El sello de Dios en Apocalipsis 7:2,3

July 17, 2017 | Autor: Rubén Montero | Categoría: Biblical Exegesis, Apocalíptica Bíblica, Libro Del Apocalipsis
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Descripción

Universidad Peruana Unión
Unidad de Posgrado de Teología






APOCALIPSIS 7:2,3








Bosquejo de Exégesis
Presentado en cumplimiento parcial
de los requerimientos para el curso
Exégesis en Griego del Nuevo Testamento









Por
Rubén Montero Guerrero








Enero 2015

BOSQUEJO DE EXÉGESIS DE APOCALIPSIS 7: 2,3

Introducción
El propósito de la presente exégesis es precisar el significado de
Apocalipsis 7: 2 y 3. Este capítulo está referido al sellamiento del pueblo
de Dios y se ubica dentro de la gran línea profética de los siete sellos,
exactamente antes que el séptimo sello sea abierto. Para el análisis de
este pasaje seguiremos las pautas señaladas por Gordon Fee en su libro
"Exégesis del Nuevo Testamento".
Desarrollo
El capítulo 7 de Apocalipsis empieza con una descripción de cuatro
ángeles que están ubicados en los cuatro puntos cardinales, y que detienen
los cuatro vientos de la tierra, con el propósito que estos vientos no
soplasen sobre la tierra ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. En ese
contexto se presentan los versículos que serán sometidos a nuestro estudio:

"Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el
sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a
quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles,
hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro
Dios. (Apocalipsis 7:2,3)

Esta nítida descripción nos muestra que los ángeles están
aparentemente en una posición protectora sobre la humanidad, pero el mismo
texto nos aclara que se trata de una protección especial para un sector
específico de la humanidad: los siervos de Dios. Incluso una lectura
superficial de estos versículos nos puede advertir la importancia que tiene
la mención del sello de Dios, por lo que esta expresión tendrá un lugar
relevante en el presente estudio. Veamos a continuación un análisis
completo de este pasaje teniendo en cuenta aspectos históricos,
lingüísticos, consideraciones sobre textos apocalípticos, perspectivas
bíblicas y teológicas, y la aplicación para nuestro tiempo.

Análisis del contexto original

El contexto histórico en general
Hay un consenso muy amplio entre los cristianos que señalan a Juan el
apóstol, hermano de Santiago, como el autor del Apocalipsis. En realidad,
todos los escritores cristianos hasta mediados del siglo III, en cuyas
obras existentes hoy se mencione este tema, atribuyen el Apocalipsis a Juan
el apóstol.[1] Recién a partir del siglo III es que aparecen
cuestionamientos respecto a la autoría de Juan. En este estudio aceptamos
la posición que Juan el apóstol es el autor en base a evidencias externas e
internas. Entre las evidencias externas están los testimonios de cristianos
de los primeros siglos, y entre las evidencias internas, podemos señalar
las mencionadas por Juan Carlos Cevallos, referidas al uso de ciertas
frases comunes en el evangelio de Juan y el Apocalipsis:
Únicamente en el Evangelio de Juan (1:1) y en el libro de Apocalipsis
(19:13) se presenta al Señor Jesucristo como el Verbo. También en Juan
1:29 y en Apocalipsis 5:6 se denomina al Señor Jesús como Cordero. Se
debe decir, sin embargo, que en estos textos se emplean distintos
términos griegos para "cordero". Otra característica similar entre el
Evangelio de Juan y Apocalipsis es que el Señor Jesús se denomina a sí
mismo varias veces como el "yo soy" (comp. Juan 6:35; 8:12; 10:7, 11;
Apoc. 1:8, 17; 21:6; 22:13, 16).[2]

En relación con los destinatarios, el autor declara al inicio de su
libro que está dirigido a los "siervos" de Dios (Apocalipsis 1:1). En el
versículo 4, Juan declara que escribe específicamente a las iglesias que
están en Asia. Esas iglesias quedan claramente identificadas como aquéllas
que se encuentran en Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y
Laodicea. Se trata de iglesias que se encontraban en el Asia Menor. Hoy
sabemos que esas ciudades estaban unidas por una red de comunicaciones, de
manera que fácilmente el mismo mensajero podría haber llevado el mensaje a
las siete iglesias.[3]
Es evidente que los destinatarios conocían quién era el autor. Siendo
que Juan había sido uno de los discípulos de Jesús, y el único apóstol que
quedaba con vida, es lógico suponer que la iglesia sabía quién era él. Esa
es una razón por la que Juan no entra en detalles para darse a conocer. No
dice que es "apóstol de Jesucristo", ni se llama "hermano de Santiago".
Simplemente se presenta como "Juan".

El trasfondo histórico cultural
Tomando en cuenta el testimonio de Ireneo[4] podemos concluir que el
Apocalipsis fue escrito hacia el año 96 de nuestra era, en la época del
emperador Domiciano, cuando Juan se encontraba desterrado en la isla de
Patmos.
Durante el reinado de Domiciano, la cuestión de la adoración al
emperador llegó a tener ribetes más dramáticos para los cristianos,
especialmente entre quienes se encontraban en el Asia, que fueron los
destinatarios originales del mensaje de Apocalipsis. La adoración al
emperador no reemplazaba la adoración a los dioses locales. Se trataba de
una estratagema política para consolidar la unidad del imperio romano en
torno a la figura de su emperador. Después de Gayo Calígula (37-41 Dc),
Domiciano (81-96 Dc) fue el siguiente emperador en promover su propia
adoración.[5]
En el imperio romano no se acostumbraba a perseguir a las personas por
razones religiosas a menos que desobedeciesen la ley de la adoración al
emperador. Esto era precisamente lo que hacían los cristianos, por lo que
fueron perseguidos bajo la acusación de ateísmo. Esta persecución
constituye la razón del destierro de Juan y de las condiciones difíciles
que enfrentaban los cristianos.
El cristianismo estaba entrando en la segunda generación. Los
apóstoles y quienes habían conocido personalmente a Jesús estaban muriendo.
La nueva generación no conocía a Jesús, a no ser por el testimonio de los
primeros cristianos. Esta situación colocaba al cristianismo frente a uno
de los mayores desafíos de su breve historia. En esas circunstancias es que
aparece la revelación de Jesucristo a través de Juan. Se trata de un
mensaje directamente del cielo para un pueblo que sufre y que se enfrenta a
su propia destrucción. Es un mensaje que lleva a la iglesia a contemplar
anticipadamente el glorioso e inexorable triunfo de la iglesia de
Jesucristo.

