El topónimo Treviño y la prevalencia de errores en historiografía lingüística

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Descripción

KOLDO MITXELENA KATEDRAREN III. BILTZARRA III CONGRESO DE LA CÁTEDRA LUIS MICHELENA 3rd CONFERENCE OF THE LUIS MICHELENA CHAIR

SUBTÍTULO

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Ricardo Gómez, Joaquín Gorrochategui, Joseba A. Lakarra & Céline Mounole (arg./eds.)

2013 Vitoria-Gasteiz

CIP. Biblioteca Universitaria Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Cátedra Luis Michelena. Congreso (3.º 2012.Vitoria-Gasteiz) Koldo Mitxelena Katedraren III. Biltzarra = III Congreso de la Cátedra Luis Michelena = 3rd Conference of the Luis Michelena Chair / Ricardo Gómez … [et al.](eds. = arg.). – Vitoria-Gasteiz: Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, Argitalpen Zerbitzua = Servicio Editorial, 2013. – XXII, 770 p. : il., map. ; 24 cm. – (Publicaciones de la Cátedra “Luis Michelena” = “Koldo Mitxelena” Katedraren Argitalpenak ; 5) Textos en euskara, español e inglés. D.L.: BI-1849-2013. – ISBN: 978-84-9860-911-0 1. Euskara (Lengua) – Congresos. 2. Michelena, Luis, 1915-1987. I. Gómez, Ricardo, ed. lit. 811.361(063)

Argitalpen hau ondoko ikerketa proiektu eta taldeen barruan sartzen da / Esta publicación se enmarca en los siguientes proyectos y grupos de investigación / This publication has been developed in the framework of the following research projects and groups: — “Historia de la lengua vasca y lingüística histórico-comparada” (HLMV-LHC) (Eusko Jaurlaritza, GIC. IT698-13), — “Monumenta Linguae Vasconum (IV): textos arcaicos vascos y euskera antiguo” (Espainiako MINECO, FFI2012-37696), — “Onomástica aquitana e ibérica: datos y evaluación lingüística” (Espainiako MINECO, FFI2012-36069-C03-01), — “Hizkuntzalaritza Teorikoa eta Diakronikoa: Gramatika Unibertsala, Hizkuntza Indoeuroparrak eta Euskara” (HiTeDi) (UPV/EHU, UFI11/14).

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without the prior permission of the University of the Basque Country Press. Debekatuta dago liburu hau osorik edo zatika kopiatzea, bai eta berorri tratamendu infomatikoa ematea edota liburua ezein modutan transmititzea, dela bide elektronikoz, mekanikoz, fotokopiaz, erregistroz edo beste edozein eratara, baldin eta copyrightaren jabeek ez badute horretarako baimena aurretik eta idatziz eman.

© Ricardo Gómez, Joaquín Gorrochategui, Joseba A. Lakarra & Céline Mounole (arg./eds.) © Egileak / Los autores / The authors © Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco ISBN: 978-84-9860-911-0 Lege gordailua/Depósito legal: BI - 1.849-2013

El topónimo Treviño y la prevalencia de errores de historiografía lingüística* Joseba Abaitua Odriozola

Miguel Unzueta Portilla

Universidad de Deusto

Diputación Foral de Bizkaia

1. Introducción Una amplia bibliografía une el topónimo Treviño a la existencia de un ‘punto trifinio’ de época prerromana, atribuyéndole consecuencias etnolingüísticas de hondo calado. Creemos poder rebatir este supuesto con pruebas de que el término ‘trifinio’ en español es en realidad un neologismo reciente rescatado de una inscripción incorporada por Emil Hübner en 1869 al Corpus Inscriptionum Latinarum II, e interpretado como ‘confluencia de tres términos’. En los textos clásicos latinos el vocablo trifinium se refiere sistemáticamente a un método de agrimensura, descrito con detalle por Higinio Gromático en el siglo II. Por ello consideramos que hay que buscar en este segundo sentido el traslado del término a la toponimia. El artículo revisa la prevalencia de los principales errores historiográficos y lingüísticos producidos por el equívoco. La tardía aparición de Treviño en las fuentes escritas contrasta con la relevante función etnolingüística que diversos autores han atribuido a este enclave desde la Antigüedad.1 Sánchez Albornoz (1929), Bosch Gimpera (1932), o más recientemente Santos Yanguas, Emborujo y Ortiz de Urbina (1992), por citar tres fuentes de reconocida autoridad, han asociado Treviño con un supuesto hito fronterizo prerromano que marcaba la división de los grupos de * Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el I Congreso de Estudios Históricos del Condado de Treviño (1-3 de junio de 2011), con cuyos organizadores (Roberto González de Viñaspre y Ricardo Garay) nos sentimos en deuda. 1 Peterson (2012: 73) y Quirós (2012: 99) han hecho hincapié en este aspecto. Citan un documento de 1028 del Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla en el que se alude a una Momadonna de Trivinio. Tras esta mención indirecta, la primera referencia expresa es de 1179, año en el que los monarcas Alfonso VIII de Castilla y Sancho VI de Navarra firman un acuerdo por el que restablecen las fronteras de sus reinos y en el que Treviño se cita como enclave excepcional. Arganzón, el otro topónimo destacado de la zona, aparece documentado desde el siglo IX. R. Gómez, J. Gorrochategui, J.A. Lakarra & C. Mounole (arg./eds.), Koldo Mitxelena Katedraren III. Biltzarra - III Congreso de la Cátedra Luis Michelena 3rd Conference of the Luis Michelena Chair. UPV/EHU, Vitoria-Gasteiz 2013, 3-21.

