El sistema defensivo romano y su reflejo en el Renacimiento

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Descripción

ICOMOS International Scientific Committees on Fortifications and Military Heritage (ICOFORT) and Shared Built Heritage (SBH) With the sponsorship of ICOMOS Cuba and Cuban National Council of Cultural Patrimony 2013 JOINT ANNUAL MEETING AND SEMINAR:

The Americas Fortifications; Research, Preservation and Management

HAVANA, CUBA SANTIAGO DE CUBA, CUBA

The Americas Fortifications; Research, Preservation, Assessment and Management

ICOMOS International Scientific Committees on Fortifications and Military Heritage (ICOFORT) and Shared Built Heritage (SBH) With the sponsorship of ICOMOS Cuba and Cuban National Council of Cultural Patrimony LAS 2013 JOINT ANNUAL MEETING AND SEMINAR:

The Americas Fortifications; Research, Preservation and Management

HAVANA, CUBA SANTIAGO DE CUBA, CUBA

ICOFORT International Committee on Fortifications and Military Heritage

Coordinadora de actas: Dolores Pineda Campos Portada y Fotos: Dolores Pineda Campos Castillo San Pedro de la Roca del Morro, Santiago de Cuba Castillo de los Tres Reyes del Morro , La Habana, Cuba

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ÍNDICE Expresión de Agradecimientos …...….………………………………..…… 7 Milagros Flores Román Presentación …………………..……………………………………….………. 9 José E. Fornés Bonavía Preface ……....………………………………………………………………….. 11 Milagros Flores Román Comités ………………………..…………………...…………………….…….. 13 Programa ……..……………………………………………………….………… 15 Reseña fotográfica …………………………………………..………….…...... 19 Comunicaciones ...………...…………………………………….…….....…... 35 Cooperation between the ISC’s on Fortifications and Shared Built Heritage Siegfried RCT Enders ……...……………….…………..……..………………. 37 Antonelli y el Caribe fortificado Milagros Flores Román .…………...…..………………………...…….……..... 43 . Los valores patrimoniales de las obras de los Antonelli en el Caribe hispano Tamara Blanes Martín ……………...…………………....……………..…..……49 Castillo de San Marcos and the connectedness to Cuba and other Fortified Sities in the Caribbean Ann Baird ......................................................................................................53

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A case for including Castillo de San Marcos in the world Heritage Listing for the Fortifications of San Juan, Puerto Rico Roy Graham .………………………...…………………………...….……….. 55 Castillo San Pedro de la Roca del Morro. Evaluación patrimonial y gestión de preservación y puesta en valor Omar López …………………….….……….…………………….….…….… 61 Valoración histórica y monumental de la Trocha de Júcaro a Morón. Gestión para su conservación Adrián García ………………………………………………..…….…….……. 77 Castillo Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua. Evaluación patrimonial y gestión de conservación y puesta en valor Maikely Crespo ……………………………………………………………..…. 89 Castillo de San Severino. Significado patrimonial y gestión para su preservación y puesta en valor Isabel Hernández ……………………………………....……………………. 113 Perfil de la Colonia Militar de Brasil (1580-1640). Una mirada de España en el Brasil colonial Elcio Rogerio Secomandi …...……………………………....….………..…. 123 Fuertes y Fortalezas de Brasil administradas por el ejercito Brasileño: un modelo de gestión José Claudio Dos Santos Junior ………………………...……………...…. 129 Los asentamientos urbanos complementarios, consecuencia de las ciudades fortificadas– El caso Cartagena, Valledupar, Colombia Diego Chávez ……………………………………………………….…….…. 141

