El valor de la propaganda en la construcción del enemigo: Atenas y las Guerras Médicas

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Descripción

Esta obra analiza la evolución que, desde distintos ámbitos contextuales, ha experimentado la visión del territorio heleno. Queda así evidenciada cómo Grecia se formó a partir de las relaciones habidas con distintos imperios. Desde la más remota antigüedad hasta la visión contemporánea del mundo heleno, este libro pretende aportar, desde diferentes perspectivas metodológicas, una visión novedosa de la Grecia clásica.

SPAL MONOGRAFÍAS XV

Grecia Ante Los Imperios V Reunión de historiadores del mundo griego

V Reunión de historiadores del mundo griego

Frente a concepciones muy arraigadas en el ideario contemporáneo, en Grecia convergen numerosas realidades. Desde el arcaísmo, comenzando con la hegemonía cretense y su influjo sobre la cultura micénica, hasta el contacto fructífero con los sucesivos reinos faraónicos, el influjo de los territorios externos se percibe en todos los ámbitos de la cultura griega. De este modo, ante el dominio macedonio, primero, y el romano, después, Grecia asume una posición subordinada, pero aporta al mismo tiempo su bagaje cultural, que se ve acrecentado por la propia reflexión griega sobre el fenómeno imperial.

SPAL MONOGRAFÍAS XV

Juan Manuel Cortés Copete Elena Muñiz Grijalvo Rocío Gordillo Hervás (coordinadores)

I. La Traviesa: Ritual funerario y jerarquización social en una comunidad de la Edad del Bronce de Sierra Morena Occidental. Leonardo García Sanjuán, ed. II. Ex Oriente Lux: Las Religiones Orientales Antiguas en la Península Ibérica. Eduardo Ferrer Albelda, ed. III. Arqueología fin de siglo. La Arqueología española de la segunda mitad del Siglo XIX. María Belén Deamos y José Beltrán Fortes, eds. IV. El Clero y la Arqueología española. José Beltrán Fortes y María Belén Deamos, eds. V. Patrimonio Arqueológico Urbano: Propuesta metodológica del estado de conservación y riesgo. Aplicación en el Conjunto Histórico de Sevilla. Daniel González Acuña. VI. Arqueología en Laelia (Cerro de la Cabeza, Olivares, Sevilla) Antonio Caballos Rufino, José Luis Escacena Carrasco y Francisca Chaves Tristán. VII. Entre Dios y los Hombres: El sacerdocio en la Antigüedad. José Luis Escacena Carrasco y Eduardo Ferrer Albelda, eds. VIII. Testimonios Arqueológicos de la Antigua Osuna. José Ildefonso Ruiz Cecilia. IX. Imagen y culto en la Iberia Prerromana: Los pebeteros en forma de cabeza femenina. Mª Cruz Marín Ceballos y Frédérique Horn, eds. X. Las instituciones en el origen y desarrollo de la Arqueología en España. María Belén Deamos y José Beltrán Fortes, eds. XI. De dioses y bestias. Animales y religión en el Mundo Antiguo. Eduardo Ferrer Albelda, José Mazuelos Pérez, José Luis Escacena Carrasco, coords. XII. Ofrendas, banquetes y libaciones. El ritual funerario en la necrópolis púnica de Cádiz. Ana María Niveau de Villedary y Mariñas. XIII. Piedras con alma. El Betilismo en el Mundo Antiguo y sus manifestaciones en la Península Ibérica. Irene Seco Serra. XIV. Salvación, Infierno, Olvido. Escatología en el Mundo Antiguo. Eduardo Ferrer Albelda, Fernando Lozano Gómez, José Mazuelo Pérez, coords. XV. Grecia ante los imperios.V Reunión de historiadores del mundo griego Juan Manuel Cortés Copete, Elena Muñiz Grijalvo, Rocío Gordillo Hervás, coords.

A través del tiempo, por influencia de los diferentes poderes que se desarrollaron a su alrededor, Grecia se fue transformando, configurándose así una imagen de Grecia como salvadora de la civilización frente al bárbaro imperio persa, insignia de la democracia, símbolo de la cultura y del renacer de las artes, y portadora del pensamiento científico a través del logos.

Grecia Ante Los Imperios

Títulos publicados en la Colección SPAL MONOGRAFÍAS

Juan Manuel Cortés Copete Elena Muñiz Grijalvo Rocío Gordillo Hervás (coordinadores)

GRECIA ANTE LOS IMPERIOS

Juan Manuel Cortés Copete Elena Muñiz Grijalvo Rocío Gordillo Hervás (coordinadores)

Grecia Ante Los Imperios V Reunión de historiadores del mundo griego

SPAL MONOGRAFÍAS XV

Sevilla 2011

Serie: Spal Monografías Núm.: XV Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla) Carmen Barroso Castro Jaime Domínguez Abascal José Luis Escacena Carrasco Enrique Figueroa Clemente Mª Pilar Malet Maenner Inés Mª Martín Lacave Antonio Merchán Álvarez Carmen de Mora Valcárcel Mª del Carmen Osuna Fernández Juan José Sendra Salas Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Este libro ha recibido una ayuda del Ministerio de Educación y Ciencia

Motivo de cubierta: Reconstrucción del “Orbis terrarum” de Marco Vipsanio Agripa Diseño: Carlos del Rio Arroyo

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SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2011 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 452; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: http://www.publius.us.es

© Juan Manuel Cortés Copete, Elena Múñiz Grijalvo, Rocío Gordillo Hervás (coords.) 2011 © DE LOS TEXTOS SUS Autores 2011 Impreso en España-Printed in Spain Impreso en papel ecológico ISBN: 978-84-472-1302-3 Depósito Legal: SE-8.509-2011 Impresión: Pinelo Talleres Gráficos, S.L. Camas-Sevilla

Índice

Prólogo..........................................................................................................

11

Relaciones de Egipto con la Creta minoica Mª Soledad Milán Quiñones de León..................................................... 

13

La ciudad de Mileto en el Bronce Final Elena Rodríguez Ten............................................................................... 

27

Heródoto y su posición ante los imperios de los siglos vi y v a.C. Antonio Penadés Chust........................................................................... 

37

Heródoto y la tragedia de Jerjes. Historia y narrativa trágica Fernando Echeverría Rey....................................................................... 

45

Grecia ante el imperio persa: Locrios, Tesalios y Focidios en las Termópilas Adolfo J. Domínguez Monedero............................................................ 

59

Eubea e imperialismo ateniense: un acercamiento a aspectos religiosos Manuel Arjona Pérez.............................................................................. 

73

Las ciudades griegas entre el imperio persa y el imperio ateniense D. Plácido............................................................................................... 

85

Comer como un rey: percepción e ideología del lujo gastronómico entre Grecia y Persia Fernando Notario Pacheco...................................................................... 

