El socialismo en el departamento de Rivadavia (Mendoza, Argentina) desde 1912 hasta 1966

September 14, 2017 | Autor: Hector Ghiretti | Categoría: Latin American and Caribbean History, Political Parties, Argentina History, Socialism, Mendoza
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Descripción

EL SOCIALISMO EN EL DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA, DESDE 1912 HASTA 1966.i Héctor F. Ghiretti 1. El proceso histórico 1.1. Etapa fundacional: desde la Sociedad Internacional de Obreros al cierre del primer Centro Socialista, 1912-1921 Aunque las primeras actividades de los socialistas en el departamento de Rivadavia están más o menos documentadas, los motivos precisos que llevaron a estos hombres a abrazar esta idea permanecen ocultas. Podemos conocer la "historia antigua", la etapa fundacional con algún detalle; pero sobre la "prehistoria" de la agrupación (en cuanto que no escrita) sólo podemos aventurar algunas hipótesis, que son de comprobación algo problemática. Dos factores, a nuestro entender, pueden haber tenido especial influencia en los orígenes del socialismo en el departamento citado; el primero -y más importante- sería la radicación, a principios de siglo, de varios establecimientos vitivinícolas de grandes dimensiones en Rivadavia, lo que generó un polo de atracción de trabajadores especializados o semiespecializados, provenientes de otras partes de la provincia. Cabe recordar que la industria vitivinícola, no obstante estar estrechamente asociada con las actividades primarias y compartir gran parte de sus características, requiere de mano de obra especializada, debido a su carácter de actividad transformadora, de cierta complejidad en su proceso. El segundo elemento a tener en cuenta es el supuesto nivel cultural destacado que tuvo Rivadavia luego de la llegada de las 1

oleadas inmigratorias, dado que un buen número de los inmigrantes que se afincaron en su territorio estaban alfabetizados. Es sabido que la capacidad de leer y escribir estuvo relacionada, entre las clases obreras europeas y también americanas, con la militancia socialista. La difusión de estas ideas, típicas exponentes de la modernidad triunfante, se produjo principalmente por medio de la palabra escrita. Por otra parte, la dificultad propia de la doctrinas de izquierda, sus enfrentamientos teóricos internos exigieron intelectualmente a todo aquel que se mostrase interesado en las mismas. Acude en apoyo al primer factor enunciado la instalación de varios centros importantes de explotación vitivinícola. Entre los años 1898 y 1909, se establecieron las empresas de mayor dimensión del departamento: nos referimos a la bodega de Francisco González (1898) -ubicada en Los Árboles-, la explotación de González Videla (1899) -en Andrade-, la de Rufino Ortega (1904) -situada en La Libertad-, el establecimiento de la familia Ronchetti (1907)-a orillas del río-, el correspondiente a los Videla Arroyo (1907) -en Reducción- y el más importante de todos, propiedad de Bautista Gargantini, sito en El Mirador, cuyas actividades comenzaron a partir de 1909.ii Dicha empresa aparecía ya como un serio aspirante al liderazgo de la actividad económica de la provincia. Rivadavia fue, hasta 1930 por lo menos, el departamento vitivinícola más importante del Este de la provincia, en términos de volumen y extensión dedicada al cultivo de vides.iii Dentro de su territorio se ubicaban los establecimientos más importantes de la zona. Sin embargo, no hemos podido establecer nexos efectivos entre estas empresas y los primeros socialistas: no sólo porque no hemos tenido acceso a documentos (públicos o privados) que lo atestigüen, sino también porque no conocemos detalladamente la actividad o profesión de dichos personajes. Con respecto al pretendido nivel cultural superior de los pobladores de principios de siglo en Rivadavia, la cuestión es 2

difícilmente cuantificable. Habrá que esperar a las conclusiones de la investigación, actualmente en curso, llevada a cabo por el Prof. Gusberti, quien está trabajando sobre esta idea desde hace algún tiempo. Sin embargo, elementos tales como la temprana fundación en Rivadavia de una Escuela Normal, que pretendía cubrir las necesidades de capacitación docente de toda la zona, deben ser indagados en busca de datos o procesos esclarecedores.iv El surgimiento del socialismo en Rivadavia aparece estrechamente ligado a la primera organización obrera de la cual se tenga noticia en este departamento. El primero de mayo de 1912 se fundaba la Sociedad Internacional de Obreros.v El gremio llevaba un nombre de inconfundible resonancia socialista. Conocemos su existencia a través de un documento redactado en agosto de 1914. Se trata de una carta dirigida al Ministro de Gobierno de la Provincia, en la que se solicita ayuda de algún tipo para los obreros desocupados de la zona, que pasaban momentos muy críticos, seguramente relacionados con la situación general del país y de los principales centros financieros del mundo, implicados ya en el conflicto bélico más grande conocido hasta entonces. Encontramos en este escrito varios elementos interesantes. La petición, efectuada luego de presentar un patético panorama que se reiteraba en la posible muerte por inanición, no sólo de los desocupados, sino también de sus familias, es algo confusa: no se aclara si lo que se pretende es conseguir de la autoridad alguna fuente de ocupación o bien asistencia directa. El empleado del ministerio encargado de caratular el expediente, quizá dominado por una concepción paternalista del Estado y el poder político -propia de la época, principalmente en las provincias- lo calificó de "Solicitud de subsidios" por parte de algunos vecinos de Rivadavia. Sin embargo, nos inclinamos a pensar que la intención de los firmantes de la nota era otra. Es conocida la hostilidad del socialismo al asistencialismo de las entidades públicas o privadas; opina que todo trabajo debe ser 3

justamente remunerado y toda recompensa debidamente ganada. Más allá del tono suplicante de la carta, del cuidado puesto en las fórmulas de cortesía para con un funcionario oficial, se percibe una intención firme y reivindicativa, se hace referencia a una situación de crisis general en la región. La primer rúbrica corresponde a don Ernesto L. Martínez, secretario de la SIO. Es, evidentemente, el autor y redactor de la carta. Comprobamos una caligrafía cuidada, pero propia del que no escribe con demasiada frecuencia. El texto posee cierta riqueza en el vocabulario, pero la ortografía es decididamente mala, incluso para la época. Si descartamos la posibilidad de que su texto haya sido dictado, podemos conjeturar que Martínez poseía un léxico superior al de sus compañeros de gremio, pero sólo en relación a su expresión oral, y no escrita. Esto, a su vez, podría estar mostrándonos a un hombre con ciertas convicciones sociales o políticas avanzadas, pero sin demasiada ilustración o lecturas al respecto. El resto de las firmas que acompañan al documento nos dan cierta idea sobre las dimensiones y el alcance de la Sociedad Obrera. Son en total 57, incluyendo aquellas hechas a ruego, por no saber escribir. Hay una nota final redactada por Martínez al pie de las firmas que avalan al documento, en la que se avisa que adhieren a la presente "más de docientos (sic) por no saber firmar". La suma de ambas cifras nos está dando un número que podría corresponder a la plantilla de trabajadores de un establecimiento vitivinícola de grandes dimensiones, o a varios de tamaño mediano. Por otra parte comprobamos que las firmas autógrafas son 42, lo que nos hablaría de un porcentaje aproximado del 16 % de alfabetos correspondiente al grupo de recurrentes. Pero talvez lo más importante del documento, en lo que al socialismo se refiere, es la actuación que tienen algunos de sus firmantes en la constitución del Centro Socialista en 1914. La fecha exacta de fundación no ha llegado hasta nosotros; sin embargo, 4

podemos estimarla con cierta exactitud. El documento de la SIO data de agosto de 1914. En él no se hace referencia a agrupación socialista alguna. Ahora bien; sabemos que en el transcurso ese año se produjo en el seno del Partido Socialista un debate a nivel nacional sobre la participación de los afiliados del partido en las organizaciones gremiales.vi Se enfrentaban dos posiciones con respecto a este tema. La oficial, que respondía a la concepción partidaria de Juan B. Justo, afirmaba que debía observarse estricta prescindencia de actividades gremiales por parte de los afililiados socialistas en cuanto tales, manteniéndose en el campo de acción eminentemente político electoral. La opinión de la oposición defendía el modelo de un partido apoyado por igual en dos bases que debían complementarse e interactuar: la actividad gremial -en sus aspectos de lucha de clases y movilización de masas-, y la actividad política -desarrollada a través de la propaganda, la contienda electoral y la acción parlamentaria-. Además, se hacía especial referencia a la subordinación que debía guardar la lucha política con respecto a la obrera, que era la que tenía un carácter definidamente clasista y de choque contra el sistema capitalista. No obstante la insistencia de esta posición en reaparecer periódicamente y cuestionar "desde la izquierda" la posición de la conducción del PS, nunca pudo imponerse, debiendo resolverse el conflicto por medio de sucesivas escisiones, que fueron debilitando al partido a lo largo de su historia. En este momento de la discusión interna del socialismo se enmarca su aparición en Rivadavia. Sabemos que la sociedad obrera a la que hemos hecho referencia tuvo sus orígenes en una época previa a la instalación del debate en torno a la participación socialista dentro de las organizaciones obreras. Si bien la cuestión en disputa ya venía siendo motivo de divisiones internas y de opiniones encontradas sobre todo por efecto de la aparición del sindicalismo en el seno de los sindicatos, a partir de 1906-, es recién en 1914 cuando adquiere una importancia ineludible para los destinos del partido, por lo que se 5

ponía en juego, sobre todo en lo referente a la identidad, la organización y la estrategia futura del socialismo argentino. La apertura de la discusión tuvo su desenlace en una afirmación de la línea oficial, que se tradujo en medidas concretas aplicadas en los nucleamientos de todo el país, a partir de 1917. La subsistencia de la SIO de Rivadavia, dado su carácter predominantemente gremial, estaba sujeta al predominio de una de las facciones internas de un partido en el que la cuestión de la lucha obrera aún no estaba definida. Es altamente posible que alguna decisión tomada por la conducción del partido -y acatada por la Federación Socialista Mendocina- haya sido la causa por la cual el principal esfuerzo de los simpatizantes socialistas en Rivadavia se haya reorientado en el sentido de la organización de un Centro Socialista, abandonando a la agrupación gremial a su suerte, aunque sabemos que existió durante algún tiempo más, probablemente como anexo del CS. Hacia fines de 1914, el gobierno de la provincia se resistía a reconocer el triunfo de los socialistas en las elecciones llevadas a cabo en la ciudad capital. Las autoridades municipales negaban de hecho las justas reclamaciones de los concejales socialistas electos por ocupar sus bancas. Esta situación provocó la airada protesta del partido estafado, que organizó un vasto programa de concentraciones y marchas para reclamar en contra de la decisión del oficialismo. El 16 de noviembre, el órgano oficial de la FSM daba cuenta de los actos realizados en Rivadavia con este motivo, el día anterior. Una columna de 500 obreros de la SIO (único sindicato del departamento), marchó hasta el lugar de la concentración -la plaza departamental-, llegando el número de concurrentes a 1.500. Allí, hicieron uso de la palabra los delegados de la Federación provincial: Custodio González, José V. García y Elisardo Fortes. Posteriormente se escuchó a los oradores locales, que fueron Ernesto L. Martínez, secretario de la Sociedad de Obreros, y Victorino Chaves, socio de la misma. Finalmente, se resolvió enviar un telegrama de repudio al 6

ministro Álvarez, que fue firmado por Luis Leviévre. El artículo reseñado tiene varios elementos interesantes. En primer lugar, nos muestra de manera indudable la vinculación entre la FSM y la SIO, que tiene rasgos de subordinación de la segunda con respecto a la primera. Por otra parte, es la primer referencia a las actividades de los obreros de Rivadavia que encontramos en El Socialista; si bien es cierto que el periódico apenas tenía semanas de existencia, revela que estas actividades no pasaban desapercibidas para la dirigencia partidaria. Además, llama la atención el detalle con que se describen los actos en el departamento citado, destacándose netamente de las crónicas en los otros departamentos, con excepción de Capital; se trata del acto con más asistencia de público, luego del realizado en la ciudad de Mendoza. Pero curiosamente, también es la última mención con cierta envergadura del sindicato en la publicación del partido. A partir de ese momento, las principales actividades se referirían al Centro Socialista. Vale la pena considerar brevemente los progresos del socialismo mendocino hacia 1914. Con la fundación del primer Centro,vii en 1900, el PS iniciaba su actividad en la provincia; hasta 1913 sólo se mantuvo la agrupación citada (luego transformada en el Centro Sección Este), sin verificarse la apertura de nuevos nucleamientos. Pero a partir del año siguiente, los socialistas verían crecer repentinamente sus fuerzas. Se inauguraron por lo menos tres nuevos centros -Rivadavia, San Martín y San Rafael-, se triunfó en las elecciones municipales de la ciudad de Mendoza, el periódico de la FSM apareció por primera vez y de manera regular, y se consiguieron excelentes resultados electorales en los comicios para constituyentes provinciales de diciembre.Cabe preguntarse por la evolución política de la provincia, en el caso de que la proyección de esta fuerza creciente no hubiera sido de alguna manera frustrada por el lencinismo, unos años más tarde. El 28 de noviembre de 1914 encontramos en el periódico 7

partidario una mención expresa al CS de Rivadavia. Tan sólo cinco días antes, se efectuaría la conformación definitiva del centro de San Martín. Ignoramos si la evolución de los grupos de ambos departamentos tuvo características similares: la proximidad cronológica de su organización nos hablaría de cierta premeditación que podría responder a directivas estratégicas por parte de la conducción provincial. Las elecciones para constituyentes povinciales previstas para el 20 de diciembre de 1914 representaron la primera ocasión para comprobar la fuerza electoral del socialismo en Rivadavia. Como era de esperarse, los socialistas llevaron a cabo una campaña proselitista muy cuidada, ya que asignaban gran importancia a la redacción de la nueva ley fundamental para Mendoza. Tratándose de un partido de bases doctrinales muy definidas que incluían elementos provenientes del liberalismo constitucional y del positivismo, era natural que se otorgara a dicho acontecimiento una trascendencia fuera de cuestión. El socialismo aparecía como la principal fuerza opositora, dueña de un proyecto alternativo que desafiaba el predominio político de la oligarquía mendocina. Tenemos datos sobre la realización de un acto partidario en Rivadavia, previo a la jornada de los comicios. Es quizá el primer evento con fines expresamente electoralistas realizado por el socialismo de Rivadavia del que se tenga noticia. Los resultados del 20 no pudieron menos que sorprender gratamente a todos los socialistas de la provincia: la FSM obtenía la representación correspondiente a la minoría en el primer y segundo distritos electorales.viii Las cifras obtenidas en Capital eran altamente satisfactorias (2.017 votos, frente a los 2.620 del oficialista Partido Popular), pero lo llamativo era el triunfo de la lista socialista en los departamentos de Rivadavia y San Martín, únicos en la provincia y dueños de un amplio margen sobre la agrupación oficialista. El recuento final en Rivadavia arrojaba 784 votos para el Partido 8

Socialista (59,67 % de los sufragios emitidos), 450 para el Partido Popular (34,24 %) y 80 para la Unión Cívica Radical (6,08 %). Proporcionalmente, el resultado obtenido en este departamento era superior al resto de los del segundo distrito (en San Martín, el 55,6 %; en Maipú el 34 %) y abría perspectivas insospechadas a la acción socialista en el Este mendocino. A principios de 1915 se efectuaría la organización definitiva del Centro. En los primeros días de febrero se eligió la Comisión Administrativa, con la presencia de delegados de la FSM, resultando favorecidos Ernesto Martínez para el cargo de Secretario General (venía ocupando la Secretaría Provisoria del Centro), Segundo Chianea como Secretario de Actas, y José Moreno en la Tesorería. Los vocales designados eran Luis Leviévre, Carlos Cos, Santiago Etura y Antonio Messina. Asistieron al acto 400 personas y la jornada se complementó con un almuerzo, canto de himnos y fiesta. Entre los integrantes de la Comisión, había tres firmantes de la petición de agosto de 1914.ix Se iba consolidando así la militancia socialista en los departamentos del Este. El CS de San Martín, por su parte, experimentaba un seguro crecimiento: para marzo se proyectaba la creación de una escuela pública nocturna para ambos sexos y un consultorio médico gratuito. Ya se encontraba en funcionamiento un subcomité partidario en Palmira, que nucleaba seguramente a los empleados ferroviarios. En abril se fundaba el CS de La Paz, a iniciativa de un grupo de simpatizantes encabezado por Franco Adler, conocido personaje dentro del partido y de la sociedad paceña. La agrupación de Rivadavia participaba activamente de la campaña iniciada por la federación provincial en pro del abaratamiento de la vida, y extendía su acción proselitista hacia las poblaciones del sur del departamento. Una reunión en local cerrado en Reducción conseguía la asistencia de 500 individuos. Más allá de la autenticidad de las cifras de concurrentes a los actos socialistas 9

siempre proporcionados por fuentes propias o comprometidas- debe tenerse en cuenta el impacto y la curiosidad que deben haber causado en un ámbito pueblerino la concentración de un grupo de simpatizantes de un partido que se empeñaba en dar a conocer sus ideas, realizando discursos altisonantes e inflamatorios, complementados con el uso de altavoces, banderas, y en ocasiones, hasta bandas de música. Este tipo de prácticas políticas proselitistas eran desconocidas en la mayor parte del país, por lo menos hasta antes de la aparición del radicalismo, a raíz de lo cual el fenómeno revestía aún cierta novedad. Las actividades de los socialistas de Rivadavia adoptarían la frecuencia y la características del resto de los centros de la provincia: asambleas, festivales, campañas económicas, giras de inspección de las autoridades provinciales, actos públicos, etc.. En junio se realizó el Congreso para la constitución de la Federación Socialista Mendocina. Representando a Rivadavia concurrieron Ernesto Martínez y Segundo Chianea; su participación en los debates sería escasa. A partir del mes de agosto de 1915 comenzaron a reunirse fondos para la biblioteca del centro. El proyecto del Municipio de suministrar agua corriente a la villa proveniente de un pozo encontraría una cerrada oposición por parte de la agrupación socialista, que la descalificaba por razones económicas y sanitarias. A su vez, propuso traer agua del río para suministrar el servicio. Además, se efectuaron denuncias varias, tales como la mala gestión de los empleados postales. En diciembre de ese año se celebraron en algunos departamentos los comicios correspondientes a la elección de concejales. La petición del CS de Rivadavia para concurrir a la contienda electoral era rechazada por la Junta Ejecutiva de la Federación, en razón de no cumplir la agrupación local con el artículo 17 de los estatutos del partido, que exigía por lo menos un año de antigüedad a los afiliados que aspiraran a candidaturas municipales. 10

