El territorio de Martos (Jaén) en la primera mitad del siglo XIII: punto estratégico de la nueva frontera

September 4, 2017 | Autor: J. Gutiérrez Pérez | Categoría: Edad Media, Fernando III, Martos
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Descripción

El territorio de Martos (Jaén) en la primera mitad del siglo XIII: punto estratégico de la nueva frontera The territory of Martos (Jaen) in the first half of the 13th century: strategic spot of the new border José Carlos Gutiérrez Pérez *

Resumen

Abstract

Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la expansión del reino de Castilla por el Valle del Guadalquivir fue muy rápida. Esa rapidez se debió al clima de conflictos internos dentro del califato almohade. Unos conflictos que fueron aprovechados por el rey de Castilla para expandir sus territorios por tierras andaluzas.

After the battle of the Navas de Tolosa (1212), the expansion of the kingdom of Castile for the Guadalquivir Valley was very rapid. This rapidity owed to the climate of internal conflicts inside the Almohad caliphate. A few conflicts that were made use by the king of Castile to expand its territories for Andalusia.

La villa de Martos domina una región de gran importancia estratégica. Ésta desempeñó un papel importante en las mencionadas guerras civiles del califato. Fernando III la obtuvo del reyezuelo de Baeza como punto de apoyo, junto con Andújar, para su proyectada conquista de Andalucía.

The village, called Martos, control a region of big strategic importance. This one redeemed an important role in the civil wars of the caliphate. Fernando III obtained it of the Baeza wren like point of rest, together with Andújar, for its projected conquest of Andalusia.

La cesión de la villa de Martos con sus términos a la Orden de Calatrava en 1228 por parte del rey Fernando III, condujo a que los freires calatravos configuraran un extenso señorío en torno a esta zona del Alto Guadalquivir. Desde entonces dicho lugar se convirtió en un punto estratégico para controlar y ampliar la nueva frontera.

The transfer of the village of Martos with its terms to the Order of Calatrava in 1228 on the part of king Fernando III, informs us about the event that the freires calatravos were forming an extensive dominion in the territory of High Guadalquivir. Since this place turned into a strategic spot to control and to extend the new border.

Palabras clave: Orden de Calatrava, Jaén, siglo XIII, frontera, razzia.

Key words: Order of Calatrava, Jaen, 13th Century, border, raid.

La conquista cristiana del territorio marteño

En 1224, Fernando III realizó su primera campaña en tierras de Jaén, entablando inicialmente conversaciones con el rebelde ‘Abd al-Mu´min al-Bayyāsī (el Baezano), que controlaba la plaza de Baeza junto con gran parte del territorio de la actual provincia de Jaén, y que además estaba enfrentado al nuevo califa (SALVATIERRA, 1998: p. 1901). Tras dichas conversaciones, Fernando III decidió apoyar la causa del Baezano, emprendiendo una campaña en la que atacó la plaza de Quesada y una serie de castillos que no fueron retenidos por los cristianos. Además de ello se

Pocos años después de lo acaecido en las Navas de Tolosa en 1212, el nuevo rey castellano, Fernando III, comenzó la conquista el Valle del Guadalquivir, aprovechándose de la debilidad y de los enfrentamientos internos entre los almohades. Enfrentamientos que dieron lugar a las llamadas terceras taifas, en las cuales surgieron diferentes reinos rebeldes al poder califal de Sevilla, entre los que destacaron los de Murcia y Baeza.

* DEA en Historia Medieval. Universidad de Jaén.

