EL TRABAJO Y LA MIGRACIÓN FEMENINA EN LOS VALLES CENTRALES DE OAXACA, 1950-2000

October 4, 2017 | Autor: Martha W Rees | Categoría: Women's Studies, Work and Labour, Oaxaca (Anthropology)
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EL TRABAJO Y LA MIGRACIÓN FEMENINA EN LOS VALLES CENTRALES DE OAXACA, 1950-2000:1 Martha Woodson Rees (CIESAS-Istmo y Universidad de Cincinnati, Ohio) y Dolores Coronel Ortiz (IIS-UNAM) EL TRABAJO DE LA MUJER Existen muchas ideas acerca del trabajo de la mujer, mas que nada su trabajo ha sido devaluado e ignorado. Por ejemplo, los hombres suelen decir que su esposa no trabaja, y no mencionan su trabajo en la agricultura. Mientras que cualquier persona que sale de la ciudad puede ver las mujeres trabajando en las milpas. ¿Será que están trabajando esas mujeres? Además muchos estudios supone la existencia de un pasado romántico ficticio, donde la mujer se dedicaba a la casa y el hombre proveía del sustento. ¿A caso era así una vez? El presente trabajo tiene el objetivo de confrontar esas ideas con datos sobre el trabajo actual y a lo largo de las últimas décadas de la mujer. Analizamos datos de historias de trabajao de 386 jefas2 en 11 comunidades en los valles centrales de Oaxaca en términos del idioma (zapoteco o español) de la jefa, además el tipo, el lugar (o destino migratorio) y el momento histórica de las diferentes actividades de la mujer. Se incluye un análisis de la migración de las zapotecas a los Estados Unidos.3

Las Crisis Económicas Para contextualizar los procesos de migración y del trabajo femenino, se tiene que plantear los efectos sistémicos de las crisis de acumulación, tanto al nivel mundial, como sus efectos en México. En los 1970s, una crisis estructural trae la desintegración de la forma de acumulación dominante desde la segunda guerra mundial, trayendo consigo una baja en las tasas de ganancias y en el crecimiento económico —una crisis estructural (Brenner 1998; Nash, 2001; Portes 1989:9; Boyer, 1984). Esta crisis generó la reestructuración de la economía mundial, resultado a la que ahora llamamos la globalización. Como respuesta a la crisis, los

Una versión preliminaria se presentó en el Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales, Zacatecas, Zacatecas, 3 al 6 de junio de 2001. Se les agradece a los dictaminadores sus comentarios, y pido disculpas por los errores de redacción. 2 Definimos como jefa a la mujer que se identifica como la cabeza del hogar, independientemente de si exista o no el jefe masculino (en el 15% de los casos las mujeres son las únicas responsables de su hogar, sin cónyuge). Es decir, por jefa de la unidad doméstica, no queremos decir jefatura, mas bien, dejamos que la mujer o la familia nos indicara quien era la jefa de la unidad doméstica. 3 Un defecto en el diseño es que la jefa que se encontraba migrando en el momento de la encuesta no se incluye. Incluimos a los individuos que las jefas del hogar reportaron como residentes permanentes quienes se encuentran fuera de la comunidad: por ejemplo, las hijas que se casaron con personas de otras comunidades de la región y/o de otro estado, o los hijos casados que residen en la ciudad de México. 1

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salarios bajaron y la producción se cambió de sitio, por ejemplo, de los Estados Unidos a México. Los nuevos empleos en los Estados Unidos y Canadá se dan ahora principalmente en el sector servicios. Este proceso de transición ha traído consigo una polarización más aguda de la distribución de los ingresos (Rees y Smart 2001) y consecuentemente una nueva división internacional de trabajo en la cual los inmigrantes conforman el estrato mas bajo de trabajadores en los países industriales (Castells 1980; Portes y Walton 1981), sin el cual no funcionaría la economía de los países industrializados. Estos cambios estructurales han generado efectos diversos en muchas partes del mundo. Algunos países han tenido un crecimiento económico negativo y una inflación hasta del 100%, incluyendo la deuda. Los gobiernos implementaron la reestructuración legal y económica en un intento a resistir los efectos más desestabilizadores, y para promover la recuperación y la confianza internacional. La crisis trajo consigo una intensificación del trabajo, una baja salarial, y una reducción de prestaciones. Un efecto importante ha sido un aumento en la movilidad del trabajo, capital y productos, aunque el trabajo ha sido controlado por las leyes migratorias. En mucho de los casos, el trabajo continúa castigado por su movilidad geográfica, lo cual funciona para abaratar los salarios todavía más, haciendo de las leyes de migración, leyes de salario mínimo. Sin embargo, esta movilidad es parte indispensable de la globalización (Mittelman 1996, Brenner 1998, Castells 1980, Darcy 1992, Drache 1993, Froëbel, Heinrichs, y Kreye 1980). También estos cambios han tenido un efecto enorme en el trabajo femenino (Cerrutti 2000, Elson 1992). En México, el auge económico y las crisis han tenido efectos determinantes en muchos ámbitos de la sociedad: en la estructura de las unidades domésticas, en la política, en la sociedad civil, en las relaciones de género y en el discurso y la ideología. En el periodo de auge (que va desde la segunda guerra mundial hasta mediados de los 1970s) caracterizado como “el milagro mexicano,” cuando el crecimiento de la economía sobrepasaba las tasas en muchas otras partes del mundo. Pero, también se generaron altas tasas de migración rural-urbana como consecuencia de la demanda de trabajo barato en las ciudades, principalmente la Ciudad de México (Bataillon 1972). A mediados de los 1970s, se empezaron a sentir los efectos de la crisis mundial de acumulación cuando México no pudo pagar su deuda; aunado a esto, estuvo la posterior caída de los precios del petróleo, lo que llevó a niveles extraordinarios la deuda externa y a una caída en la tasa de ganancia. Esta situación de gran deterioro de la economía dio un poder extraordinario a los organismos financieros internacionales sobre los gastos internos del país que trajo como consecuencia recortes de subsidios a los sectores sociales, la baja

