El soneto de Cervantes al saco de Cádiz “Vimos en julio otra Semana Santa”. Edición crítica y notas filológicas

June 15, 2017 | Autor: F. De Santis | Categoría: Miguel de Cervantes, Cervantes
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Descripción

El soneto de Cervantes al saco de Cádiz “Vimos en julio otra Semana Santa”: Edición crítica y notas filológicas _____________________________________Francesca De Santis

L

a poesía suelta de Miguel de Cervantes, aun habiendo sido comentada y analizada, en numerosas ocasiones no ha recibido la misma atención que sus obras narrativas sobre todo desde un punto de vista estrictamente crítico-textual. Esta falta de sistematicidad en el estudio de los poemas sueltos cervantinos ha sido remarcada recientemente por José Solís de los Santos que, en su rigurosa edición crítica del soneto al túmulo de Sevilla “Voto a Dios,” escribe acertadamente a propósito de este famoso soneto cervantino: Desde la edición de las obras completas de Rodolfo Schevill y Adolfo Bonilla San Martín (1922: 73-76), todos los estudiosos, editores, críticos, panegiristas o detractores que han publicado y comentado el soneto se han limitado a reproducir una de las versiones más divulgadas, sin que haya habido nunca el planteamiento de la razón de esas variantes, cuando de forma aleatoria las mencionan (Gaos 376-79), y por ende, el menor atisbo de una edición con los “santísimos arreos” de la crítica textual. (237) Esta misma consideración puede ser aplicada, sin restricciones, al soneto que nos ocupa, “Vimos en julio otra Semana Santa” (1596), escrito con toda probabilidad por Cervantes en su época sevillana justo después del saqueo de Cádiz de 1596. En esa circunstancia Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, encargado por Felipe II de 203

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mandar los refuerzos para contrarrestar el ataque de las tropas inglesas, en vez de intervenir tempestivamente y dirigirse a Cádiz para defender la ciudad, por cobardía, decidió seguir en Sevilla entrenando, con la ayuda del Capitán Antonio Becerra, un ejército formado por galeotes y soldados mal armados. La falta de organización y la llegada tardía de las fuerzas españolas al mando del duque de Medina-Sidonia, determinaron la rápida y fácil victoria de los ingleses. De hecho cuando el 30 de junio de 1596 las tropas enemigas llegaron a la bahía de Cádiz y entraron en la ciudad, pudieron saquearla y quemarla durante unos quince días. Como recuerda Carlos Mata Induráin, la entrada “triunfal” del duque de Medina ocurrió sólo días después del saqueo, cuando todo ya había sido destruido y cuando ya no había nada que defender (14546). El soneto cervantino sobre el saco de Cádiz, sátira amarga de este capítulo poco glorioso de la historia de España, por un lado describe el ridículo desfile del ejército de refuerzo español por las calles de Sevilla parecido al de las procesiones de la Semana Santa y por otro lanza un ataque personal y mordaz contra el duque de Medina y su extrema cobardía1. Para la edición de este texto los editores modernos y los estudiosos se han limitado a reproducir, sin ningún planteamiento de tipo crítico-textual, o el impreso de Juan Antonio Pellicer y Saforcada de 1778 [sigla G] o bien el de Agustín García de Arrieta de 1826 [sigla H], ambos publicados casi dos siglos después de la composición del soneto.2 Constituye otra complicación añadida el hecho de que las fuentes de estos dos eruditos de los siglos XVIII y XIX sean manuscritos hoy perdidos. Esto por un lado nos impide evaluar el calibre y la validez de la fuente original y por otro lado es una laguna material que nos impide saber si tanto Pellicer como Arrieta se limitaron a copiar el soneto que nos ocupa sin realizar ningún tipo de intervención sobre el texto manuscrito a su disposición o si pudieron de alguna forma manipular la fuente en la que se basaban corrigiendo o trivializando lecciones poco claras en su época. Por otra parte, contamos hoy en día con seis fuentes manuscritas del soneto que, cuando no ignoradas por completo en los estudios an1 Para un análisis del soneto ver Mata Induráin (1999). 2 Entre los editores de Cervantes que se basan en la versión de Pellicer [sigla G] cabe mencionar a Schevill y Bonilla (6: 71), Sevilla Arroyo y Rey Hazas (3: 1408), y Rivers (269). En cambio Gaos (2: 375) y Rojas (454-55) siguen la versión de Arrieta [sigla H].

