El sistema formular del Cantar de mio Cid: Estudio y registro

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Descripción

El sistema formular del Cantar de mio Cid: Estudio y registro

Pablo Justel Prólogo de Alberto Montaner

SCRIPTA HUMANISTICA ®

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SCRIPTA HUMANISTICA ® Directed by

Bruno M. Damiani

The Catholic University of America

Advisory Board Carlos Alvar Université de Genève

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® 2017 Pablo JUSTEL

S.H.: # 177 I.S.B.N.: 1-882528-68-9 Price: $ 69.95 Printed in the United States of America 2017

La presente obra ha contado con el apoyo del Proyecto del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación (con subvención de Fondos Feder) FFI2012-32231: Formas de la Épica Hispánica: Tradiciones y Contextos Históricos II, y del Proyecto de I+D del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia del Ministerio de Economía y Competitividad (con cofinanciación de Fondos Feder) FFI2015-64050-P: Magia, Épica e Historiografía Hispánicas: Relaciones Literarias y Nomológicas.

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A Alberto, Carlos e Irene

ÍNDICE Prólogo de Alberto Montaner ............................................................................ 9 Introducción ....................................................................................................... 13 1. El concepto de formulismo ......................................................................... 19 1.1. La fórmula............................................................................................... 19 1.2. La locución formular y sus condiciones ............................................. 24 1.3. La archifórmula y el conjunto difuso.................................................. 27 1.3.1. Tipos de variaciones ...................................................................... 32 1.3.1.1. Sustitución léxica ................................................................... 32 1.3.1.2. Alteración del orden de los términos ................................. 34 1.3.1.3. Adición o supresión de uno o varios términos ................. 38 1.3.1.4. Partición diferente del hemistiquio ..................................... 41 1.3.1.5. Combinación de dos modificaciones ................................. 44 1.3.1.6. Elementos formuloides y reiteración residual ................... 49 2. La relación entre formulismo y oralidad .................................................... 53 3. Formulismo y autoría simple o múltiple .................................................... 61 4. Funciones y efectos intratextuales del formulismo .................................. 67 4.1. Funciones del formulismo.................................................................... 67 4.2. Efectos intratextuales del formulismo ................................................ 70 4.2.1. Acciones .......................................................................................... 72 4.2.2. Sentimientos ................................................................................... 74 4.2.3. Personajes ....................................................................................... 77 5. Análisis cuantitativo....................................................................................... 83 6. Conclusiones................................................................................................. 117 Bibliografía ........................................................................................................ 123 Apéndice: El registro formular del Cantar de mio Cid .................................. 135 Secuencias narrativas .................................................................................. 139 Secuencias demarcativas............................................................................. 166 Secuencias narrativo-descriptivas ............................................................. 169 Secuencias descriptivas ............................................................................... 170 Binomios formulares .................................................................................. 176

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PRÓLOGO Alberto MONTANER El libro al que estas páginas sirven de pórtico es, a mi leal saber y entender, una obra audaz. El apogeo del postestructuralismo supuso, entre otras cosas, la postergación de los análisis de tipo inmanente y formal que habían sido la seña de identidad del movimiento contra el que aquel reaccionaba. Desde entonces, en el mundo académico de las humanidades late una proscripción tácita en virtud de la cual el estudio interno del texto literario es, en el mejor de los casos, una tarea menor, poco menos que un ejercicio retórico escolar, a modo de variante moderna de los προγυµνάσµατα. A menudo, ni siquiera el close reading se detiene en aspectos que puedan considerarse retóricos o estilísticos y, desde luego, las herramientas que pusieron a punto los formalistas y los neorretóricos han sido casi por completo relegadas. La situación no deja de ser paradójica, habida cuenta de la imposibilidad del acceso al sentido y, con él, de la comunicación, postulada por uno de los padres fundadores de la postmodernidad, Derrida, en su fundamental De la grammatologie (1967). Ese mismo año, en otro de los textos fundacionales del movimiento, su célebre ensayo sobre la muerte del autor, Barthes (1967) proclamaba que: Once the Author is gone, the claim to ‘decipher’ a text becomes quite useless. […] In a multiple writing, indeed, everything is to be distinguished, but nothing deciphered; structure can be followed, ‘threaded’ (like a stocking that has run) in all its recurrences and all its stages, but there is no underlying ground; the space of the writing is to be traversed, not penetrated: writing ceaselessly posits meaning but always in order to evaporate it: it proceeds to a systematic exemption of meaning.

