El Soft Power en la Política Exterior y emergencia internacional de China

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Descripción

El Poder Blando en la Política Exterior…

Diego García Roncero

El Poder Blando (soft power) en la Política Exterior y emergencia internacional de China Diego García Roncero Estudiante de Máster en Estudios Chinos en la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona - España) Marzo 2015

RESUMEN

En el discurso de la política exterior china, el soft power es un concepto muy recurrente. Según un analista de Singapur, el “soft power es central en la visión estratégica China y subraya su sensibilidad por las percepciones externas.”1 Desde los años noventa, multitud de documentos académicos han sido publicados acerca del uso de esta herramienta por parte de la República Popular China. El término, de hecho, ha entrado directamente en el vocabulario oficial del gobierno. En su discurso en el 17 Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, el 15 de octubre de 2007, el antiguo Presidente Hu Jintao afirmó que el partido debía “asumir la cultura como parte del soft power de China, como un factor de crecimiento importante en la competición por aumentarla fuerza nacional”.2 China siempre ha tenido una cultura tradicional muy atractiva pero, en las últimas décadas, está entrando en la esfera de la cultura popular. Un total de 1,4 millones de estudiantes chinos estudiaron en el extranjero entre 1978 y 2008 y, cada año, cientos de miles de estudiantes extranjeros se matriculan en universidades de China.3 Asimismo, se están creando cientos de Institutos Confucio por todo el mundo para enseñar la cultura y el idioma chino, al tiempo que la radio internacional china aumenta sus emisiones al inglés veinticuatro horas al día4

Parama Sinha Palit, “China’s Soft Power in South Asia,” RSIS Working Paper 200 (Singapore: Rajaratnam School of International Studies, 2010), 1. 2 Nye, Joseph and Wang Jisi, “The Rise of China’s Soft Power and its implications for the United States,” in Richard Rosecrance and Gu Guoliang, eds., Power and Restraint: A Shared Vision for the U.S.-China Relationship (New York: PublicAffairs, 2009), 28. 3 Shambaugh, David, China Goes Global, (Oxford, New York: Oxford University Press, 2013), Chapter 6. 4 Huang and Gill, “Sources and Limits of Chinese ‘Soft Power.’” Ver también Mingjiang Li, ed., Soft Power: China’s Emerging Strategy in International Politics (Lanham, MD: Lexington Books, 2009). 1

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e invierte millones de dólares en crear una red de noticias de Xinhua en inglés y castellano al estilo Al Jazeera.5 A estos esfuerzos por llevar la imagen de China al mundo se une la exitosa celebración de los Juegos Olímpicos de 2008. Sin embargo, pocos meses después, la imagen de China se vería perjudicada por la inestabilidad política en Tibet, altercados en Xingjinag o la detención de Liu Xiaobo; sucesos que afectaron de sobremanera la imagen que tan encarecidamente quería presentar China de sí misma. La volatilidad de los efectos del uso del soft power hizo que Beijing decidiera iniciar una campaña multimillonaria, desde 2009, para desarrollar una red de comunicaciones que le permitiera “usar el soft power, en lugar del poder militar, para ganar amistades en el exterior”.6 Simultáneamente a esta campaña, el escepticismo estadounidense ha aumentado por la posibilidad de que China, en su estrategia global, le desplace de su posición privilegiada, aunque los datos confirmen que la estrategia de soft power chino ha sido prácticamente inefectiva en Estados Unidos y Europa7 –probablemente porque ellos no sean el objetivo principal de dicha estrategia–. Ante este panorama, se abre la posibilidad de que se inicie una competición internacional de soft power dentro de un juego de suma-cero,8 o, por otro lado, que el hecho de que ambos países se conviertan en más atractivos en sus respectivos ámbitos de influencia ayude a reducir la posibilidad de existencia de conflictos y se convierta en un juego de suma positiva.

UN ACERCAMIENTO TEÓRICO AL SOFT POWER

El concepto de soft power fue creado por Joseph S. Nye Jr. en los años noventa para conceptualizar una de las muchas herramientas que posee el Estado para ejercer poder a partir de la propia concepción de poder de Robert A. Dahl, según la cual, éste se fundamenta –más que en la posesión de recursos de un país– en la capacidad o la habilidad para utilizar dichos recursos para alterar el comportamiento de otros y obtener los resultados deseados.9 En este sentido, Nye distingue dos herramientas de poder: el soft power –o poder de atracción– y el hard power –o poder de coerción directo (político, económico o militar)–. El soft Shambaugh, David, “China Flexes Its Soft Power,” International Herald Tribune, June 7, 2010. Barboza, David, “China Yearns to Form Its Own Media Empires,” New York Times, October 5, 2009. 7 BBC News, “World Warming to US Under Obama,” http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/8626041.stm. 8 Nye Jr, Joseph S., The Future of Power (New York: Public Affairs, 2011), 90. 9 Dahl, Robert A., Who Governs: Democracy and Power in an American City (New Haven, CT: Yale University Press, 1961). 5 6

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power “se fundamenta en la habilidad para afectar a otros a través de medios para co-optar el diseño de la agenda, la persuasión y la obtención de atracción positiva y así obtener los resultados deseados.”10 Tendríamos, por tanto, una amplia gama de herramientas de poder que irían desde la coerción directa (hard power) hasta la atracción (soft power), pasando por la amenaza, el pago, las sanciones o la persuasión; para conseguir el comportamiento deseado en el otro actor. El uso de hard power, sin embargo, a través de una acción militar también puede resultar en un rol de liderazgo tradicionalmente atribuido al soft power, como, por ejemplo, la atracción de otros actores en una misión militar de interés global. Todo dependerá de cómo se use y la percepción del sujeto receptor.11 Por ello, Nye desarrolló el concepto smart power. Un término que identifica la imposibilidad de categorizar los ejercicios de poder de los Estados como totalmente hard power o totalmente soft power, al mismo tiempo que reconoce que el uso de smart power engloba “la habilidad para combinar recursos de hard y soft power dentro de estrategias efectivas.”12

