El Salario Mínimo en México

August 22, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Pobreza, Salarios
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Descripción

El Salario Mínimo en México
"Dale al trabajador su salario antes de que se haya secado el sudor de su frente"
Mahoma

Fernando Álvarez Simán*
En el emblemático marco del Día Internacional del Trabajo, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México Miguel Mancera Espinosa convocó a los empresarios mexicanos, a los líderes sindicales y las instituciones académicas para unificar criterios y conformar un frente para que se debata a nivel nacional la aparición de una nueva política sobre los salarios mínimos; porque para Mancera Espinosa, si estos no mejoran, no habrá más producción nacional.

En la conferencia de prensa donde pidió el debate, añadió también que el gabinete económico de la Ciudad de México trabaja ya en la formulación de una nueva política de salarios; que planteará el tema en la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) y que incluso incluirá el tema en el marco de los derechos conquistados por el Gobierno de la capital de la república y que se consolidará con la Constitución de la Ciudad de México. Se trata de incrementar el nivel de los salarios mínimos en todo el país; para el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México al día de hoy, un hogar mexicano requiere por lo menos cinco salarios mínimos para satisfacer sin problemas las necesidades básicas.

Mancera asegura que con mejores salarios, se eleva la productividad laboral y por ende, se genera una economía más competitiva. Precisa que la existencia de salarios mínimos de bajos niveles genera un "jalón hacia abajo", porque los salarios mínimos afectan al conjunto de la estructura del ingreso. Insistió en que el tema es muy importante porque la población que vive con un salario mínimo en México es aproximadamente del 14 por ciento y que tan solo en el Distrito Federal, está concentrado el nueve por ciento de los trabajadores que reciben el mínimo salarial. Inmediatamente las reacciones no se hicieron esperar y sus opiniones provocaron una lluvia de comentarios a favor y en contra. Estos van desde aquellos que lo acusan de desviar la atención sobre los problemas prioritarios de la capital de la república, quienes apoyan la propuesta y claro está, los que tienen una opinión contraria. Sin embargo, Mancera aprovechó la polémica y precisó que su gobierno, tiene una estrategia que hará que el salario mínimo en la Ciudad de México aumente de gradual hasta llegar de los actuales 67 pesos a los 80 pesos.
Ante las críticas en contra de su propuesta, solicitó el apoyo de todos los sectores sociales, precisó que su propuesta es gradual y que la entregará con todo detalle a la opinión pública finales de este mes.

La historia de los salarios mínimos

Por definición el salario mínimo es la remuneración más baja, legalmente establecida que pueda recibir un trabajador de su empleador. Quienes defienden su implementación afirman que aumenta el nivel de vida de los trabajadores, reduce la pobreza y la desigualdad y ahuyenta los temores de explotación laboral al estar regulado. Los que se oponen a su implementación dicen que cuando se implementa sucede exactamente lo contrario, aumenta la pobreza, el desempleo y en lo general perjudica a las empresas.

El consenso sobre la aparición del salario mínimo es que se originó en la Inglaterra del siglo XIV que como toda Europa emergía de la peste negra; la propagación de esta enfermedad terminó con la vida de un tercio de la población del viejo continente, por lo tanto; existía una grave escasez de mano de obra y en consecuencia los salarios se elevaban constantemente, esto obligó al rey Eduardo III a establecer el primer tope salarial de la historia. Sobre todo, el salario mínimo regulaba el sector textil y fue también el antecedente directo de los contratos colectivos de trabajo que redujeron los conflictos laborales.

La primera ley moderna sobre el salario mínimo se estableció en 1894 en Nueva Zelanda, dos años después la siguió Australia y en el Siglo XXI el primer país en introducirlo fue Gran Bretaña, en Estados Unidos la ley data de 1938. Hoy el 90 por ciento de los países tiene una legislación que reconoce el salario mínimo, en Alemania será legal a partir del primer día del 2015 y otros países aunque no tienen una ley, la regulación está presente en los contratos colectivos de trabajo y en grupos de trabajadores organizados. Incluso algunos países regulan su pago y nivel por día, otros por hora y otros por periodo estacional, otros más determinan su nivel por zona geográfica, como es el caso de México.

Lo que ha estado claro desde siempre en materia de salarios mínimos es que estos afectan a los trabajadores con menos estudios y en actividades poco especializadas. Pero incluso el consenso es que desde cualquier ámbito que se vea, incide en los niveles de pobreza; también existen polémicas entre los expertos en el tema que son los estudiosos de la ciencia económica; algunos están a favor pero otros en contra. Además en el tema se insertan asuntos ideológicos, de gremio por ejemplo los sindicatos y del otro lado, las agrupaciones empresariales.

Las alternativas y las posiciones a favor y en contra

Quienes defienden la existencia de los salarios mínimos afirman que aumenta el nivel de vida de la clase más pobre y vulnerable de la sociedad, estimula el consumo porque existe más dinero en manos de personas de bajos ingresos, elimina los empleos mal pagados, disminuye el costo de los programas de bienestar social del gobierno porque aumenta los ingresos de los estratos sociales más vulnerables, alienta la generación de empleos formales y anima a la gente a unirse a la fuerza de trabajo formal en lugar de buscar el dinero por medios ilegales.

Los que se oponen afirman que fomenta el proteccionismo en el libre mercado porque atenta contra la movilidad laboral, puede causar inflación ya que las empresas tratan de compensar el aumento salarial por decreto aumentando los precios de los bienes que venden, desalienta la productividad y la educación entre las clases sociales más bajas porque ofrece un salario que cubre ciertas necesidades, pero no otorga otro tipo de incentivos, también discrimina a los trabajadores menos calificados o los recién llegados al mercado laboral como los jóvenes porque no los incentiva a continuar preparándose. Atenta también contra el mercado laboral porque obliga a las empresas a trasladarse a otro lugar o país, donde los salarios sean más bajos.

