El sello del Sol en Chichén Itzá

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Descripción

El sello del en Chichén Itzá

sol

Ismael Arturo Montero García

Autor: Ismael Arturo Montero García Dirección editorial: Nathalie Armella Spitalier Asistente editorial: Vicente Camacho Lucario Asistente de redacción: Natalia Ramos Garay Dirección de arte: Emmanuel Hernández López Diseño editorial: Berenice Ceja Juárez

El sello del Sol en Chichén Itzá Tomo 2 de la serie Astronomía Esta obra se terminó de editar en el mes de julio de 2013. © CACCIANI, S.A. de C.V. Prol. Calle 18 N° 254 Col. San Pedro de los Pinos 01180 México, D.F. +52 (55) 5273 2397 / +52 (55) 5273 2229 [email protected] www.fundacionarmella.org ISBN: 978-607-8187-xx-x Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin la autorización de los titulares. Diseño de portada: Berenice Ceja Juárez

Índice

5 Introducción



8 Ambiente natural del Área Maya



24 Los mayas a través de los tiempos



54 El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros



Una amplia región en Centroamerica Tierras Altas del Sur Tierras Bajas del Sur Costa del Pacífico Tierras Bajas del Norte

Dos mil quinientos años de historia Los antecesores de los mayas Protomaya Preclásico Medio (1000-350 a. C.) Preclásico Tardío (350 a. C.-250 d. C.) Clásico Temprano (250-600 d. C.) Clásico Tardío (600-800 d. C.) Clásico Terminal (800-1000 d. C.) Posclásico Temprano (1000-1250 d. C.) Posclásico Tardío (1250-1517 d. C.) Los mayas después de la Conquista Las etnias mayas en la actualidad

Introducción Generalidades respecto a la cosmovisión maya Los dioses El tiempo Los astros Observando el movimiento de los astros

99 Chichén Itzá

Introducción Mitos de origen Arquitectura Aspectos políticos Aspectos religiosos Decadencia de Chichén Itzá



130 El Castillo



145 Astronomía, geometría y arquitectura

Un edificio extraordinario Bajo el gobierno del Sol

Introducción Registrando el movimiento El paso cenital del Sol La geometría La arquitectura Los rumbos de las orientaciones



167 El supuesto apocalipsis maya del año 2012



174 Conclusiones



177 Glosario 181 Notas 186 Bibliografía 194 Ilustraciones 196 Fotografías



Introducción

El sello del sol en Chichén Itzá

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A los que se empeñan en preservar y difundir la ancestral sabiduría maya.

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a pirámide de El Castillo en Chichén Itzá, denominada en el año de 2007 por una campaña mediática una de las siete Maravillas del Mundo Moderno,1 cobra nueva notoriedad internacional al convertirse en el edificio emblemático para los pregoneros de las supuestas profecías apocalípticas mayas del año 2012. Cierto es que nunca disminuye su popularidad, pues durante cada equinoccio de primavera es centro de atención para miles de turistas que se congregan para apreciar el “descenso de Kukulkán”, a tal escala que la NASA en el año 2005 fijó su atención en este fenómeno. Por otra parte, cuenta con un sinnúmero de publicaciones de todo tipo y en varios idiomas, que la hacen una verdadera celebridad. Su perfil es un icono tan reconocible para todo el mundo que ciertamente es una imagen de identidad para México, opinión adecuada pues en conjunto con todo el sitio arqueológico la pirámide está inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1998, bajo el criterio de erguirse como una obra maestra del genio creativo humano. La investigación que se ofrece en esta publicación se desprende de cálculos arqueoastronómicos que realicé recientemente utilizando en gabinete un software especializado, y que se demostraron fehacientemente en campo durante el registro fotográfico efectuado durante el paso cenital del Sol el pasado 23 de mayo de 2012. En estas páginas se intenta demostrarla perfecta sincronía entre astronomía, geometría y arquitectura, que nos lleva a plantear que la pirámide de El Castillo, no sólo estaba destinada al culto religioso, sino que también funcionaba como punto focal para la observación del cielo, y en especial del Sol, para un registro calendárico. Durante el transcurso de un año, los mayas percibían durante el amanecer y el ocaso cómo el Astro Rey cambiaba de posición; el sello del Sol parecía moverse cada día. Este cambio de posición permitió establecer una relación temporal y espacial respecto al horizonte destacado por otros edificios al este y oeste. Realizaban así una lectura del espacio y el tiempo sobre puntos bien definidos, a los cuales el Sol retornaba de manera cíclica; estos retornos fueron referencia obligada para regir el sistema calendárico de Chichén Itzá.

El sello del sol en Chichén Itzá

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En esta publicación, que generosamente la Fundación Armella Spitalier patrocina, se han incorporado, previo al estudio arqueoastronómico, tres capítulos introductorios con la intensión de ofrecer al lector un panorama amplio pero breve sobre la civilización maya y su entorno. El capítulo I recurre a una sucinta semblanza sobre el ambiente natural del área que ocuparon los mayas; posteriormente, en el capítulo II se agrega una sintética exposición sobre el desarrollo histórico de esta civilización, que es complementada en el capítulo III con apuntes sobre la cosmovisión, los dioses, el tiempo y los astros, que nos permitenapenas vislumbrar elcomplejo pensamientoancestral. A partir del capítulo IV la obra está orientada al caso que nos ocupa con Chichén Itzá, y aportadatos y memorias sobre esta urbe, para así dar paso al capítulo V, que presenta una nota sobre la pirámide de El Castillo, con lo que se da paso a la parte medular de esta entrega que es el capítulo VI, denominado “Astronomía, geometría y arquitectura”, en el que se sustenta que la orientación de la pirámide de El Castillo estuvo determinada por el paso cenital del Sol. La entrega concluye en el capítulo VII, con una reflexión sobre el supuesto apocalipsis maya del año 2012, que paradójicamente fue el argumento que atrajo mi atención a Chichén Itzá, y que determinó las investigaciones realizadas sobre astronomía cultural que

en este volumen se ponen aconsideración del lector. Agradezco a las autoridades del INAH las facilidades otorgadas para realizar las observaciones en Chichén Itzá y la difusión que se le dio a esta noticia en los medios de comunicación.También a los doctores de la UNAM Jesús Galindo y Johanna Broda; a Stanislaw Iwaniszewski de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y a Daniel Flores del Instituto de Astronomía de la UNAM por permitirme exponer mis ideas en sus respectivos seminarios de arqueoastronomía; a David Wood por sus oportunos comentarios y asesoría; a Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático de la Universidad Autónoma de Yucatán y National Geographic Explorer, por invitarme a colaborar como arqueoastrónomo en su proyecto de investigación en el Cenote de Holtúm, que me llevó a interesarme por la orientación de la pirámide de El Castillo, así como al arqueólogo Vicente Camacho por su asesoría y colaboración para estas páginas y a Carlos Armella por su confianza para animar esta investigación, no sólo en su Fundación, sino también ante la Sociedad Defensora del Patrimonio Artístico de México. Finalmente, un reconocimiento muy especial a mis colaboradoras Ariana Aguilar y Tania Santillán por sus oportunas notas con las cuales se completó esta obra.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Ambiente natural del Área Maya El sello del sol en Chichén Itzá

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Una amplia región en Centroamérica

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os mayas históricos que hoy animan nuestra imaginación como una de las culturas más sobresalientes de la humanidad ocuparon una vasta región que actualmente corresponde a varios países de Centroamérica: Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, y los estados mexicanos de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán; una extensión cercana a los 400 000 km2. Este territorio comprende diferentes climas, distintos entornos vegetales y un variado relieve. Resultado de esta variedad ambiental fue la pluralidad cultural de los mayas que observamos a través de los siglos y que ha prevalecido hasta nuestros días. La hoy denominada Área Maya puede dividirse, de manera general, en cuatro regiones que a continuación revisaremos brevemente antes de enfocarnos en nuestra área de interés: Chichén Itzá para el periodo Posclásico.

El Área Maya2.

Ambiente natural del Área Maya

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Tierras

Altas del Sur

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as Tierras Altas del Sur conforman una extensa área que comprende la parte suroccidental de lo que hoy es Chiapas, Guatemala y Honduras y forma parte del sistema montañoso conocido como Sierra Madre del Sur. Su origen volcánico ha formado mesetas, valles y serranías que se levantan por encima de los 3000 msnm. De estas laderas montañosas surgen caudalosos ríos como el Grijalva, el Motagua, el Usumacinta y el Río Dulce, que drenan al norte hasta desembocar en el Golfo de México; por la pendiente opuesta, al poniente, los caudales son de acelerado impulso por el pronunciado gradiente de la sierra que desagua al océano Pacífico. Destacan en esta geografía por su extensión dos lagos: el Atitlán y el Amatitlán, al pie del volcán Pacaya. Las tierras montañosas más altas están cubiertas por vegetación poco densa, bosques húmedos de pino y encino donde los inviernos son fríos y secos, mientras que los veranos presentan un clima templado, húmedo y lluvioso. Su fauna está integrada por pumas, jaguares, venados y otros mamíferos menores.

Escultura de jaguar conocida como el Trono del jaguar rojo. Se encuentra en la cámara de sacrificios al interior de la primera etapa constructiva de la pirámide de El Castillo en Chichén Itzá. El jaguar, Panthera onca, es la tercera especie de felino más grande del mundo.
Fue venerado por los mayas como símbolo de
la noche, la guerra y el poder. Los diseños de su
piel aludían a las estrellas del cielo nocturno.

Ambiente natural del Área Maya

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Estos bosques están separados por praderas más cálidas en las que llueve con abundancia, donde prosperaran gran variedad de especies vegetales, algunas tan relevantes en la cosmovisión maya como la ceiba, uno de los ejemplares característicos de la selva alta perennifolia que ocupa ciertos sectores de la región; conforme la masa vegetal alcanza territorios más

al norte, la vegetación pasa a conformar una selva mediana subperennifolia, en la que prosperan gran cantidad de epífitas, trepadoras y umbrófilas. Actualmente importantes extensiones del territorio son expoliadas para dar paso a cultivos de frijol, maíz, tomate, chile, yuca, chayote, calabaza y árboles frutales.

Páginas 75 y 76 del Códice Madrid donde se muestran los cuatro sectores cósmicos del universo; al centro, la pareja creadora sentada bajo un gran árbol que es el eje de todo lo existente, para Villa Rojas.3 Este árbol de la vida es una ceiba, Ceiba pentandra.

Muy interesante resulta que en esta región se han registrado vestigios de ocupación humana muy antiguos, los cuales se remontan a grupos de cazadores recolectores de hace diez mil años. La secuencia cultural continúa con interesantes evidencias sobre la domesticación gradual del maíz y otras plantas, como se ha demostrado en la Cueva de Santa Marta, en

Chiapas. En tiempos más recientes, entre 1200 y 400 a. C., es notable la presencia de la cultura olmeca en lo que fueron aldeas y pueblos serranos.4 Posteriormente, en la región se desarrollaron importantes centros urbanos y religiosos como los sitios Chiapa de Corzo, Zacualpa, Sololá y Kaminaljuyú.

Ambiente natural del Área Maya

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Los principales productos con los que esta región contribuyó a la región mesoamericana fueron la obsidiana, las piedras verdes, las plumas de quetzal, las pieles de jaguar, las mantas de algodón y los

textiles finos; así también el ámbar, el basalto, las maderas finas, las calabazas decoradas, el copal y el colorante extraído de la cochinilla (Dactylopius coccus).

Tierras Altas del Sur: Chiapas, Guatemala, Honduras Especies representativas de los bosques cálidos Flora

Fauna

Ceiba

Ceiba pentandra

Jaguar

Panthera onca

Amate

Ficus glabrata

Puma

Felis concolor

Chico zapote

Manilkara zapota

Coyote

Canis latrans

Mamey

Mamea americana

Armadillo

Priodontes maximus

Palma

Arecaceae o Palmae

Coralillo

Rivina humilis

Caoba

Swietenia macrophylla king

Víbora de cascabel

Crotalus durissus

Cedro tropical

Cedrela odorata

Nahuyaca

Bothiops atrox

Árbol de caucho

Ficus elastita roxb

Pavo de monte

Meleagris ocellata

Cacaotero

Theobrama cacao L

Loro

Poicephalus

Árbol de copal

Bursera cuneata

Tucán

Ramphastos sulfuratos

Frijol

Phaseolus vulgaris

Guacamaya

Ara macao

Maíz

Zea mayz L

Codorniz

Coturnix coturnix

Tomate

Lycopersicum escalentum

Faisán

Phasianus colchicus

Chile

Capsicum annuum

Buitre

Gyps falvus

Yuca

Yucca filamentosa

Águila arpía

Harpia harpyja

Chayote

Sechium edule

Pájaro quetzal

Pharomachrus mocinno

Calabaza

Cucurbita pepo L

Gavilanes

Accipiter nisus

Especies representativas de los bosques húmedos Flora

Fauna

Pino

Pinus sylvestris

Venado

Odocoileus virginius

Encino

Qurcus rugosa née

Mapache

Procyon cancrivorus

Ambiente natural del Área Maya

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Tierras

Bajas del Sur

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as Tierras Bajas del Sur, mejor conocidas como El Petén, conforman la parte central del Área Maya; ocupan el estado de Tabasco, el sur de Campeche, el norte de Chiapas, el norte de Guatemala y, parcialmente, Belice. Los escurrimientos del sistema montañoso de Chiapas y Gua­ temala se vierten sobre el extremo sur de la península de Yucatán. Las onduladas tierras de El Petén forman lomeríos que apenas alcanzan los 300 metros de altura, entre los que se forma una serie de lagos; El Petén Itzá es el más grande e importante del complejo. La región es drenada por numerosos arroyos que alimentan al río La Pasión; de igual forma, hacia el sureste de El Petén y el sur de Belice se levantan las Montañas Mayas, con un sistema de elevaciones cuya cumbre mayor es el Pico ­Victoria con 1160 msnm.5 Algunas zonas se inundan estacionalmente formando pantanos.

Palenque, Chiapas.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Una parte de El Petén está conformada por la planicie kárstica de Yucatán, que comprende una cuenca sedimentaria cuya riqueza mineral ha dado origen a suelos poco profundos pero muy fértiles. En términos generales, la vegetación predominante de la región es el bosque tropical y la selva alta perennifolia, con especies arbóreas que alcanzan hasta 40 metros de altura dispersos por el bosque.

La parte más productiva y rica de este ecosistema se encuentra frecuentemente en las copas de los árboles; flores, frutos, semillas, hojas: todos son producidos en mayores cantidades en esta capa superior del bosque, por lo que se encontrarán abundantes mamíferos arbóreos y aves que se alimentan de ellos. Debajo de los grandes árboles crecen arbustos, bejucos, epífitas y otras plantas.

De manera general, el Área Maya está compuesta por una selva baja tropical que rodea (perímetro amarillo) las Tierras Altas, donde predomina la selva tropical alta.

La fauna de la región es variada y algunas especies como el mono araña y la guacamaya roja6 repercutieron en el imaginario religioso alcanzando importancia

s­ imbólica. Estas especies, junto con otras que presentamos en la tabla de la página 16, ejemplifican la riqueza faunística de la región.

Ambiente natural del Área Maya

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Ateles geoffroyi, comúnmente llamado mono araña. Es referido en el Popol Vuh como un ser sobreviviente a la destrucción de la segunda humanidad.

Ara macao, conocida como guacamaya roja (moo en maya yucateco). Fue considerada la encarnación del fuego del Sol, desplegándose desde el cielo hasta la tierra. En la figura, una guacamaya antropomorfizada que lleva antorchas en la mano.

Ambiente natural del Área Maya

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La abundancia de recursos naturales de El Petén permitió que florecieran en su territorio poderosas ciudades-estado, así como las poblaciones de mayor demografía; estas tierras fueron el principal

escenario del periodo Clásico. Entre los sitios sobresalientes podemos ­mencionar Palenque, Yaxchilán, Bonampak, ­Toniná, Calakmul, Tikal, Caracol, El Mirador, Uaxactún, Copán, Kohunlich y Dzibanche.

Tierras Bajas del Sur: Tabasco, sur de Campeche, norte de Chiapas, Guatemala y Belice Especies representativas Flora

Fauna

Ceiba

Ceiba pentandra

Mono araña

Ateles geoffroyi

Bejucos

Ficus lapathifolium

Mono aullador

Alouatta palliata

Epifitas

Himenophillum

Puma

Felis concolor

Corcho colorado

Wettinia mayensis

Gato montés

Felis silvestris

Guarumbo

Cecropia obtusifolia

Jabalí

Sus domesticus

Chej kel

Swietenia macropylla

Tapir

Tapirus bairdii

Guácimo

Guazama ulmifolia

Caimán

Caiman cocodrilus

Capulín

Pranus serotina subsp Murciélago

Chorotopterus auritus

Jobo

Spondias mombin L

Mantis

Mantis religiosa

Cuajilote

Parmentiera aculeata

Venado

Mazama americana

Zapote de agua

Manilkara zapota

Jaguar

Panthera onca

Colorín

Erythrina coralloides

Oso hormiguero

Tamandua tetradactyla

Ambiente natural del Área Maya

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Costa

del Pacífico

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a denominada Costa del Pacífico del Área Maya se ubica al sur de Chiapas, Guatemala y El Salvador. El paisaje es plano, escasamen­­­­­te habitado, de sabana con vegetación arbórea esporádica, y se extien­ de tierra adentro desde el litoral a lo largo de la costa del océano Pacífico con un ancho promedio de 40 a 50 km.7 Se caracteriza por sus tierras fértiles, ricas en nutrientes como consecuencia de las altas precipitaciones y de los sedimentos ricos en ceniza volcánica que se arrastran de los ríos provenientes de las Tierras Altas. El clima cálido y la humedad constante propiciaron el cultivo del algodón y el cacao.8 Entre los sitios más representativos de esta región tenemos Izapa, El Baúl, Bilbao y Abaj Takalik. Durante el Posclásico Tardío, el territorio que corre de este a oeste entre los altos de Chiapas y la Costa del Pacífico fue controlado por los mexicas, quienes lo llamaron Soconusco. Fue ésta la provincia comercial más importante para Tenochtitlan, ya que de ahí provenían objetos suntuosos de gran valor como las piedras verdes, el cacao, el algodón, las plumas de aves preciosas y productos de la costa del mar como la sal, las conchas y los caracoles.

El cacao, fruto de extraordinario valor. En la imagen la representación de Ek’ Chuah (Dios M), dios del cacao y de los comerciantes, que en este mural
 de Cacaxtla se aproxima a un árbol de cacao. La relación está en el hecho de que las semillas de cacao eran la moneda en curso en Mesoamérica.

Ambiente natural del Área Maya

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Tierras

Bajas del Norte

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e toda el Área Maya, la región que más concierne a esta investigación  corresponde a las Tierras Bajas del Norte, porque es allí donde se levanta Chichén Itzá. Es justamente su particularidad geomorfológica la que fue determinante para la observación del cielo, pues se trata de una amplia planicie carente de elevaciones; no hay montañas, lo que simplifica la astronomía posicional. Por otra parte, la composición del terreno promueve la formación de cenotes; los cuatro que se encuentran alrededor de la pirámide de El Castillo fueron muy significativos para componer simbólicamente un cosmograma que detallaremos páginas más adelante. La formación de una planicie con multitud de cenotes obedece a que la región está compuesta por una secuencia de capas horizontales de calizas, se trata de una plataforma de estratos de rocas carbonatadas de origen marino cuya emersión comenzó durante el Oligoceno, hace 33 millones de años, dejando en la superficie una gran planicie kárstica. La glaciación que marca la etapa final del Pleistoceno provocó un descenso en el nivel del mar; posteriormente, al concluir el periodo glacial las masas de hielo se descongelaron, lo que se tradujo en un aumento en el nivel del mar, que inundó nuevamente la costa atlántica. Dicho de una manera más simple, los suelos de la península se formaron por la acumulación de sedimentos en lo que hace millones de años fue un fondo marino que emergió para dar forma a la gran planicie kárstica de Yucatán, Quintana Roo y Campeche. Debido al alto nivel de permeabilidad y disolución del suelo kárstico, las Tierras Bajas del Norte carecen de ríos y cuerpos de agua superficiales; el agua de lluvia se filtra rápidamente al subsuelo formando ríos y depósitos subterráneos. Como resultado del proceso de disolución de la roca caliza generado por el contacto entre el ácido carbónico que contiene el agua de lluvia y el calcio de la roca caliza, se forman cavidades subterráneas que luego se colapsan formando depresiones llamadas dolinas;

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

éstas formaciones son conocidas regionalmente como reholladas o sumideros cuando no poseen agua, y se les llama cenotes cuando el agua es visible.9 Estos pozos naturales fueron de vital ­importancia

para el desarrollo de la cultura maya en el norte de la península, pues constituyen la única fuente de agua para abastecer los asentamientos humanos.

a

b

c

d

e

f

Proceso en la formación de un cenote: primero como una caverna abovedada (a), cuyo techo con el paso del tiempo se empieza a desprender debido a la gravedad (b). Conforme pasa el tiempo, la boca se hace más ancha por la acción de la gravedad y la erosión (c), hasta que desaparece el techo (d). Cuando esto sucede, el cenote se empieza a azolvar por la acumulación de material (e) y, finalmente, con el desgaste de las paredes
se presenta como una formación hundida.

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

En términos generales podemos decir que las Tierras Bajas del Norte están conformadas por una gran planicie que carece de relieve (véase la figura de la página 23 sobre el relieve del Área Maya); sin

embargo, resulta importante mencionar una zona conocida como Puuc, ‘Colina’, que consiste en una serie de elevaciones de baja altura que se extienden de oeste a este al sur de ­Yucatán.10

La frecuencia de cenotes en la península de Yucatán está relacionada con cuatro zonas en las que la concentración de fracturas en la roca caliza es muy alta. Una de ellas es el anillo de cenotes, que corresponde al borde del cráter formado por un meteorito que impactó
el territorio a finales del Cretácico. La segunda la conforma la zona de cenotes de oriente del estado de Yucatán, externa al anillo. La tercera corresponde a la falla de Ticul, en el límite sur del anillo de cenotes; esta falla causó el escarpamiento localmente conocido como Puuc. Hay otra parte de la península con un patrón de cenotes, derivado de la fractura de Holbox, que causó la formación de lagos en Cobá.

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

El clima de la península es cálido, con una temperatura media anual de 20 a 29°C. Presenta una estación de secas y otra de lluvias muy marcadas a lo largo de año. La mayor parte de la superficie de la región está cubierta por una selva baja caducifolia, cuya vegetación se forma por una capa de árboles que llegan a medir de 8 a 12 metros de alto, como la ceiba, el cuajilote y el copal; también prosperan gran

cantidad de arbustos, bejucos, orquídeas, líquenes y helechos sobre suelos someros con afloramientos de rocas conocidas como lapiaz.11 La fauna también es variada y se alterna entre mamíferos, insectos y reptiles; podemos apreciar algunos ejemplos de estas especies en la tabla de la página 22. Algunos animales alcanzaron un alto valor simbólico en la cosmovisión, como el lagarto y la tortuga.

Lagartos, saurios y cocodrilos son reptiles muy semejantes entre sí. En el Chilam Balam de Chumayel se cuenta que el dios celeste, al descender a la Tierra, pisó las espaldas del cocodrilo Itzam Cab. La Tierra se representa como una hierofanía del dios creador, pues se dice que en el katun 13 ahau “Será cuando cree, haga nacer el cocodrilo Itzam Cab, perdurable vida en la Tierra”. En la imagen, representación de Itzam Cab.

La tortuga marina fue un animal importante en la cosmovisión maya. En la imagen, Tortuga celeste, lámina 71, Códice Madrid. En algunos contextos se le relaciona con la constelación de Orión. En las costas mayas habitan al menos seis especies de tortugas.

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

En la zona costera se desarrolla la vegetación halófila, que consiste en matorrales de duna costera, tulares, carrizales y mangles. Los manglares son una comunidad arbórea y arbustiva de las regiones costeras tropicales y subtropicales, c­ ompuestos

por plantas que soportan concentraciones variadas de sal en el agua y en el suelo. Las especies animales que forman este ecosistema son principalmente aves piscívoras, flamingos y caimanes.

Tierras Bajas del Norte: Campeche, Quintana Roo, Yucatán Especie representativas Flora

Fauna

Ceiba

Ceiba pentandra

Loro

Amazona ochro cephala

Cuajilote

Parmentiera aculeata

Chachalaca

Ortalis vetula

Copal

Protium copal

Faisán

Phasianas colchicus

Bejuco

Ficus lapathifolium

Coatí

Nasua narica

Orquídea

Orchidaceae

Armadillo

Dasypusnovemcitus

Líquen

Xanthoria parietina

Murciélago

Rhinchonycterisnaso

Cedro

Cedrela odorata

Rana

Triprion petasatus

Achiote

Bixa orellana

Iguana

Ctenosauria similis

Manglare

Rhizophara manglare

Jaguar

Phantera onca

Bromelía

Mezobromelia capituligera

Coralillo

Rivina humilis

Ciricote

Coria dodecandra

Puerco espín

Coendu mexicanus

Pitahaya

Hylocereus triangularis

Tigrillo

Leopardus tigrinus

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

Las Tierras Bajas del Norte fueron habitadas desde tiempos prehistóricos por grupos de cazadores-recolectores que aprovecharon las cuevas como refugio. Pero esta región no tuvo auge sino hasta finales del Clásico con las ciudades del

Puuc, entre las que destacan Uxmal, Kabah y Labná. Posteriormente, durante el Posclásico el territorio fue ocupado por los itzáes y otros grupos del exterior, lo que convirtió sus costas en importantes puertos comerciales.

Altimetría del Área Maya.

Ambiente natural del Área Maya

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Índice

Los mayas a través de los tiempos

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Dos mil

quinientos años de historia

P

or lo general, la cultura maya evoca la idea de ciudades perdidas en la selva apenas descubiertas durante el siglo XIX, pero más allá de una fantasía orientada por una arqueología romántica, cabe decir que la magnitud y riqueza de los mayas a través del tiempo los presenta como uno de los mayores tesoros arqueológicos del mundo; se trata de un magno conjunto que comprende miles de sitios, la mayoría aún sin explorar, por toda Centroamérica y México. Durante décadas, una multitud de i­ nvestigadores se han abocado al área y hasta ahora, después de tantos estudios, podemos decir que se cuenta con una visión razonable de esta civilización. Como lo hemos visto en el capítulo anterior, el Área Maya comprende una geografía heterogénea donde contrastan los climas, la orografía, la fauna y la flora, entre otros factores ambientales. Culturalmente también podemos apreciar una amplia diversidad de las manifestaciones humanas. Las sociedades que se desarrollaron en el Área Maya nunca fueron las mismas a lo largo del tiempo, se desarrollaron comunidades con diferentes expresiones arquitectónicas, artísticas y religiosas, pero dentro de esta diversidad se guardaron importantes similitudes que hicieron de todas esas comunidades una civilización que hoy conocemos como maya. En este sentido, podemos considerar que en su diversidad radica su grandeza. -2500

-2000

-1500

-1000

-500

0

500

1000

1500 Posclásico tardío

Posclásico temprano

Clásico tardío Clásico temprano Preclásico tardío Preclásico medio Preclásico temprano

Aldeas

Protourbano

Apogeo

Chichén Itzá

Señorios

Podemos considerar que hasta el presente contamos con 2,500 años de tradición maya, partiendo desde el Preclásico Medio, como vemos en esta gráfica. Cada generación a lo largo de la historia aportó tal cantidad de expresiones materiales que no es posible hablar de lo maya como si se tratara de una sola cultura, sino como un crisol de manifestaciones humanas.

Los mayas a través de los tiempos

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Para el siglo xvi, una vez iniciado el virreinato español, se mantuvo la diversidad étnica prehispánica de la región que en muchos casos es persistente hasta nuestros días, es un mosaico que todavía podemos admirar. Los mayas han cambiado

a través del tiempo, así que en este capítulo se pone a consideración del lector una condensada suma de los rasgos más relevantes de cada momento a través de 2,500 años de historia.

Los mayas a través de los tiempos

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Los antecesores

de los mayas

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a presencia humana en la península de Yucatán se remonta a finales del Pleistoceno, hace 20 mil años. En aquel periodo el suelo kárstico de la región ofrecía gran cantidad de cuevas, muchas de ellas fueron utilizadas como refugios y como depósitos funerarios, como lo demuestra la presencia de restos humanos y carbón de madera que sugiere hogueras en su interior. Las osamentas procedentes de estas cuevas, por cierto hoy inundadas como resultado del deshielo de los mares una vez culminada la última glaciación,12 fueron fechadas 14,500 a 8,000 años antes del presente (aap), los hallazgos se han realizado principalmente en: Cueva de Naharón. Se cuenta con un esqueleto femenino fechado por radiocarbono 14 con 14,500 aap. Cueva de Las Palmas. Se ha registrado un entierro que corresponde a un esqueleto femenino en posición de cúbito lateral izquierdo con antigüedad de 10,000 aap. que, por cierto, en su fisonomía no corresponde con las características de las poblaciones indígenas mesoamericanas, ni con los pobladores más antiguos de América, como los paleoamericanos y los amerindios. Por el contrario, se asemeja más a la población del sureste asiático. Cueva El Templo. Se trata de la osamenta de un hombre de 25 a 30 años de edad. La posición en la que fue encontrado hace pensar que no corresponde a un rito funerario, sino más bien a un individuo que se extravió al interior de la cueva. La forma y tamaño de su cráneo difieren al de la mujer de Naharón y al de Las Palmas. La diferencia en los rasgos ha orientado a los antropólogos físicos a considerar diferentes oleadas de población al continente americano, pues son distintas fisonómicamente y, por ello, procedentes de lugares diferentes del continente asiático. En la cueva se encontraron restos de una fogata, que al estudiarlos y fecharlos arrojaron una antigüedad de 9,000 años antes del presente. Estos primeros hombres no están vinculados directamente

Los mayas a través de los tiempos

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con los mayas precolombinos ni actuales, porque en estricto sentido antropológico son los antepasados de todos los americanos.13 Cueva Chan Hol. Osamenta masculina con una antigüedad estimada de 10,000 aap. Como en el caso de la Cueva de Las Palmas, a las demás evidencias –que, por cierto, todas están localizadas en el área próxima al sitio arqueológico de Tulum– no se les puede asignar una filiación maya, como ya se apuntó; al parecer se trata de grupos nómadas que subsistían de la caza y la recolección. Éstos fueron

arribando a la península de Yucatán paulatinamente; la característica de estas comunidades fue su movilidad para aprovechar los recursos, pues dependiendo de las estaciones del año estos establecían campamentos temporales en cuevas y abrigos rocosos. En la península, estos grupos explotaron también los recursos marinos; sin embargo, poco a poco la domesticación de las plantas, e ­ specialmente del maíz, tuvo resultados provechosos que finalmente los hicieron sedentarios, dando origen a pequeñas aldeas agrícolas. A partir de este momento comenzó la especialización en otras actividades que permitieron, siglos después, el esplendor de la civilización maya.