La efervescencia del ‘soft power’

Una vez conocemos la naturaleza del término, debemos plantearnos el motivo por el que, en las últimas dos décadas, el concepto de soft power ha adquirido un valor primordial en el diseño de la política exterior de los países. Una de las principales razones esgrimidas se relaciona con la menor inclinación al uso del poder militar desde comienzos del siglo XXI. 13 Esto se debe principalmente al elevado coste tanto moral como de posible venganza del uso de la guerra,14 a la mayor dificultad para justificar su uso en sociedades cada vez más movilizadas y, finalmente, por el creciente sentimiento antimilitarista asociado a las democracias.15 Sin embargo, ello no quiere decir que el menor uso del hard power se traduzca en el abandono de los medios militares, sino que estos acaban siendo utilizados en la mayoría de ocasiones para asistencia

Nye Jr., Joseph S., Ibid, 20-21. Una de las principales críticas a Nye reside, precisamente, en la subjetividad del término soft power. Su efectividad o utilidad depende, en gran parte, de la percepción que tienen del mismo los receptores y no tanto en la capacidad de ejecutarlo por parte de los Estados. 12 Nye Jr., Joseph S., Ibid, 22-23. 13 National Intelligence Council, Global Trends 2025: A Transformed World (Washington, DC: GPO, November 2008). 14 Tannenwald, Nina, “Stigmatizing the Bomb: Origins of the Nuclear Taboo,” International Security 29, no. 4 (2005), 5-49. 15 Nye Jr., Joseph S., Ibid, 30. 10 11

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humanitaria o de catástrofes naturales, misiones internacionales y demás actividades que, según Nye, acaban generando “cualidades de beneficio, competencia, legitimidad y confianza”.16 Los recursos económicos también pueden producir tanto un comportamiento inclinado al soft power como al hard power. Un modelo económico exitoso “no sólo se traduce en una mejora de las estructuras de poder de un Estado, sino que también puede atraer a otros Estados a imitar dicho modelo”. 17 En este caso hablaríamos de soft power, pues se genera un efecto ‘gravitacional’ de atracción, sin embargo, los recursos clásicos pueden ser empleados a modo de hard o soft power, o ambos. Por ejemplo, el Producto Interior Bruto (PIB), la renta per cápita, el nivel de tecnología, recursos naturales y humanos, instituciones políticas y legales para regular el mercado, así como una serie de recursos específicos como el comercio, las finanzas o la competitividad. Un recurrido ejemplo de poder económico como hard power, planteado en la última década, implica a China y a Estados Unidos. En la relación entre ambos países, Estados Unidos acepta las exportaciones Chinas y paga a este país en dólares, mientras China compra dólares y bonos de deuda a los Estados Unidos con el dinero de las exportaciones. Sobre esta relación – deficitaria para Estados Unidos– algunos autores argumentan que permitiría que China subyugase a los Estados Unidos bajo la amenaza de vender sus reservas de dólares. Sin embargo, si China lo hiciese, no sólo reduciría el valor de sus propias reservas al caer el precio del dólar, sino que pondría en riesgo la voluntad estadounidense de seguir comprando los productos chinos, lo que significaría un gran descenso de ingresos para China. Algunos autores chinos han contemplado esta idea –mantenida por los sectores académicos y periodísticos más conservadores del panorama Occidental– como improbable, pues “vivimos en un mundo interdependiente, en el que nos dañaríamos a nosotros mismos si tomásemos acciones unilaterales para debilitar a la otra parte”.18 Esta interdependencia, que condiciona las acciones directas y unilaterales, compone un argumento más por el que el soft power ha ganado protagonismo en las políticas exteriores en su forma combinada con el hard power, es decir, hacia un smart power.

Nye Jr., Joseph S., Ibid, 48. Nye Jr., Joseph S., Ibid, 52. Sobre el fenómeno de la imitación del modelo político ‘iliberal’ de China y su posibilidad de implementación en los países en vías de desarrollo, algunos autores argumentan que es la estrategia que China estaría llevando a cabo en países de África, los cuales ven en su modelo de desarrollo un ejemplo a seguir. Otros autores –como analizaremos más adelante–, sin embargo, niegan este fenómeno, pues contradice directamente la directiva de “respeto de la soberanía nacional” que vertebra la política exterior de China. 18 Yao Yang, “Smart Power Is What China Needs,” China Daily, August 2, 2010, www.chinadaily.com.cn/usa/201008/02/cpmtmt_11082125.htm. 16 17

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Las fuentes del ‘soft power’ y la diplomacia pública

