El responsable de las Reformas en México

August 22, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Mexico, Pobreza Empleo Politica Social Economia Regional
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Descripción

El responsable de las Reformas en México
"En democracia, fue posible concretar las reformas que México necesitaba desde hacía décadas, lo que sigue es poner las reformas en acción".
Enrique Peña Nieto

Probablemente en la época moderna del país no exista una administración presidencial que haya realizado tantas reformas políticas y económicas al mismo tiempo como lo hecho el presidente Enrique Peña Nieto; las reformas definirán el futuro del país en un contexto internacional cada vez más global. Curiosamente las reformas se deben al impulso de un presidente acusado de estar más preocupado por los reflectores del mundo del espectáculo, que se ocupa de buscar con ahínco la publicidad y que le ha tocado lidiar con una opinión pública que a través de las redes sociales es bastante beligerante hacia su persona y hacia las acciones del gobierno que encabeza.

Pero desde Benito Juárez con las leyes de reforma que definió al estado laico y la expropiación petrolera con Lázaro Cárdenas del Río, tal vez no exista otro caso en el país de reformas que perduraran tanto en el tiempo. Es cierto que en las administraciones de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo también hubo cambios profundos y que entre los dos mandatarios configuraron el grueso de las nuevas instituciones mexicanas; también es cierto que a los dos les tocó enfrentar con crisis económicas, con ajustes estructurales y con las subsecuentes políticas de choque económico para evitar crisis sociales; mientras el mundo caminaba hacia un entorno económico y comercial de liberalización económica y globalización.

Hoy el mundo es una aldea globalizada que requiere competitividad, modernización, innovación; por eso bajo esas ideas el gobierno federal ha promovido la aprobación de reformas estructurales que los expertos han llamado "de gran calado" para hacer competitivo el sistema productivo del país; estas reformas entre otras son: 1) la energética que derribó el tabú de la inversión extranjera directa en el sector petrolero mexicano, tan sensible a la entrada de capital privado por la carga ideológica y nacionalista en ello; 2) la política que establece la reelección de senadores, diputados federales y locales, y alcaldes, con la finalidad de hacer eficiente el oficio político y medida que se aplicará a partir del 2018.

La tercera reforma es la educativa, que establece que la evaluación a los maestros determinará su ingreso, permanencia y ascenso en el Sistema Educativo Nacional y que por ello le quita poder de decisión al sindicato magisterial, un poder fáctico en el sistema educativo y la cuarta gran reforma es la que se refiere a las telecomunicaciones, un sector dominado por un duopolio, donde se espera exista mayor competencia a partir de otorgar más concesiones de servicio de radio, televisión, banda ancha y telefonía, además de permitir la inversión extranjera.

La gran pregunta que se hacen los círculos empresariales, intelectuales, políticos y académicos es sobre los resultados futuros de estas reformas y si serán inmediatos o se reflejarán solo en el largo plazo. Lo que es cierto es que con estas reformas estructurales, estemos de acuerdo o no con ellas, el presidente Peña Nieto, pasará a integrar un pequeño grupo de mandatarios internacionales que de igual manera han arriesgado su capital político para realizar reformas, no de choque, sino de apuntalamiento para el futuro.

Experiencias en otros países

A finales de 1978 y principios de del año siguiente, en Gran Bretaña se desata un invierno particularmente frío, esto encareció los servicios públicos por la dificultad de que en esas condiciones, la población accediera a ellos, el partido laborista y los sindicatos gobernaban el país, estalla entonces una huelga general y la prensa bautiza el periodo como "el invierno del descontento"; emerge entonces la figura de Margaret Thatcher quien de la mano de los conservadores gana las elecciones y arrebata el poder a James Callaghan.

Con el control del parlamento, Thatcher implementa una serie de medidas que buscaban reducir la intervención del gobierno en las actividades económicas para que los servicios públicos tuvieran eficiencia; controló la inflación, redujo el aparato burocrático, desreguló los procesos administrativos para otorgar a los empresarios las facilidades para hacer negocios y privatizó las grandes empresas paraestatales.