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población citados por los geógrafos grecolatinos en el área vasca: autrigones, carietes2 y várdulos. Múgica (1914), así como sobre todo Caro Baroja (1943 y 1945), retomando la hipótesis adelantada por Arnaud Oihenart (1638), ahondaron en la idea de que la geografía de los dialectos vascos reproduce estas demarcaciones ‘tribales’ antiguas. De esta forma se explicaría, por ejemplo, el tránsito entre el euskera vizcaíno (área caristia) y el guipuzcoano (territorio várdulo) en la cuenca del río Deba. Dialectólogos vascos modernos han mantenido (Pagola 1984, Knörr 1985, Arejita et al. 2007) el alcance de esta propuesta. Entre los escasos detractores cabe destacar a Zuazo (2010) y Abaitua & Unzueta (2012). En estas páginas vamos a aportar datos que desligan el topónimo Treviño de todo tipo de hito fronterizo, ni antiguo ni moderno, ni en el enclave burgalés cercano a Miranda de Ebro, ni en ningún otro lugar denominado Treviño de la docena que hemos documentado en la península Ibérica. La etimología de Treviño (< trifinium) da pie a relacionar el término con actividades de parcelación agraria de época colonial romana. Asimismo parece claro que desde antiguo algunos Treviños formaron parte de la nómina personal vinculada al topónimo. Varios indicios ligan el origen del malentendido a una inscripción incorporada en 1869 por el epigrafista alemán Emil Hübner al Corpus Inscriptionum Latinarum II en la que aparece el término latino trifinium. A partir de este corpus el término se traslada al Dictionary of Latin de Oxford University Press (1879) con el sentido de “a place where three boundaries meet”, una interpretación que, si no completamente errada, es seguramente imprecisa o incompleta, teniendo en cuenta los testimonios literarios que cita el diccionario. Cinco años más tarde el término ‘trifinio’ se añade a la actualización de 1884 del Diccionario de la Real Academia Española. Solo después de esta fecha el neologismo se ha utilizado en español en el sentido de “punto donde confluyen y finalizan los términos de tres jurisdicciones o divisiones territoriales”. 2. Territorios y fronteras en la Hispania prerromana Posiblemente Sánchez Albornoz (1929) es el principal impulsor de la idea de que los dos Treviños burgaleses (‘Villamayor de Treviño’, municipio cercano a Herrera de Pisuerga, y ‘Condado de Treviño’, cercano a Miranda de Ebro) son puntos trifinios antiguos. Aflora en este supuesto, como en otros, su concepción ‘esencialista’ de la historiografía —que 2 Salvo en las citas literales, seremos fieles a Plinio (Naturalis Historia 3,26) en el uso del gentilicio cariete frente a caristio, haciéndonos eco de las razones expuestas por Fernández Palacios (2005).

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compartía con Menéndez Pelayo y le alejaba de Américo Castro (Archilés 2009: 217)— con consecuencias intelectuales que perduran. La primera es la visión de que los pueblos prerromanos constituían ‘etnias-estado’ con demarcaciones territoriales definidas, formando algo así como ‘asociaciones entre tribus’ de una relativa homogeneidad cultural, lingüística y étnica (Wulff 2009: 24-27).3 La segunda es que este sustrato étnico ha perdurado hasta nuestros días y se plasma en la preservación de determinados rasgos culturales, o lingüísticos, como se ha propuesto singularmente en el caso de los dialectos vascos. En relación con la cuestión territorial, Sánchez Albornoz —deudor de Enrique Flórez (1768)— retoma sin muchas consideraciones los datos de la Geografía de Claudio Ptolomeo (c. 150 d.C.) y directamente los proyecta sobre el mapa de la cornisa cantábrica, perfilando de esa forma una distribución de las etnias indígenas que ha tenido una extraordinaria influencia en la historiografía posterior. Álvarez Llopis & Peña Bocos (2005), por ejemplo, se sirven de ella para definir los límites de la Cantabria indígena, con un trazado fronterizo que divide a vacceos, turmogos, cántabros y autrigones: “[y que] desde Guardo seguiría una línea ascendente hasta el sur de Cervera de Pisuerga, más o menos coincidente con el territorio de La Pernía; una inflexión en la línea de frontera la llevaría hasta Treviño, para dirigirse después hacia Villadiego y Páramo de Masa hasta Terminón, como punto más oriental de Cantabria” (Álvarez Llopis & Peña Bocos 2005: 18). Para reforzar la validez de su aproximación, los autores suman a las fuentes clásicas ‘evidencias epigráficas’ (de la etnia vadiniense, en el este de Asturias y León). Es decir, a los testimonios documentales añaden marcadores etnográficos, de los que hablaremos más tarde. Llama la atención el grado de detalle con el que dibujan los límites de la Cantabria prerromana; la misma prolijidad que caracteriza a la delimitación de carietes, várdulos y autrigones del mapa 1 (Santos Yanguas et al. 1992),4 que mantiene Estíbaliz Ortiz de Urbina (2006: 47). Se trata como decimos de una proyección del listado de poblaciones de Ptolomeo; pero con el aditivo de un trazado fronterizo —que discurre por fondos de valle y puertos de montaña— que obviamente el geógrafo alejandrino no aportó. Estas actualizaciones cartográficas modernas son arriesga-

3 La monografía compilada por Javier Andreu Pintado (2009) analiza ampliamente esta cuestión para la etnia de los vascones. 4 “Este límite [entre caristios y várdulos] partiría del Deva, seguiría por el Puerto de Azcárate y la zona al Este de Vergara, para ir a la Sierra de Aitzgorri, la Sierra de Elguea y el Puerto de Arlabán, atravesando después la Llanada alavesa, dejando a oriente la civitas várdula de Tullonium (Alegría de Álava) (Ptol., II, 6, 65) y a poniente la civitas caristia de Suessatio (Arcaya) (Ptol., II, 6, 64), hasta llegar a los Montes del Condado de Treviño.” (Santos Yanguas et al. 1992: 455). Véase asimismo Besga (1998).

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Mapa 1 Santos Yanguas, Emborujo & Ortiz de Urbina (1992: 461)

das no solo por razones técnicas,5 también y sobre todo por motivos conceptuales, como advierten los propios autores: “los modelos sociológicos e históricos de los autores griegos y latinos no coinciden con los de las culturas de las que nos transmiten información” (Santos Yanguas et al. 1992: 450). Profundizando en estos argumentos, Unzueta (1994: 102-104) ha hecho hincapié en el error cometido por Sánchez Albornoz y sus seguidores al equiparar las etnias y su distribución anterior a Roma con los etnónimos y su cartografía en el nomenclátor de Ptolomeo. Volveremos sobre ello en la siguiente sección. Una cartografía con trazados fronterizos nítidos incurre en el riesgo añadido de forzar la localización de muchos enclaves para los que no existe una identificación segura. Sucede por ejemplo con las tres poblaciones atribuidas 5 Es complicado hacer corresponder el sistema de coordenadas de Ptolomeo con la cartografía actual. Las bases metodológicas han evolucionado; el paralelo utilizado por Ptolomeo no se aleja mucho del Ecuador actual, pero el meridiano discurre cercano a las Islas Canarias, con un desvío importante respecto al meridiano actual de Greenwich. A ello hay que sumar innumerables errores en la transcripción de los documentos originales. Con todo, persisten intentos de actualización, como el reciente para la península Ibérica de Tsorlini (2009).

