El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico / The celtic ritual of severed heads in Iberia: reviewing a historiographical commonplace

August 4, 2017 | Autor: Tomás Aguilera Durán | Categoría: Celtic Studies, Historiography, Iron Age Iberian Peninsula (Archaeology), Beheading
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Descripción

Capítulo 31

vII Simposio sobre los celtíberos

Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones Teruel 2014, I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9, pp. 295-302

El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico Tomás Aguilera Durán*

PARADIgMAS y TÓPICOS

RESUMEN El tema de las cabezas cortadas es uno de los tópicos positivistas más recurrentes de la historiografía celtista española, condicionado por ciertas inercias metodológicas que han llevado a la simplificación del fenómeno y su excesiva focalización en Celtiberia. La revisión crítica de las fuentes literarias, arqueológicas y etnoarqueológicas revelan un panorama más complejo y nuevas posibilidades interpretativas.

ABSTRACT The severed-heads issue is one of the most recurrent positivist topics of the Celtist Spanish historiography, determined by some methodological patterns which bring to the simplification of the subject and its excessive focus on Celtiberia. Critical revision of literary, archaeological and ethnoarchaeological sources reveals a more complex overview and new interpretative possibilities.

PALABRAS CLAvE Hispania prerromana, cabezas cortadas, historiografía.

KEy-WORDS pre-Roman historiography.

Hispania,

severed-heads,

* Departamento de Historia Antigua, Historia Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad Autónoma de Madrid. [email protected].

En cierto modo, puede decirse que el trabajo de M. Alberro (2003-4) suponía la reafirmación terminológica de un tópico de muy largo recorrido, aquél que gira en torno a la idea de que los pueblos celtas mantenían la costumbre generalizada de decapitar al enemigo para conservar y exponer públicamente su cabeza-trofeo. Este autor definía el fenómeno como “paradigma céltico de las cabezas cortadas”, aglutinando toda una serie de elementos literarios, arqueológicos cos de un amplísimo espectro cronológico –entre la Protohistoria y el Medievo– y geográfico –toda la Europa céltica–, lo que, de hecho, ya venía haciéndose un siglo atrás en términos de “rito céltico de las cabezas cortadas” (Reinach, 1913), “exaltación celta de la cabeza” (Lambrechts, 1954) o “culto celta a la cabeza” (Ross, 1967, 61–126). Bajo esta conceptualización, matizada con el tiempo, el tema se ha mantenido como una materia crucial de la historiografía celtista europea, ya fuera de manera monográfica o como capítulo obligado de tratados generales, conservándose prácticamente intactas sus presunciones básicas: la generalización pancéltica del rito, la inherencia esencial del fenómeno en la cultura celta y su dimensión fundamentalmente guerrera. Se parte aquí de la hipótesis de que este paradigma es, en realidad, un verdadero tópico historiográfico. Esto no significa cuestionar la existencia de ritos de decapitación en el mundo celta, sino asumir que gran parte de su entidad como noción cultural y objeto de estudio científico en una serie de ideas preconcebidas que son el resultado de las inercias de su largo devenir historiográfico, y no tanto del análisis razonado de las pruebas históricas (Aguilera, e. p.). Se argumentará que, en el traslado de ese paradigma a la historiografía española sobre el ritualismo en Celtiberia, no sólo se han reproducido los mismos vicios, sino que se han instaurado otros propios; así, la aplicación de un topos en sí mismo artificioso, el uso indiscriminado de fuentes externas al mundo hispano o la tendencia a circunscribir la cuestión al núcleo celtibérico, han condicionado el estudio sobre un fenómeno que debe ser reformulado. Tal realidad sólo puede deducirse desde la revisión crítica de sus diversas fuentes históricas.

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LOS DECAPITADORES y LA CIvILIZACIÓN Como ya he propuesto, creo identificar el origen último del tópico en una vieja concepción antropológica griega por la que se estigmatiza la mutilación y la decapitación como paradigmas de la impiedad barbárica, noción que se insertará tardíamente en la caracterización del bárbaro occidental (Aguilera, e. p.). Es patente en Polibio (II 8; III 18; XXII 12) y Posidonio (Diod. Sic. V 29, 4-5; Str. IV 4, 5), que probablemente se inspiraron en noticias puntuales del ámbito galo luego generalizadas por los autores de época imperial con reconocible tendenciosidad legitimadora. Este sesgo etnocentrista es esencial para entender lo prolijo y arbitrario del uso del tema en las fuentes grecolatinas; por otro lado, su lectura acrítica propiciará la adopción moderna de ciertas preconcepciones antiguas, como la identificación del rito con los pueblos del norte –barbarización del rito– o su asociación con otros estereotipos recurrentes –belicosidad, primitivismo...–. El texto más utilizado para iluminar la existencia de esta práctica en Iberia es el episodio de Diodoro de Sicilia (XIII 57, 2-3) sobre la conquista cartaginesa de Selinunte (409 a. n. e.). En él se dice que los “bárbaros”, tras saquear e incendiar la ciudad y masacrar a mujeres, niños y ancianos, exhibían ristras de manos en torno a sus cuerpos y cabezas empaladas en sus jabalinas. El texto resulta problemático por su tendenciosidad y por su distancia cronológica pero, ante todo, por su imprecisión, ya que en ningún momento especifica quién es el autor de tales atrocidades. Efectivamente, Diodoro nos dice que en el ejército de Aníbal hay mercenarios libios y “de Iberia” (XIII 54, 2), pero nada parece confirmar que con el genérico “bárbaros” se refiera a estos últimos, ya que el término se utiliza durante toda la obra para definir indistintamente a cualquier pueblo no helénico, incluidos los propios cartagineses (XIII 57 y 58; XIV 73, 5) (Anello, 2005). No obstante, los decapitadores de Selinunte siempre han sido automáticamente identificados como hispanos, asociación que se ve reforzada por la alusión a la amputación de manos por atribuirla Estrabón a los lusitanos (III 3, 6). Independientemente de a quien se refiera, lo significativo es que Diodoro no pone ningún empeño en hacer distinciones porque la guerra siciliana está siendo utilizada como mera representación del choque entre la barbarie y la civilización (Anello, 2005, 226); no parece haber una voluntad de descripción etnográfica, sino la caracterización indiscriminada de la idiosincrasia bárbara, sirviéndose para ello de