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salarial, la inflación y la devaluación. Ese contexto llevó al país a cambios sociales, políticos y culturales. Apenas recuperado del choque de la crisis los 1970s, en 1982 México sufrió otra crisis que lo llevó a más recortes presupuestales, más inflación y a otra devaluación del peso. Finalmente, en 1994, el Tratado de Libre Comercio (TLC) tomó efecto, con la intención de facilitar el flujo de (algunos, no todos) bienes a través de las fronteras de México, Canadá y los Estados Unidos. Esta estrategia que tomó el gobierno mexicano, el TLC, para unos ha sido calificado como la salvación económica del país, mientras que para otros significa el deterioro de las condiciones de vida de millones de mexicanos (Cornelius 1992; Moody 1995). Esos procesos de transición económica y política que han experimentado el país han traido una gran inestabilidad y han producido transformaciones en diversas regiones. Nosotros nos preguntamos ¿cuál ha sido la relación entre esos momentos históricos críticos (1975, 1982 y 1994) con el trabajo y la migración femenina en los Valles Centrales de Oaxaca? ¿La crisis ha provocado más migración, una intensificación del trabajo, o ha mejorado los niveles de vida de las familias de la región (Gijón et al. 2000)? Nos interesa conocer los efectos en la vida de la mujer, por ser la persona encargada de la reproducción de la unidad doméstica, pero también por que es una trabajadora plena en las actividades productivas, aunque su esfuerzo y su voz no siempre han sido valorados. Para contestar las preguntas expuestas arriba, primero presentaremos los antecedentes de la migración y del trabajo de la mujer en los Valles Centrales, luego pondremos especial atención a los cambios que manifiesta el proceso migratorio de las mujeres de la región de estudio desde 1950 hasta 1998. LOS VALLES CENTRALES DE OAXACA La región de los Valles Centrales de Oaxaca reúne una gran diversidad ecológica y étnica (de Avila 1992), está conformada por 121 municipios en siete distritos político administrativos:

Centro,

Ocotlán,

Etla,

Ejutla,

Tlacolula,

Zaachila

y

Zimatlán—todos

relacionados en una red de mercados-plaza (Beals 1975, Cook y Diskin 1976) (Figura 1). Es la región más poblada del estado, de acuerdo con los datos del INEGI, concentra el 24 % de la población de la entidad. En los valles (excluyendo la Ciudad de Oaxaca), el 17% (122,349 de 735,334 habitantes más de 5 años de edad) hablan un idioma indígena (principalmente zapoteco) (INEGI 1990), aunque se puede decir que casi toda la población es de origen indígena.4 4

El idioma no es un indicador suficiente de etnicidad, ya que las prácticas "tradicionales" indígenas—guelaguetza, tequio y cargo no son mas frecuentes en comunidades de habla zapoteco que en las de habla español (Rees 2001). Debido a la

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Antecedentes de la migración de los Valles Centrales Aunque los Valles Centrales de Oaxaca han tenido una tasa alta de migración en los últimos años, este fenómeno no es nada nuevo. Oaxaca tiene una de las tasas más altas de migración de zonas rurales a otras áreas de México y los Estados Unidos (Nolasco 1976; Kearney 1995). Desde los años 1940s, o antes, la forma en que se ha ido dando la migración ha sido principalmente en la que los hombres migran solos hacia el lugar de trabajo, dejando a la mujer y a los hijos en la comunidad de origen. Por otra parte, la mujer y los familiares que se quedan son quienes se encargan de la reproducción de la unidad. En los 1950s, la mayoría de los migrantes a la ciudad de Oaxaca venían de las cabeceras de los distritos, localizados en las carreteras principales, y no de comunidades rurales aisladas (Rees, Murphy, Morris y Winter 1991). En los 1950s, los hombres migraban solos a los Estados Unidos como parte del programa de bracero para suplir el trabajo agrícola. Al mismo tiempo, muchas unidades domésticas enteras migraron a la Ciudad de México, durante el auge mexicano; este flujo se vio cortado una vez que vino la primera crisis en los 1970s (Figura 2). A partir de los 1980s, se observa de nuevo un aumento en la migración a los Estados Unidos, relacionada con la crisis económica de 1982 (Stephen 1991) (Figura 3). Algunos estudios realizados, principalmente en los 1990s, en la entidad ubicaban a esta zona en segundo lugar en expulsión demográfica por migración (la expulsión es la migración permanente or temporal fuera del municipio de origen) después de la región de la Mixteca (Nolasco 1976; Labra 1990, Rees et al. 1991, Ríos Vázquez 1990 y 1992). Existe un número importante de comunidades que han intensificado su número de migrantes, sobre todo en los últimos 12 años. La situación de pobreza en que viven estas comunidades campesinas debido a la escasez de tierra de labor, así como a la falta de empleo remunerado y la carencia de servicios educativos motivan la migración. La migración ha tenido efectos demográficos importantes. De acuerdo con la información que nos proporciona el INEGI, de los 11 municipios que corresponde a nuestra área de estudio, entre los años de 1990 y el 2000 cuatro de estos disminuyeron su población. Los municipios de San Jerónimo Sosola, La Compañía y San Antonino el Alto muestran un

ambigüedad en la definición de etnicidad según el idioma que hablan, en este trabajo definimos a los individuos, los hogares y las comunidades según el idioma principal que hablan (zapoteco o español), sin llamarles grupos étnicos.

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significativo descenso y se reduce ligeramente en población San Andrés Ixtlahuaca (Figura 4). El descenso de la población en estos 4 municipios tiene que ver directamente con la expulsión de un número importante de su población. Los datos que nos muestran las genealogías5 nos indican precisamente ese incremento de la migración de los miembros de las unidades domésticas en las últimas dos generaciones. Los tres municipios de nuestra muestra que presentan una mayor reducción de su población (San Jerónimo Sosola, La Compañía y San Antonino el Alto) son los que geográficamente se encuentran más alejados de la ciudad de Oaxaca y tienen mayores dificultades de comunicación en comparación con los otros municipios del estudio, aunque es importante notar que solo uno de ellos es zapoteco. La migración actual es principalmente hacia los Estados Unidos y la Ciudad de México, pero han habido cambios en el destino y en el género de los migrantes en el pasado reciente. Los factores económicos locales así como la demanda externa explican estos cambios. El Trabajo Femenino Muchos autores reconocen la importancia del trabajo de la mujer. Sin embargo, en muchos casos, tanto los académicos como nuestros informantes relegan el trabajo de la mujer al ámbito puramente reproductivo: es trabajo no remunerado de la reproducción de la unidad doméstica, incluyendo la preparación de alimentos y la limpieza—en fin, todo lo necesario para permitir al trabajador remunerado (masculino) reponerse para poder seguir trabajando y, a su vez, para producir los trabajadores que les van a remplazar (a través de la producción y educación de los niños) (ver por ejemplo Meillassoux 1981, Cook y Binford 1990). Los datos de este trabajo explícitamente describen el trabajo productivo de la mujer para poder analizar la naturaleza del ‘trabajo femenino.’ También hemos tenido que reconsiderar la definición de los conceptos trabajo, hogar y ayuda, ya que las mujeres no parecen distinguir entre ellas. Hay feministas que no se escapan de este planteamiento erróneo (ver por ejemplo Bennholdt-Thompson 1981).