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a carietes Suessatium, Tullica y Veleia (Ptolomeo II, 6, 64). La primera se ha identificado con una mansio cuyos restos se han hallado en Arkaia, población cercana a Vitoria. Veleia se asocia de manera unánime con los restos romanos de Iruña de Oca.6 Tullica, sobre la base de una aparente ‘homofonía’, ha sido relacionada con el topónimo Tuyo,7 nombre de población y de sierra cercanas a las Conchas de Arganzón, contradiciendo las coordenadas de Ptolomeo que la situarían no al sur, sino al este de Veleia, entre ésta y Suessatium.8 3. Rasgos etnolingüísticos de carietes, várdulos, autrigones y vascones La hipotética continuidad entre territorios tribales prerromanos con realidades etnolingüísticas modernas, como la que mencionan Álvarez Llopis & Peña Bocos (2005) para el Treviño cántabro, lleva inexorablemente a atribuir marcadores de etnicidad a estos grupos de población antiguos. El mismo supuesto subyace a la correlación entre tribus prerromanas y dialectos vascos, que vamos a abordar de manera específica más adelante. Como hemos adelantado, la etnicidad atribuible a los pueblos prerromanos plantea innumerables interrogantes. El primer problema es la imposibilidad de vislumbrar el tipo de conciencia que los indígenas pudieron tener de sus propias colectividades antes de su encuentro con Roma: eran sobre todo “una realidad percibida por los conquistadores y no tan claramente por los indígenas” (Gracia 2006: 37). Parece haber un amplio consenso respecto a que estos grupos de población no constituían en ningún caso “estados unificados”, sino “acaso federaciones de pueblos a partir de lazos de dependencia entre sus régulos y líderes” (Ruiz 1988: 298-299). Es seguro que cada uno de estos grupos contaba con ciudades independientes que “solo volverían a unirse en especiales casos de guerra bajo la dirección de caudillos o reyezuelos con aptitudes militares” (Gracia 2006: 37). 6 Supuesto que ha sido confirmado recientemente con el hallazgo de un ara dedicada a la diosa Mater “uno de [cuyos] datos más relevantes es precisamente la mención de la res publica Veleian(orum), colectividad que sin duda debemos identificar con Veleia, la civitas caristia” (Núñez et al. 2012: 29). 7 Santos Yanguas et al. (1992: 450) aportan una lista de autores que comparten la identificación de Tullica con Tuyo (Cortés y López 1836, Bosch Gimpera 1932, Albertos 1970, García Merino 1975). Llorente 1806 en cambio la situaba “hacia la mitad del territorio caristio entre Armentia y Deva o Motrico” y Baraibar 1883 en las cercanías de Ullíbarri Gamboa. 8 La /l/ líquida no ha pasado a yod /y/ en casos análogos, vg. Tullonium > Toloño / Dulantzi, salvo que medie malabar lingüístico, como el atribuido a Gerhard Bähr: Tritium Tuboricum > But(o)ricu > Mutriku, con nasalización tras metátesis de la oclusiva sonora inicial (Ptolomeo situó Tuboricum en el interior, por debajo de Tullonium (Alegría-Dulantzi); asociarlo con Mutriku implica un gratuito traslado al litoral). De Tullica se esperaría una evolución hacia *Tolga o similar, con apertura de vocal ante líquida y sonorización de oclusiva intervocálica, como en ‘holgar’ < lat. fullicare.

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A mediados del siglo II d.C., momento en que se elabora la Geographia de Ptolomeo, los supuestos elementos étnicos habían quedado difuminados dentro de la práctica político-administrativa romana. Dice al respecto Juan José Sayas: “cuando describimos las fronteras de autrigones, caristios, várdulos y vascones, en puridad metodológica, no estamos trazando y separando espacios étnicos globales” sino “territorios concretos de ciudades concretas, que las fuentes históricas consideran como várdulas o vasconas” (Sayas 1999: 155-158). Este mismo autor subraya la ‘artificialidad’ de una etnia como la de los vascones que bajo un mismo etnónimo abarcaba poblaciones tan distantes: “desde Oiasso (Irún, Guipúzcoa) a Alavona (Alagón, a 25 km de Zaragoza) y desde Iacca (Jaca) a Calagurris (Calahorra)”.9 Unzueta (1994) evalúa el verdadero significado de los etnónimos transmitidos por Ptolomeo, “un autor tan alejado temporal, geográfica y culturalmente de la realidad étnica prerromana que debiera hacernos dudar sobre el acceso que pueda tener a información certera sobre ésta”. De cara a la administración romana, los grupos étnicos prerromanos habían perdido consistencia como unidades de carácter político desde fechas tempranas. Existen abundantes pruebas de que el territorio se organizaba en torno a las principales poblaciones, trascendiendo el sustrato étnico preexistente: “En este sentido, vascones, várdulos, caristios y autrigones nunca son considerados en los textos romanos como unidades políticas” (Unzueta 1994: 103).10 Estudios realizados en la Gallaecia sobre la localización de las etnias prerromanas antes y después de la conquista corroboran que la distribución transmitida por Ptolomeo no refleja las realidades del mundo prerromano, sino unidades geográficas y jurídicas creadas por la administración romana en el proceso de reorganización del norte peninsular emprendido tras la conquista (Pereira Menaut 1984). Estas unidades desempeñaban una función de control territorial, con fines administrativos inherentes al estado romano, útiles a efectos fiscales o censuales, y que se aprovechaba para el reclutamiento de unidades auxiliares para el ejército o de mano de obra destinada a actividades mineras (López Barja de Quiroga 1999, Burillo 2002, Morillo 2003, Grau 2005, Pérez Almoguera 2008, Wulff 2009). 9 Con todo, este mismo autor en un trabajo posterior parece atribuir a los vascones homogeneidad lingüística: “El valle medio del Ebro constituye en el s. II a.C. una frontera étnica y cultural, sin duda lingüística. En esa región convergen hablantes de tres grupos lingüísticos, constituyendo un trifinium, en donde entran en contacto y confluyen ampliamente lo vascónico, lo ibérico y lo indoeuropeo” (Sayas 2005: 94). Mitxelena data en el siglo I a.C. la desaparición del euskera en la ribera vascona del Ebro (Mitxelena 1982: 303). 10 Así, en una fecha temprana (89 a.C.) el Bronce de Ascoli cita el origen de los caballeros allí inscritos mediante su relación con la ciudad de origen, no indicando la etnia a la que pertenecen, de lo que se desprende, según Untermann, que la pertenencia a una etnia concreta, en este caso ilergetes, sedetanos o vascones “ya no jugaba ningún papel político a comienzos del último siglo a.C. más de 200 años antes de la fecha de composición de la obra de Ptolomeo” (CIL I2, 709; Untermann 1993: 24).

