El vinculo culhua-tolteca y mexica-chichimeca: La legitimación en la conciencia histórica

August 27, 2017 | Autor: Paulo Ramos | Categoría: Historical memory, Aztec History, 16th century Mexico
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Descripción

Paulo Leonel Ramos 11 de diciembre de 2014 El vínculo culhua-tolteca y mexica-chichimeca: La legitimación en la conciencia histórica Introducción Este trabajo surgió a partir de cuestionamientos sobre el ensayo de Miguel Pastrana titulado, “Notas acerca de la apropiación del pasado tolteca en el presente mexica”. Como dice el autor, su trabajo no se trata de “los hechos de los toltecas, sino la concepción que de ellos tenían los mexicas, y la importancia que les atribuían para su propia sociedad.”1 Este enfoque me hizo tomar en cuenta de cómo los mexicas habían construido su propia historia, ya sea los tlahcuilos de la época prehispánica o los historiadores mestizos de la época colonial. La pregunta que sobresalía por esta línea de pensamiento fue: ¿Cuándo las fuentes hablan de las características culturales de los toltecas y que los mexicas eran herederos de estas tradiciones, a cuales toltecas se están refiriendo? Esto parecería tener una respuesta simple, la cual sería los toltecas de Tula Xicocotitlan. Sin embargo, si vemos exactamente como los mexicas obtuvieron estas características y tradiciones, la respuesta ya no es tan simple como la habíamos pensado. Se sabe muy bien como los mexicas se apropiaron de estas tradiciones. Las fuentes son claras en señalar que estos se aculturaron a través de vínculos con gente de descendencia tolteca. En el caso de los tenochcas, las fuentes dicen que se mezclaron con los de Culhuacán, cuyos tlatoque descendían del propio Ce Acatl

                                                                                                                1

Miguel, Pastrana Flores, “Notas acerca de la apropiación del pasado tolteca en el presente mexica”, en El historiador frente a la historia. El tiempo en Mesoamérica, (Coord. Virginia Guedea), México, UNAM: IIH, 2004, 233 p., (Serie Divulgación, 5), p. 181-194, p. 183.

Topiltzin.2 Esta relación se culminó en el establecimiento de un linaje noble con la entronización del primer tlatoani de Tenochtitlan, Acamapichtli, y su esposa, Ilancueitl, princesa de Culhuacán. Entonces, parece mejor decir que los mexicas-tenochcas adquirieron las costumbres toltecas más por los de Culhuacán que por los toltecas de Tula Xicocotitlan. Quizá estamos en frente de una historia particular construida por los mexicas y por sus descendientes en la Nueva España. Una historia en la cual el prestigio de los culhuas fue utilizado para que los tenochcas lograran ennoblecerse y legitimar su reino. Pastrana explica que “lo que los hombres del presente destacan del pasado, lo que rescatan de lo pretérito es aquello que les es más útil para hacerlo propio.”3 Para los mexicas-tenochcas fue útil relatar de como emparentaron con los culhuas porque luego podían afirmar una relación con el pasado idealizado de los toltecas. Este trabajo pretende establecer los hechos y observar la conciencia histórica respecto a la unión entre culhuas y tenochcas. No se intenta averiguar si los tenochcas son

realmente

herederos

de

las

tradiciones

toltecas,

sino

examinar

como

conceptualizaron y se vincularon con este pueblo antiguo. A lo largo de este trabajo se irá analizando el rol que tuvo el altépetl de Culhuacán en este proceso. Porque no tenemos documentos plenamente prehispánicos de estos hechos, tenemos que fundamentarnos en las fuentes novohispanas. Son en estas fuentes donde podemos ver cómo se destacó del pasado. Las fuentes más útiles para nuestro trabajo irán siendo, entre otros: la Crónica Mexicáyotl de Hernando Alvarado Tezozómoc, las Obras Históricas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, la Monarquía Indiana de Juan de                                                                                                                 2 3

La descendencia de los tlatoque por Ce Acatl Topiltzin se trataré después. op. cit., p. 182.