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teriores, solo han sido mencionadas de forma tangencial: José Montero Reguera en su catálogo cita únicamente el manuscrito 861 de la Nacional de España mientras que Solís de los Santos y Stanko Vranich recuerdan, entre las copias localizadas, solo cuatro de los seis manuscritos, omitiendo los dos de la Biblioteca de la Hispanic Society of America (Montero Reguera 62; Solís de Santos 238; Vranich 90).3 Comparando las fuentes manuscritas de época barroca con los dos impresos de los siglos posteriores es posible observar que estos últimos presentan algunas señales de escasa fiabilidad como, por ejemplo, los largos y narrativos epígrafes que preceden el soneto.4 Además de esto en los impresos también saltan a la vista algunas incoherencias textuales (como es el caso de los posesivos) y unas lectiones faciliores surgidas quizás a partir de modernizaciones o trivializaciones, casos todos que se alejan de lecciones transmitidas unánimemente por toda la tradición manuscrita. Las incoherencias textuales presentes en la versión de Pellicer [sigla G], incluyendo el epígrafe que lo precede, fueron notadas ya en 1923 por Rodolfo Schevill y Adolfo Bonilla que, en su edición del soneto, notaron: “algunas dudas nos ofrece la autenticidad de esta composición cuyo epígrafe no parece estar redactado por el propio Cervantes” (71). A pesar de esta anotación, los críticos y los editores del soneto (Vranich, Fernández de la Torre, Martín y Mata Induráin), aun analizando exhaustivamente el contexto histórico-literario y ofreciendo extensos comentarios de tipo filológico, nunca han dedicado la debida atención a cotejar y analizar las fuentes manuscritas conservadas hasta hoy en día. En parte, quizá se deba a esto la difícil recepción y la escasa fama moderna de un soneto cuya lectura ha sido dificultada por un texto que con el pasar de los siglos ha ido perdiendo algo no solo de su brillo 3 Solís de los Santos menciona los manuscritos 861, 3796 y 4117 de la Nacional de Madrid y el Magliabechiano VII-353 de la Biblioteca Nacional de Florencia [siglas A B C D] (238). Vranich, aun dentro del marco de un trabajo específico sobre el soneto que nos ocupa, menciona la existencia sólo de cuatro manuscritos sin darnos la signatura de ellos y proponiéndose para otra ocasión la elaboración de una edición crítica del soneto junto con un estudio estilístico (90). De la Hispanic Society de Nueva York, se trata de los manuscritos CXLII [sigla E] y CXLIV [sigla F]. 4 El epígrafe presente en la versión de Arrieta [sigla H] nos brinda además, como veremos, un dato histórico inverosímil.

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original sino también unas referencias claves a otros géneros poéticos y a términos específicos usados intencionalmente por Cervantes para potenciar el efecto cómico. Por estas razones quiero comentar en estas páginas las variantes olvidadas de la transmisión manuscrita del texto en la época de Cervantes y demostrar cómo algunas de ellas son en muchos casos más fiables y semánticamente mejores que las de los impresos tardíos. A partir del cotejo de las variantes manuscritas y basándome en criterios filológicos, quiero también cuestionar la validez de los impresos y proponer una edición crítica del soneto. Las fuentes manuscritas e impresas De los manuscritos que han sobrevivido hasta hoy en día, tres se conservan en la Biblioteca Nacional de España y son: 1) el manuscrito 861 [sigla A] (fol. 627), cancionero religioso copiado a principios del Siglo XVII y escrito por una sola mano. En este códice, “de posible inicio granadino” según Osuna (2003 65-67), el soneto aparece copiado anónimo en una pequeña sección de textos profanos, algunos de ellos relacionados con la ciudad de Sevilla; 2) el manuscrito 3796 [sigla B] (fol. 194v), segundo de tres volúmenes (3795, 3796 y 3797) de una colección de poesías varias de los siglos XVI y XVII que perteneció a la Biblioteca de Usoz en el que el texto en el margen derecho está atribuido a Góngora por la presencia de la sigla GGA; 3) el manuscrito 4117 [sigla C] (fol. 56r), copiado a principios del Siglo XVII, y, como ya ha sido señalado por Inmaculada Osuna (2003 vol. I 18), de posible procedencia sevillana. En este manuscrito el texto está atribuido a Cervantes en una nota en el margen derecho (“Cerbantes”), escrita con otra mano y con otra tinta.5 5 Este manuscrito incluye poesía de finales del Siglo XVI de autores que como el mismo Cervantes formaban parte de la Academia Sevillana (Alonso Álvarez de Soria, Cristóbal Flores y Juan de Ochoa) como poemas de diversos autores, entre ellos Góngora y Quevedo, como puede comprobarse consultando el manuscrito.

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En la Biblioteca Nacional de Florencia se conserva: 4) el manuscrito Magliabechiano VII-353 [sigla D] (fol. 1r).6 Este manuscrito, copiado en Salamanca por el estudiante italiano Girolamo da Sommaia entre 1604 y 1606, atribuye el soneto que nos ocupa a Góngora en una nota en el margen izquierdo.7 Los otros dos testimonios son dos manuscritos enteramente gongorinos, conservados en la Biblioteca de la Hispanic Society of America de Nueva York que, como ya he dicho, no habían sido mencionados ni en las ediciones ni en los estudios del soneto: 5) el manuscrito CXLII [sigla E] (fol. 1) del primer tercio del Siglo XVII que solo se compone de ocho sonetos atribuidos a Góngora; 6) y el manuscrito CXLIV [sigla F] (fol. 259v), copiado en 1622 en la ciudad de Sevilla como sabemos por el título original del códice “Tratado de /las obras de /Don Luis de / Góngora [año del Sor. de 1622/ en Sevilla].” Como texto impreso, el soneto fue publicado por primera vez y oficialmente atribuido a Cervantes solo en 1778 en el Ensayo de una biblioteca de traductores españoles de Pellicer [sigla G] sin ninguna referencia sobre la fuente manuscrita utilizada (160-61). Cuando en 1800 el mismo Pellicer reimprimió este texto, sin ninguna variante respecto a la edición anterior, en su Vida de Cervantes esta vez aclaró en la nota al pie de página que se basaba en un manuscrito de la Biblioteca de Palacio,8 cuya signatura no corresponde hoy en día con la de ningún manuscrito allí conservado (Pellicer, Vida 46-47).9 En 1826 el soneto fue publicado en París en la edición de las Obras de Cervantes de Arrieta [sigla H], aquí también, como en el caso de Pellicer, el soneto se decía copiado a partir de un manuscrito hoy perdido de propiedad del editor (García de Arrieta 380). 6 Ver De Santis. 7 Ver Haley. 8 “A este suceso escribió Cervantes un soneto, que se conserva entre los manuscritos de la Real Biblioteca, que sin omitir el epígrafe dice así...” (46). 9 Se trata de la signatura Est. M-cod. 163-f. 81 b de la Real Biblioteca. Ver también Rivers (269); y Sevilla Arroyo–Rey Hazas (3: 1408).