La prensa nacional e internacional llamó a estas reformas como el "Thatcherismo" y su influencia viajó hasta Estados Unidos, donde Ronald Reagan, el entonces presidente de Estados Unidos, comenzó también un proceso de reconversión del sistema productivo americano que se encontraba en recesión y con una inflación sostenida de por lo menos diez años antes de su toma de posesión. Pronto comenzó a encontrarle similitudes con las políticas económicas alentadas en el mundo anglosajón, por ejemplo en Estados Unidos las medidas económicas promovidas por el entonces presidente Ronald Reagan eran conocidas por los americanos como "Reaganomics", en Nueva Zelanda se conocieron como Rogernomics por el nombre del ministro de hacienda Roger Douglas y en Australia, el nombre fue más sobrio ya que las medidas fueron clasificadas como de "racionalismo económico".

En Estados Unidos, en la década de los 80´s del siglo pasado; el entonces presidente Ronald Reagan decide implementar una política económica emulando a Thatcher, basada en reducir los gastos del gobierno, reducir las tasas impositivas a la población en general, disminuir los impuestos sobre las ganancias de las empresas y controlar la inflación. Estas medidas representaban un verdadero quiebre en materia económica, puesto que en ese momento en todo el mundo, las políticas económicas eran de corte proteccionista, con una gran participación de los gobiernos nacionales en el aparato productivo de sus países cerrando mercados a las importaciones y obstaculizando el libre mercado con políticas proteccionistas.

Este fenómeno en Estados Unidos fue bautizado por el periodista radial Paul Harvey con el acrónimo Reaganomics por el apellido del presidente y la palabra economía. Curiosamente, este cambio de paradigma mundial de un escenario proteccionista a uno de libre mercado, tuvo sus inicios en el mundo anglosajón, primero fue Gran Bretaña, después Estados Unidos y el tercer país en adoptar estas medidas de política económica fue Nueva Zelanda; donde el periodismo especializado en finanzas y economía, al ver la similitud de las nuevas medidas de política económica con las de Estados Unidos, bautizó esas medidas como Rogernomics, acrónimo del apellido del ministro de hacienda e impulsor de las políticas Roger Douglas. La controversia no se hizo esperar puesto de Douglas era militante del partido laborista y se hacía notar las diferencias entre sus medidas de libre mercado y su filiación política.

El fenómeno en otras partes del mundo

El acrónimo se ha trasladado sobre todo a los países asiáticos con algunas particularidades; en Tailandia corresponde a Thaksinomics por el nombre de pila de Thaksin Shinawatra, primer ministro de 2001 al 2006, quien firma acuerdos de libre comercio con China, Nueva Zelanda, Australia, India y Emiratos Árabes Unidos, un punto de quiebre para un país dependiente de las exportaciones por su estructura económica rural; al mismo tiempo fortaleció los programas de privatización de empresas paraestatales, privilegió la ejecución de megaproyectos, alentó el desarrollo de la agricultura de mercado e impulso la migración campo-ciudad.
Lo curioso es que en Tailandia, las Thaksinomics se cortan de tajo en medio de acusaciones de corrupción del grupo político del primer ministro y un golpe de estado. Sin embargo; en Filipinas la entonces presidente Gloria Macapagal Arroyo dio a conocer que las políticas de desregulación y privatización que su país implementaba, estaban inspiradas en las medidas tomadas por Thaksin Shinawatra e incluso, el acrónimo fue acuñado por la presidenta de Filipinas.