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La genealogía, desarrollado por de Teresa (1991) es un análisis de los miembros de la familia, incluyendo los datos demográficos, migratoriós y de trabajo. Tiene la ventaja de describir los cambios através del tiempo, y también sobre los individuos o unidades que han migrado.

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MARCO TEÓRICO Partimos de la idea, basada en el trabajo de Chayanov (1966), que la unidad de producción y reproducción de la familia responde a condiciones externas en la distribución de los recursos que tiene a su disposición; principalmente el trabajo, ya que, en México, y al contrario de Rusia en la época de Chayanov, no hay suficiente tierra agrícola para que los productores puedan ampliar su siembra dependiendo de las necesidades de la unidad. Lo que sí pueden hacer, es intensificar el trabajo de los trabajadores o incorporar nuevos trabajadores (típicamente las mujeres y los niños) a la fuerza de trabajo. Es aquí donde, según Margulis (1979), está la verdadera transferencia de valor: en el trabajo, y no en los productos agrícolas. Cabe notar que hoy en día, la expansión del mercado (o sea, el remplazo de los valores de uso por los valores de cambio—productos industrializados, el trabajo asalariado, la tierra) ha sido tan penetrante que se puede decir que no existe ninguna comunidad, familia o individuo que esté exento de sus efectos—en la valorización del trabajo pagado y no pagado, en la percepción de las alternativas y/o en los valores culturales. Entonces, ¿cómo responde el trabajo femenino a los cambios históricos? EL ESTUDIO Viendo las complicaciones con los conceptos sobre el trabajo de la mujer y la escasa información sobre el tema, diseñamos un proyecto de investigación para recopilar información cuantitativa y cualitativa. Nos entrevistamos con la jefa de la unidad con la intención de recopilar información acerca del trabajo de la mujer de ella misma, su vida, los recursos productivos y cultura; sin dejar por un lado ni la unidad doméstica, ni la comunidad, como unidades de producción y reproducción. También, en cuanto al trabajo, considerando que el concepto del trabajo femenino está bastante desvalorizado (England, Hermsen y Cotter 2000), en nuestro trabajo definimos como trabajo remunerado cualquier actividad que produce bienes de subsistencia, ya sean en especie (por ejemplo productos agrícolas, el trabajo del solar, o la cría de animales de traspatio) o en dinero (comercio o el trabajo asalariado). El trabajo remunerado se distingue del trabajo no-remunerado (o reproductivo) que todas las mujeres realizan—el trabajo del hogar.6 A través de una muestra aleatoria, se eligieron las once localidades de estudio que corresponden a once cabeceras municipales (seleccionadas de 121 municipios) de los siete distritos que conforman los Valles Centrales (ver

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Cabe notar que los autores pecamos en el mismo sentido con la codificación de las categorías el trabajo pagado y trabajo recíproco en los conceptos de trabajo y ayuda en español, ya que para las mujeres, todo es trabajo (Rees 2003).

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Figura 5).7 Las casas fueron seleccionadas también aleatoriamente8 con un mínimo de 30 encuestas por comunidad.9 Con el mismo método aleatorio se eligieron las jefas de las unidades domésticas. Adaptamos y probamos los instrumentos metodológicos propios de otros autores (de Teresa 1991, Rees 1996, C. de Grammont 19*).10 En la encuesta se le preguntaba a la jefa sobre los miembros de la unidad, los trabajadores, los recursos, y las actividades comunitarias; además de una breve historia de trabajo de la jefa y del jefe. Sin embargo, nos dimos cuenta que las encuestas no nos daban la riqueza de información que necesitamos y, por eso, volvimos en 1999 para levantar entrevistas etnográficas con mujeres seleccionadas de la muestra de 1998. Esas entrevistas registraban información cualitativa sobre el trabajo de la mujer, las ganancias y el trabajo involucrado en la producción de tortillas, la cría de animales, etc.—o sea, todas las actividades reportadas por las mujeres. En 1999, nos entrevistamos con más de 30 mujeres de la muestra original para obtener información sobre las actividades de las mujeres en general. Seleccionamos a las mujeres que desempeñaban las actividades respresentativas de cada comunidad, y las que nos recibían con interés. Además de las entrevistas etnográficas, Coronel volvió en 1999 con la primera mujer de la primera casa de la muestra en cada comunidad para recopilar su genealogía (ver de Teresa 1991) y la historia de trabajo de todos los miembros de la unidad. El objetivo principal de la encuesta genealógica en este proceso era obtener información detallada sobre las trayectorias laborales de todos y cada uno de los miembros que conforman la unidad doméstica. Mediante la genealogía, como material de apoyo, y un diseño previo de un cuestionario, se registraron principalmente los tipos de actividades