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Protomaya

L

a lengua que dio origen al grupo lingüístico mayense es conocida como protomaya y era hablada por un grupo que habitó hace aproximadamente 5,000 años en las montañas Cuchumatanes, hoy Huehuetenago, Guatemala. Las dinámicas sociales tales como la división del grupo ­original, las migraciones, el contacto con hablantes de otras lenguas, así como el paso del tiempo, dieron origen a más de veintiocho d­ialectos mayenses. La primera división se dio hacia el año 2200 a. C. con la ­migración de hablantes de protomaya hacia el noroeste, lo que dio origen al protohuasteco; posteriormente los hablantes de protoyucateco migraron hacia la península de Yucatán, hacia el año 1600 a. C. Durante las constantes migraciones se produjeron contactos con hablantes de lenguas mixe-zoque –posiblemente olmecas– lo cual explica la ­influencia no sólo lingüística, sino intelectual y cultural de la cultura madre en el Área Maya. Los olmecas habitaron las tierras bajas de Tabasco y Veracruz entre el 1500 a. C. y el 300 d. C. y son considerados la cultura primigenia, pues en esta región tienen su origen los elementos simbólicos, religiosos, arquitectónicos, artísticos y estilísticos, así como los principios del sistema matemático y calendárico que fueron heredados a todas las culturas mesoamericanas.14

Migraciones que dieron origen a las diferentes variedades del grupo lingüístico mayense.

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Preclásico Medio

(1000-350 a. C.)

U

na vez lograda la producción estable de alimentos gracias a la agricultura, comenzó a configurarse lo propiamente maya, son los albores de la civilización en la región; se observa un crecimiento demográfico y una organización social simple basada en la división del trabajo. Con el paso del tiempo y el perfeccionamiento de las técnicas agrícolas, los habitantes de la región desarrollaron estrategias para ganar tierras de cultivo en territorios mayormente selváticos. Una de las técnicas utilizadas, y que aún se practica, consiste en desmontar terrenos para luego quemar ahí mismo la materia orgánica y así “nutrir” la tierra, para posteriormente sembrar: se trata del tradicional sistema de roza, tumba y quema.15 Debido a las condiciones del suelo kárstico de la península, una parcela sólo podía ser sembrada por tres o cuatro años consecutivos y luego era necesario dejarla reposar durante un periodo similar antes de volver a utilizarla. En otras regiones del área también se valieron de parcelas que organizaban en un sistema de terrazas con canales de drenaje e irrigación para controlar la humedad y la erosión. Las últimas investigaciones arqueológicas sugieren que los mayas de El Petén practicaban la agricultura intensiva en las zonas inundables, cerca de los lagos o los ríos, formando terrazas a manera de chinampas enriquecidas con compostas y lodos quizá procedentes de los pantanos, estrategia que les permitía obtener dos cosechas por año.16 Aproximadamente un 20% de las tierras de El Petén son propicias para este sistema. Los principales cultivos de la zona maya fueron el maíz, el cacao, el algodón, el añil, la calabaza, el frijol y el chile.

Variedad de maíz conocida como nal-tel, compuesta por una mazorca cilíndrica de doce hileras; el grano es semicristalino y ocasionalmente puede ser blanco o morado. Se distribuye principalmente en la península de Yucatán

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En la alfarería aparecen las primeras figurillas de barro con rasgos que definen la apariencia de las poblaciones mayas. También encontramos objetos de cerámica con formas simples decorados con motivos fitomorfos y acabados monocromos, principalmente rojos y anaranjados. Durante este periodo se construyen las primeras plataformas de tierra recubiertas con piedras, así como templos de

materiales perecederos que más tarde se perfeccionarían dando origen a la arquitectura monumental de los primeros centros urbanos. También en este periodo, y muy posiblemente en la región de la Costa Oriental, donde se establecieron las bases de lo que sería el cómputo del tiempo y la observación astronómica que se difundió por toda Mesoamérica y llegó a perfeccionarse con los sabios mayas.

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Preclásico Tardío

(350 a. C.-250 d. C.)

D

urante este periodo la sociedad maya se organizó jerárquicamente, se establecieron clases sociales y se promovió la especialización del trabajo, dando origen a relevantes avances culturales como la escritura. La diversificación de la estructura económica, social y política se manifestó en la construcción de las primeras ciudades con templos, plazas, palacios y otros espacios destinados a funciones públicas.

Tablero de los 96 Glifos, Palenque, Chiapas. Los mayas desarrollaron un sistema de escritura compuesto por signos fonéticos e ideogramas, es decir, algunos signos representan sílabas que al conjuntarse forman palabras, y otros representan palabras completas. Las inscripciones mayas se registraron en estelas, esculturas, códices e incluso en la cerámica; destacan eventos astronómicos, alianzas, guerras, entronizaciones, rituales, nombres y fechas importantes, por lo que su desciframiento constituye una importante fuente de información para el estudio de la cultura maya.

Hacia el año 350 a. C. surgieron las primeras ciudades-estado mayas: Kaminaljuyú, Cerros, Nacbé, El Mirador y Tikal en el sur y centro, así como Becán, Xpujil, Maní y Sacalum en la parte norte; sin embargo, al menos durante este periodo ninguno llegó a centralizar el poder de territorios extensos, más bien existían infinidad de ciudades y comunidades autónomas que controlaban los territorios próximos a su ubicación.

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La arquitectura maya comparte los rasgos generales de la arquitectura mesoamericana: plataformas de poca altura y basamentos piramidales de cuerpos escalonados sobre los cuales se levantaban los templos y residencias. Pero a diferencia de otras regiones de México, en el Área Maya se introdujo a finales de este periodo en El Petén un elemento sobresaliente para crear espacios interiores y exteriores: la bóveda en saledizo o arco maya, estructura arquitectónica formada por dos muros paralelos unidos por hiladas de piedra y una tapa en la parte superior. Esta

­ portación es todo un logro de ingeniería a que pocas civilizaciones de la antigüedad alcanzaron, porque en su construcción se deposita toda la carga que soporta el arco en los muros laterales mediante una fuerza oblicua que se denomina empuje. Cabe decir que el uso del estuco fue habitual para recubrir los muros de mampostería y sobre los mismos se elaboraban complejos diseños decorativos. En esta época se edificaron los primeros observatorios astronómicos, comenzó la erección de estelas con notaciones calendáricas y, como ya lo anotamos, la escritura.17

Bóveda en saledizo o arco falso, elemento característico de la arquitectura maya. El factor que permitió el funcionamiento de este tipo de bóveda fue el conocimiento del mortero de cal, que daba cohesión al núcleo y permitía la adherencia de las piedras. Ek’ Balam, Yucatán, 2012.

Clásico Temprano

(250-600 d. C.)

E

s el periodo de la consolidación de los centros de poder, la fase de mayor prosperidad y crecimiento económico. En El Petén se dio el surgimiento y desarrollo de ciudades que se convirtieron en poderosos estados que dominaron gran parte del territorio maya. Se establecieron nexos políticos, religiosos y comerciales con la lejana ciudad de Teotihuacán en el Altiplano. Entre los años 250 y 550 d. C., Tikal y Uaxactún tuvieron la hegemonía de la región; sin embargo, más tarde centros como Calakmul, Yaxchilán, Copán, Caracol y Piedras Negras empezaron a expandirse creando un ambiente de rivalidad y competencia que los condujo a continuas guerras. Cada Estado maya estaba regido por un gobierno dinástico cuya genealogía se remontaba a los antepasados divinos, de esta manera solamente algunas familias tenían acceso a los altos mandos, heredados por lazos de parentesco. Cada dinastía poseía el control de un territorio más o menos definido, por lo cual durante las guerras los territorios conquistados no

K'uhul Ajaw “Rey divino” Gobernantes y caciques locales Guerreros y nobles Artesanos Campesinos Durante el periodo Clásico, las dinastías consolidaron sus estructuras de poder y las diferencias entre
clases sociales se hicieron cada vez más marcadas.

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siempre se anexaban al del vencedor, sino que seguían siendo Estados autónomos, pero sujetos al gobierno dominante. La historia política de los mayas puede entenderse como una compleja red de relaciones personales y familiares establecidas entre dinastías en continua competencia. Durante este periodo se erigieron gran cantidad de estelas, en las cuales se da cuenta del nacimiento, la entronización y la muerte de los gobernantes, así como de

sus conquistas militares, las ceremonias que legitimaban su poder y el carácter divino de las dinastías. La escritura jeroglífica, el sistema calendárico y el cómputo del tiempo se perfeccionaron, quizá en función de intereses políticos. Asimismo, se implementó el uso de la cuenta larga, con la cual se llevó a cabo un registro ­histórico de los acontecimientos importantes de aquellas sociedades. Gracias a este sistema, aquellos hechos históricos han llegado a ser de nuestro conocimiento.

Dintel 26 de Yaxchilán. La escultura nos ofrece
 una amplia variedad de formas, estilos y funciones. Fue utilizada como decoración en los edificios, como medio de registro de acontecimientos políticos importantes, para inmortalizar a los gobernantes y como un medio de honrar a los dioses reproduciendo escenas míticas. A través de las magníficas tallas en piedra podemos observar detalles de su indumentaria y apariencia física. Tiene grabada la fecha 12 de febrero d. C.; vemos al Rey Escudo Jaguar recibir de su esposa su indumentaria de guerra.

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La cerámica de este periodo se caracteriza por su policromía con acabados pulidos muy brillantes. Es importante mencionar la aparición de la cerámica tipo códice, cuyos diseños tienen un carácter narrativo con representaciones de escenas acompañadas de escritura. En este momento se registró la llegada de grupos teotihuacanos

a la región; su influencia es especialmente notable en sitios como Kaminaljuyú, Tikal, Uaxactún y Palenque. Se introdujeron los vasos trípodes con tapa profusamente ­decorados, el uso del átlatl, la obsidiana verde y algunos elementos arquitectónicos del Altiplano.

Vasos mayas denominados chocolateros A lo largo de su historia los mayas desarrollaron diferentes técnicas y estilos cerámicos, pero sin duda uno de los más estéticos es la cerámica policroma tipo códice. Se elaboraban para la clase gobernante, decorados con motivos diversos y en ocasiones llevaban el nombre del personaje. Su importancia era tal que se han encontrado asociados a entierros. Estos tres ejemplos son resguardados por la Fundación Cultural Armella Spitalier.

Los centros urbanos estaban formados por plazas, acrópolis, conjuntos residenciales, edificios administrativos y calzadas que generalmente tenían como punto principal un recinto ceremonial. Alrededor

de los conjuntos monumentales se ubicaban las viviendas de la gente común y los espacios donde se llevaban a cabo las ­actividades cotidianas.

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Clásico Tardío

(600-800 d. C.)

C

aracteriza a este periodo el crecimiento de los centros ceremoniales, así como su proliferación y la intensificación del intercambio comercial, tanto de materias primas como de productos artesanales, lo que en conjunto repercute en el auge regional de la economía. La arquitectura, así como las artes, alcanzan su máximo esplendor. Es la cumbre de la civilización maya y también, en contraste, el momento de su repentina decadencia. Al respecto existe una variedad de hipótesis que parten de la premisa de que fue una suma de factores lo que propició el abandono de las grandes ciudades. Para comenzar, el territorio no era gobernado por un poder hegemónico; varios centros controlaban pequeños territorios, lo cual ocasionó luchas de poder entre un grupo y otro. Por otro lado, tras una época de prosperidad la población se multiplicó y la demanda de alimentos fue creciente, de manera que fue necesaria la deforestación de grandes extensiones de selva y esto provocó un desequilibrio ambiental. Se habla de una gran sequía que contribuyó al agotamiento de las fuentes de agua. Es posible que esta crisis ambiental haya generado conflictos entre las ciudadesestado; las inscripciones dan cuenta de la muerte de algunos gobernantes a causa de conflictos bélicos. Cesó la construcción de edificios y la evidencia arqueológica sugiere que la clase gobernante fue la primera en abandonar las ciudades, y los palacios fueron habitados por la gente común que permaneció en la pobreza durante algún tiempo antes de migrar a otras regiones; este fenómeno de auge y decadencia se dio especialmente en las Tierras Bajas del Sur. A lo largo del periodo Clásico, la arquitectura maya adquirió estilos propios en cada una de las regiones. Estos estilos fueron determinados por el contexto geográfico, la cosmovisión, la situación político-económica y el intercambio de rasgos culturales que se dieron tanto entre grupos locales como por contacto con otras culturas. A continuación algunos de los rasgos más distintivos de cada estilo18.

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Estilo Sudoriental, Copán.

Estilo Sudoriental. El sitio más importante de esta tradición es Copán, en Honduras. Su rasgo distintivo es la cantidad y calidad de monumentos labrados e inscripciones jeroglíficas. Los edificios están construidos a partir de muros anchos con cuartos estrechos cubiertos por bóvedas escalonadas. Las fachadas

caladas están ricamente decoradas con esculturas de bulto en piedra labrada y estuco. Las cresterías son muy escasas y presentan decoración de mascarones en sus plazas y patios. Se puede apuntar que es perceptible una aglomeración de elementos arquitectónicos y la escasez de espacios cerrados.

Estilo Usumacinta, Yaxchilán.

Estilo Usumacinta. Por lo general se aprovecha el relieve accidentado de las colinas para construir explanadas alargadas, complejas acrópolis y basamentos sobre los que encontramos templos con pórticos de tres entradas con crujías abiertas hacia el exterior y rematados por cresterías caladas. El fino arte escultórico de este estilo se expresa sobre todo en

los bellísimos dinteles de piedra tallada y en gran cantidad de estelas con temas diversos, todos ellos relacionados con la vida y los hechos sobresalientes de las poderosas dinastías gobernantes. Las fachadas están decoradas con tableros, nichos y altas cresterías de doble muro. En este e ­ stilo abundan los palacios y los templos sobre elevaciones naturales.

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Estilo Noroccidental, Palenque.

Estilo Noroccidental. Esencialmente corresponde a la arquitectura de Palenque; este estilo pone énfasis en la escala humana con edificios de menor tamaño con referencia a los demás estilos mayas. Los templos están construidos sobre basamentos piramidales no muy altos, con frisos inclinados, aleros y cornisas salientes, y pórticos de tres o cinco entradas que dan ­acceso a dobles crujías. Al interior se

­ mplazan múltiples cuartos con vanos ame plios y elevadas bóvedas; tableros entre las jambas decorados con figuras humanas de estuco e inscripciones jeroglíficas; y paramentos superiores con pronunciada pendiente cubiertos por esculturas de estuco. Las estructuras están rematadas por cresterías de doble muro con aperturas rectangulares decoradas con estuco y esculturas de piedra.

Estilo Petén Central, Tikal.

Estilo Petén. Se reconoce por sus basamentos piramidales gigantescos que

tienden a la verticalidad y que alcanzan, junto con los templos de la parte superior,

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hasta setenta metros de altura con una pendiente muy pronunciada. Los edificios constan de pasillos que dan acceso a pequeños cuartos techados en bóveda con paredes muy gruesas. Las fachadas están compuestas por altas y pesadas cresterías sólidas decoradas con figuras de estuco. Los adoratorios de la parte superior están construidos sobre estructuras de ­cuerpos

superpuestos con taludes divididos por entrecalles, esquinas redondeadas y remetidas, cuyo elemento esencial es un tipo de moldura llamada de “delantal”. Los estrechos recintos superiores fueron techados con bóveda maya y tienen una sola crujía cuyos vanos de acceso están rematados por magníficos dinteles tallados en madera.

Estilo Chenes, Hochob.

Estilo Chenes. Es semejante al estilo Río Bec, y resalta edificios con fachadas en tres partes, por lo que en general los elementos triples son una constante. Se hace uso de una decoración con máscaras zoomorfas alrededor de las puertas y

en las fachadas superiores. Es recurrente el uso de columnas de máscaras narigudas en las esquinas de los edificios. Destacan también las cresterías en un solo muro con huecos rectangulares y cubiertas con personajes que parecen de pie.

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Estilo Río Bec.

Estilo Río Bec. La construcción característica de este estilo son las torres ornamenta­ les que se colocan simétricamente alrededor de cuartos centrales sobre edificios de un piso. La torre ornamental simula una pirámide, de tal suerte que presenta una escalinata de pendiente pronunciada, cuyas esquinas redondeadas proyectan otras escaleras paralelas. Sobre la torre, o pirámide simbólica, se

colocaba una estructura tipo templo de sólida construcción con una cavidad que aparentaba un vano. El estilo Río Bec incluye edificios con fachadas de tres partes articuladas, edificaciones de seis o más habitaciones, paramentos inferiores profusamente decorados con grandes máscaras amorfas, y tableros con hileras de máscaras y diseños geométricos.

Los mayas a través de los tiempos

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Clásico Terminal

(800-1000 d. C.)

E

ntre los años 800 y 900 d. C. aconteció el colapso maya. Para algunos es un caso enigmático, pero estudios recientes apuntan a que el ocaso obedeció a un desequilibrio ambiental acentuado por una sequía, lo cual provocó una marcada crisis sociopolítica que, como ya apuntamos en párrafos anteriores, es evidente por el cese en la construcción de edificios monumentales y en la costumbre de erigir estelas, así como en producir e intercambiar cerámica policroma y el abandono de la mayoría de las hasta entonces pujantes ciudades mayas.19 Por ejemplo, a finales del siglo ix, Tikal entró en una crisis de la que nunca pudo recuperarse y la ciudad fue abandonada casi en su totalidad. Igual suerte habían corrido antes con Palenque, Yaxchilán, Copán y Caracol. Sin duda, el desgaste de la estructura social y de recursos provocó permanentes guerras. Las actividades bélicas acrecentaron la crisis; resulta factible

Representación de una batalla en uno de los frescos de Bonampak, Chiapas.

El sello del sol en Chichén Itzá

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que se haya dado una reacción en cadena. Para las Tierras Bajas del Sur, el colapso del siglo ix significó el abandono masivo de los grandes centros de población y el término de prácticas como el registro de fechas en el sistema de cuenta larga. Por el contrario, zonas situadas más al norte, como el Puuc, Río Bec y Chenes,

­ xperimentaron un auge que tal vez esté e asociado con la migración desde las ciudades abandonadas y el ­aprovechamiento de sus redes comerciales.20 Mientras tanto, en las Tierras Bajas del Norte, Uxmal, Kabah y Labná, entre otras, alcanzaron su apogeo y desarrollaron un estilo arquitectónico muy característico denominado Puuc.

Estilo Puuc, Labná.

Estilo Puuc. Se identifica por sus edificios de varios cuerpos alargados no muy altos, con tendencia a la horizontalidad, con fachadas decoradas con grecas de mosaicos, frisos, molduras biseladas y mascarones de deidades narigudas en las esquinas. En la región hay dos estilos básicos: el temprano y el tardío. Los edificios del periodo temprano por lo general presentan paredes de bloques ­ burdamente cincelados, arcos falsos y cresterías formadas por bloques de piedra. Las superficies burdas de las paredes, bóvedas y cresterías se aplanaban

con capas estuco, empleadas también para hacer relieves; son comunes las puertas múltiples formadas por columnas redondas con capiteles cuadrados. En el Puuc tardío, se usaba concreto r­ evestido en paredes y bóvedas, y éstas se recubrían con piedras de cantos cuidadosamente labrados. Aunque los parámetros inferiores rara vez se decoraron, los superiores tuvieron elaboradas esculturas geométricas tipo mosaico, como en Uxmal. En el estilo Puuc son frecuentes las grandes edificaciones con varias habitaciones.

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Posclásico Temprano

(1000-1250 d. C.)

M

ientras la región de El Petén quedó casi deshabitada y sus ciudades fueron abandonadas, las Tierras Bajas del Norte, como ya adverti­ mos, vivieron un dinamismo que condujo a un renacimiento cultural, con una nueva organización política y social. Uxmal, para este periodo, pasó de ser uno de los tantos sitios del Puuc, a convertirse en el centro hegemónico de toda una región en el siglo x. Simultáneamente, Chichén Itzá se convirtió en un centro rector y durante casi dos siglos mantuvo la hegemonía en toda la península, hecho sin precedentes en la historia maya, a diferencia de los periodos anteriores en los cuales había más de dos centros de poder contrapuestos. El comercio marítimo hizo prosperar a los asentamientos costeros como Xcambó. En Cozumel e Isla Cerritos, los itzáes extendieron sus redes comerciales por el Golfo de México y el Caribe hasta Centroamérica. Estas redes eran tan extensas que entre los objetos ofrendados en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá se encontraron materiales suntuosos traídos de lugares lejanos como figurillas y discos de oro procedentes de Panamá.21 Por otra parte, tenemos registros en el área de mosaicos de turquesa importados de Norteamérica, y destacan también, entre otros productos, la piedra verde, las conchas y los caracoles preciosos originarios del Pacífico. Es sobresaliente la influencia tolteca que desde el Altiplano Central de México se manifiesta, especialmente en la arquitectura y la escultura, con la introducción del culto a Kukulcán, la Serpiente Emplumada. Este hecho es determinante para el caso que nos ocupa sobre el paso cenital del Sol, así que a partir del capítulo iv se atenderá con más detalle la arqueología de Chichén Itzá como espacio ritual y astronómico. Sin embargo, creo importante adelantar en estas líneas que hay dos vertientes para explicar la presencia tolteca en Yucatán: la histórica y la arqueológica; además de multitud de hipótesis y especulaciones. En el aspecto histórico es notoria la escasez de fuentes confiables, y las que se conocen han sido interpretadas con mucho entusiasmo por una larga fila de investigadores y aficionados. En el aspecto arqueológico, las correspondencias son innegables en rasgos materiales, estilísticos e iconográficos, por ende ideológicos, lo cual demuestra que hubo una importante base común entre la cultura

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Chac mool del Edificio de las Columnas Esculpidas, Chichén Itzá. En las excavaciones de Jorge R. Acosta en Tula, Hidalgo, se localizaron vestigios que son muy semejantes.

El sello del sol en Chichén Itzá

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de los mayas de Chichén Itzá en el Clásico Terminal y el Posclásico Temprano, y las del centro y el noroeste de México central en aproximadamente las mismas fechas, entre 800-850 y 1150-1200 d. C., e incluso después.
La dificultad se deriva de que no hay evidencias claras que permitan definir si se trata sólo de una cercanía cultural a causa de raíces comunes o de fuertes relaciones históricas, tal vez hasta lingüísti­ cas, en las complicadas circunstancias del cambio entre el Clásico y el Posclásico.
Todavía no se sabe si es

justificada la hipótesis del movimiento de grandes grupos étnicos, por migraciones o invasiones, o si se trata de la llegada sólo de guerreros-mercenarios, buscadores de tributo o mercaderes venidos de muy lejos con la finalidad de ocupar posiciones y asentarse en terrenos ajenos.22 Hacia el año 1200 d. C., Chichén Itzá declinó y una nueva dinastía gobernante conocida como cocom centró su poder político en Mayapán, centro urbano más importante en la región para el Posclásico Tardío.

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Posclásico Tardío

(1250-1517 d. C.)

T

ras la caída de Chichén Itzá, los cocom se posicionaron como la nueva fuerza gobernante y ejercieron su poder durante dos siglos desde la ciudad amurallada de Mayapán. Sin embargo, la orgullosa ciudad también encontró su final hacia el año 1441 d. C. cuando, según las fuentes, los cocom se aliaron con grupos del centro de México, con lo cual provocaron el descontento de sus aliados locales, los tutul xiu, quienes encabezaron una rebelión que puso fin a Mayapán. Los tutul xiu derrotaron a los cocom y establecieron la nueva capital regional, esta vez en Maní.23 A partir de ese momento se dieron importantes cambios en la organización política de los mayas, ya que Maní nunca logró consolidarse como una capital dominante. Los pueblos mayas de la península se organizaron en señoríos independientes con alianzas de parentesco para lograr una relativa unidad territorial; sin embargo, estuvieron en constante competencia por el dominio de las redes comerciales. El señorío de Ecab pudo haberse posicionado como la entidad política dominante, pues contaba con una buena cantidad de puertos comerciales en la costa del Caribe, entre los que destacan Cozumel, Tulum, Xcaret e Ichpaatún. No obstante, su poderío nunca pudo consolidarse debido a la llegada de los españoles y el desequilibrio que la guerra de conquista trajo consigo.

Mayapán, Mérida.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Estilo Nororiental, Chichén Itzá.

Estilo Planicies Nororientales. Es una mezcla del estilo Puuc y la arquitectura del Altiplano Central, también conocido como Maya-tolteca. Comprende ­columnas serpentinas y cabezas de serpiente al pie de escalinatas con alfardas. Las tradicionales cresterías son sustituidas por frisos esculpidos con caracoles cortados y flechas cruzadas. Algunos edificios presentan talud-tablero y techos planos en combinación con las bóvedas en saledizo y m ­ ascarones narigudos. Se le otorga

i­mportancia a los espacios interiores, manejando para ello hileras de columnas o pilares como sostén de los techos. Algunos de estos últimos fueron esculpidos con figuras de guerreros ataviados a la usanza tolteca, como en el caso del Templo de los Guerreros. También se aprecian elementos de la antigua tradición regional como los mascarones narigudos o las molduras biseladas, que le dan un carácter ecléctico a este estilo.

Estilo Costa Oriental, Tulum.

Estilo Costa Oriental. Es la expresión arquitectónica más tardía de la península de Yucatán, se caracteriza por la influencia de los grupos del Altiplano manifiesta en los techos planos de los edificios; se presentan nichos sobre los dinteles que suelen tener representaciones del dios descendente. Fueron c­ onstrucciones

­laboradas con piedras burdas y recue biertas con una gruesa capa de estuco en la que se moldeaban frisos y relieves decorativos. Se trata de ciudades relati­ vamente pequeñas, con claros rasgos defensivos, orientadas hacia el mar y ­ amuralladas en mayor o menor grado.

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Los mayas

después de la Conquista

H

acia 1511, ocho náufragos de la expedición al Darién, de Vasco Núñez de Balboa llegaron a las costas de Cozumel; fueron los primeros europeos en tener contacto con los mayas, pero no todos sobrevivieron, sólo Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero24 fueron protagonistas de los primeros intercambios entre las dos culturas; después de ocho años llegaron a conocer bien las costumbres y lengua maya. Para 1519, la expedición de Hernán Cortés llegó a esta costa y buscó reclutarlos para sus intereses. La respuesta que cada uno ofreció a Cortés es una de las historias más pintorescas y controvertidas que podamos hallar para inicios del siglo xvi en la región. Pero antes de que Cortés llegara a estas costas, en 1517 Francisco Hernández de Córdoba ya había realizado un reconocimiento por el litoral de la península; un año después, la expedición de Juan de Grijalva avistó los puertos mayas de la Costa Oriental; sus relatos inspiraron a Hernán Cortés para llevar a cabo su arriesgada empresa de conquista entre 1519 y 1521. Sin embargo, no es sino hasta 1527 cuando se da comienzo a la conquista de la península de Yucatán con la expedición organizada por Diego Velázquez, entonces gobernador de Cuba, quien puso al mando a los capitanes Juan de Grijalva, Francisco de Montejo, Alonso Dávila y Pedro de Alvarado. Cuando los españoles arribaron por tierra a la región, encontraron un territorio dividido que carecía de cohesión política, por lo que aplicaron la estrategia de someter a los indígenas por pequeñas regiones de forma paulatina. Campeche y Mérida fueron fundadas en 1540 y 1542, respectivamente. No obstante, tuvieron que pasar más de 150 años antes de que los españoles dominaran por completo el Área Maya, hasta la caída del último reducto en Tayasal, Guatemala, para 1697. Después de la segunda mitad del siglo xvi, los pueblos indígenas fueron sometidos lentamente, experimentando paulatinas pero constantes transformaciones dentro de su organización social, política y religiosa. Un buen ejemplo de este proceso son los libros escritos en lengua maya, pero con caracteres latinos de los siglos xvi al xviii, denominados Chilam Balam, a los que se agrega el nombre de la población en donde fueron

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escritos; por ejemplo, el Chilam Balam de Chumayel, tan socorrido hoy en día para sustentar las supuestas profecías mayas del fin del mundo para el año 2012. Los libros Chilam Balam, en su conjunto, relatan acontecimientos de relevancia histórica consignados conforme a los ­katunes (periodos de 20 años) del calendario maya. Los relatos dejan constancia de las

tradiciones religiosas del pueblo original, así como de su devenir histórico. Algunos investigadores piensan que los libros ­podrían contener cierta información que habría provenido, a través de la memoria colectiva, de los escritos destruidos en 1562 en el auto de fe de Maní por el arzobispo Diego de Landa.

En esta página del Chilam Balam de Chumayel se representa, en la sección superior, un diagrama que se refiere a un eclipse de Sol; en la parte inferior, la explicación de cómo suceden los eclipses de Sol y Luna.

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Con el paso del tiempo, en la región de nuestro interés los mayas se fueron concen­trando bajo el poder de la aristocracia de la villa de Valladolid y de Mérida, donde los encomenderos controlaban la producción ganadera y agrícola, así como el comercio. Durante la segunda mitad del siglo xix, las haciendas maicero-ganaderas establecidas desde el virreinato dedicaron sus esfuerzos a la producción del henequén,25 promoviendo así de manera extraordinaria el desarrollo económico de la región, pero beneficiando solamente a un sector de la sociedad. Las diferencias de

clase que se venían dando desde el virreinato, aunadas a las injusticias que sufrían los indígenas, desembocaron hacia 1847 en la Guerra de Castas, que obligó a la naciente República de Yucatán a reincorporarse a México para sofocar la rebelión indígena que, por cierto, no fue del todo contenida sino hasta 1901. La República de Yucatán fue la consecuencia de un movimiento secesionista en respuesta a la política centralista del gobierno de Santa Anna; abarcó los actuales estados mexicanos de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Bandera de la República de Yucatán, de 1841 a 1848.

Ya en tiempos modernos, en octubre de 1974, Quintana Roo se convirtió en un estado libre y soberano que ya no dependía de la federación; esto promovió el desarrollo turístico en la Costa Oriental. El turismo se incrementó a través de los años con la inversión extranjera, lo que permitió el desarrollo de Cancún y, hacia 1999, de la denominada Riviera Maya. El fortalecimiento de la actividad turística ha beneficiado no sólo a la península, sino a todo México, que es el principal destino turístico de toda América Latina

y el décimo más visitado de todo el mundo. Una de las principales atracciones de la región son las ruinas antiguas de la cultura maya. Chichén Itzá recobra su esplendor, ahora visitado por miles de turistas, y aunque la Ley General de Bienes Nacionales asume que es propiedad de la Nación, anecdóticamente es necesario apuntar que la zona arqueológica de 83 hectáreas, aún para el año 2010, era propiedad de un particular, sin que se hubiera recurrido hasta ese entonces a la vía de expropiación pública.

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Las etnias mayas

en la actualidad

E

l cambio experimentado en los últimos siglos en los villorrios mayas que suman casi seis millones de habitantes no ha logrado erradicar por completo su vestimenta, vivienda, lengua y tradiciones religiosas. La Península de Yucatán y el actual estado de Chiapas conforman la principal zona maya mexicana; se tratan las etnias tzotzil, chamula, lacandona, zoque y yucateca. La zona alta de Chiapas es la región del pueblo tzotzil (‘gente del murciélago’), cuya población se encuentra concentrada en veinticuatro comunidades de Chiapas, entre la Sierra wMadre Occidental y el río Usumacinta. En últimas fechas, los tzotziles se han visto involucrados activamente en la rebelión campesina del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln), como respuesta a las condiciones precarias de vida y justicia que imperan en Chiapas. Los chamulas, por su parte, ocupan la región montañosa próxima a San Cristóbal de las Casas, Chiapas; actualmente se encuentran divididos por un conflicto político-religioso entre católicos y cristianos ­protestantes,

Distribución de las lenguas mayas según mapa de Alfonso Arellano.