Finalmente, ante el rotundo triunfo de los radicales en la mayoría de los departamentos, la Junta Escrutadora provincial decidía anularlos, argumentando vicios e irregularidades. Los socialistas de Rivadavia denunciarían procedimientos electorales fraudulentos a favor del Partido Popular, tales como actividades proselitistas efectuadas por empleados municipales y voto de analfabetos. Durante el año de 1916, las actividades sociales y proselitistas llegaron a las poblaciones de Santa María de Oro y Los Campamentos; en esta última localidad se contaba con local propio. A partir de este año comenzó la lucha de los socialistas contra las irregularidades provocadas por la Compañía Ronchetti en la provisión de servicio eléctrico: en marzo se denunciaba el reemplazo de las lámparas del alumbrado público por otras de menor intensidad. En noviembre, Segundo Chianea, en nombre del CS, solicitaba a las autoridades comunales un ejemplar de la flamante Constitución Povincial. Desconocemos los acontecimientos referidos a 1917 y parte de 1918, por no haber llegado a nosotros los periódicos del Partido correspondientes a ese período. Tampoco tenemos conocimiento de algún suceso que haya tenido especial relevancia en la vida del departamento. Pero a partir de julio del último año mencionado podemos retomar las alternativas de la lucha política -y específicamente ideológica- del socialismo rivadaviense. Por iniciativa de un afiliado del Centro de esa villa, el conflicto entre la agrupación de izquierda mencionada con el párroco local adquiriría una intensidad inusitada. Ya ha sido mencionado en otro lugar el carácter profundamente anticlerical y antirreligioso que adoptó el socialismo mendocino por estos años, posición que luego hubo de ser atenuada por razones de tipo electoral.x En este período aparece un personaje que influiría decididamente en los destinos del CS de Rivadavia. Samuel Ruffolo (h) era el hijo de un bodeguero de la zona de Los Campamentos. De 11

profesión negociante y corredor de vinos, por su caligrafía -segura pero no sometida al esquematismo y las prácticas escolares de la época- podemos deducir que estaba acostumbrado al uso frecuente de la escritura. Apoya esta afirmación el testimonio de uno de sus sobrinos, que recuerda el apodo con el que era conocido: "el tinterillo". Dueño de una prosa hiriente y una adjetivación filosa y sugestiva, propia de una pluma juvenil, el empleo que hacía de la ironía recuerda en ocasiones a Voltaire. No lo vemos aparecer entre los fundadores del año 14, quizá por su corta edad. En 1918 ya es la figura dominante del CS local, y al parecer, la más caracterizada en lo que a conocimiento de la doctrina se refiere. Una de las primeras noticias sobre la actividad de la agrupación socialista en ese año tendría un decidido tono combativo. En una asamblea realizada el 22 de julio se decidió llevar a cabo un acto propagandístico anticlerical con reparto de boletines y estallido de bombas de estruendo. Esto era una práctica habitual de la época, y servía para llamar al atención de los vecinos a efectos de que concurrieran al evento. La crónica posterior al mitin nos informa sobre el bochorno que debió pasar un católico de la villa, cuando en pleno acto intentó refutar a uno de los oradores anticlericales. Un par de meses después, se acusaba al clérigo local de emprender una "contraofensiva", organizando una novena y una "campaña jesuítica", y luego calificaba por lo más bajo a las celebraciones de San Antonio y la Pía Unión Antoniana. En octubre se daba cuenta del escándalo causado por las romerías españolas con motivo del Día de la Raza. El redactor no perdía la oportunidad para referirse al "control jesuítico" sobre tales eventos. El ensañamiento de Ruffolo se puso de manifiesto en sus escritos, publicados en El Socialista. A fines de 1918 aparecía un artículo violentamente anticatólico y antihispánico; se detenía en todos los lugares comunes referidos a la Inquisición, los mitos sobre la Edad Media, la conquista de América y la Leyenda Negra, etc.. La 12

pieza estaba firmada por un tal "Sacristán Jubilado", y se agregaba el lugar de procedencia y su fecha: Rivadavia, 16 de octubre. Evidentemente, el autor escribía inspirado por las celebraciones de la Hispanidad. Es casi seguro que el peculiar seudónimo haya ocultado en realidad al ideólogo local, el sr. Ruffolo, ya que hay claras coincidencias con respecto al estilo empleado, cuando se lo compara con otros fragmentos que llevan su firma autógrafa. La epidemia de gripe que afectó a la villa en noviembre de ese año daba motivos a Ruffolo para seguir despotricando contra el "murciélago local", como llamaba al señor cura. Acusaba a la iglesia local -el "chiquero sagrado"- de mantener sus puertas abiertas, desatendiendo a los riesgos de contagio y a las expresas medidas para evitarlo. Atribuía tal estado de excepción a los privilegios otorgados a la Iglesia por las autoridades radicales. Finalmente, se permitía una nueva ironía: destacaba la confianza de los fieles en los "desinfectantes divinos". Pero la coherencia ideológica no era tan sólida como parecía. En una asamblea realizada en noviembre, se decidió aplicar una sanción al compañero Félix Fernández, por participar directamente en un acto religioso. La combatividad de los ateos locales no solamente se manifestaría en las páginas de El Socialista. Los festejos públicos, con motivo de fechas patrias o religiosas fueron escenario propicio para efectuar demostraciones antirreligiosas. La asistencia a Misa de Gallo del 24 de diciembre de 1918 era boicoteada por los socialistas, como así también las ceremonias de Cuaresma del año siguiente. En junio de 1919, un grupo de aficionados (presumiblemente socialistas) ponía en escena, en la sala del Teatro San Martín de Rivadavia, la comedia Las Campanas, del autor J. Sánchez Gardel, notoria por su contenido anticlerical y revolucionario. La crónica que daba cuenta de este feliz acontecimiento para el CS local hacía referencia al frustrado intento del párroco de la villa por oponerse a su realización. 13

Los festejos por el Día de la Raza de aquel año pusieron de manifiesto la hostilidad socialista hacia las convicciones religiosas de los vecinos. Los eventos, organizados por la Asociación Española de Rivadavia, incluían una misa celebrada al aire libre, la representación de la Comedia de la Especie, y romerías cantadas. En homenaje a la fecha y desafiando "la reacción del ambiente", las militantes del partido mantuvieron durante todos los actos una desafiante bandera roja, izada a tope. Ese mismo mes, una gacetilla enviada al diario de la FSM desde Rivadavia llamaba la atención sobre una circular de la Dirección General de Escuelas, en la cual se instaba a los maestros a llevar a cabo una propaganda en contra del Partido Socialista. Asimismo, se advertía sobre la distribución entre los docentes de un folleto titulado Un Mensaje a García, de tono "jesuítico y antisocialista".xi Pero no sólo la religión era blanco de los ataques ideológicos de Samuel Ruffolo (h). A principios de 1919, publicaba un extenso artículo en El Socialista referido a la variante local del radicalismo: el lencinismo. Lo comparaba con la Mazorca y "las hordas bárbaras del gauchaje a las órdenes de Quiroga". El escrito tiene una clara intención inflamatoria, de arenga, y es un magnífico ejemplo del estilo de barricada empleado por la izquierda de la época. Los representantes locales de la "política criolla", categoría tan propia del socialsimo, y a la vez tan denostada por el mismo, no estaban a salvo del juicio implacable de Ruffolo y sus compañeros. Durante 1918 y 1919 los socialistas formularían un gran número de denuncias de diverso tenor. Un tema preferido por los socialistas de Rivadavia era el de las inconductas de las autoridades municipales y policiales y los atropellos causados por éstas a la población. También se efectuaba, por medio de denuncias, un cierto control sobre la gestión municipal. A raíz de repetidos cortes de luz en el vecindario, se hicieron públicas las irregularidades existentes en 14

los pagos de la Comuna a la Cía. Eléctrica Ronchetti. El CS reveló el carácter monopólico del servicio de pompas fúnebres, al que acusaba de estar en connivencia con la Municipalidad. Asimismo se opuso al impuesto sobre artículos de primera necesidad, especialmente la carne. Las elecciones de agosto de 1918 para diputados provinciales por el segundo distrito fueron un buen indicador de la fuerza del socialismo luego de la irrupción de Lencinas en el escenario político de la provincia. En Rivadavia, el PS conseguiría 137 votos frente a los 918 del candidato lencinista en primer término, y los 164 del Partido Independiente, éste último de signo conservador. Los socialistas, a pesar de haber llegado escasamente al 11% del total provincial emitido, lograban el escaño correspondiente a la minoría,xii superando así a la agrupación conservadora. Los porcentajes obtenidos en Rivadavia, Junín, Guaymallén y Maipú, todos departamentos con activa militancia socialista, eran más o menos los mismos (10-11%), con excepción de San Martín, en donde se había alcanzado el 16%: este margen permitía al PS acceder a la primer minoría. En zonas tales como La Paz y Santa Rosa, los votos del socialismo no alcanzaban el centenar en cada caso. Pero detengámonos en los resultados de Rivadavia. Es notable que ya en 1918 se defina el alcance electoral del socialismo durante los próximos 25 años, aproximadamente. Los sufragios obtenidos por el socialismo en las elecciones de la década del 20, el 30 y parte del 40 se mantendrán asombrosamente estables, registrando variaciones mínimas, incluso en momentos en que se hagan ajustes al padrón electoral por causa de aumento de la población. Este centenar y medio de votos puede estar dándonos la clave de alguna situación particular que merece cierta atención: un electorado muy conservador en sus preferencias, un núcleo de militantes y simpatizantes aislado quizá por su situación social o su radicalización ideológica, un Centro Socialista que no admite o no consigue expandir el número de 15

integrantes, un grupo de socialistas con estrechas relaciones interpersonales, derivadas quizá de asuntos laborales (actividad gremial, por ejemplo), etc.. Al desconocer la identidad de la mayoría de estos votantes, no estamos en condiciones de confirmar ninguno de los posibles factores enunciados anteriormente como causa de este fenómeno. A partir de 1918 y hasta 1925, el departamento de Rivadavia experimentaría una situación política muy irregular. La historia de este período está aún por escribirse -como el resto de la historia de la zona durante el siglo XX-, por lo que conocemos el proceso fragmentariamente. El desencadenante de esta etapa de turbulencias e inestabilidad fue posiblemente la muerte violenta del intendente del departamento, el sr. Carmelo Martínez, en agosto de 1918. Se inició de esa manera una seguidilla de intervenciones municipales, agravadas por la inestabilidad a nivel provincial, que alteraron no sólo la conducción política de Rivadavia: las gestiones de intervención, llenas de propósitos "reparadores", sin frenos institucionales locales y de duración desesperadamente breve, perjudicaron seriamente la calidad de vida y las actividades económicas de los vecinos del departamento. Frente a tales acontecimientos, vemos una actitud del CS algo desdibujada e inconsistente. No conocemos comunicación alguna de tal agrupación con respecto al asesinato del intendente Martínez, ni tampoco frente a la primera intervención a la Comuna, a cargo del sr. V.B. Urquiza. Recién se pronunciaría a favor de la segunda, concretada el 8 de marzo de 1919 por un oficial del Ejército y acompañado por una dotación de infantes. Los socialistas, hartos de los atropellos y manejos lencinistas, adoptaban ante la medida una posición de apoyo crítico,xiii lo que les permitía tomar distancia de las nuevas autoridades. Es la única declaración orgánica del socialismo referida a esta cuestión que conocemos. Durante los años siguientes, 16

no encontraremos otro indicio que confirme o modifique la postura de la agrupación local frente a las sucesivas intervenciones. Sin embargo, muchos socialistas tomaron iniciativas a título personal en este aspecto, y adhirieron a iniciativas de ciudadanos que apoyaban o se oponían a la gestión de tal o cual interventor, pidiendo la permanencia o la remoción de los mismos. En octubre de 1918, un grupo de vecinos pedía al Ministro de Gobierno la continuidad en el cargo del sucesor del sr. Urquiza en la Intendencia provisional, el sr. Bosshardt Zapata, cuya gestión calificaban de encomiable, sobre todo en materia de control de pesas y medidas en el comercio local. La nota era firmada por personalidades destacadas de la villa, tales como Raúl Ronchetti (empresario), A. D'Angelo (dirigente radical), J. Loncarich (¿Jorge, el futuro interventor?), Nicolás Bariña (futuro militante comunista) y nuestro conocido Ernesto L. Martínez. Pero no todas las gestiones provisionales gozaban de tanta simpatía popular. El 26 de mayo de 1919, otro grupo de ciudadanos solicitaba una nueva intervención al municipio, en razón de los abusos, los manejos inescrupulosos y el desgobierno en que se hallaba el departamento, posiblemente durante la gestión de Jorge Loncarich. Señalaba que la intervención en curso había excedido el límite máximo de tiempo fijado en el art. 207 de la Constitución Provincial, y se detallaba la falta de servicios esenciales, tales como agua corriente, luz, riego y limpieza de calles. Además se permitían sugerir la designación de Humberto Borone al frente de la Comuna, en razón de su reconocida probidad y neutralidad política. Esta iniciativa, elevada al Interventor Nacional de la provincia de Mendoza, tenía una clara inspiración socialista: entre las primeras rúbricas, figuran Ernesto Martínez, Juan Carretero, Samuel Ruffolo (h), Vicente Ruffolo y Luis Sampaolesi, todos miembros del CS local. La nota recibió un informe favorable por parte del Jefe Político de Rivadavia, que ratificaba las afirmaciones en ella expresadas, y del asesor de gobierno de la Intervención, en agosto de ese año. 17

Hacia fines de 1918, la posición de Rivadavia con respecto a otros Centros Socialistas había variado sensiblemente. Las agrupaciones de Junín y Santa Rosa mostraban una actividad opositora mucho más intensa, mientras que en Godoy Cruz la militancia y el protagonismo del socialismo crecían de manera constante. Sabemos que ya en diciembre de ese año, la conducción del CS de Rivadavia había cambiado: Samuel Ruffolo (h) ocupaba la Secretaría General. La sucesión no parece haber sido traumática (lo vemos a Martínez ejercer la suplencia del cargo citado, por no poder desempeñarlo su titular, en marzo de 1919), pero es muy posible que se haya operado un cambio en la orientación del Centro. A partir de 1919 se comprueba cierta reactivación de la actividad gremial, en estrecha vinculación con los socialistas locales. Se trata quizá del comienzo de una actitud disidente por parte de Ruffolo frente a la conducción provincial, luego plenamente confirmada.xiv Ya en diciembre del año anterior se comenzaron gestiones para lograr la agremiación de los obreros toneleros; con este fin, recibían el apoyo del CS local y del gremio de ese ramo en Godoy Cruz. En enero de 1919, los socialistas tendrían activa participación en un conflicto laboral suscitado en las panaderías "Ruiz hnos." y la "Espiga de Oro", en demanda de mejoras salariales y reducción de la jornada de trabajo. En abril se daba cuenta de un intento de asociación gremial entre trabajadores de diversos ramos: panaderos, toneleros, tranviarios y contratistas. Al mes siguiente se reorganizó la Sociedad Cosmopolita de Trabajadores, quedando designado José Fenollar como Secretario General, y Ernesto Martínez como secretario de Actas. Paralelamente, seguían los trabajos proselitistas en las poblaciones vecinas. En junio de ese año, con motivo de las inminentes elecciones, se inauguraba un subcomité en Santa María de Oro. Entre los vocales designados, encontramos por primera vez a uno de los militantes de más trayectoria en el socialismo del 18

departamento: Juan Montané. Un poco por la finalidad específica del subcomité, y otro poco por la inapelable derrota en las urnas del PS que se quedaba sin representación en la legislatura provincial- se resolvió su disolución luego de un mes de existencia. Las elecciones para diputados nacionales de marzo de 1920 no mostraban signos de recuperación para el socialismo mendocino. El porcentaje obtenido a nivel provincial arañaba el 10 % (2.791 sufragios); en Capital y Godoy Cruz se superaba tal cifra (12,4 % y 23,9 % respectivamente), destacando este último departamento por su creciente adhesión al partido de Juan B. Justo. En San Martín se obtenía un porcentaje similar al provincial, y Rivadavia aportaba al caudal de votos de la FSM poco menos de un centenar (5,3 % del total emitido). El socialismo de la provincia se ubicaba detrás de la UCR, el lencinismo y los autonomistas: un cuarto lugar que los dejaba muy lejos del reparto de cargos. Pero los malos resultados electorales no eran los únicos inconvenientes del socialismo argentino. A partir de 1920 el PS argentino se vería sumido en un enfrentamiento interno, quizá el más importante de su trayectoria. En octubre de 1917, la fracción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso tomaba el poder; su triunfo convertía a Rusia en el primer país en el que comenzaba a operarse una verdadera revolución socialista. La interpretación leninista del pensamiento de Karl Marx se revelaba ahora como la única verdaderamente exitosa: la vía revolucionaria se imponía con la fuerza de los hechos sobre las corrientes del reformismo, predominante en los partidos socialistas de Europa Occidental. Tal acontecimiento generaba la más grande discusión dentro de las fuerzas del internacionalismo proletario de todo el mundo. La imagen de un partido de clase, constituido en vanguardia del proletariado en lucha, organizado verticalmente, apoyado en cuadros fuertemente adoctrinados, de estructura piramidal y resuelto a tomar el poder sin fijarse en los medios (pero siguiendo 19

una precisa estrategia revolucionaria) puso en cuestión el modelo propio de los teóricos de fines del siglo pasado. Éstos habían acentuado los rasgos deterministas del socialismo científico: debía esperarse a que los antagonismos internos del sistema capitalista terminaran con éste, para ver el surgimiento de la sociedad sin clases. Éstos últimos reservaban a los partidos de izquierda un papel poco preciso, que se asociaba con propósitos de reforma social, canalizada a través de la acción electoral y parlamentaria, y la lucha obrera de tipo reivindicativo. Las contradicciones internas de la doctrina marxista dividían una vez más a sus partidarios en facciones irreconciliables: reforma o revolución, parlamentarismo o lucha armada, integración en el sistema partidocrático u organización clasista, libre discusión interna o "centralismo democrático", eran algunos de los tópicos que enfrentaban a los socialistas de todas las latitudes. La hora de las definiciones para el Partido Socialista de la República Argentina -el más grande de Iberoamérica- llegaría por fin, cuando se recibió desde Moscú la convocatoria a un nuevo Congreso Internacional, el tercero, que aspiraba a fijar la forma de organización y la estrategia del movimiento proletario y del socialismo mundial, de acuerdo con los principios del marxismo-leninismo. A nivel nacional, la cuestión se debatiría en el Congreso Nacional Extraordinario, convocado para tal fin y previsto para 1921, en Bahía Blanca. La FSM no escapaba a la situación conflictiva que crecía en el frente interno. Varios Centros tomaron una resuelta posición favorable al cambio ideológico que proponía el bolchevismo. Uno de ellos era el de Rivadavia. Ya hemos visto cómo Samuel Ruffolo (h), a la sazón Secretario General del Centro, parecía haber cambiado la orientación principal de la agrupación a partir de 1918; sabemos de qué manera, en abierto desafío a la línea partidaria nacional, se impulsaba, desde el socialismo de Rivadavia, una nueva organización gremial. Un 20

artículo suyo, publicado en 1920 revelaba un conocimiento profundo de los ejes principales sobre los que giraban las discusiones teóricas. La radicalización alcanzada por el grupo liderado por Ruffolo se pondría de manifiesto en una asamblea del CS, celebrada el 18 de julio de 1920. Una gran multitud asistió a tal acto. Podemos imaginarnos la expectativa reinante en el ambiente. El tratamiento del orden del día era resuelto por unanimidad: se solicitaba al Comité Ejecutivo Nacional la convocatoria a un Congreso extraordinario para tratar el ingreso del partido a la III Internacional, la "Internacional Roja". La trascendental reunión finalizaba con repetidos vivas a la Revolución Rusa. El de Rivadavia se convertía así en el primer CS conocido que tomaba una posición expresa en toda la provincia.xv Los de Godoy Cruz los secundaban, luego de votación dividida, en agosto de ese año; en diciembre, adhería La Paz. La confusión reinante en la interna partidaria se evidenciaba en la nota que publicaba Ruffolo en El Socialista, a fines de octubre. En él, desmentía las versiones difundidas por el corresponsal de La Internacional (órgano del Partido Socialista Internacional, futuro Partido Comunista) sobre la adhesión del CS de Rivadavia a la sección argentina de dicho partido y la consiguiente ruptura con la Federación Socialista Mendocina. Terminaba aclarando que si bien dicho Centro era decidido partidario de la III Internacional, permanecía de buen grado en la estructura del Partido Socialista. En diciembre de 1920 se celebraba el IV Congreso Ordinario Provincial de la FSM. Las resoluciones tomadas con respecto a la cuestión bolchevique nos muestran una paridad de fuerzas en las opiniones opuestas,xvi o bien un intento por evitar el cisma de algunos centros, enrolados en una firme actitud tercerista.xvii El hecho es que los delegados mendocinos al Congreso Nacional de Bahía Blanca no llevaban posición definida, al menos de manera oficial, aunque se conocía la opinión de éstos, comprometida con la adoptada por la conducción nacional, que se había pronunciado definitiva e 21