Definido el término y analizada su reciente efervescencia, resta presentar las fuentes del soft power, y las herramientas principales de implantación del mismo, para así, finalizar la conceptualización teórica del mismo. De acuerdo con Nye, en la generación de soft power no sólo están involucrados los Estados. Corporaciones, instituciones, ONGs u otros actores transnacionales pueden desarrollar su propio soft power, ya que los instrumentos para emplearlo no están bajo control total de los gobiernos. Aunque los gobiernos controlen la política, la cultura y los valores residen en la sociedad civil. A través de ella, se afecta al público general y a las elites gubernamentales de otros países, creando o desfavoreciendo un contexto para las políticas del Estado. A todo ello se une que el soft power es una herramienta “difícil de utilizar, fácil de perder y costosa de reestablecer”.19 Entre los múltiples recursos en los que descansa el soft power, los más importantes, según Nye, son la cultura (resultando atractiva para los demás), los valores políticos (cuando son ejemplares interna y externamente en un ámbito internacional) y la política exterior (cuando unos actores ven a otro como legitimado y con capacidad moral y de liderazgo). Estos tres recursos pueden ser proyectados en la esfera internacional de tres maneras diferentes: a través de la atracción, del diseño de la agenda o de la persuasión. El modo en que los Estados comúnmente aplican los recursos del soft power 20 mediante las citadas tres vías de influencia es, principalmente, a través de la Diplomacia Pública21. Por diplomacia pública entendemos el conjunto de herramientas políticas dirigidas al público y destinadas a mejorar la credibilidad y promover una imagen atractiva de un gobierno, no sólo hacia el resto de gobierno, sino teniendo en cuenta una amplia gama de alternativas, incluyendo medios de comunicación, corporaciones, ONGs, organizaciones intergubernamentales o redes de comunidades científicas –también llamadas second track initiatives, un espacio de debate y negociación muy utilizado en las últimas décadas en las relaciones internacionales en la región Asia-Pacífico–. Nye distingue tres círculos concéntricos de acción de esta diplomacia pública. En primer lugar, las comunicaciones diarias, en las que se explica el contexto de las decisiones domésticas y de política exterior, así como la gestión de crisis. En segundo lugar, las comunicaciones estratégicas, que incluyen campañas publicitarias, eventos especiales –

Nye Jr., Joseph S., Ibid, 83. Como mencionaba anteriormente, los Estados no son los únicos actores con capacidad de influencia y cooptación. Sin embargo, en este análisis se pretende comprender la naturaleza del soft power diseñado por el gobierno de China, por lo que me centraré en las herramientas empleadas por el Estado para ejercer dicho poder, dejando al margen de este análisis las capacidades de soft power de los actores extragubernamentales. 21 Leonard, Mark, Public Diplomacy (London: Foreign Policy Center, 2002). 19 20

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Olimpiadas, exposiciones internacionales, eventos mundiales, conferencias, etc.–, son una fuente de legitimidad para reforzar temas de interés gubernamental o impulsar determinadas políticas. Finalmente, en el círculo más amplio de la diplomacia pública, se comprende el desarrollo de relaciones duraderas con otros actores a través de sistemas de becas, intercambios, acogida de seminarios o acceso a canales de comunicación. Estos programas fundamentan lo que Edward R. Murrow denomina last three feet,22 es decir, comunicaciones cara a cara en un proceso de intercambio bidireccional que refuerza la credibilidad mutua a través de la reciprocidad.

¿Puede China desarrollar ‘soft power’?

Con el concepto de soft power definido, así como las fuentes del mismo, sus recursos y las herramientas de ejercicio del mismo, se plantea una de las cuestiones centrales del análisis: ¿tiene el gobierno chino una estrategia de soft power ajustada a la definición del mismo? En sus comunicados oficiales enfatiza la necesidad de generar una estrategia de soft power fuerte que suponga el futuro de las relaciones internaciones de China con el mundo, sin embargo, la coyuntura sociopolítica china no se ajusta la necesidad de una sociedad civil que Nye contempla como indispensable. Se argumenta que el gobierno de China no podrá generar un soft power sólido mientras su imagen siga estando socavada por el cuestionamiento internacional de su respeto por los Derechos Humanos, su sistema político, su expansionismo económico o su creciente poder militar. Este planteamiento me conduce a dos cuestiones. En primer lugar, hemos de preguntarnos si el gobierno chino, al emplear el concepto, entiende por soft power lo mismo que su creador, Joseph Nye. Para muchos autores, China tiene una concepción de esta herramienta mucho menos excluyente que la que he expuesto anteriormente, comprendiendo básicamente todo aquello fuera de la esfera de lo militar. En segundo lugar, surge el argumento siguiente: ¿en qué países no cumplir con los requerimientos sociopolíticos expuestos al final supone un impedimento para el buen funcionamiento de la estrategia de atracción china? Y, una vez despejamos la cuestión: ¿Son estos países el objetivo del gobierno Chino? En la conclusión final retomaré este razonamiento. Hasta ahora he abordado únicamente la perspectiva teórica del soft power pero, para tener una visión más amplia del debate y poder responder a estas y otras

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Murrow, Edward R., en Nye Jr, Ibid, 106. 6

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preguntas, analizaré el discurso de algunos autores occidentales ante la estrategia del gobierno chino y la posterior respuesta de la academia china.

CHARM OFFENSIVE: ¿LA ESTRATEGIA DE SOFT POWER DE CHINA?