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Volviendo a Treviño, encontramos un ramillete de asentamientos jalonando la calzada romana, Ab Asturica Burdigalam (mapa 2), entre la ciudad vascona Pompaelo (Pamplona) y la autrigona Deobriga (cercana a Miranda de Ebro). En este núcleo se concentraban la mayoría de las poblaciones que Ptolomeo atribuye a várdulos (Tullonium, Alba, Gebala, Gebalaeca), así como todas las caristias (Suessatium, Tullica, Veleia), a escasos kilómetros unas de otras. Por eso sorprende que la zona neurálgica del supuesto trifinio exhiba uniformidad lingüística, palpable en la toponimia vasca desde los primeros testimonios documentados (s. XI), en contraste con la isoglosa dialectal de la vertiente cantábrica (que culmina en la desembocadura del Deba junto a Mutriku, mapa 2),11 donde los asentamientos humanos, como sabemos por la arqueología, fueron muy secundarios y además, si atendemos a las fuentes clásicas, subordinados a los de la vertiente mediterránea (Unzueta 1994).

Mapa 2 Distribución dialectal: El área occidental engloba civitates carietes (parte derecha) y várdulas (parte central), todas ellas sobre el trazado de la calzada Astorga-Burdeos 11 En el mapa 2 hemos apuntado lo que parece otra incongruencia historiográfica, la población várdula Tritium Tuboricum en el lugar que ocupa actualmente Mutriku, esto es, en la margen derecha del Deba, en área caristia, donde el efecto divisor del curso fluvial tuvo que ser más acusado. En el litoral vasco Ptolomeo solo menciona dos poblaciones, Oiasso, de los vascones, identificada con Irún, y Menosca, de los várdulos, en la desembocadura del río Menlaco, sin identificar.

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Unzueta (1996) describe dos fases de colonización de la cornisa cantábrica: una inicial julio-claudia (26 a.C.-69 d.C.) y otra flavia (69 d.C. a inicios del siglo II d.C.). A partir de la escueta referencia de Plinio (NH IV, 34, 110) sabemos que el primitivo asentamiento del Portus Amanum recibió el estatuto de colonia bajo la denominación de Flaviobriga, en tiempos de Vespasiano (entre los años 69 a 79 d.C.). Desde Flaviobriga hasta Oiasso se extendía un territorio de escasa presencia romana que a partir del cambio de la política imperial flavia comenzará a sufrir transformaciones fundamentales. Hacia la mitad del siglo I d.C. el litoral central de la costa vizcaína, en especial en la ría de Gernika, será ocupado por asentamientos de nueva planta sobre lugares en los que no se ha detectado habitación prerromana. Estos se establecerán siempre sobre la misma línea de la costa, tanto en las márgenes de las rías como en sus desembocaduras: Forua, Lekeitio, Pedernales, Bermeo. El contacto entre las dos sociedades sucedió de forma decisiva durante todo el siglo I d.C. La prolongación de la franja territorial de autrigones y carietes desde el interior hasta la costa es una innovación de Ptolomeo con respecto a Plinio,12 para quien cántabros delimitaban con várdulos, dejando a carietes y autrigones en el interior. Hay que recordar además que el territorio de la vertiente cantábrica, alejado de las grandes vías de comunicación terrestres, estuvo menos poblado y tuvo un potencial económico menor. Con tales premisas no es esperable hallar muchas diferencias etnolingüísticas entre los grupos de población que se repartían el territorio entre el Ebro y el Cantábrico en época colonial. Si, como sugiere Emborujo (1987), la frontera várdulo-vascona resulta difícil de trazar, ésta al menos se correspondía con la división administrativa de los conventus iuridici Caesaraugustanus y Cluniensis; que no afecta a várdulos, carietes, autrigones o berones, todos ellos englobados en la jurisdicción de Clunia. Es una división jurídico administrativa de las provincias en conventos que se establece a partir de Claudio (primera mitad del siglo I d.C.) y que con el tiempo parece afianzar una frontera en el curso medio del Ebro a la que algunos historiadores sí han adjudicado transcendencia histórica. Peterson (2009: 59, n. 15) al estudiar la situación de La Rioja y La Bureba en el Alto Medievo encuentra una continuidad desde época antigua y destaca la apreciación de Albertos (1985: 35) según la cual “la onomástica de la Rioja Alta, como la de la mitad septentrional de Burgos, correspondería a lo que denomina la zona septentrional o cantábrica, mientras que la Rioja Alavesa, parte de Navarra y la parte meridional de La Rioja se integrarían en la zona onomástica celtibérica”. Esto parece dividir el solar berón en dos zonas onomásticas distintas. Así, en todo el territorio alavés, incluyendo Treviño y zonas limítrofes de Navarra por Campezo es muy frecuente el antropónimo Ambatus (y sus variantes Ambata, Ambati). 12 Plinio fue conocedor del entorno geográfico y administrativo del norte hispano por haber sido procurator de Vespasiano en la provincia Hispania Citerior Tarraconensis en el s. I. Ptolomeo nunca estuvo en Hispania y solo manejaba fuentes secundarias.