Análisis lingüístico
En esta sección veremos la traducción más probable teniendo en cuenta
el texto griego de la edición 28 de la Nestle Aland:
καὶ εἶδον ἄλλον ἄγγελον ἀναβαίνοντα ἀπὸ ἀνατολῆς ἡλίου, ἔχοντα
σφραγῖδα Θεοῦ ζῶντος, καὶ ἔκραξεν φωνῇ μεγάλῃ τοῖς τέσσαρσιν ἀγγέλοις
οἷς ἐδόθη αὐτοῖς ἀδικῆσαι τὴν γῆν καὶ τὴν θάλασσαν, λέγων Μὴ ἀδικήσητε
τὴν γῆν μήτε τὴν θάλασσαν μήτε τὰ δένδρα, ἄχρι σφραγίσωμεν τοὺς
δούλους τοῦ Θεοῦ ἡμῶν ἐπὶ τῶν μετώπων αὐτῶν.



El siguiente cuadro corresponde al análisis morfológico de cada
palabra, este análisis consiste en determinar la forma, clase o categoría
gramatical de cada palabra de una oración.
"GRIEGO "ESPAÑOL "CLASE O CATEGORÍA "
" " "GRAMATICAL "
" " "CONJUNCIÓN "
"καὶ "Y, también, Entonces, " "
" "incluso. " "
" " " "
" " "VERBO "
"οἶδα "vió, sabéis, vi, ser "Aoristo Indicativo "
" "conscientes, "Activo "
" "observar, considerar, "1ra persona singular "
" "percibir. " "
" " " "
" " "ADJETIVO "
"ἄλλον "otro, otros, otra. "Acusativo Masculino "
" " "Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"ἄγγελον "ángel, ángeles, mensajero, "Acusativo Masculino "
" "un "Singular "
" "mensajero. " "
" " " "
" " "VERBO "
"ἀναβαίνοντα "subió, subieron, subiendo, "Presente Participio "
" "subir, "Activo – "
" "ascender. "Acusativo "
" " "Masculino Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"ἀνατολῆς "oriente, nacimiento, la "Genitivo Femenino "
" "creciente. "Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"ἡλίου "sol, el sol. "Genitivo Femenino "
" " "Singular "
" " " "
" " "VERBO "
"ἔχοντα "tiene, tenía, teniendo, "Presente Participio "
" "tener, "Activo – "
" "mantener. "Acusativo "
" " "Masculino Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"σφραγῖδα "sello, sellos, señal, un "Acusativo Femenino "
" "sello. "Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"Θεοῦ "Dios, un dios. "Genitivo Masculino "
" " "Singular "
" " " "
" " "VERBO "
"ζῶντος "vivo, vive, vivirá, vivir. "Presente Participio "
" " "Activo – "
" " "Genitivo Masculino "
" " "Singular "
" " " "
" " "CONJUNCIÓN "
"καὶ "y, también, Entonces, " "
" "incluso. " "
" " " "
" " "VERBO "
"ἔκραξεν "voces, clamó, clamando, "Aoristo Indicativo "
" "gritar. "Activo "
" " "1ra. Persona Singular "
" " " "
" " "ADJETIVO "
"μεγάλῃ "grande, gran, grandes. "Dativo Femenino Singular"
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"φωνῇ "voz, voces, ruido, una voz,"Dativo Femenino Singular"
" " " "
" "sonido. " "
" " " "
" " "ARTÍCULO "
"τοῖς "el, la, los. "Dativo Masculino Plural "
" " " "
" " "ADJETIVO "
"Τέσσαρσιν "cuatro, veinticuatro, "Dativo Masculino Plural "
" "ochenta. " "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"ἀγγέλοις "ángel, ángeles, mensajero, "Dativo Masculino Plural "
" "un " "
" "mensajero. " "
" " " "
" " "ARTÍCULO "
"τὴν "el, la, los. "Acusativo Femenino "
" " "Singular "
" " " "
" " "PRONOMBRE PERSONAL "
" " "RELATIVO "
"οἷς "que, cual, cuales, este. "Dativo Masculino Plural "
" " " "
" " "VERBO "
"ἐδόθη "dado, dió, dada, para dar. "Aoristo Indicativo "
" " "Pasivo - 3ra. "
" " "Persona Singular "
" " " "
" " "VERBO "
"ἀδικῆσαι "daño, injuria, agravio, "Aoristo Infinitivo "
" "para "Activo "
" "hacer el mal, " "
" "actuar malvadamente. " "
" " " "
" " "ARTÍCULO "
"τὴν "el, la, los. "Acusativo Femenino "
" " "Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"γῆν "tierra, Egipto, terrenas, "Acusativo Femenino "
" "la tierra. "Singular "
" " " "
" " " "
"καὶ "y, también, Entonces, " CONJUNCIÓN "
" "incluso. " "
" " " "
" " "ARTÍCULO "
"ὁ, ἡ, τό "el, la, los. "Acusativo Femenino "
" " "Singular "
" " " "
" " "SUSTANTIVO "
"θάλασσαν "mar, el mar. "Acusativo Femenino "
" " "Singular "
" " " "