93

El mundo desde Persepolis. El papel de Persia en el conocimiento geográfico griego F. Javier Gómez Espelosín......................................................................  107 El valor de la propaganda en la construcción del enemigo: Atenas y las guerras médicas Mª Cruz Cardete del Olmo.....................................................................  119 Anotaciones sobre las campañas de Timoleón en Sicilia Víctor Sánchez........................................................................................  131

Justificaciones religiosas del imperialismo ateniense en la época de la pentecontecia Miriam Valdés Guía................................................................................  141 Atenas, entre el Krátos y la Arkhé. El lenguaje de la hegemonía y el agotamiento de la democracia Julián Gallego.........................................................................................  155 Arché y democracia a la luz de Tucídides Laura Sancho Rocher . ...........................................................................  167 El primer Koivòv Tῶν Άӽαιῶv ante el poder macedonio Ignacio Pascual Valderrama....................................................................  179 El día después de Queronea: la liga de Corinto y el imperio macedonio sobre Grecia Borja Antela-Bernárdez..........................................................................  187 Trabajar para el enemigo. Los diez mil de Jenofonte a la luz de la investigación reciente Daniel Gómez Castro..............................................................................  197 Los griegos y la religión del imperio persa aqueménida: el dios Mithra Israel Campos Méndez..........................................................................  207 Ideas e imágenes de Esparta entre los griegos de época clásica César Fornis............................................................................................  217 Revuelta interna y Roma. El final del reino de Siracusa María Morán...........................................................................................  229 Πῆμα κακὸς γείτων. Un mal vecino es una desgracia (c.a.es.Op.346). La confederación helenística y la imagen de los beocios en el mundo romano José Pascual............................................................................................  239 Xerxes redivivus: Mitrídates, rey de Oriente frente a Grecia Luis Ballesteros Pastor ..........................................................................  253 Los segundos del imperio Juan Manuel Cortés Copete....................................................................  263 Santuarios de Arcadia y dominio romano Vasilis Tsiolis..........................................................................................  273 Los griegos y el imperialismo romano Arminda Lozano.....................................................................................  291

Rasgos ideológicos helenísticos en la política ibérica de los Barca Eduardo Ferrer Albelda...........................................................................  305 Graecia magistra vitae. El recurso a la historia griega en los discursos de Cicerón Ana Rodríguez Mayorgas.......................................................................  317 Los embajadores en las Historias de Polibio: entre la crónica y la búsqueda de apoyos Cristina Rosillo López............................................................................  329 La organización adrianea de los certámenes panhelénicos Rocío Gordillo Hervás............................................................................  335 Revisión del mapa de Judea y la Decápolis (ss. I a.C.- II d.C.) Pedro Giménez de Aragón Sierra...........................................................  345 Aqueménidas en la antigüedad tardía: las guerras médicas en las fuentes literarias del siglo iv Francisco Javier Guzmán Armario.........................................................  361 La mirada de Constantinopla. La desaparición del imperio romano occidental Santiago Castellanos...............................................................................  371 A través de Ovidio: el viaje del río Aqueloo a occidente Fátima Díez Platas..................................................................................  377 “Facinerosi et perditi”: miradas humanistas sobre la antigua Grecia y sus lamentables (y locuaces) habitantes Juan R. Ballesteros..................................................................................  393 Grecia ante Egipto en la historiografía española de los siglos xviii y xix Mirella Romero Recio ...........................................................................  403 Grecia desde el imperio (americano): la obra de Victor Davis Hanson Francisco Javier González García y Pedro López Barja de Quiroga......  415 Algunas reflexiones acerca del tratamiento cinematográfico de las Guerras Médicas Óscar Lapeña Marchena ........................................................................  427

El valor de la propaganda en la construcción del enemigo: Atenas y las guerras médicas*

Mª Cruz Cardete del Olmo Universidad Complutense de Madrid



Los estudios sobre la propaganda bélica, su desarrollo, utilización e influencia en el discurrir de las guerras son habituales, al menos, desde la segunda mitad del s. XX. Hoy en día, de hecho, no concebiríamos una guerra que no se librara al tiempo que en los campos de batalla en los medios de comunicación, convertidos en verdaderos protagonistas de las guerras modernas, hasta el punto incluso de llegar a transformarlas en espectáculos banalizados. Pero el fenómeno no es únicamente contemporáneo. De hecho, puede rastrearse a lo largo de la historia, remontándonos sin mayores problemas al mundo clásico, donde la estigmatización consciente del enemigo y la justificación propagandística de los aliados es moneda común en la mayor parte de los enfrentamientos bélicos. Las Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso son los dos ejemplos emblemáticos del fenómeno en el mundo griego, cada uno con sus características particulares. Para este breve trabajo vamos a detenernos en el primero.

LA CONSTRUCCIÓN DEL BÁRBARO Las Guerras Médicas se constituyen en escenario de una brutal guerra ideológica que persiste mucho más allá de los enfrentamientos físicos. Es bien sabido, por ejemplo, que el

*  Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto de investigación Identidad y religión: territorios y paisajes simbólicos de la Sicilia clásico-helenística y republicana –PR34/07-15864- concedido por la Fundación Santander y la UCM. .  Respecto a este punto, destacan las mundialmente conocidas y polémicas “crónicas” de J. Baudrillard sobre la Guerra del Golfo, surgidas a raíz de un artículo publicado en Libération, y recogidas en La guerre du Golfe n’a pas eu lieu (París, 1991).

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carácter profundamente peyorativo del término bárbaro no aparece en lengua griega hasta las Guerras Médicas, concretamente, hasta la popularización de Los Persas de Esquilo. La primera referencia literaria la encontramos en el término barbarophonos empleado por Homero refiriéndose a aquel que no habla griego y, aunque hace referencia a una dicción diferente y, en cierto modo, errónea o inferior, se mantiene en un ámbito lingüístico y concreto más que cultural y generalista, como vemos también en Anacreonte. A este respecto, dice Tucídides que bárbaro es una palabra relativamente nueva y, remontándose a la obra de Homero, aduce que en aquellos tiempos “los griegos no se designaban a sí mismos con un solo nombre opuesto (al de los bárbaros)” e incluso llega a afirmar que “se podría demostrar que el modo de vida de los antiguos griegos coincidía también en muchos otros aspectos con el actual modo de vida de los bárbaros”, desmontando la carga esencialista que acompaña al enfrentamiento étnico. Para Tucídides el verdadero enfrentamiento, el que capitaliza el encasillamiento ideológico civilizaciónbarbarie no es el de griegos contra bárbaros (que menciona en contadas ocasiones y desde un punto de vista exento de posicionamiento pasional), sino el de jonios contra dorios10. Estrabón11, por su parte, insiste en remontar el concepto denigrante de bárbaro hasta Homero cuando, como hemos visto, no existe ningún indicio de ello. Ahora bien, no resulta extraño teniendo en cuenta que Estrabón dibuja una geografía a la medida del imperialismo romano y que defender una imagen compacta e inmóvil de lo incivilizado y salvaje ayudaba a la justificación ideológica que perseguía Roma. Volviendo a Los Persas de Esquilo, podemos afirmar que esta tragedia simboliza a la perfección cómo la propaganda desplegada durante y después de las Guerras Médicas por los griegos se constituyó en una forma refinada de ganar una guerra fuera de los campos de batalla y de convertir la victoria en imperecedera. No es tanto al triunfo militar sino a la propaganda bélica a la que debemos, en un alto grado, tanto la tendencia a equiparar la ideología ateniense con la cultura griega como la conformación de la imagen del persa

