicios de la Edad del Hierro en el Centro de la Península Ibérica (1200- 800 a.C.) Alfredo Mederos

NUEVOS YACIMIENTOS •

El Yacimiento de Las Camas (Villaverde, Madrid) Longhouses en la Meseta Central. Ernesto Agustí, Jorge Morín, Dionisio Urbina, Francisco José López, Primitivo J. Sanabria, Germán López, Mario López, José Manuel Illán, José Yravedra Sainz de los Terreros e Ignacio Montero



La Cuesta, Torrejón de Velasco (Madrid): un hábitat singular en la Primera Edad del Hierro. Primitivo J. Sanabria



El Yacimiento de Las Lunas, Yuncler (Toledo): una ciudad de cabañas. Dionisio Urbina



Las cabañas de la I Edad del Hierro del yacimiento de Dehesa de Ahín (Toledo). Juan Manuel Rojas Rodriguez Malo y Antonio J. Gómez Laguna



Palomar de Pintado, Villafranca de los Caballeros (Toledo): territorialización y sociedades del primer hierro en la Mancha toledana. Jesús Carrobles

LA CULTURA MATERIAL •

La cerámica de transición del Bronce al Hierro y del Hierro Antiguo en el Área de Madrid y Norte de Toledo (850/800- 500/400 a.C.) Juan Francisco Blanco



Metalurgia en la meseta sur: síntesis sobre el primer milenio ac. Ignacio Montero Ruiz y Martina Renzi



Conjuntos líticos de la Edad del Hierro en la Meseta Central. Germán López



Industria lítica del yacimiento de Las Camas”(Villaverde, Madrid) Germán López



Un brazalete de marfil del yacimiento de Las Camas (Villaverde, Madrid) Thomas X. Schuhmacher



Grafitos fenicios en el centro peninsular Luis Alberto Ruiz Cabrero

SEGUNDA EDAD DEL HIERRO. VOL. 2 CONTEXTOS •

Los yacimientos celtibéricos del Alto Tajo y Alto Jalón: el I Milenio a.C. en la Meseta Oriental. María Luisa Cerdeño



Plaza de Moros y los recintos amurallados carpetanos. Dionisio Urbina



El final de la Edad del Hierro: el hábitat fortificado del Cerro de la Gavia Jorge Morín, Dionisio Urbina, Francisco José López, Marta Escolà, Amalia Pérez- Juarez, Ernesto Agustí y Rafael Barroso

NUEVOS YACIMIENTOS •

Hoyo de la Serna, poblado y necrópolis de los inicios de la II Edad del Hierro en la meseta de Ocaña. Dionisio Urbina y Catalina Urquijo



Cerro Colorado, una necrópolis de los primeros poblados de la II Edad del Hierro. Dionisio Urbina y Catalina Urquijo



La Guirnalda: un yacimiento de la Edad del Hierro en la provincia de Guadalajara Ernesto Agustí, Dionisio Urbina, Jorge Morín, Ruth Villaverde, Antxoka Martínez, Enrique Navarro, Rui de Almeida, Francisco J. López y Laura Benito

LA CULTURA MATERIAL •

Imágenes de la Segunda Edad del Hierro en el Centro Peninsular. Dionisio Urbina y Catalina Urquijo



Estudio de material cerámico en el yacimiento del Cerro de la Gavia, Villa de Vallecas (Madrid). Jorge Morín y Dionisio Urbina



Conjunto cerámico de una estructura doméstica de la II Edad del Hierro en el yacimiento de la Guirnalda (Quer, Guadalajara). Sandra Azcárraga, Jorge Morín y Dionisio Urbina



Estudio de la industria lítica en el yacimiento del Cerro de la Gavia, Villa de Vallecas (Madrid) Jorge Morín y Dionisio Urbina

TÉCNICAS APLICADAS •

Zoorarqueología. La fauna en la Primera Edad del Hierro. José Yravedra Sainz de los Terreros



Paleoambientes y dinámica antrópica en la Meseta Sur (Madrid) durante la I y II Edad del Hierro. José Antonio López y Sebastián Pérez

Estudio arqueobotánico de Las Camas (Villaverde, Madrid): un ejemplo de interdisciplinariedad para el conocimiento del paisaje vegetal y los usos de las plantas en la Meseta durante el 1er Milenio a.C. Ethell Allùe, D. Cabanes, I. Expósito, I. Euba, A. Rodríguez, M. Casa y F. Burjachs •

INTERPRETACIÓN, DIVULGACIÓN Y DIFUSIÓN •

De la arqueología al Patrimonio arqueológico: cuestiones a debate. Isabel Baquedano



Ética frente a los medios. Destruir y conservar con criterio. El yacimiento de Cerrocuquillo como ejemplo (Villanueva de la Sagra- Toledo). Montserrat Cruz, Alicia Torija e Isabel Baquedano



Museos Arqueológicos del siglo XXI. El Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid y la difusión de la Edad del Hierro. Antonio F. Dávila



La utopía del acondicionamiento del Cerro de la Gavia. Un viaje al pasado desde el paisaje postmoderno. Jorge Morín y Esperanza de Coig O’Donell



Modelización en 3D como método de investigación y conocimiento de las arquitecturas de la Edad del Hierro. Francisco J. López