Para eso, utilizamos el generador aleatorio de números del programa Excel, una hoja de cálculo en que habíamos vaciado los datos censales de los municipios. 8 Los criterios de selección de las casas eran los siguientes: basados en los croquis municipales del INEGI, se seleccionaron aleatoriamente (usando la tabla de números aleatorios) hasta 30 manzanas dentro de cada comunidad. Luego se ordenaron, también en forma aleatoria, las esquinas de las manzanas seleccionadas, de modo que el punto de partida fuera la esquina noroeste, noreste, sudoeste o sudeste, según el caso. De cada esquina, encuestamos la primera casa habitada (y que aceptaba ser entrevistada) a la izquierda. La primera manzana, y casa, y mujer, de la muestra, siempre fue encuestada por una de nosotros, Coronel-Ortiz, para poderla recuperar en un momento posterior para la encuesta genealógica. El tamaño de la muestra se puede calcular en Bernard (1994:77ff). De ser necesario (para cumplir con los requisitos de la muestra), también encuestamos a la tercera casa a la derecha de la esquina seleccionada. El tamaño de la muestra se determinaba basada en este método, por los requisitos de análisis estadística (y con la asesoría de dictaminadores de la Fundación Nacional de Ciencia de los Estados Unidos, patrocinador principal de este proyecto) (National Science Foundation #9729824, Women and Migration in the Central Valley of Oaxaca, Mexico). 9 En una sola comunidad, San Jerónimo Sosola, no se pudo llevar a cabo la muestra, ya que casi no había habitantes; por lo tanto nos entrevistamos con el universo, o sea, el 100%, de las mujeres en la comunidad. Una limitación de esta muestra podía ser que las cabeceras de municipio son distintas a las otras localidades, ya que nada mas encuestamos en las cabeceras. En el municipio de La Compañía levantamos encuestas en dos localidades adicionales. 10 Los instrumentos fueron diseñados y las encuestas fueron realizados por Martha Rees, Dolores Coronel Ortiz (IIS-UNAM) y Isabel Pérez Vargas (Chapingo, Georgia State University), con la ayuda de Danyael Miller, Shaunda Blackwell y Michelle Patterson (apoyado por el programa Research Experience for Undergraduates de la National Science Foundation). 7

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realizadas, fechas, lugares y duración del trabajo, así como las redes sociales y los envíos de dinero de los migrantes. La profundidad histórica del trabajo de la unidad depende de la edad de la unidad doméstica. Dado lo laborioso que significa esta metodología tanto para el levantamiento como para el análisis se optó por levantar solamente dos genealogías por comunidad. Los valles son el lugar ideal para un estudio comparativo (sincrónico y diacrónico), dado su diversidad ecológica y étnica. El diseño nos permite hablar de sistemas regionales, en vez de quedarnos con la visión de una sola comunidad, tan común en los estudios etnográficos. El enfoque sobre las mujeres nos permite ampliar nuestro conocimiento acerca del papel de la mujer en la comunidad. No tomar en cuenta el papel que ellas representan, no permitiría entender la demografía de la unidad doméstica, ni tampoco su producción y reproducción. Los niveles de análisis que articulamos son el individuo (jefe, jefa e hijos), la unidad doméstica y la comunidad. TRABAJO Y MIGRACIÓN DE LA MUJER Características Demográficas Casi la mitad (5 de 11) de las comunidades de la muestra tiene un número importante de hablantes del zapoteco, tanto según los datos censales, como según nuestra encuesta (Figura 4,

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Figura 5,

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Figura 7). En términos demográficos, no hay diferencias significativas entre unidades domésticas en las distintas comunidades según tamaño (N=6 en promedio), número de trabajadores (N=3.91 en promedio), número de trabajadoras femeninas (promedio de 1.89) o número de hijos (4.84 en promedio). Se puede apreciar cierta diferencia en los niveles de escolaridad entre las comunidades indígenas y las no indígenas. Las comunidades con porcentajes altos de hablantes de lengua indígena tienen un nivel de instrucción menor que las comunidades donde la lengua indígena ya no se habla (

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Figura 7). La diferencia en niveles de escolaridad más significativa se puede observar claramente entre hombres y mujeres en todas las comunidades. El 44% de las jefas de las unidades domésticas no estudiaron y en los jefes esta porcentaje es de 17%. Las comunidades si son distintas en términos de otras características, sobre todo los recursos: hectáreas de tierra, gasto per capita en alimentos y el número de meses que les duró la cosecha de maíz de 1977 (

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Figura 7). Estas diferencias resultan en distintas distribuciones de trabajo, sobre todo en cuanto a la migración, lo cual nos indica que hay una estratificación significativa entre las unidades y comunidades de la muestra, una distinción principalmente—pero no siempre— según idioma. La

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Figura 5 nos indica (renglones en itálicos) cuales son las comunidades que clasificamos como de habla zapoteco—Magdalena Ocotlán, San Antonino El Alto, Magdalena Teitipac, Asunción Ocotlán, y San Bartolomé Quialana, aunque se ve que hay una diferencia marcada entre el porcentaje de hablantes de zapoteco según los censos de población11 y el porcentaje de jefa quienes reportan que hablan el idioma. Esto puede deberse a varias causas: las deficiencias en los censos, la pérdida del idioma de parte de los hijos de la jefa, u otras causas. En la muestra, son más del 50% las jefas que hablan el zapoteco. La

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Es importante, al hacer estos cálculos, no simplemente sacar el porcentaje de hablantes usando la relación hablantes/población total, ya que la cifra para los hablantes se refiere a la población arriba de los 5 años de edad. Para medir el porcentaje de hablantes, hay que realizar los cálculos en función de la población mayor de 5 años. La relación indicada es la relación población hablante/población total mayor de 5 años.

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Figura 7 muestra las diferencias significativas (en itálico) y no significativas entre las comunidades de la muestra en cuanto a características demográficas y recursos. Lo que es más notable es la falta de diferencias significativas entre comunidades con respecto a las características demográficas (tamaño de unidad, número de hijos, etc.), mientras que en cuanto a la distribución de recursos si varía significativamente en gasto per capita, educación, y producción de maíz), lo que lleva a una diferente distribución del trabajo, por ejemplo, la migración a los Estados Unidos (

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Figura 7). Finalmente, se nota que las comunidades con más días de servicio (la suma de los días de tequio más los días de cargo servidos) también varían, principalmente de acuerdo a la distribución de recursos, en el sentido que los más pobres tiende a servir más (