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Se trata, a decir de García Ariza (2008), de uno de los nombres más “típicamente hispánicos y más abundantemente atestiguados” precisamente en nuestra zona, así como en el resto del territorio cluniense, incluyendo a cántabros vadinienses y vetones de las provincias de Salamanca y Cáceres (Albertos 1970: 107-234), y hasta zona lusitana. Por contra es un nombre extraño en territorio celtibérico (Albertos 1979: 137).13 4. Treviño y los dialectos vascos Por lo que sabemos, fue Arnaud Oihenart (1638) el primero en vincular tribus prerromanas con dialectos vascos. El erudito de Mauleón adjudicó a ‘aquitanos’ el euskera de Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa, a vascones el de Navarra, a várdulos el de Guipúzcoa y Álava y a autrigones el de Vizcaya. Estas asociaciones de Oihenart son simplificaciones arbitrarias, pero cargadas de intuición etnolingüística, cuyo componente ideológico, como hemos visto, ha tenido extraordinario éxito en la historiografía vasca. Bosch Gimpera (1932)14 dice tomar la idea de Sánchez Albornoz (a quien a su vez cree basado en Campión).15 Múgica (1914) añade la apreciación de que los límites de las tribus coinciden además con los de las diócesis eclesiásticas, tesis que contó con el apoyo de Caro Baroja (1943 y 1945) y que se ha convertido en un lugar común en la bibliografía posterior, en especial entre los dialectólogos (Pagola 1984, Knörr 1985, Arejita et al. 2007). Es sin embargo una correlación infundada, como ha probado Zuazo (2010). En concreto Knörr (1985) trató de acreditar la correspondencia entre distribución tribal y geografía dialectal vasca donde más claramente hubo de manifestarse. Pero no halló prueba válida ni en Treviño ni en el resto de Álava, que exhiben de manera uniforme rasgos de euskera occidental (o ‘vizcaíno’). Las formas occidentales baltz frente a beltz; barri/berri; -dui/-di; eleja/eleiza; solo/soro; uli/iri; etc. son abundantes y recurrentes, frente a sus opuestos centrales (o ‘navarros y guipuzcoanos’). Knörr creyó poder aportar

13 También son frecuentes los grupos Segontius/Segonieca, así como Araius/Araica/ Araca. Por el contrario, los grupos Doiterus/Doitera y Coemia/Coema son más frecuentes en la zona navarra y esporádicos en la alavesa (Sayas 1999: 158). 14 Unzueta (2004) analiza varios ‘dogmas históricos’ que tienen su origen en Bosch Gimpera (1923) acerca de la “continuidad de la cultura vasca desde la prehistoria hasta al menos el periodo romano”, así como sobre la permanencia del “elemento indígena intacto a pesar de las infiltraciones de otros elementos de los territorios vecinos”; elemento que descendería “del antiguo grupo de la cultura pirenaica, cuyos orígenes se remontan al pueblo indígena del norte de España en el paleolítico superior”. 15 “El valle del río [Deba] parece ser la divisoria [de los várdulos] con sus vecinos occidentales, los caristios y aquí, como hace notar Sánchez Albornoz basándose en Campión, parece coincidir la frontera con los límites de los dialectos vascos, guipuzcoano y vizcaíno, extendiéndose el último por Vergara y Salinas” (Bosch Gimpera 1932: 457).

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una prueba de peso en los topónimos formados a partir de la voz latina palude ‘charca’, de la que derivan dos soluciones distintas en euskera (padura y madura), y que al menos en Álava se distribuyen en un eje longitudinal. El problema es que la alternancia no alcanza a los dos dialectos vascos que supuestamente deberían distinguirse, occidental y central, sino solo al primero de ellos. Como se muestra en el mapa 3, todos los topónimos derivados de palude se hallan en zona occidental, dentro de la cual es cierto se produce una distribución entre dos áreas, una occidental más conservadora (con padura) y otra oriental más innovadora (con madura). Pero son dos variantes recientes dentro de un mismo espacio dialectal. La toponimia del área oriental treviñesa (en la que se encuadra la variante madura) “es netamente occidental, tal como se observa en el vocalismo y el léxico” (González de Viñaspre & Uribarrena 2005: 404). La distribución padura/madura es tardía y afecta solo al dialecto occidental, por lo que en lugar de respaldar la teoría del trifinio antiguo la contradice. En el entorno de Treviño sí se detecta una frontera lingüística, pero no afecta a los dialectos vascos sino a la distribución vascorrománica de la toponimia. Esta frontera es particularmente brusca por SE, en dirección a Viana (Navarra). Hacia el SO sin embargo es más gradual, como también hacia el sur, dirección hacia la que el euskera se expandió en los siglos VIII a XII. En el mapa 3 hemos representado una cuña entre dos núcleos de desarrollo ro-

Mapa 3 Distribución de topónimos derivados de palude. La zona sombreada corresponde al territorio por el que se extiende la toponimia vasca

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mance, uno en la zona de Miranda de Ebro y el otro en la de Viana-Logroño. La ruta de expansión altomedieval del euskera, que desde tierras alavesas se adentró en La Rioja por la cuencas de los ríos Tirón y Oja (Peterson 2009, Abaitua & Unzueta 2011), debió de seguir esa dirección que marca la cuña del mapa 3 que apunta hacia poblaciones riojanas como Labastida y Haro. 5. Geografía y lexicografía de trifinium Sin ser excepcional, Treviño no es un topónimo que se prodigue en la península Ibérica (mapa 4). Apenas supera la docena de ocurrencias y llama la atención que un tercio de ellas se halle en área vascónica. Además del Condado de Treviño, enclavado en Álava, el topónimo reaparece en dos términos colindantes de los municipios navarros de Azuelo y Viana. A unos cien kilómetros por el norte, en plena costa vizcaína, no muy lejos de la desembocadura de la ría de Bilbao por su margen derecha, encontramos Tribiñu (Le-