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Otra fuente impresa que podemos tener en cuenta para el cotejo de las variantes, aunque solo se trate de un fragmento del soneto, es la Historia de Cádiz y su provincia (desde los remotos tiempos hasta 1814) del año 1858 [sigla I]. El autor, Adolfo de Castro, conocido erudito y cervantista del siglo XIX, recordando el saqueo de la ciudad de 1596 cita, entre comillas, el último terceto del soneto cervantino sin darnos ninguna información sobre la fuente a su disposición (410): “Cervantes en un soneto se burla del Duque en estos términos: «Hasta que al cabo con mesura harta / ido ya el conde, sin ningún recelo / entró triunfando el duque de Medina».”10 Los epĺgrafes de los impresos y las rúbricas de los manuscritos de la época Como ya se ha indicado en la introducción, en el impreso de Pellicer [sigla G] (160-61) el soneto aparece precedido del siguiente epígrafe “El capitán Becerra vino a Sevilla a enseñar lo que habían de hacer los soldados, y a esto y a la entrada en Cádiz del duque de Medina hizo Cervantes este soneto.” Cuando el texto fue publicado en el impreso de Arrieta [sigla H] apareció con un epígrafe aún más largo y narrativo dedicado respectivamente al entrenamiento del ejército de refuerzo que el capitán Becerra hizo a los soldados en Sevilla, a la descripción del saqueo de la ciudad y a la entrada del duque de Medina en Cádiz: A la entrada del Duque de Medina en Cádiz, en julio de 1596, con socorro de tropas enseñadas en Sevilla por el Capitán Becerra, después de haber evacuado aquella ciudad las tropas inglesas y saqueándola por espacio de veinticuatro días al mando del Conde de Essex. (380) Cabe notar que este epígrafe, además de ser muy narrativo, presenta un error histórico ya que afirma que el saqueo duró veinticuatro días 10 Mata Induráin sostiene que Castro “en la nota al pie recuerda el soneto cervantino [..] citando equivocadamente (seguramente de memoria) el último terceto” (146).

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y no unos quince como sabemos por las fuentes históricas y el soneto mismo (“en obra de catorce o quince días” [v. 6]).11 Otro factor que parece remarcar la modernidad de ambos epígrafes es su prolijidad que contrasta claramente con el laconismo de las rúbricas de los manuscritos de época barroca según las cuales el soneto estaba más sencillamente dedicado “Al saco de Cádiz año de 1596” (FN VII-353, sigla D), “A la toma de Cádiz” (BNE 3796, sigla B), “A la destruición [sic] y saco de Cádiz el año 1596” (BNE 861, sigla A) o a “Cuando el inglés entró en Cádiz” (HSA CXLIV, sigla F). Debido a la circulación a veces anónima del texto en la época (y quizás a su estilo conceptista) algunos manuscritos misceláneos lo atribuyeron a Góngora en la rúbrica o en anotaciones marginales, o, en otros casos, el soneto fue incluido en recopilaciones de textos gongorinos como los dos manuscritos de la Hispanic Society [siglas E F].12 Si por un lado la atribución a Góngora fue descartada ya en la época dado que el texto no fue incluido en el manuscrito Chacón, por otro su paternidad cervantina está hoy en día aceptada universalmente. Luis Astrana Marín supone que el soneto fue escrito por Cervantes durante los años en que el autor vivió en Sevilla (ciudad en la que, como se ha dicho, se realizó el entrenamiento de las tropas por el lugarteniente Becerra) y que fue leído por él en una academia sevillana, quizás la de Ochoa, junto con los de los otros poetas de ese mismo círculo poético inspirados en el mismo evento histórico, sin duda de gran impacto en la época (213).13 Refuerza la paternidad cervantina de este texto el he11 Ver Vranich (84); y Mata Induráin (145-46). Este dato ha influenciado al parecer a algunos críticos que nos hablan de un saqueo que duró venticuatro días como Rivers: “En julio de 1596 el conde de Essex entró en la ciudad de Cádiz y la saqueó impunemente durante veinticuatro días” (35); y Canavaggio: “la flota británica se había apoderado en julio de 1596 de Cádiz, saqueándola impunemente durante tres semanas” (154). 12 HSA CXLII [sigla E] (“Soneto de Don Luis de Góngora”). Este códice presenta una anotación alia manu en la parte superior izquierda que no he podido descifrar. En FN VII-353 [sigla D] en el margen izquierdo se lee (escrito por la misma mano que copió el soneto) “De D. Luis de Góngora.” En BNE 3796 [sigla B] se anotó en el margen derecho la sigla GGA, abreviatura por Góngora, como también indicado por Solís de los Santos (238). 13 La referencia a Sevilla como ciudad en la que se compuso el soneto ya aparecía en Pellicer: “A este suceso pues, y a los exercicios militares, con que se disciplinaba la tropa en Sevilla para defender a Cádiz, escribieron los poetas, como lo tienen de costumbre, algunos versos: y Cervantes hizo también un soneto, que por solo ser inédito y comprobarse con él su

