El sector minero en Neiva y su provincia en el siglo XVIII en Historia Comprehensiva de Neiva. 2012.

Share Embed


Descripción

El sector minero en Neiva y su provincia en el siglo xviii James Vladimir Torres Moreno

Universidad Nacional de Colombia el oro, que es el nervio de este reino1

El desarrollo de la minería de aluvión en el Nuevo Reino de Granada se constituye en uno de los aspectos más importantes de la estructura económica de la sociedad colonial. Si bien la escala de la producción de oro no se compara con la producción argentífera de México y Perú, esa minería animó otro conjunto de actividades económicas y se constituyó pronto en el renglón más dinámico de la economía virreinal. Los grandes centros mineros para el siglo xviii estuvieron concentrados en el occidente del reino: Chocó, Barbacoas, Popayán y Antioquia. En el oriente, a pesar que el oro era de mejor ley, la producción fue francamente pequeña.2 Pese a esta situación, o tal vez por eso, el examen del sector minero en la provincia de Neiva permite, por una parte, analizar el oro en una economía en que la colocación interregional de productos agropecuarios era la base económica 1

2

Esta bella expresión fue utilizada en 1798 por el superintendente de la Casa de Moneda de Santafé en su respuesta a una propuesta de Juan José D’élhuyar. Se encuentra en la Biblioteca Luís Ángel Arango, Sala Raros y Manuscritos, Archivo Histórico de la Casa de la Moneda, signatura Sb 0520. Sobre la ley del oro en las distintas regiones mineras véase Torres Moreno, James Vladimir, “Oferta monetaria, tasas de interés y desempeño económico en Nueva Granada durante la segunda mitad del siglo xviii”, en Bonilla, Heraclio, director, Informe final de investigación “Circulación y producción de oro en Colombia y Brasil”, Bogotá, División de Investigación, Universidad Nacional de Colombia, 2012.

518

Historia Comprehensiva de Neiva

y, por otra, evaluar hasta qué punto la minería pudo haber sido estratégica en el conjunto de inversiones regionales. En otras palabras, la experiencia de Neiva es una oportunidad para analizar una economía colonial en la cual la economía minera, en términos del producto global, no era predominante. En estas condiciones, la presente investigación busca avanzar en el conocimiento que se tiene sobre la minería en la provincia planteando algunas hipótesis de trabajo para identificar el impacto del sector en el desarrollo económico de la ciudad y su provincia. Las páginas que siguen son un adelanto de una investigación más detallada y abordarían la producción, los eslabonamientos y el oro como medio de pago. Sobre el primer aspecto, se busca determinar la naturaleza y el tamaño de los factores de producción y el valor total de metal amarillo producido en la provincia. Sobre los eslabonamientos, se propone evaluar cuantitativa y cualitativamente los eslabonamientos hacia adelante, hacia atrás, de consumo y fiscales de la minería aurífera. Este es quizá el punto más pertinente para la historia de Neiva puesto que la villa disfrutó, a no dudarlo, de parte de esos eslabonamientos. El tercer punto es muy interesante pues, como se sabe, hablar de oro en polvo es hablar de medio de cambio. En ese sentido, la investigación se propone analizar el funcionamiento del oro en polvo como moneda abordando tres variables: el stock, la velocidad de circulación y los costos de transacción derivados de la utilización monetaria del metal amarillo. El análisis permitirá conocer los mecanismos mediante los cuales el oro, a lo largo de su proceso de circulación, permitió afrontar la escasez de moneda acuñada, escasez que caracteriza a algunas economías preindustriales. Se analizarán las tres zonas principales de extracción: en el norte, alrededor del río Saldaña, en el centro-sur de la provincia a lo largo del alto Magdalena y sus tributarios y el sur occidente en la región de los Paeces. Las tres experiencias presentan importantes diferencias que serán puntualizadas. Como se plantea, la investigación busca un tratamiento del problema con un uso intensivo de la estadística y de la teoría económica. En ese sentido, y antes que el lector nos pregunte sobre el conocimiento acumulado hasta la fecha, podemos señalar que las investigaciones sobre la economía de la ciudad y de la provincia en particular son bastante descriptivos y presentan muy poco análisis desde la teoría económica. Aunque diversas cifras están disponibles, la mayoría de trabajos se han concentrado en un análisis cualitativo de otros sectores económicos y solo dedican a la minería algunas líneas.3 De hecho, Robert West sintetizó muy bien la perspectiva 3

Soulodre-La France, Reneé, Región e Imperio. El Tolima grande y las reformas borbónicas en el siglo xviii. Bogotá, Icanh, 2004; Tovar, Hermes, Grandes empresas agrícolas y ganaderas:

El sector minero en Neiva

519

que varios estudios han repetido con distintos matices: “la importancia de las llanuras del Alto Magdalena durante el periodo colonial residió más en las actividades ganaderas que en la extracción de metales preciosos”.4 La excepción, por cierto, son los valiosos trabajos de Hernán Clavijo de cuyos alcances y limitaciones trataremos en extenso en las siguientes páginas.5 Se espera que la presente investigación anime una pesquisa programática más amplia que lleve a la construcción de indicadores sobre el crecimiento económico más sofisticado como el pib regional, los indicadores de precios y la oferta monetaria.6 El texto se divide en cuatro partes de las cuales esta introducción es la primera. En la segunda, abordaremos el problema de la producción y los pocos números disponibles. En la tercera, estudiaremos los eslabonamientos de esa pequeña minería. Finalmente, presentaremos algunas consideraciones finales.

Los números disponibles

Los

habitantes de Neiva y su provincia se vieron atraídos en distintos episodios de su historia por los minerales contenidos en lo que Robert West identificó como el batolito huilense.7 En ese sentido, una de las preguntas claves del análisis de la evolución de cualquier sector es el comportamiento de su producción en términos físicos y monetarios. La minería ha sido medida sistemáticamente en el contexto colonial a través de documentos fiscales que podemos denominar como las fuentes “clásicas”: los registros de fundición (donde se pagaba el quinto) y la Casa de la Moneda. Jorge Orlando Melo y Anthony McFarlane han recopilado la mayor parte de información utilizando

4

5

6

7

su desarrollo en el siglo xviii, Bogotá, Cooperativa ciec, 1980; Colmenares, Germán, Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Tercer Mundo, 1998. West, Robert, La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial. Edición especial de Cuadernos de Geografía, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2000, pág. 63 Clavijo Ocampo, Hernán, “Economía y conflicto, 1690-1808”, en Tovar Zambrano, Bernardo, director científico, Historia General del Huila, vol. i, Neiva, Gobernación del Departamento del Huila / Academia Huilense de Historia, 1996; “Fisco, cambios económicos y estructura social en la provincia de Neiva 1760-1808”, en Tovar Zambrano, Historia General del Huila; Formación histórica de las élites locales en el Tolima, t. 1, Bogotá, Banco Popular, 1993. Sobre la evolución económica agregada del Nuevo Reino véase Kalmanovitz, Salomón, “El pib de la Nueva Granada en 1800: auge colonial, estancamiento republicano” en Revista de Economía Institucional, vol. 8, n.° 15, 2006. West, La minería de aluvión… pág. 20.