una amalgama de tópicos recurrentes en la historiografía de su tiempo; a pesar del empeño, difícilmente puede probar la existencia de un rito de decapitación hispano. Otro texto, más raramente manejado, de Valerio Máximo (III 2, 7), relata cómo Retógenes, en el momento crítico del asedio de Numancia, incendia su barrio y ordena a sus ciudadanos a luchar entre sí de dos en dos, decapitando después al caído y arrojándolo a las llamas. De nuevo la contextualización es fundamental. Hay que entenderlo, en primer lugar, desde la explícita intención moralista del autor, la que le lleva a recurrir sistemáticamente a estereotipos sobre la barbarie de estos pueblos, como cuando se explaye en el canibalismo practicado en Numancia y Calagurris (VII 6, 2-3); en general, es parte de la larga tradición de adiciones y exageraciones que adornaron los episodios de asedio hispanos, convirtiéndolos en todo un constructo literario repleto de morbosas recreaciones y retórica aleccionadora (Gómez-Espelosín et al., 1995, 120–121; Jimeno y Torre, 2005, 25–37). Ya se ha planteado convincentemente que podría tratarse de un simple invento del autor o, en todo caso, una reelaboración retórica, que debe entenderse dentro del discurso de la misión civilizadora de Augusto (Domínguez-Monedero, 1994, 111). Resulta ilustrativo, por otro lado, considerar la descripción de prácticas análogas en Iberia perpetradas, en este caso, por romanos. Son célebres los casos de amputación de manos, pero también conocemos un episodio de decapitación masiva, la ordenada por Q. Fabio Máximo Serviliano en las guerras viriáticas (Apian. Iber. 68) (Marco, 2006). Otro caso interesante es la descripción del asedio de Munda del 45 a. n. e. (Bell. Hisp. 32), en la que se afirma que César levantó una empalizada en torno a la ciudad sobre la que colocó las cabezas de los derrotados de cara a la plaza para atemorizar a los asediados, aclarando que ésta era una costumbre gala; curiosamente, tras la derrota, Cneo será apresado y decapitado en Carteia y su cabeza expuesta en Hispalis (Bell. Hisp. 39). Son bien conocidas las prácticas de castigo y sacrificio romanas en las que la decapitación tiene un papel protagonista, tanto práctico como religioso (Voisin, 1984), fenómeno que evidencia el prejuicio cultural que está rigiendo en la tradicional consideración de estas costumbres como algo ajeno al mundo mediterráneo. Más allá de esta reflexión, en lo que concierne a estos episodios

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hispanos, resulta llamativo que nunca se aluda a las supuestas costumbres análogas de los pueblos autóctonos, recalcando incluso su filiación gala; sin demostrar ni refutar nada, ayuda poco a la idea de que la caza de cabezas fuese algo generalizado en Iberia y célebre entre sus observadores.

CRÁNEOS, FOSAS y CLAvOS La búsqueda en la Céltica hispana de los restos físicos del rito se ha mantenido siempre a la sombra de los hallazgos del sur de Galia (Arcelin et al., 1992), donde santuarios como Roquepertuse (Aix-en-Provence), cuyos pórticos fueron preparados para exponer cabezas humanas, habían suscitado ya desde principios del siglo XX un vivo interés por parte de los investigadores (Reinach, 1913). Se consolidaba entonces, desde un planteamiento marcadamente positivista, la noción de rito celta de las cabezas cortadas como concepto cerrado, conocido en las fuentes, arqueológicamente refrendado y culturalmente bien identificado con el mundo celta. Esta idea fue importada a la historiografía española a propósito del hallazgo de cuatro cráneos en Numancia (Soria), que pronto fueron considerados como la demostración de la práctica celtibérica de la caza de cabezas y, por extensión, de la “celticidad” de la Meseta (Taracena, 1943). Mezclados con carbones, escombros y materiales diversos, realmente formaban parte del material de relleno del nivel inferior de un espacio doméstico (Taracena, 1943, 163–164), indefinición contextual a la que se une el desconocimiento de detalles sobre los cráneos, lo que convierte esta interpretación en algo puramente especulativo (Alfayé, 2009, 303310; 2010, 225). Creo que hay que entender el recurso a este topos dentro de la corriente celtista que primaba en la investigación española del momento, tendente a reforzar el carácter indoeuropeo de las culturas peninsulares (Alzola y Sánchez-Moreno, 2011), y que se adivina en este caso en el automático traslado a Celtiberia de las fuentes empleadas por Reinach para el caso galo: los santuarios franceses, el testimonio de Posidonio o la mitología medieval de Irlanda y Gales. En cualquier caso, aquella simplista asociación de Taracena, tanto desde el punto de vista conceptual, como en el uso indiscriminado de fuentes externas, calará hondo en la historiografía arqueológica española (López-Monteagudo, 1987, p. e.).

