EL ROL DE LA MUJER A LA LUZ DE 1 CORINTIOS 14:34–35

Las limitaciones que el apóstol Pablo impone al ministerio de la mujer contradicen directamente a lo que la sociedad contemporánea define como la igualdad de género. Razón por la que el feminismo secular ignora lo que el Nuevo Testamento dice al respecto. Sin embargo, el feminismo evangélico, en su afán por adaptarse al estándar social sin rechazar las Escrituras, intenta ofrecer explicaciones afines a su contexto cultural. Las diferentes alternativas igualitarias ponen en tela de juicio la autoridad del texto sagrado, al negar la relevancia de 1 Corintios 14:34–35 en base a argumentos históricos y culturales. Lo que en definitiva conlleva a interpretaciones insatisfactorias. Sin embargo, la inerrancia e inspiración de las Escrituras no permiten que un determinado pasaje sea el resultado de la supuesta androginia o contexto cultural de un autor. Las palabras de 1 Corintios 14:34–35 son el producto de la acción divina, y por lo tanto tienen autoridad. Aunque uno comprenda que estos versículos puedan ser controvertidos, y contrarios a lo que el mundo occidental define como igualdad de género, no es razón suficiente para rechazarlos.