El socialismo en el departamento de Rivadavia (Mendoza, Argentina), desde 1985 hasta 1995.

September 14, 2017 | Autor: Hector Ghiretti | Categoría: Latin American and Caribbean History, Political Parties, Argentina, Socialism, Mendoza
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Descripción

EL SOCIALISMO EN EL DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA, DESDE 1985 HASTA 1995.i Héctor F. Ghiretti 1. El proceso histórico 1.1. Situación ideológica y organizacional del socialismo argentino a mediados de la década del 60 Los años de gobierno de facto que empezaron en 1966 no disminuyeron la intensidad de la discusión interna que se estaba dando en todas las organizaciones de la izquierda argentina. Los procesos de disociación se combinaban con los de tipo integracionista. Este es el caso del Partido Socialista Argentino. Afectado por divisiones que mermaron seriamente su capacidad de acción -tales como el Partido Socialista de los Trabajadores, de Juan Carlos Coral; el Partido Socialista de Vanguardia, liderado por Abel Alexis Latendorf; la Acción Socialista, con Alicia Moreau de Justo y Juan Carlos Rubinstein a la cabeza; y el Movimiento Socialista de Liberación Nacional, bajo la dirección de Jorge Selser- el PSA buscaría la unificación, a partir de 1966, de varias agrupaciones de perfil similar, tales como la Militancia Popular, el Movimiento de Acción Popular Argentina y el Grupo Evolución -este último, una fracción desprendida del Partido Socialista Democrático-. A principios de los '70 se logró la fusión definitiva de estos grupos, naciendo así el Partido Socialista Popular. En Mendoza, los grupos que darían lugar al PSP serían el PSA provincial y el denominado Nueva Izquierda Argentina. El llamado a elecciones de marzo de 1973 encontró al PSP 1

todavía desorganizado y sin estructura adecuada. Es por eso que, en el congreso nacional partidario, celebrado en Santiago del Estero en noviembre de 1972, se dejaba a las regionales en plena libertad para decidir su conducta. Estas adoptaron, por lo general, el camino de la abstención -Capital Federal, Entre Ríos, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y San Juan- o el apoyo al Frente Justicialista de Liberación -Mendoza y parte de Buenos Aires-. Santiago del Estero, Formosa, La Pampa y Chubut resolvieron concurrir con candidatos propios. En Mendoza, el Partido Socialista Popular era liderado por Mario Villanueva, que ocupaba el cargo de Secretario General de la Federación, como aún se llamaba al partido provincial. Entre otros dirigentes importantes se encontraban el Dr. José Federico Monfort y José Castelli. Pocos días antes de las elecciones, Villanueva explicó las razones que llevaban al socialismo mendocino a apoyar la fórmula del FREJULI. Luego de considerar que el aparato partidario se encontraba todavía inmaduro para afrontar una contienda electoral, dejaba deslizar la posibilidad de una futura incorporación al Frente. El socialismo -decía- sólo era posible con la clase trabajadora; y ésta se alineaba masivamente con Perón. De todas maneras, dejaba en claro la firme voluntad del PSP de mantener su personalidad y caracteres doctrinarios, y aspiraba a consolidar la unificación de las izquierdas argentinas. Las eleciones de septiembre de 1973 volverían a encontrar al socialismo popular de Mendoza apoyando la fórmula Perón-Perón. Pero las izquierdas argentinas estaban mortalmente divididas. Las tendencias ideológicas representadas por el foquismo y el castrismo, la irrupción de las organizaciones armadas trotskistas llevaron a gran parte del sector a un proceso de radicalización que exigía, por sus características propias, la aceptación -o la oposiciónen todos los términos. Las agrupaciones de la izquierda consiguieron un grado de movilización y agitación en ciertos sectores sociales que muchos interpretaron -equivocadamente- como la conjunción de condiciones objetivas para la revolución social. En consecuencia, 2

adoptaron la lucha armada como opción principal para la toma del poder. Fue difícil para muchos militantes de izquierda conservar la serenidad en esos momentos en los que el compromiso real pasaba -o parecía pasar- por la violencia y la clandestinidad. El Partido Socialista Popular fue una de las agrupaciones de izquierda que resistió a la tentación de la vía armada. La cuestión era compleja: se trataba de mantener la adhesión al sistema pluralista y democrático, pero sin reducir las distancias que lo separaban de otros partidos del mismo signo, ya comprometidos con la partidocracia tradicional y burguesa. El PSP nunca dejó dudas sobre su posición frente a los métodos violentos, condenándolos invariablemente. Además, intentó superar su original condición de organización de cuadros para convertirse en un partido popular de amplia convocatoria que, postergando las reivindicaciones clasistas, enarbolara la bandera de la liberación nacional, como objetivo deseado por la mayoría de los sectores del país. El mes de marzo del 1976 era escenario de un nuevo corte en la continuidad institucional. El gobierno militar que controlaba el poder se había impuesto como tarea liquidar los restos de las organizaciones políticas armadas, que ya para esta época se encontraban dispersas, cuando no seriamente diezmadas. La lucha sin cuartel que se iniciaría afectó, como no podía ser de otra manera, a la gran mayoría de las agrupaciones de izquierda, sospechadas todas de albergar células combatientes clandestinas. La imposibilidad de identificar al escurridizo enemigo subversivo dio lugar a una represión indiscriminada, en la que el proceder bienintencionado de muchos miembros de las Fuerzas Armadas se mezcló con la negligencia, el ensañamiento, la complicidad y los intereses espurios de otros. La proscripción sobre toda manifestación de actividades participativas en el campo político sería sobrellevada de manera diferente por los diversos partidos y movimientos. El socialismo popular, a pesar de haber sufrido la desaparición de algunos de sus 3

militantes, no perdió la estructura organizativa, lo que le permitió enfrentar al nuevo período democrático que se inició en 1983 en condiciones aceptables y esperanzadoras. 1.2. El socialismo en Rivadavia, entre 1912 y 1966: breve síntesis históricaii La aparición de las ideas y la militancia socialista en el departamento del Este mendocino adoptaría originariamente formas gremiales. Fundada en 1912, el primer -y único- documento conocido de la Sociedad Internacional de Obreros data de agosto de 1914. A finales de ese mismo año se realizó la fundación del primer Centro Socialista departamental, el organismo local de acción, propaganda y militancia de la Federación Socialista Mendocina. Durante los años siguientes y hasta la irrupción del lencinismo, el socialismo rivadaviense lograría excelentes resultados electorales. La llegada o reclutamiento local de un militante fuertemente ideologizado, llevaría al Centro Socialista local a iniciar un proceso de radicalización ideológica. El socialismo de Rivadavia llegó a tomar expreso partido por la III Internacional, fundada luego de la Revolución Rusa de octubre de 1917 por la fracción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, la cual dividiría el campo socialista en todo el mundo. Tal toma de posición se traduciría en disidencia frontal con la conducción nacional y provincial llevó a la crisis, desorganización y desaparición del CS de Rivadavia durante más de una década. En 1930, luego de varios intentos frustrados, se lograría la reconstitución de la organización departamental partidaria. A partir de 1931 y hasta bien entrada la década, la formación local compartiría el período de auge electoral a nivel nacional del socialismo que le permitió la proscripción y abstención del radicalismo. Así, los socialistas conseguirían tres bancas en el Concejo Deliberante y 4

participarían de la gestión municipal hasta 1937 por lo menos. La labor comunal fue complementada durante esos años por intentos de organización y lucha gremial, sobre todo en el ámbito de la actividad vitivinícola. La decadencia del CS local, ya insinuada a principios de la década y confirmada por la pérdida de los cargos electivos, se acentuó con la crisis que produjo la fractura entre la conducción nacional y la disidencia encabezada por Benito Marianetti, que luego se constituyera en una agrupación partidaria independiente, el Partido Socialista Obrero, de orientación marxista-leninista. El CS de Rivadavia, luego de tomar partido por la nueva formación, se vió sometido a un proceso de disgregación que no pudo ser evitada por el regreso de los militantes locales al tronco original del Partido Socialista, secundando en esto las directivas de Renato Della Santa. A partir de los primeros años de la década del 40 y hasta mediados de la década del 60, momento en que se produce el colapso final, el socialismo en Rivadavia llevaría una existencia precaria, reducida al esporádico esfuerzo de sus escasos militantes. Incluso cabe afirmar que fue superada en el campo electoral y organizativo por agrupaciones de izquierda de menor entidad a nivel nacional y provincial y trayectoria local. 1.3. Renacimiento: el Partido Socialista Popular, 1985-1995 La noche del 14 de mayo de 1989 confirmó lo que se venía anunciando dos o tres años antes: un justicialista volvía a la presidencia de la Nación. Esa noche, no solamente festejaban los peronistas. En una pequeña cabecera departamental de la provincia de Mendoza, se produjo otro retorno, que no por ser inesperado dejaba de tener motivos profundos y causas perfectamente identificables: los socialistas ganaban una banca en el Concejo Deliberante, luego de más de medio siglo de ausencia. El margen para conseguir una 5

