El Rol de la T. Critica en la Teoria Politica

July 17, 2017 | Autor: Tomás Rodoreda | Categoría: Teoría Política, Teoría Crítica
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Descripción

Ponencia preparada para el XI Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Nacional de Entre Ríos, Paraná, 17 al 20 de julio de 2013

Titulo: El papel de la Teoría Crítica en el ámbito de la Teoría Política

Autores: Lic. Lucia Cicerchia – UNR- [email protected] Tomás Rodoreda – UNR – [email protected] Área Temática: Teoría Política y filosofía política Subárea temática: Teoría política y Teorías sobre el Estado - Filosofía política contemporánea

Resumen: La teoría política – como tradición de discurso – se ha visto, desde comienzos del siglo XX, desafiada por una realidad política nueva. El ingreso de las masas a la esfera pública ha trastocado la forma en que la política era pensada, analizada y explicada. En este marco diversos autores y corrientes de pensamiento han tratado de problematizar esta nueva realidad político-social. El objetivo de la presente ponencia es realizar un estudio exploratorio sobre como el discurso de lo político – de lo teórico político – se ha corporizado en la teoría crítica. Para ello, veremos el surgimiento de la teoría crítica a comienzos de la década de 1920 y ahondaremos en las primeras preocupaciones teóricopolíticas de los pensadores frankfortianos. En primer lugar trataremos de analizar las obras de Franz Neumann y Otto Kirchheimer, para luego dar paso a las obras Claus Offe y Jürgen Habermas.

Introducción La teoría política – como tradición de discurso – se ha visto, desde comienzos del siglo XX, desafiada por una realidad política nueva. El ingreso de las masas a la esfera pública ha trastocado la forma en que la política era pensada, analizada y explicada. En este marco diversos autores y corrientes de pensamiento han tratado de problematizar esta nueva realidad político-social. El objetivo de la presente ponencia es realizar un estudio exploratorio sobre como el discurso de lo político – de lo teórico político – se ha corporizado en la teoría crítica. Para ello, veremos el surgimiento de la teoría crítica a comienzos de la década de 1920 y ahondaremos en las primeras preocupaciones teóricopolíticas de los pensadores frankfortianos. En primer lugar se abordará la Teoría Crítica tratando de indagar sus orígenes y de entender en qué consiste y por qué constituye una crítica teórica. Así mismo se intentará problematizar la relación entre Teoría Política y Teoría Crítica. En segundo lugar se estudiará el pensamiento de algunos exponentes de la Teoría Crítica. Aquí se aludirá, en un primer momento, a las obras de Franz Neumann y Otto Kirchheimer. Se trata de los primeros frankfortianos en reflexionar críticamente a la luz de la Teoría Política. Luego se dará paso a las obras Claus Offe y Jürgen Habermas miembros de la segunda generación de la Teoría Crítica. Luego se expondrán algunas reflexiones tendientes a problematizar las posturas teóricas antes mencionadas. La idea es abrir el debate y dejar espacio a la indagación y a la reflexión crítica.

¿Qué es la Teoría Crítica? En su libro Nunca quise colaborar, Helmut Dubiel se entrevista con el último heredero de la primera generación de la Teoría Crítica 1, el entonces jefe de la Revista de Investigación Social, Leo Löwenthal. En la entrevista mencionada, Löwenthal define a la Teoría Crítica como: “(…) una perspectiva. Por eso siempre me parece un tanto ridículo cuando viene alguien a decirme que tendríamos que organizar un seminario sobre teoría crítica; nunca se demasiado bien que tendría que decir en él” (GORZOBICH, 2005; 44). En verdad, la Teoría Crítica se aproxima más a una visión de mundo que a un universo cerrado, más a una perspectiva de análisis de la sociedad que a un corpus teórico homogéneo. En ese sentido, desde 1924 los trabajos provenientes del Instituto de investigación han sido de los más variados y en esferas diferentes como por ejemplo: trabajos sociológicos, psicológicos, de crítica literaria, de epistemología de las ciencias sociales, entre otros. La esencia de la primera generación de la Teoría Critica se halla en el rescate de los postulados teóricos de Marx, Engels, Kant y Hegel, mayoritariamente. De hecho, al decir de Horkheimer, era necesario replantear esos postulados, debido a que “(…) ya no alcanza para explicar el desarrollo interno de las naciones, como tampoco sus relaciones exteriores.” (HORKHEIMER, 2003; 10). También reconoce que, la filosofía alemana, con la formulación de principios abstractos - de Kant y de Hegel, por ejemplo- , no conduce a otros horizontes sino que demuestra, por distintos lados, que las Ciencias Sociales se han esforzado por parecerse a las Ciencias Naturales. “La teoría crítica busca una unidad genuina de la teoría y la praxis revolucionaria, donde el entendimiento teórico de las contradicciones inherentes en la sociedad existente, obtenido por los explotados, se convierta en una parte constitutiva de su actividad misma de transformación en la sociedad” (BERNSTEIN, 1983; 229).

