El uso relacional del sufijo -dor

June 6, 2017 | Autor: Franz Rainer | Categoría: Word formation
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Descripción

Franz Rainer, Joanna Wolborska-Lauter / Wien EL USO R ELACIONAL DEL SUFIJO DOR /DOR A EN ESPAÑOL Y SU R ELACIÓN CON EL FR ANCÉS Im modernen Spanisch werden Adjektive auf -dor zunehmend auch als Relationsadjektive verwendet: incremento exportador ›incremento de las exportaciones‹, nicht *›incremento que exporta‹ usw. In vorliegendem Beitrag wird dieses Phänomen zum ersten Mal eingehend aus synchroner und diachroner Sicht untersucht. Die semasiologische Untersuchung zeigt, dass Adjektive dieses Typs meist auf die verwandten Nomina Actionis, seltener Nomina Agentis zu beziehen sind. Im onomasiologischen Teil wird die These vertreten, dass Relationsadjektive auf -dor vorzugsweise in die von den Konkurrenzsuffixen -ivo und -orio offengelassenen Lücken vorstoßen. Schließlich wird in der diachronen Analyse gezeigt, dass der Anstoß zur Ausbildung dieses Musters im 19. Jahrhundert aus dem Französischen kam, was überrascht, da heute der relationale Gebrauch im Spanischen wesentlich weiter verbreitet ist als im Französischen.

1. Introducción 1.1. Ejemplos del uso relacional El predecesor del sufijo español -dor, el latino -tor(em), formaba casi únicamente nombres de agente en el latín clásico. En el latín tardío (Fruyt 1990) se extendió el uso adjetival correspondiente, que ya se documenta esporádicamente en el latín clásico (ej. arma victricia ›las armas vencedoras‹, en Virgilio). Este uso adjetival con sentido activo pasa directamente al español antiguo (ej. caualleria […] olvidadora de su tierra, véase Pattison 1975: 111–115). Constituyen por el contrario una innovación española los usos instrumental (ej. destornillador) y locativo (ej. comedor) que aparecen ambos desde la Edad Media y deben considerarse como influenciados por el catalán (Rainer 2011: 26–29). Éste es el abanico semántico que ofrecen las gramáticas tradicionales del español así como las obras especializadas sobre nuestro sufijo (véase Laca 1986: 296–302, la descripción más completa). Además de los usos descritos en el párrafo anterior, en textos recientes se observan siempre más frecuentemente casos de uso adjetival de -dor que no encajan en las pautas tradicionales. Nos referimos a ejemplos como los siguientes, que pueden pasar por una muestra representativa: Romanische Forschungen 124 (2012)

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(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12)

Ya se les iban viendo las inclinaciones censoras (J. Marías, Harán de mí un criminal. Madrid 2003, 242). La voracidad compradora se ha acentuado (ABC, 20 de agosto de 1998, 32). [P]roseguía en Kosovo la limpieza étnica de serbios y de gitanos bajo la impotencia controladora de la OTAN (M. Vásquez Montalbán, La Aznaridad. Barcelona 2003, 186). Volvieron de sus aventuras descubridoras de costa a costa a California (J. Ulloa Suárez, Memoria de la frontera. Sevilla 2006, 66). las condiciones necesarias de idoneidad a fin de procurar el desarrollo integral del menor y una adecuada aptitud educadora (Ley 9/1998, de 15 de julio, del Código de Familia [España]). el incremento exportador (C. Malamud, Historia de América. Madrid 2005, 337). [E]sto reportaría […] mayor eficacia gestora del servicio público asistencial (Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales [España] 44, 2003, 214). [S]e ha frenado el descenso inversor en I + D (La Verdad, 6 de agosto de 1997, 18). Olvídate de seguir la carrera investigadora (La Razón, 27 de agosto de 2006, 12). durante cuarenta años de mi vida lectora, espectadora e imaginativa (A. Pérez-Reverte, Con ánimo de ofender (1998–2001). Madrid 2001, 331). sesión negociadora (P. Economy, El arte de la negociación. México etc. 1994, 65). [l]a presión vendedora sobre todo producto denominado en euros (El País, 5 de mayo de 2010, 26).

El significado del sufijo en estos ejemplos no es activo: las inclinaciones censoras, por ejemplo, no son inclinaciones ›que censuran‹ sino inclinaciones ›de censor‹ o ›para la censura‹. El adjetivo censor en otras palabras remite a los sustantivos censor o censura, es decir, se comporta como un adjetivo relacional. Es este uso relacional que quisiéramos analizar más detenidamente en el presente artículo.

1.2. El uso relacional en trabajos sobre formación de palabras y en la lexicografía Este uso relacional solo se menciona muy recientemente, tanto en trabajos sobre formación de palabras como en obras lexicográficas. La primera en aludir al fenómeno parece haber sido Nord (1983: 136), quien observa respecto a los adjetivos en -dor de su corpus periodístico que »también se Romanische Forschungen 124 (2012)

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usan muy frecuentemente en función relacional«. Un tratamiento más detenido se encuentra en Rainer (1993: 451–452; 1999: 4602). La reciente Nueva gramática de la lengua española de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española se limita todavía a mencionar entre paréntesis que para adjetivos en -dor »en algunos contextos se obtienen de forma más natural paráfrasis con sustantivos (labor investigadora, ›relativa a la investigación‹)« (vol. I: 550). El panorama es similar en las obras lexicográficas. El uso relacional se documenta por primera vez en el Gran diccionario de la lengua española (GDLE) de la SGEL publicado en 1985, aunque de manera poco sistemática. De los 12 adjetivos del apartado 1.1. este diccionario solo recoge dos, que ambos empiezan con la letra i. Es solo con el Diccionario del Español Actual (DEA) de 1999 que el uso relacional empieza a ser tomado en consideración de manera sistemática. Como se desprende de la tabla 1 algunos diccionarios publicados en el nuevo milenio siguen el ejemplo del DEA, aunque el DRAE y también la nueva edición del Moliner se muestran todavía muy reticentes. GDLE DRAE              

censor comprador controlador descubridor educador exportador gestor inversor investigador lector negociador vendedor

– – – – – – –   – – –

– – – – – – – – – – – –

VOX 

Mol. 

