El rol de Elena G. White en el desarrollo Doctrinal de la iglesia Adventista del Séptimo Día

July 14, 2017 | Autor: Kevin Paredes Cerna | Categoría: Seventh-day Adventist history, Adventist Studies, Historia Adventista
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Descripción

¿CUAL FUE EL ROL O FUNCIÓN DE ELENA G. WHITE EN EL DESARROLLO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL 7MO DÍA?

Kevin Paredes Cerna
[email protected]
Universidad Peruana Unión, Perú

Introducción
Es sabido que el ministerio de Elena G. White y la historia de la Iglesia Adventista están muy conectados. En 1980 la Asociación General reconoce lo siguiente sobre Elena G. White y su ministerio:
Uno de los regalos del Espíritu Santo es la profecía. Este regalo es una marca distintiva de la iglesia remanente y fue manifestado en el ministerio de Elena G. White.

Su ministerio [Espíritu de Profecía] fue muy significativo en el marco de la organización como iglesia y la formación doctrinal de la misma. Quizás, uno de los temas que nos lleva a la mayoría de las investigaciones del ministerio de Elena de White, ha sido en lo que respecta a su participación e influencia en el desarrollo del Séptimo día doctrinas adventistas.
Esto, sin embargo, ha sido razón para qué muchos críticos manifiesten que las creencias adventistas nacieron en sus visiones o escritos.
En este contexto nace la incógnita sobre: cuál fue el rol o papel que desempeñó Elena G. White durante el periodo de formación doctrinal de la iglesia adventista? Y en este estudio se analizará su rol [desde 1850 en adelante] mediante los siguientes puntos (1) El Santuario Celestial; (2) sábado; (3) la inmortalidad condicional del alma, y (4) la Trinidad.

Elena G. White: organización y establecimiento doctrinal
La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació en un profundo despertar espiritual conocido como el movimiento millerita, se desarrolló como un grupo unido y familiar donde todos compartían la "esperanza bienaventurada" (Tito 2:13), incluso después del gran chasco de 1840, y fue esto principalmente lo que los mantuvo unidos.
Sin embargo, Elena G. White y su esposo Jaime White sabían que este compañerismo y familiaridad debían de unificarse y organizarse para que no se desintegre con el tiempo. Ella hizo claro el hecho de que la religión personal y la religión organizada son los dos lados de una moneda que llamamos "la iglesia".
En los primeros años de la iglesia adventista, la falta de organización condujo a diversos problemas y desilusiones. Surgían desintegraciones en los grupos esparcidos de creyentes, y no existía un método para enfrentar las herejías que causaban divisiones. Es aquí donde nace la gran necesidad de organización y establecimiento de doctrinas distintivas en la iglesia adventista.

Elena G. White y su rol en el desarrollo de establecimiento doctrinal
Como ya se mencionó anteriormente, uno de los temas más controvertidos concernientes al ministerio de Elena de White tiene que ver con su participación e influencia en el desarrollo doctrinal de la iglesia Adventista del Séptimo Día.
En este estudio acerca de la evolución histórica de las doctrinas distintivas del adventismo, veremos el papel de Elena H. White.

