El semanario Redención: un estilo de coacción y propaganda

July 27, 2017 | Autor: J. García-Funes | Categoría: Propaganda, Sistema Penitenciario, Catolicismo Social, Redención
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Descripción

El semanario Redención: un estilo de coacción y propaganda Juan Carlos Garcia Funes Universidad Complutense de Madrid INTRODUCCION Como herramienta principal del Patronato Central y de la Dirección General de Prisiones, el semanario Redención constituía una de las manifestaciones oficiales de la propaganda franquista dirigida hacia el cambio de imagen respecto al régimen y a la extensión de una nueva concepción del sistema penitenciario basada en una fundamentación teológica en la que “todas las interpretaciones acerca del problema de los presos aceptaban que la redención de penas era la verdadera solución cristina, jurídica y política”1. Desde una ideología penitenciaria que dejaba atrás las anteriores bases correccionales, la actividad propagandística se vertebraría su discurso en torno a la reclusión como medio por el que el recluso comprendía su situación como producto de la desviación de sus ideas, aquellas que le habían llevado ya no a delinquir, sino a pecar, y el nuevo sistema le permitía redimir su pena, fundamentalmente a través del trabajo como medio regenerador. Tomando Redención como fuente para el acercamiento al mundo penitenciario, podemos observar que conforma un punto de confluencia entre el engranaje formado por la doctrina, la propaganda y el sistema penitenciario del régimen con el mundo penitenciario en el que el recluso se veía inmerso; desde las páginas del semanario el preso veía cómo se le ofrecía el logro de su libertad a través de la asunción de la doctrina del Nuevo Estado mediante una labor de redención espiritual. Con esto, resulta necesario analizar el imaginario que el sistema quería presentar tanto a la misma población reclusa y sus familias como al resto de la sociedad. Con el estudio del semanario Redención, pretendemos realizar un acercamiento a los elementos formales de la propaganda penitenciaria franquista, si olvidar que desde sus inicios fue articulada junto a todo un entramado de búsqueda del colaboracionismo de los propios reclusos. Al centrarnos en esta publicación periódica debemos acudir a los estudios específicos sobre el sistema penitenciario franquista, terreno por el que se extendió este vehículo propagandístico, sin dejar de lado una aproximación al contexto histórico y sociopolítico de los primeros años de consolidación penitenciaria. En dirección hacia el objetivo que nos proponemos, Gutmaro Gómez nos introduce en el conocimiento del sistema penitenciario franquista y el papel jugado por las prisiones como elemento consolidador del Nuevo Estado, indagando en la actividad desplegada por el Patronato de Redención de Penas por el Trabajo; facilita este estudio al poder analizar Redención como vertiente de la Redención de Penas por el Esfuerzo Intelectual. Sus aportaciones en torno al modelo propagandístico desplegado por los propagandistas católicos, dominante durante los años cuarenta, nos conduce hacia 1

GUTMARO GÓMEZ BRAVO; La Redención de Penas: la formación del Sistema Penitenciario Franquista, 1936-1950, Madrid: Catarata, 2007, p. 99

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Redención como la utilización más visible de los mismos presos en el sentido del uso propagandístico de la redención de penas.2 Un acercamiento a la Historia de la Propaganda, enfocada ésta desde la Historia, desde las Historia de la Comunicación, las ciencias de la comunicación o incluso desde la ciencia política puede enriquecer el análisis de los aspectos formales del semanario. Alejandro Pizarroso afirma que en España la Historia de la Propaganda suele quedar apartada de los estudios de ciencia política y apela a su estudio sólo puede entenderse dentro de la Historia General de la Comunicación Social (historia de los medios, del cine, del periodismo), ya que entiende la propaganda como un peculiar fenómeno comunicativo, de que su estudio diacrónico es inseparable del estudio diacrónico de los medios y de la comunicación en general3. Sin discutir frontalmente este aspecto, podemos avanzar la posibilidad de realizar un estudio del modelo propagandístico franquista desde la Historia, con la cautela de no perder de vista los estudios comunicativos de la propaganda, ayudando a los historiadores a enriquecer sus enfoques. Los múltiples factores del papel de las publicaciones periódicas durante la dictadura franquista son estudiados por Elisa Chuliá analiza, que teje un estudio de la política informativa del régimen utilizando la prensa como fuente más directa. Desde una detallada historia de los elementos que sustentan esta política de prensa, establece los puntos de conexión entre el poder, la prensa y la opinión pública en un sistema dictatorial. De esta aportación podemos sustraer la reflexión certera que refuerza la interpretación de los vínculos entre los elementos de poder, los medios de comunicación y la opinión pública en las dictaduras, apuntando a que no en todos los sistemas dictatoriales ni en todos los momentos de su existencia se verifican ni los mismos mecanismos de control sobre los medios de comunicación ni la misma intensidad en su aplicación ni la misma eficacia en sus resultado4. Esta reflexión se convierte en pieza clave para nuestro estudio para no perder de vista la necesidad de los análisis expresamente específicos de las particularidades del régimen franquista, en algunos estudios demasiado identificado con el resto de totalitarismos coetáneos. Las aportaciones de Mirta Núñez en torno a la propaganda franquista presentan un interesante enfoque de la misma desde la Historia de la Comunicación, analizando el empeño del régimen franquista “en darle la vuelta a la imagen más negra —la que procedía de las cárceles—, utilizando para ello la propaganda”5. Enfocando el despliegue propagandístico en los penales, hace hincapié en la imbricación del semanario con la labor de divulgación ideológica del nuevo poder. Además, arroja luz sobre la connivencia de la Iglesia con el aparato represivo franquista, en este caso partícipe del esfuerzo por la asunción del mensaje católico redentor por parte de los reclusos mediante la participación directa de los eclesiásticos. 2

GUTMARO GÓMEZ BRAVO; El exilio interior: cárcel y represión en la España franquista, 19391959, Madrid: Taurus, 2008 3 ALEJANDRO PIZARROSO QUINTERO, “La historia de la propaganda: una aproximación metodológica”, Historia y Comunicación Social, n º 4 1999, 145-171 4 ELISA CHULIÁ RODRIGO, El poder y la palabra. Prensa y poder político en las dictaduras. El régimen de Franco ante la prensa y el periodismo, Madrid: UNED, 2001 5 NUÑEZ DIAZ BALART, M. “Propaganda oficial para adornar el mundo carcelario en la posguerra”, Historia y Comunicación Social, nº 4 1999, pp.135-144