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Torquemada y varios textos de Domingo Chimalpáin. Otro documento que nos brindará información adicional es el Códice Boturini. Analizando estos documentos literarios y pictográficos podrá ayudar a aproximarnos a la conciencia mexica-tenochca de su pasado. Para realizar esta tarea, primero se tiene que definir los conceptos de tolteca y chichimeca. En el mundo mesoamericano estos términos tienen un valor sumamente simbólico que remiten las características estereotípicas de grupos particulares. Luego se analizará aspectos de las historias del grupo mexica-tenochca y del culhua en las fuentes novohispanas. Esto nos dirá de la diversidad de relatos, los cuales son a menudo contradictorios, y de la concepción que tienen los autores sobre el pasado mexica. Esta tarea tiene la finalidad de acercarnos a cómo se legitimaron los tenochcas por medio de su conciencia histórica.

El Chichimeca y el Tolteca. Concepto y símbolo. Las historias, crónicas y relatos que vienen desde la época colonial temprana hablan de los chichimecas como un grupo incivilizado y bárbaro. Se caracterizaron como una gente que habita en las cuevas, que se viste con pieles y que eran buenos con un arco. Motolinía escribe que estos chichimecas “no tenían manera de escribir ni figurar, por ser gente bárbara y que vivían como salvajes… no se halla que tuviesen casa, ni lugar, ni vestidos, ni maíz, ni otro género de pan, ni otras semillas… comían todo crudo.”4

                                                                                                                4

Toribio de Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España. Relación de los ritos antiguos, idolatrías y sacrificios de los indios de la Nueva España, y de la maravillosa conversión que Dios en ellos ha obrado, 9a edición, edición, estudio, apéndices, notas e índice de Edmundo O ‘Gorman, México, Editorial Porrúa, 2014, IX-354 p. (Sepan Cuantos, 129). p. 3.

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Sahagún aporta más información diciendo que no solo existía un tipo de chichimeca sino tres, los cuales tenían sus propios atributos. Algo que resaltar es el grupo que Sahagún denomina teochichimecas; el fraile dice que estos teochichimecas “fueron algo republicanos, y aunque por la mayor parte vivían en cuevas y peñascos, algunos de ellos hacían chozas o casillas de paja; hacían también alguna sementerilla de maíz, y venían después a tratar y vivir con algunos mexicanos, o nahuas.”5 Esta cita nos remite que existían chichimecas que tenían rasgos culturales como los mesoamericanos y que luego “vinieron” a integrarse con otros pueblos. La concepción que tienen estos frailes de los chichimecas es entonces una que los caracteriza como una gente primitiva y salvaje, aunque unos tenían rasgos parecidos a los grupos sedentarios. Sin embargo, esta idea del chichimeca viene siendo diferente en las historias de la tradición indígena. Hernando Alvarado Tezozómoc, al principio de su obra dice que “aquí comienza La Crónica Mexicáyotl, donde se habla del nacimiento y bajada, del origen y principio, de la venida y llegada de los llamados mexitin chichimecas aztlantlacas chicomoztocas a esta dicha Nueva España,”6 y Domingo Chimalpáin relata que los “primeros antiguos viejos valientes pobladores fueron gente robustísima, sapientísima y belicosísima, llamados teochichimecas aztecas mexitin chicomoztocas quinehuayantlacas.” 7 A                                                                                                                 5

Sahagún, Bernardino de, Historia general de las cosas de Nueva España. Y fundada en la documentación en la lengua mexicana recogida por los mismos naturales, 11ª edición, edición, numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K., México, Editorial Porrúa, 2013, IX1061 p. (Sepan Cuantos, 300). p. 582. 6 Hernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p., p. 33. (Cursivas mías) 7 Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáin Cuauhtlehuanitzin, Crónica mexicana en español de Domingo Chimalpáin en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p., p. 161. (Cursivas mías)

