El Trabajo como Problema de Análisis Socio-Existencial

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El trabajo como problema de análisis Sociológico Existencial

Carlos Castro
Docente Instructor de Sociología. Sociología Política y del Seminario Sociología y Mercadotecnia. Universidad Católica Andrés Bello. Escuelas de Ciencias Sociales y Comunicación Social. Contacto: [email protected]

Los grandes teóricos clásicos decimonónicos de la Sociología tenían como preocupación central el comprender las diversas formas en que una sociedad se organizaba y dirimía sus problemas. La dualidad Positivista Orden – Progreso, conllevaba a la comprensión y reflexión acerca del balance o contraste entre Orden – Caos.
Más allá de cuál fuese su aproximación teórica del entramado social, la actividad laboral se comprendió como un fenómeno importante dentro de la articulación del tejido social.
Por un lado, Karl Marx entendió que esta actividad evidenciaba y reflejaba la dinámica económica de la sociedad; en la cual a su juicio, reside el origen de los conflictos o lucha de clases, gracias a la propiedad privada de los medios de producción. Generando con ello, una dinámica laboral alienante y deshumanizante para el ser humano.
Emile Durkheim, por su parte, no prestó atención al mundo económico en sí, si en la forma en que una sociedad se organizaba y otorgaba responsabilidades – funciones o asignaba tareas, entre todos los miembros de la sociedad, a fin de garantizar un norte y los mínimos de cohesión o solidaridad que mantuviesen al colectivo operando.
Sin entrar en un debate acerca de estos enfoques, sus pros y contras, existen tres lecciones que se extraen de estas teorías:
El trabajo es una actividad social.
El trabajo es una acción que tiene carácter protagónico en la sociedad, y
Quienes desempeñan esta actividad responden al marco cultural predominante en la sociedad. Con lo cual, el trabajo contiene e implica un conjunto de creencias, valores y normas.
Esta última conclusión decanta, en que para los actores sociales, el trabajo se convierte en un comportamiento socialmente esperado – rol y con ello, una fuente de explicación de la realidad o de sentido de vida social e individual.
Una de las forma de estudiar los aspectos existenciales a nivel social, es mediante el desarrollo de marcos teóricos interdisciplinarios, en donde se construyan o delineen las definiciones de variables que permitan construir hipótesis, análisis deductivos – inductivos o instrumentos de medición.
El Existencialismo fue una corriente de pensamiento filosófica que con el paso de los años, fue permeando hacia diversas ciencias del comportamiento y sociales, en la medida en que las perspectivas fenomenológicas, humanistas o constructivistas fueron expandiéndose.
Una rama científica cercana a la Sociología que permite el estudio de los individuos y al trabajo como actividad relevante en sus vidas, es la Psicología - Psicoterapia. En ella destaca el modelo propuesto por Viktor Frankl (1996), llamado Logoterapia. Su finalidad en brindar terapia a los individuos para ayudarlos a encontrar un sentido en sus vidas.
Siguiendo los postulados teóricos de Frankl, diversos autores han desarrollado instrumentos o test que permitan "medir" el sentido de la vida en las personas, y así poder contar con una base a efecto de la asesoría o terapia adecuada. Más allá de las diferencias y versiones de instrumentos, todos ellos establecen una línea en común de aspectos que proporcionan sentido en la vida de las personas. Tal como destaca Castro (2006), hablando acerca de uno de los instrumentos:
(…) se pueden considerar las siguientes áreas de la vida en donde el individuo puede trascender, realizarse existencialmente y dotar de un sentido su vida. Las categorías o áreas propuestas pueden ser agrupadas en sociales e individuales:

Los ámbitos sociales son: las relaciones familiares (pareja, niños, fundación de una existencia, hogar). La realización en una ocupación (formación, estudio, profesión, trabajo). Relaciones fuera del área familiar dentro de la sociedad (amor, contactos, deberes sociales, amigos, relaciones cara-a-cara).