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Señalando hacia el carácter desmovilizador del régimen franquista, y analizando la propaganda política como importante agente socializador, Francisco Sevillano apunta hacia el modelo elaborado y consistente de política informativa por parte de las autoridades del régimen6. Este autor enmarca el modelo de información franquista a medio camino entre el “totalitarismo imperfecto” de “estructura piramidal culminada por el Estado”7, y su dependencia “del ministro de turno, del contexto político nacional e internacional y otras variables”8, pudiendo obtener como factor común de las políticas informativas el expreso empeño por tener todo bajo control el poder informativo. También se señala la importancia de enmarcar históricamente dichas políticas que fueron concretando la conceptuación esencial del sistema informativo según el contexto político y las necesidades específicas concretas de cada período, dividiendo en cuatro fases la aplicación de la censura en consonancia con las necesidades inmediatas de la dictadura,9. Como nuestro acercamiento a Redención abarca principalmente la inmediata posguerra y los años cuarenta, resulta interesante profundizar en las dos primeras fases de las políticas informativas que establece Sevillano para poder realizar un paralelismo con la publicación que nos ocupa. Como veremos, el dirigismo del semanario por parte de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) conlleva que Redención sea una excepción entre las publicaciones periódicas puesto que los aparatos de propaganda del Estado estaban más ligados a Falange, pudiendo diferenciar los discursos de estas dos “familias” y la intencionalidad de cada una respecto al desarrollo doctrinario, a pesar de confluir en aspectos como el tratamiento del discurso construido de Franco y su iconografía específica. Desde la concepción de la función social de la prisión como elemento de humillación y adoctrinamiento, Domingo Rodríguez atribuye al ámbito penal la contribución al proceso de regeneración más allá del castigo, y jugando las delirantes conclusiones de los psicólogos del régimen que apuntaban hacia la revolución y el marxismo como enfermedad que precisaban de tratamiento médico, establece paralelismos entre terminología médica y penitenciaria, analizando la función del aislamiento como “cuarentena” y la propaganda como el “tratamiento”10.

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FRANCISO SEVILLANO CALERO, Dictadura, socialización y conciencia política: persuasión ideológica y opinión en España bajo el franquismo (1939-1962), tesis doctoral, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2000 SARA NUÑEZ DE PRADO Y CLAVELL, S, “Modelos de información franquista; hipótesis interpretativa”, II Encuentro de Investigadores del Franquismo: Alicante, 11, 12 y 13 de mayo de 1995, Vol. 2, 1995, pp. 197-204 8 CARLOS BARRERA DEL BARRIO, “Políticas de información y propaganda durante el franquismo”, en II Encuentro…, Vol. 2, pp. 97-109. 9 Las fases que establece Sevillano son las siguientes: “La intervención militar de la información (18 julio-30 enero 38)”, “Hacia un modelo totalitario de la información (30 enero 38- 27 julio 45)”, “La búsqueda de un nuevo orden informativo (27 julio 45-19 julio 51)”, “El Ministerio de Información y turismo y la ‘doctrina de la información’ de Arias Salgado (19 julio 51-10 julio 62)” 10 DOMINGO RODRÍGUEZ TEIJEIRO, ”La imposición de una identidad: la función socializadora del sistema penitenciario en la posguerra civil (1938-1945)”, Actas del VII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Santiago de Compostela – Ourense, 21-24 de Septiembre de 2004. 7

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Dentro de los estudios de la Iconografía del Poder, encontramos valiosas aportaciones como los estudios de la Iconografía de Franco, de los que podemos obtener enfoques importantes a la hora de la comprensión de la imaginería volcada en las páginas de Redención, fuente interesante para desarrollar un estudio en este sentido. En esta línea pueden encontrarse los trabajos recogidos en los dos volúmenes Materiales para una iconografía de Francisco Franco, que analiza al dictador como “mosaico icónico” en el que cristalizaron modelos de discurso que manaban de la violenta estética de la propaganda. Desde esta disciplina se pueden interrogar las formas en las que Franco fue proyectado como líder militar, político, estadista, y difundido a través de las páginas del semanario.11 Considerando estas cuestiones, nos adentraremos en el análisis de Redención enmarcándolo entre las manifestaciones propagandísticas del sistema penitenciario franquista, atendiendo a los precedentes del modelo propagandístico, sus inspiradores y fundadores - que condicionarán su fundamentación- , llevándonos a comprender mejor su difusión, despliegue y efecto último sobre los reclusos, receptores últimos del conjunto de mensajes doctrinarios.

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Pueden verse al respecto Al respecto, por ejemplo, véanse los trabajos recogidos en los dos volúmenes Materiales para una iconografía de Francisco Franco, número 42-43 de Archivos de la Filmoteca: revista de estudios históricos sobre la imagen, n º 42- 43, Valencia, octubre 2002-febrero 2003

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Redención y la manifestación católica de la propaganda. El semanario Redención aparece por primera vez en Vitoria, sede del Servicio Nacional de Prisiones, aunque muy pronto se trasladó su actividad a la madrileña cárcel de Porlier. El proyecto estaba enmarcado bajo el dirigismo de la ACNP, que conformaba el máximo exponente del catolicismo seglar, y baluarte de la línea nacionalcatólica del régimen, como veremos con posterioridad. Al ser el único el único periódico que podía circular por las cárceles12, en cumplimiento “de un deseo del Caudillo, que quiere así mitigar la preceptiva prohibición de la lectura de periódicos en las Prisiones” el propio Director General de Prisiones, Máximo Cuervo, anunciaba en el primer número que el semanario se desarrollaría como: Órgano del Patronato Central de Redención de Penas por el Trabajo y, como tal, portavoz autorizado de los trabajos que se organicen que alegrarán la vida de los reclusos, llevando pan a sus hogares y reduciendo la duración de sus condenas a términos de generosidad insospechada; va a ser además órgano de comunicación de la Jefatura del Servicio Nacional de prisiones y del Patronato con sus colaboradores inmediatos, que son los funcionarios que realizan este servicio y las Juntas locales; va a ser por último publicación que interesará a las familias de los reclusos y en general a todos los españoles13.