.  Hall, E. Inventing the Barbarian. Greek self-definition through tragedy, Oxford, 1989, 9-10; Konstan, D. “To Hellenikon ethnos: Ethnicity and the construction of Ancient Greek identity” en Malkin, I. (ed.) Ancient perceptions of Greek ethnicity, Washington, 2001, 29-50, 33; Cartledge, P. The Greeks: a portrait of self and others, Oxford, 1993, 38-40; Lévy, E. “Naissance du concept de barbare”, Ktema 9 (1984), 5-14; Santiago, R. A. “Griegos y bárbaros: arqueología de una alteridad”, Faventia 20 (2), (1998), 33-45, 39. .  Sobre las diferencias lingüísticas entre barbaros, barbarophonos y barbaroi y sus implicaciones semánticas Lévy op. cit., 5-10 y Santiago op. cit.. .  Hom. Il. II 867. Santiago op. cit.; Lévy op. cit., 5-9. .  Anacr. frag. 313. Destacar también el valor neutro del término bárbaro como “no griego”, sin connotaciones peyorativas, en el texto jurídico de Teos conocido como Teiorum Dirae (DGE 710 = ML 30). A pesar de que el texto se enclava en una época (principios del s. V a. C.) de difíciles relaciones entre persas y jonios, no se percibe categorización negativa de “lo bárbaro” (Santiago op. cit., 41-42). Para una visión diferente del bárbaro en Homero remito a Gómez Espelosín, F. J. “La Odisea y la invención del bárbaro ‘avant la lettre’” en Marco Simón, F., Pina Polo, F. y Remesal, J. (eds.) Vivir en tierra extraña: emigración e integración cultural en el mundo antiguo. Actas de la reunión realizada en Zaragoza los días 2 y 3 de junio de 2003, Barcelona, 2004, 13-28. .  Th. I 3, 3. .  Th. I 3, 3. .  Th. I 6, 5. .  Siapkas, J. Heterological ethnicity: conceptualizing identities in ancient Greece, Uppsala, 2003, 7-8. 10.  Th. V 9, 1; VI 77, 1 y 82, 2; VII 5, 4. Ver Cardete op. cit. 2004. 11.  Str. XIV 2, 28.

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como bárbaro en la Antigüedad y del oriental como incivilizado en la tradición cultural de Occidente. Pero, ¿cómo y por qué se modela esa imagen, cómo se construye al Bárbaro, en qué contexto, con qué finalidad, por qué el icono adquiere tanta fuerza? Veámoslo a través de los siguientes puntos.

1 NOSOTROS VS ELLOS En cierto modo, las Guerras Médicas fueron pioneras en el mundo griego en la utilización programada de un elemento propagandístico muy poderoso por su capacidad de construir grupo y altamente peligroso por su versatilidad y maleabilidad: el discurso étnico. Lamentablemente, profundizar en los aspectos teóricos de la construcción de la identidad y la etnicidad como fenómeno social supera con creces los marcos de esta comunicación, así que basten unos brevísimos apuntes para centrar el tema12. La identidad es un concepto básico del desarrollo social y personal13. Desde el momento en el que el hombre es un ser social su relación con otros seres de su misma especie le lleva a aceptar determinadas pautas de comportamiento que garantizan la supervivencia del grupo y lo diferencian de los otros, Otros que, con cierta frecuencia, aparecen confundidos en una mezcla informe a la que pertenecen todos aquellos que no somos Nosotros. El grupo así constituido ofrece a sus integrantes un sentido de la pertenencia (y también de la posesión), unas reglas de conducta, unos esquemas vitales que facilitan la vida de la comunidad y que, como construcciones que son, se adecuan a los contextos históricos, con lo que eso conlleva de maleabilidad ideológica, económica, religiosa, social, cultural, etc.14. Ante situaciones especialmente conflictivas y, sobre todo, en momentos de tensión bélica15, crecen las posibilidades de que el grupo identitario evolucione hacia una entidad

12.  Remito a otros trabajos en los que desarrollo estos temas, como son Cardete del Olmo, M. C. “Identidad y religión: el santuario de Apolo en Basas”, Studia Historica, Historia Antigua, 21, 2003, 47-74; “Ethnos y etnicidad en la Grecia clásica” en Cruz Andreotti, G. y Mora Serrano, B. (eds.) Identidades étnicas-identidades políticas en el mundo prerromano hispano, Málaga, 2004, 17-29; Paisajes mentales y religiosos: la frontera suroeste arcadia en épocas arcaica y clásica, Oxford, 2005; 59-63; “El silencio de los oprimidos: el culto de los Palici” en Montero, S. y Cardete, M. C. (eds.) Religión y silencio. El silencio en las religiones antigua, Anejo XIX de Ilu, Madrid, 2007a, 67-84; “Sicilia sícula: la revuelta étnica de Ducetio (465-440 a. C.)” Studia Historica, Historia Antigua. Resistencia, sumisión e interiorización de la dependencia, 25, 2007b, 117-129; “Formas de identidad y construcciones identitarias en el mundo antiguo: arqueología y fuentes literarias. El caso de la Sicilia antigua” en Idem, eadem, idem. Identidades en la Antigüedad, Arqueología Espacial, 27, 2009, 29-46; Paisaje, identidad y religión: Imágenes de la Sicilia antigua, Barcelona, 2010, 97-180. 13.  De Vos, G. y Romanucci-Ross, L. (eds.) Ethnic identity: cultural continuities and change, Chicago, 1982, 17; Hall, J. M. Hellenicity: between ethnicity and culture, London, 2002, 11. 14.  Rowlands M. “The politics of identity in Archaeology” in Bond, G. C. and Gilliam, A. (eds.) Social construction of the past: representation as power, London, 1994, 129-143; Hobsbawn E. “Ethnicity and nationalism in Europe today”, Anthropological today, 8, 1992, 3-13; Insoll, T. (ed.) The archaeology of identities, London, 2007, 6; Jones, S. “Discourses of identity in the interpretation of the past” en Insoll, J. (ed.) The archaeology of identities, London, 2007, 44-58, 47-48. 15.  Jones, S. The archaeology of ethnicity: constructing identities in the past and in the present, London, 1997, 69-75; Jenkins, R. Rethinking ethnicity: arguments and explorations, London, 1997, 10; Prontera, F. Otra

