El renacer del Medievo. La reconstrucción de las iglesias parroquiales del Valle del Nalón (Actas del XX Congreso CEHA, Toledo, 1-4 de octubre 2014 pp. 1571- 1587)

June 6, 2017 | Autor: N. Fernández García | Categoría: Art History, Historia del Arte, Franquismo, Arquitectura religiosa, Arquitectura Religiosa Contemporánea
Share Embed


Descripción

El renacer del Medievo. La reconstrucción de las iglesias parroquiales del Valle del Nalón

Resumen Tras el final de la Guerra Civil española, la arquitectura estuvo regida por el estilo establecido por los presupuestos teóricos de organismos estatales como la Dirección General de Regiones Devastadas. Durante esta etapa de posguerra, y con la influencia del clero dentro de la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos, en la construcción de las nuevas iglesias se recuperaron los historicismos más representativos de la historia arquitectónica católica: el románico y el gótico; sin embargo, en el caso de Asturias, el prerrománico sería un estilo de relevancia indiscutible, que se uniría a este elenco. Así, las iglesias parroquiales del Valle del Nalón, como Santiago Apóstol y San Pedro, al igual que San Martín, en los concejos de Langreo y San Martín del Rey Aurelio respectivamente, son un claro ejemplo de la arquitectura de posguerra y de la asimilación y reinterpretación del Medievo, debido a la gran variedad de paralelismos entre éstas y la arquitectura autóctona anterior. Palabras clave Franquismo, reconstrucción, Dirección General de Regiones Devastadas, Junta Nacional de Reconstrucción de Templos, historicismos. Abstract After the end of the spanish Civil War, architecture was defined by the style established by the theoretical proposals of the General Direction of Devastated Regions. During this post-war period, and with the ecclesiastical influence inside the National Council of Temple Reconstruction, the most representative historic styles of the catholic architectural history were recovered: Romanesque and Gothic; however, in the case os Asturias, the Preromanesque would be a style of undeniable relevance that was also included in this line-up. Thus, parish churches in the Valle del Nalón, such as Santiago Apóstol and San Pedro, as well as San Martín, in the municipalities od Langreo and San Martín del Rey Aurelio respectively, turn out to be a great example of post-war architecture, and of the comprenhension and the interpretation of the art in the Middle Ages, due to the great variety of parallelisms among these churches and the previous autochthonous architecture. Keywords Franco’s Regime, reconstruction, General Direction of Devastated Regions, National Council of Temple Reconstruction, historic styles.

Contexto político e ideológico: la Dirección General de Regiones Devastadas y la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Los primeros años tras el final de la Guerra Civil española, estuvieron marcados por las destrucciones y pérdidas ocasionadas por el conflicto. El desolador paisaje arquitectónico con que se encontraron los vencedores les exigía una restauración y una reconstrucción del país mediante la cual demostrar su poder, a pesar de no contar con un corpus teórico que sustentase al nuevo Régimen1. “El fin de la guerra, con el triunfo de nuestra Santa Causa, nos plantea el magno problema de la reconstrucción de España”.2 Ese “magno problema” al que se enfrentó el Nuevo Estado fue transformado en un componente propagandístico del que se serviría para, de alguna manera, tratar de manipular la dañada memoria colectiva de aquellos que, al vivir en zonas afectadas por la crudeza de la guerra, habían perdido tanto bienes inmuebles como vidas humanas3; así, el Estado se erigía como reconstructor del país, siendo el encargado de llevar a cabo una eficaz reconstrucción que permitiese olvidar el rastro de destrucción que los republicanos habían dejado a su paso durante las numerosas batallas acaecidas en la guerra4. La solución hallada para alcanzar estos objetivos, fue la creación de un nuevo organismo encargado de llevar a cabo la labor de reconstructora bajo las directrices marcadas por el Estado; así, el 30 de enero de 1938, se creó el Servicio de Regiones Devastadas y Reparaciones, perteneciente al Ministerio del Interior (cuya denominación cambió a Ministerio de la Gobernación poco después)5. Este Servicio se constituyó como una Dirección General en el mes de agosto de 1939, momento desde el cual la propaganda y la política marcarían su destino6. A pesar de las discusiones sobre si se puede afirmar con rotundidad la existencia de un estilo propio en el arte de posguerra, la búsqueda de los rasgos básicos que conformasen una “identidad nacional”7, dieron lugar al uso de unas características homogéneas o, lo que es lo mismo, a una “unidad de estilo”8, siempre ligada a una serie de valores concretos, como los religiosos y los nacionales9, que supusieron la impronta del férreo control arquitectónico que, desde la Dirección General de Regiones Devastadas y, por tanto, desde el gobierno, se llevó a cabo.                                                                                                                 1

