El uso del recurso faunístico en el sitio arqueológico El Ocote, Aguascalientes

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Descripción

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

"El uso del recurso faunístico del sitio arqueológico El Ocote, Aguascalientes"

PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA PRESENTA:

César Heriberto Esperanza Iracheta

DIRECTOR: DR. RAÚL VALADEZ AZÚA

ASESORES: DR. ALEKSANDER BOREJSZA DR. GILBERTO PÉREZ ROLDÁN

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Mamá, eres mi pilar y esto te lo dedico a ti

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AGRADECIMIENTOS A lo largo de casi cuatro años y medio de mi carrera en la licenciatura en Arqueología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades tuve el placer de conocer a mucha gente y si mi mente no me falla con algunas jugarretas quisiera dar algunos agradecimientos: En principio de cuentas quisiera agradecer a la Arqueóloga Ana María Pelz Marín quien es encargada del Proyecto Arqueológico: El Ocote, a quien tengo el placer de conocer desde el año 2010 cuando hice mi primer acercamiento a un proyecto arqueológico, además de todas sus facilidades otorgadas para poder analizar el material arqueofaunístico del sitio donde ha estado trabajando incansablemente desde el año 2000, también agradezco al arqueólogo Jorge Luis Jiménez Meza por sus consejos al momento de prestar servicio social en el Centro INAH Aguascalientes en el año del 2011, gracias por sus charlas que hicieron más enriquecedora en todos los aspectos mi estadía allá. Un agradecimiento especial al Dr. Miguel Ángel Nicolás Caretta quien era Coordinador de La Licenciatura al momento en el que yo ingresé y fue el que vio en mi y en un grupo de mis compañeros de clase un alto potencial y nos dio la primer oportunidad de dar un vistazo a un proyecto arqueológico en el año 2010, mismo proyecto al que regrese como parte de mis prácticas de prospección y excavación en los años 2011 y 2012 respectivamente, un agradecimiento especial a la arqueóloga Elizabeth Puch Ku quien fue responsable en campo durante estas dos temporadas y que hizo que las cosas fueran funcionando a la perfección para que el trabajo saliera bien. Entre los salones de clase hay muchos profesores y alumnos y entre todos ellos existen algunos que ocupan un lugar especial en estos agradecimientos; por parte de los profesores están el Dr. Niklas Schulze quien fue quien escucho mi tema de tesis y fue el primero en dar consejos de cómo ir haciendo las cosas bien, también un agradecimiento especial al Dr. Aleksander Borejsza Quien me brindo la oportunidad de hacer servicio social con él, además de ser uno de mis asesores en esta investigación además de darme unos muy buenos consejos al momento de evaluar mi tesis lo que ayudo a que este trabajo vaya por el buen camino, pero un profesor en especial merece un gran reconocimiento de mi parte; el Dr. Gilberto Pérez Roldán fue mi apoyo académico más importante desde que 3

llegó a esta Universidad, no solo porque trae ideas nuevas sino porque es una inspiración para todo aquel aspirante a estudiar la arqueozoología, él fue mi apoyo en momentos académicos difíciles e hizo muchísimas cosas para que saliera adelante, gracias por esas largas charlas, una más enriquecedora que la anterior, que no solo me ayudaron a moldear este trabajo sino que lo encaminó a la investigación que es, gracias por tus consejos, tus correcciones y sobre todo gracias por los regaños y las llamadas de atención para que uno entrara en razón. Hay compañeros muy estimados y que hicieron esta estadía en la Universidad algo único, gracias por todos esos momentos (y perdón si se me pasa alguno): pero gracias a Bere, Edna, Nancy, Tere, Reynaldo quien me ayudó bastante en el análisis con bibliografía y consejos, Daniel, Memo, Manuel y Yesenia. Gracias a mi director de tesis el Dr. Raúl Valadez Azúa que aunque lejos me ayudó bastante con todas sus correcciones y su gran dirección. Gracias a mi familia por apoyarme en todo este trayecto, por su cariño y gracias a ti Mi novia hermosa ya que llegaste a mi vida en el momento indicado y que aunque tuviste que ver muchos huesos no te desesperaste, gracias por ser una parte importantísima en mi corazón, por haber querido a todos los animalitos y por aprender juntos, Te amo.

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ÍNDICE Introducción Capítulo 1. Marco conceptual y antecedentes generales 1.1. El Alimento como factor social 1.2. Formas de ingesta y estrategias de obtención del alimento 1.2.1. Cazadores Recolectores 1.2.2. Sociedades Cacicales 1.2.3. Sociedades Estatales 1.3. Arqueozoología y Alimentación 1.4. Las Áreas de Actividad 1.5. Orígenes de la Arqueozoología en México 1.6. Estudios Arqueozoológicos en la Región Norte-centro de Mesoamérica Capítulo 2. Metodología para el estudio del hueso 2.1. Búsqueda Bibliográfica 2.2. Cuantificación 2.3. Identificación taxonómica 2.4. Relación del NISP y MNI 2.5. Definición de tipos de huellas tafonómicas 2.5.1. Intemperismo 2.5.2. Depositación química 2.5.3. Acción de carnívoros 2.5.4. Pulido tracto-digestivo 2.5.5. Acción de roedores 2.5.6. Hongos 2.6. Marcas tafonómicas relacionadas al consumo humano 2.6.1. La exposición del hueso al fuego 2.6.2. Marcas de corte 2.6.3. Fracturas 2.6.4. Manufactura de herramientas 2.7. Utilización de los medios electrónicos y su contextualización. Capítulo 3. La arqueología en Aguascalientes Capítulo 4. Sitio de El Ocote: su región y resultados

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4.1. Ubicación geográfica del sitio

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4.1.1. Clima

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4.1.2. Orografía

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4.1.3. Hidrografía

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4.2. Flora

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4.3. Fauna actual de la región

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4.4. Breve descripción del sitio

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4.4.1. Temporadas de excavación

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Resultados generales de los Restos Faunísticos

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4.6. Restos faunísticos identificados sólo por su clase

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4.7.

Número Mínimo de Individuos (MNI)

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4.8.

Aproximaciones estadísticas

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4.9.

Distribución de los restos en el contexto arqueológico

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4.5.

Capítulo 5.

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Discusión

5.1.

Los ambientes en tiempos del sitio

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5.2.

¿El Ocote como campamento?

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5.3.

Las áreas de actividad del sitio.

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5.4.

Contextos habitacionales en el estado de Aguascalientes

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5.4.1.

La Montesita

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5.4.2.

Santiago

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5.4.3.

La comparación de los tres contextos

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6. Consideraciones Finales y Conclusiones

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7. Bibliografía

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ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1. La comida funciona en la sociedad como parte de la interacción entre individuos (Foto

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tomada por Heriberto Esperanza) Figura 2. Los Cazadores-recolectores y sus herramientas de caza (Tomado de Sahagún, 1979: folio

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129; Libro Décimo) Figura 3. Modelo de movimientos anuales de una sociedad de cazadores-recolectores en la rivera del

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Río Savannah (Tomado de Anderson and Hason, 1988: 268) Figura 4. Estudio regional de Macrobandas y sus zonas de movilidad, las diferentes simbologías

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representan el territorio de algunas bandas a lo largo de los ríos (Tomado de Anderson and Hason, 1988: 269) Figura 5. Forma de caza de las aves entre los Mexicas (Tomado de: Sahagún, 1979: folio 31, Libro

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Undécimo) Figura 6. Diagrama de los usos de la fauna en y su relación con los espacios (Tomado de Valadez,

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2014: 143) Figura 7. las diferentes fronteras de Mesoamérica de acuerdo a diversos autores (Tomado de: Foster y Gorestein, 2000: 5)

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Figura 8. Sitios del Norte de Mesoamérica donde se ha llevado a cabo investigación arqueozoológica (Imagen tomada de Google Earth modificada por Heriberto Esperanza) Figura 9. Procesos de primer y segundo orden que lleva el hueso (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 119) Figura 10. Esquema de cómo se ve un hueso con la acción de los carnívoros (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 137) Figura 11. Esquema de las marcas dejadas en el hueso por roedores (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 137) Figura 12. Las marcas de corte que pueden ser identificadas en el material óseo (Tomado de Lyman, 1994: 310) Figura 13. Tipos de fracturas descritas (Tomada de Shimpman, 1981: 371)

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Figura 14. Patrones de fractura de los huesos largos para la extracción de la médula ósea (Tomada de Binford, 1981: 155) Figura 15. Elementos de hueso trabajado recuperados en excavación en el sitio de El Ocote (Tomado de: Pelz: 2005: 78) Figura 16. Base de datos de Excel que contiene toda la información de la fauna (Elaborada por: Heriberto Esperanza) Figura 17. Algunos de los sitios arqueológicos registrados en el estado de Aguascalientes (Imagen tomada de Google Earth modificada por Heriberto Esperanza) Figura 18. Localización de la localidad de El Ocote en el municipio de Aguascalientes (Pelz, 2000; modificado por Heriberto Esperanza) Figura 19. Mapa de los climas en Aguascalientes; El color café claro indica el clima BS1 kw que significa un clima semiseco templado con precipitación invernal entre < 5 y 10.2 % (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 40) Figura 20. Mapa indicativo de las topoformas del estado, donde el color verde corresponde a valles y el color naranja corresponde a lomerías (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 25) Figura 21. Regiones hidrológicas del estado donde la predominante es el sistema Lerma-Santiago (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 34) Figura 22. Subcuencas del estado, la subcuenca del Rio Verde Grande- Rio Aguascalientes se encuentra de color azul claro (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 36) Figura 23. Litsea glaucescens (tomada de http://www.tradewindsfruit.com/content/images/mexican_bay) Figura 24. Prosopis laevigata (tomada de: http://2.bp.blogspot.com/xW8vaSigz4w/T06vAqLsZDI/AAAAAAAAAO8/Kpu9U_CIT0I/s1600/Mez qui-te1.JPG) Figura 25. Nopal (Opuntia sp.) (Tomada de http://www.adeac.es/sites/default/files/styles/large/public/foto22-Opuntia%20sp.jpg) Figura 26. Kinosternon Integrum (tomada de: http://www.dlblanc.com/coloherp/geo/species/SpePics/PicKifl.jpg) Figura 27. codorniz cotui norteña (Colinus virginianus) (tomada de: http://cache2.allpostersimages.com/p/LRG/38/3813/B1RIF00Z/posters/morris-arthur-northernbobwhite-pair-colinus-virginianus-north-america.jpg) Figura 28. conejo de audubon (Sylvilagus audubonii) (tomada de: http://3.bp.blogspot.com/_dzYIt1oODY/SeLVND7ezjI/AAAAAAAABHQ/4z0303CPAp0/s320/Desert+Cottontail+(Sylvilagus+audub onii)+3.jpg) Figura 29. pecari de collar (Tayassu tajacu) (tomada de: http://images.northrup.org/picture/xl/collaredpeccary/pecari-tajacu.jpg) Figura 30. Plano general de la zona ceremonial de “El Ocote” (Dibujo hecho por Jorge Jiménez Meza) Figura 31. Elementos registrados en los cuadrantes excavados y la distribución del material óseo (Dibujo de Jorge Jiménez Meza, modificado por Heriberto Esperanza) Figura 32. Primera fase de excavación en la estructura 1 (Tomada de Pelz, 2002)

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Figuras 33 y 34. Fases de los trabajos realizados en la escalinata (Tomadas de Pelz, 2002)

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Figura 35. Fogón registrado en excavación; nótese las tres piedras que lo delimitan (Tomada de Pelz, 2003)

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Figura 36. Placas de concha encontradas asociadas a uno de los entierros de la temporada 2004 (Tomada de Pelz, 2004) Figura 37. Proceso de excavación de la zona habitacional en donde se notan los apisonados registrados en esta temporada. (Tomada de Pelz, 2005) Figura 38. Una de las posibles bases de columnas descubiertas en la temporada 2005 (Tomada de Pelz, 2005) Figura 39. Tortuga casquito (Imagen tomada de: Vásquez y Quintero, 2005)

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Figura 40. Fragmentos de caparazón con concreciones de sulfato de calcio (Foto tomada por Heriberto Esperanza) Figura 41. Fragmentos de plastrón que muestran alteración térmica por cocción (Foto tomada por Heriberto Esperanza) Figura 42. codorniz cotui norteña (Colinus virginianus) (tomada de: http://cache2.allpostersimages.com/p/LRG/38/3813/B1RIF00Z/posters/morris-arthur-northernbobwhite-pair-colinus-virginianus- america.jpg) Figura 43. Tibiotarso expuesto a cocción (Foto tomada por Heriberto Esperanza)

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Figura 44. Liebre (tomada de https://c2.staticflickr.com/6/5021/5851583278_989914f40b_z.jpg)

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Figuras 45 y 46. Pelvis y mandíbula derecha de una liebre, se puede observar el grado de cocción en cada uno de los huesos (Foto tomada por Heriberto Esperanza) Figura 47. Conejo del Este (tomada de http://www.floridanature.org/photos/Sylvilagus_floridanus_1b,_Tallahassee.jpg) Figura 48. Conejo de Audubon (tomado de: http://cdn.c.photoshelter.com/ -Draker-Rolfnp-DesertCottontail.jpg Figura 49. Comparación de cráneos de conejos S. floridanus y S. audubonii (Tomada de Hall, 1891: 307) Figura 50. Dos fragmentos de mandíbula y una pelvis derecha de Neotoma sp. (Foto tomada por Heriberto Esperanza Iracheta) Figura 51. Cuadro donde se representan las diferentes razas de perros mesoamericanos (Tomada de Valadez, 2003: 190 modificado por Heriberto Esperanza) Figura 52. Mandíbula derecha de un de un espécimen masculino de Canis familiaris (Foto tomada por Heriberto Esperanza) Figuras 53 y 54. Fragmento oxipital de un cráneo de un espécimen femenino de Canis familiaris (Fotos tomadas por Heriberto Esperanza) Figura 55. Pecarí de collar (tomada de: http://www.biobol.org/trabajos/Mamiferos/images/Tayassutajacu_gif.jpg) Figura 56. Fragmento de mandíbula superior derecha de edad adulta de Tayassu tajacu (Foto tomada por Heriberto Esperanza) Figura 57. Diferencias entre las astas de las dos especies de venados (A) O. hemionus y (B) O. virginianus (Tomada de Hall, 1981: 1092) Figura 58. Escápula izquierda de Odocoileus virginianus (Foto tomada por Heriberto Esperanza)

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Figura 59. Presentación gráfica de las partes del caparazón que se contabilizaron en esta investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 60. Presentación gráfica de la cantidad de partes anatómicas identificadas en la investigación de liebre (Lepus sp.) (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 61. Frecuencia de las diferentes partes anatómicas de perro (Canis familiaris) en la investigación Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 62. Frecuencia anatómica del venado cola blanca (Odocoileus virginianus) registrada en la investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 63. Resultados totales tanto factores naturales como factores culturales en todas las especies descritas en esta investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 64. Plano de distribución de restos de tortuga, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 65. Plano de distribución de restos de Gallinas de monte y Roedores, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 66. Plano de distribución de restos de Lepóridos, la silueta nos indica en que cuadro de la

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excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 67. Plano de distribución de restos de Canis familiaris, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 68. Plano de distribución de restos de Artiodactyla, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza) Figura 69. Zonas aledañas al sitio en las cuales son más abundantes los recursos faunísticos descritos en la investigación, al Oeste la Sierra del Laurel y al Noreste la Serranía del Muerto, en círculo azul se encuentra parte del rio Aguascalientes (Tomada de Google Earth, modificada por Heriberto Esperanza) Figuras 70 y 71. Cajete Rojo/bayo registrado en excavaciones en la zona habitacional (Tomada de Pelz, 2005: 70) Figura 72. Base de plato con decoraciones al negativo (Tomada de Pelz, 2005: 74) Figura 73. Posible línea de recorrido de pobladores de la Cultura Bolaños y de grupos Cazadoresrecolectores (Tomada de Google Earth: Modificada por Heriberto Esperanza) Figura 74. Análisis espacial de la excavación identificación de las posibles áreas de actividad (Dibujo realizado por Jorge Jiménez, modificado por Heriberto Esperanza) Figura 75. Cuadro que muestra la proporción de restos registrados y su proporción en las temporadas de excavación en el sitio de La Montesita (Tomado de Pelz et al., 2014: 128) Figura 76. Cuadro de especies registradas en las temporadas de excavación en el sitio de Santiago tomado de (Pérez et al., 2014: 120) Figura 77. Posibles áreas de obtención del recurso animal en los tres sitios descritos, los círculos y flechas azules corresponden a obtención de recursos acuáticos y los círculos y flechas rojas corresponden a recursos terrestres (Tomada de Google Earth modificada por Heriberto Esperanza)

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ÍNDICE DE GRÁFICAS Gráfica 1. Registros totales de las especies registradas (Elaborada por Heriberto Esperanza) Grafica 2. Resultados generales del análisis de los restos de tortuga (Elaborado por Heriberto Esperanza) Gráfica 3. Resultados generales del análisis de los huesos de la familia Odontophoridae (Elaborado por Heriberto Esperanza) Gráfica 4. Análisis general de los restos de Lepus sp. (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 5. Análisis general de los restos de Sylvilagus sp. (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 6. Análisis general de los restos de Sylvilagus floridanus (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 7. Análisis general de los restos de Sylvilagus audubonii (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 8. Análisis general de los restos óseos de Canis familiaris (Elaborada por César Heriberto Esperanza) Gráfica 9. Análisis general de los restos óseos de Tayassu tajacu (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 10. Análisis general de los restos óseos de Odocoileus virginianus (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 11. Análisis general de los restos determinados por su clase: aves o mamíferos (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 12. Porcentaje del Número Mínimo de Individuos en total de los restos

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identificados en esta investigación (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 13. Estadística general del Número Mínimo de Individuos de los restos identificados (Elaborada por Heriberto Esperanza) Gráfica 14. Relación entre el número de restos identificados y el Mínimo Número de Individuos de los animales con más abundancia en la muestra (Elaborado por Heriberto Esperanza)

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ÍNDICE DE TABLAS Tabla 1. Las diferentes clases de alimentos de los Ju'/hoansi y su accesibilidad (Tomado de Lee y De Vore, 1976: 47 (Modificado por Heriberto Esperanza) Tabla 2. Cuadro ideal de subsistencia de las naciones Chichimecas, tomado de Valdés, 1995: 71, (Modificado por Heriberto Esperanza) Tabla 3. Comparación de las investigaciones mencionadas (Elaborado por Heriberto Esperanza)

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Tabla 4. Mínimo Número de Individuos en total de los restos identificados, además del Número de Restos Identificados y el porcentaje total en esta investigación (Elaborada por Heriberto Esperanza) Tabla 5. Listado de especies en la muestra y sus hábitats correspondientes (Elaborado por Heriberto Esperanza)