El Santuario Celestial
En Marzo de 1845 Owen Russell L. Crosier publicó su primer artículo en "Day-Dawn" que refiere que Jesús comenzó su ministerio en el lugar santísimo del santuario celestial el 22 octubre de 1844.
Ellen White confirmó su enseñanza en 1847: "El Señor [me mostró] en mí en visión, hace más de un año, que el hermano O.R.L. Crosier tenía la verdadera luz, en la purificación del santuario."
Mientras que Elena de White enriquece la comprensión del santuario celestial mediante la identificación de Jesús como nuestro gran Sumo Sacerdote, fueron las exposiciones bíblicas de Crosier las que construyeron los cimientos de esta doctrina.
El sábado
José Bates en 1846 escribió un panfleto titulado The Seventh Day, a Perpetual Sign (El Séptimo día, una Señal Perpetua). Para Bates, el sábado también tenía importancia con el tiempo
del fin, y una gran relación su relación con Jesús.
Elena de White revisó el documento de Bates. Y en abril 1847 dijo que el "sábado haló en su visión", tuvo una demostración visual de Apocalipsis 11:19 y confirmó lo que Bates había publicado. En la visión vio a Jesús, en el Lugar Santísimo, el arca del pacto y los Diez Mandamientos. Como Dios abrió las dos tablas de piedra, ella miró y vio un "halo de gloria" en todo el cuarto mandamiento (el sábado).
La inmortalidad del alma
A demás de la doctrina del doble ministerio de Jesús en el Santuario celestial, del sábado y de la segunda venida, los adventistas "sabatistas" añadirían una última creencia que consideraron una" columna fundamental". Esta cuarta doctrina tenía que ver con la verdadera naturaleza humana.
George Storrs, después de tres años de estudio bíblico intenso llegó a la conclusión en 1840 de que los seres humanos no poseen inmortalidad inherente. La inmortalidad, sostenía, pertenece a aquellos que siguen a Cristo, y, por lo tanto, es condicional. Quienes aceptan a Cristo por fe tendrán la inmortalidad, mientras que quienes lo rechazan siguen siendo mortales.
Aunque Storrs se unió al movimiento millerita en 1842, sus interpretaciones acerca de la
inmortalidad apenas fueron escuchadas, ya que Miller y sus asociados contemplaban al millerismo como un movimiento de una sola doctrina. De hecho, Josías Litch, en abril de 1844
comenzó a publicar un periódico de 32 páginas para oponerse a las ideas de Storrs que llevaba el título "The Anti-Annihilationist" [El antianiquilacionista].
Los tres fundadores del adventismo del séptimo día, Joseph Bates y Jaime y Elena G. de White aceptaron la enseñanza de la inmortalidad condicional.
Elena Harmon llegó a las mismas conclusiones de Storrs utilizando las mismas fuentes, aunque en forma indirecta. Como metodista, se había formado aceptando la idea de la inmortalidad innata, y de un infierno donde se quemaba a la gente por la eternidad.
Pero luego, se dio cuenta de lo bien que encajaba la doctrina de la inmortalidad condicional en filosofía de iglesia adventista y en el resto de las doctrinas. Una vez que lo aceptó, se dio cuenta de lo bien que se integraba en la teología adventista. Según ella nos dice:
"Mi mente ha sido frecuentemente afectada por los esfuerzos para reconciliar la recompensa o el castigo inmediato de los muertos con el innegable hecho de una futura resurrección y un juicio. Si en el momento de la muerte el alma entra en un estado de eterna felicidad o sufrimiento, para que será necesaria la resurrección del miserable cuerpo corruptible? Sin embargo, esta nueva y hermosa creencia me mostró la razón por la cual los escritores inspirados se espaciaron tanto en et tema de la resurrecci6n del cuerpo: porque et ser entero se encontraba durmiendo en la tumba.
En resumen, la inmortalidad condicional armonizaba plenamente con la teología adventista, de acuerdo a la comprensión que los fundadores del sabatismo tengan de las enseñanzas de la Biblia en 1847. Aún más, le serviría de apoyo a las enseñanzas respecto al juicio investigador, tema que sería ampliamente aceptado para fines de la década de 1850.
La trinidad
La iglesia adventista en la actualidad tiene una posición clara sobre la trinidad [Dios Padre-Dios Hijo-Dios Espíritu Santo]:
Dios el Espíritu Eterno desempeñó una parte activa con el Padre y el Hijo en la creación, la encarnación y la redención. Inspiró a los autores de las Escrituras. Infundió poder a la vida de Cristo. Atrae y convence a los seres humanos, y renueva a los que responden y los transforma a la imagen de Dios. Enviado por el Padre y el Hijo para estar siempre con sus hijos, concede dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo y, en armonía con las Escrituras, la guía a toda la verdad.
Hasta hace algunas décadas, los adventistas del séptimo día se habían limitado a emitir declaraciones dogmáticas y teológicas, quedando al margen de un desarrollo sistemático de la doctrina de Dios y la trinidad.
En los adventistas, las declaraciones teológicas más influyentes, sobre la Trinidad, son principalmente de tres clases:
Subordinacionismo temporal: En 1854 J.M. Stephenson argumentó que Cristo había sido engendrado temporalmente por el Padre, Cristo era divino pero no eterno. Otros pioneros adventistas que aceptaron esta enseñanza fueron Jaime White(1821-1889), Jose Bates (1792-1872), Urias Smith (1832-1903), J. N. Waggoner, entre otros.
Rechazo de la doctrina clásica: Esta enseñanza [doctrina clásica] recibió muchas críticas y rechazo por muchos pioneros porque (1) su interpretación era errónea, (2) el término Trinidad no es bíblico, y (3) porque manifestaban que el Espíritu Santo no era una persona sino una influencia impersonal. Otro pionero que se manifestó fue Louborough, quien en 1861 manifestó que Dios es una sola persona y no tres. Sugiriendo así que el Padre y el hijo son la misma persona. Esta confusión en los pioneros, por influencia de filosofías griegas, hizo que surgiera una fuerte corriente antitrinitaria durante las primeras décadas de la historia adventista.
Afirmación de la Trinidad bíblica: A pesar de las anteriores enseñanzas, la mayoría de los pensadores adventistas han creído en la enseñanza bíblicamente revelado de que el Dios cristiano no se circunscribe a la persona del Padre en el cielo, sino también incluye al Jesucristo histórico y al Espíritu Santo como personas divinas.
Pero para llegar a esta última afirmación tuvo que intervenir el Espíritu de Profecía, a través de la persona de Elena G. White. Ella dio el primer paso hacia la afirmación de la Trinidad como una enseñanza bíblica autentica en 1898, ella declaró que en Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra.
Esta declaración no solo descarto el error básico incluido en la cristología (subordinacionismo), sino también el necesario abandono de la doctrina clásica. Y luego, para afirmar más esta enseñanza, ella escribió lo siguiente:
Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo--son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe.
Conclusión
En los primeros años del Movimiento Adventista, el Señor llamó a Elena de White para emitir advertencias y correctivos que ayudaron a los creyentes a evitar los extremos y el fanatismo. Pero Elena G. White nunca inició o formó alguna creencia doctrinal, sino que su función se estuvo enfrascada a la confirmación o clarificación de las creencias o enseñanzas que los estudiosos adventistas proponían.
El papel de la Sra. White fue una bendición para la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Por lo tanto, se concluye lo siguiente con respecto al rol de Elena G. White en la formación doctrinal de la Iglesia Adventismo del Séptimo Día: (1) Sus escritos o declaraciones nunca buscaron dejar de lado a la Biblia, durante el periodo de organización y formación doctrinal; sino que valieron solo para confirmar lo que la Biblia ya decía; (2) su trabajo solo se limitó a reafirmar y corroborar lo investigado, ninguna doctrina adventista nació de su pensamiento propio; (3) Elena G. White aportó con una importante plataforma bíblica para las doctrinas adventistas, y también las encajó en la teología adventista de modo que no existiese incompatibilidad. 
Estas tres contribuciones importantes no sólo dieron fuerza y coherencia al mensaje adventista durante la vida de Elena G. de White, sino que también proporcionan pautas y criterios útiles para futuras mejoras de ese mensaje.


