El Sputnik y el Cuerpo Místico. In Elena Duque (ed.), Val del Omar. Más allá de la órbita terrestre, Buenos Aires, Buenos Aires Festival de Cine Internacional, 2015

July 21, 2017 | Autor: Javier Ortiz Echagüe | Categoría: Avant-Garde Cinema, Experimental Film, Expanded Cinema, José Val del Omar
Share Embed


Descripción

Más allá de la órbita terrestre Edición a cargo de Elena Duque

*

El Sputnik y el Cuerpo Místico Javier Ortiz-Echagüe Historiador, comisario y profesor. Actualmente es responsable de asuntos curatoriales del Museo Universidad de Navarra. Es editor de la compilación de textos de Val del Omar Escritos de técnica, poética y mística

“¿Os apercibís de que nos ha tocado, en la historia de la Humanidad, vivir la hora de la aceleración fantástica, de automoción electrónica, de la explosión de las comunicaciones humanas, la tremenda y vertiginosa idea de la unidad?”123, se preguntaba José Val del Omar en 1961. Fascinado por los nuevos medios de comunicación, Val del Omar comprendió que se acercaba una nueva era, en la que sería posible conseguir una “aprojimación y entendimiento” cada vez mayores. Su planteamiento coincidía con el de Marshall McLuhan, que entendía los medios de comunicación como “prolongaciones de alguna facultad humana, física o psíquica”124. El reto era cómo orientar el amplísimo campo de posibilidades que abrían los nuevos medios: “España –escribió Val del Omar– no tuvo un cinema porque fue el desenfrenado engranaje horizontal de la máquina no fue dominado por los pueblos mediterráneos, sobre todo en aquella marcada tradición vertical, mística”125. 123. José Val del Omar, “Meca-mística del cine”, Cinestudio 1, mayo de 1961, en Escritos de técnica, poética y mística, edición de Javier Ortiz-Echagüe, prólogo de Santos Zunzunegui, Barcelona, La Central, 2010, [en adelante Escritos], p. 282. 124. Marshall McLuhan y Quentin de Fiore, El medio es el masaje. Un inventario de efectos, Barcelona, Paidós, 1969, p. 26. En el Archivo María José Val del Omar & Gonzalo Sáenz de Buruaga [en adelante AVDO] se conserva el ejemplar de este libro que poseía Val del Omar. 125. José Val del Omar, “Creyentes del cinema. El estado cinematográfico”, en Escritos, p. 52.

josé val del omar

276

La cuestión era hacer un uso “vertical” de la tecnología, y especialmente del cine, que Val del Omar consideraba como “la máquina libertadora por excelencia”126. No es de extrañar, por eso, que se le haya considerado como un “místico del espectáculo”127: su propuesta de “atisbar el infinito” se debía desenvolver precisamente en la sala de exhibición cinematográfica, en medio de la tecnología contemporánea. Val del Omar definió su propuesta como meca-mística, un planteamiento que entendía el cine como un medio para mostrar lo invisible, que debería ponerse al servicio de la “sensibilización” del público contemporáneo: “Hay que montar sobre las máquinas, y esto sólo se consigue desde una posición mental meca-mística”128, escribió. Una apuesta a contracorriente en su tiempo. Walter Benjamin había defendido, por las mismas fechas en que Val del Omar empezó a trabajar, que la reproducción técnica del mundo hacía perder valor al “aquí y ahora”, esa “existencia irrepetible” que posibilita el surgimiento de lo que Benjamin denomina “aura”. Y esto no afecta solamente a las obras de arte tradicionales, sino que “también vale para el paisaje que pasa en la película por delante del espectador”129. Benjamin consideraba que este proceso estaba vinculado a la pérdida del valor de “culto” de la obra de arte, que retrocedía en favor del valor de “exhibición”130, propio de los medios de masas: “aproximar espacial y humanamente las cosas hasta sí es para las masas actuales un deseo tan apasionado como lo es igualmente su tendencia a intentar la superación de lo irrepetible de cualquier dato al aceptar su reproducción”131. De modo que los medios modernos de reproducción de imágenes –fotografía y cine-, derivan en una concepción de la obra estandarizada y en la que cualquier noción de originalidad es dejada de lado. El imperio de “lo igual” debilitaría progresivamente, así, la consideración de cualquier cosa como “única”. Pues bien: Val del Omar se propuso conseguir, precisamente en la sala de exhibición cinematográfica, un espectáculo “aurático”, aunque no lo llamase con ese nombre. El término más parecido al “aura” que se puede encontrar en los escritos de Val del Omar sería el “duende”, un concepto acuñado por Federico García Lorca para definir lo que sucede cuando un artista actúa con un “verdadero estilo vivo”, procedente de lo más

126. José Val del Omar, “Sentimiento de la pedagogía kinestésica”, Escritos, p. 44. 127. Cristóbal Simancas, “El espectáculo total”, Espectáculo, marzo 1944, en María José Val del Omar y Gonzalo Sáenz de Buruaga, Val del Omar sin fin, Granada, Diputación de Granada, 1992, p. 82. 128. José Val del Omar, “Dilema y poder”, Escritos, p. 159. 129. Walter Benjamin, “La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica”, Obras, libro I, vol. 2, Madrid, Abada, 2008, pp. 54-55. 130. Ibid., p. 60. 131. Ibid., p. 57.