DEA 

– – – – – – – – – – – –

– – – – – – – – – – – –

  –    –     

DRAE LEMA GDUEA Mol.     – – – – – – – – – –

– – – – –  –   –

 –

 –

– – –    –     –

– – – – – – – – – –  –

Tabla 1: Inclusión del uso relacional en diccionarios (: está incluido, – : no está incluido)

1.3. Comparación con otras lenguas románicas Antes de adentrarnos en una descripción sincrónica más detenida, echemos todavía un vistazo a otras lenguas románicas para ver si comparten este uso relacional con el español. A tal fin hemos traducido las colocaRomanische Forschungen 124 (2012)

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ciones sustantivo + adjetivo en -dor del apartado 1.1. al portugués, catalán, francés e italiano, comprobando su presencia en Google.1 Los resultados (véase la tabla 2) muestran una asimetría interesante. Mientras el portugués y el catalán comparten este uso con el español, en el francés y el italiano éste parece ser mucho menos extendido. Apenas aparecen con sentido relacional dos de las doce colocaciones, es decir las equivalencias de aptitud educadora y presión vendedora. portugués

catalán

francés

italiano



inclinaciones censoras











voracidad compradora

voracidade compradora

voracitat compradora







impotencia controladora











aventuras descubridoras

aventuras descubridoras

aventuras descobridoras







aptitud educadora

aptidão educadora

aptitud educadora

aptitude éducatrice

attitudine educatrice



incremento exportador

incremento exportador

increment exportador







eficacia gestora

eficácia gestora

eficàcia gestora







descenso inversor



descens inversor







carrera investigadora

carreira investigadora

carrera investigadora







vida lectora

vida leitora

vida lectora







sesión negociadora

sessão negociadora

sessió negociadora







presión vendedora

pressão vendedora

pressió venedora

pression vendeuse

pressione venditrice

Tabla 2: El uso relacional de -dor, -tore y -eur

La explicación de este cuadro no es evidente. En el caso de presión vendedora y sus equivalencias en otras lenguas románicas se podría pensar en una influencia del término inglés selling pressure, que se documenta ya en Google Books a partir del año 1877: »The market was a little unsettled at the opening, but the general tone was very weak, owing to the selling pressure« (Chicago daily commercial report). Los ejemplos románicos aparecen 1

Las consultas a Google y a los bancos de datos de la Real Academia Española (CORDE y CREA) y del ATILF (Frantext) se realizaron en la primera mitad de 2011.

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mucho más tarde: 1943 para el español, 1973 para el portugués, 1988 para el francés y 2004 para el italiano. Los calcos románicos, dicho sea de paso, son un poco cojos tomando aparentemente el gerundio inglés selling (una forma nominal) por un participio del presente. Pero la influencia del inglés no puede haber sido el factor principal en el desarrollo del uso relacional de adjetivos en -dor en las lenguas románicas. Volveremos a hablar sobre la temática diacrónica en el capítulo 3.

2. Perspectiva sincrónica En este capítulo descriptivo vamos a investigar primero en 2.1. qué paráfrasis se pueden utilizar para dar cuenta del significado de los usos adjetivales de -dor. En el apartado 2.2. invertiremos la perspectiva estudiando el uso relacional de -dor en comparación con sus competidores (adjetivos relacionales, atributos preposicionales).

2.1. Enfoque semasiológico Los adjetivos en -dor suelen definirse con varias paráfrasis en los diccionarios monolingües del español. La más simple y al mismo tiempo la más frecuente es la activa ›que V‹: el partido ganador ›que gana‹ o ›que ha ganado‹, un espectáculo conmovedor ›que conmueve‹, etc. En los adjetivos disposicionales se amplía esta paráfrasis para incluir la noción de hábito o afición: una persona habladora ›que habla mucho‹, una persona trabajadora ›inclinada a trabajar‹, una amiga bailadora ›aficionada a bailar‹, un niño lector ›que tiene el hábito de leer‹, etc. En otro grupo de adjetivos se destaca la función: leche limpiadora ›que sirve para limpiar‹, mando inversor ›que sirve para invertir‹, etc. En algunas ocasiones, los lexicógrafos por inercia aplican la fórmula activa incluso a casos en los cuales no es semánticamente adecuada. El LEMA por ejemplo define gestor como ›que gestiona‹, ilustrando este uso con la frase »Se ponía de manifiesto la incapacidad gestora de las autoridades«. Ahora bien, incapacidad gestora no se puede parafrasear de ninguna manera con ›incapacidad que gestiona‹, más bien significa ›incapacidad para la gestión‹, ›incapacidad en la gestión‹ o ›incapacidad para gestionar‹. Nos encontramos ante un uso relacional que el lexicógrafo no ha identificado como tal. En otros casos es más difícil decidir si tenemos que ver con un uso activo o relacional. Por ejemplo, el LEMA ilustra el significado ›que Romanische Forschungen 124 (2012)