Los mayas a través de los tiempos

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Índice

y las ­contradicciones de la r­ egión los han hecho también sumarse al activismo del ezln. Los lacandones, al interior de la selva, son un enigma histórico.26 Esta etnia está pronta a desaparecer, pues para 1992 se hablaba de tan sólo trescientos lacandones habitando la selva y no más de sesenta familias. Los zoques, entre los estados de Oaxaca, Tabasco y Chiapas, se encuentran hundidos en la pobreza

y la marginación. Los mayas yucatecos, en la península, se resisten al proceso de aculturación occidental con el cotidiano embate del turismo; en sus mitos llaman a los itzáes para que, en un acto de mesianismo contemporáneo, restablezcan el antiguo orden maya. Éste es, someramente, el afligido panorama étnico de la región, que se resiste a la modernidad.27

Los mayas a través de los tiempos

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El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros El sello del sol en Chichén Itzá

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Índice

Introducción

L

os capítulos anteriores han servido como preámbulo para introdu­cirnos en la cultura maya. El siguiente apartado busca acercarnos a la cosmovisión de esta civilización desde la calendárica y, sobre todo, desde la arqueoastronomía.28 En fechas recientes se ha suscitado un creciente interés en la antropología por la astronomía de las sociedades antiguas. Los investigadores dedicados a la arqueoastronomía escudriñan en la mecánica celeste el código que determinó la orientación de los edificios religiosos y el trazado de las urbes, así como la posición de los cuerpos celestes que permitió a los sacerdotes-astrónomos establecer el día preciso en que habría de realizarse una determinada ceremonia con su consecuente calendario ritual, el cual sin duda estaba estrechamente vinculado con la programación de los procesos ­económico-productivos.

Estelas 11 y 12 de la fase Monte Albán (400-100 a. C.).

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Las manifestaciones más tempranas de una astronomía posicional para Mesoamérica se registran para el sitio olmeca de La Venta (900-600 a. C.); hasta la fecha es el centro urbano más antiguo del que tenemos ­noticia donde las orientaciones de los edificios parecen estar relacionadas con el ­movimiento del Sol y, de esta forma, acordes a los ciclos agrícolas. Por otra parte, los registros más antiguos

de inscripciones calendáricas se aprecian en las estelas 12 y 13 de Monte Albán. Estos glifos con más de dos mil años de antigüedad parecen indicar los nombres de los días asociados con numerales y la representación del año, lo que hace pensar que desde épocas tan tempranas los pueblos mesoamericanos ya usaban un calendario de 365 días.29

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Índice

Generalidades

respecto a la cosmovisión maya

L

a cosmovisión comprende la estructura del universo y la clasificación del mismo como pensamiento mítico. Es un instrumento que tiene la sociedad para reflexionar sobre la organización del cosmos que se ­presenta en un aparente caos universal. El pensamiento antiguo da razón, lugar y orden a los elementos que lo rodean: montañas, ríos, cavernas, planetas, aguas, etcétera. No sólo en el Área Maya, sino en toda Mesoamérica concebían la forma de la Tierra geométricamente como una lámina plana de forma circular o cuadrada. En el preámbulo del Popol Vuh aparece descrita como una gran superficie circular:

Aquí se inician las antiguas historias de este lugar llamado Quiche. Haremos la publicación de lo que estaba oculto, de lo que hicieron Tzacol [...] Ah Raxa Lac [el ‘Señor del plato verde’ (la Tierra)].

S W

E

N La Tierra considerada como una placa pétrea oval rodeada de agua; sobre ella se levantan valles y montañas.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Índice

En el Códice Madrid o Códice Tro-Cortesiano se describe de forma rectangular:30

S

W

E

N La Tierra rodeada de agua; en algunas fuentes se trata de un rectángulo.

De manera general, la propuesta que asemeja la Tierra a una placa rectangular es la más adoptada; a este rectángulo se le asigna por cada lado una dirección cardinal: Este, Oeste, Norte y Sur. En la propuesta de Villa Rojas,31 que por cierto me parece muy acertada, se plantea trazar líneas desde el centro del rectángulo a las

Solsticio de verano Puesta del sol

O

Línea equinoccial

Solsticio de invierno Puesta del sol

esquinas, los vértices resultantes estarán determinados en su orientación por la dirección por la que sale y se pone el Sol durante los solsticios de invierno y verano respectivamente, dejando un eje central en medio que corresponde al equinoccio32. De esta manera, estarían marcados los rumbos del universo por la posición

N

Axis Mundi

S

Solsticio de verano Salida del sol

Línea equinoccial

E

Solsticio de invierno Salida del sol

Ideograma cósmico a partir del curso solar y su ciclo anual, según Villa Rojas.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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del Sol en su aparente movimiento sobre el plano terrestre durante el año trópico. Como veremos más adelante, este concepto es primordial para entender la función de la pirámide de El Castillo como un edificio que reúne en su planeación arquitectónica la cosmovisión maya. Como veremos a partir del capítulo IV, Chichén Itzá se conforma como el centro del plano terrestre, es el axis mundi expresado a través de los

espacios arquitectónicos que están orientados astronómicamente. Por encima de la Tierra creían que había distintos cielos sobrepuestos, de tal forma que el plano terrestre era un plano intermedio entre los cielos —elemento superior— y el mundo subterráneo denominado inframundo —elemento inferior—.

1 2 3

Plano Celeste

4 5 6 7

S

Plano Terrestre E

W N 1

Plano Subterráneo o Inframundo

2 3 4 5

La estructura cósmica es entendida como una superposición de planos superiores –cielos– e inferiores –inframundo– a partir del plano terrestre –mundo–.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Los cielos eran considerados como estratos independientes sostenidos por columnas de piedra. A estas columnas se les denomina pahuatunen algunos grupos mayas. Son cuatro, uno a cada esquina del rectángulo; a cada rumbo le corresponde un color y diferente elemento ritual. Los bacabe eran los dioses de los cuatro rumbos que sostenían el cielo según el Chilam Balam de Chumayel.

En otras fuentes la sustentación del plano celeste obedece a una gran ceiba que es el centro del universo, como aparece en el Códice Madrid o Códice Tro-Cortesiano. La ceiba sustenta y comunica con sus ramas al cielo, e imaginemos que con sus raíces a los estratos del inframundo; es entonces el axis mundi ideal.

Plano celeste, está dividido en 13 niveles, en ellos habitan los astros. Itzamná el dios creador y los Oxlahuntiku.

Plano terrestre, donde habitan los humanos. Plano inferior o inframundo, consta de 9 niveles y en el radican los Bolontikú o Señores de la Noche. Las cuevas son las entradas al inframundo. Xibalbá no es solamente el lugar de los muertos, es también el lugar del cual surge la fuerza regeneradora de la vida. La ceiba como el gran árbol que sustenta y une todos los niveles cósmicos. Plano celeste: está dividido en trece niveles, en ellos habitan los astros, Itzamná (el dios creador) y los Oxlahuntiku. Plano terrestre: donde habitan los humanos. Plano inferior o inframundo: consta de nueve niveles y en él radican los Bolontikú o Señores de la Noche. Las cuevas son las entradas al inframundo. Xibalbá no es solamente el lugar de los muertos, es también el lugar del cual surge la fuerza regeneradora de la vida.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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En los documentos del Chilam Balam, el Chilam Balam de Tizimín, el Códice Pérez y el Ritual de los Bacabes se mencionan cinco columnas, una por cada extremo y otra al centro. Por otra parte, entre los mayas hay una homología entre la columna o árbol (ceiba) del centro del mundo y la planta de maíz.33 A este árbol los lacandones de Chiapas hoy lo denominan el Manché. En el Códice Tudela (97r), los ­símbolos acuáticos como caracoles sangrantes representan las aguas que brotan de los árboles cósmicos y del inframundo. En suma, el árbol es el sostén del universo. Ya en su oportunidad López Austin34 presenta un esquema con las raíces del árbol como el inframundo, pero completa su modelo con el tronco como Tlaltipac, en la superficie de la Tierra. Por los troncos corrían las esencias divinas que comunicaban al cosmos superior e inferior, con lo cual se proponía una partición del cosmos entre lo masculino y femenino. Pasemos ahora a los cielos inferiores que son nueve y que, en conjunto, comprenden al inframundo:

La mitad superior del mundo es la inversión de la mitad inferior, la primera es para la vida y la segunda para morir; cuando el Sol se encuentra en la bóveda celeste hay vida, pero cuando está en el inframundo los hombres duermen, que es como morir. Por eso el cielo nocturno es el cielo del inframundo, el que

debe ­atravesar el Sol por la noche hasta reaparecer brillante y abrasador al alba.35

Respecto al número de cielos superiores e inferiores existentes en la cosmovisión indígena se presenta una muy variada y diversa información, pues el número de éstos varía para los cielos superiores de tres a trece según la fuente. Por ejemplo, según el Libro de los Espíritus del Chilam Balam es de nueve y están determinados por estratos, por lo que adquieren cada uno un elemento astronómico distinto: el primer cielo es la Luna; el segundo es Mercurio; el tercero es Venus; el cuarto es el Sol; el quinto es Marte; el sexto es Júpiter; el séptimo corresponde a Saturno; el octavo está c­onformado por las constelaciones; y el último y ­noveno cielo, el más relevante y místico de todos, es el cielo cristalino, donde radica dios. En el Chilam Balam de Tizimín se presentan trece cielos superiores —­Oxlahuntiku, ‘Trece deidad’— y nueve inferiores —­Bolontiku, ‘Nueve deidad’—. En otros casos sólo nueve son los cielos superiores y nueve los cielos inferiores. Para ambos niveles se forma una gran ­pirámide, en donde cada cielo responde a un escalón o estrato; la base entonces de ambas pirámides es el plano terrestre. En fuentes etnográficas contemporáneas como las investigaciones de Holland entre 1960 y 1970 con los lacandones se presenta la idea de trece cielos superiores, el quinto es el más importante; para Villa

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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­ ojas la dimensión vertical del universo R comprende trece cielos y nueve planos inferiores. En este caso los trece cielos se forman a partir de siete estratos, presentándose así una pirámide en donde la cúspide es el cenit, cada escalón corresponde entonces a una hora del día.36

tzotzil contemporánea expuesta por Holland37 para ilustrar de una manera sintética la cosmovisión maya, pues me p ­ arece acertado cómo describe al universo como dos grandes pirámides: la ­ primera corresponde al plano celeste en donde cada cielo responde a un escalón, la base entonces de la pirámide está en la Tierra —plano terrestre— y la parte terminal, en el cenit. La otra pirámide está invertida y corresponde al inframundo, pero parte de la misma base, el plano terrestre.

Como ya apuntamos, el número de los cielos varía de tres a trece según la fuente, el periodo o el grupo étnico referido. Frente a esta diversidad recurramos a la versión

Medio Día

1 p VI 11

2 pm

9 10

Atardecer

11 12

3 pm

4 pm

5 pm

5 9 am

IV

4 8 am

Este 3 7 am

II

6 pm

2 1

6 am

I

5 am

PLANO TERRESTRE

8 pm

4 am

I

II

9 pm

2

10 pm

3

3 am

III 11 pm

4

Oeste

6 10 am

V III

7 pm

1

Plano Celeste

7

VII

8

13

12 am

2 am

IV 12 pm

Amanecer

Norte

Bóveda Celeste

1 am

9

8 7

6

V

5

Sur Inframundo

Media Noche

Mictlan, Xibalba o Región de los Muertos

Los estratos cósmicos son ahora propuestos como una pirámide, donde valores y correlaciones míticas se ligan a los escalones y estratos, de
lo que se obtiene una propuesta singular.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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La discusión sobre la desigualdad del número de cielos del mundo mesoamericano antiguo y contemporáneo puede asumirse de una manera diferente valiéndose de esta propuesta tzotzil, pues se trata de siete estratos con trece escalones. Observemos algunas fuentes: en el Chilam Balam de Tizimín se presentan trece cielos superiores —Oxlahuntiku, ‘Trece deidad’— y nueve inferiores —Bolontiku, ‘Nueve deidad’—. En el Chilam Balam de Chumayel se habla de una gran columna que sostenía siete cielos. Por otra parte Montoliu apunta:

En una versión del Chumayel, en la que Tozzer (1907) de Valladolid y en una de Villa Rojas de Quintana Roo, los pisos celestes son siete. Pero en el propio Chumayel, en otros Chilames y en el Ritual se habla de trece lugares celestes y de trece dioses solares. Seler habla de trece capas de nubes que se representan en la iconografía mediante el Ave Moan cuyo coeficiente consiste en dicho número. Thompson (1975) retomando algunos conceptos de Seler, menciona la posibilidad de que los mayas consideraran el universo como una pirámide escalonada. Los cielos son siete pero se formaban seis escalones ascendentes,

el decimotercero es el cenit, y seis escalones descendentes. Cada mañana el Sol recorría una trayectoria hasta desaparecer por el horizonte occidental. El mundo inferior, por lo tanto, se constituía por cinco pisos.38

Ahora bien, ya tomada la propuesta de la figura de la página 62 respecto a la forma del universo en donde se representan dos pirámides, asignemos valores a cada una. Sin tomar en cuenta el plano terrestre tenemos siete niveles superiores con trece escalones: seis ascendentes, seis descendentes y uno para la cúspide o cenit. Respecto al inframundo, de igual manera, cinco niveles y nueve escalones: cuatro descendentes, cuatro ascendentes y uno para el extremo distal o nadir. En la figura siguiente, aplicando los valores al mapa del universo, tenemos primero los estratos denotados con la letra “E”. En forma descendente suman 13, contando con ello el plano terrestre. Al multiplicar 13 por los cuatro rumbos del universo, o sea, los cuatro puntos cardinales en que se divide el plano terrestre, obtenemos 52, que es el número de años que componen un siglo indígena. Si esto lo multiplicamos por dos, que corresponde, uno al plano celeste y otro al inframundo, obtenemos el valor de 104, que es el número de años que completa un gran siglo prehispánico.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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6

7 VII E1 VI E2

5 4 3 2 1

8

V

E3

IV

E4

III

E5

II

E6

9 10 11 12 13

E7 E8 PLANO TERRESTRE E9 I I

9 8 7 6

II

E10

III

E11

IV

E12

V

E13

1 2 3 4 5

Articulación de valores matemáticos, míticos y cosmológicos.

Ahora, adjudiquemos a 52 el valor de una constante por la cual se multipliquen el número de estratos de cada plano. Para el inframundo es 52x5=260, este valor corresponde al número de días del calendario ritual indígena denominado tzolkin. De la misma forma al multiplicar 52 por el número de estratos del plano celeste, que son siete (denotados en la figura con números romanos) obtenemos el valor de 364, que es una aproximación a los días del año solar o haab, como es posible al sumar los escalones de El Castillo de Chichén Itzá; cada escalinata contiene 91 escalones dispuestos en cuatro ­escalinatas, una por cada rumbo o estación. De esta forma obtenemos los dos calendarios a partir de los valores del plano universal prehispánico. El calendario año trópico para la parte superior, o celeste, y el calendario ritual para el estrato inferior, o inframundo.

Con referencia al inframundo, es necesario mencionar que en los mitos antiguos también está relacionado con el lugar de nacimiento y, por tanto, es arquetipo de matriz. Así pues, el valor de 260 días que compone el ciclo ritual indígena se puede relacionar con el periodo de gestación del ser humano; además, sus nueve estratos corresponden a las nueve lunaciones en que se gesta la especie humana, articulándose así perfectamente el criterio que tenían de la cueva con el cosmos y la vida. Por otra parte, el número trece, que ­corresponde a los escalones del plano celeste, responde también al número de apariciones de la Luna en un año trópico; la relación parte de que este calendario está asociado en este diagrama al plano celeste y al calendario del año trópico. En otra relación, el número trece es divisor de periodos de eclipses, de los valores de

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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la lunación y de periodos siderales de la Luna y Venus.39 Muchas más pueden ser las relaciones que puedan partir de esta propuesta, pues los valores fundamentales 13, 9, 52 y 4 están aquí presentes. Eric Thompson40 demostró que el factor común más elevado en las cifras es 819, número que se descompone en los productos: 9x91, 7x117, 3x273 y 7x9x13, destacando los números 7, 9 y 13 como de gran importancia mística. Por su parte, Maupomé41 describe:

En el Códice Dresde hay tablas de múltiplos de 260, 364, 584, 78, 780, y los valores de los ciclos sinódicos de Mercurio, ­ Júpiter y Saturno. Existía entre los mayas el periodo de 819 días que es 117x7 = 91x9 = 7x13x9, los 9 señores de la noche, los siete señores de la tierra, los trece señores de los días.

Por último, la propuesta respecto a los numerales 13, 9 y 4 como elementos relevantes para la descripción cosmogónica del universo encuentra un elemento de amarre interesante desde la perspectiva de López Austin, quien así describe el concepto de fusión y fisión de los dioses:

Esta particularidad de los panteones mesoamericanos no es novedosa, y como casos típicos se han venido mencionando los

de Oxlahuntikú y Bolontikú en el mundo maya, y el de Nappatecuhtli en el Altiplano Central de México, personajes divinos que respectivamente son producto de la fusión de trece, nueve y cuatro dioses. Son los casos más claros; pero no los únicos.42

El ejercicio anterior demuestra el ingenio y la imaginación de aquellos hombres por explicar la realidad. A lo que hay que agregar que por fuera de los bordes de esta lámina pétrea —circular o cuadrada— entendían que existía un espacio sagrado y acuático caótico. En otras fuentes, la forma de la Tierra no es geométrica, sino zoomorfa, a manera de un gran saurio que en el “comienzo de los tiempos” fue fecundado, gracias a lo cual empezó a crecer la vida en la Tierra. Este monstruo acuático es llamado cipactli en el mito ­nahua, y denotado de varias formas en Mesoamérica: en Monte Albán, por ejemplo, se encuentra en la cuarta sección de un pectoral de oro hallado al interior de la Tumba 7 como una figura con la boca muy abierta; en los manuscritos y en otras esculturas zapotecas aparece como una figura fantástica de sapo, con la boca armada de dientes y las manos y los pies con garras, que eventualmente se asocia al glifo de caverna;43 para los mayas es Itzam Cab con el glifo deImix;44 también se le conoce como un gran cocodrilo o lagarto que en ocasiones puede ser confundido con una iguana. En el Chilam Balam de Chumayel se menciona:

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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A esa hora, Uuc-cheknal, vino de la Séptima capa del cielo. Cuando bajó piso las espaldas de Itzám-cab-Aim [“Brujo-del-aguatierra-cocodrilo”] el así llamado. Bajó mientras se limpiaban la tierra y el cielo.45

Las aguas circundaban a la Tierra porque ésta había sido creada a partir del Monstruo Acuático, o bien, porque el Monstruo de la Tierra era una isla rectangular u ovalada llamada cemanahuac como la denominaban los mexicas, ‘el lugar ­rodeado por agua’. La Tierra era un monstruo porque al atardecer se tragaba al Sol por

entre sus fauces, y era acuático por estar rodeado por el mar. Así que el espacio debajo de la Tierra estaba lleno de agua y era la residencia de las deidades de este elemento. Suponían que existía una conexión subterránea entre las grandes cuevas y el agua. La pirámide misma era considerada como un cerro sagrado que cubría las aguas subterráneas. Si bien es cierto que esta propuesta de Broda46 corresponde más a la tradición prehispánica del Altiplano, es necesario apuntar que contamos con representaciones de Tláloc en vasijas y esculturas al interior de cenotes y cuevas alrededor de Chichén Itzá, como es el caso de la cueva de Balankanché y el cenote de Holtúm.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Los dioses

A

diferencia de la religión, la cosmovisión es un entendimiento, una percepción o una contemplación del mundo. La cosmovisión no da sentido a la vida de los hombres como lo hace la religión, porque solamente alcanza una categoría cognitiva donde las imágenes del mundo encuentran un significado, un modelo de representación. La cosmovisión es una teoría del universo cultural, en tanto la religión es la verdad de los dioses que busca ser verificada en los mitos y comprobada en los ritos. En ocasiones no es fácil encontrar una clara diferencia entre la cosmovisión y la religión, como lo apreciará el lector en el siguiente párrafo que se refiere a los emblemas, signos y alegorías del cosmos. Las principales fuerzas naturales, el Sol, la Luna, el cielo y sobre todo la Tierra, están muy presentes en la iconografía maya del Clásico. Sus representaciones no están predeterminadas, como en el caso de las divinidades del periodo Posclásico, y sus formas cambian conforme a lo que el artista quiere expresar y el contexto en que se encuentran. Así, el Sol puede adoptar una forma humana cuando se confunde con el rey, o felina cuando es nocturno, o de ave (quetzal o guacamaya) cuando es diurno. A menudo, el cielo forma una bóveda o un arco: es una serpiente, un monstruo-reptil, a veces bicéfalo, cuyo cuerpo puede sustituirse por una franja celeste, una serie abstracta de signos referentes al cielo y a los cuerpos celestes. Debido a sus múltiples funciones, las imágenes de la Tierra son las más numerosas y las más variadas. La Tierra abre sus mandíbulas para dar paso al nuevo Sol por joven rey, y para engullir al fatigado Sol y al difunto rey. Es fuente de vida, pero también se alimenta de cadáveres y de sacrificios; guarda las aguas subterráneas, pero alberga al Sol nocturno y al inframundo. Todos estos aspectos pueden tratarse en conjunto o por separado. El artista del periodo Clásico sabía dosificar los atributos de cada figura según las necesidades de expresión.47 Claude-François Baudez48 propone que los mayas del periodo Clásico no tenían dioses en el sentido estricto de la palabra. Ésta es una propuesta delicada, aunque es interesante denotar un hecho que me parece relevante, y es que hay serias diferencias entre las divinidades de uno y otro

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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periodo, como se plantea en el párrafo anterior. Para algunos investigadores se considera natural la existencia de divinidades en la religión de los mayas de todas las épocas; sin embargo, en su análisis Baudez toma en cuenta las representaciones y el culto que se le rendía a las criaturas sobrenaturales que conformaban el mundo mítico del Clásico, las cuales, considera, no tienen ni la naturaleza ni el carácter de los dioses del Posclásico. Los dioses mayas constituyen un mundo diverso, poco diferenciado y difícil de clasificar. Esta complejidad de análisis se acentúa si admitimos que el desmoronamiento de la realeza del periodo Clásico permitió que se incorporaran para el Posclásico nuevas divinidades procedentes de otros sitios, como los provenientes del Altiplano central.

Si bien varios documentos coloniales registran nombres y características de numerosos dioses mayas, fue Paul Schellhas quien, a principios del siglo xx, identificó las primeras imágenes de ellos en los códices del Posclásico. Utilizó quince letras mayúsculas para nombrar cada uno, de la A a la P, nomenclatura que aunque modificada, aún se utiliza para identificar las imágenes de los principales dioses. Trabajos posteriores han permitido reconocer la existencia, naturaleza y nombre de algunos de ellos en las imágenes del periodo Clásico, y aun en las del Preclásico.49 No obstante esta pluralidad, apuntamos en este apartado solamente nueve divinidades mayas50 que considero son las más acordes a las intenciones de este volumen orientado a la cosmovisión y la arqueoastronomía.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Dios A, Yum Kimil, es el Señor de la muerte y también del inframundo, pues el mundo subterráneo es su residencia, que comparte con otras deidades asociadas a la muerte. Yum Kimil también está asociado a su contraparte simbólica, que es la fecundidad y la germinación. A este dios se le conoce con diferentes nombres y advocaciones calendáricas. Por lo general se le representa con un cuerpo humano esquelético, o bien mostrando signos de putrefacción que indican la descomposición después de la muerte; se adorna con collares o pulseras formados por cascabeles en forma de ojos con las cuencas vacías y un tatuaje parecido al signo de p ­ orcentaje (%) ya sea en el rostro o en el cuerpo. Se trata de un ser con ambos géneros, que al igual que los humanos realiza ­actividades rituales y cotidianas propias de ambos sexos, por lo que se le observa en actos como fumar tabaco, presenciar sacrificios, quebrar un árbol o una cuerda, danzar frenéticamente en el inframundo, copular con la diosa lunar o confeccionar textiles en un telar de cintura. Cuando se presenta con un mascarón descarnado es una manifestación de Itzamnaaj como portal del inframundo.

Dios A, Yum Kimil.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Dios B, Chaac, es el dios del agua. Sin duda una de las deidades más relevantes, conocidas y representadas del mundo maya al menos desde el Preclásico. Sus intervenciones están relacionadas con la producción agrícola, la lluvia, el relámpago y el trueno. Cosmológicamente está presente en todos los rumbos del universo, razón por la cual es uno (Yaxal Chaac) en el centro, y cuatro al mismo tiempo. Los documentos coloniales registran el nombre de esos cuatro con el prefijo xib’ (varón). El más conocido es Chaac Rojo del Este, denominado Chaac Xib’ Chaac, nombre con el que aparece en vasijas policromas. Algunos autores lo han relacionado con el dios gi.   Como el Dios A, también Chaac es una de las manifestaciones de Itzamnaaj, pero en este caso está asociado a la fertilidad, razón por la que varios gobernantes utilizaron a Chaac como parte de su nombre o de su atuendo. En los códices se le representa con cuerpo humano o de serpiente y un rostro fantástico en el que se destaca su larga trompa con atributos de serpiente, lagarto y tapir. Su color por excelencia es el azul al igual que en el Altiplano. Iconográficamente puede portar una vasija para derramar agua,

Dios B, Chac.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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una hacha con la que produce truenos y relámpagos, o antorchas que aluden a las sequías de los tiempos calurosos. En el Clásico se le representó con una trompa menos pronunciada; se le reconoce

t­ambién por sus barbas que nos recuerdan a las del pez bagre, sus orejas de concha, y en ocasiones presenta una diadema de concha recortada como atributo de la fecundidad.

Dios D, Itzamnaaj, es el dios creador. Diversas fuentes señalan que Itzamnaaj era el dios supremo, y en esta calidad adquiría diferentes advocaciones y denominaciones. Creador de todo cuanto existe, es el mismo cosmos conformado por grandes reptiles bicéfalos, uno en cada rumbo del universo. Por ser el dios creador se le personificó como un anciano. Su residencia era celestial y desde ahí dictaba los designios del cosmos, sentado sobre una banda astronómica, símbolo de planetas y otros cuerpos celestes que en las representaciones zoomorfas pueden formar parte de su cuerpo. Itzamnaaj es un ave cuando simboliza el nivel celeste, y es un cocodrilo cuando representa el plano terrestre; su imagen igualmente puede mostrar atributos de venado, serpiente, pez y jaguar. En la escritura jeroglífica, el

Dios D, Itzamná.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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nombre de Itzamnaaj está formado por un prefijo en forma de escudo o espejo, y el rostro mismo de la deidad. Ambos, o sólo el prefijo, fueron utilizados en los textos

para identificar sus imágenes o como parte del nombre de algunos gobernantes, como también sucedía con Chaac.

Dios E, Nal, es el dios del maíz. Según los mitos ancestrales, con la masa se formó la humanidad; “somos carne de maíz”. La característica de Nal es la de ser un hombre joven con una acentuada deformación craneal y sin ningún rasgo animal. Como personificación del grano sembrado realiza varios ritos en el inframundo. También se le ve viajando en una canoa conducida por los dioses remeros; Nal es ataviado por mujeres jóvenes y desnudas, y finalmente germina del caparazón de una tortuga, que es el símbolo de la tierra. En este último acto se presenta flanqueado por dos dioses (Hun Ajaw y Yax B’alam), quienes, se cree, son la versión de los héroes gemelos (Hunajpu e Xb’alan-ke) del Popol Vuh, hijos de Hun Junajpu. La cabeza del dios puede sustituir a las mazorcas y sus largos cabellos se equiparan con los del elote. Igualmente debió ser el dios tutelar del día k’an, cuarto del calendario ritual, que representa un grano de maíz. En los códices este glifo aparece en el tocado de la deidad, y de él germina la planta. A pesar de que hay numerosas representaciones, su nombre no es del todo conocido.

Dios E, Yum Kaax.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Dios G, K´inich Ajaw.

Dios G, K’inich Ajaw, es la deidad solar, por ello guarda una importancia primordial para esta entrega. Pero además de que K’inich Ajaw es el Sol, es considerado también el generador del tiempo, la luz, el calor y está asociado a los cuatro rumbos del Universo, lo cual es por demás trascendente al hablar de las orientaciones de El Castillo en Chichén Itzá. K’inich Ajaw era tan importante como el mismo dios creador, pues se concebía como una de las manifestaciones de Itzamnaaj. El símbolo más frecuente para nombrarlo fue la flor cuadripétala del glifo k’in (Sol, día, tiempo y fiesta), que hace alusión a los cuatro rumbos del cosmos, razón por la cual la cabeza de la deidad solar se utilizaba para representar el número cuatro (chan o k’an). Sus imágenes antropomorfas, como símbolo distintivo, frecuentemente muestran esta flor cuadripétala en el rostro o en el cuerpo. Entre sus atributos porta orejas de jaguar, barba como metáfora de los rayos solares, dientes superiores limados en forma de “T” o de diente de tiburón, nariz roma, una vírgula enrollada en forma de ocho en el entrecejo y grandes ojos cuadrados que muestran un fuerte estrabismo. Los gobernantes del periodo Clásico ostentaron, como parte de su nombre, el título de K’inich (‘Ojo o Rostro del Sol’), distintivo que explica la costumbre de causar intencionalmente el estrabismo entre algunos niños, quizá los destinados al gobierno y al sacerdocio. Por la tarde desciende al inframundo transformado en jaguar, señor del mundo subterráneo y Sol nocturno, como aparece en su versión del dios giii.

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U’ Ixik, ‘Señora Luna Blanca’

Diosa I, Ixchel.

Diosa I, Ix Chel, es la diosa lunar, en algunos casos también se designa como diosa O. Ix Chel estaba identificada como un ser multifacético tal y como es la Luna con sus distintas fases. Iconográficamente se le muestra como una mujer joven cuando corresponde a la Luna creciente, y como una anciana cuando es la Luna menguante. Era patrona de los oficios propios de las mujeres como los relacionados con la concepción, el embarazo y el parto, pero igualmente era la deidad de la medicina, los textiles, la pintura, las aguas, el arco iris, la fertilidad de la tierra y la noche. Como diosa anciana también tenía un aspecto destructivo que provocaba catástrofes e inundaciones. Fue esposa de Itzamnaaj, por lo que se le identifica como una diosa madre. En el Clásico se representó como una mujer joven dentro de un signo lunar y, en alguno de los casos, cargando un conejo, símbolo por excelencia de la Luna. Su relevancia es indudable en las imágenes pintadas en vasijas, donde aparece participando en varios acontecimientos míticos. Además, se considera

Como Chak Chel, ‘Señora del Arco Iris Grande’.

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que muchas de las numerosas figurillas femeninas del estilo Jaina y Jonuta son expresión de su culto. Sin embargo, es en

los códices del Posclásico donde encontramos la mayor diversidad de sus imágenes, acciones y atributos.

Dios L. Según los mayistas más versados, no se tiene certidumbre sobre el nombre de esta deidad; sin embargo, se puede apuntar que se trata de una divinidad vinculada con la noche, el inframundo, el planeta Venus cuando no es visible, la muerte, el comercio, la destrucción, así como con el instante de la creación del cosmos. Sus rasgos son los de un anciano con ojos de deidad (vírgula por pupila) u ojos humanos, orejas de jaguar y, en ocasiones, presenta parte del cuerpo pintado de negro. Se le representa con diferentes atuendos, pero el elemento más distintivo es un sombrero decorado con plumas de búho cornudo o ave muwaan. En ocasiones puede portar una capa de textil o una piel de jaguar en la espalda. También se le representa desnudo mostrando la flacidez de su vientre. Se le simbolizó realizando varias actividades rituales, ya sea presidiendo desde un trono a los dioses del inframundo, rodeado de mujeres jóvenes que lo atienden, cortejando o abrazando a la joven diosa lunar, fumando un gran cigarro, o apoyado en una sonaja tipo bastón, instrumento musical asociado con las ceremonias de petición de lluvias.

Representación del dios L en el panel este del Templo de la Cruz, Palenque.

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Dios M, Ek’ Chuwaj.