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS Dionisio Urbina y Catalina Urquijo

EL PRIMER MILENIO A.C. EN LA MESETA CENTRAL De la longhouse al oppidum

Madrid

2012

ISBN: 84-616-0349-4 Depósito Legal: M-29884-2012

Recibido: 15-03-2009 Aceptado: 25-03-2009

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS THE ARCHAEOLOGICAL SETTLEMENT OF “LAS LUNAS”, YUNCLER (TOLEDO): A HUT SETTLEMENT

D. Urbina y C. Urquijo [email protected] y [email protected]

PALABRAS CLAVE: Bronce Final, Primera Edad del Hierro, Poblado de cabañas, Gestión arqueológica. KEYS WORDS: Late Bronze, First Iron Age, Hut settlement, Archaeological management.

RESUMEN:

El yacimiento de Las Lunas ha estado a punto de ser destruido por un equipo arqueológico escasamente formado que no fue capaz de detectar los restos del primer asentamiento en el lugar, y sólo una feliz circunstancia ha hecho que puedan salvarse en parte los restos del poblado. Las Lunas ofrece una nueva visión del Bronce Final y el comienzo de la Edad del Hierro totalmente desconocida hasta ahora, ya que avala la existencia de grandes poblados de hasta 10 Has de extensión con complejas arquitecturas de cabañas de diferentes tamaños. Las Lunas abre asimismo una puerta a la interpretación del complejo mundo simbólico de este periodo, a la par que confirma el gran desarrollo al que habían llegado la agricultura y la ganadería en estos momentos ABSTRACT:

The settlement of Las Lunas has been close to being destroyed by an archaeological team scarcely formed that was not capable to detect the evidences of the first settlement, and only a happy circumstance has made possible that part of those archaeological evidences of settlement could be saved. Las Lunas offers a new vision of the Final Bronze and the beginning of the Iron Age completely unknown until now, since it confirms the existence of large populated areas till 10Has of extension with complex architectures of different sizes huts. Las Lunas likewise opens a door to the interpretation of the complex symbolic world of this period, and confirms the great development of the agriculture and the stockbreeding at this moment.

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS D. Urbina y C. Urquijo

PRÓLOGO

datos; algo que sin duda añade altas dosis de cientifismo a la disciplina (o aunque sólo fuera por el hecho de que

A comienzos de abril del presente año (2008) dio comienzo la excavación que dirigimos en Las Lunas, cuyo objetivo (de acuerdo a los resultados obtenido por un equipo de arqueólogos que venía realizando distintas actuaciones en el lugar desde 2003, entre las que se encontraba una excavación de 6 meses en 2007), era el de finalizar la documentación arqueológica de un yacimiento rural romano de “escasa” entidad. La sorpresa llegó el segundo día de excavación al descubrir que parte de las estructuras de barro quemado que se habían dejado en resalte e interpretado como romanas, eran en realidad las capas superiores de hogares construidos con fragmentos de cerámicas a mano pertenecientes al Bronce Final/Hierro I. Naturalmente, este hecho nos llevó a replantearnos por completo la metodología y los objetivos de la excavación y a realizar unas valoraciones muy diferentes del enclave.

cuatro ojos ven más que dos); no parte de ningún criterio metodológico, se trata lisa y llanamente de una práctica estrictamente comercial. Como tantas otras cosas, la arqueología se guía hoy por criterios de libre mercado; el arqueólogo ha entrado de lleno en las leyes de la oferta y la demanda, la maximización de los beneficios, la fidelidad a los clientes, las “ofertas económicas competitivas”, etc. Aunque no este el lugar para realizar una profunda reflexión sobre los derroteros por los que deriva hoy la arqueología, habría que encontrar pronto una ocasión para hacerlo, ya que las líneas que siguen son causa y un buen ejemplo de tales caminos. Al tratarse de una actividad eminentemente práctica, la arqueología de campo debería guiarse por la confrontación permanente de los métodos empleados y los resultados obtenidos, algo así como la medicina, por ejemplo;

Hace unos años era impensable una situación como esta, sin embargo hoy es relativamente frecuente que más de un director o más de un equipo arqueológico excaven en el mismo yacimiento en un cortísimo período de tiempo. Esta circunstancia que podemos considerar como muy saludable ya que aporta unos baremos de contrastación del trabajo de campo, y por ende la posibilidad de realizar una

sin embargo, nada hay más alejado de la realidad y en el

crítica constructiva del propio proceso de obtención de

y regulares futbolistas, pero se da por sentado que los ar-

fondo pocas veces se ralizan, critical approach to fieldwork (Lucas, 2001). Estamos sin duda ante uno de los temas tabú de nuestra disciplina. Existe una especie de “pacto de caballeros” que impide la crítica del trabajo de campo realizado por cualquier otro colega. Todo el mundo sabe que hay buenos y menos buenos cirujanos, como hay buenos