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más compacta y cerrada que denominamos grupo étnico. La construcción de dicho grupo precisa de un poder político que dé forma, fomente y sostenga los elementos básicos que otorgan credibilidad al grupo y que se basan en la intersección entre la genealogía (coordenada temporal) y la territorialidad (coordenada espacial). Lengua, religión, creencias, costumbres, historia compartida son otros tantos elementos que pueden (o no) ayudar a dar sentido y fuerza al grupo étnico. Por lo tanto, la etnicidad no supone el despertar de la conciencia de grupo16, sino su creación conforme a los intereses de un poder dominante que encauza las acciones comunitarias17. Las Guerras Médicas se presentan en las fuentes griegas como la lucha entre dos grupos sociales compactos constituidos alrededor de unas premisas tipo que Heródoto resume en consanguinidad y comunidad de lengua, creencias religiosas, ritos sacrificiales, usos y costumbres18. Es decir, se presenta como lo que actualmente denominaríamos un conflicto étnico en cuya construcción adquiere una dimensión muy destacada la propaganda sobre el enemigo y sobre los propios valores. Aunque las discusiones acerca de cuándo podemos hablar de conciencia identitaria y/o étnica en Grecia no han hecho más que crecer desde que la identidad irrumpió en los estudios clásicos, lo cierto es que casi todos los historiadores coinciden en afirmar que las Guerras Médicas suponen un punto de inflexión en cuanto a categorización del Otro y del Nosotros se refiere en el mundo griego19, hasta llegar incluso a afirmarse que sin las Guerras Médicas no hubiesen existido griegos20. No obstante, la reacción de los griegos frente a los persas estuvo lejos de ser compacta o coordinada y, por lo tanto, la existencia de un Nosotros griego es más que cuestionable21. Casi toda Grecia central se escudó en la ambigüedad22, manteniéndose en un punto equidistante entre griegos y persas que les permitiera aliarse con unos u otros dependiendo de

forma de mirar el espacio: Geografía e Historia en la Grecia antigua, Málaga, 2003, 110; Morgan, C. “Ethne, ethnicity and early Greek states, ca. 1200-480 b. C.: an archaeological perspective” in Malkin, I. op. cit., 75-112. 16.  Hall, J. M. op. cit., 15-16; Anderson, B. Imagined communities: reflections in the origins and spread of nationalism, London, 1991, 6. 17.  Cardete op. cit. 2005, 59-63. 18.  Hdt. VIII, 144. 19.  Hall, E. op. cit., 6; Hall, J. M. op. cit., 175; Lévy, E. “Apparition des notions de Grèce et de grecs” en Saïd, S. (ed.), EΛΛHNIΣMOΣ. Quelques jalons pour une histoire d l´identité grecque. Actes du Colloque de Strasbourg 25-27 octobre 1989, Leiden, 1991, 49-69, 69; Baslez, M.-F. “Le péril barbare: une invention des Grecs?” en Mossé, C. (ed.), La Grèce ancienne, Paris, 1986, 284-296, 290; Hardie, P. “Images of the Persian Wars in Rome” en Bridges, E., Hall, E. and Rhodes, P. J. (eds.) Cultural responses to the Persian wars: antiquity to the third millennium, Oxford, 2007, 127-143, 127; Coleman, J. E. “Ancient Greek ethnocentrism” en Coleman, J. E. and Walz, C. A. (eds.), Greeks and barbarians: essays on the interactions between Greeks and non-Greeks in antiquity and the consequences for Eurocentrism, Maryland, 1997, 175-220, 189; Hongman, S. “Permanence des stratégies culturelles grecques à l´œuvre dans les rencontres inter-ethniques, de l´époque archaïque à l´époque hellénistique” en Luce, J. M. (ed.), Identités ethniques dans le monde Grec Antique: Actes du Colloque International de Toulouse organisé par le CRATA, 9-11 mars 2006, Toulouse, 2007, 125-140, 130; Cassola, F. “Chi erano i Greci?” en Settis, S. (ed.) I greci: storia, cultura, arte, società. Vol. II. Una storia greca. Parte I. Formazione, Torino, 1996, 5-23, 21; García Sánchez, M. “Los bárbaros y el Bárbaro: identidad griega y alteridad persa”, Faventia 29 (1) (2007), 33-49. 20.  Hornblower, S. The Greek World 479-323 B.C., London, 1991, 11. 21.  Hall, J. M. op. cit.; Cardete op. cit. 2007a y b, 2005, 2004 y 2010. 22.  Th. III 62.

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Fig. 1. Participación de las diferentes poleis griegas en las Guerras Médicas.

las posibilidades de victoria23. Los argivos, de “grecidad” innegable, recurrieron a una supuesta cosanguinidad con los persas para evitar ser dirigidos en una operación militar, por lo demás de dudoso éxito, bajo mando espartano24 y la confederación aquea se atuvo a la neutralidad para evitar una derrota frente a Persia. De hecho, solamente Atenas, Esparta, los miembros de la Liga del Peloponeso, Corinto, Mégara, Egina, Atenas, Platea, Calcis, Eretria y algunos pequeños estados se unieron frente a los persas. (Fig. 1). Ahora bien, la seria amenaza bélica que suponían los persas para las poleis más poderosas, especialmente para Atenas, contribuyó, y mucho, a perfilar con bastante precisión un Otro que, frente a las disensiones griegas, aparecía como un único enemigo adornado con tintes perversos y casi infernales que respondía al nombre colectivo de Bárbaro. No importaba que la imagen no fuera real, que buena parte de las poleis griegas mantuvieran provechosas relaciones con los persas e incluso solicitaran su ayuda para luchar 23.  Alonso Troncoso, V. “Neutralismo y desunión en la segunda Guerra Médica” en Pereira, G. (ed.), Actas del Primer Congreso Peninsular de Historia Antigua, Santiago de Compostela 1988, 55-70; García Sánchez op. cit., 36. 24.  Hdt. VII 148-152.

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contra otras poleis, como ocurrirá poco después durante la Guerra del Peloponeso o durante la Guerra de Corinto25, que los intercambios comerciales y culturales entre el Egeo y el Imperio Persa fueran fluidos y sustanciosos para ambos26, que la existencia de un concepto de lo que era griego y no lo era fuera, cuando menos, difuso27 o que los términos “medizante-medismo” escapen a una definición simple con connotaciones peyorativas28. Cuando se trata de construir conciencia étnica el poder reside en la capacidad de adoctrinamiento, no en la realidad de los hechos sobre los que se sustenta la doctrina.