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adentró por Jaén destruyendo y sembrando el pánico. Es posible que en este contexto y antes de la vuelta del rey castellano a Castilla se produjera el episodio de Víboras (cerca de Martos), en el cual el ejército cristiano capitaneado por Don Lope Díaz y los Maestres de Santiago y Calatrava atacó el castillo de Víboras; fortaleza en la que se refugiaban varios pobladores musulmanes de la región que habían huido a aquella escapada zona con sus ganados y riquezas a causa de las algaradas cristianas. El ataque cristiano contra dicho lugar, defendido por un contingente de unos 5.000 hombres aproximadamente, causó numerosas bajas y prisioneros del lado musulmán (ANSÓN, 1998: pp. 113-114). Al año siguiente (1225), Fernando III y el Baezano realizan una nueva campaña militar que empezará con el cerco a la ciudad de Jaén y la conquista de Priego. El caso de Jaén y su castillo era vital para la conquista y control del Valle del Guadalquivir, dada su importancia estratégica desde épocas pretéritas y como cruce de caminos (ANSÓN, 1998: p. 116). En ese mismo año, al-Bayyāsī consiguió el cargo de gobernador de Jaén, al salir victorioso de las disputas internas entre algunas familias almohades, tras lo cual intentó alcanzar la independencia e imponerse al califa almohade ‘Abd Allah al-‘Adil. Sin embargo, para tal empresa necesitaba una importante ayuda militar, que no dudó en solicitar a Fernando III. Para lograr esa ayuda del monarca castellano, se declaró su vasallo en el llamado pacto de las Navas de Tolosa. En dicho pacto firmado en Andújar el monarca cristiano recibía los núcleos de Martos, Andújar, Baños, Salvatierra y Capilla, así como el alcázar de Baeza, el cual fue entregado en garantía de lo pactado e inmediatamente ocupado por la Orden de Calatrava. Con esta concesión de importantes baluartes estratégicos, fue readaptada la línea fronteriza debido a la expansión castellana por el margen izquierdo del Guadalquivir (CASTILLO, ALCÁZAR, 2006: p. 172). Inmediatamente después de haber sido cedidas por al-Bayyāsī las plazas de Martos y Andújar y haberse hecho con el control de éstas Fernando

III, se produjo un clima de agitación por la muerte de El Baezano durante sus ataques a Sevilla1. Y es que la muerte de al-Bayyāsī trajo consigo una serie de consecuencias desfavorables para Fernando III, ya que las citadas plazas de Andújar y Martos, junto con Baeza se sublevaron. Las de Andújar y Martos fueron sometidas (ANSÓN, 1998: pp. 123-124) 2 gracias a que el rey castellano confió la tenencia de las mismas a Álvaro Pérez de Castro, episodio que ocurrió en septiembre de 1226: “E tornóse a Toledo e dexó en guarda de su frontera en la Peña de Mar-tos [col. b] al buen cavallero don Álvar Pérez de Castro e en el de Andújar; e dexó con él muchos fijosdalgo de Castilla” (Marín, 1999: fol. 281 rº). Asimismo, perdida la confianza en los musulmanes, éstos fueron expulsados por los cristianos en el otoño de 1226, dejando el territorio inicialmente despoblado (ESLAVA, 1999, p. 226). Dicha tenencia de Martos fue ostentada por Álvaro Pérez de Castro, aproximadamente, entre septiembre de 1226 y 1227, pasando a ser Martos el principal centro estratégico de la nueva frontera y “llaue de toda esta tierra”, según la Primera Crónica General (MENÉNDEZ PIDAL, 1977: p. 738). Sin embargo, la cercanía de la frontera llevó a que la plaza de Martos, cuyas defensas todavía no habían sido reformadas y había gran carestía de víveres para los castellanos, sufriera varios envites por parte de los musulmanes de Arjona. A esa fragilidad de la plaza marteña hay que añadir ciertos errores en la defensa de la misma, como por ejemplo el asedio que sufrió en 1227 por parte de Abu-l-Ula, aprovechando éste la ausencia de Álvaro Pérez de Castro, que se hallaba en Toledo, y de Tello Alfonso de Meneses, quien había reunido una expedición para razziar, imprudentemente, la zona de la campiña cordobesa. No obstante, el aviso a Don Tello del asedio, cuando éste se encontraba en Víboras, le hizo regresar a Martos, que ya estaba cercada. Según informa la Crónica de Castilla, Don Tello agrupó sus fuerzas y atravesaron en forma de cuña los obstáculos

1 Ante dicha muerte, no pudo hacerse efectiva la entrega del castillo de Capilla, el cual tuvo que ser sitiado y tomado a la fuerza por Fernando III. 2 En el caso de Baeza, la intervención militar del gobernador de Jaén supuso la conquista parcial del la ciudad, aunque no del alcázar, el cual fue defendido por los freires calatravos pese al asedio. Asedio del que desistió el gobernador de Jaén retirándose a su ciudad con contingentes de población baezana (ANSÓN, 1998: pp. 123-124).