277

Más allá de la órbita terrestre

profundo, de la “cultura de la sangre”132. Esa “nueva manera de comunicar lo inefable”133 que buscaba Val del Omar equivaldría al “aura”, que Benjamin definió como la “aparición irrepetible de una lejanía, por cercana que ésta pueda hallarse”134. Y serían precisamente las tecnologías de producción y reproducción de imágenes las que constituirían, como se ha visto, la base de esta propuesta. Esto pone de manifiesto también el carácter fundamentalmente social del proyecto de Val del Omar. Se han mencionado con frecuencia las dificultades que suponía la aceptación social de la “experiencia visionaria” de los místicos, dado su carácter “directo”, que pasa por encima de la mediación de las instituciones religiosas135. La propuesta de Val del Omar era generar, precisamente, una experiencia de “lo inefable”, no individualista, sino perfectamente socializada. Se trataría, en este sentido, de crear un nuevo público con unos nuevos medios. El cine –decía- “es un arma de dos vertientes”, que “puede alumbrar y deslumbrar”; y, por eso “socialmente sólo debe ser permitido el acceso al auténtico poeta humano que, movido por un arrebatador amor al prójimo, se disponga […] a conducir este nuevo ingenio capaz de hacer al hombre […] vislumbrar el infinito”136. En este punto queda patente el carácter poético y utópico en el que, al final, se desenvolvieron sus propuestas. Queda claro que, para Val del Omar, eran precisamente los medios los que deberían servir para una nueva humanidad, más abierta, sensibilizada y mejor interrelacionada. Y eso le permitía proyectar sus ideas sobre los medios contemporáneos, que estaban cambiando la sociedad a un ritmo cada vez más rápido. Resulta muy ilustrativo, por ejemplo, que, en 1977, Val del Omar fue capaz de escribir al presidente del Gobierno Adolfo Suárez, para proponerle la puesta en marcha de un sistema de televisión diafónica. Según Val del Omar, uno de los grandes problemas de España era la anulación de la opinión pública tras casi cuarenta años de dictadura, lo que obligaba a promover la participación “como real protagonista” del pueblo español en la sociedad. Y, para conseguirlo, su propuesta era un proyecto conjunto de Televisión Española con las diversas radios, para “convertir el soliloquio en coloquio”137: en lugar de una emisión “pasiva” de televisión tradicional, habría una dialéctica establecida por

132. Federico García Lorca, “Teoría y juego del duende”, Obras completas, Madrid, Aguilar, 1957, p. 37. La relación entre el “duende” de Lorca y el “aura” de Benjamin la ha puesto de manifiesto Rafael Llano, La imagen-duende. García Lorca y Val del Omar, Valencia, Pre-Textos, 2014, pp. 158-160. 133. José Val del Omar, “Carta a Santos Beriguiristáin”, 31 de enero de 1970, Escritos, p. 187. 134. Walter Benjamin, “La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica”, Obras, p. 56. 135. Victor I. Stoichita, El ojo místico. Pintura y visión religiosa en el Siglo de Oro español, Madrid, Alianza, 1996, pp. 20-21. 136. José Val del Omar, “Desbordamiento apanorámico de la imagen”, Escritos, p. 138. 137. José Val del Omar, “Carta a Adolfo Suárez”, 8 de marzo de 1977, Escritos, p. 203.