inequívocamente por el rechazo a la convocatoria de los Soviets. Es interesante observar, a través de los informes presentados en el congreso provincial, la evolución de la prédica socialista en toda la provincia, como así también los reflujos que sufría: en un año, los Centros Socialistas aumentaban de 13 a 24, llegando a departamentos de características tan peculiares como Lavalle. La actividad crecía de manera sostenida en Villa Nueva y Godoy Cruz; por otra parte, se decidía el cierre definitivo del subcomité de Palmira, que en su momento apareció como la gran esperanza socialista del Este, decayendo luego irreparablemente. Como era de esperarse, el Congreso de Bahía Blanca de enero de 1921 se desarrollaría en un ambiente cargado de tensión. Las repercusiones no se hicieron esperar: los partidarios de la Internacional leninista se marchaban en masa al PSI, en vías de constituirse en el Partido Comunista argentino. La conducción del PS había triunfado nuevamente, como en 1917, pero a costa de un nuevo y penoso desgarramiento interno. En Mendoza, el Centro Socialista Sección Oeste, de la ciudad Capital, acusaba al IV Congreso Nacional Extraordinario de haber desoído la voz de las bases, que reclamaban mayoritariamente la adhesión a la III Internacional. Señalaba asimismo la imposibilidad de muchos Centros Socialistas de la provincia, favorables a la posición señalada, de mandar sus delegados al último congreso de la Federación provincial. De 23 agrupaciones en total, tan sólo 5 estaban efectivamente representadas. Un artículo de Ruffolo, publicado en febrero, muestra la indignación de la facción derrotada en Bahía Blanca. Don Samuel no ahorra calificativos. Tilda a los segundistas de "pastores" disociados de las bases; los llama "reformistas, amarillos, kerenskistas y bernsteinianos". Afirma que el tercerismo es la verdadera expresión del "proletariado socialista de Mendoza" (sic). La asamblea del CS de Rivadavia, celebrada el 30 de enero, rechazaba por unanimidad las decisiones del Congreso Nacional, y 22

apoyaba la circular del Centro Oeste. La defección de Ruffolo y de otros socialistas no tardaría en producirse. En el número extraordinario de El Socialista, correspondiente al 1° de mayo de ese año aparecía la mordaz crónica de un acto organizado por el PC en el departanento de San Martín. El orador principal era nada menos que el ex Secretario General del Centro Socialista de Rivadavia: se había dedicado a fustigar duramente a los "amarillos", apostrofándolos seguramente de manera abundante y según su particular estilo. La crónica de las actividades de nucleamiento socialista en Rivadavia comienza a hacerse cada vez más fragmentaria y esporádica. Conocemos tan sólo tres referencias a ellas durante el resto de 1921. El anuncio de un mitin con motivo de la campaña electoral, en julio, mostraba el proceso de desintegración en el que se sumía la agrupación de Rivadavia. Los oradores eran todos designados por la FSM, y ninguno de ellos pertenecía al CS local. Además, la comunicación provenía de la Junta Ejecutiva de la Federación, y no del corresponsal departamental. Tal práctica no era extraña, pero la designación que se hacía de un nuevo corresponsal para Rivadavia en octubre dejaba en claro la renuncia, por motivos que podemos intuir, del anterior.xviii A fines del mismo mes se realizó un acto que tuvo como orador a Ernesto Martínez. En los comicios de ese año, los socialistas de Rivadavia parecían no votar siquiera a su partido: obtenían apenas 32 votos. Las irreconciliables divisiones ideológicas surgidas dentro del PS fueron la principal causa, según nuestro entender, de la crisis -en varias ocasiones resueltas en desaparición- que afectó a muchos Centros locales, entre otros el de Rivadavia. En este caso, la disidencia de un militante influyente y altamente ideologizado con la dirigencia provincial bastaba para desencadenar un proceso que terminaría en la disolución. La prédica socialista dependió casi siempre, en este medio, de un reducido grupo de obreros o 23

trabajadores rurales entusiastas cuyo grado de adoctrinamiento era necesariamente precario. La más mínima disputa interna o falta de atención de los responsables a nivel provincial ponían en juego la supervivencia del nucleamiento respectivo. Habría que esperar casi diez años para que, en circunstancias bastantes diferentes, renaciese un Centro Socialista en el departamento del Este. 1.2. De la desorganización a la reorganización, 1921-1930 La elecciones de 1923 ratificaban la caída abrupta de las actividades socialistas en la antigua villa de San Isidro, luego rebautizada como Rivadavia. Se recogían apenas 42 votos para los candidatos propios, sólo 10 más que en 1921. La Convención de la FSM que discutiría la plataforma electoral y la designación de candidatos a diputados y senadores provinciales, convocada para los primeros meses de 1924, no contaría con la representación de Rivadavia. Se comunicaba que no podía tenerla, ya que los afiliados provenientes de ese departamento no eran "lo suficientemente antiguos". En esta situación encontramos también a los CS de Las Catitas, Palmira, Tunuyán, Rodeo de la Cruz, y otros más. Fuera de esta alusión a la existencia de un Centro Socialista en Rivadavia, la realización de un par de actos por parte de la FSM y un pedido de simpatizantes locales de reorganización del Centro -que no se concretó-, no encontramos, en casi tres años (hasta agosto de 1926) información referente a Rivadavia. Pensamos, por tanto, que los socialistas de ese departamento permanecieron sin estructura durante casi toda la década. Sin embargo, encontramos en esta época elementos que nos permiten conocer una "geografía" del socialismo local. De las elecciones de 1924 no solamente nos han llegado los resultados de cada una de las fuerzas políticas contendientes, sino también la 24

discriminación por mesas y la ubicación de las mismas. Podemos, de acuerdo a estos datos, determinar con cierta precisión aquellas zonas del departamento más receptivas al socialismo. Los comicios de marzo de ese año, para diputados nacionales, se iban a desarrollar en medio de un clima político particular para Mendoza. El lencinismo se convirtió en el blanco de toda la oposición, provincial y nacional: las acusaciones de irregularidades y corrupciones en el gobierno del Gauchito Lencinas se multiplicaban.El desprestigio contra el oficialismo pasaba a ser el leitmotiv de las campañas electorales de las dos fuerzas opositoras más importantes:xix el Partido Liberal y el pequeño pero disciplinado Partido Socialista. El esfuerzo era tan vasto y bien organizado que se esperaba con relativa seguridad la derrota de los candidatos lencinistas. Sin embargo, las urnas se convertirían una vez más en verdugos implacables de ilusiones opositoras. El partido en el poder obtenía el 50 % de los votos totales, frente al 29,6 % de los conservadores del Partido Liberal y el 20,3 % socialista. Los resultados, a pesar de ser aceptables para la oposición, no ponían en cuestión el predominio del lencinismo. La FSM, luego de conocer el escrutinio, denunciaba un pretendido fraude por parte de la agrupación vencedora. En Rivadavia, el socialismo alcanzaba apenas el 11,1% de los votos. Tal porcentaje no era excepcional, si se lo comparaba con los totales socialistas en la provincia o en departamentos como San Martín, Godoy Cruz o Guaymallén. Sin embargo, lograba una muy aceptable recuperación electoral, que superaba incluso el caudal medio superior histórico de votos socialistas. Se obtenían 178 sufragios, frente a los 1.063 del lencinismo (66,35%) y 361 para los liberales (22,5%). El logro era significativo, si se piensa en el estado de desorganización en que se hallaba la militancia socialista durante aquella época. 25

Si se presta atención al escrutinio en cada mesa electoral, se advierte, en primer lugar, que el socialismo obtuvo las mejores cifras en las áreas más urbanizadas: la villa de Rivadavia, La Libertad, Reducción y Campamentos. Los resultados correspondientes oscilan entre un 11,3 y un 18,6 %. Debe pensarse en mesas con un padrón promedio de 95 electores, aunque las referidas están en su mayoría por encima de éste, siendo las más numerosas del departamento. En algunas de estas mesas se observa que los votos obtenidos por la oposición están asociados en sus porcentajes: se trata seguramente de zonas descontentas con el oficialismo o más expuestas a la propaganda contra el mismo. Es el caso de las mesas pertenecientes a la población de La Libertad, en donde el lencinismo consiguió la menor cantidad de votos, aunque superó el 51% del total local. El socialismo pudo superar al Partido Liberal -la otra fuerza opositora- solamente en dos mesas: una correspondiente a la Villa; la otra, ubicada en Los Campamentos. En ambos casos, el margen fue bastante estrecho. La suma de los votos socialistas caen a pique en Santa María de Oro (a pesar de que años antes había existido un subcomité), Los Árboles y El Mirador. Estas dos últimas poblaciones habitualmente no figuraban en los anuncios de actos proselitistas, seguramente en razón del escaso número de votantes que poseían. El socialismo mendocino de fines de los '20 iba prefigurando sus prioridades estratégicas, cuyos objetivos,xx ayudados por los sucesos de 1930, se conseguirían durante la década siguiente. Los Centros Socialistas de Capital, Godoy Cruz, Maipú y Guaymallén se habían constituido en los puntos fuertes de proselitismo y reclutamiento. Esta tendencia está claramente reflejada en El Socialista. El número de agrupaciones crecía en toda la provincia, pero la mayoría de éstas estaban condicionadas por la inestabilidad y la inconstancia de sus responsables. El grueso de votos y afiliados -y por tanto, la mayoría de los integrantes de la Junta Ejecutiva de la Federación provincial- provenía de los Centros correspondientes al 26

área urbana de la ciudad Capital y su entorno. Recién a mediados de junio de 1929 se intentó nuevamente reorganizar el CS de Rivadavia. El anuncio se hacía junto a la convocatoria a un acto público, en el que hablarían Carlos Contursi y Benito Marianetti, ambos delegados de la FSM. El mitin fue postergado por motivos desconocidos. La refundación seguramente no llegó a efectuarse, ya que nada se menciona en los números siguientes de El Socialista. Además, encontraremos otro intento, coronado con éxito, un año después. Las elecciones realizadas durante estos años volvieron a reflejar la inexistencia orgánica de un electorado socialista en el departamento. En 1928 obtenían la ridícula suma de dos votos, mientras que en las elecciones de marzo de 1930 llegaban a la veintena.xxi Como habíamos anticipado, en este año se produciría la reorganización definitiva del Centro Socialista de Rivadavia. La celebración del Primero de Mayo sería la ocasión propicia para que los afiliados y simpatizantes del Partido volviesen a contar con una estructura local. El acto, programado para las 10 hs., en la esquina que formaban las calles San Isidro y San Martín, lograba una concurrencia de 300 personas. La crónica anunciaba que en su transcurso se habían echado los bases para la agrupación que se constituiría en breve. El primer día de junio, luego del riguroso mitin de propaganda a cargo de los delegados de la Federación, Santiago Castromán y Arturo Balmaceda, se procedió a la fundación del nuevo Centro Socialista. La ceremonia era presenciada por 150 asistentes. Castromán, en su discurso, reconocía en el departamento una larga tradición socialista, recordando la fecha de fundación del primitivo nucleamiento, uno de los primeros de la provincia. La invitación a afiliarse, en casa del antiguo compañero Ernesto Martínez, conseguía arrastrar a 22 de los presentes. La actividad del CS de Rivadavia sería bastante regular 27

durante ese año y el siguiente, algo que muy pocas agrupaciones similares lograron. Durante el IX Congreso Provincial, celebrado en enero de 1931, el delegado por dicho departamento, Manuel Estévez, pudo afirmar que el Centro al que representaba había tenido un funcionamiento anormal, pero que ahora se tendía a su regularización. Ese mismo mes se renovaba su Comisión Administrativa.xxii Además, se resolvía iniciar una campaña de afiliación. Entre los nombres de los socialistas de este nuevo período encontramos a muy pocos de los antiguos militantes. Durante marzo se organizaron actividades en las poblaciones, pero de un tono más social que proselitista. En El Socialista del 28 de febrero se invitaba a un picnic a realizarse en la finca de la viuda de Antonio Ponce, ubicada en La Libertad. En agosto de ese año se hicieron denuncias sobre la presencia de locales donde se practicaba juego clandestino -concretamente taba- con activa participación de la policía. No tenemos información alguna sobre incidencias ocurridas en Rivadavia -en las que haya habido alguna intervención socialistacon motivo del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930. Pero podemos comprobar que luego del levantamiento del estado de sitio, el Centro Socialista siguió funcionando normalmente.. Acosado por las fuerzas políticas que le habían prestado apoyo en su momento, y por sus propias contradicciones internas, el gobierno provisional del Teniente General Uriburu resolvía llamar a elecciones para fines de 1931. La exclusión del yrigoyenismo de la contienda y la resolución del Agustín P. Justo de ganar las elecciones sin descartar ningún recurso, hicieron que la campaña electoral se desarrollara en medio de un ambiente enrarecido. El Partido Socialista había resuelto formar una alianza a nivel nacional con el Partido Demócrata Progresista. Es conocida la relación que mantenía el candidato a presidente de esa coalición, Lisandro de la Torre, con el Presidente Uriburu: no obstante eso, los 28

candidatos socialistas hubieron de sufrir persecuciones y hostigamientos por parte de las fuerzas policiales, quizá en razón del control efectivo que ejercía sobre todas las dependencias del gobierno y la administración el General Justo, también candidato a presidente. El 8 de noviembre de 1931 se efectuaban elecciones generales en todo el país. Cuatro días después, la FSM denunciaba el fraude general a favor de los candidatos del Partido Demócrata Nacional.xxiii Afortunadamente se dispone de los detalles referentes a Rivadavia, ya que el cronista local de El Socialista dio cuenta minuciosa -mesa por mesa- de las irregularidades cometidas, como no se había hecho en ningún otro lugar de la provincia. El caso de Rivadavia tenía ribetes escandalosos; por otra parte, constituía un muestrario completo de las prácticas fraudulentas de la época. En más de media docena de mesas se había exigido a los fiscales socialistas un certificado expedido por el Juez de Paz, cuya repartición, por ser domingo y día de elecciones, naturalmente estaba cerrada. En la mesa correspondiente a Santa María de Oro, el comisario Abdala había propuesto un arreglo al fiscal de la Alianza Demócrata-Socialista para efectuar el volcado de urnas: ante la negativa de éste ultimo se había procedido a su despido, sin mayores explicaciones. La expulsión de fiscales socialistas había sido bastante común en los circuitos alejados de la Villa, lo mismo que la emisión del voto a la vista. Pero los socialistas de Rivadavia no se quedaron en la denuncia. Una semana después, iniciaban la recolección de pruebas para demostrar el engaño cometido. Avisada la policía de este intento, procedía a una razzia de militantes socialistas y testigos de irregularidades que habían firmado denuncias. Los arrestos efectuados llegaban a 30. Entre los detenidos se encontraba la cúpula del CS local, y un par de concejales socialistas electos. Los detenidos sufrieron el ensañamiento del guardia Capdevila, que cada noche les retiraba las mantas para dormir. El flamante concejal Ávila fue 29

encerrado en un calabozo pestilente, "lleno de sapos muertos". Además, las autoridades del PDN local procuraron contrarrestar la acción socialista mediante la reunión de firmas -que, según éstos últimos, se hacía de manera coactiva- en un petitorio que corroboraba la validez de las elecciones del 8. Varios de los denunciantes y adeptos al socialismo fueron obligados a suscribir al documento. De todas maneras, y de acuerdo al sistema de reparto de cargos vigente, los socialistas, primera minoría en el departamento, obtenían tres concejalías de un total de 10. La relación entre votos y cargos conseguidos era desproporcionada. El escrutinio arrojaba 1.663 sufragios para el PDN, 141 recogía la Alianza (en Rivadavia, el aporte electoral y estructural del demoprogresismo era prácticamente nulo, por lo que los votos deben considerarse de origen socialista casi en su totalidad), y 39 lograban en total las dos fracciones del radicalismo que había concurrido a las urnas. Ahora bien; en un sistema proporcional, una lista que hubiera obtenido poco más del 7% de los votos emitidos, difícilmente podría acceder al 33,3% de los cargos en juego. Sólo las disposiciones electorales de la época -que otorgaban una representación fija solamente a la primera minoría -, combinadas con la ausencia de la fuerza política más poderosa de los últimos tiempos, permitían al socialismo llegar a cargos electivos con tanta holgura. Tratándose de una elección celebrada durante los problemáticos años 30, sus resultados deben ser relativizados, teniendo en cuenta la distorsión que producían las prácticas fraudulentas. Frente a tal fenómeno, no hay marco referencial preciso posible. A principios de diciembre se dieron a conocer las cifras definitivas correspondientes a Rivadavia. Los socialistas mendocinos, satisfechos con los cargos obtenidos, silenciaron discretamente sus denuncias sobre el fraude del 8 de noviembre. Gracias a la conjunción de factores antes mencionada lograban nada menos que 40 concejales, repartidos en 13 departamentos.xxiv El socialismo no conseguía atraer 30

hacia sí a los ciudadanos disconformes con la estrecha oferta electoral que permitía el gobierno de facto; pero con su disciplinado caudal de votos alcanzaría un resultado irrepetible en toda su historia. 1.3. El socialismo en posesión de cargos electivos: la labor comunal, 1932-1934 El 17 de febrero de 1932 asumía, luego de más de dos años de intervenciones continuadas, un Concejo Deliberante en Rivadavia. Por el PDN, tomaban posesión de su cargo los señores Roberto Vila, Pascual Comeglio, Casiano Sánchez, Esteban Suden, Alejandro Pérez y Leonardo Rodríguez. Por la FSM, hacían lo propio Ernesto L. Martínez y Arturo Sajús Albornoz. Dos de los concejales electos, José Andrade -demócrata- y Eulogio Ávila -socialista-, se hallaban ausentes. Presidían la sesión el sr. César Guillot, comisionado municipal, y el concejal Rodríguez. La presidencia procedió a tomar juramento a los concejales. La mayoría de los demócratas lo hizo por Dios y por la Patria; en tanto que los socialistas y el sr. Rodríguez lo hicieron por la Patria y el Honor. Posteriormente se efectuó el sorteo de concejales, cuyos mandatos durarían uno, dos y tres años. El Poder Ejecutivo provincial había dispuesto un sistema de relevos que intentaba alterar lo menos posible la composición de los Concejos Deliberantes: se sortearían, para los períodos de un año, dos concejales por la mayoría y uno por la minoría; lo mismo se haría para los correspondientes a dos años; quedaban por tanto, tres concejales de la mayoría y uno de la minoría que completarían mandatos de tres años. Este procedimiento era posible gracias a la representación automática que se otorgaba a la mayoría y a la primera minoría (7 y 3 cargos respectivamente, en todos los departamentos excepto en Capital, donde los concejales eran 15), y que no contemplaba el resto de las fuerzas en lucha. Así las cosas, sólo durarían un año en el cargo los concejales 31

