El teatro del 2015 - Actual, contemporáneo, posmoderno

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Descripción

EL TEATRO EN EL 2015 ACTUAL, POSMODERNO O CONTEMPORÁNEO

Miguel Español Celiméndiz Tema y géneros del teatro hispánico II Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Zaragoza 5 JUN 15

índice

Introducción

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Antecedentes

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La cartelera

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El público

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Consejos para un buen teatro

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Bibliografía

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introducción

“Está todo inventado, ya no se hace nada nuevo” es la tremenda sentencia que ajusticia día a día el panorama creativo cultural. Las tendencias se reciclan; los autores crean a partir de sus escritores preferidos; el plagio es la peor enfermedad del artista; la reescritura está mal vista; todo vuelve. Es inevitable e imposible pedir a los creadores que no rindan cuentas con sus lecturas y que no se recreen a partir de aquello que les ha formado su personalidad artística. Es algo que debe ir creciendo y evolucionando con la experiencia. Los temas teatrales quizás hayan sido los que más hayan soportado el peso de dicha sentencia. El movimiento que supuso la revalorización del director frente al autor a finales del pasado siglo da cuenta de ello; reivindican un teatro diferente debido a la escasa calidad de los autores aunque sí se formaron grandes referentes como Sanchís Sinistierra, Fermín Cabal o Alonso de Santos que supieron incorporar las tendencias europeas a la escena española. Actualmente el teatro vive un proceso de transición hacia nadie sabe donde pero lo que está claro es que los temas no han cambiado tanto; también los espectadores, cada vez más se piensa antes en el público y la acogida de la obra que en crear algo verdaderamente nuevo y original que destaque dentro de una mínima historia teatral. En el presente trabajo completaremos de manera más teórica los puntos que ya se trataron en la exposición de clase y pondremos de manifiesto lo recogido sobre los antecedentes de las últimas décadas del siglo XX para pasar a analizar el tipo de obra y teatros que triunfan; así como el lugar de estos espacios en nuestra sociedad, sin olvidar al público: de quiénes está formado y cómo se comporta con la cartelera. Los datos son lo más actuales que se han podido recoger teniendo en cuenta que es difícil encontrar investigación crítica tan reciente, bien sea por lo arriesgado del asunto, bien porque no interesa; siempre es más fácil hablar del pasado que del futuro que si algo bueno tiene es que no es necesario citar a nadie. Por último hemos anotado una serie de consejos para el “buen teatro” o para que al menos siga en vigor antes de que pueda desaparecer ante los grandes espectáculos musicales o la ruina del tejido dramático interno. Con todo podemos decir que el teatro nunca morirá, aunque sea una forma en extinción y quizás arcaica para muchos públicos siempre habrá gente que guste de ir al teatro. El peligro está en que se convierta en un objeto museístico y arcaico. La cuestión es como convertirlo en tendencia para conseguir arrastrar a ese público escéptico o temeroso de otros rangos sociales menos familiarizados con la escena lo que posibilitaría mayor y mejor número de obras y quizás una necesitada renovación teatral.