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INTRODUCCIÓN El estudio de la fauna en contextos arqueológicos es un tema de gran utilidad e importancia para los investigadores; a través de su estudio se sabe la relación que tuvo el hombre con el entorno que lo rodea y sobre la convivencia del mismo con los animales. Cabe señalar que uno de los materiales más recuperados en los sitios arqueológicos han sido los restos de la fauna, sobre todo los que poseen un material más duro y grueso, como lo son: huesos, dientes, astas; los que se recuperan de material más blando son: conchas y caracoles. Vestigios de fauna comestible han quedado asentados a través del tiempo, estos nos muestran la simbiosis gastronómica que existe entre los seres humanos y la comida. Comer es una de las actividades que hacemos con más naturalidad. Asimismo engloba conceptos mucho más complejos que le hemos dado las sociedades a lo largo de los años─ como se ha mencionado─. Existen muchísimas creencias e ideologías alrededor de la comida. Sin embargo no todas las sociedades antiguas y algunas modernas alrededor del mundo obtienen su comida de la misma manera. Un estudio realizado con un grupo de bosquimanos en el desierto del Kalahari muestra una conducta de desplazamiento territorial sobre un grupo social cazadorrecolector, el cual tiene un periodo de migración entre campamentos y, cada campamento tiene unas características específicas de acuerdo a la estación del año, también sus alimentos son distintos en cada época del año, por lo que la posibilidad de conseguir alimento con esta estrategia de subsistencia está garantizada (Lee y De Vore, 1976). Otro estudio realizado con algunas tribus de chichimecas fue llevado a cabo por Valdés (1995) en el presenta toda la forma de subsistir de estos grupos sociales así como las actividades que llevan a cabo para conseguir los alimentos y los tipos de animales y plantas que utilizan a lo largo del año para poder sobrevivir. También existen estudios arqueológicos que muestran como otras sociedades ─las cacicales─ obtuvieron su alimento por medio de distintos métodos. Lo anterior presentado en algunas investigaciones realizadas en culturas de Pueblos Ancestrales en el Suroeste de los Estados Unidos; en específico, en los periodos Basketmaker II a Pueblo II. Allí los 11

investigadores resaltan que en las sociedades cacicales se utilizaron métodos de obtención de alimentos distintos hasta los conocidos en aquella época, ya que estos grupos practicaron la agricultura para aprovechar los cultivos, mismos que atrajeron a un tipo peculiar de presas ─mamíferos─, de tal forma que se adhirieron a su alimentación, en consecuencia se dio el cambio en la dieta de estos grupos; el cual fue notorio en los restos de fauna que prevaleció en su territorio (Badenhorst, 2008:, Badenhorst y Driver, 2009:, Reynolds, 2012). En los anteriores párrafos se ha comentado sobre distintos trabajos que tienen como eje principal de investigación dos tópicos: fauna y hombre. De tal forma que la Arqueozoología trata el estudio de la fauna a través los vestigios arqueológicos que muestre la relación entre ella y el hombre en distintos contextos como cultura, sociedad, alimentación, bienestar económico, entre otros. Pérez (2010) pone en contexto algunos de los trabajos referentes al quehacer arqueozoológico, es decir, de la Arqueozoología. Tal como los primeros tratados del año 1792, fecha en la cual Pedro de León y Gama hace un estudio sobre dos piedras colosales que se descubrieron en el centro histórico de la Ciudad de México y que estaban acompañadas de ofrendas de animales. Así como las investigaciones realizadas en este ámbito en sitios de la denominada “Mesoamérica marginal” o la frontera norte de Mesoamérica, en los sitios La Quemada en Zacatecas, o Las Ventanas en el mismo estado. Bolaños ─otro investigador del que habla Pérez─ hace mención de los estudios realizados en sitios más al norte como lo son: Casas Grandes en el estado de Chihuahua y La Playa; un sitio arcaico en el estado de Sinaloa, además de hacer un recuento de las investigaciones arqueológicas en el estado de Aguascalientes, todas ellas han arrojado datos importantes del pasado prehispánico de la entidad. El comportamiento del hombre en su medio ha sido un tema de interés relativamente bajo, la ciencia encargada de su estudio se le denomina paleozoología, su tarea consiste en registrar de qué especies eran los animales que se excavaban en contextos arqueológicos. “De acuerdo con investigadores que han realizado estudios de las sociedades y de los animales en esos mismos contextos ─los arqueológicos─ dan cuenta de que la materia prima de investigación (huesos) sufren todo tipo de alteraciones al ser enterrados y 12

tienen un ciclo de vida al estar en esta situación ─de entierro─ ya que existen distintos procesos que van “moldeando” el hueso en el contexto arqueológico” (Reitz y Wing, 2008: 146). El aspecto ─tratado en el párrafo anterior─ sobre la labor del arqueólogo en el rastreo y ejercicio que realiza sobre el material faunístico, se señala también que, puede saberse cómo un grupo humano obtuvo y trató el insumo alimenticio desde que lo caza, lo cocina, así como los métodos de cocción, corte o trato dado al insumo, apunta Behrensmeyer que además se pueden conocer otros aspectos como examinar “…desde el momento en que se caza el animal permitiendo así observar las marcas de corte, algunas de cómo fue destazado o fileteado, expuesto al fuego, hasta el momento después de consumirse toda la carne del hueso y estar sometido a los agentes climáticos como la intemperie”(1978:153). Agrega Lyman, 1994 “…o agentes biológicos como las raíces de las plantas o la acción de roedores o carnívoros”; concretizan en el aspecto del trato, manejo y uso de la materia prima en la labor arqueológica Reitz y Wing al decir “y después de muchísimos años cuando el arqueólogo excava el lugar; los almacena ─los restos─ y los traslada al lugar de investigación” (2008: 119). El presente trabajo centra su estudio en los restos de la fauna registrados en la excavación arqueológica de un sitio llamado El Ocote, el cual, se ubica en el municipio de Aguascalientes, en el estado del mismo nombre. Esta investigación plantea interrogantes sobre un grupo de restos óseos. Todo desde la observación de sus huellas tafonómicas, a la vez de examinar otros materiales como los huesos, la cerámica encontrada en el lugar y algunos de los elementos arquitectónicos. Así, mediante el material ─comentado─ se podrá comprender los comportamientos sociales. Además de que se busca definir un posible patrón de consumo que se llevó a cabo en este sitio prehispánico. Existe un vacío en la información arqueológica en el norte-centro de México ya que pocas investigaciones se han llevado a cabo en esta región del país, señalar que, aún se tiene la creencia de que los grupos que habitaron la zona fueron Chichimecas. Por otra parte también se piensa que los habitantes de la zona no tenían asentamientos fijos y que su alimentación no era muy variada por la pobre accesibilidad de recursos. Por la razón de

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encontrarse en una zona agreste y de difícil acceso. Entonces, El Ocote es un sitio que pudo servir como campamento a gran escala para algunos grupos sociales. Para los grupos que habitaron la zona ─El Ocote─ la obtención del recurso animal era posible por distintos medios. Se recolectaban en la zona algunas especies de tamaño menor o de desplazamiento lento ─como es el caso de la tortuga de tierra─ o de algunos mamíferos pequeños ─fueran crías o adultos─, también realizaban la cacería de animales más grandes. Esto a pesar de que los grupos tenían que recorrer grandes distancias para conseguir el recurso. Así mismo la preparación de los alimentos y el consumo de ellos tenían que ser en lugares específicos de los complejos habitacionales del sitio al igual que los lugares donde desechaban todo lo que ya no consumían y que estas áreas están bien representadas en el contexto arqueológico. De tal forma que el principal objetivo de la investigación es entender la relevancia del recurso animal para la población de El Ocote. Además de identificar los patrones de consumo y formas de subsistencia en este sitio. Todo esto para aclarar el panorama de las sociedades que vivieron en esta zona septentrional de Mesoamérica. Se lleva a cabo a través de un análisis de fauna registrada con excavaciones realizadas desde el año 2000 hasta el año 2011. Como objetivos secundarios se plantea: -

Identificar las especies registradas en el sitio El Ocote.

-

Conocer el número de restos y el mínimo número de individuos.

-

Analizar la alteración térmica presente y las marcas tafonómicas del material óseo.

-

Observar posibles áreas de actividad en la zona llamada habitacional por medio de la fauna registrada. El sitio El Ocote esta datado en el periodo Epiclásico. El lugar en comparación con

otros de la región es de unas dimensiones menores en cuestión de tamaño, cantidad de estructuras, forma, etcétera (Véase, capítulo 3). Sin embargo la concentración de material es altamente significativa, en todos aspectos: cerámica, lítica, entierros

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humanos y hueso animal. Por ello los cuestionamientos son varios: ¿Por qué la alta concentración de material óseo animal en un sitio pequeño? ¿Será posible que haya sido un lugar de paso? O ¿Se está en un sitio con una cultura en la que se mezclan varias formas de subsistencia? Además de las interrogantes: ¿Las condiciones de la época eran propicias para vivir permanentemente allí? ¿Será posible mediante el registro arqueozoológico registrar los cambios sociales en las sociedades prehispánicas que habitaron la zona? Por otra parte, si se piensa que hubo un enorme asentamiento en el lugar, se plantearía el siguiente cuestionamiento ¿Qué áreas de actividad humanas se pueden detectar en el sitio? En los resultados de esta investigación el lector podrá reconocer las respuestas de los cuestionamientos planteados. Así como la exploración al comportamiento de las sociedades mesoamericanas en el sitio. También la relación que los pobladores tuvieron a bien con la fauna del lugar.

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MARCO CONCEPTUAL Y ANTECEDENTES GENERALES 1.1. El alimento como factor social

La alimentación es una de las necesidades básicas del hombre y en general de los seres vivos. Es parte de la convencionalidad de las especies, a partir de ella se adquieren los nutrientes necesarios para subsistir. Los factores que la determinan al alimento dependen del territorio. La forma de explotación del insumo estriba en la tarea que realiza el asentamiento que está en ese territorio. En la región norte de Mesoamérica ─sitio de esta investigación─ comenta Valdés “es difícil aún saber si se trataban de asentamientos estratificados, no obstante las necesidades básicas del ser humano tienen que estar satisfechas, la alimentación como acción en un colectivo social es una de las más importantes. A diferencia de las otras especies omnívoras de este planeta, la especie humana (Homo sapiens) tiene la peculiaridad de que caza más de lo que necesita ya que a veces mata animales por “diversión” o por acumular recursos para posterior uso” (1995:39). Agrega Valdés “y mientras más sofisticada o compleja es su estratificación social, mas es su demanda de alimentos y viene la depredación de los hábitats, mientras que en sociedades semi-sedentarias o nómadas las dificultades para encontrar alimento hacían que trataran de mantener un equilibrio ecológico” (1995-40). En algunos estudios que existen alrededor del mundo se habla de cómo la comida juega un papel importante en algunos roles sociales, “ya que la comida es considerada como un objeto de consumo, debido a que representa una expresión cultural que toma parte de muchos procesos que nosotros vamos creando y practicando diariamente” (Fonseca, 2005: 30), porque además de respirar, el comer es una de las actividades más esenciales en la vida (Mintz y Du Bois, 2002). Pero no solo es lo que se come, sino las ocasiones y los participantes y los no participantes en el evento ya que engloba la identidad de la sociedad con su comida (Aguilar, 2014, Fonseca, 2008, Gumerman IV, 1997): (Figura 1)

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Figura 1. La comida funciona en la sociedad como parte de la interacción entre individuos (Foto tomada por: Heriberto Esperanza).

Un aspecto social en el consumo de los alimentos es la preparación de los mismos, ya que en el contexto arqueológico hay una relación muy estrecha entre la distribución contextual y todos los elementos que utilizan las sociedades para hacer la comida (Gumerman IV, 1997: 113) y además de la acción social de preparar alimentos existe la parte ritualística de comer; en muchas culturas el comer conlleva también un ritual. Mintz y Du Bois nos dicen que “la comida es usada como vía de explicación de algunos eventos sagrados y así recrear historias míticas” (2002: 103).

1.2. Formas de ingesta y estrategias de obtención del alimento

En distintas sociedades se han empleado diferentes modos o estrategias de cómo capturar a los animales para su consumo. Las tácticas son llevan a cabo con respecto a sus necesidades. El relieve es un factor que facilita o dificulta la tarea, debido a que el traslado de las poblaciones es más prolongado para conseguir todo tipo de recursos. El intercambio

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de mercancía fue otra de las acciónes que realizaron las poblaciones para hacerse de mercancías para hacerse de bienes.

1.2.1. Sociedades Cazadoras recolectoras En estudios etnográficos y arqueológicos demostraron que distintas sociedades se valen muy bien de su medio para aprovechar los recursos. Otras sociedades tienen que caminar grandes distancias para poder abastecerse de estos. Lee y De Vore (1976) realizan un estudio en la región de Kalahari en África a un grupo social llamado los bosquimanos ─Ju’/hoansi─ en su estudio nos muestran el entorno que existe en esta región ya que es una zona semidesértica. En el cual los ojos de agua y otros sistemas acuáticos solo están presentes en temporadas de lluvias fuertes. En donde viven los bosquimanos existe un árbol esencial para su subsistencia llamado Mongongo que provee de unos frutos similares a las nueces que son parte fundamental en su dieta. Además de que el recurso faunístico que hay en su territorio es variado y posee animales bastante grandes como jirafas o antílopes. También existen muchísimas aves en el Norte del Kalahari, alrededor de unas 90 especies que los mismos bosquimanos consideran comestibles (Lee y DeVore, 1976). Un factor que ha hecho que los Ju’/hoansi tengan éxito en su subsistencia es la movilidad. Las estructuras habitacionales también facilitan su estadía; pues, son adaptables a los distintos climas que se presenten en las estaciones del año. A pesar de eso sus aldeas son provisionales. Sólo las habitan unos cuentos meses, después las abandonan. Por razón de lo anterior son cuatro tipos de campamentos en los que viven: Las villas de temporada de secas, las cuales ocupan de 3 a 6 meses. Las villas de temporada de lluvias, éstas se localizan cerca de arroyos o de fuentes importantes de comida, sus chozas suelen ser más grandes que las demás otras temporadas. Además la estructura que las conforma es reutilizada y transportada a su siguiente campamento. También tienen viviendas llamadas aldeas de verano y otoño, las cuales se utilizan como campamentos durante un par de semanas. Por último están los fogones de una sola noche, utilizados para su estadía más corta en un lugar (Lee y DeVore, 1976).

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Lee y DeVore muestran en la siguiente tabla la jerarquización de la clase de alimentación de la población Ju'/hoansi (1976:47), bajo las variables clases de comida, especies y criterios. Tabla 1. Las diferentes clases de alimentos de los Ju'/hoansi y su accesibilidad (Modificado por Heriberto Esperanza) Clases de comida

Especies

Criterios

Primaria

1

Muy abundante en todos lados todo el año

Mayor

13

Bastante abundante

Menor

19

Abundante solo en algunos campamentos en cierta temporada

Suplementaria

30

Disponible en ciertas temporadas

Rara

19

Rara vez observada para comerse

Problemática

23

Muy rara y poco vista

Resaltar que en esta comunidad utilizan la cacería para obtener alimento; cuyo porcentaje comestible constituye el 30% de su dieta. Los animales cazados en general son consumidos por el hombre que tiene que viajar grandes distancias para conseguirla. Los hombres poseen una técnica para saber qué tipo de animal cazan y a qué velocidad se desplaza. Además de otras características que dejan en evidencia a la presa con solo seguir sus huellas. Las persecuciones de estos animales para su caza pueden durar varias horas. Las realizan en un radio de varios kilómetros. Toman como punto de ubicación sus campamentos. Acerca de la postura de los miembros de la comunidad cuando deciden alimentarse de la presa comentan Lee y DeVore “antes de ingerir la presa, se divide en trozos iguales, además se “insulta” al cazador que logro tener la caza más productiva al darle un trozo más pequeño de carne, esto lo hacen para mantener la paz entre el grupo y mantener un perfil bajo a todos los miembros del grupo” (1976: 54). Comenta López Lujan comenta que “los estudios etnográficos nos muestran que las sociedades cazadoras-recolectoras tenían un sistema de alimentación bastante complejo, tal como lo demuestra compilado de relatos de los siglos después del contacto y notas realizado por Valdés, éste hombre nos habla de la vida en las sociedades Chichimecas. Temas como la forma de subsistencia de estas culturas. También sobre los cambios que se 19

produjeron en la frontera de Mesoamérica algunas sociedades realizaron una migración masiva hacia los territorios del norte de Mesoamérica como lo que es hoy Zacatecas, Aguascalientes, Durango y San Luís Potosí” (1989: 79), En la compilación hecha por (Valdés, 1995: 71), se lleva a cabo un cuadro ideal de subsistencia de la gente chichimeca tal como se muestra en la Tabla 2 Tabla 2. Cuadro ideal de subsistencia de las naciones Chichimecas (Modificado por Heriberto Esperanza). Estación Primavera

Grupo alimenticio para la subsistencia Flor de palma, conejo, tortuga de agua, flor de nopal, gusanos, hormigas, tarántulas, serpientes y perritos llaneros

Verano

Mezquite, peyote, pecarí, venado, quelite, quiote de maguey, tortuga de tierra, tlacuache y codorniz

Otoño

Bellotas, chachalacas, guacamayas, raíz de tule, chile de monte y miel de abeja

Invierno

Bagazo de mezcal, mezquite con hueso, pan de mezquite, guajolote, peces diversos, patos y culebras de agua

Para que ellos lograran obtener los recursos que requerían para subsistir tenían que recorrer largas distancias. Su principal campamento estuvo las lagunas de los actuales estados de Chihuahua y Coahuila. Lugares donde realizaron las actividades de caza con las limitaciones de sus herramientas, artefactos y utensilios para realizar dicha actividad (Véase Figura 2).

Figura 2: Los Cazadores-recolectores y sus herramientas de caza (Tomado de: Sahagún, 1979: folio 129, Libro Décimo).

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Respecto a la labor de las mujeres, éstas se encargaban de recolectar frutos. Ellas cazaban animales de menor tamaño como lo son conejos y tortugas. Además de que las mujeres llevaban consigo a sus hijos a recoger frutos o leños y ocasionalmente la vara que se utilizaba para tumbar los frutos era la misma que con tino servía para darle en la cabeza a un conejo o una culebra (Valdés 1995). Anderson and Hason (1988) nos muestran en su investigación de sitios arcaicos en la costa del Atlántico ─Carolina del Norte y Carolina del Sur─ un modelo que se puede dividir para el estudio de movilidad de bandas. El estudio de la movilidad anual de una banda en la rivera del rio Savannah, nos muestra un hipotético modelo de campamentos, de los cuales destacaba

un

principal

o

campamento de

mayores

dimensiones. La visita a los campamentos estaba en razón de las fluctuaciones tanto de las plantas y animales, es decir la abundancia existente de estos. Los traslados realizados y los asentamientos pueden observarse en la Figura 3. Existe una variabilidad de asentamiento entre los grupos, ya que las temporadas de clima regulaban sus estadías Figura 1. Modelo de movimientos anuales de una sociedad de cazadoresrecolectores en la rivera del Río Savannah (Tomado de Anderson and Hason, 1988: 268).

en una zona u otra. En la temporada de invierno solían

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colocar sus campamentos en las orillas del rio y cerca de las costas debido a que las plantas comestibles prácticamente eran inexistentes por las grandes temperaturas. Al contrario en el verano se encontraban en las partes del piedemonte; lugares donde las presas eran más abundantes y las plantas comestibles se encontraban en su apogeo. Y en el otoño que se asentaban en zonas medias localizadas a la mitad de los campamentos de temporadas frías y calientes (Anderson and Hason, 1988). La movilidad también fue un fenómeno que se presentó con las



macrobandas

organizaciones

caza-

recolectoras que se movían con un

número

miembros─.

mayor De

la

de misma

manera que en el modelo anterior; los campamentos de las macrobandas tienen como preferencia la estación de otoño para desplazarse. Su ubicación está alineada en una franja del terreno. En la cual, miembros de otras macrobandas conviven y mantienen una interacción. Lo anterior fue una estrategia Figura 4. Estudio regional de Macrobandas y sus zonas de movilidad, las diferentes simbologías representan el territorio de algunas bandas a lo largo de los ríos (Tomado de Anderson and Hason, 1988: 269).

para que estas poblaciones mantuvieran una estructura de bienestar económico estable.

Así los campamentos señalados nos indican la baja densidad poblacional (50- 150 individuos). Estos niveles bajos de población se mantenían para que los recursos no fueran menores a la demanda de las personas (Anderson and Hason, 1988). Véase Figura 4.

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1.2.2. Sociedades Cacicales Nos dice Badenhorst que existieron diversas sociedades cacicales. Por ejemplo “en el Suroeste norteamericano se encuentra la sociedad Anasazi, ahora llamada “Cultura Pueblos Ancestrales” ubicada en los estados de Arizona, Nuevo México, Colorado y Utah” (2008: 16,). Agrega Reynolds “Esta sociedad tiene una Cronología bastante amplia. Cuenta con una fase de tiempo llamada “Basketmaker II y III” y una etapa conocida como “Pueblo I” que va de los años 1- 900 A.D.” (2012: 40). Respecto a la etapa “Pueblo I” comenta Badenhorst que “se caracteriza por ser el periodo de transición de los pueblos. Dejan de ser cazadores recolectores y comenzaron a ser agricultores (2008:16). Otro cambio hacia una sociedad cacical en la “Cultura Pueblos Ancestrales” fue la distribución espacial. Para ese periodo se comenzaron a construir las Casas-pozo ─espacio habitacional con piso a nivel más bajo en el terreno─. Además se construyeron elementos arquitectónicos y religiosos llamados Kivas; los cuales son utilizados en contextos de carácter religioso, asimismo a manera de ritual. Badenhorst (2008) y Badenhorst y Driver (2009) realizan un estudio acerca de los cambios en el uso de la fauna en los sitios de la cultura Pueblos Ancestrales en el Valle de San Juan. En el analizan los restos de la fauna recuperada en excavaciones de sitios ubicados a lo largo del Valle. Entre estos sitios se encuentra Mesa Verde o Pueblo Bonito, con un total de 519 especímenes; de los cuales, 173 especímenes corresponden a los periodos antes mencionados (Badenhorst, 2008 , Badenhorst y Driver, 2009). Sobre los resultados obtenidos se presentan los puntos más importantes: -

“Los Artiodáctilos fueron menos importantes al inicio del periodo BMII para la dieta de los pobladores, todo ello, a partir de que los pobladores empezaron a realizar actividades de agricultura. Muy a pesar de esto la caza de estos animales se practicó en regiones periferiales a los grandes centros” (Badenhorst y Driver, 2009: 1838).

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-

“En la zona Norte del Valle de San Juan, el pavo (Melleagris gallopavo) empieza a tomar una gran relevancia en la dieta de los pobladores, debido a que se inicia a domesticarlo y que junto con las actividades de agricultura, la crianza de este animal empieza a ser una tendencia a finales del periodo de Pueblo I” (Badenhorst y Driver, 2009: 1838).

-

Los Lagomorfos (en especial los conejos) toman una gran importancia en la comida de los habitantes del Valle. Sucede que a diferencia de los conejos, las liebres parecen ser los animales menos apreciados en la dieta.

Al retomar el segmento anterior comentan Badenhorst y Driver “pudo haber una estrategia de caza que llevó a los pobladores del Valle de San Juan a cambiar sus hábitos de consumo de carne; la caza de jardín” (2009: 1839) la cual consiste en cazar pequeños o medianos mamíferos al momento en que se acercan a los cultivos de los agricultores para alimentarse. Badenhorst dice que “el cambio significativo en las estrategias de caza corresponde a la deforestación ocasionada por los sitios en crecimiento y por el uso ─en ocasiones excesivo─ de madera de los bosques aledaños y que esa deforestación ocasionaba que los Artiodáctilos se fueran retrayendo en sus hábitats y los pequeños mamíferos buscaran alimento en los cultivos” (2008: 216). Reynolds describe también que “la dieta de los habitantes del Suroeste Estadounidense específicamente en la etapa de BMII tiene una variación, esto se debe a la siembra del frijol y del maíz. En la época la agricultura tiene un rol importante en dicho cambio, Sin embargo los animales como los artiodáctilos siguieron presentes por varios periodos, debido a que en sitios como el sitio Durango el uso de estos animales se extiende desde este periodo hasta el PII” ( 2012: 50).