520

Historia Comprehensiva de Neiva

estas dos fuentes.8 Otra fuente alternativa, muy útil para analizar el sector en términos agregados, son las llegadas de metales preciosos americanos España y en particular a los principales centros del comercio trasatlántico europeo (Ámsterdam y Londres).9 Existe un extenso debate sobre el significado las fuentes “clásicas” en el sentido que indicarían más la capacidad fiscal del imperio que la producción de metales. Sin embargo, aquí nos acogemos a la perspectiva que considera que dichos registros son muy útiles para examinar la tendencia del output en el largo plazo.10 ¿Qué podemos decir sobre las fuentes clásicas en el caso de Neiva? En realidad, y como el lector ya lo sospechará, muy poco. De hecho es una de las razones por las cuales esta experiencia resulta interesante. Como se sabe, la provincia de Neiva no tuvo Casa de Fundición por lo que el oro era llevado directamente a la fundición en Santafé o Popayán. Esta situación impide realizar una medición directa de la producción y muestra que la fundición en sí misma no fue rentable y tampoco conocemos iniciativas de mineros o comerciantes que la llevaran a cabo. Las principales cifras disponibles son las que aportan los importantes estudios de Hernán Clavijo quien realiza el único intento, hasta la fecha, de medir la producción de la provincia durante la segunda mitad del siglo xviii.11 Clavijo mide de manera indirecta la producción: a partir de los tributos de los pueblos de indios y del sueldo del gobernador que formalmente debía pagarse con los quintos de oro de la provincia. Sobre los primeros señala que la producción total de los indios sería de un 50% por encima de los tributos para integrar los giros de su “comercio”. Sobre el segundo, el autor lo utiliza como una cota mínima de la producción de los mazamorreros. Aunque interesantes, ambos proxies son deficientes tanto desde el punto de vista documental como desde la perspectiva de la estadística y la teoría económica. Existen una serie de supuestos que se fundamentan más en la intuición que en un argumento complejo. Las interpolaciones de Clavijo no 8

9

10

11

Melo, Jorge Orlando, “Producción de oro y desarrollo económico en el siglo xviii”, en Sobre historia y política, Medellín, La Carreta, 1979; McFarlane, Anthony, Colombia antes de La Independencia, Bogotá, Banco de la República / El Ancora Editores, 1997. Morineau, Michel, Incroyables gazettes et fabuleux métaux, Paris-Cambridge, Maison des Sciences de l’Homme y Cambridge University Press, 1985. Tandeter, Enrique, “The Mining Industry”, en Bulmer-Thomas, Victor et al, eds., The Cambridge Economic History of Latin America, vol. 1. Cambridge, Cambridge University Press, 2006; Marichal, Carlos, “Money, Taxes and Finance”, en Bulmer-Thomas, The Cambridge Economic History. Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” págs. 426-431.

El sector minero en Neiva

521

dan muchas luces sobre la evolución de la variable producción en el tiempo ni mucho menos da unas medidas de dispersión básicas. Igualmente, no queda claro el manejo de algunas cifras ni tampoco los cálculos para concluir que el 75% del oro extraído por los indios va a la Real Hacienda y el resto a los comerciantes. La medición a través del sueldo del gobernador es igualmente deficiente por tratarse de una constante y no de una variable. Del mismo modo, si se asume que el sueldo del gobernador corresponde al 100% del ingreso por quintos esto señala una producción que llegó a los 33.000 castellanos anuales puesto que el quinto era en realidad de 3% luego de 1776 cifras muy superiores a las sugeridas por Clavijo. Con estas precauciones, debemos utilizar otro tipo de proxies muchos más confiables. Iniciemos con una visión estática. Observemos las cifras disponibles para dos años de las Cajas Reales que recolectaban activos por concepto de quintos en el Nuevo Reino. Según estos datos, la caja de Neiva no contabilizaba quintos directamente lo que indica su baja recaudación y el hecho que los comerciantes llevaban el oro de la provincia para quintarlo en otras provincias, lo que a su vez muestra que el sueldo del gobernador no es ciertamente el mejor mecanismo de medición. Analicemos las Cajas de Santafé y Honda pues eran las que más oro de Neiva recibían. Para 1783 y 1789 ambas cajas recibieron entre el 9 y el 14% del oro quintado en el virreinato de los cuales podemos señalar, siguiendo un informe de los oficiales Reales de Santafé, que aproximadamente un cuarto proviene de las zonas mineras de Neiva. En ese sentido, el mismo informe señalaba que: Los lugares y veneros que traen a manifestar sus oros [a esta tesorería] son Girón y su contigua Bucaramanga siendo los de uno y otro terreno de los más subidos quilates pues suelen tener hasta 23 y 2 granos; de la ciudad de los remedios y sus anexos sitios de Cancán y Yolombó; de la Vega de Supía que es de calidad más inferior de todos pues suele bajar a 14 quilates; también se manifiestan de la jurisdicción de Honda y de la de Mariquita siendo estos últimos de casi igual calidad de los de Girón. Ítem vienen otros de la parroquia del Chaparral de las dilatadas jurisdicciones de Ibagué y Tocaima. Últimamente se presentan a quintar en esta tesorería parte de los oros que se sacan de la provincia de Neiva por que otros se quintan en las cajas de Popayán.12

12

Archivo General de la Nación (agn), Bogotá, Sección Archivo Anexo, Fondo Real Hacienda, t. 8, ff. 863v.-864.

522

Historia Comprehensiva de Neiva

Gráfico 1 Oro quintado en la cajas del virreinato de la Nueva Granada, 1783

Fuente: elaboración propia con base en Mora de Tovar, Gilma, “La cuentas de la Real Hacienda y la política fiscal en el Nuevo Reino: materiales para un estudio a fines del siglo xviii”, en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, n.º 1, 1983.

Gráfico 2 Oro quintado en la cajas del virreinato de Santafé, 1789

Fuente: Elaboración propia con base en Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, Fondo Pineda, sig. 487.

El sector minero en Neiva

523

Es decir, Santafé es un buen aproximativo del oro producido por la provincia Neiva. La producción quintada en la Capital virreinal para 1789, era de alrededor de 130.200 pesos de los cuales unos 33.000 pesos provenían de Neiva es decir entre el 1,5% y 4,5% de la producción total de la Nueva Granada. Desconocemos el monto del metal amarillo quintado en Popayán aunque podemos aproximarnos a él con base en tres posibles cotas con respecto al oro registrado en Santafé de 25, 50 y 100%. Así, podemos señalar que la producción total estuvo entre 41.000 y 66.000 pesos anuales. Para observar esta relación de manera mucho más empírica contamos con cifras desagregadas para el trienio 1771-1773. En Santafé se presentaron 46 partidas de quintos oro de Neiva que generaron un total de 1.284 castellanos y en Popayán 1.578 castellanos para un total de 2.863 castellanos y un promedio anual de 954 castellanos.13 Para esa época, el quinto era un 5% de la producción lo que nos da un output total de 51.897 pesos.14 Este trienio nos ayuda a constatar que Popayán en algunos años llega a recibir el 50% de la producción total de la provincia. Para terminar, insistamos en que las cifras del sueldo del gobernador son insuficientes para una medición rigurosa de la producción de oro. En algunos años la cuenta de quintos presenta superávits con respecto a la carga del gobernador pero en otras presenta un fuerte déficit que es cubierto en plata de otros rubros de la provincia.15 Con respecto a los análisis dinámicos, observemos el oro llegado a la Caja Real de Santafé para ser quintado. Hermes Tovar ha recopilado la mayor parte de la información sobre los flujos de oro para esta caja entre 1760 y 1805.16 Según la gráfica publicada por Tovar notamos una fuerte volatilidad de 1761 hasta 1781 y de allí un crecimiento sin alcanzar los valores máximos del periodo anterior peros seguramente con pendiente de regresión lineal importante. Así, podemos concluir que las últimas décadas del siglo xviii fueron de crecimiento moderado. Analicemos la otra parte del problema: el oro de tributos de indios que, al ser oro del Rey, no pagaba quintos y por tanto no está incluido en las cifras anteriores. Existieron dos grandes centros de recolección de tributos en oro: los pueblos de indios de Coyaima-Natagaima y los pueblos de 13 14 15 16

agn, Bogotá, S. Archivo Anexo, F. Real Hacienda, t. 10, f. 472. Más adelante explicaremos el factor de conversión de castellanos a pesos. agn, Bogotá, S. Archivo Anexo, F. Real Hacienda, t. 8, f. 864v. Tovar, Hermes, “La encomienda y la economía colonial colombiana”, en Carmagnani, Marcello et al., editores, Para una historia de América Latina iii: los nudos, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, págs. 135-137.