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antecedentes Hablar del teatro actual nos lleva obligatoriamente a hablar del pasado ya que ahí están las claves de los resultados presentes. Es necesario ver qué se representaba y qué estaba triunfando para analizar la huella y rastro que dejan en la historia del teatro estos autores y obras. Para hablar del teatro contemporáneo nos remontamos a los años 80 que a su vez para explicarlos a estos tenemos que remitirnos a los años 50 de la posguerra; lo que nos lleva a estudiar siempre el teatro, y en casi todas las disciplinas humanísticas, de la misma manera. Un sistema historiográfico en el que se enlazan y agrupan autores en movimientos y tendencias cuyo éxito radica en la ejemplaridad de la obra en relación a las anteriores. Es una manera de trabajar el teatro y de estudiarlo pero en la que verdaderamente se ven conexiones e influencias lógicas que ayudan a explicar las obras, siempre desde la distancia que supone el tiempo que ayuda a valorar más objetivamente la repercusión artística y mediática. Esto es más difícil hacerlo si se estudia el teatro actual. Es posible ver grupos de amistades en el teatro, o autores que colaboran juntos incluso multidisciplinarmente. También es posible hablar de los géneros y tipos de teatro que se dan pero nuestro alcance es limitado en cuanto a la repercusión y posterior influencia de las obras ya que es imposible controlar todo el panorama teatral del momento. De esta manera nos alejamos en el tiempo para concretar el tipo de teatro que se hacía en los 80, el cual desarrolló algunos de los conceptos que actualmente tienen más éxito, que algunos ya venían de la reteatralización de Alberti, Unamuno, Lorca o Valle, pero que se explotan y domestican con el tiempo. Después de la muerte de Franco se produce un periodo de exaltación de la libertad propia del momento. Después de 39 años de dictadura la sociedad española disfrutaba de un nuevo periodo democrático que equiparó a España con los mismos derechos que en Europa, a la que se aspiraba. Se abrieron los paradigmas del hombre y se promocionó la cultura como jamás se ha vuelto a hacer. Es el inicio de la Transición. Los autores de este momento histórico gustan de practicar la elipsis fragmentando la obra en cuadros o escenas que como si de imágenes se tratarán van configurando la idea que atraviesa todas ellas. De esta manera se pueden insertar historias diferentes que vayan creando un mensaje. Ello implica también que se prescinda de la continuidad temporal, espacial y causal que conllevaba el seguimiento de las reglas de las unidades teatrales clásicas. Es un tiempo reflexivo en cuanto al lenguaje, se vuelve más lírico y artificioso aunque no es una regla predominante, más bien depende de la obra. Lo que sí es claro es que presta atención al cómo decirlo y cómo contarlo. Además las obras se vuelven menos ingenuas; se pierde el pastel y se presentan obras desenfadadas, ácidas y críticas. Entran en escena también otras artes en el teatro, como ya harían algunos autores anteriores, pero la figura del director de escena mejorará la escenografía y el proceso posterior a la producción del texto, es decir, lo propiamente teatral que se presenta al espectador. Se distinguía entre teatro de autor y teatro de director que en su mayoría se daba en los pequeños grupos del teatro alternativo que se originó hacia los 4

años 70 en el entorno de los teatro de cámara y ensayo o teatro particulares de aficionados, profesionales o mecenas que disponían del capital para poder financiarlo. Estos junto con los teatros universitarios que se profesionalizan formarán el teatro independiente. En palabras del alemán WilfrIed Floeck1: Radicalizaron el concepto de un teatro antiliterario y colectivo llegando hasta la propagación de una “creación colectiva”, en la cual el texto dramático surgía durante los ensayo colectivos, haciendo prescindible la figura del autor.

Con todo estos grupos solían centralizarse en personas que llevaban la batuta en cada una de esas orquestas que llamamos compañías: Albert Boadella en Els Joglars, Ángel Facio en Los Goliardos o Juan Margallo en Tábano. Las fuentes de estos autores son europeas. La revista Primer acto, surgida en el 57 ayudaría notablemente a que se dieran a conocer las tendencias europeas y americanas lo que conllevó el conocimiento de algunos de los autores más notorios del periodo final del siglo XX como Beckett y su nuevo realismo (Esperando a Godot; Final de partida; Los días felices); Heiner Müller y el fragmentarismo (Germania, muerte en Berlín; Hamletmachine; La misión); Pinter con su reformulación de la memoria y el tratamiento de lo cómico (El portero) así como el multidisciplinar Chejov (El jardín de los cerezos; Platonov; Las tres hermanas) y el gran Brecht con su reflexión existencial y dialéctica que plantea cuestiones políticas al público que no puede ser un mero espectador (Miedo y miseria del III Reich; El círculo de tiza caucasiano; El que dice sí, el que dice no; La persona buena de Sezuán; La excepción y la regla). A partir de finales de los 70 y en adelante es también un momento en el que se nacionalizan ciertos deberes estatales con la creación en 1978 del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), bajo la dirección de José Manuel Garrido Guzmán, que promocionó el teatro público subvencionado tanto por el Estado, como por las Autonomías y Ayuntamientos y el Centro Dramático Nacional (CDN) dirigido por Marsillach; en el 84 se crea el ya desaparecido Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (CNNTE); se inician los teatros universitarios y se consolidan figuras tan necesarias como el director de escena. Como nómina representativa de este periodo previo al estrictamente moderno citamos a Ignacio Amestoy, Fernando Arrabal, Buero Vallejo, Fermín Cabal, Lluïsa Cunillé, Alfonso Sastre, José Luis Alonso de Santos, Sanchís Sinistierra o Angélica Liddel.