El siguiente cuadro que nos ayudará a precisar una traducción del modo
más práctico posible. Ya no se trata de un estudio de las palabras por
separado, sino que usando elementos sintácticos, estableceremos la
traducción más probable. El cuadro tiene tres secciones, en la izquierda la
versión griega, en el centro en español, y algunas observaciones
pertinentes en la columna de la derecha:


"GRIEGO "ESPAÑOL "OBSERVACIONES "
"καὶ εἶδον ἄλλον "Y vi otro ángel "El sujeto es el propio"
"ἄγγελον " "Juan, el autor de "
" " "Apocalipsis. "
" " "La palabra ἄλλον "
" " "sugiere otro ángel, no"
" " "uno de los cuatro "
" " "mencionados en el "
" " "versículo uno. "
"ἀναβαίνοντα ἀπὸ "Que subía de donde "Se trata del lugar de "
"ἀνατολῆς ἡλίου "sale el sol. "donde sale el ángel. "
" " "Usando el lenguaje de "
" " "la apariencia, Juan "
" " "describe a este ángel "
" " "saliendo de donde sale"
" " "el sol, es decir del "
" " "oriente. "
"ἔχοντα σφραγῖδα Θεοῦ "Teniendo el sello del "La palabra σφραγῖδα y "
"ζῶντος "Dios viviente. "sus variantes aparecen"
" " "16 veces en el Nuevo "
" " "Testamento. Aquí es un"
" " "sustantivo femenino, "
" " "acusativo, singular. "
" " "En este caso alude a "
" " "un tipo de señal que "
" " "identificará a quienes"
" " "pertenecen al Dios "
" " "viviente. "
"καὶ ἔκραξεν φωνῇ "Y clamó a gran voz "La frase φωνῇ μεγάλῃ "
"μεγάλῃ " "(gran voz) indica "
" " "también un sentido de "
" " "urgencia. Se trata de "
" " "un clamor que parece "
" " "dar una orden de "
" " "último minuto. Como si"
" " "los cuatro ángeles "
" " "estuviesen a punto de "
" " "soltar los vientos, y "
" " "en el último momento "
" " "aparece este ángel con"
" " "un mensaje urgente. "
"τοῖς τέσσαρσιν "A los cuatro ángeles "El mensaje es dirigido"
"ἀγγέλοις " "a los cuatro ángeles. "
"οἷς ἐδόθη αὐτοῖς "A quiénes se les había"El verbo ἐδόθη está en"
" "dado "aoristo indicativo "
" " "pasivo, en tercera "
" " "persona del singular. "
" " "Se entiende que tienen"
" " "la posibilidad, el "
" " "poder de dañar la "
" " "tierra. La palabra "
" " ""poder" está implícita"
" " "en el texto. "
"ἀδικῆσαι τὴν γῆν καὶ "De hacer daño a la "El verbo ἀδικῆσαι "
"τὴν θάλασσαν "tierra y al mar "está en aoristo "
" " "infinitivo y activo. "
" " "Implica hacer un daño "
" " "terrible al planeta, a"
" " "la tierra y al mar. "
"λέγων "Diciendo " "
"Μὴ ἀδικήσητε "No dañéis "El verbo ἀδικήσητε "
" " "aparece en aoristo "
" " "subjuntivo, activo, "
" " "segunda persona "
" " "plural. Tiene una "
" " "connotación "
" " "imperativa: "No "
" " "comenzar a dañar". "
"τὴν γῆν μήτε τὴν "A la tierra, ni al " "
"θάλασσαν μήτε τὰ "mar, ni a los árboles " "
"δένδρα " " "
"ἄχρι σφραγίσωμεν "Hasta que hayamos "Aparece el verbo "
" "sellado "σφραγίσωμεν que está "
" " "en aoristo subjuntivo,"
" " "activo, primera "
" " "persona plural. El "
" " "aoristo subjuntivo "
" " "hace la función de "
" " "futuro pero enfatiza "
" " "una acción puntual que"
" " "no se repite. "
"τοὺς δούλους τοῦ Θεοῦ "A los siervos de "La palabra δούλους se "
" "nuestro Dios "refiere a esclavos más"
" " "que a siervos. A "
" " "diferencia de un "
" " "siervo, que era un "
" " "trabajador agrícola, "
" " "el esclavo está "
" " "completamente al "
" " "servicio de su amo, no"
" " "tiene voluntad ni "
" " "libre elección, "
" " "excepto aquello que su"
" " "amo le haya "
" " "determinado. "
"ἡμῶν ἐπὶ τῶν μετώπων "En las frentes de "El sello aparecerá en "
"αὐτῶν "ellos "la frente. "

Teniendo en cuenta las consideraciones lingüísticas, estamos en
condiciones de traducir del siguiente modo el pasaje que estamos
considerando:
Y vi a otro ángel que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del
Dios viviente; y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les
había concedido hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño,
ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un
sello en la frente a los siervos de nuestro Dios.


Consideraciones
Un estudio basado en un texto del libro de Apocalipsis presenta
desafíos particulares debido a la naturaleza de este libro. Una de las
primeras cosas a dilucidar es el género al que pertenece el libro en
general, y en particular el texto de nuestro estudio.

El carácter formal de Apocalipsis
Si bien es cierto que el libro de Apocalipsis es tiene cierta
semejanza con el género apocalíptico que floreció entre judíos y cristianos
entre finales del siglo I y el siglo II dC, debido en gran parte a la
destrucción del templo de Jerusalén, podemos decir que el Apocalipsis tiene
más bien una impronta profética. Si consideramos el Apocalipsis como
perteneciente al género apocalíptico, podríamos limitarlo apenas a una
ficción literaria, semejante a libros que circularon en esa época y que son
considerados no inspirados. El testimonio del autor es que el contenido
del libro es "La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola
por medio de su ángel a su siervo Juan" (Ap 1:1). También el propio Juan
asegura que ha descrito fielmente el mensaje que recibió, de manera que ha
sido apenas el instrumento por el cual Dios hace llegar un mensaje a su
pueblo. Juan declara "que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del
testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto" (Ap 1:2).