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“De cubo a cubo”: un territorio conquistador a través de un recorrido turístico cultural Adriana Careaga ………..………………….………………………..………..143 The Rescue and Conservation of Cultural Itinerary Military Architecture of Veracruz, México Route-Xalapa Dolores Pineda Campos ...........................................................................157 How England failed to Conquer the Fortified Town of Cartagena de Indias Hans Caspary/ Hitgund Caspary ..………………..………………………...167 British North America Fortifications of Eastern Canada dating from the 1812 War to Canadian Confederation in 1867: Built Heritage Conservation and Cultural Tourism Challenges, Archievement and opportunities John Ward …………….………………….……………………...……..…..….169 El sistema defensivo romano y su reflejo en su Renacimiento europeo María J. Peréx ……….…………………………………….………..……….. 177 Management and restoration of military heritage in Western Europe Some case studies Philipp Bragard ……………………………………...…………….…………. 187 A representative example of Korea Mountain Fortress during the Joseon Dynasty Doo Won Cho …………………………..……………...………..…..…….… 203 The Old Fort in Bagymoyo, Tanzania and Fort Bismark in Qingdao, China– History and Preservation Claus– Peter Echter …………………………….…………….….……...…. 217 Caracterización y reconocimiento de los valores de la fortificación hispánica. (Fortificaciones castellanas y portuguesas en la Península Ibérica y América Fernando Cobos ………………..…..………………………..….…….....…. 229

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The construction of Brazil: Meaning of Bulwarked Fortifications in Brazilian Border Joao Campos …...…………….…………………….……………...……....... 243 Defense of the Harbor: Sydney’s colonial fortifications and their conservation Daryl Page .............................................................................................. 251 Sydney Fortifications—materials investigations & Practical Conservation Anne Cummins ....................................................................................... 259 Victoria’s Gibraltar: Fortifications of Port Phillip Bay Louise Honman ...................................................................................... 285 Conclusiones ………………...………..…………………………….…...…. 307

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El sistema defensivo romano y su reflejo en su Renacimiento europeo

María J. Peréx

Resumen Al abordar el estudio del proceso de fortificación de los estados europeos en los comienzos de la llamada Edad Moderna, resulta necesario buscar sus raíces en el Mundo Clásico, en Grecia, y más concretamente en Roma, dado que, no en vano, el Renacimiento supone su recuperación en la mayoría de sus manifestaciones. Los romanos eran esencialmente personas prácticas, y resolvieron los problemas técnicos que se les presentaron creando nuevas metodologías de diseño 1.

Abstract To approach the study of the fortification process of the European States in the early Modern Age, it is necessary to find its roots in the Ancient World, in Greece, and especially in Rome since, not surprisingly, the Renaissance implies its recovery in most of its expressions. The Romans were essentially practical people, and solved the arising technical problems creating new design methodologies. Introducción La importancia del conocimiento de la cultura clásica a la hora de abordar el tema de las fortificaciones se basa, primordialmente, en que los principales artífices del los nuevos sistemas de fortificación procedían, en su mayoría, y por lo que a España se refiere, y por tanto en los primeros estadios de la colonización americana, de las posesiones españolas en territorio italiano. Así, los ingenieros que trabajaron para los Austrias, además de conocer la obra de Vitruvio y Vegecio, pudieron contar con la ayuda indirecta que proporcionaba la lectura de Tácito, Suetonio, César, Veleyo Patérculo, Dión Casio, Polibio, Higinio, Arriano o Flavio Josefo. 1

HALLYDAY SAVILE, Leopold (1940): “Presidential Address”, Journal of the Institution of Civil Engineers, 1, pp. 1-26; ver también en Port and Harbour Engineering, ed. by Adrian Javis, Aldershot (England), 1998.