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censura‹ del adjetivo censor con el sintagma actitud censora. La manera más natural de parafrasear este sintagma sería ›actitud de censura‹ o ›actitud de censor‹, aunque la paráfrasis ›actitud que censura‹ del LEMA tampoco se puede descartar totalmente (a pesar de que desde un punto de vista estrictamente lógico no es la actitud que censura sino quien adopta esta actitud). Estos casos ambiguos, como veremos en el apartado 3, desempeñaron un papel clave en la génesis del uso relacional. Pero a partir del DEA existe también una práctica explícita de resaltar el uso relacional en los lemas dedicados a los adjetivos en -dor. Este diccionario opta, en la gran mayoría de los casos, por la paráfrasis ›de (artículo definido) N‹: descubridor ›de(l) descubrimiento‹, educador ›de (la) educación‹, lector ›de (la) lectura‹ etc. El sustantivo es normalmente, como en los casos citados, un nombre de acción, pero en algunos casos el DEA opta por el nombre de agente correspondiente: censor ›de(l) censor‹ etc. Un tercer tipo de paráfrasis que utiliza este diccionario, aunque solo esporádicamente, es el siguiente: comprador ›relativo a la acción de comprar‹ etc. Muy similar en su estructura es la paráfrasis de negociador en el DRAE: ›perteneciente o relativo a la negociación‹. También tiene preferencia por la paráfrasis ›relativo a‹ el GDUEA. Se nota entonces un claro afán sistematizador en los diccionarios más recientes en cuanto al uso relacional de -dor, pero hay que observar que los adjetivos no pueden ser sustituidos en todos los casos de manera natural por las paráfrasis propuestas, un poco mecánicamente, por los lexicógrafos. Uno de los problemas estriba en que la preposición no tiene que ser necesariamente de, porque su selección depende del sustantivo rector: inclinaciones censoras por ejemplo se parafrasea de manera natural con ›inclinaciones a la censura‹. De la misma manera, a afición repetidora corresponde la paráfrasis ›afición a la repetición‹, y la utilización inversora del crédito corresponde a ›la utilización del crédito para la inversión‹. 2.1.1. ¿Existe un patrón deagentivo autónomo ? Acabamos de ver en el apartado anterior que los diccionarios en algunas ocasiones parafrasean nuestros adjetivos con un nombre de agente. La definición ›de(l) censor‹ del DEA para el uso relacional de censor fue sin duda debida al ejemplo que proporciona este diccionario: »Tenía unas ganas locas de soltar carcajadas. Pero sentía siempre la presencia censora de su hermana mayor«. En este caso efectivamente una paráfrasis como ›la presencia como censora‹ parece más natural que una que utilizara el nombre de acción censura. En otros usos relacionales de este adjetivo, como el ejemplo de Javier Marías citado en (1), sin embargo, una paráfrasis Romanische Forschungen 124 (2012)

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con un nombre de acción es igual de plausible como una que remite al nombre de agente: inclinaciones censoras ›para la censura, de censor‹. Hay otros ejemplos más que presentan este tipo de ambigüedad, como vida lectora ›vida de lectura, vida de lector‹, carrera investigadora ›carrera de investigación, carrera de investigador‹, etc. ¿Significa esto que tenemos que admitir la existencia de un patrón autónomo con base agentiva ? Se trataría en este caso de una especie de conversión en adjetivo relacional de un nombre de agente en -dor. Para no multiplicar inútilmente los patrones lexicogenésicos conviene dar este paso solo si hay un número suficiente de casos donde la paráfrasis agentiva es la única admisible. Hemos encontrado muy pocos casos de este tipo. Barrio trabajador, por ejemplo, se parafrasea de la manera más natural como ›barrio de trabajadores‹, mientras que no resulta fácil construir una paráfrasis que incluya el nombre de acción trabajo. Tampoco resulta muy natural la paráfrasis activa ›barrio que trabaja‹ (concebible como uso metonímico). Un ejemplo más claro es el del uso adjetival de dictador, que todavía no está recogido en los diccionarios pero tiene cierta presencia en documentos de la Red: talante dictador, comportamiento dictador, intransigencia dictadora. Aún con este adjetivo, sin embargo, una paráfrasis que incluye dictadura es igualmente plausible en la mayoría de los casos: actitud dictadora, vocación dictadora, tradición dictadora, sistema dictador, aparato dictador, medidas dictadoras, etc. Los pocos casos similares que hemos encontrado no son a nuestro modo de ver evidencia suficiente para la admisión de la existencia de un patrón deagentivo autónomo. Como mucho se podría hablar de un patrón en ciernes. El predominio de la paráfrasis con nombre de acción resulta evidente también si analizamos qué sustantivos se pueden combinar con un adjetivo determinado. Tomemos el caso de fumador. Encontramos en la Red ejemplos de vicio fumador, tentación fumadora, inclinaciones fumadoras, afición fumadora, adicción fumadora, actividad fumadora, experiencia fumadora, abstinencia fumadora, intensidad fumadora o prohibición fumadora, en los cuales la paráfrasis natural incluye el infinitivo fumar (›vicio de fumar‹, ›adicción a fumar‹, etc.). No es ninguna casualidad probablemente que no encontremos por el contrario ejemplos con los sustantivos siguientes, que requerirían paráfrasis con nombre de agente: *número fumador ›de fumadores‹, *acoso fumador ›a los fumadores‹, *protestas fumadoras ›de los fumadores‹, *discriminación fumadora ›de los fumadores‹, *asesoría fumadora ›a los fumadores‹. Aunque hay que admitir que también hemos encontrado un hápax respectivamente de enfermedad fumadora ›de fumador‹ y de publicidad fumadora ›para fumadores‹. Estos ejemplos prueban el predominio Romanische Forschungen 124 (2012)