segunda concejalía había quedado cerca. Una nueva generación de militantes repetía los logros de aquellos socialistas del 30; pero en este caso, no había componendas electorales ni proscripciones que hicieran más fácil lo obtenido. Es necesario remontarse unas décadas atrás para entender el proceso que llevó al socialismo rivadaviense a ubicarse nuevamente entre las fuerzas políticas más importantes del departamento. 1.1. Irrupción del Partido Socialista Popular en Rivadavia: actividades organizativas y proselitistas de Manuel Liberal y formación del núcleo original de militantes, 1985-1989. Manuel Liberal había nacido en el seno de una familia de clase media. Su padre, don Basilio Liberal, era un conocido odontólogo de la zona, oriundo de Carrizal, de extensa y exitosa militancia justicialista. Habiendo cursado sus estudios en la Escuela Normal de Rivadavia, Manuel Liberal despertaría a una conciencia política y social en el marco de un círculo de amigos con profundas inquietudes intelectuales, por lo general enroladas en el movimiento de protesta vigente en la Argentina de los 60. El joven Liberal comenzaría su militancia activa y orgánica al ingresar en la Universidad. Luego de un frustrado paso por la Facultad de Ingeniería en San Juan, Liberal iniciaría estudios de medicina en Córdoba, uno de los principales centros de agitación político-estudiantil de principios de la década de los 70. Enfrentado críticamente al justicialismo - al cual conocía desde niño en razón de la actuación pública de su padre- Liberal orientaría sus preferencias ideológicas hacia la izquierda democrática; concretamente, empezaría a militar -paralelamente a su participación en la política estudiantilen el Movimiento de Acción Popular Argentino, una de las agrupaciones que luego formaría el núcleo de integración del Partido Socialista Popular. 6

Luego del difícil período del Proceso de Reorganización Nacional -que obligó a Liberal a abandonar sus estudios y llevar una vida en la clandestinidad- el rivadaviense lograría terminar su carrera y retomar su compromiso político en el seno del PSP, desarrollado predominantemente en los barrios humildes de la ciudad de Córdoba. Posteriormente, decidiría trasladarse a Rivadavia. Los contactos de Liberal con el PSP mendocino habían sido hasta el momento esporádicos. Se limitaban a un par de viajes a la provincia, con motivo de campañas de afiliación. Manuel había estado reclutando simpatizantes en su ciudad natal. Se había convertido ya en un activo dirigente del partido, allá en Córdoba, haciendo un intenso proselitismo y formando parte de las listas de candidatos del año 1983. Las tareas pendientes del socialismo mendocino para conseguir su reorganización empezaron inmediatamente después de la apertura democrática. En 1983 se lograba conformar un partido con personería municipal, radicado en Godoy Cruz, de la mano de Oscar Santarelli y Luis Abdala. La campaña electoral de la agrupación intentaba rescatar la figura prestigiosa de Renato Della Santa: el resultado obtenido, que superaría el medio centenar de votos, fue evaluado como satisfactorio. Para Manuel, el llegar a Rivadavia y comenzar con actividades partidarias fueron una sola cosa. Prácticamente era el primer militante socialista, activo y con objetivos organizativos, que se establecía permanentemente en el departamento. Los trabajos proselitistas anteriores a su llegada -de carácter intermitente, sin demasiada continuidad- habían estado principalmente asociados a los numerosos vínculos familiares de Abdala y Santarelli. Como veremos luego, las relaciones interpersonales y especialmente las de parentesco tendrán una importancia fundamental en el desarrollo futuro del partido. La primer tarea de Liberal en este sentido fue afirmar las simpatías y la militancia de estas familias. Lo hizo antes de consolidar su situación 7

profesional, lo que le valió algunos reproches por parte de su madre y hermanas. Razón no les faltaba: el ambiente aún pueblerino y tradicional de la zona conservaba un fuerte recelo contra las ideas de izquierda, que había sido potenciado por la propaganda del último gobierno militar. Esta resistencia, mezclada con ignorancia ante lo extraño le ganaría un arresto policial, en plena democracia, por andar a la noche pegando carteles del PSP: un agente le había preguntado "qué era eso del socialismo". Todavía, Liberal no había instalado su consultorio. Él respondía a las advertencias familiares que "era socialista antes que médico". En procura por atraer personas que conociesen las ideas socialistas y adhiriesen a ellas, empezó a rastrear a su antiguos compañeros del secundario: así logra reclutar a Rubén Vicente, comerciante y ex-estudiante de psicología. También se contactó con el Dr. Martínez Peralta, un médico simpatizante, y con Aníbal Tromer, un ex-comunista que no había renunciado al ideario de la izquierda. El proceso de recomposición de las relaciones sociales de Manuel Liberal en el ámbito local adoptaron frecuentemente un cariz de tipo proselitista. A mediados de junio de 1985, el pequeño núcleo de socialistas dirigido por Liberal y apoyado en lo financiero por Martínez Peralta lograba abrir un Centro Socialista en Rivadavia. El local se ubicaba en la calle Wenceslao Núñez, a pocos metros de una de las últimas sedes conocidas del partido, allá por la década del 50. El perfil de los afiliados socialistas en esta época era muy favorable para el desarrollo del partido: en general provenientes de la clase media -concretamente del sector profesional y comercial-iii muchos de ellos eran personalidades reconocidas y estimadas por la población local. Como es común en sociedades relativamente pequeñas y muy interrelacionadas, la valoración que se hace de una institución o grupo a menudo está condicionada por el prestigio personal de sus miembros. La fama de don Basilio, continuada en la 8

acción política, social y profesional de su hijo, también contribuyó en buena medida a vencer resistencias contra un partido que no se contaba entre los tradicionales, y a dar a su imagen cierto resalte que lo distinguía de aquellos. Esta situación se asociaría a otro aspecto del nuevo socialismo: su nivel de adoctrinamiento e ideologización. Excepto Liberal y algunos otros militantes activos, conocedores del complejo ideario marxista y que habían participado en las intensas discusiones teóricas de las década anterior, el resto no apoyaba estrictamente al partido por sus contenidos doctrinarios. Tampoco suscribía mayoritariamente a los restos de discriminación clasista que posee la mayoría de los partidos de izquierda. La adhesión de personas provenientes de sectores medios, con un nivel cultural superior, se daba principalmente por el descontento con las alternativas clásicas del sistema político argentino, dominado por el bipartidismo. El socialismo popular en Rivadavia aparecía como un partido de contenidos sociales y culturales afines a los sectores medios, de amplia convocatoria popular y comprometido con iniciativas relacionadas con la recuperación o el mantenimiento del rol del Estado y la soberanía económica y cultural. Sus objetivos moralizantes de la gestión pública entraron en conjunción con las aspiraciones de un sector que en buena medida selecciona sus preferencias electorales por su carácter de contribuyente. Todos estos elementos se veían de alguna manera determinados por la composición de la dirigencia del nuevo partido: las relaciones interpersonales se revelaban como un factor de aglutinamiento mucho más fuerte que los principios ideológicos. Una estructura partidaria que enarbolaba los principios del socialismo arquetipo de participación política en una sociedad industrializadadebía recurrir a los lazos personales -propios de grupos sociales tradicionales- para poder crecer y posicionarse. La identificación individual con postulados teóricos e impersonales, propia de la 9

modernidad reciente, termina siendo superada por la adhesión concreta a personas reconocidas como líderes, derivada de valoraciones del grupo social al que se pertenece. Se trata, en nuestra opinión, de una forma superviviente de personalismo, que todavía tiene una fortísima presencia en el sistema político actual. A esto no escapan las agrupaciones de izquierda, que se han destacado históricamente en su lucha contra el caudillismo como elemento preterizante de la tradición política del país. La extracción de los afiliados al socialismo se pondría de manifiesto en la primera elección a la que se presentó el partido en Rivadavia, en noviembre de 1985: de los aproximadamente 369 votos obtenidos, 360 eran de la ciudad -lugar en el que se nucleaba la gran mayoría de la clase media del departamento-, y el resto provenía de los distritos, en donde las resistencias al socialismo eran más difíciles de vencer. La escasez de candidatos era llamativa. Los que figuraron fueron en su mayoría los militantes que ya habían participado en política anteriormente: Santarelli, Tromer, Vicente y Martínez Peralta. Muchos de los que habían sido independientes antes de ingresar al PSP se resistieron a formar parte de las listas, en razón de los prejuicios antisocialistas que persistían. Antiguos simpatizantes del socialismo se hicieron conocer como tales mucho tiempo después que el partido se reorganizara. De todos modos, el resultado alcanzado era muy alentador, teniendo en cuenta el escaso tiempo del que se había dispuesto y la precaria organización con la que se contaba: los militantes de fierro escasamente llegaban a la decena. Téngase en cuenta que la coalición de izquierdas había sido electoralmente superada, y que el Movimiento de Integración y Desarrollo, de larga trayectoria en el departamento, sólo había obtenido 100 sufragios más que el socialismo, que le había ganado en la ciudad cabecera. El voto socialista del 85 todavía provenía masivamente de la clase media departamental. El socialismo estaba de vuelta en Rivadavia. El regreso no era 10