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Figura 7). En cuanto a las características básicas demográficas, las comunidades y las unidades domésticas se parecen mucho; sin embargo, vemos que en cuanto a recursos, hay diferencias significativas a nivel estadístico. Estas diferencias en recursos los lleva a diferentes distribuciones del trabajo, principalmente en términos de migración; con esto vemos que algunas unidades domésticas tienen mas migrantes, o migran a diferentes lugares (Figura 9). Trabajo de la Jefa En el cuestionario aplicado en 1998 le preguntamos a cada jefa cuáles eran sus actividades en ese momento (y las de hasta cinco miembros de la unidad); aparte les preguntamos sobre la historia de sus actividades, desde la primera hasta la última actividad. En 1998, el número promedio de actividades fué de 2.3 (la mediana fué de 2) (Figura 10).12 Solamente 16% de las jefas reportaron que no tenían actividades remuneradas, muchas veces eran mujeres ancianas. La Figura 10 desglosa las actividades de las jefas en 1998, el campo es la actividad más importante de las jefas en todas las comunidades (66% de la población total), excepto en Yatareni, una comunidad semi-urbana donde las mujeres se dedican a la producción y venta de tortillas y en Sosola, una comunidad serrana donde las mujeres se dedican a la cestería. Otras especialidades de las jefas incluyen los animales (principalmente chivos) (26%) en La Compañía, Asunción Ocotlán, Magdalena Ocotlán, Magdalena Teitipac, Ixtlahuaca y Sosola; el comercio de varios tipos (tienda, mercado fijo, ambulante) (24%) en Yatareni, Quialana, y Zaachila; las tortillas (22%) en Tejalapan y Yatareni; y el trabajo de jornalera en San Antonino. La Figura 12 muestra las actividades de las jefas desde los 1950s. Lo que es evidente es que el trabajo agrícola siempre ha sido la actividad más importante, mientras que el cuidado de animales (principalmente chivos), y el trabajo doméstico crecen en la década de los 1960s, caen en los 1970s, y vuelven a crecer a partir de los 1980s. Esto indica que estas actividades responden a las crisis nacionales en México, de modo que, cuando hay menos demanda durante temporadas de crisis, hay menos demanda de trabajo y de carne. Otros cambios importantes son el incremento en las actividades comerciales y profesionales. La Figura 14 muestra la evolución de las actividades remuneradas en dinero, que nos permite ver el rápida e importante crecimiento en las actividades comerciales a partir de los 1980s. En

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La mediana es la medida adecuada cuando los datos están sesgados, o sea, no tienen una distribución normal.

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menor grado, también crecen las profesiones, pero el trabajo asalariado (por ejemplo, trabajador de una tienda) cayó con la crisis de los 1980s. Estos datos nos permite concluir que la gran mayoría de las jefas siempre han trabajado, y principalmente en el campo. Sin embargo, los cambios en las otras actividades remuneradas responden a cambios en la economía externa—el trabajo asalariado sube y baja con la crisis; y el comercio (siendo, quizá, una actividad micro-empresarial que las mujeres emprenden cuando no hay trabajo asalariado) aumenta a principios de la década de los 1980s. Migración De La Jefa La Figura 16 muestra que la migración de la jefa siempre se ha concentrado en la Ciudad de Oaxaca o en las respectivas comunidades vecinas, pero esta migración llegó a su máximo punto en los 1960s cuando el 87% de las jefas migraron, y disminuyó a partir de 1980. Ninguna jefa había migrado a los Estados Unidos hasta los 1980s (tambien ver Rees y Nettles 2000, Rees 2001). Chiapas como destino era más importante durante los 1960s y 1970s, mientras que Sinaloa tomó importancia después de los 1980s; ambos reflejan la cambiante demanda de trabajo en el cultivo de algodón (Chiapas) y del tomate y otras hortalizas (Sinaloa) (Lara 1991). Con la excepción de la migración a la Ciudad de Oaxaca y las comunidades vecina a su comunidad de origen, las jefas han seguido a los jefes en su migración. La Figura 9 desglosa la migración de las jefas y los jefes por destino desde 1950.13 Siempre han habido más mujeres que migran a la Ciudad de Oaxaca que hombres, mientras que hay más hombres que migran a todos los otros destinos, aunque ha bajado la migración a la Ciudad de Oaxaca en las últimas décadas. Los destinos siguen la demanda de trabajo al nivel nacional e internacional—a Chiapas y al Distrito Federal en los 1960s y 1970s, a los Estados Unidos, Sinaloa, Sonora y Baja California a partir de los 1980s. Creemos que en los 1950s y 1960s el trabajo agrícola de las unidades domésticas se complementaba con el trabajo agrícola migratorio estacional (o temporal). Lo que encontramos en nuestras encuestas genealógicas es que muchos de los migrantes regresaban a las comunidades de origen para la siembra y la cosecha de sus propios cultivos. Pero, de los 1970s en adelante, el trabajo agrícola en la comunidad de origen no

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La Figura 13 lo demuestra en forma gráfica—el destino migratorio de la jefa sigue la migración del jefe para Chiapas y los Estados Unidos, pero no para la Ciudad de México, cuando en la década de los 1950s, habían más migrantes femeninas que hombres. Estas cifras excluyen la migración a la Ciudad de Oaxaca, que se desglosa en la Figura 16, mostrando que en todas épocas son más migrantes femeninas que masculinos.

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necesariamente determinaba el retorno, o la temporalidad de la migración del jefe. Para eso, la jefa se encargaba del trabajo. La Figura 11 nos enseña como la migración de las jefas a la ciudad de Oaxaca llegó a su auge entre 1960 y 1970, para después disminuir. La Figura 13 desglosa los otros destinos, indicando que los altos y bajos en la migración al DF responden a los ciclos económicos, mientras que el aumento en la migración a Sinaloa se da de manera marcada a partir de los 1970s. Los otros destinos (Baja California, Veracruz y los Estados Unidos) se presentan en menor grado, pero también muestran una respuesta a la demanda de trabajo. La Figura 14 muestra que la década de más migración de la jefa fue en los 1980s, lo que nos lleva a preguntar si esa década fue el momento más agudo de la crisis. Vemos, entonces que la jefa ha estado migrando durante muchos años, aunque principalmente a la ciudad de Oaxaca, y con tasas de migración superiores a las de los hombres. Veremos mas adelante como afecta el destino migratorio del jefe al destino, fuera de Oaxaca, a la migración de la jefa. Migración Del Jefe La migración de la jefa, cuando el destino es otro que la Ciudad de Oaxaca o las comunidades vecinas a la de origen, tiene una relación estrecha con la migración del jefe. Pero para los dos, la migración al interior de México es más importante que la migración a los Estados Unidos (Figura 9). Para 1998, los jefes migrantes fueron principalmente a la ciudad de Oaxaca (57%) y a los Estados Unidos (35%) (Figura 15). Todo esto indica que la migración del jefe ha experimentado un giro hacia los Estados Unidos en los últimos años, pero que todavía es importante la migración nacional. La Figura 3 muestra la distribución por estado y década de la migración del jefe. Se ve que la década mas alta para el destino de California (el destino más importante en los Estados Unidos) era el de 1980, y que se ha caído algo en los 1990s, un reflejo de las condiciones económicas y la demanda de trabajo en California. Otros destinos en los Estados Unidos sufrieron una baja en la migración mexicana (Texas y Washington), mientras que nuevos destinos (Florida, Georgia, Nueva York) se han beneficiado de un aumento en la presencia de migrantes mexicanos a partir de los 1980s. Estos cambios en los destinos de los jefes representan cambios en el mercado de trabajo en los Estados Unidos (Rees y Nettles 2000, Rees 2001), ya que el número promedio de destinos por década por jefe no ha cambiado desde los 1950s. En fin, los jefes tienen una larga carrera migratoria, siempre buscan la mejor opción entre los destinos que les son posibles. Sin embargo, parece que migran en respuesta a las