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diferencia que los friales, estos historiadores se enfocan en diferentes aspectos del grupo chichimeca. En vez de llamarlos salvajes, Chimalpáin destaca su valentía y sapiencia y Tezozómoc se enfoca no en sus “malas costumbres”, sino en el rol fundador para los que habitarán México Tenochtitlan. Tomando las fuentes en cuenta, la concepción que tenían los frailes y los historiadores mestizos sobre los chichimecas es diversa. Concuerdan en el sentido que los chichimecas eran robustos por su forma de vivir, como lo explica Chimalpáin, pero al fin de cuentas estos chichimecas serán conceptualizados por los historiadores de tradición española e indígena como un grupo primigenio que serán enseñados a como vivir bien por el contacto con grupos más cultos que ellos. El ejemplo de este contacto y enseñanza se va a examinar a lo largo de este trabajo. Los toltecas son lo opuesto de los chichimecas. Sahagún los describe que “eran sutiles y primos en cuanto ellos ponían la mano que todo era bueno, curioso, y muy gracioso, como las casas que hacían muy curiosas, que estaban de dentro muy adornadas de cierto género de piedras preciosas, muy verdes, por encalado”8 y que “sabían todos los oficios mecánicos, y en todos ellos eran únicos y primos oficiales, porque eran pintores, lapidarios, carpinteros,”9 etc. Aquí vemos que eran ‘buenos con sus manos,’ refiriendo a que éstos construían varios tipos de cosas. Lo que siempre se destaca en las fuentes es cómo construían casas bellas, con piedras bien labradas y preciosas. Es significante esto porque insinúa que éstos toltecas eran grupos sedentarios, cuyos habitantes tenían la posibilidad de dedicarse a actividades                                                                                                                 8

Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España. Y fundada en la documentación en la lengua mexicana recogida por los mismos naturales, 11ª edición, edición, numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K., México, Editorial Porrúa, 2013, IX1061 p. (Sepan Cuantos, 300). p. 578. 9 ibidem, p. 580.

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secundarias y terciarias, como la elaboración de objetos suntuarios o a la administración de gobierno o culto. Aunque en ciertas historias y crónicas del periodo colonial temprano dicen que estos toltecas también eran grupos que migraron al Centro de México, las fuentes clarifican que éstos no eran como los chichimecas porque poseían habilidades extraordinarias. Por ejemplo, Torquemada relata: Estos tultecas dicen que vinieron de hacia la parte del poniente y que trajeron siete señores o capitanes… Y trajeron consigo muchas gentes, así de mujeres como de hombres y que fueron desterrados de su patria y nación. Y dicen de ellos que trajeron el maíz, algodón y las demás semillas y legumbres que hay en esta tierra; y que fueron grandes artífices de labrar oro y piedras preciosas y otras muchas curiosidades.10 Algo que notar en la cita de Torquemada, pero se encuentra en la mayoría de fuentes, es que menciona a señores y capitanes. Este aspecto también es significativo porque sugiere que los toltecas tenían una cierta división de clases, o una estructura social compleja, a diferencia de los chichimecas. Los aspectos extraordinarios son muchos más de los que se señalaron aquí, pero son atributos que simbolizan la vida civilizada. Es fácil seguir la línea de pensamiento en deducir que los chichimecas, al migrarse a Centro de México se aculturaron por el contacto con gente de tradición tolteca. Sahagún relata claramente que estos chichimecas “venían también a ver y aprender la policía de su vivir [de los toltecas]11 y que los “nahuas, son descendientes

                                                                                                                10

Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, de los veinte y un libros rituales y monarquía indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra firme, 7 v., edición de Miguel León-Portilla y otros, México, UNAM: IIH, 1975-1983 (Historiadores y Cronistas de Indias, 5). p. 55. [Edición digital: www.iih.unam.mx] 11 op. cit., p. 582.

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de los dichos toltecas.”12 Esta historia que presenta las fuentes dice que se llevo a cabo un proceso evolutivo de aculturación. En otras palabras, los chichimecas adquirieron las tradiciones y costumbres de los toltecas a través de enseñanza. Federico Navarrete ha rechazado este proceso de la evolución cultural y ha propuesto que “los conceptos chichimeca y tolteca no definían estados evolutivos, sino identidades culturales, [o], formas de identificación colectivas definidas a partir de formas de subsistencia, de organización social, de tecnología y de conocimientos.”13 El autor plantea otra interpretación de la situación chichimeca y tolteca. Él dice que los chichimecas y toltecas, aparte de ser distintos grupos, son también conceptos. Explica que estos conceptos son complementarios, y no opuestos como lo hemos visto en las fuentes de Motolinía, Sahagún y Torquemada. Su propuesta es creíble dada las historias de la tradición indígena respecto a que los mexicas proclaman ambas culturas e identidades sin alguna desvalorización de descender de chichimecas. Entonces, la conciencia histórica de los friales y historiadores mestizos son diferentes respecto al concepto del chichimeca y del tolteca. La de los friales y cronistas españoles ponen estos conceptos en oposición, mientras que en la tradición indígena se complementan. En ambos casos,

la conciencia

histórica de descender de ambo chichimeca y tolteca simboliza una unión de rasgos culturales que podían usarse para la legitimación.