motivado por procesos económicos que produjeran situaciones sociales de tensión. Se debía a la voluntad política de un dirigente que encontró al principio adhesiones derivadas de antiguas amistades y vinculaciones. Muy pronto, Rivadavia apareció a las autoridades provinciales del PSP como un polo promisorio de desarrollo y un objetivo estratégico apetecible. Hasta ese entonces, la apuesta del socialismo mendocino se había concentrado en Godoy Cruz, un departamento históricamente receptivo a la propuesta partidaria. A partir de 1983, el Partido Socialista Popular había ganado cierta experiencia en la obtención de victorias electorales a nivel municipal: sus gestiones habían sido premiadas, en algunos casos, con la iteración de los mandatos comunales.iv Concretamente, en la provincia donde el socialismo había logrado mayor desarrollo, Santa Fe, se obtuvo, en ese año, la conducción de tres municipios: Zárate, Casilda y Las Parejas.v Estos logros tendrían un efecto sugestivo para la acción socialista en municipalidades de tamaño mediano, tales como las mendocinas. Los datos correspondientes a la cantidad inicial de afiliados en aquella época deben ponerse en su lugar: se pidió la adhesión de muchos ciudadanos que no simpatizaban realmente con el socialismo, en razón de la necesidad que se tenía de cumplir con los requisitos para obtener la personería provincial, conseguida finalmente en mayo de 1985. Esto no debe extrañar: es una práctica común en partidos de tamaño mediano o pequeño, cuyos reducidos resultados comiciales los obligan a repetir gestiones ante la justicia electoral para mantener su existencia.vi Meses previos a la presentación de los documentos respectivos, se inició una campaña de afiliación masiva con este objeto. Por aquellos años, en el socialismo, afiliado no era sinónimo de militante. En 1987, el socialismo de Rivadavia se animaba a la expansión por los barrios periféricos de la ciudad. La labor proselitista tomó fuerza en zonas tales como La Ramada, adoptando 11

un carácter sistemático y de base.vii También se intentaba un crecimiento por los distritos, ambientes particularmente difíciles, a causa de la predominancia del justicialismo entre los trabajadores rurales.viii En Los Árboles y El Mirador se lograron formar grupos de afiliados y simpatizantes muy activos. Asimismo, se experimentaba un sensible aumento en la militancia, sobre todo proveniente de sectores obreros: principalmente empleados públicos, trabajadores vitivinícolas e industriales. Las relaciones con las otras fuerzas políticas departamentales habían pasado por situaciones diversas. El intendente electo en 1983, de filiación radical, había hostilizado desde el principio al incipiente socialismo local: tal actitud se manifestaba en la escasa vida de la que gozaban las pintadas callejeras socialistas. Subsistían las que hacían radicales, justicialistas y demócratas; pero las del PSP eran indefectiblemente blanqueadas. Luego, el intendente radical cambiaría su actitud frente al grupo citado: en algún momento la relación se convertiría en franca cooperación. En palabras de Liberal, los radicales de esa época consideraban a los socialistas como "los chicos buenos que no provocaban ningún problema", viéndolos como una oposición domesticada y de limitaciones infranqueables. Hasta ese momento, la común condición de críticos y opositores del oficialismo radical había unido a justicialistas y socialistas. Sin embargo, las elecciones de 1987 pondrían a los primeros en el poder. Comenzaba el declive radical a nivel nacional, que terminaría en la derrota presidencial de mayo de 1989. A partir de ese momento las relaciones mutuas cambiaron: los justicialistas iniciaron una campaña de desprestigio y difamación solapada, recurriendo a argumentos de resonancias maccarthystas;ix los socialistas se prepararon para criticar a la nueva administración comunal. Las elecciones de 1987 reavivaron como siempre la esperanza socialista de lograr una banca de concejal. El número de votos que 12

hacía falta para ello estaba en el orden de 2.600, aproximadamente: el socialismo popular obtenía 1.700. El resultado era bueno, el crecimiento aceptable. Se observaba un proceso de consolidación de la militancia -juventud, sectores trabajadores- y un aumento de la gravitación social del partido. Liberal se presentó como candidato a intendente y concejal en primer término. En esta época, se incorporaron al Centro Socialista local algunos compañeros provenientes de Córdoba -todos profesionales- que venían a radicarse en Rivadavia: esto tuvo un efecto muy positivo en el fortalecimiento de la labor política y social del joven partido. El núcleo de "incondicionales" alcanzaba ya los 25 afiliados. Un par de años después, se advertía cierto cambio en la actitud de la gente frente al socialismo. Se disiparon en buena medida los temores que le habían dificultado su primer desarrollo. En los distritos la tarea seguía siendo difícil, pero se lograba un crecimiento levemente perceptible. Los prejuicios existentes en la cultura política de los habitantes de las poblaciones más pequeñas del departamento se actualizaban con la prédica antisocialista del justicialismo. En 1989, los planteos del PSP comenzaron a tener un impacto considerable en la ciudadanía de Rivadavia. Cuestiones tales como la austeridad de los gastos municipales, las dietas de los concejales y la transparencia de la gestión comunal atrajeron a muchos al socialismo popular: un partido de dirigentes conocidos que aparecía con propuestas serias y fundadas. En esto se distinguía de las fuerzas mayoritarias, conscientes de que su éxito o fracaso estaría supeditado al efecto de arrastre de las tendencias que prevaleciesen en el orden provincial: ningúna propuesta o candidato podrían cambiar esta situación. El socialismo, sin variar la línea de acción definida en años anteriores, podía emprender una acción de alcances más ambiciosos, gracias al aumento de afiliados que había experimentado en los últimos meses. La campaña electoral de ese año se basó en tres ideasfuerza: austeridad en los gastos comunales, transparencia en la obra 13

de gobierno y descentralización de la administración municipal. La primera tendría un despacho inmediato en la propuesta concreta de rebaja en las dietas, y la inclusión del sueldo de los concejales en el escalafón municipal. La tercera se manifestaba a través del proyecto de creación de comisiones municipales en los distritos, en un intento por incorporar las zonas más alejadas del departamento al gobierno comunal.x La estructura prevista sería similar a una municipalidad a escala, elegida por los vecinos, con plan de gobierno y partidas previstas en el presupuesto municipal.xi Los socialistas proponían a dos poblaciones, Medrano y Los Campamentos, para iniciar una experiencia piloto en este sentido. Pero la iniciativa quizá más importante que impulsaban era el llamado Consejo Económico Social y Político, integrado por instituciones tales como asociaciones intermedias -cooperativas, clubes, pequeños y medianos productores, centros estudiantiles, sindicatos y uniones vecinales- que tendría por objeto vincular directamente la administración municipal con los vecinos. Dicho cuerpo serviría de marco de discusión de proyectos de importancia, tales como el presupuesto anual de la comuna. Algunas de estas ideas venían siendo repetidas desde años anteriores, pero el desarrollo alcanzado en 1989 permitiría llegar a más ciudadanos. Este crecimiento se confirmó en ocasión de la campaña del PSP a favor del corte de boletas. Los socialistas advirtieron que la única manera de obtener algún cargo en el Concejo Deliberante era lograr que los votantes pudieran hacer su elección local, pero sin tener la idea de que su voto a nivel provincial y nacional se estaba perdiendo al optar por un candidato que tenía muy pocas chances de vencer. Era el caso del socialismo popular. Debía efectuarse una "desvinculación" entre los candidatos al concejo y los correspondientes a niveles superiores. Esto permitiría a los electores articular su opción, y confeccionar una lista que reuniera los candidatos preferidos de diversas listas, en los distintos niveles de 14

acción política. Como no podía ser de otra manera, el socialismo inició una campaña de difusión que tenía mucho de pedagógico y que enriquecería sensiblemente la cultura política de la ciudadanía local. Se instruyó sistemáticamente en el corte de boletas, que permitía combinar las simpatías locales y generales,xii convirtiendo al voto en una elección personalizada y reflexiva. Se incluían consejos prácticos para confeccionar la boleta deseada. Liberal recuerda con orgullo que por este motivo se llegó a visitar todas las casas del departamento. Los frutos de este impresionante esfuerzo se pondrían de manifiesto el 14 de mayo de 1989. El PSP obtuvo 3.600 votos para concejalxiii -la lista estaba encabezada por Manuel Liberal- y sobrepasaba en más de un millar la cantidad necesaria para ganar una banca en el concejo. Prácticamente, el socialismo quedó bastante cerca de una segunda concejalía: faltaron tan sólo 700 votos para que la hazaña fuera completa. Liberal era electo como concejal: el primer objetivo se había alcanzado. El núcleo de Rivadavia se consolidaba como el polo socialista de militancia y acción más importante de la provincia, superando a Godoy Cruz en este sentido. La prioridad estratégica delineada en años anteriores se confirmaba en las urnas. El éxito alcanzado serviría de estímulo para los otros Centros Socialistas de la provincia, tales como el inaugurado recientemente en General Alvear. 1.2. El socialismo popular en posesión de cargos electivos: la gestión comunal. Evolución institucional, electoral y proselitista. Política de alianzas: 1989-1995. El flamante concejal socialista chocaría frontalmente, en los primeros meses de gestión, contra la actitud del Concejo Deliberante. Lleno de propósitos regeneradores y de iniciativas ambiciosas, Liberal pasaría por una época de tensiones y de discusiones extenuantes. Su primer proyecto se refería a la creación de un fondo 15