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crisis económicas, y más durante los 1990s que durante los 1980s. Los destinos son el resultado de demandas específicas de trabajo—de Tapachula, a San Quintín, a Los Angeles, y cada vez más, a nuevos destinos en los Estados Unidos. Idioma Como ya se explicó, usamos el criterio del idioma que habla la jefa en vez del concepto de etnicidad. En la

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Figura 5 se ve que aproximadamente la mitad de las unidades de la muestra son monolingües o bilingües en zapoteco. Aunque el idioma no parece tener efecto en cuanto a ciertas características demográficas, ni con ciertas prácticas "tradicionales" o zapotecas, como son el tequio, la guelaguetza, y el sistema de cargos civiles y religiosos (Rees 2000), sí tiene que ver con los recursos (tierra, educación, ingreso medido por gastos) (ver

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Figura 7). No es de sorprender que la población de habla zapoteco tiene menos acesos a esos recursos. Estas diferencias se reflejan en el trabajo, incluyendo la migración. Los de habla español tienen un número ligeramente más alto de trabajadoras y migrantes femeninas, mientras que tienen menos migrantes masculinos que los de habla zapoteco. No hay mucha especialidad por idioma. La

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Figura 5 muestra que son más mujeres que hablan el zapoteco quienes trabajan en la agricultura y como peones que las hablantes de español, mientras que más mujeres de habla español migran, principalmente a los centros urbanos donde trabajan en el servicio doméstico. Al igual que para las jefas, el idioma juega un papel en la migración de los jefes y su destino. Los jefes que hablan español tienen una tasa más alta de migración en todos las décadas (Figura 17), aunque los jefes hablantes de zapoteco migran más al interior de México (principalmente a la ciudad de Oaxaca) en la década de los 1950s (.07 vs. .05) y los 1970s (.15 vs. .14), y en los 1980s (.14 vs. .12). En los 1990s, los jefes hablantes del zapoteco presentaban una tasa más alta de migración a los Estados Unidos que los hablantes de español (0.09 vs. 0.06) y una tasa más baja de migración al interior de México, aunque estas diferencias pueden no ser significativas. La Figura 15 muestra gráficamente los destinos migratorios de los jefes en 1998—la mayoría se encuentran en la Ciudad de Oaxaca (57% de los jefes migrantes) y 35% se encuentran en los Estados Unidos. Creemos que el hecho de que los migrantes de habla zapoteca tienen una tasa más alta de migración hacia los Estados Unidos tiene que ver, por un lado, con el restringido mercado de trabajo en México para los indígenas y, por el otro, con el nivel de escolaridad, lengua y otros aspectos sociales que colocan a los indígenas en una posición más desventajosa ante el otro grupo. Dentro de México, es notable y notorio que cuando se nota por su accento que una persona habla un idioma indígena que están sujetos a una serie de caracterizaciones racistas (yope, naco, etc.), de bromas en los cafés, y en una exclusión espacial de ciertos lugares públicos (he presenciado, por ejemplo, su exclusión de las tiendas y los restaurantes, las bromas, y mucho mas). Esta discriminación racial conlleva una discriminación real, manifiesto en las condiciones de trabajo y el salario. Ya en los Estados Unidos, todos se vuelvan mexicanos, o bien, latinos—la discriminación continúa, pero es contra todo el grupo, y no nada mas los indígenas. Por otra parte, están las redes sociales que se tejen al interior de esas comunidades. Cohen (2003) muestra que las redes juegan un papel importante en la migración y el destino. Se sabe que los parientes y conciudadanos ayudan a pagar los costos de la migración, a encontrar trabajo y casa en el lugar de destino. Entonces, un trajectoria migratoria puede determinarse tanto por las mejores (menos discriminados) condiciones en los Estados Unidos, pero también se refuerza por las redes sociales que se establecen en lugares específicos.

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CONCLUSIONES Los datos que aquí presentamos describen la relación histórica entre condiciones locales (de crisis agrícola y de presión demográfica) y la demanda externa de trabajo. Tal parece que las unidades con características más campesinas (o sea, con mayor producción de maíz de temporal), y con más hijos, mandan más migrantes, como se puede ver con las comunidades de Sosola y La Compañía. Los altibajos en la producción de cultivos comerciales, como son el algodón, el tomate, y otros, fomentan la migración a distintos destinos geográficos, según los periodos históricos. Los hablantes de idioma indígena parecen tener una desventaja en la migración nacional, sobre todo las mujeres. La creciente migración a los Estados Unidos en los años 1990s, resulta del aumento de la demanda agrícola, en construcción, y en servicios en el mercado laboral en los Estados Unidos que vino de la reestructuración económica de su economía. Las mujeres tienen una larga trayectoria de migración. En todos estos casos, excepto la migración femenina local a la Ciudad de Oaxaca y a las comunidades vecinas, la migración de la jefa sigue, en menor grado, a la migración del jefe, lo que nos permite prever un aumento en la migración femenina a los Estados Unidos. Los migrantes de habla español tienden a una diversificación de rutas migratorias dependiendo a las demandas del mercado. Los de habla zapoteco empezaron a migrar mas recientemente, y por lo tanto, tienen una tasa de migración más alta a los Estados Unidos, que fue el centro de la demanda en los 1990s.