Vila, Andrade y Ávila; los que permanecerían dos años serían Suden, Rodríguez y Albornoz; en tanto que Pérez, Sánchez, Comeglio y Martínez terminarían sus mandatos en 1935, es decir, tres años después de la asunción. La sesión continuó con la elección de las autoridades del cuerpo, efectuada mediante voto uninominal. Leonardo Rodríguez resultaba honrado con la presidencia, gracias al voto de los concejales demócratas. José Andrade era elegido vicepresidente primero, y la vicepresidencia segunda se concedió, según la tradición, a la oposición: sería ocupada por Ernesto Martínez. Finalmente, los concejales eligieron un nuevo Intendente: resultaba designado el sr. Alejandro Pérez, que obtenía los cinco votos de su bancada y el del socialista Martínez. La nueva administración heredaba una situación problemática, causada por las autoridades municipales del último período democrático. Los lencinistas habían desequilibrado las finanzas de la comuna a raíz de dos políticas paralelas dominantes: por un lado se había impulsado un vasto plan de compras de terrenos a particulares con el objeto de abrir accesos y calles públicas.xxv Al parecer, el asunto se transformó en un negocio inmobiliario. Los propietarios no solamente ofrecían sus inmuebles a la municipalidad, sino que también opinaban sobre la conveniencia de prolongar tal o cual arteria (para lo que era necesario que la comuna adquiriese los terrenos ofrecidos) y hacían sugerencias en torno a la apertura de nuevas vías. Por otra parte, eran abundantes los casos en los cuales los oferentes tenían relaciones de parentesco o comerciales con los ediles. La comuna quedó fuertemente endeudada. La situación se agravó, por otro lado, con motivo de la liberalidad con que se otorgaron exenciones impositivas a muchas entidades comerciales, lo que redundó en una disminución sensible del presupuesto municipal. Los procesos judiciales en la que se vio involucrada la comuna a raíz de la virtual cesación de pagos luego de la intervención de 1929, obligaron a la administración que iniciaba su gestión en 1932 a 32

manejarse en la más exigente de las austeridades. La penuria financiera no era el único inconveniente que dejaban las anteriores conducciones municipales. La calidad y el precio del servicio eléctrico habían sido motivo de conflicto entre la comuna, los usuarios y la compañía proveedora durante más de una década; la implementación del servicio de agua corriente era otro conflicto potencial; lo mismo sucedía con la edificación del nuevo mercado municipal. A esto se agregaba la cuestión de las ordenanzas referentes a los mataderos departamentales y su respectiva concesión. Los concejales socialistas también llegaban a la comuna con ciertos condicionamientos. Su acceso al cuerpo deliberativo comunal se había producido por efecto de las peculiares circunstancias políticas del momento. Los socialistas de Rivadavia parecían haber sido "arrastrados" por una corriente general que los erigía en oposición principal, aunque limitada en sus alcances electorales y despojada de la virulencia propia de un partido de izquierda. Hubiera bastado que el partido oficialista decidiera terminar o reemplazar esta oposición mínima que lo legitimaba, o que apareciera una fuerza adversaria al PDN que se constituyese en un rival temible, para que el socialismo, en las próximas elecciones municipales, fuese relegado a su habitual posición de disidencia fuera del poder. La existencia precaria de este bloque de ediles se agravaba por causa de sus antagonismos y limitaciones internas. Ninguno de los concejales socialistas tenía experiencia en el desempeño de cargos electivos; nadie había hecho ejercicios de poder fuera de las organizaciones internas. Estamos casi seguros de que los tres desempeñaban oficios manuales: Sajús Albornoz era albañil y estaba por entonces ocupado en la construcción de la sucursal local del Banco de la Nación Argentina. Conocemos la condición de asalariado de Ávila. Basta ver las notas firmadas por Martínez -muchas veces redactadas con el popular "lápiz de carpintero", de uso común entre los obreros de la 33

construcción- para advertir que el empleo de un vocabulario acorde con los debates verbales a que estaban acostumbrados los socialistas no tenía su correlato en la lengua escrita que empleaban. No tenían conocimiento profundo de los mecanismos administrativos, ni vinculación conocida con la gestión pública.xxvi Por otra parte, excepto Ruffolo -que ya no volvió al partido- no hemos podido encontrar en otros militantes un alto grado de adoctrinamiento político o ideológico. Las oposición presentada por el socialismo a la gestión demócrata tuvo más de vecino desconfiado que de proletario con conciencia de clase. A esto debe agregarse la disputa personal entre Martínez y Ávila, que afectaría directamente a la representación socialista en el HCD. Los concejales opositores comenzaron su labor de manera impetuosa e intensa, como era costumbre en el partido al que representaban. Luego de que Ávila, ya incorporado al cuerpo, avisara que, a menos que la comisión interna a la que pertenecía no lo necesitara expresamente, no asistiría, por no residir en el departamento y carecer de medios de movilidad,xxvii el bloque socialista presentó una serie de iniciativas. Encontramos varios pedidos de informes al Departamento Ejecutivo sobre el estado financiero de la municipalidad -bienes, deudas créditos a cobrar y juicios-. Otra solicitud a la Intendencia requería el contrato vigente entre la comuna y la compañía de luz y fuerza local, en razón del encarecimiento del servicio. El tercero tenía un carácter pronunciadamente gremial: se exigían explicaciones al DE respecto al salario abonado a los empleados municipales -cuyo monto estaba por debajo del mínimo estipulado por ley-, las violaciones a las disposiciones en torno a jornada máxima y el recargo salarial por trabajo extra. Durante las primeras sesiones, el tema más conflictivo fue la designación, por parte del DE, del Inspector General, para lo cual el Intendente necesitaba del acuerdo del Concejo. 34

Los demócratas apoyaban el reemplazo de José T. Pineira que se venía desempeñando en el cargo antes de que asumiera la nueva administración municipal- por Roberto Schroeder, propuesto por el Intendente Pérez. Los socialistas se oponían a tal medida argumentando que no había razón suficiente para relevar a Pineira; apoyaban su posición en el programa del Partido Socialista, que asumía la defensa de la estabilidad del empleado público. La moción, expuesta por el concejal Sajús, era sorprendentemente aceptada por la mayoría del cuerpo. Sajús agregaba luego que, en caso de tener motivos suficientes para reemplazar a Pineira, el nombramiento debía recaer en el por entonces Inspector Auxiliar, el sr. Rodríguez. El asunto terminaría resolviéndose en favor del Intendente con la renuncia por escrito de Pineira al cargo en cuestión. Luego de la finalización del período de sesiones extraordinarias, el HCD permaneció inactivo durante dos meses. Los socialistas denunciarían airadamente esta situación anormal. Acusaron a los concejales de la mayoría de reticencia a sesionar, según ellos por temor a la oposición del bloque minoritario. El 19 de mayo intimaban al oficialismo, amenazándolo con la aplicación de la disposición al respecto de la Ley Orgánica de Municipalidades que autorizaba al cuerpo a autoconvocarse y dejar cesantes a los recalcitrantes. Al parecer, el recurso surtió efecto, ya que cuatro días después se celebraba la primera sesión ordinaria del año. Durante esta sesión se produjo un episodio que mostraba a las claras las relaciones entre los diferentes bloques, sus dispares intereses y origen social. Luego de finalizar el tratamiento de los temas incluidos en el orden del día, el concejal demócrata Suden planteaba un nuevo horario para las próximas sesiones; se proponía realizarlas los días jueves a las 14 hs.. El socialista Sajús se opuso de plano a la propuesta por motivos laborales. La tensa situación era zanjada por los concejales Sánchez y Comeglio. Éstos comisionaban al vicepresidente primero Andrade para que hiciera gestiones ante el 35

encargado de la obra del edificio del Banco Nación -donde trabajaba Sajús-, el cual debía permitir al concejal socialista la concurrencia a sesiones durante el horario previsto. Los concejales socialistas insistieron durante todo el año en la solicitud del estado financiero de la comuna, recibiendo en cada caso evasivas e indirectas por parte del DE. Incluso recibirían en estas gestiones el apoyo de los ediles de la mayoría. Sajús exigirá en repetidas ocasiones las presupuestos aprobados correspondientes al período 1926-1931, sin obtener lo requerido. Durante estas sesiones, correspondientes a fines de mayo y principios de junio, los concejales del bloque minoritario concentraron su acción en nuevos pedidos de informes y denuncias. Se advierte el estado de desinformación en que se encontraban los integrantes del concejo, así como también la falta de conocimiento sobre el funcionamiento de la comuna. Estas dificultades seguramente no afectaban sólo a los socialistas; pero eran los únicos que las ponían en evidencia, dada su función opositora, enfrentada al Intendente. El bloque demócrata se limitaba a apoyar y legitimar la gestión ejecutiva, ocupación que no exigía mayor dedicación ni estudio de las cuestiones. La verdadera importancia que otorgaba la mayoría al cuerpo deliberativo quedaba nuevamente de manifiesto; las sesiones se volvían a interrumpir durante dos meses más, hasta mediados de agosto. Los socialistas volverían a exhortar a sus colegas demócratas sobre la necesidad de mantener un HCD activo. La acumulación de asuntos a tratar era muy importante. Luego de tanto ajetreo, denuncias y pedidos de informe -ya había renunciado el presidente del HCD, don Leonardo Rodríguez- los concejales se abocaron a una tarea de carácter positivo. Sin embargo, en el transcurso de la reunión del 18 de agosto se produciría la defección de Ernesto Martínez al cuerpo. La renuncia de Martínez tuvo lugar en circunstancias muy 36

especiales.xxviii Paralelamente a su pedido al respecto, el concejal Casiano Sánchez -demócrata- hacía lo propio. Comeglio, también demócrata, pidió que se rechazaran ambas solicitudes. Ávila le contestó que en el caso de que se decidiese en tal sentido, a partir de ese momento no debería considerarse a Martínez como concejal socialista. Suden advirtió a Ávila que no se permitía "tratar sobre política en el recinto". Terminaba Martínez insistiendo en su petición, fundándola en razones personales. Votaban a favor de la aceptación Sajús Albornoz, Ávila, Martínez y Sánchez. La renuncia de Sánchez fue finalmente desestimada. Nótese que los tres concejales socialistas estaban de acuerdo en la autoexclusión de un miembro de su bancada, dejando seriamente disminuida su representación. La intención de Martínez es fácilmente comprensible: él mismo había efectuado el pedido de renuncia. Lo mismo, en el caso del demócrata Sánchez; ya que ambos tenían la voluntad de renunciar, es posible que se hayan prometido el voto afirmativo mutuamente, aunque esto sólo sería realmente útil para el caso que se tratara primero. Sin embargo, Sajús y Ávila votaban en este mismo sentido, dejando en claro que un conflicto interno dividía a los socialistas entre sí. Se puede conjeturar que Martínez, obligado por motivos realmente personales se viese obligado a renunciar al Concejo; pero, en ese caso, se hace difícil explicar el lapidario juicio de Ávila sobre la filiación ideológica de Martínez, y su votación y la de Sajús a favor de la aceptación: más bien cabía una actitud solidaria hacia el compañero atribulado. Esto nos lleva a considerar la posibilidad de un conflicto en el seno del CS local. Desconocemos los motivos que se resolvieron en tan drástica decisión: el problema debe haber sido bastante grave, ya que se despojaba al socialista más antiguo del departamento -uno de los fundadores del nucleamiento en Rivadavia- de un cargo electivo por el que había luchado más de 20 años. Curiosamente, El Socialista silenció el incidente de manera absoluta: no encontramos en los 37

números correspondientes a estos meses ni una palabra al respecto. Además podemos intuir, por la manera en que se desarrolló el conflicto, la verdadera posición de Martínez en el socialismo local: su larga trayectoria no fue obstáculo para que dos advenedizos como eran Sajús y Ávila pusieran en duda sus convicciones y lo dejaran fuera del Concejo Deliberante y quizá del Centro Socialista: recién lo veremos reaparecer en marzo de 1933, integrando una nueva Comisión Directiva. Estimamos que Martínez, por tanto, no ocupaba una posición de poder clara o excluyente. Las sesiones celebradas en agosto y septiembre reflejaban la preocupación de la Intendencia y el Concejo por reducir al máximo los gastos y aumentar los ingresos. Se redujo el monto de las becas otorgadas a jóvenes de pocos recursos para continuar sus estudios; por otra parte, la liberalidad con que se otorgaban exenciones de impuestos municipales en el período anterior contrastaba con el extremo celo de la administración demócrata. La gran mayoría de los pedidos de particulares referidos a este tema fueron rechazados de plano, sin detenerse a veces en la más mínima consideración. El 25 de agosto, se trató en sesión del Concejo Deliberante un pedido del Departamento Ejecutivo; solicitaba se lo facultara para realizar gestiones ante los acreedores de la comuna, en arreglo de las deudas pendientes anteriores a enero de 1930. Asimismo, a raíz de los repetidos inconvenientes en el servicio eléctrico se inició un ciclo de consultas al asesor letrado de la comuna, el Dr. Corti Videla. Las irregularidades no se limitaban a la villa; también existían en Medrano y Los Árboles, donde la compañía proveedora era otra. El concejal Ávila proponía a todas las municipalidades de la provincia la revisión de las concesiones otorgadas por estos organismos durante la intervención del gobierno provisional.xxix En octubre se aprobó la primera ordenanza sobre servicio de ómnibus, con el acuerdo de los dos bloques. Noviembre sería el mes 38

de los proyectos de la bancada socialista: Sajús Albornoz y Ávila proponían que se otorgara una subvención municipal de $30 mensuales a la Biblioteca Bernardino Rivadavia de esta ciudad, a partir de enero de 1933. Asimismo, siempre preocupados por las ilustración de los humildes, intentaban la aprobaración una partida anual de $5.000 para suministro gratuito de ropas y útiles a niños pobres del departamento que concurrieran regularmente a clase, y otra destinada al otorgamiento de 5 becas de $20 cada una para alumnos de Rivadavia que cursaran sus estudios en ciudad Capital.xxx Pero la iniciativa más trascendente de los socialistas durante esta época fue la municipalización de los servicios fúnebres.xxxi El proyecto presentado contemplaba la adquisición del equipamiento necesario por licitación -de acuerdo a la Ley Orgánica de Municipalidades-, la fijación de tarifas ad referendum -seguramente para implementar el servicio lo más rápido posible- y el servicio gratuito a pobres de solemnidad que acreditaran tal condición. Los socialistas fundamentaban su pedido en el gran número de vecinos del departamento que se veían imposibilitados de hacer uso de tal servicio. Los concejales demócratas, luego de presentar una oposición inicial al proyecto, terminaban aprobándolo, dándole inmediata vía para su cumplimiento. Sin la relevancia del anterior, el proyecto socialista de instalación de una balanza oficial en el Mercado Municipal con el objeto de controlar el peso de los artículos que el público se proveyera intentaba satisfacer una necesidad urgente de los consumidores del departamento. El servicio sería gratuito. La balanza estaría bajo la supervisión del encargado del mercado. En caso de comprobarse la falta de peso, el encargado procedería a sancionar inmediatamente al comerciante deshonesto, con una multa que duplicaba su monto en caso de reincidencia, y que se transformaba en inhabilitación luego de haber repetido la infracción más de dos veces. La propuesta era aprobada. 39

Los concejales de la minoría también apoyaron medidas trascendentes del DE. Ese mismo mes de noviembre, prestaban acuerdo al contrato celebrado ad referendum entre la Intendencia y el Ministerio de Hacienda provincial, sobre consolidación de deudas de la comuna hasta 1931. Esto se realizaba en el marco de una iniciativa por parte del ministerio citado, destinada a regularizar la situación financiera de las municipalidades. La provincia se haría cargo de las deudas municipales, a cambio de la afectación de los ingresos por contribuciones directas e impuestos a mataderos por un período acorde con el monto adeudado. Noviembre iba a ser un mes intenso para la gestión municipal. A raíz de una serie de denuncias referidas al servicio eléctrico, que incluían cortes permanentes a algunos usuarios sin motivo aparente ni aviso previo, funcionamiento fraudulento de medidores, instalaciones en mal estado -y por ende peligrosas- y tarifas infladas, el HCD volvía a ocuparse del tema. Resolvió formar una comisión de inspección compuesta por el Contador Municipal, un técnico especialista -solicitado a la comuna de la Capital-, y cuatro vecinos.xxxii En esa misma sesión aparecerían noticias sobre la existencia de un proceso judicial en contra de la compañía eléctrica: Sajús aclaraba que dicha comisión debía actuar sin perjuicio de la evolución y resultas del juicio que se seguía ante la Suprema Corte de Justicia, sobre la nulidad del contrato del alumbrado local.xxxiii En la sesión correspondiente al 22 de ese mes se consideraba un informe solicitado a asesoría legal respecto a un pedido de cancelación de honorarios, efectuado por tres ex-concejales, en razón de la recopilación y redacción de un digesto municipal durante el último período democrático.xxxiv El Dr. Corti Videla consideraba improcedente dicha asignación, por estar prohibida expresamente en la Ley Orgánica de Municipalidades. La fuente documental usada para reconstruir la gestión municipal del socialismo durante esos años -el Libro de Sesiones-, se 40

interrumpe pocos días antes de la finalización de 1932. En 1933 se producía la primera renovación parcial de los concejos municipales. Las elecciones se habían fijado para el 2 de abril. Excepto un acto organizado en Reducción, no conocemos que se haya celebrado otro evento proselitista por parte del socialismo. La lista de candidatos combinaba militantes antiguos -Germán Uano, Emilio Morales- y recientes -Pedro Concatti, Francisco Salvador Gómez, Gerardo López-. Debían elegirse en esta oportunidad cinco nuevos concejales, y no tres como estaba previsto, ya que se habían producido vacantes por renuncia durante el año anterior. La pureza de los comicios de 1933 no sería públicamente cuestionada por el socialismo. En Rivadavia, la lista demócrata recibía menos del 50% de los sufragios obtenidos en noviembre de 1931; los socialistas mantenían su caudal de votos, experimentando un leve aumento. De todas maneras, el resultado socialista en el departamento citado -151 votos- era bastante discreto, comparado con el obtenido en San Martín -514-, que se acercaba al 25% del total departamental emitido. Sin embargo, alcanzaba. Pedro A. Concatti y Emilio Morales, candidatos socialistas en primero y segundo término, lograban ser electos. Eulogio Ávila dejaba su puesto, pero el bloque resultaba reforzado. Los mandatos de los flamantes ediles concluirían en 1936. Como habíamos adelantado, la información de que disponemos sobre la labor municipal en Rivadavia durante 1933 es escasa y fragmentaria: tan sólo unas notas dirigidas al concejo y alguna crónica periodística. A partir de 1934, es inexistente. Los nuevos concejales socialistas insistirían en sus pedidos de informe sobre el estado financiero de la comuna. Apoyaron iniciativas del bloque demócrata, tales como las ordenanzas sobre salubridad de los mataderos y zonas aledañas, comercio, transporte y corte de carnes, y la referente a construcción de veredas. Asimismo, aprobaron la rebaja de impuestos solicitada por la casa de tolerancia local. 41

Por su parte, el bloque minoritario presentó proyectos de diversa entidad. Concatti lograba la aprobación de dos proyectos de su autoría, referentes a la destinación de impuestos municipales recaudados en festivales. El edil proponía que se contribuyese con esas sumas -y la resultante de la organización de tres partidos de fútbol anuales organizados por el Club Social y Deportivo Rivadaviaal sostenimiento de la sala de primeros auxilios del departamento. Ambos proyectos lograrían aprobación. El 9 de diciembre de 1933, el Intendente comunicaba al HCD la definitiva implementación del servicio fúnebre municipal: se había efectuado la compra de la empresa de sepelios de Roberto Araujo. Pero hubo dos iniciativas socialistas que se destacaron claramente del resto de lo realizado ese año. Ante la preocupante suba de precios registrada a fines de 1933, el mismo Concatti propuso la formación de una comisión integrada por dos miembros del HCD, dos representantes de los abastecedores de carne y el mismo número de representantes de los consumidores, que tendría por misión la fijación mensual de la tarifa de precios para la venta de carne al público. Dicho proyecto tendría similitudes con uno presentado casi 60 años después, en cuanto a su convocatoria multisectorial y -si se nos permite el término- policlasista. Ya en 1934, los concejales Sajús y Morales firmaban una nota al Concejo Deliberante en la que solicitaban la creación de un boletín municipal de régimen trimestral. En él debía informarse a la población sobre temas tales como resoluciones y ordenanzas, movimientos de caja y tesorería y estado financiero. La publicación otorgaría un cierto espacio a noticias provenientes de otras municipalidades y a la publicidad de las casas de comercio locales. La distribución sería gratuita. Advertimos aquí la preocupación por parte del socialismo de poner en práctica, a nivel municipal -la instancia de participación política más cercana al ciudadano común- un principio constitucional concreto: la publicidad de los actos de gobierno. 42