El contexto histórico en particular
El apóstol Juan, hacia el tiempo en que fue escrito el Apocalipsis,
sin duda había sido informado respecto de acontecimientos que, para algunos
cristianos, podrían colocar en entredicho la soberanía de Dios en el mundo.
Al respecto, Ricardo Foulkes menciona:
Juan, en las décadas recientes de su vida, ha sabido de muchos
acontecimientos difícilmente conciliables con la soberanía de Dios en
el mundo, y ciertos ecos de estos desastres se hallan en los
septenarios. En el 60 ocurrieron terremotos intensos, y en el 62 los
partos derrotaron en forma humillante a los ejércitos romanos en la
frontera oriental del Imperio. Luego del incendio de Roma, los
cristianos de la ciudad sufrieron cruel persecución (64); y el sitio
de Jerusalén que duró cuatro años fue un horror que dejó la ciudad en
ruinas (70). El suicidio de Nerón en el 68 dejó un vacío de poder que
causó mucho dolor mientras luchaban cuatro pretendientes al trono; y
durante todo un año, el Imperio resonó al son de ejércitos que
marchaban. La erupción del Vesubio en el 79 no sólo eliminó los
lugares lujosos de veraneo de la Bahía de Nápoli sino que creó un
nubarrón oscuro tan extenso que muchos temieron la disolución
inminente de toda la naturaleza. Y ¿qué decir de la gran hambruna y
escasez de trigo en el 92? Parte del propósito que Juan tiene al
describir en forma apocalíptica las catástrofes de los capítulos 6–18
es afirmar: «Nada escapa al plan que Dios traza. Quien transformó a
Jesús de Nazaret crucificado en Cordero objeto de alabanzas todo lo
puede.»[6]

Los grandiosos eventos en el mundo político y el mundo natural, sin
duda deben haber consolidado en el anciano profeta la certeza del
cumplimiento de la promesa de Cristo, su segunda venida. Se trata de una
época en que la iglesia se encontraba perseguida en todo el imperio romano.
El emperador que gobernaba en ese tiempo el imperio romano era Domiciano, a
quien se recuerda por su crueldad con los cristianos. Fue en medio de la
atroz persecución promovida por Domiciano que el apóstol Juan había sido
desterrado a la isla de Patmos[7] entre los años 81 y 96. Entre los
numerosos cristianos martirizados durante esta persecución estaban Simeón,
obispo de Jerusalén, que fue crucificado. Flavia, hija de un senador
romano, fue asimismo desterrada al Ponto; y se dictó una ley diciendo: "Que
ningún cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento de castigo
sin que renuncie a su religión".[8] Sin embargo, esa persecución no había
logrado apagar el entusiasmo y el fervor de la iglesia cristiana. Sin duda
un mensaje del cuidado amoroso de Dios, en los momentos dramáticos que
vivía la iglesia de finales del primer siglo, significaba un poderoso
estímulo para confiar en el cuidado de Dios y en la seguridad de su
oportuno libramiento.
En relación con el contexto en particular del pasaje, se debe tener en
cuenta que la mirada de Juan se extiende, con una base historicista, hacia
el futuro, al epílogo de la historia de este mundo, justo antes de abrir el
séptimo sello. Por lo que los acontecimientos mencionados podrían ser
interpretados como señales que la venida de Cristo era inminente.

El contexto literario
Para ubicar nuestro texto en el gran telón de fondo del contexto
mediato e inmediato del libro de Apocalipsis, presentamos un bosquejo
integral del libro,[9] en el cual ubicamos el texto de nuestro estudio en
la sección titulada "El trono de Dios y el libro de los siete sellos", con
la particularidad que la visión de los cuatro ángeles está situada entre el
sexto y el séptimo sellos, y un preámbulo a los juicios de Dios descritos
en las siete trompetas.
I. Prólogo, 1: 1-3.