En 2007, Joshua Kurtlantzick afirmaba que China parecía haber creado “una sistemática y coherente estrategia de soft power, así como un conjunto de herramientas para implementar dicha estrategia. A través de estas herramientas –particularmente su diplomacia pública y la creciente ayuda internacional y el comercio– ha desarrollado una influencia significativa”.23 El argumento que desarrolla Kurtlanzick en su libro Charm Offensive (2007) orbita en torno a la idea de que Estados Unidos ha perdido en la última década –debido a la poca simpatía internacional hacia sus líderes políticos e intervenciones militares– gran parte de la popularidad internacional que había contribuido a conservar su posición de hegemón mundial. Aprovechando esta flaqueza, China habría sabido encontrar socios a nivel regional y global a los que influir con su estrategia de soft power para “presionarlos” a través de estrategias de diplomacia pública, inversión y negocios, para elegir entre establecer lazos más fuertes con Washington o con Beijing. Del mismo modo, aprovecha para hacer una crítica al concepto de soft power creado por Nye, argumentando que se centra en el atractivo de una nación como marca, sus valores, ideales y normas; pero “excluye elementos como la inversión, el comercio, la diplomacia formal o la ayuda internacional”. 24 Es en este marco donde enuncia su teoría de charm offensive, para referirse a la estrategia iniciada por el gobierno chino y que incluye una idea más amplia del concepto de soft power, que engloba todo lo que queda fuera de la esfera militar y de seguridad. Consiste en emplear no sólo la cultura popular y la diplomacia pública, sino herramientas económicas y diplomáticas más coercitivas como la ayuda internacional, la inversión o la participación en organizaciones multilaterales.

Kurtlantzick, Joshua, Charm Offensive: How China’s Soft Power Is Transforming The World (Birghamton, New York: Yale University), xi. 24 Kurtlantzick, Joshua, Ibid, 6. 23

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Del ‘win-win’ al liderazgo multilateral

En 2004, el Primer Ministro Wen Jiabao presentó en un discurso la idea del Crecimiento Pacífico –Peaceful Rise, en inglés–, que venía a explicar que el crecimiento de China no vendría a costa de otros países, no se pondría en el camino de cualquier otra nación y no supondría una amenaza para el mundo.25 Esta presentación de China como un actor internacional cooperativo encuentra sus orígenes en la doctrina de las relaciones “ganador-ganador” o “win-win” que China desarrolló en las últimas décadas del siglo XX con los países de América Latina, África, Asia y los países árabes, y que contemplaba la posibilidad de “beneficiarse de las relaciones con China tanto como China de las relaciones con ellos”, 26 pues ninguno de ellos podía considerarse potencia mundial. Aludía a una forma de realizar intercambios por parte de China muy común a lo largo de su historia, es decir, a través de relaciones bilaterales individualizadas con cada país, manteniendo cada una de estas relaciones una serie de acuerdos específicos adaptados a la naturaleza de la relación y respetando siempre la soberanía territorial, la autonomía política y el no reconocimiento de Taiwán. Este tipo de acuerdos bilaterales, que han caracterizado tradicionalmente a China, pasaron de ser la única forma de relación de este país a ser otra forma más dentro del espectro de actuación internacional de China. A finales de los años noventa, la retórica de las relaciones “ganador-ganador” dieron paso a un nuevo concepto de seguridad chino27, en el cual Beijing enfatizaba la posibilidad de garantizar su propia seguridad

–económica, militar y política– y la

seguridad de otras naciones si se trabajaba más intensamente en las instituciones multilaterales y construyendo sistemas de confianza mutua con sus vecinos. Con este planteamiento, Beijing daba la vuelta a su anterior desdén por las organizaciones multilaterales, que eran vistas por los anteriores líderes políticos como constricciones hacia China por parte de la sociedad internacional y herramientas o vías de crítica directa hacia la situación sociopolítica del país. En la última década, China se ha convertido no sólo en un actor cooperativo con las organizaciones multilaterales, sino que ha resultado en un promotor de nuevas iniciativas organizativas e incluso asumiendo el liderazgo en algunas de ellas –como en la Organización de Cooperación de Shanghai–.

Pan, Esther, “The Promise and Pitfalls of China’s ‘Peaceful Rise,’” Council on Foreign Relations, 14 Apr. 2006, www.cfr.org/publication/10446/promise_and:pitfalls_of_chinas_peaceful_rise.html. 26 “Speech by Hu Jintao at the APEC CEO Summit,” Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China release, 19 Nov. 2005. 27 Kurtlantzick, Joshua, Ibid, 47-50. 25

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Esta nueva estrategia sitúa a China, para algunos autores como Kurtlantzick, en una predisposición a asumir un nuevo rol internacional como candidato a sustituir a los Estados Unidos como velador del establishment del orden internacional. Argumento que encuentra fuerte resistencia en multitud de autores asiáticos y europeos, los cuales mantienen la idea de que Estados Unidos o Europa no son ni un objetivo principal de la estrategia de soft power china28 – centrada principalmente en África, América Latina y el Sudeste Asiático– ni rivales a sustituir en el plano internacional. Sin embargo, desde Occidente y espacios académicos asociados a la Escuela de Chicago,29 se sugiere la idea de que el nuevo rol de China se estaría cementando a través de dos herramientas de soft power: la cultura y la inversión y los negocios; y ninguna de ellas conformaría un crecimiento pacífico.