Un ejemplo reciente de este legado está en el poblado de La Hoya (Álava), en el que varios hallazgos se han interpretado como testimonio del “rito de las cabezas cortadas” en el enclave (Llanos, 2007-8; 2010): un fragmento de bóveda craneal hallado, junto con dos piezas cerámicas, en un edificio difícil de definir, y el esqueleto de un joven decapitado en un nivel de destrucción en el que se documentan varias muertes violentas; estos dos hallazgos, ya en sí mismos inconexos, se relacionaron con las esquemáticas representaciones humanas, descritas como acéfalas, que aparecieron en dos estelas. Resulta difícilmente justificable el análisis conjunto y aislado de estos elementos: en el primer caso, efectivamente, estamos ante algún tipo de depósito ritual, pero el segundo se inscribe en un escenario de conflicto en el que no puede presuponerse ritualidad alguna por el simple hecho de que haya decapitación. Lo cierto es que varios ejemplos conocidos en el resto de la Céltica hispana parecen alejarse bastante de las tópicas conexiones guerreras de Taracena. Es significativo el caso de Garvão (Bajo Alentejo) (Beirâo et al., 1985; Correia, 1996), donde el cráneo de una mujer, con signos de haber sido golpeada y decapitada, fue encontrado en el fondo del depósito votivo de un complejo cultual. Otro hallazgo interesante, éste en La Mesa de Miranda (Ávila), es la inhumación de un cráneo con ajuar cerámico en el nivel fundacional de su necrópolis (Baquedano y Martín-Escorza, 1998, 89– 91). Ambos casos se interpretan razonablemente como el rito fundacional –quizá sacrificial– de un determinado espacio sagrado (Alfayé, 2009, 287-288). Asimismo, conocemos otros depósitos con restos craneales (Fitero (Navarra), Palheiros (Trásos-Montes), Chao Samartín y Campa Torres (Asturias), p. e.) que se localizan en los niveles fundacionales de murallas o estructuras anexas, y sobre los que se sugiere similar sentido propiciatorio, en este caso apotropaico (Alfayé, 2009, 190–191 y 288–293). En realidad, si buscamos en Hispania la prueba arqueológica de un rito guerrero de exposición de cabezas sólo la encontramos por el momento en la zona ibérica catalana. Curiosamente, Taracena sólo mencionaría los cráneos enclavados de Puig Castellar (Barcelona) para restarles importancia (1943, 166), omitiéndose directamente después en los estudios con una perspectiva más marcadamente celtista (López-Monteagudo, 1987); paradójicamente, se puenteaba el área catalana en la búsqueda de una conexión directa entre Galia y Celtiberia.

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En Puig Castellar se encontraron dos cráneos agujereados y otro atravesado por un clavo en la base de la muralla (Sagarra, 1905, 90–91; Campillo, 1976, 318; Pujol, 1979, 269). Tiempo después, aparecerían en Ullastret (Ampurdán) varios restos craneales en un depósito votivo y varios cráneos de varones adultos, con signos de decapitación, enclavamiento, empalamiento y abrasiones dentarias, en diversos espacios públicos y dentro de un silo, en todos los casos asociados a armas y objetos votivos (Campillo, 1976; Pujol, 1979; Rovira, 1999). Mucho se ha especulado sobre su significado concreto: independientemente de que se trate de trofeos o ancestros heroizados, que tenga un sentido punitivo o cultual, es evidente que estamos ante prácticas de un potente contenido simbólico colectivo y connotaciones guerreras; por otro lado, parece fuera de toda duda su vinculación más o menos directa con el fenómeno galo. No son ejemplos aislados, en el área levantina son frecuentes las pruebas de manipulación de restos craneales, pertenecientes a mujeres, varones, niños o ancianos, en contextos y con tratamientos distintos, con lo que nos encontramos ante unas prácticas difíciles de determinar y, ante todo, diversas (Oliver, 2003, 398–404). Especialmente sugestivo es el caso del complejo cultual de La Alcudia (Elche), que albergó dos fosas votivas, una con un cráneo humano y depósito cerámico y otra, más tardía, con cabezas de terracota truncadas del cuerpo de las figurillas originales, lo que fue interpretado como la expresión de un primigenio “culto a la cabeza cortada” progresivamente humanizado, convertido en otro simbólico, figurativo (Ramos, 1970, 43–49). Los hallazgos de Garvão, Ullastret y La Alcudia ya han sido esgrimidos para criticar la focalización celtibérica en el estudio de los ritos decapitatorios (Horn, 2003, 280–289). Ciertamente, un repaso mínimamente crítico y panorámico presenta un escenario poco alentador en lo que al paradigma tradicional se refiere: en la Céltica hispana no hay por el momento pruebas claras que demuestren la existencia de ningún rito de exposición de cabezas, aunque sí ciertas prácticas puntuales de deposición votiva; paradójicamente, es en el noreste ibérico, tradicionalmente excluido desde la perspectiva celtista, donde se revela esa filiación gala de forma más evidente; casos como La Alcudia nos demuestran la complejidad de una cuestión sobre la que interpretaciones y adscripciones culturales cerradas no son en absoluto operativas.