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cho de que aparezca copiado justo antes del famoso soneto cervantino “Voto a Dios” en uno de los testimonios manuscritos, FN VII-353 [sigla D]. La paternidad cervantina también es aceptada por José Manuel Blecua que escribe: no podemos dudar de que sea suyo el soneto, amargo y desilusionado, que escribió en 1596, con motivo de la entrada en Cádiz del duque de Medina. Han pasado muchos años desde que Cervantes se halló en Lepanto, y ha visto con estupor el arrojo del inglés, que se atreve a saquear los puertos españoles. Se percibe nítidamente la desilusión del soldado. (185-86) Podemos suponer que este soneto, escrito por Cervantes en Sevilla, pudo circular de forma anónima y que el nombre de Cervantes fue asociado a este poema solo después de haberse copiado, como demuestra la anotación marginal en tinta diferente del códice 4117 de la Nacional de España [sigla C].14 Cotejo y examen de las variantes El soneto cervantino que nos ocupa no aparece en ningún manuscrito autógrafo de Cervantes ni fue citado parcialmente por el propio autor en ninguna de sus obras. El texto tuvo que circular de forma suelta y fue copiado en colecciones particulares de autores diferentes. Dado el carácter misceláneo de cada manuscrito por un lado, y por otro la posible circulación oral que este soneto pudo tener en la época, resulta residencia a la sazón en aquella ciudad, le copiaremos aquí” (1778 160). Sobre el mismo hecho histórico Juan de la Cueva escribió el soneto “Calado hasta las cejas el sombrero” (Vranich 89); Alonso Álvarez de Soria “¿Cuándo, señor, vuestra famosa espada” (Martín 253n28) y Juan Sáez de Zumeta “¿De qué sirve la gala y gentileza, / las bandas, los penachos matizados/ los forros verdes, rojos y leonados/ si pide armas el tiempo con presteza?” (Vranich 90; Martín 254n39). Este hecho histórico también le sirvió a Cervantes como punto de partida para la novela ejemplar “La española inglesa.” 14 Solís de los Santos escribe a propósito del soneto “Voto a Dios” que una “característica generalizada en todas estas copias manuscritas es la falta del nombre de “su dueño” en el mismo puño y letra de quien hizo la transcripción” (248).

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muy difícil realizar un stemma codicum preciso. Sin embargo, en lo que se refiere en concreto a la versión de este poema (y no a los cancioneros tomados en su conjunto) podemos claramente identificar dos familias o grupos de manuscritos: por un lado la familia [ ] de los códices BNE 861 [sigla A ], BNE 3796 [sigla B], FN VII-353 [sigla D] y HSA CXLIV [sigla F], y por otro la familia [ ] a la que es posible adscribir el manuscrito BNE 4117 [sigla C], el codex interpositus del que se generaron los dos impresos [siglas G H] y posiblemente también el fragmento de Castro [I].15 Resulta en cambio difícil ubicar el manuscrito de la Hispanic Society CXLII [sigla E] que en algunos casos comparte variantes con ambas familias, quizás por contaminación, mientras que en otros se aleja de todos los testimonios presentando casos de lectio singularis (como “de unas bien ordenadas” [v. 2], “abundancia” [v. 5], o “turbóse” [v. 10]). De todos los manuscritos, los únicos que coinciden completamente son BNE 861 [sigla A] y BNE 3796 [sigla B]. En cuanto a los dos impresos [siglas G H], aunque supuestamente se digan copiados de dos códices distintos, presentan una versión casi idéntica del poema, lo cual nos hace sospechar que los dos editores derivan el texto de una misma fuente (o que, quizás, Arrieta pudo 15 FN VII 353 [sigla D] y BNE 861 [sigla A] comparten 35 textos, muchos de ellos sin ninguna variante y en la misma secuencia en los dos códices. Además de esto, el gran número de errores conjuntivos y la presencia de las mismas notas marginales en algunos poemas podrían indicar la derivación directa o indirecta de FN VII-353 [sigla D] del manuscrito BNE 861 [sigla A] por lo que concierne a estos poemas compartidos (entre ellos el soneto de Cervantes), o que ambos derivaran de una fuente común. Sobre la relación entre los dos códices, ver también Osuna (Poesía y academia 66-67); y De Santis (52). La versión de FN VII-353 [sigla D] solo difiere de la de BNE 861 [sigla A] por la conjunción “y” en el verso 10 (ausente en los otros testimonios) y por un claro error en el verso 13 (“y joya” corregido por la misma mano con “y loa,” allí donde todos los testimonios leen “ido ya”). Otro punto que podría reforzar la derivación del manuscrito florentino [sigla D] de BNE 861 [sigla A] es la semejanza entre las rúbricas de los dos testimonios: la de FN VII-353 [sigla D] (“Soneto al saco de Cádiz año de 1596”) parece reproducir parcialmente la de BNE 861 (“Otro soneto a la destruición y saco de Cádiz el año de 1596”). A pesar de ser el más tardío de los manuscritos (está fechado 1622), este códice, copiado en la ciudad de Sevilla, donde se supone que el soneto fue originalmente escrito por Cervantes, brinda una versión de este soneto que solo difiere de la de BNE 861 [sigla A] y de BNE 3796 [sigla B] por algunas variantes de posible origen gráfico, como por ejemplo en el verso en posición de rima “tantas” en vez de “tanta,” en el verso 7 “sus” en vez de “los” y en el verso 11 “fatal” en vez de “total.”