La herramienta de la cultura

Dentro de la nueva estrategia de multilateralismo que caracteriza la política exterior china, la diplomacia pública del gobierno incluye la creación de redes de encuentros o cumbres informales, tanto en China como en países en vías de desarrollo, para generar ideas y fomentar el crecimiento conjunto. Estos encuentros permiten a China enfatizar su rol de socio fiable para el comercio y la inversión, así como la generación confianza mutua. Las reuniones de este cariz más destacables pueden ser el Foro de Cooperación Económica y de Comercio China-Caribe, que reúne más de mil asistentes/oficiales tanto de China como del Caribe; el Forum Boao para Asia, lugar de encuentro de miembros del mundo de los negocios de Asia en un estilo parecido al Foro Económico Mundial de Davos; o el Grupo de Personas Eminentes de ASEAN-China, que comprende a antiguos hombres de Estado para producir nuevas rutas en la relación entre China y los países del Sureste Asiático.30 Asimismo, dentro de esta estrategia de diplomacia pública, China promueve pequeños encuentros o cumbres, haciendo a Beijing en centro de mítines internacionales sobre cuestiones globales o sobre medios de comunicación en lengua china o asociaciones de estudios chinos.

d’Hooghe, Ingrid, “The Limits of China’s Soft Power in Europe. Beijing’s Public Diplomacy Puzzle,” Netherlands Institute of International Relations ‘Clingendael’ (January 2010), 3-6. 29 Mearsheimer, John, “The Gathering Storm: China’s Challenge to US Power in Asia,” Michael Hintze Lecture, University of Sydney, Sydney, Australia, August 5, 2010, www.usyd.edu.au/news/84.html?new-storyid=5351. 30 Kurtlantzick, Joshua, Ibid, 64-65. 28

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Al mismo tiempo que China ha renovado su diplomacia pública, también ha mejorado su cuerpo diplomático.31 Asimismo, en las últimas décadas, se han entablado fuertes lazos con las diásporas chinas en el mundo y las múltiples asociaciones culturales, grupos de negocios y otras organizaciones, para contribuir a impulsar las relaciones entre China y los países en vías de desarrollo. Algún ejemplo de esta revitalización de las relaciones con la diáspora es la recepción de encuentros como la Convención Mundial de Emprendedores Chinos o el envío de altos cargos gubernamentales a visitar comunidades chinas en el extranjero.

La herramienta de los negocios

El atractivo de la inversión en China es quizás uno de los factores que más impacto tiene en la estrategia de co-optación del país. La implantación en China es uno de los planes de negocio más populares en las estrategias de expansión de empresas a nivel mundial, siendo China un gran atractivo de inversión extranjera directa para muchas naciones. Para conseguir este efecto de “atracción”, China ha tratado de demostrar a nivel global que, durante su crecimiento, también se ha convertido en un gran consumidor de bienes y recursos de otros países, especialmente de los países en vías de desarrollo. Esta estrategia forma parte de la iniciativa gubernamental que tuvo lugar en 2004, durante la Conferencia Internacional sobre “Diplomacia Económica hacia los Países en Vías de Desarrollo”, en la cual, oficiales de distintos rangos del gobierno chino planificaron aumentar la cooperación económica de China con estos países. 32 En la otra dirección, la inversión de las empresas chinas viene definida, en una parte, por la política exterior nacional –cada vez menos–, y no tanto por la búsqueda del beneficio de dichas compañías –aunque esta dinámica está aumentando, llegando a licitar compañías chinas entre sí por proyectos en el extranjero–. El gobierno chino promueve particularmente la inversión en industrias estratégicas para el país y en países estratégicos para sus relaciones bilaterales. Por este motivo, las compañías energéticas son las que mayores inversiones realizan en el extranjero.33 Mucho más que otros sectores y, en gran medida, con participación importante de miembros del gobierno chino en sus cúpulas de decisión.

China tiene la posibilidad de mantener a sus diplomáticos permanentemente en una misma región, debido al gran tamaño de su cuerpo diplomático. En otras naciones, no sólo no se tienen diplomáticos en todo el globo, sino que suele haber algo de flexibilidad a la hora de elegir destino. 32 Saunders, Philip, China’s Global Activism: Strategy, Drivers, and Tools (Washington, D.C.: National Defense University Press, 2006). 33 La seguridad energética es uno de las principales preocupaciones del gobierno chino para la reorientación de su economía, pues su consumo energético sigue dependiendo en gran medida del carbón y en menor medida de otros 31

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Al tiempo que China se ha convertido en un gran inversor y comerciante internacional, el gobierno chino no sólo ha reducido las restricciones en migración tanto interior como exterior, sino que ha iniciado campañas para facilitar a la población china la emigración por trabajo, así como el turismo.

Un objetivo definido

El crecimiento de los negocios chinos, las olas de migración desde China, el interés en estudiar el idioma chino, los proyectos de ayuda internacional, el influjo de la cultura urbana china, etc., son algunas herramientas de la estrategia de soft power china. La cual se ha probado más exitosa en los países del Sudeste Asiático que en ninguna otra parte del globo –favorecida por la política de “Buena Vecindad” desarrollada por el gobierno chino desde finales del siglo XX–, llegando a sustituir a Estados Unidos como la mayor influencia cultural y económica en estos países de la región. Este hecho ha sido entendido por algunos autores como una declaración de intenciones de la estrategia del gobierno chino de sustitución paulatina de la presencia estadounidense en el globo. Sin embargo, los hechos muestran que es en los países en vías de desarrollo y en la región Asia-Pacífico donde la estrategia china está teniendo un efecto palpable, no así tanto en los países desarrollados. Algunos de los motivos que se arguyen es que la estrategia China aún enfrenta obstáculos como la incapacidad de distinguir cuándo emplea herramientas coercitivas y cuándo, simplemente, toma la iniciativa. El hecho de que la denominada “estrategia de soft power de China” mantenga los mismos claros objetivos que toda acción de política exterior del país 34 hace que autores como Kurlantzick vean en ella una forma menos perceptible, pero igualmente determinada, de implantar el modelo de crecimiento chino como un ejemplo para otras naciones en desarrollo –el llamado “Consenso de Beijing”– para, con el apoyo de estas naciones, erigirse como una nueva potencia mundial capaz de retar a los Estados Unidos.35

combustibles fósiles que, en gran medida, importa de otros países o con los que invierte en el extranjero por la poca rentabilidad del mercado del combustible en China, debido a su fuerte regulación. 34 Los objetivos principales de la política exterior china, a grandes rasgos, consisten en: defender la soberanía nacional y la integridad territorial de las naciones, mantener la paz y estabilidad en sus fronteras, proyectar una imagen exterior del país como un actor bienintencionado, cooperativo y constructivo y mantener a Taiwán aislado internacionalmente. 35 Kurtlantzick, Joshua, Ibid, 129-130. 11