HIERÁTICAS MIRADAS El tópico de las cabezas cortadas está íntimamente ligado a un ítem artístico muy determinado, la llamada cabeza o máscara céltica, un motivo facial de rasgos esquemáticos omnipresente en toda Europa, aunque tradicionalmente identificado con el mundo celta; es esta profusa documentación iconográfica la que ha ocupado, en realidad, la mayor parte de la bibliografía española sobre la cuestión (vid. en Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992). El prototipo es particularmente propio de la estatuaria en piedra, en cabezas exentas o adosadas a sillares o estelas, resultando especialmente distintiva del entorno atlántico, en general (Ross, 1967, 65–81; Billingsley, 1998) y en la Península Ibérica (Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 413 y 415; González-Ruibal, 2004, 135–138). El principal problema que presenta es la casi total ausencia de contexto arqueológico, ya que muy pocas piezas han sido halladas en su localización original; dos de ellas aparecieron en los accesos de entrada de los castros de A Graña (La Coruña) y San Cebrián de Las (Orense), localización que ha llevado a interpretarlas en un sentido liminal y profiláctico (González-Ruibal, 2004, 135–136; Alfayé y Rodríguez-Corral, 2009, 109). Por otro lado, una particularidad interesante es la presencia significativa de piezas multicéfalas y cornudas, lo que sugiere que estamos ante deidades o seres sobrenaturales (Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 413–415; González-Ruibal, 2004, 136). En el área ibérica sólo se conocen unas pocas representaciones de cabezas en piedra aisladas (Balil, 1956, 873–874), aparte de ciertos conjuntos escultóricos, como la serie de fieras con cabezas humanas entre sus garras (Aranegui, 2004), o el monumento de Sant Martí de Sarroca (Barcelona), un individuo sedente flanqueado por cabezas (Guitart, 1975), obras de origen helenístico y sentido funerario con paralelos en la estatuaria noritálica y sudgálica. El motivo se representa igualmente en broncística y orfebrería, fundamentalmente en las regiones con una influencia mediterránea más intensa (Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 419–423). En concreto, son los signa equitum y las fíbulas celtibéricas llamadas “de jinete” y “de caballito” los más implicados en la cuestión de las cabezas cortadas, ya que en algunas de las piezas se representan cabezas humanas en el frente del caballo, bajo el hocico (Almagro-Gor-

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bea y Torres, 1999; Lorrio, 2010), lo que se ha visto como la más evidente demostración plástica de la caza de cabezas celta (Taracena, 1943, 168, p. e.); sin negarlo, interpretaciones más profundas han situado la escena en un plano fundamentalmente simbólico (Almagro-Gorbea y Torres, 1999, 72-78). Además, conservamos varias cabezas exentas en soporte metálico de diversa funcionalidad, interpretadas algunas como colgantes (Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 425) o, lo que resulta más significativo, téseras de hospitalidad (Pellicer y García-Garrido, 1983-4), elementos que parecen denotar ciertas connotaciones emblemáticas del símbolo en la proyección social de la comunidad. Por último, la representación de cabezas humanas en soportes cerámicos es extraordinariamente prolífica, tanto en el ámbito céltico como en el ibérico, ya sean pintadas, en apliques o exentas (Horn, 2003), lo que nos está hablando de su estandarización y recurrencia como tema iconográfico, sin duda polisémico, más allá de las infinitas posibilidades de distinción tipológica. Un pieza celtibérica particularmente significativa es la urna procedente de la necrópolis de Uxama, con paralelos en Numancia y Carratiermes (Soria), en la que se representa un friso de aves alternadas con cabezas humanas, cada una dentro de un cubículo alado; se interpreta como la materialización del tránsito del espíritu al Más Allá, en el que las aves desempeñan un papel psicopompo (Sopeña, 2004, 76). La diversidad de tipos y contextos de esta iconografía presenta enormes dificultades de interpretación que se agravan cuando tantos esfuerzos han girado en torno a una explicación única. En general, desde la perspectiva de la Céltica hispana, su definición osciló entre los que la veían como la representación de la cabeza cercenada del enemigo, siguiendo a Taracena (1943), y los que en parte lo negaron mientras la relacionaban injustificadamente con otro gran tópico, el del sacrificio humano, a partir de Blázquez (1958); como vemos, afortunados planteamientos alternativos abordan la interpretación en su multiplicidad de sentidos (explícitamente, Sopeña, 2004, 69, p. e.). En toda la Iberia prerromana se representaron cabezas humanas de forma generalizada, desde luego, con toda la potencialidad simbólica que puede tener un icono tan arquetípico, pero nada, aparte de las propias inercias historiográficas, nos obliga a interpretarlas como cabezas cortadas. No puede descartarse que así sea en ciertas ocasiones, pero en su caso la explicación debe trascender de la simple

referencia al manido rito guerrero para profundizar en un trasfondo religioso, ideológico y funerario mucho más diverso. Desde el punto de vista tipológico, se nos presenta igualmente un escenario complejo en el que los influjos orientalizantes se revelan fundamentales en la génesis de esta iconografía, particularizada después por influencias sudgálicas y mediterráneas, y definida por la evolución de los propios sustratos indígenas (Benoit, 1949; Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 433–436). Cabe preguntarse, por tanto, hasta qué punto podemos hablar de un prototipo celta al tratar estos motivos sin simplificar en exceso una compleja realidad de interacciones artísticas y culturales.