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Para Medina Echevarría teoría es “(…) un cuerpo de conceptos lógicamente integrados” (MEDINA ECHEVARRIA, 1996). Crítica es un término que alude al análisis o estudio para emitir un juicio. En sentido griego crisis significa separar o decidir.

Aquí se desata, sin pretender conquistar Oriente, el nudo gordiano de la Teoría Critica. ¿Cómo, a partir de las Teorías precedentes podemos generar una Teoría Critica, una teoría emancipadora del género humano? Esa es la razón de ser de la Teoría Critica. Reseña histórica: La Escuela de Frankfurt surgió como una consecuencia lógica ante los acontecimientos que desde la década de los años veinte se iniciaban en Europa. Ya en una fecha tan temprana como 1923, se plantea la necesidad de desarrollar una reflexión global sobre los procesos que consolidan la sociedad burguesa-capitalista y el significado de la teoría ante tal consolidación. Para una correcta sistematización, podríamos dividir la historia de la Teoría Critica en cuatro etapas2:  La primera comprendida entre los años 1923-1924, fecha de su fundación, y en la que el Instituto de Investigación Social se vincula a la Universidad de Frankfurt. La publicación de la Zeitschrift für Sozialforschung, en l932, establece de una manera general la línea de investigaciones de carácter crítico-dialéctico.  Sin embargo, se puede considerar que es a partir de 1932 cuando se puede hablar propiamente de la génesis de la Escuela de Frankfurt con la dirección de Max Horkheimer. Esta segunda etapa coincide con el ascenso del Nazismo. El exilio y la muerte de algunos de sus miembros fundamentales imprime un sesgo que será decisivo en el análisis teórico de la Escuela. No obstante, el contacto con la sociedad norteamericana introduce y consolida el estudio de la sociedad postindustrial y sus estructuras sociopolíticas y culturales. La vuelta de Max Horkheiemer a Alemania en el año l950 cierra esta etapa.  Con la muerte de Adorno en l969 y de Horkheimer en l973, se llevan a cabo las aportaciones teóricas y metodológicas de la Teoría Crítica. Aquí, la conjunción de las técnicas empíricas con la reflexión teórica rompe el tópico de excesiva abstracción con el que se ha tildado a los autores frankfortianos. Los Frankfurter 2

Según López de Lizaga, “La Escuela de Frankfurt es una escuela sin maestros ni discípulos, o una escuela en la que cada generación ha llevado a cabo una ruptura con la anterior” (LOPEZ DE LIZAGA, 2005; 12).

Beiträge zur Soziologie son una buena prueba de ello. Es en esta etapa en la que se escriben las obras fundamentales no sólo de quienes volvieron a Alemania, sino también de quienes permanecen en Estados Unidos como será el caso de Marcuse. La influencia de la Teoría Crítica en los acontecimientos de los años sesenta es innegable y merecería un estudio específico el esclarecimiento de cómo se tomaron conceptos y propuestas características de la Escuela.  Tipificada de una forma convencional, se puede situar en el final de la Teoría Crítica clásica (Horkheimer, Adorno, Marcuse) y el surgimiento de la "segunda generación" o el “segundo paradigma”3 (Jürgen Habermas, Claus Offe, Oscar Negt, Alfred Schmidt y Albrecht Wellmer, preferentemente). Habermas ya había iniciado su colaboración con la Escuela en los años cincuenta. Será a partir de la década de los sesenta cuando con la publicación de Student und Politik, escrito por Habermas y Ludwig von Friedburg, comience el tránsito de la "primera generación" a la "segunda". Los años setenta imprimen un giro nuevo a la temática crítica al introducir paradigmas nuevos a la Teoría Crítica. La obra weberiana nutrirá la investigación social neofrankfurtiana. Y, asimismo, métodos empíricos provenientes de la tradición positivista y funcional-sistémica entran a formar parte de los estudios orientados, sobre todo, al análisis de la sociedad postindustrial y de sus estructuras.