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de la paráfrasis que refiere a la acción correspondiente, aunque al mismo tiempo ilustran también la gran flexibilidad que está alcanzando nuestro patrón relacional. 2.1.2. El estatus teórico del patrón relacional El hecho de llamar relacional al uso que nos ocupa requiere alguna matización. Como ya se comenta en Rainer (1993: 452), nuestros usos relacionales se diferencian de usos relacionales prototípicos en lo formal. El típico adjetivo relacional se deriva en español de un sustantivo por medio de un sufijo: educación → am. educacional, procedimiento → procedimental, escritura → escritural etc. Algunos morfólogos (Aronoff 1976: 28–30; Laca 1986: 411–432; Rainer 1993: 655–661) también consideran denominales ciertos adjetivos en -ivo y -orio: educación → educativo ›de (la) educación‹, decisión → decisorio ›de (la) decisión‹ etc. El término sistema educativo por ejemplo se refiere al ›sistema de la educación‹ y no a un ›sistema que educa‹; de la misma manera proceso decisorio significa ›proceso de decisión‹ y no ›proceso que decide‹. Esta lectura relacional, dicho sea de paso, ya existía en el latín clásico, donde por ejemplo el genitivo se llamaba casus possessivus, es decir, ›caso que expresa posesión‹ y no ›caso que posee‹. Está implícita en este tipo de análisis denominal la hipótesis de que el sufijo -ión de la base se cancela en el proceso derivativo y que los sufijos -ivo y -orio se añaden a un tema idéntico al del nombre de acción correspondiente en -ión (educat-,2 decis-). Discrepa de este análisis Rifón (1996: 51), quien opina que -ivo y -orio siempre se añaden a bases verbales y que el sentido relacional se debería a una »extensión de un significado deverbal a uno relacional« cuyos mecanismos sin embargo no se especifican de manera explícita. A primera vista el uso relacional de -dor se parece mucho al de -ivo y -orio: inversor por ejemplo, en usos como descenso inversor ›descenso de la inversión‹, se podría derivar directamente del sustantivo inversión cancelando el sufijo -ión. Esta solución sin embargo no puede extenderse a todos los adjetivos relacionales en -dor, porque los sustantivos base muestran una gran variedad formal: si de inversión se puede llegar directamente a inversor cancelando -ión, un análisis análogo no está disponible en casos como compra → comprador (voracidad compradora), goleo → goleador (capacidad goleadora) o descubrimiento → descubridor (aventuras descubridoras). Las reglas de cancelación necesarias en estos casos serían completamente ad hoc y de una complejidad tal, que este tipo de análisis pierde todo interés. 2

No vamos a entrar aquí en el problema que presenta la alomorfia educat- / educac-.

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Un patrón lexicogenésico de tipo tradicional consiste en una combinación directa de tres operaciones: semántica, formal (cero en el caso de la conversión) y categorial. En su uso activo, por ejemplo, -dor se añade al tema del infinitivo en el caso de los verbos de la primera conjugación: fuma(r) → fuma-dor. Lo llamativo en el caso de nuestro uso relacional es que la derivación formal y la semántica no son paralelas. Formalmente, nuestros adjetivos en -dor siguen siendo deverbales, comparten totalmente la forma con los adjetivos activos derivados del mismo verbo. Desde el punto de vista semántico, sin embargo, no remiten al verbo que constituye la base formal sino a los nombres de acción correspondientes: auge exportador ›auge de la exportación / *que exporta‹, vida lectora ›vida de lectura / *que lee‹, comportamiento ahorrador ›comportamiento de ahorro / *que ahorra‹, etc.3 Esto quiere decir que el adjetivo relacional ha establecido una relación semántica directa con otro miembro de su familia léxica, con el cual solo está emparentado de manera indirecta (a través de la base verbal común) desde el punto de vista formal. Este tipo de discrepancia entre forma y contenido no es infrecuente en la formación de palabras, aunque se ha comentado raras veces. Recientemente, Roché (2009: 83–84) ha llamado la atención a un fenómeno que podríamos bautizar como ›reciclaje‹4 y que él ve como una manifestación del principio de economía lingüística. Consiste en tomar una palabra compleja existente para darle un nuevo uso en vez de crear un neologismo derivacional. Uno de los ejemplos que proporciona Roché es el siguiente: cuando los hablantes franceses necesitaban un adjetivo relacional para expresar el significado ›relativo a las elecciones‹, en vez de acuñar un neologismo derivacional, °électional o °électionnaire, echaron mano del adjetivo ya existente électoral que originalmente significaba solo ›del elector‹, dándole el nuevo significado ›de las elecciones‹. Algo similar ha ocurrido con nuestros adjetivos en -dor, que en determinado momento se »reciclaron« como adjetivos relacionales de los nombres de acción correspondientes.

2.2. Enfoque onomasiológico Para entender plenamente los factores que determinan el uso del -dor relacional es necesario analizarlo en el contexto más amplio de sus competi3

Cuando falta un nombre de acción correspondiente, se puede también echar mano al infinitivo, sustantivado o no: adicción fumadora ›adicción a(l) fumar‹. 4 Éste es también el término que propone Hathout (2011: 270).