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basar su edición de este soneto en el impreso de Pellicer, publicado anteriormente). La única diferencia, aparte los distintos epígrafes que ya comentamos, es en el verso 9, en la edición de Arrieta, el uso del pronombre “les” en vez de “los” (“púsoles” en vez de “púsolos”). Para mi razonamiento crítico no voy a tomar en cuenta ninguna otra versión impresa del soneto aparecida posteriormente a las de Pellicer y de Arrieta (a excepción del fragmento citado por Castro) ya que todas las ediciones modernas se fundamentan en uno de los dos. En lo que sigue, demostraré que la versión conservada en los impresos G y H, mayoritaria en las ediciones modernas del soneto, no es la más fiable y que, en cada caso, es preferible la lectio documentada por la tradición manuscrita, hasta ahora no tenida en cuenta. En el verso 1 mantengo la lección “otra” presente en BNE 4117 [sigla C], HSA CXLII [sigla E], HSA CXLIV [sigla F] y en los dos impresos [siglas G H]. En el verso 2 la lección “adornada” está transmitida por BNE 861, BNE 3796, FN VII 353 y HSA CXLIV [siglas A B D F]. Podemos conjeturar que de esta lección se haya podido generar “de unas bien ordenadas cofradías” de HSA CXLII [sigla E], por cierta semejanza gráfica entre “adornada” y “ordenadas.” En cambio “atestada” solo está brindada por BNE 4117 [sigla C] y por los dos impresos [siglas G H], fuentes que, como veremos, presentan varias lectiones faciliores alejándose en muchos casos de los demás manuscritos de la época. En el contexto las lecciones “adornada” y “atestada” (“adornada de varias cofradías” y “atestada de ciertas cofradías”) son equivalentes, y ambas aparecen usadas en otras obras cervantinas.16 16 El verbo “atestar” era en esa época, igual que hoy en día, un sinónimo de ‘llenar’ o ‘rellenar’ (“Henchir alguna cosa vacía [...] como llenar un costal de lana, de ropa etc.” (Autoridades 1726 s.v.): “ATESTADO. DA. part. pas. del verbo Atestar en todas sus acepciónes. Lat. Fartus, a, um. AMBR. MOR. tom. 1. fol. 4. Si la hallaba mui cargada, y como atestáda de gente. CERV. Quix. tom. 1. cap. 3 Y assi tuviesse por cierto averiguado, que todos los Caballeros andantes de quantos libros están llenos y atestádos llevaban bien herradas las bolsas.” En Don Quijote el participio del verbo adornar aparece 16 veces, mientras que el participio atestado aparece usado en el sentido de ‘lleno’ dos veces: la primera, también citada, como vimos, por Autoridades, “y así, tuviese por cierto y averiguado que todos los caballeros andantes, de que tantos libros están llenos y atestados, llevaban bien herradas las bolsas” (1.3:89) y la segunda “—No son los amores como los que vuestra merced piensa —dijo el galeote—; que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar, atestada de ropa blanca” (1.22:263).

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Mata Induráin a la hora de explicar el adjetivo “atestada” lo hace basándose en una entrada secundaria del Diccionario de Autoridades (“rellenar las cubas de vino”) y en dos ejemplos de su uso literario (uno de Quevedo y otro de una comedia cervantina) que, según el crítico, estarían relacionados con la embriaguez: connota ‘gran cantidad,’ y quizá aluda también a la condición de borrachos de los soldados que forman esas cofradías, a tenor del significado de atestar ‘rellenar las cubas de vino’ (Aut.), como en el ejemplo de Quevedo, núm. 574, v. 11 “de bote en bote el novio está atestado” […]; también Cervantes, La casa de los celos: “Eres villano atestado / y quieres luchar a brazo partido.” (157) Si en el ejemplo de Quevedo la acepción de ‘borracho’ está en conexión con la frase hecha “de bote en bote,” en el caso de la mencionada comedia cervantina la expresión “villano atestado,” como también comentan Sevilla Arroyo y Rey Hazas, tiene que ver con la expresión “villano atestado de ajos,” usada en la época en el sentido de ‘testarudo’ y no de ‘borracho’ (3: 166).17 Personalmente no he encontrado otros ejemplos del uso de “atestado/a” en la acepción a la que apunta Mata Induráin ni en la literatura de la época ni en ningún diccionario de germanías. Volviendo a nuestro soneto, a pesar de que, como ya dije, ambas lecciones son equivalentes (“adornada de varias cofradías” o “atestada [=repleta] de ciertas cofradías”), creo sin embargo preferible la lección “adornada,” en cuanto documentada por todos los testimonios manuscritos, con la única excepción de BNE 4117 [sigla C]. “Adornada,” además, refuerza aún más la conexión entre el colorido desfile de los 17 Como escribe Arellano con respecto a Quevedo, se trata aquí de un juego burlesco que “alude a la profesión del novio, boticario, manejador de botes”, y que juega con la frase hecha de bote en bote, la cual puede aludir a la embriaguez ya que una de las acepciones de “atestar” en el Diccionario de Autoridades es la de “rellenar las cubas del vino” (504). Mientras tanto, Sevilla Arroyo y Hazas añaden: “Comúnmente se suele dezir por el que es cabeçudo y pertinaz, villano atestado de ajos, porque el ajo haze fuertes a los labradores, y dispuestos para sufrir el trabajo de la labrança y vida del campo” (3: 166).