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Pero antes que ellos, tenemos la Poliorcética de Eneas, apodado el Táctico, que es el primer tratado conservado sobre táctica militar, no solo de la literatura griega, sino también de la literatura universal. Además, sentó las bases de una tradición de escritos técnicos sobre el arte de la guerra que la tomaron como modelo, con un importante desarrollo en época romana y bizantina 2. Al comienzo del Prefacio dice así: “ Cuando aquellos hombres que, al partir de su país, entran en combate y corren peligros lejos de sus fronteras, sufran una derrota por tierra o por mar, queda a salvo para los supervivientes del territorio, la ciudad y la patria, de manera que no serían completamente aniquilados”. El capítulo XXXII está dedicado a las “Máquinas para repeler los asaltos”, y el XXXVI a los “Obstáculos contra la aproximación de escaleras”. El XXXVII, sobre la “Detección y prevención de operaciones de minado”, comienza así: “He aquí cómo hay que impedir los trabajos de quienes construyen minas. Si tenéis la certeza de que están construyendo minas, hay que excavar una fosa lo más profunda posible en la parte exterior de la muralla, con la finalidad de que la mina desemboque en ella y queden a la vista los zapadores”3. Como ejemplo del conocimiento que se tenía en Roma sobre modelos de fortificación y estrategia militar, baste los siguientes ejemplos. La primera cita se refiere al Capítulo 5, del Libro I de De Architectura de Marco Lucio Vitruvio Polión, en el que trata De la construcción de murallas y torres4:

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Su obra fue conocida por Polibio (X, 44) y por autores posteriores, aunque su vida y trayectoria personal es desconocida. Por los hechos que menciona, debió escribir esta obra en la segunda mitad del siglo IV a.C., y pudo ser un jefe de tropas mercenarias originario del Peloponeso. 3 ENEAS EL TÁCTICO, Poliorcétrica, Biblioteca Clásica Gredos, 157, 1991, pp. 9-143. Desafortunadamente el tratado se interrumpe cuando comenzaba a dar información sobre la organización naval de una pequeña ciudad del siglo IV a.C. Ver también AYDEMIR, Isik (2005): “Les fortifications dans la Méditerranèenne orientale (Anatolie) et les murailles de la ville d’Istambul”, en CÁMARA MUÑOZ, Alicia y COBOS GUERRA, Fernando (Eds.): Fortificación y Frontera Marítima. Actas del Seminario Internacional (Ibiza, 24-26 de octubre de 2003), Ajuntament d’Eivissa, 8 págs. en CD. 4 VITRUVIO, ARQUITECTURA: Libros I-V, Biblioteca Clásica Gredos, 367, 2008, pp. 182-187. Vitruvio debió pertenecer al cuerpo de ingenieros militares al que se refiere Julio César (BC, I, 24, 4).

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“Así pues, si la operación de establecer la ciudad se ha llevado a cabo aplicando los principios de salubridad expuestos (en el capítulo anterior) y se han buscado terrenos ricos en cosechas para alimentar a la población, y si un sistema de calzadas o bien de navegabilidad de los ríos, o la posibilidad de tráfico marítimo gracias a los puertos, aseguran la llegada de mercancías a la ciudad sin problemas, entonces de podrán echar los cimientos de las murallas y las torres, procediendo del siguiente modo. Se abrirán zanjas hasta dar, si ello es posible, con un asiento sólido, y sobre él se agrandarán cuando se considere conveniente en proporción a las dimensiones de la obra-siempre con una anchura mayor que la de los muros que van a quedar sobre el nivel del suelo-, y se rellenarán de fábrica lo más sólida posible. Igualmente, las torres deben avanzarse hacia el exterior, a fin de que cuando el enemigo quiera aproximarse en su ataque hasta la muralla con ambos flancos desprotegidos, desde las torres lo alcancen los dardos. Y hay que procurar, como es lógico, que el acceso hasta la muralla no resulte fácil en caso de asalto; antes bien, el recinto debe trazarse ajustándolo a las escarpaduras del terreno y encontrando la manera de que los caminos hacia las puertas no vengan de frente, sino por la izquierda. Y es que cuando se disponen así, entonces el flanco derecho -el que no está protegido por el escudo-les quedará del lado de la muralla. Tampoco se construirán fortificaciones cuadradas ni con esquinas sobresalientes, sino de planta redondeada, para que el enemigo sea visible desde un mayor número de puntos… En cuanto al espesor de la muralla, considero que debe dársele suficiente como para que los soldados, al cruzarse en lo alto, puedan pasar sin estorbarse uno a otro…” En este capítulo se refiere también a las distancias entre las torres; a que deben construirse redondas o poligonales; sobre las zanjas y terraplenes; o los materiales con los que deben construirse las murallas…”para que quede perfectamente acabada sin deterioro hasta la eternidad”.