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Wilfried Floeck, Estudios críticos sobre el teatro español, mexicano y portugués contemporáneo, Hildesheim, Olms, 2008, pp. 31.

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la cartelera Ya hemos dicho que el tema del teatro actual no es fácil de tratar en cuanto a que no hay una base teórica asentada y bien trabajada por la crítica. Lo máximo que podemos encontrar de las obras que se presentan en nuestros días son reseñas y pequeñas noticias en prensa y revistas especializadas. Debido a ello hemos querido analizar el panorama teatral del momento, primero en un nivel nacional y luego autonómico que nos ilustrarán sobre el tipo de teatro que se está dando, así como del tipo de público al que se destina y por ende, quienes van al teatro en la actualidad. El corpus de los teatros que se recogen a continuación se ha realizado según el valor histórico de los mismos, así como de su vigor y prestigio en la actualidad, lo que los hace seguir estando vivos y ser los más representativos del panorama dramático del 2015. El listado de obras y espectáculos de los teatros es el presentado en la temporada de este año, entre Abril y Junio. A nivel nacional, en Madrid, a la que podemos considerar como el epicentro dramático, se dan multitud de obras, hay también casi el triple de teatros que en Zaragoza y se produce un fenómeno de especialización de los espacios para unos u otros géneros. Hemos recogido una pequeña muestra de ellos: el Teatro Español, el Real, los regentados por el CDN, el Teatro de la Latina, el Lope de Vega y el Teatro Lara. Uno de los más antiguos, 1583, de lo cual pueden vanagloriarse, es el Teatro Español, antes del Príncipe, ubicado en pleno centro del barrio de las Letras en la plaza Santa Marta. Expone actualmente obras en relación al Quijote debido al cuarto centenario de la segunda novela: Pingüinas, una obra casi performance con reparto femenino: María Hervás, Ana Torrent y Marta Poveda. También triunfan aquí las versiones dramáticas de grandes películas, en este caso El discurso del rey y por supuesto tiene espacio en el Español la comedia. El Teatro Real posee un valioso espacio que lo hace merecedor de las grandes operas europeas y nacionales así como los grandes clásicos españoles que suelen montarse por compañías asentadas y con una buena puesta en escena. Esta temporada se ha representado El público de Lorca, Romeo y Julieta, La Traviata, el Fidelio de Beethoven… El teatro Valle-Inclán y el María Guerrero a cargo del CDN tiene un carácter más alternativo. En él se dan desde talleres creativos sobre obras de teatro como grandes obras del teatro universal moderno. Esta temporada entre otras obras destacamos la puesta en escena de La trilogía de la ceguera: La Intrusa, Interior y Los ciegos de Maeterlinck; de Ibsen el Hedda Gabler y de Chéjov El jardín de los cerezos. Obras que difícilmente podrían verse representadas en otras salas si no es en esta. Así mismo encontramos música y debates. En el Teatro Lara de Malasaña, con su espacio y ambiente moderno se abre a todos los públicos con obras para niños, comedias y musicales además de alguna que otra obra de carácter existencial en el que el personaje pierde su identidad y emprenderá un viaje hacia el reconocimiento.