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En conclusión, el trabajo de la mujer ha sido predominantemente en la actividad del campo. Las transformaciones en el trabajo de las mujeres a lo largo del tiempo son el resultado de los cambios económicos. Estos cambios se ven reflejado principalmente en un incremento de la actividad comercial. En cuanto a la migración, las mujeres se han desplazado toda su vida para fines de trabajo, aunque principalmente a lugares cercanos. Sin embargo, vemos que donde migra el hombre sigue la mujer. En los últimos años vemos con interés el creciente número de migrantes jefas a los Estados Unidos, y de sus hijas, lo cual nos permite especular que en el futuro, veremos cada vez más migración a lugares lejanos. Esta nueva migración ya no es una migración diaria, y muchas veces puede ser permanente. Contemplamos cambios radicales en la reproducción de la cultura, de la comunidad y de la familia, ya que cada vez más mujeres abandonan las zonas rurales de los Valles Centrales. Tal vez: ¿Entre más trabajo remunerado tengan, más posibilidades tendrán de migrar a lugares más alejados? BIBLIOGRAFÍA Arizpe, Lourdes. 1980. La migración por relevos y la reproducción social del campesinado. Cuadernos del Centro de Estudios Sociológicos, No. 28. México: Colegio de México. Bataillon, Claude. 1972. La Ciudad y El Campo en El Mexico Central. Mexico, DF: Siglo Veintiuno. Beals, Ralph. 1975. The Peasant Marketing System of Oaxaca, México. Berkeley: University of California Press. Bennholdt-Thomsen, Veronika. 1981. Subsistence Production and Extended Reproduction. Of Marriage and the Market: Women’s Subordination in International Perspective. Pp. 41-54. Kate Young, Carol Walkowitz, and Roslyn McCullogh, eds. London: CSE Books. Bernard, H. Russell. 1994. Research Methods in Anthropology. Qualitative and Quantitative Approachs. London: Sage Publications. Second edition. Bourque, Deborah. 1992. Women in the Maquiladoras. Crossing the Line: Canada and Free Trade with Mexico. J. Sinclair, ed. Pp. 155-167. Vancouver: New Star Books. Boyer, Robert. 1984. La Crisis en Una Perspectiva Histórica. Algunas Reflexiones a Partir de Un Análisis a Largo Plazo del Capitalismo Francés. La Crisis Actual y Los Modos de Regulación del Capitalismo. Raúl Conde, ed. Pp. 33-176. Mexico: Cuadernos Universitarios 8. Universidad Autónoma Metropolitana. Brenner, Robert. 1998. Uneven Development and the Long Downturn: The Advanced Capitalist Economies from Boom to Stagnation, 1950-1998. New Left Review 229:1-262. Castells, Manuel. 1980. The Economic Crisis and American Society. Princeton: Princeton University Press. Cerrutti, Marcela. 2000. Economic reform, structural adjustment and female labor force participation in Buenos Aires, Argentina. World Development 28(5) (May 2000):879-91. Cohen, Jeffrey A. 2003. The Culture Of Migration. Austin: University of Texas Press. Cook, Scott and Leigh Binford. 1990. Obliging Need: Rural Petty Industry in Mexican Capitalism. Austin TX: University of Texas Press. Cook, Scott y Martin Diskin, eds. 1976. Markets in Oaxaca. Austin: University of Texas Press. (ver, Diskin y Cook, eds. 1975). Cornelius, Wayne. 1992. Perspective on Free Trade; the Scare Stories Don't Wash; Masses of Mexican will be Displaced in their Economy's Overhaul, but most will be Relocated in that Economy, Not Ours. Los Angeles Times (February 28, 1992, B-7). Chayanov, A. V. 1966 (1925). Theory of Peasant Economy, D. Thorner, R.E.F. Smith and B. Kerblay, eds. New York: Irwin. Darcy, J. 1992. Introduction. In Crossing the Line: Canada and Free Trade with Mexico. Jim Sinclair, ed. Pp. 1-7. Vancouver: New Star Books.

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Figura 1. Los Valles Centrales de Oaxaca

SAN JERONIMO SOSOLA SAN FRANCISCO TELIXTLAHUACA

VILLA DE ETLA

SAN FELIPE TEJALAPA

CIUDAD DE OAXACA SAN AGUSTIN YATARENI

SAN ANDRES IXTLAHUACA

VILLA DE ZAACHILA

TLACOLULA DE MATAMOROS

LA TRINIDAD MAGDALENA TEITIPAC

ZIMATLAN DE ALVAREZ SAN ANTONINO EL ALTO SANTA CRUZ MIXTEPEC EL TRAPICHE

ASUNCION OCOTLAN

SAN BARTOLOME QUIALANA

OCOTLAN DE MORELOS

SIMBOLOGIA

MAGDALENA OCOTLAN L IM ITE ESTATAL

L IM ITE REG IO N AL CARR ETERA PAVIM ENTAD A

LA COMPANIA

EJUTLA DE CRESPO

TERR AC ERIA PO BL ACIÓ N

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Figura 2. Destinos Migratorios de los Jefes (por década) 1950s 1960s 1970s 1980s 1990s Baja California 1 1 4 1 Chiapas 7 21 21 7 2 DF 4 10 21 18 7 Guerrero 1 Morelos 1 1 Nuevo Leon 1 Oaxaca (estado) 51 61 52 25 45 Ciudad de Oaxaca 34 54 46 Puebla 1 Sinaloa 2 4 4 10 9 Sonora 1 Tamaulipas 1 Veracruz 3 4 4 2 EEUU Arizona California Florida Georgia Nueva York Texas Washington Número de viajes N migrantes Viajes por jefe (promedio) Moda (mas frecuente)

1 1 6

2 1 11

44 50 .15

1 1 104 86 1.22

0

1

1 1 17

3 4 39 1 4

5 3 34 1 1 7

158 130 1.22

208 167 1.25

170 146 1.16

1

1

1

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Estado Baja California Chiapas DF Guerrero Morelos Nuevo León Oaxaca+cd Puebla Sonora Jalisco Sinaloa Baja California Veracruz Tamaulipas EEUU Total de Viajes % migrantes jefes Número de Jefas Destinos/familia (promedio) Fuente: encuesta 1998

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Figura 3. Destinos Migratorios: Jefa, Jefe, Hijas Jefa/Jefe 1950 1960 1970 1980 1990 0/1 0/1 0/4 0/1 1/7 6/21 6/21 1/7 0/2 6/4 9/10 6/21 9/18 3/7 0/0 0/0 0/0 0/1 0/0 0/0 0/1 0/1 0/0 0/0 0/0 0/0 0/0 0/1 0/0 71/25 191/45 229/85 177/115 105/98 0/0 0/0 0/0 0/0 0/1 0/0 0/0 0/0 1/1 0/0 0 0 1 0 0 1/2 0/4 1/4 9/10 5/9 0 0 0 0 2 3/3 0/4 0/4 2/2 0/0 0/0 0/0 0/0 0/0 0/0 0/8 0/16 0/19 2/51 1/53 81/44 206/104 243/158 201/208 116/170 52% 87% 73% 53% 31% 156 236 331 379 379 .15 1.22 1.22 1.25