Mapa 4 Distribución de los Treviños de la península Ibérica

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moniz) y su derivado Tribiñubarri (Gorliz) —obviamente inconexos, por sus coordenadas geográficas, con supuestas demarcaciones tribales prerromanas. En las inmediaciones del País Vasco, en el noroeste de Burgos se halla el que fuera Alfoz de Treviño, que abarcaba doce poblaciones a lo largo del río Odra, entre ellas Villahizán de Treviño y el actual municipio de Villamayor de Treviño. Unos kilómetros más al norte, en Cantabria, se ubica la localidad de Treviño, en el municipio lebaniego de Camaleño, cercano a Potes. Mucho más al oeste reaparece el topónimo en tierras gallegas, en la comarca de Terra de Soneira, del municipio coruñés de Vimianzo, cercano a Finisterre (otro enclave periférico que creemos imposible de ligar con ningún punto trifinio). Al este de Navarra encontramos un nuevo testimonio en el municipio zaragozano de Ejea de los Caballeros. Más al este, junto a la sierra de Guara (Huesca), en el Somontano de Barbastro se halla la ermita de Nuestra Señora del Treviño de Adahuesca. El Nomenclátor Geográfico Básico aporta el Treviño más meridional en el municipio de Alcázar de San Juan, cerca de Tomelloso, al norte de Ciudad Real. Descubrimos también en el Nomenclátor dos Triviño, uno en el municipio de Layos, al sur de Toledo, y otro en Villanueva de los Infantes, al este de Valdepeñas. Estos topónimos alternan con otras formas cercanas que no hemos incluido en el mapa. Son dos Triviña, una en Villamayor de Calatraba (Ciudad Real) y otra en Úbeda (Córdoba), así como tres Treviana, al oeste de Cuzcurrita (La Rioja), aunque es muy probable que puedan relacionarse etimológicamente con Treviño. Sí hemos incluido en el mapa 4 Trevijano de Cameros (La Rioja), que suponemos compuesto de trifiniu + sufijo -ano, análogo a Trevignano, población de la provincia de Treviso en la región de Véneto, Italia.16 Esta derivación nos hace conjeturar que el término se utilizara como ‘apelativo’ o cognomen, ya que es muy frecuente el uso del sufijo -ano (derivado del genitivo latino -anus) en combinación más habitual con antropónimos (Caro Baroja 1945: 117-8; Salaberri 2012).17 Pero falta el trifinium principal, el que suponemos ha sido el causante del equívoco que intentamos resolver en este trabajo. Se trata de la inscripción hallada a mediados del siglo XVI por el epigrafista Juan Fernández Franco en la iglesia parroquial de Villanueva de Córdoba y que tres siglos más tarde, en 1869, incorporó Hübner a su corpus Inscriptiones Hispaniae Latinae (CIL II, 2349). En 1912 el jesuita Fidel Fita Colomé, colaborador de Hübner y secretario de la Real Academia de la Historia, publicó en el Boletín 16 En la península itálica hemos encontrado otras formas homónimas con variantes gráficas: Trefigno (Ancona), Trivigno (Mortirolo), Monte Trevigno (Lago de Orta) e incluso Trofigno (Marcas y Abruzzo). 17 Interpretación avalada por Mitxelena (1972: 23): “Para los dos Subijana, de Álava y de Morillas, en 1025 Suvillana, [Albertos] aventura un *subfiniana (uilla). No estará formado, en otras palabras, sobre un antropónimo, sino sobre un apelativo, al igual que Trevijano en Logroño (en 1257 Treveiano ‘in archipresbyteratu de Cambero vieio’) que será trifinianum”. Agradecemos a Julen Manterola, vía Ricardo Gómez, la localización de la referencia.

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Figura 1 Epígrafe con el trifinium de Villanueva de Córdoba

de esta institución (BRAH 60 (1912), 37-52), una reseña con las siguientes transcripción y traducción: Trifinium / in[t]er Sacilienses Eporenses / Solienses ex sententia / Iuli Proculi iudic(is) / confirmatu(m) ab / Imp(eratore) Caesare / Hadriano / Aug(usto). “Trifinio entre los Sacilienses, Eporenses y Solienses, confirmado por el emperador César Hadriano Augusto con arreglo a la sentencia del juez Julio Próculo”.

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En esos años se produjeron una serie de coincidencias que creemos llevaron el término trifinio al diccionario de la Real Academia de la Lengua con el significado actual de “punto donde confluyen y finalizan los términos de tres jurisdicciones o divisiones territoriales”. Es importante señalar que trifinio es una palabra sin historia en español; no se encuentra en el Corpus Diacrónico del Español (CORDE). La entrada aparece por primera vez en la versión del diccionario de 1884,18 solo quince años después de que Hübner incorporara la inscripción de Villanueva de Córdoba a su corpus, de donde suponemos saltó poco después al diccionario inglés Lewis and Short (nombre de los editores por el que se conoce el popular A Latin Dictionary editado por Oxford University Press en 1879 a partir de una traducción de 1850 del diccionario Wörterbuch der Lateinischen Sprache, del filólogo alemán Wilhelm Freund). Lewis and Short aportan para trifinium solo tres fuentes: tr!f"n!um, ii, n. ter - finis, I a place where three boundaries meet, Sicul. Flacc. Condit. Agr. p. 6 Goes.; Inscr. Grut. 201, 5; Isid. 15, 14, 5.

La segunda (Inscriptionum Gruter 201, 5) es la inscripción de Villanueva de Córdoba y de las tres es la única que soporta el sentido que le atribuyen los diccionarios. Tanto la primera fuente (Siculus Flaccus, De condicionibus agrorum), como la tercera (San Isidoro, Etym. 15, 14 [5]de finibus agrorum) testimonian un fenómeno que tiene que ver con el reparto de tierras entre los colonos romanos y que está ampliamente estudiado en la bibliografía (Guillaumin 1998: 101-124; Mayer & Olesti 2001: 109-130; Santapau Pastor 2008). Por lo que podemos concluir que trifinium es por encima de todo una unidad de agrimensura: Los agrimensores recogen la existencia de un sistema de subdivisión de la centuria en 3 partes, o división en trifinium, que da lugar en el caso de las centurias de 200 iugera a 3 lotes de 66,66 iugera. Se trata del modelo de sorteo, la conternatio, que atribuye a cada colono 1/3 de centuria. El modelo del trifinium está bien descrito por Higinio Gromático (s. II) (Mayer & Olesti 2001: 120).