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Otros como el Lope de Vega, el Teatro Calderón o el de La Latina se especializan en un género e intentan sacarle partido de manera que el espectador fiel siempre sepa a qué teatro acudir cuando quiere salir a ver algún espectáculo. El Lope de Vega lleva varias temporadas ya con el musical del Rey León y los otros dos dedicados a la comedia. También hay otros para niños como el Circo Price. En Zaragoza hemos recogido los datos de los cinco teatros más representativos: El Teatro de la Estación, el Teatro de las Esquinas, el Teatro Principal, el Teatro del Mercado y el Teatro Arbolé. El Teatro de la Estación, situado muy cerca del Palacio de la Aljafería y la plaza de la Ciudadanía actualmente tiene en escena distintos tipos de obras. Espectáculos musicales, en este caso de flamenco aunque también de danza; recitales poéticos en torno a Poe y obras teatrales en forma de comedia y clásicos como El hospital de los podridos que reúne entremeses de Lope, Cervantes y Quevedo. También se dan presentación de libros y un festival de cortometrajes. El Teatro de las Esquinas en Duquesa Villahermosa ofrece comedia, El cavernícola, y monólogos; también teatro histórico con Las guerras correctas y hay espacio también para los niños con alguna obra. El Teatro Principal que en Zaragoza representa la máxima institución dramática se representan obras de repertorio nacional como Un triángulo azul de Laila Ripoll y Mariano Llorente del CDN sobre el nazismo; otra oferta teatral en la que se versiona la novela Cincuenta sombras de Grey, intentando beneficiarse de la estela del filme y también la comedia El eunuco con un reparto televisivo: Anabel Alonso y Alejo Saura. Además con motivo de las elecciones municipales y autonómicas del pasado veinticuatro de mayo se dieron distintas conversaciones y debates sobre cultura y política. El Principal sirve también de espacio para la presentaciones de libros, discos y revistas. Otro teatro que hemos recogido es el del Mercado, antiguo mercado del pescado, actualmente alberga uno de los teatros más acogedores de la ciudad con propuestas desenfadadas. En este caso con una dramedia (término muy de moda que se recoge incluso en cartelería: mezcla el drama con la comedia) de un conflicto en una familia por el futbol: San Bernardo. También hay comedia propiamente dicha con elenco y tema femenino que se desarrolla en un convento: Oh my god. El último gran teatro que recogemos es el Arbolé; mítica compañía teatral zaragozana por la que tantos escolares hemos pasado. Actualmente el edificio se emplaza en la zona de la Expo y su repertorio está orientado a los niños: Los tres cerditos, El lobo Pérez, espectáculos de marionetas y juegos con música. También hay obras de danza y música. Somos conscientes de lo sencillo e ingenuo que puede resultar hablar del teatro actual solamente nombrando títulos y el género al que lo relacionamos pero nuestro trabajo no viene determinado por el análisis de la cartelera sino que es un medio para poder generalizar las tendencias más claras que se están produciendo en los escenarios y dividir igualmente al público en sectores. Podemos observar cómo los teatros acogen otro tipo de actos, artísticos o no, que los propiamente dramáticos como las presentaciones de discos y libros, conciertos, 7