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que les salían al paso. Al llegar a la puerta de la muralla de la ciudad, las tropas cristianas se hallaban con muchas bajas. Pese a la resistencia de los cristianos en lo que era la propia villa de Martos, los ataques de Abu-l-Ula consiguieron tomar la Peña (GONZÁLEZ, 1980: pp. 307-308), de la cual se retiraron musulmanes al poco tiempo, volviendo éstos a Arjona 3. Tras la derrota de Martos, Abu-l-Ula comprendió que incluso muerto al-Bayyāsī, la victoria sobre el ejército cristiano de Fernando III pasaba por la unión bajo una autoridad fuerte del califato almohade. Para lograr dicho propósito ideó una estratagema, que acabó siendo fallida, consistente en pactar una tregua con el rey de Castilla, suficiente para conseguir que los territorios almohades del norte de África y España se unieran bajo un poder centralizado y monolítico, pudiendo de esta manera hacer frente a Fernando III de forma ventajosa (ANSÓN, 1998: pp. 128-130).

Jurisdicción calatrava Es en este preciso momento cuando hace su aparición la Orden de Calatrava, la cual venía jugando un papel primordial como vanguardia de las tropas cristinas en las campañas Fernando III en el Alto Guadalquivir. Un papel y una activa colaboración a las que el rey correspondió haciéndoles donación a los freires calatravos, generalmente, de numerosos núcleos de población con sus territorios adyacentes 4. Tal hecho hizo que la Orden de Calatrava fuese una de las instituciones feudales más importantes, no sólo en la meseta meridional castellana, sino también en la Andalucía oriental. Tras la recuperación de Salvatierra en 1226 por los freires calatravos, la principal preocupación

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militar de éstos se centró en las tierras de la actual provincia de Jaén. Sin embargo, hasta que el rey no concedió a la Orden la plaza de Martos, además de otras como Víboras, Porcuna y ciertas rentas y propiedades en Arjona, los freires calatravos concentraron sus recursos en la acción fronteriza de manera conjunta con los santiaguistas, en virtud del acuerdo que ambas órdenes habían suscrito en 1221. Hasta 1228, en que se produce la cesión de Martos, las acciones de la Orden de Calatrava se limitaron meramente a la defensa en 1226 del alcázar de Baeza y a mantener el típico planteamiento de razzia fronteriza junto con la hueste del rey, las tropas del arzobispado toledano, la Orden de Santiago y miembros de otras órdenes militares sobre todo (AYALA, 2007: p. 421). A finales de 1228 se produjo finalmente la donación de Martos a la Orden de Calatrava 5. El documento por el cual se hacía esa donación a la Orden fue realizado el 8 de diciembre de 1228, en presencia del Maestre calatravo Gonzalo Ibáñez. En el mismo, Fernando III otorgaba a los freires calatravos la fortaleza y villa Martos con todos sus términos, encomendándoles la defensa de los mismos y de este modo proveer la frontera: “Hago donación a vosotros y os concedo aquel territorio que se llama Martos, con sus casas, tierras cultivadas y sin cultivar, viñas, montes, fuentes, aguas, prados, viveros y con todos sus términos y pertenencias que ahora tiene o puede tener en el futuro, mandándoos al presente, que defendáis sus términos…” 6. En esta misma donación el rey también prometía ceder a la Orden las poblaciones y términos de Víboras y Porcuna, una vez las conquistase, además de “diez yugadas, cerca de la villa, y otras diez

3 Este episodio de la defensa de Martos contó con una versión transmitida por la crónica alfonsí y que posteriormente fue tomada por posteriores crónicas. Según dicha versión, durante la ausencia de Álvaro Pérez de Castro y Don Tello Alfonso y el posterior cerco de Martos por parte del rey nazarí Ibn al-Ahmar, ésta fue defendida por la esposa del Álvaro Pérez de Castro, la cual hizo que las mujeres de la villa se disfrazaran de hombres y ocuparan la muralla. Con ello la Condesa intentaba que los musulmanes pensasen que Martos se hallaba bien defendido, a la vez que ganaba horas para Don Tello regresase a tiempo. Lógicamente, esta versión del cerco de Martos es más literaria que otra cosa, y ya fue calificada por Julio González como “la fantasía de Martos” (GONZÁLEZ, 1980: p. 426). Sobre dicho episodio véase: (GUTIÉRREZ, 2011). 4 Dichos servicios fueron recompensados, con las donaciones de Martos (1228) y los heredamientos de Begíjar (1231), Úbeda (1235), entre otros (GONZÁLEZ, 1980: p. 190). 5 Sobre la formación de la encomienda de la Peña de Martos, véase (GUTIÉRREZ, 2009a: pp. 23-55). 6 “Dono itaque vobis, et concedo illud castrum quod dicitur Martos cum domibus, terris cultis, et incultis, vineis, montibus, rivis, fontibus, aquis, pratis, pasquis, et cum omnibus terminis, directuris, et pertinentiis suis, quas nunc habet vel habere debet, mandans ad præseris ut defendatis termitios suos, quoscumque defendere…” (A.H.N., OO.MM. Car. 423, doc. 93).