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Le siguen las de Flavio Vegecio Renato, que escribió, en torno al año 400 d.C., su Epitoma rei militaris5, dedicada, muy posiblemente, al emperador, de origen hispano, Teodosio I (379-395), o a su sucesor, Honorio (393-423). A dicho autor se le atribuye la frase si vis pacem para bellum, versión reducida de la cita completa: igitur qui desiderat pacem, preparat bellum (“Así pues quien desea la paz, que prepare la guerra”) (Prólogo del Libro Tercero 6). Su obra fue libro de texto de las Academias militares europeas hasta el siglo XIX. Especialmente desde la segunda mitad del siglo XIII, los ejércitos de la cristiandad occidental tratan de amoldarse a sus principios. Así lo hace, por ejemplo, Alfonso X en Las Paridas. Los ejércitos europeos de la Baja Edad Media se parecen mucho más al ejército romano del siglo IV que los de ninguna otra época. Incluso existe constancia de la existencia de un ejemplar de Vegecio en la biblioteca de Isabel la Católica 7. En el Libro Primero, cap. XXI, La fortificación del campamento escribe lo siguiente: “El recluta también debe aprender la fortificación del campamento, pues nada resulta en la guerra tan beneficioso ni tan necesario. Desde luego, si el campamento está correctamente dispuesto, los soldados pasan día y noche tan seguros en el interior de la empalizada, incluso durante el asedio del enemigo, que parece que llevan consigo a todas partes una ciudad amurallada” En cap. XXII, En qué lugares debe asentarse el campamento, dice, entre otras cosas que, además de escogerse un lugar salubre “Hay que evitar que haya un monte o un lugar más elevado que pueda suponer un peligro en caso de caer en manos del enemigo”, y más abajo, “El campamento debe fortificarse en proporción al número de soldados y de pertrechos…”. El cap. XXIII, sobre Con qué forma se debe trazar el campamento, dice “El campamento debe trazarse unas veces con forma cuadrada, otras con forma triangular y otras con forma semicircular, según lo determinen las condiciones del terreno y las circunstancias”.

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FLAVIO VEGECIO RENATO, Compendio de técnica militar, Ed. de David Paniagua Aguilar, Madrid, Cátedra, 2006. 6 VEGECIO, op.cit., p.241. 7 RODRIGUEZ CERDINO, Víctor D. (2004): “La estrategia militar y su influencia romana”, Arqueología militar romana en Europa, Segovia, pp. 309-310. Ver también RUIZ GARCÍA, Elisa (2004): Los libros de Isabel la Católica: arqueología de un patrimonio escrito, Salamanca.

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El capítulo XXIIII se refiere a Cómo se debe fortificar el campamento y el XXV a Cómo se debe fortificar el campamento cuando el enemigo acecha 8. En el Libro Cuarto, cap. I, se refiere a Las ciudades deben estar fortificadas por obra de la naturaleza o por obra del hombre, y comienza así: “ Las ciudades y los fortines están fortificados por obra de la naturaleza, por la mano del hombre o por ambas, que es lo que se considera más seguro; están fortificadas por obra de la naturaleza cuando el terreno está elevado, es abrupto o está rodeado por el mar, por pantanos o por ríos; por la mano del hombre cuando está fortificado con zanjas y murallas. En el caso de un lugar totalmente protegido gracias a la naturaleza se requiere el criterio de quien lo elige; en cambio, en el caso de un lugar llano se requiere la competencia de quien construye la fortificación” 9. La guerra en época romana En Roma, la guerra de asedio ocupó un papel fundamental en la estrategia de las campañas militares. Eran muy pocos los jefes militares que se inclinaban por batallas campales para resolver un conflicto ya que podía suponer la pérdida de un gran número de soldados que luego resultaban clave para el desarrollo de campañas de larga duración, de ahí que las ciudades se convirtieran en el principal objetivo a tomar en los enfrentamientos armados (como es el caso de las ciudades celtibéricas de Segeda 10 y Numancia del 153 al 133 a.C. 11). Se intentaba, por tanto, que las ciudades fortificadas se localizasen en lugares estratégicos, de tal forma que controlaran los ríos y las vías de comunicación. Una vez la ciudad se hubiera reforzado con víveres y tropas de refresco, antes de la llegada del enemigo, el asedio podía hacerse casi interminable. Dicho asedio podía plantearse de tres maneras: la repentina oppugnatio, que equivaldría al asalto; la obsidio u obsessio, que consistía en bloquear la ciudad evitando la llegada de víveres y tropas de socorro, o la loginqua oppugantio, que supone un asedio de larga duración y combina elementos de las dos anteriores. 8