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soldados y las procesiones religiosas por las que Sevilla es tan famosa. Por esto en el verso 2 propongo editar “adornada de varias cofradías.” Los versos 3 y 4 coinciden en todos los testimonios a excepción de BNE 4117 [sigla C] que omite la conjunción “y” en el verso 4 y por tanto mantengo el texto “que los soldados llaman compañías / de quien el vulgo, y no el inglés, se espanta.” En el verso 5 todos los testimonios manuscritos documentan como íncipit del segundo cuarteto, la lección “vimos,” que se repite aquí después de usarse en el primer verso, al estilo de los disparates, o sea de la poesía non sense del Siglo de Oro, cuyas características formales y sustanciales como ya comentó Adrienne Martín están presentes en este soneto cervantino. El paradigma de la visión era uno de las marcos más comunes y usados en ese tipo de poemas que de hecho muchas veces empezaban con un “vi” o un “vi venir,” fórmula que se repetía al principio de cada micro unidad disparatada” (Periñán 60). En todos los testimonios del soneto que nos ocupa el verbo ver (en la forma pretérita de la primera persona plural: vimos) encabeza el poema, al estilo de los disparates, como si lo que sigue formara parte de una visión o de un sueño. Dado el estilo de este género poético, este segundo “vimos” era indispensable para que los lectores reconocieran de inmediato la forma típica de los versos sin sentido e intuyesen la conexión implícita entre esta y el suceso histórico completamente descabellado del que Cervantes se estaba burlando. La falta de la repetición en los impresos de este segundo incipit con “vimos,” elemento clave para conectar el soneto con el género del disparate, le quita al texto una referencia literaria y cultural crucial para contextualizarlo y comprenderlo adecuadamente. Por lo tanto propongo descartar la variante “hubo” presente en los impresos [siglas G H] que pudo surgir como una corrección para evitar la repetición del mismo verbo al principio del primero y del segundo cuarteto, pero que eliminaría un elemento clave para identificar el texto con la tradición del disparate. Otra lectio facilior transmitida por los impresos [siglas G H] y por uno de los manuscritos, HSA CXLII [sigla E], es la expresión “en menos de” del verso 6 (“en menos de catorce o quince días”), allí donde los demás testimonios de la época, a excepción de BNE 4117 [sigla C], brindan la lección “en obra de.” Como pude comprobar usando la base

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de datos del Corpus diacrónico del español (CORDE), donde encontré 101 casos en 45 documentos fechados entre 1500 y 1600, la expresión “en obra de,” aunque inusual en la poesía de la época, era sin embargo muy común en los tratados históricos o las crónicas de la mitad del Siglo XVI (incluyendo la Historia de las Indias de Bartolomé de Las Casas y las Cartas de relación de Hernán Cortés) para indicar el lapso de tiempo o la duración aproximada en la que había ocurrido algún acontecimiento (CORDE). En la Crónica del Rey Henrique Octavo de Inglaterra de la mitad del Siglo XVI, por ejemplo, leemos “En obra de un año los ingleses robaron más de cuatro mil ducados en la mar” y en la La primera parte de la Historia natural de las Indias de 1554 se lee “d’estas yslas, pues, de los lucayos, o yucayos, como algunos llaman, ca[u]tivaron españoles, en obra de veynte años o pocos menos, quarenta mil personas.” Esta expresión, típica de los tratados o textos históricos, usada aquí por Cervantes para imitar o burlarse de ellos, de alguna forma dada la naturaleza de este poema, es sin duda la lectio original.18 “En menos de” cambia completamente el sentido del verso indicando una duración inferior del saqueo, ya que sabemos que empezó el 1 de julio y que terminó el 16 de julio.19 Otras dos lecciones poco fiables de los impresos, que hay que desechar, son los adjetivos posesivos de dos versos adyacentes, el verso 7 (“volaron sus pigmeos y Golías”) y el verso 8 (“cayó su edificio por la planta”), posesivos que no quedan muy claros en el contexto del soneto. El único manuscrito que presenta el posesivo tan solo en el verso 7 (“sus pigmeos”) es el manuscrito más tardío de la Hispanic Society [sigla F], quizás como mala lectura de “los,” presente en los demás testimonios, por semejanza gráfica entre la L y la S larga. En el verso 9 todas las versiones coinciden a excepción del impreso de Arrieta [sigla H] que se aleja de los otros testimonios usando el pronombre enclítico “les” en lugar de “los” (“púsoles en sarta”), y que propongo desechar. 18 Cervantes en Don Quijote usa cinco veces una expresión similar “obra de,” y cuatro veces “a obra de” que según el Diccionario de autoridades significaba la “cantidad, magnitúd o distáncia de alguna cosa” (5: 1737). 19 A prueba de las incoherencias de los impresos no se olvide que el epígrafe del texto de Arrieta [sigla H], en completa contradicción con lo que se lee en el soneto, afirma que los ingleses saquearon la ciudad de Cádiz “por espacio de veinticuatro días al mando del Conde de Essex.”