524

Historia Comprehensiva de Neiva

indios de los paeces. Clavijo ha realizado la mayor síntesis del número de tributarios en la provincia, señalando la existencia en 1760 de “1.014 indios tributarios, 57 indios requinteros y 45 indios reservados para un total de 1.106”.17 Para 1786, según el mismo Clavijo, el número de tributarios se había incrementado a 1.214 incluyendo yanaconas y requinteros. En cuanto al valor total del tributo ya hemos señalado las limitaciones de los cálculos de Clavijo. Veamos cómo podemos aportar al problema. Para construir la gráfica 3 nos hemos basado en la información de las cajas reales de Santafé.18 Hemos tomado en particular las cartas cuentas de fundición, aprovechamientos y de tributos. Formalmente, las tres manejan la misma información con una diferencia importante: la de tributos nos ofrece el total agregado del pago en oro, plata y otros productos. En otras palabras, nos permite observar, para algunos años muy puntuales, la racionalidad de los tributarios en el sentido que nos permite ver composición de su tributo. Igualmente, hemos realizado utilizando mínimos cuadrados ordinarios algunas interpolaciones en años puntuales. Gráfico 3 Tributos en oro pagados por los indios coyaima-natagaima en pesos plata

Fuente: elaboración propia con base en nota al pie 2.

Las cifras de tributos están dadas en castellanos y aquí es importante detenernos en el significado de esta medida. Clavijo utiliza la tasa de cambio oficial (2 pesos=1 castellano) y no lo que podríamos considerar la tasa de 17 18

Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 426. agn, Bogotá, S. Archivo Anexo, F. Real Hacienda, t. 6-28. Para un análisis de las cuentas y estas fuentes adicionales puede verse Muñoz, Edwin, “Estructura del gasto y del ingreso en la Caja Real de Santafé 1803-1815”, en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, vol. 37, n.° 2, 2010.

El sector minero en Neiva

525

cambio “real”. Expliquémonos. Dos pesos era la tarifa oficial con base en la cual la Real hacienda hacía sus cuentas y la tasa alrededor de la cual se cambiaba un castellano de oro en las zonas mineras. Sin embargo, Jorge Orlando Melo19 ha señalado que el factor 2,72 es la mejor tasa de conversión pues es este el cambio final en la Casa de Moneda de un castellano de 22 quilates. El aporte de Melo no solo es importante para medir la producción. La diferencia entre los 2 pesos de la región minera y los 2,72 pesos en la Casa de Moneda era una ganancia adicional de negociar con el oro y era denominada algunas veces por los mismos comerciantes “rendiciones”. La Real Hacienda misma creó un rubro llamado “aprovechamientos”, para contabilizar esas ganancias al recibir los oros a dos pesos castellano y reducirlo a 2,72 en la Casa de la Moneda. Por ejemplo, en 1803, en el “Libro Manual de Entradas”, en la carta cuenta de aprovechamiento, los oficiales anotaban las ganancias que traía para el rey la rendición de los oros en la casa de moneda: “745 pesos en doblones del aumento de 1883 castellanos de oro en polvo de Coyaima”.20 Sin embargo, el precio de compra en las minas que si bien tiende a 2 pesos por un castellano es una variable de la ley. A nivel microeconómico, como hemos venido señalando en una investigación en curso, existió un cálculo al margen en el cual los comerciantes calculaban la tasa de ganancia utilizando la tasa techo de 2,72 y la tasa mínima dada por la ley del oro.21 En otras palabras, mayor ley, mayor rendición en casa de moneda y menor merma. Los comerciantes habían desarrollado distintas estrategias para identificar la ley promedio según la región y las minas. De allí que proliferen los documentos privados sobre la ley de las minas y, por cierto, que en los contratos de notaría se especifique el tipo de oro y las minas estableciendo aumentos en la tasa de interés si el oro proviene de otra región o no rindiere lo que se esperaba.22 19 20 21 22

Melo, “Producción de oro…” pág. 67. agn, Bogotá, S. Archivo Anexo, F. Real Hacienda, t. 25, ff. 317-318. Torres Moreno, “Oferta monetaria, tasas…”. Aquí remitimos a Torres Moreno, “Oferta monetaria, tasas…”. Para información adicional sobre este punto. Sin embargo, veamos dos ejemplos concretos de esta situación. En 1794, Pedro de Herrán, vecino de Chaparral recibió de Juan Antonio Uricoechea uno de los más grandes comerciantes de Santafé la suma de 2.000 pesos en moneda de plata corriente para pagar a 1 año “en especie de oro en polvo limpio y soplado de la mejor calidad del de Chaparral que no baje de20 quilates de ley antes por el contrario ha de mejorar esta clase”. Uricoechea recibió ese oro a 2 pesos el castellano y “ha de ser de cargo del otorgante la pérdida en el caso de que haya merma que no sea conforme a la regular y propia del oro del sitio de Chaparal”. agn, Bogotá, S. Notarías, F. Notaría Segunda de Santafé, t. 185, ff. 308-308v. Francisco de Mejía, vecino de Medellín, recibió del mismo Uricoechea 5.000 pesos en doblones a pagar a 2 años

526

Historia Comprehensiva de Neiva

Así, las cifras están convertidas a 2,72 pesos por castellano. El promedio de recaudo estuvo en unos 5.461 pesos anuales con una baja volatilidad (medida por la desviación estándar de 513 pesos como porcentaje del promedio). A nivel dinámico podemos identificar tres movimientos: uno de caída hasta 1784 debido a los fenómeno encontrados por Clavijo de sublevaciones y epidemias de viruela.23 A partir de 1785, se inicia un movimiento de crecimiento sostenido que se acelera (medido por la pendiente de regresión lineal) en el trienio de 1794-1797 y 1798 inclusive, años en que alcanza el techo de tributación en unos 6.200 pesos. Desde 1800 en adelante se inicia una caída importante incluso llegando a los valores de 1760 dados por Clavijo de 1542 castellanos.24 El crecimiento indica que el oro se había convertido en una fuerte alternativa para el pago del global de los tributos. Sin embargo, a partir de 1800 se nota que el costo de oportunidad de la minería para los indios debió crecer puesto que para los años en que poseemos información el ramo de tributos el oro había bajado su composición en un 20% del total tributado. La constatación de esta especie de crisis de la producción a partir de 1800 se confirma en las representaciones dirigidas a las autoridades de Santafé por los indios y sus capitanes. En 1802, por ejemplo, varios de los capitanes de Coyaima solicitaban una prórroga para la liquidar los tributos pues: “toda la demás gente está tan pobre que ya los oros no se hallan por que las mejores labores se las han lavado tantos ladinos que viven dentro de nuestro pueblo, los mismo que las vegas haciendo rocerías; ya lo más parte parece parroquia que pueblo”.25 Los capitanes recalcaban los largos veranos y la falta de cosechas para conseguir formas alternativas de pago del tributo. Sin embargo, tomemos con tiento las razones expuestas por los capitanes en especial la escasez del oro por la competencia de los libres. Recordemos que, por definición, el medio de cambio (sea moneda metálica u oro) es escaso. En ese sentido, el historiador no debe dejarse impresionar por las denuncias coloniales de falta de numerario o falta de oro sino de establecer el grado de esa escasez y su relación con los precios. De otra parte, las razones de los capitanes

23 24 25

pagando una tasa de interés del 7% anual. Se debe pagar en oro en polvo que “rinda el aumento de su amonedación capaz de cubrir el premio citado [7%] de los dos años” y si acaso rindiese más Uricoechea se comprometía a devolverle el “exceso”. Por el contrario, si rendía menos, Mejía debía a completar el interés acordado. agn, Bogotá, S. Notarías, F. Notaría Segunda de Santafé, t. 204, ff. 143-143v. Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 429. Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 427. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 22, f. 168v.