II. Las cartas a las siete iglesias, 1: 4 a 3: 22.

A. Saludo, 1:4-8.

B. Introducción: la visión de Cristo, 1:9-20.

C. A Efeso, 2:1-7.

D. A Esmirna, 2:8-11.

E. A Pérgamo, 2:12-17.

F. A Tiatira, 2:18-29.

G. A Sardis, 3:1-6.

H. A Filadelfia, 3:7-13.

I. A Laodicea, 3:14-22.

III. El trono de Dios y el libro de los siete sellos, 4: 1 a 8: 1.

A. El trono celestial, 4: 1 -11.

B. El triunfo del Cordero, 5:1-14.

C. Los primeros seis sellos, 6:1-17.

1. El primer sello: el caballo blanco, 6:1-2.

2. El segundo sello: el caballo bermejo, 6:3-4.

3. El tercer sello: el caballo negro, 6:5-6.

4. El cuarto sello: el caballo amarillo (pálido), 6:7-8.

5. El quinto sello: el clamor de los mártires, 6:9-11. 744

6. El sexto sello: el día de la ira de Dios, 6:12-17.

D. El sellamiento de los 144.000, 7: 1-8.

E. La gran multitud, 7:9-11.

F. El séptimo sello: finaliza el conflicto, 8:1

IV. Los juicios de Dios: Las siete trompetas, 8:2 a 11: 19.

A. Introducción, 8:2-6.

B. Las primeras seis trompetas, 8:7 a 9:21.

1. La primera trompeta: fuego, granizo y sangre, 8:7.

2. La segunda trompeta: la montaña que arde, 8:8-9.

3. La tercera trompeta: la estrella que cae, 8:10-11.

4. La cuarta trompeta: son heridos el sol, la luna y las estrellas, 8: 12-
13.

5. La quinta trompeta: langosta, 9: 1-12.

6. La sexta trompeta: los ángeles del Eufrates, 9: 13-21.

C. El ángel con el librillo, 10: 1-11.

D. Medición del templo, 11: 1-2.

E. Los dos testigos, 11:3-14.

F. La séptima trompeta: el triunfo de Dios, 11: 15-19.

V. La fase final del gran conflicto, 12:1 a 20:15.

A. Satanás hace guerra contra el pueblo remanente, 12:1 a 13:14.

1. Desarrollo del conflicto, 12:1-16.

2. Satanás declara la guerra, 12:17.

3. El papel de la bestia semejante a un leopardo, 13: 1-10.

4. El papel de la bestia de dos cuernos, 13:11-14.

B. Principios en juego en el último conflicto, 13: 15 a 14:20.

1. El ultimátum de Satanás al pueblo de Dios: la imagen y la marca de la
bestia, 13:15-18

2. El triunfo de los 144.000 sobre la bestia, su imagen y su marca, 14:1-
5.

3. El ultimátum de Dios a los habitantes de la tierra: los mensajes de
los tres ángeles, 14:6-12.

4. Derrota de los que rechazan la exhortación final de Dios, 14:13-20.

C. Las siete últimas plagas: castigos divinos sobre los impíos, 15:1 a
17: 18.

1. Una afirmación de la justicia divina, 15: 1-4.

2. Preparación para la ira de Dios, 15:5 a 16: 1.

3. Las siete últimas plagas, 16:2-21.

4. Enjuiciamiento de Babilonia la grande, 17: 1-18.

D. Exterminación del mal, 18: 1 a 20:15. 19:11-21.

E. 5. El milenio: exterminación del pecado y los pecadores, 20:1-15.

VI. La tierra nueva y sus moradores, 21:1 a 22:5.

A. La nueva Jerusalén, 21:1-27.

B. El río y el árbol de vida, 22:1-2.

C. El reino eterno de los santos, 22:3-5.

VII. Epílogo: Admonición e invitación, 22:6-21.

A. Recepción del libro y su mensaje, 22:6-10.

B. Una exhortación a estar listos para la venida de Cristo, 22:11-21.

1. Afirmación de la misericordia divina: una exhortación final a salir de
Babilonia, 18: 1-4.

2. El fin de la oposición religiosa organizada: la desolación de
Babilonia, 18:5-24.

3. La coronación de Cristo como Rey de reyes, 19: 1-10.



Interpretación bíblica y teológica
Esta sección tiene el propósito de estudiar el pasaje en detalle y
describir sus principales implicaciones teológicas. Realizaremos
comentarios a cada frase de nuestro pasaje, siguiendo la secuencia tal y
como se encuentra en el texto.
El contexto inmediato de la visión de los cuatro ángeles, motivo de
nuestro estudio, presenta la apertura del sexto sello que describe un gran
terremoto, señales cósmicas como el oscurecimiento del sol y la luna que se
muestra roja como sangre, además de la caída de las estrellas que es ocurre
"como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte
viento" (Ap 6: 13). En este terrorífico escenario, de fenomenales
acontecimientos devastadores, los grandes y poderosos de la tierra se
igualan al resto de los mortales y todos, libres y esclavos, corren para
salvación de sus vidas. El grito unánime que sale de sus gargantas es:
"Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado
sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha
llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?". Es aquí donde entra lo que
podríamos llamar un intervalo, una pausa en la que se responde esta
pregunta. Foulkes comenta:
…cuatro ángeles habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al
mar y aun a los árboles por medio del viento, pero tienen que desistir
hasta que otro ángel, que tiene el sello del Dios viviente, marque en
la frente a un gran número de creyentes. Es decir, a la pregunta de
los terrícolas «¿quién podrá resistir?» —la pregunta que ellos
suponían retórica—Dios da una respuesta: «Efectivamente, hay quienes
aguantan todos los flagelos que llegan a la tierra; es más, aguantan
mi presencia escrutadora sin sufrir daño alguno, porque el sello mío
los protege.» [10]

La visión de los cuatro ángeles, presentada en el primer versículo es
el marco en el que se da la respuesta a la pregunta de quienes huyen de la
presencia de Dios. Los eventos parecen situarse antes de los
acontecimientos destructivos presentados en el sexto sello, un tiempo
cuando todavía los vientos no se han desatado con todo su enorme poder
destructivo sobre la humanidad. Los ángeles en los ángulos de la tierra
muestran el poder protector de Dios sobre su pueblo. Antes que los
cataclismos profetizados sacudan el planeta, Dios está sellando a sus
hijos, que son aquéllos que se sostendrán en pie y podrán resistir el mismo
día que los hombres impíos creen que nadie podrá hacerlo.

