EL TIEMPO, LOS GENES Y LA HISTORIA (PARTE I

June 4, 2017 | Autor: Carlos Aponte | Categoría: Biologia, História, Tiempo y Temporalidad, Evolucion, Ciencia Y Arte
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Descripción

Breves en Ciencia y Tecnología El Hombre siempre ha sentido una profunda fascinación y angustia por su persistente temporalidad. Es en el seno de este desconcierto que se debate su historia y su tiempo. Es allí, donde se oculta la complejidad de una pregunta: ¿Qué es el tiempo? Hemos buscado respuestas para comprenderlo. Algunos lo han intentado atrapar en esferas de cristal con manecillas móviles, otros lo han mirado directo en el movimiento de la esfera celeste, otros aún lo han subjetivizado e incluso relativizado. Pero el tiempo parece estar allí, persistente, inexorable y eterno. Si visitamos la Historia del Hombre ubicaremos con precisión algunas de las respuesta que este le ha dado a ese extraña " entidad " que es el tiempo. Hurgando en las entrañas profundas de la poesía, tenemos que el poeta griego Hesíodo, en Trabajos y Dias, el verso 385 del Proemio al calendario del labrador relata como el movimiento celeste es utilizado como reloj para comenzar la siega: Al surgir las Pléyades descendientes de Atlas, empieza la siega: y la labran-za, cuando se oculten. Desde ese momento están escondidas durante cuaren-ta noches y cuarenta días y de nuevo al completarse el año empiezan a apa-recer cuando se afila la hoz En el verso 450, en Trabajos de Otoño, Hesíodo atrapa el tiempo en la voz de una grulla: Estate al tanto cuando oigas la voz de la grulla que desde lo alto de las nubes lanza cada año su llamada; ella trae la señal de la labranza y marca la estación del invierno lluvioso. Su chillido muerde el corazón del hombre que no tiene bueyes. Por su parte, Jorge Luis Borges en su Arte Poética acoge al tiempo y declara: Mirar el río hecho de tiempo y agua Y recordar que el tiempo es otro río, Saber que nos perdemos como el río Y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño Que sueña no soñar y que la muerte Que teme nuestra carne es esa muerte De cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo De los días del hombre y de sus años, Convertir el ultraje de los años En una música, un rumor y un símbolo, Ver en la muerte el sueño, en el ocaso Un triste oro, tal es la poesía Que es inmortal y pobre. La poesía Revista del Instituto Nacional de Higiene " Rafael Rangel " – Volumen 37 (2). 2006
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