El sector minero en Neiva

527

nos remiten a dos problemas muy entrelazados entre sí: el fenómeno de los rendimientos decrecientes y el monopolio de los aluviones. El primero se presenta al añadir dosis crecientes de un factor (mano de obra) a dosis contantes de otro (los aluviones) y ha sido subrayado por distintos historiadores al analizar el fenómeno de la minería.26 El segundo indica que los libres y ladinos tenían efectivo control dado por el corregidor de los derechos de propiedad de las minas. Sin embargo, en estos contextos nos parece que el fenómeno de rendimientos decrecientes en la minería de pequeña escala no es decisivo por la oferta elástica de recursos mineros (es decir, se añaden dosis crecientes y no contantes de aluviones). Igualmente, es improbable que los libres y el corregidor hayan tenido los medios legales y de hecho para impedir lavar oro a los indios, en especial a los indios Coyaima que se caracterizaron por su fuerte resistencia frente a su corregidor.27 De otra parte, las quejas de los indios por la presencia de los libres y su impacto sobre la minería venían de más atrás y no se remontan a la crisis de 1800. En 1793, en pleno auge de los tributos de oro, decían que no podían pagar sus tributos “por haber llenado entre el amo corregidor y Parra [su teniente] las minas de ladinos arrendándoles con su autoridad para su propio beneficio”.28 En ese mismo año señalaban en otra representación que “ya no tenemos lo naturales dónde lavar el oro para pagar nuestros tributos por estar lavando los minerales los ladinos contra nuestra voluntad solo por utilizarse el dicho cura y corregidor y los ladinos que son de su parcialidad”.29 Los capitanes, además, recalcaban que el corregidor arrendaba el derecho de extracción a los ladinos en 6 pesos anuales para él y 11 reales para el cura. En estas condiciones, la presencia de otros actores, aunque importante, no pudo ser necesariamente la causa principal de la diminución de la producción de oro por parte de los coyaimas. Podemos lanzar otra hipótesis que remite a un impacto en la productividad física y el influjo que en los precios relativos tuvo la falta de oro. Así, en 1808 de nuevo los capitanes señalaban que: “Ciertamente es caso increíble pero claro a que asegura que se halla el oro tan escaso que apenas hay quien nos lo trueque a veinte 26

27 28 29

Barona, Guido, La maldición de midas en una región del mundo colonial, Popayán 17301830. Cali, Universidad del Valle, 1995; Colmenares, Germán, Historia económica y social de Colombia ii. Popayán una sociedad esclavista, Bogotá, Universidad del Valle / Banco de la República / Colciencias / Tercer Mundo, 1997. Clavijo Ocampo, Formación histórica… págs. 323-335. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 47, f. 994v. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 60, f. 819.

528

Historia Comprehensiva de Neiva

reales el castellano aunque muchos tributarios pagan, infinitos no cumplen. Lo primero porque se ausentan lo segundo porque se hallan pobres y enfermos.”30 La cita anterior nos remite efectivamente a un problema de mercado. El precio de compra en la zona de producción (2,5 pesos por castellano) se acerca a la tasa de cambio final dada por la casa de la moneda (2,72 pesos por castellano) lo que reduce el margen de ganancia en la intermediación. Desde luego, ello coloca en desventaja a los productores agrícolas y comerciantes quienes deben dar más productos por cada unidad de oro que reciben. La falta de oro puede ser explicada por el costo de oportunidad de la minería. El hecho que se paguen más tributos en otra especie indica que los indios les era más rentable entregar en productos agrícolas su tributo cuyos precios están en auge. Sin embargo esta hipótesis debe revisarse con más detalle en investigaciones posteriores. Resumamos. Hemos señalado que la producción hacia 1789 era entre 41.000 y 66.000 pesos a la cual debemos sumar los oros de tributos de los Coyaimas-Natagaima y de los Paeces. Sobre los segundos no hemos logrado encontrar información de la calidad de los primeros. Así, debemos utilizar de las cifras de Clavijo para ese año. La producción, se ubico entre los 51.000 y 66.000 pesos anuales al sumar unos 10.000 pesos de los tributos. Asumiendo tasas de evasión semejantes tendríamos que la provincia produjo entre el 3,3 y el 4,7% de la producción total virreinal.

Los eslabonamientos

Una de las herramientas para analizar el influjo de la minería sobre la

economía de la villa y su provincia son los eslabonamientos que generaba la extracción de metal amarillo. Miguel Urrutia ha realizado un interesante balance sobre los eslabonamientos de los distintos productos transables de la economía colombiana a lo largo de su historia utilizando las directrices teóricas desarrolladas por Albert Hirshamn.31 Según este economista, una de las vías para el crecimiento económico es la presencia de ciertos productos exportables con notables eslabonamientos sobre la economía local.32 La teoría sobre los eslabonamientos, “es un intento por descubrir 30 31

32

agn, Bogotá, S. Colonia, F. Minas (Tolima), t. 4, f. 3. Urrutia, Miguel, “Los eslabonamientos y la historia económica de Colombia”, en Desarrollo y Sociedad, n° 62, 2008. Hirschman, Albert, “Enfoque generalizado del desarrollo por medio de enlaces con

El sector minero en Neiva

529

en detalle cómo una cosa conduce a otra a través de los requerimientos y la influencia del producto básico, desde las instalaciones de transporte y los patrones de asentamiento hasta el establecimiento de nuevas actividades económicas”.33 Existen cuatro tipos de eslabonamientos: hacia adelante, hacia atrás, de consumo y fiscales. Los enlaces hacia atrás “conducen a nueva inversión en instalaciones proveedoras de insumos” y los enlaces hacia delante “conducen a la inversión en instalaciones empleadoras de productos”.34 Los enlaces de consumo, por su parte, son el “mecanismo un tanto indirecto mediante el cual surgen (…) ciertas industrias sustitutivas de importaciones a causa del bien básico”.35 Finalmente, los enlaces fiscales son la capacidad del estado para canalizar la corriente de ingresos de varios sectores derivados del bien básico. Aunque el texto de Urrutia es un aporte muy importante, no consideramos acertada su perspectiva sobre la minería de aluvión como un “típico entable”.36 Nuestro principal punto de desacuerdo con esta posición es la presencia de fuertes enlaces de consumo en la minería de aluvión que, si bien no lo hicieron a la escala del café, condujeron a una serie de externalidades positivas sobre otros sectores. Para mostrar nuestro punto, analicemos el papel de la minería en una economía cuya base económica no es precisamente la minería, si bien utilizaremos el oro como bien básico. Como hemos dicho, las tres zonas de extracción en Neiva difieren en la magnitud de sus factores de producción. La mano de obra imprime quizá el mayor contraste pues tenemos desde la pequeña minería independiente (mazamorreo), pasando por la minería de cuadrilla hasta llegar al empleo de mano de obra “asalariada” (tomineros). Sin embargo, podemos catalogarla como una actividad labor intensiva y las inversiones en capital variaron desde casi cero en el caso de los mazamorreros y a inversiones importantes en los mineros de cuadrilla y los que contrataban tomineros. Analicemos más al detalle las tres variantes de minería. La primera variante es la de los pueblos de indios de Coyaima y Natagaima cuya extracción se concentraba en el río Saldaña y sus afluentes. Existen algunas diferencias fundamentales con aquellas características observadas en los pueblos de indios del Nuevo Reino y de los Andes