Durante su vida, Elena de White, proporcionó orientación profética a la denominación adventista a través de sus influencias, sermones y numerosos libros y artículos de revistas. Se estima que escribió más de 100.000 páginas de manuscritos durante sus 70 años de ministerio y se dirigió a una amplia variedad de temas e intereses. Ella escribió en muchos temas bíblicos, iglesia, organización y ministerio pastoral, cuestiones de estilo de vida, doctrina, misión, etc.
Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White,( Washington, D.C: Review & Herald Publishing Association, 1998) 182.
Elen G. White. Testimonies, vol. 5, (Washington, D.C: Review & Herald Publishing Association, 1987) 663-665; ver también Early writings, 78.

The official Seventh-day Adventist website about Ellen White and her writings is found at www.whiteestate.org.Se cree y divulga que la iglesia adventista basa sus enseñanzas en los escritos y las visiones de Elena White. Ver http://firmesenlaverdad.com/adventistas/.
Ellen G. White Estate, Periodical articles: the role of the Ellen G. writings in doctrinal matters, 87.
Ibid. 97.
Los errores, entre otros, incluían la fijación de fechas para el regreso de Jesús, el perfeccionismo, el Santuario, el sábado, el diezmo, la inmortalidad del alma, etc. Ver Jaime White, Review & Herald Extra, 21 de Julio, 1851; Elena de White, Primeros escritos,100-101.

O.R.L. Crosier and F. B. Hahn, Day-Dawn published on last page of Ontario Messenger, Mar. 26, 1845.

Ellen G. White to Eli Curtis, Apr. 21, 1847, in [James White], A Word to the "Little Flock" (Brunswick, Maine: James White, 1847), 12.

Joseph Bates, The Seventh Day Sabbath, a perpetual sign, from the beginning to the Entering Into the Gates of the Holy City, According to the Commandment, 21 de Julio, 18846.
Ellen G. White, Testimonies for the Church (Washington, DC: Review and Herald Publishing Association, 1948);1: 75,76.

George Knight, Nuestra identidad (Michigan, Washigton: Review & Herald Publishing Assosiation, 2005) 87.
Ibid, 90.
Elena G. White, Notas bibliograficas de Elena G. White (Hagerstown, Meryland: Review & Herald Publishing Association, 2000), 34.
Beliefs of the Seventh Day Adventist Church, 2012.
Fernando Canale, Handbook of seventh day Adventist Theology (Hagerstown, Meryland: Review & Herald Publishing Association, 2005), 125.
Stephenson, J.M. The atonement, (Rochester, Nueva York: Advent Review, 1854).
Esta enseñanza no recibio mucha atención puesto que Urias Smith y E.J. Waggoner la consideraron compatible con, y no detractora de la plena divinidad de Jesús en quien habita corporalmente toda la plenitude de Cristo. Waggoner, J.N. The atonement, (Oakland, California: Pacific Press Publishing Association, 1844), 44.
Fernando Canale, La doctrina de Dios, 126.
J.N. Louborough, Review & Herald, 05 de Septiembre de 1861.
Elena G. White, Deseado de todas las gentes, (Michigan, Washigton: Review & Herald Publishing Association, 1898),189.
Elena G. White, El Evangelismo, (Michigan, Washigton: Review & Herald Publishing Association, 1898), 129.
Denis Fortin and Jerry Moon, eds. The Ellen G. White Encyclopedia (Hagerstown, MD: Review & Herald Publishing Association, 2013), 1465.



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