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1.2.3. Sociedades Estatales Las grandes ciudades en el centro de México comenzaron con la fundación de diversos territorios en Mesoamérica. Otros grupos culturales se asentaron. De estos grupos destacan los asentamientos Mexicas y Teotihuacanos. Éste último grupo cultural tuvo una subsistencia alimentaria diversa y abundante. Para Starbuck (1975) la cuenca de México proveía una inmensa cantidad de recurso cárnico y vegetal, para la ciudad de Teotihuacán las exigencias de alimento fueron altas. Existieron pocos habitantes alrededor de la gran urbe, sin embargo los pocos que hubo se organizaban para practicar la agricultura Otros habitantes se dedicaban a cazar animales para llevarlos a comerciar al centro de Teotihuacán. Finalmente otras labores que realizaban los habitantes de la zona, fueron la alfararería, la manufactura de herramientas y la creación y modelación de artesanías. (Starbuck, 1975). La pesca y la domesticación de animales fueron otras de las actividades que surgieron en la ciudad para poder abastecerse de comida. Animales como el perro y el guajolote fueron sus principales especies domesticadas. Los conejos y los venados si aparecen como recursos alimenticios. Sin embargo estas especies se mantuvieron en niveles bajos en cuestión de ingesta para la sociedad teotihuacana (Starbuck, 1975). Valadez (1992: 285) y Valadez y Rodríguez (2014) nos hablan sobre algunos aspectos, por los cuales, los pueblos de la cuenca de México pudieron tener ciertos criterios para la obtención de alimentos: -

El grado de explotación de los recursos está más relacionado con su abundancia que con su tamaño.

-

Las complicaciones de captura de presas con mayor tamaño, como el venado frente a la captura de presas como conejos.

-

La selección de los recursos dependiente de las fluctuaciones naturales.

-

La distancia por recorrer al explotar un recurso.

-

Los riesgos de explotar recursos.

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-

La caza de presas grandes se haría cuando hay certeza de tener éxito. También cuando se escasean los recursos. De igual manera cuando posee algo de especial valor para los hombres, como el prestigio. También cuando se presenta como una labor cultural.

Por otra parte, la sociedad cacical conformada por los Mexicas tuvo mayor desarrollo y facilidad en la obtención de sus alimentos. Toda la información se rastrea sin dificultad a través de las fuentes escritas por los frailes. Las cuales nos dan una visión más clara de todas estas actividades. Por ejemplo: La Historia General de las cosas de La Nueva España. Trabajo por el cual, Fray Bernardino de Sahagún describe de manera detallada las actividades que llevaron a cabo para la obtención del alimento, la domesticación de los animales, la pesca y la cacería de animales (Figura 5). “Hay otra ave que se llama acictli que significa liebre de agua… Cázala con red. Esta ave no vuela mucho. Cuando van algunos con canoa tras ella para flecharla, cuando ya llegan a sus alcances para matarla…”

(Códice Florentino, Libro XI).

Figura 5. Forma de caza de las aves entre los Mexicas (Tomado de: Sahagún, 1979: folio 31, Libro Undécimo).

Para los Mexicas el sistema por el cual realizaban una mayor recolección de fauna fue por medio de los tributos. En algunas regiones los cazadores podían atrapar hasta 100 animales para llevarlos a la gran urbe de Tenochtitlan. Así lo narra también el siguiente Códice Florentino: “Los que se llamaban teuchichimecas que quiere decir hombres silvestres…y tenían un señor y caudillo que los regía y los gobernaba y la caza que mataban se las dejaban. Y si acertaban a matar un león o tigre, gato montés, conejos o venados, le presentaban el pellejo y la carne… todo se lo presentaban y daban como tributo y también arcos y flechas”.

(Códice Florentino Libro X) 26

1.3. Arqueozoología y Alimentación En la Arqueozoología mexicana es posible encontrar diversas líneas de investigación, acerca de cómo estudiar la fauna utilizada para el consumo humano y las formas de obtención de la misma, así como las formas de subsistencia de una determinada sociedad o grupo animal. En un estudio para las sociedades preclásicas de los valles de Puebla-Tlaxcala, en específico para un sitio llamado La Laguna. Salazar nos menciona “que hay un patrón de aprovechamiento con una variedad muy grande de animales pero con cierto enfoque en algunas especies, por ejemplo los perros, venados y algunas aves acuáticas” (2013: 201). Conforme a la determinación de los restos óseos recuperados de basureros de este sitio, se pudo concretizar diversos resultados. Por ejemplo: el estudio aplicado a los caninos arrojó que, en la zona se consumían grandes cantidades de perro ─en su mayoría machos─, también mostró información acerca de los patrones de subsistencia. Salazar comenta: “cuando había temporadas de sequía los habitantes debían consumir carne de aves migratorias, de peces y de algunos mamíferos pequeños” (2013: 223). De igual forma varios estudios en la cuenca de México han proyectado resultados, acerca de cómo el hombre consumía productos alimenticios derivados de la carne y de cómo la obtenía. Ante esta situación Valadez y Rodríguez nos dicen que han existido algunas especies de animales que son comunes para el consumo humano. Esto durante el periodo del México prehispánico. Agrega “Además por la comparación de contextos dan como resultados que los sitios más pequeños o las zonas rurales cada habitante es responsable de buscar y cazar su propia comida. Mientras que en las sociedades más jerarquizadas el consumo de carne se distribuye, de acuerdo con el estatus social que posee el habitante” (2014: 155). El estudio que se realizó para reconocer la dieta de las sociedades del territorio La Cuenca se dio mediante el reconocimiento de los elementos traza. Es decir los elementos químicos presentes en diferentes especies ─por mencionar algunos de ellos─: aluminio (Al), arsénico (As), bario (Ba), bromo (Br), cloro (Cl), cobalto (Co), estroncio (Sr), vanadio (V) o zinc (Zn). Por ejemplo: El estroncio (Sr) nos indica el origen del alimento. Es 27

decir si, proviene de un animal vegetariano. El Zinc (Zn) ─por ejemplo─ dictaminará si es proveniente de alimentos con base en animales carnívoros (Valadez, 2008a). Como parte de los resultados de Valadez (2008b) resalta que la gente en Teotihuacán que habitó barrios de clase media o alta tuvo una dieta con base en carne. Tal como venado o conejo y, aunque limitada en especies fue abundante. Por el contrario. los habitantes que vivieron alrededor de Teotihuacán tuvieron una dieta distinta, en ésta prevalecieron una variedad de especies, plantas e insectos. Otra perspectiva de realización de estudios alimenticios en la Arqueozoología es cuando se comparan vestigios de dos periodos distintos. En la región de los Maya, Götz (2013, 2014) realiza un estudio de comparación entre cuatro sitios de Yucatán. El primer sitio es Isla Cerritos; el segundo sitio es Xcambó; el tercero Dzibilchaltún y el cuarto sitio es Chichen Itzá. Estos sitios, nos dice Götz “tienen mayor aproximación a las costas. Sus habitantes poseen mayor variedad de especies, al presentarse con espacios más abiertos y con una vegetación menos densa es posible capturar una cantidad más amplia de animales” (2013: 91). Para esto Götz propone un tipo de caza que se pudo haber utilizado en estas tierras bajas del norte. El sistema fue nombrado “milperos” o “caza jardín”. Éste consiste en cosechar los vegetales en tu jardín y utilizarlos como señuelo. De tal forma que cuando los herbívoros llegaron al territorio, la facilidad de caza se realizó de manera más eficaz. Asimismo se salvaron las cosechas, lo cual nos habla de que la domesticación de algunos animales no fue necesaria (Götz, 2014). Pero entre esa cantidad amplia hay algunas especies predilectas como el venado cola blanca ─Odocoileus virginianus─, esta especie está presente en Isla Cerritos y Chichen Itzá. La forma de cocinarlo es indicadora de una identidad cultural de esos sitios. A partir de la extracción de los restos de huesos largos con marcas antrópicas similares, se supo que el venado cola blanca se elaboró como piib ─método de cocinamiento de un alimento en base de carne, en un horno bajo tierra─ esta es una forma distintiva de consumir este producto (Götz, 2013).

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1.4. Las áreas de actividad Las áreas de actividad en un contexto arqueológico están ligadas a un componente en particular: el material óseo, éste nos permite conocer qué actividades se realizaron en partes específicas de los territorios denominados unidades habitacionales (Schiffer, 1972). La Dra. Linda Manzanilla en sus trabajos argumenta que“… la concentración y asociación de materias primas, instrumentos o desechos en superficies o volúmenes específicos, reflejan las actividades particulares” (Manzanilla, 1986 de Rodríguez, 2006: 28). La doctora Manzanilla propone varios niveles para el análisis de las áreas de actividad en contextos arqueológicos. Uno de los niveles aborda las actividades realizadas en la unidad básica de toda sociedad. Ésta esta es la unidad habitacional simple que es el conjunto doméstico. (Manzanilla, 1986) Las áreas de actividad poseen diversas zonas como: -

Zona de uso y consumo: “Es la zona en donde las familias realizan actividades tales como: el destazamiento y la alimentación” (Manzanilla, 1986:12).

-

Zonas de evacuación: Acá “las familias generalmente van acumulando sus desechos, o si no es el caso denominar área basurero” (Manzanilla, 1986:13). Valadez (1992) también clasifica las zonas de actividad en relación con el uso de

animales y para el consumo humano. Propone cuatro: 1) Zona de destazamiento: esta zona cuenta con presencia de huesos dispersos y fracturados, y existe una dominancia de especies alimentarias, la ausencia de huellas de fuego; además se ubican en exteriores o patios. 2) Zona de consumo o preparación de alimentos: Se hallan huesos fracturados y pertenecientes a especies alimenticias, con huellas de fuego o cocidas, sin embargo hay una alta concentración de huellas tafonómicas naturales y de subsistencia.

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3) Zona de culto: En esta se descubren esqueletos o conchas completas, y restos de especies no alimenticias que en ocasiones pueden ser foráneas. En este caso se ubican objetos votivos. 4) Zona de manufactura: Mezcla de huesos o conchas trabajadas o sin trabajar. Pero suelen encontrarse la evidencia de objetos en proceso de manufactura y herramientas, además de los desechos de lo cual se reconstruye la cadena operativa. (Valadez, 1992). Asimismo, Valadez (2014) propone un diagrama sobre la manipulación de los espacios físicos, el cual nos ayuda a comprender la evidencia arqueológica. Todo esto entorno del manejo que se le da al animal en un área de actividad. (Véase Figura 6).

Figura 6. Diagrama de los usos de la fauna en y su relación con los espacios (Tomado de Valadez, 2014: 143).

Otro investigador, Binford (1987) a través del grupo Nunamiut. Recreó algunas áreas de actividad, en el contexto humano. Actividad realizada a partir del tipo de registro óseo que se encontraba en su zona de estudio. Las áreas ─recreadas─ eran altamente 30

reconocibles por el tipo de tratamiento que se le daba al recurso alimenticio. La zona es importante debido a que se llevan a cabo actividades muy representativas como lo son: la alimentación humana y el desecho que las personas acumulaban en las áreas habitacionales en el contexto doméstico.

1.5. Orígenes de la Arqueozoología en México La Arqueozoología es una disciplina que aporta datos acerca de la interacción que tienen los habitantes con su medio. Además contribuye a vislumbrar como esos habitantes utilizan los recursos animales en sus diferentes formas: herramientas, vestimenta, alimentación, etcétera. En México existieron acontecimientos importantes para desarrollar el conocimiento en esta disciplina (Corona et al., 2010: 166). El descubrimiento de la Piedra del Sol y el Monolito de Coatlicue en el año de 1792 ─son dos ejemplos de esto─. Para el año de 1882 se hace otro gran descubrimiento: El sacro de Tequixquiac. El cual, se encontró cuando se realizaban labores de mantenimiento en el drenaje de la Ciudad de México. El sacro pertenece a un camélido (Corona et al., 2010: 166). A principios del siglo XX se creó el Departamento de Prehistoria, en el “Museo Nacional Mejicano”. “El primer objetivo del departamento fue estudiar el pasado paleontológico de México. Al frente del mismo se estuvo George Engerrard. A partir de ahí se han sumado más investigadores interesados en conocer como fue la relación que tiene el hombre con su medio natural. Eduard Seler también llegó a la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas y fue uno de los primeros investigadores en hacer trabajos de la fauna mexicana” (Pérez, 2010: 21). Para el año de 1939 el Presidente Cárdenas ordena que se funde el Instituto Nacional de antropología. Hasta el año de 1963 se fundó el laboratorio de Paleozoología con el fin de atender las necesidades de los arqueólogos que necesitan identificación de sus restos óseos que registraran en sus sitios arqueológicos (Corona et al., 2010). En el 1952 se 31

da un hallazgo relevante para la Arqueozoología: Los restos de un Mamut, en Santa Isabel Ixtapan. Ahora, en el siglo XXI existen laboratorios de arqueozoología en distintas universidades e instituciones el país. Pérez Roldán (2010, 19-40) hizo una lista de dichos laboratorios: -

El laboratorio de Arqueozoología “M. en C. Ticúl Álvarez Solórsano”, INAH.

-

Laboratorio de la Sección de Biología del Departamento de Salvamento Arqueológico, INAH.

-

Laboratorio de Paleozoología del IIA DE LA UNAM.

-

Laboratorio de la Sección Arqueozoología-Paleontología, Centro INAH Baja California.

-

Laboratorio de Paleoetnozoologia, ENAH.

-

Taller de Zooarqueología de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.

-

La sección de Paleontología y Arqueozoología en el centro INAH- Morelos.

-

Laboratorio de Arqueozoología de la UASLP.

1.6. Estudios Arqueozoológicos en la región Norte-Centro de Mesoamérica Es de suma importancia ubicar el territorio denominado Mesoamérica ─como primer punto a esclarecer en este apartado del trabajo─. Algunos autores consideran que la frontera norte ─de este territorio─ se encuentra en los estados de Sinaloa, el oeste de Durango, el norte de Jalisco, el norte de Guanajuato y el norte de Veracruz (Foster y Gorestein, 2000). Por otro lado algunos autores muestran delimitan el territorio en los estados de Sonora, norte de Durango, norte de Zacatecas, norte de San Luís Potosí y sur de Nuevo León y Tamaulipas (Véase Figura 7).

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Figura 7. Diferentes fronteras de Mesoamérica de acuerdo a diversos autores (Tomado de: Foster y Gorestein, 2000: 5).

En los proyectos arqueológicos realizados en el norte de México hubo poco interés por el registro arqueozoológico. Éste fue relegado. No obstante existen estudios en algunos sitios como: Casas Grandes (1974); Electra (1992); Las Ventanas (2007); La Quemada (2004) (2011), Cañón de Bolaños; El Piñón (2002); Pochotitlán (2010) y el sitio de La Playa en Sonora (2006). Observe las ubicaciones en la figura 8.

Figura 8. Sitios del Norte de Mesoamérica donde se ha llevado a cabo investigación Arqueozoológica

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Cabe señalar que las investigaciones obtienen relevancia, a partir de la perspectiva que toman cada uno de sus autores para desarrollar un tema de estudio. En el sitio La Playa, Patricia Martínez Lira realizó una investigación de Tesis de Licenciatura. La autora presenta en su estudio la fauna del sitio. Como resultados nos indica que existe una presencia significativa de venados bura y también de berrendos (Martínez Lira, 2006). Otra de las investigaciones fue realizada por Charles Di Peso. Este autor mediante un amplio registro de materiales analiza el sitio de Casas Grandes. En su análisis están presentes especies como: guacamayas, osos, castores, linces, venados, liebres, conejos y cánidos (Di Peso, 1974). En el año de 1992 Beatriz Braniff efectuó excavaciones en el sitio denominado Electra, el cual se encuentra en el estado de San Luis Potosí. Ella realizo el registro de material óseo; con la colaboración de Ticul Álvarez. Los resultados solo denotaban la presencia en la zona de material como huesos de animales, restos de venados, venados, cánidos, lepóridos ─conejos y liebres─ e incluyo la macrofamilia de aves (Álvarez en Braniff, 1992). En 2007, Elizabeth Oster ejecuto su trabajo Doctoral en el sitio de Las Ventanas, localizado en el estado de Zacatecas. Los estudios llevados a cabo del material óseo animal; recolectado mediante las unidades de excavación; mostraron como resultados la identificación de animales como: guacamayas, guajolotes, patos, codornices. Asimismo el análisis tafonómicos realizado demostró que muchos de los elementos habían sido expuestos al fuego y que otra cantidad de los animales fueron cocidos (Oster, 2007). En el sitio de La Quemada, Christopher Schwartz analizo el uso ritual que le daban los habitantes del lugar a los de los cánidos. El autor también compara sus resultados con otros obtenidos en sitios como Teotihuacán y algunos sitios de la cultura Pueblos Ancestrales (Schwartz, 2011). Otro análisis a la arqueofauna del sitio, lo realizo Paula Turkon (2004). En el demuestra que los estatus social de la población de un sitio grande como La Quemada se puede observar, de acuerdo con el tipo de alimentación que estas

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personas tenían. Además de ese sitio analizó la fauna de los basureros aledaños como Los Pilarillos y El Potrerito (Turkon, 2004). La cultura prevaleciente a un lugar cercano al El Ocote es la Cultura Bolaños (Cabrero, 2002, 2010). En este proyecto se abarcaron muchos temas arqueológicos. Tales como el estudio del patrón de asentamientos, los tipos cerámicos predominantes de la región. También se concibió un registro de material arqueozoológico, Todo esto fue llevado a cabo en el Laboratorio de Paleozoología de la UNAM (Cabrero, 2002: 27). Cabe señalar que en el área perteneciente a esta zona denominada El piñón o Pochotitlán se registraron una considerable cantidad de fragmentos de huesos completos e incompletos. A partir del análisis se observa la presencia de especies tales como tlacuaches, gatos monteses, chachalacas, ardillas y armadillos (Cabrero, 2010: 163-164) Valadez et al. (2009 y 2012). También realizó dos estudios en sitios de la cultura bolaños. El primero se trata de la presencia del perro en el sitio de Pochotitlán; donde según los resultados nos indican que los perros pudieron servir no sólo como acompañantes o defensores de los pobladores. Sino que también como símbolos de protección de la muerte (Valadez, 2009, 2014). El segundo trabajo lo efectuó en El Piñón (Valadez, 2014). Allí hace un análisis de la arqueofauna. Con este determina cuales especies habitaron la zona. Los resultados demuestran que están presentes muchas especies de animales, entre los que se encuentran las guacamayas o los patos entre las aves, además de tortugas o animales muy utilizados como los venados cola blanca ─Odocoileus virginianus─ y pumas ─Puma concolor─.

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Metodología para el estudio del hueso

La metodología empleada para esta investigación constó de varias etapas. Primeramente se realizó el rastreo de las referencias bibliográficas. También se cuantificó la serie de materiales a utilizar, aunado a este punto se realizó la identificación taxonómica. Referente al aspecto estadístico se ejecutó la relación de los NISP y MNI. Asimismo se otorgó una definición a los tipos de huellas tafonómicas ─elementos que se encuentran en la zona de estudio como el intemperismo, los hongos, etc. A ese aspecto ─el tafonómico─ se le relacionaron las marcas referentes al consumo humano, es decir, los vestigios que se encontraron en la zona.

2.1. Búsqueda bibliográfica Entre numerosos estudios o manuales para la identificación de algunos aspectos de los restos óseos, existen algunas obras consideradas como base para que la investigación sea fundamentada. Entre las obras utilizadas para el análisis taxonómico están: Pales y Lambert (1971); Schmid (1972); Miles (1990); Hillson (1999). Una serie de obras de Olsen (1964), (1968), (1979). Chaix y Meniel (2005); France (2009) y Blanco (2009).

2.2. Cuantificación El primer procedimiento que se realizó durante la cuantificación fue la observación del material. Las características como el deterioro o la entereza de su constitución. Posterior a la anterior tarea, se aplicó limpieza del material óseo ─se lava─. El lavado se hace con una mezcla de agua-alcohol al 2:1. Es decir que hay que colocar el doble de agua a la cantidad de alcohol. El agua ─de la mezcla─ evita el daño exponencial de los restos y el alcohol ayuda como consolidante para que deje de fragmentarse la parte tratada (Pérez, 2010: 72).

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En algunas ocasiones durante la limpieza del material debe usarse además de la mezcla de agua y alcohol un hisopo. Éste es mejor complemento de la limpieza que un cepillo o cualquier otro instrumento, porque es menos dañino, debido a que su raspeo no es tan constantemente. Aunado a la cuantificación y el lavado de los restos se hace un marcado de material. Dicho marcado es diferente en cada proyecto por los distintos atributos que hay en cada uno. En el Proyecto Arqueológico El Ocote se realizo una nomenclatura de marcado basado en los lineamientos del INAH ─Instituto Nacional de Antropología e Historia─ del estado de Aguascalientes. La nomenclatura utilizada se resume de la siguiente manera: O-05 Nombre del sitio y año de excavación. J-15 Cuadrante del cual se extrajo el material. C II Capa estratigráfica. Además de lo anterior se colocó un número de identificación, a cada una de las bolsas. Esto para identificar la procedencia del resto. También se asignó un número secuencial a cada uno de los huesos por bolsa ─ya identificada─. El número secuencial ─entre otros elementos─ facilitó la elaboración de una base de datos donde se recopila toda la información de la muestra.

2.3. Identificación Taxonómica La identificación taxonómica es un análisis que se aplica a los restos óseos mediante la cual se identificaron las especies que tuvieron a bien estar en el sitio. Hillson nos dice sobre la determinación de una especie ─identificación taxonómica─ que: “en el proceso de la determinación de la especie llegamos a una etapa en la cual generamos información muy valiosa con respecto al registro faunístico. Uno como investigador inicia haciendo una separación de huesos por diferentes tamaños, me refiero a los huesos mejor conservados o más completos, después a los que están parcialmente fragmentados, y al final los fragmentos pequeños, aun, si se está fragmentado el hueso es posible tener información 37

valiosa, si es que se tienen las partes diagnósticas de los huesos, como las epífisis o las diáfisis” (1999: 4). Agregar que después de hecha la separación por grados de conservación. Se procede a hacer una separación por tipo de hueso ─ya sea largo, hueso plano o huesos craneales etc.─ (Hillson, 1999). Ésta tarea se efectúa para así asignarles un nombre a cada hueso. Por ejemplo: tibia, húmero, costilla. Reitz y Wing comentan “una vez asignado el nombre del hueso es pertinente hacer una lateralización anatómica” (2008: 172) de todo el material. Cabe señalar que para trabajar la identificación taxonómica se debe contar con una colección osteológica de referencia. Con ella se constatan ─de manera física─ las características del material que se trabaja. Todo mediante con un catálogo que posee la descripción general de los restos faunísticos. Para Davis (1987) el uso de la colección osteológica en comparación con el material en físico debe ser específica; porque los animales están en constante evolución. Algunos elementos óseos tienen pequeñas variaciones en miles o incluso cientos de años. Entonces se deben diferenciar los cambios al momento de identificar. Para resolver los problemas que se suscitan en algunas especies, se deben analizar partes específicas de los cráneos ─si se tienen─, debido a que los procesos de domesticación de algunas especies contribuyeron a que hubiera esas pequeñas variaciones (Olsen, 1964).