espectáculos de danza, debates… Además recientemente en los teatros se han abierto espacios como cafeterías, restaurantes o terrazas que intentan sufragar los gastos propios del teatro. Incluso los teatros sirven para actos más solemnes como ceremonias, galas y entregas de premios. Son pues espacios públicos en los que se dan cita distintos productos culturales que hacen del teatro un centro de convergencia de las artes. Hemos visto como en Madrid los teatros se pueden especializar debido en gran parte a la concentración de población lo que implica necesariamente mayor capacidad de capital promotor y adquisitivo. La oferta es por ello más ambiciosa y atrevida ya que el mercado con el que trata está mucho más fragmentado. En general las obras verdaderamente teatrales que se encuentran son en su gran mayoría comedias, dramas, clásicos o teatro histórico o de la memoria. Las fórmulas de éxito en otras artes como el cine o la novela se integran en el teatro de manera más o menos explícita. Es el caso de las obras El discurso del Rey, Cincuenta sombras o El rey León. Temas como la sexualidad y lo erótico están de rabiosa actualidad y siempre lo han estado; en la comedia el trato de temas nacionales al estilo de la película 8 apellidos vascos también fructifican, así como el humor de los monólogos, que seguramente la crisis haya agudizado, tendencia que suele repetirse en los momentos de inestabilidad como el de la actualidad. Otro tipo de temas como los que celebran los centenarios y muestras específicas hacen aflorar las obras de los autores homenajeados. El Quijote por ejemplo tendrá casi con toda seguridad representaciones de sus obras en muchos teatros españoles. Los niños son otro de los puntos fuertes de muchos teatros. El mercado ha sabido valorar a las familias que no dejan de invertir en este tipo de espectáculos que sirven para iniciar a los más jóvenes en el viejo mundo de las tablas. No hemos incluido en nuestro corpus ninguna obra de los denominados teatros alternativos de los que hablaremos a continuación pero se da en estos una bulliciosa actividad teatral con propuestas de lo más arriesgadas que intentan dar salida a un tipo de obras que no conseguiría exponerse en la primera línea del teatro. De esta manera podemos hablar de tres tipos de teatros; el comercial o de consumo, de carácter eminentemente comercial y autosuficiente que prima la rentabilidad ante el valor escénico. Es el caso de teatros como los que promueven el fenómeno del musical el cual es muy factible debido a que el espectador no necesita ninguna base para entender lo que va a ver, de esta manera el teatro se abre a un publico menos intelectual que busca entretenimiento. El resultado es que hay mucho más público de este tipo y la rentabilidad está asegurada. El segundo teatro sería el de titularidad pública, amparado en las instituciones culturales y subvencionado, cuyo principio básico no debería ser el tema pecuniario y que promueve un tipo de teatro que ampare la condición hispánica que respalda la identidad nacional. Son los que continúan y aseguran el futuro de las artes escénicas. En este tipo de teatro incluimos a las formas que crean el antiguo CNNTE y el CDN, los cuales no son del todo productivas en cuanto a que son instituciones que renuevan su cúpula directiva a raíz de la política, de manera que muchas veces es imposible concebir proyectos ambiciosos por el límite de cuatro años que marcan las elecciones. El hecho de que se 8