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dores dentro de la categoría de los adjetivos de relación y, más allá, de los atributos Prep. + (Artículo) + N de idéntica función. El concepto ›(N) que está en relación con N‹, como es sabido, se expresa en español por un gran número de patrones léxicos. De la profusión de sufijos que compiten en este ámbito interesan aquí sobre todo -ivo y -orio en su uso relacional porque tienen, como -dor, una preferencia por sustantivos deverbales (nombres de acción). Al igual que incremento exportador significa ›incremento de la exportación‹, avance legislativo denota un avance en la legislación y propuesta reformatoria se refiere a una propuesta de reforma. En pocos casos, más en América Latina que en España, el sufijo -al se añade al sustantivo en -ión, como en capacidad organizacional. Como resulta de las paráfrasis utilizadas para definir el significado de -ivo y -orio, los atributos preposicionales del tipo Prep. + (Artículo) + N pueden expresar los mismos conceptos relacionales. La competencia entre los patrones mencionados es un problema sumamente complejo de la gramática española que dista mucho de estar resuelto de manera satisfactoria (véanse entre otros Holzer 1996 y Frevel 2002). Un aspecto particularmente enigmático está constituido por el hecho de que, a pesar de la existencia de media docena de patrones sinonímicos, haya podido desarrollarse un nuevo patrón relacional, el en -dor, en tiempos relativamente recientes. Respecto a esta pregunta quisiéramos proponer una explicación posible. Partimos de la observación de que los dos competidores más inmediatos, -ivo y -orio, a pesar de ser sufijos productivos en el español actual, tienen ambos un dominio de aplicación bastante limitado que, dicho sea de paso, queda por definir con exactitud (Rainer 1993: 655– 661). Adjetivos neológicos como °pujativo, °pujatorio, °lidiativo, °lidiatorio y muchos casos similares tienen efectivamente escasa probabilidad de ser aceptados por los hispanohablantes sin que esto se pueda atribuir a un bloqueo por parte de palabras existentes (puja y lidia carecen de adjetivos relacionales usuales). Nuestra conjetura consiste en que el desarrollo del -dor relacional fue facilitado precisamente por las limitaciones mencionadas de sus competidores inmediatos, que dejan sin adjetivo relacional a muchos nombres de acción. El uso relacional de -dor aparentemente sirve para cubrir parcialmente este vacío existente en el léxico español. Para probar la existencia de este vacío tomamos un corpus representativo de adjetivos relacionales en -dor y comprobamos si el léxico español cuenta con competidores usuales en -ivo, -orio o -al. El corpus está constituido por la totalidad de los adjetivos relacionales en -dor recogidos en Rainer (1993: 451–452), que provienen en su gran mayoría de la lectura sistemática de revistas españolas de los años 80. La tabla 3 proporciona Romanische Forschungen 124 (2012)

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en orden alfabético la lista de adjetivos pertinentes en -dor acompañados por los competidores en -ivo, -orio o -al que hemos podido encontrar en el CREA (el número indica la frecuencia). -dor alfabetizador buceador civilizador colocador confiscador

-ivo, -orio, -al

civilizatorio ()

creador debilitador deglutidor democratizador

creativo ()

descalificador

descalificatorio ()

descapitalizador descentralizador descolonizador descubridor desintegrador dinamizador disminuidor editor exportador formalizador goleador inversor investigador

deglutorio ()

-dor lector liberalizador maquillador marginador movilizador

nasalizador negociador opositor organizador planificador privatizador programador racionalizador reconversor reductor reindustrializador repoblador reprivatizador restaurador ridiculizador subjetivador sustantivador

-ivo, -orio, -al lectivo ()

organizativo () organizacional( ) planificatorio () planificativo ()

reductivo ()

restaurativo ()

investigativo () investigatorio ()

Tabla 3: La competencia entre -dor, -ivo, -orio y -al

Como se desprende de la tabla 3, para un 77  de los adjetivos en -dor no se documenta en el CREA ningún competidor en -ivo, -orio o -al. De los competidores documentados, además, algunos tienen frecuencia bajísima, de manera que es improbable que puedan ejercer un bloqueo sobre un neologismo en -dor. Pero hay también algunos casos que, por lo menos a primera vista, parecen ser incompatibles con nuestra hipótesis. Romanische Forschungen 124 (2012)

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El contraejemplo aparentemente más claro está constituido por creativo que, a pesar de tener una alta frecuencia en el CREA, no obstaculiza el uso de creador. La coexistencia de creativo y creador en el español actual no se puede atribuir a causas semánticas porque parecen ser sinónimos más o menos perfectos: capacidad creadora (94 casos en el CREA) es lo mismo que capacidad creativa (115), trabajo creador (23) lo mismo que trabajo creativo (77) y persona creadora (2) lo mismo que persona creativa (7). La solución del enigma nos la da una mirada a la diacronía. Según los datos del CORDE, creativo aparece esporádicamente en el siglo XV como calco del latín creativus: la virtud creativa (del año 1437) de Alonso Fernández de Madrigal, por ejemplo, es el equivalente de la virtus creativa de la filosofía medieval. Este latinismo, sin embargo, no se integra en la lengua común; la integración definitiva de creativo solo se hará durante el siglo XX, probablemente más por la influencia del inglés y del francés que del latín. El adjetivo creador, por el contrario, ya se introduce con anterioridad: esfuerzo creador (21) está documentado en el CORDE a partir de 1897, esfuerzo creativo (3) a partir de 1951; acto creador (40) a partir de 1881, acto creativo (1) a partir de 1950, etc. Como se ve, el creador relacional, al introducirse con antelación respecto a creativo, no tuvo en su fase inicial competencia. El caso por ende constituye un contraejemplo solo aparente a nuestra hipótesis. La misma explicación vale para otro ejemplo a primera vista problemático, el de organizador vs. organizativo. Organizativo aparece también esporádicamente en Alonso Fernández de Madrigal (virtud organizativa), pero solo se integra a la lengua común durante el siglo XX (1947 según el CORDE). Organizador, por el contrario, ya se encuentra a partir del siglo XIX en un uso que podríamos llamar relacional (inteligencia organizadora, 1843; templanza organizadora, 1881). Otra pareja problemática está constituida por lector y lectivo. En este caso sin embargo la explicación es diferente. Según el CORDE, lectivo ya se integró definitivamente a la lengua española en el siglo XVI en contextos como día lectivo ›día en que se da clase‹. Como este adjetivo ha permanecido arrinconado a este significado muy específico, no pudo ejercer una fuerza bloqueadora en el momento en que se buscaba un adjetivo relacional correspondiente a lectura, ya que el bloqueo presupone sinonimia entre palabra bloqueante y bloqueada (Rainer 1988: 161–162). En el sentido relacional lector solo aparece en el siglo XX: tolerancia lectora (1918), mirada lectora (1957), curiosidad lectora (1967), etc.