2.4. Relación del Número de Restos Identificados y el Número Mínimo de Individuos La Relación del Número de restos identificados ─NRI─ se refiere al procedimiento por el cual, se le asigna a cada uno de los restos─ del material obtenido en la zona de trabajo─ una cifra específica. Dicha cifra es el enlace entre el resto que se identificó y la muestra para el trabajo de escritorio (Davis, 1987). El procedimiento también es un apoyo para identificar los restos faunísticos en diferentes capas estratigráficas. De esta manera se pudo saber: en cuáles periodos de ocupación se consumieron cada uno de los materiales (Lyman, 2008; Reitz y Wing, 2008). 38

En tanto que el Mínimo número de individuos ─MNI─ es parte de las técnicas y recursos de cuantificación de los restos. Reitz y Wing (2008: 205) consideran esta técnica como parte de los datos secundarios en la investigación ─depende del número de restos óseos que tenga el arqueólogo─. La técnica se basa en la comparación de la cantidad de huesos similares. Debido a que los animales tienen una morfología simétrica (Lyman, 2008). Por ejemplo: si existen 10 fémures izquierdos y 12 fémures derechos, se tiene un Mínimo Número de Individuos; porque se sabe que hay 12 individuos en nuestro registro. Para hacer el registro se necesitan los huesos más diagnósticos. Estos pueden ser los huesos largos o los cráneos (Reitz y Wing, 2008).

2.5. Definición de tipos de huellas tafonómicas Reitz y Wing (2008) consideran dos tipos de procesos tafonómicos. Los de Primer orden y los de Segundo orden. El primero de estos procesos sucede cuando el animal es cazado, desollado, cortado, fracturado y matado. El proceso de segundo orden ocurre cuando se realiza la excavación las mediciones y colecta toda la información posible de acuerdo con patrones establecidos, como: tamaño del hueso, cantidad de la muestra etc. (Reitz y Wing, 2008: 146) (Figura 9).

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Figura 9: Procesos de primer y segundo orden que lleva el hueso (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 119).

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Cabe señalar que posterior a los procesos antes señalados suceden otra serie de procesos ─ahora de orden natural, es decir naturales─ que se llevan a cabo después de la muerte de un animal: su preservación. Existen ─en ocasiones─, factores naturales ─agentes bióticos y no bióticos─ que conservan el material faunístico. Reitz y Wing (2008) nos explican que al hueso animal o humano ─enterrado─ le suceden una serie de eventos por los cuales, a lo largo del tiempo le permiten su conserva hasta hoy día. Esto se debe a que existen diferentes factores que van alterando la estructura del hueso. Tal como: la acción de algunos agentes como plantas y animales.

2.5.1. Intemperismo Además de los agentes bióticos ─comentados en el punto 2.5.─ existen otros agentes que también afectan al hueso, éstos son los cambios considerados como químicos, entre los que destacan, el viento, la acción del agua y el PH del suelo. Behrensmeyer define el intemperismo o “weathering” como “el conjunto de procesos por los cuales los componentes orgánicos e inorgánicos del hueso son separados el uno del otro y destruidos por agentes físicos y químicos que operan en el hueso in situ” (1978: 153). El factor de Intemperismo nos indica también el tiempo de exposición que el hueso tuvo. Todo esto por las condiciones de desgaste presentes en el mismo. El hueso cuando es expuesto durante un periodo largo a la intemperie posee unas marcas rectilíneas similares a una fractura, esto ocurre por el desprendimiento de los agentes naturales en el hueso como la hidroxiapatita (Lyman, 1994).

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2.5.2. Depositación Química Es el proceso que se lleva a cabo cuando el hueso se encuentra enterrado. Durante el periodo de enterramiento sufre alteraciones químicas, debido ácido del suelo y a los agentes químicos presentes en las plantas (Gutiérrez, 2004). Entre las alteraciones químicas se encuentra la calcificación, misma que consiste en que los carbonatos de calcio presentes en el suelo con altos contenidos de sales que, se impregnan en los huesos; lo cual les ocasiona manchas de color blanco, a su vez una dureza mayor de la que el hueso ya posee. A la alteración de la calcificación Lyman (1994) la considera un proceso que se da a través del tiempo y la nombra Diagénesis.

2.5.3. Acción de los Carnívoros La acción de carnívoros es una de las causas por la cual también se modifican los huesos. Sucede cuando las especies que son carnívoras mordisquean los huesos de otras especies a la vez que dejan huellas macroscópicas fáciles de identificar (Gutierrez, 2004). Otro aspecto en el cual la acción de los carnívoros se nota en los huesos sucede cuando las especies como perros, coyotes, lobos, felinos ─entre otros─ visitan los basureros humanos. (Gutierrez, 2004, Haglund, 1997a) (Figura 10).

Figura 10. Esquema de cómo se ve un hueso con la acción de los carnívoros (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 137).

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2.5.4. Pulido tracto-digestivo El pulido tracto-digestivo es otra de las modificaciones que pueden hacer los carnívoros a los huesos. La acción del pulido se lleva a cabo en el estómago de las especies que se tragan los restos faunísticos. Durante ese proceso sobre los huesos quedan marcas. Las marcas logran un pulimiento natural, ya que provocan bordes por todo el proceso tractodigestivo. Posterior a lo anterior excretan los fragmentos de hueso o inclusive huesos completos. (Davis, 1987; Reitz y Wing, 2008).

2.5.5. Acción de los roedores Los roedores son otra de las especies que deterioran el material. La principal explicación de que un roedor se interese por los huesos es porque logran obtener una encía sana (Gutiérrez, 2004: 46). Según Montero “actúan mordiendo las zonas más densas del hueso, provocando unos cortes de forma de dos líneas paralelas y continuas o superpuestas, algunas veces los surcos que provocan tienen diferentes anchuras y profundidades” (2008: 41). El roedor también es un agente de remoción de huesos. Realizan la actividad de sustraer huesos para forjar sus madrigueras en zonas cercanas a donde se encuentra el material. (Gutiérrez, 2004: 46, Haglund, 1997b:411) Marcas dejadas sobre un hueso (véase figura 11).

Figura 11: Esquema de las marcas dejadas en el hueso por roedores (Tomado de: Reitz y Wing, 2008: 137).

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2.5.6. Hongos Otra marca natural que se puede presentar en el material óseo es la que realizan los hongos. Esto sucede cuando el hongo contamina con sus componentes el hueso. Al respecto comenta Lyman “esto es cuando un hongo aproximadamente después de 25 días después de ser depositado en la tierra, empieza a hacer túneles de entre 8 a 10 micrómetros de diámetro entre la hidroxiapatita y lo reemplaza por otros componentes (1994: 394). Cuando el hongo destruye la morfología del hueso se le denomina recristalización.

2.6. Marcas tafonómicas relacionadas al consumo humano Se tomó en consideración también para este trabajo las marcas naturales que los agentes de una comunidad pudieron haber realizado sobre el material ─a su vez de afectarlo─. Es decir, no sólo los agentes naturales pudieron haber creado marcas, sino también el hombre por la acción de la alimentación u otros aspectos vivenciales. Cabe señalar que el hombre explotó el recurso animal con varias finalidades, entre las que destacan la provisión de alimentos; el uso ritual y religioso ─ en ceremonias─, en su vestimenta ─materias primas─ y como elemento decorativo de huesos como elemento decorativo (Lyman, 1994, Montero, 2008). Es esencial conocer las marcas tafonómicas de un material para cuantificarlas y observar los patrones de acción de los grupos humanos (Binford, 1981).

2.6.1. La exposición del hueso al fuego Es también un aspecto muy importante al momento de considerar realizar la investigación. Identificar qué parte del material fue expuesto al fuego. Reitz and Wing (2008) consideran que la cocción del hueso hace que se remueva algunos elementos orgánicos y afecte su composición.

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Lyman considera que “cuando gran parte del hueso está quemado nos indica que estuvo expuesto por una larga duración a un fuego de altas temperaturas” (1994: 385). Para lograr la identificación de los diferentes cambios de coloración en los huesos podemos retomar a Buikstra y Swegle (1989), con tres puntos a considerar: 1) El hueso que está ennegrecido o ahumado de manera uniforme es el que se puso a las brasas cuando ya no tenía carne. 2) Cuando el hueso está muy seco o carece de aún de fluidos no es posible que se encuentre ahumado de una manera uniforme. 3) Las zonas donde aun tiene carne el hueso y se pone al calor es donde se aísla el color mientras que las zonas en donde no hay carne se tornan de un color negro. Las tonalidades que puede tener un hueso que fue sometido al calor varía también de acuerdo a la temperatura que se expuso (Shipman, 1984 en Lyman, 1994). Los huesos expuestos más de 400 grados centígrados tienen tonalidades neutras ─colores amarillo oscuro─. Los huesos que están a las brasas de 450 a 800 °C se tornan color rojizo ─colores rojos y anaranjados─. Finalmente los huesos que están expuestos a más de 1000 °C toman tonalidades azules o hasta blancas, esto debido a que, se elimina toda la materia orgánica (Lyman, 1994).

2.6.2. Marcas de corte Las marcas de corte son el resultado de varios procesos que el humano realiza posterior a la muerte del animal. Para esta tarea se requiere de dos acciones: fuerza dinámica, la cual se aplica para provocar el corte. Y de un instrumento para aplicarse en esta actividad (Lyman, 1994, Montero, 2008). Algunas de las marcas realizadas por los hombres tienen la forma de una V. Debido a que el instrumento utilizado para realizar el corte posee estriaciones orientadas longitudinalmente.

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Lyman (1994) propone una serie de técnicas para marcar mediante el corte. Condicionados por distintos factores, los cuales están relacionados con lugares, sitios, áreas de actividad, condiciones de la comunidad, etcétera: Factores naturales: -

Animales de presa: axón, tamaño, edad y sexo del animal, salud y el estatus del animal. Limpieza: Condición del cuerpo, integridad del cuerpo. Cazado: Número de animales matados, número de personas presentes, tipo del sitio de matanza (locación, accesibilidad, condiciones geológicas, condiciones geográficas).

Relaciones espaciales con el lugar de la matanza, sitio habitacional, y áreas de actividad: -

Hora del día, cantidad de luz, clima. Temporada del año: calor, precipitación (tipo y cantidad). Estatus de la dieta de la población: necesidades inmediatas de nutrición y necesidades a largo plazo.

Factores culturales: -

Tecnología: herramientas apropiadas.

Preferencias gustativas: -

-

Preparación y consumo: tamaño de la olla en la que se cocina, tecnología de conservación (si la hay), tipos y capacidades de almacenamiento. Grupo étnico involucrado: primeros rituales animales, ritual presente en el lugar de la matanza y el ritual presente en la zona habitacional. Además la caza selectiva.

Entre las marcas de corte pueden ser de extracción de piel o de despellejamiento. Según la posición que ocupan en el material óseo son nombradas. Destacan las marcas: laterales, medias y anteriores. (Véase, figura 12).

Figura 12. Las marcas de corte que pueden ser identificadas en el material óseo (Tomado de Lyman, 1994: 310).

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2.6.3. Fracturas Las fracturas de los huesos son otra actividad tafonómica muy recurrente en el estudio del hombre con la fauna. Mediante las fracturas se estiman las pautas para identificar los distintos agentes que las desarrollan. (Lyman, 1994). Uno de los objetivos por el cual el ser humano ha practicado la fractura de los huesos se debe al interés que tiene por la extracción de la médula ósea y la grasa (Binford, 1981). También por el desmembramiento de las articulaciones, las cuales usan para cocinar, además de manufacturar de herramientas (Martínez Lira, 2006). Johnson (1985) propone aspectos para referirse a los distintos atributos de los huesos quebrados: El área de fractura: es la superficie del hueso fracturado. El frente de la fractura es la separación de las dos partes del hueso; en las cuales se encuentra el filo predominante. La superficie de la fractura: son las partes del hueso donde se aplicó la fuerza para que se quebrantara. La forma de la fractura: es la exposición del hueso y su alargación, posterior a la ruptura. Shimpman (1981) propone ocho categorías sobre los tipos de fracturas que el humano le puede provocar a los huesos (Véase Figura 13).

Figura 13. Tipos de fracturas descritas (Tomada de Shimpman, 1981: 371).

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Binford (1981) señala que las fracturas en los huesos se dan ─en algunas ocasiones─ posterior al proceso de caza. Puesto que para retirar la carne del hueso, los cazadores rompen las extremidades del animal. Agrega Binford (1978) que, por procesos nutritivos, los cazadores preferían partir las tibias, los cubitos y radios de los caribúes porque el tuétano que se obtenía de esos huesos era el más nutritivo (Véase Figura 14).

Figura 14: Patrones de fractura de los huesos largos para la extracción de la médula ósea (Tomada de Binford, 1981: 155).

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2.6.4. Manufactura de herramientas La creación, formación, moldeo y conformación de herramientas ─manufactura─, a partir de los huesos de animales fue constante desde los primeros homínidos. Acerca de su tipificación Lyman (1994) señala que existen diferentes formas de moldear un hueso. El tamaño del mismo es importante porque los huesos largos se utilizaron para la creación de herramientas. En el sitio El Ocote ─lugar de esta investigación─ hay registro de diversas herramientas creadas a partir de huesos. Observe la figura 15.

Figura 15. Elementos de hueso trabajado recuperados en excavación en el sitio de El Ocote (Tomado de: Pelz: 2005: 78).

2.7. Uso de medios electrónicos y contextualización Con base en los datos recabados en la zona de estudio ─El Ocote─ y mediante la investigación arqueozoológica llevada a cabo; se creó una base de datos en el programa computacional Excel ─Observe: Figura 16─. Para esta tarea se tomaron en consideración los siguientes datos: Taxón, Marcas tafonómicas naturales y culturales, Temporada de campo, Tratamiento térmico, Porción del hueso o descripción del resto óseo. Respecto a la 48

ubicación de los restos en un mapa. Se utilizó el programa Quantum GIS (1.8.0). Éste sistema de información geográfica ayudó a georreferenciar la zona de excavación. Finalmente para delimitar las coordenadas de la zona se usó el método: UTM ─Universal Transversal de Mercator─.

Figura 16: Base de datos de Excel que contiene toda la información de la fauna (Elaborada por: Heriberto Esperanza).

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Antecedentes de la investigación arqueológica en el estado de Aguascalientes.

Una serie de proyectos respecto a investigaciones arqueológicas se han suscitado en el estado de Aguascalientes. Por ejemplo: El Atlas Arqueológico de la República Mexicana, el cual fue un proyecto realizado por la SEP. En 1986, José Luis Lorenzo y Lorena Mirambell estuvieron a cargo del proyecto: Recorrido para la localización de sitios de etapa lítica por los estados de Aguascalientes, Zacatecas y Durango. En ese proyecto se registraron los sitios El Tepozán I y II y Las Raíces ─posteriormente este lugar llamado El Ocote─ (Lorenzo y Mirambell, 1986). En el mismo año ─1986─ se realizó un proyecto de salvamiento. A cargo de Sergio Sánchez y Rosalba Delgadillo. En el cual colocarían un gasoducto de

PEMEX

en el tramo:

Zacatecas-Aguascalientes, En dicha investigación no encontraron mayores rastros de material cultural debido a que los suelos estaban muy “delgados” (Sánchez y Delgadillo, 1986) En 1991; Eloy Castellanos realizó un proyecto llamado: Identificación y catalogación de sitios arqueológicos en el estado de Aguascalientes. Éste tuvo como objetivo principal: Registrar el mayor número posible de sitios en el estado. El trabajo se llevó a cabo, mediante registros de las cartas topográficas y de fotos aéreas. Durante la labor se identificaron particularidades del ambiente ─en la zona─. Lo cual permitió determinar el asentamiento de los sitios, en lugares determinados (Castellanos, 1991). En la segunda etapa del proyecto Castellanos realizó excavaciones en otros sitios como: Cerro de Enmedio, Santiago, Plan de Potrerillos, Cerrito del Meco y San Mateo. De los cuales reportó un porcentaje bajo de material. Con excepción del sitio Plan de Potrerillos, en el cual se encontró una ofrenda que constaba de un raspador y dos geodas (Castellanos, 1991).

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Daniel Valencia realizó dos proyectos en el estado. El primero fue realizado en el año 1991. Titulado: Conservación de sitios arqueológicos con pinturas rupestres que existen en el estado de Aguascalientes. El cual incluyó la identificación, catalogación, difusión, protección y restauración de pinturas rupestres y pinturas coloniales (Valencia, 1991). El segundo proyecto se efectuó en 1992. Nombrado: Identificación, catalogación y conservación de sitios con pintura rupestre en el estado de Aguascalientes. El objetivo principal fue crear un catálogo ─ con mayor especificidad─ sobre los trabajos que se comenzaron en años anteriores. Asimismo se identificó todos los sitios con ocupación prehispánica en el estado (Valencia, 1992). John Foster en el año de 1994 localizó tres sitios con restos culturales; en la Sierra Fría. Asimismo organizó una propuesta para denominar la zona como un “área natural protegida”. Con el hallazgo de algunos tepalcates en los sitios registrados en la Sierra Fría se logró realizar un fechamiento por radiocarbono. Éste permitió hacer una comparación cronológica con sitios de los Altos de Jalisco y algunos sitios de Zacatecas. Los sitios datan desde el año 100 A.C. hasta el año 1000 D.C. (Foster, 1994). Las investigaciones continuaron y en el año de 1997 Adrian Baker hizo un informe de campo; sobre una investigación realizada en La Cueva de La Morita en el Municipio de Calvillo. Al sitio se acudió por una denuncia de un habitante de la zona. En el lugar se encontraron ollas ─semicompletas─, además de piezas líticas tanto pulida como tallada. Todo en dos entierros a las orillas de la cueva (Baker, 1997). Las investigaciones arqueológicas aumentaron significativamente para el año 2000. Ana María Pelz Marín y Jorge Luis Jiménez Meza realizaron labores de investigación en el sitio El Ocote (Pelz, 2000-2005). También se presentan investigaciones de las pinturas rupestres del sitio El Ocote. Cabe señalar que no son de carácter arqueológico. Sin embargo se considera importante mencionarlas porque se llevaron a cabo en la zona. El primer trabajo está dedicado a la restauración. Fue hecha por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural. En el 2003 Sandra Cruz Flores realizó un diagnostico y propuesta para la 51

conservación de las pinturas rupestres del sitio (Cruz, 2003). De igual manera Mario Palacios Díaz en el año 2003 elabora una tesina acerca de las pinturas rupestres. La cual instaura una perspectiva distinta sobre este tipo de trabajos correspondientes al periodo prehispánico (Palacios, 2003). En el año del 2004 hasta la fecha el Dr. Miguel Caretta realiza un proyecto arqueológico en el sitio Santiago ubicado en el municipio de Pabellón de Arteaga (Nicolás, 2004). Se han llevado a cabo trabajos de prospección y de mapeos de las zonas más importantes. Además de trabajos de excavación en una zona habitacional en los años de 2011 y 2012. De los cuales se encontraron materiales como: cerámica, lítica, hueso y concha. En el año del 2007 Ignacio Macías realizó un Proyecto llamado Arqueología en Aguascalientes, en el cual realizó una serie de mapeos de las estructuras más importantes y de algunas habitaciones para conocer las diferencias en tamaños e importancia de estos sitios como El Zapote y El Jaral (Macías, 2007). En el año del 2011 se inició un proyecto arqueológico por parte de la Universidad Autónoma de San Luís Potosí ─UASLP─ en convenio con el Instituto Nacional de Antropología e Historia ─INAH─ de Aguascalientes. Todo ello en un sitio llamado La Montesita que se localiza en la frontera del municipio de Asientos, El Llano ─Aguascalientes─ y Ojuelos ─Jalisco─, (Obsérvese figura 9). Contó con varios ciclos de investigación ─2011, 2012, 2013 y 2014─. En este último ─2014─ se realizaron labores de excavación en una unidad habitacional (Pelz et al., 2014). De la cual recuperaron material arqueozoológico: 207 restos identificados; correspondientes a especies como conejos (Sylvilagus sp.), perros (Canis sp.) venados (Odocoileus sp.), entre otros. Además se registraron 24 elementos de hueso trabajado ─15 artefactos terminados─ de los cuales 13 son punzones y 2 cinceles (Pelz et al., 2014: 132). Todas las investigaciones llevadas a cabo en el estado están enumeradas en la siguiente tabla (Tabla 3)

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Figura 17: Algunos sitios arqueológicos registrados en el estado de Aguascalientes (Imagen tomada de Google Earth modificada por Heriberto Esperanza).

Sitio

Investigación arqueológica

Hueso animal

Cerrito de enmedio

Prospección

Cueva La Morita

Salvamento

El Jaral

Registro de estructuras

El Ocote

Prospección, Excavación, Consolidación de estructuras

El Zapote

Registro de estructuras

La Montesita

Prospección, Excavación

X

Santiago

Prospección, Excavación

X

(Hueso humano)

X

Tabla 3. Comparación de las investigaciones mencionadas (Elaborado por Heriberto Esperanza).

