\"El Star-System efímero de los Reality Show\"

August 16, 2017 | Autor: Viviana Montes | Categoría: Reality television, Reality Shows
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Descripción

El Star-System efímero de los Reality Show

El reality-show puede considerarse para su análisis como un sub-tipo del género documental: el falso documental, que se inscribiría en lo que conocemos como híbridos documentales, más específicamente en la categoría de docu-soaps. Entendemos junto con Craig Hight que “el término híbridos documentales designa a un formato de hechos y ficción asociado al género de los documentales. Incluye los documentales sobre naturaleza, los docudramas y otros formatos de televisión novedosos como los llamados docu-soaps (programas que documentan actividades diversas) y los concursos de telerrealidad.”1 Vale la pena destacar que si hoy se presta atención a la amplia variedad de realities disponibles en la pantalla chica nos encontraremos, por ejemplo, con aquellos en los que se pone en juego alguna aptitud física y/o psíquica, los que ponderan un saber o habilidad y suponen por lo tanto un concurso o aquellos dedicados al seguimiento de la vida cotidiana de una familia, de famosos, de casi famosos (hijos de, dueños de). Estos últimos suelen optar por personas de las que destacarán excesivamente sus particularidades, estilos de vida o creencias para hacerlas ingresar en lo que consideramos un nuevo mecanismo televisivo para la creación de personajes y efímeras stars. Ahora bien, si nos remontamos al origen del star-system tenemos que pensar Hollywood, la fábrica de estrellas por excelencia, tenemos que pensar en el ámbito cinematográfico; pero así como ya no es tan claro el límite entre ficción y realidad, tampoco el estrellato es ya ámbito exclusivo del cine. Según Edgar Morin “el mito de la estrella se trata, en primer lugar, del proceso de divinización que sufre el actor de cine y que lo convierte en ídolo de las multitudes” y “[l]a estrella, es ante todo una actriz o un actor que se vuelve sujeto del mito del amor hasta suscitar un verdadero culto” 2

1

Hight, Craig. “El falso documental multiplataforma: un llamamiento lúdico” en Revista Archivos de la Filmoteca, vol. 1, n° 57-58, Octubre 2007-Febrero 2008. 2

Morin, Edgar. Las estrellas del cine. Buenos Aires, EUDEBA, 1964, pp. 45-46.

Como veremos a continuación, los reality-shows ya no tratan con este tipo de estrellas, ya no ponderan la belleza como valor absoluto, ya no es la star la raigambre de los valores positivos o de los vicios de una sociedad, sino que se asocia más bien al freak circense. ¿Estaremos asistiendo al nacimiento de un nuevo tipo de estrellas que fascinan al mismo tiempo que horrororizan? Tal es el caso de los reality-shows que nos proponemos explorar, todos pertenecientes al canal TLC: Aquí viene Honey Boo Boo; Hermanas Gitanas y Mundo Amish, rompiendo las reglas. En cada uno de ellos, trataremos de examinar el tratamiento del sujeto y su paulatina objetivación al ingresar en el mercado de los medios y la “fama”, así como también qué modelos de persona/familia propone cada programa. En una primera aproximación podríamos intuir que el objetivo de dichos programas es la mostración de un Otro cercano pero a la vez lejano. La cercanía está dada por el hecho de ser compatriotas ya que los sujetos que protagonizan dichos realities habitan el suelo estadounidense. Sin embargo, la lejanía es aún más marcada y está relacionada principalmente con los estilos de vida. Por lo tanto nuestro cuestionamiento apunta a la meta real de tales programas: ¿acercar a ese Otro diferente o alejarlo definitivamente? Adentrémonos a continuación en cada uno de los realities que nos ocupan. Tomamos como punto de partida a Here comes Honey Boo Boo (Aquí viene Honey Boo Boo), programa emitido desde el 2012 en donde se nos presenta la vida cotidiana de Alana Shannon, una niña de 6 años que ansía ganar el premio mayor de algún concurso de belleza infantil, pero su comportamiento dista bastante del de la típica Princesita emitiendo todos los sonidos e imágenes escatológicas que uno se podría imaginar. Conocer su entorno nos permitirá comprender de donde provienen esas costumbres. La familia, compuesta por sus padres y tres hermanas mayores es presentada desde el inicio del programa como perteneciente al sector social de clase media a baja, campesina. En las imágenes de los credits iniciales se realiza un recorrido por el pueblo, Mc Intyre, Georgia, al compás de música country. Los protagonistas serán presentados con cierta impronta de personajes de ficción: el padre "Sugar bear", la