encuentren politizados no es una buena señal ya que el trabajo de los directores deja de ser el de controlar la promoción y dar muestras del teatro joven; se anquilosa y los objetivos de los directores pasa por su propia promoción para poder continuar en su cargo. Y el tercer y último teatro de nuestra división es el alternativo, al que denominamos como indie por la libertad de obras que promueven, por salirse de lo convencional y por su precariedad en medios ya que se monta de forma casi épica y luchando contra la ingente cantidad de inconvenientes que se encuentran al querer llevar a cabo una obra de teatro: financiación, espacios para los ensayos, espacios para la representación y consiguiente alquiler, conciliación de vida laboral con el tiempo dedicado a los ensayos… No es nada sencillo pero no por ello hay menos oferta o es menos interesante, todo lo contrario. En estos teatros se arriesga, unas veces se puede ganar y otras no. Puede acabar siendo una soporífera, lenta y eterna obra como puedes encontrarte con la perfecta representación de tu obra preferida o conocer al actor de tu vida. Son las consecuencias de un teatro no profesional y enteramente desinteresado económicamente. Suelen darse en pequeñas salas lo que ayuda en parte a consolidarlo ya que seguramente en un teatro habitual no conseguirían llenar el patio de butacas y la sensación de abandono sería abrumadora. Pero se observa una tendencia hacia estas salas, incluso hay una discusión abierta entre el éxito de las salas pequeñas y las grandes en un arte cada día más minoritario. Desde luego las salas grandes arrastran prejuicios que el público aprecia como vulnerables y muchas veces no se consiguen llenar con la consiguiente perdida de capital frente a las salas de reducido aforo, más fáciles de llenar, aunque sea de familiares pero que acercan la escena al espectador y tienen esa etiqueta invisible de alternativos que es lo que los hace tan atractivos. Es este un grupo heterogéneo en el que además de incluir a los teatros propiamente alternativos de pequeñas salas y compañías amateurs se recoge el teatro universitario y el promovido a nivel local por casas de cultura, centros cívicos o instituciones privadas que suponen el aparato técnico para los dramaturgos al ofrecerles espacios para los ensayos y las representaciones; con suerte incluso financiación. Que no suelen organizarse por temporadas sino por ciclos académicos representando una o dos obras al año a lo sumo y con poco pases. Muchas veces estos dramaturgos organizan sus representaciones en ciclos o muestras de manera conjunta de forma que se plantee un programa, común o no, que se hace más fácil de publicitar y resonar entre la población. El mejor ejemplo lo tenemos en la Muestra de Teatro Universitario que organizan el Aula de Teatro y la Universidad de Zaragoza en el Colegio Mayor Pedro Cerbuna. La de este año, celebrada entre el 11 y 16 de mayo, recoge variedad de temas y obras a un reducido precio. Se presentaron obras clásicas como Las mujeres sabihondas de Molière; otra de Alonso de Santos: Cuadros de amor y humor al fresco y otra de Sanchís Sinistierra, Terror y miseria en el primer franquismo. Incluso se atrevieron con La cantante calva de Ionesco y su teatro de lo absurdo que fue un rotundo éxito. Otras fueron Los impresentables de Tomás Afán y una obra semi poética de recitación de versos que se dramatizaba. 9

La disparidad de temas y autores puede desconcertar pero son los propios impulsos de estos grupos teatrales los que deciden la obra a trabajar. Muchas veces se hace por el número de personajes, otras por la complejidad del texto en relación a la educación de los actores… El público de este tipo de teatros suele estar, antes incluso de entrar a ver la obra, ganado debido a las relaciones entre los actores y su público pero ello no es muestra de mediocridad y es que el objetivo de estos grupos teatrales no es ni mucho menos el éxito, el entretenimiento y el poder representar la obra a amigos y familiares es más que suficiente para ellos. Con todo suele ser un público bien formado, al menos leído, y de ámbito mayoritariamente universitario; crítico y duro a la vez que condescendiente con las carencias que no pueden discutirse a este tipo de teatro. Los datos de las obras que se están representando nos han dado las pistas para establecer nuestra división de teatros pero como hemos visto es el público el que determina el tipo de teatro; se hace cada vez más pensando en él, algo lógico pero que no siempre ha sido así. Pasaremos pues a analizar el público para cerrar el circuito analítico del teatro actual.

el público Alberto Fernández Torres en el artículo “El público del teatro en el siglo XXI”2 del 2012 analizaba las cifras de afluencia a los teatros, los tipos de público y los problemas que presenta. Para este autor el público teatral ha variado en el segundo milenio. Las salas teatrales se están abriendo, como hiciera Lope, a la gran masa de la población. Hay un creciente interés en estudiar las expectativas y comportamientos de los espectadores para tratar de averiguar hacia donde se dirigirá el rumbo escénico nacional. Fernández Torres aspira a un teatro masivo e influyente, tal y como ha sido a lo largo de la historia, pero no de cualquier manera, sino con obras sugestivas y creativas en las que se lance una cuestión al espectador y algo pase en su mente. Las cifras pueden engañar pero son las que son. El teatro español en 20093, ya iniciada la crisis, no mostraba síntomas de debilidad. Se mostraba incluso un ligero repunte de afluencia. También es verdad que eran los primeros años de la decadencia económica y que posteriormente la situación se ha agravado muchísimo, sobre todo con el insalvable 21% de IVA cultural; una medida atroz para un mercado ya muy inestable y en el que creemos que no debería haber impuestos puesto ya que como productos culturales son patrimonio inmaterial de todos los ciudadanos que conformamos este país. Es por ello el conocimiento y divulgación cultural no debería llevar ninguna tasa estatal. Con todo estas cifras son claras. Los datos de venta teatrales arrojan 15,6 millones de localidades vendidas en 2009 que supone unos ingresos de 200 millones de euros. 2