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EL SITIO DE EL OCOTE: SU REGIÓN Y RESULTADOS 4.1. Ubicación geográfica del sitio El sitio arqueológico de El Ocote se encuentra a aproximadamente 43 kilómetros al suroeste de la capital del estado de Aguascalientes. Está ubicado cerca del Cerro de los Tecuanes a casi 2 km. de la población de El Ocote en el municipio con el mismo nombre −Aguascalientes−, actualmente se encuentra en terrenos ejidales. Las coordenadas de ubicación son: UTM 754750E y 2410100N. La manera más fácil de llegar al sitio salir rumbo a Calvillo (carretera Federal número 70); después de 27 kilómetros de recorrido se encuentra una desviación hacia el suroeste que conduce al poblado de Tapias Viejas (7 kilómetros). Llegando a este sitio, continuar por la misma ruta otros 8 kilómetros hasta El Ocote y de este punto, otros 2 kilómetros siguiendo los señalamientos hasta las pinturas rupestres. (Pelz, 2000) (Figura 18)

Figura 18. Localización de la localidad de El Ocote en el municipio de Aguascalientes (Pelz, 2000; modificado por Heriberto Esperanza).

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4.1.1. Clima El clima de esta zona es −según la clasificación de Köppen− de BS1 kw que significa un clima semiseco templado con precipitación invernal entre < 5 y 10.2 %. La temperatura promedio de la zona es de alrededor de 18.4 °c. Además de que la precipitación anual es de aproximadamente 519.8 mm (Ávila Villegas, 2008, Giacinti, 2008) (Figura 19).

Figura 19. Mapa de los climas en Aguascalientes. El color café claro indica el clima BS1 kw que significa un clima semiseco templado con precipitación invernal entre < 5 y 10.2 % (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 40).

4.1.2. Orografía El sitio se localiza al extremo nororiental en la microrregión llamada de la Sierra del Laurel que se encuentra dividida en tres provincias fisiográficas la cual forma parte de la Sierra Madre Oriental localizada en la subprovincia de las sierras y valles zacatecanos, de la Mesa

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del Centro en sus subprovincia de las llanuras de Ojuelos-Aguascalientes y además del Eje Noevolcánico con su subprovincia de los Altos de Jalisco. Estas tres provincias fisiográficas que las topoformas predominan las lomerías y las mesetas bajas en una proporción del 19.95%, los valles amplios en una proporción de 27.85% además de que a los alrededores del sitio predominen las laderas y las cañadas en un 52.2% (Ávila Villegas, 2008: 24, Giacinti, 2008: 62) (Figura 20). Existen varias elevaciones topográficas importantes en esta región de la sierra del laurel entre las que se encuentran el Cerro Prieto al noroccidente del sitio y el Cerro el Potosí localizado al Noreste del sitio.

Figura 20. Mapa que indica las topoformas del estado, donde el color verde corresponde a valles y el color naranja corresponde a lomerías (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 25).

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4.1.3. Hidrografía El estado de Aguascalientes está en el curso de dos grandes regiones hidrológicas, la más importante es la región de “Lerma-Santiago” (Figura 21) la cual abarca una superficie de 5658.70 km2, el sitio está ubicado en la cuenca de Rio Verde Grande que abarca una parte muy representativa del estado con una superficie de 4384.37 km2, de la misma cuenca se hacen una serie de subcuencas del Rio Aguascalientes, el cual inicia su cauce en el estado de Zacatecas atravesando todo el estado hasta fusionarse con el Rio Verde (Ávila Villegas, 2008, Giacinti, 2008) (Imagen 22).

Figura 21. Regiones hidrológicas del estado donde la predominante es el sistema Lerma-Santiago (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 34).

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Figura 22. Subcuencas del estado, la subcuenca del Rio Verde Grande- Rio Aguascalientes se encuentra de color azul claro (Tomado de Ávila Villegas, 2008: 36).

4.2. Flora Debido a que el clima en esta región es semiseco templado y la pequeña variabilidad en las topoformas han hecho que exista una rica diversidad en las especies vegetales, la mayoría de las zonas verdes de la región se constituyen de bosques de encino (Quercus), pino (Pinus) y táscate (Juniperus), además la presencia de algunas barrancas y arroyos propician que unas de las especies predominantes sean fresno (Fraxinus papillosa), álamo temblón (Populus tremuloides), sauce (Salix bonplandiana) y laurel (Litsea glaucescens) (Ávila Villegas, 2008, Giacinti, 2008) (Figura 23).

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Figura 23. Litsea glaucescens (tomada de http://www.tradewindsfruit.com/content/images/mexican_bay).

Además de las zonas boscosas más cercanas a las sierras existen también diferentes clases de matorrales o la llamada vegetación baja, ésta es más propicia que viva en lugares como terrenos aluviales con una constante presencia de agua corriente. La vegetación baja del sitio es denominada de matorrales semidesérticos micrófilos (Pelz, 2000, Nicolás, 2004), con plantas como el huizache (Acacia sp.), gatuño (Mimosa monancistra, M. warnockii), sangregrado (Jatropha dioica), cabellos de ángel (Calliandra eriophylla), limpia tunas (Gymnosperma glutinosum), engordacabra (Dalea bicolor), cenicilla (Zaluzania angusta var. angusta), mezquite (Prosopis laevigata) (Figura 24) y varadulce (Eysenhardtia polystachya).

Figura 24. Prosopis laevigata (tomada de: http://2.bp.blogspot.com/xW8vaSigz4w/T06vAqLsZDI/AAAAAAAAAO8/Kpu9U_ CIT0I/s1600/Mezquite1.JPG).

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Otro tipo de matorral que se puede encontrar actualmente en la región es el Inerme en el cual están dominados por la gobernadora (Larrea tridentata) y hoja sen (Flourensia cernua), además de especies de matorral xenófilo tales como nopaleras (Opuntia sp.) (Figura 25), cenizo (Leucophyllum laevigatum), huizache (Acacia constricta), granjeno (Condalia sp.), correosa (Rhus microphylla) y cabello de ángel (Calliandra eriophylla).

Figura 25. Nopal (Opuntia sp.) (Tomada http://www.adeac.es/sites/default/files/styles/large/public/foto22Opuntia%20sp.jpg).

de:

4.3. Fauna actual de la región A lo largo del tiempo han existido constantes cambios en los climas de las regiones del país, por lo tanto muchas especies van aislándose en sus hábitats o algunas poco a poco van desapareciendo por no poder sobrellevar bien estos cambios, a pesar de los cambios durante todo este tiempo la fauna de la región que comprende el estado de Aguascalientes, Zacatecas, parte de Jalisco y algunas zonas del altiplano potosino sigue siendo muy diversa. Aunque el uso del agua por los grupos humanos ha ido disminuyendo el tamaño de las poblaciones de peces en esta región aún existen diversas especies. Se han registrado por lo menos 8 familias de peces que conforman 19 géneros y 23 especies. A estas se le suman 11 especies más que han sido introducidas a lo largo del tiempo (Arroyo-Cabrales y Torre 60

de Lara, 2011, Ávila Villegas, 2008, Giacinti, 2008). Las familias nativas presentes son Catostomidae, Cyiprinidae, Goodeidae, Ictaluridae y Poeciliidae. Las especies que son nativas son principalmente de arroyos perennes y algunos estanques, se encuentran especímenes como el pupo de valle (Algansea tincella) cuya distribución va desde el lago de Chapala hasta algunas partes del río Panuco. Tiene un tamaño apto para el consumo humano con 17. 5 cm de largo, otra especie que se encuentra en la región es la carpa blanca (Yuriria alta) muy común encontrarla desde las vertientes del río Santiago hasta algunos ríos del centro del país, ésta especie llega a medir aproximadamente 20 cm (Rush, 2009). De las especies introducidas solo hablaremos de las que se encuentran en esta región, ya que en el registro arqueológico sería imposible encontrarlas. Tal es el caso del bagre de canal (Ictalarus punctatus) especie nativa de partes más norteñas del país y cuyo territorio se extiende hasta tierras Canadá. Por su gran tamaño y alto contenido cárnico se ha adaptado muy bien en algunas partes más céntricas del país (Rush, 2009). Los anfibios son animales más escasos en esta región. Se tiene registradas 15 especies de anfibios (Arroyo-Cabrales y Torre de Lara, 2011) entre ellas el sapo rojo (Bufo punctatus) ranas como la ranita verde (Hyla eximia). Además hay dos especies de la familia Caudata (salamandras) Se han registrado por lo menos 60 especies de reptiles, 57 de estas especies son del orden Squamata (Arroyo-Cabrales y Torre de Lara, 2011) en las que incluyen 20 especies de lagartijas, entre las que se encuentran la lagartija escamuda (Sceloporus spinosus) y la lagartija llanera (Cnemidophorus gularis). Además existen 37 especies de serpientes. No todas son venenosas y algunas también podían haber servido como alimento para las sociedades prehispánicas de esta región (Nicolás, 2004: 19). Entre estas especies se encuentran miembros de la familia Colubridae, como es el caso de algunas culebras como la culebra de agua (Thamnophis eques) o la culebra común (Hypsiglena torquata). Otra especie común es la víbora chirrionera (Masticophis menntovarius).

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Otra familia de reptiles que se encuentra registrada en esta región son los miembros de la familia Kinosternidae que están presentes por lo menos dos especies, Kinosternon hirtipes y Kinosternon integrum (Figura 26).

Figura 26. Kinosternon integrum (tomada de: http://www.dlblanc.com/coloherp/geo/species/SpePics/PicKifl.jpg).

Hay un amplio espectro de aves que se han registrado en esta región, por lo menos 240 especies, de las cuales 162 son muy comunes (Arroyo-Cabrales y Torre de Lara, 2011) de las cuales 82 especies de aves en el registro total son migratorias (Chalif y Peterson: 2008), la mayoría de la familia Anatidae. Entre ellas se encuentra el pato de collar (Anas platyrynchos) o el pato golondrino (Anas acuta), otras aves migratorias son la cerceta aliazul clara (Anas discors) y el pato cucharón (Anas clypeata). Entre la familia de los Galliformes (Chalif y Peterson, 2008, Leopold, 2000) está el común guajolote (Meleagris gallopavo), la codorniz arlequín mexicana (cyrtonyx montezumae), y la codorniz cotui norteña (Colinus virginianus) (Figura 27).

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Figura 27. Codorniz cotui norteña (Colinus virginianus) (tomada de: http://cache2.allpostersimages.com/p/LRG/38/3813/B1RIF00 Z/posters/morris-arthur-northern-bobwhite-pair-colinusvirginianus-north-america.jpg).

En la familia Falconidae algunas de las especies registradas son el halcón esmerejón (Falco columbarius) o el halcón peregrino (Falco peregrinus) además del halcón pálido (Falco mexicanus), para la familia Picidae se registra el carpintero pechileonado común (Melanerpes aurifrons) otra especie registrada es el carpintero pechileonado desértico (Melanerpes uropygialis).

En esta región se tienen registrados 84 especies de mamíferos los cuales se dividen en 8 órdenes y 20 familias y existen siete especies en el estado de Aguascalientes que son endémicas (Arroyo-Cabrales y Torre de Lara, 2011), para el orden Lagomorphos se tiene el registro de la liebre torda (Lepus callotis), la liebre de cola larga (Lepus californicus), el conejo del este (Sylvilagus floridanus) y el conejo de audubon (Sylvilagus audubonii) (Figura 28) (Leopold, 2000). De la familia Didelphidae existe el tlacuache (Didelphis virginiana).

Figura 28. Conejo de audubon (Sylvilagus audubonii) (tomada de: http://3.bp.blogspot.com/_dzYIt1-oODY/).

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Del orden Rodentia se ha registrado la ardilla rojiza (Scirius nayaritensis), de la familia Canidae están el coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon cinereoargenetus) así como linces (Lynx rufus) y pumas (Puma concolor). De la familia Procyonidae se encuentra el cacomixtle (Bassariscus astutus), el tejón (Nasua narica) y el mapache (Procyon lotor). En el orden Artiodactyla se registran dos especies, el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y el pecarí de collar (Tayassu tajacu) (Figura 29) (Leopold, 2000: 445- 460).

Figura 29: pecari de collar (Tayassu tajacu) (tomada de: http://images.northrup.org/picture/xl/collaredpeccary/pecari-tajacu.jpg).

4.4. Breve descripción del sitio El sitio de el Ocote como antes lo mencionamos se encuentra en el cerro de los Tecuanes, el cual tiene varios elementos arqueológicos importantes (Figura 30). La zona denominada ceremonial comprende cuatro terrazas de dimensiones diversas, en la terraza 1 se encuentran dos estructuras llamadas “estructura 1 y estructura 2”. La primera es un basamento de tres muros que se encuentra en la parte Este de la zona ceremonial, el muro más largo es el que corre de Norte a Sur, es de aproximadamente seis metros de largo y aproximadamente de un metro de altura, los otros dos muros (Este y Oeste) son de la mitad 64

del tamaño. No se tiene el cuarto muro debido a que está al borde del cerro y ese tipo de topoforma les ayudó como límite natural del basamento (Pelz, 2000). En el muro más largo se registraron remanentes de lo que sería un posible acceso acceso, se trata de un pequeño muro frontal que pudo haber sido una banqueta con dos filas de escalones de más o menos 60 cm de ancho cada uno (Pelz, 2000). La estructura dos corresponde a una formación natural del cerro, la cual es un límite de la terraza 1 al Oeste, esta estructura pudo servir como unidad habitacional ya que se registraron restos de apisonado (Pelz, 2000). Entre dos grandes bloques de roca esta la escalinata sur, aprovechando que existe esta separación natural los pobladores del sitio adaptaron este acceso natural que llega a la terraza 1 (Pelz, 2000). El sistema constructivo de dicha escalinata es de huella-peralte hecho de grandes bloques de roca natural, en la que la huella es de unas dimensiones de 50 cm al igual que la huella. La terraza 2 se localiza al sur de la primera; se trata de una formación natural adaptada para transformarla; entre ambas existe un desnivel de entre 2.5 y tres metros (Pelz, 2000). Al sureste de la terraza 3 se encuentra una estructura circular en la cima de un promontorio natural, que aun a la fecha no se sabe si esos grandes bloques de roca fueron acomodadas por los habitantes del sitio o si solo aprovecharon la forma de este promontorio; tiene una superficie de ocho metros cuadrados (Pelz, 2000). Las terrazas 3 y 4 son formaciones naturales del cerro.

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Figura 30. Plano general de la zona ceremonial de El Ocote (Dibujo hecho por Jorge Jiménez Meza).

De lo que se ha excavado se puede observar parte de una posible plataforma ya que de este elemento solamente se puede reconocer la esquina Noroeste, el muro más largo tiene aproximadamente seis metros y está conformado con bloques de piedra careados con una longitud de entre 12 a 20 centímetros de largo y unos 10 centímetros de ancho (Figura 31). además se registró otra estructura circular de aproximadamente dos metros de diámetro, dicha estructura consta de dos muros concéntricos de piedra careada. Entre los elementos de esta zona domestica existen dos posibles unidades habitacionales, una de ellas tiene las dimensiones de dos metros de largo y un metro de ancho, están conformados de muros de doble hilera de rocas colocados de forma paralela. La otra posible unidad habitacional está al norte del cuadrante I y solo se aprecia una alineación de rocas en forma de “T”. Otros elementos son las bases de seis columnas que se encuentran esparcidas en el cuadrante I y un horno ubicado al oeste de la esquina apreciable de la posible plataforma.

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Figura 31. Elementos registrados en los cuadrantes excavados y la distribución del material óseo (Dibujo de Jorge Jiménez Meza, modificado por Heriberto Esperanza).

4.1.1. Temporadas de excavación En el año 2000 empezaron los trabajos de investigación en el sitio a cargo de la Arqueóloga Ana María Pelz Marín, se inició en el mes de Agosto con un recorrido por la región, esto lo hicieron con el fin de asociar las pinturas rupestres que se encontraban a un costado del Cerro de Los Tecuanes con algún asentamiento humano. Se realizaron dos calas de aproximación de un metro de ancho en un terraplén al pie de la pared rocosa donde se encuentran las pinturas, finalmente se excavó toda el área del terraplén. Así como un levantamiento topográfico de las estructuras localizadas en la cima del cerro donde se encontraron las pinturas. En esas excavaciones se localizaron restos de un entierro humano además de una cantidad considerable de tiestos de cerámica y lítica además de hallar un

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fragmento de metate y un trozo de molienda con restos de pigmento de color rojo (Pelz, 2000). Además se decidió excavar varios pozos de sondeo con el fin de delimitar el total del asentamiento de área y así como resultado de los materiales registrados hacer una cronología tentativa del sitio (Pelz, 2000). Figura 32. Primera fase de excavación en la estructura 1 (Tomada de Pelz, 2002).

En

el

año

continuaron

del

2002

se

haciendo

exploraciones al sitio en las fechas del 2 de septiembre al 25 de octubre de ese año. Habiendo hecho

un

levantamiento

topográfico de las estructuras en lo alto del cerro se decidió hacer una excavación en la terraza 1, la estructura 1 (Figura 32) fue la primera en ser intervenida realizando primeramente limpieza de la maleza que se encontraba además de limpiar un pozo de saqueo que trajo como consecuencia que parte del muro oeste estuviera derrumbado (Pelz, 2002). Este basamento tuvo un trabajo de consolidación de sus muros restantes, se retiró toda la piedra y se cementó con mortero compuesto de arena y tierra cernida. Asimismo se hizo una exploración de la estructura 2 y debido a que en su mayoría de la estructura es parte del lecho rocoso del cerro solo se delimitaron las caras de ésta. Para la escalinata sur se realizaron trabajos en dos lados: en el norte y en el sur, haciéndose al sur una cala de 2 X 1 metro en donde la primera capa de tierra no superaba los 10 centímetros de profundidad, aquí se registraron in situ fragmentos de lítica y numerosos tiestos. En los trabajos de la parte norte de la escalinata se hizo una limpieza de

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tierra y de rocas, se limpiaron, liberaron y consolidaron todos los escalones y al igual que las estructuras se asentaron con mezcla (Figuras 33 y 34) (Pelz, 2002).

Figuras 33 y 34. Fases de los trabajos realizados en la escalinata (Tomadas de Pelz, 2002).

Para la plataforma 2 solo se hicieron algunos trabajos de limpieza de la vegetación y se delimitaron sus límites y para la estructura circular también se realizaron los mismos trabajos de limpieza de maleza además del levantamiento de la capa humítica. En esta temporada se registraron tres capas estratigráficas: Capa I: de humus que es de un color café claro con una textura semigranulosa Capa II: Arcillosa de un color café obscuro, grano medio, de una consistencia media y en donde se encuentra casi todo el material cultural Capa III: El tepetate con un color cremoso, granuloso y de una consistencia dura.

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El trabajo del año 2003 empezó haciendo limpieza de la maleza en distintas partes lo que trajo consigo el descubrimiento de dos zonas con pintura rupestre en las que están representadas dos figuras humanas. Además de la limpieza sistemática del sitio se realizó un levantamiento detallado de todas las evidencias naturales y/o artificiales de la terraza 1, en este nuevo registro se encontraron cerca de la estructura 2 apisonados artificiales, además se localizó un cráneo humano y al lado sur de la estructura se registró un huilanche (objeto de molienda ápodo) además de tres manos para moler y triturar (Pelz, 2003). Los trabajos que se realizaron en la terraza 2 dieron como resultado el registro de un fogón que estaba delimitado por tres rocas además de numerosos tiestos y algunos pulidores de ollas (Figura 35).

Figura 35. Fogón registrado en excavación; nótese las tres piedras que lo delimitan (Tomada de Pelz, 2003).

También se consolidaron algunos muros en esta terraza los cuales estaban bastante deteriorados por el acceso de visitantes al sitio sin ninguna vigilancia aparente, así como la consolidación de algunos de los escalones de la escalinata que conduce a la terraza 1 (Pelz, 2003). 70

Aprovechando que las lluvias son un agente que permite que ciertos materiales salgan a la luz se permitió que algunos materiales cerámicos diagnósticos dieran como resultado una cronología tentativa del sitio y que ésta se ubicara entre el 300 y el 900 después de Cristo. Para el año del 2004 se inició el trabajo de mantenimiento y exploración de otras zonas del sitio arqueológico, la primera actividad que se hizo fue la limpieza de la cima del Cerro de Los Tecuanes al igual de una de las laderas del cerro. Figura 36. Placas de concha encontradas asociadas a uno de los entierros de la temporada 2004 (Tomada de Pelz, 2004).

La ladera sur fue la elegida para las

excavaciones:

encontraron

aquí

se

evidencias

arquitectónicas de una posible unidad habitacional, la limpieza mostró unos grandes pozos de saqueo. La metodología de acción consistió en cuadricular unidades de excavación de 2 X 1 metro utilizando la nomenclatura de poniente a oriente (1-20) y letras de sur a norte (A-N) (Pelz, 2004). Todas las áreas que se cuadricularon se dividieron en cuadrantes, el terreno que se ubicó al este se marcó como cuadrante I y el ubicado al oeste como cuadrante II, marcándose un total de 220 cuadros, se excavaron 116 cuadros alternados y el material registrado fue bastante abundante, entre estos materiales arqueológicos se descubrieron 12 entierros humanos (Pelz, 2004). Además de estos entierros se registraron pisos de tierra, así como abundantes fragmentos cerámicos, artefactos de molienda, figurillas, huesos de fauna, al igual que muchísimos objetos de ornamento que es muy importante por la diversidad de formas: placas (Figura 36), pendientes, cuentas, anillos, así como de materia prima: barro, piedra, hueso, concha, turquesa, pirita. Todos los alineamientos se encontraban en superficie 71

entonces fue posible llegar hasta roca madre, a partir de esta temporada se inició a registrar el material óseo de esta investigación (Pelz, 2004). La temporada de excavación del año 2005 inició con la exploración de los cuadros que quedaron sin excavar, en dichas excavaciones no se registraron entierros humanos pero el registro de la fauna aumentó, además de registrarse fogones, áreas de taller, algunas zonas con apisonado, huellas de postes y semillas carbonizadas (Pelz, 2005). Los fogones se registraron en la zona Noroeste en los cuadros L-1, L-2, M-1 y M-2, son de forma rectangular en los que también se encontraban fragmentos de madera y huesos semi carbonizados (Pelz, 2005). Los pisos (Figura 37) que se registraron son de una tierra compacta de color café con huellas de posible exposición al fuego, algunos de estos apisonados están cercanos a los fogones, también se localizaron huellas de poste con unas circunferencias que van de 46 cm. Un elemento arquitectónico importante que se localizó y excavó en esta temporada fueron algunos elementos de forma circular que se interpretaron como bases de columnas hechas de bloques de piedra (Figura 38) (Pelz, 2005).