Ante la controversia sobre la implementación o no del salario mínimo, en el mundo se han propuesto distintas alternativas, sobre todo bajo la óptica de encontrar una herramienta que en el modelo económico actual abata la pobreza, llegue hasta la mayor cantidad de trabajadores posible y reduzca los subsidios.

En ese sentido se habla de la implementación de un impuesto denominado "negativo", donde se amplié la base de contribuyentes, donde también cada contribuyente aporte vía impuestos parte de sus ingresos según nivel económico; este impuesto negativo sería el único impuesto y garantizaría que se redujera la carga burocrática para el cobro de impuestos y estos impuestos se distribuyan entre todos los trabajadores de acuerdo al nivel y la especialización del empleo. Con ello no habría salario mínimo y los obstáculos sobre el proteccionismo y la movilidad laboral no existirían y por tanto se incrementaría la productividad. El debate sobre esta alternativa no es nuevo y se habla de ella desde 1968 cuando cientos de economistas americanos abogaron por esta alternativa en una carta enviada al Congreso Americano.

Otra vía es la denominada "ingreso mínimo garantizado", algo parecido al impuesto negativo pero sostenido por los sistemas de seguridad social y además estaría sujeto a ciertas condiciones laborales y a pruebas y supervisiones de las capacidades y aptitudes laborales. Por último, existe la alternativa que representa la "negociación colectiva" donde los empleados agrupados en sindicatos o asociaciones alcanzan con los empleadores acuerdos para regular las condiciones de trabajo referentes a escalas salariales, horas de trabajo, la educación y capacitación, la salud y la seguridad, las horas extraordinarias. El sindicato puede negociar con un solo empleador o puede negociar con un grupo de empresas afines a la actividad laboral, para llegar a un acuerdo amplio que puede tener repercusiones nacionales. Esta última experiencia se practica sobre todo en los países nórdicos.

El Salario Mínimo en México

En México existen cerca de 700 mil trabajadores que ganan el salario mínimo, cumplen jornadas laborales de 40 horas o más con un mínimo actual según la zona geográfica en que se encuentren, el más alto es de 67.2 pesos; en términos reales, este no ha tenido cambios significativos en el ingreso real de los trabajadores desde hace 30 años. Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) el salario mínimo actual debería de ser de 98.7 pesos, tan sólo para mantener el nivel de vida que tenía la población urbana de 1995. En suma lo que no se puede debatir es que los salarios mínimos en México tienen un rezago de 70 años, y una pérdida de más del 50% del poder adquisitivo en 30 años.

Ahora bien, depende de la óptica con que se vea, los 700 mil trabajadores pueden ser muchos o pocos, pero los datos oficiales hablan de que apenas en el 2009, en nuestro país quienes ganaban el mínimo eran solo 380 mil trabajadores, lo que indica que en apenas cinco años, la cifra se ha incrementado 60 por ciento. El asunto es que con las cifras actuales, quienes tienen un salario representan el 35 por ciento de los trabajadores y se concentran en los estados más pobres entre ellos Chiapas.

En ese sentido como toda polémica, en México no puede quitársele ni el componente político ni el ideológico. Por eso quienes abogan por el incremento salarial afirman que esta es una demanda histórica y moral que debe revertirse, pero quienes se oponen afirman que un incremento de los niveles salariales en un país donde la baja productividad está concentrada en zonas geográficas y sectores económicos atrasados, causaría inflación y como efecto final, más desempleo porque encarecería el mercado laboral.

Una y otra parte debate los argumentos de sus detractores, para quienes afirman que el aumento en los salarios causaría más inflación por baja productividad, se les rebate diciendo que en México, la productividad aunque poca todavía comparada con otros países, está en un proceso de crecimiento irreversible y que a pesar de que aumenta, los salarios están estancados.

A quienes defiende la tesis del aumento del salario mínimo se les contesta que la inflación provocada por el aumento, dispararía los indicadores que miden la desigualdad en un país partido en dos o dual; es decir que cuenta con sectores económicos modernos y otros atrasados pero dedicados a las mismas actividades (por ejemplo agricultura tradicional y de riego o hidropónica). En realidad en México, el salario mínimo existe por ley pero a la luz de su comportamiento histórico, en las últimas décadas no ha cumplido con el fin de lograr el bienestar de los trabajadores de menores ingresos en materia económica social, cultural ni para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Las cifras de su regazo hacen evidente este argumento; incluso el gasto social no ha resuelto el problema de la pobreza en México.

Es bueno comenzar a replantear su utilidad y a definir el futuro de esta medida de política económica, lo que las cifras nos plantean es su evidente deterioro, pero no puede negarse que en su momento fijó las bases para que se fijara en el país un tope a los históricos abusos de los empleadores.

En un sentido moral amplio en cualquier país que quiera ser desarrollado no sólo debe importar que la productividad crezca sino que las remuneraciones también lo hagan, pues de ellas depende el bienestar de los trabajadores, que componen la mayoría de la población. Evidentemente la ciencia económica aporta hoy más estrategias de política económica diferentes al salario mínimo y eso puede determinar si prevalezca o no la política del salario mínimo, pero es bienvenido el debate, ojalá y que este se incremente porque esta polémica y los resolutivos que tengan, y ojalá que así sea.
*Docente Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas




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