Teoría Crítica o Crítica Teórica4:

El lugar que ocupa la palabra “crítica” en teoría crítica es, en términos gramaticales, el adjetivo calificativo de teoría. La Teoría Critica usa la “crítica” en el mismo sentido que Kant, es decir, como la facultad de la razón en general, con referencia a todos los conocimientos a los que pueda aspirar, “es la posibilidad o imposibilidad de una metafísica

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Al respecto, ver: Walter Benjamin y los dos paradigmas de la teoría crítica, de JOSÉ LUIS LÓPEZ DE LIZAGA (2005). 4 El presente apartado se desprende de reflexiones sobre el texto de VANESSA LARIOS ROBLES, “Teoría Crítica o Critica Teórica”, disponible en la revista de filosofía A Parte Rei.

en general y la determinación de sus fuentes, como de su ámbito o de sus límites” (KANT, 2010). Para la Teoría Crítica, a diferencia del positivismo, el mundo no es un hecho acabado que el sujeto ordena, pues de ser así, se deja de lado el marco social en el cual es claro un completo desorden. La teoría crítica se separa de la teoría tradicional, con respecto a negar que las normas de la sociedad sean naturales y por lo tanto inevitables. Es por esta razón que las teorías tradicionales evitan la emancipación del hombre al afirmar un orden que es inamovible. En este marco, la labor del teórico crítico es la lucha, es transmitir la idea de que las teorías tradicionales sólo tienen el interés de suprimir al hombre y que la Teoría Critica sólo quiere suprimir la injusticia, pues que mejor servicio podría prestar el “intelectual”. A partir de aquí el teórico crítico comienza una labor de crítica teórica, en donde ahora la palabra crítica adquiere la cualidad de verbo. Para producir esa emancipación señalada anteriormente es necesario realizar una crítica teórica a las tradiciones precedentes. En este sentido se puede decir que para lograr la mayor cantidad de conocimientos posibles, a través de una Teoría Crítica, será necesario realizar una crítica teórica. Teoría política en Teoría Crítica: Entender a la teoría política como tradición de discurso – al decir de WOLIN, “como cuerpo de conocimiento heredado”- se señala que han existido diferentes teorías críticas en el seno de la tradición generada por el Instituto de Investigación Social de Frankfurt. La relativa ausencia de análisis políticos en el opus central frankfortiano resulta conspicua si se repasa temáticamente el espectro de problemas sobre los que se centró la labor del instituto desde su creación hasta el comienzo de los años cuarenta 5. De hecho, el eje institucional se refería a los aportes de Erich Fromm sobre reflexiones sociopsicológicas, dejando relegadas las cuestiones de teoría política. Dichas reflexiones otorgaban contenido programático al Instituto de Investigación Social, contenido programático de características 5

Habermas ha distinguido seis núcleos temáticos fundamentales: a) integración de las sociedades postliberales; b) socialización familiar y desarrollo de la identidad personal; c) medios de comunicación y cultura de masas; d) sociopsicología de las protestas sometidas; e) teoría del arte, y f) crítica del positivismo y de la teoría de la ciencia.

