\"El terrorismo yihadista no sólo es violencia. También es política\". El Mundo, 27 de diciembre de 2015.

June 14, 2017 | Autor: M. Torres-soriano | Categoría: Terrorism, Radicalization, Jihad, al-Qaeda
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Descripción

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EL MUNDO. DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DE 2015

ANDALUCÍA

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ENTREVISTAS IMPERTINENTES

CARLOS MÁRQUEZ

MANUEL R. TORRES SORIANO

Politólogo

«El terrorismo yihadista no sólo es violencia. También es política» CARLOS MÁRMOL SEVILLA

Nació en Jaén. Estudió Políticas en Granada. Profesor en la Olavide y en la UGR, donde imparte clases en el Máster de Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional. Hizo su tesis sobre la dimensión propagandística del terrorismo yihadista. Ha escrito dos libros sobre integrismo: Al-Andalus 2.0 y El Eco del Terror. Interior día. PREGUNTA.– ¿Los politólogos están de moda? RESPUESTA.– Hombre, la política nos interesa mucho, así que encontrar cierto grado de vocación resulta inevitable, pero el fenómeno de la Complutense es particular. Allí el perfil no consiste sólo en estudiar Políticas, sino en hacerla. No todas las facultades son iguales. Granada no lo es. Y la Olavide tampoco. P.– ¿Los politólogos le han quitado el puesto de gurús a los economistas? R.– No sé si nuestro protagonismo tiene que ver con el desprestigio de los economistas. Lo que sí noto es que la gente empieza a pensar que la política es mucho más que el enfrentamiento partidista. Al llegar la democracia la preocupación con-

sistía en que no hubiera una involución. A medida que ha madurado el sistema surge la reflexión de cómo debemos organizarnos mejor. P.– ¿Por qué investiga sobre integrismo? R.– Porque tras el 11-S hubo mucha demanda de conocimiento sobre el fenómeno integrista. El mundo cambió. Había muchas preguntas y muy pocas respuestas.

«Las tecnologías han dado al yihadismo posibilidades inéditas para la propaganda» «Los conversos no llegan al Islam por una creencia trascendente. Les atrae la yihad» P.– ¿El integrismo es terrorismo político? R.– Sin legitimarlo, hay que decir que el terrorismo yihadista no sólo

es violencia. También es política. Es lo que lo distingue de otras formas de violencia. Los integristas creen que el mundo musulmán está gobernado por regímenes apóstatas que no respetan la voluntad de Dios. Y piensan que el único medio para derrocarlos es implantar el islamismo mediante la violencia. Bin Laden cambió el enfoque estratégico al diferenciar entre el enemigo cercano y el lejano. Su idea es que los gobiernos apóstatas no caerán hasta que Estados Unidos y sus aliados dejen de apoyarlos. Es un terrorismo que afecta a los musulmanes. A nosotros nos toca porque vivimos en un mundo global, pero nuestra forma de vida no corre riesgo. La que sí lo está, y mucho, es la de los musulmanes que sean sometidos por estas teocracias totalitarias. P.– Su ideología es medieval; sus medios, contemporáneos. R.– En Occidente pensamos que los avances sociales son lineales. Cuando algo quiebra este razonamiento nos quedamos descolocados. Pensábamos que internet democratizaría el conocimiento. También sirve para que los integristas prediquen la vuelta a una forma de

vida que tiene que ver con los primeros tiempos del profeta. P.– ¿Cuál es el factor diferencial de este tipo de terrorismo? R.– No es diferente a otros. Lo llamativo es que proporciona una identidad. El yihadismo intenta que la gente piense que el suyo es el modo de ser buen musulmán. La yihad no es elección, sino una obligación. Su visión del mundo elimina muchas incertidumbres. P.– ¿La propaganda ha construido su propio marco de referencia? R.– La dimensión comunicativa, en una sociedad global en la que la información fluye sin límites y en tiempo real, se ha convertido en el centro de este tipo de violencia. Sus adeptos no necesitan grandes relatos teológicos. La legitimación de origen ya se da por supuesta. Se mueven por cuestiones emocionales. Si miras la vida de muchos integristas verás que sus creencias son superficiales. No hay un perfil único. Unos quieren combatir por espíritu de aventura, otros odian a Occidente, algunos se mueven por motivos altruistas y el resto ha tenido problemas de integración social. El integrismo tiene una respuesta para todos ellos y les permite sal-

var su conciencia. Los delincuentes comunes, gracias al relato terrorista, pueden seguir delinquiendo, pero con un propósito justo. Quienes roban, ahora lo hacen para la yihad. Las drogas son malas, pero si financian la guerra santa, no. P.– No necesitan adoctrinar. Les basta con manipular. R.– Las nuevas tecnologías han logrado que cualquier persona pueda sentir la frustración de gente que no conoce. En defensa de los niños palestinos se cometen atentados en Londres. Los integristas apelan a conceptos que están dentro de las personas, como la idea de defender a tus iguales. Se limitan a interpretar el contexto para legitimar la nueva guerra santa. La radicalización es más rápida porque no tienen que cambiar la estructura mental de las personas, sólo la forma de ver el mundo. P.– ¿Cómo se previene un terrorismo cuyo argumento esencial es el sentimental? R.– Sólo puedes mostrar sus contradicciones. Los integristas proyectan una visión idealizada de cómo se vive en sus regímenes, presentándolos como el paraíso en la tierra; sitios donde rige la voluntad de Dios y el pecado quedó erradicado. Mucha gente sin referentes cree que ésta es la única manera de ser musulmán. P.– ¿Cómo es posible que una chica de Almonte caiga en las redes integristas? R.– Hay que distinguir a los conversos de los musulmanes nacidos en Occidente. Éstos se radicalizan porque las segundas y terceras generaciones sufren un conflicto identitario. No saben quiénes son, ni para qué están en este mundo. De manera vaga, cuentan con el referente musulmán, aunque no van a la mezquita. Es la frustración la que los hace sumarse a la yihad. En España esta población está en Madrid, Barcelona, Ceuta y Melilla, donde residen más musulmanes. En el caso de los conversos el factor también es identitario, pero tiene otra naturaleza. Todo el mundo necesita justificar su vida, bien sea con la religión, la filosofía o con algún tipo de moral. Los conversos no se convierten al Islam buscando una creencia trascendente. Lo que les atrae es la versión yihadista de la existencia, que resuelve rápidamente sus conflictos personales. Se trata de un terrorismo grupal que permite formar parte de una comunidad. Es un mensaje atractivo para gente desorientada o que se considera víctima. P.– ¿No aceptan el individualismo? R.– Para mucha gente, el individualismo es angustioso. Necesitan sentirse reconocidos dentro de un grupo. Internet permite hacerlo de forma inmediata al eliminar las barreras de las relaciones sociales. En Ceuta y Melilla chavales musulmanes que no eran nadie se han ido a Siria y se han convertido en héroes. En la red puedes ser lo que quieras ser. Tu identidad logra reconocimiento inmediato. Es una necesidad ancestral.

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