                                                                                                                12

ibidem. p. 581. Federico Navarrete Linares, “Chichimecas y Toltecas en el Valle de México”, Estudios de Cultura Náhuatl, 2011, 42 v., p. 19-50. p. 20. 13

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Observaciones de la historia mexica-tenochca y culhua Para acercarnos a cómo los tenochcas se legitimaron a través de Culhuacán, se tiene que establecer los hechos y acontecimientos que condujeron al encuentro de estos grupos. Como ya habíamos mencionado anteriormente en la cita de Tezozómoc, los tenochcas se identificaban como aztecas, mexitin y chichimecas, entre otros nombres. Según este historiador mexica, en el principio de la migración, los teochichimecas aztecas mexicas partieron de su sitio de Aztlan Chicomóztoc para dar penitencia en un lugar llamado Quinehuayan Chicomóztoc. Luego dice la crónica que “habiendo atravesado desde Aztlan, los aztecas mexitin llegaron a Colhuacan, y al pasar por allí tomaron consigo al diablo Tetzáhuitl Huitzilopochtli.”14 Aquí en la crónica se presenta la primera referencia a Culhuacán en la historia de los mexicas. Es sumamente importante destacar que este sitio no es el mismo Culhuacán de la Cuenca de México, sino parece se un símbolo. Mi línea de pensamiento es que la apariencia de este lugar durante el empiezo de la migración mexica tiene que ver con la interpretación del topónimo Culhuacán. En la primera lámina del Códice Boturini,15 el topónimo está representado como un cerro encorvado, lo cual se refiere a la palabra náhuatl coltic, que significa “curvatura”. Sin embargo, estoy de acuerdo con Johansson que mejor “el significado de Colhuacan es ‘lugar de abuelos’ [a través de Colli, o abuelo] por lo que establece una relación manifiesta entre la gestación del dios y el mundo de los antepasados.”16                                                                                                                 14

Hernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p. 37. 15 Patrick Johansson K., Arqueología Mexicana. Tira de la Peregrinación (Códice Boturini), Edición especial, n. 26, México, Raíces /INAH /Conaculta, octubre de 2007. 74 p. 16 ibidem, p. 20.

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Quizá esta referencia a Culhuacán no es tanto una referencia los antepasados mexicas, sino a tratar de vincular los mexicas con los culhuas de la Cuenca de México en forma pictográfica. Puesto que el tiempo es cíclico en Mesoamérica, no creo que sería una sobre-interpretación en decir que quizá el mencionar o el representar a un Culhuacán en tiempos tempranos funciona como una forma mnemónica para recordar al lector de ambas descendencias, la chichimeca y la tolteca. Un detalle en el Códice Boturini que ayuda este pensamiento es la vestimenta que llevan puestos los mexicas. Desde la primera lámina que trata de la partida de Aztlan a Culhuacán, la mayoría de los personajes portan vestimentas toltecas, específicamente las tilmas. Esto significa que en la conciencia historia de los tlahcuilos que elaboraron este códice, Culhuacán, como heredero de las tradiciones toltecas, es un símbolo que refiere a una antigüedad en general y al pueblo de la Cuenca. En términos del pensamiento indígena: podría significar el lugar de los abuelos donde por Huitzilopochtli empezó la historia de los mexicas-culhuas. El próximo episodio de contacto entre los mexicas y culhuas fue en Chapultepec. Este encuentro fue de carácter violento, ya que los mexicas se habían asentado ahí por veinte años en territorio ajeno. Dicen las fuentes que ahí fueron atacados por los tepanecas, los culhuas, xochimilcas, etc. Cuando los mexicas se encontraron derrotados sin asentamiento, buscaron por donde ir. A partir de aquí las fuentes varían bastante. Sin embargo, porque estamos tratando la memoria histórica mexica, nos basaremos en fuentes mexicas como la Crónica Mexicáyotl de Tezozómoc y después trataremos las fuentes de otras tradiciones.