GARCÍA CUETOS, Mª. P.: “La restauración en la España del Nacionalcatolicismo: Caudillaje y Cruzada”, en Actas del XVII Congreso Nacional de Historia del Arte, Barcelona, 2008, en prensa. 2 Extracto de Ideas generales sobre el Plan Nacional de Ordenación y Reconstrucción. Servicios Técnicos de FET y de las JONS en BONET CORREA, A (coord.).: Arte del franquismo. Madrid. Cátedra, 1981, p.47. 3 ANDRÉS EGUIBURU, M.: “Historicismos y regionalismos en la reconstrucción de posguerra: el Neoprerrománico Asturiano”, Artigrama, 25, 2010, pp. 565- 580. 4 ANDRÉS EGUIBURU, M.: “La arquitectura de la victoria: El cuartel de los héroes de Simancas en Gijón” en VII Encuentro de Investigadores sobre el franquismo. Santiago de Compostela. Universidad de Santiago de Compostela, 2011, p. 445. 5 MAS TORRECILLAS, V.J.: Arquitectura social y Estado entre 1939 y 1957. La Dirección General de Regiones Devastadas. (Tesis doctoral). UNED, 2008.     6 ANDRÉS EGUIBURU, M.: La reconstrucción de Gijón: la labor de la Dirección Nacional de Regiones Devastadas en Gijón. Oviedo. Real Instituto de Estudios Asturianos, 2011. 7 BOZAL, V.: “Arte, ideología e identidad en los años del franquismo”. Ondare, 25, 2006, pp. 17-31. 8 ANDRÉS EGUIBURU, M.: La reconstrucción…, op.cit., p. 42. 9 WAHNÓN, S.: La estética literaria de posguerra. Amsterdam. Rodop, 1999, p.40.  