LEyENDAS y RELIQUIAS El rastreo de las posibles pervivencias medievales y modernas del rito ha sido un recurso particularmente atractivo para los investigadores. En concreto, han tenido un papel historiográfico protagonista algunos elementos de la literatura de Irlanda (Táin Bó Cuailnge) y Gales (leyenda de Brân) y, con menos insistencia, la nórdica (Yngliga Saga) y francesa (mito de Perceval), a las que se ha recurrido, en mayor o menor medida, en toda la bibliografía europea (Ross, 1967, 118–124; Billingsley, 1998, 129–150; Sterckx, 2005, 35–48 y 147–165, p. e.). Se parte de la premisa de que la épica del norte de Europa constituye una fuente privilegiada sobre las culturas protohistóricas en tanto que su particular cristianización permitió la pervivencia de tradiciones muy antiguas, una proyección sin duda problemática en sí misma. Yendo más allá, sin que fuesen abordadas las necesarias consideraciones metodológicas, y como parte de las inercias marcadas por la historiografía francesa y británica, la española hizo suyo este legado aplicándolo al caso hispano de forma generalizada para esta cuestión (Alberro, 2003-4, especialmente); es primordial advertir que estos mitos medievales exógenos nunca deberían extrapolarse directamente a la cosmología hispano-celta por el hecho de que, simplemente, pertenecen a realidades históricas distintas. Contienen, por supuesto, un útil trasfondo antropológico común de raigambre indoeuropea, pero creo que sus elementos sólo deben aplicarse de una manera más concreta cuando así lo respalden conexiones arqueológicas, iconográficas, etnológicas... bien definidas y debidamente contextualizadas. En aquél sentido genérico, se repiten en esas obras ciertas ideas interesantes: la significación de

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la decapitación del enemigo, el poder apotropaico y mántico de la cabeza de ciertos personajes o el reiterativo protagonismo de cabezas humanas en banquetes y ceremonias. Puede resultar provechoso, con las cautelas debidas, manejar este tipo de nociones. Otra vía, en mi opinión muy prometedora, aunque poco aprovechada en España, es el rastreo de pervivencias rituales. En esta línea –además de una difusa mención a la Dansa de la Mort de Vergés (Pujol, 1979, 269)– se han propuesto los cultos locales de San Vítor en Gauna (Álava), San Gregorio Ostiense en Sorlada y San Guillermo en Obanos (Navarra) (Llanos, 2007-8, 1279–1280). Su ritual consiste en hacer pasar agua por el interior de unos relicarios en forma de cabeza donde se atesoran los cráneos de los santos; ésta será empleada para salvaguardar las cosechas y evitar enfermedades humanas y animales, siendo la cabeza de San Gregorio Ostiense especialmente célebre en la España del siglo XVII como arma contra las plagas (Sanz, 2010, 10–24). Más allá de la anecdótica curiosidad, la etnoarqueología requiere de una rigurosidad metodológica (Almagro-Gorbea, 2009), que hasta el momento no se ha aplicado a la cuestión. En primer lugar, el hecho de que la reliquia conservada sea craneal no es nada inusual ni significativo en sí mismo (Christian, 1991, 157–174); por otro lado, estos relicarios-cabeza responden en gran medida a una moda renacentista exógena muy extendida en Aragón y Navarra (Criado, 2000, 216–219). Lo que sí resulta sugerente es la propia ritualización de las reliquias como transmisor de poderes sobrenaturales a través del agua, una de las manifestaciones de religiosidad popular más extendidas en España (Christian, 1991, 159–162). En este sentido podríamos ponerlos en relación con casos como los de San Valentín y Santa Engracia en el Caballar (Segovia) (Calleja, 1988) o los de San Félix y San Adauto en Tarancueña (Soria) (García de Andrés, 2008, 731–734), en los que leyendas hagiográficas sobre decapitaciones se vinculan a ritos de “mojada” o baño de reliquias craneales en determinados manantiales para propiciar la lluvia. A expensas de estudios que profundicen en estas cuestiones, no parece descabellado apuntar esa sugerente asociación mántica entre el agua y la cabeza humana que se intuye también en ciertos ritos populares de las Islas Británicas (Ross 1967, 104–113; Billingsley 1998, 57–62 y 142–146). Igualmente interesante puede resultar el rastreo de las posibles pervivencias iconográfi-