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LA ESTRATEGIA DE EMERGENCIA DE CHINA. UNA VISIÓN DEL SOFT POWER DESDE LA REGIÓN

Frente a la idea de Joshua Kurtlantzick de que China se ha convertido en un potencial rival del soft power estadounidense en Asia por la diplomacia pública de Beijing, la ayuda al desarrollo, la participación en instituciones multilaterales o la persecución de intereses comunes; 36 varios autores y expertos en la política exterior china argumentan que el crecimiento del soft power impulsado por el gobierno chino difícilmente puede ser explicado de acuerdo al marco teórico creado por Nye, posteriormente criticado por Kurtlantzick y, finalmente, aplicado desde Occidente para interpretar la estrategia de emergencia internacional de China. El perfil global de la cultura China, su ideología, sus valores y su habilidad para modificar las instituciones internacionales no han incrementado lo suficiente como para asumir ese hecho.37 China ha sido capaz de adquirir tal crecimiento por el diseño de su política exterior y la manera en que ha ejercido la misma en el panorama internacional de la última década. Esta nueva dinámica de política exterior ha sido denominada por muchos académicos como una reorientación que se manifiesta en “las acciones de Beijing para promover medidas de creación de confianza, arreglar las disputas fronterizas, practicar un medido auto-control, reasegurar las buenas intenciones para con sus países vecinos y participar activamente en instituciones y foros de diálogo regionales en materia de economía, política y seguridad.”38

‘Soft power’ al estilo chino

Los estudios que pretenden acercarse al soft power de China desde una visión de recursos de poder, tienden a tener una visión más pesimista de las capacidades y logros de esta estrategia china, ya que se centran en la propagación internacional de la cultura y los valores chinos.39 Sin embargo, aquellos estudios que lo abordan desde una perspectiva del comportamiento en política exterior del gobierno chino, sí aprecian ese crecimiento en influencia de las herramientas de soft power.40 La clave para entender el soft power de China, según Mingjiang Li, reside en Kurlantzick, Joshua, “The Decline of American Soft Power,” Current History, (December 2005). Mingjiang Li, “Soft Power: Nurture Not Nature,” en Mingjiang Li, ed.: Soft Power: China’s Emerging Strategy in International Politics (Plymouth, United Kingdom: Lexington Books, 2011), 9. 38 Mingjiang Li , “China’s Proactive Engagement in Asia: Economics, Politics and Interactions,” RSIS Working Paper, no. 134, (July 2007). 39 Bates Gill and Yanzhong Huang, “Chinese ‘Soft Power’,” 17-36.; Yanzhong Huang and Sheng Ding, “Dragon’s Underbelly: An Analysis of China’s Soft Power,” East Asia 23, no.4 (Winter 2006): 22-44. 40 Kurlantzick, Joshua, “China’s Charm: Implications of Chinese Soft Power,” Policy Brief 47 (June 2006). 36 37

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examinar cómo las tradiciones, valores políticos y los imperativos internos e internacionales han modelado, en última instancia, las opciones de China para establecer una estrategia de crecimiento acorde con sus relaciones con el resto del mundo.41 En este sentido, que el exjefe del Partido Comunista Chino y expresidente Hu Jintao enfatizase en la reunión ante el Grupo Central de Asuntos Exteriores, el 4 de enero de 2006, que: “el incremento del estatus nacional de China y su influencia deben ser demostradas en hard power a través de la economía, la ciencia y la tecnología, y la defensa, así como en soft power a través de la cultura”;42 demuestra que, desde los inicios de su formulación,43 el soft power chino es concebido en torno a la cultura tradicional china, su historia, su amplia gama de tradiciones, símbolos y el valor de su lenguaje. Sin embargo, también hay visiones que disienten sobre la tradición cultural china como la mayor fuente de soft power. Algunos analistas chinos atribuyen al modelo de desarrollo chino como una fuente de poder, ya que se presenta como una alternativa al modelo clásico de modernización propuesto por el “Consenso de Washington” para países en vías de desarrollo.44 Otros entienden que se compone de un conjunto de aspectos, como la diplomacia cultural, la diplomacia multilateral y los programas de asistencia internacional. 45 Estos analistas también tienden a enfatizar la gran flexibilidad de la política china como otra fuente de soft power. Dentro de las estrategias que el gobierno chino ha seguido para reforzar la comunicación cultural china con el resto del mundo, encontramos esfuerzos por realizar actividades culturales de gran escala en otros países, inversiones millonarias para cultivar una mejor imagen de China, la promoción de medios de comunicación de masas a nivel internacional o el patrocinio de Institutos Confucio por todo el globo.46 El establecimiento de estas instituciones de enseñanza de idioma y cultura de China ha sido visto como uno de los intentos más notables por parte de Beijing para implantar su soft power dentro de la nueva estrategia de diplomacia pública, 47 Mingjiang Li, “Soft Power in Chinese Discourse: Popularity and Prospect,” en Mingjiang Li, ed., Ibid, 21. Ma Lisi, “Guanyu wo guo jiaqiang ruan shili jianshe de chubu sikao” [Preliminary thoughts on accelerating China’s soft power building], Dang de wenxian [Literature of Chinese Communist Party], no. 7, 2007, 35-38. 43 Wang Huning, “Zuowei guojia shili de wenhua: Ruan quanli” [Culture as national power: Soft power], Journal of Fudan University 3 (1993). 44 Men Honghua, “Zhongguo ruan shili pinggu baogao” [Assesment and report of China’s soft power] Journal of Fudan University 3 (1993). 45 Zhao Lei, “Zhongguo ruan shili tisheng yin ren guanzhu” [Increase of China’s soft power raises attention], Zhongguo dang zheng ganbu luntan [Forum of Chinese party and government officials], 1 (2007), 45-46. 46 Yanzhong Huang and Sheng Ding, “Dragon’s Underbelly: An Analysis of China’s Soft Power,” East Asia 23, no 4 (Winter 2006), 22-24. 47 El primer Instituto Confucio fue implantado en Seúl en noviembre de 2004. Desde entonces, el número de Institutos Confucio ha crecido exponencialmente a nivel global. Incluso la población china asocia el establecimiento de Institutos Confucio en un país con la proyección de una nueva imagen de China sobre el mismo. Ver “Confucius Institute: Promoting Language, Culture and Friendliness,” People’s Daily Online, October 2, 2006, English.peopledaily.com.cn/200210/02/eng20061002_308230.html. 41 42