Desde el Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo se atribuía su fundación a estas palabras de Franco el primero de abril de 1939: “Para ellos [acerca de los presos redimibles] fundaremos prensa especial, crearemos entidades Editoriales, dispondremos una propaganda noble y digna”14. Aludiendo a estas palabras y como declaración de principios de doctrina y propaganda: El Patronato comprendió el alcance de esta iniciativa para que el preso no estuviera ausente del pensamiento y de la historia de su Patria y aun de los mismos acontecimientos del extranjero, y quiso servirle temas de meditación y conversaciones en las largas horas de soledad, librándole de las ideas fijas que deforman su conciencia y de 15 las estériles murmuraciones con sus compañeros.

Estas palabras suponen un avance de la intencionalidad de Redención desde su primera aparición: dirigir la conciencia del preso hacia la Nueva España y hacerle buscar el aislamiento respecto a sus compañeros y sus ideas, que habrían provocado su reclusión. Así, Redención surge como vehículo de propaganda del sistema penitenciario 12

La lectura de prensa se había prohibido con la derogación de la Orden de 22 de abril de 1931 que permitía recibir y leer prensa a los reclusos, a excepción de los que se encontrasen en situación de incomunicados por disposición judicial y de los que sufrieran castigo de aislamiento, en G. GÓMEZ BRAVO, G., La Redención…, pp. 170-171. 13 Palabras de Máximo Cuervo, en Redención, n º 1, 1 abril 1939 14 Memoria del Patronato Central para la Redención de Penas por el trabajo: El primer año de la obra de Redención de Penas, 1940; pp. 27-28 15 El primer año…

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y desde el cual se haría eco de los avances en cuanto a la función redentora de la prisión. Su primera aparición tuvo lugar el primero de abril de 1939, significativa fecha explicada por una “providencial coincidencia, que dispuso que cuando cierta rotativa de provincias lanzaba los primeros ejemplares del primer número, el clarín de la Radio Nacional uniera su llamada al rumor poderoso de las máquinas anunciando el Parte de Paz”16. Como veremos a continuación, no existió tal coincidencia ni la publicación fue improvisada tras las palabras de Franco, pues ya había existido una labor previa de preparación del semanario. Con anterioridad a la publicación de la primera tirada se había puesto en marcha una campaña para conseguir el mayor número posible de suscriptores y colaborados, de la mano de los directores de cada prisión, mostrando las ventajas que retribuiría la colaboración con la publicación. Se presentaba el semanario como una fuente de información sobre los beneficios que reportaba la reducción de pena, como la ayuda económica a las familias, y el trato favorable hacia el recluso. En aquellas prisiones en las que hubo más reticencias a la colaboración o la suscripción, la dirección del centro insistía, hablando con los reclusos de forma individual día tras día y también comunicándolo colectivamente. En aquellos lugares donde se conseguían cifras más altas que en los primeros acercamientos, además de poder pensar en la utilización de otros medios más “atractivos”, como veremos más adelante, se habían utilizado órdenes que presionaban a los corresponsales para aumentar suscriptores, de lo contrario no conseguirían redimir su pena; incluso en algunas prisiones se obligaba a suscribirse a los reclusos con dinero17. Si atendemos a las Memorias de la Obra de Redención de Penas, encontramos la contradicción en estas líneas que suavizan la labor difusora de Redención: Los reclusos lo pagan espontáneamente, sin presión alguna de los funcionarios, al módico precio de dos pesetas al trimestre. Lo esperan con ansiedad, lo leen y releen con avidez, lo discuten como cosa propia, lo entregan a sus mismos familiares y envían a la redacción millares de colaboraciones que reflejan como pocas otras cosas, descontando lo que en ello puede haber de halago, el estado de ánimo de muchísimos infelices en orden a sus errores y a las perspectivas que España generosamente les brinda18.

Los presos que adquirían semanalmente el periódico podían obtener beneficios por su suscripción, como lograr permiso para comunicaciones postales extraordinarias. El precio inicial era de 2 pesetas al trimestre, pero en 1944 pasó a 3 pesetas y media al recuperar sus 6 páginas iniciales que había disminuido a 4 una temporada debido a la escasez de papel –aspecto que analizaremos con posterioridad.

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El primer año… p. 31 D. RODRIGUEZ TEIJEIRO, La imposición…, .citando a D. DIAZ CABRERA,. Once cárceles y destierro. Santa Cruz de Tenerife: el autor, 1980, p. 97 18 El primer año… 17