Los ámbitos individuales son: la satisfacción del bienestar propio (posesiones, ventajas, vida agradable). La autorealización de la persona (logro de la identidad, aspecto, éxito). La satisfacción de los intereses (conocimiento, hobby, deportes, viajes, ocupación adicional). El logro y obtención de experiencias (experiencia en la naturaleza, arte, armonía, etc.). El servicio a ideales (como por ejemplo: religión, política, reformas). Y la satisfacción de las necesidades vitales (superación de enfermedad, mantenimiento de sí mismo, conciliación)
Lo interesante de esta matriz operacional de la variable sentido de vida, es que la misma evidencia diversos aspectos psicosociales en donde el mundo laboral tiene alto peso. El trabajo implica un proceso de socialización y formación del individuo dentro del cual la persona define su personalidad, planes de vida, expectativas, adquiere un sentido integrado del yo y un norte social y personal bajo el cual autorealizarse.
De igual forma, el trabajo como actividad desempeñada en sí, conlleva a que la persona establezca una red de relaciones socio-afectivas las cuales promoverán y garantizarán un sentido de pertenencia social y poder así, acumular experiencias de vida. Y a su vez, el trabajo le permitirá a cada individuo, percibir un ingreso con el cual podrá satisfacer sus necesidades, las de su núcleo familiar, obtener una satisfacción personal y lograr o alcanzar objetivos o metas personales.
¿Pero qué ocurre en entornos sociales en los cuales se presentan crisis en el ámbito económico o laboral? ¿Cómo se ve afectado el sentido de vida social e individual en una sociedad en crisis? En la última década, las diversas fluctuaciones del mercado global, han puesto en evidencia una vez más las diferentes "crisis" por las cuales suele atravesar el sistema capitalista. La más reciente ha puesto sobre el tapete la reflexión sobre el impacto de los cambios en el mundo laboral.
En el hoy día clásico libro de Daniel Bell (1973) "El advenimiento de la Sociedad Post-Industrial", se esbozaban las líneas de transformación de la sociedad industrial-fabril-laboral. La nueva sociedad se enfocaría hacia los servicios, distribución, reparto y el consumo de bienes, siendo más tecnológica, digital e interconectada. Su foco estaría en el capital intelectual como elemento diferenciador del valor agregado de los productos finales.
Este advenimiento generó una transformación en las formas de relacionarse laboralmente. Un cambio que a juicio de Jeremy Rifkin (1995), implicaba el fin del trabajo. Un final, no en los términos añorados por el marxismo clásico: donde los trabajadores estarían liberados de las largas jornadas laborales alienantes y podrían disfrutar de horas de ocio para su esparcimiento intelectual-artístico. Sino sería un final, tras la reducción de la jornada laboral y la tecnificación de los procesos de producción. Ello generaría un cambio en la forma misma de relacionarse el hombre con el hecho productivo, al disolverse el elemento asalariado de la jornada, la continuidad del trabajo y el vínculo a las empresas manufactureras.
En este sentido, Robert Castel (1997), reafirmó el valor y la importancia del trabajo en la sociedad, debido a su influencia y constituyente central del individuo. Castel entiende que el trabajo ha otorgado y otorga sentido a la vida de las personas desde los comienzos del capitalismo liberal moderno. La sociedad basada en el principio productivo organizacional asalariado, garantiza para el trabajador, su familia y a toda la sociedad, las condiciones que le permitirán a cada individuo su independencia económica y una seguridad social extendida.
Aunque Castel refutó la propuesta de Rifkin, reconoció que el trabajo ha perdido la consistencia que le caracterizaba debido a las dinámicas actuales de la economía mundial. Pero en última instancia, el trabajo es y continua siendo, una garantía de pertenencia a un orden particular (el de la producción). La clasificación entre el mundo de la vida y el mundo del trabajo, remite necesariamente a ámbitos en los que se realiza la vida humana. El trabajo es una actividad que asegura a los seres humanos, no sólo el acceso a bienes/servicios, sino que produce identidad del yo y organiza socialmente la vida de los individuos.
En tal sentido, Anthony Giddens (1995) al reflexionar sobre la modernidad y el proceso de construcción de identidad del yo, habla desde la perspectiva del término umwelt. Este término nos ubica en la vida cotidiana, la cual se convierte en una suerte de "colchón integrador" que permite a los individuos sentirse miembros de la dinámica social, y al mismo tiempo, tener seguridad ante las vicisitudes del acontecer cotidiano.