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS

queólogos de campo son todos buenos. El asunto es peor aún, ya que el buen arqueólogo sería aquel que y mejor documentara un yacimiento, lo cual en principio va en contra de los intereses del pagador de la intervención arqueológica que es quien realiza la obra civil y al cual el Patrimo-

restos bajo los golpes del pico, la piqueta o el palustrín,

nio en principio sólo le supone un perjuicio o gravamen,

aunque no existan lugares en donde los arqueólogos se

mayor en la medida en la que más restos arqueológicos se

formen ni sea bien visto criticar (crítica positiva, crítica

detecten, de modo que la contradicción se corta como el

creativa, se entiende) el trabajo de nadie. No obstante, la

nudo de Gordio negando explícitamente la existencia de

arqueología de campo exige grandes dosis de destreza y

difererencias entre arqueólogos de campo.

responsabilidad. Desde los días en que éramos estudiantes

sino bajo los dientes o la cuchilla de las máquinas mixtas de 1 o 1,5 m o las retros de 2 o 1,2 m. Nos enfrentamos, por tanto, a una disciplina en la que la habilidad de los excavadores de campo se presupone;

La arqueología se ve así privada de un enjuiciamiento

nos han repetido hasta la saciedad (y con razón) que un

crítico de la base de la que derivan todos sus conocimien-

yacimiento sólo puede excavarse una vez, que toda excava-

tos: la práctica de campo. Paradójicamente o contradic-

ción arqueológica es irreversible, que excavar mal es sinó-

ción sobre contradicción, ésta, la práctica de campo, no

nimo de destrucción: una excavación mal hecha destruye

se enseña en las universidades españolas, y si se hace lo

para siempre los restos enterrados, es como “...quemar las

es a muy pequeña escala, y desde luego jamás se enseña la

páginas del único ejemplar existente de un libro, inmedia-

práctica de campo de la arqueología moderna que brega

tamente después de su lectura”. (Carandini, 1997:18).

constantemente con el desmonte de la cobertura vegetal

Decíamos que este excursus no es gratuito, viene a co-

de grandes superficies con excavadoras armadas de cazos

lación de la triste experiencia sufrida en el yacimiento de

de limpieza, sondeos mecánicos, seguimientos de movi-

Las Lunas. El desarrollo del proyecto de construcción con-

mientos de tierra, etc.; pues no se trata ya de descubrir los

cebía la alteración de unas 6 ha de terreno sobre las que el

Fig 1. Derecha, Área de actuación dejada en resalte.

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Fig 1. Izquierda, destrucción parcial del yacimiento.

equipo anterior realizó una prospección integral a fin de evaluar el impacto de la obra civil sobre los restos arqueológicos. De acuerdo a los resultados de esa prospección se propuso la liberación de casi 5 de las 6 Has afectadas por el proyecto constructivo, sujetas tan sólo al seguimiento arqueológico de los movimientos de tierra, dejando el resto de la superficie para excavar manualmente. Una vez rebajados en potencias medias de 3 m los terrenos liberados y realizados los viales del polígono industrial en cuestión, quedó una superficie en resalte sobre la que se realizó la actuación arqueológica. Cuando el equipo que dirigimos llegó al lugar, más de la mitad de esa superficie se hallaba parcialmente excavada, habiendo llegado a niveles estériles en distintos puntos de la misma, documentando tan sólo un asentamiento romano, y existía una propuesta de desmonte mecánico vigilado de la parte restante. (Fig. 1 Izq. y Dcha.) Existen numerosos indicios para considerar que el yacimiento se extendía también por las casi 5 Ha que se permitió destruir con excavadoras, pues los restos arqueológicos aparecían cortados sobre los taludes de la superficie dejada en resalte, además se documentaban asimismo restos arqueológicos romanos y del Bronce Final sobre un testigo dejado en medio de la superficie desmontada sobre el que se elevaba un torreta eléctrica, también se comprueba la existencia de restos arqueológicos similares al otro lado de

los viales, en superficies no afectadas por el proyecto constructivo (afortunadamente) y, finalmente, en la fotograf ía aérea quedan reflejadas claramente las marcas que delimitan un yacimiento de unas 12-14 ha que confirman todos los indicios anteriores. Esto significa en la práctica que se han destruido 5 ha de un yacimiento cuya riqueza e interés arqueológico es inmensa. Sin el concurso de un segundo equipo arqueológico (nosotros en este caso), nada de lo que exponemos a continuación existiría, ni los más de 100 hogares excavados, ni el depósito excepcional de bronce del Bronce Final, ni los 2000 hoyos documentados que conforman un conjunto de estructuras casi sin igual en toda la Península, ni las cerámicas pintadas, incisas, a la almagra, decoradas con flor de loto, ni los enterramientos rituales de animales, etc., etc., etc. En definitiva no podríamos seguir escribiendo sobre este lugar. (Fig 2) Aquí han fallado todos los recursos de que disponemos para la protección del patrimonio arqueológico, han fallado los profesionales y han fallado los sistemas de vigilancia y control de la Administración. ¿Es este caso único?, ¿existía alguna duda sobre la calidad del trabajo de campo del equipo que lo realizó? ¡Obviamente no, pues en otro caso no se les habría dado permiso para excavar!, ¿no? ¿Entonces? ...

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Fig 2. Vista del conjunto del yacimiento con las áreas destruidas y la zona de actuación sobre fotograf ía aérea de los años 90. SIG Oleícola.

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Fig 3. Alrededores del yacimiento con hipótesis sobre las zonas encharcadas sobre fotograf ía aérea de los años 90. SIG Oleícola.