"Y vi a otro ángel que subía de donde sale el sol"
Esta sección empieza con una de las declaraciones que más
frecuentemente encontramos en el Apocalipsis: "Y vi". Se trata del
testimonio vívido de Juan que asiste como privilegiado espectador de los
acontecimientos que Dios tiene a bien mostrarle. Lo resaltante es que Juan
no es un espectador pasivo, él mira (Ap. 7:1), oye (Ap 7:4) conversa con
los uno de los ancianos de la visión (Ap 7:14), se postra para adorar (Ap
19:10), llora (Ap 5:4), dice: "amén, sí ven Señor Jesús" (Ap 22:20), etc.
Se trata de un alguien que no pretende ser simplemente un cronista distante
e imparcial, sino que participa activamente, que no depone sus sentimientos
y vive con gran intensidad la visión que le está siendo mostrada por Dios.
Otro aspecto que podemos resaltar es la procedencia de este ángel:
sube de donde nace el sol, es decir del oriente. Varios autores coinciden
en que esta referencia es significativa, entre ellos Stefanovic quien
declara:
Este ángel que viene desde el este está en el control último. El
concepto del "nacimiento del sol" que se encuentra en otras partes del
Nuevo Testamento está asociado con Cristo. El hecho de que este ángel
ordena a los cuatro ángeles de un rango superior, presumiblemente
querubines, sugiere que él es el comandante de los ejércitos
celestiales; en el libro del Apocalipsis el comandante de los ángeles
celestiales es Miguel (12:7), y Miguel, evidentemente, es Cristo. No
hay dudas de que en la aparición de este ángel tenemos la presencia de
Jesús mismo.[11]
De manera que la evidencia bíblica apunta a Cristo como el poderoso
ángel que ordena que los vientos no sean soltados mientras no se haya
completado la obra del sellamiento a los siervos de Dios.

"y que tenía el sello del Dios viviente"
El ángel tiene el sello del Dios viviente, este es el sello que
recibirán los hijos de Dios en la frente. El propósito de este sello es
darles seguridad de su salvación. Al recibir a Cristo y entregarse a él,
una persona recibe el sello de propiedad de Dios y es sellado por el
Espíritu Santo.[12] El sellamiento es lo que distingue a la persona como
cristiano genuino. Sin embargo, en el contexto de los eventos finales, el
sello tendrá una connotación singular para los hijos de Dios. LaRondelle
explica esta singularidad del sello de Dios en el contexto de los eventos
finales:
Los siervos de Dios ya están en posesión del sello espiritual del
Espíritu Santo recibido en su bautismo en Cristo. Por lo tanto, están
"en Cristo". Pero solo después que los siervos de Dios del tiempo del
fin hayan sido probados con respecto a la marca de la bestia y se
hayan encontrado leales hasta la muerte, recibirán de sus ángeles el
"sello" apocalíptico singular como la marca de la aprobación divina y
escudo contra las fuerzas de la muerte y la destrucción.[13]
Podemos encontrar paralelos en varios pasajes de la Escritura con
respecto al concepto del sello de Dios. Los antiguos con frecuencia
marcaban sus mercancías con un sello para designar a quien pertenecían.[14]
Generalmente, el sello utilizado para marcar la arcilla o la cera constaba
de una pieza de metal o de una piedra preciosa (Ex 28:11; Es 8:8) que
portaba el nombre grabado o el símbolo del propietario. En nuestro pasaje,
el sello marca la frente. Nos recuerda a Caín, que también recibió una
marca en la frente para su protección (Gn 4:15). Pero un pasaje de Ezequiel
nos llega más de cerca: "le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad,
por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres
que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en
medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: "Matad a viejos, jóvenes y
vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel
sobre el cual hubiere señal no os acercaréis" (Ez 9:4-6).[15]
Los que sirven la marca en su frente son los fieles, que reaccionan
ante las "abominaciones", para hablar de la idolatría del sol (Ez 8:16,17).
La marca en la frente, por lo tanto, representa la adoración al Dios
verdadero, al Dios viviente, al Creador. Los Salmos alaban a Dios como el
Dueño de todas las cosas porque es el Creador: "De Jehová es la tierra y su
plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los
mares, y la afirmó sobre los ríos" (Salmos 24:1,2).[16]
El sello de Dios alude a todo un modo de pensamiento. Ser sellado es
mostrar que le debemos todo a Dios, un tema que impregna toda la Biblia. Y
le debemos todo a Dios porque él es el Creador, y esto nos lleva al cuarto
mandamiento de la ley de Dios, él único que coloca en relieve la adoración
a Dios por ser Creador de todas las cosas. El sello en la frente representa
la marca de Dios sobre la totalidad de la persona, la señal de que le
pertenecemos. La imagen de Dios, si se refleja en la criatura humana,
constituye su sello en cierto sentido. Pertenecer a Dios es vivir con él. A
través de esta imagen, el Apocalipsis designa a los que confiesan al Dios
de la Creación en cada faceta de su vida.[17]

"y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido
hacer daño a la tierra y al mar"
Como fue mencionado anteriormente, la aparición de este ángel es con
una autoridad de tal naturaleza que podríamos señalar que se trata de un
superior jerárquico a los otros cuatro ángeles. En el Apocalipsis del
comandante de las huestes angélicas es llamado de Miguel, que no es otro
que el propio Señor Jesucristo.[18]
Los ángeles mencionados en este versículo no tienen poder en sí
mismos para hacer daño a la tierra y al mar. Todo poder que detentan es
recibido por parte de Dios, a quien le pertenece el juicio y el destino de
cada criatura sobre la tierra. La historia de este mundo no está en las
manos de algún ser creado, ni en las de los ángeles ni en las de los seres
humanos, por más poderosos que éstos parezcan. Tampoco son las fuerzas
ciegas de la naturaleza las que determinarán el destino de la humanidad. El
principio bíblico es claro: Dios tiene el control de los acontecimientos y
él cumplirá sus propósitos más allá de los deseos o la voluntad de los
seres humanos.