Figura 4. Población total por municipio (1960-2000) MUNICIPIOS 1960 1970 1980 1. SAN AGUSTIN YATARENI 1179 1701 2114 2. SAN ANDRES IXTLAHUACA 1069 1133 1252 3. LA COMPAÑÍA 2494 2927 3673 4. SAN FELIPE TEJALAPAM 2978 3389 4302 5. SAN JERÓNIMO SOSOLA 3561 3350 3511 6. ASUNCION OCOTLÁN 2661 2876 2831 7. MAGDALENA OCOTLÁN 583 703 1098 8. MAGDALENA TEITIPAC 1434 1757 1909 9. SAN BARTOLOME QUIALANA 1397 1884 2386 10.TRINIDAD ZAACHILA 1754 2217 2609 11. SAN. ANTONIO EL ALTO 1474 1433 1724 Fuente: INEGI, Censo general de población 1960-2000.

1990 2687 1412 4361 5438 3522 3614 924 2986 2510 2763 2156

2000 3396 1378 3979 6154 2712 3663 1029 3669 2723 2805 1928

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Figura 5. Comunidades de la Muestra Municipio Població Hablantes % % Jefas Especialización por n >5 de Hablant Hablante Comunidad años Zapoteco es de s de > 5 años Zapotec Zapoteco o Fuente censo Censo Censo Muestra Etnografía La Compañía 4,174 2 0% 0% Chivos San Jerónimo Sosola 2,620 9 0% 0% Canastas Trinidad De Zaachila 2,833 11 0% 0% Mercado San Felipe Tejalapam 5,815 43 1% 7% Tortillas San Agustín Yatareni 2,910 438 15% 31% Tortillas, Comercio San Andrés Ixtlahuaca 1,474 260 18% 3% Trabajo asalariado, queso Magdalena Ocotlán 959 214 22% 76% Chivos, Trabajo asalariado San Antonino El Alto 1,866 640 34% 71% Peón Magdalena Teitipac 3,299 2,599 79% 100% Tortillas Asunción Ocotlán 3,982 3,420 86% 100% Chivos San Bartolomé Quialana 2,534 2,189 86% 100% Tortillas, Chivos TOTAL 32,466 9,825 30% 53% Fuente: INEGI 1995; datos de la encuesta 1998, entrevistas etnográficas de 1999

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Figura 7. Características de la Unidad Doméstica (mediana) (Itálico: Indica diferencias significativas entre comunidades) Datos demográficos Recursos Meses de Maíz, 1997

Migrantes a los EEUU

Días de servicio/año

Zapotec Asunción Ocotlán Magdalena Ocotlán Magdalena Teitipac San Antonino El Alto San Bartolomé Quialana

6 6 5 6 6 6

2 1 2 2 2 1

3 3 3 4 3 3

4 4 3 4 4 4

28 37 33 25 14 25

2 2 3 0 2 3

5 5 5 4 5 9

1 1.5 1 1 1.5 1

6 0 5 10 37 24

Español San Agustín Yatareni San Andrés Ixtlahuaca San Felipe Tejalapan San Jerónimo Sosola Trinidad Zaachila La Compañía

6 6 5

2 1.5 2

4 4 4

4 4 4

33 57 39

3 3 4

2 0 3

1 1 1.5

7 8 9.5

6 5 5 6.5

1 2 1 2

3 3 3 5

4 5.5 3 5

35 34 34 25

4 3 4 3

1 5 1.5 6

1 0 0 1

9 13.5 3 5

0

7

Tamaño Unidad Doméstica

Educación Jefa

Gasto Alimento/ Semana/Cap ita Hijos

Trabajadores Totales Trabajadoras Femeninas

Comunidad

Mediana Promedio

6 2 3 4 30 2 4 5.8 1.8 3.8 40 Fuente: 1998 Encuesta; 8.5 pesos=1 USD in 1998.

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Figura 9. Migración de las y los Jefes

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Figura 10. Trabajo de la Jefa (1998) (%) Crafts

Pastureo

Animales

Educación

Servicio Doméstica

Hortaliza

Comercio

Asunción Ocotlán La Compañía Magdalena Ocotlán Magdalena Teitipac San Agustín Yatareni San Andrés Ixtlahuaca San Antonino El Alto San Bartolomé Quialana San Felipe Tejalapan San Jerónimo Sosola Trinidad Zaachila

.07 .04 .00

.25 .03 .10

.00 .07 .00

.03 .12 .03

.32 .45 .42

.00 .00 .00

.00 .00 .00

.00 .00 .00

.10 .01 .19

.72

.05

.54

.00

.00

.26

.00

.00

.00

.18

.08

.00

.40

.00

.03

.05

.02

.07

.00

.40

.73

.00

.00

.00

.03

.43

.07

.03

.00

.13

.84 .67

.26 .02

.00 .19

.00 .00

.13 .00

.13 .19

.00 .00

.01 .00

.00 .05

.19 .43

.54

.02

.49

.00

.00

.12

.02

.01

.00

.17

.67

.06

.11

.94

.06

.28

.00

.06

.00

.22

.63

.03

.06

.00

.03

.31

.00

.03

.03

.56

Jornalera

.85 .86 .81

Campo

Tortilla

Comunidad

Promedio .66 .05 .22 .05 .04 .26 .01 .03 .08 .24 Note: Since women can report up to five current activities, numbers don't add up to 100%

Rees y Coronel, AMER 2001

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Figura 12. Historia de las Actividades de la Jefa

Figura 14. Historia del Trabajo Asalariado de la Jefa

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Rees y Coronel, AMER 2001

12/18/2011

Figura 11. Migración de la Jefa a Oaxaca por década

Fuente: all gen

Figura 16. Migración dentro de Oaxaca

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Rees y Coronel, AMER 2001

12/18/2011

Figura 13. Destinos de Migración Jefa por Década

Fuente: allgen 1999

Figura 14. Migración Total de la Jefa por Década

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Rees y Coronel, AMER 2001

12/18/2011

Figura 15. Destinos Migratorios del Jefe (1998) 1998 jefe migración

Figura 17. Destino del Jefe por Idioma

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