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EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS Cómo dejamos dicho, el yacimiento ha dejado una “huella” en el paisaje que se esparce por lo menos 12 ha de terreno, sin duda este hecho es ya en sí mismo de gran excepcionalidad, pues al presente la idea de la extensión de los yacimientos del Bronce Final/Hierro I en la comarca es la de pequeños asentamientos incluso de carácter estacional (Blasco 2007; Blasco et alii, 1991; López Covacho et alii, 2001; Martín y Vírseda, 2005 y Muñoz y Ortega, 1996), con algunas excepciones como la de Ecce Homo (Almagro y Fernández-Galiano, 1980) en donde la extensión del cerro se acerca a las 5 ha. Además de ello, el yacimiento de Las Lunas se halla muy próximo al menos a otros dos asentamientos de la misma época, como es el caso de San Antón, apenas 1 km al Sureste de Las Lunas, en donde se realizó una intervención aún no publicada, y Cerro Cuquillo a 2 km al oeste, en donde se continúan realizando excavaciones arqueológicas (ver comunicación en este volumen). Pero sin duda son los propios hallazgos de Las Lunas los que poseen un carácter excepcional en sí mismos, no el sentido que pongan de manifiesto una realidad que debió ser única o se trate de un yacimiento especial como tal, sino porque los hallazgos en él realizados son susceptibles de cambiar radicalmente nuestras concepciones sobre este período prehistórico. (Fig 3) El paisaje en los alrededores de los pueblos de Villaluenga y Yuncler de la Sagra, han sufrido unas tremendas alteraciones antrópicas en los últimos años, de modo que para reconstruirlo es necesario utilizar fotograf ías aéreas de hace más de una década. El yacimiento se sitúa sobre unos terrenos alomados. Al sur de Las Lunas debió existir una laguna alimentada por los cauces de los arroyos de Tocenaque y Solana de Valhondo. Debía tratarse de una laguna alargada en sentido este-oeste alimentada más al este por el arroyo de la Fuente de San Pedro. Topónimos como Lagunillas y Prado de Las Lunas hablan de los humedales existentes al mediodía del yacimiento, humedales que se pueden reconstruir parcialmente gracias a la vegetación actual, entre las que destaca como indicador de zonas encharcadas los restos de cañas y carrizos. Siguiendo estas marcas, la laguna se extendería al sur y el este-noreste del yacimiento de Las Lunas. Con estas indicaciones se puede comenzar a entender el lugar privilegiado en el que se emplazó el asentamiento: en un entorno lagunar con abundancia de agua y de recursos de pesca y caza de aves de los que han quedado indicios en el registro arqueológico, así como de abundantes pra-

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dos para el ganado y a su vez próximo a tierras de cultivo, sin contar con la madera de los árboles que debieron crecer en abundancia en los alrededores. Los terrenos están formados por arenas mezcladas con arcillas marrones y gredas verdosas que afloran en lentejones, constituyendo suelos blandos2 .

ENTRAMADO URBANO: CABAÑAS El yacimiento estuvo ocupado durante un largo período de tiempo a juzgar por los 40-50 cm de potencia de los sedimentos acumulados. Diversos materiales hablan asimismo de la larga pervivencia del sitio, como es el caso de las cerámicas, entre las que se encuentran ejemplares característicos del Bronce Final, como las cazuelitas bruñidas o las de frisos incisos sobre la carena, hasta los tipos que podemos considerar más modernos como las pintadas postcocción, especialmente aquellas de motivos en amarillo sobre fondo rojo (Werner Ellering, 1990), los cuencos troncocónicos con apéndice característicos de necrópolis del Primer Hierro (González Simancas, 1933; González Prats, 1983; Penedo et alii, 2001) o el fragmento decorado con flor de loto. Entre los elementos metálicos también puede establecerse una seriación cronológica similar, pues junto al depósito de hachas y las agujas de cabez abultada, característicos de momentos del bronce final, aparecen otros elementos más modernos como la pequeña pulsera del sector C5, con paralelos en necrópolis como la de Arroyo Culebro (Penedo et alii, 2001). (Fig 4 -Fig 5) Sin duda, el aspecto más impresionante del yacimiento es la abundancia y complejidad de las estructuras documentadas. A pesar de que el equipo arqueológico anterior y los propios restos romanos alteraron buena parte de la superficie excavada, impidiéndonos extraer una visión de conjunto de toda el área, los retos de estructuras de habitación documentados, conforman un denso y complejo entramado de huellas de agujeros de postes y pequeñas zanjas, de entre los cuales hemos podido diferenciar al menos una docena de cabañas cuyas superficies oscilan de los 20 a los 80 m2. Se han podido diferenciar dos momentos que se corresponde con dos sistemas constructivos diferentes. Estratigráficamente los más antiguos son cabañas o estructuras de habitación que se definen por pequeñas zanjas de apenas 10 cm de ancho y una profundidad de 5 a 15 cm La tendencia de las plantas es circular u ovalada, de tamaños entre 20 y 40 m2, aunque existe algún ejemplo mayor de cabaña larga absidada.

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Fig 4. Primer estadio constructivo. Planta de cabaña en sector B5.

Fig 5. Primer estadio constructivo. Cabaña absidada en sector I9.