Uno de los apisonados

Figura 37. Proceso de excavación de la zona habitacional en donde se notan los apisonados registrados en esta temporada. (Tomada de Pelz, 2005).

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Figura 38. Una de las posibles bases de columnas descubiertas en la temporada 2005 (Tomada de Pelz, 2005).

De las excavaciones que podemos ver en la figura 37 se registraron la mayoría de los restos óseos, ya que se trata de la llamada zona habitacional, durante esta temporada fue la que mejores resultados en cuanto a huesos y que se darán los resultados de todo el análisis de cada uno de los huesos.

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4.5. Resultados generales de los restos faunísticos Los resultados generales muestran un total de 469 restos óseos, de los cuales 124 son de reptiles, representa un 26.44 % de la muestra total siendo todos de una sola especie que es la tortuga casquito (Kinosternon integrum), de aves se tienen 34 fragmentos con un 7.25% de la muestra, aquí se divide en dos; huesos que solo se pudo identificar la clase de las aves lo cual son 12 restos (2.56 %) y con 22 restos que se identificaron con la familia Odontophoridae (4.69 %). Los mamíferos representan el 66% de la muestra total de los huesos analizados de las temporadas 2004, 2005, 2010 y 2011 con un total de 311 restos identificados, contando con especies como la liebre (Lepus sp.) con un 14.50 % de la muestra total, el conejo (Sylvilagus floridanus) con 5. 12%, el conejo de Audubon (Sylivilagus audubonii) con 2.77%, huesos que solo se registraron con el Género Sylvilagus que representan el 1.07%, la ardilla de roca (Otospermophilus variegatus) con 0.21 %. El 12.37% corresponde a individuos de la especie (Canis familiaris), se registró también venado colablanca (Odocoileus virginianus) con un porcentaje de 14.5% y al final pecarí de collar (Tayassu tajacu) con 1.71% (Gráfica 1).

Gráfica 1. El total de restos de todas las especies registradas (Elaborada por Heriberto Esperanza)

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Kinosternon integrum (LE CONTE 1854) Tortuga casquito Es una especie que tiene como tamaño promedio no menos de 20 centímetros, el caparazón es de color café obscuro pero no tiene marcas distintivas, el plastrón es de color amarillento, los organismos de una edad más adulta de esta especie de tortuga tienen el caparazón cubierto de algas, algunos presentan escamas delgadas y alargadas en las extremidades anteriores.

Figura 39. Tortuga casquito (Imagen tomada de: Vásquez y Quintero, 2005).

Esta especie es endémica de México y se encuentra en los estados costeros del Pacífico y centro del país en Aguascalientes, Colima, Durango, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, y Veracruz Se puede encontrar en bosque de coníferas y zonas con matorral xerófilo (Vásquez y Quintero, 2005) (Figura 39). Se registraron 124 fragmentos de caparazón (Figura 40), de las cuales 123 tienen marcas de raíces, solo 47 presentan marcas de roído, 5 masticado, solo dos están expuestas a un proceso tracto-digestivo y 75 tienen concreciones de sulfatos de calcio. Las marcas culturales están algo ausente ya que solo 6 fragmentos presentan cortes y 8 están fracturadas, pero en tratamiento térmico al que fueron sometidas: 37 fragmentos están asados (30%), 73 están cocidos (59%) (Figura 41), 11 están quemados (9%) y solo 3 fragmentos no presentan algún tratamiento (2%). La mayoría de los fragmentos en la muestra tienen un tamaño mediano (aproximadamente 5 cm de largo y 2-3 de ancho) por lo que posiblemente 105 fragmentos correspondan a adultos y 19 fragmentos a especímenes juveniles (Gráfica 2).

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Grafica 2. Resultados generales del análisis de los restos de tortuga (Elaborado por Heriberto Esperanza ).

Figura 40. Fragmentos de caparazón con concreciones de sulfato de calcio (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

Figura 41. Fragmentos de plastrón que muestran alteración térmica por cocción (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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Odontophoridae (Gould 1844) Codornices Las Codornices son aves de caza (Leopold, 2002: 280), en la república mexicana se encuentran numerosas especies, pero una de las que

está

más

cerca

del

territorio

de

Aguascalientes es la codorniz pinta (Cyrtonyx montezumae), sus características son que el macho tiene la cara y la garganta marcadas con un plumaje de color blanco, las alas las tiene moteadas con unas líneas opacas y alargadas.

Figura 42. codorniz cotui norteña (Colinus virginianus) (tomada de: http://cache2.allpostersimages.com/ colinusvirginianus- america.jpg).

Vive en zonas altas en bosques de pino-encino y sus poblaciones no son muy densas, a lo mucho viven en pequeñas bandadas de 5- 10 individuos. Otra especie con amplia distribución es la codorniz común (Colinus virginianus), habita toda la costa del Golfo, también el Valle del Rio Verde hasta Tabasco y Chiapas, además de habitar las tierras altas de San Luís Potosí. Sus bandadas son aproximadamente de hasta 20 individuos, el tamaño de esta especie varía de acuerdo a su localización geográfica ya que las codornices que se encuentran en las partes altas centrales (S.L.P, Jalisco, Aguascalientes) son un poco más grandes que las mismas pero las que se localizan en la costa del golfo (Figura 42). Se registraron 22 restos de aves que englobe en la familia odontophoridae por haber diversas especies en esta región, de éstos restos 22 están intemperizados, 20 poseen huellas de raíces, 5 tienen marcas de roído y 7 tienen concreciones. Las huellas culturales se presentan de la siguiente manera: 5 fragmentos poseen marcas de corte (23%), 7 tienen marcas de fractura (32%) y 10 no poseen huellas (45%). El tratamiento térmico re representa de la siguiente manera: 5 restos se encuentran asados (23%), 15 se encuentran cocidos (68%) (Figura 43) y solo 2 no presentan

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tratamiento térmico (9%). Las edades de los especímenes se representan en que solo un hueso representa un individuo juvenil y 21 representan a especímenes adultos (Gráfica 3).

Gráfica 3. Resultados generales del análisis de los huesos de la familia Odontophoridae (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Figura 43. Tibiotarso expuesto a cocción (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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Lepus sp. (Gray 1837) Liebre Figura 44. Liebre (tomada de https://c2.staticflickr.com/6/5021/5851583278_989914f40b_z.jpg).

Las liebres se encuentran primordialmente en regiones donde el clima es árido y donde la vegetación es escasa (Leopold, 2002: 391), la diferencia que existe entre las liebres y los conejos es que las liebres jóvenes nacen ya con pelo y con los ojos abiertos y los conejos nacen desnudos y con los ojos aun cerrados. La región donde se encuentra el estado de Aguascalientes es muy propicia para que existan estos animales y se pueden encontrar dos especies de liebres: la liebre torda (Lepus callotis) y la liebre de cola negra (Lepus californicus). La liebre torda (Lepus callotis) vive en zonas semiáridas sobretodo en zonas de mezquite y de pastizales, esta especie tiene una apertura nasal más abierta (Hall, 1981: 329) que su primo cercano la liebre de cola negra (Lepus californicus) de color gris claro en su dorso y con grandes manchas en sus costados, aproximadamente de un tamaño de 47- 52 cm. Tienen una camada de entre dos y cuatro hijos con varios partos al año debido a que su periodo de gestación es de 6 semanas (Leopold, 2002: 395). Por el contrario la liebre de cola negra (Hall, 1981: 329) (Leopold, 2002: 397) en algunos casos llega a ser un poco más pequeña pero tiene el dorso café y las orejas negras, tiene la cola relativamente larga también de color negro. En el estado de Aguascalientes se puede localizar una subespecie llamada Lepus californicus asellus descrita por Hall (1981: 327) teniendo como límite de su hábitat dicho estado (Figura 44). En el registro hay 65 fragmentos de los cuales 63 se encuentran intemperizados, los 65 tienen marcas de raíces, 29 con marcas de roído, 8 de ellos se encuentran masticados, 22 poseen concreciones y 3 no tienen ninguna marca. Las marcas culturales se presentan en la siguiente manera: 15 presentan huellas de corte (24%), 12 tienen huellas de fractura (20%) y 34 no poseen huellas (56%).

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De todos los restos 19 (28%) se presentan con tratamiento de que estuvieron asados, 43 (64%) están cocidos (Figuras 45 y 46) y 5 (8%) no poseen ningún tratamiento térmico y en cuestión de las edades 12 especímenes corresponden a ejemplares juveniles y 53 a adultos (Grafica 4).

Gráfica 4. Análisis general de los restos de Lepus sp. (Elaborada por Heriberto Esperanza).

Figuras 45 y 46. Pelvis y mandíbula derecha de una liebre, se puede observar el grado de cocción en cada uno de los huesos (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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Sylvilagus sp. (J. A. Allen, 1890) Conejo En México existen cinco especies de Conejos, todos estos tienen pequeñas variaciones en tamaño y en color (Leopold, 2002: 400), son además de un tamaño menos que las liebres, una característica es que tienen colas pálidas y cortas, generalmente son blancas o grises. Decidí poner en un apartado especial los especímenes a los cuales no se logró identificar de qué especie de conejo era debido a que existen diversas subespecies de Sylvilagus. 8 Especímenes fueron identificados solo con el género Sylvilagus, 4 tienen intemperismo, los 8 restos tienen marcas de raíces y 4 presentan roído, 1 fragmento presenta pulimiento tracto-digestivo y 2 muestran concreciones. Las marcas culturales se presentan de la siguiente manera; 1 fragmento tiene huellas de corte (12%), 1 tiene huellas de que se sometió a una fractura (13%) y 6 no presentan marcas de corte (75%). Asimismo 2 fragmentos están asados (25%) y 6 están cocidos (75%); y en cuestión de edades se determinó que los 8 restos corresponden a especímenes adultos (Gráfica 5).

Gráfica 5. Análisis general de los restos de Sylvilagus sp. (Elaborada por Heriberto Esperanza).

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Sylvilagus floridanus (J. A. Allen, 1890) Conejo del Este Figura 47. Conejo del Este (tomada de http://www.floridanature.org/photos/Sylvilagus_floridanus).

Es un conejo de tamaño mediano de aproximadamente 35 cm de largo, con el lomo de color café o a veces grisáceo (Hall, 1981: 300) (Leopold, 2002: 400), su cola es corta y esponjosa de color blanco y a veces con tonalidades amarillentas y la parte ventral también es de color blanco (Figura 47). Se tiene registro de una subespecie llamada Sylvilagus floridanus subcinctus ubicada en los estados de Jalisco, Michoacan, Zacatecas y Aguascalientes. En el registro arquezoológico existen 24 especímenes: 20 presentan intemperización, los 24 tienen huelas de raíces, 9 presentan marcas de roído, 2 se encuentran masticados y solo 10 tienen concreciones; las marcas antropogénicas se presentan de la siguiente manera, 5 (20%) tienen marcas de corte, 7 (28%) restos tienen marcas de fractura y 13(52%) restos no tienen marcas. En el tratamiento térmico a estos huesos 1 hueso se encuentra asado (4%), 20 (83%) presentan cocción y solo tres están quemados (4%). Con respecto a las edades 1 hueso se determino como perteneciente a un individuo juvenil mientras que 23 son de adultos (Gráfica 6).

82 Gráfica 6. Análisis general de los restos de Sylvilagus floridanus (Elaborada por Heriberto Esperanza).

Sylvilagus audubonii (Baird, 1858) Conejo de Audubon Figura 48. Conejo de Audubon (tomado de: http://cdn.c.photoshelter.com/imgget/I0000o.GkOBDWnrE/s/600/600/DECO040075-Draker-Rolfnp-Desert-Cottontail.jpg).

El conejo de audubon es una especie pequeña que habita principalmente en zonas semidesérticas donde la vegetación es escasa, su pelaje es de color gris pálido con café rojizo, como todos los conejos tienen sus madrigueras en el subsuelo. Una diferencia osteológica entre el conejo del este y el audubon es que su tímpano más grande en el conejo de audubon además de tener un proceso suborbital en su cráneo más desarrollado (Hall, 1981: 307) (Leopold, 2002: 400) (Figura 48) (Figura 49).

Figura. 49 Comparación de cráneos de conejos S. floridanus y S. audubonii (Tomada de Hall, 1891: 307).

Se registraron 13 fragmentos de conejo de Audubon de los cuales los 13 están intemperizados, 11 tienen huellas de raíces, solo 2 poseen huellas de roído y 8 tienen concreciones. En las marcas culturales se registró que 2 (15%) huesos tienen marcas de corte, 3 (23%) tienen fracturas 8 (62%) no presentan alguna marca cultural. Hablando de alteraciones térmicas; 1 (9%) solo hueso esta asado, 10 (83%) están cocidos y 1 (8%) se 83

encuentra quemado. Se determinó que los 13 especímenes pertenecen a individuos adultos (Gráfica 7).

Gráfica 7. Análisis general de los restos de Sylvilagus audubonii (Elaborada por Heriberto Esperanza).

RODENTIA Además de los conejos se registró un fragmento de hueso de ardilla de las rocas (Spermophilus variegatus), y 5 fragmentos de un roedor que solo se pudo denominar el género Neotoma sp. De los cuales los 5 se encuentran intemperizados, 3 de ellos tienen marcas de raíces y solo 2 con concreciones, los 5 fragmentos pertenecen a adultos (Figura 50).

84 Figura 50. dos fragmentos de mandíbula y una pelvis derecha de Neotoma sp. (Foto tomada por Heriberto Esperanza Iracheta).

Canis familiaris (Linnaeus 1758) Perro Los perros son considerados como el mejor amigo del hombre y además el animal que acompaño a los primeros hombre a cruzar el estrecho de Bering hace más de 40000 años, existen registros arqueológicos de perros de hace mas 11000 años en una cueva llamada la cueva del jaguar (Valadez, 2003). En casi todas las culturas mesoamericanas el perro ha servido tanto para compañía como para alimento (Blanco Et.. al, 2009), además se conocen cinco razas de perros mesoamericanos, Valadez (2003) menciona que existía el perro mesoamericano, el perro pelón o Xoloitzcuintli, ambos perros se ubicaban en todo el territorio mexicano, el tlachichi que se ubica en la zona Occidente y el Centro de Mesoamérica, el perro maya y el loberro; este último animal se considera como un híbrido entre los perros mesoamericanos y los lobos. La hibridación de los perros en toda América ha ocurrido desde que se tiene registro arqueológico (Mengel, 1971: 316) (Valadez, 2000: 76) (Valadez et al, 2003: 188) (Figura 51).

Figura 51. Cuadro donde se representan las diferentes razas de perros mesoamericanos (Tomada de Valadez, 2003: 190 modificado por Heriberto Esperanza).

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Se tienen registrados 58 restos; los 58 presentan intemperización, 45 tienen huellas de raíces, 23 tienen huellas de roídos, 2 tienen marcas de masticado, 1 hueso presenta un pulido tracto-digestivo y 33 tienen concreciones. Las marcas tafonómicas culturales se presentan de la siguiente manera: 12 (21%) presentan huellas de corte, 12 (21%) poseen fracturas y 34 (58%) no presentan marcas; en tratamiento térmico 12 (22%) restos están asados, 22 (38%) tienen cocción y 4 (9%) están quemados y 18 (31%) no presentan tratamiento. Las edades son: 30 restos registrados corresponden a individuos juveniles y 28 son de individuos adultos (Gráfica 8) (Figuras 52, 53 y 54).

Figura 52. Mandíbula derecha de un de un espécimen masculino de Canis familiaris (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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Gráfica 8. Análisis general de los restos óseos de Canis familiaris (Elaborada por César Heriberto Esperanza).

Figuras 53 y 54. Distintas vistas de un fragmento de un cráneo de un indivíduo juvenil femenino de Canis familiaris (Fotos tomadas por Heriberto Esperanza).

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Tayassu tajacu (Linnaeus, 1758) Pecarí de collar

Figura 55. Pecarí de collar (tomada de: http://www.biobol.org/trabajos/Mamiferos/images/Tayassutajacu_gif.jpg).

Se trata de un pequeño puerco salvaje, tiene un cuerpo robusto, una cabeza grande y unas piernas cortas. Su pelaje es gris con un pelaje pálido en su vientre y en los lados de la cabeza; posee una línea que va de hombro a hombro pasando por debajo de su cabeza de color amarillento y a veces café claro, de ahí viene su nombre de Pecarí de collar (Hall, 1981: 1079, Leopold, 2002: 560) (Figura 55). El peso de estos animales va de los 14 a los 25 kg, además es muy adaptable a diferentes hábitats, puede vivir en lugares tropicales y también en lugares áridos; pueden vivir en manadas de 10-20 individuos. Se registraron 8 restos de pecarí y los 8 restos tienen intemperismo, 5 tiene huellas de raíces, 1 resto con huellas de roído, al igual 1 resto con huellas de masticado y cuatro restos con concreciones. Las marcas culturales: se presentan 4 restos con marcas de corte y 4 sin ninguna marca, el tratamiento térmico se registró de la siguiente manera; 1 resto está asado, 4 están cocidos, 1 está asado y 2 no presentan ningún tratamiento. En las edades solo 3 son huesos de individuos adultos y 5 son indeterminados (Gráfica 9) (Figura 56). 88

Gráfica 9. Análisis general de los restos óseos de Tayassu tajacu (Elaborada por Heriberto Esperanza).

Figura 56. Fragmento de mandíbula superior derecha de edad adulta de Tayassu tajacu (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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Odocoileus virginianus (Zimmermann 1780) Venado cola blanca El venado cola blanca es un espécimen muy importante para diversos fines tanto en la actualidad como en tiempos mesoamericanos, la caza de este animal ha sido una constante para sociedades americanas (Leopold, 2002: 576). La descripción de este animal es pequeño con una cola larga de color blanco que en momentos de peligro o cuando se encuentra corriendo la lleva levantada, el color de su pelaje es café rojizo con el vientre blanco; la cornamenta de los machos consta de solo una rama con una curva hacia adelante que cuenta con puntas individuales sin ramificar, la diferencia que tiene con el venado bura (Odocoileus hemionus) es que el segundo animal si posee ramificaciones. (Hall, 1981: 1092, Leopold, 2002: 576) (Figura 57). El hábitat en el que se encuentran los venados de forma más abundante son los bosques de pino y encino, ya que existen arbustos y otras plantas que son su principal alimento, además su etapa de gestación es de 7 meses aproximadamente y solo pueden dar un crio por año.

Figura 57. Diferencias entre las astas de las dos especies de venados (A) O. hemionus y (B) O. virginianus (Tomada de Hall, 1981: 1092).

El registro en el sitio fue de 68 restos, de los cuales 65 tienen marcas de raíces, 32 tienen marcas de roído, 8 están masticados y 41 tienen concreciones. 22 de estos restos tienen marcas de corte (34%), 12 tienen fracturas (19%) y 30 no presentan las marcas culturales (47%). 22 (33%) restos se encuentran asados, 30 (45%) están cocidos, un resto está quemado (2%) y 14 (22%) restos no tienen tratamiento térmico. En cuestión de edades de los restos; 6 pertenecen a juveniles, 12 son de venados adultos y 46 son indeterminados (Gráfica 10) (Figura 58).

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Gráfica 10. Análisis general de los restos óseos de Odocoileus virginianus (Elaborada por César Heriberto Esperanza).

Figura 58. Escápula izquierda de Odocoileus virginianus (Foto tomada por Heriberto Esperanza).

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4.6. Restos faunísticos identificados sólo por su clase Algunos restos no se pudieron identificar más allá de su clase, 12 restos de ave; de los 12 restos 3 tienen huellas de roído, un resto con un pulido tracto-digestivo y 5 con concreciones. Las marcas antropogénicas fueron 5 restos con marcas de corte, y 7 sin marcas; 10 están asados y solo 2 están quemados. 65 restos de mamíferos, todos intemperizados, 59 con huellas de raíces, 22 restos presentan huellas de roído, 5 se encuentran masticados, uno tiene pulido tracto-digestivo y 44 con concreciones. Del total de 65 restos 33 presentan marcas de corte, 6 tienen marcas de fractura y 16 no tienen marcas culturales. 28 están asados, 10 presentan cocción, 37 están quemados y solo 8 no tienen exposición al calor (Gráfica 11).

Gráfica 11. Análisis general de los restos que solo se les pudo determinar la clase de aves o mamíferos (Elaborada por César Heriberto Esperanza).