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Tezozómoc dice que pasaron migrando de pueblo a pueblo hasta que llegaron a Culhuacan. Fue ahí donde los mexicas pidieron un lugar para quedarse. El tlahtoani de Culhuacán, Coxcoxtli, les permitió asentarse cerca de Culhuacán en un sitio llamado Tizaapan. Apropósito, Coxcoxtli y los principales culhuas les dieron a los mexicas un lugar lleno de serpientes. Al hacer esto, Coxcoxtli esperaba dar fin a los mexicas, ya que “no [eran] humanos, sino malvados”17 Luego cuando unos culhuas fueron a ver como estaban los mexicas, o mejor dicho ver si se habían muerto, los encontraron felices puesto que se comieron casi todas las serpientes. Cuando los culhuas le dieron la noticia el tlahtoani les respondió que debían dejar estos mexicas en paz y que no se relacionaran con ellos. Según el historiador mexica, esto no se cumplió. Es este momento en la Crónica Mexicáyotl cuando se establece el vínculo con los culhuas de la Cuenca de México. Tezozómoc relata que “los mexicas se quedaron allí bastante tiempo; hicieron sus nueras a las doncellas delos colhuas, y los colhuas hicieron sus yernos a los jóvenes de los mexicas, y así se mezclaron.”18 Este relato hace pensar que no hubo problemas cuando los dos pueblos se “mezclaron”. El autor presenta su historia en un sentido positivo y pacífico; es en esta forma que conceptualizó Tezozómoc su pasado mexica. Tezozómoc no fue el único que trató esta historia de tal manera, sino un relato de origen desconocido también dice que en Tizaapan “comenzaron a poblar.. hicieron en este lugar una muy buena población... Y [el rey dio] consentimiento para que emparentasen los unos con los otros por vía de casamiento… Desde entonces                                                                                                                 17

Hernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p. 63. 18 ibidem

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comenzaron los mexicanos a entrar libremente y a emparentar unos con otros tratándose como hermanos y parientes.”19 Las otras fuentes que relatan estos acontecimientos presenta otras versiones, quizá no tan idealizadas como la de Tezozómoc. Por ejemplo, según Torquemada, cuando los mexicas aún habitaban Chapultepec, un capitán culhua les suplicó que vayan los mexicas a Culhuacán porque ahí les daría un lugar donde vivir a gustos. A fin de cuentas este capitán les hizo trampa y al llegar los mexicas a Culhuacán, los hicieron presos. Torquemada relata que: Aunque hemos dicho que los mexicanos fueron llevados presos y cautivos al pueblo de Culhuacan, donde estuvieron mucho tiempo, dicen las historias que les dieron lugar y sitio donde hiciesen su habitación y morada, apartados de los culhuas. Lo uno (a mi parecer), por tenerlos recogidos y puestos a los ojos; y lo otro, porque como enemigos temían, si estuviesen mezclados con los de la ciudad, no hiciesen alguna traición o tratasen de algún levantamiento; y el lugar donde los pusieron se llamaba Tizaapan.20 Torquemada no hace referencia a la mezcla que se dio entre los dos pueblos, sino que los culhuas no querían emparentarse con ellos. En vez, relata que por la barbarie que hicieron los mexicas durante la guerra contra Xochimilco, los culhuas les dijeron que se tenían que ir de Tizaapan. Esta historia de Torquemada es muy parecida a la que está representada en el Códice Boturini en la lámina XX. La lámina se trata de cómo son llevados Huehue Huitzilihuitl y su hija en frente del tlahtoani Coxcoxtli de Culhuacán como cautivos.                                                                                                                 19

Origen de los mexicanos, 1ª edición, edición, introducción y notas de Germán Vásquez Chamorro, España, Historia 16, 1987, 7-243 p., p. 51. (Crónicas de América, 32) 20 Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, de los veinte y un libros rituales y monarquía indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra firme, 7 v., edición de Miguel León-Portilla y otros, México, UNAM: IIH, 1975-1983 (Historiadores y Cronistas de Indias, 5). p. 129. [Edición digital: www.iih.unam.mx]