cas de la cabeza o máscara céltica, un asunto absolutamente inexplorado en España. Estudios como los de Benoit (1959) y Billingsley (1998) inciden en ciertos fenómenos medievales y modernos de pervivencia, reutilización, reproducción o falsificación de este motivo arcaizante con sugestivas implicaciones ideológicas y religiosas que demuestran una continuidad más o menos folklorizada de su potente carga simbólica. Planteamientos de este tipo son perfectamente aplicables a la Península Ibérica, donde el repertorio de estos motivos no es nada despreciable, a lo que se une la circunstancia de que la gran mayoría de las cabezas de piedra “célticas” del occidente peninsular se conocen en su reutilización –e incluso modificación– moderna, pudiéndose incluso dudar de su factura antigua (Muñoz, 1953, p. e.). Se proponen con estas notas algunas de las posibilidades que pueden aportar estas fuentes “alternativas”, las menos utilizadas y más descuidadas metodológicamente. Debe superarse la mera amalgama anecdótica y los planteamientos panceltistas tradicionales, abordándose la cuestión a partir del análisis riguroso de las interrelaciones de elementos modernos y antiguos y las posibles conexiones filogenéticas.

TÓPICOS DILUIDOS Los testimonios de que disponemos apuntan por encima de todo a una heterogeneidad de realidades que revela la inconsistencia de cualquier modelo cerrado. En general, se puede afirmar que existen pruebas suficientes de la existencia de prácticas rituales decapitatorias y de un insistente simbolismo de la cabeza humana, en Iberia en general y en la Céltica en particular. Si se busca una explicación global del fenómeno para el mundo hispano-celta, parece válida aquella que identifica en el sustrato indoeuropeo la percepción de la cabeza humana como residencia de la esencia vital del individuo, lo que la convierte físicamente en el objeto ritual por antonomasia y en un icono universal y polivalente desde el punto de vista simbólico (Sterckx, 2005). La consabida faceta agonística de la decapitación guerrera parece ser una derivación de esta idea, pero también lo son las propiedades apotropaicas que se buscan con la conservación de ciertas cabezas humanas o su papel como nexo entre los dos mundos, lo que explicaría su persistencia física e iconográfica en espacios sagrados y liminales. Resulta absurdo buscar una interpretación única, en esta nebulosa de generalidades, para todo el

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conjunto de fenómenos observados en la Iberia céltica; la única manera de llegar a interpretaciones coherentes es abordarlo desde la comprensión de cada particular contexto arqueológico y cultural. Los cauces de la investigación de este fenómeno, en cambio, han estado marcados por insostenibles preconcepciones, fraguadas en el positivismo celtista de principios del siglo XX y realimentadas desde entonces con estudios encorsetados por los mismos lugares comunes. Esas inercias han supuesto, en primer lugar, el abuso indiscriminado de fuentes propias del mundo céltico pero ajenas a Hispania, mientras que la focalización del tema en el ámbito celtibérico ha aislado a éste de las realidades culturales más inmediatas. Por otro lado, la recurrencia a explicaciones estereotipadas y acríticas ha propiciado una percepción del tema cerrada

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y generalista, simplificando una realidad infinitamente más compleja. En realidad estamos ante síntomas de problemas más profundos; por un lado, en estos planteamientos encuentro aún operativa una enquistada dicotomía entre celtas e íberos en muchos sentidos obsoleta; por otro, son un buen ejemplo de cómo los estereotipos sobre las culturas prerromanas, generados en las fuentes clásicas y perpetuados por la historiografía positivista, siguen condicionando la percepción sobre estos pueblos. La evocadora imagen del celtíbero cortador de cabezas pronto se diluye ante una mirada mínimamente crítica; esto no debe entenderse como la imposibilidad de captar su verdadera realidad, sino como la oportunidad de abordar realidades más complejas y estimulantes.

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Tomás Aguilera Durán

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VII SIMPOSIO SOBRE CELTÍBEROS NUEVOS HALLAZGOS, NUEVAS INTERPRETACIONES

Francisco Burillo Mozota y Marta Chordá Pérez (Eds.)

Fundación Segeda - Centro de Estudios Celtibéricos

Instituto de Investigación y Desarrollo Rural. Serranía Celtibérica

Publicación n.º 7 de los Estudios Celtibéricos Publicación número 50 del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda C/ Mayor (Puerta Baja) - 50360 DAROCA (Zaragoza) Teléfono: 976 800 540 - e-mail: [email protected]

Publicación número 3.350 de la Institución “Fernando el Católico” (Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 - 50071 Zaragoza (España) Teléfono: [+34] 976 288 878 / 9 - Fax [+34] 976 288 869 e-mail: [email protected]

El VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones (Daroca, 20-22 de marzo de 2012) ha sido posible gracias al apoyo de las siguientes instituciones: Proyecto HAR2011-15116 y HAR2012-36549 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y los Fondos FEDER, Universidad de Zaragoza, Grupo de Excelencia Hiberus, Centro de Estudios Darocenses, Comarca Campo de Daroca y Museo de Molina de Aragón. FICHA CATALOGRÁFICA BURILLO MOZOTA, Francisco y CHORDÁ PÉREZ, Marta (Eds.) VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones pp. 560. ilustraciones: 140; 21x29,7cm I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 1. Historia antigua 1. Civilización Celtibérica. 2. Congresos y asambleas. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares de copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. © de los autores © de la presente edición Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 Depósito Legal: TE-197-2014 Portada: Santuario del Sol del la ciudad celtibérica de Segeda Diseño y maquetación de textos: Raúl Clavijo Hernández Edita: Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda Imprime: COMETA, S.A. - Ctra. Castellón, km. 3,4 - ZARAGOZA

