El viaje del filósofo y la apertura de la pregunta

June 13, 2017 | Autor: Rayko Valderas | Categoría: Filosofía, Existencialismo, Evolución Humana, Consciencia
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Descripción

El viaje del filósofo y la apertura de la pregunta

Por Rayko Valderas Díaz

Estaba mirando por la ventana del colectivo a un grupo de adultos con sus
hijos, como salido del colegio por el uniforme de los niños. Miraba a los
adultos, y los vi muy distintos a sus hijos, en cuanta apariencia y
disposición anímica. Pareciera que envejecer les quedara mal, nos quedara
mal. Me imaginé su pasado, su juventud, esa vigorosidad de enfrentarse al
mundo lleno de sueños. Hasta que me surgió una pregunta. ¿Por qué
envejecemos? Pregunta que traía implícita otra -desde una angustia negadora
e infantil- ¿Por qué "debíamos" envejecer? Intente responder a través de
fundamentos generales de la teología, leyes de la naturaleza, clases de
biología y teorías místicas. Pero surgió autoritariamente un pensamiento
empírico y pragmático: Todo ser humano envejece y muere, eso es la vida y
lo demás es pura idealización, superstición. Entonces dudé si le he estado
atribuyendo cierta entidad a mis ideas, como si fueran ideas pre-
existentes, cuya funcionalidad de la vejez surge desde una lección
trascendental para hacer menos agobiante nuestra realidad. Mis
cuestionamientos se acrecentaron cuando lo relacioné con el quehacer
filosófico. Crear teóricamente una realidad paralela para hacer la vida más
confortable.

Cuando el filósofo se preguntaba, era debido a su tensión con algún hecho
particular o general de la realidad, pero mi preocupación surge si ante la
incapacidad de dar una respuesta con un respaldo empírico, por carecer de
antecedentes, elaboraba una teoría ilusoria o infértil. Como pasaría con
los supersticiosos –según el etólogo Richard Dawkins- quienes generan
patrones o estructuras en donde no las hay.

¿Pero no fueron ellos, quienes promovieron estas ideas supersticiosas,
quienes originariamente intentaron responder a preguntas fundamentales
sobre el ser humano, pero ante la falta de información, la subjetividad
condicionada jugó su parte? Posteriormente se dio el paso del mito al logos
en la antigua Grecia, el paso del pensamiento supersticioso al racional.
¿Pero qué ocurre con la razón si también carece de información? A Platón le
pasó que en una cultura mitológica comenzó a incluir antecedentes
alegóricos para constituir el mundo de las ideas (criticado por
Aristóteles); o a Descartes que en una sociedad occidental en la que aun
predominaba la cultura religiosa, incluyó las ideas innatas o la sustancia
de Dios en sus postulados, desprendiéndose de la rigurosidad de su propio
método (criticado por J. Locke).

Al parecer cuando el filósofo llega al límite de racionalizar todos los
antecedentes que posee respecto al objeto en estudio, comienza a integrar o
atribuir antecedentes subjetivos propios de su cultura, creencia o
ideología. Lo que en Immanuel Kant, con la Crítica de la Razón Pura,
cuestiona a la razón por no apoyarse en la experiencia sino solo en
desenvolverse en sí misma. Realizando preguntas que no podrá responder o
respondiendo en donde no hay respaldo empírico. La filosofía por tanto
puede ser instrumentalizada como un analgésico metafísico de la realidad.
Entonces ¿sería poner parcialmente un manto ilusorio -para bien o para mal-
sobre lo real?

Me sentí angustiado, mientras seguía mirando por la ventana, sin ver lo que
sucedía. Hasta que en medio de esos cuestionamientos surgió la misma
intriga de hace siglos. Si estamos obligados a sufrir la misma suerte que
el resto de los animales: ¿Por qué somos conscientes de nuestro ser? ¿Por
qué constituimos nuevas necesidades después de satisfacer las básicas? ¿Por
qué hemos evolucionado de un modo del cual podemos ser contrarios a
nuestros instintos biológicos?

En esta realidad en la que sufrimos, enfermamos, envejecemos y morimos ¿Por
qué constituimos una realidad que no se conforma con lo dado por la
naturaleza, pero que sin embargo, -ella- nos la permite? Es decir, en la
naturaleza del ser humano encontramos que es la única especie que puede ir
en contra de su propia naturaleza.

Por otro lado, la naturaleza al originarse en este planeta creó una forma
de vida diversificada en distintas especies –conocidos por los científicos
como el árbol de la vida-, expandiéndose a través de la evolución por
millones de años. Pero ¿qué habrá querido la naturaleza con esto o con
nuestra especie? ¿Conciencia, evolucionar hacia la conciencia? ¿Y si al ser
conscientes buscamos sentidos, y al hacerlo reorientamos o configuramos la
realidad, lo que es distinto en periodos y lugares, no estaremos buscando
una forma para redirigir la evolución natural? ¿No será una de las
manifestaciones de la naturaleza él no querer morir y continuar
expandiéndose, evolucionando, a través de la conciencia de los humanos, y
así redirigir su esencia a otros sectores donde "la naturaleza sin
conciencia" no puede? Me deja aquí por favor –le dije al chofer-. Al
bajarme del colectivo me di cuenta que ya no era el mismo de quien se
subió. Pero también, que esa inquietud que me invadía no seguía intereses
científicos, sino existenciales. Como diría el filósofo Argentino Darío
Sztajnszrajber, explicando que la ciencia responde a través del "como" y la
filosofía pregunta a través del (por) "qué". La pregunta por el "como" me
cierra el mundo, y el por "qué" me lo abre. Y eso es lo que necesitaba, sin
conocer el cómo envejecemos o morimos, me cuestiono el por qué hacer frente
a la vejez y decirle sí a la vida antes de quedarme sin ella. Donde no me
quedo solo con la banalidad de adultos saliendo del colegio con sus hijos,
como un objeto de estudio separados de la realidad, sino unidos a sus
intereses como especie, sociedad y vida. Y de eso se trata, preguntar para
abrir, preguntar para conectar, preguntar para revelar, preguntar para
filosofar.
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