de ayuda escolar que provendría de un porcentaje de la dieta de los concejales. El carácter conflictivo de tal propuesta era innegable. Se tildó a Liberal de demagogo. La discusión se prolongaría por 5 horas. El resultado de la votación final era de lo más expresiva: uno a favor, quince en contra. Incidía en esto la intransigencia puesta de manifiesto por algunos concejales de otros bloques, en procura -a través de un tratamiento de ablande- de hacer desistir al edil socialista de iniciativas similares en el futuro. Liberal ganaría mucho en experiencia durante estas sesiones iniciales: era necesario alternar los proyectos más controversiales con otros que no lo fueran tanto. La primer presentación de la iniciativa referida al Consejo Económico Social tendría un destino de archivo. El concejal socialista intervino durante octubre de 1990 en una serie de investigaciones llevadas a cabo por los bloques opositores, sobre irregularidades en las que estaban mezclados algunos funcionarios del Departamento Ejecutivo. El resultado de las averiguaciones provocaría la renuncia de los titulares de la secretarías de Gobierno y Obras Públicas, y el comienzo de un proceso judicial contra los implicados. Este asunto reportó beneficios concretos al socialismo popular, en materia de relaciones con la oposición -en tanto que los otros partidos comenzaron a ver al socialismo como una fuerza considerable- y frente a la ciudadanía de Rivadavia, gratamente sorprendida porque la investigación se había llevado hasta las últimas consecuencias. El protagonismo del concejal del PSP iba teniendo perfiles cada vez más netos. Esta situación se vería potenciada por la relación de fuerzas de los bloques en el Concejo Deliberante: el oficialismo controlaba ocho bancas, y el resto de la oposición -radicales y demócratas- otras ocho. El voto de Liberal poseía por tanto el carácter de decisivo para la aprobación de cualquier iniciativa. El año de 1991 mostraría ciertas debilidades estructurales en el socialismo rivadaviense. Se celebraban elecciones para elegir un 16

nuevo intendente y parte del Concejo Deliberante. El socialismo advirtió una excelente oportunidad para afirmar el logro de 1989. Liberal, por su condición de concejal en funciones y cabeza visible del partido, formaba parte de la lista como candidato a intendente. Los candidatos que ocupaban los primeros puestos en la boleta de concejales eran todos caracterizados militantes. Sin embargo, la estrecha identificación de la figura personal de Liberal con la del partido socialista tendría efectos adversos en esta ocasión. El votante, de diversa filiación, que había optado por el candidato socialista en 1989, era consciente de que Liberal no llegaría a la intendencia. Además, no se veía aparecer una figura preponderante entre los postulados a concejales. Por otra parte, la aparición de un partido departamental entraría en competencia con el socialismo, cuyo perfil local se destacaba por una decidida tendencia vecinalista. Efectivamente, un nutrido grupo de dirigentes provenientes del radicalismo, liderados por Arboit, decidía abandonar su partido de origen y fundar el Resurgimiento Cívico Departamental. Al no lograr la personería municipal, unía sus fuerzas con la Unión del Centro Democrático, un partido nacional ubicado en la centroderecha liberal. La iniciativa localista tuvo un considerable apoyo ciudadano, y vendría a recapturar al electorado radical que había votado por el socialismo un par de años antes. Este sector coincidía en parte con la clase media ilustrada y progresista, cuyas aspiraciones a una gestión municipal había sido capitalizada por los socialistas. Se luchaba en el mismo espectro. La conducción de la agrupaciones en pugna intentarían llegar a un acuerdo, reuniéndose en repetidas ocasiones para negociarlo. Pero los reparos de los ex-radicales contra la posibilidad de estrechar filas con el socialismo serían invencibles. Las inconsistencias ideológicas de la agrupación de Arboit terminarían llevándola a entenderse con los liberales. Las cifras obtenidas en los comicios no podían ser más 17

elocuentes. El socialismo llegaba a los 1.800 sufragios, el Recidep conseguía aproximadamente 2.000. Sumados los resultados de las dos agrupaciones, se obtenía la cifra de votos que habían respaldado al socialismo en 1989. Ninguna de las dos llegaría a obtener cargos en el Concejo. Las consecuencias no se limitarían a frustrar el ingreso de otro socialista al municipio. De acuerdo con la reglamentación vigente para partidos políticos, el PSP acababa de perder la personería provincial, al no alcanzar en dos elecciones nacionales consecutivas el 2 % requerido para mantenerla. El socialismo no lo había conseguido ni en 1985 ni en 1987. Pudo presentarse aún como Partido Socialista Popular en 1989 y 1991, por un atraso en la inhabilitación judicial correspondiente. Pero ya en 1992, debieron iniciarse gestiones nuevamente, para obtener una personería provisional. La alternativa de constituir una agrupación departamental sería rápidamente descartada. Se reunieron los avales necesarios para obtener el reconocimiento condicional por seis meses. Dado que la penalización por perder la condición de partido provincial incluía la prohibición de usar por un tiempo determinado el nombre original, la conducción resolvió adoptar el nombre de Partido Socialista de la Participación.xiv Con este nombre se presentarían en los comicios de 1993 y de 1994. En esta última elección se obtuvo el 1,94 %, una cifra muy cercana al requisito para lograr la personería definitiva. Frustrado el intento original, los socialistas se verían obligados a repetir los trámites correspondientes por tercera vez, con el nombre de Partido Socialista Popular. Esta sería alcanzada en abril de 1995. La gestión de Liberal proseguía con regular intensidad. Durante esta época se insistiría en iniciativas referidas al control de la función ejecutiva y el empleo de recursos provenientes de las regalías petrolíferas. La propuesta en este sentido procuraba crear una fuente de trabajo que a la vez reportara beneficios directos a la comuna. Para ello se tomaba el ejemplo de Rosario, donde se había creado un 18

laboratorio de especies farmacéuticas, que producía medicamentos de calidad satisfactoria y a bajo costo. Se procuró asociar en este proyecto al gobierno provincial y a entidades intermedias. Los socialistas intentaron generar una discusión de amplia convocatoriaxv en torno al destino que se daría a estos fondos. En este período el PSP incursionaría en cuestiones relacionadas con la ecología.xvi Se efectuaron campañas de concientización, especialmente entre los jóvenes, por medio de propaganda directa y de la celebración de congresos y jornadas sobre cuestiones medioambientales. En este contexto, llegaron a conocimiento público varias situaciones que ponían en peligro el equilibrio ecológico de la zona, tales como el desagote de las cloacas de la ciudad de Rivadavia en el curso del Tunuyánxvii o las prácticas contaminantes de algunas industrias del medio. Durante los años siguientes, el PSP lograría consolidar su acción en los distritos, gracias a la fundación de Centros Socialistas en Los Árboles-Medrano y El Mirador. También se obtuvieron progresos constantes en los barrios adyacentes a la ciudad cabecera. No obstante, era cada vez más evidente que el partido debía lograr un cambio interno si pretendía seguir creciendo en términos numéricos y cualitativos: el socialismo en los años 1992 y 1993 aparecía aún muy vinculado a la figura personal de su máximo dirigente local, Manuel Liberal. El grupo de líderes necesario para dar al partido una conducción más colectiva, desligada de personalismos nunca deseados, tardaba en surgir. Actualmente prosiguen los esfuerzos en este sentido. El problema, según Liberal, no es motivado por escasez de recursos humanos sino a causa de cierta reticencia del electorado y la militancia en aceptar la presencia una dirigencia alternativa. Esta situación sumiría al partido en una intensa discusión, en vísperas de las elecciones de 1993. Los términos enfrentados obedecían en un caso a razones de conveniencia electoral inmediata; en el otro, a la intención de corregir el rumbo interno de la 19