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incluyendo “la presentación de una imagen más agradable de China y sirviendo al objetivo de la política exterior china de marginar la influencia internacional de Taiwán.”48 El mismo objetivo que se atribuye a la gran inversión realizada por parte del gobierno chino en emisoras de radio y canales de televisión internacionales. Otra de las estrategias seguidas por China para mejorar su imagen internacional está relacionada con el esfuerzo por ajustarse a las normas internacionales, reglas y valores.49 De este modo, a través de la diplomacia pública y de su participación en acciones internacionales de Naciones Unidas, foros regionales como el Foro Regional ASEAN o la Organización de Cooperación de Shanghai; China consigue dotar de mayor legitimidad a su política exterior.

Los límites del ‘soft power’ de China

La política exterior de China intenta convencer al resto de actores internacionales de que no supone una amenaza para la estabilidad del orden internacional, su voluntad de participar en la comunidad internacional y de ser proactiva en la misma. En la misma dirección se concibe su soft power que, unido a la diplomacia económica y pública, se ha mostrado presente en instituciones internacionales como Naciones Unidas o la Organización Mundial del Comercio como muestra de sus intenciones hacia el exterior y su relación con el resto de países. Sin embargo, la concepción de soft power en China está dirigida tanto al plano exterior –cultivando la aceptación internacional–, como orientada a generar un refortalecimiento de la estabilidad interior, la gobernanza y la revitalización del país.50 Esto demuestra el fuerte nexo entre la esfera doméstica y la internacional, que impulsa a los líderes chinos a estar atentos a las diferentes vulnerabilidades simultáneas de China en ambas esferas, con una preocupación especial por los problemas sin resolver en las transiciones internas, pues pueden afectar a la práctica exterior del soft power. Este planteamiento, fundamentado en mantener el equilibrio interno y, posteriormente, dedicar esfuerzos en proyectar políticas hacia el exterior, enraíza directamente con la filosofía tradicional china. La doctrina del Medio, caracterizada por el esfuerzo por mantener “el equilibrio en las relaciones en el universo [y un] orden armonioso en la tierra y el cielo”,51 condiciona la proyección internacional del soft power chino en gran medida. De acuerdo con este Bates Gill, and Yanzhong Huang, “Sources and Limits of Chinese ‘Soft Power’,” Survival 48, no.2 (2006), 18. Nye, Joseph S. Jr., "The Rise of China's Soft Power," Wall Street Journal Asia, December 29, 2005. http://belfercenter.hks.harvard.edu/publication/1499/rise_of_chinas_soft_power.html 50 Yong Deng, “The New Hard Realities: ‘Soft Power’ and China in Transition,” en Mingjiang Li, ed., Ibid, 69-73. 51 Jianfeng Chen, “The Practice of the Mean: China’s Soft Power Cultivation,” en Mingjiang Li, ed., Ibid, 84. 48 49

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pensamiento, China se mantiene como un participante defensivo dentro del sistema. No intenta cambiar el estatus quo u oponerse a la hegemonía, sino que persigue sus intereses y su desarrollo, evitando los enfrentamientos que supongan un elevado coste y riesgo.