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La redacción corría a cargo de un redactor-jefe y un grupo de redactoresreclusos que con esta labor redimían pena, al igual que los corresponsales. A los trabajadores espontáneos se les computaban los trabajos que eran publicados para, en virtud del tiempo empleado y bajo la estimación del Patronato, realizar el cálculo de la redención de su pena. Los artículos editoriales, así como los de contenido político y religioso, corrían a cargo del Director del periódico, y en dependencia directa del Director General de Prisiones. Tanto para el caso de los redactores y corresponsales, como para el de colaboradores y suscriptores, estos eran los “beneficios” ofrecidos por el sistema penitenciario para intentar vencer las reticencias que pudiesen acontecer a la hora de acceder a su adquisición, principalmente por parte de presos que antes de la sublevación habían engrosado los periódicos de izquierdas. Con la colaboración de los propios presos, se conseguía que de las manos de aquellos que sufrían condena se ensalzase el carácter paternal ya no sólo de las direcciones y el personal de las diversas prisiones, sino también de la Nueva España hacia “quienes olvidaron los más elementales deberes de patriotismo”19. De esta manera, los propios presos eran los que, desde dentro de las prisiones y desde la voz del semanario, exaltaban al régimen y su doctrina penitenciaria. No debemos pasar por alto la problemática que podía acarrear entre los mismos presos la disputa entre los que colaboraran con la publicación y quienes se negaban a hacerlo. Para comprender mejor la naturaleza de Redención, es necesario valorar los parámetros en los que se desenvolvió el aparato propagandístico franquista y más específicamente el modelo propagandístico penitenciario. No fue un elemento improvisado ni mucho menos espontáneo, como sí podría imaginarse tras observar el carácter circunstancial de algunas decisiones y medidas penitenciarias. Con anterioridad a la guerra ya se estaba elaborando un “plan de imagen sobre las cárceles y los presos”. Este plan estaba impulsado por los propagandistas católicos que estaban desarrollando nuevas técnicas publicistas y propagandísticas a lo largo de los años veinte y principios del treinta20. El gran perfilador de este plan fue José Sánchez de Muniaín, vocal de Prensa y Propaganda del Patronato de Redención y primer director del semanario que nos ocupa. Este navarro curtido en el tradicionalismo había comenzado su andadura como secretario de Ángel Herrera Oria, a la vez que desarrollaba su actividad en el Consejo de Administración de La Editorial Católica y presidente de su Junta de Gobierno. Entre otras ocupaciones también presidió el Consejo académico de la Escuela de Periodismo de la Iglesia; con estos precedentes podemos comprender la importancia que tiene que Redención estuviese dirigido por este destacado propagandista, catedrático de Estética (principios e historia de las ideas estéticas). Para la propaganda penitenciaria, Muniaín dejó asentadas unas bases que dominarían los años cuarenta, influencia que perduró durante el mantenimiento de los tradicionalistas como familia influyente en la Justicia franquista. El ensamblaje principal que aquí estudiamos es el producido de la unión de un mensaje de la redención de penas teológico y jurídico con la propaganda del sistema penitenciario. Muniaín fue 19 20

D. 281 de 28 de Mayo de 1937. Boletín Oficial de 1 de junio de 1937 G. GOMEZ BRAVO, La Redención…, p. 156

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el encargado de establecer las pautas necesarias la elaboración de un modelo propagandístico adecuado a estas premisas. El momento idóneo para el despliegue de este plan para transformar la imagen del régimen, que se había caracterizado por una imposición represiva, sería el día del fin de la guerra. Comenzaría la propaganda dirigida a hacer concebir tanto a reclusos, como al resto de la sociedad, que “las prisiones no son recintos cerrados; alrededor de ellas, como alrededor de un tumor maligno, existe una parte de la sociedad, quizá mayor de lo que se cree (…) por lo menos preocupada y apenada”21 y como tal, “el Caudillo desea la redención espiritual y política de todos los capaces de redención, para reintegrarlos al seno de la nación como tales ciudadanos españoles”22. La imagen oficial de las prisiones cumpliría hasta bien entrados los cincuenta, una triple misión: religiosa (elaborada por capellanes y Acción Católica), patriótica (fundamentada en todo tipo de actos conjuntos con la participación directa de los reclusos) y artístico-cultural (dedicada a la lucha contra el analfabetismo y la difusión de la enseñanza especial). Este modelo giraría en torno al concepto de propaganda “positiva” basada en la modernidad de las técnicas, pretendiendo abandonar anteriores métodos que según los propagandistas se habían tornado finalmente inefectivos. Los propagandistas católicos comprendieron como ineficaz las técnicas de propaganda desarrolladas por los falangistas, con una retórica más revolucionaria y bajo las líneas de los modelos fascistas de propaganda totalitaria de masas en la búsqueda del enfrentamiento directo23. Apostando más por técnicas concisas, dirigidas en mayor medida hacia la individualidad, Muniaín teorizó sobre la función y la utilidad de la propaganda en el tratamiento de los reclusos, y expuso una concepción de la propaganda, con un triple carácter, basada en el pensamiento tradicional religioso: la propaganda debía conquistar la voluntad, delimitar su objetivo formal y definirse como una acción esencialmente social. El recluso, que una vez asimilado el mensaje y con su voluntad conquistada, podría ser acogido en un proyecto común, tratándose de “una noción de la jerarquía social como suma de individualidades que se opone a toda doctrina heredera del pacto social”24. A la teorización sobre las técnicas propagandísticas siguió la puesta en práctica de las mismas, y ante la existencia de reclusos con ideologías fuertemente arraigadas, los propagandistas debían buscar la manera de quebrar las redes de solidaridad y apoyo que los presos políticos habían desarrollado dentro de las prisiones, las cuales serían un gran impedimento para el acceso individual a cada preso. Para ello, se incrementó el 21

J. A. PÉREZ DEL PULGAR, La solución que España da al problema de los presos políticos. Valladolid: LibreríaSantarén, 1939, p. 50. 22 Palabras de Máximo Cuervo, en Redención nº 1 23 Memoria Oficial sobre las prisiones de la Nueva España, p.14; se fijan los instrumentos para llevar el ideal de conversión a través de la propaganda moderna, basada en estos principios: “1. Creemos más eficaz la propaganda individual que la colectiva y los instrumentos principales de aquélla son la caridad cristiana y la formación sistemática intelectual para llegar al convencimiento. 2. Los reclusos reciben mejor la propaganda abierta, clara y noble, que la propaganda enmascarada. 3. Se reduce por el momento, en la masa, a repetir las ideas fundamentales. 4. Es más eficaz la propaganda positiva de nuestras ideas que el ataque a las ideas rojas. 5. El mejor instrumento de los reclusos arrepentidos es Redención” 24 G. GOMEZ BRAVO, La Redención…p. 161

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esfuerzo en la creación de grupos de colaboración alrededor del trabajo ofertando beneficios en la redención de penas. Comprendieron que si buscaban el aislamiento del preso político y su empequeñecimiento fruto del efecto psicológico que le produciría el beneficio penitenciario por la claudicación moral e ideológica, sería más fácil disolver los lazos políticos e ideológicos de la población reclusa en general. Para facilitar esta tarea, se lanzaba la oferta de participación de los presos en labores de propaganda de prisiones a cambio de redimir pena, naciendo la Redención de Penas por el Esfuerzo Intelectual. Terminaremos este primer editorial de REDENCIÓN con unas palabras de afecto. Porque esto es fundamentalmente nuestro periódico un amigo. El amigo más leal y desinteresado de los presos de España; el compañero de los ratos de soledad, que querría tener unas palabra buena para cada de sus varios estados de ánimo; el consejero de él y de su familia; el vínculo alegre con el mundo exterior, que le informe de los principales acontecimientos nacionales y extranjeros; el portavoz de la Jefatura Nacional y del Patronato, que le buscará, por medio de su difusión, obras en que trabajar, y, con ellas, satisfacción interior, reducción de la condena, mejoramiento del régimen de vida y pan para la mujer y los hijos. Pan que no será una limosna, ni una atención justa de la beneficencia del Estado, sino ganado por el cabeza de familia ausente.25