Por todo ello, se pretenden recuperar los ideales y valores de las etapas más ejemplarizantes de los grandes momentos de España: la Reconquista, el reinado de los Reyes Católicos y el Imperio de Felipe II; épocas con las que el nuevo Régimen pretendía identificarse y demostrar así, que una de sus pretensiones máximas consistía en que España volviese a alcanzar las glorias del pasado. La recuperación de los valores pasados desembocó en el rescate de los historicismo, siendo elegidos El Escorial, debido a su identificación con la sobriedad, monumentalismo, unidad y orden; y el neoclasicismo de Villanueva y Ventura Rodríguez. Sin embargo, la DGRD no usó exclusivamente estos dos estilos arquitectónicos para todas sus obras, sino que únicamente los utilizó en la creación de edificios de carácter oficial, dejando la corriente teórica casticista para otras tipologías constructivas10, por lo que podemos concluir que esta forma de actuar no era unívoca. Sin embargo, no sería únicamente la arquitectura civil la que se encontrase al amparo de las reconstrucciones y restauraciones amparadas por el Régimen, ya que no podemos obviar de forma alguna la conversión de la Iglesia en uno de los pilares básicos del Nuevo Estado11. Debido a esto, en 1941, se creó un nuevo organismo dependiente del Ministerio de Gobernación y, por tanto, de la DGRD que sería el encargado de recuperar el patrimonio eclesiástico y de proporcionar nuevos espacios de culto, después de los ataques de la República durante la guerra: la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos12. “El sentido católico del movimiento nacional, si un imperativo de justicia no fuera suficiente acicate para ello, justifica la preocupación del Estado falangista por la Reconstrucción de Templos dañados a consecuencia de la Revolución Marxista y de la guerra de liberación”.13 Dentro de la organización de la propia Junta participaban tanto eclesiásticos como seglares: el subsecretario del Ministerio de Gobernación, el Obispo de MadridAlcalá, los Directores Generales de Asuntos Eclesiásticos, Propiedades y Regiones Devastadas14. Por esto, no se puede dejar de hacer notar la influencia por parte del clero dentro de la reconstrucción, por no evitar emitir juicios en lo referente a su patrimonio: el pontífice Pío XI ya había dejado patente, en uno de sus discursos de 1932, que las iglesias vanguardistas no estaban en consonancia con el espíritu de la Iglesia, además de estar definidas por “la falta de capacidad y preparación cultura y técnica”15. Así, en la arquitectura religiosa también se retomaron los historicismos, siendo el gótico y el barroco los estilos predilectos, por ser considerados dos de los máximos exponentes de esta arquitectura; por otro lado, el románico, a pesar de contar con detractores como Francisco Echenique16, fue defendido como estilo adecuado para estas                                                                                                                 10

LLORENTE, D.: Arte e ideología en el franquismo (1936-1975). Política y Sociedad. Madrid. Síntesis, 2000, pp. 81-82. 11 CERCEDA CAÑIZARES, F. J.: “La Junta Nacional de Reconstrucción de Templos (1941-1975) en ---, p. 305. 12 MAS TORRECILLAS, V. J.: op. cit. p, 122. 13 Orden Ministerial de 10 de marzo de 1941. Boletín Oficial del Estado de 25 de marzo de 1941, p. 1991. 14 Orden Ministerial de 25 de junio de 1941. BOE de 27 de junio de 1941, p. 4716. 15 ANDRÉS EGUIBURU, M.: La reconstrucción…, op. cit., p. 47. 16 ANDRÉS EGUIBURU, M.: Ibídem, p. 47.  

nuevas arquitecturas por ser una muestra perfecta de la unión Estado – Iglesia, siendo considerado el estilo “de ese nuevo imperio: La Cristiandad […]”17. Por su parte, el caso de Asturias constituyó uno de los máximos exponentes del regionalismo dentro de la arquitectura de reconstrucción de posguerra, ya que contaba con un estilo austero y tradicional que encajaba perfectamente con el nacionalcatolicismo y cumplía las exigencias de la Iglesia católica18: el prerrománico. La comprensión de las motivaciones de aceptación de este estilo es sencilla: la Monarquía Asturiana fue el núcleo de resistencia a las invasiones musulmanas y la iniciadora del proceso de Reconquista, que acabó con la recuperación de los territorios nacionales y la expansión del catolicismo nuevamente. Así, el Régimen se identificaba con los reyes asturianos precisamente por esa recuperación de la patria y la defensa de la catolicismo. Casos prácticos: las iglesias parroquiales del Valle del Nalón Los concejos de Langreo y San Martín del Rey Aurelio compartieron su historia hasta el año 1837, momento de independencia del segundo de ellos; hasta ese momento, estos municipios de la zona alta del Valle del río Nalón, se encontraban en un momento de expansión dado el auge de la explotación minera del carbón y de las actividades siderúrgicas, que serían las causantes de la creación de nuevas infraestructuras y el abandono de otro tipo de actividades económicas19. Este desarrollo del sector industrial en ambos concejos supuso un punto de inflexión en el devenir de la zona durante la Revolución de Octubre o la Guerra Civil española, debido a la importancia del movimiento obrero en esta zona, que trajo consigo la devastación de estos municipios durante el conflicto. Tras la ocupación de Gijón el 21 de octubre de 193720, y el triunfo definitivo del bando sublevado en 1939, la labor reconstructora se tornaba más que necesaria, especialmente en los edificios símbolo de poder. Por este motivo, en un breve período de tiempo, se comenzaron a proyectar y construir nuevas iglesias en los diferentes distritos de los concejos de Langreo y San Martín del Rey Aurelio, que, siguiendo las directrices marcadas por la “unidad de estilo” de la DGRD y, por tanto, de la JNRT, mostraban la importancia de la Iglesia dentro del Nuevo Régimen. Los arquitectos encargados de proyectar los nuevos templos de San Pedro (La Felguera) San Martín (Sotrondio) y Santiago Apóstol (Sama), fueron José Francisco de Zuvillaga y Zubillaga y Francisco Somolinos Cuesta, ambos nacidos en 1908 y, por tanto, pertenecientes a la llamada “primera generación de arquitectos de posguerra”21. Estos arquitectos estuvieron relacionados directamente con la Dirección General de Regiones Devastadas, motivo por el cual sus planteamientos teórico-estéticos, a la hora de plantear las nuevas construcciones, estaban en plena consonancia con las pautas procedentes de tal organismo.                                                                                                                 17