Dios M, Xaman Ek’ Chuak, es el dios de los comerciantes, la quinta deidad más recurrente en los códices. En el firmamento es reconocido como el dios de la Estrella Polar. Se le personifica con la cara de nariz roma y pintas negras peculiares en la cabeza. No tiene más que un jeroglífico de su nombre, su propia cabeza, que se ha comparado con la del mono. Esta cabeza, con un prefijo diferente al de su nombre, es también el jeroglífico del punto ­cardinal Norte, lo cual tiende a confirmar su identificación como la Estrella Polar. En algún lugar se habla de Xamán Ek’ como del guía de los mercaderes, y bien pudo serlo, puesto que la estrella polar es la única estrella fija que se observa en las latitudes del área maya. Se dice también que los mercaderes le ofrecían copal en los altares que se ven a la orilla de los caminos. Era una deidad indulgente; se encuentra asociada con el dios de la lluvia y era probablemente el patrono del día chuen. Al parecer el nombre del dios se refiere no a su color negro sino a ek’, ‘estrella’, sobre todo porque en el Diccionario de Motul se define Xaman Ek’ como ‘Estrella del Norte’, guía de los mercaderes. Esta interpretación concuerda con el dios jaguar del número siete como Señor del cielo estrellado. Dice Landa que los viajeros, y seguramente quiere decir los comerciantes, llevaban incienso e incensarios consigo, durante la noche disponían tres piedras y sobre ellas varios granos de incienso, y también ponían incienso en otras tres piedras planas dispuestas delante de las primeras, rogando a Ek’ Chuah que les hiciera volver al hogar sanos y salvos51. Según Pérez,52 su

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nombre se traduce como ‘Escorpión negro’, es el dios del centro del mundo que

Dios N, Pawahtún. Porta una concha sobre su espalda.

está asociado a Xiuhtecutli o Huehuetéotl en el Altiplano.

Dios N, Pawahtún, es la divinidad que soporta el cosmos. Es uno y cuatro a la vez, es un quincunce, donde cuatro sostienen cada una de las esquinas del cielo y otro más se emplaza al centro, razón por la que frecuentemente se muestran con los brazos en alto, en actitud de cargar. Sus rasgos son los de un viejo desdentado con el rostro arrugado y el cabello envuelto en una red. Iconográficamente sostiene una planta de lirio acuático o la flor de ésta, que puede aparecer como parte de su tocado. También se le personificó con un caparazón de tortuga en la espalda, y su denominación en los códices, además del número cuatro, incluye un signo que representa a esa concha. Puede brotar de una flor o, lo que es más común, de una concha de caracol. Reside en el cielo, la tierra y el inframundo, es decir, sostiene tanto la bóveda celeste como la superficie de la tierra. Es de naturaleza pétrea, por eso durante el Clásico porta en el cuerpo elementos del glifo tun (‘piedra’). Este signo es un reforzador fonético, que junto con el prefijo en forma de red (pa) y el afijo (wah, ‘tamal’), que en los códices aparece como parte de su tocado, forman la palabra Pawahtún. Su cabeza se utilizó para representar el número cinco (jo) y se cree que era la deidad que presidía los cinco días nefastos del calendario solar. Se le ha identificado con los cuatro B’acab’ de los yucatecos y con el dios Mam (‘Abuelo’) de las tierras altas de Guatemala.

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El tiempo

E

l tiempo es el organizador elemental de toda práctica social. Cada cultura tiene una forma específica para idear un concepto de tiempo y una forma particular de ordenarlo a partir de estructuras propias. Es así como cada sociedad se caracteriza por su modelo cronotípico particular, a través del cual el tiempo adquiere un significado específico, práctico y conceptual. Para registrar el paso del tiempo, las civilizaciones se valen de calendarios; este apartado atiende a lo que hoy denominamos calendario maya. Pero el calendario maya representa en realidad un amplio sistema compuesto de un conjunto de ciclos distintos, aunque íntimamente entrelazados, cada uno con sus propios propósitos rituales, astronómicos y agrícolas. El calendario maya no puede considerarse un ente homogéneo, pues durante sus largos siglos de historia no estuvo exento de todo tipo de reformas, innovaciones, variaciones e idiosincrasias emanadas de las distintas tradiciones regionales. Antes de introducirnos en el calendario es conveniente considerar el sistema numérico maya. Es un sistema vigesimal porque las cantidades se agrupan de 20 en 20.Los tres símbolos básicos son el punto, cuyo valor es 1; la raya, cuyo valor es 5; y el caracol con valor de 0.

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 Numeración maya.

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Para escribir un número mayor de veinte se usan los mismos símbolos, pero cambian su valor dependiendo de la posición en la que se pongan. Los números mayas se escriben de abajo hacia arriba: en el primer orden (el inferior) se escriben las unidades del 0 al 19; en el segundo nivel se representan grupos de 20 elementos, es decir, cada signo tiene un valor equivalente a multiplicar por 20 su propio valor (20x1); del mismo modo, en el tercer nivel cada signo tiene un valor equivalente a multiplicar por 400 su propio valor

(20x20x1); en el cuarto nivel, un punto equivaldrá a 20x20x20x1, es decir, 8,000. Este sistema es aditivo, porque se suman los valores de los símbolos para conocer un número. El punto no se repite más de 4 veces. Si se necesitan 5 puntos, entonces se sustituyen por una raya. La raya no aparece más de 3 veces. Si se necesitan 4 rayas, entonces quiere decir que se quiere escribir un número igual o mayor que 20. Por ejemplo, veamos la anotación de la cifras 145 y 10,000 en la tabla siguiente:

cuarto nivel (20x20x20) 8000 por el valor indicado tercer nivel (20x20) 400 por el valor indicado segundo nivel 20 por el valor indicado primer nivel valor de 0 a 19

7 x 20 = 140

140

5

5 145

cuarto nivel (20x20x20) 8000 por el valor indicado tercer nivel (20x20) 400 por el valor indicado segundo nivel 20 por el valor indicado primer nivel valor de 0 a 19

1 x 8000

8000

5 x 400

2000

0 x 20 = 0

0

0

0 10,000

Hay que advertir que el sistema de numeración presenta una irregularidad cuando se utiliza para indicar fechas. En este caso, los símbolos que se escriben en el tercer nivel valen 18×20×1; esto quiere decir que cada punto vale 360 unidades y la raya, por tanto, equivaldría a 360x5=1,800. Esta irregularidad tiene que ver con el hecho de

que los años mayas están formados por 360 días; el múltiplo de 20 más cercano a 365. En resumen, para el cómputo de fechas el punto en el tercer nivel vale 360. Es conveniente señalar que el cuarto nivel es prácticamente inusitado, teniendo en cuenta que el sistema de numeración

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maya se vinculaba básicamente con el cómputo del tiempo; así, los números del primer orden con los días (kines), los del segundo orden con los meses (­uinales) y los del tercer orden con los años (tunes). Aunque los conocimientos astronómicos y de otro tipo fueron notables, no desarrollaron una matemática astronómica propiamente dicha más allá de la necesaria para el calendario. En el calendario maya coexisten tres cuentas de tiempo: a) el calendario ritual denominado tzolkin, de 260 días; b) el calendario civil conocido como haab, de 365 días; y c) la cuenta larga que fijaba su atención en el tiempo completado o

transcurrido, no como los otros dos, que atienden al tiempo corriente o en curso. El sistema tzolkin combinaba los numerales del 1 al 13, con 20 glifos de días; constaba, a su vez, de 20 meses. El ­calendario haab de 365 días constaba de 18 meses denominados uinales, cada uno compuesto de 20 días o kines; a esta cuenta se añadían cinco días aciagos denominados uayeb, para completar 365 días. Ambos calendarios se articulaban en la rueda calendárica conformada por 52 años del calendario haab, que corresponde a 73 años del calendario tzolkin; en ambos casos se completa un ciclo de 18,980 kines (días): 52x365=18,980 o 73x260=18,980.

Imix

Ik

Akbal

Kan

Chikchan

Kimi

Manik

Lamat

Muluk

Ok

Chuen

Eb

Ben

Ix

Men

Kib

Kaban

Etznab

Kawak

Ahau

Los veinte días del tzolkin.

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Kumku (Dios negro)

Uayeb (Espectro)

Pop (Petate)

Uo (Rana)

Kayab (Tortuga)

Zip (Árbol)

Pax (Tambor)

Zot'z (Murciélago)

Muan (Búho)

Tzec (Charal)

Kankin (Sol semilla)

Xul (Perro)

Mac (Mono)

Yaxhin (Sol Verde)

Ceh (Venado) Zac (Blanco)

Mol (Cosecha) Yax (Verde)

Chen (Pozo)

Los dieciocho “meses” del calendario solar haab.

La cuenta de los días en el calendario tzolkin tenía una connotación mágica que podía resultar positiva o negativa según la actividades que se deseasen emprender, así había días propicios para la guerra, el matrimonio, el comercio u otras actividades importantes. Del mismo modo, el tzolkin regía la vida de los individuos; los niños eran nombrados con el día de su nacimiento, pues según aquellas creencias éste determinaba su carácter, sus virtudes y su destino. Por su carácter mágico adivinatorio, este periodo de tiempo trazaba las pautas de la vida ceremonial

al tiempo que determinaba la vida cotidiana de los antiguos mayas. Se cree que la cuenta de 260 días tuvo su origen en algún sitio con una latitud cercana a los 15º, pues sólo en esta latitud el tiempo que transcurre entre dos pasos cenitales es de 260 días. En Copán, Honduras, uno de los pasos del Sol por el cenit es el 13 de agosto, fecha de gran importancia para las culturas mesoamericanas; según los mayas es el día de la creación y el punto a partir del cual comienza la cuenta larga: 13 de agosto de 3114 a. C. Esta coincidencia sitúa a Copán como el posible sitio

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donde se concibió el calendario maya; sin embargo, existe otra posibilidad con Izapa, en Chiapas,53con una latitud geográfica similar. Izapa es un sitio con una larga ocupación, desde 1500 a. C. hasta el 1200 d. C., año en que fue abandonada definitivamente, pero su periodo de apogeo fue del 650 a. C. al 100 d. C., cuando se erigieron las estelas y edificios que la sitúan como la raíz del calendario ritual.

En sus estelas podemos observar escenas míticas que coinciden con los relatos del Popol Vuh; recordemos que los mitos no son otra cosa que una explicación mágica de la realidad, donde los fenómenos de la naturaleza son antropomorfizados o divinizados, por lo cual no es extraño que la religión junto con la cuenta del tiempo en Mesoamérica estén estrechamente vinculadas.

Estela 5 de Izapa que muestra la estructura del mundo y la ceiba como eje cósmico.

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Existen otras explicaciones acerca del origen del calendario ritual. Algunos investigadores aseguran que deriva del periodo de gestación humana en el que pueden contabilizarse nueve ciclos lunares de 29 días, como señalamos páginas atrás en el apartado sobre cosmovisión; en este sentido resulta también sugerente notar que el intervalo de visibilidad de Venus como lucero matutino y estrella vespertina es de 263 días en promedio, y el ciclo sinódico de Marte es exactamente tres periodos de 260 días.54 Sea cual sea el origen de esta cuenta calendárica, no se sabe de ninguna otra civilización en el mundo que haya diseñado un calendario similar. Su uso en Mesoamérica fue generalizado. La cuenta larga, como aportación maya, tiene el mérito de su perfeccionamiento y aplicación, aunque es posible que su origen fuera anterior a los mayas y se desarrollara en tierras olmecas, según lo demuestra la Estela 1 de Tres Zapotes, que contiene inscripciones correspondientes a

la fecha 7.16.6.16.18, que en la notación de la cuenta larga corresponde al año 31 a. C., fecha relativamente temprana si la comparamos con la más antigua registrada por la cultura maya en la Estela 1 de El Baúl que responde al año 37 d. C. La cuenta larga es un sistema de notación posicional vigesimal en la que cada glifo corresponde a un intervalo de tiempo que se lee en el siguiente orden: baktun, katun, tun, uinal y kin. El sistema parte de la unidad kin, un día; al segundo orden de unidades se le dio el nombre de uinal, compuesto por 20 kines; de acuerdo con el sistema de numeración vigesimal, el siguiente intervalo de tiempo debería ser de 400 kines, sin embargo en este punto se introdujo una variante para cálculos calendáricos, como ya apuntamos, en la que 20 kines es multiplicado por 18 para dar lugar a un periodo solar aproximado que es un tun.55 A partir de este orden, los siguientes intervalos de tiempo son exponenciales de 20, como se aprecia en la tabla siguiente:

La cuenta larga Intervalo de tiempo

Equivalencia en periodos mayas

Equivalencia en días

kin

1 día

1 día

uinal

20 kines

20 días

tun

18 uinales

360 días

katun

20 tunes

7,200 días

baktun

20 katunes

144,000 días

pictun

20 baktunes

2,880,000 días

calabtun

20 pictunes

57,600,000 días

kinchiltun

20 calabtunes

1,152,000,000 días

alautun

20 kinchiltunes

23,040,000,000 días

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Existen numerosas propuestas para establecer una correlación entre la cuenta larga y el calendario juliano y gregoriano prolépticos (extrapolados hacia fechas muy anteriores a su implementación). Se les ha buscado sustentar mediante datos etnohistóricos, astronómicos y, en ocasiones, evidencias directas con las inscripciones glíficas. Hoy en día la más aceptada es la correlación GoodmanMartínez-Thompson modificada (gmt+2),

también conocida como “correlación astronómica”, la cual considera una constante de 584,285 días transcurridos desde el llamado día 0 calculada para el 13 de agosto de 3114 a. C., fecha mítica, para algunos día de la creación según la Estela C de Quiriguá, establecida en 4 ajaw 8 kumku, que corresponde al último día del ciclo de 5,125.36 años –13 baktunes– ­anterior al que transcurre en la actualidad. Los recientes descubrimientos en el

13.0.0.0.0 El señor del mes es kankín

13 bak'tunes 0 k'atunes 0 tunes 0 uinales 0 k'ines mes día 4 ahau 3 kankín

viernes, 21 de diciembre de 2012

La mítica fecha para el “fin del mundo” expresada como cuenta larga.

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templo de Xultún, Guatemala, cuyos murales contienen una serie de cálculos que corresponden al ciclo lunar, junto con los ciclos sinódicos de Marte, Mercurio y Venus, revelan que la cuenta larga contiene 17 baktunes y no 13 como se creía hasta hace poco, con lo cual se desmiente la teoría del fin del mundo, que veremos con más detalle en el capítulo siete. A ­pesar de este descubrimiento, la lógica matemática maya, apoyada en un sistema vigesimal, indica que el siguiente intervalo de tiempo correspondería a veinte baktunes, equivalente a un pictun, y un pictun

multiplicado por veinte correspondería a un calabtun; multiplicando de veinte en veinte obtendríamos una cuenta infinita del tiempo. La escritura de una fecha se completaba después de los glifos propios de la cuenta larga de una fecha del tzolkin; posteriormente del glifo de la deidad regente, la fecha del haab, y finalmente un registro de la fase lunar correspondiente. Con el uso simultáneo de estas cuentas calendáricas, los mayas lograron una notable precisión en el cómputo del tiempo.

Glifo introductorio 9 baktunes

12 katunes

6 tunes

5 uinales

8 kines

3 lamat

glifos G

glifos D y E

tzolkin

glifo C

glifo X

glifo B

glifo A

6 zac

haab

Ejemplo de una fecha maya.

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La escritura maya se compone de un complejo conjunto de glifos que laboriosamente se pintaban en cerámica, muros o códices; se tallaba en madera o piedra –destacan los trabajos en las estelas e interiores de ciertos edificios– o se moldeaba en estuco. Los glifos tallados y moldeados también se pintaban. Esta escritura era un sistema logosilábico. Los símbolos individuales (glifos) podían representar bien una palabra (normalmente un morfema) o una sílaba. Los glifos mayas eran básicamente logográficos, es decir, cada símbolo representaba un ente o concepto. En general, los glifos utilizados como elementos fonéticos fueron, en

2 kimi

14 mol

och bi

su origen, logogramas correspondientes a objetos cuyas voces asociadas en lenguaje hablado eran monosílabos terminados en una vocal, en una consonante débil o en una oclusiva glotal. Todas nuestras palabras están formadas por varias combinaciones de solamente 26 signos que enlistan todas las letras que nosotros llamamos alfabeto. Por ­contraste, todas las palabras mayas son formadas por varias combinaciones de cerca de 800 signos, y cada signo representa una sílaba; esa lista de signos es llamada silabario, no alfabeto.57

Ah Ne-Ol-Mat

k'ul ahaw Bak

El 11 de agosto de 612 entró en el camino [murió] Ah Ne-Ol-Mat, señor del linaje de Palenque. Ejemplo de escritura maya tomado de un fragmento
del sarcófago de Hanab Pakal en el Templo de las Inscripciones, Palenque. Según Ayala,56 dentro del cuadro en azul está la fecha; el cuadro amarillo corresponde al verbo; enmarcado con blanco aparece el sujeto y, finalmente, dentro del cuadro rojo está el glifo emblema.

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Los astros

E

mpecemos por el cielo. El cielo era considerado la morada sagrada de una multitud de advocaciones divinas compuesta por una sucesión de estratos sobrepuestos, como se expuso al inicio de este capítulo. B’alun Chan, ‘Nueve Cielo’, era una de las denominaciones del firmamento nocturno. Los mayas representaban la palabra cielo mediante un logograma geométrico dividido por una línea horizontal que tenía por lectura chan, en tanto que estrella es ek’. Una manifestación común del cielo durante el periodo Clásico era el llamado Monstruo Celeste o Cocodrilo-Venado-Estelar, un ser fantástico cuyo cuerpo adoptaba la forma de una banda.58

Izquierda: logograma de cielo, chan; derecha: logograma de estrella, ek’.

El Sol alcanzó el más alto rango de veneración. Entre los mayas yucatecos era K’iin, que a la vez significaba tiempo, cuyo jeroglífico era como un trébol de cuatro pétalos. Algunos investigadores consideran que esta disposición pueda referirse a las posiciones extremas en los solsticios59 que alcanza en su trayectoria anual. Al parecer los días del calendario tzolkin se iniciaban al momento de la puesta, mientras que los pertenecientes al haab a partir de la salida.60

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La Luna representaba el principio femenino del universo; es la Diosa I que ya hemos descrito. Tenía un carácter ambivalente: era protectora de los embarazos y nacimientos, así como de la lluvia y la fertilidad. Sus fases marcan los periodos adecuados para sembrar y cosechar. En ocasiones se le representa como conejo para denotar los “saltos” que tiene por el cielo. La Luna era una especie de Sol nocturno o antisol que recorría el cielo de este a oeste. La observación de las fases lunares era importante para la vida ceremonial y cotidiana maya. Aunque los mayas carecieron de un calendario lunar formal, desarrollaron un complejo sistema de información referente a las lunaciones, que en la figura de la página 85 corresponde a los glifos e, d, c, x, b y a, componentes de la llamada serie lunar.61 El tiempo que la Luna tarda en completar una revolución alrededor del Sol y en volver a la misma región en el fondo estrellado abarca 27.32 días y se llama mes sideral. Los mayas imaginaron que durante su tránsito por la bóveda celeste la Luna encontraba las mismas estrellas; varios almanaques del Códice Dresde representan a la diosa lunar con constelaciones separadas por múltiplos del ciclo sideral. Los mayas yucatecos elaboraron una tabla para predecir los eclipses. Las páginas 51 a la 58 del Códice Dresde registran un periodo de 11,959 días, que abarcan 405 ­ lunaciones. Al parecer usaron las sumas de 5 a 6 lunaciones para predecir eclipses; dichas imágenes representan una serpiente que devora al Sol. Los astrónomos modernos definen los puntos

opuestos donde se cruzan las órbitas de la Luna y el Sol como nodos, que suceden cada 173.31 días; este ciclo se llama medio año de eclipses. En las tablas del Códice Dresde aparecen 69 grupos de 5 ó 6 lunaciones; si se divide 11,959 días entre 69 grupos se obtiene el número de 173.32 días, cercano al medio año de eclipses.62 Después de la Luna, Venus es el cuerpo celeste más brillante. Su movimiento difiere del solar porque está confinado a una porción estrecha del cielo por encima del horizonte oriente y poniente. Venus nunca alcanza el cenit. Presenta periodos alternados de aparición y desaparición en el cielo. Se observa antes del amanecer y después de la puesta del Sol. Cuando alcanza su máxima brillantez puede observarse aún cuando el Sol está sobre el horizonte. El periodo sinódico de Venus es el intervalo de tiempo medido por un observador en la Tierra en el cual las posiciones aparentes del planeta relativas al Sol se repiten. El periodo sinódico de Venus es, en promedio, de 584 días y comprende los siguientes intervalos: como ­lucero de la mañana es visible por 263 días, después de los cuales desaparece durante 50 días, a lo que se denomina conjunción superior; reaparece por el poniente como lucero de la tarde y durante otros 263 días seguirá siendo visible; al término de este intervalo se encuentra en la conjunción inferior y será invisible por 8 días; después el planeta reaparecerá otra vez como lucero de la mañana conformándose un nuevo ciclo. Tiene muchos apelativos; como gemelo está asociado con el inframundo, el trueno y las t­ormentas,

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y también es Kukulkán, equivalente maya de Quetzalcóatl.63 Resulta significativo que el periodo sinódico promedio de Venus de 584 días esté relacionado con el año vago de 365 días, pues cinco periodos sinódicos de Venus son iguales a 8 años de 365 días, es ­decir,

5x584=8x365=2920. Por otra parte, el gran siglo indígena de 104 años es igual a 65 periodos sinódicos venusinos. Notable que 146 ciclos rituales del tzolkin de 260 días abarquen el mismo intervalo de tiempo. Estas relaciones fueron reconocidas por los astrónomos, como lo apreciamos en la Plataforma de Venus de Chichén Itzá.

Detalle de una de las esquinas de la Plataforma de Venus en Chichén Itzá, donde se representa junto al signo de Venus un atado de años con la grafía característica de una “A” entrelazada (símbolo de año). La rodean precisamente ocho círculos que indican el número de años de 365 días, que igualan los cinco periodos de Venus.

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Es posible que los mayas hayan correlacionado los eclipses de Luna con los intervalos de observación y de invisibilidad de Venus. Es viable también que algunos acontecimientos bélicos del periodo Clásico puedan coincidir con posiciones estratégicas de la Estrella de la Tarde. También relacionaban a Venus con los ciclos de la lluvia y el maíz, con la cacería, los mitos de creación, entre otros. Es probable que los mayas identificaran también los periodos sinódicos de Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno, aunque de manera satisfactoria no se han podido avalar signos específicos para cada uno de estos planetas. Por otra parte, contamos en la literatura especializada con identificaciones endebles de dioses mayas para estos planetas.64 Tampoco ­ queda muy claro si reconocieron las alineaciones planetarias, aunque para algunos investigadores los mayas observaban dichas alineaciones para el ocaso.65 Con referencia a las estrellas, en un medallón pintado en la parte alta del cuarto central del edificio que contiene los murales de Bonampak, aparece representada una tortuga con el signo de estrella dibujado tres veces sobre su caparazón. Éste y otros tres medallones están en una banda celeste; es la constelación de Orión. Por otra parte, Ajchiikum Eek’, ‘La Estrella Guiadora’, podría ser la Estrella Polar, como hemos registrado páginas atrás para el Dios M. Para la Osa Menor, en el Diccionario de Viena tenemos Yaah Baak’ul Xaman, ‘Los que Cercan Rodeando en el Lado Lejano Norte’; también como

Yaah Suutil Xaman, ‘Los que dan Vueltas en el Lado Lejano Norte’. La Osa Mayor podría estar relacionada con el nombre que se le da al juego de pelota de Éek’el Eek’, ‘Oscuridad Estrella’. Otra alternativa de la traducción de Éek’el es que significa ‘El Manchado’, es decir, el jaguar estelar. Las Pléyades podrían estar identificadas como motz, que significa ‘puñado’ o ‘­montón’, o podría tratarse también de Tzáab’, ’Cascabel de Serpiente’, según el diccionario maya-español de Calepino de Motul. En el Ritual de Bacabes encontramos una diosa denominada ‘La de los Cinco Cascabeles’. Con referencia a la constelación de Escorpión podría tratarse de Síina’an Eek’, ‘Estrella Alacrán’, mientras que la Cruz del Sur podría tratarse, según el Calepino de Motul, de Nohol Eek’, ‘La Estrella del Sur, Contraria del Norte’.66 Muy interesante resulta imaginar un zodiaco maya. En las páginas 23 y 24 del Códice París aparecen dos bandas celestes de las que cuelgan trece figuras de animales en actitud de devorar al signo solar kin con una especie de alas de mariposa para representar un eclipse. Los animales fácilmente identificables son un escorpión, una tortuga, una serpiente de cascabel, un par de aves, otra serpiente, un pecarí, un esqueleto de venado, un murciélago, una rana y tres figuras más apenas perceptibles que no es posible identificar. El hecho de que sean trece figuras separadas entre sí por cuentas de 28 días que suman 364 días ha sugerido que se trata de un zodiaco.67De tal suerte que puede tratarse del curso de la Luna entre las estrellas, dividiendo el cómputo

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lunar en 13 meses de 28 días cada uno; de esta forma se completaría un año lunar de 364 días.68 La Vía Láctea era para los mayas el ‘Camino Blanco’: Sak Bé, durante el verano; durante el invierno era Xib’al Bé, ‘Camino

Espantoso’. Cuando la Vía Láctea se ve bifurcada, puede ser identificada con el inframundo. Itzamnaaj, la deidad principal del panteón maya, era el señor de los cielos. Algunos mayistas, como lo hemos visto en párrafos anteriores, consideran que representa al universo en su conjunto.69

Monstruo cósmico que representa la Vía Láctea en el pórtico del Templo 22 de Copán, según Florescano.70

A los cometas, por romper la regularidad de los cielos con su aparición se les asocia con presagios aciagos. Para los quichés reciben el nombre de uje’ ch’umil, ‘cola de estrella’, y son considerados augurios de pestilencia. La expresión maya de ‘estrella humeante’, b’uutz ek’, aparece en varios diccionarios mayas de los siglos xvi y xvii. También se les consideraba como cigarros celestes y por tanto estaban

­ sociados con la lluvia, pues los dioses a pluviales son grandes fumadores, esto por la asociación del humo con las nubes. Muy interesante es el caso de los meteoritos; en un poblado cercano a la villa de ­Valladolid en Yucatán que recibe el nombre de Yocaje que (Yocab Ek’, ‘Estrella que Horada’), la Relación de la Villa de Valladolid que data del siglo XVI da cuenta:

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Llamóse Yocajete porque habiendo en él un gran lago de agua muy hondable, dicen los naturales que cayó en él una estrella con grandes pluvias y así se deja entender, pues a la estrella del alba llaman Noch Eque.71

Al parecer también registraron lluvias de estrellas, considerando que el periodo de máxima vistosidad de las Leónidas es cada 33 años, en el Códice Dresde se registra un periodo similar, en la página 58b se presenta un personaje que se asocia con este fenómeno pues el texto jeroglífico comienza con el predicado no verbal ehmeek’, es el ‘descenso de estrella’ o ‘estrellas’.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Observando

el movimiento de los astros

P

asemos ahora a la relación más significativa entre el cielo y la cultura material. Se trata de las alineaciones que ciertos edificios guardan con determinadas direcciones asociadas a sucesos celestes. La arquitectura de los grandes centros ceremoniales del pasado ostentaba un discurso eminentemente religioso, era una manifestación de lo sagrado, que seguía un orden cósmico: todo tenía una razón de estar en determinado lugar. Estos templos eran los espacios donde las deidades se manifestaban; algunos edificios con orientaciones astronómicas están ­vinculados a los solsticios y equinoccios, tal es el caso del Grupo e de Uaxactún, Guatemala, donde el observador apostado en el peldaño superior de la estructura e-vii puede observar de frente los edificios e-i, e-ii y e-iii emplazados sobre una sola plataforma. Dada la posición estratégica del observador, puede verse al Sol salir en el extremo del edificio e-i en el solsticio de verano, sobre la estructura e-iii en el solsticio de invierno,

solsticio de verano

equinoccios

solsticio de invierno

este I

II

X

III IV

norte

V VIII

XI

sur

VI

IX VII plano de conjunto esc gral

0

10

20

30 mts.

oeste

Admirable ejemplo de orientación la del observatorio solar del grupo “E” de Uaxactún. En la planta de conjunto están señaladas las direcciones de la salida del Sol para los días de los solsticios en los extremos (verde); y la de los días de los equinoccios al centro (azul), perpendicular al trazo equinoccial se destaca la perfecta orientación norte-sur (rojo) de todo el conjunto.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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y en la estructura e-ii en los equinoccios. Otros puntos ­importantes de la trayectoria solar que eran registrados en el horizonte artificial eran las salidas del Sol para los días del paso cenital. En Dzibilchaltún el paso cenital sucede el 25 de mayo y el 17 de julio, con una diferencia de 52 días; en ambos días el disco solar se desprende del horizonte sobre la Estructura 10, como la diferencia de días entre los dos pasos cenitales del Sol varía con la posición geográfica del observador, aquí al coincidir con 52 podría explicarse que el sitio guardó importancia como observatorio solar.72 El Templo Superior de los Jaguares de la cancha del juego de pelota de Chichén Itzá está alineado hacia el poniente. El vano que conduce al recinto interior del templo posee un dintel de madera de zapote labrado con un disco solar, una serpiente de cascabel emplumada y un signo de Venus. La orientación del recinto señala hacia la puesta solar en dos fechas: 29 de abril y 13 de agosto. Durante el ocaso, el Sol ilumina en forma directa el interior del templo. Jesús Galindo ha estudiado esta orientación por toda Mesoamérica y ha encontrado un interesante factor calendárico: iniciemos con el día 29 de abril y sumemos 52 días, llegamos al solsticio de verano; después otros 52 días y estamos justamente en el 13 de agosto. Siguiendo el paso del tiempo, tenemos que del 13 de agosto al 29 de abril, pasando por el solsticio de invierno, hay 260 días. Es interesante que estos factores apuntan a la división del año en 260 / 104 días. Con esta división se hacen conmensurables los 260 días del tzolkin, y con los

restantes 104 se alude al gran siglo indígena. Otra división interesante del año también señalada por Galindo es la cifra calendárica 73, que expresa el número de ciclos que necesita el tzolkin para alcanzar los 52 ciclos de 365 días del haab con las fechas asociadas al 4 de marzo y 9 de octubre que también se han demostrado para el Altiplano.73 Estas fechas dividen el año solar en 5 partes de 73 días. Ejemplos notables para el Área Maya son el Gran Mascarón Solar de la Plaza Este de Copán, el Mural Solar de la Sala de los Frescos de Mayapán, la Estructura 38 de Dzibilchaltún, el Gran Arco conocido como la Estructura ca-9a de Oxkintok, y la Pirámide Principal del sitio La Venta, en Tabasco, un hecho extraordinario porque corresponde a la cultura olmeca. Otra familia de orientaciones consiste en fijar cuatro periodos de 65 días que suman un tzolkin de 260; las fechas corresponden 65 días antes y después de cada solsticio; aunque esta tradición parece más zapoteca, el Templo i de Tikal, Guatemala, muestra esta orientación con los días 18 de abril y 25 de agosto.74 En Dzibilchaltún se encuentra otro observatorio de horizonte semejante al del Conjunto e de Uaxactún. Se trata del Grupo de las Siete Muñecas, formado por la Estructura 1-sub, en el lado este de la plaza, y las estructuras i, ii y iii al frente, formando un eje norte-sur. Al poniente se encuentra la estructura 12 formada por una plataforma cuadrangular en la cual se encuentra la Estela 3. Desde esta posición se observa el Sol salir por el techo de la Estructura 1-Sub –Casa de las Siete Muñecas– y­

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recorrer su eje de simetría apenas dos días antes de los equinoccios; el disco solar se deprenderá del horizonte rozando el borde norte del templo y tocando su vértice superior.75 El evento principal de este observatorio es la aparición del Sol en el vano de la entrada de Estructura 1-Sub, el cual es solamente funcional si admitimos a los constructores un error de tres a cuatro días en la determinación de los puntos equinoccial y solsticial del horizonte. Sin embargo, algunos autores han evocado a Venus para explicar la desviación.