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3. Perspectiva diacrónica En los apartados 1 y 2 creemos haber aducido datos y argumentos suficientes como para probar la existencia en el español moderno de un uso relacional de los adjetivos en -dor. En el presente apartado se tratará de investigar cuándo y cómo se originó este uso relacional. En la sección 3.1. expondremos los datos cronológicos según el CORDE y Google Books, en 3.2. analizaremos si hubo o no influencia francesa en su origen y, para terminar, profundizaremos en 3.3. en los mecanismos que llevaron al nuevo patrón. 3.1. La cronología según el CORDE y Google Books Hemos visto en la sección 1.2. que el uso relacional se documenta muy tardíamente – a mediados de los años 80 del siglo pasado – en la literatura especializada así como en la lexicografía. Algunos ejemplos aislados mencionados en la sección onomasiológica 2.2., sin embargo, demuestran que este uso ya se remonta por lo menos al siglo XIX. Para tener un fundamento sólido vamos a entrar en la discusión sobre el origen del patrón investigando de manera más detenida la cronología del uso relacional. Empezaremos con un análisis sistemático del uso relacional en el CORDE de los doce adjetivos de la sección 1.1., que nos pueden valer también como una muestra representativa para la investigación diacrónica. Los resultados se exponen de manera sinóptica en la tabla 4, que está dividida en tres periodos: 1850–1900, 1901–1950 y 1951 hasta donde llegue el CORDE. La tabla incluye todos los usos relacionales encontrados en la base de datos con adjetivo relacional en singular, es decir en -dor y -dora. Como se desprende de la sinopsis, solo dos adjetivos, educador e investigador, están documentados ya en siglo XIX. En la primera mitad del siglo XX este número aumenta a siete, mientras en el último periodo están documentados todos con la excepción de gestor, que es un adjetivo poco frecuente. La misma progresión se observa también tomando como base el número total de ejemplos por periodo: de 14 en el siglo XIX pasamos a 26 en la primera mitad del siglo XX y en fin a 32 en la segunda (¡que solo comprende unos 25 años !).5 5

La fuerza probatoria de esta estadística depende naturalmente de la cantidad de palabras que contiene el CORDE para cada uno de los periodos, dato que no se proporciona en la página oficial del banco de datos.

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316 adjetivo

Franz R ainer / Joanna Wolborska-Lauter –

–

censor

labor censora  juicio censor  resquicio censor 

comprador

egoísmo comprador 

controlador

exportador

afición compradora  acción controladora  labor controladora  misión controladora  excepción controladora  método controlador 

descubridor

educador

–

idea educadora  orden educador  poder educador  carácter educador  régimen educador  punto de vista educador  sistema educador  fin educador  método educador 

carácter descubridor – fin descubridor – idea descubridora – moralidad descubridora – movimiento descubridor – obra descubridora – privilegio descubridor – propuesta descubridora –

ceguera descubridora  designio descubridor  proceso descubridor 

función educadora  eficacia educadora 

criterio educador  naturaleza educadora 

importancia […] exportadora  mercado exportador  centro exportador 

negocio exportador  insuficiencia exportadora  sector exportador  posición exportadora 

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El uso relacional del sufijo -dor /-dora en español gestor

pensamiento gestor 

inversor investigador

lector

317

facultad inversora  fiebre inversora  ansia investigadora  inquietud investigadora  atención investigadora  frenesí investigador  plan investigador 

anhelo investigador  pensamiento investigador  tesón investigador  verdad investigadora  intelecto investigador  afán investigador  método investigador  trabajo investigador  valor investigador  movimiento investigador 

esfuerzo investigador  diversidad investigadora  proceso investigador  papel investigador  pluriempleo investigador 

tolerancia lectora 

esfuerzo lector  curiosidad lectora  hábito lector 

negociador

actitud negociadora  posición negociadora  mandato negociador 

vendedor

corriente vendedora 

Tabla 4: Doce adjetivos en -dor de uso relacional en el CORDE6

El CORDE es un corpus sumamente valioso que sin embargo tiene sus límites, por contener un número todavía reducido de textos. Como se ha comprobado en varios estudios (García Jiménez 2009, Rainer 2009a) Google Books, que constituye un corpus muchísimo más extenso que el CORDE, permite ahora documentar con mayor precisión la cronología de fenómenos lingüísticos en el español moderno, aunque el manejo de esta herramienta requiere tiempo y cautela. Esta constatación vale también para el uso relacional de -dor, como vamos a ver. En el primer ejemplo de Google, de 1653, se alude al hecho de que Sócrates no escribió ningún libro argumentando que no quería encarecerles 6 Todos estos ejemplos están sacados de una misma obra: M. Ballesteros Gaibrois (1952): Historia de América. Madrid: Pegaso.

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el papel a »los que habían de escribir con más acierto del que él de sí se prometía«. Comenta Zabaleta que esta inactividad (»desconfianza trabajadora«) no era »flojedad« sino búsqueda de la sabiduría: La desconfianza trabajadora siempre es virtud y luego como piensa que no hace nada, afirma mucho la atención y hace más de lo que piensa (J. de Zabaleta, Errores celebrados. Ed. Hershberg. Madrid 1972, error XXXVIII).

Claramente esta »desconfianza trabajadora« no es desconfianza ›que trabaja‹, sino desconfianza ›hacia el trabajo‹, ›ante el trabajo‹ o algo similar. Es decir, es un uso que ya se parece en todo a nuestros usos relacionales modernos. Lo mismo se puede decir del ejemplo siguiente de 1766 cuya »novedad investigadora« se refiere, no a ›la novedad que investiga‹, sino a ›la novedad fruto de la investigación‹ o algo por el estilo: Con que no parece ha havido razon, para alterar el año 714. tan recibido en España. Dèse en horabuena à la novedad investigadora, que pueda mover, y alterar la fama assentada (J. de Moret, Congressiones apologéticas… Pamplona 1766, 583).