2 LA ESTIGMATIZACIÓN DEL ENEMIGO Si la imagen del persa como Bárbaro que ha llegado hasta nosotros procede, principalmente, de las fuentes griegas, entonces es lícito suponer que más que a los súbditos de Darío y Jerjes, a quien está definiendo el tópico, por contraste, es a quienes lo construyeron, es decir, a los griegos. Pero, ¿a qué griegos? Los caracteres principales que definen al Bárbaro en la época de las Guerras Médicas (momento en el que se equiparan Bárbaro y Persa) son las siguientes: despotismo, servilismo, crueldad, barbarie, exceso. Por lo tanto, sus opuestos serían politeia, libertad, justicia, civilización y moderación. Estos últimos podrían pasar por ideales griegos pero, si los examinamos con más detalle y en su contexto, no responden tanto a una generalidad helena como a una particularidad ateniense29, como bien señalaba ya E. Hall en su famoso 25.  Th. II 67 y VIII 18; Pl. Mx. 245b-e; Isoc. IV 175-177; Ar. Ach. 645-650. 26.  Plut. Them. XXIX, 5; Philostr. Im. II 31; Th. IV 50. Hall, J. M. op. cit., 200; Miller, M. Athens and Persia in the fifth century: a study in cultural receptivity, Cambridge, 1997, 135-152; Vickers, M. “Interactions between Greeks and Persians” en Sancisi-Weedenburg, H. and Kuhrt, A. (eds.) Achaemenid History IV. Centre and Periphery, Leiden, 1990, 253-262; Balcer, J. M. “The Greeks and the Persians: the process of acculturation”, Historia 32 (1983), 257-267; Tuplin, Ch. (ed.) Persian responses. Political and cultural interaction with(in) the Achaemenid Empire, Swansea, 2007; García Sánchez op. cit., 42-44. 27.  La helenicidad de los griegos de la zona noroeste (etolios, acarnianos, epirotas e ilirios meridionales), por ejemplo, fue puesta en duda continuamente por los griegos centrales y meridionales, como vemos en Hom. Il. XVI, 233-235 (donde Homero califica al propio Zeus de “dodoneo y pelásgico” es decir, de pre-griego); Hdt. VIII, 47 y VI 127; Th. II, 68, 9 y 80, 5 o Ps.-Sci XXII-XXVII y XXXIII. Tucídides (I 3, 3) deja claro que Homero nunca emplea el término helenos para referirse a lo que entendemos generalmente como griegos, ya que el insigne poeta sólo lo emplea para definir al contingente de Aquiles procedente de la Ftiótide (el pasaje homérico corresponde a Il. II 683-685). Sin duda estamos ante una paradoja ya que, de hecho, el sufijo –anes del étnico genérico elanes (que se trasladó al dialecto ático-jónico para acabar convertido en elenos) es típico de las áreas del N y el O de Grecia, tales como Etolia, Acarniana, el Epiro, Cefalonia o Tracia (Hall, J. M. op. cit., 47). Problemas similares de definición se encuentran entre los griegos de las colonias (Lomas, K. “Introduction” en Lomas, K. (ed.) Greek Identity in Western Mediterranean. Papers in honor of Brian Shefton. Mnemosyne Suppl. 246, Leiden-Boston, 2004, 5-6; Hall, J. M. op. cit., 170-180; Malkin, I. The return of Odysseus. Colonization and ethnicity, Berkeley, 1998, 18; Antonaccio, C. “Siculo-geometric and the Sikels: ceramics and identity in Eastern Sicily” en Lomas, K. (ed.) Greek Identity in Western Mediterranean. Papers in honor of Brian Shefton. Mnemosyne Suppl. 246, Leiden-Boston, 2004, 55-81; Cardete op. cit. en prensa). 28.  Wolski, J. “MEDISMOS et son importante dans la Grèce à l´époque des Guerres Médiques”, Historia, 22 (1973), 3-15; Gillis, D. Collaboration with the Persians, Wiesbaden, 1979; Graf, D. F. “Medism and the origin and significance of the term”, JHS, 104 (1984), 15-30. 29.  A este respecto es significativo señalar, como apreciamos en Heródoto (IX, 11, 2; 53, 2 y 55, 2), que mientras que los atenienses diferenciaban entre bárbaro (no griego) y xénos (no ateniense) para los espartanos

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estudio sobre la construcción del bárbaro en la obra de Esquilo y han defendido también otros autores30.

2.1. Despotismo vs politeia. Servilismo vs libertad Las fuentes griegas desde las Guerras Médicas31 inciden una y otra vez en la tremenda barrera existente entre las pretensiones dominadoras persas y el ansia de libertad griega, simbolizado en el ritual de la proskynesis, que tantos problemas daría posteriormente a Alejandro Magno, precisamente por su asociación directa con prácticas bárbaras ajenas a la cultura helena. Pero quienes utilizaron la libertad como bandera política, apropiándose del término para adecuarlo a su propio sistema de gobierno y alejándolo del de otros, fueron los atenienses32. La libertad se equipara, de este modo, a democracia, como lo hace hoy en día, 26 siglos después. La caída de los Pisistrátidas en Atenas y la ascensión de Clístenes al poder marcan el inicio de un nuevo sistema político que, a pesar de los apoyos populares y de parte de la aristocracia, generaba dudas y temores no sólo dentro de Atenas sino, especialmente, entre sus vecinos más próximos. La naciente democracia necesitaba desesperadamente un armazón ideológico que sostuviera y protegiera su precario e incipiente desarrollo hasta que éste alcanzara las cotas suficientes como para hacerlo por él mismo. Si sobrevivió fue porque supo atacar ideológicamente para defenderse estructuralmente. Y lo hizo a través de la elección de un héroe como Teseo, convenientemente transformado en adalid de la libertad (frente a la tiranía)33, en luchador valeroso y astuto (frente a la cobardía y la estupidez que se le presuponían al Bárbaro), en referente de un cuerpo de leyes e instituciones que aseguraban el orden (frente al caos), y de una equiparación consciente entre tirano, anti-demócrata y pro-persa34. De hecho, en los años siguientes al triunfo en Maratón, miembros destacados de familias aristocráticas contrarias a la democracia o tibias con ella fueron sospechosos de albergar aspiraciones tiránicas, lo cual se estaba convirtiendo en un sinónimo de defensor del Bárbaro. Calias, hijo de Cratias, por ejemplo, apodado “el Medo” en cuatro de los 550 ostraka encontrados con su nombre, fue candidato al ostracismo ca. 486-485 a. C. y en uno de los ostraka incluso se le caricaturiza vestido a la moda persa35. No es casualidad, por tanto, que fueran los atenienses quienes, en un primer momento, deificaron prácticamente a los Tiranicidas para, años después, erigirse en enemigos todos los que no fueran ciudadanos espartanos pertenecían a la categoría común de xénos, lo que remarca la especificidad del concepto ateniense de bárbaro. 30.  Hongman, S. op. cit.; Hall, J. M. op. cit., 182-219; Marincola, J. “The Persian wars in fourth-century oratory and historiography” en Bridges, E., Hall, E. and Rhodes, P. J. op. cit., 105-125; Hardie, P. op. cit., 127; Coleman, J. E. op. cit., 189; Santiago op. cit., 42. 31.  Hdt. VII, 136; A. Pers. passim; Pl. Ly. III 693 c-698 a; D. Filipi. III 36; Arist. Pol. 1327b 23-33… 32.  A. Pers. 75-76, 177-180, 232-234, 400-405… 33.  Plutarco (Thes. XXXV 8) llega a defender la presencia de Teseo en la batalla de Maratón. 34.  Valdés Guía, M. “La recreación del pasado en el imaginario griego: el mito de Teseo y su utilización como fuente histórica”, DHA, 25 (1) (2009), 11-40. 35.  Daux, G. “Chronique des fouilles et découvertes archéologiques en Grèce en 1967”, BCH, 92 (1968), 711-1142, 732; Thomsen, R. The origin of ostracism: a synthesis, Copenhagen, 1972, 97-98.