Con referencia al paso cenital del Sol, que trataremos con detalle en el capítulo vi, creo conveniente adelantar en este apartado que su registro no sólo es una prerrogativa de Chichén Itzá. Ya citamos el caso de Dzilchaltún y ahora toca el de Tulum. En la Estructura 5 de Tulum hay un mural en el que interviene el dios solar K’iinich Ajaw y la diosa lunar Ixchel. Esta pirámide se alinea con el Sol para el ocaso con dos fechas que corresponden al paso cenital para esa latitud: el 21 de mayo y el 22 de julio.76

La Casa de las Siete Muñecas vista desde la Estela 3 durante el equinoccio de primavera, 2010.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Planta arquitectónica de El Caracol en Chichén Itzá con las orientaciones más importantes según Aveni.77 La línea perpendicular azul que parte de la base del edificio corresponde a los ocasos de Venus en su máxima declinación norte y puesta solar para el solsticio de verano; una perpendicular en rojo parte de la base de la Plataforma Superior y corresponde a la Puesta del Sol el día de su paso por el cenit; la diagonal en color blanco de esquina a esquina señala hacia la salida del Sol en el solsticio de verano.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Planta arquitectónica de El Caracol en Chichén Itzá como la conocieron hacia 1840 los exploradores Stephens y Catherwood.

Mientras estos edificios se encuentran claramente vinculados con la trayectoria solar, los antiguos mayas también edificaron observatorios circulares que tenían una función de observación estelar y planetaria. Quizá el ejemplo más famoso de observatorio mesoamericano es El Caracol en Chichén Itzá, una torre circular con cuatro puertas y techo a la manera de una cúpula con ventanas construidas específicamente para observar el movimiento de los astros, especialmente al planeta Venus, ya que sus ventanas extremas coinciden con su posición máxima al norte y al sur de este planeta; pero también pueden apreciarse constelaciones como las Pléyades, las Híades, Aldebarán y

Tauro. Es posible que el edificio tuviera más ventanas, pero su posición exacta siempre será una hipótesis.78 En una región como las Tierras Bajas del Norte, donde no existen marcas en el paisaje que sirvan como referentes para observar los fenómenos de orto y ocaso astronómico, es claro que la arquitectura jugó un papel determinante que favoreció la astronomía posicional. En el norte de Yucatán se hayan otros dos edificios similares a El Caracol; uno se encuentra al oeste en Mayapán, y el otro en Paalmul, en la Costa Oriental de la península, ­curiosamente los tres se ubican en la misma latitud, pero en cada uno se observan fenómenos astronómicos diferentes.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Alineaciones venusinas y lunares no son tan recurrentes como las solares, al parecer las alineaciones venusinas están determinadas por la posición extrema que alcanza este planeta en el firmamento al norte. Con referencia a las lunares tenemos en la isla de Cozumel el sitio arqueológico de San Gervasio, donde una pequeña pirámide, que al parecer era un oráculo de la diosa Ixchel, muestra la orientación a la puesta de la Luna en su

parada mayor norte, que es análoga a la posición del Sol para el ocaso durante el solsticio de verano, pero en el caso lunar tal posición extrema está desplazada en diez diámetros solares más al norte. La parada mayor se alcanza sólo cada 18.6 años, así que cada 18 ó 19 años la puesta del Sol en el solsticio de verano pudo verse asociada con la salida extrema de la Luna llena.

El cosmos, los dioses, el tiempo y los astros

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Chichén Itzá

El sello del sol en Chichén Itzá

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Introducción Así, pues, lo sabéis, y lo dice cualquiera. A la tierra suave de la Orilla del Pozo llegaron conquistando, al golpe de la guerra. -Estaban en Chichén los itzaes… ¿Vinieron o estaban? Chilam Balam de Chumayel, cap. viii, Canto triste de los itzaes.

C

omo el tema que nos ocupa es el paso cenital del Sol en Chichén Itzá respecto al edificio piramidal de El Castillo o pirámide de Kukulkán, he considerado pertinente ofrecer una breve antesala de esta espléndida ciudad antes de enfocar al lector en el registro astronómico de la pirámide. Tras la decadencia de las majestuosas ciudades de El Petén, el norte de la península se convirtió en el escenario del resurgimiento maya para el Posclásico. Quizá la más famosa de las capitales de ese periodo es Chichén Itzá. Poco se sabe acerca de los fundadores que levantaron los primeros edificios conocidos como Chichén Viejo durante el periodo Clásico; a juzgar por el estilo arquitectónico, Chenes y Puuc, puede suponerse que vinieron del norte de Campeche y eran de filiación maya-­yucateco; pero hacia el año 900 d. C., aquel asentamiento sufrió cambios radicales cuando arribaron a la península los itzaes, que según algunas fuentes era un grupo de ascendencia chontal, procedente de lo que hoy es Tabasco. Este grupo se dispersó por la península y llegó hasta el norte en dos oleadas: una desde Champotón y otra por Cozumel. Según el Chilam Balam de Chumayel, después de recorrer

Chichén Itzá

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la región realizaron un ordenamiento de la tierra, es decir, una exploración de los asentamientos y las fuentes de agua.

Posteriormente eligieron, conquistaron y se asentaron en la ciudad de Chichén Itzá.79

Cenote Xtoloc, una de las principales fuentes de agua potable en Chichén Itzá.

Chichén Itzá

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Los itzaes rebautizaron la antigua ciudad que hoy conocemos como Chichén Itzá, que puede traducirse como ‘En la boca del pozo de los itzaes’(chi, ‘boca’; chen, ‘pozo’), es probable que Itzá signifique ‘brujo del agua’, en tal caso la traducción sería ‘En la boca del pozo de los brujos del agua’. Arochi80 deja ver otra posibilidad con la propuesta de Martínez Paredes, que intenta aclarar el significado etimológico de Chichén Itzá desde otra ­perspectiva, considerando que mayas y huastecos tuvieron un mismo origen étnico. Plantea que existieron entre ellos notables coincidencias léxicas y estima que originalmente el nombre de esta ciudad habría sido Ch’iich’en itzam: ch’iich, ‘pájaro’; en, sufijo que indica condición, lo que equivaldría a ser pájaro. A la palabra itzam, que supone de origen huasteco, la traduce como ‘serpiente’, con lo que resulta un nombre híbrido maya-huasteco que traduce como: ‘soy el pájaro ­serpiente’, dando entender que en ese lugar moraba Kukulkán, la ‘Serpiente Emplumada’. Durante el gobierno de los itzaes, Chichén Itzá alcanzó su máximo apogeo. Varias pudieron ser las razones que llevaron a los itzaes a elegir este asentamiento: sus fuentes de agua (cenotes), su latitud geográfica que lo hace especialmente relevante para el registro del paso cenital del Sol, y su posición equidistante entre el golfo de México y el mar Caribe, pues los itzaes establecieron puertos por todas las costas de la península, desplegando así una amplia red comercial que les permitió obtener productos procedentes desde el norte de México hasta Costa Rica. Son

ejemplo de este comercio la turquesa procedente de Nuevo México, la obsidiana del occidente y centro de México, además de los discos de oro y figurillas de tumbaga procedentes de Guatemala y Costa Rica. Los itzaes fueron muy eficientes en el manejo de la organización militar y sacerdotal, gracias a lo cual forjaron un gobierno centralizado con sede en Chichén Itzá. A través de la guerra lograron someter a los pueblos de la península para exigirles tributo, con lo cual se colocaron como el centro político, económico y religioso más importante de la región durante 200 años, hasta su decadencia alrededor del año 1200 d. C.

Representación de una serpiente emplumada en una pieza de oro martillado obtenida del dragado efectuado en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá.

Chichén Itzá

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Mitos

de origen

A

ún se discute cómo se dio la amalgama cultural que distingue a Chichén Itzá del resto de las ciudades mayas; algunos investigadores proponen que los itzaes fueron el resultado de una cultura híbrida con elementos mayas chontales, del Altiplano Central y de la Huasteca, que se caracterizaban por su culto a Quetzalcóatl, por su disposición militarista, por su expresión arquitectónica con talud-tablero, así como por su culto fálico, el uso de la nariguera en barra y el sacrificio por decapitación.81 Pero de todo esto, la tendencia más representativa de los itzaes es su arraigo al centro de México, que se hace evidente en las semejanzas que hay entre el Templo de los Guerreros de Chichén Itzá y el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula, con sus imponentes columnas de serpientes emplumadas, los chac mool y los muros ornados de calaveras llamados tzompantli. La evidencia material de la arquitectura se complementa con la siguiente cita que corresponde a una fuente histórica del siglo xvi,82 se trata de la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de Landa:

Que es opinión entre los indios que con los Yzaes que poblaron Chichenizá, reinó un gran señor llamado Cuculcán, y que muestra ser esto verdad el edificio principal que se llama Cuculcán; y dicen que entró por la parte de poniente y que difieren en si entró antes o después de los Yzaes o con ellos, y dicen que fue bien dispuesto y que no tenía mujer ni hijos; y que después de su vuelta fue tenido en México por uno de sus dioses y llamado Cezalcuati y que en Yucatán también lo tuvieron por dios por ser gran republicano.83

La transfiguración de Quetzalcóatl puede resultar confusa. La visión mítica de Quetzalcóatl como dios, sacerdote y héroe cultural de Tula se mezcló y confundió con la imagen de un personaje llamado Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, quien, según textos, llevó el mismo nombre que el dios y el sacerdote, realizó hazañas guerreras, gobernó Tula en su máximo esplendor, perdió el trono y, finalmente, abandonó su reino, huyendo con una parte de sus seguidores hacia el oriente en una época precisa. Sin

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embargo, los datos que componen su biografía más bien trazan la imagen de una figura mitológica,84 como lo apreciamos en este fragmento que relata la partida de Quetzalcóatl hacia Tlilan Tlapallan, la ‘Tierra del negro y el rojo’ tras abandonar Tula a causa de los embustes de Tezcatlipoca; Quetzalcóatl se dirigió al mar:

España, da cuenta de la manera en que ­atravesó el mar: “… y así en llegando a la ribera del mar, mandó hacer una balsa hecha de culebras que se llama coatlapechtli, y en ella entro y asentóse como en una canoa, y así se fue por la mar navegando y no se sabe cómo y de qué manera llegó al dicho Tlapallan”.86 Otra versión del mito asevera:

Inmediatamente se fue Quetzalcoatl […] a Tlilan Tlapallan […]. Y habiendo llegado a donde iba, otra vez ahí se entristeció y lloró. Se dice que en este año 1 acatl, habiendo llegado a la orilla ­celeste del agua divina (a la costa del mar) […] se atavió, él mismo se prendió fuego y se quemó […] se dice que cuando ardió, al punto se encumbraron sus cenizas, y que se aparecieron a verlas todas las aves preciosas […]. Decían los viejos que se convirtió en la estrella que al alba sale; así como dicen que apareció cuando murió Quetzalcoatl, a quien por eso nombraban el Señor del Alba. Decían que cuando el murió, solo cuatro días no apareció, porque entonces fue a morar entre los muertos; y que también cuatro días se proveyó de flechas; por lo cual a los ocho días apareció la gran estrella que llaman Quetzalcoatl. Y añadían que entonces se entronizó como señor85

Fray Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de la Nueva

Este Ce ácatl vivió hasta el segundo año del noveno trece siendo señor de Tollan; y cuatro años antes hacía un templo en Tollan muy grande. Y estando haciéndolo vino a él Tezcatlipoca y díjole que hacia Honduras, en un lugar que hoy día también se llama Tlapallan, tenía su casa hecha y allí había de ir a estar y a morir, y había [de] dejar a Tollan, y en aquel lugar le tienen a Ce ácatl por dios. El cual respondió, a lo que Tezatlipoca le dijo, que el cielo y las estrellas le habían dicho que había de ir dentro de cuatro años; y así, acabando los cuatro años, se fue y llevó consigo todos los macehuales de Tollan; y de ellos dejó en la ciudad de Cholollan, y de ahí deceinden los pobladores de ella; y otros los en la provincia de Cozcatlan, de los cuales descienden los que la tienen poblada; y así mismo dejó en Cempoallan otros que poblaron allí. Y él llegó a Tlapallan, y el día que llegó cayó malo, y otro día murió...87

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Para algunos, estos mitos son suficientes para sustentar que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, tras abandonar Tula, llegó a Yucatán e instauró un nuevo gobierno en Chichén Itzá. No obstante, con los datos que nos ofrecen estas fuentes sólo podemos afirmar que en Tula vivió y gobernó Ce Acátl Topiltzin Quetzalcóatl, el cual partió y fue a morir a Tlillan Tlapallan; por otro lado tenemos el dato de que en Chichén Itzá gobernó un hombre llamado Kukulcán que llegó del poniente, pero esta relación no afirma que haya sido el mismo Ce Ácatl quien gobernó Chichén Itzá, especialmente si tenemos en cuenta que los nombres Quetzalcóatl y Kukulcán fueron usados como títulos otorgados a los gobernantes, pues en ellos se manifestaba el linaje divino que legitimaba su poder; es difícil, por tanto, afirmar que hubo un “dominio” tolteca sobre esta ciudad, lo cierto es que existió un importante vínculo con Tula que dio lugar a intercambios culturales como lo demuestran los singulares rasgos arquitectónicos, estéticos y religiosos de Chichén

Itzá, y que en el apartado 2.9 ya hemos discutido. La narración de los Anales de Cuauhtitlán tiene un sentido mítico que explica el movimiento de Venus; Tlillan Tlapallan, la tierra del color negro y rojo, puede ser una metáfora del horizonte al alba, cuando Venus es visible, mientras que los cuatro días en el inframundo y los cuatro días en busca de flechas suman los ocho días en que el planeta no es visible, como vimos en el capítulo anterior. La tradición oral fue, de algún modo, una manera efectiva de transmitir conocimientos astronómicos. Las serpientes emplumadas junto con las representaciones de Venus tienen un papel protagónico en Chichén Itzá, como ya mencionamos en el observatorio conocido como El Caracol, que tiene a Venus como su principal elemento de observación –son abundantes los relieves en jambas y frisos con representaciones de este astro–; además destaca el templo de Venus que ocupa un lugar preponderante en la plaza principal.

Detalle de la decoración del Templo de Venus, 2012. En la parte superior se muestra una serpiente emplumada, por debajo y al centro Tlahuizcalpantecuhtli (Venus como Estrella del Alba) y en el extremo derecho, en la esquina, la correlación del periodo sinódico de Venus relacionado con el año vago.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Arquitectura

E

n palabras de Florescano,88 Chichen Itzá es una metrópoli multiétnica, un centro cosmopolita irradiador de nuevos mensajes simbólicos gracias al empuje de los itzaes y al antiguo sedimento cultural maya; es una ciudad híbrida. El centro urbano de Chichén Itzá conservó los patrones arquitectónicos heredados de la tradición clásica maya, pero los adaptó a un nuevo orden social y político. En lugar del predominio de la estela que representaba al rey y sus hazañas, y en lugar de la escritura jeroglífica que trazaba los orígenes y la continuidad del linaje real, en Chichén Itzá el arte público trasmite un mensaje que alude a símbolos colectivos y los expresa en el lenguaje más abierto de la pintura y la escultura. Al contrario de la tradición clásica, en Chichén Itzá no es posible reconstruir la vida y las hazañas de los gobernantes porque no existe registro público de estos hechos. Hay templos y palacios dedicados al ejercicio público del poder, pero en los principales monumentos de la ciudad como el Gran Juego de Pelota, el Templo de los Guerreros, el Patio de las Mil Columnas, el Mercado o la pirámide de El Castillo figuran, no uno, sino

Hileras de columnas, Chichén Itzá.

Chichén Itzá

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varios personajes en los ritos del ejercicio del poder. Estas construcciones tienen dimensiones grandiosas; poseen espacios y galerías de gran amplitud. Su arquitectura y simbolismo transmiten un mensaje político religioso asequible a grandes audiencias, formadas por grupos étnicos diversos, ignorantes de los secretos de la escritura. Chichén Itzá abarcó un área de aproximadamente 25 km2, pero la zona monumental

puede dividirse en dos grupos principales de los cuales se derivan varios conjuntos arquitectónicos. Al sur se encuentra el Grupo de la Serie Inicial o Chichén Viejo, la cuidad del Clásico de cuyo nombre no se tiene certeza. Los monumentos principales son el Templo de la Serie Inicial, llamado así porque en él se encuentra la única fecha conocida en Chichén Itzá –que corresponde al 879 d. C.–, el Templo de los Tres Dinteles, La Iglesia, las Monjas, la Casa del Venado, el Templo de los ­Búhos,

Acuarela que muestra el edificio conocido como La Iglesia contrapuesta con una fotografía del edificio en la actualidad.

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Fachada del anexo de las Monjas.

En la parte norte de Chichén Itzá se ubican los edificios del periodo Posclásico con las ya mencionadas influencias del Altiplano,

↑ Grupo del Noroeste

↑ Cenote Sagrado

Chichén Itzá Tzompantli

nat a

Oes te

Plataforma de Venus Plataforma Aguilas y Tigres Templo de las mesas «Castillo» Templo de los Guerreros Col u Nor mnata te

Col um

la Casa Colorada y el Akab-Dzib (‘Escritura Oscura’) un edificio que guarda en su interior una inscripción que no ha sido posible descifrar.89 Estos edificios construidos sobre plataformas rectangulares bajas estaban compuestos por varias crujías de múltiples cuartos techados en ­saledizo, pórticos con dinteles, cresterías, molduras, cornisas, mascarones, mosaicos de piedra y decoraciones típicamente Puuc. Tras la presencia de los itzaes estos edificios no fueron destruidos, aunque algunos fueron modificados; se adosaron nuevas estructuras para integrar elementos toltecas pero prevaleció la tradición arquitectónica maya.90

Templo de las Mesitas

«Osario»

«Merca do»

«Casa del venado» «Casa colorada»

Temazcal

Cenote Xtoloc

«Caracol»

«Iglesia» «Monjas»

Akab Dzib

Plano turístico de Chichén Itzá en su porción norte que corresponde a la arquitectura del Posclásico.

Chichén Itzá

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entre las que destacan los taludes y muros verticales, columnas con alfardas en forma de serpientes cuya cabeza descansa en el suelo, portaestandartes ­flanqueando las

escalinatas y techos de apariencia plana con almenas en vez de las típicas cresterías mayas.

El Osario o Tumba del Gran Sacerdote, 2012. Muestra su alfarda con forma de serpiente, cuya cabeza descansa en el suelo.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Las paredes, las jambas y algunas columnas se presentan ricamente decoradas con esculturas en bajo relieve cuyo tema principal es la guerra y el sacrificio; son abundantes las representaciones de guerreros

que no presentan deformación craneana a diferencia de los mayas del Clásico. Estos guerreros están ataviados con plumas de águila, tocados, pectorales en forma de mariposa, escudos redondos y átlatl.

Acuarela de las jambas del Templo de los Jaguares.

Chichén Itzá

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Una de las esculturas más representativas de esta urbe para el periodo Posclásico son los chac mool; es necesario apuntar que el término fue acuñado en 1875 por el explorador Augustus Le Plongeon. Este tipo de escultura encuentra amplia difusión en Mesoamérica y se les haya asociados a contextos sagrados, es decir, en pequeños altares, en juegos de pelota o directamente relacionados con el dios

de la lluvia, como lo vemos en el Templo Mayor de Tenochtitlan en la ciudad de México. Se le han atribuido dos funciones diferentes: como altar en el que se colocaba la ofrenda dedicada al dios, ya fueran alimentos, corazones u otros dones, y como piedra de sacrificios. En el caso de Chichén Itzá, los ejemplos que encontramos muestran a personajes con indumentaria tolteca.

Chac mool hallado en la Plataforma de las Águilas y los Jaguares, Chichén Itzá.

La Plataforma de las Águilas y los Jaguares toma su nombre de los relieves que muestran estas dos especies de animales; los personajes zoomorfos sostienen

corazones humanos con una clara evocación del sacrificio, posiblemente una alusión a las principales órdenes militares del centro de México. Otro ejemplo

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Relieve procedente de la fachada de la Plataforma de las Águilas y los Jaguares; se muestra a un felino devorando corazones.

i­nconfundiblemente relacionado con el Altiplano es el tzompantli, un edificio cuya decoración consiste en hileras de cráneos, así como de guerreros ostentando la cabeza del enemigo a manera de trofeo. En el centro de México estas estructuras eran empleadas para ­empalar

y exhibir las cabezas de los cautivos sacrificados, como una forma de honrar a los dioses. El Juego de Pelota tiene una planta rectangular de 168 metros de largo por 70 de ancho, es el más grande de todo México

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y presenta una cancha en forma de “I” compuesta por un pasillo central limitado por dos plataformas paralelas con escalinatas hacia el exterior que conducen a la

parte superior en donde se hallan pequeños cuartos que posiblemente servían como recintos para contemplar el juego. Los anillos que servían como marcadores

Perspectiva del Juego de Pelota visto de sur a norte contrapuesta con el aspecto que tenía para el siglo XIX antes de su restauración y consolidación.

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estaban decorados con serpientes emplumadas entrelazadas, las banquetas de la cancha tenían como decoración paneles que contienen imágenes de jugadores de

pelota, uno de los cuales está decapitado y de su cuello brotan chorros de sangre en forma de serpientes.

Detalle del panel central del Juego de Pelota con una escena de sacrificio por decapitación.

El Templo del Norte o Templo del Hombre Barbado, en el extremo septentrional del Juego de Pelota, consta de una plataforma rectangular sobre la cual se eleva un talud, para rematar con un templo en lo más alto. Está techado con una bóveda en la que se aprecia a Kukulcán como sacerdote gobernante ataviado con un manto de chalchihuites; a su alrededor aparecen varios personajes con características de dignatarios y guerreros. Al sur se ubica otro templo con columnas decoradas con imágenes de guerreros. A la plataforma oriental de la cancha del Juego de Pelota le fue adosado un pequeño edificio de planta cuadrada cuya fachada mira hacia el poniente, conocido como el Templo de los Jaguares. El acceso al templo en la parte superior está dividido en tres vanos por dos columnas en ­forma

Templo de los Jaguares.

Chichén Itzá

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de serpiente: las bases formadas por la cabeza, el cuerpo emplumado forma el fuste, y los crótalos el capitel, rematado con un gran penacho de plumas. En la parte superior se forma un friso decorado con rodelas y jaguares muy semejantes a los del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula. Sobre la faja que limita al friso están esculpidas dos serpientes emplumadas.

Al interior del Templo de los Jaguares hay dos cámaras cuyos muros están decorados con pinturas murales que muestran escenas de guerra. En la parte posterior, con la fachada hacia el oriente, se levanta un edificio anexo compuesto por un sólo cuarto con techo abovedado. Los muros exteriores están decorados con representaciones de Kukulcán y la entrada consta

Mural del Templo de los Jaguares, con la escena de una batalla. En la esquina inferior derecha destaca un personaje rodeado por un disco solar que observa
el enfrentamiento.

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de tres claros formados por pilastras, en las cuales se aprecian figuras de guerreros y paneles con la representación de Kukulcán como Señor de la Tierra y Señor de la Vegetación.91 Al interior del Edificio Anexo se puede ver esculpido sobre los muros de piedra un personaje de alta jerarquía,

ataviado como guerrero supremo, sentado sobre un trono en forma de jaguar y circundado por un disco solar. Debajo de él se encuentra otro personaje vestido como guerrero y a su lado una gran ­serpiente con volutas abre sus fauces. Estos dos personajes son reverenciados por una

Edificio Anexo del Templo de los Jaguares, 2012.

El sello del sol en Chichén Itzá

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procesión de guerreros frente a cada uno de ellos. Es posible que el personaje que preside la escena sea el numen del Sol y su actitud probablemente avala la del je-

rarca que en su nombre presidía las ceremonias en el templo y se sentaba también en el trono-jaguar que aún se conserva en el edificio.92

Dibujo del panel interior del Anexo del Templo de los Jaguares.

El Templo de los Guerreros es célebre por su semejanza con el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula, como ya lo habíamos apuntado; es, quizá, el principal testimonio de la influencia tolteca en la ciudad –fue el viajero Désiré Charnay el primero en advertir esta semejanza–. El Templo de

los Guerreros consta de un basamento de planta cuadrada de cuerpos escalonados con talud-tablero. Sobre el basamento hay un recinto con doble crujía y tres claros delimitados por dos columnas en forma de serpientes que forman la entrada. Al interior se encuentran veinte columnas

Templo de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula, 2012, y reconstrucción hipotética del mismo.

El sello del sol en Chichén Itzá

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El Templo de los Guerreros, Chichén Itzá, 2012.

muy decoradas con un altar de piedra sostenido por atlantes, y al sur se emplazan el grupo de las Mil Columnas y el Mercado. El edificio emblemático de Chichén Itzá es El Castillo, o Pirámide de Kukulcán, tema medular de este libro, por lo cual es presentado individualmente en el siguiente capítulo. En general la parte norte de Chichén Itzá manifiesta una estética

compuesta mayormente por estilo t­ olteca, y no maya, pero con una elegancia que refleja complejidad en su elaboración, de la cual no goza la arquitectura del Altiplano. Por ello es posible concluir que los planos, así como el diseño, fueron externos, empero fueron las cuidadosas manos locales quienes materializaron estos extraordinarios edificios.

Vista desde el norte de Chichén Itzá.

Chichén Itzá

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Finalmente deseo apuntar que la alineación principal que sigue el vértice noreste de la pirámide de El Castillo es en dirección al Templo de las Mesas; sobre este edificio vimos ascender el Sol para el día del paso cenital desde El Castillo. El Templo de las Mesas es llamado así por los niveles superpuestos que dan apariencia de mesetas. Este templo, levantado junto al de los Guerreros, es una pirámide de cuatro niveles que anteriormente culminó con un templo con pórtico de dos

c­ olumnas serpentinas. Aunque no se conserva en su totalidad, es apreciable por ahora el primer nivel del friso, que está labrado en piedra y colocado sobre el suelo frente a la escalinata que conduce al templo, y que muestra una procesión de jaguares entre los que hay, intercalados, árboles y haces de lanza. En el segundo nivel está labrada una serpiente emplumada. Este edificio fue construido entre los años 900 y 1200 d. C.

Templo de las Mesas.

Chichén Itzá

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Aspectos políticos

F

ue quizá por la asimilación de una cultura extranjera que las ciudades de la parte septentrional de la península lograron realizar la transición a una nueva forma de gobierno. Mientras que en la región de El Petén los gobiernos dinásticos llegaron a su fin, los itzaes forjaron un estado militarista con un nuevo orden social y político basado en el mul tepal, ‘gobierno mancomunado’.93 Las fuentes históricas y la evidencia arqueológica sugieren un gobierno formado por un consejo de señores y un gobernante supremo, a diferencia de las dinastías, en las cuales todo el poder se concentraba en un sólo individuo, heredado dentro de la misma casa reinante. Diego de Landa menciona que en Chichén Itzá “reinaron tres señores hermanos que vinieron de aquella tierra de la parte poniente, los cuales eran muy religiosos y que así edificaron muy lindos templos”.94 El Chilam Balam de Chumayel menciona cuatro linajes que fueron “hechos padres” en Chichén Itzá y ejercieron su poder durante 13 katunes:

Cuatro Ahau es el Katún en que sucedió que buscaron Chichén Itzá. Allí fué compuesto lo Maravilloso para ellos por sus padres. Cuatro Partidas salieron. “Las Cuatro divisiones de la tierra” se nombran. Del Oriente, a Kincolah-petén fue una Partida. Del Norte, a Naco-cob “salió” una Partida. Aquí “salió una Partida”. A Holtún Suhuyuah “salió” una Partida. Cuatro montañas son. “Las Nueve Montañas” es el nombre de su tierra.

Cuatro Ahau es el Katún en que sucedió que invitaron a los de las Cuatro Divisiones, nombradas Cantzuculcab, para que vinieran. Fueron “hechos Padres” cuando vinieron a Chichén Itzá. Itzaes entonces se llamaron. Trece Katunes ejercieron poder.95

En las inscripciones de los relieves de La Casa Colorada se leen cinco nombres que, según la epigrafista Linda Schele, corresponden a los señores divinos de Chichén Itzá. Otro aspecto interesante es la ausencia

Chichén Itzá

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de estelas o inscripciones que registren entronizaciones, conquistas o muerte de algún gobernante, más bien hay relieves en los que aparecen varios señores con atributos de nobleza que participan en ceremonias religiosas. Todas estas evidencias sugieren un gobierno mancomunado con varias familias reinantes. Al igual que en el centro de México, la guerra, el comercio y la explotación industrial de la sal y el cacao eran parte

f­undamental de la economía de Chichén Itzá. Los guerreros, comerciantes, administradores y artesanos debieron ocupar un papel distinguido. Sin duda fue una sociedad militarista estratificada con una compleja división del trabajo por lo que sus miembros realizaban tareas especializadas. Alcanzaron un orden social enormemente cohesivo y equilibrado acorde a intereses comunes.

Mural del Templo de los Guerreros que muestra escenas de comercio, producción y religión.

Chichén Itzá

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Aspectos religiosos

E

l arribo de grupos extranjeros trajo consigo profundos cambios en la sociedad y por tanto en la religión. Itzamná y Chaac fueron los grandes dioses que amparaban el ejercicio del poder entre los mayas, pero en Chichén Itzá parece evidente que la religión oficial glorificaba especialmente a la Serpiente Emplumada, personaje mítico representativo de Kukulcán o Quetzalcóatl, que, según se lee en el Chilam Balam de Chumayel, fue el dios creador de los itzaes bajo el nombre de Mizcit-Ahau, ’El señor padre que barre’, sin duda una advocación del dios del viento, aquel encargado de barrer los caminos por donde descenderá la lluvia. De esta manera podemos concluir que el culto a la Serpiente Emplumada fue introducido por los itzaes y su imagen sirvió como emblema para la nueva clase ­gobernante. El culto a Kukulcán se mezcló con el de los antiguos dioses mayas que no fueron cambiados ni sustituidos del todo; las propuestas apuntan que se fundieron en un sincretismo religioso que la población asimiló. Dentro de este proceso es difícil dilucidar si fue por devoción o por imposición, lo cierto es que el culto a Kukulcán se fortaleció tanto que incluso sobrevivió a la decadencia de Chichén Itzá, tomando un nuevo auge en Mayapán.

Dibujo de un guerrero y una serpiente emplumada. Se encuentra al interior del Anexo del Templo de los Jaguares.

Chichén Itzá

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Cenote Sagrado de Chichén Itzá, con sesenta metros de diámetro y aproximadamente cuarenta metros de profundidad, 2012.