agrupación. La cuestión era la siguiente: apoyar la reelección de Liberal -y acentuar una dependencia rechazada por el mismísimo concejal-, o presentar una lista sin su presencia -y exponerse a la pérdida de la banca conseguida-.xviii Como se podía prever, la posición electoralista se impuso: era demasiado el esfuerzo realizado para perder sus frutos en beneficio de una rectificación que bien podía postergarse por un tiempo más. El eje central de la campaña estaría constituida por una cuestión que ha preocupado históricamente al socialismo. Se trataba de la rendición de cuentas y la transparencia de la gestión comunal. La actuación de Liberal durante el período que vencía aportó argumentación suficiente en este sentido. La conveniencia de lo decidido se manifestaría el día de los comicios: Liberal lograba retener su concejalía. Las expectativas eran superadas. Se advertía un sensible crecimiento cuantitativo del caudal electoral socialista. Se pudo hacer una evaluación muy detallada de la distribución geográfica del voto socialista, detectando zonas más o menos receptivas, y áreas en donde el trabajo preeleccionario había sido más intenso. El aumento era llamativo, teniendo en cuenta que provenía en buena medida de los distritos, particularmente Los Campamentos y El Mirador. El socialismo aparecía como tercera fuerza en estas poblaciones, superando claramente al Partido Demócrata. En la ciudad, se ubicó en el segundo lugar con 2.600 sufragios, junto a los radicales. El resultado departamental obtenido alcanzaba los 3.794 votos,xix una cifra similar a la de 1989. El hecho de haber recuperado el volumen obtenido cuatro años antes, luego de pasar por la debacle de 1991, era muy alentador. Frente al 52 % de los votos emitidos correspondientes a los justicialistas, el 20 % del radicalismo y el 13 % de los demócratas, los socialistas alcanzaban el 15 % y pasaban a constituir la tercera fuerza política del departamento. La inauguración de un nuevo período en el gobierno comunal no sería obstáculo para que el socialismo siguiera luchando por las 20

iniciativas que había visto postergadas durante su gestión anterior, concretamente el Consejo Económico Social,xx proyecto en el que se intentó incorporar activamente a las uniones vecinales. En cuanto al destino de los fondos que provenían de las regalías mal liquidadas, Liberal insistió en que se debía efectuar un cuidadoso estudio, procurando aprovechar al máximo estos recursos. En consecuencia, se efectuaron denuncias sobre el gasto indiscriminado de los mismos. A partir de su segundo mandato, el edil socialista ha priorizado decididamente una labor de tipo creativo y posibilista, generador de propuestas y proyectos que desarrollen en lo posible las áreas de acción comunal, por sobre una tarea de signo más opositor, ocupado de la censura y la oposición a iniciativas del Departamento Ejecutivo que se juzguen inconvenientes. El bloque radical, que desde hace un tiempo viene adoptando este rol, ha recibido apoyo frecuente por parte del socialismo. Sin embargo, el auspicioso panorama local que presentaba el socialismo no era similar a su situación a nivel nacional. Por esa época, El Partido Socialista Popular lograba retener alguno de sus reductos históricos, y se presentaba como la formación de izquierda que gozaba de mayor cohesión y convocatoria electoral. Así y todo, no se pudo sustraer de la discusión que sacudía a toda la izquierda argentina desde hacía varios años. El sector entero pasaba por una de las crisis más profundas de su historia. Los intentos de unificación organizativa habían estado siempre marcados por objetivos electorales a corto plazo, y fracasaron principalmente por dos razones, a nuestro entender: el primero era la cuestión de las diferencias idelógicas, insalvables para muchos nucleamientos, y que en algunos casos tenía un carácter decididamente sectario; el segundo era el intento de hegemonización por parte de una de las agrupaciones sobre las otras, en el marco de los frentes electorales sucesivamente organizados.xxi Una vez que las coaliciones se disolvían, los partidos integrantes quedaban a merced de disidencias internas que 21

amenazaban su existencia y finalmente los precipitaban a desprendimientos atomizantes. El punto de inflexión lo marcó la elección para convencionales constituyentes del 10 de abril de 1994. En esta ocasión, el PSP decidió presentarse solo, a pesar de que había considerado seriamente plegarse a la coalición de izquierdas, denominada Frente Grande. La razones que lo llevaron a tomar esta determinación se relacionaban con la identidad propia de la formación partidaria. El éxito obtenido por el Frente Grande obligaría al socialismo popular a revisar su posición antiunionista. La situación social y económica fue evaluada detenidamente por las fuerzas de izquierda. Las transformaciones sociales, políticas y económicas de signo liberal capitalista llevadas a cabo por el gobierno del presidente Menem comenzaban a consolidarse y a profundizarse. Era imprescindible y urgente -a juicio de los sectores opositores- llegar a un amplio acuerdo entre las fuerzas autodenominadas progresistas para oponer un frente de lucha contra el esquema socioeconómico en marcha, que era respaldado por resultados electorales cada vez más rotundos. Así fue que, inmediatamente después de conocidos los resultados, las conducciones del Partido Socialista Popular y el Frente Grande ponían las bases de un entendimiento. La figura en la que insistían los socialistas se aproximaba mucho a una alianza bilateral; esto permitía al socialismo mantener su personalidad particular y a la vez integrarse a una fuerza electoral de entidad superior, a pesar de que quedaba en una posición de "socio minoritario". El PSP entraba en el arreglo, a su vez, en el marco de la Unidad Socialista, un nucleamiento de partidos que tenían por común denominador el ideario del socialismo.xxii El progresivo acuerdo logrado con el Frente Grande a lo largo de 1994 tenía sus raíces en una comunidad ideológica, más allá de las diferencias de matiz. Pero esta situación se vería modificada por la irrupción de una nueva formación partidaria que provenía de una 22

fractura del justicialismo. A mediados de ese año, José Octavio Bordón juzgaba que su ciclo dentro del movimiento peronista había llegado a su fin y decidía integrar un nuevo partido, junto con la fracción interna que lo reconocía como líder. Surgía así la agrupación Políticas Abiertas para la Integración Social. Liberado de sus antiguos compromisos, Bordón pasaba a enrolarse en las filas opositoras al gobierno, y consecuentemente, iniciaba contactos con otras formaciones partidarias. Sus negociaciones tenían un objetivo claro: disputar desde una posición de poder la presidencia en mayo de 1995. Este proyecto personal necesitaba el apoyo de una fuerza opositora de dimensiones importantes. Descartado el radicalismo por razones históricas, se aproximó a la dirigencia del Frente Grande, integrada en parte por sectores del justicialismo que se habían separado del tronco partidario en años anteriores. La posibilidad no dejaba de ser atractiva para la coalición de izquierdas. Una alianza con Bordón les reportaría un importante beneficio en materia electoral. La figura del ex-gobernador mendocino gozaba de un prestigio innegable en lugares tales como Capital Federal, donde su figura había sido promocionada intensamente gracias a la acción de algunos comunicadores sociales de gran alcance. Por otra parte, se estimaba que en la provincia de Mendoza, donde gran parte de los cuadros dirigentes del justicialismo habían seguido a Bordón en su aventura personal, se lograría un resultado electoral muy favorable. No obstante, el asunto tenía algo de vender el alma al diablo. En las negociaciones que se sucedieron, Bordón exigía una flexibilización del programa del Frente Grande, el cual poseía una marcada tendencia a la izquierda. El dilema no era nuevo; podía interpretarse como la oposición clásica entre el mantenimiento de los principios y el oportunismo. Esto provocó una violenta discusión en el seno del Frente Grande y la Unidad Socialista. Nuevamente, la fractura sería inevitable, y se produciría en las dos formaciones 23

mencionadas. En el primero, provocaría el alejamiento del sector liderado por el cineasta Fernando Solanas, que nucleaba principalmente a los cuadros provenientes del Partido Comunista. Dentro de la coalición socialista, el socialismo auténtico y la Democracia Avanzada se pronunciaron por una cerrada negativa a integrar una alianza con Bordón. El PSP terminaría aceptándola, sin que internamente hubiesen dejado de sonar autorizadas voces en contra. A pesar de los desprendimientos mencionados, el sector mayoritario del Frente Grande, lo que quedaba de la Unidad Socialista y el PAIS llegaron a un entendimiento. La nueva formación se llamaría Frente País Solidario. Los socialistas se integraban a la alianza con ciertas reticencias, pero resueltos a priorizar las coincidencias por sobre el disenso. En Mendoza se arribó a un acuerdo que tenía por partes integrantes al Frepaso por un lado, y el PSP por el otro. Posteriormente, se anudaría un arreglo electoral a nivel provincial con la UCR, en el que la estructura del Frepaso se comprometía a apoyar al candidato a gobernador radical. Sin embargo, las ambiciones presidencialistas del líder principal del Frente Grande por un lado, y del dirigente del PAIS por el otro no tardaron en entrar en colisión. La disputa debería resolverse en elecciones internas. El PSP naturalmente se alineó con el candidato que quedaba ideológicamente más próximo, es decir, Carlos Álvarez. El ala izquierda del Frepaso, constituida por los socialistas y el Frente Grande, dieron por descontada su victoria a nivel nacional. Por razones obvias, estimaban que Bordón se impondría en Mendoza, pero sin poner en peligro las posibilidades del candidato del Frente Grande. Los resultados sorprendieron a todos, menos quizá a Bordón. La confianza del sector que apoyaba a Álvarez había debilitado las previsiones necesarias para ganar la interna, y el bordonismo terminaba arrebatándole la candidatura a presidente. El resultado adverso fue catastrófico para los perdedores, ya que las conducciones 24