El destino final de estas iniciativas es incierto: no sabemos si alguna vez se concretaron. Lo mismo sucede con los años restantes de presencia socialista en el Concejo. No solamente ignoramos la labor desempeñada por los ediles de ese partido; ni siquiera podemos afirmar si terminaron sus respectivos períodos. 1.4. Las crisis internas a nivel nacional y provicial, y la acción sindical a nivel local, 1931-1937 La muy peculiar conjunción de hechos y procesos mundiales que tuvieron lugar durante la década del '30 dieron a las fuerzas de izquierda un protagonismo no conocido hasta entonces. El crack económico de 1929 -que ponía en cuestión el sistema capitalista mundial-, el ascenso preocupante de los nacionalismos totalitarios en Europa, los muy espectaculares -y mejor publicitados- logros industriales de la economía soviética, la tragedia española fuertemente ideologizada- de 1936-1939, la política electoralmente exitosa de los Frentes Populares y el auge teórico de la economía keynesiana eran sucesos que ponían a los autodenominados partidos progresistas, a veces en situación de severos críticos o apasionados apologistas, cuando no de principales actores. En la República Argentina, este clima político era acentuado por acontecimientos ocurridos a nivel local. El golpe de septiembre de 1930 intentaba liquidar al movimiento que se había revelado hasta el momento como la mayor fuerza electoral argentina del siglo: el radicalismo yrigoyenista. Las intenciones regeneradoras con las que el Teniente General Uriburu había llegado al gobierno se veían indefectiblemente frustradas y la situación aparecía propicia para el proyecto de poder y las ambiciones presidencialistas de Agustín P. Justo. Era natural que la ciudadanía disconforme con el accionar de parte de la clase política y el ejército a partir del 6 de septiembre, buscara otras formas de expresar su disidencia. El yrigoyenismo, uno 43

de los mayores afectados por los sucesos de 1930, estaba proscripto; su líder, gravemente enfermo y moralmente quebrado. El radicalismo iba sumergiéndose poco apoco en una de las crisis más profundas de su historia, que se llevaría finalmente buena parte de su identidad. La única fuerza política organizada a nivel nacional y con cierta -aunque limitada- potencia electoral era el Partido Socialista. Luego de un claro pero reservado apoyo al movimiento cívico militar de 1930, el socialismo volvería al rol que mejor sabía desempeñar: oposición al oficialismo. Para las elecciones presidenciales de noviembre de 1931 había acordado una alianza con la agrupación política de Lisandro de la Torre, el Partido Demócrata Progresista. Pero el vuelco electoral masivo de disconformes que se esperaba finalmente no se produciría. Es cierto que los comicios fueron sospechados de fraude: sin embargo, el caudal de origen yrigoyenista parecía haber desaparecido. El socialismo se beneficiaba con la ausencia de la fuerza política más popular e importante, pero no con sus votos. En Mendoza se pueden advertir ciertos elementos que empezaron a diferenciar al socialismo local del liderado por la conducción nacional.xxxv La figura de Benito Marianetti dentro de la FSM crecía constantemente. El ideólogo lujanino venía mostrando, ya desde la década pasada, una capacidad teórica que estaba muy por encima de la de sus compañeros. Durante los años '30, la pericia y erudición en cuestiones doctrinales y disputas ideológicas dentro del marxismo fueron sinónimo, muy a menudo, de una progresión personal hacia posiciones más radicalizadas. Fueron muchos los militantes de partidos de izquierda moderada que hicieron opción expresa por el leninismo durante esos años. No obstante, esta tendencia fue resistida por la cúpula nacional del socialismo argentino, que acentuó su compromiso con el sistema demoliberal y capitalista que imperaba en la Argentina. La oposición que efectuó el socialismo durante esa época dejó intacto el modelo nacional 44

dependiente, elitizante y socialmente injusto que venía cristalizando desde el siglo pasado. Dentro de este marco debemos analizar la evolución interna del socialismo en Rivadavia durante la década que empezaba en 1930. Habíamos visto a los afiliados del CS local efectuar graves denuncias con respecto a la legitimidad de las elecciones de noviembre de 1931. Durante el año siguiente los socialistas locales insistirán en esta línea de acción, sobre todo a través de las páginas de la publicación del partido. Pero el motivo de la mayoría de las denuncias estarían en estrecha relación con la orientación que progresivamente se iba insinuando en la Federación provincial. A principios de 1932 encontramos varias situaciones irregulares dadas a conocer por los socialistas: empleo de peones de Puentes y Caminos en trabajos de particulares -concretamente funcionarios de esa dependencia oficial-, discriminación contra obreros de conocida filiación socialista, a los que no se les daba trabajo, falta de maestros para atender una escuela en Los Campamentos, inacción del Concejo Deliberante, etc.. Es conocido que uno de los temas que históricamente más irritaron a la oposición interna desde la izquierda en el marco de la agrupación socialista, fue la invariable negativa de la conducción del partido a integrar la lucha electoral-parlamentaria con la gremial. Los disidentes más radicalizados reprochaban duramente a la cúpula nacional su actitud domesticada y tibiamente opositora, cada vez más alejada de los objetivos revolucionarios y clasistas que habían estado presentes en el origen histórico del socialismo. La FSM evolucionaría rápidamente hacia estas posiciones discordantes durante estos años, llegando en 1937 a consumar el cisma. Mientras tanto, parecía resurgir la actividad gremial -en las instancias de asociación y lucha- en el seno del socialismo mendocino. La tendencia se pondrá claramente de manifiesto en las actividades del CS de Rivadavia. Lamentablemente para los 45

socialistas, el municipal no representaba un ámbito conflictivo en cuanto a relaciones laborales: la plantilla de trabajadores era reducida y no sufrían mayores penurias. Más allá de algún pedido de informe al respecto, el accionar en este sentido no existió o no trascendió. Por otra parte, la autoridad municipal tenía poco y nada que hacer ante situaciones que enfrentaban a capital y trabajo en el sector privado. A fines de agosto de 1932, la comisión organizadora de la Sociedad de Trabajadores Unidos convocaba a un mitin en la esquina de las calles San Isidro y San Martín, con posterior traslado al local provisorio de San Isidro n° 165 (posiblemente, donde funcionaba el Centro Socialista), en el cual se procedería a realizar una asamblea y posterior constitución de la agrupación mencionada. Un mes después se efectuaba un nuevo llamado a asamblea para la designación de delegados que asistirían al Congreso Constitutivo de la Federación Obrera Provincial. La reunión contaba con la presencia del representante del Comité Gremial, el compañero José V. García. En noviembre de ese año se denunciaron abusos contra trabajadores en una finca de El Mirador -propiedad de don Antonio Froilán- que consistían en bajos salarios y repetidos desalojos. Además, se acusaba al capataz -un tal Romeo Betti- de desviar recursos propios de la finca de Froilán a otras en donde era contratista. A fin de mes se volvían a revelar nuevas irregularidades en torno a la situación de los obreros de Puentes y Caminos: inmediatamente antes de liquidarles a éstos el salario, eran emborrachados por los proveedores, que aprovechaban así a cobrar las deudas contraídas por aquellos anteriormente. Atentos siempre a la superación intelectual de los trabajadores asalariados, los socialistas combinaban la actividad propiamente sindical, de carácter organizacional y reivindicativo, con otras menos conflictivas, tales como eventos culturales. El 15 de diciembre se invitaba al vecindario de Rivadavia a una velada teatral organizada 46

por la Sociedad de Obreros Unidos en el teatro Petit Palace. Se representaron dos obras: Como los robles y Un drama de Calderón. La fecha y hora elegidas para la representación tenían una clara intención provocativa y anticlerical: el día 24 del mes en curso, a las 22 hs.. A principios de 1934 se produjo el conflicto laboral más relevante protagonizado por los socialistas hasta el momento. El 13 de febrero, a las 10 hs., se presentó una comisión de la SOU en la bodega Gargantini, con el objeto de negociar las condiciones de trabajo.xxxvi En la entrevista realizada con el encargado del establecimiento, de apellido Brandi, quedaba claro que la empresa no tenía intenciones de llegar a ningún acuerdo: Brandi daba largas al asunto y evitaba todo tipo de consideraciones referidas al pliego presentado. Finalmente, la comisión decidía intimar a Brandi, emplazándolo a pronunciarse dentro de las próximas 24 hs.. Acto seguido, los delegados se retiraron del lugar. El encargado, un poco asustado por la resolución que había mostrado los recurrentes, llamaba a la policía. Ésta, habiendo concurrido con cierta celeridad, resolvía arrestar a dos integrantes de la comisión del gremio, según el cronista, con el objeto de justificar su presencia: se trataba de José Navarro y Francisco Gómez,xxxvii reputados como ciudadanos honestos por el Sr. comisario. Posteriormente serían puestos en libertad por gestión del diputado socialista Contursi. Paralelalmente, era citado a la Comisaría el secretario de la SOU, Manuel Estévez, que terminó recibiendo una reprimenda por parte del comisario. Al tanto de los sucesos de Rivadavia, se trasladaron desde Mendoza los legisladores socialistas Perinetti, Lettry y Fortes. Ya en el local policial, solicitaban se les pusiera en conocimiento de los hechos. El comisario les mostró el pliego de condiciones, que estaba en su poder, seguramente como quien mostraría la evidencia de un delito. Entre los reclamos efectuados, encontramos el reconocimiento de la sociedad obrera, salario mínimo y abonado por quincena en 47

moneda nacional, precio mínimo por tacho, jornada de 8 horas, prohibición de efectuar descuentos por parte de los patrones, prohibición de despedir obreros sin causa justificada -en caso de que sobrara mano de obra los trabajadores serían cesanteados por orden de antigüedad-, prohibición de trabajo a menores de 18 años y equiparación de salarios entre hombres y mujeres.xxxviii Durante esta visita, los diputados socialistas tuvieron ocasión de enterarse de los conflictos laborales en otros establecimientos vitivinícolas del medio. En la finca de don Abraham Dumit, situada en Los Campamentos, se estafaba a los cosechadores, haciéndoles volcar los tachos de 20-22 kg en otros de 28-30 kg, y pagándoles en consecuencia. En otras, se había producido el abandono masivo de trabajadores, en razón de los bajos precios pagados por recipiente. Mientras tanto, el Centro Socialista proseguía con sus actividades. A pesar de los cargos obtenidos en 1932, esta agrupación nunca recuperaría la intensidad de acción mostrada en los años inmediatamente posteriores a su fundación. Hacia la década del '30, el CS de Rivadavia se ubicaba en la segunda o tercera fila de las agrupaciones departamentales. Capital, Godoy Cruz, Guaymallén y Maipú habían ido consolidándose como los verdaderos puntales de la acción partidaria en la provincia. En marzo de 1933, se renovaba la comisión directiva del Centro. Las nuevas autoridades eran en su mayoría afiliados recientes. En junio se resolvía en asamblea de afiliados apoyar a la Cooperativa de Luz Eléctrica, fundada recientemente, y concurrir a la asamblea de Centros Obreros Unidos.xxxix En agosto de 1933 se constituyó la comisión administrativa de la Juventud Socialista Rivadaviense, anexa al Centro Socialista. La nueva entidad contaba con 13 afiliados. El cargo de Secretario General era ocupado por uno de los hermanos de Pedro Concatti, Aldo. Posteriormente, la agrupación juvenil sería bautizada con el nombre de "Enrique del Valle Iberlucea".xl Durante una asamblea de 48

la SOU celebrada ese mismo mes, se decidió la adhesión al Comité Pro Reorganización Gremial de la provincia. Las elecciones del 4 de marzo de 1934 movilizaron nuevamente a la militancia socialista. El Centro de Rivadavia presentaba una lista en la que se priorizaba a los afiliados jóvenes, tales como Edmundo Funes e Ildefonso Romo. La FSM contó en esta ocasión como apoderados para el departamento a Florentino Zapico, Manuel Estévez y Pedro Concatti. Esperaba a los socialistas locales una clara derrota: los demócratas alcanzaban los 1.408 votos para concejales, seguidos por los lencinistas, que obtenían la mejor elección municipal del Este de la provincia: llegaban a los 640 sufragios, y conseguían así la minoría en concejales. El socialismo debió conformarse con 115 votos -un poco menos que su caudal máximo histórico- y resignó su posibilidad de obtener cargos electivos por tercera vez consecutiva. En el resto de los departamentos del Este, obtenía un concejal por cada uno. La irrupción de una fuerza opositora de gran ascendiente sobre la población había liquidado las chances del socialismo en Rivadavia, y amenazaba con hacer lo mismo en Junín, Santa Rosa, Maipú y La Paz, donde de hecho se ubicaba como segunda fuerza, detrás del PDN. En Godoy Cruz, donde habían triunfado, los socialistas eran víctimas de violencias por parte de elementos opositores. No tenemos datos sobre las relaciones, dentro del Concejo Deliberante, entre los dos bloques minoritarios. No sabemos si se produjeron colaboraciones efectivas entre lencinistas y socialistas, o si se formó un frente opositor contra el oficialismo. En junio se daba cuenta de los enfrentamientos intestinos de este último: un diputado demócrata, Arnau, intentaba imponer su candidato personal como presidente del Concejo Deliberante, reemplazando al ya electo legítimamente por el cuerpo. Además, recibía apoyo de la policía para conseguir la entrega de los libros y el local correspondiente por la fuerza pública. El conflicto era una manifestación más de la interna 49

que dividía al PDN provincial en blancos y azules. A fines de noviembre se inauguró otro Centro Socialista en el departamento de Rivadavia, más precisamente, en la población de La Central. La nueva agrupación contaba con 23 miembros afiliados y tenía por Secretario General a Emilio Morales, el concejal electo en 1933. Habían asisitido por la Federación el diputado Contursi y el senador Palacín. También se organizaron reuniones domiciliarias, en casa de los compañeros Puri, Concatti, López y Lofaro. A principios de1935, se intentaba reflotar nuevamente a la Sociedad de Obreros Unidos y la Juventud Socialista de Rivadavia. La primera había caído al parecer en decadencia, luego del asunto de la bodega Gargantini. La segunda nunca había logrado demasiada cohesión: esta vez concurrían a su reorganización, efectuada el 28 de febrero de ese año, los delegados de la Junta Central provincial: Herrera, Aristiarán, Privitera, Egea, Della Santa y Lucero. La convocatoria lograba una asistencia de 25 jóvenes. Luego de la designación de la Comisión Administrativa, que iba a ser presidida por Juan Montané, se cerró el evento con un almuerzo campestre a orillas del Tunuyán. Las elecciones de enero de 1935 habían resultado en un fraude escandaloso. Los votos atribuidos al socialismo en Rivadavia eran apenas 51. La situación se repitió en todo el segundo distrito, donde el cuarto oscuro prácticamente no había existido. En una sesión posterior del Concejo Deliberante, el socialista Concatti pronunciaría un extenso discurso en el que rechazaba los diplomas de los nuevos concejales de PDN por considerarlos fraguados. El partido de izquierda más importante de la provincia se despedía así de los rutilantes logros electorales de los años anteriores. Con motivo de la celebración del IX Congreso Provincial de la FSM se produciría un grave incidente entre el Centro Socialista de Rivadavia y la Junta Ejecutiva provincial. El conflicto se suscitó a raíz del rechazo que sufrieron los delegados departamentales, por parte de la mesa del congreso, en razón de no tener las cuotas del 50

Centro al día y por carecer el segundo titular designado de los votos necesarios. A pesar de las explicaciones dadas por el delegado José Robino, el congreso decidió suspender la representación hasta que la agrupación no regularizara su situación en la Federación. La respuesta del CS desairado era altanera y despechada. Un par de semanas después se daba a conocer una circular a las agrupaciones de la provincia. Dicho documento se había redactado en el curso de una asamblea, reunida para tratar la renuncia del compañero José Robino. Luego de hacer consideraciones sobre la mala situación del proletariado rural que había impedido al Centro efectivizar los pagos correspondientes a la FSM, se pasaba a mencionar la gestión realizada ante la prosecretaría de la Junta Ejecutiva de la Federación -ocupada por José Cobas- con el objeto de acordar la condonación de la deuda. Por otra parte, el compañero Robino, ya delegado, había manifestado en público que criticaría duramente los manejos favoritistas de la Junta Ejecutiva, que no exigía a los concejales de la Capital las dietas, las cuales correspondían al partido. Según Robino, estas declaraciones habían puesto en alerta a la Junta Ejecutiva, que se había valido del atraso de las cuotas del CS de Rivadavia para evitar la asistencia de aquél al congreso provincial. La maniobra discriminatoria realizada por la conducción provincial constituía, para los socialistas de Rivadavia, un claro cercenamiento del derecho de crítica y control que correspondían a los afiliados. Entre las resoluciones finales se proponía un voto de censura a la actitud de la Junta Ejecutiva, se invitaba a otros Centros a solidarizarse y se rechazaba la renuncia de José Robino al partido.xli El Secretario General de la Junta Ejecutiva, Santiago Castromán, no ocultaba su indignación ante tales acusaciones. En carta fechada el 24 de julio de 1935, rechazaba en todos los términos lo afirmado por la Comisión Administrativa del Centro de Rivadavia, calificándolos de insidiosos. Asimismo, solicitaba una asamblea 51

general de dicha agrupación, para el 4 de agosto, con el objeto de esclarecer el asunto. Concurrirían a tal efecto dos delegados de la Federación. Luego del informe de los delegados en la asamblea del 4 de agosto, el Centro de Rivadavia reunido en asamblea resolvió otorgar cierta responsabilidad a la Junta Ejecutiva, restar gravedad al asunto en general, y reconocer una actitud negligente de ambas partes. Sin embargo, la votación para aprobar esta resolución mostraba una fuerte disidencia: se aceptaba por seis votos contra cinco, y dos se abstenían. A juzgar por la información consignada en el periódico partidario, el Centro Socialista de Rivadavia fue espaciando cada vez más sus actividades. Luego de 1934 no se encuentran regularmente convocatorias a asambleas. Tampoco aparecen los nombres de los delegados departamentales a los congresos provinciales. La agrupación de Rivadavia desaparece durante meses enteros de las páginas de El Socialista. A fines de 1935, los socialistas daban a conocer otro caso de abuso y explotación de trabajadores. En la finca de Guillermo Cano por entonces gobernador de la provincia- ubicada en el distrito de La Libertad, se pagaban salarios por debajo del mínimo establecido. El pago se efectuaba en parte con mercaderías. Además, los obreros eran víctimas del sistema de descuentos. A partir del año siguiente se reanudarán los esfuerzos en procura de una organización gremial estable y efectiva. La SOU se desdoblaría en dos gremios específicos: el Sindicato de la Industria Vitivinícola y el de Oficios Varios, ambos con reconocimiento por parte de la Federación Obrera Provincial. En mayo de ese año, el primero obtuvo su primer victoria en un conflicto laboral: la huelga iniciada por los toneleros de la bodega Gargantini se resolvió con la obtención de lo solicitado por los trabajadores. El gremio vitivinícola también realizaba gestiones ante el Departamento de Trabajo de la provincia: su principal dirigente, Gerardo López, 52

enviaba en junio una carta a dicha dependencia denunciando, entre otras situaciones, la explotación de trabajadores en la finca Ozán de Los Campamentos, salarios de miseria y cobro de mercaderías sobrevaluadas. Unas semanas después, el Sindicato de la Industria Vitivinícola obtenía una nueva conquista, esta vez contra la bodega Tomba. Los trabajadores habían exigido un nuevo pliego de condiciones; ante la negativa de la gerencia, aquellos habían ido a la huelga, que se había realizado sin defecciones, durante 10 días. Finalmente aceptaron los reclamos obreros. En agosto de 1936 aparecía otro gremio en Rivadavia: el Sindicato de Albañiles y Anexos, que poseía su sede propia en San Isidro n° 870, junto con el de los obreros vitivinícolas.xlii Las cosas no iban tan bien en el aspecto electoral. En las elecciones del 3 de marzo de 1936, el socialismo de Rivadavia era relegado al cuarto puesto, con 89 votos para concejales, luego del PDN (1.691), los radicales federalistas (538) y el lencinismo (511). El número de votos socialistas perdía ya la escala con respecto a lo obtenido por las fuerzas rivales: apenas si superaba el 3 % del total emitido. Como no podía ser de otra manera durante la década, la elección fue tachada de ilegítima, seguramente con justicia.xliii El año de 1937 traería a los socialistas de Mendoza la conmoción interna más importante de su historia. La convocatoria para el XII Congreso Ordinario de la FSM, previsto para enero, venía cargada de significaciones. Todos los delegados sabían cuál sería el leitmotiv del encuentro. Los choques con la mesa nacional eran cada vez más frecuentes, y la Federación había decidido escindirse del "viejo y glorioso" Partido Socialista, constituyéndose en una nueva formación, el Partido Socialista Obrero. Por Rivadavia, los delegados al trascendental congreso fueron Ildefonso Romoxliv -en calidad de titular- y Manuel Estévez -suplente. Se estima que ambos prestaron acuerdo a la decisión mayoritaria. 53