Sin embargo, estos dos ejemplos relacionales del siglo XVII y XVIII son casos aislados. Es solo en la primera mitad del siglo XIX cuando este uso relacional se establece más firmemente en la lengua, como lo demuestran los siguientes ejemplos ilustrativos del uso relacional de investigador y educador, los únicos dos adjetivos de nuestra lista que el CORDE documenta con sentido relacional en el siglo XIX, aunque solo a partir de los años 70:7 ¿No hemos dado […] tantas pruebas como aquellos [franceses] de valor é instruccion, y acaso mayores de sagacidad investigadora y tino práctico ? (Boletín de medicina, cirugía y farmacia. Tomo cuarto. Madrid 1838, 408). Tuvo hasta el mas alto grado, esa paciencia investigadora que nada olvida (Boletín de medicina, cirugía y farmacia. Tomo quinto. Madrid 1838, 67).

7

El uso relacional de negociador se documenta en el CORDE a partir de la segunda mitad del siglo XX. En Google Books hemos encontrado un ejemplo precoz de 1824 (habilidad negociadora), mientras a partir de la primera mitad del siglo xx los ejemplos se vuelven más frecuentes: predisposición negociadora 1912, capacidad negociadora 1933, posición negociadora 1937, política negociadora 1940, fuerza negociadora 1942, iniciativa negociadora 1945, misión negociadora 1945, actividad negociadora 1946. El caso del uso relacional de censor es similar. Después de un ejemplo precoz (tendencia censora 1855), los ejemplos se vuelven más frecuentes a partir del fin de siglo: pasión censora 1898, aprobación censora 1910, actividad censora 1927, función censora 1934, misión censora 1940, posición censora 1941, línea censora 1945.

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El uso relacional del sufijo -dor /-dora en español

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Otra obra que hace mucho honor á la capacidad investigadora del P. Florez es la que sigue: […] (G. Coxe, España bajo el reinado de la casa de Borbon, Tomo IV. Madrid 1847, 56). […] Piorry […] ha descubierto y sometido al dominio de la ciencia una adquisicion enteramente nueva, que ademas ha enriquecido y esplotado con una constancia investigadora y una finura de observacion que yo reconoceré siempre con una profunda admiracion y respeto« (Dr. Andry, Tratado práctico de percusion y auscultacion. Tomo primero. Madrid 1846, 60).

En todos estos casos, una paráfrasis relacional parece más natural que una agentiva: sagacidad investigadora ›sagacidad en la investigación‹, paciencia investigadora ›paciencia en la investigación‹, capacidad investigadora ›capacidad para la investigación‹ y constancia investigadora ›constancia en la investigación‹. También en el caso del educador relacional los ejemplos del CORDE empiezan en los años 70 del siglo XIX. Esta vez Google Books tampoco nos permite ir más allá de mediados del siglo XIX: la moral necesariamente interviene para arreglar esta influencia educadora (M. Simon, Deontología médica [traducción del francés]. Madrid: Imprenta del Boletín Oficial del Ejército 1852, 115). Al principio de la unión, la fuerza educadora reside completamente en manos del hombre (E. Legouvé, Historia moral de las mujeres [traducción del francés]. Madrid: San Martín 1860, 234).

3.2. ¿Hubo influencia fr ancesa ? En la sinopsis (tabla 2) del apartado 1.3. hemos visto que el uso relacional de -dor hoy en día es más frecuente en las lenguas iberorrománicas que en francés o italiano. A primera vista, por eso, la hipótesis de una posible influencia francesa sobre el español puede parecer descabellada. Un análisis más detenido sobre la base de Frantext y Google Books de los adjetivos franceses correspondientes a nuestros doce adjetivos de referencia arroja sin embargo resultados sorprendentes desde la perspectiva sincrónica. Buscando las colocaciones francesas equivalentes a las de educador e investigador en los dos corpus mencionados hemos descubierto que – con la excepción de la curiosidad investigadora – cada una de éstas tenía un equivalente transpirenaico en el momento de su aparición (véanse las tablas 5 y 6). Romanische Forschungen 124 (2012)

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Franz R ainer / Joanna Wolborska-Lauter colocación español

función educadora influencia educadora fuerza educadora

fecha CORDE

colocación

Google

francés

Google





fonction éducatrice









influence éducatrice

















puissance éducatrice

punto de vista educador





point de vue éducateur

régimen educador





régime éducateur





expérience éducatrice

idea educadora





carácter educador





experiencia educadora

fecha Frantext









idée éducatrice





caractère éducateur





Tabla 5: Cronología del uso relacional de educador / écucateur colocación español

fecha

colocación

fecha

CORDE

Google

francés

Frantext

Google

paciencia investigadora





patience investigatrice





sagacidad investigadora





sagacité investigatrice





curiosidad investigadora





curiosité investigatrice





método investigador





méthode investigatrice





marcha investigadora





marche investigatrice









tendance investigatrice









ardeur investigatrice





tendencia investigadora anhelo investigador

Tabla 6: Cronología del uso relacional de investigador / investigateur

A priori esta notable influencia del francés en el siglo XIX tiene cierta plausibilidad. El panorama que presentan las tablas 5 y 6 se corresponde perfectamente con el que arrojan otros estudios llevados a cabo recientemente sobre la influencia del francés en el desarrollo de la formación de palabras del español. En Rainer (2007) se muestra que el uso relacional de -ícola, como en producto agrícola, entró en la lengua española a través de calcos del francés a inicios del siglo XIX. Lo mismo vale para el uso anatómico del sufijo -iano, como en retiniano (Rainer 2009b: 251). Las designaciones de máquinas en -dora empiezan a utilizarse con más frecuencia en español en el último cuarto del siglo XIX, mientras las formaciones correspondientes del francés en -euse ya eran corrientes en la primera mitad del siglo XIX (Rainer 2009a: 211). Por último, resulta que patrones compositivos como palabra clave y guantes salmón han sido también fuertemente influenciados por el francés, por lo menos en sus primeras fases durante el siglo XIX (Rainer 2012). Romanische Forschungen 124 (2012)