Op. Cit. Bibliografía final

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No ha sido posible encontrar estudios más recientes aunque para el trabajo que se viene realizando es más que suficiente para ilustrar la situación del teatro actual.

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Esto se traduce en 4,5 espectadores teatrales, casi un 14% de la población que estaría en disposición de comprar una entrada. Se da un crecimiento sostenible, esto es, aunque la cantidad de entradas vendidas fue menor que en 2008, la recaudación superó a la anterior. Si tenemos en cuenta que la Renta Nacional Neta Disponible por habitante disminuyó al igual el consumo de los hogares español y que se suele admitir que hay una relación entre nivel de renta y consumo cultural entendemos estos datos. El autor expone un gráfico en el que observamos cómo la audiencia del teatro no es solamente la que mejor se mantiene sino que es la que mayor evolución presenta, por encima de los diarios, la radio, la televisión, el cine o la música. Es decir que la expectativas del teatro no parecen nada malas si las comparamos con otras artes. Debemos ser un tanto escépticos con estos resultados ya que creemos que la crisis habrá agudizado la desamparada situación escénica. El público fiel del teatro procede en su mayoría de sectores con un nivel de renta medio o superior que apenas notan la crisis pero por otro lado se produce un efecto contagio entre los consumidores que prefieren ahorrar en cultura aunque sus ingresos no hayan disminuido. El incremento recaudatorio escénico se explica sobre todo por el aumento del precio de las mismas ya que tanto las representaciones como las localidades han descendido lo que nos indica un agotamiento de ese sistema orgánico. Además suponemos que las contrataciones por parte de Ayuntamientos ha descendido muchísimo debido al endeudamiento interno de estas instituciones. Es un problema grave ya que la escasa financiación y los recortes presupuestarios afectan al deterioro del tejido empresarial escénico, se empeoran las condiciones de los trabajadores y la consecuencia son obras de peor calidad y en menor cantidad. Esto unido a las pocas publicaciones críticas que existen sobre el teatro, solamente sobreviven unas pocas ( Primer Acto, ADE Teatro y Don Galán), hace que no se publique la suficiente investigación sobre la escena lo que provoca una desconexión entre creadores y crítica. Y aún añadimos un rasgo más a la problemática actual del teatro y es que aunque ese 14% de espectadores fieles es más que suficiente estos no son capaces de influir en el resto de la sociedad para que se acuda a ver representaciones; no se es capaz de encajar a otros sectores sociales en su grupo. Hablando de proporciones en cuanto al público que no acude al teatro, Fernández Torres determina que entre un 50% y un 75% de la población no va al teatro nunca o casi nunca debido a varios factores: falta de formación para descodificar el espectáculo teatral o miedo a irrumpir en un recinto cultural sacralizado; otro es la falta de espacios físicos próximos; el rechazo en activo de la oferta teatral como fruto de un resultado insatisfactorio es otro y el más evidente, el económico. El gran sociólogo Bourdieu diferenciaba entre los espectadores profesionales que prefieren una producción teatral más restringida frente a los espectadores ocasionales del campo teatral de gran producción o comercial; estos son los musicales y grandes obras con repartos televisivos y caras conocidas. Muchas de las actuales productoras que viven del teatro están asociadas a cadenas de televisión, las únicas capaces de poner en marcha un aparato teatral grande y ampuloso. Esto puede ser peligroso ya que se corre el 11