El “Consenso de Beijing” y los países en vías de desarrollo

En la última década, el gobierno chino ha negado sistemáticamente lo que se ha venido a llamar el “Consenso de Beijing”.52 Este término fue acuñado por Joshua Cooper Ramo para definir la oportunidad que abría la emergencia de China como inspiradora a otros países en vías de desarrollo, no solo como socio, sino como aportador de un nuevo modelo.53 Ramo argumenta que las políticas liberales contenidas en el “Consenso de Washington” y aplicadas en África durante más de dos décadas han fracasado. La experiencia de crecimiento de China, sin embargo, ha generado un efecto que provee de un nuevo modelo de desarrollo aplicable en países en vías de desarrollo de África, Asia y América Latina. Del mismo modo, Ramo predice que este “Consenso de Beijing” sustituirá el modelo hegemónico occidental dominante en los países en desarrollo.54 Actualmente, el planteamiento de Ramo no se refuta con la realidad. Principalmente porque, mientras el mundo se interesa por analiza y aprender del rápido crecimiento de la economía china, desde las instituciones del propio país se proclama el respeto a la soberanía de todos los países. Es decir, China no está interesada en exportar ningún modelo de desarrollo, ya que el modelo chino no es ningún modelo.55 China se ha adaptado a las circunstancias propias para desarrollarse, pero su evolución no es exportable. El motivo por el que se habla de la implantación de un modelo de desarrollo chino, según varios autores, reside en la preocupación de las elites occidentales por que los países en vías de desarrollo estén siendo influidos para seguir el modelo iliberal de China para su crecimiento económico.56 Sin embargo, esta sospecha ha sido desmentida sistemáticamente por las autoridades chinas, quienes la consideran una contradicción directa con los principios inviolables de la política exterior de China.57

”Declaration of the Beijing Summit of the Forum on China-Africa Cooperation”, (Beijing: November 5, 2006). Dieter, Heribert, “Healthy Competition,” Development and Cooperation 48, no. 6 (2007): www.inwent.org/ez/articles/055144/index.en.shtml. 54 Ramo, Joshua Cooper, The Beijing Consensus (London: The Foreign Policy Centre, 2004), 3-5. 55 Zhongyin Pang, “China’s Soft Power Dilemma: The Beijing Consensus Revisited,” en Mingjiang Li, ed., Ibid, 131. 56 Zhang Weiwei, “The allure of the Chinese model,” International Herald Tribune, November 1, 2006. 57 “Declaration of the Beijing Summit of the Forum on China-Africa Cooperation,” (Beijing: November 5, 2006). 52 53

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CONCLUSIÓN

Ante la panorámica del debate académico sobre el soft power de China, a continuación extraeré una serie de conclusiones sobre la naturaleza y cualidades del mismo. En primer lugar, en un plano teórico, el discurso de soft power en China se ajusta en parte al marco conceptual diseñado por Joseph S. Nye, pero no se limita estrictamente a dicha conceptualización. Para el gobierno chino, comprende cualquier herramienta de influencia y co-optación fuera de la esfera de lo militar, incluyendo no sólo la diplomacia pública o el uso de la cultura, sino también las herramientas económicas y diplomáticas asociadas a la ayuda internacional, el comercio o la participación en organizaciones multilaterales. Cuando Hu Jintao hablaba de soft power, se refería al concepto diseñado por Nye, pero dentro de un vocabulario más retórico y flexible, destinado a enfatizar públicamente el término “soft” ante sus interlocutores; y como alegoría de su intención de llevar a cabo una estrategia de política exterior de desarrollo pacífico o peaceful development (anteriormente denominada peaceful rising). En segundo lugar, a diferencia del planteamiento de Nye, el soft power de China no tiene como objetivo final conseguir logros en política exterior per se, sino que pretende generar un panorama internacional favorable para la satisfacción de las demandas domésticas. Es decir, no se trata de un planteamiento activo de promoción de la influencia china –como sí hace Estados Unidos, por ejemplo–, sino de desarrollar herramientas hacia el exterior que generen un entorno favorable para la satisfacción de los intereses domésticos de China, como la provisión de recursos, la mejora de las relaciones con los países vecinos o la mejora de la seguridad nacional. Por decirlo más sintéticamente, el soft power de China no es un fin en sí mismo, sino un medio

–flexible– hacia el exterior para conseguir fines internos (estabilidad en la

transición). En tercer lugar, el soft power chino es todavía débil en términos de herramienta de poder nacional, siendo entendido en los círculos domésticos como una herramienta de defensa: cultivando una imagen más positiva del país hacia el mundo, corrigiendo los errores de percepción de las políticas de China, y construyendo vías de diálogo entre Occidente y China. Comparada con la estrategia estadounidense, por ejemplo, China se encuentra aún en un estado embrionario, con pocos valores que ofrecer al mundo frente a las filosofías occidentales dominantes; lo que revela que China aún atraviesa una fase de transición social, económica y política.

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Finalmente, entiendo que el soft power de China ha sido malinterpretado en dos direcciones. Por una parte, al ser visualizado como un posible rival para el sistema de valores liberales imperante. Algunos autores ven la estrategia de desarrollo chino de diplomacia pública dirigida a Estados Unidos o Europa y su influencia en el resto del mundo. Sin embargo, la estrategia de soft power chino iría, principalmente, dirigida a los países vecinos de la región del Sureste Asiático, África, América Latina y Oriente Medio. Estos países en vías de desarrollo son parte importante de la nueva estrategia multilateral de China, lo que me conduce a la segunda malinterpretación del soft power chino por parte de determinados círculos académicos escépticos con el nuevo papel internacional de este país, según los cuales, China estaría persiguiendo imponer su modelo de crecimiento en los países en vías de desarrollo. La cuestión que este argumento elude es el valor real –y no retórico– del soft power chino, es decir, deliberadamente enfatiza la “sospechosa” popularidad en los países en vías de desarrollo y las posibles “segundas intenciones” de China al enfocar sus estrategias de imagen en dichas partes del mundo. En lugar de esto, cabría señalar cómo la mejora de dicha imagen (a través de las diversas herramientas que he expuesto en el documento) ha incrementado –contrariamente a lo que pretende transmitir el argumento anterior– la confianza de la comunidad internacional en el aumento de poder de China, así como su capacidad, autoridad y legitimidad en el desarrollo de políticas domésticas e internacionales.

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