Además de la participación directa de capellanes y auxiliares seglares de Acción Católica en la labor propagandística26, que podemos entender con un carácter más pasivo de la participación del recluso (no por ello menos doliente), las principales actividades de propaganda oficial penitenciaria conllevaban la participación más o menos directa de los reclusos: la biblioteca privada del recluso se formaría con ediciones de libros especiales, al igual que las bibliotecas de las prisiones; los talleres penitenciarios y las escuelas franquistas, el aprendizaje de oficios, las escuelas de analfabetos y de cultura general contarían con la implicación directa de su trabajo y esfuerzo de aprendizaje; y, en el caso que nos ocupa, la elaboración del semanario Redención. En el sentido de estas manifestaciones, el papel de la propaganda cultural se desarrollaba entre tres conceptos: el trabajo, la conducta y la instrucción (primaria y religiosa). Así, se buscaba la utilización de los ratos vacíos, la lectura, la formación personal y la exposición de ideas para hacer partícipe al recluso, márgenes entre los que se enmarcaría la utilización propagandística de la Redención de Penas por el Esfuerzo Intelectual y de la cual su difusión se hacía mediante el semanario Redención, que aportaba constantes informaciones desde alfabetizaciones masivas a conferencias en cada prisión, pasando por manifestaciones artísticas.

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Editorial. Redención, nº 1 La participación seglar en las prisiones también era muy difundida desde las páginas de Redención: por ejemplo, la noticia: Provincial de Segovia: Catequesis: a cargo de jóvenes de Acción Católica han comenzado las conferencias preparatorias de la comunión pascual y la labor de catequesis y apostoladoLos jóvenes fueron presentados por el director, en Redención nº 109, 26 de abril 1941 26

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“La formación sistemática intelectual para llegar al convencimiento” se concretaba como pieza fundamental de la labor propagandística. De ahí la consonancia entre los medios escritos y la labor divulgativa ideológica para unos presos que “solicitan con ansiedad conocer los principios fundamentales del Movimiento”27.

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El primer año…, p. 16.

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En busca de criterio legitimador: LA CONQUISTA DE LOS INTELECTUALES. La dirección del semanario pretendió revestir la publicación de profesionalidad indiscutible. En esta línea, se publicó un esquema basado en la conferencia que el subdirector Nicolás González Ruiz dio en la Escuela de Estudios Penitenciarios el día 9 de noviembre de 1940, acerca de las “Normas de periodismo aplicadas a Redención”, en el que introducía los orígenes y pautas del funcionamiento de este semanario. El autor, que recalcaba su inspiración en las palabras del Caudillo, afirmaba sentirse identificado con el espíritu de sus realizadores, Cuervo y Muniaín28. Basando su intervención en el subtítulo del semanario –Semanario para los reclusos y sus familias-, afirma que “hay otros [periódicos] en el mundo, pero REDENCIÓN es único en su espíritu y en su hechura”, marcando como aspecto diferenciador el criterio “que presidió en aquel acto”, haciendo alusión a las declaraciones de Franco el 1 de abril de 1939. Este criterio lo establece en contraposición con las precedentes publicaciones de presos que más bien consistían en una “revistita en la cual vertían su contenido doctrinal y sus excelentes intenciones los funcionarios del Cuerpo y de la Dirección General. Tal cual articulo de fondo sobre orientaciones penales, tal cual sermoncito enderezado a que los presos se convencieran de que debían ser buenos chicos, y a lo más un extracto de noticias actualidad”. Redención estaría “redactado por presos” y “hecho con criterio periodístico” como “novedades de trascendental importancia” para exaltar la excepcionalidad del semanario, convirtiéndolo “verdaderamente en un periódico”. La actividad del periódico supondría que “los presos miren el periódico como cosa propia, puesto que saben que los redactan compañeros suyos”, y que “se cumpla la norma general de toda propaganda bien orientada, que exige que ésta se lleve a cabo por individuos pertenecientes a la comunidad a la cual se dirige”. Podemos observar en sus palabras otro eje fundamental del modelo propagandístico a seguir por el semanario, el de la propaganda a través de la difusión (e interpretación) de la noticia: El individuo, preso o no, que se suscribe a un periódico quiere que éste sea un buen periódico. Cuando desea exposiciones doctrínales, se compra un libro y cuando desea sermones va a la Iglesia. Cuando compra un periódico es que quiere noticias. Pero se nos dirá que al preso no hay que darle lo que quiere, sino lo que le conviene. En efecto; pero hace falta que lo tome. Y la propaganda en el periódico, ni para presos, ni para no presos, es aceptada más que a base de noticias”.

Como “un periódico no tiene obligación de publicar todo lo que pasa en el mundo”, no existiría un periódico “sin criterio de selección de noticias”. El criterio establecido para la selección de noticias respondería al intento de que “de las noticias que hay en el mundo lleguen al periódico preferentemente las que interesan al público que el periódico cultiva” y al esfuerzo de omitir aquellas que, sin tener verdadera trascendencia, no interesan, molestan o perjudican a ese público”.