33 34 35 36

referencia especial a los productos básicos”, en Trimestre Económico, enero-marzo de 1977. Hirschman, “Enfoque generalizado…” pág. 205. Hirschman, “Enfoque generalizado…” pág. 204. Hirschman, “Enfoque generalizado…” pág. 205. Urrutia, “Los eslabonamientos…” pág. 70.

530

Historia Comprehensiva de Neiva

meridionales.37 En primer lugar, como hemos visto, los coyaimas pagaban sus tributos en oro aunque en algunos casos muy puntuales lo hacían en otros productos y plata. En ese sentido, la ventaja comparativa que tenían en la extracción del oro fue estratégica. En segundo lugar, sus pagos se hacían en montos anuales y no por tercios. La razón de esto era, según el corregidor porque: Es costumbre en dicho partido [de coyaima] dar esperas a los indios para la satisfacción de los respectivos tercios tanto que esta no se verifica hasta nueve o diez meses después de cumplido el tercio en cuyo tiempo pagan ambos tercios de navidad y de San Juan de suerte que uniendo uno y otro hacen dichos indios solo una paga que llaman anual y así sucede que el tercio de navidad del año pasado de 60 y el de san Juan del presente de 61 según la costumbre, no lo puede cobrar en parte hasta el mes de abril o marzo del año próximo venidero de 62 por ser época de lluvia en que sacan sus oros.38

En estas condiciones, y le rogamos al lector lo tenga en cuenta desde ahora, se trataba de una minería estacional. Es decir, solo se trabajaba en época de lluvias. En tercer lugar, la no existencia de tierras de comunidad trabajadas por los mismos indios aunque sí la existencia de varías cofradías.39 En cuarto lugar, el pago se hacía de manera colectiva a través de su capitán, quien debía responder por el tributo de los indios a su cargo, lo que lo constituía una seguridad financiera al corregidor pero era un riesgo para el capitán pues debía cubrir el oro del total de los tributarios así algunos de estos se hubiesen fugado o sencillamente no tuviesen con qué pagar. La recolección y pago del tributo estaba a cargo del corregidor en ambas parcialidades, quien, a su vez, se encargaba de la administración de 37

38 39

La mejor versión analítica de este punto está expuesta por Assadourian, Carlos Sempat, El sistema de la economía colonial, Lima, iep, 1982; “La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial”, en Florescano, Enrique, compilador, Ensayos sobre el desarrollo económico de México y América Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 1979. La Nueva Granada no cuenta con estudios sistemáticos sobre este punto. Para una versión descriptiva véase Bonnett, Diana. Tierra y comunidad: un problema irresuelto. El caso del altiplano cundiboyacense (virreinato de la Nueva Granada) 1750-1800, Bogotá, Icanh, 2002. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 15, f. 327. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 18, f. 926v.: “no se acostumbra a hacer sementeras de comunidad”. En 1792 se señalaba que tenían 15 cofradías de las cuales el cura sacaba ganado para abastecer otras villas. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 52, ff. 993-995.

El sector minero en Neiva

531

justicia. El cálculo del número de tributarios que denominaban “levantar la pesa”, se realizaba en una reunión entre el corregidor, el cura y los 7 capitanes de cada parcialidad.40 Por estos servicios, el corregidor recibía un 5% sobre el total de los tributos y, a partir de 1794, un tomín de plata o 29 maravedíes anuales por tributario.41 Este último incremento se hizo precisamente por lo reducido de ese 5% sobre el total de tributos que para ese año se calculó en 280 pesos sobre un tributo agregado de 5.600 pesos de los cuales se le descontaban además 50 pesos por concepto media anata.42 Como se observa, el salario calculado era francamente marginal y en términos reales era mucho más reducido puesto que los pueblos de indios son “escasos de víveres y en que aún las cosas de primera necesidad cuestan el doble de lo que valen en los lugares de tierra fría por razón de las fábricas, agricultura y comercio que no se conocen en temperamentos cálidos y mucho menos en el retirado valle de Coyaima”.43 No obstante, el corregidor contaba formalmente con otro tipo de mecanismos para obtener ganancias adicionales. El más importante era el famoso reparto de mercancías que consistía en la venta coactiva de mercancías a los indios a precios superiores de los precios de mercado.44 El reparto estaba asociado con otros servicios financieros como el avance de moneda o préstamos para saldar tributos. De hecho, una de las preguntas interesantes que ha desarrollado la historiografía reciente es hasta qué punto el tributo se convirtió en un anexo del reparto de mercancías.45 En el caso de los Coyaima, el control que buscaron ejercer los corregidores fue poco efectivo y se tradujo en una serie de levantamientos que llevaron a la muerte o destierro de varios corregidores y sus asociados.46 De hecho, no hemos encontrado la denotación literal de “reparto” o “repartimiento” para el caso de los indios de la provincia. No obstante, hemos identificado algún comercio entre el corregidor y los “naturales” que 40 41 42 43 44

45 46

agn, Bogotá, S. Colonia, F. Miscelánea, t. 52, f. 931. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 3, f. 822. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 3, f. 822. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 3, f. 822. Golte, Jurgen, “El impacto del reparto de mercancías en al economía colonial de México y Perú a partir de las diferencias de sus sociedades prehispánicas”, en Bonilla, Heraclio, editor, El sistema de la economía colonial, Barcelona, Crítica, 1991; Menegus, Maragarita, El repartimiento forzoso de mercancías en México, Perú y Filipinas, México, Instituto Mora / unam, 2000; Baskes, Jeremy, Indians, Merchants, and Markets: a Reinterpretation of the Repartimiento and Spanish-Indian Economic Relations in Colonial Oaxaca, 1750-1821, Standford, Stanford University Press, 2000. Baskes, Indians, merchants. Clavijo Ocampo, Formación histórica… págs. 324-326.