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Características del otro momento constructivo son las estructuras definidas por agujeros de poste de los que se han hallado casi dos millares. Ha sido posible definir tres de estas cabañas con superficies entre 35 y 50 m2 con disposiciones similares. En estos casos, la cabaña se orienta al este, la entrada está formada por dos agujeros múltiples en cada uno de los cuales quedan las huellas de dos o tres postes redondos, separados por un espacio de 1-1,2 m de ancho. La planta es ovalada, con agujeros de poste de hasta 70 cm de profundidad y diámetros que oscilan de 25 a 40 cm. No es raro encontrar algún agujero doble, con la clara impronta de dos postes redondos juntos. También existe un ejemplo de agujero que en su parte superior tiene un diámetro de 45 cm y en la inferior se estrecha hasta los 20 cm de diámetro. La cabaña del sector B4 además de delimitarse por agujeros de poste triples en los dos hoyos que conforman la entrada y dobles en los laterales centrales, posee sendas pequeñas zanjas en las que se marcan numerosas huellas de agujeros de poste de pequeño tamaño a cortos intervalos al exterior de los bordes laterales de la estructura. Disposiciones similares se hallan en el mundo anglosajón en cabañas donde los agujeros de poste mayores son los que sujetan la estructura y los postes laterales más pequeños

Fig 6. Segundo estadio constructivo. Cabaña en sector E8.

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aparecen incluso a veces embutidos dentro de un pequeño tabique de tierra, sujetando al exterior la techumbre que llega casi hasta el suelo. (Fig 6 -Fig 7- Fig 8) El análisis de las numerosas zanjas y agujeros de poste no ha hecho aún más que comenzar, por ello sólo podemos adelantar que varias de las estructuras están relacionadas formando distintas dependencias de un mismo ámbito, tal vez familiar como la cabaña ovalada y la de sección cuadrangular de la fig 4. Del mismo modo se documentaron además estructuras tanto de postes como de zanjas que no pueden corresponder a cabañas en sentido estricto, como es el caso de la estancia circular en el sector B5 bajo la cabaña de agujeros de poste. Se trata de un círculo de 3,5 m de diámetro que se halla casi adosado a otra zanja que sugiere la forma de uno de los laterales de la cabaña larga absidada del sector I9. Asociaciones del mismo tipo parecen repetirse en los sectores A23 y B2 donde se documenta otra cabaña larga de fondo absidado (orientada como todas a la salida del sol, dato a tener en cuanta para análisis futuros) y en uno de sus laterales, cerca de la entrada otra circular, en este caso de unos 4,5 m de diámetro. (Fig 9)

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS

Fig 7. Segundo estadio constructivo. Cabaña en sector B4.

Fig 8. Segundo estadio constructivo. Cabaña en sector D2.

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Fig 9. Estructuras de habitación en el sector N.W. Posible área de actividad metalúrgica.

Hay muchísimas más evidencias que no conforman necesariamente cabañas, como agujeros de poste y zanjas de tendencia circular en torno a hogares que parecen delimitar. Especialmente curiosa es la concentración de agujeros en el sector A2, sin que haya podido delimitar una clara estructura de habitación, que sin duda debió haber, ya que en uno de los hoyos (si bien de forma sensiblemente diferente al resto pues es menos profundo y de planta alargada con un extremo más ancho que el otro) apareció el esqueleto de un bebé de pocos meses. (Fig 10) Sea como fuere estos hoyos estaban tapados por una capa de grosor variable de restos de barro quemado y escorias, la mayoría sin restos de fundición aunque entre ellas aparecieron fragmentos de un cono de fundición de bronce3. Ocupa esta superficie desigual con abundantes restos de escorias dos manchas de más de 60 m2, Junto a ellas se hallaron tres hogares en excelente estado de conservación y con idéntica forma: circular de 80 cm de diámetro, y con base recta recrecida en uno de los lados. A pesar de que la superficie de barro endurecido es bastante horizontal no descartamos la idea de que en realidad se trate de hornos metalúrgicos, ya que, como decimos, se hallan junto a un área con abundantes escorias. Por otro

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lado, el realce recto de uno de sus lados podría servir para apoyar una tobera, mientras que el pellejo que hacía las veces de fuelle quedaría detrás. Se han hallado otros dos hogares similares, uno junto a la entrada de la cabaña en el sector B4 y uno más, este de forma cuadrada de 1x1 m en el sector E8. El primero de ellos se hallaba de nuevo próximo a una zona con abundancia de escorias, mientras que las evidencias de las mismas en el segundo caso son menores, a pesar de que hay algunas. En cualquier caso la técnica de fabricación de estos hogares es diferente a la del resto (y se han documentado cerca de 80 hogares), ya que no poseen base de piedras o cerámica como los demás, sino que presentan una capa de 2 a 4 cm de grosor de tierra quemada y endurecida sobre una superficie de tierra más o menos quemada. En el hogar del sector B4 se conservaba una incisión junto al borde del círculo, a modo de orla o remate. (Fig 11) Como decimos, el resto de los numerosos hogares descubiertos en Las Lunas suelen ser de forma más o menos circular, y presentan una capa superior de arcilla endurecida por el fuego de 2-3 cm de grosor. Como en los hogares anteriormente descritos, pueden existir dos o tres capas de arcilla quemada superpuestas, indicando una larga vida

EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS

del hogar. Bajo la arcilla se hallan capas horizontales de fragmentos cerámicos en la mayor parte de los casos. Esta capas oscilan en espesor pues las hay desde los 3-5 cm de una sola capa a los 30 cm de hogares que poseen hasta 4 capas de fragmentos cerámicos. Es significativo que aunque la mayoría de estos fragmentos pertenecen a vasijas toscas de almacenamiento y cocina, de vez en cuando aparecen restos de vajilla fina, incluso de las más delicadas pintadas postcocción, no estableciendo diferencias en la amortización de las distintas calidades de vasijas una vez rotas. Será de gran interés relacionar la frecuencia y disposición de los hogares de mayor potencia y el resto, a fin de establecer posibles diferencias funcionales. Hemos constatado numerosos hogares que se dispondrían al aire libre, fuera de las estructuras de habitación cuya función sería la típica de servir para hacer fuego. Por el contrario, los hogares de casi medio metro de potencia creemos que ponen claramente de manifiesto la voluntad de conseguir estructuras que guardasen largo tiempo el calor, se trataría por tanto de verdaderas estufas. Naturalmente que en ellos se podría cocinar tal y como lo hacían nuestros abuelos: “a fuego lento” por decirlo así, bien utilizando un combustible de

bajo poder calorífico como la paja, bien usando carbones, el rescoldo de otros fuegos. En uno de ellos perteneciente al sector I9, precisamente de los de mayor potencia con 4 capas de fragmentos cerámicos, quedan las huellas de pequeños círculos incisos en el barro quemado. Estos circulitos aparecen con relativa frecuencia en hogares, como por ejemplo en la Dehesa de Ahín, en el valle del Tajo cerca de Toledo (Rojas et al, 2007:85 fig. 20), y pudieran corresponder a las marcas dejadas por la base de algún utensilio metálico de tipo parrilla o similar. (Fig 12)

AGRICULTURA Y GANADERÍA A pesar de que en algunas zonas muy concretas del yacimiento se han detectado superficies parcialmente quemadas se deben al propio quehacer de la vida en el poblado, ya que no hay constancia de niveles de incendio, a no ser en la estancia rectangular del sector I9 que corresponde al nivel más moderno o nivel de abandono del sitio. Es por ello que a pesar de que hemos documentado un buen número de molinos con tan sólo una o dos excepciones,

Fig 10. Agujero con enterramiento de recién nacido.

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Fig 11. Hogares u hornos metalúrgicos del área N.W.

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Fig 12. Varios tipos de hogares.

todos estaban ya en desuso. Una de estas excepciones lo constituye el molino del sector I7 correspondiente a uno de los niveles superiores. Como la totalidad de los molinos documentados es de granito y barquiforme y presenta un abultamiento o falta de desgaste en uno de los lados. Junto a él apareció un cuenco troncocónico de base umbilicada con mamelón de perforación horizontal que debía servir bien como medida para la ración de trigo a moler o de harina a recoger. Alrededor del molino se disponían 4 guijarros redondeados que hacían las veces de piedra de moler o mano de molino. Estos guijarros son frecuentes en el yacimiento; algunos de ellos conservaran huellas del lugar en donde apoyaban los dedos. También aparecen con profusión unas piedras redondeadas de sílex, material que debió haber en abundancia en los alrededores, ya que la mayoría de las piedras de los muros romanos son de este material; se adaptan perfectamente a la mano y debieron servir para machacar; en muchas de ellas la marca de los dedos ha dejado uno pequeños huecos muy visibles. La existencia de tantas evidencias de molinos traídos desde lejos, ya que no hay granito en La Sagra toledana, es una prueba indirecta del desarrollo de los cultivos cerealísticos; otra lo constituyen los numerosos dientes de

hoz de sílex hallados por doquier, hasta el punto de que estos dientes de hoz son casi las únicas evidencias de sílex encontradas en Las Lunas4. Destaca la acumulación de dientes de hoz hallados en el sector I8 que probablemente pertenezcan a una misma herramienta, algo que parce fuera de toda duda en los restos hallados en un agujero del sector B2. Allí enterrados se hallaron 11 láminas dentadas de las que no cabe ninguna duda conformaban una hoz completa. En el mismo agujero apareció un número aún mayor de lascas de sílex no dentadas que tal vez conformen otra herramienta relacionada con la recolección del grano que en un futuro podamos reconstruir. La abundancia de dientes de hoz en el yacimiento evidencia que la tecnología de siega del cereal se basa todavía con exclusividad en la piedra, el sílex en este caso, y no será hasta bien entrada ya la IIª Edad del Hierro cuando sea sustituida por el hierro, como bien notara ya hace años R. Harrison: “...las herramientas de uso cotidiano todavía eran de piedra” (1989:45). Podríamos considerar también una evidencia indirecta del desarrollo de la agricultura la gran cantidad de hogares documentada, ya que algunos de ellos podrían estar en relación con el tostado o malteado de los granos, si bien es

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EL YACIMIENTO DE LAS LUNAS, YUNCLER (TOLEDO): UNA CIUDAD DE CABAÑAS

Fig 13. Molinos barquiformes de granito y guijarros o manos de Molino junto a dientes de hoz, entre ellos el conjunto del sector B2.