interdisciplinarias, tal como deseaba Horkheimer en su discurso de asunción como director del Instituto. Frente a los trabajos sobre filosofía materialista de la cultura de Horkheimer y Adorno, y los enfoques sociopsicológicos de Fromm, los trabajos económicos y jurídico-políticos de Pollock, Neumann y Krichheimer actuaban, al decir de Löwenthal, como contrapeso del enfoque nodal del Instituto. Fuertemente influidos por el contexto de producción, Neumann y Kirchheimer viraron política e intelectualmente arribando a una posición “intermedia entre el escepticismo crítico y un desolado liberalismo” (COLOM GONZALEZ, 1992). Los postulados teóricos del marxismo fueron dejado de lado en gran parte, justamente por “su incapacidad para aportar nuevos rendimientos en el análisis político de las sociedades industriales avanzadas” (COLOM GONZALEZ, 1992). Fueron ellos, Neumann y Kirchheimer, los que contribuyeron a fomentar una cierta sensibilidad en la Institución hacia los temas políticos, si bien estos quedaban relegados en tanto que pertenecían a la superestructura de la sociedad. Este enfoque, diferente al institucional, se sostenía por la militancia que ambos intelectuales han tenido en el movimiento obrero alemán, lo que aproximó su enfoque teórico hacia pautas sustantivamente más empíricas6. A partir de 1937 las obras de Neumann y Kirchheimer cobran relevancia, destacando el papel del Estado y del derecho como elementos de dominación. Sus obras más relevantes fueron Castigo y Estructura social de Kirchheimer y Rusche, y Behemoth de Neumann. Ambos trabajos están enmarcados en la problematización del totalitarismo. En este sentido, “el nacionalsocialismo era para ellos más bien una forma de dominación emancipada de los compromisos jurídicos del Estado liberal. (…) los intereses respectivos de las elites del partido, de los grupos económicos, de la burocracia y del ejercito confluían dependiendo de

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Posiblemente, el texto compilado por Erich Fromm, Obreros y Empleados en vísperas del Tercer Reich, sea la excepción a la mayoría de los trabajos netamente teóricos de la década del treinta del Instituto, ya que en éste se analizan la conciencia, la forma de vida, las actitudes vitales y la estructura psíquica de los obreros y empleados alemanes hacia el final de la República de Weimar.

las condiciones de valorización de un capitalismo monopolista” (COLOM GONZALEZ, 1992). El marxismo, en su función de referente, de sustento teórico de la primera generación no pudo ser retomada en su exacta lectura, sino que debió ser releído y – reconstruido en el caso de Habermas – para que pudiera dar cuenta de los rendimientos críticos y emancipatorios de la teoría como de la propia imagen del sujeto destinatario de su discurso, un sujeto supuestamente en el límite total de la alienación. La segunda generación de la Teoría Crítica La segunda generación – cuyos principales referentes son Claus Offe y Jürgen Habermas – se enmarca en un contexto diferente al de la primera generación. Los totalitarismos han sido dejados de lado – el fin de la Segunda Guerra Mundial acabó con el totalitarismo alemán y el fascismo italiano, mientras que el stalinismo vio su fin con la muerte de Stalin en 1953 – y la posguerra consolidó una nueva forma de pensar el Estado, denominado Welfare State o Estado de Bienestar. El Estado de Bienestar surge con las políticas de Hoover en Estados Unidos como paliativo para la crisis de demanda efectiva de los años 1929/30 y continúa con diversos planes para el período subsiguiente a la Segunda Guerra Mundial. Lo que le da identidad es la estrategia intervencionista al suministrar asistencia y apoyo a los ciudadanos en virtud de sus pretensiones legales. Se trata de una institución que aplica políticas de corte keynesiano especialmente en cuanto a la planificación económica y al pleno empleo. En el contexto histórico de su creación fue su capacidad de regulación política y su fórmula pacificadora lo que han hecho de él la panacea de la historia. En este modelo de Estado los sindicatos adquieren valor y reconocimiento político como balizas articuladoras entre el trabajo y el capital y la ciudadanía cobra un rol activo en la participación de las decisiones políticas con la novedosa incorporación del estudiantado en este proceso. Éste es el escenario en el que Habermas y Offe desarrollan sus aportaciones teóricas. Nutridos por una relectura de Marx y las categorías analíticas weberianas, reformularán críticamente el diagnóstico weberiano sobre la legitimidad legal-racional del Estado Capitalista.