Hablar del umwelt es referirse al "mundo fenoménico con el que el individuo está habitualmente en por lo que respecto a posibles peligros y alarmas" (Giddens, citado por Castro 2006). Ello nos coloca en la posibilidad de reflexionar sobre las consecuencias que padece el actor social ante una brecha o ruptura de este mundo habitual:
¿Acaso el trabajo o la dinámica laboral no constituye un elemento predominante en la conformación y mantenimiento de esta habitualidad? ¿A qué nos enfrentamos como sociedad y como individuos cuando el desempleo es una realidad extendida? ¿Cómo establecer una línea de "seguridad socio-existencial" si tras la crisis financiera mundial de 2010 los niveles de desempleo a nivel mundial han registrado cifras históricas? ¿Qué significa, por ejemplo, para los más de 5 millones de desempleados en Europa el no contar con un día a día "estable"? ¿Qué implica para sociedades como la española, contar con al menos 53% de parados menores de 25 años? ¿Cómo impactan en los millennials la redefinición simbólica del ámbito laboral? O en última instancia, ¿qué significado tiene para la Generación Y el trabajo?
Una reflexión sociológica sobre la dinámica actual del trabajo/desempleo conlleva a indagar sobre cuál es el sentido social que adquieren ambas dimensiones en la vida social.
En esta línea, es válido retomar las palabras de Danilo Martucelli (2013), donde nos invita a pensar que los problemas contemporáneos tienen elementos existenciales: "asistimos a una societalización de temas existenciales y a una existencialización de problemas sociales; o si prefieren, los problemas existenciales se vuelven cuestiones sociales, y muchas cuestiones sociales abren a dificultades existenciales".
Al esbozar los diversos elementos que debería considerar una Sociología Existencial y los diversos temas a estudiar, Martucelli explica que por ejemplo, "el desempleado –el parado– resiente una variante particular de la experiencia fundadora de los tiempos modernos –la de estar arrojado, sin cobijo–, pero lo hace a través de formas diversas (…) – desde la Sociología - se trata de historizar la comprensión de la prueba existencial a la que la experiencia del paro introduce".
Con estas ideas de fondo, el trabajo efectivamente es y ha sido un tema de estudio por parte de las Ciencias Sociales – Sociología. Pero es importante ampliar las dimensiones en su estudio y comprensión, incluyendo la arista existencial implícita al hecho:
¿Cuál es el sentido de protección social que brindan las formas de empleo en las sociedades? ¿Qué papel juegan en la vida del individuo la gama de opciones laborales o profesiones existentes en la sociedad? ¿Cómo es la articulación del sentido de vida social e individual en entornos donde la variable desempleo está presente? Y en definitiva, ¿cuáles son los mecanismos que desarrollan los agregados de empleados y desempleados – parados – para desarrollar sus proyectos de vida ante las variantes o incertidumbres que puede generar el mercado laboral en la sociedad actual?
Estas reflexiones o preguntas surgen a efectos de invitar al desarrollo de hipótesis, teorías o líneas de investigación que ofrezcan una comprensión del mundo laboral desde una dimensión integral o interdisciplinaria que responda a la cotidianidad de los individuos.




Bibliografía
BELL, Daniel (1973) El advenimiento de la sociedad post-industrial. Alianza Editorial. España.
CASTEL, Robert (1997). La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Buenos Aires, Ed. Paidós.
CASTRO, Carlos (2006). "La vida no tiene sentido": El vacío existencial en estudiantes de pregrado en la U.C.A.B. Revista del Instituto de Logoterapia de México Nº 15 Primavera. México
FRANKL, Viktor (1996) El hombre en busca de sentido. Editorial Herder. Barcelona.
GIDDENS, Anthony (1995). Modernidad e Identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Ediciones Península. Barcelona.
RIFKIN, Jeremy (1995). El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo. El nacimiento de una nueva era. Paidos Ibérica Ediciones. Argentina.
MARTUCELLI, Danilo (2013). Conferencia "Sociología de la Existencia: Reflexiones para un análisis socio-existencial de problemas contemporáneos". Revista Némesis N° 10. Chile.



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