IMPRESO EN ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN

ÍNDICE

pág. PRESENTACIÓN............................................................................................................................................................... 5 Sesión I. Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................................11 1. Relaciones continentales durante la génesis del mundo celtibérico: nuevas evidencias en el período Protoceltibérico. M.ª Luisa Cerdeño, Teresa Sagardoy....................................................................................... 13 2. Los umbos bivalvos de scuta en Iberia y la cuestión céltica. Gustavo García Jiménez, Fernando Quesada Sanz..................................................................................................................................... 21 3. Sesión I. Debate: Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................... 29 Sesión II. Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño..................................................................................... 31 4. E  l análisis del poblamiento del territorio en la Comarca del Aranda. Gloria Pérez García................................ 33 5. Las fortificaciones ciclópeas en el Alto Jalón. Luís Alberto Gonzalo Monge...................................................... 41 6. Nuevos aportes al estudio de la Celtiberia Occidental en la provincia de Guadalajara. Ricardo L. Barbas Nieto..................................................................................................................................... 49 7. Castil de Griegos y Puente de la Sierra: Un Modelo de poblamiento celtibérico en el Alto Tajo. Juan Pablo Martínez Naranjo, José Ignacio De la Torre Echávarri.................................................................... 57 8. La construcción de espacios domésticos en un ámbito urbano. El yacimiento de “Las Eras” en Ciadueña (Soria). Carlos Tabernero Galán, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés............. 65 9. Oppidum y territorio en el valle del Linares soriano. Los Casares de San Pedro Manrique. Eduardo Alfaro Peña, Iván Aguilera Díez, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés, Carlos Tabernero Galán..................................................................................................................................... 73 10. E  l yacimiento de los canónigos, Arcas del Villar (Cuenca): un nuevo asentamiento en la supuesta frontera meridional de la Celtiberia. Miguel Ángel Valero Tévar...................................................... 83 11. Tiermes y el proceso de urbanización del área arévaca suroccidental (ss. IV-I a. C.). La Protohistoria como modelo de frontera. Santiago Martínez Caballero, Fernando López Ambite, José Ignacio Gallego Revilla............................................................................................................................ 93 12. “Segontia, la que ahora llaman comúnmente Medinaceli” (Rodrigo Ximenez de Rada, 1170-1247). Jose Manuel Pastor Eixarch.......................................................................................................................... 103 13. L  os castros de la serranía burgalesa. El inicio de una jerarquización territorial de gran perduración. Alberto Bengoechea Molinero.........................................................................................................................113 14. L  a Carpetania, ¿territorio étnico o región geográfica? Ángel Marchante Ortega, José Antonio Pérez Perona............................................................................................................................ 123 15. E  l complejo defensivo de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero, Cristina Górriz Gañán, Roberto de Pablo Martínez......................................... 129 16. Construcción del territorio y estructuras políticas. El modelo del oppidum de Monte Bernorio y otras formas de construcción territorial. Jesús F. Torres Martínez (Kechu), Susana de Luis Mariño............... 139 17. Sesión II. Debate: Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño................................................................. 149 Sesión III. Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio............................................................................ 159 18. C  oaliciones en el mundo celtibérico. Alberto Pérez Rubio............................................................................ 161 19. Interacción institucional en Celtiberia: una aproximación al estudio de los instrumentos y mecanismos diplomáticos. Laura Per Gimeno............................................................................................. 177 20. Tipología de las leyendas monetales célticas. La Península Ibérica y las demás áreas de la Céltica antigua. Patrizia de–Bernardo–Stempel.................................................................................... 185 21. Un nuevo tipo de casco celtibérico. Jose Manuel Pastor Eixarch.................................................................. 203 22. Los cascos protohistóricos de Aranda de Moncayo: Una necesidad científica y patrimonial. Raimon Graells i Fabregat, Alberto J. Lorrio Alvarado, Fernando Quesada Sanz.......................................... 213 23. Las fíbulas navarro-aquitanas y su contextualización a ambos lados de los Pirineos. Constantin Thibaud, Marta Chordá................................................................................................................. 223 24. Fíbulas zoomorfas meseteñas. Lugar de elaboración, lugar de hallazgo. Magdalena Barril Vicente........... 231 25. Caballos y carros en el mundo vettón: elementos para cabalgar. Isabel Baquedano, Daniel de Cruz............ 241 26. U  na nueva fusayola segedense con inscripción. Aránzazu López Fernández................................................. 249 27. M  olde singular de fíbula anular, hallado en la ciudad celtibérica de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Gianluca Catanzariti, Christian Diezt, Silvia Viana, Alfredo Jimeno.................................................................................................. 257 28. Estudio de las síntaxis compositivas simétricas en cerámicas con decoración “a peine” vacceas procedentes del yacimiento arqueológico de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). A. Carmelo Prieto, Selma Neto, Alejandro del Valle, Fernando Romero, Carlos Sanz, Roberto De Pablo, Cristina Górriz............................................................................................................................................... 265