Entre las deidades mayas “originales” de mayor importancia se encuentra Chaac, el dios de la lluvia, fuertemente vinculado a la agricultura y la fertilidad de la tierra, así como al inframundo; quizá la deidad principal de la ciudad antes de ser ocupada por los itzaes. Su rostro era usado constantemente como decoración en las fachadas de los edificios. A este dios se le rendía culto en el Cenote Sagrado y otros pozos considerados entradas al inframundo. Según apunta Landa:

En este pozo han tenido y tenían entonces, costumbre de echar hombres vivos en sacrificios a los dioses, en tiempo de seca, y pensaban que no morían aunque no los veían más. Echaban también otras muchas cosas de piedras de valor y que tenían preciadas. Y así, si esta tierra hubiera tenido oro, fuera este pozo el que más parte de ella tuviera, según le han sido devotos los indios. Es pozo que tiene siete estados largos de hondo hasta el agua, de ancho más de cien

pies, y redondo y de una peña tajada hasta el agua que es maravilla. Parece que tiene el agua muy verde y creo lo causan las arboledas de que está cercado, y es muy hondo. Tiene encima de él, junto a la boca, un edificio pequeño donde hallé ídolos hechos a honra de todos los ídolos principales de la tierra.96

El Cenote Sagrado fue un lugar de peregrinación aún después del abandono de Chichén Itzá; la devoción a este recinto natural duró muchos años aún después de la evangelización cristiana. Cuando fue dragado por Edward Thompson, se extrajeron vasijas de cerámica, objetos de alabastro, piedra verde, discos y máscaras de oro, figurillas de tumbaga, piezas de madera tallada, discos con ­ turquesa, animales y víctimas humanas cuya función era transmitir mensajes a los dioses; las creencias religiosas de los mayas yucatecos prevalecen hasta nuestros días en el imaginario colectivo de los habitantes de la región.

Chichén Itzá

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Decadencia

de Chichén Itzá

C

hichén Itzá ejerció su hegemonía sobre la península durante más de dos siglos, pero finalmente fue invadida y destruida hacia año 1250 d. C. por los cocom, un enigmático grupo de origen desconocido que se erigió como la nueva clase gobernante, la cual ejerció un poder centralizado desde su capital, la ciudad amurallada de Mayapán.97

495-800

Ocupación de Chichén Itzá. Templos estilo Puuc.

800-1000

Construcción de Las Monjas y El Observatorio.

Los itzaes llegan a Chichén Itzá.

918-948

1185-1204 Abandono de Chichén Itzá.

Se construyen El Castillo y el Templo de los Guerreros.

1000-1200

1441

Destrucción de Mayapán.

Los itzaes fundan Mayapán.

1263-1283

Expedición española a Yucatán.

1517

1527-1547 Caída del Mayab.

Caída de Tayasal.

1697

Tabla del tiempo para Chichén Itzá.

En el siglo xvi, Francisco de Montejo y el franciscano Diego de Landa visitaron la zona y escribieron detalladas descripciones de la ciudad, así como relatos en torno a ella. A pesar del abandono, las ruinas mantenían importancia religiosa –eran sumamente visitadas–, por lo cual Montejo pensó en establecer sobre sus ruinas la capital de la provincia de Yucatán. Entre 1839 y 1841, John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood realizaron dos expediciones a Chichén Itzá. Las descripciones de Stephens y los grabados de Catherwood constituyen una invaluable fuente de información sobre el estado de los edificios en aquel tiempo que han hecho posible la reconstrucción de muchos de ellos. Desde entonces, Chichén Itzá se convirtió en un sitio de interés para viajeros, científicos, artistas y exploradores, entre los que destacan Désiré Charnay, al igual que Adela Bretón, quien realizó varias acuarelas gracias a las cuales se tiene registro de murales hoy desaparecidos.

Chichén Itzá

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Primera cartografía de la zona arqueológica de Chichén Itzá.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Teocalli en Chichen Itzá.

Entre los viajeros y exploradores más ­relevantes del siglo xix tenemos a John L. Sthepens y Frederick Catherwood (1839-1840/41); Augustus Le Plongeon (1873); Désiré Chaynay (1880); Adela Breton (1900) y Teobert Maler (1897-1911). De controvertida condición es Edward Herbert Thompson, quien adquirió en 1894

la Hacienda de Chichén Itzá, y entre 1904 y 1907 fijó su atención en el dragado del Cenote Sagrado. Alma Reed dio cuenta de las transgresiones de Thompson en 1924 cuando colaboró con un nutrido grupo de investigadores a cargo de la Carnegie Institution of ­Washington.

Chichén Itzá

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Tres hombres sobre un pequeño bote realizando actividades de dragado dentro del cenote sagrado de Chichén Itzá.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Arriba: Labores de dragado en el cenote de Chichén Itzá. En primer plano se observa a Edward Thompson dirigiendo a un grupo hombres que prepara el equipo de trabajo. Abajo: Chichén Itzá. Thompson con traje de buzo y equipo acompañado de sus ayudantes durante el dragado del cenote.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Los trabajos en el Cenote Sagrado tomarían otro rumbo en 1961 cuando el inah intentó recuperar ofrendas valiéndose de un propulsor que inyectaba aire a presión a través de una manguera que producía un efecto de succión. Desafortunadamente esta técnica no resultó ser muy práctica, pues el uso de propulsión de aire a gran presión arrojaba los artefactos arqueológicos pero éstos caían de nuevo al cenote, además de que las piedras y sedimentos eran un gran problema para el funcionamiento del propulsor. A pesar de las vicisitudes tecnológicas se lograron recuperar diversos artefactos como vasijas, nódulos de incienso, piezas de jade, restos de textil, objetos de madera y otros. Entre 1967 y 1968 de nueva cuenta el inah, pero ahora con la colaboración de la National Geographic Society y el Club de Exploraciones y Deportes Acuáticos de México, retomaron las exploraciones, dirigidas por Piña Chán. El procedimiento fue bombear el agua del cenote y aclararla con productos químicos. El agua que se extraía pasaba por una malla donde quedaban las piezas succionadas y en las partes del fondo que quedaron al descubierto se hicieron excavaciones en seco. De estos trabajos se recuperaron alrededor de cien vasijas, artefactos de oro, pedernal, jade, cristal de roca, obsidiana, además de fragmentos de textiles, copal, hule, corales, conchas, ámbar, cuarzo, pirita, ónix, huesos humanos y de animales. El estudio de los huesos mostró que las mujeres no eran la mayoría de las personas sacrificadas.

Los trabajos de arqueología subacuática continúan alrededor de Chichén Itzá, ahora en el cenote de Holtúm, 2.5 km al oeste de El Castillo, a cargo del arqueólogo Guillermo de Anda de la Universidad Autónoma de Yucatán y el inah. Holtúm es un contexto único, pues se trata de un cenote que nunca antes había sido buceado. Los materiales, el fondo y el contexto en general no han sido alterados más que por elementos alóctonos naturales. Otro factor de suma importancia es el hecho de que Holtúm no sólo contiene una gran cantidad de material arqueológico en extraordinario estado de preservación, sino que en una zona muy somera del sitio parece distinguirse un patrón de colocación en los artefactos, que podría obedecer a la intención de depositar una ofrenda. Lo anterior lleva a complementar hipótesis que tienen que ver con algunas ideas relacionadas con los posibles cambios en los niveles del manto freático, que parecen evidenciar cambios notables en el nivel del agua durante diferentes periodos de la historia de la península de Yucatán, y que posiblemente fueron los que se sumaron a la decadencia de esta espléndida urbe. Encargo especial atención a este cenote, porque en el año 2012 fui invitado a co­ laborar en su estudio desde la perspectiva arqueoastronómica dada su orientación con referencia a la pirámide de El Castillo y al haz de luz que se proyecta en su interior durante el paso cenital del Sol.

Chichén Itzá

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El Castillo

El sello del sol en Chichén Itzá

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Un edificio extraordinario

L

os elementos arquitectónicos más relevantes en las construcciones mesoamericanas son los basamentos en forma piramidal. Las pirámides son estructuras de cuerpos escalonados que se van estrechando hasta rematar en su cima con uno o más templos a los que se acceden por una o más escalinatas. La forma de su base, su altura, la cantidad de cuerpos, templos y escalinatas es variable según los fines para los que fueron construidas. La forma piramidal adquirió gran relevancia desde épocas tempranas y perduró a través de los siglos hasta la conquista española. Según han hecho referencia algunos historiadores, arqueólogos y antropólogos, la pirámide es la proyección de los montes, elementos geográficos que por su predominio en el paisaje y por sus ­formas que se proyectan hacia el cielo, así como por sus cuevas y barrancas, adquirieron un profundo significado religioso. La montaña

El monte sagrado, representación en una olla mixteca de Nochixtlán.

El Castillo

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es un vínculo entre el cielo y el mundo subterráneo, una columna universal que une los tres niveles de la cosmovisión mesoamericana: el plano celeste, la tierra y el inframundo. La palabra náhuatl tlatepetlalilli, ‘montes artificiales’ literalmente, es el término utilizado para referirse a las pirámides; de igual modo, entre los mayas la palabra witz, ‘montaña’, se usaba para designar a los edificios piramidales.98 En palabras de Eduardo Matos, las pirámides eran como el centro del universo. Para los pueblos mesoamericanos, el ­movimiento de los astros, y particularmente el Sol, era determinante para estructurar su imagen del universo, y con base en ella definían también la orientación de sus ciudades y templos principales. El Sol nace por el oriente y se eleva en el firmamento para después empezar a declinar hacia el poniente, es decir, la

forma de la pirámide representada en un edificio se asemeja en cierta forma al movimiento de ascenso-descenso que realiza el astro. El orto y el ocaso fijan los rumbos del universo; la imagen cuadripartita del universo quedó así expresada en las urbes y se plasmó en códices como el FejérváryMayer, en estructuras arquitectónicas.99 La mayoría de las pirámides en Mesoamérica son cuadrangulares en su base, pero encontramos también algunas de basamento circular como la de Cuicuilco, en la ciudad de México, aunque se presentan casos extraordinarios como la semioval de El Adivino, en Uxmal, y la compuesta de un cuadrángulo y un círculo conocida como la Yácata, en Tzintzuntzan, Michoacán. Independientemente de su base, casi todas muestran tan sólo una escalinata que conduce al templo en la parte superior; es importante resaltar esta diferencia para El Castillo de Chichén Itzá, que muestra

El Templo Mayor. El Castillo.

El Castillo

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c­ uatro escalinatas, una por cada rumbo. Pirámides de cuatro escalinatas las encontramos, otra en Chichén Itzá (El Osario), una en Mayapán, y otra en Acanceh, Yucatán. A mediados del siglo xvi, fray Diego de Landa visitó las ruinas de Chichén Itzá. En su Relación de las cosas de Yucatán describe así al edificio que los españoles denominaban El Castillo, por creer que guardaba alguna semejanza con los de Europa, posiblemente por sus alfardas superiores que aún se mantenían en pie para esa época:

Este edificio tiene cuatro escaleras que miran a las cuatro partes del mundo, de treinta y dos pies de ancho y de noventa y un escalones cada una, que es menester subirlas. Tienen en los escalones la misma anchura

y altura que nosotros damos a los nuestros. Cada escalera tiene dos pasamanos bajos, al igual que los escalones, de dos pies de ancho, de buena cantería como lo es todo el edificio […]. Este no está esquinado porque desde la salida del suelo hasta los pasamanos se comienzan a labrar unos cubos redondos que van subiendo a trechos y estrechando el edificio por muy galano orden. Había, cuando yo le vi, al pie de cada pasamano, una fiera con boca de sierpe de una pieza bien curiosamente labrada. Acabadas de esta manera las escaleras, queda en lo alto una placeta llana en la cual está un edificio hecho de cuatro cuartos […] y ­tiene cada uno puertas en medio, y están cerradas (por lo alto) con bóvedas.

Oriente

Poniente

El Castillo según fray Diego de Landa en su Relación de las cosas de Yucatán.

El Castillo

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Tenía este edificio otros muchos y tiene hoy día a la redonda de sí, bien hecho y grande y todo el suelo que va de él a ellos estaba bien encalado.100

Como bien apunta la descripción del fraile, El Castillo es un basamento de planta cuadrada, mide 55.50 metros por lado, se compone de nueve cuerpos escalonados en talud que alcanzan una elevación de 24 metros, a los que se agregan seis metros más del templo; en total 30 metros de altura. Los ángulos están redondeados y cada cuerpo está decorado con rectángulos salientes del paño general.101 En la parte alta se encuentra un templo de cuartos abovedados compuesto por un vestíbulo con tres claros de entrada, a su vez formados por dos columnas en

f­orma de serpiente, cuyas cabezas forman la base, el cuerpo el fuste, y sus crótalos el capitel. El vestíbulo da acceso a una cámara cuadrada tras de la cual corre una angosta galería con tres puertas, una a cada flanco del basamento. El templo tiene un paramento en talud del cual se desplantan muros verticales rematados por un friso cuya franja central tiene tres tableros hundidos con un mascarón de Chaac a la altura de la entrada principal, la cual apunta al noreste. La parte superior estaba decorada con 20 almenas en forma de caracoles cortados, mientras que las jambas de las puertas estaban adornadas con relieves de guerreros.102 El acceso al templo se hace por cuatro escalinatas con alfardas, de las cuales la del noreste está flanqueada en sus extremos por largas serpientes cuyas cabezas de fauces abiertas descansan en el suelo.

elevación Fachada de El Castillo.

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0

5

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Planta de El Castillo.

Desde tiempos coloniales, la pirámide ha sido objeto de curiosidad por parte de anticuarios y buscadores de tesoros que, sin duda, cometieron saqueos. Las primeras exploraciones científicas fueron realizadas por la Carnegie Institution of Washington en 1927; las primeras fases de la investigación se centraron en la consolidación del edificio y más tarde, en 1932, comenzaron la exploración al interior.

1)

El Castillo

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2)

3)

4)

5)

Fotografías del estado que guardaba El Castillo para el siglo XIX: 1) La Castillo à Chichen Itza (ca. 1860); 2) Façade du Castillo à Chichen Itza (ca. 1860); 3) fotografía en que aparece el arqueólogo británico Alfred P. Maudslay (1889); 4) fachada poniente (1892); 5) The Castillo. The north east angle (ca. 1890).

El sello del sol en Chichén Itzá

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En abril de 1931, buscando confirmar la hipótesis de que la estructura de la pirámide de El Castillo se encontraba construida sobre otra pirámide más antigua, se iniciaron los trabajos de excavación y ­exploración,

pese a la reticencia general de la época. Al abrir el túnel de exploración, entrando por la cara norte de la pirámide en dirección al sur, apareció la escalinata de la subestructura anterior.

corte

planta esc. graf.

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Página anterior: Corte y planta que muestran la superposición de estructuras; se destaca en color gris la primera y más antigua etapa constructiva ampliada en la imagen superior de esta página. La imagen inferior muestra la misma superposición de estructuras desde de una nube de puntos tridimensional obtenidos de un escáner láser.

El sello del sol en Chichén Itzá

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La subestructura es un edificio del siglo xi d. C., de planta cuadrada de 33 metros por lado formada por nueve cuerpos escalonados en talud, sin decoración, que alcanzan 17 metros, sin contar el templo superior, formado por dos crujías paralelas en forma rectangular techadas con bóvedas, de las cuales la primera sirve de vestíbulo y posee un solo vano de acceso al cual se asciende por la única ­escalinata,

corte

que consta de 71 escalones. El edificio está decorado por un friso cuyas rodelas tienen diseños de manchas de jaguar y una serie de jaguares en actitud de caminar, en la parte central; sobre la puerta, un motivo vertical formado por dos serpientes entrelazadas. Toda la decoración se encuentra enmarcada por cornisas decoradas al estilo maya.103

elevación

Corte en perfil y fachada de la subestructura de El Castillo. En la imagen inferior destaca la decoración del templo con tigres y escudos.

Los constructores tapiaron la puerta del templo superior para luego proceder a rellenarlo desde arriba; para ello fue necesario remover el techo, que volvió a

quedar cuidadosamente sellado antes de concluir la segunda etapa constructiva.104 Tras remover cuidadosamente el escombro que rellenaba el edificio, fueron

El Castillo

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­ escubriéndose los muros que aún se had llaban perfectamente estucados. Los arqueólogos tuvieron acceso a un contexto intacto donde los objetos habían permanecido tal cual los depositaron las manos de aquellos hombres. En el vestíbulo de la subestructura se halló, frente a la puerta,

la escultura de un chac mool cuyos ojos, uñas y dientes estaban formados por incrustaciones de concha; se encontró ­ ataviado con un pectoral en forma de mariposa, orejeras, sandalias y un tocado recto de estilo tolteca. Para el tema que nos ocupa es relevante mencionar que

El chac mool en la Sala de las Ofrendas al interior de la pirámide de El Castillo. Al fondo se aprecia la escultura del Jaguar Rojo en la Cámara de los Sacrificios; ambas figuras miran en dirección nornordeste.

este personaje mantiene la cabeza mirando hacia el noreste, rumbo por el que alza el Sol para el día del paso cenital. Pasando por la puerta central hacia el interior de la segunda cámara se halló, cubierto de esteras y grandes lozas, un trono de

piedra en forma de jaguar pintado de rojo, con 74 incrustaciones de jadeíta en forma de discos, que simulan la piel del animal. Sus ojos est�������������������������� á������������������������� n formados por medias esferas del mismo material, los colmillos están labrados en pedernal y los dientes

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pintados de blanco (véase la figura de la página 10). Sobre su lomo reposaba un disco de madera decorado con mosaicos de turquesa, con rastros de haber sido quemada en su centro alguna sustancia; sobre él se encontró un collar de coral y una cabecita de piedra verde. Cuando se iniciaron los trabajos en el interior del El Castillo para llegar a la subestructura, al hacerse el túnel de

Disco con mosaicos de turquesa encontrado sobre el Trono del Jaguar Rojo.

Quemado de Tula, todos tienen una decoración común, que incluye un diseño de círculo con divisiones; algunos tienen diseños serpentinos. Esta decoración que parte de la geometría del círculo y lo ­divide en dos, cuatro, ocho y dieciséis secciones, suponemos que fue significativa, como se expone en el capítulo vi. Hacia finales del siglo xx, el turismo en Chichén Itzá incrementó, y fue cuando

­ xploración en la cara norte fue hallada, e al pie de las escalinatas de la estructura, una caja de piedra en forma cilíndrica. En el interior de la caja había dos grandes cuchillos de pedernal sobre los cuales descansaban dos discos de madera con mosaicos de turquesa, coral y concha, y sobre éstos gran cantidad de collares, cuentas, placas y figurillas de piedra verde. Cabe señalar que los discos guardan relación con uno hallado en el Palacio

Disco de madera con mosaicos de turquesa procedente del Palacio Quemado, Tula.

­ccidentalmente los guías de turistas a descubrieron un efecto acústico que se produce en la escalinata nornordeste de la pirámide. Si una persona aplaude de forma frontal a la escalinata, el sonido del aplauso se propaga hacia el peralte de los escalones y rebota en forma de eco distorsionado, es decir, la reflexión del sonido se escucha diferente a la fuente (aplauso), provocando un chirrido semejante al canto de un quetzal.

El Castillo

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T­écnicamente esto se debe a que el sonido producido por la fuente se propaga de forma simultánea para chocar con los escalones inferiores y superiores de la escalinata; el sonido llega primero a los más cercanos, es decir, a los inferiores, y una fracción de milisegundo después, a los superiores. Esta fracción de tiempo es suficiente para crear interferencias con las ondas de reflexión y producir el peculiar eco. Sólo los sonidos de baja frecuencia como el aplauso producen este efecto. Ya sea el fenómeno de sonido, o el caso del efecto de luz y sombra durante el descenso de Kukulkán para el equinoccio, ambos son ejemplo de una intencionalidad sobresaliente por parte de sus constructores. Al parecer los primeros exploradores no dieron cuenta de esta originalidad y la atribuyeron a un error. Tal fue el caso de John Lloyd Stephens, que en 1840 consideró un posible desliz en la construcción:

A la distancia como de quinientos pies de este edificio, hacia el sureste, descuella el llamado "Castillo", que es el primer edificio que vimos, y el más culminante de todos por cualquier punto de la llanura […]. El montículo sobre el cual se halla

erigido mide en su base, por los lados del sur y del norte, ciento noventa y seis pies diez pulgadas, y en los lados del oriente y poniente, doscientos dos pies. No corresponde exactamente a los cuatro puntos cardinales, aunque es probable que se pretendió al construirlo que así fuese; y en todos los edificios, por algún motivo no muy fácil de explicar, mientras que uno tiene una inclinación o variación de diez grados, respecto de un punto, el inmediato varía doce o trece respecto de otro punto […]. En el lado del oeste hay una escalinata de treinta y siete pies de anchura; y en la del norte otra de cuarenta y cinco pies y contiene noventa escalones. Al pie de ésta, formando un arranque atrevido para la parte superior, hay dos cabezas colosales de serpientes de diez pies de extensión, con la boca abierta y la lengua fuera. No hay duda de que eran los emblemas de alguna creencia religiosa, y debieron de haber excitado un sentimiento solemne de terror en el ánimo de un pueblo dotado de imaginación, cuando se paseaba entre ambas cabezas.105

El Castillo

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Bajo

el gobierno del Sol

E

n Chichén Itzá encontramos escenas de celebraciones en honor del Sol como las ya comentadas para los muros del Templo de los Jaguares, o metafóricamente como lo muestra el disco solar que reposaba sobre el trono del jaguar en la subestructura de El Castillo. Así también destaca el disco del Cenote Sagrado, muy similar a los del Altiplano. En el disco del cenote se muestra a una divinidad con los cuatro rayos entre los que se intercalan a intervalos plumas alargadas; todo el resplandor lo forman un chalchíhuitl y plumas más pequeñas. Porta un gran tocado con ondulantes plumas de quetzal y pronuncia la palabra divina mediante dos vírgulas; su carácter bélico está indicado por las flechas y el lanzadardos, átlatl; en el pecho ostenta una placa con el glifo ajaw, que lo distingue como supremo señor. Estas evidencias nos invitan a considerar

Dibujo de disco solar procedente del Cenote Sagrado de Chichén Itzá. El personaje lleva en el pecho el glifo ajaw, ‘señor’.

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Desde lo alto de la pirámide de El Castillo se registra con una brújula acimutal el rumbo por el que levanta el Sol para el día de su paso cenital el 23 de mayo del año 2012.

que en Chichén Itzá se impulsó una importante reverencia solar. La iconografía de este culto se encuentra plasmada en los discos de turquesa, que nos muestran con un lenguaje propio el simbolismo del astro que expresa su fuerza y poder a través de las cuatro cabezas de serpiente.106 Para Matos y Solís107 los investigadores han explicado la presencia de elementos mexica-toltecas en Chichén Itzá, como producto de la migración de grupos del Altiplano guiados por Kukulkán, versión maya de Quetzalcóatl. Sin embargo, otros investigadores se contraponen a esta propuesta aseverando que la influencia cultural tal vez fue a la inversa,

es decir, que la capital maya de los itzaes, cuya aparición cronológica es anterior al año 800 d. C., generó un complejo corpus ideológico-­ artístico que impactó en su momento a Tula: Sin duda fue a través de los discos que se introdujo entre los toltecas la simbología y el culto. De esta manera, de la lejana península yucateca la novedosa imaginería penetró primero a la ciudad de Quetzalcóatl de donde fue tomada más tarde por los mexicas; éstos llevaron el ritual a su máxima expresión sin apartarse del patrón básico, constituido por la deidad guerrera reproducida en el disco con rayos y púas.108

El Castillo

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Astronomía,

geometría y arquitectura El sello del sol en Chichén Itzá

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Introducción

A

finales del año 2011 me reuní con el arqueólogo Guillermo de Anda, de la Universidad Autónoma de Yucatán (uady), para discutir aspectos propios de su investigación arqueológica de carácter subacuático en el Cenote de Holtúm, ubicado al interior de la zona arqueológica de Chichén Itzá. Dadas las propuestas de Anda en referencia a un cosmograma en el que cuatro cenotes, uno por cada rumbo, flanquean la pirámide de El Castillo, comentamos la posibilidad de incorporar un estudio arqueoastronómico a su proyecto patrocinado por National Geographic. Un tanto preocupado por estar muy lejos del selecto grupo de mayistas en mis conocimientos sobre la región, sólo me di a la tarea de calcular la orientación que guarda el cenote de Holtúm respecto a El Castillo, y estimar el mejor momento en que la luz ilumina el interior del cenote que, obviamente, corresponde al día del paso cenital del Sol. Utilizando programas de cómputo especializados llegué a dos fechas para ese evento: el 23 de mayo y 19 de julio para el año 2012. Hasta ahí llegaban mis aportaciones. Más tarde, en casa, conociendo las orientaciones, trasladé los valores y los sobrepuse a un mapa de Chichén Itzá que detallaba en planta los principales edificios del sitio arqueológico. Después de este breve ejercicio encontré, asombrado, cómo la pirámide conocida como El Castillo coincidía con mis valores de orientación en su vértice con el orto, y con la escalinata oeste para el ocaso del día de paso cenital del Sol. Posteriormente, asesorado por colegas de la unam y el inah, buscamos en la literatura especializada qué había sobre la alineación de El Castillo. De primera instancia encontramos que esta propuesta era innovadora, así que sólo restaba comprobar las alineaciones. Durante una estancia académica en la uady, en Mérida, programada a finales del mes de mayo para coincidir con el paso cenital del Sol, tuve la fortuna, gracias a la disposición de autoridades del inah, de observar, medir con instrumentos y registrar fotográficamente el amanecer en lo alto de la pirámide de El Castillo. Los resultados fueron alentadores, y son los que después de un estudio acorde a mis posibilidades se comparten en este capítulo, y corresponden a la que considero la parte medular de esta entrega.109

Astronomía, geometría y arquitectura

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Chichén Itzá

norte

Ecuador

norte astronómico

sur

oeste

Equinoccio de primavera 21 de marzo el Sol es cenital sobre el Ecuador

a mediodía el Sol dista 10º 45’ del cenit

Chichén Itzá norte astronómico

norte norte

sur

sur

oeste

Primer paso 23 de mayo el Sol es cenital sobre Chichén Itzá

a mediodía el Sol está en el cenit

Chichén Itzá norte astronómico

norte norte

sur

sur

oeste a mediodía el Sol dista 02º 45’ del cenit

Solsticio de verano 21 de junio el Sol es cenital sobre el Trópico de Cáncer

El sello del sol en Chichén Itzá

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Chichén Itzá norte astronómico

norte norte

sur

sur

oeste

Segundo paso 19 de julio el Sol es cenital sobre Chichén Itzá

a mediodía el Sol está en el cenit

Chichén Itzá norte astronómico

norte norte

sur

sur

oeste

Equinoccio de otoño 21 de septiembre el Sol es cenital sobre el Ecuador

a mediodía el Sol dista 21º 45’ del cenit

Chichén Itzá norte astronómico

este

norte norte

sur

sur

oeste a mediodía el Sol dista 44º 08’ del cenit

Solsticio de invierno 21 de diciembre el Sol es cenital sobre el Trópico de Capricornio

El Sol tiene paso cenital entre los Trópicos de Cáncer y Capricornio en distintas fechas; estas posiciones con sus respectivas fechas corresponden a las estaciones del año.

El sello del sol en Chichén Itzá

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A. B.

20 / VI / 364 y 1 días (64˚ 11΄ - 295˚ 49΄)

G.

15 / IV / - 26 / VIII / 231 y 134 días (79˚ 47΄ - 280˚ 18΄)

4 / VI / - 7 / VII / 330 y 35 días ( 65˚ 24΄ - 294˚ 31΄)

H.

8 / IV / - 3 / IX / 217 y 148 días (82˚ 36΄ - 277˚ 12΄)

C.

23 / V / - 19 / VII / 301 y 64 días (68˚ 24΄ - 291˚ 28΄)

I.

2 / IV / - 9 / IX / 205 y 160 días (84˚ 46΄ - 275˚ 25΄)

D.

9 / V / - 2 / VIII / 280 y 85 días (71˚ 26΄ - 288˚ 24΄)

J.

26 / III / - 16 / IX / 192 y 173 días (87˚ 35΄ - 272˚ 12΄)

E.

30 / IV / - 11 / VIII / 261 y 104 días (74˚ 19΄ - 285˚ 30΄)

K.

21 / III / - 21 / IX / 186 y 179 días (90˚ - 270˚)

F.

22 / IV / - 19 / VIII / 245 y 120 días (77˚ 12΄ - 282˚ 57΄)

A. B. C. D. E. F. G. H. I. J. K. El Sol tiene su paso cenital en el hemisferio norte sólo entre el Ecuador y el Trópico de Cáncer; el fenómeno ocurre en diferentes fechas según la latitud geográfica. En la figura se destaca, además de las fechas para el año 2012, la diferencia de días entre ambos pasos y la orientación para el alba y el ocaso.

Astronomía, geometría y arquitectura

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Registrando el movimiento

A

postados en diferentes ángulos de El Castillo, los sabios de aquel entonces realizaban la lectura del aparente movimiento solar desplegando una astronomía posicional que se completaba con ingeniosos juegos de luz y sombra. Desde la pirámide como observatorio se marcaba el “eterno retorno” del Sol que remitía a la sociedad a instancias temporales que iban más allá de la existencia humana en la construcción de un tiempo de extensa duración. El “eterno retorno” tenía como punto prominente la posición del Sol sobre el horizonte para el día de su paso cenital; a este suceso se sumaban los solsticios y los equinoccios, además de otras fechas señaladas por el calendario ritual. Este conocimiento era indispensable para sincronizar los ciclos agrícolas con las temporadas de lluvia y sequía. Así que los marcadores de horizonte funcionaban como instrumentos para la sincronización del tiempo y, aunque no proporcionaron un registro histórico como la cuenta larga, si lograban con certeza registrar fechas específicas del año en curso.

Edificio llamado Akatzeer, Chichén Itzá.

Astronomía, geometría y arquitectura

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El paso

cenital del Sol

L

as posiciones extremas en el horizonte que alcanza el Sol en un año corresponden a los solsticios de verano e invierno. Se trata de un recorrido que ya sea durante el amanecer o el ocaso, asemeja un gigantesco movimiento pendular de norte a sur, y viceversa, que es constante de un solsticio a otro. Los solsticios son momentos clave para un calendario de horizonte, pues el Sol parece detenerse por cuatro o cinco días en cada uno de estos extremos.110 Por su parte, los equinoccios de primavera y otoño están justamente a la mitad de ese recorrido pendular.111 En un horizonte raso como el de la península de Yucatán su registro como punto medio es preciso, a diferencia de otras regiones de Mesoamérica llenas de montañas, donde el observador no encontrará coincidencia entre el día del equinoccio y el punto medio, porque el Sol sigue una trayectoria oblicua en el firmamento.112 Al pasar por detrás de las montañas y ganar altura, no lo veremos aparecer justamente al este, que corresponde a la orientación de ~90º113 para el equinoccio, sino desviado hasta en 3º o más según la altura de la montaña. Esto hizo particularmente importantes las observaciones astronómicas en las planicies de la península de Yucatán, pues de la perpendicular de la orientación equinoccial se podía establecer con certeza el norte astronómico. Imaginemos que observamos el aparente movimiento pendular del Sol durante un año desde cualquier lugar del mundo. Veremos que los equinoccios suceden en la misma fecha, y que el Sol sale aproximadamente a 90º y se oculta a 270º en todas partes. Con los solsticios es diferente; aunque la fecha es similar para todas las posiciones, los rumbos para el amanecer y el ocaso varían según la latitud de cada sitio. Pero el paso cenital del Sol es un caso más complicado aún, porque la fecha y la posición varían diametralmente según la latitud, y porque el fenómeno sólo es perceptible dentro de la zona intertropical de la Tierra. Este contexto, si bien es complejo por su particularidad, brindó a cada ciudad de la antigüedad de una característica que la hacía diferente a otras, y como propongo para Chichén Itzá, la consagró con particular relevancia.