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en un lugar competente, aunque sea más lejos de la villa pero en dirección a Martos. Además os doy la quinta parte de todos los frutos que produzca Arjona, cuando yo la pueda poseer”. Posteriormente, en 1246, el rey concedió también a la Encomienda de la Peña de Martos unas casas en la ciudad de Jaén, una vez conquistada dicha ciudad (SOLANO, 1978: p. 278). Tras esa donación, los freires calatravos tuvieron en la villa de Martos una sólida base militar desde la cual pudieron ayudar al rey de Castilla, entre los años 1230 y 1248, en el afianzamiento de la frontera en la zona del Prebético y en la conquista de la ciudad de Jaén y el resto del Valle del Guadalquivir, para su posterior incorporación a la corona castellana (AYALA, 2003: p. 174).

Martos: punto estratégico de la nueva frontera Una vez cedido Martos y su entorno a la Orden de Calatrava, dicho territorio se convertirá en la principal base de operaciones para la conquista de la ciudad de Jaén y también de Arjona y sus alrededores. Junto a ello la villa de Martos, la encomienda que en torno a ella se va a formar y otras que se crearán en su entorno (Porcuna, Víboras, etc.), serán un importante territorio que permitirá la expansión de la frontera cristiana Guadalquivir abajo y el mantenimiento de ésta en la zona de Alcalá la Real y Montefrío. Por tanto, el señorío calatravo del Alto Guadalquivir actuará como un territorio que servirá para expandir los territorios cristianos y salvaguardar la frontera. Durante 1230, año en que es nombrado rey de León, Fernando III continuó con sus campañas de razzia que tan buenos resultados le estaban dando, centrándose especialmente en la comarca de la ciudad de Jaén, a fin de debilitarla. Precisamente, es en ese año cuando el rey reinicia el sitio a dicha ciudad en junio de 1230, el cual tuvo que dejar tres meses después aconsejado por sus magnates. En dicho asedio Martos jugó un papel

importantísimo ya que fue la principal base de operaciones de dicho sitio y el lugar en el cual se dejaron las máquinas de asedio una vez finalizado el mismo (ANSÓN, 1998: pp. 130-131). Gracias a ello, se produjo, tras varias campañas de castigo por parte de la Orden de Calatrava, la conquista por parte de Fernando III de las plazas de Arjona (1244) y Jaén (1246), cuya consecuencia más palpable fue la desaparición del peligro inmediato procedente de los flancos norte y oriental, hacia los territorios calatravos. No obstante, la cercanía de la frontera exponía a esta zona a continuas acometidas y razzias por parte del rey nazarí Ibn al-Ahmar 7, las cuales disminuyeron, en cierto modo, tras la conquista de la ciudad de Córdoba en 1236 (AYALA, 2007: pp. 436-437). En estos primeros años en que Martos y Jaén permanecieron en manos cristianas, comenzaron las primeras disputas entre los calatravos y los nuevos pobladores cristianos de Jaén, a cuenta del citado aumento de las posesiones del señorío de la Orden en las zonas de Víboras, Susana, Porcuna, etc. Aumento que era visto con recelo desde Jaén y que llevó al rey Fernando III a realizar un deslinde entre los términos de la ciudad de Jaén y la Orden de Calatrava en 1251. Deslinde en el cual estuvo presente el propio rey, según decía éste: “…fui a aquellos logares et andudelos todos por mio pie et fiz fincar moiones…” (A.H.N., OO.MM. Car. 423, doc. 91); y en el que se recurrió a los antiguos pobladores musulmanes, auténticos conocedores del territorio, para solicitarles su intervención y opinión en dicha labor de deslinde y amojonamiento 8. Tres años después, en abril de 1254, el nuevo rey castellano, Alfonso X, ratificaba dicho deslinde efectuado por su padre. A pesar de ese reforzamiento de la frontera con Granada, los ataques de musulmanes granadinos contra las tierras del señorío calatravo giennense fueron constantes hasta prácticamente finales del siglo XV. Veamos tres casos concretos habidos en el siglo XIII.