El uso relacional del sufijo -dor /-dora en español

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Lo que diferencia el uso relacional de -dor de los casos mencionados es que en tiempos más recientes este uso ha evolucionado de manera diferente en ambas lenguas. Mientras el francés no ha cambiado mucho desde el siglo XIX, en español y en otras lenguas iberorrománicas el uso relacional de -dor se ha extendido notablemente. También en los otros casos de influencia francesa del apartado anterior se ha mostrado en los artículos citados que el español se emancipa en la primera mitad del siglo XX, pero esta emancipación no ha mermado sustancialmente el paralelismo creado en el siglo XIX como consecuencia de la acuñación masiva de calcos sobre modelos franceses. La divergencia entre el español y el francés ya ha quedado patente en la tabla 2. Nos podemos limitar aquí a ilustrar el fenómeno con un análisis más detenido del uso relacional de lector. Ninguna de las cuatro colocaciones encontradas en el CORDE (véase la tabla 4) tiene equivalente francés: a tolerancia lectora no corresponde ninguna tolérance lectrice, a esfuerzo lector ningún effort lecteur, a curiosidad lectora ninguna curiosité lectrice, y a hábito lector ninguna habitude lectrice. Los ejemplos podrían multiplicarse indefinidamente: a capacidad lectora no corresponde capacité lectrice sino capacité de lecture, a deficiencia lectora, déficience de lecture, no déficience lectrice, etc.

3.3. Cómo nació el nuevo patrón El análisis diacrónico del capítulo 3.2. nos ha ofrecido una perspectiva insospechada sobre las primeras fases de vida del uso relacional de -dor. Hay fuertes indicios de que este uso, que hoy en día es una peculiaridad iberorrománica, debe su origen a calcos del francés en la primera mitad del siglo XIX. Los pocos ejemplos anteriores creados aparentemente sin influencia francesa parecen haber sido casos aislados. Fue solo en el curso del siglo XIX que llegó a constituirse un patrón de formación de palabras. El núcleo más antiguo de formas que podrían considerarse como relacionales está constituido por usos metonímicos. Un primer caso lo encontramos en ejemplos del tipo institución educadora ›institución educativa‹, que al límite permite también una paráfrasis agentiva (›institución que educa‹) en la medida en que institución puede referirse también metonímicamente a las personas que allí trabajan. Incluso más imperceptibles resultan metonimias del tipo mirada censora, mordacidad censora, etc., donde una paráfrasis agentiva sigue siendo perfectamente natural (›mirada que censura‹, ›mordacidad que censura‹). Otro caso donde parece dudoso si Romanische Forschungen 124 (2012)

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Franz R ainer / Joanna Wolborska-Lauter

ya estamos ante un uso relacional es el de las metonimias agentes / acción, como en comercio exportador ›comercio de exportación‹, al límite parafraseable también con ›comercio que exporta‹. Es sin duda por reanálisis de sintagmas ambiguos de este tipo que nació el uso relacional de -dor (y de su modelo, el francés -eur ). Gran parte de los usos relacionales incontrovertibles más antiguos ejemplifican metonimias del tipo agente / atributo psíquico del agente. De hecho, son particularmente frecuentes núcleos como habilidad, destreza, capacidad, facultad, aptitud, diligencia, inclinación, propensión, afán, ansia, vocación, voluntad, intención, disposición, generosidad, inquietud, paciencia, etc. En estos casos una paráfrasis agentiva resulta poco aceptable (habilidad negociadora *›habilidad que negocia‹). El francés parece que no se ha alejado de este núcleo inicial, mientras el español, en el decurso del siglo XX, ha ensanchado notablemente el abanico de sustantivos que pueden servir como núcleos. Muchos de estos sustantivos ya no tienen ninguna relación metonímica inmediata con un agente humano: parálisis negociadora, etapa censora, tarifas exportadoras, situación educadora, etc.

4. Conclusión Partimos de la observación de un uso peculiar del sufijo -dor con significado relacional que el español comparte con sus vecinos iberorrománicos – probablemente influenciados por el español – pero que no tiene usos paralelos ni en francés ni en italiano, excepto en algunos pocos casos. Para nuestra propia sorpresa hemos descubierto en el análisis diacrónico del fenómeno que aparentemente el impulso inicial provino del francés en el siglo XIX. Desde una perspectiva más amplia, la influencia francesa no es sorprendente, ya que en aquel periodo la formación de palabras del español experimentó en general grandes cambios como consecuencia de la ola de calcos del francés que anegó la lengua a partir del siglo XVIII que, en palabras de Lapesa (1981: 418), »marca una quiebra de la tradición hispánica y un auge de la influencia extranjera«. Como en el resto de casos de influencia francesa, el español -dor en determinado momento se emancipó, dando lugar a neologismos de propio cuño sin modelo francés. Lo que distingue nuestro caso de los otros mencionados en el apartado 3.2. es la proliferación del patrón en español durante el siglo XX, que no tiene paralelismo en francés. De esta manera surgió un contraste hispano-francés, mientras normalmente la influencia francesa conducía a un acercamiento de las dos lenguas en sus patrones lexicogenésicos. Romanische Forschungen 124 (2012)

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