Astronomía, geometría y arquitectura

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El paso cenital del Sol es un fenómeno natural que ocurre cuando la posición del astro es completamente vertical y ocupa el lugar más alto en el cielo. Esto sucede únicamente dos días al año, durante los cuales no se proyecta sombra lateral alguna al mediodía. Este fenómeno sólo es perceptible en las regiones situadas al sur del Trópico de Cáncer y al norte del Trópico de Capricornio; más al norte y más al

Trayectoria solar durante el ocaso

sur, el Sol nunca llega al cenit. Las fechas para este suceso, como ya se apuntó, cambian según la latitud de cada lugar, lo que obedece a la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano de su órbita. Así pues, el Sol ilumina a plomo distintas zonas del planeta en diferentes fechas���������������������� . Para el caso de Chichén Itzá esto sucede los días 23 de mayo y 19 de julio.

Cenote Holtúm. Ubicado justamente atrás del Sol

Horizonte 0˚

Proyección hipotética que asume la alineación del eje del edificio al oeste determinada por el punto en que se oculta el Sol durante su día del paso cenital, tomando como referencia el centro del vano poniente del templo en la pirámide de El Castillo, 2012.

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Los sabios del cielo en el México antiguo conocían este fenómeno y le asignaron gran importancia. Evidencias arqueológicas de la observación sistemática de este fenómeno las tenemos al menos en Monte Albán, Xochicalco, Cantona y Teotihuacán.114Los moradores de estas ciudades construyeron observatorios especiales para apreciar el paso cenital del Sol. En Xochicalco hay una cueva acon­ dicionada al interior del centro ceremonial; perforaron el techo y elaboraron una chimenea de forma hexagonal que permite iluminar la cueva con un haz de luz. En Monte Albán, al interior de la pirámide denominada Edificio p, construyeron una cámara oscura y para lograr el mismo efecto que en Xochicalco, una chimenea permite entrar la luz de manera espectacular, así también en Cantona y Teotihuacán. En Chichén Itzá se valieron de la orientación de El Castillo, como veremos más adelante. La importancia de registrar sistemáticamente el paso cenital del Sol permite ajustar con eficiencia un calendario de tal manera que, a través de los años, éste no quede desfasado. Hay que distinguir, por lo tanto, que una corrección al calendario se hace necesaria periódicamente en to­ das las civilizaciones. Por ejemplo, en Occidente representó un inconveniente para el papa Gregorio xiii, mismo que

solucionó en el año 1582 al sustituir el calendario juliano por el gregoriano, eliminando diez días que se venían acumulando desde el Primer Concilio de Nicea del año 325. Esta diferencia provenía de un equivocado cómputo para el número de días con que cuenta un año trópico. Dicha alteración procede del hecho de que el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días con respecto a la rotación sobre su eje. Una solución pragmática para quedar al margen de esta situación es lo que, suponemos, hicieron sistemáticamente ­ los astrónomos prehispánicos al calibrar el calendario a través de la posición del Sol con referencia a un marcador de horizonte. Pero todo procedimiento científico requiere de una comprobación, y los mayas lo consiguieron al articular tres sucesos para un mismo día en Chichén Itzá: la observación de la salida del Sol a ­ lineada a la esquina noreste de El Castillo; la ausencia de sombra lateral al medio día, que podía ser registrada con un gnomon o una estela; y, finalmente, valiéndose de la orientación de la escalinata oeste de El Castillo, que corresponde al rumbo por donde el Sol se oculta para ese mismo día.

Astronomía, geometría y arquitectura

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equinoccios de primavera otoño

solsticio de verano

solsticio de invierno

89˚ 50΄

64˚ 44΄

115˚ 02΄

este norte

sur oeste 244˚ 57΄ 295˚ 16΄

269˚ 56΄

Rango del arco solar en color naranja para el amanecer y en rojo para el ocaso en Chichen Itzá.

Los rumbos por los que el Sol aparece y se oculta para su día de paso cenital son el punto clave, una magnífica precisión geométrica se guarda solamente en la latitud de Chichén Itzá apostada a 20º 40´ norte. Consideremos primero la salida y

ocaso del Sol a través del horizonte durante un año, el movimiento pendular que hemos señalado ocupa un arco y, como ya se había dicho, tiene sus extremos en los solsticios.

Astronomía, geometría y arquitectura

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norte verdadero ~0˚

~22˚ 30΄

atardecer

amanecer

~292˚ 30΄

~67˚ 30΄ ~22˚ 30΄

oeste ~270˚

~22˚ 30΄

~22˚ 30΄

~90˚ este

~180˚ sur La pirámide de El Castillo en planta. Se destaca la orientación de la escalinata norte desviada intencionalmente ~22º 30´ al este del Norte verdadero o astronómico; comparten este ángulo la esquina noreste a 67º 30´ y la escalinata oeste a 292º 30´, ambas múltiplo de 22º 30´, que son los rumbos por los que levanta y oculta el Sol para su día de paso cenital. Apunte sobre una imagen 3D

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La geometría

C

onsideremos que alrededor de la pirámide de El Castillo están las  orientaciones por las que asciende y desciende el Sol junto con los demás astros, es un arco aparente donde el horizonte queda planteado como un círculo que tiene por centro la pirámide. De ella irradian, en el imaginario, los rumbos del cosmos, como mencionamos al inicio del capítulo iii. Para trazar una circunferencia, es imprescindible un punto fijo que se constituye como el centro que marca un origen y un orden, es el axis mundi, pues una circunferencia depende de un punto central y no a la inversa. El centro se comunica con el horizonte o periferia a través de trayectorias; dividir geométricamente al círculo en partes iguales por un diámetro es necesario para hacer conmensurable el cosmos. La primera división es la bipartición; consideremos entonces la línea este-oeste: ascenso y descenso del Sol durante el equinoccio como el eje primordial. La segunda partición es la perpendicular que se desprende de la primera trayectoria por su centro; obtenemos entonces el eje astronómico norte-sur. El círculo está dividido en cuatro partes; continuemos dividiéndolo por mitades hasta obtener dieciséis divisiones; tendremos un hexadecágono. Ahora lo sorprendente: cada ángulo externo del hexadecágono regular mide ~22º 30´. Ésta es la desviación del eje de la pirámide con respecto al norte. Pero esto no es todo: dos divisiones más de 22º 30´ y sumamos 67º 30´. Éste es el rumbo que corresponde a la salida del Sol durante su paso cenital; asombrosamente el ocaso del Sol está orientado para ese mismo día a 292º 30´, que es otro de los múltiplos de 22º 30´. Con un norte exacto establecido y un rumbo determinado por el paso cenital del Sol dentro de un hexadecágono regular, sugiero que los mayas dieron cuenta de ello y lo plasmaron en la magnífica pirámide de El Castillo, conjuntando astronomía y geometría en un edificio inmortalizado a través de los tiempos.

Astronomía, geometría y arquitectura

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337˚ 30΄



315˚

ocaso 292˚ 30΄

270˚

247˚ 30΄

22˚ 30΄

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2 45˚

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3 amanecer 67˚ 30΄

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225˚ 10 202˚ 30΄

9 180˚

90˚

112˚ 30΄

135˚

8 157˚ 30΄

Lo que es válido para el círculo también lo es para el cuadrado: argumentación simbólica desde una propuesta geométrica desprendida de un hexadecágono orientado al rumbo del amanecer y el ocaso del Sol para su día de paso cenital.

La base de la pirámide es un cuadrado perfecto de 55.50 metros por lado. A través de la cosmovisión el cuadrado se hace análogo al círculo, podría decirse que el cuadrado es la solidificación del círculo, porque la rigidez de las aristas y el ancho preciso de las escalinatas marcan perfectamente los 16 vértices del hexadecágono que en la figura de la página 160 se

destacan con ­ puntos rojos. La asociación del círculo con el cuadrado resulta extraordinaria en Chichén Itzá, pues está determinada por una alineación astronómica que sólo es posible advertir en esta latitud. Si la pirámide se hubiera construido tan sólo 15 kilómetros más al sur o al norte, la coincidencia se desvanecería.

Astronomía, geometría y arquitectura

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La arquitectura

E

l lector podrá inferir que posiblemente la precisión anterior resulte de la casualidad, y que los constructores de El Castillo en cualquiera de sus dos etapas constructivas no siguieron criterios de orientación, como se plantea en esta entrega. Sin embargo, hay argumentos para esta hipótesis. Atendamos primero los simbólicos, que manifiestan la cuenta sistemática del transcurso del tiempo desde este edificio. La referencia al calendario solar se encuentra en los escalones; son un registro en piedra del año, pues se cuentan 91 por lado, así que cuatro lados más el nivel de la plataforma superior, resultan 365, con lo cual tenemos un peldaño por cada día del calendario haab. Pasemos ahora a la austera decoración del edificio. Contamos 52 retablos por cada fachada, representados en dos grupos de 26 ornamentos divididos por una escalinata; así se hace referencia al periodo de 52 años que conformaba un “siglo” mesoamericano. Continuamos con la base piramidal, donde se cuentan nueve cuerpos escalonados en talud, asociados al número que representaba calendáricamente a los Nueve Señores de la Noche o el Inframundo. Finalmente, los 18 meses del calendario los

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4 5

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91 2

29 3031

834 5

32 33 34

7 6 7 8

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6 9 10 11 5

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91 46 escalones 44 45 49

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4 15 3

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23 26

La cuenta sistemática del transcurso del tiempo expresada en la arquitectura de El Castillo.

Astronomía, geometría y arquitectura

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contamos en cada frente exhibidos en dos grupos, un grupo por cada alfarda que biseca cada una de las nueve plataformas. Sobre el templo había almenas, donde solían colocar banderas de plumas durante las ceremonias. Para algunos representaban los 20 días o kines de cada uinal; considerando que por cada lado eran cinco almenas, es posible suponer que pudieran estar asociadas a los cinco días del uayeb. De todo esto resulta que la armónica simetría de El Castillo era la revelación de lo sagrado del calendario en una edificación que hacía evidente la hierofanía del “eterno retorno” del Sol. Revisemos ahora la propuesta del hexadecágono. Esta geometría no era ajena en la cultura de Chichén Itzá, pues el polígono resulta de un círculo dividido en segmentos,

al menos así lo apreciamos en un disco o escudo solar que formaba parte de la ofrenda depositada en El Castillo.115 El ­disco estaba al interior de una cista cilíndrica que ocupaba la parte baja de la escalera central.116 Este disco es una pieza de madera con motivos de cuatro serpientes, cuyo trabajo de turquesa nos remite a lo precioso, al año y al Sol. En el centro posiblemente albergaba un espejo de pirita que se utilizaba durante el ritual del fuego solar; la composición de las líneas me conduce metafóricamente a los rumbos de las escalinatas que se irradian de un centro a una periferia. Destacan cuatro motivos con cabezas de serpiente. No encuentro mejor analogía para el hexadecágono, que una de las reliquias encontradas dentro del edificio que exprese su geometría de manera tan sugestiva.

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Escudo solar de mosaico elaborado con turquesa y concha montadas sobre madera. Formaba parte de la ofrenda de El Castillo y nos refiere a la importancia simbólica del hexadecágono. Mide veinticuatro centímetros de diámetro y se localiza en el Museo Nacional de Antropología, México.

Astronomía, geometría y arquitectura

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La geometría esbozada no se reduce únicamente al polígono y al círculo, también atiende al cuadrado cuando destacamos la planta del edificio. Respecto a esta figura se puede advertir que los mayas utilizaban un modelo geométrico basado en la subdivisión del cuadrado, así que la planta de la pirámide se divide en cuatro partes por las escalinatas formando así

un cuadri-vértice, donde un cuadrado queda inscrito dentro otro. Para Icaza,117 esta división parte de un patrón reconocido en el dorso de la víbora de cascabel, el canamayté, figura que representaba la cosmovisión maya a partir de cuatro esquinas y cuatro lados, un modelo que fue plasmado en la construcción de varias ciudades y que, sin duda, es sugestiva

El canamayté es el rombo central de la hilada de cuadros que se aprecian en el escamado dorso de la víbora de cascabel, Crótalus durissus tzabcán, endémica de la zona maya. En la imagen se ha sobrepuesto el canamayté a la planta de la pirámide de El Castillo.

para El Castillo, pues la escalera norte, que es la principal, está limitada por anchas alfardas que empiezan por una gran cabeza de serpiente, así también encontramos que en el templo que ocupa la parte alta, la cabeza de la serpiente es la base, el cuerpo el fuste, y los crótalos el capitel; en conjunto apreciamos arquitectónicamente un culto ofidio. La geometría de El Castillo de Chichén Itzá ha despertado el interés de varios

­utores, así tenemos la formulada por a José Díaz Bolio, quien desde 1955 planteaba en su libro La serpiente emplumada, eje de culturas la relevancia del ­canamayté como patrón iconográfico de los conocimientos matemáticos y astronómicos de los mayas. Es necesario mencionar también a Luis E. Arochi118 por su interesante aportación sobre la geometría piramidal, que ya había sido advertida desde 1940 por Alberto Escalona Ramos, como el mismo Arochi lo señala.

Astronomía, geometría y arquitectura

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Por otra parte, Johanna Broda119 ha planteado la importancia de las características topográficas y geomorfológicas en el propósito de situar y orientar construcciones prehispánicas. Siguiendo esta línea, en Chichén Itzá encontramos topográficamente un horizonte plano; como ya se apuntó, la ausencia de alteraciones orográficas facilita el ejercicio de una astronomía posicional, pues es posible determinar con precisión el rumbo que sigue un cuerpo celeste desde su aparición hasta su ocultamiento. Con referencia a la geomorfología tenemos que El Castillo se levanta justamente entre dos cenotes, particularidad que ya había apuntado en su momento Ignacio Marquina,120 al norte el Cenote de los Sacrificios y al sur el ceno-

te de Xtoloc. Esta alineación hoy se complementa con la propuesta de Guillermo de Anda, quien encuentra al este el cenote de Kanjuyum y al oeste el cenote de Holtúm. Se forma así un patrón significativo asociado a las entradas al Inframundo, región inferior del plano terrestre por donde míticamente tenía que pasar el Sol una vez que se ocultaba por el oeste, para resurgir después de su viaje nocturno por el este. Resulta extraordinario para un análisis desde la geografía sagrada, que la escalinata oeste de El Castillo orientada a ~292º 30´ apunte al ocaso del paso cenital con sólo un grado de desviación respecto a la minúscula entrada del cenote de Holtúm, receptáculo de interesantes ofrendas que se encuentran en proceso de estudio.

Cenote Holtúm 291˚ 34΄ 2346 m

Cenote Sagrado o de los Sacrificios

Gran Juego de Pelota

Gran Nivelación

El Castillo Cenote Xtoloc El Caracol Las Monjas

Cenote Kanjuyum

Cosmograma propuesto por Guillermo de Anda que supone, por cada rumbo en referencia a la pirámide de El Castillo, un cenote sacralizado. Destaca la alineación en rojo que corresponde al cenote de Holtúm.

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Los rumbos

de las orientaciones

C

ontinuando con las alineaciones, es pertinente mencionar que el rumbo planteado de ~22º 30´ para El Castillo ya había sido determinado dentro de un margen mayor de 21º a 23º por Anthony Aveni121 para las construcciones del Templo de los Guerreros, la plataforma superior de El Caracol y El Castillo. Sin embargo, mediciones previas ya apuntaban a esos 23º para El Castillo. Éstas fueron realizadas por Rivard,122 quien se valió de un método de fotografía astronómica. A todo esto, es necesario apuntar que en 1988 Susan Milbrath123 planteó la posibilidad de alineación entre El Castillo y el paso cenital, su propuesta consideraba únicamente la escalinata oeste que, admitía, estaba orientada a 291º,124 valor que representa una desviación considerable respecto a nuestros cálculos (ver tabla) con 1º 30´. Lamentablemente este avance no prosperó por carecer de argumentos. Memoria de cálculo con los resultados preliminares del visado con brújula y su argumentación cartográfica sustentada con diversos programas de cómputo y su correlación calendárica. Sitio de observación

Pirámide El Castillo o Templo de Kukulkán, Chichén Itzá, Yucatán, México. φ 20º40´58.46” λ -88º34´07.03”

16 Q 336618 me 2287844 m n

Altitud 60 msnm

Datum wgs84

Paso cenital del Sol: 23 de mayo y 19 de julio

amanecer

Z = 67º 41´

h = 0º 15´

Paso cenital del Sol: 23 de mayo y 19 de julio

ocaso

Z = 292º 25´

h = 0º 15´

Ubicación

Astronomía, geometría y arquitectura

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Cabe apuntar que el seguimiento dado a los estudios del paso cenital respecto a la latitud geográfica no son recientes; aportaciones significativas las encontramos en Tichy125 y Broda,126 quien propone en su estudio que el conocimiento alcanzado por las culturas mesoamericanas era tal que les permitía seleccionar cuidadosamente la ubicación para la fundación de sus centros ceremoniales, considerando el aparente movimiento del Sol sobre el horizonte y observando los pasos cenitales. Con estas herramientas tenían una idea concreta de la posición geográfica que ocupaban.127 Pasemos a la calendárica, pues aporta fundamentos para elaborar un modelo de tiempo que, siguiendo la orientación del edificio, permite una correlación de días interesante entre el paso cenital del Sol el 23 de mayo y el solsticio de verano, pues la diferencia entre ambos sucesos es de 28 días, lo cual corresponde a un periodo lunar. Este valor se desprende de la media aritmética de los ciclos básicos de la Luna: el orbital o sidéreo de 27.3 días y el de fases o sinódico de 29.5 días. De igual modo tenemos otros 28 días partiendo del solsticio de verano hasta el segundo paso cenital, que ocurre el 19 de julio. Veintiocho es un valor para considerar, porque podemos dividir un año en 13 periodos de 28 días, que resulta en 364, cifra que evoca el número de escalones de El Castillo (91 por lado). Revisemos las trecenas. El calendario maya conocido como tzolkin contempla 20 meses de trece días, con lo cual se

­ btienen 260 días (kines) combinando los o numerarles del 1 al 13 con los 20 glifos de los días. De igual manera, entre los zapotecos del Posclásico el calendario ritual de 260 días se dividía en 4 cocijos de 65 días; cada cocijo consta de cinco trecenas y cada uno estaba asociado a un punto cardinal. Para el caso que nos ocupa, es necesario indicar que contamos un cocijo entre el 19 de marzo y el día del paso cenital, que corresponde al 23 de mayo.128 Nos resulta interesante que alrededor del 19 de marzo empieza a observarse en El Castillo la sacralidad del equinoccio con “el descenso de Kukulkán”, quien parece deslizarse con dirección al Cenote de los Sacrificios para descender al Inframundo. La presencia de la serpiente emplumada129 con su arreglo de cadenas luminosas en forma de diamante sucede por varios días en la alfarda norte, así que es difícil utilizar este suceso para referir con exactitud algún evento astronómico o un día en particular, sin embargo, como arreglo estructurado entre la arquitectura y la astronomía resulta significante para la experiencia religiosa. Otro hecho notable respecto a las trecenas, si bien fue casual, llamó nuestra atención, pues exactamente trece días después del paso cenital del 23 de mayo admiramos el tránsito de Venus en Chichén Itzá. Para Jesús Galindo, en la pintura mural de la Sala de los Frescos, en Mayapán, los mayas representaron el tránsito de Venus por el disco del Sol. Con esta propuesta se formula que los 13 baktunes, relacionados por algunos alarmistas con el fin del mundo para el 21 de diciembre de 2012, que veremos en el siguiente

Astronomía, geometría y arquitectura

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c­ apítulo, ya se completaron el pasado 5 de junio, de modo que se tendría una nueva correlación calendárica con una fecha era fijada para el 24 de enero de 3114 a. C.130 Para concluir con la calendárica revisemos la propuesta de Malmström,131 quien considera que el inicio del año haab, según informaciones ofrecidas en 1841 a John Lloyd Stephens132 por don Juan Pío Pérez, jefe político de Peto y al obispo fray Diego de Landa en el siglo xvi, era el 26 de julio (calendario gregoriano), fecha que pudo ser calibrada por el paso cenital del Sol en un lugar específico como Edzná en coincidencia con el día 1 pop del calendario secular maya. Cabe la pregunta si acaso podría haber sido así para Chichén Itzá en alguno de sus pasos cenitales, porque retomando el manuscrito de don Juan Pío presentado por Stephens,133 encontramos que el decimosexto mes denominado pax, uno de los 18 meses del haab, tenía por inicio el 22 de mayo, fecha inmediata al suceso de nuestra atención; asimismo, la siguiente cita nos revela cómo el paso cenital del Sol era relevante en la cronología y el cómputo del tiempo para los antiguos mayas:

To this day the Indians call the year Jaab or Haab, and, while heathens, they commenced in on the 16th of July (calendario juliano). It is worthy of notice that their progenitors, having sought to make it begin from the precise day on which the sun returns to the zenith of this peninsula on

his way to the southern regions, but being destitute of instruments for their astronomical observations, and guided only by the naked eye, erred only fortyeight hours in advance. That small difference proves that they endeavored to determine, with the utmost attainable correctness, the day on which the luminary passed the most culminating point of our sphere, and that they were not ignorant of the use of the gnomon in the most tempestuous days of the rainy season.134

Finalmente la comprobación. La orientación de la pirámide en su vértice noreste en ~67º 40´ fue proyectada a la salida del Sol para el día de paso cenital.135 Para destacarlo, los arquitectos mayas se valieron de una cuidadosa planeación en la disposición de dos edificios. Si trazamos una línea recta desde el centro de El Castillo y la prolongamos por la esquina noreste, pasando por cada uno de sus nueve cuerpos, y la continuamos por la plaza principal llegamos exactamente al centro del Templo de las Mesas como advertimos en la figura siguiente. La alineación entre los dos edificios se complementa con el Sol apareciendo sobre el horizonte. Para verificarlo sólo es necesario estar en el lugar indicado, a la hora precisa y en la fecha señalada. Eso fue lo que hicimos el pasado 23 de mayo de 2012, parados en la esquina noreste

Astronomía, geometría y arquitectura

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Tzompantli Plataforma de Venus

Col um

Castillo

nat a

Oes te

Plataforma Aguilas y Tigres

Templo de las Mesas Templo de las Guerreros Col u Nor mnata te

Templo de las Mesitas

La imagen superior muestra la proyección desde el centro de la pirámide de El Castillo al Templo de las Mesas siguiendo el vértice noreste del edificio (línea roja). Justamente esta es la orientación que corresponde a la salida del Sol para su día de paso cenital. La imagen inferior expone el mismo vértice a partir de una nube de puntos tridimensional obtenidos de un escáner láser.

Astronomía, geometría y arquitectura

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de El Castillo desde las seis de la mañana esperando al Sol para verlo levantarse sobre el Templo de las Mesas. Felizmente el tiempo atmosférico fue propicio y pudimos comprobar la alineación tal y como se aprecia en la figura siguiente. La dicha nos invadió al ser testigos de la

erudición ­ancestral reservada por siglos, y que gracias a las aportaciones de tantos investigadores e informantes que nos antecedieron y a los colegas que nos han compartido su conocimiento, ese día pudimos advertir impresionados.

Templo de las Mesas Templo de los Guerreros

mayo 23 de 2012

día del paso cenital del Sol 06:17 am

~ 67˚ 41΄

Esquina noreste

Comprobación de la orientación de El Castillo con el paso cenital del Sol durante el amanecer, 2012. La línea amarilla marca la dirección entre la mediana de los triángulos formados por los nueve cuerpos de El Castillo con el Templo de las Mesas y la posición del Sol.

Astronomía, geometría y arquitectura

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El supuesto apocalipsis maya del año 2012 El sello del sol en Chichén Itzá

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P

or todo el mundo, a través de cientos de páginas en Internet, en películas, programas de televisión, libros en varios idiomas, publicaciones en revistas y periódicos se difundió la ficción de que los antiguos mayas profetizaron el fin del mundo para el solsticio de invierno el 21 de diciembre del año 2012. Pero, para sorpresa de todos, arqueológicamente no hay evidencia que sustente tal profecía. Todo demuestra que esta fantástica idea obedeció a intereses comerciales de quienes buscaron vender historias esotéricas para su provecho. A los mayas se les han atribuido excepcionales logros culturales, están considerados entre las civilizaciones más relevantes de la antigüedad por la delicadeza de su arquitectura, sus códices, sus avances en astronomía y en matemáticas. De su erudición tenemos la mejor evidencia en

Detalle de la Estela C de Quiriguá, que señala la fecha de creación de la presente era el 13 de agosto del año 3,114 a. C.

El supuesto apocalipsis maya del año 2012

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su e­scritura con inscripciones que hacen repetido énfasis en fechas calendáricas. Este calendario es una cuenta larga del tiempo que tiene por inicio un año 0 con la fecha 13 de agosto de 3114 a. C., como lo podemos apreciar en el epígrafe de la Estela C del sitio arqueológico de Quiriguá.136 Es importante señalar que tres mil años antes de Cristo no existía la cultura maya

como tal, así que esta fecha se considera como un acontecimiento mítico que marca el inicio de una era con duración de 1,872,000 días, que en términos astronómicos modernos comprende 5,125 años con 133 días, si consideramos la duración del año en 365.24219 días solares.137 Este periodo para los mayas tiene la notación 13.0.0.0.0 y corresponde al siguiente ­criterio:

notación

13

0

0

0

0

nombre maya

baktun

katun

tun

uinal

kin

Cada uno de estos nombres representa una cantidad de días determinados. nombre maya

baktun

katun

tun

uinal

kin

número de días

144,000

7,200

360

20

1

Ahora multipliquemos la notación 13.0.0.0.0 por los días que corresponde. 13

baktún

144,000 x 13 =

1,872,000

0

katún

7,200 x 0 =

0

0

tun

360 x 0 =

0

0

uinal

20 x 0 =

0

0

kin

1x0=

0 Total 1,872,000 días

Así que la anotación 13 baktun, 0 katun, 0 tun, 0 uinal, 0 kin, que es la era o “gran ciclo” de 13 baktunes de 1,872,0000 días, cerró su ciclo el 24 de diciembre del año 2011, según resultados obtenidos de la

calculadora que el lector puede consultar en la página del autor en Internet (www. montero.org.mx/calculadora.htm). Por tanto, el fin de esta era ya pasó y no hubo que esperar hasta el 21 de diciembre de

El supuesto apocalipsis maya del año 2012

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2012 para darnos cuenta de la farsa. Sin embargo, si nos hubiéramos visto obligados a ajustar el ciclo para que éste terminara durante el solsticio de invierno del año 2012, tendríamos que haber cambiado el valor real de un día y hacerlo más largo para ajustar los 363 días del desfase entre el 24 de diciembre de 2011 y el 21 de diciembre de 2012, de tal suerte que el año habría tenido una duración de 365.17138 días solares. Es necesario apuntar que la importancia otorgada por los mayas del periodo Clásico a un “gran ciclo” de 13 baktunes para señalar una era o ciclo, es incierta. De lo que sí tenemos constancia al consultar el Códice París es de las profecías astrológicas de los k’atuno’b, que se basa en periodos de 260 años haab, constituidos cada uno de 360 días, que equivale a un ciclo de 256 años con 97 días. Después de 13 ciclos k’atuno’b se repetía otro ciclo mayor que empezaba siempre con el nombre ajaw.138 Así que la propuesta de un ciclo maya de 13 baktunes tan sólo se sostiene por una inscripción confusa en el Monumento 6 del sitio arqueológico El Tortuguero en ­Tabasco, que data del siglo vii d. C. y que, lamentablemente, en la parte del texto que apunta la culminación de la actual era y lo que sucederá con el descenso de un ser sobrenatural, se encuentra erosionada, como se aprecia en la figura.139 Otro sustento mal interpretado por esta corriente apocalíptica se encuentra en la página 53 del Chilam Balam de C ­ humayel.

Aspecto del Monumento 6 o Tablero del Tiempo del sitio arqueológico Tortuguero, en el cual, se supone, está inscrito que la actual era terminaría en 2012.

El supuesto apocalipsis maya del año 2012

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Este texto maya del periodo virreinal que data del siglo xviii d. C. contiene los pronunciamientos de un profeta maya que no dicen nada con respecto al final de una era para el solsticio de invierno de 2012. Por último, tenemos el Códice Dresde. En la página 74 se observa a la anciana diosa Chack Chel regando agua acompañada por el dios negro del inframundo; ambos dioses seniles tienen que ver con la creación y destrucción del mundo, pero la fecha que se señala es 5 eb´140 que, para desencanto del ámbito esotérico, no corresponde al solsticio de invierno del año 2012.141 Pero, ¿qué intensión tuvieron los profetas de las catástrofes para forzar el término de los 13 baktunes para el 21 de diciembre de 2012, fecha nunca prevista por los mayas? La respuesta está en la superstición que intentó entablar una alineación galáctica, pues sospechaban que nos mov���������� ía�������� mos lentamente al “corazón de la galaxia” y que durante el solsticio de invierno del año 2012 “se transformará el mundo al atravesar el Sol la «gran grieta», fragmento de la Vía Láctea que los mayas consideraban «la matriz de la creación»”,142 lo cual, alegaban, está vinculado con cálculos astronómicos mayas que se pueden leer en la Estela 25 del sitio arqueológico Izapa, en Chiapas, que data del año 400 a. C. Pero “cualquier persona que se tome el trabajo de ver el cielo nocturno descubrirá que la Vía Láctea es una banda ancha, luminosa y lejana que envuelve a la Tierra; poco se parece a la representación en los mapas computarizados que presentan los profetas contemporáneos para especular sobre lo que contemplaban en el cielo los

Representación de un diluvio que terminó con una era cósmica. El agua cae de las fauces de un dragón celeste y de un cántaro que vacía.

El supuesto apocalipsis maya del año 2012

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antiguos sabios mayas. Es realmente muy difícil definir el plano galáctico, inclusive cuando el Sol no está alineado a él.”143 Pero como hubo múltiples profetas que ni entre ellos lograron un consenso, también se dieron diversas explicaciones, así que para unos se trató de “un agujero negro en el centro de nuestra galaxia [que] atrae energía, materia y tiempo, al abrirse por primera vez en 26,000 años144 romperá el equilibrio del sistema solar debido a una singular alineación del Sol con el plano de la Vía Láctea.”145 Para otros, “las colosales erupciones de la superficie solar alcanzarán su punto máximo, lanzando hacia la Tierra una cantidad extraordinaria de partículas.”146 Si somos partidarios de la numerología, entonces podemos seguir la línea de las complejas interconexiones numéricas de la “onda de tiempo cero”, que apuntaban a la decadencia de la ­humanidad para el año 2012. Pero si se prefiere algo más terrenal, podemos hablar sobre el magnetismo, pues hay propuestas

como aquella que decía que “se modificará el eje magnético de nuestro planeta y las consecuencias serán nefastas; la inusitada cantidad de desastres naturales que hemos atestiguado últimamente están relacionados con tales circunstancias.”147 Más aberrante aún fue la propuesta de una coalición de la Tierra con el planeta Nibiru, o también con un asteroide, o finalmente el tan esperado arribo de los extraterrestres. Bueno, ya veremos qué nuevos artilugios nos ofrecerán después del año 2012 para seguir vendiéndonos sus historias. Ahora bien, surge una pregunta: si el solsticio de invierno no fue tan relevante en las observaciones astronómicas de los mayas de la antigüedad, ¿acaso contamos con algún suceso astronómico para el año 2012 que sea extraordinario? La respuesta es sí. Nos referimos al tránsito de Venus por el disco solar que aconteció el 6 de junio durante el ocaso.148 Por cierto, dicho fenómeno no volverá a suceder, según el catálogo de la nasa, hasta el año 2117.