Palabras del Marqués de Lozoya en URÍA J.: Cultura oficial e ideología en la Asturias franquista: el IDEA. Oviedo. Universidad de Oviedo, 1984, p. 107. 18 ANDRÉS EGUIBURU, M.: “Historicismos…”, op.cit. , p. 572 19 FERNÁNDEZ RIESGO, C.: Historia de Langreo. Oviedo. Gráficas Baraza, 1992, p. 241. 20 RODRÍGUEZ MUÑOZ, J.: Asturias bajo el franquismo. Oviedo. La Nueva España, 2010, p. 4. 21  ALONSO PEREIRA, J. R.: Historia general de la arquitectura en Asturias. Oviedo. Colegio Oficial de Arquitectos, 1996, p. 327.

Santiago Apóstol, Sama La actual iglesia de Santiago Apóstol22 [fig. 1], se erigió sobre los restos de un templo anterior que databa de finales del siglo XIX. Tras la independencia de la villa de Sama de la parroquia de San Esteban de Ciaño en 188523, se comenzó a construir una capilla, bajo la advocación de San Eulogio, que, finalmente, no contaría con la capacidad suficiente para albergar a los parroquianos, por lo que se solicitó una ampliación. Esta construcción se mantendría intacta hasta el estallido de la Revolución de Octubre, en 1934, momento en el que sufriría numerosos daños. Pero fue durante la Guerra Civil cuando el templo fue destruido por completo, por lo que se decidió no conservarlo y apostar por la construcción de una nueva iglesia24. Así, tras el final de la contienda, se creó una Comisión pro-reconstrucción del templo en 193825, la cual encargó la reconstrucción a Somolinos. La elección de los materiales utilizados respondió, principalmente, a cuestiones económicas: el templo está realizado con piedra artificial, revestida por piedra caliza en la parte baja de la fachada principal y la zona baja del pórtico. De esta forma se consiguió abaratar los costes de la construcción, que podrían haber resultado demasiado elevados26 para una economía marcada por las medidas autárquicas tomadas en los primeros años de posguerra, que provocaron numerosas transformaciones sociales27 y que no permitían a los organismos encargados de la reconstrucción, en este caso la JNRT, adjudicar grandes partidas económicas para cada templo, teniendo que responder a ciertas condiciones básicas establecidas28. El estilo elegido para la reconstrucción de esta iglesia fue uno de los considerados como perfectos para los templos: el gótico; además, en el proyecto también se siguió la pauta de recuperación de los regionalismos, utilizando como base arquitecturas desarrolladas en cada de las regiones en las que se encontraban las Comisiones de la DGRD. De esta manera, el modelo a seguir fue indiscutible: la Catedral de Oviedo29 [fig. 2]. Sin embargo, a pesar de tener que enfrentarse a la realización de un proyecto desde cero, no se pueden dejar de notar las similitudes entre el templo proyectado en 1938 y el decimonónico, por lo que se puede afirmar que tanto el modelo de la catedral, como el de la iglesia anterior fueron los tomados como referencia por Somolinos, de forma que el nuevo templo presentaba una imagen que respetaba la identidad local de los parroquianos, sin suponer ningún tipo de ruptura entre las construcciones.                                                                                                                 22