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acérrimos no ya de los persas (que, no olvidemos, habían mantenido, en general, cordiales relaciones con los tiranos griegos e incluso habían acogido a Hipias, ayudándole poco después en su intento de recuperar el poder36), sino del Bárbaro y, por lo tanto, en defensores de la Civilización que el Bárbaro amenazaba. El discurso anti-persa le resultó a Atenas muy rentable, hasta el punto de estar en la base de su posterior ascenso al poder a través del control de la Liga Ático-Délica37, constituida como escudo contra los persas bajo unos parámetros que pasaron en poco tiempo de ser relativamente griegos a convertirse en particularmente atenienses. La propaganda antipersa de la que Atenas hacía gala continuamente logró atribuir sus intereses y preocupaciones políticas al resto de los griegos, convenciéndoles de que si Atenas estaba segura, ellos también lo estarían. No apoyar la Liga Ático-Délica no significaba, simplemente, mantener una posición política contraria a la ateniense o incluso favorable a los persas como entidad política, sino que implicaba un ataque directo a la libertad y a la razón, como demuestra la rebelión medizante de Eritras, que fue duramente castigada por Atenas en el 412 a. C.. No obstante por profundo que fuera el desprecio hacia el sistema político persa, cimentar la idea del Bárbaro implicaba también descender de la política a la vida cotidiana. Sólo convirtiendo al persa en un ser de costumbres amorales se podría cerrar el círculo del Bárbaro. Y Atenas también se aplicó en ello.

2.2. Crueldad vs justicia. Barbarie vs civilización. Exceso vs moderación Tras las Guerras Médicas el arte ático se llena de representaciones de la lucha entre la civilización y la barbarie. Amazonomaquias, Centauromaquias, Titanomaquias y Gigantomaquias se convierten en lugar común en templos y stoas, como demuestra el proyecto iconográfico del Theseion, las metopas del Partenón o las pinturas de la Stoa Poikile, a las que hay que añadir una destacada proliferación de guerreros persas en la cerámica38. Incluso los troyanos se alejan del universo heleno, al que siempre habían pertenecido, para deslizarse hacia el exotismo oriental39. Así, Simónides40, contemporáneo de las Guerras

36.  Hdt. VI 109. 37.  El mismo Tucídides (I 96, 1) califica de “pretexto” la lucha contra el persa como motor de la fundación de la Liga. 38.  Paus. I 15, 3. Bovon, A. “La représentation des guerres perses et la notion de barbare dans le Ire moitié du Ve siècle”, BCH, 87 (1963), 579-602; Hall, E. op. cit, 68-69; Hall, J. M. op. cit, 178; Rhodes, P. J. “The impact of the Persian Wars on Classical Greece” en Bridges, E., Hall, E. and Rhodes, P. J. op. cit., 37-41; Castriota, D. “Justice, kingship and imperialism: rhetoric and reality in fifth-century B. C. Representations following the Persian Wars” en Cohen, B. (ed.), Not the Classical idea. Athens and the constructions of the Other in Greek Art, Leiden, 2000, 443-479; Francis, E. D. Image and the idea in fifth-century Greece. Art and literature after the Persian Wars, London, 1990; García Sánchez op. cit. 45-46.. 39.  Erskine, A. Troy between Greece and Rome. Local tradition and imperial power, New York, 2001, 61-92; Lenfant, D. “L´amalgame entre les Perses et les Troyens chez les grecs de l´époque classique: usages politiques et discours historiques” en Candau Morón, J. M., González Ponce, F. J. y Cruz Andreotti, G. (eds.), Historia y mito. El pasado legendario como fuente de autoridad. Actas del Simposio Internacional celebrado en Sevilla, Valverde del Camino y Huelva entre el 25 y el 30 de Abril de 2003, Málaga, 2004, 77-94. 40.  Simon. frags. 10-17.

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Médicas, es el primero en equiparar a los troyanos con los persas y Heródoto41 dice que, según los persas, los griegos eran sus enemigos desde la caída de Troya y que Jerjes visitó Troya al comienzo de la guerra para honrar a los caídos42. Estamos ante una polarización radicalizada típica de los procesos étnicos. Por otra parte, la estatua de Harmodio y Aristogitón, robada por Jerjes, es copiada y recolocada en el ágora (suceso sin precedentes) como una forma de representar la victoria de la libertad ateniense frente al despotismo persa43; la batalla de Platea centra el discurso iconográfico del templo que Atenas levanta a la Atenea Niké en el 421 a. C. y el proyecto de reconstrucción de los templos destruidos por los persas se inicia en el 449 a. C.44, como una forma de justificar el phoros de los aliados délicos y el mantenimiento del imperio… los ejemplos son infinitos y a ellos se unen la exhibición consciente de los despojos persas de la guerra en Atenas y la dedicatoria de las trirremes fenicias en el Istmo, Sunion y Salamina45. En el campo de la literatura, la propaganda no se queda atrás. Entre el 500 y el 470 Frínico escribe dos obras históricas sobre las Guerras Médicas y tres tragedias en las que el enfrentamiento entre los héroes griegos y los bárbaros está a la orden del día y el cómico Quiónides escribe Los Persas y Los Asirios, obras perdidas pero de significativo título teniendo en cuenta el contexto46. Heródoto, por su parte, a pesar de atacar duramente a los persas, hace ostentación de cierto relativismo ético que no le impele a juzgar lo diferente como erróneo o inferior (al menos no siempre) y, de hecho, demuestra su admiración por la inventiva militar caria47 o por la sabiduría egipcia48, pueblo este al que admira y respeta. Su aperturismo le llevará, incluso, a ser catalogado como “filo-bárbaro” siglos después por Plutarco49. Pero la “tolerancia” de Heródoto naufraga pronto y los actos nefandos de los seres míticos (canibalismo, incesto, hybris, supremacía de la mujer sobre el varón…) comienzan a atribuirse a los persas (y a otros pueblos periféricos, considerados también bárbaros, como los tracios o los licios)50, convertidos en súbditos esclavizados física y moralmente o en gobernantes déspotas y arrogantes que se creen dioses51. Especialmente la tragedia, género ateniense por antonomasia, se transforma en vehículo de la barbarización del persa, sin olvidar la nada desdeñable aportación de la comedia ática52, en la que se somete al bárbaro a una exagerada ridiculización, como reflejan

41.  Hdt. I 5. 42.  Hdt. VII 43. Sobre una interpretación contraria de estas fuentes ver Haubold J. “Xerxes´ Homer” en Bridges, E., Hall, E. and Rhodes, P. J. op. cit., 47-63. Sobre este rasgo de los procesos étnicos remito a Hall, E. op. cit. 1989, 102; Konstan, D. op. cit., 31; Hall, J. M. op. cit., 118; Rhodes, P. J. op. cit., 41. 43.  Hall, E. op. cit., 67. 44.  Plu. Per. XII. Ver en este mismo volmen la contribución de Valdés Guia. 45.  Hdt. VIII 121.Se ha llegado a indicar que posiblemente la tienda de campaña de Jerjes de la que habla Heródoto (IX 82) fuera utilizada en Atenas como decorado para las tragedias históricas (v. Hall op. cit., 75). 46.  Bovon op. cit., 598-599. 47.  Hdt. I 171. 48.  Hdt. II, 35. 49.  Plu. Moralia 857a. 50.  Hdt. I 35; II 35; E. Andr. 177-178; S. OT 337-345. 51.  A. Pers. 75-81, 181-200, 155-159, 585-595, 642-645, 655, 696, 710-711... 52.  Long, T. Barbarians in Greek comedy, Carbondale and Edwardsville, 1986.