nacionales respectivas habían pactado de antemano que aquél que triunfara en las internas impondría sus candidatos en todos los niveles. El PSP de Rivadavia perdía increíblemente las internas por 27 votos, y se veía obligado a resignar el primer lugar en la lista de concejales.xxiii Las negociaciones sobre la distribución de candidaturas a nivel provincial se desarrollaron en un clima penoso y hasta degradante para el sector derrotado. Las intenciones de los socialistas fueron sistemáticamente rechazadas, debiendo renunciar a la diputación pretendida y conformándose -luego de una intensa luchacon el segundo lugar en la lista de concejales, en los departamentos donde eran más fuertes; Rivadavia, Godoy Cruz y General Alvear. El resto de las candidaturas concedidas al socialismo tenían chances prácticamente nulas. La conducción socialista de Rivadavia, a pesar de los manejos de los que había sido víctima, mantenía el optimismo. Se calculaba que la presencia de Bordón en las listas aportaría una cantidad importante de votos, que se sumarían a los propios. Se esperaba que el refuerzo electoral proviniese principalmente de los distritos, dada su lealtad probada a figuras del justicialismo. Esto les permitiría, sin ser demasiado ilusos, hacer ingresar a otro socialista en el Concejo. Recordemos que el primer lugar en la lista de candidatos a dicho organismo había sido ocupado por una afiliada del PAIS. El segundo lugar era ocupado por Rubén Vicente, caracterizado militante socialista y amigo de la juventud de Liberal. El objetivo de máxima, por tanto, era obtener dos concejalías para la alianza. Las elecciones de mayo de 1995 mostrarían una tendencia interesante. El Frepaso, que llevaba como fórmula presidencial a José Octavio Bordón y Carlos Alvarez, lograba superar a nivel nacional y por un amplio margen a una de las fuerzas históricas, la Unión Cívica Radical, siendo relegada en consecuencia al tercer lugar. Sin embargo, los resultados provinciales y municipales del Frepaso fueron satisfactorios solamente donde se contó con una estructura 25

consolidada anteriormente, del Frente Grande o del Partido Socialista Popular, tales como Capital Federal, Santa Fe y Rivadavia. En el caso del departamento citado, las conclusiones del análisis eran inequívocas. La decepción sería grande: los votos que conseguía el Frepaso eran únicamente los votos del socialismo. La imagen de Bordón prácticamente no influyó en el resultado obtenido.xxiv Manuel Liberal, que por exigencias del sector bordonistaxxv había tenido que ocupar la candidatura a intendente, obtenía 4.588 sufragios, y se convertía en el socialista más votado de la historia de Rivadavia, situándose en el tercer lugar.xxvi Pero lo verdaderamente amargo para el socialismo fue advertir que una candidata impuesta por el PAIS, de escasa trayectoria política local, consiguiera la banca con votos genuinamente socialistas; y que esos mismos votos no alcanzaran para que entrara Vicente, el candidato propio. Los resultados electorales de la alianza en Rivadavia fueron considerados como una derrota. Lo mismo sucedería en General Alvear. Sin embargo, en Godoy Cruz se lograba un objetivo que difícilmente podía ser obtenido por el esfuerzo aislado del partido: un militante socialista volvía al Concejo. 2. El proceso en perspectiva: análisis y consideraciones generales 2.1 Los motivos del renacimiento Existían, a mediados de la década de 1980, muy pocos elementos que presagiaban la reaparición de un nucleamiento socialista en Rivadavia. El departamento había ido repitiendo, a grandes rasgos, las tendencias políticas dominantes a nivel nacional y provincial. El último período democrático estuvo dominado por el bipartidismo: en Rivadavia, el radicalismo, vencedor en 1983, cedió la intendencia al justicialismo en 1987. Los métodos tradicionales de la política argentina seguían rindiendo buenos frutos: la vinculación 26

directa entre candidatos y electores, el afán del ciudadano medianamente informado por votar a una propuesta que estuviese en consonancia con instancias superiores, para no sufrir luego los conflictos entre autoridades provinciales y municipales de distinto signo y sobre todo, el uso de las redes familiares y sociales con propósitos electorales fueron las claves del éxito de unos y otros. A pesar de que ya en 1973 se había intentado consolidar una estructura en Mendoza, el Partido Socialista Popular recién hizo pie en la provincia luego de 1983. Las esperanzas iniciales de dicha agrupación señalaban al departamento que históricamente mejor había recibido a los socialistas, es decir, Godoy Cruz. El socialismo logró captar parte del electorado local, principalmente gracias a la explotación de la figura de Della Santa, cabeza visible de una de las gestiones municipales mejor recordadas de la provincia. Sin embargo, quedó rápidamente en evidencia que las posibilidades reales de alcanzar una banca en dicho Concejo Deliberante eran muy remotas. Esta situación no se modificaría durante los años posteriores, en los que el socialismo se estabilizó como formación partidaria, pero no alcanzó la envergadura de fuerza electoral. La radicación de un antiguo dirigente partidario en Rivadavia cambiaría la historia provincial del partido y la del departamento. Manuel Liberal, miembro de una caracterizada familia local, regresaba a su pueblo luego de casi 15 años de ausencia. Su condición de profesional le permitió recomponer y luego expandir sus relaciones sociales con miembros de la clase media del departamento.xxvii La firme decisión de sacar adelante su partido en Rivadavia se combinaría con un relacionamiento personal directo, de manera muy provechosa. En poco tiempo, se formó un núcleo numéricamente limitado pero de gran proyección social. El socialismo local lograba surgir gracias a aquello que habían rechazado los socialistas de antaño: las vinculaciones personales y grupales, es decir, no específicamente ideológicas. 27

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la principal causa del resurgimiento del socialismo, es la decidida voluntad política de un dirigente en lograrlo. Conocedor de los rasgos específicos de los habitantes del departamento, no ha dudado en emplear esas particularidades regionales para conseguir su objetivo. 2.2. Los nuevos socialistas Las relaciones personales de Liberal tendrían influencia directa sobre la composición del primer núcleo de militantes socialistas: profesionales, docentes, comerciantes, la mayoría con un nivel de educación que por lo menos incluía el secundario completo. Este sector fue el que más rápidamente venció sus propias resistencias a una agrupación de izquierda, y el que integra actualmente la conducción partidaria local. Su relativamente alto nivel cultural y de información, su carácter de grupo urbano y sus aspiraciones políticas de tipo inconformista, hicieron que dirigiesen su atención y sus preferencias electorales a propuestas alternativas más ideologizadas que las estructuras partidarias tradicionales. Sin embargo, tras la consolidación de este primer grupo de afiliados, el socialismo intentaría ensanchar su base de apoyo, buscando la adhesión de sectores trabajadores, residentes en barrios periféricos o marginales. Se le ha hecho particularmente difícil conseguir adeptos en las zonas rurales, cuya población se halla concentrada en los distritos, tradicionalmente fieles al justicialismo. Excepto los pocos dirigentes que en su momento estuvieron inmersos en las intensas discusiones teóricas de los 70, tales como Liberal, Vicente y otros, el nivel de adoctrinamiento de los afiliados es más bien elemental. En palabras de Liberal, el programa actual del socialismo popular tiene muy pocos contenidos específicamente socialistas, y se vincula principalmente con aspectos participativos y de transparencia y eficacia de la gestión pública.xxviii La vinculación 28

actual al socialismo parece tener un carácter afectivo, determinado principalmente por un imaginario político propio de la clase media argentina y por la necesidad vital de buena parte de la ciudadanía de contar con dirigentes y autoridades de trayectoria reconocida, de los que se puedan esperar administraciones honestas y eficientes. En este sentido, el socialismo ha venido a ocupar un espacio hasta el momento vacío, gracias a su planteo moralizante de la gestión pública. 2.3. Los resultados electorales El apoyo recibido por el socialismo en las urnas tiene cierta similitud con lo dicho con respecto a la militancia. Originalmente votado por un sector de clase media, su primer éxito -en 1989- se debió a la campaña sistemática en zonas periféricas de la cabecera departamental. El crecimiento de votos socialistas tuvo, como es tradicional, un sentido radial, teniendo por centro el núcleo urbano, y llegando con debilidad a los distritos, las zonas pobladas más alejadas del departamento. Sin embargo, los resultados más favorables han sido obtenidos en los barrios céntricos de Rivadavia, donde reside el grueso de la clase media profesional. Algo que ha incidido tanto en el reclutamiento de afiliados como en los resultados electorales es la estrecha vinculación de la imagen del principal dirigente local del socialismo con la del partido en general. Manuel Liberal aparece muy a su pesar como la figura excluyente del Partido Socialista Popular. El electorado que lo ha apoyado en las últimas elecciones y parte de la militancia del partido se resiste a aceptar el liderazgo de figuras alternativas. Sobre este particular, son interesantes las consideraciones que hace un famoso sociólogo francés con respecto a las formas de la política en comunidades de tamaño reducido. En la caracterización de lo que él llama "micropolítica", Maurice Duverger la atribuye a 29