Originariamente, el templo se encontraba bajo la advocación de San Eulogio, pero ésta se cambió debido a la coincidencia de la inauguración del templo con la onomástica del Apóstol (25 de julio de 1942). Véase FUNES HURLÉ, L.: “La iglesia parroquial de Santiago Apóstol”. Portfolio Fiestas de Santiago. Langreo. CAJASTUR, 1999, pp. 65-69 / p.69 23 PLATERO, R.: Templos parroquiales construidos durante el pontificado de Fray Ramón Martínez Vigil. O.P. (1884-1904). Oviedo. Real Instituto de Estudios Asturianos, 2005, p. 131. 24 GARCÍA CUETOS, Mª. P.: “Las iglesias parroquiales de Sama de Langreo”. Portfolio Fiestas de Santiago. Langreo. CAJASTUR, 2008, pp. 73-100/ p.79. 25 FUNES HURLÉ, L.: op. cit., p. 69. 26 GARCÍA CUETOS, Mª. P.: “Las iglesias parroquiales…”, op. cit., p.87. 27 RODRÍGUEZ MUÑOZ, J.: op. cit., p. 9.   28 CERCEDA CAÑIZARES, F. J.: op. cit., p.313. 29 GARCÍA CUETOS, Mª. P.: “Las iglesias parroquiales…”, op. cit., p.83.

La nueva iglesia se diseñó con planta de cruz latina y tres naves, en lugar de las cinco con que contaba la construcción anterior, y un ábside poligonal. La nave central presenta mayor altura que las laterales y están cubiertas por bóvedas de crucería, realizándose la división mediante arquerías apuntas sustentadas por pilares de sección cruciforme con columnillas adosadas. Sin embargo, no cuenta con triforio como sucede con muchas iglesias góticas, aunque sí con un claristorio que permite la iluminación natural del edificio, contando con un gran número de vidrieras, como cabe esperar de una iglesia neogótica.

          Fig. 1 Iglesia parroquial de Santiago Apóstol

  Fig. 2 Catedral de Oviedo  

Si bien la Catedral de Oviedo posee la ya mencionada estructura en planta, es en el exterior donde podemos observar un gran número de similitudes entre ambos edificios, muestra del modelo tomado por Somolinos. En primer lugar, la iglesia de Santiago Apóstol, a diferencia de la Catedral, presenta, en su fachada, la imagen usual de un templo gótico con dos torres flanqueando el pórtico. Éste, que se mantiene, aunque reducido, respecto a la iglesia anterior, presenta la misma morfología y distribución que en el caso catedralicio: tras arcos apuntados, de mayor tamaño el central, correspondiéndose así la distribución interna con la apariencia exterior. Por otro lado, teniendo en cuenta la importancia de las torres como símbolo y referencias significativa dentro de la composición urbanística, se puede comprender el motivo por el que Somolinos decidió aumentar su tamaño en 10 metros, respecto a la obra anterior30; sin embargo, a pesar de este crecimiento en altura, las proporciones de la torre catedralicia son mayores, por lo que el número de vanos con que cuenta también es mayor. Otra de las diferencias presentes en las torres, responde al chapitel poligonal diseñado por Somolinos, que no se corresponde con la flecha tetralobulada de la catedral, presentando una morfología mucho más sencilla. De la misma manera, en la fachada, debe notarse la presencia del rosetón en el cuerpo central, constituyendo otro                                                                                                                 30