532

Historia Comprehensiva de Neiva

no tenía muy conformes a estos últimos. En efecto, entre las peticiones de una de las representaciones de los capitanes de 1793 estaba precisamente el “que entre los indios y españoles haya comercio libre a contento de las partes. Que los indios que comercian sus frutos sin que se les castigue como se verifica porque vamos a la villa de purificación”.47 Es decir, por parte del corregidor existía un intento de canalizar la demanda de los indios y excluir a otros oferentes para abastecer las zonas mineras. Igualmente, los corregidores tuvieron otra estrategia financiera en el adelanto de dinero para el tributo: “debiendo estos naturales enterar sus tributos en especie de oro en polvo y cabales, me fue indispensable para no demorar más tiempo su remisión suplirle de mi peculio libra y media de oro y recibir algunos tributos en plata por la dicha especie; de cuya primera cantidad no estoy reintegrado ni tampoco de la de 87 castellanos que suplí a los de Natagaima” Este apalancamiento, por cierto, ayuda a comprender mejor la relación entre las actividades privadas del corregidor y el tributo. Ahora bien, ¿por qué la descripción de las actividades del corregidor es fundamental para el análisis de la minería? Los negocios del corregidor fueron uno de los mecanismos para ampliar artificialmente la demanda de las unidades domésticas y darles incentivos a los indios para ir al mercado.48 Nos abstraemos aquí del debate de que tan “forzado” eran las relaciones entre los tributarios y los corregidores. Nos interesan, en cambio, las consecuencias económicas de esas relaciones. Por ejemplo, para adelantar e introducir moneda de plata y mercancías en las zonas mineras el corregidor debía solicitar préstamos en Santafé o Neiva, lo que alentaba una serie de actividades financieras. El corregidor, por cierto, no era el único que realizaba este tipo de negocios. Los curas, como bien ha señalado Clavijo siguiendo a Basilio de Oviedo, compraban el oro a los feligreses “pagados en plata y a mejor precio que los comerciantes”.49 Los comerciantes y algunos indios ejercían también el cambio de oro por plata. De hecho, Clavijo cita el caso de una india que “trocaba mucho oro por plata y ganado a los indios”.50 Tenemos, entonces, los siguientes mecanismos de intercambio: cuando el oro actúa como medio agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 60, f. 819; Se pueden encontrar muchos datos de ese comercio entre los corregidores y los indios en los inventarios y quejas de estos últimos en el tomo 44 del mismo fondo. 48 La mejor síntesis es la de Assadourian: “el factor más activo e importante de movilización de energía campesina hacia la producción mercantil fue precisamente, un aparato de agentes gubernativos intermedios: los corregidores” en Assadourian, El sistema de la economía… pág. 306. 49 Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 426. 50 Clavijo Ocampo, Formación histórica… pág. 283. 47

El sector minero en Neiva

533

de cambio o cuando este actúa como mercancía. Es posible que una vez hecho el cambio oro-plata, el metal amarillo actúe como medio de pago en la compra de mercancías por parte del cambista. Estos mecanismos indican que la elasticidad del oro en polvo lo hace un sustituto cercano a la moneda aunque con costos de transacción más elevados como la determinación de la ley y la autenticidad del oro al momento de la negociación. Podemos señalar finalmente que cuando el oro actúa como medio de cambio está ejerciendo eslabonamientos hacia atrás en la compra de insumos o eslabonamientos de consumo por la cantidad de mano de obra dedicadas a las labores (un mínimo de 702 tributarios en 1789). Cuando es cambiado como mercancía está ejerciendo eslabonamientos hacia adelante pues estimula actividades financieras y comerciales en Neiva, Santafé y Honda. Analicemos el fenómeno del lado de los tributarios. La minería que estos ejercían era esencialmente para cubrir las obligaciones fiscales. Sin embargo, tenía también una función de ahorro y de consumo. Calculemos estos últimos. Cada tributario debía pagar 6 castellanos al año, es decir, unos 12 pesos al año pues trabajaremos con la tasa de conversión oficial por tratarse de la zona de extracción. Un mazamorrero esclavo trabajando en reales de minas extraía en promedio, según varios comentaristas de la época, 2 tomines diarios.51 Sin embargo, es pertinente señalar que estos eran mazamorreros que trabajaban en minas con cierta capacidad instalada como canalones y sitios ya explorados; estas inversiones pudieron haber incrementado la productividad hasta en un 50% con lo que podemos asumir que los indios extraían entre 2 y 4 reales de plata diarios. Así, para completar el tributo, debían invertir entre 48 y 24 días en la extracción y otra mitad en lavar dicho oro, es decir, entre 96 y 48 días al año. Recordemos que al ser minería estacional se puede realizar la actividad solo 6 meses al año lo que indica que entre el 50% y el 25% del tiempo podía ser invertido para extraer oro ajeno al tributo. Si asumimos la media aritmética de ambos porcentajes, el total del oro extraído que no va al pago de tributos sería del 37%, cifra por debajo del cálculo a mano alzada de Clavijo. Aunque faltaría evaluar la productividad de otros sectores, es claro que la minería constituía una actividad rentable para los indios para atender sus obligaciones fiscales. Tenemos, ahora, una idea más clara de la extracción. Tanto el oro que se extrae para obligaciones fiscales como para ahorro y consumo generan una 51

Vargas, Pedro Fermín, Pensamientos políticos siglos xvii-xviii, Bogotá, Procultura, 1986, págs. 86-87; Silvestre, Francisco, Relación de la provincia de Antioquia, Medellín, Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, 1988, págs. 156-158.

534

Historia Comprehensiva de Neiva

serie de eslabonamientos que ya hemos puntualizado. El tiempo dedicado a su extracción es tiempo que no se puede dedicar a la manutención y fábrica de ropas. Así, independientemente del hecho si los intercambios se hacen en una entrada libre o forzosa al mercado, la minería alimenta otro conjunto de actividades. El ejercicio ideal para analizar los eslabonamientos es la realización de una matriz insumo-producto pero esta la pospondremos para una investigación posterior. Por ahora, concentrémonos en los flujos que ese oro anima en la forma de eslabonamientos de consumo. Dos son las zonas que se benefician principalmente de la venta de víveres y tratos con los “naturales”. En primer lugar, la zona sur de la provincia de Mariquita con los pueblos y villas de Chaparral, el Guamo e Ibagué. En segundo lugar la zonas de influencia de Neiva y Purificación de las cuales ya hemos señalado en parte su alcance. Hacia 1804, el alcalde de Chaparral trató de establecer comercio coactivo cuando obligó a los indios a llevar fierros y pagar visitas sobre trapiches y minas.52 El caso generó un largo pleito de jurisdicciones que llevó a los de Chaparral a retractarse a pesar de contar con el apoyo del corregidor de Mariquita. Sin embargo, el pleito dejó una documentación muy interesante sobre el comercio entre los naturales y los libres de los pueblos del norte. En una de las preguntas por petición de las autoridades de Santafé se mandaba a preguntar que: Digan con especialidad los capitanes y justicias del pueblo según han reclamado a mí muchas veces, si es cierto que los Naturales experimentan con los vecinos de las expresadas parroquias continuos perjuicios atrayendo estos a los naturales para persuadirlos por medio de la bebida en las compras y ventas de sus ganados, trueques y compras de oros y otras negociaciones que después advertidos en el engaño, claman a su corregidor que no puede oírlos por carecer de jurisdicción.53

Todas las respuestas apuntaron a la presencia de un comercio entre los naturales y los vecinos de otras parroquias. En una de las respuestas, uno de los libres señalaba que: Que es cierto que todos los naturales experimentan grave perjuicio con los vecinos de dichas parroquias [ de Chaprral y San Luís del Guamo] 52 53

agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 43, f. 330. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 43, f. 338v.