La actitud congruente con tales postulados hubiese sido la restricción del estudio de la literatura a su constitución interna, recorriendo el texto sin atravesar su (pretendido) espesor, por retomar la imagen barthesiana. Sin embargo, hasta donde se me alcanza, el único autor que, en el marco de estas coordenadas teóricas, ha postulado tal enfoque es Culler (1997: 6162 y 69-81), mientras que, como él mismo señala (p. 62), el acercamiento predominante es justamente el opuesto: We don’t know the meaning of a literary work as we know the meaning of John is eager to please and therefore can’t take meaning as a given but have to seek it. This is certainly one reason why literary studies in modern times have favoured hermeneutics over poetics (the other reason is that people generally study literary works not because they are interested in the functioning of

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literature but because they think these works have important things to tell them and want to know what they are). But poetics does not require that we know the meaning of a work; its task is to account for whatever effects we can attest to – for example, that one ending is more successful than another, that this combination of images in a poem makes sense while another does not.

Sin compartir la apelación al juicio estético aquí realizada (¿en qué consiste que el final se haga con mejor fortuna en una obra que en otra?)1, es de rigor reconocer que el diagnóstico es certero, por más que Culler no repare en la contradicción entre los precitados postulados teóricos y la actividad crítica desarrollada presuntamente a su amparo. El caso es que sin forma no hay fondo o, dicho en otras palabras, un enunciado lingüístico solo se hace aprehensible en tanto que se materializa en el plano de la expresión, sin lo cual solo tendríamos ideas, que, mientras no se demuestre la eficacia de la telepatía, no pueden transmitirse directamente. En consecuencia, antes de interrogarse por el sentido o, en términos a mi entender mejor fundados, antes de abordar la explicación de la obra literaria en relación con su entorno de producción y recepción, resulta indispensable comprender cómo funciona en sí misma y cuál es su sentido literal. De este modo, el análisis interno proporciona una base segura para abordar el externo2. En consonancia con estos planteamientos, la obra aquí prologada se atreve a ir contracorriente y no solo realiza un minucioso y eficaz análisis del formulismo, uno de los procedimientos formales característicos del Cantar de mio Cid y del género épico románico medieval en el que se inserta, sino que llega a apelar, en su justa medida, a recursos cuantitativos, lo que, en el actual panorama de los estudios literarios, resulta casi inaudito. Por otro lado, el autor se ha atrevido también con dos cuestiones peliagudas: el problema de las relaciones entre formulismo y oralidad y la cuestión de la autoría. El primer asunto resulta de un paralogismus secundum consequens o fallacia reductionis causæ. Cuando el trabajo de campo de Parry y su posterior labor conjunta con Lord revelaron la naturaleza eminentemente formular de la épica oral yugoslava, se postuló que, puesto que el formulismo era inherente a la producción oral, la presencia de aquel era una prueba de esta. Se trata, sin embargo, de una deducción errónea, porque la afirmación del consecuente no implica la del antecedente, salvo que se trate de una coimplicación, lo que no es el caso. Precisamente, el autor del presente volumen ha demostrado empíricamente que, en la misma época por la que se componían los cantares de gesta castellanos, la historiografía latina 1 2

Para una justificación de esta postura, remito a Montaner (2003 y 2016). Desarrollo mis planteamientos sobre esta cuestión en Montaner (2010, 2012 y 2016).