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Una lectio difficilior que parece haber generado casos de difracción en la transmisión manuscrita es el verbo “ciscóse” del verso 10, documentado en cuatro testimonios [siglas A B D F].20 El verbo “ciscarse,” usado en el mundo marginal y picaresco de la época, está definido eufemísticamente en Covarrubias como “tomar uno tan gran miedo que parece estarse entre sí deshaziendo” mientras que en el Léxico del Marginalismo del Siglo de Oro (Alonso Hernández 204) está explicado como “cagarse del miedo.”21 El verbo, percibido en la época como muy bajo y vulgar, aparece en cuatro testimonios, BNE 861 [sigla A], en FN VII-353 [sigla D], en BNE 3796 [sigla B] y en HSA CXLIV [sigla F]. En cambio BNE 4117 [sigla C] transmite en su lugar la variante “huyóse” mientras que HSA CXLII [sigla E] brinda “turbóse.” Hay que remarcar que los dos impresos también en este caso se alejan de gran parte de los manuscritos de la época presentando “tronó la tierra,” haciéndonos sospechar también un posible intento de mitigación o bien de modernización, dada también la ausencia del pronombre reflexivo en posición enclítica. Parece improbable pensar que “ciscóse” se haya generado a partir de una de estas lecciones y por ende la considero más bien como la lección originaria: por eso en el verso 10 propongo descartar “tronó la tierra” de los impresos tardíos, y asimismo “huyóse” y “turbóse” de otros manuscritos, y aceptar en cambio “ciscóse el mundo” como la lectio originaria. En el verso 11 prefiero la lección “pronosticando,” documentada en todos los manuscritos menos BNE 4117 [sigla C], HSA CXLII [sigla E] y los dos impresos [siglas G H] que traen “amenazando.” En el mismo verso 11 propongo mantener el sintagma “total ruina” que aparece en cuatro manuscritos [siglas A C D E] y en los impresos [siglas G H], además de pertenecer al usus scribendi de Cervantes.22 La variante “fatal 20 En el verso 10 registramos otra variante meramente gráfica “escurecióse” de BNE 4117 [sigla C] y de los dos impresos [siglas G H] contra “obscurecióse” de los demás testimonios. 21 El participio “ciscado” en el Guzmán de Alfarache aparece usado dos veces en el sentido de alguien muy asustado: “me daba pena su cortedad, el sentirle su solicitud socarrona y verlo andar tan ciscado” y “pobre de mí pues como estaba ciscado, a cada paso parecía que me ponían los cuatro vientos” (Alemán 296, 499). 22 Este sintagma aparece en Don Quijote cuando en el episodio de Clavileño el caballero andante hablando del caballo de Troya le dice a la Dolorida: “—Si mal no me acuerdo,

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ruina” de los manuscritos BNE 3796 [sigla B] y HSA CXLIV [sigla F] podría haberse generado por la semejanza gráfica entre los dos adjetivos “total” y “fatal.” En el verso 12 propongo aceptar “y al fin en Cádiz,” transmitida por todos los manuscritos de la época salvo BNE 4117 [sigla C] y los dos impresos G H que traen “y al cabo en Cádiz.”23 En el mismo verso 12 también propongo descartar la lección “mesura” (exclusiva de los impresos tardíos [siglas G H I]) y aceptar “prudencia,” brindada por todos los manuscritos y que se adhiere mejor al contexto ya que ironiza sobre la cobardía del duque (“prudencia harta”). Finalmente, quiero llamar la atención sobre el último verso del poema, donde una vez más los dos impresos se alejan de todos los manuscritos de la época cervantina, transmitiendo “triunfando entró el gran duque de Medina” en vez de “entró triunfando el duque de Medina,” versión que enfatiza el verbo “triunfar” “usado en su sentido clásico, aludiendo a los famosos triunfos” (Mata Induráin 154). También es interesante ver cómo la lección documentada por todos los manuscritos reaparece citada de la misma forma en la Historia de Cádiz y su provincia de 1858 [sigla I] de Castro. Por todas las razones aducidas, en la mayoría de los versos del soneto, propongo descartar la versión de los impresos [siglas G H] y aceptar la que nos brindan los testimonios manuscritos. Conclusiones Este estudio intenta discutir y replantear, a través del examen de la varia lectio, las versiones impresas sobre las que se basan todas las ediciones modernas del soneto, y propone una nueva edición que se apoya en la collatio de todas las fuentes manuscritas conservadas, dos de ellas yo he leído en Virgilio aquello del Paladión de Troya, que fue un caballo de madera que los griegos presentaron a la diosa Palas, el cual iba preñado de caballeros armados, que después fueron la total ruina de Troya; y así, será bien ver primero lo que Clavileño trae en su estómago” (2.42:348). También está usado en el Coloquio de los perros: “La comedia era tal, que, con ser yo un asno en esto de la poesía, me pareció que la había compuesto el mismo Satanás, para total ruina y perdición del mismo poeta” (Sevilla Arroyo y Hazas 2: 955). 23 La variante brindada por BNE 4117 [sigla C] (“y después desto”) es poco fiable por la ausencia del nombre de la ciudad de Cádiz presente en todos los otros testimonios.