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las obras de Ferécrates o Epimarco tituladas, precisamente, Los Persas, o el personaje del embajador persa Pseudartabas los Acarnienses de Aristófanes53, ridiculizado como un déspota venido a menos que no sabe hablar correctamente y cuyos símbolos de poder (el “ojo del rey”) inducen a la sorna y el escarnio por parte de los griegos. Tan importante llegó a ser el tópico del bárbaro en el teatro, y especialmente el del persa, que en el Teatro de Dionisio en Atenas, junto a las estatuas de Esquilo, Sófocles, Eurípides y Milcíades se hallaba una de Temístocles con un persa cautivo54. Sin duda, la obra cumbre del proceso de construcción del persa como bárbaro son Los Persas de Esquilo. Dicha tragedia incide continuamente en la inmoderación y el exceso que caracterizan al Bárbaro, por oposición a la mesura griega55. El Bárbaro es un esclavo o un amo, lo cual dinamita el concepto de justicia sustituyéndolo por el de crueldad, ya que la palabra del gobernante es la ley del esclavo. Además, el Bárbaro es un ser irracional que gasta con prolijidad incluso cuando no posee y no sabe refrenar su ansia de exhibirse. Las continuas lamentaciones y expresiones de dolor por la derrota56, por ejemplo, son claramente un exceso de sentimentalismo y auto-exhibición, demasiado largas para una audiencia griega y, además, cantadas por hombres (contrariamente a la costumbre helena). Comparado con la austeridad de las leyes suntuarias de Solón, que prohibían el exceso de lujo en los entierros, es una clara muestra de la incapacidad bárbara para la contención. No es extraño, por tanto, que los dioses defiendan a los griegos frente a la soberbia de los persas y que la victoria helena se presente como un castigo divino infligido por Zeus al despotismo y la barbarie de Jerjes, propenso a la irracionalidad y a la hybris57, y un premio a la valentía y el coraje de los griegos, que no se arredraron ante la inferioridad numérica58. Así se explican los griegos que sus fuerzas consigan tan fácilmente la victoria59. En el s. V el Bárbaro ha adquirido carta de naturaleza y, aunque en un principio se identifica fundamentalmente con el persa, pronto se convierte en un concepto más amplio que abarca a todos aquellos que no son griegos (sobre todo griegos al modo ateniense), cimentando parte de sus tópicos en el hecho de que la mayor parte de los esclavos griegos eran bárbaros60. No olvidemos la categórica opinión de Aristóteles61, para quien los bárbaros son esclavos por naturaleza y, por tanto, no pueden gozar nunca de la libertad que caracteriza al ser humano pleno, ni aun cuando se les liberara jurídica y/o físicamente. Esta relación entre esclavitud y barbarie la vemos reflejada, por ejemplo, en Eurípides, que exhibe en sus obras una gran variedad de tipos de bárbaros (más que ningún otro

53.  Ar. Ach. 94-127. 54.  Hall, E. “Aeschylus´ Persians via the Ottoman Empire to Saddam Hussein” en Bridges, E., Hall, E. and Rhodes, P. J. op. cit., 167-199, 170. 55.  A. Pers. 157-160, 372-374, 465-470, 607-611, 641-647… 56.  A. Pers. 465-470, 531-598, 852-1075. 57.  A. Pers. 93-109, 344-348, 455-456, 497-498, 513-514, 739-751, 806-833 ; Hdt. VII 139 y VIII 13 y 109. 58.  A. Pers. 11-12, 115-117, 243-244, 340-351, 465-471, 790-792… 59.  Jouanna, J. “Les causes de la défaite des Barbares chez Eschyle, Hérodote et Hippocrate”, Ktema 6 (1981), 3-15. 60.  Coleman, J. E. op. cit., 201. 61.  Arist. Pol. 1252 a 34; 1285 a 16.

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trágico) insistiendo en la confrontación entre la libertad griega y la esclavitud bárbara62. Y ya Esquilo63 habla del “genos bárbaro”, como lo hicieron también Sófocles64 y Eurípides65 y en el s. IV incluso lo menciona Platón66, constriñendo la diferencia a una reducción del Otro típica de los procesos étnicos. Tal llega a ser la maldad que se le atribuye a ese Otro compacto y uniforme, sin aristas ni diversidades, en algunos momentos que, ya en el s. IV, en medio de una campaña sin precedentes de propaganda de la helenicidad entendida al modo ático, Éforo67 desarrollará la idea de una conjura contra “los griegos” por parte del universo bárbaro (persas y cartagineses), materializada en un ataque simultáneo sobre Salamina e Hímera68 con la intención de doblegar tanto al helenismo continental como al occidental69. Como vía de escape ante tanta insania, se alza la excepción: el bárbaro noble, un estereotipo que impulsa la uniformidad inhumana del enemigo al permitir a quien le juzga cierta comprensión compasiva emanada de una falsa flexibilidad ya pautada. Es lo que Paul Cartledge70 califica como “el síndrome de ‘algunos de mis mejores amigos son persas, judíos…’” Ahora bien, ¿qué es lo que otorga nobleza al bárbaro? Su semejanza con lo griego, el escapar de su naturaleza depravada, el reconocer la superioridad civilizatoria de los griegos y querer parecerse a ellos, es decir, el querer adoptar la cultura griega, esencia de lo heleno según Isócrates71. Pocos son los persas que entran dentro de esta categoría (los más destacados, el Darío de Esquilo72 o el Ciro de Jenofonte y el de Platón, e incluso en estos casos se insiste en el contraste entre el valor del individuo aislado y la decadencia social que despunta tras su muerte73), que queda reservada, en general, para los troyanos, arrastrados al bando enemigo por el enfrentamiento Oriente-Occidente que desatan las Guerras Médicas, pero aún así, anclados profundamente en la cultura helénica desde Homero74.