1.5. Crisis terminal y nueva desorganización, 1937-1966 A partir de 1937, el socialismo mendocino seguiría un derrotero propio, independiente de la evolución del partido a nivel nacional. Aquél, librado a sus propios recursos y a procesos de cambio ideológico, manifestaría una profunda crisis de identidad que terminará comprometiendo su misma existencia, al menos de la manera en que se había organizado a partir del XII Congreso Provincial. Recién en abril de ese año, el CS de Rivadavia, junto con otras agrupaciones similares del Este, se pronunciaban con respecto a la decisión separatista del congreso celebrado en enero. Excepto Santa Rosa, en donde se evidenció cierta oposición, el resto de los Centros de la región citada adhirieron en forma unánime a la nueva formación socialista. En Rivadavia, el PSO obtenía 50 votos; la FSM ninguno. Sabemos por otra fuente que hubo cierta disidencia; pero es muy probable que ya hubiese sido eliminada, fuese por iniciativa propia -renuncia- o expulsión. Ese mismo mes, se realizaron comicios para elegir concejales. Los socialistas no superaban el medio centenar de votos, cifra que podía atribuirse a los efectos del conflicto interno que los dividía.xlv En esa misma elección se presentó, ubicado en el segundo término de la lista demócrata, el ex-concejal socialista Pedro A. Concatti, aquél que años antes había condenado fogosamente los manejos electorales espurios del oficialismo ganso. Concatti volvía al Concejo, en otras circunstancias, un año después de terminar su mandato anterior. En 1938, el PSO decidió formar una alianza electoral con el radicalismo en la elección para diputados nacionales del 6 de marzo.xlvi El resultado de la maniobra tuvo resultados positivos en casi todos los departamentos, excepto en Rivadavia, donde el caudal obtenido por la alianza radical-socialista -178 sufragios- era 54

sensiblemente inferior a las cifras obtenidas por separado en la elección para gobernador en enero de ese año, que sumadas alcanzaban 238 en total. En la nueva composición de la Comisión Administrativa del CS local, renovada a mediados de año, advertimos algunas ausencias llamativas: Martínez, Uano, Montané. Varios integrantes de esa comisión derivarían luego hacia el comunismo, tales como Gómez, Borel y Villach. En enero de 1939 se celebró el XVIII Congreso Provincial de la Federación Socialista Obrera Mendocina: el Centro Socialista de Rivadavia estuvo representado por Sajús Albornoz y Estévez. Los votos favorables al socialismo obrero en las elecciones de abril de ese año, correspondientes al departamento, eran apenas 56, frente a los 1.624 del PDN y 542 de la UCR. La tendencia se hacía cada vez más clara: el socialismo concentraba sus esfuerzos en Capital y Godoy Cruz, abandonando prácticamente a los otros centros departamentales a su suerte. Las cifras obtenidas en unos y otros, absolutamente desproporcionadas, mostraban una priorización estratégica de acuerdo a los resultados obtenidos anteriormente. Esto puede interpretarse como un repliegue sobre las posiciones más fuertes, que sería el preludio a la progresiva decadencia, puesta francamente de manifiesto durante la década siguiente. En esos comicios, el CS de Maipú destacaría del resto de los departamentos del Este: lograría obtener una banca en el Concejo Deliberante. Es cierto que esto fue posible gracias a que el radicalismo no presentó listas municipales. De todas maneras, el caudal de votos era aceptable y la actividad desarrollada por este nucleamiento era francamente superior a la mayoría de los Centros de la provincia. También Santa Rosa volvía a tener un concejal socialista a un costo electoral bajísimo: frente a los 3.452 votos demócratas, el PSO obtenía la suma irrisoria de 13 papeletas. Nuevamente, la ausencia del radicalismo beneficiaba al partido de la bandera roja. A fines de 1939 se produciría otra conmoción interna en el 55

socialismo mendocino. Hartos ya de los manejos autocráticos de Benito Marianetti y de sus inclinaciones cada vez más manifiestas hacia el stalinismo del PC, muchos militantes decidieron volver al tronco original del Partido Socialista, que aún respondía a la mesa nacional. Esta facción era denominada por entonces "Casa del Pueblo". El aumento repentino de adherentes a la vieja formación alentaba a sus líderes a relanzar la versión propia del periódico partidario. En su primer número se atacaba duramente al socialismo obrero, tildándolo abiertamente de comunista, y responsabilizándolo del remate de la Casa del Pueblo, que hasta entonces ocupó el local histórico de San Martín al 1.900. Nuevamente encontraremos delegados de Rivadavia en el Congreso Extraordinario del PSO, realizado en junio de 1940. Sin embargo, sería una de las últimas apariciones conocidas del Centro de Rivadavia en el agonizante periódico socialista. Luego, apenas si encontramos datos sobre listas de precandidatos y candidatos: cuestión casi irrelevante, dadas las inexistentes chances electorales del socialismo local de conseguir algún cargo. En noviembre de ese año el conflicto entre Renato Della Santa y Benito Marianetti llegaba a un punto de no retorno: el intendente de Godoy Cruz decidía abandonar el socialismo obrero y regresar a la Federación. Sin perder más tiempo, fortalecida por el regreso de valiosos cuadros militantes a sus filas,xlvii la renacida Federación Socialista Mendocina emprendía la reorganización de las agrupaciones departamentales, disueltas y diezmadas por las feroces internas de los últimos años. En el número de junio de 1941 se anunciaba el acto que tendría lugar en Rivadavia, con motivo de la reapertura del CS local. Entre los oradores, además de los representantes provinciales, encontramos a Ernesto Martínez y Arturo Sajús Albornoz. En octubre se realizaba un mitin según el viejo estilo, al que concurrían 200 trabajadores. La convocatoria incluía no sólo a los marginados por el socialismo obrero, sino también a los desengañados de los manejos de 56

Marianetti. Entre noviembre de 1941 y enero de 1942 -no nos ha llegado la fecha precisa- se constituyó la Comisión Administrativa del Centro: resultaba elegido Sajús como Secretario General, y Martínez como el correspondiente de Actas. El resto de la comisión se componía de afiliados jóvenes, de poca trayectoria. Además, se aprobaron las fichas de 17 nuevos afiliados. Hasta tanto no se contara con local propio, el CS, funcionaría provisoriamente en una casa ubicada en la esquina que formaban las calles Almirante Brown y Sarmiento. Unos meses después, en el último número conocido de El Socialista, se comentaba la reincorporación de antiguos socialistas al Centro de Rivadavia. Con la desaparición del periódico de la FSM se pierde la posibilidad de seguir al detalle las alternativas de la vida interna del socialismo mendocino.xlviii En junio de 1943 un golpe de mano terminaba con la democracia condicionada y oligárquica instalada durante la década anterior. Esta vez, los militares se mostraban mucho más decididos a rediseñar el sistema político del país: no aceptaban ningún tipo de colaboración de la clase dirigente defenestrada, irresponsable, fraudulenta y mentalmente colonizada. El estado de sitio interrumpía nuevamente la acción de los partidos políticos, en este caso, hasta 1945. En noviembre de ese año vemos a la FSM en plena tarea de reorganización. Luego de la reapertura de la Casa del Pueblo, se anunciaban campañas de afiliación en Palmira y Rivadavia, entre otras localidades. También se da cuenta de la actividad regular de un centro comunista en Rivadavia, que contaba incluso con una sección femenina. El 29 de noviembre de ese año, dicha agrupación invitaba a un té con la presencia de Florencia Fossatti, docente y destacada militante comunista de origen socialista.xlix Un mes después se eligieron las nuevas autoridades del CS local. El compañero Sajús Albornoz volvía a ser Secretario General. Ernesto Martínez ocupaba 57

un secundario puesto de "encargado de conscripción de afiliados". El XIX Congreso Provincial de la FSM, realizado el 15 de ese mes, contaba con la presencia de los delegados rivadavienses. Un mes después, los socialistas designaban comisiones de propaganda para Junín y Los Campamentos.l Sin embargo, el Partido Socialista decidía finalmente no presentar listas propias y apoyar los candidatos de la UCR (Comité Nacional), en el marco de la Unión Democrática, para las elecciones de febrero de 1946. Hacia fines de 1948 se realizaron elecciones para gobernador en Mendoza. El socialismo mendocino, que había mostrado una actividad casi nula durante la campaña electoral, era salvado en su dignidad por la resolución del comité nacional de abstenerse en los comicios del 5 de diciembre. En Rivadavia, el único partido de izquierda que se presentaba -con candidatos a concejal- era el comunista. Obtenía 184 votos. El número de votos en blanco emitidos coincidía con la fuerza electoral del socialismo en los primeros años de la década. En diciembre de 1951, ni socialistas ni comunistas concurrirían con listas de concejales en Rivadavia. La trayectoria electoral de los partidos minoritarios durante los años de gobierno peronista es difícil de seguir: desorganizados, enajenados del relativo apoyo obrero del que gozaban antes del advenimiento del peronismo, perseguidos -recuérdese el caso de José Ingalinella-, divididos a causa de las diferentes actitudes tomadas frente a la política obrerista del gobierno -téngase en cuenta, entre otros casos, el intento colaboracionista del Partido Socialista de la Revolución Nacional o las divisiones en el seno de las agrupaciones trotskistas-, las organizaciones de izquierda vivieron toda la década a salto de mata. El justicialismo había logrado acorralar a la oposición tradicional: no haría menos con estos partidos, cuya fuerza era mucho más reducida. Aproximadamente por esta época se acercaría al socialismo un joven albañil nativo de Rivadavia, llamado Cirilo Daniel Santos. Luego de una reunión, efectuada en Godoy Cruz, Santos se quedaba 58

conversando con Renato Della Santa. La charla tuvo un carácter proselitista y Santos, todavía sin cumplir los 18, se convertiría en uno de los principales impulsores del Centro Socialista, reorganizado durante esos años, y que contó con la supervisión de Juan Montané, un antiguo militante de la década del '30. Su propio domicilio, ubicado en la calle Juan B. Justo n° 34 fungió como local del CS durante varios años.li Según Santos, en este período llegó a contarse con aproximadamente 40 afiliados. La gran mayoría se vinculaba con ocupaciones relativas a la construcción, sobre todo albañiles y pintores.lii También se acercaron algunos agricultores. En septiembre de 1955 volvía a interrumpirse el orden institucional. Esta vez, las Fuerzas Armadas tomaban la iniciativa respaldadas por un amplio sector de opinión y de partidos opositores. Entre ellos estaba el Partido Socialista. Hacia fines de año el socialismo de Mendoza comenzaba nuevas tareas de reorganización; podemos afirmar con bastante certeza que la disolución no se había producido a raíz de la Revolución Libertadora, ocurrida apenas dos meses antes, sino que era previa. El 4 de diciembre se anunciaba que la Secretaría Provisoria del Centro Socialista de Rivadavia atendería a partir de la fecha en el domicilio de Juan Montané. Tres días después, la comisión de prensa de la FSM anunciaba la reaparición de El Socialista, luego de 8 años sin salir. El 20 de ese mes, se constituía la Comisión Reorganizadora del Centro Socialista de Rivadavia, a cargo de V. Ruffolo, J. Montané, y Carbonell. Un par de meses después, con la correspondiente elección de autoridades locales, se efectuó la reorganización definitiva. Durante todo 1956 se verificaría una actividad más o menos constante de dicho centro. En las elecciones del 23 de febrero de 1958 los vecinos de Rivadavia tenían nuevamente la oportunidad de votar una lista de concejales socialistas. Entre los nombres que aparecen, no encontramos a ninguno de los que podríamos denominar "históricos". Pero sí se pueden reconocer muchos de sus descendientes: hijos de 59

Juan Montané y sobrinos de Samuel Ruffolo (estos, divididos en socialistas y comunistas). Los votos obtenidos por los partidos de izquierda apenas superaban el medio centenar: 436 para el PC, 130 para los socialistas. Estos resultados deben valorarse de acuerdo a lo obtenido por la lista ganadora -correspondiente a la UCRI, respaldada por 7.463 sufragios- y la cantidad de agrupaciones que se presentaron a comicios con diversa suerte: radicales del pueblo, demócratas y democristianos. A fines de la agitada década del 50, el socialismo volvía a sufrir convulsiones internas que lo llevarían a un nuevo desprendimiento. El enfrentamiento alineaba, por un lado, a un sector de opinión al que podríamos llamar "conservador", de tradición justista -y por tanto, republicana, parlamentaria y profundamente antiperonista- que tenía entre sus referentes a Nicolás Repetto y Américo Ghioldi. Frente a esta posición, se encontraba una fracción que había mostrado una sensibilidad mayor a las tendencias teóricas de la izquierda latinoamericana de aquélla época: alianza con sectores populares que pudieran motorizar un proceso de liberación nacional en este caso, el peronismo-, relativización del sistema político imperante,y un intento por construir una fuerza de izquierda de definido carácter nacional, postergando el cientificismo positivista y cosmopolita del socialismo de épocas anteriores. Enrolado en esta corriente de opinión lo encontramos a Alfredo Palacios, junto con la mayoría de los militantes más jóvenes del partido. La fractura definitiva, que no tardó en producirse, llevaría a la consolidación de dos formaciones partidarias independientes, que adoptaron, para diferenciarse, los nombres de los líderes respectivos: el Partido Socialista "Secretaría Muñiz" y el "Secretaría Solari".liii Estas dos agrupaciones provisorias serían la base del Partido Socialista Argentino y del Partido Socialista Democrático, respectivamente.liv En Mendoza, la Federación local se alineó masivamente con la Secretaría Muñiz. De hecho, esta facción del socialismo fue la 60

única que se presentó en las elecciones de abril de 1959 en toda la provincia.lv En Rivadavia, los resultados ubicaban a la lista socialista en el último lugar de las posiciones, captando 398 votos, frente a 1.097 sufragios comunistas (que los hacía figurar como fuerza de segundo orden, junto con la Unión Cívica Radical Intransigente). En estos comicios, lograba la victoria local la lista de la Unión Cívica Radical del Pueblo, seguida muy de cerca por los demócratas. El porcentaje de votos en blanco era muy elevado, a causa de la proscripción del peronismo. En Godoy Cruz, el recordado Renato Della Santa volvía a regir los destinos de la comuna. En el transcurso de estos años, vemos consolidarse a una nueva generación de militantes. Los nombres de Eudoxio Moreno -un agricultor de Los Árboles que se había afiliado a fines de la década del 30-, José Robino y Juan Montané (h), todos tradicionales exponentes del socialismo local, empezaban a combinarse con los recién llegados: Cirilo Daniel Santos -albañil enrolado a principios de los 50-, Bernardo Casamitjana (h) -descendiente de un socialista que actuó hacia fines de los años 30-, los hermanos Ruffolo, etc.. Hacia 1960 el Centro Socialista de Rivadavia se trasladaría a un nuevo domicilio: el local de la calle Juan B. Justo era reemplazado por otro, ubicado en Wenceslao Núñez n° 804. Ese año, en las elecciones celebradas en marzo, el socialismo lograba mantener sus votos por encima de los tres centenares. Los comunistas no se presentaban, y el peronismo seguía fuera de la ley. Un año después se produciría un alternativa interesante, con motivo de la proscripción del justicialismo y el Partido Comunista. Un grupo de militantes -minoritario en el caso de los peronistas, mayoritario en el de los comunistas- de ambos partidos decidía unir sus fuerzas para presentarse en las elecciones de febrero, bajo otra denominación: el Partido del Pueblo Unido. Entre sus consignas se podía encontrar una decidida posición favorable a la Revolución Cubana, y la insistencia en la legalización de las fuerzas políticas de 61

las que provenían. Los hermanos Ruffolo -comunistas y socialistas-, Pablo Dionisio Giménez -también socialista- y otros hombres de izquierda, mayoritariamente comunistas, representaron en Rivadavia a esta nueva coalición partidaria. En las elecciones de febrero de 1961, el PPU obtenía 900 votos para concejal, que estimamos en su mayoría de origen comunista, ya que coinciden con lo obtenido por el PC en abril de 1959. El PS, de pobre campaña, alcanzaba los 427 sufragios. Con respecto al Centro Socialista local, éste parece haber perdido o cambiado su sede. La consulta de padrones que se ofreció al público con motivo de estas elecciones, se hizo en Fausto Arenas n° 1.767, y no en el local partidario de la calle Núñez. Posteriormente, los adherentes de ambos partidos de izquierda sufrieron hostigamientos por parte de las autoridades militares. Según la versión de Harold Ruffolo, en esta ocasión se perdió la biblioteca del CS, que tuvo que ser distribuida entre los afiliados. Muchos de estos, atemorizados, se apresuraron a quemar libros y documentos del partido ante la posibilidad de allanamientos, como efectivamente luego se efectuaron. La nueva década había comenzado para la Argentina de manera turbulenta y confusa. Los gobiernos constitucionales no habían conocido anteriormente una época de mayor debilidad e inseguridad. La ominosa tutela de las Fuerzas Armadas, incómoda y peligrosa, era a la vez causa y consecuencia del difícil momento político que se vivía. Las elecciones de 1965 serían la última expresión de las urnas, antes de un prolongado período dominado por gobiernos de facto. En estos comicios se ratificaría la tendencia ya puesta de manifiesto unos años antes; las fuerzas de izquierdas se veían afectadas por un proceso de atomización organizativa, originada principalmente por el intenso debate ideológico que tuvo lugar durante esa década. La izquierda, sumergida en la interna intelectualizante de los '60, se debilitaría cada vez más, perdiendo peso y poder en los futuros acontecimientos que la involucraron 62

directamente. En Rivadavia, los tradicionales partidos socialista y comunista tuvieron que compartir su caudal de votos con coaliciones que representaban opciones de izquierda menos doctrinaria: el Movimiento Popular Mendocino y la Unidad Popular. Esto implicaba un drástico descenso en su fuerza electoral, de por sí maltrecha: apenas 116 para los socialistas, 401 para el comunismo. En el caso del socialismo de Rivadavia, sería su última aparición electoral en más de 20 años. El golpe de Estado de 1966 provocaría la definitiva desorganización del núcleo departamental. En palabras del antiguo mlitante Cirilo Daniel Santos, el partido "se aplastó". 2. El proceso en perspectiva: análisis y consideraciones generales 2.1. Los orígenes En general, el desarrollo de un núcleo socialista en Rivadavia a principios de siglo tiene poco de particular, si se lo compara con lo sucedido en departamentos que compartían características principales con el citado. Nos referimos a su condición de área predominantemente rural, elemento que no favorecía particularmente la difusión de una doctrina tan estrechamente asociada al urbanismo y la sociedad industrial. En este sentido, el caso del crecimiento socialista en departamentos tales como Godoy Cruz, Capital y Maipú no deja lugar a dudas. Pero lo verdaderamente llamativo, en el caso de Rivadavia, es la precocidad de la fundación de su Centro Socialista, anticipándose así a la aparición de organizaciones del mismo signo en departamentos que luego se convertirían en las vedettes del partido durante los años posteriores. Las causas de este fenómeno deben buscarse en la irrupción -más o menos masiva- en el departamento de un grupo considerable de trabajadores manuales, en un período que 63