"diciendo: No hagáis daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles"
El mensaje de este ángel contiene un urgente sentido imperativo. El
lector puede percibir que los cuatro ángeles, en los cuatro ángulos de la
tierra, han estado a punto de soltar los vientos que atraería toda clase de
eventos destructivos sobre la humanidad. Y en el último momento, antes de
efectuarse el dramático desenlace, aparece el ángel que exclama con una voz
potente: "No hagáis daño, ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles". No
es que hay un cambio definitivo en el curso de los acontecimientos, solo se
trata de una breve postergación. El tiempo suficiente para que sean
sellados los siervos de Dios. Se trata de un intervalo en el que el mundo
es librado de terribles eventos destructivos a causa de los hijos de Dios.
Los santos a ser sellados proporcionan un tiempo mayor de gracia para que
los hombres puedan arrepentirse y reciban también el sello de Dios. Se
trata de una extensión final de la gracia divina, propiciada por la
misericordia de Dios para con la raza humana.
En relación con no hacer daño a los árboles, cuya mención resulta al
menos curiosa, al lado de palabras tan abarcantes como tierra y mar,
Doukhan realiza el siguiente comentario:
La estructura quiásmica (ABA´) del anuncio de los ángeles identifica a
los sobrevivientes. La primera sección (A) no hiere la tierra, el mar
ni los árboles (Apoc 7:1) La segunda acción (B) amenaza la tierra y el
mar (vers. 2). Y la tercera acción (A´) nuevamente nos hiere la
tierra, el mar y los árboles. El centro del quiasmo revela el elemento
de la naturaleza evitado por los vientos. La orden explícitamente
limita la destrucción de la tierra y del mar, que representa toda la
tierra. Los árboles son los únicos sobrevivientes del desastre. El
texto ya insinúa, en el nivel sintáctico, su carácter excepcional. En
la primera acción, que introduce las otras dos, la palabra griega para
"árbol" recibe una declinación diferente de las otras dos palabras
"tierra" y "mar", aunque cada una está precedida por la misma
preposición griega, "Árbol" está en acusativo, en tanto que las
palabras "tierra" y "mar" están en genitivo. Esta diferencia sugiere
que los vientos se comportan diferente con la tierra y el mar que con
los árboles. Estas indicaciones estilísticas y sintácticas ayudan a
distinguir los árboles de los demás elementos, al ser apartados. Los
árboles representan la persistencia. Sus raíces, que se entierran
profundamente, los protegen de los vientos. En la Biblia, los árboles
simbolizan a los justos (Sl. 1:3; Je. 17:8), en tanto que la paja, que
es fácilmente llevada por el viento, representa a los impíos (Sl 1:4;
Jo 21:18). Debemos entender el hecho de que el ángel salvaguarda los
árboles como una protección divina de los justos. Pero, curiosamente,
los árboles/justos no le deben la salvación a la fortaleza de sus
raíces. Su supervivencia es un don de lo Alto. Un ángel del este –la
dirección simbólica del sol que trae vida y luz; el jardín del Edén
(Gn 2:8), el humano libertador, el rey Ciro (Isa. 41:2); y el mismo
Dios que salva (Eze. 43:2)- marca sus frentes con un sello.[19]

"Hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro
Dios"
En contraste con otros sellos del Apocalipsis que eran portadores de
la muerte, este es el sello de la vida (Ap 7:2). Los otros sellos
anunciaban juicio y destrucción. Este denota salvación y creación. Los
otros sellos garantizaban la confidencialidad de un documento, pero este
indica propiedad. Así es también para los que llevan el sello. Ellos
constituyen una entidad espiritual.
El hecho que este sello sea colocado en la frente representa que está
asociado con las convicciones más profundas y tiene que ver con el
carácter, con lo que la persona es en realidad.[20] Siendo que una de las
más importantes dimensiones de la persona humana tiene que ver con su
relación con Dios, la adoración ocupa un lugar fundamental en esa relación.
El hombre se ve en la disyuntiva de adorar a Dios según su propio parecer o
los dictados de su propia conciencia, o de adorarlo conforme a las
exigencias de Dios, reveladas en su Palabra. Esto, por supuesto, incluye
la observancia del sábado como día del Señor. Goldstein lo enfatiza de la
siguiente manera:
El remanente de hoy, por ejemplo, reposa el séptimo día, sábado. Pero
ahora, junto con reconocer que el sábado es un símbolo del Señor como
Creador, Redentor y Santificador, los adventistas saben que en la
prueba fmal de lealtad a Dios anterior a la segunda venida, el sábado
constituirá, además, el sello de Dios en contraposición a la marca de
la bestia. El sábado sigue siendo todo lo que ha significado para el
remanente en épocas anteriores, sólo que ahora lo es en mayor grado.
Al aferrarse al sábado, la iglesia remanente -lejos de haber inventado
algo nuevo- está, como Israel, adhiriéndose a la luz que se originó en
el Edén.[21]

La aplicación en el contexto actual
Nuestro estudio tiene aplicaciones para el contexto en el que vivimos.
Entre las principales tenemos las siguientes:
1. Dios está en el control de los eventos. La historia no es el
resultado de las decisiones del hombre, sino que claramente Dios
está en el timón y llevará los acontecimientos a la plena
conformidad con su voluntad. Eso nos debe llevar a confiar en su
dirección para nuestra vida.
2. El hecho que Dios desea sellar a sus hijos como su pertenencia nos
debe llevar a la decisión de entregarle plenamente nuestra vida y
no darle un corazón dividido. La entrega debe ser total.
3. El ángel que clama para que los vientos no se desaten sobre la
tierra es nuestro Señor Jesús, quien es el protagonista central de
los acontecimientos. Debemos reconocerlo cada día como nuestro
Creador, Redentor y también sustentador.
4. El sello en las frentes indica una estrecha conexión con nuestro yo
más profundo, con nuestro carácter. La obediencia a Dios no debe
ser únicamente externa, sino que nuestro interior debe ir
renovándose cada día para que nuestro exterior, es decir nuestro
testimonio cristiano, pueda fluir de modo auténtico hacia quienes
nos rodean.
5. La voluntad de Dios finalmente se hará realidad en la historia
humana, lo que nos debe hacer reflexionar en la realidad del gran
conflicto y la certeza que su desenlace final es favorable para
Dios y sus hijos, lo que debe llevarnos a vivir con esa esperanza
real en el corazón.
6. Este sellamiento de personas en el Nuevo Testamento denota
identificación de quienes son pueblo fiel a Dios. El sellamiento es
algo que sucede cuando una persona va a Cristo. Debemos orar cada
día para ser sellados por el Espíritu Santo prometido por Dios.
7. Estar sellado con el sello del Espíritu Santo es la señal de un
cristiano genuino que pertenece a Dios y la señal de certeza de la
salvación.
Conclusión
El mensaje contenido en Apocalipsis 7:2,3 es de real importancia para
la iglesia. Nos muestra la realidad de un Dios que conduce los
acontecimientos encaminándolos hacia el momento glorioso de la venida de
Cristo. También nos invita a reflexionar acerca de los momentos solemnes en
que estamos viviendo, en el cual Dios estará identificando a quienes son
realmente su pueblo, a través de un sello que será grabado de modo
indeleble en su carácter, y que significa una identificación total con la
voluntad de Dios, y el estar dispuestos a obedecerla, aun en las
circunstancias más terribles que uno pueda imaginar. Solo quienes reciban
el sello de Dios en sus frentes, podrán estar en pie cuando se desaten los
acontecimientos descritos en el sexto sello.