Claus Offe7: Nace en Berlín el 16 de marzo de 1940. Estudia Sociología, Economía y Filosofía en la Universidad de Colonia. Se doctora en la Universidad de Frankfurt donde trabajará bajo la tutela de J. Habermas. Estudia el Estado de Bienestar y postula que éste se halla determinado por las relaciones de intercambio y el concepto de plusvalía, a los que deben sumarse “estructuras extra territoriales” que son relevantes para su funcionamiento. Esas estructuras aluden a relaciones directas de poder económico y político cuya capacidad decisoria es cada día mayor, convirtiéndose en autónomas y controlando las relaciones privadas de intercambio. Ese Estado se caracteriza por la interacción de tres subsistemas: el sistema económico, el sistema político – administrativo y el sistema normativo. Cada uno de los cuales cumple una función tendiente al equilibrio: la intervención estatal se vincula a las demandas específicas para conseguir apoyo y lealtad sin que se resienta su capacidad por mantener servicios regulatorios esenciales e insumos fiscales y evitando que un tipo de problema no se resuelva empeorando el otro. Esto va en relación con el potencial para considerar problemas y sus conflictos resultantes, la sobrecarga de la capacidad para formular planes debido al conflicto político, el buen uso de los recursos fiscales y la racionalidad administrativa. La política social, en parte, es una estrategia social que contribuye a la constitución de la clase obrera; la forma de existencia salario – trabajo no puede preservarse sin planificación social. Nuevamente en este punto juegan un papel importante las relaciones de poder y los conflictos de intereses. El Estado no favorece intereses específicos sino que más bien trata de poner en práctica y garantizar los intereses colectivos de todos los miembros de una sociedad de clases dominada por el capital. La estrategia del Estado de Bienestar se orienta a la adaptabilidad de la fuerza laboral, a la integración transnacional de capital y a contener a los sectores de la economía más vulnerables en el proceso de intercambio. 7

El presente apartado se desprende de reflexiones sobre el texto de OFFE, Claus. (1991.)

Contradicciones en el Estado de Bienestar. Alianza, México.

Los intentos mencionados por estabilizar la forma mercantil por medios políticos y administrativos conducen a varias contradicciones de la sociedad capitalista en las cuales se desempeña el Estado de Bienestar, que pueden derivar en focos de conflicto social y lucha política. Por ejemplo las políticas de reforma del Estado muy a menudo tropiezan con los intereses del capital, esto es el Estado contra el poder y la capacidad de obstrucción de la propia clase capitalista o de las estructuras organizativas de poder tales como la administración pública. A su vez hay que considerar el factor ideológico que deriva de la aceptación que las relaciones de intercambio ya no están dadas naturalmente sino que se crean y expresan mediante las políticas del Estado. Por lo tanto, los que venden su fuerza de trabajo o los dueños del capital descansan en las soluciones políticas como remedio a la contradicción social.

El pensamiento de Jürgen Habermas. Jürgen Habermas nace en Düsseldorf, Alemania, en 1929. Estudia en distintas universidades, se forma en variadas disciplinas y desarrolla su pensamiento en un contexto histórico y político marcado por la reconstrucción de la posguerra, el auge y la posterior caída del estado de bienestar y la creciente complejidad de la sociedad capitalista. El inicio de su vida académica lo encuentra muy cerca de la Escuela de Fránckfort, tal como se denomina al grupo de intelectuales creadores de la Teoría Crítica. Desde 1960 en adelante su obra es material de consulta en el universo de las ciencias sociales por la profundidad de sus análisis y la originalidad de sus aportes. Elabora una producción de contenido político tal como se manifiesta en su teoría de la sociedad con intención práctica en la cual la razón práctico-moral se hace presente en los actos de comunicación. Fundamenta epistemológicamente esta relación en el concepto de emancipación y diseña la noción de acción comunicativa que aplica en su propuesta democrática de un ámbito social de comunicación y discusión libre de coacciones. Desarrolla el modelo de política deliberativa donde cobra relevancia la acción comunicativa. La teoría de la comunicación suministra categorías analíticas que sirven para el entendimiento de la política deliberativa que se apoya en una interacción basada en la