va desde 1909 hasta 1912, aproximadamente. Estos obreros, predominantemente vinculados a tareas agrupadas en aquella época bajo la denominación de "oficios varios", probablemente fueron convocados por empresas vitivinícolas de gran tamaño, para emplearlos en la construcción y mantenimiento de instalaciones industriales. Los trabajadores, ya politizados en sus lugares de origen, deben haber traído entre sus herramientas el germen de la idea socialista. Se nos podrá preguntar por qué sostenemos la teoría del trasplante de un grupo previamente enrolado. Lo cierto es que no hemos podido encontrar ninguna vinculación familiar ni social de los principales responsables del primer socialismo. A pesar de haber tenido una actuación relativamente destacada, los nombres de Ernesto Martínez, Segundo Chianea o Arturo Sajús Albornoz, son totalmente desconocidos, incluso para militantes sobrevivientes que pudieron haber coincidido con ellos en el período final durante el que se aquellos se desempeñaron. Es cierto que en el caso de Chianea, la última noticia referida a su militancia data de 1916. Por otra parte, vemos que el primer núcleo de militantes y afiliados se componía presumiblemente de trabajadores especializados, con oficios definidos: su capacidad de leer y escribir así lo indicaría. Estimamos que el área de servicios concentraba a muchos trabajadores de ese tipo, si se consideran las dimensiones de la población departamental de la época. Esta hipótesis es difícil de confirmar y tiene un carácter condicional. Un estudio sobre historia social de Rivadavia podría aportar elementos de juicio mucho más precisos. 2.2. La militancia La cuestión de los primitivos militantes tiene también sus inconvenientes. Conocemos sus nombres, pero los datos sobre lugar de nacimiento u ocupación nos son en su mayoría desconocidos. Del 64

documento perteneciente a la SIO, que poseemos , fechado en agosto de 1914, sabemos que gran parte de los obreros integrantes sabían leer y escribir. La proporción de apellidos de origen no español, que para la época tenían un carácter inmigratorio relativamente reciente, es reducido: apenas 11 ó 12 de las 58 firmas en total. Por otra parte, son muy pocos los elementos de que disponemos para reconstruir la vida personal de los primeros socialistas de Rivadavia. Es significativo que el único socialista del que tenemos una clara referencia social fuera del socialismo sea Samuel Ruffolo (h), cuya posición de bodeguero y su educación superior le reportaron cierta atención por parte de la sociedad local. El resto de los militantes no figuran en ninguna publicación de la época: sus nombres sólo son consignados por el periódico partidario. En épocas posteriores se puede rastrear cierta memoria de los mismos entre sus compañeros del partido. Esta situación nos lleva a pensar que se trató, por lo menos en los primeros treinta años de presencia socialista en Rivadavia, de un reducido grupo de afiliados de extracción auténticamente obrera y sin vínculos familiares locales muy extendidos. Su posición social y su ocupación laboral les impedía gozar de algún reconocimiento más general. Formaban parte de un grupo mayoritario, en una época previa a la formación de una clase media, sin elementos que los hicieran destacar, excepto su filiación ideológica. La inserción de hombres provenientes de otra extraccción social es extraordinaria y puntual; tal es el caso de Ruffolo. El socialismo rivadaviense de los primeros años parece ser un socialismo predominantemente obrero. Lo afirmado no necesita revisión para el resto del período. El origen social de los concejales elegidos en 1931 y 1932 es bastante elocuente. Piénsese que, tratándose de una función que requería cierta destreza en cuestiones políticas, administrativas y económicas, todas de índole predominantemente intelectual, si se hubiese contado con cuadros de formación acorde, no les habría resultado difícil - en 65

nombre de la conveniencia que suponía para el partido ubicar en un concejo deliberante a militantes idóneos- ocupar esas bancas de concejales. Sin embargo, los que desempeñaron los cargos tenían un inequívoco origen obrero. Durante la década del '30 se verifica una intensificación de la acción gremial de los simpatizantes socialistas, particularmente en la actividad vitivinícola y la construcción: de esto nos ocuparemos más adelante. La composición de la militancia durante las décadas del 40 y del 50 provendría principalmente de estos sectores: pequeños propietarios agrícolas, trabajadores rurales, constructores, albañiles, pintores y plomeros, muchos de ellos empleados de la Bodega Gargantini. En cuanto al número promedio de afiliados con que se contó en estos primeros años, estimamos que rondaba el medio centenar, pudiendo ser quizá un poco más. El núcleo más comprometido no debe haber superado, durante este lapso, los seis o siete individuos; es decir, algunos menos que la composición de la comisión administrativa de un Centro Socialista. En cuanto a la perseverancia de los militantes socialistas, encontramos ejemplos excepcionales de permanencia, sobre todo guardando estrecha relación con su papel dirigente dentro del partido. Es el caso de Ernesto L. Martínez, Juan Montané y Germán Uano. Hay, por otra parte, datos abundantes en torno a deserciones y traspasos a otras fuerzas políticas: es el caso de Pedro Concatti -al PDN-, Francisco Salvador Gómez y Vicente Villach -al PC-, y Pruneda -al anarquismo gremial-. Encontramos una tendencia interesante en los mecanismos de enrolamiento: el papel de las relaciones de sangre es de suma importancia. Familias tales como Concatti, Ruffolo, Morales, Martínez, Loffaro, Montané, Casamitjana y Romo aportaron numerosos miembros al partido socialista. La adhesión se producía fundamentalmente luego de que el hermano mayor o el padre hicieran lo propio. En palabras de un antiguo simpatizante, "era raro el padre que no indujera al hijo a ser socialista". En estos casos, la afiliación 66

se producía habitualmente con la mayoría de edad recién obtenida. El grado de adoctrinamiento y compromiso durante los primeros años debe haber sido bastante rudimentario. El documento de la Sociedad Obrera de agosto de 1914 contiene muy pocos elementos que se puedan reputar como específicamente ideológicos. Por otra parte, unos años después, bastó que el dirigente más calificado en este aspecto profundizara sus diferencias teóricas con la conducción provincial del socialismo, para que el núcleo se dispersara por más de una década.lvi La labor de los concejales socialistas de la década del '30 tampoco tuvo un tono muy combativo o clasista, ideológicamente hablando. Más bien se limitó a una oposición tibia y a proyectos de contenido levemente social. La inicial adhesión al socialismo obrero de Marianetti, de corte radicalizado y comunizante, perdería rápidamente fuerza en Rivadavia. A fines de 1939 encontramos a los antiguos afiliados organizándose nuevamente dentro de la renacida Federación Socialista Mendocina. En la década del '40, los socialistas que habían permanecido fieles a Marianetti, pasaron definitivamente al Partido Comunista. Los testimonios obtenidos de militantes de las dos décadas posteriores no presentan mayores variantes con respecto a lo ya afirmado: se trata de una adhesión principalmente afectiva, de pretensiones moralizantes relacionadas con la idea de justicia social. De ninguna manera encontramos entre éstos un conocimiento "científico" -en el término marxista de la expresión- de las doctrinas del socialismo. 2.3. El Centro Socialista: organización y evolución histórica La organización y desempeño del nucleamiento socialista en Rivadavia siguió la gestión tradicional en estos casos: fundación del Centro Socialista, renovación anual de la comisión administrativa, asamblea de afiliados periódica con temario fijo y orden del día, 67

asambleas extraordinarias, elecciones de candidatos, etc.. El intento por crear otros espacios para la participación del simpatizante, tales como la biblioteca y la filial de la Juventud Socialista, no parecen haber tenido demasiado éxito. La conducción del Centro no adoptó nunca un carácter demasiado personalista: hemos visto cómo Martínez fue desplazado de su cargo de concejal, a pesar de ser en ese momento el militante más antiguo y de mayor experiencia. Por otra parte, la secretaría general recayó frecuentemente en afiliados sin trayectoria demasiado conocida dentro del Centro. Podemos establecer cierta periodización en la evolución del CS de Rivadavia. La primera fase, a la que podríamos llamar de fundación, empieza en 1914 y termina hacia 1921. Está principalmente caracterizada por el empuje de los primeros afiliados, que se manifestaba en un considerable despliegue autónomo de esfuerzos e iniciativas, sin intervención en este sentido de la conducción provincial. Fue la época de mayor actividad socialista y la única en la que consiguió un triunfo electoral absoluto. Terminaría a raíz de una disputa ideológica entre la dirigencia local y la provincial, lo que llevó a la dispersión del grupo. La segunda fase está dominada por la desorganización /dispersión del Centro Socialista y la falta de un marco participativo departamental. Las únicas actividades en Rivadavia fueron las dispuestas directamente por las autoridades provinciales de la FSM, y se limitarían a la celebración de mitines proselitistas con ocasión de campañas electorales. Aparentemente, los afiliados locales no intervinieron en la organización de estos actos. De todas maneras, se registrarían varios intentos por conseguir la reapertura del Centro. En el período que empieza en 1930, con la refundación del CS, y concluye hacia 1937, vemos al socialismo de Rivadavia caminar a rastras de la federación provincial. En efecto, la militancia local parece haber perdido la iniciativa vigorosa con la que contaba 68

en los primeros años y que la reorganización no consiguió devolver. Se multiplican los viajes de las autoridades provinciales al departamento, en un intento por inyectar algo de entusiasmo al grupo. Durante esta época se producen algunos roces con la Junta Ejecutiva de la FSM, motivados por la deuda que el CS de Rivadavia mantenía con la Federación. La obtención de cargos electivos en la municipalidad no parece haber despertado mayores expectativas entre los socialistas. Sin embargo, vemos que, inesperadamente, la actividad gremial vive un período de gran intensidad, donde se mezclan denuncias, medidas de fuerza, choques con la policía y victorias a favor del mejoramiento de las condiciones de trabajo. La crisis provincial partidaria de enero de 1937, que llevó a la fundación del Partido Socialista Obrero, tendría efectos irreparables en los departamentos. Las deserciones, motivadas por desacuerdo con el nuevo rumbo del partido, fueron muy numerosas. Rivadavia no escaparía a este proceso. El pronunciamiento del Centro a favor de los cambios no debe engañarnos: se hizo luego del que el congreso provincial los decidiera. El núcleo local quedó seriamente disminuido, y sólo lograría reconstituirse parcialmente en el marco de la campaña reorganizadora que emprendió la Federación Socialista Mendocina en 1941. Vemos aparecer nuevamente a los viejos militantes que habían sido radiados por las autoridades fieles al socialismo obrero, cuya cohesión en Rivadavia ya se desmoronaba. Paralelamente, se reclutaron afiliados jóvenes, que luego formarían en buena medida los cuadros del socialismo local en la década del 50. El período comprendido entre los primeros años de la década del 40 y mediados de la del 60 nos mostrará a un socialismo apenas superviviente, duramente golpeado en su militancia por el justicialismo, y frecuentemente interrumpido en su desarrollo por los cortes político-institucionales a nivel nacional. Los resultados electorales obtenidos durante esta época descienden a cifras irrisorias; incluso es superado por el Partido Comunista. Su existencia es tan 69

precaria que se ve sometido periódicamente a intentos de reorganización por parte de la conducción provincial. A principios de la década del '60, formaría parte de una iniciativa frentista, compartiendo cartel con el comunismo y un sector del peronismo, ambos proscriptos. El golpe de 1966 acabaría con tan penoso discurrir, produciéndose la disolución definitiva. La relación con otros Centros Socialistas presenta características interesantes. Por un lado, no nos han llegado datos sobre contactos mantenidos con agrupaciones vecinas, algunas de ellas de particular relevancia, tales como las de San Martín, La Paz o Palmira. No hay indicios sobre la realización de actos conjuntos o de iniciativas comunes: tan sólo visitas aisladas de algún orador principal proveniente de un centro cercano. Por otra parte, encontramos frecuentes acercamientos con el CS de Godoy Cruz, a partir de 1918, aproximadamente. Este nucleamiento asesoró a los trabajadores de Rivadavia sobre la manera de organizar la agremiación de los toneleros, materia en la cual los de Godoy Cruz tenían experiencia. Existen datos referentes a traslados de militantes en ambos sentidos. A partir de la década del 50, la figura partidaria de mayor predicamento en el CS de Rivadavia fue Renato Della Santa. 2.4. El apoyo electoral El voto socialista en Rivadavia mostró algunos rasgos característicos que se mantuvieron durante todo el período, y otros que se modificarían con el transcurso del tiempo. Entre los primeros, encontramos su origen de voto urbano y socialmente definido. Los escasos registros electorales que han llegado hasta nosotros nos muestran una relativa fortaleza en las mesas correspondientes a la villa y los distritos más poblados. Los núcleos poblacionales más urbanizados generalmente concentraban a 70

los habitantes ilustrados, con ocupaciones vinculadas a servicios, tradicionalmente más permeables al socialismo. Más allá de la victoria obtenida en 1914 con ocasión de las elecciones de constituyentes provinciales, el sufragio socialista tuvo habitualmente un carácter de oposición alternativa. En la década del '20, los socialistas se presentaron como opción al oficialismo por un lado y a la fuerza contraria más potente, representada por los conservadores. En los 30, aparecieron como única oposición autorizada al PDN. Durante las décadas siguientes, marcharon como tercera fuerza, detrás del peronismo y el radicalismo. Sus mejores logros electorales se produjeron en épocas de inexistencia, proscripción o desorganización de otras fuerzas populares. Es el caso de las elecciones de 1914 -antes de que surgiera el lencinismo-, durante la década del 30 -por proscripción y desorganización del radicalismo-, y los comicios de la década del 50, con motivo de la prohibición del peronismo. Sin lugar a dudas, el mejor resultado electoral de la historia del socialismo en Rivadavia se produjo el 20 de diciembre de 1914, aventajando por amplio margen al oficialismo y dejando muy lejos a los radicales. Los resultados obtenidos hasta la década de 1940 tuvieron un techo máximo, que se alcanzó en un par de oportunidades, estimado en los 178 votos aproximadamente, pero sufrieron amplias variaciones "hacia abajo". Esto nos estaría indicando una estrecha dependencia de los resultados electorales con respecto al esfuerzo del socialismo local para conseguir apoyo electoral. La cifra más baja alcanzada durante el período fue en 1928. Los mejores resultados se alcanzaron a principios de la década de 1930. Luego se verificó una progresiva disminución, a partir de 1934. Los porcentajes conseguidos entre 1918 y 1942 (tomando solamente las elecciones significativas, es decir, sin considerar los casos en que no hubo campaña electoral ni candidatos locales) oscilaron entre el 1,5 % y el 71

15,4 % de la suma total de sufragios. La relación entre votos socialistas y totales emitidos fue similar a la del vecino departamento de San Martín. Las circunstancias en las que el socialismo enfrentó las luchas electorales entre 1946 y 1955 hacen que sea difícil establecer, partiendo de alguna regularidad, el apoyo electoral del que gozó el socialismo en esos años. Fueron épocas de coaliciones electorales y abstenciones. Durante el período posterior vemos al socialismo repartirse los votos de izquierda con el PC y otras agrupaciones de menor trayectoria. En general, los comunistas los superaron por cifras relativamente holgadas. El caudal electoral socialista se mantuvo, entre 1958 y 1965, en el orden de los 300 a 400 sufragios. Téngase en cuenta que los comunistas superaron el millar, en las elecciones de 1959. Los porcentajes obtenidos variaron entre el 0.51 % y el 2,5 % de los sufragios emitidos. El socialismo había sido reducido a una opción opositora sin ninguna posibilidad de inquietar a las fuerzas electorales de mayor envergadura. 2.5. La actividad gremial En general, excepto el período de liderazgo de Ruffolo, el socialismo de Rivadavia no se alejó de las directivas de la federación provincial referidas a la participación en la organización y el activismo sindical. Hemos visto cómo la aparición del primer CS local tuvo como base a una organización de características gremiales. Esta sociedad obrera nunca terminó de desaparecer, pero pasaría a ser una dependencia de la agrupación partidaria, e iría cambiando de nombre a lo largo de las primeras décadas. Estimamos que la acción gremial se llevó a cabo principalmente entre trabajadores especializados, empleados en los grandes establecimientos vitivinícolas: albañiles, toneleros, conductores, plomeros quizá. A 72

partir de los años '30 se daría mayor cabida a trabajadores rurales y cosechadores. Los intentos por disponer de sindicatos específicos ya en 1918 y la probable ocupación laboral de los firmantes de la petición de 1914 apoyarían estas conclusiones. A partir de la segunda mitad de la década de 1930 se advierte un notable aumento en la actividad gremial a cargo de los socialistas. El sindicato general con que se contaba a principios de la década fue desdoblándose y especializándose. De la SOU surgiría una entidad gremial vitivinícola y otra que nucleaba a los trabajadores de oficios varios; a su vez, esta última daría lugar al gremio de la construcción. Los conflictos laborales se multiplicaron; en consecuencia, se llevaron a cabo medidas de fuerza contra importantes empresas vitivinícolas de la zona, en procura de mejoras en las condiciones de trabajo y en los salarios. Se obtuvieron algunas victorias significativas. El rápido proceso de hegemonización por parte del peronismo sobre las organizaciones gremiales a partir de mediados de la década del 40 trajo como consecuencia la retracción y postergación de los antiguos líderes, de filiación socialista, sindicalista o comunista. Los datos sobre la participación de trabajadores socialistas en gremios tales como el Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines en los años 50 y los 60, aportados por militantes actuales, no han podido ser confirmados. 2.6. La gestión de los concejales socialistas El acceso del socialismo al Concejo Deliberante de Rivadavia se produjo en circunstancias muy especiales, ya estudiadas anteriormente. Sin embargo, esta irrepetible ocasión fue penosamente desaprovechada por sus concejales, debido al irregular desempeño que mostraron, por lo menos durante el año de gestión que se conserva documentado. 73

Tal situación pudo tener, según nuestra opinión, múltiples causas. Ante todo, cabe preguntarse por las verdaderas posibilidades personales de los concejales socialistas para llevar a cabo una gestión satisfactoria. Por otra parte, debe recordarse que el bloque socialista se debilitó sensiblemente a causa del enfrentamiento interno entre Sajús Albornoz y Ávila por un lado, y Martínez por el otro. Esto agravó el insuperable carácter de bloque minoritario, ya que la posibilidad de vencer en una estructura electoral fraudulenta controlada por el oficialismo era nula. Asimismo, su condición de trabajadores asalariados les impidió dedicarse, con la intensidad y la paz necesarias, a la labor del Concejo. Recuérdese que todavía en 1932, los concejales no recibían remuneración alguna. El clima político que se vivía en todo el país durante la azarosa década de 1930 probablemente obró en forma inhibitoria sobre los socialistas. Estos se encontraban sujetos no sólo a las intemperancias de las fuerzas del orden -subordinadas a los intereses políticos del oficialismo de turno- y a las clientelas del PDN, sino también, por su condición de dependientes, a las posibles represalias por parte de sus empleadores: el ejemplo de Eulogio Ávila, víctima de intimidaciones por parte de la policía y de los particulares de los que dependía laboralmente, debe haber surtido efecto en el resto de los ediles opositores. Nos encontramos con una oposición intermitente y desvaída, demasiado complaciente en momentos en los que hubiera hecho falta mayor decisión. El DE siempre pudo evadirse de las inquisiciones socialistas sin mayores percances. Los intentos por censurar a la gestión municipal demócrata nunca superaron la instancia de "vecino indignado". Las iniciativas, muchas de ellas de verdadera importancia, no terminaron de cuajar, probablemente por falta de perseverancia de sus impulsores. Los proyectos de los concejales socialistas se concentraron en la provisión de servicios a los vecinos en dos maneras diferentes: ya 74

sea a través de la gestión directa, la organización y el control de las empresas encargadas de los mismos. En este aspecto, no conocemos la resolución final de un tema que preocupó a la población del departamento durante 20 ó 25 años: el conflicto con la compañía eléctrica local. En general, se intentó dar solución a los problemas referidos a los servicios con el aumento de la intervención del sector público, para este caso, el municipio. También se impulsaron iniciativas para dar regularidad y transparencia a la gestión comunal. 3. Conclusión Como se ha podido comprobar, el proceso histórico del socialismo en el departamento del Este mendocino muestra las formas y desarrollos propios de la evolución del resto de los centros departamentales. Sin embargo, aparecen elementos que lo distinguen del resto. Entre estos elementos distintivos que tienen origen en las particularidades del medio local, se pueden mencionar las condiciones económicas y sociales que dieron lugar a la prédica, la militancia y la acción socialista en Rivadavia. Entre aquellos que no guardan relación causal estricta con el entorno social político y económico de la zona, aparece la figura doctrinaria y revolucionaria de Samuel Ruffolo (h). También debe señalarse que el socialismo se presenta en el medio local en clara actitud de ruptura con las prácticas políticas conocidas hasta el momento. Se trataba de una organización partidaria, de origen gremial, de firme cohesión ideológica si se la compara con las agrupaciones políticas de la época, de militancia clasista y precisa disciplina partidaria. Se trata, en suma de una forma de participación y acción política moderna, que resiste y desafía a las prácticas tradicionales de proselitismo, reclutamiento y acción de gobierno, vinculadas principalmente con las relaciones interpersonales previas o exteriores a lo específicamente político. 75

Pero esta forma novedosa de hacer política desapareció de la escena local sin alterar en mayor medida a las antiguas prácticas. Es más: estas últimas fueron adaptadas con éxito por las nuevas agrupaciones, movimientos y doctrinas que fueron apareciendo a lo largo del siglo, mientras que el socialismo sufriría un eclipse total durante casi veinte años. La reaparición del socialismo en el departamento, operada a partir de 1985, lo enfrentaría a aquel a la misma situación con la que se habían visto los antiguos militantes de la FSM. Otra sería la actitud de los nuevos socialistas.lvii 4. Abreviaturas usadas CS DE FOP FSM HCD PC PDN PPU PS PSI PSA PSD PSO SIO SOU UCR

Centro Socialista (agrupaciones locales de la FSM) Departamento Ejecutivo (Municipalidad) Federación Obrera Provincial Federación Socialista Mendocina Honorable Concejo Deliberante (Municipal) Partido Comunista Partido Demócrata Nacional Partido del Pueblo Unido Partido Socialista Partido Socialista Internacional Partido Socialista Argentino Partido Socialista Democrático Partido Socialista Obrero Sociedad Internacional de Obreros Sociedad de Obreros Unidos Unión Cívica Radical

5. Notas

76

i.