poblaciones en las cuales todos los miembros se conocen personalmente, y sus relaciones son esencialmente interpersonales. Estas vinculaciones son directas, no mediatizadas o indirectas, como sucede en grandes unidades de población. Por lo tanto, es posible el contacto personal del ciudadano común con el intendente o los miembros del concejo, que son las autoridades políticas más importantes de su comunidad. Según Duverger, "la diferencia de dimensiones entre las comunidades comporta una diferencia de naturaleza en las relaciones sociales".xxix Esta característica se manifiesta claramente en el aspecto político. En estos ámbitos, "la lucha política se desarrolla esencialmente bajo forma individual". Duverger relativiza en estos casos la existencia de planes, coaliciones o facciones, que para él son la prefiguración de una lucha colectiva. Aclara que "no se trata de organizaciones propiamente dichas, sino simplemente de alianzas entre individuos, de afinidades personales". La integración -prosigue- es fundamentalmente "un problema de armonización de las relaciones interpersonales". Este punto de vista debe condicionarse, por lo menos para el caso de Rivadavia. Duverger ha caracterizado tipos "puros" de comunidad, que reúnen todos los rasgos descritos. Pensamos que el proceso del socialismo rivadaviense no es un fenómeno de índole exclusivamente personal o micropolítica. Incluso debe revisarse el carácter de pequeña comunidad del departamento citado: más bien debería definírsela como una población en transición. Sin embargo, el esquema expuesto sirve para comprender los elementos principales de la lucha política en este ámbito. La cuestión del nivel de ideologización de los afiliados socialistas puede ser mejor analizado desde este punto de vista: debe relacionársela con afinidades grupales -afectivas, familiares, profesionales, culturales- previas a la adhesión a postulados ideológicos. Estos últimos alcanzan por sí solos a integrar grupos y estructuras partidarias en comunidades de grandes dimensiones. En las pequeñas, se mezclan inevitablemente con las 30

relaciones personales de sus miembros. Las razones del éxito del socialismo en Rivadavia deben explicarse a partir de los elementos expuestos. El socialismo actual aprovechó las características propias de esta comunidad en su beneficio -aunque hubo de flexibilizar aún más sus principios teóricos-, a diferencia del antiguo socialismo, más ideologizado, estrechamente clasista y reacio a usar los recursos de lo que despectivamente llamaban "política criolla", es decir, las relaciones interpersonales, anteriores o exteriores a la vinculación específicamente ideológica. 2.4. La labor comunal El trabajo del concejal socialista ha seguido, según nuestra opinión, algunas líneas directivas principales. La primera está dada por una intención definida de "democratización" del gobierno municipal, en el sentido de acercar el nivel de toma de decisiones al vecino común, intensificando los contactos mutuos y fluidificando las demandas respectivas. Con este objetivo, ha presentado iniciativas referentes a la creación de marcos de participación para organizaciones intermedias y entidades vecinales, tales como el Consejo Económico Social y las delegaciones municipales. La segunda consiste en una lucha constante por la transparencia de la gestión municipal, manifestada en la defensa de mecanismos que la hagan posible, y en el control y denuncia de todas aquellas medidas o maniobras por parte del oficialismo que la dificulten. En este aspecto, se ha tenido especial atención sobre el manejo de recursos y el destino del presupuesto municipal. Una línea intermedia entre las dos ya mencionadas sería la que procura una rendición de cuentas de las autoridades municipales frente a la población, de forma periódica y detallada. El socialismo ha 31

intentado hacer punta en este sentido, fundamentando las campañas electorales sobre la labor realizada en el concejo. La cuarta se refiere a la defensa del espacio vital propio, a través de propuestas que tienden a la preservación y el mejoramiento del medio ambiente, y también mediante el bloqueo a iniciativas que podrían atentar contra la calidad de vida de los habitantes de Rivadavia, tales como la idea de instalar un instituto penitenciario provincial en el departamento. Es claro que ninguno de los frentes de acción abiertos por el socialismo de Rivadavia tiene un carácter colectivizante o revolucionario. Más bien se trata de optimizar un sistema que sigue el esquema demoliberal, plagado de errores y deficiencias, pero que se revela como actualmente insustituible y poseedor de un cúmulo de posibilidades aún no desarrolladas. Las aspiraciones contenidas en la labor del socialismo en el Concejo Deliberante de Rivadavia responden ni más ni menos a estas posibilidades: gobiernos populares, honestos y pujantes, elegidos democráticamente y respetuosos de las libertades y la propiedad de los habitantes. 3. Conclusión A pesar de que la reaparición y consolidación organizativa y electoral del socialismo en Rivadavia sugiere la consideración del proceso como un caso de recurrencia histórica, un análisis detenido del mismo revela diferencias notorias entre el proceso en curso y el verificado entre 1912 y 1966. Tales diferencias se dan en las causas reconocibles de la reimplantación, en los aspectos ideológicos, en la base social de la militancia, en los resultados electorales, en la labor municipal y en el discurso proselitista. Aquel socialismo apareció como una forma de organización gremial de obreros atraídos por los grandes establecimientos vitivinícolas fundados en la zona durante las dos primeras décadas del 32

siglo; éste, en cambio, fue iniciativa de un grupo de profesionales de origen rivadaviense, pero de reclutamiento y militancia anterior desarrollada en otra parte del país. Aquel socialismo estuvo caracterizado por un planteo ideológico dogmático y cerrado sobre sí mismo; el socialismo popular de 1985 mostró una base amplia de consenso democrático y pluralista, postergando el discurso teórico rígido y el esquematismo ideológico. El inaugurado en 1912 era un socialismo obrero, de origen gremial, en el cual apenas se puede distinguir un solo militante con amplio manejo ideológico; los socialistas actuales poseen una base social de militancia proveniente en su mayoría de sectores medios. El primer socialismo mantuvo una presencia relevante en la acción gremial; el posterior no parece contar esta actividad entre sus objetivos principales. El socialismo primitivo nunca superó un determinado caudal de votos, el cual parece haber estado constituido por los sufragios de los propios militantes y sus allegados más inmediatos. El socialismo popular ha basado originariamente su prédica en sectores medios. Se puede decir que la base electoral, que se ha ampliado significativamente durante los últimos años, es predominantemente burguesa. Por otra parte, mientras que el socialismo aparecido en 1912 logró sus mejores resultados electorales inmediatamente después de su fundación, y luego alcanzó un techo electoral de segundo orden y tendencia descendente, el exponente moderno debió luchar varios años antes de obtener los primeros resultados satisfactorios, que además han experimentado un crecimiento sostenido. La labor de los concejales socialistas de los años 30 se desarrollaría sin plan orgánico: tampoco se mostraría cohesión ni disciplina partidaria; la gestión socialista en el Concejo Deliberante de Rivadavia realizada a partir de 1989 articularía iniciativas y proyectos con censuras y críticas al departamento ejecutivo de la municipalidad de acuerdo con un plan previo de acción comunal. En razón de lo expuesto, estamos en condiciones de afirmar 33

que en los procesos comparados se reconocen causas y evoluciones diferentes, identificables más allá de las semejanzas propias de la comunidad ideológica de los socialistas de ayer y de hoy. Cabe preguntarse si tales diferencias no implican cierto fracaso en el intento por plantear una forma de participación y acción política propia de un partido moderno, programático, clasista, cuya prédica y militancia se define ideológicamente y no por vinculaciones interpersonales. Si esta explicación fuera cierta, el regreso de un partido socialista al departamento de Rivadavia ha podido ser políticamente viable sólo en la medida en que se ha transigido con las antiguas prácticas políticas locales, tales como las relaciones personales como forma principal de participación y acción política. Esta adaptación o transacción concertada entre una organización partidaria de diseño moderno, autodefinida como progresista -no vamos a entrar aquí en la discusión en torno al significado y los problemas suscitados por el empleo de tal calificativo- y las condiciones propias de la práctica política local implican, por otra parte, una renuncia explícita o implícita a buena parte de los contenidos y definiciones ideológicas propias de un partido de izquierda, y la reducción de los mismos a un ideario elemental propio del liberalismo democrático, dentro del cual la participación, la transparencia en la gestión y la obra de gobierno se destacan como elementos principales. 4. Abreviaturas usadas CS Centro Socialista (agrupaciones locales de la FSM) FREJULI Frente Justicialista de Liberación FREPASO Frente País Solidario HCD Honorable Concejo Deliberante (Municipal) MAPA Movimiento de Acción Popular Argentino MAS Movimiento al Socialismo 34

PAIS PS PSA PSP RECIDEP UCEDÉ UCR

Políticas Abiertas para la Integración Social Partido Socialista Partido Socialista Argentino Partido Socialista Popular Resurgimiento Cívico Departamental Unión del Centro Democrático Unión Cívica Radical

5. Notas

i.