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Redención, n º 86, 16 diciembre 1940

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Las noticias que interesaban al “público”, la población reclusa, se obtenían mediante una red de corresponsales que, consciente de ese criterio, aportaba las noticias de las prisiones. En cada prisión, un corresponsal redimía pena remitiendo noticias semanalmente. Esta actividad, volcada en la sección “Noticiario general”, era señalada por González Ruiz como “una de las secciones más interesantes del periódico, puesto que las noticias interesan tanto más al lector cuando más de cerca le tocan”. Por deducción de estas palabras, las noticias que le importarían menos al recluso serían “las noticias del mundo exterior”. Para ellas, una redacción de reclusos recogían de la prensa diaria “las noticias más importantes, las resumen, acopla y ordena”. Llegados a este punto conviene realizar un breve repaso a la política informativa de los primeros años de la formación del Estado para poder establecer una comparativa entre Redención y el resto de publicaciones periódicas29. Como después de 1938, con el primer gobierno de Franco, las competencias en prensa y propaganda en los organismos estatales se dirigió desde el aparato de Falange, la fascistización del Nuevo Estado en estos años proyectaba un modelo propagandista en línea con los regímenes fascistas, con una doctrina de la comunicación de pretensiones totalitarias. En 1941 se creó la Vicesecretaría de Educación Popular, que transfirió las atribuciones de propaganda a la Secretaría General del Movimiento, respetándose la división de competencias habida en la política cultural entre FET y de las JONS y la Iglesia Católica, coincidiendo con el deterioro de la imagen de Serrano Suñer y el descenso de la preeminencia nacionalsindicalista de Falange. El control comunicativo falangista conduciría a que existiese una especial preeminencia a las noticias del desarrollo de la guerra mundial. Si observamos las noticias internacionales publicadas en Redención, la omnipresencia de las noticias referentes a los logros obtenidos por las potencias del Eje en el conflicto bélico toman dimensiones importantes, siempre en al dirección del ensalzamiento de los logros obtenidos por estos estados. En un principio cabría pensar en la consecuencia lógica del control falangista, pero no podemos olvidar que la dirección del semanario estaba en manos católicas. Si el equipo de redactores que seleccionaba las noticias internacionales acudía a prensa nacional la preeminencia en la prensa en general lógicamente repercutiría en la selección de noticias para Redención. Pero también podemos pensar en un interesado despliegue de las noticias referentes a la Alemania nazi y la Italia fascista como un elemento desmoralizador, como ataque ideológico (y por tanto psicológico) para unos reclusos que podrían aspirar a ver la derrota de los países que había ayudado directamente al régimen que los recluía. Como la dirección de Redención buscó desde un principio la participación de profesionales del periodismo que habían participado tanto durante la guerra como durante la República en publicaciones de izquierda, el grado de coacción puede entenderse mayor hacia estos reclusos más ideologizados, que ahora veían cómo 29

Excelente análisis de la política informativa franquista en F. SEVILLANO CALERO, Dictadura, socialización…

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mediante su colaboración en el semanario podían conseguir ventajas penitenciarias; el “precio” que tenían que pagar era la claudicación de ser partícipes de la maquinaria propagandística del régimen, aspecto que traería consecuencias entre la población reclusas y sus redes de apoyo, que veían cómo se empezaban a generar tensiones entre quienes no cedieron a la oferta y a quienes la aceptaron con mayor o menor resignación. La inmensa mayoría de los periodistas detenidos a los cuales se había requerido para colaborar en Redención se negaron a hacerlo, a pesar de encontrarse en situación parecida o más grave que la conocida por los redactores del periódico. El semanario era mal visto por los presos, que sentían un profundo desprecio por los redactores que habían aceptado la participación. Pero debemos conocer que para vencer las reticencias de los presos, tanto a la hora de colaborar con el semanario como de suscribirse, el régimen ofrecía desde salvar la vida hasta comunicaciones postales extraordinarias con los familiares. Casos como el de como fue el caso de Juan Antonio Cabezas, que había sido redactor jefe del periódico socialista asturiano Avance en 1936 y 1937, y que en la práctica era virtual director de Redención o como el de su compañero Juan Manuel Vega Pico reflejan el hecho de que algunos reclusos se librarán de la pena de muerte gracias a su trabajo en el semanario.30 Peor suerte corrió el dibujante Carlos Gómez Carreras, que publicaba bajo el seudónimo de Bluff, fue recluido por participar con sus dibujos en Correspondencia, La Traca y Adelante. Su personaje, Canuto, ciudadano peso bruto, caracterizaba la personificación del orden social del bando nacional, durante su actividad antifascista. La adaptación del personaje para las páginas de Redención, ausente (teóricamente) de cualquier contenido atacante del Nuevo Estado fue denunciado como propaganda roja. Fue fusilado en Paterna, acusado de rebelión e incitación a la rebelión por dos tiras cómicas en las que se habría hecho propagandismo rojo mediante la interpretación de algunos símbolos que utilizó en dichas tiras.31

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J. L. ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, Memoria y trauma en los testimonios de la represión franquista, Barcelona: Anthropos, 2007, nota 13, p. 122 31 G. GÓMEZ BRAVO, El exilio…, p.130-132

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Aproximación a las formas, contenidos e intencionalidad de las secciones Incluso de un elemento tan secundario a priori como el papel que se utilizaba para Redención podemos obtener conclusiones que nos muestren la importancia que para el Patronato tenía esta publicación. Los impedimentos aparecidos debido a la escasez de papel, a en noviembre de 1939 producieron una rebaja de una hoja inicialmente publicado con cuatro-, pasando de contar con ocho páginas a seis, salvando la necesidad de rebajar el soporte por las circunstancias europeas, pero avisando de la restricción de espacio para los colaboradores, sin llegar a suprimir secciones. Esquivar este obstáculo sin que afectase plenamente a sus contenidos, llevó a que en la editorial del 1 de junio de 1940, se anunciase el paso de tres a dos hojas, mientras los periódicos en la calle contaban tan sólo con una; mantuvo casi la todas las secciones, acudiendo al recurso de la reducción de los tipos en el texto y en los titulares, pidiendo concisión y brevedad.32 El semanario comenzaba sus paginas con apartados de noticias, información de la que podemos establecer una distinción entre la de ámbito internacional (desarrollo de acontecimientos o anécdotas del exterior, pero sobre todo de avances italianos y alemanes, predominante los primero años), de ámbito nacional (deriva del régimen desde los primeros momentos de la instauración franquista), información interna relativa al ámbito penitenciario (sobre todo acerca del sistema penitenciario, novedades en cuanto a normativas y decretos, funcionamiento del sistema de Redención de Penas, organización de los talleres penitenciaros, apertura de nuevas prisiones) e información interna intercarcelaria (noticias desde las diferentes prisiones españolas de cuanto acontece en las mismas: libertades, conmutaciones, defunciones, bautizos, conferencias) En Redención no aparecen la totalidad de las prisiones: deja de lado noticias acerca de destacamentos penales, batallones de trabajadores o colonias penitenciarias, así como mantener al margen de cualquier noticia otras prisiones. Cabe pensar que sean prisiones en las que no ha habido una extensión de la campaña por parte de la Dirección, que no se ha encontrado corresponsal colaborador que informe de las noticias o bien que se determinados penales estuviesen completamente fuera de la intención de emitir noticias por parte de las direcciones o de la dirección del semanario. Entre esta información intercarcelaria encontramos defunciones, traslados, libertades, indultos, conferencias, inauguraciones, conmutaciones de penas, movimientos de personal, visitas oficiales, progresos del semanario , aniversarios… que facilitan el análisis de la vida penitenciaria. Podemos extraer referencias doctrinales y religiosas, como noticias sobre matrimonios católicos, visitas de obispos, bautizos y comuniones masivos, que conforman una fuente para el conocimiento de la intencionalidad propagandística que se difundía desde la publicación, siendo presentados estos actos como triunfos del sistema penitenciario. Desde los actos religiosos del día, pasando por las festividades a santos y