El presente artículo forma parte de una investigación realizada durante la segunda mitad de 1995, y que estudia el período entre 1912 y 1995. Las fuentes principales sobre la que se ha basado son: periódicos -las publicaciones partidarias El Socialista y El Trabajo, por un lado y Los Andes por el otro-, documentos oficiales y correspondencia -Archivo Histórico de la Provincia de Mendoza (Época Contemporánea. Carpetas 29K y 35) y Archivo del Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Rivadavia-, testimonios orales -Manuel Liberal, Harold Ruffolo, Eudoxio Moreno y Cirilo Daniel Santos, todos militantes socialistas locales- y bibliografía indicada. A efectos de su publicación, se ha omitido texto y la mayor parte de las citas y notas a pie -dejando las que a nuestro criterio son imprescindibles- así como también el detalle de la bibliografía utilizada.

ii.

Con respecto a la radicación de Gargantini como empresario en Rivadavia, hemos detectado algunas contradicciones entre las fuentes consultadas.En su libro sobre las familias tradicionales de Mendoza, Jaime Correas afirma que Bautista Gargantini compró el establecimiento llamado "La Florida", con el que inició sus actividades. Sin embargo, una publicación del Centro Vitivinícola Nacional que data de 1910 señala que Gargantini efectuó personalmente la construcción de la bodega, además de su residencia personal. Ver CORREAS, Jaime. Historias de Familias. Mendoza, Primera Fila, 1992. CENTRO VITIVINÍCOLA NACIONAL. La vitivinicultura en 1910. Buenos Aires, Coll, 1910.

iii.

INTERVENCIÓN NACIONAL. Ministerio de Industria y Obras Públicas de Mendoza. Memorial de la Intervención Nacional en Mendoza a la Comisión Asesora para la industria vitivinícola. El problema vinícola. Mendoza, Best, 1931.

iv.

La interpretación de los datos ofrecidos por Ezequiel Gallo (h.) y Silvia Sigal en su célebre trabajo sobre la formación de los partidos políticos contemporáneos es algo problemática. En el cuadro correspondiente a la provincia de Mendoza, en el que se comparan porcentajes departamentales electorales de partidos políticos y porcentajes departamentales de urbanización, extranjeros, alfabetización y modernización (resultante este último de la combinación de los tres anteriores), aparece una elevada proporción de votos socialistas en Rivadavia (elecciones presidenciales de 1916),

77

comparable a los resultados obtenidos en los departamentos de Luján, Maipú, Godoy Cruz y Las Heras. Sin embargo, los porcentuales de urbanización y extranjeros son bajos, manteniéndose el de alfabetización en valores provinciales medios (exceptuando a Capital). El índice resultante de modernización de Rivadavia es excepcionalmente bajo, el más bajo de la provincia, muy por debajo de departamentos poco desarrollados. Por otra parte, los índices de modernización más altos no coinciden generalmente con las zonas económicamente más desarrolladas, razón por la cual éstos deben ser relativizados. Es posible que, en el caso de Rivadavia, el porcentaje de población urbana se vea reducido al no considerar los núcleos de población en torno a los establecimientos vitivinícolas tales como Gargantini. Ver GALLO, Ezequiel (h.); SIGAL, Silvia. La formación de los partidos políticos contemporáneos: la UCR (1890-1916). En: DI TELLA, Torcuato; GERMANI, Gino; GRACIARENA, Jorge. Argentina, sociedad de masas. 3ed. Buenos Aires, Eudeba, l966, pp.124-176.

v.

El único dato que poseemos respecto a la fundación de tal entidad proviene del sello o membrete que encabeza el documento de agosto de 1914, sobre el que se hace referencia inmediatamente a continuación.

vi.

TORTTI, María Cristina. Estrategia del Partido Socialista.Reformismo Gremial y Reformismo Sindical. Buenos Aires, CEAL, 1989.

vii. El Trabajo, Mendoza, 1° de mayo de 1925. Se reproduce un artículo escrito por Ramón Morey en 1918. La fundación del primer CS se efectuó en el Restaurante "La Cordillera", ubicado en la esquina que formaban las calles Las Heras y Perú, el 9 de junio de 1900. La primera Comisión Administrativa estuvo compuesta por Ramón Moyano (presidente), Buenaventura Reig (vicepresidente) y Augusto Carette (secretario).

viii.

Recuérdese que en ese momento los distritos electorales en que se dividía la provincia eran tres: el primero, Ciudad Capital, Las Heras, Guaymallén y Lavalle; el segundo, La Paz, Santa Rosa, Maipú, Junín, Rivadavia y San Martín; el tercero, Godoy Cruz, Luján, General Alvear, Tunuyán, Tupungato, San Carlos y San Rafael.

ix. 78

Se ha podido confirmar la filiación socialista de por lo menos siete adherentes al documento citado.

x.

LACOSTE, Pablo. El socialismo en Mendoza y en la Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1993, v.1, p. 68.

xi. El Socialista, Mendoza, 24 de octubre de 1920. n° 343. En el texto del artículo citado se indica que en la Biblioteca San Martín se hallaba un ejemplar del folleto de la Dirección General de Escuelas. Desafortunadamente, no hemos podido hallarlo, aunque es muy probable que se trate de una traducción de la breve obra del escritor norteamericano de fines del siglo pasado Elbert Hubbard, A Message to García, donde plantea -de modo algo precario y elemental- una doctrina antiigualitaria y elitizante, luego de efectuar una justificación psicológica de las desigualdades sociales y económicas. Ver CURTI, Merle. El desarrollo del pensamiento norteamericano. Buenos Aires, Claridad, 1956. pp. 558-559.

xii.

El diputado electo era el Dr. Ramón Morey.

xiii.

Es interesante comprobar cómo se repitió la conducta adoptada por el Partido Socialista ante las sucesivas alteraciones del orden institucional a nivel nacional. El patrón es el mismo, en 1930, en 1943 y en 1955.

xiv.

La línea trazada por el Comité Nacional con respecto a la lucha obrera en 1914 había sido ratificada en los años posteriores.

xv.

Un mes después de dicha reunión, renunciaba al gremio que nucleaba a los constructores de carros Luis Sampaolesi, caracterizado militante de Rivadavia, alegando razones de tipo ideológico: se declaraba "anarquista y gremialista". Se le atribuía malversación de los fondos del sindicato.

xvi.

La división afectaba incluso a la composición de la cúpula provincial. Santiago Castromán había adoptado una posición tercerista; Ramón Morey representaba a

79

nivel local la línea de la conducción nacional. El joven afiliado Marianetti, curiosamente, intentó mediar en el enfrentamiento personal entre ambos líderes.

xvii. El Socialista, Mendoza, 24 de diciembre de 1920. n° 352. El nucleamiento de La Paz, entonces comandado por el cada vez más comunizante Adler, se mostraba resuelto a separarse de la FSM en razón de su adhesión a la Internacional Roja. Luego se retractaba. En el mismo número de El Socialista se comunicaba la expulsión, por unanimidad excepto una abstención, de Franco Adler del CS citado. Esto puede haber motivado el cambio de posición de los socialistas paceños.

xviii.

Mientras tanto, en La Paz, los socialistas intentaban tomar distancia de las iniciativas de su voluble pero activo líder principal. Culpaban al "yrigoyenismo dañino" de haber causado la división del partido, con la complicidad del "ruso" Adler (es interesante comprobar cómo, ya desde principios de los '20, intentaba desprestigiarse al yrigoyenismo, vinculándolo con maniobras comunistas, y viceversa). Asimismo, se daba cuenta de la inauguración por parte de Adler, Bonzano y otros ex socialistas, de una agrupación comunista en dicho departamento. Ver El Socialista, 14 de octubre de 1921. n° 388.

xix.

RODRÍGUEZ, Celso. Lencinas y Cantoni. El populismo cuyano en tiempos de Yrigoyen. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1979.

xx.

LACOSTE, Pablo. Op. Cit.. pp. 79-80.

xxi.

Estas cifras deben ser justipreciadas, sobre todo teniendo en cuenta la modalidad de los actos eleccionarios de la época. La organización logística que suponía el sistema de fiscales sólo era prerrogativa del oficialismo y de los partidos opositores más importantes. En consecuencia, no siempre llegaban papeletas de la oposición a todas las mesas; esto se agravaba en departamentos alejados. Por otra parte, en el caso de que el elector tuviera que escribir el nombre de su candidato preferido en la papeleta, este no siempre era conocido, dada la precariedad de los medios de comunicación existentes, que todavía no tenían un carácter masivo.

80

xxii.

Los nuevos integrantes de la Comisión Administrativa eran: Eustaquio Alvira Ortega (Sec. Gral.), Manuel Estévez (Actas), Francisco Salvador Gómez (Tesorero), Humberto Bianchi, Santos Luna, Zacarías Morales y Arturo Sajús Albornoz (vocales). El Socialista, 17 de enero de 1931.

xxiii.

MARIANETTI, Benito. Nuestra posición. Mendoza, La Lucha, 1933. pp. 4-6.

xxiv.

LACOSTE, Pablo. Op. Cit.. p. 91.

xxv.

El hecho de que califiquemos de"plan" a la compra masiva de tierras por parte de la comuna, es claramente un eufemismo. No hubo tal plan: no se observa un criterio rector en la adquisición de los inmuebles. El procedimiento era el siguiente: ante la oferta concreta de algún vecino, fundada en una supuesta intención por parte del municipio de abrir una calle cuyo trazado coincidía con la ubicación del terreno referido, se estudiaba el caso, y generalmente, era aprobado.

xxvi.

Con respecto a este punto, lo único que conocemos es una cancelación de haberes efectuada a Ernesto Martínez por parte de la comuna, en concepto de "exámenes de chauffeurs", por valor de $70. Ignoramos qué tipo de exámenes efectuó el Sr. Martínez. Es posible que hayan sido de aptitud profesional; descartamos que se trate de cuestiones sanitarias. Esto nos daría la clave de la ocupación de Martínez, relacionada con el transporte automotor. Ver HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 12 de mayo de 1926. f.32.

xxvii.

Eulogio Ávila había empezado a sufrir persecuciones y torturas desde antes de las elecciones de 1931. Había perdido su empleo y no conseguía uno nuevo desde entonces, situación que lo había obligado a radicarse en Guaymallén. En 1934 sería expulsado del partido por razones de inconducta.

xxviii.

La nota de pedido de renuncia está fechada el 21 de julio de 1932, y se hizo en carácter de "hindiclinable" (sic). HCD-Rivadavia. Notas al HCD. 1932-1933.

81

xxix.

HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 8 de septiembre de 1932. ff.324-328. Durante esta sesión se aceptaba la renuncia del concejal demócrata Roberto M. Vila. Adviértase el escaso grado de compromiso de los concejales, en tiempos en que el cargo citado era todavía desempeñado ad honorem.

xxx.

HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 9 de noviembre de1932. ff. 347-360.

xxxi.

El proyecto se fundamentaba también en el carácter monopólico que presentaba el servicio, a cargo de un trust que dominaba todos los departamentos del Este. El Socialista, 8 de diciembre de 1932. n° 846.

xxxii.

Posteriormente, los concejales socialistas pedirían la ampliación de la comisión informante a ocho miembros. HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 13 de diciembre de 1932. ff. 377-380.

xxxiii.

HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 22 de noviembre de 1932. ff. 364-377.

xxxiv.

Sobre la autoasignación de honorarios de las concejales D'Angelo Rodríguez, Contreras y Blotta ver HCD-Rivadavia. Libro de Sesiones. 28 de septiembre de 1928.

xxxv.

LACOSTE, Pablo. Op. Cit.. p. 108.

xxxvi.

Dicho pliego de condiciones -confeccionado por la comisión administrativa de la SOU- había sido discutido y aprobado en el transcurso de la asamblea del 5 de febrero. El Socialista, Mendoza, 10 de febrero de 1932. n° 852.

xxxvii.

Francisco Salvador Gómez, ya en esa época afiliado, se convertiría un mes después en Secretario General del CS y una de las principales figuras del socialismo en Rivadavia. Años más tarde lo veremos actuar en el PC.

82

xxxviii. El Socialista, Mendoza, 20 de febrero de 1933. n° 854.

xxxix.

Es interesante observar que en una asamblea de Centro Socialista se decidiera la concurrencia a un evento de índole gremial. Es posible que se haya cometido un error en la redacción del periódico. Si no fuese así, esto hablaría a las claras de una identidad de hecho entre los miembros del CS y la SOU, transformando a ésta en un apéndice de aquél. El Socialista, Mendoza, 10 de junio de 1933. n° 865.

xl.

La agrupación juvenil no mostró demasiado entusiasmo, por lo menos al principio; no asistiría al Congreso provincial de las Juventudes Socialistas, realizado en noviembre de ese mismo año. El Socialista, Mendoza, 20 de octubre de 1933. n° 879.

xli.

El Secretario General del CS era por entonces Pedro Concatti. El Socialista, Mendoza, 2 de agosto de 1935. n° 931.

xlii.

Posiblemente, esta nueva formación haya sido un desprendimiento o reorganización del Sindicato de Oficios Varios. El Socialista, Mendoza, 5 de agosto de 1935. n° 962.

xliii.

En un cuadro comparativo publicado en El Socialista, sobre los votos obtenidos durante las últimas elecciones, se aclaraba que las últimas elecciones consideradas correctas en los departamentos de Rivadavia, San Martín y Guaymallén, eran las efectuadas en 1934. El Socialista, Mendoza, 24 de marzo de 1936. n° 952.

xliv.

Ildefonso Romo luego pasaría a militar en el Partido Comunista, junto con Marianetti.

xlv.

Es interesante comprobar la coincidencia numérica entre los votos en la interna obtenidos por el PSO y los de las elecciones municipales del 4 de abril.

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xlvi.

Nótese la línea partidaria adoptada por el PSO apenas un año después de su nacimiento: el partido de Marianetti obedecía a las directivas de la III Internacional destinadas a los partidos comunistas de todo el mundo, en el sentido de formar frentes electorales con otras fuerzas populares y democráticas para contrarrestar lo que se suponía una ofensiva mundial del fascismo. Fue la llamada política de los "Frentes Populares". MARIANETTI, Benito. Frente Popular ¿Para qué? ¿Con quienes? ¿Contra quién?. s/l, Ayax, 1936.

xlvii.

En junio de 1941 se daba noticia del reingreso de Castromán y Ochoa Castro al Partido Socialista. El Socialista (FSM), Mendoza, 29 de junio de 1941. n° 990.

xlviii.

Un breve comentario aparecido en Los Andes del día 7 de diciembre de 1955 nos informa sobre el último año de aparición de dicho periódico partidario. De acuerdo a este artículo, habría dejado de publicarse entre 1946-1947. De todas maneras, ya para fines de 1939 había perdido la periodicidad regular que lo había caracterizado desde su fundación.

xlix.

Idem, 29 de noviembre de 1945. Llama la atención el tipo de actividad elegido -casi aristocrático- por las militantes comunistas para efectuar labores proselitistas.

l.

Idem, 12 de enero de 1946. Durante ese mes, se concretó además la reapertura de los Centros Socialistas de Palmira y San Martín.

li.

La calle Juan B. Justo debía su nombre a una iniciativa de los concejales socialistas de principios de 1934.

lii.

El gremio de los obreros de la construcción ha sido históricamente una fuente importante de reclutamiento de afiliados para el socialismo.De todas maneras, durante estos años, debe haber tenido particular influencia -en la adhesión de nuevos militantes- el prestigio personal de don Juan Montané, caracterizado plomero de Rivadavia. En el caso delos agricultores, es todavía recordada la labor proselitista llevada a cabo por Eudoxio Moreno en los distritos de Los Árboles y

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Medrano.

liii.

Llama la atención la denominación que adoptaron las facciones enfrentadas, dado el tradicional rechazo del socialismo a todo lo que pudiera suponer una tendencia personalista o caudillismo dentro de sus organizaciones.

liv.

Sobre el conflicto que afectó al socialismo a fines de la década del '50, episodio poco conocido y que confundió motivaciones tanto ideológicas como personales, ver GIL LOZANO, C. Fernanda; BIANCHINI, Facundo; SALOMONE, Carlos. "Palacios, Fidel y el triunfo de 1961". (En: Todo es historia. Buenos Aires, año XXIX, n. 341, Diciembre, l995. pp. 8-27).

lv.

Posteriormente, en 1960, aparecieron Centros Socialistas que responderían al PSD,tales como el "Mateotti", "Bravo", "Del Valle Iberlucea", "Jiménez", todos de Capital, el "Agustín Alvarez" de Guaymallén, y el de Las Heras.

lvi.

Nos referimos a Samuel Ruffolo (h.), el único militante de Rivadavia al que se puede calificar claramente de "ideólogo" durante el período citado. Sus convicciones se ubicaron en una posición mucho más avanzada y radical que la sostenida por la conducción provincial y nacional.

lvii.

Un estudio detallado durante el socialismo actual en Rivadavia puede encontrarse en GHIRETTI, Héctor F. El socialismo en el departamento de Rivadavia, desde 1985 hasta 1995, a aparecer en un número posterior del boletín del CEIDER.

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