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Fig 14. Distintos hallazgos de fauna, muchos de ellos depositados intencionadamente en agujeros, junto con algunos moluscos.

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Fig 15. Varias pesas y fusayolas halladas en el yacimiento.

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Fig 16. Algunos de los vasos cerámicos encontrados en Las Lunas.

cierto que no se han hallado restos de esta actividad, aunque como ya dijimos, estos niveles fueron desmantelados por sucesivas reocupaciones del sitio. Quizá se hallen restos de granos calcinados entre los niveles de un pozo descubierto en el talud Este que contenía niveles estratificados con desechos de hogares: carbones y pequeños fragmentos de tierra quemada. (Fig 13) Los restos óseos son abundantísimos en el yacimiento, y por encima de todo destacan los restos depositados, creemos que intencionalmente, en hoyos. Por poner un ejemplo, en el suelo de la estancia rectangular del sector I9 se han documentado siete hoyos (de unos 20-25 de diámetro, con restos de ovicápridos, al parecer). Esta característica se debe sin duda a comidas o sacrificios rituales que una vez analizados tanto el contexto como los propios restos, podrán aportan alguna luz sobre el mundo simbólico del Bronce Final/Hierro I. Entre los distintos animales que se pueden identificar a simple vista hay un alta proporción de individuos muy jóvenes, tanto de vacuno, ovicápridos o equinos. Naturalmente, el estudio arqueozoológico no ha sido realizado todavía por lo que no podemos ofrecer datos más concretos, salvo la absoluta preponderancia de los animales domésticos en el registro óseo, algo normal por otra parte.

El aprovechamiento de la lana o el lino se manifestaría en los restos de pesas de telar hallados en los sectores A5, B4, y especialmente I7 e I8, donde aparecieron sendos conjuntos de pesas, en ambos casos de forma ovalada, que debieron pertenecer a dos telares, aunque en el caso de la I8 los restos se hallaban muy rotos y fragmentados. Además de huesos se han hallado algunos ejemplares de moluscos de agua dulce consumidos en el yacimiento. (Fig 14- Fig 15)

A CERCA DE LA CERÁMICA Naturalmente, los restos cerámicos son los más abundantes en el yacimiento, aunque el porcentaje de vasijas toscas de paredes gruesas es abrumador. De estas vasijas no contamos con ningún ejemplar completo, aunque será posible reconstruir una o dos de ellas. Los bordes documentados son redondeados salientes o casi rectos con inflexión en el cuello. Destaca el hecho de que los mayores porcentajes de galbos se encuentran escobillados, con incisiones profundas. La mayoría de estas vasijas no presentan efectos del fuego sobre sus paredes por lo que inferimos que debieron pertenecer a recipientes de almacenamiento, acorde con su

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Fig 17. Ejemplos de cerámicas con decoraciones incisas (una excisa).

gran tamaño. Dentro de la cabaña absidada del sector I9 se hallaron dos grandes agujeros contiguos, dentro de los cuales quedaban los restos de otras tantas vasijas. Suponemos que los recipientes se hallaban in situ y que los agujeros servirían para la sujeción de la base de las tinajas.

fuerte coloración roja o acabado a la almagra. En menor

Sobre la estructura rectangular que conforma el último nivel de ocupación del poblado, se documentaron ingentes cantidades de cerámica, entre las que destacan igualmente los grandes recipientes de almacenaje, aunque no faltaban fragmentos de cuencos carenados bruñidos, galbos incisos y con pintura postcocción. Cuando dispongamos del estudio pormenorizado de la cerámica de dicha estructura, podremos establecer porcentajes entre los distintos tipos de vasos sin duda de gran interés ya que se trata de un conjunto cerrado.

presos y otros motivos geométricos. No queremos entrar

Dentro de la tipología de la vajilla fina destacan los vasos bruñidos, cuyas formas son las de pequeñas cazuelas bitroncocónicas o troncocónicas rematas en largo cuello cilíndrico, ambas características de este momento. Junto a ellas los vasos abiertos troncocónicos con mamelón, y otros tipos menos frecuentes como cazuelas semiesféricas, cuenquitos de tendencia esférica e incluso embudos. También se han documentado algunos ejemplares bruñidos de

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proporción se han hallado ejemplares incisos (con alguno exciso) con las consabidas series de triángulos y rombos rayados o sin rayar que a veces se combinan o pueden formas frisos sobre las carenas combinados con circulitos imen la descripción detalla de estas decoraciones y el establecimiento de subespecies, algo que se ha venido haciendo hasta la saciedad: (Barroso, 2002; Blasco et alii, 1991; Muños y Ortega, 1996), porque consideramos que se trata de una tendencia justificada hace 20 ó 30 años cuando el conocimiento de los yacimientos de esta época era muy escaso y sólo se tenía la cerámica, con cuyas decoraciones se intentaron establecer seriaciones a través de los consabidos “horizontes culturales”: Pico Buitre, Río Salido, etc. En definitiva este tipo de decoración hereda parte de los motivos ya presentes desde el Campaniforme hasta Cogotas I, motivos que son frecuentes en los ambientes de Campo Urnas motivos que derivan claramente de tradiciones de cestería y tejidos (Cáceres, 1997). Lo verdaderamente importante es que se dan sobre pequeñas cazuelas bitroncocónicas, bicónicas, troncocónicas o cónicas con cue-