El sector minero en Neiva

535

pues en las concurrencias a ellas con bebida consiguen engañarlos comprándoles los ganados por unos precios ínfimos, cambiándoles el oro y nunca saben que se les hizo y aún cuando reclamana su corregidor esre no puede hacer cosa alguna por no extenderse su jurisdicción.54

Al menos dos son las características de ese comercio: a). La existencia de un comercio entre ambas parcialidades animadas por el oro y b). Términos de intercambio favorables a los libres. Debemos abstraernos, sin embargo, de las denuncias de embriaguez que constituye uno de los perjuicios atribuidos a los indios por las autoridades coloniales. Es más, es posible que “el grave perjuicio” sea para el corregidor, quien pierde consumidores y no de los indios. En todo caso, lo que nos interesa resaltar es la existencia, in extenso, de esas relaciones comerciales. Antes de finalizar con la experiencia de la extracción de los coyaima es importante resaltar la existencia en la región del río Saldaña de un número elevado de trabajadores independientes blancos y “negros libres” quienes también se dedican a lavar oro. La alianza entre el corregidor y esos sectores fue estratégica para debilitar la capacidad de agencia de los indios aunque no fue del todo efectiva como hemos venido señalando.55 En 1799, en una interesante denuncia de un indio tributario, este señalaba que un negro libre con ayuda del corregidor lo había despojado de su mina y había contratado algunos peones tomineros e iniciado la construcción de una asequía.56 Aunque desconocemos la forma de pago de los tomineros y sus patrones de consumo y ahorro, esta constatación nos conduce a las otras dos variantes mineras que presentó la provincia: el mazamorreo y la minería con mano de obra asaliariada. La minería de los mazamorreros en la provincia tiene características que comparte con las de otras experiencias de mazamorreo en las grandes regiones mineras: una baja inversión en capital pues una batea y una barra bastaban para incursionar en el sector, una notable movilidad geográfica y una variedad en la composición sociológica de los mazamorreros: libres, esclavos que en sus días libres laboraban en los aluviones e indios para el pago de tributos. Quizá la diferencia fundamental con la actividad minera 54 55

56

agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 43, f. 342v. El corregidor tenía fuertes negocios con los libres. Véase: agn, Bogotá, S. Colonia, F. Caciques e indios, t. 43, ff. 500-520; otros documentos relacionados con la deudas de libres y el corregidor en agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 15, ff. 547v-550. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Minas (Tolima), t. 5, f. 562.

536

Historia Comprehensiva de Neiva

de las otras regiones es la presencia en Neiva de una minería de carácter estacional que la relegaba a una actividad de complementación aunque estratégica por la liquidez que generaba. Sin embargo, la poca magnitud de esa minería libre la dejó bien plasmada el gobernador hacia 1787: “Al fin agotado en continuas extracciones del precioso metal, son ya pocos los que se dedican a este trabajo porque su misma escasez no les retribuye el premio competente al sudor que impende o porque otros muchos arbitrios que se han ido entablando los ataren con más fruto y provecho.”57 La minería basada en la contratación de tomineros y pequeñas cuadrillas de esclavos para construir una incipiente capacidad instalada que permitiera el trabajo no solo en época de lluvias, parce haber sido un fenómeno más difundido. Poseemos dos casos de este tipo de minas de los cuales podemos sacar algunas conclusiones. En 1780, hubo un litigio por el registro de una mina en el río Yayá jurisdicción de la ciudad de Neiva.58 Cipriano Sánchez demandaba a Bernardo Murcia con quien se había asociado en la mina para contratar peones tomineros y eventualmente comprar algunos esclavos. Los problemas iniciaron cuando Murcia registró a nombre suyo la mina excluyendo a Sánchez del asunto. Según se lee de ambas posiciones, la primera inversión de la sociedad fue la de realizar varias acequias que permitieran trabajar la mina en distintos periodos del año, pues antes “se apocaba en los veranos”. Al finalizar la primera acequia, Sánchez, quien también era tominero y dueño de los terrenos de la mina, suspendió sus trabajos e inició el pleito cuando se enteró la iniciativa de su socio. Murcia, por su parte, alegaba que los trabajos de su socio habían sido reducidos y que la primera acequia era: “una secuecita tan corta que solo era de agua llovediza, que en no lloviendo no se podía trabajar, ni tampoco tenía herramientas sino una barrita de media vara poco más y mi parte tenía barra y otro compañero en cuya compañía trabajamos (…) para el fomento de la mina se halla mi parte empeñado en cantidad de pesos para herramientas y más costos que son precisos en este ministerio”. Así, dentro del litigio, además de la acequia y de los terrenos, las herramientas aparecen como un elemento importante de pugna. Estas, a pesar que eran bienes de baja inversión, fueron estratégicas para el laboreo al punto que varios aspectos de la querella radicaban en quién llevaba sus 57 58

Citado por Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 430. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Minas (Tolima), t. 4, ff. 902-948. Los párrafos y citas que siguen están basados en dicho expediente.

El sector minero en Neiva

537

propias herramientas. De otra parte, según el mismo Murcia, este abrió la mina a varios mazamorreros independientes para que se uniesen a sus tomineros y le ayudasen en la constitución de nuevas acequias e incluso algunos socavones: “algunos [de los mazamorreros] se han desempeñado por haber hecho algunos topes por ser oro melado y no corrido resultando por este medio beneficio a muchos pobres”. Igualmente, apuntaba que había incentivado a “varios pobres de que laboren en aquella mina permitiéndoles agua y que muchos se han desempeñado por haber hecho algunos topes de oro por ser oro aventurero y poca el agua en el verano”. Entre los proyectos de Murcia estaba no solo la apertura de socavones para complementar las minas de aluvión sino también la adquisición de varios esclavos. Pero para ello necesitaba un importante capital el cual no disponía entre otras cosas por tener altos pasivos “para pagar algunas cantidades por algunos peones para tenerlos seguros en el trabajo de dicha mina”. A pesar de no poder comprar los esclavos, Murcia señalaba que la operación había exigido un capital de dos mil pesos pues la mina solo empezó a rendir luego de 2 años de inversiones, tiempo que no es muy diferente a los casos estudiados por Ann Twinam en Antioquia.59 En todo caso, tanto Sánchez como Murcia señalaban la importante presencia de un grupo numeroso de personas que después de hecha la primera acequia: “ha tomado fama y ha ocurrido mucha gente a trabajar” y “se han aprovechado otras gentes así por las ventas de comestibles como por la utilidad de las minas”. Aunque no conocemos la magnitud del salario de los tomineros y su composición, la alta afluencia a las minas y la importante contratación de libres indicaría una elasticidad en el mercado de mano obra mostrando además que la minería era un fuerte complementaria de ingresos para un grupo relativamente grande de libres. Otro litigio muy interesante muestra los patrones de inversión y los problemas derivados de la operación de las minas.60 Hacia 1801, José Sotomayor, vecino de Neiva, registró una serie de minas de aluvión con acequias en distintas quebradas que desde la jurisdicción del Hobo desembocaban en el río Magdalena. Sotomayor tenía varios tomineros a su servicio pero también una incipiente cuadrilla de varios esclavos. Al año de finalizada la primera acequia, Fernando Méndez, un importante vecino de Neiva, se oponía al registro de la minas de Soto pues estaban afectando el 59

60

Twinam, Ann, Mineros, Comerciantes y labradores: las raíces del espíritu empresarial en Antioquia 1763-1810, Medellín, faes, 1985, pág. 82. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Minas (Tolima), t. 4, ff. 949-975.