riesgo de que a la larga este tipo de espectáculos acaba engullendo a los propiamente teatrales, minoritarios y menos rentables. El comportamiento futuro del público está todavía por determinar pero es claro que cuando la recesión económica pase el publico será más cauto y considerará más y mejor qué comprar. Comparará, preguntará y se informará. Internet ya juega un papel importante en la venta de entradas (Ticketea o Ticketing son las más conocidas) con la posibilidad de visualizar trailers de la obra, ver fotografías e informarse desde la inmediatez de su casa. Debemos añadir una tendencia que se viene produciendo, el denominado surfing que se da entre las capas más jóvenes de la sociedad y que consiste en ir probando un poco de cada una de las ofertas culturales de forma superficial y sin profundizar. Por último podemos dar ya como desaparecido a ese espectador teatral de antaño que esperaba la llegada de una oferta teatral para decidir si ir o no; el espectador fiel se cansa y puede darse una sustitución del mismo por otro, el de los musicales o el de monólogos por ejemplo.

consejos para un buen teatro A modo conclusivo y de forma totalmente independiente nos gustaría dar algunas claves que hemos observado realizando el trabajo y que serían favorables para el teatro futuro. Para ello el trabajo de César Oliva4 ha sido fundamental. En primer lugar sería necesario que el teatro siguiera incorporando en sus obras a las otras artes y sectores culturales. Es una forma de ampliar el espectro del público y ganar en venta de localidades. Además es algo que otorga más ritmo y dinamicidad a la escena con su consiguiente valor añadido de obra compleja y heterogénea. Dichas obras deberían ser sugestivas y asertivas, capaces de producir bien una incógnita en el espectador bien una reacción, buena o mala. El caso es que el espectador nunca quede defraudado y la obra no pase por su vida como cualquier otra. Esto ayudaría a que el teatro ordinario no fuera desplazado por otras formas escénicas más masivas. No se debe subestimar tampoco el valor de la tecnología, la cual puede ayudar muchísimo a la escena teatral. En cuanto a la formación debería regularizarse de manera que facilite la incorporación de los artistas y dramaturgos al mundo profesional. Esto es un trabajo que debería llevar a cabo el CDN, el cual debería desvincularse totalmente de cualquier movimiento político y trabajar por sí mismo con objetivos claros. Debería erigirse como la institución teatral por excelencia que es. El autor tiene un su mano un poder inmenso de creación que debe saber gestionar para producir este tipo de obras creativas capaces de dar respuesta a las necesidades que van surgiendo en nuestra sociedad del siglo XXI.

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Op. Cit. Bibliografía Final

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bibliografía Alberto Fernández Torres, “El público de teatro en la España del siglo XXI” [en línea], en Don Galán: revista de investigación teatral, Nº2, 2012. Consultado el 4/5/2015 en () AAVV, El teatro español ante el siglo XXI, ed. César Oliva, Madrid, España Nuevo Milenio, 2002. AAVV, 50 años de teatro contemporáneo. Temáticas y autores, coord. María Antonia García Tirado, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, Instituto Superior de Formación del Profesorado, 2007. Eduardo Pérez-Rasilla, “Notas sobre la dramaturgia emergente en España” [en línea], en Don Galán: revista de investigación teatral, Nº2, 2012. Consultado el 3/5/2015 en (). Jerónimo López Mozo, “El teatro español ante el siglo XXI” [en línea], en Monteagudo: revista de literatura española, hispanoamericana y teoría de la literatura, Nº11, 2006. Consultado el 14/5/2015 en (). Pierre Bourdieu, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 2006. Wilfried Floeck, Estudios críticos sobre el teatro español, mexicano y portugués contemporáneo, Hildesheim, Olms, 2008.

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