madre "Mom June", y las niñas con sus nombres y respectivos apodos. De este modo se enviste al relato con un carácter espectacular provocando que el público se relacione con estas personas como si fueran personajes de una novela y como si lo narrado no perteneciera a la realidad de sus vidas cotidianas. El plano de lo privado se ve tan atravesado por lo público que al final de la primera temporada se emitió el nacimiento de la beba de Anna, la hermana de 17 años de Alana a quien se refiere como "mi hermana preñá" como si fuera un animal de granja. Huelga decir que lejos de buscar la integración de este tipo de familias rurales por parte de los distintos sectores que componen el público espectador, este programa posiciona a los Shannon en el lugar de objeto raro a ser consumido por el mercado televisivo, pero a distancia. En cierto modo se puede asociar a otro reality emitido entre el 2003 y el 2007 llamado The Simple Life en el cual las celebrities Paris Hilton y Nicole Ritchie "dejaban" sus lujos para compartir momentos con familias de distintos estratos económicos y vivir una muestra de la vida real, reforzando la idea de la polaridad entre un tipo de vida y otro. Dentro de la misma cadena, TLC, podemos encontrar otro docu-soap que gira en torno de la vida gitana, este es Gipsy Sisters (Hermanas Gitanas). Mellie, una de las hermanas, dice lo siguiente en un episodio: "(...) papá, bueno, él está en la cárcel gracias a una pelea con otro clan gitano. Así es, los gitanos somos agresivos, tenemos que pelear, está en nuestras venas (...)". Sus palabras legitiman un elemento importante que se acentúa en el programa, la pelea. Y cuando decimos pelea nos estamos refiriendo a confrontaciones corporales, con tironeos de pelo, patadas voladoras y todo tipo de enfrentamiento fìsico acompañado por supuesto de griterío e insultos en donde se enfrentan todas contra todas, incluidas niñas y embarazadas. Quizás Gipsy Sisters sea el programa que más frontalmente plantea la cuestión del Otro sin integrar. Se plantea a un grupo de referencia particular, los gitanos, con sus costumbres y personalidades bien definidas asociando las formas de ser de los personajes con su inevitable herencia cultural. Las características que se mostrarán entonces serán: peleadoras, glamorosas, fuertes, sexies, familieras y por sobre todo atrevidas, de hecho el slogan del programa nos invita a conocer la escandalosa forma de vida gitana. Esta cuestión de englobar a los distintos clanes con sus correspondientes

características no es la primera ni la última vez que podremos verlo en este tipo de programas, sin ir más lejos se estrenó recientemente The Capone, aludiendo a una familia italiana y su clara referencia a la mafia de The Soprano. Pero volviendo a las gitanas, algo que observamos en este tipo de programas es la explicación constante por parte de los protagonistas del por qué de sus acciones, por ejemplo: "Vivimos en Malibú. Las gitanas deben casarse, la mayoría de las gitanas se casan a partir de los 15 años, deben atender a sus esposos, no tomar, no fumar, pero en mi familia todos o al menos yo hago lo que quiero" Así obtenemos un breve resumen del "ser gitano" que luego se irá completando con ítems del estilo "el honor se defiende con las peleas cuerpo a cuerpo" o "cómo es una mamá gitana", etc. Una vez más se recorta al Otro como una figura ficcional a la que se accederá con la expectación propia de una trama novelera "la luna de miel de Mellie dura poco, ¿por qué? ¿problemas con su embarazo? ¿lo perderá?". Todo esto se refuerza en el sitio web del canal que presenta cada episodio como el capítulo de una ficción que va complejizándose y armando una seductora red de tensión y misterio que atrapa al espectador en el seguimiento de estas hermanas gitanas elevadas de este modo –también en las imágenes de promoción del show- al estatus de stars. Un tercer caso en nuestro corpus es Breaking Amish (Mundo Amish: Rompiendo las reglas). En este programa un grupo de jóvenes deja la comunidad amish y menonita en donde se criaron para conocer los vicios y virtudes de las grandes ciudades de Estados Unidos. La imagen que el programa brinda de ellos es la de la exclusión. Excluidos de su familia por querer probar una vida diferente y excluidos en las ciudades por desconocer las costumbres típicas, las comidas, por vestir de modo extraño y por acarrear las consecuencias de las restricciones que su cultura de crianza les impuso (tener un bajo nivel de escolarización, muchos no saben siquiera leer; uso de ropas tradicionales, desconocimiento de la tecnología, etc.) Cada regla que los jóvenes rompan será reforzada por la imagen de un intertítulo con el proverbio amish contra el que atentan sus acciones. Aquí el Otro es un paria en busca de un lugar en donde encajar. No se trata tanto de la rebeldía juvenil como del deseo de un grupo de sujetos por encontrar un lugar en el mundo, un lugar donde definir la propia identidad. Sin embargo, esta búsqueda tentativa se encontrará con que en la