VEGECIO, op.cit., pp. 173-177. VEGECIO, op.cit., p. 321. 10 BURILLO MOZOTA, Francisco (2001): “Segeda/Sekaiza”, en Celtas y Vettones, Ávila, pp. 229-237. 11 JIMENO, Alfredo (2004): “Numancia y los campamentos romanos: investigación y recuperación del pasado”, en Arqueología Militar Romana en Europa, Segovia, pp. 237-249; MORALES HERNÁNDEZ, Fernando (2004): “Los campamentos y fuertes romanos del asedio de Numancia”, en Arqueología Militar Romana en Europa, Segovia, pp. 251-258. 9

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La principal dificultad para conquistar una ciudad fortificada por la fuerza era conseguir superar sus murallas, para lo cual se acudía a distintas estrategias: superar las murallas por debajo, por medio del minado; superar las murallas por encima con escalas, sambucae (enormes catapultas que podían lanzar piedras de unos veinte kilos hasta cuatrocientos metros de distancia) o torres de asalto; derribar las murallas o abrir pasos, rompiendo un lienzo con el bombardeo de piezas de artillería o el golpeteo de arietes y taladros, además de las ballestas que lanzaban flechas de diferente tamaño, y las ondas que lanzaban glandes. A lo largo de la historia de Roma, republicana e imperial, existe un continuo afán por dejar expedito el mar para mejorar el comercio marítimo, librándolo de la piratería, como la campaña emprendida por Pompeyo en el siglo I a.C. Se abrían nuevas vías de navegación dotándolas de infraestructuras como la señalización de rutas marítimas mediante faros e invirtiendo en la mejora de las antiguas estructuras portuarias, herederas algunas del mundo griego, o creando nuevas, si no existían, para establecer puertos de escala y de refugio en esas vías abiertas. Ejemplo de ello es toda la costa atlántica de la península ibérica, Francia e Islas Británicas. Aunque poco conocida, Augusto pudo crear toda una red de señales marítimas en esas costas para abrir esta ruta de navegación de altura que evitara las largas marchas y la pérdida de armas ya que una larga fila de impedimenta se prestaba a las emboscadas. Además, las Galias estaban cansadas de suministrar caballos, de ahí que, en La principal dificultad para conquistar una ciudad fortificada por la fuerza era conseguir superar sus murallas, para lo cual se acudía a distintas estrategias: superar las murallas por debajo, por medio del minado; superar las murallas por encima con escalas, sambucae (enormes catapultas que podían lanzar piedras de unos veinte kilos hasta cuatrocientos metros de distancia) o torres de asalto; derribar las murallas o abrir pasos, rompiendo un lienzo con el bombardeo de piezas de artillería o el golpeteo de arietes y taladros 12, además de las ballestas que lanzaban flechas de diferente tamaño, y las ondas que lanzaban glandes.

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SÁEZ ABAD, Rubén (2003): “La poliorcética. El éxito asegurado en las operaciones de asedio”, Espacio Tiempo y Forma, serie 2, nº 16, pp. 19-39; SÁEZ ABAD, Rubén (2006): “Un siglo de hallazgos vinculados a la maquinaria bélica en Hispania”, en MORILLO, A. (Ed.), Arqueología militar romana en Hispania. Producción y abastecimiento en el ámbito militar, León, pp. 493-502.