josé val del omar

278

la reacción del público “activo”, que se emitiría por radio138. Todos los nuevos medios servían, como se ve, a Val del Omar en sus propósitos: se trataría de poner “la magia al servicio de la mística”139. Obviamente, semejante propuesta no tuvo mayor eco, pero resulta ilustrativa de la actitud del último Val del Omar. Pero también resulta interesante porque refleja la profunda unidad del proyecto valdelomariano: uno de los lugares en que se publicó este proyecto de “televisión diafónica” fue en el número de marzo de 1959 de la revista Espectáculo, donde apareció ilustrada con una fotografía de los públicos cinematográficos de las Misiones Pedagógicas: “Allí quedaron hace veinte años asomándose a Charlot estas criaturas del Alto Aragón”, escribió comentando la fotografía que ilustraba el texto. Y continuaba: “Observar que alguien lejano, pero prójimo en la imagen luminosa, encendió su simpatía. En el aire que rodea a este grupo esta cristalizando una conciencia colectiva. La estimulan el espectáculo que están viendo más otras sensaciones en la sombra: respiraciones contenidas, inconscientes codazos de expansión vital, ruidos de gargantas que tragan saliva, el manotazo en las espaldas de cualquiera, las exclamaciones y los gritos”140. Los intentos del Val del Omar maduro en los años setenta estaban en continuidad con lo que intuyó en las Misiones Pedagógicas: que lo importante no era la película, sino el “espectáculo” visto colectivamente, que hace prójimos a los espectadores. Pasado el tiempo, la televisión y los nuevos medios permitirían aumentar esta colectividad. Al hablar así, Val del Omar estaba empleando el mismo vocabulario que Marshall McLuhan, que diferenciaba entre el hombre “horizontal” antiguo, que vivía en un “estado de conciencia colectiva”, y el hombre “vertical” moderno, autoconsciente y autónomo141. Frente a estos dos tipos antagónicos, McLuhan veía que la era electrónica estaba generando un nuevo modelo, propio de “una situación de colectivismo, mental y social”. Esto es lo que Val del Omar vio suceder, a escala local, en las Misiones Pedagógicas, y lo que en los años sesenta algunos consideraban extendido al planeta entero: “Los descubrimientos electro-magnéticos han hecho resucitar el ‘campo’ simultáneo en todos los asuntos humanos, de modo que la familia humana vive hoy en las condiciones de ‘aldea global’. Vivimos en un constreñido espacio único, en el que resuenan los tambores de la tribu”142. 138. José Val del Omar, “Vivencia de apoyo mutuo”, Espectáculo, marzo 1959, en Escritos, p. 73. Subrayados de Val del Omar. 139. José Val del Omar, “El firmamento de una Técnica con T mayúscula”, Escritos, p. 164. 140. José Val del Omar, “Vivencia de apoyo mutuo”, Espectáculo, marzo 1959, en Escritos, p. 72. 141. Marshall McLuhan, “The God-Making Machines and the Modern World” [1954], The Medium and the Light. Reflections on Religion, edición de Eric McLuhan y Jacek Szklarek, Nueva York, Stoddart, 1999, p. 199. 142. Marshall McLuhan, La galaxia Gutenberg. Génesis del ‘homo typographicus’, Madrid, Aguilar, 1969, p. 54.

279

Más allá de la órbita terrestre

La nueva “aldea global” era la gran oportunidad de crear una nueva sensibilidad. Entregados al nuevo mundo, y superados los viejos esquemas del pensamiento lineal, “los jóvenes están buscando una fórmula para vestirse con el universo –la participación mística-”, escribía McLuhan143, y al hacerlo no andaba muy lejos del pensamiento de Val del Omar. Cuando, en 1957, la Unión Soviética lanzó el primer satélite al espacio, Val del Omar no hizo ninguna consideración política: aquello era un modo de fomentar la “participación mística” de la que hablaba McLuhan. A él le importaban muy poco los recelos que las conquistas soviéticas provocaban en algunos144, porque para él no había bandos. Lo importante era que, de pronto, toda la humanidad, como una sola aldea de “prójimos en la imagen”, se había lanzado a contemplar unida el prodigio de la ascensión de un aparato al espacio145: “El primer Sputnik –escribió Val del Omar- ya nos estuvo hablando en cristiano a los cristianos que intuimos la Unidad del Cuerpo Místico. Que, como decía san Pablo, queremos ser una sola cosa”146.

Este texto es una versión adaptada y actualizada del capítulo de Yuri Gagarin y el conde de Orgaz. Mística y estética de la era espacial (Jorge Oteiza, Yves Klein, José Val del Omar), Alzuza, Fundación Museo Jorge Oteiza, 2014.

Subrayados de Val del Omar, en el ejemplar del libro conservado en el AVDO. 143. Marshall McLuhan y Quentin De Fiore, El medio es el masaje, p. 114. Subrayado de Val del Omar. 144. En la España de Franco no se reconocían fácilmente los logros soviéticos. Cuando Yuri Gagarin realizó su primer vuelo espacial muchos se hicieron eco del rumor de que otros vuelos anteriores se habían mantenido en secreto, “pues ya es sabido que los órganos de propaganda soviéticos suelen silenciar cuantos fracasos tienen los soviets en sus intentos espaciales”, ABC, 13 de abril de 1961, p. 51. 145. Así relataba Yuri Gagarin la experiencia del Sputnik: “Los periódicos, llenos de palpitante ardor, recordaban las fogosas publicaciones de los tiempos de la revolución de Octubre […]. Para adquirirlos se formaban grandes colas junto a los kioscos del Soyuzpiechat y eran leídos, de un tirón, en la misma calle. En todos los periódicos se publicaban multitud de cartas de los trabajadores de nuestra Patria, en las que expresaban su entusiasmo ante lo realizado. Al cabo de algún tiempo, la Pravda comunicaba que, con la dirección: ‘Moscú… Spútnik’, se habían recibido 60.396 telegramas y cartas”, Yuri Gagarin, El camino del cosmos. Relato del piloto-cosmonauta de la URSS, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1963, p. 59. 146. José Val del Omar, “Como peces en estanque”, Escritos, p. 164, nota 99.

josé val del omar

280

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.