Aspecto de la trayectoria del Tránsito de Venus por el Sol como fue apreciado el 6 de junio de 2012. Este fenómeno se produce cuando el Sol, Venus y la Tierra están alineados.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Pero, ¿acaso los mayas registraban este suceso? Una hipótesis dice que sí, y se sustenta en un mural ubicado en la pirámide principal de la zona arqueológica de Mayapán, en Yucatán. En él se aprecian unos soles grandes, amarillos, con rayos rojos; dentro de cada Sol aparece un personaje ricamente ataviado descendiendo, y cada disco solar está enmarcado y custodiado por dos personajes armados con lanzas. Algunos arqueoastrónomos mexicanos sostienen que se trata de la representación de Venus pasando frente al disco solar.149 La excavación arqueológica de este sitio ­determinó que la pintura fue realizada entre los años 1200 y1400 d. C., durante los cuales sucedieron cuatro tránsitos de Venus.

El mundo está amenazado por problemas reales y tangibles como la contaminación, el calentamiento global, la violencia o la injusticia. Estos males, y otros más, merecen nuestra atención para buscar soluciones y nos obligan a no distraernos en fábulas apocalípticas como el fin del mundo, discurso que, por cierto, significó una formidable bonanza para los esotéricos mercaderes del miedo. Tenemos que revertir este discurso sensacionalista y orientar nuestra atención hacia mejores fines, como el de difundir los alcances de la cultura maya y de la astronomía prehispánica en Mesoamérica.

El supuesto apocalipsis maya del año 2012

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Conclusiones

El sello del sol en Chichén Itzá

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C

ada día son más los especialistas que se adhieren a la propuesta de que los edificios dedicados al culto religioso obedecían en su ordenamiento a ideas emanadas de la cosmovisión, es decir, a las creencias que tenían las culturas sobre el funcionamiento del universo. Estas ideas llegaron a ser particularmente importantes y sofisticadas en el México antiguo. Chichén Itzá es un claro ejemplo que sustenta esta propuesta, aunque es necesario advertir que no toda la traza urbana de la ciudad obedeció a este criterio, pues construcciones con funciones seglares estuvieron determinadas por necesidades pragmáticas. El Templo de las Mesas, al noreste, y el cenote de Holtúm, al oeste, fueron incorporados desde El Castillo al telón de lo sagrado en un escenario que permitía una lectura teológica y sideral que concatenaba, como en ningún otro lugar, las orientaciones y los alineamientos.

Cenote Xtolok, 2004.

Conclusiones

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En estas páginas se ha intentado demostrar la perfecta sincronía entre astronomía, geometría y arquitectura, que nos lleva a plantear que la pirámide de El Castillo no sólo estaba destinada al culto religioso, sino que también funcionaba como punto focal para la observación del cielo, y en especial del Sol, para un registro calendárico. Con innovación, los sabios de la antigüedad en Mesoamérica pudieron realizar un ajuste periódico del calendario registrando el paso cenital de este astro; las culturas ancestrales en Mesoamérica aprovecharon su posición geográfica para registrar este fenómeno y le otorgaron una importancia predominante para calibrar el calendario.

La pirámide de El Castillo es la cosmovisión ancestral expresada a través de una arquitectura que hace referencia ­directa al sello del Sol. Como edificio, es la herramienta de una cultura que así demuestra sus creencias vinculadas con la astronomía y la geometría; sus códigos y estructuras se conjugan con tal coherencia que conforman un lenguaje posible de interpretar siglos después. Los códigos geométricos y aritméticos presentados expresan realidades arquetípicas que constituyen categorías propias del pensamiento y que hacen del hombre un auténtico intermediario entre lo conocido y lo desconocido del universo.

El castillo visto desde el este, en el templo de los guerreros, 2010.

El sello del sol en Chichén Itzá

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Glosario Alfarda Parapeto lateral de las escalinatas en las pirámides prehispánicas. Año trópico Se denomina año trópico o año tropical al tiempo preciso para aumentar la longitud media del Sol en 360 grados sobre la eclíptica; es decir, en completar una vuelta completa. Su duración es de 365.242198 días de tiempo solar medio, que equivale a 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45.9 segundos. Año vago Duración redondeada del año en 365 días. Átlatl Es un arma propulsora muy utilizada por los pueblos precolombinos mesoamericanos, especialmente los mexicas y los mayas. Es una corta, delgada y estrecha plataforma hecha de madera flexible y correosa que se sujetaba de unos agujeros con los dedos medio e índice. En su parte superior se colocaba un venablo (proyectil). Proporciona un impulso tan potente al venablo que es capaz de perforar la piel gruesa de algunos animales y cotas de malla de acero, como lo experimentaron los soldados españoles. Axis mundi Es el eje del mundo. El concepto expresa la conexión entre el cielo y la tierra; en este punto se dan las correspondencias entre los estratos superiores e inferiores de un universo mítico. El axis mundi aparece en muchas religiones del mundo adoptando diversas formas. Puede tener la forma de algo natural (una montaña, un árbol, una columna de humo o fuego) o de un producto de manufactura humana (una torre, una escalera, un pilar, una cruz, un campanario, una pirámide). La imagen aparece tanto en contextos religiosos como seculares. El símbolo puede encontrarse en culturas chamánicas o basadas en creencias animistas, en las principales religiones del mundo y en civilizaciones urbanas tecnológicamente avanzadas. En palabras de Mircea Eliade, "todo microcosmos, toda región inhabitada, tiene un centro; esto es, un lugar que es sagrado por encima de todo".

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Caducifolia Se hace referencia a los árboles o arbustos que pierden su follaje durante una parte del año, la cual coincide en la mayoría de los casos con la llegada de la época desfavorable, la estación más fría (invierno) en los climas templados. Capitel Extremo superior de una columna que transmite la cargas que recibe de un entablamento horizontal o de un arco que se apoya sobre el mismo. Ciclo sinódico Se considera como el tiempo promedio en el que un planeta observado desde la Tierra cumple un ciclo completo de apariciones. En otras palabras, podemos decir que un ciclo sinódico comprende el número días que transcurren entre dos apariciones de un determinado planeta en el meridiano, que es la línea vertical imaginaria que sigue el Sol. La órbita sinódica difiere en el número de días de la órbita real de un planeta alrededor del Sol. Cocijo Para los zapotecas del siglo xvi el calendario secular estaba organizado en 365 días; por otra parte el calendario ritual de 260 días se dividía en cuatro unidades de 65 días llamadas cocijo. Cada cocijo, a su vez, estaba dividido en cinco periodos de 13 días. Epífita Cualquier planta que crece sobre otro vegetal usándolo solamente como soporte, pero que no lo parasita. Estas plantas son llamadas en ocasiones plantas aéreas, ya que no enraízan sobre el suelo. Fuste Es la parte de la columna que se encuentra entre el capitel y la basa; corresponde al cuerpo principal de las columnas utilizadas en muchos de los edificios mayas. Gnomon Objeto alargado que arroja una sombra, a partir de la cual se hace una inferencia calendárica según el ángulo que alcanza la sombra sobre un plano; al colocarse perpendicular sirve para corroborar el paso cenital del sol al mediodía. De esta suerte, el gnomon se puede aplicar con excelentes resultados para calibrar calendarios y convertirse en un confiable marcador. Se prefiere el término gnomon, y no el de nomon, por ser el primero más apegado a la etimología latina y al uso en la astronomía antigua.

Glosario

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Haab Es la versión maya del calendario de 365 días. Jamba Cualquiera de las dos piezas verticales que, puestas a los lados de las puertas o ventanas, sostiene el dintel o el arco entre ellas. Kárstica También como cárstica o carso. Corresponde a una forma de relieve originada por la meteorización química de determinadas rocas como las calizas, las dolomitas y el yeso. El karst ha sido recientemente investigado en su particularidad epistemológica; como disciplina se le denomina karsología, está íntimamente ligada a la espeleología y emanada de ella, donde se hace énfasis en las investigaciones de génesis de cavidades, hidrología y geomorfología estructural relacionada sobre todo ello con terrenos calizos. Nadir En astronomía se denomina nadir a la intersección entre la vertical del observador y la esfera celeste; es decir, si imaginamos una recta que pasa por el centro de la Tierra y por nuestra ubicación en su superficie, el nadir se encuentra sobre esa recta, por debajo de nuestros pies. En sentido contrario se encuentra el cenit. Paño Lienzo de una pared. Parada mayor Se hace referencia al parada mayor de la Luna, esto sucede cuando la inclinación de la órbita de la Luna es máxima respecto al ecuador celeste, saliendo y poniéndose por los puntos más cercanos al sur o al norte. Paramento Es una de las caras de todo elemento constructivo vertical, como paredes o lienzos de muros. En muchas ocasiones se hace referencia al paramento como la superficie de un muro. La cara que mira al exterior del edificio, o superficie, se denomina paramento exterior. Perennifolia Corresponde a los árboles o arbustos que poseen hojas vivas a lo largo de todo el año, en contraposición al término caducifolio.

Glosario

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Piscívoras Dícese de las especies de carnívoros que se alimentan principalmente de peces. Subperennifolia Se hace referencia a la selva tropical alta y mediana que se mantiene con hojas verdes todo el año. Talud-tablero Es el nombre de un estilo arquitectónico mesoamericano, empleado a menudo en la construcción de pirámides. Se encuentra en muchas ciudades y culturas, sobre todo asociado con la cultura teotihuacana en el Altiplano Central, donde apareció primero y fue el estilo dominante. Este consiste en la colocación sucesiva de una plataforma, o tablero, sobre la cima de un muro pétreo inclinado con forma de talud. Trecena Es un periodo de 13 días usado en los calendarios mesoamericanos precolombinos, que dividen el calendario ceremonial tzolkin de 260 días en 20 trecenas. Trepadoras En botánica, se le llama trepadora a toda planta que no se mantiene erguida por sí misma, sino que necesita un soporte para encaramarse de otra planta, un muro o un peñasco. Tzolkin Es un calendario ritual adivinatorio compuesto de 260 días; tzolkin es el nombre dado por los mayas, entre los pobladores del Altiplano Central de México se denominaba tonalpohualli. El tzolkin es único en el mundo; si bien se ha sugerido que está relacionado con la duración de la gestación humana, otros lo relacionan con Venus, y era usado para celebrar ceremonias religiosas, pronosticar la llegada y duración del periodo de lluvias, además de periodos de cacería y pesca, y también para pronosticar el destino de las personas. Cuenta el tiempo en ciclos de trece meses de veinte días cada uno.   Umbrófilas Es el tipo de plantas que se adapta a aparecer en lugares oscuros y húmedos.

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Notas

1 Junto con la Muralla China, el Monumento de Petra, el Cristo Redentor en Brasil, Machu Picchu, el Coliseo de Roma y el Taj Mahal, contó con el reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo. 2 Según criterios de Martos, 2010, p. 25. 3 Villa Rojas, 1985, pp. 190-191. 4 Navarrete, 1986, p. 154. 5 Martos, 2010, p. 29. 6 De la Garza, 1995, p. 50. 7 Genovés, 1986, p. 91. 8 Martos, 2010, p. 34. 9 Lugo, 1992, p. 148. 10 Gallerta, 2007, p. 38. 11 El lapiaz es la forma kárstica de superficie que resulta de la disolución de la roca a partir de la precipitación pluvial, la agresividad de las aguas, la temperatura y la cubierta del suelo. Presenta una variada tipología (véase Montero, 2011a, p. 22). 12 La última glaciación o edad de hielo tuvo su apogeo hace 20,000 años. 13 inah, 2010. 14 Martos, 2010, p. 38. 15 A pesar de que los indígenas llevaron a cabo durante siglos la agricultura de roza, tumba y quema, la práctica se realizó de una manera cuidadosa, a baja escala y rotativa, lo que aseguró una

sustentabilidad relativa. Actualmente las altas densidades demográficas y presiones de ocupación de la tierra han desestabilizado el sistema, convirtiéndolo en un factor destructivo. 16 Soustelle, 1990, p. 12. 17 Arqueología Mexicana, 2012a, p. 34. 18 Los textos de este capítulo que describen los estilos arquitectónicos se desprenden de lo publicado por la revista Arqueología Mexicana, 2012c, y del artículo de María del Carmen Valverde, 2004. Las ilustraciones corresponden al volumen de Ignacio Marquina, 1981. 19 Martos, 2010, p. 49. 20 Arqueología Mexicana, 2012b, p. 54. 21 Thompson, 2004, p. 199. 22 Schmidt, 2007, pp. 64-65. 23 Martos, 2010, p. 55. 24 Gonzalo Guerrero fue uno de los primeros europeos en asentarse en el seno de una cultura indígena. Murió luchando contra los conquistadores españoles al mando de Pedro de Alvarado. Personaje controvertido porque se aculturó y llegó a ser un jefe maya durante la conquista de Yucatán, especialmente belicoso contra los españoles, por lo que fue conocido como el Renegado por sus compatriotas, mientras en México para algunos es el Padre del Mestizaje.

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25 La leyenda define al henequén (Agave fourcroydes) como una planta sagrada, cuya bondad y uso fueron descubiertos por Zamná, sacerdote maya fundador y habitante de Chichén Itzá, quien enseñó a su pueblo cómo beneficiarse del uso de la planta nativa (ki). 26 Véase De Vos, 1980. 27 Montero, 2011, pp. 326-327. 28 Es más adecuado el término astronomía cultural, como lo propone Stanislaw Iwaniszewski; sin embargo, el uso de la palabra arqueoastronomía está más arraigado entre los lectores. 29 Villaseñor, 2012, p. 36. 30 Montoliu, 1983. 31 Villa Rojas, 1985, pp. 230233. 32 Ibid., p. 233. 33 Montoliu, 1983, p. 13. 34 López Austin, 1994, pp.19-20 35 Rivera, 1987, p. 1128. 36 Villa Rojas, 1968, p. 146. 37 Holland, 1963, p. 70. 38 Montoliu, 1983, p. 23. 39 Maupomé, 1982, p. 32. 40 Cit. por Quiñones, 1988, p. 59. 41 Maupomé, 1982, p. 49. 42 López Austin, 1983, p. 76. 43 Caso, 1969, pp. 9698. 44 Montoliu, 1984, pp. 6567. 45 Según traducción de Mediz Bolio, 1979, p. 64. 46 Broda, 1987. 47 Baudez, 2007, p. 38. 48 Ibid., p. 32. 49 Pérez, 2007, p. 57. 50 Los textos que describen a las

divinidades A, B, D, E, G, I, L, y N se desglosan de lo publicado por Pérez, 2007. 51 Thompson, 2004, pp. 371-372. 52 Pérez, 2007, p. 63. 53 Galindo, 1994, p. 50, 54 Aveni, 1991, p. 172. 55 Morley, 1992, p. 253. 56 Ayala, 2001, p. 56. 57 famsi, 2012. 58 Velásquez et al., 2012, p. 123. 59 Para Velásquez, Galindo e Iwaniszsewski (2011, p.147) en las inscripciones mayas no existen registros concluyentes de solsticios y equinoccios, pues si bien algunas fechas se aproximan, no están explícitamente mencionadas, así que surge la incertidumbre de si los mayas ligaban estos registros. 60 En cambio, algunas fuentes mexicas del siglo xvi sugieren que el día comenzaba al mediodía. 61 Velásquez et al., 2012, p. 131. 62 Idem. 63 Ibid., p. 135. 64 Ibid., p. 140. 65 Ibid., p. 138 66 Ibid., pp. 139-140. 67 Ibid., p. 140. 68 Ibid., p. 141. 69 Idem. 70 Florescano, 1999, p. 46. 71 Cit. por Galindo, 1994, p. 114. 72 Galindo, 1994, p.136. 73 Véase Montero, 2009 y 2011. 74 Velásquez et al., 2012, p. 146. 75 Galindo, 1994, p. 135. 76 Velásquez et al., 2012, p. 146. 77 Aveni, 1991, p. 294.

Notas

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78 Ibid., p. 296. 79 Piña Chan, 2011, p. 13. 80 Arochi, 1984, p. 23. 81 Piña Chan, 2011, p. 34. 82 Un registro más temprano de este suceso corresponde al clérigo Francisco Fernández, quien en 1545 informó “que antiguamente vinieron a aquella tierra veinte hombres de los cuales el principal de ellos se llamaba Cococan” (cit. por Florescano, 1999, p. 81). 83 Landa, 1986, cap. vi, pp. 12-13. 84 Florescano, 1999, p. 66. 85 Anales de Cuautitlán, 1945, párrafo 48-50. 86 Sahagún, 2006, lib. iii, cap. xiv, p. 204. 87 Historia de los mexicanos por sus pinturas, 2002, cap. viii, p. 43. 88 Florescano, 1999, pp. 78-80. 89 Soustelle, 1990, p. 134. 90 Piña Chan, 2011, pp. 15-31. 91 Ibid., pp. 42-50. 92 Matos y Solís, 2004, p.86. 93 Schele. 1999, p. 459. 94 Landa, 1986, cap. v, p. 12. 95 Chilam Balam de Chumayel, 1979, p. 138. 96 Landa, 1986, cap. xlii, p. 114. 97 Martos, 2010, p. 55. 98 López, 2009, p. 229. 99 Matos, 2010, pp. 31-32. 100 Landa, 1986, cap. xlii, p. 113. 101 Marquina, 1981, p. 853. 102 Piña Chan, 2011, p. 72. 103 Marquina, 1981, p. 852. 104 Arochi, 1984, p. 31. 105 Stephens, 1990, pp. 259-263. 106 Matos y Solís, 2004, pp. 86-87.

107 Ibid., p. 87. 108 Matos y Solís, 2004, p. 88. 109 Agradezco a las autoridades del inah y a Canal 22 la amplia difusión que se dio a este registro en los medios de comunicación. También mi gratitud para los alumnos de la uady que me asistieron con los instrumentos de medición y fotografía durante esta observación astronómica: Dante García, Romina Camogli y Alejandra Navarro. 110 La palabra solsticio proviene del latín solstitium; de sol y statum. Significa literalmente ‘cuando el Sol está estático’. 111 Véase, por ejemplo, la alineación del Grupo e de Uaxactún, donde se destaca el Este a 90º con edificaciones señaladas por el equinoccio (Broda, 1982, p. 94). 112 El ángulo que sigue el Sol durante su ascenso varía según la latitud geográfica de cada sitio. 113 El lector encontrara en el texto y en algunas ilustraciones una tilde que antecede al valor de un ángulo. Con esto se expresa un valor aproximado suficientemente fiel como para ser útil. Aunque en matemáticas la aproximación típicamente se aplica a números, también puede emplearse en figuras geométricas. 114 Véase Morante, 2001, pp. 46-51. 115 Es necesario advertir la diversidad de formas que van desde círculos hasta poligonales de catorce a dieciséis lados en otros discos de mosaico de turquesa alusivos al culto solar, que han sido extraídos

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de diferentes ofrendas en Tula y Chichén Itzá. Marquina, 1981, pp. 853-855. Citado en inah, 2008. Arochi, 1984, pp. 51-63. Broda, 1991. Marquina, 1981, p. 836. Aveni, 1991, pp. 269-270. Rivard, 1969, pp. 51-52. Milbrath, 1988a. Milbrath, 1988b, p. 60. Tichy, 1992. Broda, 2006, p. 187. No son pocos los especialistas en arqueoastronomía que han fijado su atención en el paso cenital del Sol para Mesoamérica, por ejemplo, Nutall (1928), Malmstöm (1997), Aveni y Hartung (1981), Aveni (1991), Coggins (1982), Tichy (1992), Šprajc (2001), Ponce de León (1991), Galindo (2001 y 2007), Montero (2009), Morante (2001), Flores y Wallrath (2002) e Iwaniszewski (1999), entre otros. Agradezco a David Wood el haberme proporcionado datos pertinentes para considerar el periodo lunar y el cocijo como elementos necesarios en la elaboración de un modelo calendárico para El Castillo. Conocido en el Altiplano como Quetzalcóatl, en la figura de este numen se amalgama el dios del Sol naciente con una deidad de la lluvia y el agua (León-Portilla, 1983, p.540). Era el dios solar que regía el cielo, de donde pudo desprenderse que dominaba el viento y los meteoros (Pancorbo, 2011, p. 147).

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Galindo, 2010. Malmström, 1991. Stephens, 1990, p. 280. Ibid. Pío Pérez, ca. 1841, cit. por Stephens (Ibid.). Don Juan Pío Pérez Bermón (1798-1858) es autor de la Cronología antigua yucateca, o exposición sencilla del método que usaban los antiguos habitantes de la Península de Yucatán para computar el tiempo. Esta obra fue publicada en varios lugares como el Registro Yucateco y figura también como apéndice en la obra de John Lloyd Stephens, Incidents of Travel Yucatán, y en la del viajero francés, el abate Brasseur de Bourbourg, Relations de Choses du Yucatán. Ambos recogieron el material directamente del autor durante sus respectivas estancias en Yucatán. 135 El lector encontrará una diferencia de diez minutos entre el valor de esta afirmación y el propuesto para el hexadecágono de 62º 30´. Sucede que esta variación es mínima y lo suficientemente válida para ser útil por las siguientes razones: en un calendario promedio de 365.25, el Sol no aparece siempre por el mismo lugar, pues hay una oscilación anual de veinte minutos, o sea 2/3 del disco solar, ya que el Sol tiene un diámetro de treinta y dos minutos (Galindo, 2008, comunicación oral), por tanto estamos dentro del rango de oscilación; por otra parte, a simple vista 1/3 del disco solar es imperceptible al ojo humano, de

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tal suerte que la variación de diez minutos sólo es sensible a través de modernos instrumentos; por último, consideremos que no medimos sobre la orientación original del edificio, pues en su lógico deterioro por cientos de años la estructura ha perdido su forma original a pesar de que ha sido restaurada. Aveni, 2010, pp. 56-57. En términos más exactos, 5125.366261 años. Véase Grube, 2010, p. 37. Aveni, 2010, p. 57. Grube, 2010, p. 35. De la Garza, 2010, p. 40. Aveni, 2010, p. 52. Ibid., p. 53.

144 Se asocia al movimiento de precesión de la Tierra; este movimiento es causado por el momento de fuerza ejercido por el sistema Tierra-Sol en función de la inclinación del eje de rotación terrestre con respecto al Sol, que es de 23º 43’. La duración de una vuelta completa de precesión nunca es exacta; no obstante, los científicos la han estimado en un rango aproximado de entre 25,700 y 25,900 años. 145 Aveni, 2010, p. 52. 146 Idem. 147 Idem. 148 Galindo, 2010, p. 49. 149 Ibid.

Cálculo de la proyección de la sombra para el día del paso cenital sobre Chichén Itzá.

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Págs. 96, 138b y 165b: Wikipedia; CyArk, hecho a partir de una nube de puntos tridimensional obtenida de un escáner láser. Págs. 97, 101, 106, 108a, 113b, 126, 132 y 150: Frederick Catherwood, publicado por John L. Stephens, 1843. Pág. 102: DMAconnect: http:// dmaconnect.org/idc/groups/ public/documents/web_ content/dma_491929.jpg Pág. 102: DMAconnect: http:// dmaconnect.org/idc/groups/ public/documents/web_ content/dma_491929.jpg Págs. 108b y 165a: Wikipedia: http:// commons.wikimedia.org/ wiki/File:Chichen_Itza_Plan_ ES.png Pág. 111: PBase: http://www.pbase. com/image/130459441 Pág. 113a: Marquina, 1981, lám. 265. Pág. 114a: Marquina, 1981, lám. 266. Pág. 114b: Marquina, 1981, lám. 267. Pág. 117a: Marquina, 1981, lám. 436. Pág. 117c: Marquina, 1981, lám. 46. Pág. 118b: Proskouriakoff, 1963, p. 130. Pág. 119: Cédula Templo de las Mesas, Chichén Itzá. Pág. 122: Cemca: http://books. openedition.org/cemca/957 Pág. 125: John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, 1839-1840.

Pág. 131: López y López, 2009, p. 49. Pág. 133: De Landa, 1986, p. 112. Págs. 134 y 135a: Marquina, 1981, lám. 261. Págs. 137a, 137b y 138a: Marquina, 1981, lám. 262 y 263. Pág. 139: Marquina, 1981, lám. 263. Pág. 141a: Museo Nacional de Antropología, sala maya. Pág. 141b: Agencia N22: http:// agencian22.blogspot. mx/2012/04/piezas-de-cincocivilizaciones.html Pág. 143: Matos y Solís, 2004, p. 87. Pág. 149: Composición de Arturo Montero sobre una imagen de Google Earth: https://maps. google.com.mx Págs. 155, 157 y 158: TURBO.SQUID, Daniel Hoyos Morales. Pág. 159: DMAconnect: http:// dmaconnect.org/idc/groups/ public/documents/01repository/dma_489991.jpg Pág. 160: Composición de Arturo Montero sobre una imagen de Google SketchUp: http://sketchup.google. com/3dwarehouse/details?mi d=7b384467201f195e554cdac d265abf9b Pág. 171: Códice Dresde, lám. 74. Pág. 172: Wikimedia: http://commons. wikimedia.org/wiki/ File:080604_venus_path.jpg

Ilustraciones

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Fotografías Págs. 3, 4, 5, 8, 24, 33, 54, 99, 105, 107b, 109, 116, 117b, 118a, 123, 130, 144, 145, 152, 166, 167, 174, 175 y 176: Arturo Montero. Pág. 10: Luis Alberto Martos. Pág. 13: Esteban Mirón. Pág. 30: Guillermo Aguilar Castillo, Conabio: www.biodiversidad. gob.mx Págs. 32 y 35: Peter Biró. Pág. 42: Wikimedia: http:// upload.wikimedia.org/ wikipedia/commons/f/ f0/Reproduction_of_ Bonampak_murals_ (panorama).JPG Pág. 45: Guillermo Pruneda. Pág. 47: Emmanuel Hernández. Pág. 95: Daniel Flores.

Pág. 112: Joel Santos. Pág. 127: Archivo Pedro Guerra, Universidad Autónoma de Yucatán, clave: 2A07_147, s/f, s/a. Pág. 128a: Archivo Pedro Guerra, Universidad Autónoma de Yucatán, clave: 2A07_146, s/f, s/a. Pág. 128b: Archivo Pedro Guerra, Universidad Autónoma de Yucatán, clave: 2A07_163, s/f, s/a. Págs. 135b y 136a: Désiré Charnay. Pág. 136b: Henry Sweet. Pág. 136c: Teobert Maler. Pág. 136d: Alfred P. Maudslay. Pág. 140: Wikipedia. Autor: I. Rudolp. Pág. 170: Alfonso Arellano Hernández.

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Ismael Arturo Montero García Nació en la ciudad de México en 1961. Es arqueólogo de profesión, con maestría en Historia, doctorado en Antropología Simbólica y posdoctorado en Antropología Ecológica. Durante su ejercicio académico fue distinguido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) como Investigador Nacional. Actualmente se desempeña como director del Centro de Estudios de Posgrado de la Universidad del Tepeyac. Ha dedicado su vida al estudio de montañas y cavernas. Fue profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, e impartió cátedra en las universidades del Tepeyac, del Valle de México, Iberoamericana y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. También ejerció como profesor invitado en la Universidad Nacional de Salta, en Argentina, y fue vicepresidente de la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas. En la Cruz Roja Mexicana fue cofundador y director de la Escuela Nacional de Espeleología, director de la Escuela Nacional de Alta Montaña y coordinador de la Unidad Nacional de Rescate para Terrenos Agrestes. Como rescatista ha intervenido en los más álgidos desastres que han afligido a la nación; por esta labor, aunado a los más de 25 años que ha colaborado con la Cruz Roja como paramédico voluntario, le han ameritado el grado de Comandante, la Condecoración de Perseverancia, y los Grados Medalla de Bronce y Medalla de Plata de la Orden de Honor y Mérito, además de la Presea Nacional al Mérito. Ha dirigido expediciones a las principales cimas y simas de México, el Amazonas, los Andes, la Polinesia, los Alpes, Cuba, la Cordillera de las Cascadas, el desierto de Atacama y las Islas Galápagos; recientemente dirigió la Expedición cero grados latitud, cero grados centígrados, que descubrió el lugar a más altitud en el mundo por donde cruza la línea ecuatorial. Sus ponencias en congresos y seminarios se han dado de manera constante en México y varios países. En el ramo editorial es autor de cinco libros, ha coordinado cinco más, y ha publicado al menos medio centenar de artículos de investigación tanto en el país como en el extranjero.

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Por la presentación de sus investigaciones en Internet, para 1997 fue declarado  ganador del Segundo Concurso Internet México. En el año 2002 fue galardona­ do por el Gobierno Federal con el Premio Nacional al Mérito Forestal, que le fue entregado por el Presidente de la República. En febrero de 2008 recibió la Mención Honorífica del Premio Estatal para la Conservación, otorgado por el Gobierno del Estado de México. Recientemente fue co-director del Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca. Actualmente es miembro honorario del Comité Asesor para la Conservación de Materiales Arqueológicos de Santuarios Incaicos de Altura, en Argentina, y es miembro vigente del registro de evaluadores del Conacyt. Sus investigaciones continúan con la firme convicción de alcanzar más resultados. Ahora coordina a un grupo de especialistas desde la organización Ipan tepeme ihuan oztome.

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Comité científico: Alfonso Arellano Hernández, Antonio reyes Valdéz, Carlos Guadalupe Heiras Rodríguez, Carlos Viramontes Anzures, Cristina Corona Jamaica, David Jesús Arreola Rodríguez, Elsa Julieta del Sagrado corazón de Jesús Serrano y Peña, Emiliano Gallaga Murrieta, Eugeni Porras, Francis Pimentel, Francisco Rivas Castro, Gabriel Lalo Jacinto, Ismael Arturo Montero García, Ivan Franco Cáceres, J. Daniel Flores Guiérrez, Júpiter Martínez Ramírez, Joel Santos Ramírez, Julia del Carmen Chávez Carapia, Laura Castañeda, Lina del mar Moreno Tovar, Lizeth Barreto Saucedo, Luis Alberto Martos López, Luis Felipe Bate Peterson, Luis Enrique Ferro Vidal, María De Jesús Rodríguez-Shadow, María Elena Ruiz Gallut, María Isabel Mercado Archilla, Martha Chávez Torres, Mary Goldsmith, Mauricio Gálvez Rosales, Miriam Judith Gallegos Gomora, Nadia Giral Sancho, Nicolas Balutet, Osvaldo Roberto Murillo Soto, Pablo Montero Soria, Pablo Valderrama Rouy, Peter Biró, Raúl Martín Arana Álvarez, Raquel Padilla Ramos, Rocío García Valgañón, Rosemary Joyce, Samuel Villela Flores, Tobias García Vilchis, Verónica Ortega Cabrera.

También de la serie:

Entre los muchos quehaceres de los astrónomos mesoamericanos, existía una actividad de gran importancia para las colectividades humanas: la determinación de intervalos de tiempo a corto y largo plazo. Ello se lograba mediante la observación de fenómenos solares proyectados en edificios que fungían como lienzos sobre los cuales se manifestaban los acontecimientos solares o desde los cuales se observaban fenómenos estelares. En Entre astros y observadores del cielo, J. Daniel Flores analiza cómo se instituyeron diferentes métodos de observación en las ciudades prehispánicas que condujeron a la determinación de intervalos de tiempo usados en todo el territorio mesoamericano.

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El sello del en Chichén Itzá

sol

La dicha nos invadió la mañana del 23 de mayo de 2012 cuando fuimos testigos de la erudición ancestral reservada por siglos. Gracias a las aportaciones de tantos investigadores e informantes que nos antecedieron y a los colegas que nos compartieron su conocimiento, ese día pudimos advertir impresionados, desde la pirámide de El Castillo, cómo el Sol, durante su día de paso cenital, se levantaba ­perfectamente alineado sobre el vértice de la pirámide en dirección al Templo de las Mesas.

ISBN: 978-607-8187-xx-x [email protected] www.fundacionarmella.org Año de publicación: 2013

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