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nunca mencionadas ni tenidas en cuenta anteriormente. El examen de las variantes ha demostrado la presencia en las fuentes manuscritas de lecciones más fiables a la luz del contexto literario en el que se escribió el soneto. Ejemplos son la repetición de “vimos” en el segundo cuarteto que Cervantes retomaría del género del disparate, o bien la expresión “en obra de,” típica de los textos históricos del Siglo XVI, con la que el poeta parece parodiar el lenguaje de las crónicas, o aun la variante “ciscóse el mundo” como una lectio difficilior que se trivializa en “huyóse” de BNE 4117 [sigla C], en “turbóse” de HSA CXLII [sigla E], y en “tronó la tierra” de los impresos [siglas G H], y por último el verso final común a todos los manuscritos de la época y a la cita fragmentaria que el historiador gaditano Castro incluye en su Historia de Cádiz (1858). Luther College [email protected] Obras Citadas Alemán, Mateo. Guzmán de Alfarache. Ed. Benito Brancaforte. Madrid: Akal, 1996. Alonso Hernández, José Luis. Léxico del marginalismo del Siglo de Oro. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1976. Arellano, Ignacio. La poesía satírico-burlesca de Quevedo: Estudio y anotación filológica de los sonetos. Madrid-Frankfurt am Main: Iberoamericana-Vervuert, 2003. Astrana Marín, Luis. Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra: Con mil documentos hasta ahora inéditos y numerosas ilustraciones y grabados de época. Madrid: Instituto editorial Reus, 1958. Blecua, José Manuel. Sobre poesía de la Edad de Oro. Madrid: Gredos, 1970. Canavaggio, Jean. Cervantes. Madrid: Espasa-Calpe, 1987. Castro, Adolfo de. Historia de Cádiz y su provincia desde los remotos tiempos hasta 1814. Cádiz: Imprenta de la Revista Médica, 1858. Cervantes, Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Ed. Luis Andrés Murillo. 2 vols. Madrid: Castalia, 1978. CORDE [Corpus diacrónico del español]. Real Academia Española. Web. 23 de agosto de 2013. De Santis Francesca. “Il manoscritto magliabechiano VII-353: Edizione dei testi e studio.” Tesis doctoral. Universidad de Pisa, 2006. Diccionario de autoridades. Real Academia Española. Madrid: Gredos, 1963 (1726-1739).

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Apéndice Edición: El texto que presento a continuación es un texto modernizado y regularizado en cuanto a grafía, uso de mayúsculas, acentos y puntuación. Se han seguido los mismos criterios en las notas del aparato para las variantes de los manuscritos de la época (rúbricas y textos). Vimos en julio otra Semana Santa adornada de varias cofradías que los soldados llaman compañías, de quien el vulgo, y no el inglés, se espanta. Vimos de plumas muchedumbre tanta, que, en obra de catorce o quince días, volaron los pigmeos y Golías, y cayó el edificio por la planta. Bramó el Becerro y púsolos en sarta; ciscóse el mundo, obscurecióse el cielo, pronosticando una total rüina. Y al fin en Cádiz, con prudencia harta, ido ya el conde sin ningún recelo, entró triunfando el duque de Medina. Aparato de variantes: Siglas: A = BNE 861 (fol. 627) B = BNE 3796 (fol. 194v) C = BNE 4117 (fol. 56r) D = FN VII-353 (fol. 1r)

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E = HSA CXLII (fol. 1r) F = HSA CXLIV (fol. 259v-260r) G = Pellicer y Saforcada1778 (160-161) H = García Arrieta 1826 (380) I = Adolfo de Castro 1858 Rúbricas: Fuentes manuscritas: Otro soneto a la destruición y saco de Cádiz el año de 1596 (A); A la toma de Cádiz (B); Cerbantes (C); Soneto al saco de Cádiz año de 1596 (D); De don Luis de Góngora (E); Soneto. Cuando el inglés entró en Cádiz (F). Fuentes impresas: El capitán Becerra vino a Sevilla a enseñar lo que habían de hacer los soldados, y a esto y a la entrada en Cádiz del duque de Medina hizo Cervantes este soneto (G); A la entrada del Duque de Medina en Cádiz, en julio de 1596, con socorro de tropas enseñadas en Sevilla por el Capitán Becerra, después de haber evacuado aquella ciudad las tropas inglesas y saqueándola por espacio de veinticuatro días al mando del Conde de Essex (H). Versos 1 otra] una ABD 2 adornada de varias] atestada de ciertas CGH: de unas bien ordenadas E 4 y] om. C 5a vimos] hubo GH 5b muchedumbre] abundancia E 5c tanta] tantas F 6 en obra de] dentro de C: en menos de EGH 7 los] sus FGH 8 el] su GH 9 los] les H 10a ciscóse] huyóse C: turbóse E: tronó GH 10b el mundo] la tierra GH 10c obscurecióse] y obscurecióse D: escurecióse CGH 11a pronosticando] amenazando CEGH

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11b total] fatal BF 12a y al fin en Cádiz] y después desto C: y al cabo en Cádiz GH: hasta que al cabo I 12b prudencia] mesura GHI 13a ido ya] y joya (corrección interlinear: y loa) D 13b sin ningún recelo] en Cádiz sin recelo C 14a entró triunfando] triunfando entró GH 14b el duque] el gran duque GH Abreviaturas usadas BNE= Biblioteca Nacional de España FN= Biblioteca Nacional de Florencia HSA= Biblioteca de la Hispanic Society of America

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