El sueño de Joaquín Romero Murube

September 9, 2017 | Autor: M. Bernal Romero | Categoría: Literature, Historia, Literatura, Literatura española e hispanoamericana
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Descripción

Literatura

El sueño de Joaquín Romero Murube por Manuel Bernal Romero

realidad familiar de Joaqu ín, por el qu e “tuvo siempre gran afecto y simpatía”, no es nu eva. En 1930 , mientras conversan Ju an Ramón y Carlos García Fernández y excu san a Joaqu ín por faltar a la cita para visitar a u n familiar enfermo, dice el de Mogu er: “Sí debe ser una de esas tías que viven en Los Palacios”. No hay más cartas de Ju an Ramón, pero sí se su cederán las de Zenobia preparando el regreso de ambos, o de él solo, consciente como era de qu e la enfermedad terminal galopaba rabiosa en su cu erpo. Zenobia qu ería en Sevilla u n piso sin escaleras, tranqu ilo y lu minoso. Las dos propu estas de Joaqu ín, su apartamento en la Casa del Moro y la finca de la Noria, cu mplían los requ isitos. El viaje se hu biera hecho en el verano de 1956 en la Trasantlántica, compañía marítima qu e atracaba en Cádiz y qu e, au nqu e a ju icio de Zenobia era “ lo más pestilente y más caro”, la preferían a los barcos italianos qu e paraban en Gibraltar, “la manera más antipática de entrar en España”. “Ayer nos llegó tu buena carta –decía Zenobia al tío Paco– dándome tantos detalles y con las invitaciones tan cordiales: tuya a Estepa, de Romero Murube, a su piso del Alcázar y de la posibilidad de volver a la casa de Moguer”. Ese mismo mes en carta a Manu ela y Alfonso Reyes insiste: “Yo que llevaba algún tiempo conquistando a J.R., para pasar dos meses en Sevilla y conocer a sus sobrinos nietos (…). Además, Romero Murube, guardador del Alcázar de Sevilla, nos invita a su departamento cuyas ventanas dan a aquellos lindísimos jardines”. También lo cu enta en su s diarios el 9 de enero de 1956: “Me pasé toda la tarde de ayer y la de hoy en casa, con lo cual llevo al correo mañana […] cartas a Garzón, agradeciendo trámites poder, a Romero Murube por ofrecernos su piso en Sevilla”. Todo apu nta a qu e el escritor vendría a Sevilla pero a vivir con su familia. Por la enfermedad de Zenobia los viajes nu nca se hicieron. Mu rió el 28 de octu bre de 1956. tres días despu és de qu e a él le concediesen el Nobel. Ella lo su po entre dolores. Él, pendiente de irse con ella apenas le dio importancia. El poeta moriría el 29 de mayo de 1958 en medio de u na oscura dispu ta por retenerlo en la isla. Ambos volvieron a España de la mano del tío Paco, Francisco Hernández Pinzón, entre la indiferencia del régimen y de algu nos intelectuales y escritores, para descansar en el blanco cementerio de Mogu er.

ace años me contó Fernando Bejines qu e Joaquín Romero Mu ru be había intentado traerse a Ju an Ramón Jiménez a Los Palacios desde su exilio en Pu erto Rico. Lo había oído a su padre. ¿Historia o leyenda? Habría sido du rante los años más rabiosos de la dictadura del general Franco, en plena au tarqu ía intelectu al y económica y cu ando el de Mogu er seguía sin reconocer como legítimo el gobierno del dictador. Así que cu ando Carmen Hernández Pinzón, la sobrina nieta del poeta y representante de su s herederos, me confirmó la invitación, fui feliz al saber qu e la voz más clara de nu estra poesía había estado a pu nto de pasar su s ú ltimos días en la finca qu e, como u n pequ eño remedo del alcázar sevillano, Romero –como le llamaba el Nobel– t enía cerca de la ya desaparecida Noria. No es mu cha la docu mentación qu e lo atestigu a, pero la qu e existe cu enta la entrañable relación qu e exist ió entre maestro y discípu lo, al menos desde los años veint e cu ando Joaqu ín con otros amigos sevillanos se empeñaba en la revista Mediodía. Sería en 1954, con Zenobia ya enferma, cu ando ella se empeña en salvagu ardar el fu tu ro de u n hombre cargado de achaqu es y atemorizado “por la idea constante de su muerte inminente”. Aqu ella extraordinaria mu jer, conocedora exacta de las capacidades e incapacidades del poeta, qu ería antes de morir dejarlo todo preparado y a él cerca de los su yos. No se conservan las cartas de Romero Mu ru be haciendo el ofrecimiento; qu izá nu nca se hizo por escrito sino qu e se planteó verbalmente. Pero au nqu e solo fu ese por u na carta tan entrañable como la qu e Ju an Ramón escribe a Joaqu ín en abril de 1954 merece la pena recrear el momento:

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“Recibo, de mis presentadas, sus mensajes. Yo no sé como agradecerle sus invitaciones. ¿Con qué a Los Palacios, nada menos? ¡Allí estarán, viejos como yo, los Murube Miura, los Murube Begines! Envíeme sus últimos escritos. Yo le corresponderé con los míos, pronto” La familiaridad entre ambos y el conocimiento de la ElSoberao

Revista cultural de Los Palacios y Villafranca

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Literatura

Sobre estas líneas, arriba, fotografia de la finca La noria, en las afueras de Los Palacios y Villafranca, donde Joaquín Romero Murube pensó albergar a Juan Ramón Jiménez a su regreso a España. Abajo, postal de Romero Murube a Juan Ramón y a su esposa Zenobia: "Desd e el Alc a za r les envia mos a Ud . y a Zenob ia nuestro rec uerd o y nuestro inc ond ic iona l a fec to".

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Número 4

Enero de 2015

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