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Johansson interpreta la casa como una cárcel, en la cual a dentro está representa una pareja y dos niños. También comenta que la olla representada a dentro de la casa es el topónimo de ese lugar, cuyo nombre lo deduce como el barrio de Contitlan21, que quiere decir “cerca de las ollas.” 22 El autor sugiere que la casa entre las fechas calendáricas significa que los mexicas están procreando aquí en el barrio de Contitlan, en Culhuacan, lo cual no es claro si se trata de la mezcla entre culhua y mexicas, o solamente mexicas. En cualquier caso, estas fuentes hablan de este vínculo entre estos grupos, pero como hemos señalado existe una discrepancia entre fuentes, quizá porque se trata de las diferentes conciencias históricas respecto al pueblo mexica. Indudablemente cada uno de los cronistas, historiadores, etc. tienen una agenda. Esa agenda para los historiadores de tradición indígena como Tezozómoc era de exaltar su propio pasado y herencia, por lo cual relata que la combinación de los dos grupos fue simple y pacífico. Pasando al siguiente episodio, el establecimiento del linaje real representa el vínculo directo entre los grupos mexicas y culhuas. Aunque ya existían lazos fuertes entre ambos grupos, 23 fue la entronización de Acamapichtli y su matrimonio con Ilancueitl que formalizó la legitimidad de los mexicas-tenochcas. Tezozómoc relata que los mexicas antes de pedirle un señor a los culhuas decían: “vayamos a buscar al hijo del capitán Opochtli, ya que es hijo de nosotros los                                                                                                                 21

cfr. Gabriel de Ayala, Anales mexicas en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p., p. 321 (Cien de México). Este autor dice que “durante cuarto años anduvieron escondiéndose en Contitlan.” 22 Patrick Johansson K., Arqueología Mexicana. Tira de la Peregrinación (Códice Boturini), Edición especial, n. 26, México, Raíces /INAH /Conaculta, octubre de 2007. p. 64. 23 Según las fuentes, como la Crónica Mexicáyotl, algunos mexicas se quedaron en Culhuacan cuando fueron expulsados de Tizaapan. Entre estos que se quedaron, siguieron emparentando con los de Culhuacan. El matrimonio antecedente más significativo fue entre Opochtli y Atotoztli, los cuales tuvieron a Acamapichtli, primer tlatoani de Tenochtitlan.

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mexicas chichimecas; [seguramente] él venir a gobernar en Mexico Tenochtitlan. Porque él nació de ambos linajes: es nieto de los señores y tlatoque colhuas, pero es también de los nuestros, un mexica chichimeca.”24 En los Orígenes de los mexicanos se relata que “le suplicaron les diese juntamente una señora de la misma línea con quien su rey fuese casado. Y así luego lo casaron con una señora muy principal, y trayéndolo con todo la honra posible.”25 Chimalpáin describe el momento: “Y porque muy bien sabían los dichos viejos mexicanos que el príncipe Acamapichtli el Mozo [era] de la misma gente hombre principal, de alto linaje de parte de la madre, ya dije señora de Colhuacan, aunque por vía de padre no.”26 Todas estas fuentes hablan de Acamapichtli como un producto de ambos grupos. Sin embargo es aparente que Ilancueitl es la que le trajo prestigio a su marido. Susan Gillespie resume que: “Las mujeres constituían el ‘contacto con Culhuacan’ necesario para la institución de una monarquía en Tenochtitlan. El vinculo Ilancueitl, princesa culhua, y Acamapichtli dio a los tenochcas derecho a declarase herederos del viejo imperio tolteca.”27 Sin embargo esto no es siempre el caso ya que Rudolf van Zantwijk señala que existen documentos en los cuales no mencionan a Ilancueitl y de su rol legitimadora. Por ejemplo, “su ausencia notable en el Códice Azcatitlan, mientras que únicamente en este códice se mencionan dos reyes toltecas como participantes en la entronización de                                                                                                                 24