Bibliografía
Carballosa, Evis L. Apocalipsis, la consumación del plan eterno de Dios.
Michigan: Editorial Portavoz, 1997.
Doukhan, Jacques B. Secretos del Apocalipsis, un vistazo judío al
Apocalipsis. Bogotá: Asociación Publicadora Interamericana GEMA
Editores, 2008.
Goldstein, Clifford. El remanente ¿Realidad bíblica o ilusión sin base?
Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.
LaRondelle, Hans K. Chariots of Salvation: The Biblical Drama of Armageddon
Washington DC: Review and Herald, 1987.
Maxwell, Mervyn C. Apocalipsis: sus revelaciones. Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1991.
Nichol, Francis D, ed. Comentario Bíblico Adventista, trad. Víctor Ampuero
Matta Boise: Publicaciones Interamericanas, 1978.
Stefanovic, Ranko. La revelación de Jesucristo, comentario del libro de
Apocalipsis. Michigan: Andrews University Press, 2013.
Tucker, Mike. Jesús, el héroe del Apocalipsis para los jóvenes. Bogotá:
Asociación Publicadora Interamericana GEMA Editores, 2008.
Veloso, Mario. Apocalipsis y el fin del mundo, fe para enfrentar la crisis
final. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999.
Vicuña, Máximo. Interpretación histórica del libro de Apocalipsis, lo que
todo cristiano debe saber antes del fin. Lima: Ediciones y
Producciones Unión, 2000.
White, Elena de. Historia de la Redención. Buenos Aires: Asociación Casa
Editora Sudamericana, 1981.
-----------------------
[1] Estos escritores son Justino Mártir, en Roma (c. 100-c. 165 d. C.,
Diálogo con Trifón 81); Ireneo de Lyon (c. 130-c. 202 d. C., Contra
herejías iv. 20. 11); Tertuliano, en Cartago (c. 160-c. 240 c. d. C., Sobre
prescripciones contra los herejes 36); Hipólito, de Roma (m.c. 235 d. C.,
Tratado sobre Cristo y el anticristo xxxvi), y Clemente de Alejandría (m.
c. 220 d. C., ¿Quién es el rico que se salvará? xlii). Comentario Bíblico
Adventista, tomo 7, 734.
[2] Juan Carlos Cevallos, Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 24: 1, 2 y
3 Juan, Apocalipsis. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2009), 108.
[3] Cevallos sostiene: "Es posible que el mensajero que llevó el escrito
comenzara su viaje en Éfeso, continuó en dirección hacia el norte pasando
por Esmirna y Pérgamo, girando luego hacia el este para pasar por Tiatira,
Sardis, Filadelfia, y terminó su recorrido en Laodicea." Ibid, 112
[4] Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, 739.
[5] Ibid, 738.
[6] Ricardo Foulkes, El Apocalipsis de San Juan (Buenos Aires: Nueva
Creación, 1989), 72–73.
[7] Justo Gonzales, Historia del cristianismo, tomo 1. (Miami: Editorial
Unilit, 1994), 54.
[8] Ibid.
[9] Comentario Bíblico Adventista, ed. Francis D. Nichol, trad. Víctor
Ampuero Matta (Boise: Publicaciones Interamericanas, 1978), 7:744.

[10] Ricardo Foulkes, El Apocalipsis de San Juan (Buenos Aires: Nueva
Creación, 1989), 90–91.
[11] Ranko Stefanovic. La revelación de Jesucristo: Comentario del libro de
Apocalipsis (Berrien Springs: Andrews University Press, 2013), 265.
[12] Ibid.
[13] Hans K. LaRondelle. Chariots of Salvation: The Biblical Drama of
Armageddon (Washington DC: Review and Herald, 1987), 171.
[14] Comentario Bíblico Adventista, ed. Francis D. Nichol, trad. Víctor
Ampuero Matta (Boise: Publicaciones Interamericanas, 1978), 7:798.
[15] Jacques B. Doukhan. Secretos del Apocalipsis, un vistazo judío al
Apocalipsis. (Bogotá: Asociación Publicadora Interamericana GEMA Editores,
2008), 70.
[16] Ibid.
[17] Ibid.
[18] Elena de White. Historia de la Redención (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1981), 213.
[19] Doukhan, 69.
[20] Comentario Bíblico Adventista, ed. Francis D. Nichol, trad. Víctor
Ampuero Matta (Boise: Publicaciones Interamericanas, 1978), 7:798.
[21] Clifford Goldstein. El remanente ¿Realidad bíblica o ilusión sin base?
(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 91.
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