7 En uno de esos ataques de Ibn al-Ahmar contra Martos murió el propio comendador de Martos, don Isidro, y varios freires calatravos (MENÉNDEZ, 1977: p. 742). 8 “…mande a Lopez Lopez mio alcaide de Jahen, e a don Nicolas de Ubeda e a Juan Perez el echan, mio ome que tomasen moros sabidores de Ariona e que partiesen los terminos que son entre Martos e Ariona en entre Porcuna e Ariona e tomaron los moros como yo les mande e andubieron los terminos e partieron e moionaron los terminos entre esas villas sobredichas…” (A.H.N., OO.MM., Registro de Escrituras de Calatrava, Tomo III, fol. 59 rº. Sig. 1343 C).

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El primero de ellos tiene lugar en 1245 poco tiempo después de la constitución de la encomienda. En dicha razzia los musulmanes procedentes del reino granadino atacaron y tomaron la plaza de Alcaudete (cercana a Martos), la cual había sido conquistada veinte años antes por Fernando III. En mencionado año, Alcaudete fue conquistada nuevamente y cedida a la Orden de Calatrava, que comenzará a constituir en torno a esta plaza una encomienda, a la vez que reforzará las defensas de ésta. En dicha acción las fuerzas calatravas procedentes de Martos se vieron seriamente mermadas, falleciendo en la acción frey Isidro Ruiz de Argote (también conocido como Isidro García), primer comendador de la Peña de Martos (Menéndez, 1977: p. 742; Rades, 1572: fol. 39 vº). Al poco tiempo de este suceso, y siendo ya comendador de Martos frey Juan Pérez (sucesor de frey Isidro Ruiz de Argote), tuvo lugar el ataque a Martos y su territorio de una hueste de moros gazules procedentes del reino de Granada. Sobre tal episodio tenemos el testimonio de la Primera Crónica General. En ella se nos detalla cómo durante las razzias de los moros Gazules por el territorio andaluz, al llegar éstos a Granada fueron enviados por el rey nazarí contra Martos, para con ello frenar la presión cristiana sobre el territorio y poner fin al asedio a tierras granadinas. El duro cerco establecido por los sitiadores obligó a Fernando III a enviar tropas al mando de su hermano el infante don Alfonso y del maestre calatravo Fernando Ordóñez. No obstante, la ayuda no fue necesaria debido a que los moros gazules levantaron el cerco, una vez llegaron los refuerzos cristianos. Pese a ello, todo acabó en derrota según cuenta la crónica, ya que los freires calatravos junto con el comendador y otras gentes “salieron et lidiaron con ellos et uencieronlos et enbiaron los desbaratados et mataron pieça dellos et cautivaron et ouieron dellos cauallos et lo mas de lo que trayen” (MENÉNDEZ, 1977: 744) 9. Otro ejemplo de esas primeras razzias, contra el territorio de la Encomienda de la Peña de Martos, fue la ocurrida en octubre de 1275. Dicha razzia estaba compuesta por una expedición de

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musulmanes granadinos, ayudados por otros marroquíes, cuya intención era apoderarse nuevamente de la ciudad de Jaén. Una vez llegada la expedición musulmana al paraje de las Celadas (cerca de Torredonjimeno) se encontró ante un ejército cristiano que iba a reforzar la frontera. Ejército que estaba comandado por Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, y por el infante Sancho de Aragón, arzobispo de Toledo, quien de manera imprudente había sido advertido de la expedición musulmana por el comendador calatravo de Martos. Pese a que el enfrentamiento entre ambas huestes acabó con la victoria de los cristianos, hay que decir que entre las bajas de éstos estaba la del propio arzobispo toledano (ARGOTE, 1588: pp. 298-299; MARÍN, 1999: fol. 302).

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9 Tal episodio de armas quedó guardado en la memoria colectiva de los habitantes de la comarca marteña al igual que el posible lugar donde fueron derrotados los últimos resquicios de las tropas gazules. Tal hecho lo encontramos reflejado en el amojonamiento que el rey Fernando III realiza en 1251 entre las tierras de Martos y Jaén, donde un mojón se sitúa en “… la cabeça o fueron desbaratados los Gazules en somo del otero es el otro fito …”. Sobre este aspecto véase: (GUTIÉRREZ, 2009b).

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