Hernando Alvarado Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p. 85-87. 25 Origen de los mexicanos, 1ª edición, edición, introducción y notas de Germán Vásquez Chamorro, España, Historia 16, 1987, 7-243 p., p. 62. (Crónicas de América, 32) 26 Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpáin Cuauhtlehuanitzin, Crónica mexicana en español de Domingo Chimalpáin en Tres crónicas mexicanas. Textos recopilados por Domingo Chimalpáin, introducción, paleografía y traducción de Rafael Tena, México, Conaculta, 2012, 360 p., p.167. 27 Susan D. Gillespie, Los reyes aztecas, la construcción del gobierno en la historia mexica, México, Siglo Veintiuno Editores, 1993, p. 66.

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Acamapichtli… concluye que tanto éstos como Ilancueitl en otras fuentes tenían la misma función,”

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la de ennoblecer los mexicas-tenochcas. Todas las fuentes

concuerdan con el concepto de que los mexicas fueron vinculados con los toltecas, y la mayoría de veces a través de Culhuacan. ¿Pero cómo es que los culhuas descienden de los toltecas? La relación que tiene los culhuas con los toltecas es más claro en las obras del historiador tetzcocano Ixtlilxóchitl; Por ejemplo dice cuando los toltecas estaban huyendo de Tula: “el rey [Ce Acatl] Topiltzin se perdió, que nunca más se supo de él; y de dos hijos que tenía sólo el uno, que fue el príncipe Póchotl, [se] escapó…y los pocos de los tultecas que escaparon en as montañas y sierras fragosas, y entre los carrizales de la laguna de Colhuacan”29 y que “habiéndose reformado los tultecas que habían escapado de su destrucción y calamidad, y teniendo por su cabeza principal a Nauhyotzin, que residía en Culhuacan, suegro que vino a ser del príncipe Póchotl,”30 y que finalmente, “Achitómetl, nieto del gran Topiltzin, a quien de más de derecho le venía este reino que otro ninguno y de este señor descendieron los demás que de Culhuacan fueron.”31 Así estaban ligados los culhuas con los toltecas en la conciencia histórica mexica.

                                                                                                                28

Rudolf van Zantwijk, “La entronización de Acamapichtli de Tenochtitlan y las características de su gobierno”, Estudios de Cultura Náhuatl, 1982, 15 v., 17-26 p., p. 24. 29 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Obras históricas, 2a edición, 2 v., estudio preliminar, notas y apéndices por Edmundo O’ Gorman, México, UNAM: IIH, 1985 (Historiadores y Cronistas de Indias, 4). p. 13. 30 idem, p. 15. 31 idem, p. 424.

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Conclusiones. Regresemos a la pregunta principal de este trabajo: ¿Cuándo las fuentes hablan de las características culturales que heredaron los mexicas de los toltecas, a cuales toltecas se están refiriendo? Es más probable que los toltecas que describen las fuentes son los de la antigüedad, o esos toltecas de Tula Xicocotitlan. En la conciencia histórica, o en la historia reconstruida de los mexicas en la época colonial temprana, se nota un deseo de tratar de ligar los mexicas con los grandes toltecas del pasado. Discrepancias entre las fuentes hace que esto sea confuso, pero a fin de cuentas el mensaje es claro: de una forma los mexicas descendieron de esta maravillosa civilización tolteca. En este trabajo hemos examinado como los mexicas exactamente pudieron construir este mensaje a través de exaltar su relación con el grupo culhua. Todas las fuentes que tratan este tema resaltaron de cómo los mexicas-chichimecas se habían vinculado con éstos culhuas-toltecas. Estos vínculos se establecieron a través de matrimonios, los cuales permitieron los mexicas pertenecer a este linaje prestigioso. A partir de este momento de vinculación, se consolidó el derecho para los mexicastenochcas declararse herederos del antiguo imperio tolteca. No fue tarea de este trabajo averiguar si estos hechos de vinculación realmente sucedieron, sino ver cómo los habían entendido los mexicas y escritores del periodo colonial. Lo que espero haber cumplido es aportar una nueva perspectiva en que se destaca el rol fundamental que jugó los culhuas para la legitimación tenochca en la conciencia histórica mexica.

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