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A lo largo de la historia de Roma, republicana e imperial, existe un continuo afán por dejar expedito el mar para mejorar el comercio marítimo, librándolo de la piratería, como la campaña emprendida por Pompeyo en el siglo I a.C. Se abrían nuevas vías de navegación dotándolas de infraestructuras como la señalización de rutas marítimas mediante faros e invirtiendo en la mejora de las antiguas estructuras portuarias, herederas algunas del mundo griego, o creando nuevas, si no existían, para establecer puertos de escala y de refugio en esas vías abiertas. Ejemplo de ello es toda la costa atlántica de la península ibérica, Francia e Islas Británicas. Aunque poco conocida, Augusto pudo crear toda una red de señales marítimas en esas costas para abrir esta ruta de navegación de altura que evitara las largas marchas y la pérdida de armas ya que una larga fila de impedimenta se prestaba a las emboscadas. Además, las Galias estaban cansadas de suministrar caballos, de ahí que, en época de Tiberio, se decidiera la construcción de una flota, de unas mil naves, que permitiera entrar en Germania por la desembocadura del Rhin (Tácito, An. II, 5-6)13. Los cartagineses fueron, en primera instancia, los creadores de una red de atalayas a lo largo de la costa mediterránea de la península ibérica dominada por ellos, y también para el control de las comunicaciones interiores, sobre todo en las estribaciones cordobesas del sistema penibético 14, a las que Plinio (NH. II, 181 y XXXV, 169) se refiere como Turris Hannibalis15. Algunas de estas atalayas costeras se utilizaron como faros cuyo aspecto actual proviene de la reforma que se hizo en el reinado de Felipe II, para usarse con el mismo fin que tuvo en su origen, de aviso y comunicación. En algún caso su aspecto proviene de reformas posteriores que alcanzaron hasta el siglo XVIII 16.

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TÁCITO, Anales, ed. de Beatriz Antón Martínez, Madrid, Akal/Clásica, 2007, pp. 191-192. Ver también PEÑA OLIVAS, José M. de la (2007): “Avance y desarrollo portuario en la Roma Antigua”, Revista Ingeniería Civil, 174, Madrid, 30 págs. 14 CORZO SÁNCHEZ, Ramón (1975): “La Segunda Guerra Púnica en la Bética”, Habis, 6, pp. 214-218. 15 MORET, Pierre (“004): “Tours de guet, maisons à tour et petits établissements fortifiés de l’Hispanie républicaine : L’apport des sources littéraires », en MORET, Pierre y CHAPA, Teresa (Eds.), Torres, atalayas y casas fortificadas. Explotación y control del territorio en Hispania (s.III a.d.C.-s. I d.d.C.), pp. 13-29. “no se puede buscar en esta apelación ninguna referencia a hechos históricos concretos; se trata de una denominación popular-análoga a las llamadas modernamente “torre del moro”-recogida por Plinio o por su fuente dos siglos después de la estancia de Aníbal en Hispania”, p. 15. 16 PEÑA OLIVAS, José M. de la (2008): “Señalización marítima del Mediterráneo en la Antigüedad”, Revista Ingeniería Civil, nº 150, Madrid, 26 págs.