538

Historia Comprehensiva de Neiva

suministro de agua para el mantenimiento de sus cacaguales que constaban de más de 25 mi arboles. Igualmente, denunciaba que las familias de los tomineros estaban viviendo en parte de sus tierras además que la iniciativa de Sotomayor había estimulado a otros vecinos de Neiva a iniciar obras de minería y había uno que estaba abriendo un socavón muy cerca de sus tierras. Infortunadamente, ignoramos el desenlace del pleito. De los dos casos anteriores podemos plantear algunas consideraciones sobre el funcionamiento de este tipo de minería. En primer lugar, se basaba extensamente en la contratación de mano de obra libre y la ausencia de inversión en grandes cuadrillas de esclavos. En otras palabras, el trabajo de los tomineros se convirtió en una alternativa para aquellos mineros que no tenían suficiente capital para la adquisición de esclavos. Como corolario de lo anterior, no hubo una asociación estrecha entre minas y haciendas como si sucedió con las cuadrilla mineras de Chaparral que podían llegar hasta a 50 esclavos.61 Sin embargo, según el mismo Clavijo, existieron algunas minas de la zona de Purificación y Ataco donde se presentaron importantes compras de esclavos y donde se presentó “un pequeño auge minero a fines del siglo xviii”.62 Sobre el punto de las cuadrillas habría que evaluar el costo de oportunidad de la implementación de dichos esclavos en minería pues había un atractivo sector agropecuario. En segundo lugar, la fuerte capacidad de atracción que ejercía la minería indica que el sector representaba una importante alternativa a un buen número de libres y sus familias. La contratación de un considerable número de estos trabajadores por parte de los mineros se debe, como hemos señalado, a la falta de fondos para comprar cuadrillas pero también a una compensación de la falta de bienes de capital con dosis crecientes de mano de obra para la construcción de acequias. Esta concentración de mano de obra atraía a su vez a los comerciantes y posiblemente generaron patrones de asentamiento. La tercera característica de esta minería, que comparte con el caso de la minería de los coyaimas, es la estacionalidad de las labores. Finalmente, es importante anotar que el notable interés de vecinos de Neiva por la actividad indica que el sector minero, a pesar de su poca importancia a nivel agregado, fue visto como una alternativa a las inversiones en el sector agropecuario. Para finalizar, analicemos la última zona de extracción: la provincia de Páez. Ubicados en la vertiente occidental de la cordillera oriental, parte 61 62

Clavijo Ocampo, Formación histórica… págs. 254-257 Clavijo Ocampo, Formación histórica… pág. 281.

El sector minero en Neiva

539

de los indios de esa jurisdicción pagaban sus tributos en oro. Sin embargo, en relación con los coyaimas, aquí hubo un importante pago en plata y no en oro. Según los datos de Clavijo,63 en 1804 el monto global ascendió a 4.000 pesos y 600 castellanos para un total (utilizando el factor 2,72) de 1.632 pesos, es decir, un 28% del total tributado. Así, las alternativas para el pago eran mucho mayores y la producción de oro menor que la de los Coyaimas. De hecho, los corregidores hacían distinción entre los pueblos de pueblos de “moneda” y los de “oro”.64 Ahora bien, en líneas generales podemos señalar unas características compartidas por ambas experiencias: un pago anual y pago directo por los capitanes.65 Los pagos anuales se hacían también por el carácter estacional de la minería: “particularmente los pueblos que pagan en especie de oro en polvo que dicen no consiguen lavar todas ocasiones y solo en aquellas en que por ser tiempo de lluvias gozan el beneficio del agua de que generalmente carecen estos territorios”.66 La presencia de tributarios con pago en moneda y otros con pago en oro generó un desequilibrio en el cumplimiento de los tributos y la presentación de las cuentas. De hecho, el principal intento de los gobernadores en se sentido fue la de equiparar en tercios los pagos en los pueblos que pagaban en “´plata numeraria” y los que pagaban en oro en polvo.67 Sin embargo, a los intentos del gobernador los capitanes de Nataga y otros pueblos de la provincia señalaban que “había sido el uso establecido de pagar dichos indios tributarios hasta seis meses de cumplido el año porque de ese modo podían facilitar los oros”.68 Existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre coyaimas y paeces: la recolección de tributos y la administración de justicia de los segundos estaban bajo administración directa del gobernador de Neiva. Infortunadamente, no encontramos información de la misma calidad para analizar las relaciones comerciales de estos pueblos con su corregidor y los pueblos vecinos aunque se puede suponer un nivel más alto de control y tal vez la existencia de repartos de mercancías. Igualmente, debe tenerse en cuenta el notable contacto que tuvieron los paeces con la provincia de Popayán que durante mucho tiempo controló el nombramiento del corregidor de dichos pueblos. 63 64 65 66 67 68

Clavijo Ocampo, “Fisco, cambios económicos…” pág. 429. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 20, ff. 163v-165. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 20, ff. 163v-165. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 20, f. 171. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 20, f. 167. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tributos, t. 20, f. 169.

540

Historia Comprehensiva de Neiva

Consideraciones finales

Al final de este largo texto el lector puede detenerse y preguntarse lo

siguiente: ¿por qué yo, lector, interesado en la economía de la provincia, he de invertir mi tiempo en leer unas líneas dedicadas a un sector que poco aportó a la economía colonial? O mejor aún, ¿por qué debo alejarme tanto de la villa de Neiva para comprender su historia? Pues bien, esperamos clarificar al lector ambos interrogantes en estas consideraciones finales. En primer término, el sector minero fue importante por su posición estratégica en el conjunto de las inversiones. Hemos visto cómo la minería constituía una alternativa que, aunque estacional, estaba abierta para la masa flotante de asalariados y libres que no encontraran colación en las haciendas. En segundo término, sus eslabonamientos influyeron notablemente en las distintas partes de la provincia incluida su capital. Veamos esto brevemente. Ya hemos señalado que es necesario en una investigación posterior para realizar una matriz insumo producto que permita ver los eslabonamientos en números. Sin embargo, hemos esbozado una serie de apreciaciones sobre lo eslabonamientos hacia adelante y hacia atrás. La demanda de insumos quizá no fue tan importante aunque las herramientas constituían un elemento sine quanon del sector. Los eslabonamientos hacia adelante fueron importantes en especial el incentivo que tenía el cambio oro-plata que involucraba varios actores radicados Neiva. Los eslabonamientos de consumo fueron muy importantes pues al tratarse de una minería laborintensiva, con una participación relativamente democrática al conjunto del ingreso, el número de personas dedicadas a las minas demandaban precisamente amplios bienes de consumo que animaron circuitos comerciales importantes. Debemos resaltar que la dotación de factores es muy distinta a la que presenció la minería de Antioquia y Chocó.69 Frente a la primera, la minería de Neiva fue mucho más estacional y la falta de aguas fue una restricción importante. Frente a la segunda, la disponibilidad relativa de libres era mucho mayor y, como ha señalado Adolfo Meisel, ello constituyó una importante consecuencia al desarrollo económico al largo plazo de la costa pacífica.70 Terminemos con los eslabonamientos fiscales: ¿qué pudo hacer el gobierno de Neiva para canalizar los ingresos del sector? En realidad, 69

70

Sharp, William, Slavery on the Spanish Frontier. The Colombian Chocó 1680-1810, Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1976; Twinam, Mineros, Comerciantes. Meisel, Adolfo, Crecimiento, mestizaje y presión fiscal en el virreinato de la Nueva Granada 1761-1800, Cartagena, Centro de Estudios Regionales, 2011, págs. 23-25.

El sector minero en Neiva

541

muy poco. Los oros pagaban sus quintos en otras provincias y buena parte salía a título de pago de tributos para la Caja de Santafé y Popayán, con lo cual fueron otras las regiones las directamente beneficiadas desde un punto de vista fiscal. El pago del gobernador, que se hacía con los oros de la provincia, constituye una inversión estratégica aunque su consumo no pudo animar muchas actividades. Igualmente, se necesitan investigaciones más detalladas para examinar cómo las autoridades de Neiva lograron ejercer presión sobre indios y libres. Sin embargo, las fuerzas del mercado, que ciertamente son más incisivas, lograron que la villa sacara provecho de los “oritos” que se extraían de sus ríos.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.