sociedad civil, la formación institucionalizada de la opinión y la voluntad, la creación de un espacio público, la preminencia y reserva de la ley y el comportamiento ético de la ciudadanía entre otros principios. Se deduce también que si bien la razón reside en el lenguaje, el capitalismo somete la racionalidad operando a través de la sustitución de la racionalidad comunicativa por una racionalidad tecnológica. Habermas parte de un concepto de acción comunicativa filosóficamente fundamentado alternativo a la acción estratégica y explica esa contraposición como un problema a solucionar en pos de construir un proyecto democrático tendiente a la emancipación social. La relación entre estos dos tipos de acción es una relación de tensión y un obstáculo para la construcción democrática. La condición necesaria y suficiente para la superación de ese obstáculo, según Habermas, es el ámbito de lo dialógico - discursivo. Crea el concepto esfera pública como espacio para la argumentación y lugar en el cual los individuos procesan su experiencia a través de la comunicación política. Habermas piensa cómo se puede estabilizar un orden democrático en las sociedades modernas. Éstas se constituyen socialmente a través de normas, valores y procesos de entendimiento como así también mediante el sistema de mercado y el sistema burocrático. Pero lo que se observa en ellas es una desigual repartición del poder social. El autor sostiene que siempre ha existido el “mundo de la vida” formado por la cultura, la sociedad y la personalidad pero, a partir de la modernidad, se observa una creciente diferenciación entre esos tres elementos derivada del proceso de racionalización. Hay una acción estratégica que distorsiona, manipula e imposibilita la reproducción de los mundos de la vida y se manifiesta mucho más a partir del advenimiento de los medios masivos de comunicación. La acción estratégica tiene una finalidad consciente que no hace uso original del lenguaje, no sólo hay intencionalidad sino que ella es guiada por reglas racionales. Es propia del actor en solitario; un único sujeto en el que influyen las decisiones realizadas por otros sujetos. Es una acción que calcula racionalmente los medios para lograr el fin. Es propia de estructuras sociales que distorsionan. Es una forma instrumental, teleológica de racionalidad.

Una vez que elabora una teoría crítica de la modernidad a partir del proyecto original, sugiere nuevas vías para reconstruirlo. Propone entonces una teoría de la sociedad planteada en términos de una teoría de la comunicación. Elabora el concepto de acción comunicativa y sus efectos simbólicos para explicar la noción de práctica política. Acción comunicativa es la interacción entre dos sujetos capaces de comunicarse lingüísticamente y de efectuar acciones para establecer una relación interpersonal y así alcanzar el entendimiento racionalmente motivado. Se trata de una acción expresiva apoyada en la intersubjetividad, tiende a la comprensión comunicativa y a la búsqueda de acuerdos. La actitud reflexiva cuyo procedimiento es el discurso tiene como objetivo resolver conflictos de acción a través de medios consensuados. Es la forma más fundamental e integral de racionalidad comunicativa. Para Habermas la comunicación es el más característico fenómeno humano y en él inscribe y en él se afianza la deliberación pública entendida como una práctica política que posibilite la integración y la emancipación social. Este fenómeno se ve deslucido por la racionalidad de fines sostenida sobre la racionalidad instrumental que emana de la eficacia y el poder del estado y del mercado. Algunas Reflexiones El andamiaje conceptual de la Teoría Crítica en la versión de sus primeros teóricos políticos Neumann y Kirchheimer se concentran en los estados de tipo totalitario y en el desafío de generar una tradición de discurso donde no la hay. En cambio, el punto de problematización para Offe es analizar el Estado de Bienestar entendiendo por tal la institución que reproduce

las relaciones de producción atendiendo a las necesidades que no son satisfechas por el mercado. Con respecto a Habermas, es el primero que somete a la propia teoría crítica al análisis mediante un nuevo examen de sus fundamentos epistemológicos. A la hora de comprender el sentido que moviliza a una construcción teórica de la Teoría Crítica, vemos que las condiciones sociales de producción o el contexto de descubrimiento, se presentan como una variable que marca la diferencia específica entre los distintos autores mencionados. La primera generación de la Teoría Crítica influidos por un contexto de regímenes totalitarios, construye sus aproximaciones teóricas en torno a este fenómeno.