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hispánica poseía un trabado sistema formular, aunque no coincidente con el de aquellos (Justel 2013b). Por otra parte, la misma premisa mayor surge de una generalización abusiva, porque tampoco toda la poesía oral se caracteriza por su formulismo, incluso la que, como en el caso de al menos parte de los pesni yugoslavos, resulta de una repentización, según sucede en toda la tradición hispánica de las payadas o similares3. En consecuencia, frente a la concepción reductora y mecanicista del formulismo como un mero auxiliar de la (improvisada) composición (oral), surge la posibilidad de estudiarlo como un procedimiento estilístico-retórico que actúa en varios frentes (composición, representación, recepción y captación estética), todos ellos abordados por Justel en su pormenorizado y perceptivo análisis, que además sitúa el funcionamiento del sistema formular del Cid en el más amplio contexto de la épica románica, aunque solo en la medida en la que los datos comparativos pueden iluminar el caso estudiado, ya que dicho aspecto es objeto de una monografía específica, Técnica y estética: el “Cantar de mio Cid” y la épica francesa (Justel en prensa), redactada en paralelo a la presente. En este ámbito, Justel no se ha limitado rechazar el mecanicismo oralista (cuestionado ya desde hace un tiempo), sino que plantea una alternativa de amplio aliento para el estudio de los sistemas formulares, mediante la incorporación de conceptos clave como el de conjunto formular difuso, el de archifórmula o prototipo formular o el de elementos formuloides. Más allá incluso de las innovaciones conceptuales que se traducen en esta propuesta terminológica, la concepción misma del formulismo es sometida a un giro copernicano, al pasar del eje paradigmático que gobierna el tradicional modelo del stock formular al sintagmático, en torno al que rota la nueva propuesta del sistema formular, no como un mecanismo de repetición (aunque esta exista), sino como un algoritmo de elaboración de nuevas fórmulas, que da lugar a una personalización de las mismas. Pasamos así del dialecto al idiolecto formulaico, lo que posee importantes implicaciones tanto compositivas como perceptuales, esto es, de recepción en clave de lectura estética. Por lo que hace a las cuestiones de atribución y autoría, hay que reconocer que resultan extremadamente resbaladizas e, incluso sin aceptar (al menos por su valor facial) el certificado de defunción expedido por Barthes, con frecuencia resultan impertinentes. En particular, el problema de la distinción de autores a partir de rasgos formales, aunque posee una base factual cuantificable y, por lo tanto, tiene un sustento empírico, es que a menudo se ha hecho a partir de presunciones indemostradas. Es decir, en lugar de comenzar por el análisis inductivo y contrastado de Baste con remitir ahora al caso del huapango arribeño, sintetizado recientemente por Rodríguez Hernández (2014). 3

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obras de autoría indiscutible, del que inferir (de ser posible) algún tipo de generalización que puediese arrojar luz sobre los casos de autoría dudosa, se han planteado como axiomáticas apreciaciones meramente impresionistas a partir de las cuales se han analizado los datos textuales. La reductio ad absurdum de esta forma de orientar el problema es que, si tomamos los dos primeros versos del Cid, “De los sos ojos | tan fuertemientre llorando, / tornava la cabeça | e estávalos catando”, podemos demostrar sin problemas que son de dos autores distintos, puesto que divergen en el 100% del léxico y la sintaxis, sin contar con que el primero se compone de dos hemistiquios pentasilábicos y el segundo, de otros dos heptasilábicos (supuesto que se haga la sinalefa e͜es-tá-va-los). En este movedizo terreno, Justel, sin entrar en los problemas de fondo (frente a lo que, lógicamente, hace en el caso de las relaciones entre oralidad y formulismo, por afectar al meollo mismo de su indagación), ofrece datos suficientemente expresivos de la homogeneidad del sistema formular del Cid en toda su extensión como para, al menos, eliminar cualquier papel del mismo en toda futura discusión sobre la posible, aunque harto improbable, intervención de más de un poeta en su composición. La primera parte de la obra prologada, que aborda todos los aspectos y problemas comentados, junto con un detallado análisis del funcionamiento intratextual del formulismo y de la redundancia (dos conceptos a menudo confundidos, pero aquí adecuadamente diferenciados), se complementa con un cuidado y completo registro formular, basado en la tipología establecida en el estudio previo, que supone un gran avance respecto del útil, pero limitado índice ofrecido hace ya más de cuarenta años por De Chasca (1972). Rezaba el adagio clásico que audentes Fortuna iuuat. A mi juicio, a Pablo Justel la osadía mostrada al arrostrar un empeño a contrapelo de los estudios literarios à la page (sin caer por ello en la temeridad) le ha rendido buenos frutos, y con él, al lector, que tiene ante sí la posibilidad de adentrarse en un análisis que le descubrirá algunos de los más afinados mecanismos íntimos de ese, a un tiempo, grandioso y sutil artefacto literario que es el Cantar de mio Cid.

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