6. Conclusiones Pese a no haber hallado el término trifinio en el Corpus Diacrónico del Español, hemos realizado una última comprobación en un conjunto de obras clave anteriores al siglo XX. Así hemos buscado en Enrique Flórez (1779, 1786), en José Joaquín de Landazuri (1798), en Juan Antonio Llorente (1806), en el Diccionario geográfico universal (1829-1834) de Pascual Madoz, en el Diccionario geográfico-histórico de la España antigua, Tarra18 Es significativo que el término ‘trifinio’ solo se use en español (fr. tripoint, it. triple frontera, pt. triplice fronteira).

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conense, Bética y Lusitania de Miguel Cortés y López (1836), así como en la Gramática de los cuatro dialectos literarios de la lengua euskara de Arturo Campión (1884). El resultado confirma las conclusiones preliminares: el neologismo es tardío; la primera referencia es de principios del siglo XX, de Baraibar (1903), quien precisamente cita a Hübner como fuente e interpreta trifinium en el sentido de ‘piedra terminal’.19 En definitiva, de forma esquemática, las principales conclusiones a las que hemos llegado se pueden enumerar de la forma siguiente: — Trifinium es una unidad de agrimensura utilizada en la conternatio, modelo de sorteo descrito por Higinio Gromático y que atribuye a cada colono 1/3 de centuria. — Trifinio como “punto donde confluyen y finalizan los términos de tres jurisdicciones o divisiones territoriales” es un neologismo moderno (que se introduce en el diccionario de la RAE en 1884). — El trifinio de Villanueva de Córdoba señala el punto de encuentro de las jurisdicciones de tres comunidades, que son los sujetos de derecho a quienes afecta el dictamen judicial plasmado en la ‘piedra terminal’ (como recoge Baraibar 1903: 247; sentido muy alejado del ‘trifinio étnico’ que interpreta Claudio Sánchez Albornoz dos décadas más tarde). — Los gentilicios saciliense, eporense y soliense en pleno siglo II d.C. solo pueden hacer referencia a la ciudad de origen. Es un anacronismo plantear posibles pertenencias a grupos étnicos para esa región en esa época. — Topónimos como Trevijano/Trevignano permiten suponer que Treviño pasara en época antigua y altomedieval a la nómina de los propietarios. — El binomio padura/madura, que se detecta en la toponimia alavesa, así como en Treviño, no responde a una distribución dialectal, sino a dos soluciones dentro de un mismo espacio lingüístico. En realidad, toda la toponimia vasca de Álava, incluyendo la de Treviño, exhibe rasgos léxicos y fonéticos de un mismo dialecto vasco occidental. — Se puede concluir por tanto que los datos referentes a Treviño no respaldan sino que contradicen la relación entre la geografía dialectal del euskera y la supuesta distribución territorial de las poblaciones prerromanas.

19 Debemos a Isabel Echevarría haber revisado estas fuentes literarias y hallado la cita de Baraibar: “No conocemos etimología satisfactoria de Treviño. Pudo ser trifinium, piedra terminal que en la Administración romana señalaba el punto de contacto de tres diversos territorios coloniales ó municipales, como la descubierta cerca de Villa Pedroche y de Villanueva de la Jara (Hübner, Inscript. Hisp. latinae, n. 2.349), puesta en tiempo de Domiciano para determinar los confines de los Sacilienses, Idienses y Solienses” (Baraibar 1903: 247).

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Tomadas en consideración todas estas evidencias, creemos probado que el topónimo Treviño no revela la existencia de un hito fronterizo antiguo ni en el enclave burgalés cercano a Miranda de Ebro, ni en ninguno de la docena que hemos documentado en la península Ibérica. De su relación etimológica con el vocablo latino trifinium se podrán proponer interpretaciones vinculadas a actividades de parcelación agraria o de amojonamiento de fincas en época colonial romana, pero no a presuntas divisiones tribales anteriores a Roma.

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Aurkibidea / Índice / Table of contents

Hitzaurrea / Prólogo / Preface . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

XVII

TXOSTENAK ETA KOMUNIKAZIOAK / PONENCIAS Y COMUNICACIONES / INVITED PAPERS AND COMMUNICATIONS El topónimo Treviño y la prevalencia de errores de historiografía lingüística The place name Treviño and the prevalence of errors in linguistic historiography JOSEBA ABAITUA ODRIOZOLA (Universidad de Deusto) & MIKEL UNZUETA PORTILLA (Diputación Foral de Bizkaia). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

3

Kolokazioak: OEH eta egungo erabilera Collocations: The OEH and contemporary use XABIER ALTZIBAR & JUAN CARLOS ODRIOZOLA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . .

23

Euskal aditz jokatuaren osaeraz eta jatorriaz zenbait ohar Some observations on the origin and composition of conjugated verbs in Basque BORJA ARIZTIMUÑO LOPEZ (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

41

Txistukarien neutralizazioa mendebaldeko euskaran XVI-XVIII. mendeen bitartean (lehen hurbilketa) Sibilant neutralisation in Western Basque between the 16th and 18th centuries (an initial approach) UDANE ATUTXA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

61

Euskalkien historiaz: Lapurdi eta Nafarroa Garaia On the history of Basque dialects: Labourdin and High Navarrese IÑAKI CAMINO (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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XIV

AURKIBIDEA / ÍNDICE / TABLE OF CONTENTS

Aparición y evolución de esquemas de valencia no canónicos y ergatividad The appearance and evolution of non-canonical valency pattern systems and ergativity DENIS CREISSELS (Universidad de Lyon II) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

141

Euskal azentueren historiaz On the history of the Basque accentual systems ANDER EGURTZEGI & GORKA ELORDIETA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . .

163

Basque spatial cases and the ergative-absolutive syncretism RICARDO ETXEPARE (IKER-UMR5478, CNRS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

187

Las reglas del juego. Notas para una noción de ley morfológica The rules of the game: Notes for a notion of morphological law CARLOS GARCÍA CASTILLERO (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

213

Instrumentalaz gogoratuz, instrumentuaz haratago. Kasuaren izaera tipologian eta euskararen bilakabidea Recalling the instrumental, beyond the instrument: The nature of the case in typology and the evolution of Basque IVÁN IGARTUA (UPV/EHU) & EKAITZ SANTAZILIA (UPNA/NUP & UPV/EHU)

227

Hasperenaren galera Iparraldeko euskaran The loss of aspiration in Northern Basque OROITZ JAUREGI (UPV/EHU) & IRANTZU EPELDE (IKER-UMR5478) . . . . . .

245

Euskarazko egitura erresultatiboen diakronia The diachrony of Basque resultative constructions DOROTA KRAJEWSKA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

263

Euskararen historiaurrearen berreraiketa sakonagorako: forma kanonikoa, tipologia holistikoa, kronologia eta gramatikalizazioa Towards a more profound reconstruction of prehistoric Basque: Canonical form, holistic typology, chronology and grammaticalisation JOSEBA A. LAKARRA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

275

Le Dauphin itsasontziko euskarazko gutunak (1757): lehen hurbilketa The letters in Basque from the ship Le Dauphin (1757): An initial approach XABIER LAMIKIZ (UPV/EHU), MANUEL PADILLA (UPV/EHU & IKER-UMR 5478) & XARLES VIDEGAIN (UPPA & IKER-UMR5478). . . . . . . . . . . . . . . .

325

Euskaldunen jatorria eta berezitasun genetikoa eztabaidan The debate on Basque origins and genetic singularity SAIOA LÓPEZ, NESKUTS IZAGIRRE & SANTOS ALONSO (UPV/EHU) . . . . . . . .

343

Ergatibitate hautsiaz. Zergatik ote da orainaldia iraganaldi/irrealisa baino ergatiboagoa? Split ergativity: Why is the present more ergative than the past/irrealis? MIKEL MARTÍNEZ ARETA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

353

AURKIBIDEA / ÍNDICE / TABLE OF CONTENTS

XV

Ohar bat [partizipioa + joan/eraman, eroan] perifrasiaren diakroniari buruz A note on the diachrony of the periphrasis [participle + joan ‘go’ / eraman, eroan ‘bring’] CÉLINE MOUNOLE (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

369

(Des)genitibizazioaren historiaz gehiago: genitibozko subjektu iragangaitzak (ISGEN) ekialdeko euskaran More on the history of (de)genitivization: Intransitive subjects genitive (ISGEN) in Eastern Basque MANUEL PADILLA MOYANO (UPV/EHU & IKER-UMR5478) . . . . . . . . . . . .

383

Basque in the Becerro. Basque names and language in the Becerro Galicano of San Millán DAVID PETERSON (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

405

Euskararen dialektalizazioaren hastapenetarantz: konbergentzia eta dibergentzia prozesuak Erdi Aroan Towards the beginnings of Basque dialectization: The process of convergence and divergence in the Middle Ages URTZI REGUERO UGARTE (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

431

Uribeko Corpus Onomastikoa (UCO) The Onomastic Corpus of Uribe (UCO) ANDER ROS CUBAS (Barakaldoko HEO) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

445

Aspectos del desarrollo de la lingüística histórica en los siglos XIX y XX Aspects of the development of historical linguistics in the 19th and 20th centuries PIERRE SWIGGERS (Universidad de Lovaina) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

467

Testuak kokatuz dialektologia historikoan: egiteetatik metodologiara Situating texts in historical dialectology: From acts to methodology KOLDO ULIBARRI ORUETA (UPV/EHU). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

511

Euskal Filologia. Zer (ez) dakigu 25 urte beranduago? Basque Philology: What do(n’t) we know twenty-five years later on? BLANCA URGELL (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

533

Vasco y gascón en el Thesaurus Polyglottus (1603) de Megiser Basque and Gascon in the Thesaurus Polyglottus (1603) by Megiser JOSU M. ZULAIKA HERNÁNDEZ (Eusko Ikaskuntza) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

571

Oharrak Nerbioi ibarreko euskara zaharraz eta Viva Jesús testuaren jatorriaz Notes on the old Basque of the Nervion Estuary and the origins of the Viva Jesús text ENEKO ZULOAGA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

593

XVI

AURKIBIDEA / ÍNDICE / TABLE OF CONTENTS

KOLDO MITXELENAREN OBRA 25 URTE GEROAGO / LA OBRA DE LUIS MICHELENA 25 AÑOS DESPUÉS / KOLDO MITXELENA’S WORK 25 YEARS LATER Sobre Lenguas y Protolenguas About Lenguas y Protolenguas JOAQUÍN GORROCHATEGUI (UPV/EHU). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

613

La lingüística ibérica antes y después de Luis Michelena Iberian linguistics before and after Luis Michelena JAVIER DE HOZ (Universidad Complutense) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

643

Apellidos Vascos eta Mitxelenaren onomastika lanak Apellidos Vascos and Mitxelena’s onomastic work PATXI SALABERRI ZARATIEGI (UPNA/NUP & Euskaltzaindia) . . . . . . . . . . . .

673

Fonética histórica vasca, hitz eraketaren morfonologia eta neutralizazio erraldoiak Fonética histórica vasca, word formation morphonology and massive neutralization MIREN LOURDES OÑEDERRA (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

699

Textos Arcaicos Vascos 50 urte geroago Textos Arcaicos Vascos fifty years later GIDOR BILBAO (UPV/EHU) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

717

Euskal literaturaren historiaz Koldo Mitxelenak finkatu zuen eredu historiografikoa The historiographic model established by Koldo Mitxelena on a history of Basque literature JON CASENAVE (Université de Bordeux 3 & IKER-UMR5478) . . . . . . . . . . .

729

Koldo Mitxelena, crítico de cine en euskera durante el franquismo Koldo Mitxelena, film critic in Basque language during the Franco years JOXEAN FERNÁNDEZ (Euskadiko Filmategia & Université de Nantes) . . . . . .

743

English Abstracts of the Articles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

755

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