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llo cilíndrico, tipos que tanto reciben acabados bruñidos como incisos o excisos. Estos vasos apenas se diferencian unos de otros los hallados en Las Lunas, Las Camas, Cerro de San Antonio o Guaya, y son el exponente cerámico de las tradiciones del Bronce Final y Primer Hierro (período que, por otro lado, deberíamos considerar como uno, dadas las dificultades para separar uno de otro) sobre el que existe una fuerte discrepancia cronológica provocada por las altas fechas que aportan las muestras de C14 (Barroso, 2002:fig 19). (Fig 16- Fig 17)

CONCLUSIONES La experiencia de las actuaciones arqueológicas habidas en el yacimiento de Las Lunas, nos obliga ha hacer una profunda reflexión sobre la práctica de la arqueología en la actualidad, y la eficacia de los mecanismos establecidos para el control y estudio del Patrimonio en general. Ni todos los equipos arqueológicos están capacitados para gestionar la excavación de yacimientos, ni la Administración cuenta con medios técnicos ni humanos cualificados para ejercer un control efectivo sobre las actuaciones arqueológicas que se realizan. Es urgente la necesidad de mejorar estos aspectos para evitar más destrucciones de yacimientos arqueológicos como el habido en Las Lunas, y de reflexionar sobre como la conveniencia de establecer otros modelos de gestión como es el caso de Francia (Demoule, 2002). En el plano de la investigación arqueológica creemos que Las Lunas termina de confirmar unas tendencias que se vienen apuntando en los últimos años con descubrimientos como los vecinos longhouses de Las Camas en Villarverde Bajo (Urbina et alii, 2008) o el yacimiento de Guaya (Misiego et alii, 2005) cerca de Ávila, en el sentido de que este período de la Prehistoria reciente en el centro de la Península es con mucho más rico y variado de lo que siquiera se había imaginado. Señalábamos hace un año (Urbina et alii, 2008) que la falta de costumbre y de aplicación de metodologías adecuadas para la exploración de agujeros de poste en grandes áreas, ha dificultado la documentación de yacimientos como los que comentamos. Pero una vez

iniciado el proceso es irreversible, ya que las nuevas técnicas de desbroce mecánico de grandes superficies son una práctica corriente en las actuaciones arqueológicas, al mismo tiempo que la identificación de agujeros de poste va siendo cada vez más frecuente puesto que los conocimientos adquiridos en estos yacimientos se pondrán en práctica en los próximos en excavarse; (no deja de ser significativo a este respecto que debamos mirar al mundo anglosajón y del centro y norte de Europa en vez de a la Península Ibérica, en busca de paralelos para las estructuras de agujeros de poste descubiertas en estos últimos años (Audouze y Buschsenschutz, 1989; Kristiansen, 2001). Nos hallamos frente a un cambio de paradigma en la consideración del Bronce Final/Hierro I en el centro peninsular, impulsado por los nuevos descubrimientos. Yacimientos como Las Lunas o Guaya ponen de manifiesto la existencia de poblados cercanos a las 10 ha de gran complejidad estructural y desarrollo económico, muy alejados de aquel horizonte formado por pequeños poblados de carácter estacional (Barroso, 2002; Blasco, 2007; Blasco et alii, 1991; López Covacho et alii, 2001; Muñoz y Ortega, 1996; Pereira, 1994). Al tiempo, se verifica una enorme diversidad en las arquitecturas del momento, evidenciándose un perfecto desarrollo de la construcción en madera, con ejemplos de cabañas de tamaños medios o grandes longhouses. A ello aludimos con el subtítulo de esta comunicación, denominado “ciudad” a estas grandes aglomeraciones de cabañas con arquitecturas estables, a los que podemos suponer, en base a la secuencia tipológica de los materiales hallados y las secuencias estratigráficas de las ocupaciones, una vida de al menos uno o dos siglos. Estas comunidades explotan eficazmente el entorno y fueron capaces de establecer ciertas redes comerciales de largo alcance, como bien evidencian los objetos de bronce del depósito de Las Lunas. En el tiempo transcurrido desde que se escribieron estas líneas, salió a la luz una estudio del conjunto metálico hallado en el yacimiento así como de algunas fechas de C14 (Urbina y García Vuelta, 2010), al que remitimos al lector para ampliar los datos que aquí se contienen.

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NOTAS 1

Los gastos de la actuación arqueológica cuyos resultados se exponen en estas páginas, han sido sufragados por la empresa Gestión Proinmega S.L. que siempre nos dio los medios para que nuestro trabajo se realizara en la mejores condiciones posibles. 2

Se trata de una primera valoración ya que los estudios de los restos paleobotánicos, zooarqueológicos y del resto de materiales hallados en la excavación apenas se han comenzado a realizar en estos momentos. 3

Los metales hallados en Las Lunas están siendo analizados en el CSIC por D. Ignacio Montero, a quien debemos esta noticia. 4

Las análisis de fitolitos aportarán sin duda interesantes datos paleobotánicos.

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