62.  E. Heracl. 422; Hec. 1199-1201 y 1247-1250; Andr. 173-176 y 652-665; Hel. 277; IA 1400-1402, Med. 536-538 y 1339… Sobre la complejidad de lo bárbaro en las tragedias de Esquilo remito a Saïd, S. “Grecs et barbares dans les tragédies d´Euripide: la fin des différences?”, Ktema, 9 (1984), 27-53. 63.  A. Pers. 434. 64.  S. Tereo frag. 587. 65.  E. Andr. 173; Rh. 404-405 y 833-834; Hec.1199-1201. 66.  Pl. R. V, 470 a-c. En R. V 470a-471c y en Mx. 242c-d defiende que la guerra entre griegos es una stasis, mientras que la guerra greco-bárbara es definida como guerra justa o pólemos. 67.  Ephor. FGrHist 70 F 186=Schol. Pi. P. I 146a-b. 68.  Según Justino (XIX 1, 12-13) ya Darío había propuesto a Cartago una alianza contra los griegos, rechazada por los cartagineses. 69.  Sobre la utilización de la propaganda anti-bárbara por los griegos occidentales, concretamente por los tiranos siciliotas: Cardete, M. C. “La construction idéologique du passé agrigentin: Théron et les ossements de Minos”, Dialogues d´Histoire Ancienne 34 (1) (2008), 9-26 y Cardete op. cit. 2010. 70.  Cartledge, P. op. cit., 1993, 45. 71.  Isoc. Paneg. 49-50. 72.  A. Pers. 555-558, 640-842. Sobre las diferencias sustanciales en el tratamiento de la figura de Darío y la política exterior persa en Heródoto y Esquilo remito a Saïd, S. “Darius et Xerxès dans les Perses d´Eschyle”, Ktema, 6 (1981),17-38. 73.  Pl. Ly. 693c-698a; X. Cyr., especialmente el capítulo VIII. 74.  Hall, E. op. cit., 1989, 211-212.

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3. CONCLUSIÓN Las Guerras Médicas fueron una rotunda victoria griega. Y no por el éxito militar, exiguo, ni por los daños causados al enemigo, que no los percibió como un problema insoluble, ni por haber conseguido aunar a los griegos en un grupo compacto capaz de hacer piña ante enemigos externos, ya que la soflama étnica se diluyó pronto sin llegar a construir ni un Nosotros estable ni un Otro compacto. Si supusieron una victoria, una de las que traspasan fronteras temporales y espaciales, fue por la trascendencia ideológica que respiran las fuentes griegas al respecto y por la persuasiva propaganda desde entonces orquestada a su alrededor por diferentes culturas occidentales, desde la Roma de Augusto al EEUU contemporáneo75. Las Guerras Médicas consiguieron equiparar para la posteridad los conceptos de Atenas y Grecia y, a partir del Renacimiento y, sobre todo, desde el s. XVIII, esa equiparación, que está en la base de los mitos fundacionales eurocéntricos (no en vano Isócrates ha sido considerado por muchos como padre del espíritu europeísta76) supuso convertir a los persas, enfrentados a Atenas, y asimilados a los musulmanes, en enemigos acérrimos, no ya de una polis griega, sino de todo lo que significaba cultura, razón, entendimiento y, por ende, civilización. Más allá de Maratón o Platea el bárbaro como icono es la gran victoria ateniense sobre los persas.

75.  Remito al bien documentado análisis sobre la proyección de las Guerras Médicas editado por Bridges, E., Hall E. y Rhodes, P. J. op. cit. 76.  Saïds, S. “The discourse of identity in Greek rhetoric from Isocrates to Aristides” en Malkin, I. op. cit. 2005, 275-299, 276.

Esta obra analiza la evolución que, desde distintos ámbitos contextuales, ha experimentado la visión del territorio heleno. Queda así evidenciada cómo Grecia se formó a partir de las relaciones habidas con distintos imperios. Desde la más remota antigüedad hasta la visión contemporánea del mundo heleno, este libro pretende aportar, desde diferentes perspectivas metodológicas, una visión novedosa de la Grecia clásica.

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Grecia Ante Los Imperios V Reunión de historiadores del mundo griego

V Reunión de historiadores del mundo griego

Frente a concepciones muy arraigadas en el ideario contemporáneo, en Grecia convergen numerosas realidades. Desde el arcaísmo, comenzando con la hegemonía cretense y su influjo sobre la cultura micénica, hasta el contacto fructífero con los sucesivos reinos faraónicos, el influjo de los territorios externos se percibe en todos los ámbitos de la cultura griega. De este modo, ante el dominio macedonio, primero, y el romano, después, Grecia asume una posición subordinada, pero aporta al mismo tiempo su bagaje cultural, que se ve acrecentado por la propia reflexión griega sobre el fenómeno imperial.

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Juan Manuel Cortés Copete Elena Muñiz Grijalvo Rocío Gordillo Hervás (coordinadores)

I. La Traviesa: Ritual funerario y jerarquización social en una comunidad de la Edad del Bronce de Sierra Morena Occidental. Leonardo García Sanjuán, ed. II. Ex Oriente Lux: Las Religiones Orientales Antiguas en la Península Ibérica. Eduardo Ferrer Albelda, ed. III. Arqueología fin de siglo. La Arqueología española de la segunda mitad del Siglo XIX. María Belén Deamos y José Beltrán Fortes, eds. IV. El Clero y la Arqueología española. José Beltrán Fortes y María Belén Deamos, eds. V. Patrimonio Arqueológico Urbano: Propuesta metodológica del estado de conservación y riesgo. Aplicación en el Conjunto Histórico de Sevilla. Daniel González Acuña. VI. Arqueología en Laelia (Cerro de la Cabeza, Olivares, Sevilla) Antonio Caballos Rufino, José Luis Escacena Carrasco y Francisca Chaves Tristán. VII. Entre Dios y los Hombres: El sacerdocio en la Antigüedad. José Luis Escacena Carrasco y Eduardo Ferrer Albelda, eds. VIII. Testimonios Arqueológicos de la Antigua Osuna. José Ildefonso Ruiz Cecilia. IX. Imagen y culto en la Iberia Prerromana: Los pebeteros en forma de cabeza femenina. Mª Cruz Marín Ceballos y Frédérique Horn, eds. X. Las instituciones en el origen y desarrollo de la Arqueología en España. María Belén Deamos y José Beltrán Fortes, eds. XI. De dioses y bestias. Animales y religión en el Mundo Antiguo. Eduardo Ferrer Albelda, José Mazuelos Pérez, José Luis Escacena Carrasco, coords. XII. Ofrendas, banquetes y libaciones. El ritual funerario en la necrópolis púnica de Cádiz. Ana María Niveau de Villedary y Mariñas. XIII. Piedras con alma. El Betilismo en el Mundo Antiguo y sus manifestaciones en la Península Ibérica. Irene Seco Serra. XIV. Salvación, Infierno, Olvido. Escatología en el Mundo Antiguo. Eduardo Ferrer Albelda, Fernando Lozano Gómez, José Mazuelo Pérez, coords. XV. Grecia ante los imperios.V Reunión de historiadores del mundo griego Juan Manuel Cortés Copete, Elena Muñiz Grijalvo, Rocío Gordillo Hervás, coords.

A través del tiempo, por influencia de los diferentes poderes que se desarrollaron a su alrededor, Grecia se fue transformando, configurándose así una imagen de Grecia como salvadora de la civilización frente al bárbaro imperio persa, insignia de la democracia, símbolo de la cultura y del renacer de las artes, y portadora del pensamiento científico a través del logos.

Grecia Ante Los Imperios

Títulos publicados en la Colección SPAL MONOGRAFÍAS

Juan Manuel Cortés Copete Elena Muñiz Grijalvo Rocío Gordillo Hervás (coordinadores)

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