Mientras que los últimos autores mencionados desarrollan su pensamiento en la creciente complejidad de las sociedades capitalistas occidentales que propician un escenario histórico y político diferente del que vio nacer a la Teoría Crítica, por lo tanto su objeto de estudio será diferente. Con respecto al marco conceptual, mientras que Neumann, Kirchheimer y Offe proveen una teoría política contextual, Habermas provee categorías analíticas que permiten explicar las relaciones político social entre los actores. Offe, preocupado por la eficacia limitada del Estado de Bienestar, trata de comprender teóricamente esos límites en la construcción política y lo hace a partir de la descripción empírica. Sostiene que la alianza amplia de fuerzas heterogéneas sobre la que se sostiene ese modelo de Estado se desvanece a partir de la aguda recesión económica de la década de 1970. Y también expone las críticas ideológicas a ese modelo de estado. Desde la derecha se le cuestiona que la fuerte carga fiscal y normativa al capital equivale a un desincentivo para la inversión y que el fuerte posicionamiento de los sindicatos equivale a un desincentivo para el trabajo. La crítica de la izquierda para este modelo, es que se trata de un instrumento para estabilizar y no para transformar la sociedad capitalista. En su análisis de la observación empírica, Offe descree del Estado de Bienestar como la respuesta prometedora y permanentemente válida de los problemas sociales y económicos de las economías capitalistas avanzadas (por las contradicciones anteriormente expuestas). Offe reconoce que el Estado de Bienestar se halla en crisis y advierte una posible coalición neo laissez – faire. En este aspecto la descripción de la realidad cede paso a la predicción. Desde la visión de Habermas, la acción comunicativa y la acción estratégica son dos patrones de comportamiento cuyo análisis es inevitable para comprender la modernidad entendida como proceso de racionalización. Mientras que la primera se orienta a la verdad de los enunciados con el fin de lograr consenso, la segunda se juzga por el criterio del éxito y de la eficacia. En este sentido, la acción estratégica se impone con el triunfo del neoliberalismo en la década de 1990, mientras que la acción comunicativa es el pilar sobre el que se construye la discusión racional y pública propia de la representación política. El valor de la teoría habermasiana reside en la construcción de tipos ideales que sirven como modelos explicativos de la realidad.

En el intento de estudiar estos autores a la luz de Weber y Marx, cuyas influencias señaláramos en el inicio de esta ponencia, se toman tres ítems para llevar a cabo una breve interpretación. Con respecto al Estado como institución pública tanto Offe como Habermas lo conciben más próximo a una concepción weberiana sin dejar de reconocer cierta impronta marxista. En cuanto al concepto de praxis revolucionaria, para el caso de Habermas lo revolucionario se encuentra en la capacidad de deliberación pública, que lo que le permitirá la emancipación a la polis. Con respecto a Offe, la conciencia de clase, esencial para la praxis revolucionaria, fue invalidada por el Estado de Bienestar, ya que éste incentivó el compromiso de clase en vez de agudizar las contradicciones entre ellas. En relación con los tipos ideales. Esta construcción metodológica se observa mucho más en la obra de Habermas – acción comunicativa o esfera pública por ejemplo – y esto tiene que ver por la propia característica de esta obra, que constituye en sí mismo una teoría política que ha habilitado a Habermas a ocupar el lugar de un clásico en la tradición de discurso de esa teoría. Lo que queda como interrogante es si la idea fuerza de la teoría crítica en tanto teoría emancipadora del género humano es viable con las herramientas teórico metodológicas brindadas por estos autores. Bibliografía ADORNO, Theodor. (1993.) Introducción a la sociología. Editorial Gedisa, Barcelona. BAUMAN, Zygmund. (1978.) La hermenéutica y las ciencias sociales. Ediciones Nueva Visión, Argentina. BERNSTEIN, Richard. (1983.) La reestructuración de la teoría social y política. Fondo de Cultura Económica, México. COLOM GONZALEZ, Francisco. (1991.) Las caras del Leviatan. Una lectura política de la Teoría Crítica. Anthropos, Barcelona. DILTHEY, Wilhelm. (1944.) El mundo histórico. Fondo de Cultura Económica, México. DUBIEL, Helmut. (1980.) Nunca quise colaborar. Taurus, Madrid.

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