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Pero una vez que el Imperio se estabilizó, sobre todo tras las conquistas de Adriano, el ejército se dedicó a vigilar las fronteras, el limes, que se convirtieron en una línea de fortificaciones y puestos de vigilancia, protegidos por fosos y empalizadas. El sistema defensivo más complejo fue en Britania donde se construyó de vallum Hadriani, muralla de piedra de 128 km de longitud, precedida de un foso, con fuertes y torres de observación, cruzando toda la isla de este a o este. El mismo sistema, pero menos complejo, se aplicó en el Danubio, Siria y norte de África donde un foso de casi 800 km -fossatum Africae-protegía el sur de Numidia de las tribus del desierto 17. La inmovilidad del ejército dio origen a fortificaciones estables, caso del limes del Rhin. Poseían sus propios campos de cultivo, talleres de forja y alfarería, e ingenieros para la construcción de calzadas y puentes. También era foco de atracción de población que se establecía alrededor del campamento militar-las canabae-que, en algunos casos, fueron el origen de ciudades como León, surgida de la legio VII Gemina o Astorga18. En aquellos lugares donde la sociedad civil no estaba lo suficientemente asentada para afrontar las obras civiles que el desarrollo romano exigía en las fronteras del Imperio, se hacía trabajar a la tropa en labores propias de civiles, como calzadas, acueductos, etc. Teniendo en cuenta que siempre el ejército va primero y después se construye la infraestructura. A partir del siglo III, las constantes escaramuzas de los pueblos bárbaros afectaron al sistema defensivo tan estático como falto de reclutas. Diocleciano llevó a cabo importantes reformas. Las legiones aumentaron a sesenta unidades y las tropas se reorganizaron y se redistribuyeron. Cada provincia fronteriza contó con dos legiones y tropas auxiliares en un intento por convertir el Imperio en una fortaleza. No obstante, estas tropas, limitanei, fueron perdiendo capacidad operativa y hubo que recurrir a los vexillationes, especie de cuerpos especiales o a los comitatenses, legiones móviles19.

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OREJAS SACO DEL VALLE, Almudena (1995): Del “Marco geográfico” a la “Arqueología del paisaje”. La aportación de la fotografía aérea, CSIC, Monografías, 15, pp. 69-76. 18 MORILLO CERDÁN, Ángel (2006): “Abastecimiento y producción local en los campamentos romanos de la región septentrional de la Península Ibérica”, en MORILLO, Ángel (ed.) Arqueología militar romana en Hispania. Producción y abastecimiento en el ámbito militar, León, pp. 33-74. 19 FERNÁNDEZ OCHOA, Carmen y MORILLO CERDÁN, Ángel (2002): “Entre el prestigio y la defensa: la problemática estratégico-defensiva de la murallas tardorromanas en Hispania”, en Arqueología militar romana en Hispania, Anejos de GLADIUS 5, pp. 577-589.

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En el siglo IV, Constantino introdujo los últimos cambios, aumentando el número de fuerzas móviles, en detrimento de las fuerzas fronterizas. El ejército se barbarizó con los foederati y el Imperio fue defendido por quienes lo habían atacado antes. Y para terminar, en palabras de Manuel Castaños y Montijano, Vicepresidente de la Comisión de Monumentos de Toledo, hace exactamente un siglo, “La Arquitectura Militar ha seguido, como la religiosa y la civil, paso a paso las marcha progresiva de la humanidad; primero, defensas rudas, indecisas, incipientes, sencillas, rudimentarias, y después, conforme se iban buscando medios de destruirlas y hacerlas ineficaces, se fueron perfeccionando para contrarrestar los empujes de la tormentaria; esta a su vez, aumentaba su potencia destructora, y aquellas su potencia resistente; y así, en oposición constante la Fortificación y la Poliorcética, cambiando de formas y de procedimientos, siempre contrarios, ha ido y sigue marchando la humanidad, destruyendo y creando constantemente” 20.

Las murallas en época romana, Legio VIIGemina , León, España

20

CASTAÑOS Y MONTIJANO, Manuel (1900): Ensayo de fortificación arqueológica: Estudios históricos de fortificación, poliorcética y castramentación desde los tiempos más remotos hasta los del empleo de las armas de fuego, Madrid. Ver también PÉREZ GONZÁLEZ, Cesáreo (2005): “Ejército Romano y Arqueología”, Arqueología Militar Romana en Europa, Segovia, pp. 15-27.

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La señalización de las costas, La “Torre de Hercules” (La Coruña, España)

Las murallas en época romana, Asturica Augusta, (Astorga, España)

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