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4.7. Número Mínimo de Individuos (MNI) Como lo dijimos al principio del capítulo, el Mínimo Número de Individuos se obtiene al contabilizar cuantos restos de un mismo lado existen en la muestra debido a la lateralidad que presentamos todos los seres vivos. En el total de la muestra observamos un mínimo de 38 individuos, entre los que predominan las tortugas con un total de 14 individuos, para las tortugas al no contar con huesos se contabilizaron los fragmentos de caparazón y de plastrón. Seguido de los Venado colablanca (Odocoileus virginianus) con cinco individuos, los perros (Canis familiaris) con cuatro individuos, las liebres (Lepus sp.) se identificaron cuatro individuos, tres individuos corresponden a Conejos del Este (Sylvilagus floridanus), solo dos individuos corresponden a estas especies: Codornices (Odontophoridae) Conejo de Audubon (Sylvilagus audubonii), conejo (Sylvilagus sp.), rata de campo (Neotoma sp.) y solo un solo individuo se registró de: Ardilla de rocas (Otospermophilus variegatus) y Pecarí de collar (Tayassu tajacu) (Tabla 4) (Gráfica 12) (Gráfica 13).

MNI

Kinosternon integrum Lepus sp. Sylvilagus floridanus Sylvilagus audubonii Sylvilagus sp. Neotoma sp. Otospermophilus variegatus Canis familiaris Odocoileus virginianus Tayassu tajacu Total

14 4 3 2 2 2 1

NRI 124 68 24 13 9 5 1

% del NRI 26.44 14.5 5.12 2.77 1.92 1.07 0.21

4 5 1 38

58 68 8 378

12.37 14.5 1.71 80.6 %

Tabla 4. Mínimo Número de Individuos en total de los restos identificados, además del Número de Restos Identificados y el porcentaje total en esta investigación (Elaborada por Heriberto Esperanza).

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Gráfica 12. Porcentaje del Número Mínimo de Individuos en total de los restos identificados en esta investigación (Elaborada por Heriberto Esperanza).

Gráfica 13. Estadística general del Número Mínimo de Individuos de los restos identificados (Elaborada por Heriberto Esperanza).

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4.8. Aproximaciones estadísticas

En toda la muestra ósea utilizada para la investigación son unas cuantas especies que sobresalen de los demás por el número de restos que se lograron identificar, para mostrar los resultados realicé una serie de representaciones gráficas de las partes anatómicas recuperadas, ya que esta es una forma muy útil de mostrar los datos obtenidos (Chaix y Meniel, 2005: 173) uno de ellos es la tortuga (Kinosternon integrum) ya que la gran cantidad de piezas de caparazón que se registraron que fue un total de 147 se determinó que están un mínimo de 14 individuos, por las distintas piezas del caparazón que se identificaron (figura 59), también la liebre (Lepus sp.) es un animal bastante representativo en la muestra y las partes anatómicas determinaron cuantos individuos resultan en la arqueofauna del sitio (figura 60), el perro (Canis familiaris) (figura 61) es otra especie bien posicionada en el registro de El Ocote y aunque sean solo cuatro individuos que resultaron de la cuantificación del Número Mínimo de individuos es uno de los animales más abundantes y por último está el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) (figura 62) también con un amplio registro en la colección además de tener una variedad en sus partes anatómicas representadas. De estos cuatro animales se pudo sacar una relación entre el número de restos y el Número Mínimo de Individuos de tal forma que se puede observar la predilección de algunos animales representados en la gráfica (gráfica 14).

Figura 59. Presentación gráfica de las partes del caparazón que se contabilizaron en esta investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza) nota: la parte negra de la figura es el fondo del caparazón.

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Figura 60. Presentación gráfica de la cantidad de partes anatómicas identificadas en la investigación de liebre (Lepus sp.) (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Figura 61. Frecuencia de las diferentes partes anatómicas de perro (Canis familiaris) en la investigación Elaborado por Heriberto Esperanza).

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Figura 62. Frecuencia anatómica del venado cola blanca (Odocoileus virginianus) registrada en la investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Gráfica 14. Relación entre el número de restos identificados y el Mínimo Número de Individuos de los animales con mas abundancia en la muestra (Elaborado por Heriberto Esperanza).

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La grafica anterior nos muestra cuales son los animales más abundantes dentro de la muestra, ya que la tortuga está sobre los demás animales por tener más restos, seguido está el venado con un mínimo número de individuos de cinco y con cuatro están la liebre y el perro, este conteo se hizo para saber cuáles especies fueron más escogidas por los pobladores de El Ocote.

Figura 63. resultados totales tanto factores naturales como factores culturales en todas las especies descritas en esta investigación (Elaborado por Heriberto Esperanza)

Podemos observar en la figura 63 todos los factores que se analizaron en cada uno de los huesos analizados en esta investigación y así poder interpretar varios aspectos, las tortugas el 89 % de toda la muestra no presenta marcas de corte ya que solo el 11% sí presenta marcas de corte o de fractura, pero si de alteración térmica se habla, casi el 59% de la muestra se encuentra cocida y otro 39% presenta marcas de asado o de quemado lo que nos da pie a pensar que es probable que la cocinaron en ese lugar y que estuvo expuesta a calor en una olla. Hablando de la grafica anterior podemos darnos cuenta que toda la muestra de huesos de liebre, 34 de ellos presentan marcas de corte lo que nos indica que fueron destazados en el lugar, al igual que otros lepóridos como los conejos de audubon y los

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conejos del Este que presentan más huellas de corte y fractura, además que la mayoría de los huesos estuvieron expuestos al calor intenso, la mayoría de ellos son huesos largos, junto con escápulas y costillas (Figura 60). En los restos de que se tienen identificados de perros hay una equivalencia ya que 24 huesos presentan algún tipo de corte mientras que 34 no presentan huella alguna, pero además muestran signos de haber sido expuestos al fuego, es importante mencionar que al igual que los demás animales que están expuestos al calor, algunos de los huesos de perro presentan una textura como pulida ya que ese es indició de que estuvieron inmersos a agua caliente lo que le da su textura suave, también la gran mayoría de los huesos registrados de perro son parte de huesos largos tal como se muestra en la figura 61. Los venados es otra especie que está presente en la muestra y de los 68 huesos que se registraron 37 de ellos presentan marcas de corte o de fractura, además de estos huesos 54 tienen indicio de que fueron sometidos a altas temperaturas, en cuestión de las partes anatómicas, tal como lo podemos observar en la figura 62, lo que más se registró fueron fragmentos de huesos largos y escápulas, esto nos indica que solo llegaron partes del animal al sitio y que es posible que lo destazaron en el lugar de la cacería debido a que los cortes se presentan en zonas distales y proximales de dichos huesos.

Existen especies que considero intrusivas dentro de la muestra ósea, este es el caso de los ratones de campo (Neotoma sp.) y las ardillas (Otospermophilus variegatus) ya que su existencia dentro del registro es limitada, el primer animal solo cuenta con 5 huesos de los cuales 3 son partes de mandíbula, de ardilla solo es un hueso, los considero una especie instrusiva por las marcas de roído que tienen la mayoría de los huesos ya que estos animalitos al momento de afilar los dientes (véase capítulo 2) se aprovechan de los huesos depositados en contexto para afilarlos o para sacar algunos nutrientes.

99

4.9. Distribución de los restos óseos en el contexto arqueológico

Para esta distribución se utilizó los datos provenientes de la excavación para así situarlos en el espacio, se dividió la información en distintos planos de distribución que así ayudaran en la tarea de identificar las posibles áreas de actividad en el contexto del área domestica. Las tortugas tienen un amplia distribución en la zona domestica del sitio, pero la mayor concentración esta a las afueras de la plataforma y cerca de un fogón en los cuadros N-2, N-3, N-5, N-6, N-10, N-12, N14, M-1, M-5, M-6, L-1, L-4 Y H-6 y 7 lo cual es interesante ya que los fragmentos de caparazón que están asados y cocidos se encuentran más cerca de dicha área, a medida de que se alejan del fogón solamente se encuentran los fragmentos cocidos o los que no tienen ningún tratamiento (Figura 64).

Figura 64. Plano de distribución de restos de tortuga, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza).

100

Las aves de la familia Odontophoridae ya que no son muchos restos registrados solamente se encuentran en unos pocos cuadrantes cerca de los muros de la plataforma principal, precisamente en los cuadros M-5, M-6, N-5 y N-6, los huesos de estas aves se encuentran en su mayoría (55%) con algún tratamiento térmico ya sea cocido o asado, es probable que estén en una zona de desecho ya que están mezclados con otros huesos de diferentes animales, también los huesos provenientes de las ratas de campo se encuentran en estos cuadros y es muy probable que aquí haya sido su madriguera en donde pudieron aprovechar todos los nutrientes de los huesos aquí depositados (Figura 65).

Figura 65. Plano de distribución de restos de Gallinas de monte y Roedores, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Los lepóridos también están presentes en la muestra ósea y están distribuidos en diferentes cuadros, la mayoría de ellos se ubican en los cuados N2, N-3, N-5, N-6, M-5 y M-6, están mezclados los restos de las tres especies, pero de acuerdo con el análisis los huesos que se encuentran fracturados están en los cuadros N-5 y N-6 los cuales están fuera de la plataforma lo que nos puede decir que están en la zona de desechos, también esta zona es la que tiene los huesos más fragmentados (Figura 66).

101

Figura 66. Plano de distribución de restos de Lepóridos, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Los perros se encuentran en los mismos cuadros que los demás restos, es decir en los cuadros M-5, M-6, N-5 y N-6, lo que nos indica que es posible que también fueron utilizados como alimento, solo un resto pertenece a un cuadro muy alejado y se encuentra en el cuadro C-8 (Figura 67).

Figura 67. Plano de distribución de restos de Canis familiaris, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza).

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Por último tenemos a los miembros del orden Artiodáctyla que tenemos huesos de estos animales en una localización similar a los demás que son los cuadros M-5, M-6, N-5 y N-6 pero además tenemos fragmentos localizados en los cuadros L-1 y L-4 los cuales se localizan más cerca de fogones, los huesos de estos dos últimos cuadros pertenecen a fragmentos de cráneo de venado, lo que nos puede indicar que fue una zona de preparación o de decapitación del animal, estos fragmentos se encuentran asados, los huesos de pecarí se encuentran igualmente en los cuadros M y N (Figura 68).

Figura 68. Plano de distribución de restos de Artiodactyla, la silueta nos indica en que cuadro de la excavación provienen los restos analizados (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Todos los restos parecen estar en una localización similar, tanto fuera del muro de la plataforma como dentro de la misma, además de algunos restos cerca del fogón localizado en el cuadro M2. Es probable que se delimiten tres áreas de actividad en la unidad doméstica de El Ocote que son el área de preparación o destazamiento de los animales que se localizaría entre los cuadros M5, N5, M-6, L-5 y L-6, debido a que ahí se encuentra la mayor parte de los restos óseos con marcas de corte o fileteado la zona de consumo de carne cerca del fogón y también se encuentra la zona de desechos en las afueras de la unidad habitacional que se ahondara más en el tema en el capítulo siguiente.

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Lo que nos queda muy claro es que hay algunas especies que se utilizaron más en cuestiones alimenticias tal es el case de la tortuga, el venado, el perro y la liebre, no solo por el hecho de ser los animales con más restos óseos en la muestra sino porque en proporción al total de cada animal existe una mayoría que tiene huellas de aprovechamiento humano, tanto con cortes en los huesos como en marcas de exposición al calor. Si lo ponemos en una balanza casi el 70% de la muestra son animales que el humano utilizó y aun utiliza para su consumo, añadiendo también las otras especies como conejos y pecaríes que en menos número están en el sitio pero que también se utilizaron como alimento y elaboración de herramientas.

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Discusión 5.1. Los ambientes en tiempos del sitio En este estudio se identificaron diversas especies que corresponden a ecosistemas variados, de entre éstas tenemos al único reptil identificado que tiene su hábitat en las zonas de matorrales y en los arroyos de poca profundidad, las aves de la familia Odontophoridae las cuales viven en ambientes boscosos de pino-encino, los mamíferos herbívoros pequeños como los son las liebres, los conejos, las ardillas y las ratas de campo que su hábitat principalmente son los matorrales o los pastizales semiáridos principalmente, el mamífero mediano como lo es el pecarí que su hábitat es amplio como lo describí en el capítulo 4 y el mamífero de grandes dimensiones que es el venado cola blanca que vive en zonas boscosas de pino-encino, por otro lado están los carnívoros como el lobo mexicano que tenía la posibilidad de habitar zonas semiáridas y bosques templados 1, los coyotes que tienen un hábitat bastante amplio como bosques, desiertos, matorrales y pantanos y los perros domésticos (Tabla 5).

1

Información de: http://conabio.inaturalist.org/taxa/197859-Canis-lupus-baileyi http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000116&titulo=Lobo_gris_mexi cano_(Canis_lupus_baileyi) 105

Especies identificadas en la

Nombre común

Hábitat correspondiente

Kinosternon integrum

Tortuga casquito

Zonas de matorrales

Odontophoridae

Codorniz

Bosque de pino-encino

Lepus sp.

Liebre

Zonas de mezquitales y pastizales

Sylvilagus floridanus

Conejo del Este

Zonas de pastizales

Sylvilagus audubonii

Conejo de Audubon

Zonas de pastizales

Neotoma sp.

Rata de campo

Zonas de matorrales

Otospermophilus variegatus

Ardilla de las rocas

Cañadas y acantilados

Canis familiaris

Perro doméstico

Doméstico

Odocoileus virginianus

Venado cola blanca

Bosque de pino-encino, cerca de

muestra

cultivos Tayassu tajacu

Pecarí de collar

Desde bosques de pino-encino hasta desiertos

Tabla 5. Listado de especies en la muestra y sus hábitats correspondientes (Elaborado por Heriberto Esperanza).

Todas las especies que se mencionan en esta investigación se encuentran relativamente cerca del sitio, si bien veo a El Ocote como un gran campamento base o un lugar de pernocte debemos ver los siguientes puntos en cuanto al consumo de los animales: Empezaremos con las tortugas, debido a que es una especie de fácil captura, es posible que esa tarea fuera encomendada a los niños o a las mujeres debido a la facilidad de su búsqueda y de su captura, en los alrededores del sitio se encuentran algunos arroyos de un cauce bajo y de muy poca profundidad en donde los habitantes las pudieron haber encontrado Para las especies de conejos y de liebres su caza podría darse de la siguiente manera, tal como sucede en sociedades del suroeste norteamericano (Badenhorst y Driver, 2009: 1838) para la misma temporalidad en la que se encuentra el sitio de El Ocote (500- 900 A.D). Los conejos y las liebres juegan un papel determinante en la alimentación de la 106

población local, no sólo porque es un cambio importante en la dieta sino que las formas de cazarlo son muy especiales, es posible que alrededor del sitio sembraran algo de maíz 2 u otras plantas mientras estaban establecidos hasta que llegara la hora de mudarse a otro de sus campamentos, en ciertos momentos los mamíferos pequeños como los conejos o las liebres se acercaran a los cultivos que recién estaban siendo regados y ahí los cazaban, otra posibilidad es que salían del sitio a buscar las madrigueras de estas especies sabiendo que son fáciles de cazar colocándoles trampas o con algún otro método como el “rabbitstick” (Valdés, 1995: 88) que consistía en un palo que se utilizaba para golpear al conejo en cuanto saliera de su madriguera o en carrera para así matarlo y llevarlo consigo. Tanto las ardillas como las ratas de campo se podría utilizar el mismo método de caza, es muy probable que haya ardillas de las rocas alrededor del sitio de El Ocote debido a que los ambientes que necesitan son pequeños acantilados o algunos cañones y cañadas, la rata de campo podría utilizarse también como alimento aunque no posee cantidad vasta de carne, aunque en la muestra los restos registrados nos dan la pauta para pensar que después de desocupado el sitio se utilizó como hábitat de estos animales los cuales construyeron sus madrigueras. Dos especies animales incluidas en la muestra son más probables que necesitaran un traslado de lugar para su caza, los venados cola blanca, los pecarís de collar y las codornices, ya que ambos su ambiente preferido son los bosques de pino encino y algunos se encuentra en algunas serranías, existen dos zonas boscosas cercanas al sitio: la Sierra del Laurel que se encuentra aproximadamente a 8 Km al Oeste del sitio y la Serranía del muerto que se encuentra a 11 Km al Noreste (Figura 69). Es posible que un grupo de cazadores fuera a las serranías por un periodo determinado a cazar estos animales ya que se necesita tener trampas y además ser un muy buen cazador para obtener una cacería productiva.

2

Comunicación personal Arqlga Ana Pelz 107

Figura 69. Zonas aledañas al sitio en las cuales son más abundantes los recursos faunísticos descritos en la investigación, al Oeste la Sierra del Laurel y al Noreste la Serranía del Muerto, en círculo azul se encuentra parte del rio Aguascalientes (Tomada de Google Earth, modificada por Heriberto Esperanza).

5.2. ¿El Ocote como campamento? De acuerdo al estudio realizado por Macías (2007: 31) en donde cataloga a los sitios arqueológicos de los alrededores de la Sierra del Laurel, se denominan como sitios A los que tienen entre 50 a 100 estructuras con presencia de montículos, B los que tienen entre 2 a 20 estructuras con presencia de montículo y C los que presentan entre 2 a 20 estructuras sin presencia de montículo; es posible que el sitio de El Ocote se encuentre clasificado como sitio B y tal como lo menciona Pelz (2004: 39-41) en las excavaciones realizadas en la zona habitacional se han registrado un significativo número de elementos cerámicos, tales como ollas con decoración rojo/crema con una banda de color rojo al exterior de aproximadamente 28 cm de diámetro, además de bordes curvo-divergente con labio engrosado y decoración rojo/crema de un diámetro de 24 cm y bordes curvo y recto-

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divergentes con acabado en café, crema y rojo/crema de un diámetro de la boca de 30 a 35 cm alguna de su decoración es al exterior e interior de rojo y negro negativo/ crema, negro/café, negro y café rojizo/ café, blanco, negro y rojo/crema y negro/rojo, también algunas ollas presentan motivos de círculos pequeños concentrados y separados por líneas semionduladas en rojo y negro negativo/crema (Pelz, 2004: 41), cajetes realizados con pasta café compacta, café fina y gris. Se tienen cajetes recto-divergentes, curvoconvergentes y de silueta compuesta; monocroma roja, negra, café y crema; bícromos rojo/café, rojo/bayo (Figura 70 y 71) o crema y negro/café de un diámetro de 5 a 13 cm (Pelz, 2004: 39), platos hechos con una pasta café los cuales son de color crema o rojo/café con un diámetro de 13 a 21 cm (Figura 72), cazuelas de paredes curvo divergentes de colores crema, rojo/crema y rojo/café con un diámetro de 38 a 41 cm y vasos de paredes rectas de color negro pulido, además de bordes revertidos con acabados en negro, crema, café oscuro, rojo/café y rojo bruñido, rojo y negro/café de un diámetro de 10 a 22 cm y también algunas piezas cerámicas con el tipo de decoración Pseudocloisonné con motivos geométricos como triángulos círculos líneas y grecas con colores como el negro, rojo, verde naranja y café todos ellos guardan algo en común, que son material diagnóstico para Los Altos de Jalisco ya que se encuentran fechados entre el 600-900 d.C.

Figura 70 y 71. Cajete Rojo/bayo registrado en excavaciones en la zona habitacional (Tomada de Pelz, 2005: 70).

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Figura 72: Base de plato con decoraciones al negativo (Tomada de Pelz, 2005: 74).

Con todos los elementos cerámicos que describimos es posible inferir como se utilizaron para el consumo de las especies descritas, ya que podría haberse hecho caldos de conejo o de liebre en las ollas ya mencionadas, además de estos mamíferos pequeños también pudieron utilizar a las tortugas para realizar caldos, en comparación de los demás animales los restos de caparazón de tortuga son más comparados individualmente por especie. Además se pudieron cocer perros debido a que algunos de los restos de cánido doméstico se encontraban con un pulimiento lo que es marca característica de que estuvieron en contacto con calor por medio de agua, también algunos de los restos de venado tienen este mismo tratamiento de cocción en sus huesos. Tal como el título lo dice, es posible que el sitio de El Ocote pudiera fungir como campamento provisional de algunos grupos (en especial por grupos de la cultura Bolaños y de Los Altos de Jalisco), esto en principio de cuentas por la amplia gama de piezas de 110

cerámica, pero basándonos sobre todo en las evidencias arqueozoológicas ya que es posible que no solamente hayan utilizado el sitio los grupos sedentarios, sino también algunos grupos de cazadores recolectores, esto debido al modelo de subsistencia realizado por Valdés (1995: 71) mencionado en el Capítulo 1, si nos retomamos a ese cuadro podemos observar que la mayoría de las especies registradas corresponden a dos épocas del año en particular, que son la primavera y el verano. Pongamos un ejemplo claro del sitio, los conejos que para los grupos cazadores recolectores son principal fuente de alimento en la primavera junto con otros alimentos, los tenemos en una cantidad mucho menor que los alimentos consumidos en verano, como son los pecarís, venados, las codornices y las tortugas de tierra, eso corresponde bastante bien con lo descrito en la muestra, esto lo mencionamos de acuerdo a la tabla del Capítulo 1 donde hablamos del ciclo de los cazadores recolectores explicado de Valdés (1995: 71). Es posible que la convivencia en el sitio haya podido ser mutua, me refiero a que grupos pequeños de comerciantes o de viajeros de la cultura bolaños o sus alrededores que llevaban consigo la cerámica para preparar los alimentos durante el viaje se quedaran por un tiempo indeterminado en el sitio y que a su vez se encontraran con los grupos cazadores recolectores del Norte (Figura 73).

Figura 73. posible línea de recorrido de pobladores de la Cultura Bolaños y de grupos Cazadores- 111 recolectores (Tomada de Google Earth: Modificada por Heriberto Esperanza).