Hace dos años, en Japón; al iniciar el segundo mandato del primer ministro Shinzo Abe, decidió iniciar un programa de gobierno que incluyera tres condiciones necesarias; un estímulo fiscal, la expansión monetaria y reformas estructurales. Pronto la prensa especializada bautiza el paquete de reformas como Abenomics, por el acrónimo del apellido del primer ministro y la palabra economía. El programa incluye medidas de estímulo fiscal buscando aumentar el consumo interno de los ciudadanos japoneses en una estrategia combinada de bajar los impuestos y aumentar el gasto gubernamental. Medidas también de expansión monetaria bajando los tipos de intereses para incrementar las relaciones comerciales y las reformas estructurales para hacer crecer a una economía de primer mundo, pero estancada desde hace dos décadas. La Abenomics busca revertir en Japón un crecimiento lento y altos niveles de desempleo que se tradujeron en pérdidas de exportaciones, en pérdida de competitividad y de influencia política económica de Japón en Asia, respecto al crecimiento de su vecino China.

El futuro de las reformas de Peña Nieto

En el mundo globalizado, donde las relaciones económicas están dictadas por el libre comercio y la adopción de medidas que combaten el proteccionismo, todos los países están obligados a ser competitivos y a dejar atrás el aislamiento. Desde el desarrollo de las políticas británicas con Margaret Thatcher y norteamericanas de Ronald Reagan, el mundo y los países no ha parado de transformarse. Las últimas dos décadas del siglo pasado fueron de medidas conocidas como de choque para realizar ajustes a nivel macroeconómico.

Ahora, pudiera decirse que esta segunda generación de medidas económicas, entre las que se incluyen las mexicanas, representan la oportunidad de modernizar el aparato productivo nacional para volverlo competitivo. México tiene ante sí el reto de aprovechar por lo menos tres grandes áreas de oportunidad que representan; el mercado norteamericano con más de 350 millones de consumidores y hacia donde se dirige el 90 por ciento de sus exportaciones, el mercado sudamericano con más de 400 millones de habitantes y el mercado de Asia-Pacífico que representa el 56% de la producción mundial, en tanto que en su conjunto representan el 46% del comercio global.

El consenso es que por lo menos tendremos que esperar dos años para ver que las reformas del presidente Enrique Peña Nieto tengan un efecto positivo en el conjunto de la economía mexicana. La clave parece estar en incrementar los flujos de la inversión extranjera directa que llega a México, ésta hoy ronda los 23 mil millones de dólares anuales y a pesar de que a nivel mundial, México ocupa el lugar número diez entre los mayores países receptores del planeta; la cifra es insuficiente.

Duplicar ese flujo es el reto y generar las condiciones para que ese nivel fluya constantemente cada año, es la magnitud del reto que tienen que cubrir las reformas de Enrique Peña Nieto que podríamos llamar "Peñanomics". Según los números disponibles, el nivel actual de la inversión extranjera directa se ha mantenido más o menos estable estos años sin reformas estructurales. Con las reformas seguramente el nivel comenzará a incrementarse, pero lo hará paulatinamente si a la par de las reformas se logra también crear un entorno de seguridad a los inversionistas.

En el norte, es necesario garantizar la seguridad pública y en el sur es evidente que se necesitan generar las condiciones de infraestructura y de ambiente de negocios para que los inversionistas nacionales y extranjeros inviertan en el sur del país pensando en el mercado interno o en generarlas plataformas para Asia Pacífico o Sudamérica.

Además no menos importante es pensar en el mercado interno, en un país con millones de su población en la pobreza, se hace necesario pensar en la población más desprotegida, que al mundo globalizado, en su condición actual; solo accederá con su fuerza de trabajo. Una condición que es necesario mejorar con educación para la vida y educación para el trabajo.

Con toda la polémica levantada por las reformas estructurales, se puede estar de acuerdo con ellas o no; pero es necesario reconocer que ante el mundo globalizado, México necesitaba modernizar su estructura económica para ser un país competitivo. El camino elegido es el de aprovechar nuestras ventajas comparativas que son el petróleo, la rama de telecomunicaciones que crece día a día y la educativa. En todos los países donde se implementaron estas medidas con los acrónimos comentados, los resultados fueron positivos, aunque no dejaron de tener un costo político y social, del que parece que en México, el Presidente Peña Nieto está convencido de asumir.


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