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Redención, nº 33, 11 de noviembre de 1939; n º 62, 1 de junio de 1940

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vírgenes en fechas señaladas, encontramos el enorme despliegue de doctrina con la que pretendía conquistar al recluso. Las divergencias entre Redención y otras publicaciones son más visibles cuanto más nos alejemos de la prensa católica. Desde las páginas de Redención podemos observar claramente el contenido religioso, la doctrina católica, los contenidos eticomorales del nacionalcatolicismo, alejados de la propaganda nacionalsindicalista falangista. Aún cuando la estética pudiera parecer común en algunas ocasiones, los discursos son bien diferenciados, aunque no por ello desaparece Falange de sus páginas, existiendo numerosas referencias a Serrano Suñer, con más frecuencia a partir de la constitución de la Junta Política de FET y de las JONS33. El despliegue de una iconografía religiosa en consonancia con la identificación absoluta del régimen nos lleva a la creación y difusión de una nueva iconografía, la relacionada con el Estado franquista, y en mayor medida, con Franco. Esfuerzo notable fue el que realizaron los propagandistas católicos por crear la identificación absoluta del Nuevo Estado con la fe católica. La aportación que la Iglesia y los católicos seglares realizan con la puesta en disposición absoluta de sus medios para el Estado franquista, convierte a los canales clásicos de propaganda católica en canales de difusión del nuevo ideario y doctrina. El mensaje de identificación del nuevo gobierno con el gobierno divino, conformaba una simbiosis. El aparato franquista obtenía el beneplácito del más poderoso vehículo propagandístico del momento que lavase su imagen más cruda y represiva, revistiéndolo de una capa de piadosa que transformaba las cárceles en centros de transformación y redención del pecado (el delito desde el prisma eclesiástico), mientras que la Iglesia obtenía definitivamente las parcelas de poder años antes discutidas, teniendo a su plena disposición, entre otros elementos como podían ser los centros educativos, la cárcel como redil en el que extender su doctrina católica sobre los reclusos, de quienes se encargaría para reconducir hacia el verdadero camino de la salvación espiritual. “La libertad física, vendrá después, por añadidura”34. Se pretendía que los reclusos se identificasen con los principios de la doctrina católica, puesto que en cualquier otra prisión de España, un compañero, también recluso, estaba transmitiendo ideas positivas sobre los beneficios de seguir el camino de la redención espiritual como puerta hacia la libertad física. Pero no debemos obviar los condicionantes bajo los que redactores y corresponsales estarían escribiendo líneas como las que veremos a continuación. Un ejemplo destacable lo podemos observar desde las primeras noticias que se tienen del Hospital-Asilo Penitenciario de Segovia, cuando el corresponsal escribe desde “esta casa donde tiene una nutrida representación ese dolor físico que, llevado con ánimo sereno y confianza plena en el más allá, es carga llevadera”, donde la vida allí resultaba “no tan triste como acaso pudiera pensarse, sino llena de resignación y de fe”, rodeados de “cariños paternales” de una dirección y un personal que “se desviven” por los enfermos, sin que hubiese nada que “turbe nuestra fe”. Desde allí, y dentro de la imposibilidad de los enfermos, “incapaces de poder organizar masas corales para entonar alabanzas en su honor (sobre la celebración de la 33 34

Redención, núm 31, 28 de octubre Editorial. Redención nº 1

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Merced), la demostramos nuestra gratitud (…) de la única manera que nos era factible, poniéndonos a sus pies (…), ofrendándola nuestro dolor como cosa insignificante comparado con el que Ella experimentó al ver transido y yerto a su Hijo Sacrosanto y Divino”35. La celebración de festividades ligadas al régimen conformaban una herramienta más de castigo al preso, puesto que se veía obligado a cumplir con los actos impuestos por el sistema penitenciario incluso en lo que podrían ser pequeñas ocasiones de “expansión”. La altísima divulgación de estos actos muestra la intencionalidad del semanario de extender los principios ideológico-religiosos del Nuevo Estado. Nos encontramos, por ejemplo, celebraciones de la Fiesta de la Victoria, llevaba a cabo “con una ceremonia religiosa”, en la cual “al final, nuestro capellán dirigió la palabra a la población reclusa, haciendo ver que España fue grande mientras alzó la Cruz al lado de su Bandera, y que hoy nuestra Patria, ha recuperado sus destinos gloriosos porque ha vuelto a la fe.”36 Desde las palabras del capellán se observan los fundamentos del nacionalcatolicismo que ya desde los primeros momentos estaba presente en el discurso golpista y que continuaba en la retórica del establecimiento del Nuevo Estado, con la idea de “la Unidad de la Cruz y de la Espada”37, y el carácter de Cruzada del Movimiento Nacional, que había llevado a prisión a quienes recibían este discurso. La noticia de la visita la prisión de Cuéllar del obispo de Segovia Luciano Pérez Platero, en la cual el corresponsal detalla que el obispo quiso “confundirse con nosotros para dejarnos el consuelo de sus palabras”38, contrasta con la visión de un testigo, que afirma que Platero les dijo: “reclusos desgraciados, yo soy el pastor y vosotros las ovejas, si quiero os mato a todos”39. Podemos entender este encuentro como un perfecto ejemplo de la realidad aprehendida por los presos y la que el régimen pretendía mostrar a través del periódico. Las grandes consignas del régimen aparecían en recuadros que remarcaban su importancia y otorgaban preeminencia a las fórmulas que albergaban40. Asimismo, no son pocos los textos que explican la organización interna de las prisiones en torno al trabajo y la distribución de posibilidades laborales de redención, detallando la Organización de los Talleres Penitenciarios y la Aplicación de los principios económicos ordinarios, al trabajo en las Prisiones.41 El análisis de las cifras que se 35