No sonaría muy descabellado pensar que en algún momento pudieron haber convivido en paz grupos sedentarios con cazadores-recolectores, más aún como lo explicamos en el capítulo 1 que la comida o el comer es una actividad social que implica muchas explicaciones rituales alrededor de los alimentos y de cómo prepararlos. Esta podría ser una estrategia híbrida de subsistencia, en qué consistiría: En la interacción de dos grupos que comparten alimentación e instrumentos para hacerlo, es una forma de ayudarse a conseguirse los alimentos, mientras que el sitio sirve como un campamento para los grupos cazadores recolectores y los hombres salen a las serranías a cazar los grupos sedentarios se quedan a sembrar un poco de maíz y de frijol o a cazar algunas presas más pequeñas o como lo mencionamos al principio de este capítulo es posible que entre esta misma interacción las mujeres de ambos grupos salgan a colectar algunas especies y se lleven a sus hijos con ellas. Esta estrategia se pudo haber llevado a cabo durante algunas generaciones y así la alimentación pudo haber unido estos dos grupos.

5.3. Las áreas de actividad del sitio

De acuerdo con lo anterior explicado en el capítulo 1 y de la disposición del material óseo descrito en el apartado 4.9 acerca de los componentes que un área de actividad deben de tener y con el análisis de las marcas tafonómicas de cada uno de los elementos óseos registrados en esta investigación aunada con los datos que la cerámica nos puede proporcionar podemos inferir las que están presentes en el sitio (Figura 74):

1- La zona de destazamiento se podría ubicar en el centro de la zona habitacional ya que es donde se han encontrado más huesos solo con marcas de corte pero sin ninguna alteración térmica y debido a la representación gráfica descrita en el capítulo 4 muchos de los animales grandes eran preferidos en trozos o filetearlos en la zona de caza y aquí solo se terminaban de preparar pero a los mamíferos

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pequeños si era posible que los destazaran en esta zona se encuentra en los cuadros: M-5, M-6, L-5 y L-6.

2- La zona de consumo y de preparación es donde se encuentra uno de los fogones y en donde más restos óseos se han registrado, en esta área hay huesos con diferentes alteraciones térmicas desde huesos cocidos hasta huesos quemados, todas las especies corresponden a especies comestibles y se ubica en los cuadros: M-1, M-2, L-1 y L-2.

3- La zona de manufactura es posible que se desarrolle en dos zonas de la unidad habitacional, esto lo infiero debido a que la mayor cantidad de elementos denominados como “hueso trabajado” se encuentran dentro de la plataforma y en la zona central de la unidad habitacional, la segunda también relacionada con el registro de abundantes lascas de sílex y desechos de talla de lítica ubicada en los cuadros: M-3, L-7, L-8 y L-11.

4- La zona de desecho, por acción de la deposición de los sedimentos y la alteración del clima hace que muchos elementos arqueológicos sean arrastrados a la parte más baja de un lugar, pero también es posible que las personas tengan un espacio determinado para desechar su basura, la zona que yo considero es la de desecho es la que se encuentra en la parte superior izquierda de la plataforma principal, por un lado debido a la alta cantidad de huesos entremezclados pero además que ahí muchos de ellos presentan huellas de masticado por carnívoros, posiblemente los perros que acompañaban a la gente de Bolaños en su travesía comercial hacia otras ciudades o los mismos cazadores recolectores traían sus mascotas y ahí les ofrecían parte de la cena ubicada en los cuadros: N-1, N-2, N-3, N-4 y N-5.

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Zona de desecho

Zona de consumo

Zona de destazamiento

Zona de manufactura

Figura 74. Análisis espacial de la excavación e identificación de las posibles áreas de actividad (Dibujo realizado por Jorge Jiménez, modificado por Heriberto Esperanza).

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5.4. Contextos habitacionales en el estado de Aguascalientes

En el estado de Aguascalientes hay dos sitios arqueológicos en los cuales la investigación

arqueológica ha dado resultados muy similares a los de El Ocote que nos podrían dar una visión un poco más amplia de los posibles patrones de consumo en las especies animales del estado, los sitios son Santiago y La Montesita. En ambos casos la arqueofauna se registró en contextos habitacionales con lo cual se hace una perfecta comparación a los restos registrados en esta investigación.

5.4.1. La Montesita El sitio de la Montesita se encuentra en el Municipio de Asientos en un terreno muy escarpado y de difícil acceso, la vegetación es predominantemente matorrales y mezquites, en algunos puntos se encuentran grandes concentraciones de nopales y muchas cactáceas, está cerca del área denominada como El Llano, en este sitio como lo mencioné en el capítulo 1 se han realizado varias temporadas de campo (2011, 2012, 2013 y 2014) en las que ha habido excavación y prospección. En las temporadas de prospección (2011 y 2012) se registraron 146 fragmentos de hueso que en su mayoría (133) pertenecen a humano y solo 13 corresponden a fauna; de la fauna registrada en prospección los resultados mostraron que 2 huesos serán de mamífero, 1 pertenecía a una liebre (Lepus sp.) 1 pertenecía a un perro (Canis familiaris), dos de los huesos solo se pudo identificar el orden Artiodacyla, 4 huesos son del género Odocoileus, dos huesos son de venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y un hueso es de toro (Bos taurus). El material registrado en las temporadas de excavación (2011 y 2013) (Figura 75) dio resultados completamente distintos a los de prospección, ya que la muestra está integrada por 207 restos, de toda la muestra la especie que mas restos óseos indicó fue de la liebre con un total de 58 (Pelz et al, 2014).

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Figura 75: Cuadro que muestra la proporción de restos registrados y su proporción en las temporadas de excavación en el sitio de La Montesita (Tomado de Pelz et al., 2014: 128).

5.4.2. Santiago Es un sitio localizado en el Municipio de Pabellón de Arteaga, en el poblado llamado Santiago, el cuerpo de agua más importante en la actualidad es la Presa del Jocoqui que se encuentra a menos de 200 metros del sitio y el clima es semiseco templado, la cubierta vegetal predominante son los matorrales crasicaules, entre la vegetación predominante son el huizache (Acacia sp.), gatuño (Mimosa monancistra, M. warnockii), sangregrado (Jatropha dioica), cabellos de ángel (Calliandra eriophylla), limpia tunas (Gymnosperma glutinosum), engordacabra (Dalea bicolor), cenicilla (Zaluzania angusta var. angusta), mezquite (Prosopis laevigata) y varadulce (Eysenhardtia polystachya) (Nicolás, 2004: 31).Durante la temporada de excavación del 2011 realizada en la zona habitacional en la estructura 53 y 53A (Figura 76) se registraron 141 restos de fauna, de los cuales las especies más representadas en la muestra son las tortugas (Kinosternon sp.) con 17 restos, liebres (Lepus sp.) con 10 restos, perro (Canis familiaris) con 8 restos y 95 restos de ejemplares del orden Artiodactyla 50 de ellos solo se logro identificar el orden, 18 se registraron con la especie Odocoileus sp. y 27 identificados con la especie Odocoileus virginianus (Pérez et al., 2014: 119). 116

Figura 76: Cuadro de restos identificados en las temporadas de excavación en el sitio de Santiago tomado de (Pérez et al., 2014: 120).

5.4.3. La comparación de los tres contextos

La comparación que podemos hacer de los tres contextos es que están aprovechando recurso local y que está cerca de sus áreas de asentamiento, pero existen ciertas diferencias entre ellos, por principio de cuentas los dos sitios aunque se encuentran en el mismo estado parecen ser de dimensiones mucho mayores al sitio de El Ocote. En el sitio de La Montesita el recurso que más se está aprovechando es el de la liebre (Lepus sp.) ya que en el registro se encuentra 58 restos de este animal en una colección de 207, después le siguen los venados, los conejos y al final las tortugas ya que tienen un número muy bajo de restos en el sitio, el consumo de liebre entre la zona excavada en La Montesita es muy parecida a la cantidad analizada en El Ocote y nos podemos preguntar si estos sitios tenían el mismo comportamiento en relación al consumo de este animal o si se debe a otros factores como que en La Montesita la agricultura ya es una constante y por ende los mamíferos pequeños 117

como Lepóridos (liebres) se acercan a las cosechas y ahí aprovechan para cazarlos como lo mencionado de la caza de jardín. En Santiago el recurso animal que parece que más se utiliza es el de la carne de venado (Odocoileus virginianus), en menor cantidad la liebre y en una cantidad mucho menor al perro y a la tortuga, es curioso que en el sitio de Santiago (o por lo menos en la unidad habitacional excavada) la tortuga sea un alimento muy poco aprovechado ya que si recordamos se encuentra a muy poca distancia de un río que en la actualidad lo han convertido en una presa y que en tiempos prehispánicos sería un recurso de gran utilidad para así poder aprovechar recursos acuíferos. Es posible que de acuerdo al apartado del capítulo 1 en el que mencionamos algunas de las especies preferidas de las sociedades cacicales el sitio de Santiago quede en estas características debido a las especies presentes en el contexto arqueológico de esta unidad habitacional que si bien es una muestra pequeña es una aproximación a como la gente de este sitio utilizaba el recurso animal.

En ambos casos los sitios con dimensiones mayores a las de El Ocote existe un aspecto muy importante a mi parecer y es el poco uso que se le da a la tortuga como recurso ya que en los dos su número de restos es muy bajo a comparación con el encontrado en El Ocote y esto se puede deber a dos cosas, la primera es que tanto La Montesita como en Santiago los recursos acuáticos eran escasos o no les daban la importancia a estos animales como para ser comidos o simplemente el sabor no era bueno, de cualquiera manera El Ocote supo aprovechar bastante bien este recurso que parece ser uno de los más utilizados por todas las personas que llegaban a acampar dado por su facilidad de conseguirlo como por su contenido energético. Además de que todo el recurso animal utilizado es de procedencia meramente local ya que existen bosques y zonas llanas cercanas a los tres sitios en donde las especies descritas pudieron ser cazadas (figura 77). Esto a la larga podría desencadenar problemas al medio ambiente por la sobreexplotación de este animal, aunque juzgando por lo ya mencionado de que si se tratasen de grupos cazadores-recolectores entonces tratarían de mantener un equilibrio en su entorno.

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Es posible que dado que los tres sitios se encuentran a una distancia es posible que haya habido intercambio de comida, ya que es una zona donde en algunas temporadas llueve relativamente poco la comida puede escasear, pero para esto se necesitarían estudios más a fondo acerca de los posibles cambios climáticos que pudieron haber sucedido. A diferencia de El Ocote los otros dos sitios se consideran entre grupos sedentarios, ¿es posible que en algún momento también los habitantes de los otros dos sitios ocupasen éste como campamento provisional? O ¿era tal la importancia en cuestión de posición estratégica el sitio para que mas grupos se reunieran aquí? Dado que hablamos que El Ocote es más un sitio de paso que un asentamiento permanente es pertinente aclarar que considero por todas las evidencias arrojadas en esta investigación que en el sitio se pudieron encontrar dos tipos de subsistencia, la de grupos sedentarios y la de grupos cazadores recolectores, llevando así un posible nuevo modelo para explicar estos métodos que sería el modelo híbrido de subsistencia.

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Figura 77. Posibles áreas de obtención del recurso animal en los tres sitios descritos, los círculos y flechas azules corresponden a obtención de recursos acuáticos y los círculos y flechas rojas corresponden a recursos terrestres (Tomada de Google Earth modificada por Heriberto Esperanza).

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Consideraciones y conclusiones Al principio de esta investigación se plantearon diferentes objetivos a realizar con respecto a nuestra problemática de estudio, el objetivo principal fue entender la relevancia del recurso animal en el sitio para observar patrones de consumo y llegamos a la conclusión de que se lograron diferenciar algunas preferencias en la ingesta de diferentes especies, así como en la comparación de sociedades cercanas al sitio de El Ocote se lograron diferenciar que especies se consumían en determinadas épocas del año, además logramos proponer la nueva interrogante acerca de la posible interacción de diferentes grupos que convivían en este sitio ya que con la ayuda de cerámica fue posible realizar esta interrogante. Hubo también objetivos secundarios que ayudaron a llevar por buen camino esta investigación, el primer objetivo fue saber qué especies se encuentran en el registro arqueozoológico en El Ocote y fueron: tortuga casquito (Kinosternon integrum), gallinas de monte (Odontophoridae), liebres (Lepus sp.), conejos de este (Sylvilagus floridanus), conejo de Audubon (Sylvilagus audubonii), rata de campo (Neotoma sp.), ardilla de las rocas (Otospermophilus variegatus), perro (Canis familiaris), venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y pecarí de collar (Tayassu tajacu).En un total se registraron 469 restos y de ahí se hizo la estimación para dar un total de 38 individuos haciendo el conteo del Número Mínimo de Individuos. La mayoría de los huesos analizados en la muestra mostraron signos de haber sufrido alteraciones térmicas abarcando desde los que estaban cocidos, asados y quemados, también se analizó en todos los huesos diferentes marcas tafonómicas como las naturales que abarcaron mordeduras, raíces o intemperismo, etc. y las marcas culturales que son las de corte, fractura etc., con esto dos de los objetivos secundarios también resultaron completamente abarcados. Como último objetivo secundario planteamos la posibilidad de observar áreas de actividad y fue posible delimitar tres, un área de descuartizamiento, una de consumo y una de desechos.

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Una de las hipótesis planteadas al inicio de esta investigación nos habla que los pobladores de El Ocote que podían obtener recurso animal por diferente medio y que era posible que se valieran mas de los animales lentos como tortugas o mamíferos pequeños, o bien hablaba de la cacería de animales grandes en zonas aledañas, pues de acuerdo con lo demostrado en los resultados fue posible corroborar la hipótesis que consumían mucha carne de tortuga, pero también nos arrojó datos que se consumía mucho perro a la par de mamíferos pequeños como los conejos, otro dato que arrojó fue que animales como las gallinas de monte fueron utilizadas poco como alimento al igual que los pecaríes. Otra de las hipótesis fue que era fácil la localización de algunas zonas de actividad en la zona habitacional, lo cual no es del todo cierta, ya que se tuvo que realizar varios mapas de distribución y hacer un análisis cuidadoso de todas las marcas culturales para así poder decir una aproximación de dichas zonas, las cuales como lo mencioné fueron 3. El sitio de El Ocote nos da una pequeña ventana hacia cómo las sociedades de esta parte de Mesoamérica se desenvuelven en cuestión a formas de obtener alimento, la posible convivencia y la adaptación de dos formas de subsistir son unos ejemplos de que a veces los grupos culturales necesitan de otros para poder realizar mejor sus tareas más básicas como los son el cazar y preparar sus alimentos, así como podemos corroborar las hipótesis de cómo pudieron convivir estos grupos respecto a sus alimentos, también saltan otras interrogantes acerca de ¿cuál fue el periodo de ocupación del sitio?, o también la interrogante de que si mas grupos pudieron haberse asentado aquí provisionalmente además de los grupos del complejo bolaños como lo mencioné, este estudio nos habla también de que el estudio de la fauna nos ayuda a comprender con una perspectiva diferente de acuerdo a su forma de cazar o de comerse a los animales. En comparación con otros sitios donde se realizó investigación arqueozoológico como en ejemplo del sitio de Electra en donde solo se hizo el registro de las especies esa investigación puede ayudar a entender las dinámicas sociales y la organización que se requería para realizar las actividades de cacería. La arqueología en Aguascalientes está prácticamente empezando a tomar relevancia porque se ha llevado a cabo de manera más amplia desde el año 2000 en el que Ana Pelz

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inicio excavaciones intensivas en el sitio de donde proviene el material para esta investigación, es por eso que se deben de tomar varias consideraciones antes de tener conclusiones. Además del estudio arqueológico en esta entidad donde se tenía la creencia que solo había Chichimecas o que todos eran barbaros, también se tiene que pensar en que la arqueozoología a veces llega a pasar a segundo término o que no se le toma la debida importancia cuando se realiza una investigación arqueológica, porque desde hace casi 30 años en que esta disciplina se viene realizando de manera más obvia en todos los proyectos, además de que ya no solamente el estudio de la fauna se remonta a solo apéndices en un informe técnico o solamente listados de especies registradas entre los materiales, la constante investigación arqueozoológica en los sitios ayuda a que vayan mejorándose las metodologías e ir enriqueciendo el acervo bibliográfico de investigaciones en el ámbito de la relación que tiene el hombre con los animales a través del tiempo. Otro aspecto que podemos considerar de esta investigación es que la alimentación y el uso de los animales y su relación con ellos juegan un papel muy importante en las acciones humanas ya que todas las personas nos sentamos a comer en algún momento del día y en estos momentos son los que podemos interactuar con las personas más allegadas a nosotros o también cuando vamos a restaurantes. En tiempos prehispánicos la comida y los animales en ella jugaban un simbolismo muy importante no solo al momento de comer, sino desde antes, cuando los cazadores más experimentados o los más jóvenes se pudieron haber reunido para planear la cacería, quien iría por el flanco derecho y quien por el izquierdo, tal vez decidiendo quien sería quien matara al animal, ya después de haber cazado al animal, tal vez un pecarí o un venado en el bosque se empiece a discutir quien tendría el trozo más grande de la presa.

Las áreas de actividad son un tema muy poco visto en las sociedades del Norte de Mesoamérica y en este caso podemos considerarlo uno de relevante importancia debido al trabajo de análisis de los materiales arqueofanísticos junto con el contexto del que fueron recuperados, me refiero a los elementos asociados a estos huesos, como si se encontraron

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cerca de un fogón, o si estaban dentro de una unidad habitacional, ver todas las huellas de corte para interpretar que acciones se llevaron a cabo dentro de la casa para así determinar los que se hizo con esos huesos o si simplemente es un sitio de relleno arquitectónico en donde se encuentran muchos huesos dispersos. También hay que tener muy en cuenta los materiales arqueológicos asociados como la cerámica, ésta es de gran utilidad para determinar el uso de la fauna ya que si la encontramos cerca de un deposito con muchos huesos y si se encuentra con signos de exposición al fuego se puede determinar que se utilizó para hacer caldos u otro tipo de comida. Desafortunadamente una zona de actividad que no se pudo ubicar fue la zona de culto, hubiera sido fascinante ver como utilizaban a los animales como objeto de culto y como los utilizaban en ofrendas. Es importante señalar el trabajo metodológico llevado a cabo para esta investigación dado que se trato de incluir nuevas formas de análisis de los espacios con la ayuda de Sistemas de Información Geográfica como el programa Quantum, esto de la mano con las metodologías clásicas del quehacer de un arqueozoólogo. El sitio de El Ocote desde su primer temporada de excavación hasta la fecha ha sido de gran relevancia para la arqueología de Aguascalientes ya que nos ha enseñado todo el material arqueológico la diversidad que posee pero también que se empieza a ubicar en tiempo dentro de las zonas culturales del norte de Mesoamérica, pero a la vez nos llevan a muchísimas interrogantes con respecto a la disposición espacial de este pequeño sitio y sus posibles relaciones con sitios más grades. Esta investigación puede ayudar a rellenar algunos huecos en el pasado prehispánico del estado, dado que respondemos a la interrogante de cómo es que el poblador del sitio se relacionó con la fauna del lugar y tenemos como respuesta que es posible que varias generaciones de gente proveniente de los sitios de la Cultura Bolaños se hayan establecido en este sitio para tener una zona de acampar de un tiempo determinado, lo decimos por la cerámica recolectada en excavaciones y prospecciones, también es posible que las utilizaran para hacer ciertos platillos como caldos o sopas de productos locales y que los animales registrados en la colección son de procedencia muy local y tal vez de zonas

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cercanas al sitio porque así no necesitarían moverse más de lo necesario para así seguir su camino. Otra respuesta que podemos dar es que es posible que se relacionaran con grupos de cazadores-recolectores ya que esto se responde por el hecho de que haya pinturas rupestres cerca, junto con la posible zona ceremonial que se encuentra a la cima del Cerro de los Tecuanes, esta respuesta tiene como argumento también que durante los trabajos realizados en el sitio se registraron varios apisonados lo que nos puede hablar de diferentes ocupaciones a lo largo del tiempo, otro aspecto con el que llegamos a la conclusión de que el sitio es un gran campamento utilizado por diferentes grupos de personas es por el posible “desorden” en sus elementos arquitectónicos, como lo mencionado en el capítulo 4 se han registrado huellas de poste pero su acomodo no es uniforme o no tiene un patrón que podamos decir que era para solo un techo, sino que son las bases de lo que pudieron ser distintos techos en distintas épocas, además tenemos las huellas de postes de madera, si nos remontamos al capítulo uno en el que hablamos de los materiales utilizados en las casas de los grupos cazadores-recolectores en los que utilizan vigas de madera para sus hogares provisionales, todos estos elementos son los que me dan los argumentos para denominarle campamento provisional y lugar de interacción entre grupos sedentarios y cazadoresrecolectores. Otro aspecto al que llegue como conclusión es al modelo híbrido de subsistencia que consiste en lo siguiente: es la unión de dos sistemas de subsistencia de los que mencioné en el capítulo 1 ya que el sitio está viendo una posible interacción entre varios grupos sociales y la relación que pueda conllevar, ya que si unos se van a cazar a los bosques cercanos, otros miembros se queden a recolectar bayas, frutas y hasta animales, aquí es donde entra la predilección de animales ya que en sitios del mismo estado no está tan presente la tortuga, hablando de otros animales, la preferencia de los conejos me hace suponer que pudieron practicar la caza de ellos a los alrededores del sitio o si bien llegaron a tener plantíos es posible que utilizaran la caza de jardín, los venados es posible que solo hayan traído partes de sus cuerpos al sitio ya que solo se han registrado huesos largos y esto me hace pensar en la posibilidad que los cazaban muy lejos o a una distancia considerable

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del sitio y para evitar el desgaste de estar transportando al pesado animal lo destazaron en el lugar de la muerte. Pero además de estas conclusiones a las que llegué son plausibles que salgan nuevas interrogantes a las relaciones sociales que llevaron a cabo los pobladores de El Ocote y que esta investigación ayude a llenar algunos huecos para así tratar de entender como fueron los comportamientos de estas sociedades mesoamericanas. Aun falta mucha investigación y exploración del sitio y esta muestra es solo una pequeña ventana a lo que es un sitio de suma importancia para entender la relación del hombre con su medio y como éste influyo en las formas de alimentar de la gente.

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