29. Centros productores de muelas del norte de la Península Ibérica. Pilar Pascual Mayoral, Pedro García Ruiz, Javier Castro Montoya.................................................................................................... 275 30. Sesión III. Debate: Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio.............................................................. 285 Sesión IV. Cosmología y Ritual. Moderador: Magdalena Barril........................................................................ 293 31. El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico. Tomás Aguilera Durán....... 295 32. C  oelum aqueum, aproximación al Cosmos celtibérico a partir del análisis de la cerámica n.º 2308 del Museo Numantino. M.ª Pilar Burillo-Cuadrado....................................................................................... 303 33. “ La cuarta dimensión”: un nuevo paradigma en el estudio de la iconografía celtibérica. Su aplicación a la tésera de hospitalidad poliédrica k.0.10. Carlos Foradada-Baldellou, Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, José Javier Luis-Tello..............................................311 34. Iconografía funeraria indígena. Reflejos, lecturas y pautas en estelas de Tierras Altas, Soria. Eduardo Alfaro Peña...................................................................................................................................... 321 35. Nueva iconografía en una vasija de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Alfredo Jimeno................................................................................ 331 36. Un insólito santuario celtibérico en la serranía de Cuenca: el heroon de Los Casares (Valdemoro Sierra). F.J. Fernández Nieto, C. Alfaro Giner............................................................................ 339 37. El Santuario de la ciudad celtibérica de Segeda I. Propuesta para su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Diego Franganillo, Elena Gallego, Gloria Pérez, Manuel Pérez;Teresa Mostaza; Jonathan Terán, Julio Zancajo y Tamara Folgueiro................. 353 38. U  na propuesta para el origen celtibérico de la hoguera del “paso del fuego” de San Pedro Manrique. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Eduardo Alfaro-Peña............................................. 361 39. Análisis de las poblaciones del ámbito céltico peninsular a partir de sus necrópolis de incineración. M.ª del Rosario García Huerta....................................................................................................................... 371 40. La necrópolis de El Inchidero, Aguilar de Montuenga, Soria. Marian Arlegui Sánchez.................................. 379 41. L  a necrópolis celtibérica de Las Horazas (El Atance, Guadalajara) y su nueva interpretación a la luz de la documentación. Magdalena Barril Vicente............................................................................... 387 42. Nuevas interpretaciones en la necrópolis celtibérica de “El Cuarto” de Griegos (Teruel). Marta Chordá Pérez....................................................................................................................................... 397 43. Las supuestas “diademas femeninas” un ejemplo para revisión. Marta Chordá Pérez, Patricia Pérez Dios........ 405 44. E  nterramiento tardoantiguo en la ciudad celtibérica de Segeda I: Una reflexión sobre las inhumaciones en contextos celtibéricos. Leyre Alconchel Navarro, Gloria Fernández García...................... 413 45. S  esión IV. Debate: Cosmología y Ritual. Moderadora: Magdalena Barril........................................................ 421 Sesión V. Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán.............................................................. 433 46. ¿  Del mercado al tratado? El papel del comercio itálico en las relaciones celtíbero-romanas anteriores a la provincialización. Enrique García Riaza, Eduardo Sánchez Moreno....................................... 435 47. La evolución del concepto celtíberos y Celtibería en época tardía. Enrique Gozalbes Cravioto................... 445 48. L  a I Guerra Celtibérica en el contexto del expansionismo romano. Una valoración comparativa. José Antonio Martínez Morcillo..................................................................................................................... 453 49. La ciudad de Segobriga durante la República Tardía. Luis Amela Valverde................................................... 459 50. El Alto Chacón y su relación con el área ibérica de Levante en época sertoriana. Miguel F. Pérez Blasco......... 467 51. Avance de las excavaciones arqueológicas de 2010 en Arce-Mirapérez/Deobriga: el fin del mundo indígena. F. Rafael Varón Hernández.................................................................................. 475 52. Una ocultación de denarios en Bujalaro (Guadalajara): Contexto. Emilio Gamo Pazos.................................. 485 53. Inscripciones celtibéricas en alfabeto latino. Ignacio Simón Cornago............................................................. 493 54. S  esión V. Debate: Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán................................................ 501 Sesión VI. Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno......................................................................... 509 55. S  erranía Celtibérica: un proyecto de desarrollo sostenible. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar BurilloCuadrado, Pascual Rubio-Terrado, Enrique Ruiz-Budría, José Guillén-Gracia, Carlos Lacaba-Burriel..........511 56. Los laboratorios de restauración de campo: el ejemplo de Segeda (Mara, Zaragoza). Ana Palacio Estévez, Andrea VillarDe Miguel................................................................................................ 519 57. Tiermes Laboratorio Cultural. Novedades arqueológicas de las intervenciones del 2007 al 2011. Cesáreo Pérez González, Emilio Illarregui Gómez, Pablo Arribas Lobo......................................................... 523 58. El Museo de Agricultura Tradicional de Oseja como modelo de la sociedad campesina en la Celtiberia. Gloria Pérez García............................................................................................................. 531 59. Una propuesta sobre el baño de metales en la etapa celtibérica. Emilio Guadalajara Guadalajara.............. 537 60. S  esión VI. Debate: Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno........................................................... 543 Sesión VII. Mesa Redonda: Rutas Celtibéricas........................................................................................... 551 Listado de participantes al simposio............................................................................................................ 557

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