libertina ciudad también hay cuestiones que responden a cánones y modas que implican cierta cuota de sometimiento si la intención es pertenecer. Si en Here Comes Honey Boo Boo lo que más se repite en los diferentes episodios es una frase en la que mamá June indica que “esto es lo importante, hacer cosas juntos y crear recuerdos familiares”, si en Gypsy Sisters es la violencia/pelea familiar el elemento casi constante; entonces en Breaking amish el centro está puesto en el juicio de valor sobre el hacer/ser del Otro. Los jóvenes juzgan constantemente las acciones de sus compañeros, casi con la misma crudeza con que los integrantes de la comunidad religiosa los juzgan a ellos mismos. Tatuarse, ciertas acciones relacionadas con la sexualidad e incluso "querer parecer más inglés" siguen significando para ellos un extralimitarse. Finalmente, y en forma provisional deseamos remarcar un mecanismo que se reitera en los realities trabajados (y en casi todos los que se emiten en la actualidad). Se trata del particular juego de presentación/representación que proponen en relación al falso documental; por un lado se proponen como presentación de la vida cotidiana-de, pero a la vez tienen un montaje de imágenes en el que constantemente los protagonistas comentan y opinan sobre las escenas emitidas (o sea sus propias vidas). Hablan en presente, como si a la vez pudieran vivirlas y observarlas o como si fueran actores opinando o promocionando sus películas. Se establece de esta manera un distanciamiento dentro de la propia persona ya que se posiciona en un afuera para reflexionar lo sucedido adentro. En este sentido, el formato reality-show, por un lado desafía el límite entre ficción y realidad con personajes “arrancados” de la realidad, transformado en productos televisivos en los que el sujeto se pierde en el personaje/objeto de su propia experiencia de vida. Finalmente la maquinaria culmina el proceso que incluye el marketing de la observación de la vida del Otro y escupe lo que ha convertido en un como si de la estrella televisiva, tan evanescente como bizarra. Por otro lado, supone para nosotros un interrogante la propuesta de este tipo de productos de consumo masivo. Según Craig Hight el “falso documental es un elemento imprescindible de la narrativa de ficción contemporánea.” Nuestro objeto de estudio refuerza esta mirada porque resulta innegable que este tipo de programas ficcionaliza la

vida de estas familias, tornándolas para el espectador un programa de igual o mayor interés que una telenovela. “Por una parte, se puede definir el falso documental como un texto ficticio que se apropia, de forma continuada, de los códigos y las convenciones de los documentales y, por tanto, en este sentido, se le puede considerar un parásito del documental. Por la otra, parece ejemplificar la subversión de los documentales (y, generalizando, de todo el género audiovisual de no ficción) ya que demuestra lo fácil que es falsificar estas modalidades de representación. Y sin embargo, la mayoría de los espectadores sigue sin reconocer que el propósito reflexivo es su razón principal y creen más bien, que en él prima el carácter lúdico.”3

Por lo recorrido hasta aquí, cabe preguntarnos si el reality funciona como reflejo sintomático de lo que socialmente sucede frente a estos sujetos particulares y si su mirada hacia el interior de la vida de una familia o de un grupo determinado no interpela también hacia afuera de la pantalla a una sociedad con dificultades para integrar a un Otro extraño o extranjero aún es su propio suelo.

3

Op. Cit.

Bibliografìa Hight, Craig. “El falso documental multiplataforma: un llamamiento lúdico” en Revista Archivos de la Filmoteca, vol. 1, n° 57-58, Octubre 2007-Febrero 2008.

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