Redención, n º 29, 14 de octubre de 1939 Redención, nº 10, 3 de junio de 1939 37 Discurso de F. Franco con motivo de la entrega del Ejército de la Cruz Laureada de San Fernando, 17 de julio de 1940 38 Redención, n º 22, 26 de agosto de 1939 39 SANTIAGO VEGA SOMBRÍA, De la esperanza a la persecución: la represión franquista en la provincia de Segovia, Barcelona: Crítica, p. 268, testimonio de Juan Muñumel 40 Sirvan de ejemplo las famosas palabras de Máximo Cuervo que se hacían reiterativas, “en nuestros organismos penitenciarios debe presidir: LA DISCIPLINA DE UN CUARTEL, LA SERIEDAD DE UN BANCO, LA CARIDAD DE UN CONVENTO” o las del Jefe Nacional de Prisiones, “para nuestro Caudillo, vosotros, los penados, sin dejar de serlo, pasáis a tener la nueva y excelsa categoría de trabajadores de España”, Redención n º 32, 4 de noviembre de 1939 y n º 19, 5 de agosto del 39, respectivamente. 41 Redención, n º 87, 23 de noviembre de 1940. 36

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aportaba conformaría otro estudio al margen en el que no es nuestra intención adentrarnos, pero no por ello resulta menos atractivo.42 Al margen de los casos en los que capellanes e instructores tuvieran una preocupación real por la alfabetización de los presos, pudiendo considerar que algunos mirasen por la instrucción y la riqueza cultural de los reclusos, la obligatoriedad de saber leer para poder salir en libertad (excepto para los sexagenarios) establecía una relación directa entre el empeño alfabetizador y de evangelización del recluso, ya que nos saldrían de la cárcel si continuaban analfabetos o no “conocían las verdades fundamentales del catecismo católico”43. En este sentido, en marzo de 1941 encontramos la primera entrega de una Cartilla de alfabetización junto a un Catecismo, ambos como suplemento en el mismo número44. Este particular esfuerzo se presentaba como demostrativo de la magnanimidad de Caudillo, visible en numerosas portadas y titulares de noticias de Redención, en el que las alfabetizaciones se anunciaban como grandes logros del régimen. La colaboración de los reclusos, en general de contenido literario-artístico percibe un descenso en 1941: no conocemos si por razones de espacio, por una menor iniciativa de los reclusos o por un deseo institucional de una menor aportación reclusa.

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Como ejemplo, Publicación de los beneficios de los Economatos: datos de septiembre y octubre de todo el listado de prisiones; Redención, n º 37, 9 de diciembre de 1939; también, Datos estadísticos

del mes de marzo de 1939: distribución por provincias de la asignación familiar, Redención, n º 6, 6 de mayo de 1939. 43 44

Memorias Anuales del Patronato para la Redención de penas por el Trabajo, 1944. Redención n º 103, marzo de 1941.

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CONCLUSIÓN La particularidad de Redención de imbricar propaganda y participación reclusa permite transformar una herramienta propagandística en elemento específicamente activo de coacción estructural dentro del sistema penitenciario franquista. Todo ello permite abrir un interesante campo a la hora de ampliar márgenes comparativos, ya no sólo en con otras publicaciones periódicas nacionales e internacionales, sino como posible foco de búsqueda de experiencias similares en otros sistemas penitenciarios. Además de realizar una comparativa de los modelos propagandísticos falangista y católico desde las páginas de sus respectivas publicaciones, el seguimiento de quienes los desarrollaron, así como de sus principales ideólogos, puede ayudarnos a indagar en la problemática más conflictiva que llevó a las mayores divergencias entre ambas familias. Seguir la pista a estos conflictos desde el conocimiento de los directivos y las directrices de Redención puede aportar un interesante enfoque para el estudio de estas rivalidades. Una profundización en el seguimiento del cuerpo directivo del semanario, ya no sólo desde el nivel ideológico como hemos apuntado, nos permitiría conocer más de cerca la actividad de los miembros aceneptistas que participaron directa o indirectamente en su desarrollo, pudiendo también indagar acerca de la coordinación que se establecía en torno a la red de corresponsales, accediendo al ensamblaje más directo entre los propagandistas católicos y los reclusos partícipes. Conocer los diferentes grados de implicación de los corresponsales y colaboradores, así como intentar hacer un seguimiento del éxito de las campañas en busca del aumento de los suscriptores son algunos aspectos interesantes que pueden aportar información valiosa que nos aparte de conjeturas que puedan llevarnos a errores interpretativos. Implicándonos en la búsqueda de las posibles confrontaciones entre reclusos por la colaboración con el semanario y conocer en qué medida repercutió sobre las redes de solidaridad existentes en las cárceles abren un abanico de hipótesis interesantes a la hora de valorar la medida en que la intencionalidad de sus creadores deterioró la moral de resistencia de los reclusos. Asimismo, se podría pormenorizar en los contenidos propagandísticos desde la comparativa de las actuaciones y cifras aportadas como ensalzamiento del régimen y la repercusión real que las mismas tenían tanto para el recluso, como para el mundo penitenciario en general y el conjunto de la sociedad. Todas ellas forman parte de aspectos que estoy desarrollando en mi tesis doctoral, dedicada a entender fundamentalmente este fenómeno y sus implicaciones.

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