El presente artículo forma parte de una investigación realizada durante la segunda mitad de 1995, y que estudia el período entre 1912 y 1995. La primer parte del mismo aparece en otro número de la publicación del CEIDER. Las fuentes principales sobre la que se ha basado son: periódicos -las publicaciones partidarias El Socialista y El Trabajo, por un lado y Los Andes por el otro-, documentos oficiales y correspondencia -Archivo Histórico de la Provincia de Mendoza y Archivo del Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Rivadavia-, testimonios orales -Manuel Liberal, Harold Ruffolo, Eudoxio Moreno y Cirilo Daniel Santos, todos militantes socialistas locales- y bibliografía. A efectos de su publicación, se han omitido parte del texto y la mayoría de las citas y notas a pie dejando las que a nuestro criterio son imprescindibles- así como también el detalle de la bibliografía utilizada.

ii.

Un estudio detenido sobre el tema puede encontrarse en GHIRETTI, Héctor F.. El socialismo en el departamento de Rivadavia,desde 1912 hasta 1966, a aparecer en otro número del boletín del CEIDER.

iii.

También se contaba un buen número de docentes y pequeños propietarios agrícolas.

iv.

Sin embargo, el socialismo popular no resignaría su condición de partido nacional. Si bien el municipalismo aparecía como uno de sus puntos fuertes, la concentración

35

de esfuerzos en este nivel de gestión política hubiera dejado sin sustento al programa partidario, de entidad superior y proyecciones mucho más vastas.

v.

El caso de estas intendencias santafesinas es interesante, por los paralelismos que tienen con Rivadavia: el éxito se logró gracias al prestigio y la red de relaciones de los candidatos socialistas, más que a los contenidos ideológicos desplegados. En una de ellas -Casilda- el socialismo fue derrotado al fallecer su principal impulsor, que ocupaba por entonces el cargo de intendente.

vi.

Es necesario recordar que entre las disposiciones para obtener la personería provincial, la ley de partidos políticos vigente exige 3.700 fichas de afiliación. Asimismo, en caso de que el partido que la ha logrado no obtuviese el 2 % de votos emitidos en las dos elecciones nacionales siguientes, perdería el status jurídico alcanzado, y se haría pasible -en caso de recuperarla por medio del procedimiento explicado- de sanciones tales como la prohibición de usar su nombre original durante los dos años posteriores.

vii.

El barrio de La Ramada era originalmente una villa de emergencia. Luego se construirían las viviendas definitivas por un sistema de ayuda mutua. Es una zona que tiene cierta tradición mutualista.

viii.

El caso de los distritos del departamento de Rivadavia merecería un estudio propio. Se trata de zonas rurales, ubicadas al borde del desierto y con escaso desarrollo económico, que mantienen una estrecha dependencia con respecto al municipio (y por tanto, al partido que lo controle). La acción social llevada a cabo por la comuna -en forma de distribución de alimentos, mercadería- se efectúa principalmente en este ámbito. Muchas veces, esta labor asistencial se ha vinculado intencionalmente a propósitos electoralistas.

ix.

Es interesante especificar los motivos argumentados por el justicialismo en contra de los socialistas. Liberal aclara que insistían en el mote de "zurdos" y ateos: imputaciones clásicas de la difamación ideológica contra la izquierda. Sin embargo, no sabe que se hayan intentado fundar sospechas respecto a la ética o el comportamiento personal de los militantes. Esto nos estaría hablando de una lucha

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política que recurre a métodos de desacreditación del adversario político, pero que mantiene ciertos límites, dentro de los cuales no entra el ataque infundado a la moralidad del mismo. Por otra parte, el supuesto carácter de ateos de los afiliados socialistas debe corregirse: su proporción dentro del partido es claramente minoritaria. El dato, también aportado por Liberal, puede hacer referencia al nivel de ideologización de los componentes del partido, más allá de la ortodoxia religiosa de sus militantes.

x.

La iniciativa socialista tiene un antecedente. Existe documentación sobre la existencia de delegaciones municipales -correspondientes a algunos distritos- a principios de siglo. La investigación sobre la gestión municipal en Rivadavia durante la década del '30 no mostró ninguna referencia al respecto, por lo que estimamos que dichos organismos intermedios posiblemente hayan desaparecido antes de la época citada.

xi.

El proyecto fue finalmente aprobado en el Concejo Deliberante. Sin embargo, el oficialismo terminaría desvirtuando su espíritu, reduciendo las comisiones propuestas a la designación de un delegado -efectuada por el intendente- que naturalmente se hallaba subordinado a su arbitrio.

xii.

La iniciativa del socialismo produjo críticas por parte de los otros partidos en lucha. Los radicales acusaban a Liberal y al PSP local de traicionar a sus compañeros, candidatos a cargos provinciales y nacionales. Sin embargo, se contaba con la aprobación de las autoridades nacionales para recurrir al corte de boletas.

xiii.

La importancia de las relaciones personales en el sistema político de Rivadavia se pone de manifiesto en la respuesta afirmativa de Liberal, luego de ser preguntado por el autor de estas líneas, si conocía a la mayoría de sus electores. En general, los socialistas tienen una noción bastante ajustada de la procedencia de sus votos.

xiv.

Se procuraba modificar lo menos posible la denominación del partido. Por otra parte, la sigla se mantenían intacta.

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xv.

Han sido repetidos los intentos del socialismo por lograr una aproximación a las uniones vecinales; sin embargo, han sido frustradas en la mayoría de las ocasiones. Esto se debe, en buena medida, al estrecho control del oficialismo de turno sobre estas entidades.

xvi.

La incorporación a sus programas de gobierno de los temas ecológicos es un fenómeno bastante frecuente en los partidos de la izquierda democrática europea. Aquellos le otorgan una relevancia superior a la que poseen en formaciones políticas de derecha.

xvii.

El concejal Liberal tuvo la oportunidad de traer a colación el contrato aún incumplido entre la Comuna de Rivadavia y la empresa de Obras Sanitarias, que databa de 1964. En él se estipulaba la construcción de la red cloacal, que correría por cuenta de la municipalidad, y la edificación de una planta de tratamiento de aguas servidas, de la que se encargaría la empresa. La municipalidad cumplió con su parte del convenio, pero la compañía no lo hizo. Los desechos cloacales debieron verterse en el río -no eran tiempos de tanta conciencia ecológica- a la espera de una solución más conveniente.

xviii.

Se tenía muy presente la lección electoral de 1991.

xix.

Los Andes, Mendoza. 10 de octubre de 1993.

xx.

Con respecto a este tema, ya se había conseguido su aprobación en forma de declaración, en 1992.

xxi.

Fue el caso del Partido Intransigente a mediados de los '80, y del Movimiento al Socialismo -un partido autodefinido como trotskista- a fines de la década.

xxii.

La Unidad Socialista estaba integrada en ese momento por el socialismo popular, la Democracia Avanzada, el Partido Socialista Auténtico, el Partido Socialista del

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Chaco y el Partido Socialista Democrático. De hecho, el sector más poderoso dentro de la Unidad Socialista era ocupado por el Partido Socialista Popular.

xxiii.

Las elecciones internas del Frepaso se efectuaron con la modalidad abierta, es decir, con participación no restringida a los afiliados. Es por eso que Bordón pudo recurrir al apoyo de grupos leales a su persona pero no integrados en su estructura partidaria. En Rivadavia se apeló al Partido Justicialista, cuya relación con Bordón era buena y no había quedado lesionada luego de la ruptura. Llegó incluso a votar el intendente en funciones, Abraham, y su grupo de confianza.

xxiv.

La figura de Bordón había sido ya convenientemente desprestigiada por el peronismo antes de las elecciones, sobre todo en los distritos. Se utilizó para ello la acusación de traición al movimiento. El posible impacto de Bordón como candidato presidencial, en áreas dominadas tradicionalmente por el justicialismo, estaba neutralizado de antemano.

xxv.

El PAIS había rechazado la candidatura de Rubén Vicente como intendente.

xxvi.

Es evidente la situación que aqueja al partido en momentos en que se escriben estas líneas. La dependencia del socialismo de Rivadavia con respecto a la imagen de su máximo dirigente, preocupa en primer lugar, a Manuel Liberal.

xxvii.

Tal afirmación podría dar una idea errónea sobre las relaciones personales de Manuel Liberal. Se podría pensar que el dirigente "instrumentalizó" esas relaciones, en beneficio de sus intenciones políticas. La conclusión sería correcta si se tratara de un proyecto personal de poder. Sin embargo no creemos que se trate de eso. Es natural que una persona de profundas convicciones políticas y sociales, que se relacionan con valoraciones éticas, intente hacer partícipes a los que conoce de las mismas, y sumarlos a una concreción conjunta de esos ideales.

xxviii.

En este sentido, conviene recordar los conceptos de Palacios sobre el socialismo, con motivo de la discusión sobre la pena de muerte, en los años treinta. Atribuía a la

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doctrina un carácter ideal, de tipo moral, al servicio del enaltecimiento espiritual de la sociedad. Citado por GIL LOZANO, C. Fernanda; BIANCHINI, Facundo; SALOMONE, Carlos. "Palacios, Fidel y el triunfo de 1961". (En: Todo es historia. Buenos Aires, año XXIX, n. 341, Diciembre, l995. pp. 9).

xxix.

DUVERGER, Maurice. Sociología política. Barcelona, Ariel, l968. pp. 59-61.

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