GARCÍA CUETOS, Mª. P.: “Las iglesias parroquiales…”, op. cit., p.84.  

punto común entre la iglesia parroquial y el modelo ovetense, aunque, en el caso del templo langreano, la tracería es mucho menos compleja. Por otro lado, el resto de la apariencia exterior se corresponde plenamente con los planteamientos góticos, contando con elementos arquitectónicos, muy simplificados, como arbotantes y contrafuertes muy esbeltos, rematados por pináculos. Por otro lado, el carácter general del interior es relativamente austero y prácticamente bícromo, presentando un color grisáceo de piedra en pilares, arquerías, etc., mientras que otros elementos se encuentran pintados en blanco, como plementos de bóvedas y muros, aunque aparecen con algunos detalles, de nuevo, resaltados en gris, tal y como sucede con las nervaduras. Esta simplicidad referenciada de forma constante, viene dada por la reinterpretación contemporánea del estilo gótico, de forma que la iglesia parroquial de Santiago Apóstol no representa una mera copia, si no una clara asimilación estilística de lo medieval, tanto en estructura como en ornamentación. San Pedro, La Felguera La iglesia de San Pedro de La Felguera31 tuvo su origen en el aumento demográfico provocado por el auge industrial, el cual desembocó en la necesidad de un templo de grandes proporciones, en lugar de la ermita previa. Así, en 1882 se comenzaría a construir una iglesia de estilo historicista, que sería gravemente dañada durante la Revolución de Octubre y cuya destrucción definitiva durante la Guerra Civil, haría que los vecinos tuviesen que celebrar el culto en un antiguo cine32. El arquitecto local José Ramón Valle propuso una construcción que representaba perfectamente los ideales arquitectónicos propugnados por la Dirección General de Regiones Devastadas: una conjunción de las construcciones más representativas de la Monarquía Asturiana, como son Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa María de Bendones, recuperándolas y reinterpretándolas. Sin embargo, el exagerado monumentalismo de este proyecto, así como los costes que representaría en un momento de economía de posguerra y autarquía, supusieron el descarte del diseño de Valle. Finalmente, el proyecto llevado a cabo fue el presentado por José Francisco de Zuvillaga y Zubillaga, cuyo gusto estético se encontraba en un término medio entre lo clásico y popular, y la modernidad en que se formó académicamente. De esta manera, en 1940 se comenzó la construcción de un templo en el que impera el neorrománico, a pesar de contar con claras referencias al prerrománico. La iglesia ideada por Zuvillaga poco tenía que ver con la que había sido destruida durante la guerra, pero éste no dudó en brindar una nueva identidad a los feligreses con un diseño que recuperaba dos grandes momentos de la cristiandad, de forma que se presentaba a la Iglesia como la gran institución que había sido a lo largo de su historia, mostrando así el apoyo estatal con que contaba en aquellos momentos.                                                                                                                 31

Nótese que hasta 1975, el templo se encontraba bajo la advocación de Santa Eulalia. Véase PLATERO, R.: op. cit., p. 116. 32 VV.AA.: Parroquia de San Pedro de La Felguera. Cincuentenario del templo 1954-2004. La Felguera, Gráficas Lux, 2004, p. 26.

En sustancia, al exterior [fig. 3] se conjugan los estilos anteriormente mencionados, destacando los elementos neorrománicos en el juego de volúmenes, así como sendas portadas, principal y lateral, que repiten uno de los esquemas típicos del románico asturiano: de disposición abocinada, con varias arquivoltas semicirculares y concéntricas, dispuestas sobre las impostas que coronan los capiteles de las columnas que las sustentan, aunque aparece sólo la principal protegida por un guardapolvo33. Ha de tenerse en cuenta que las portadas románicas en Asturias carecen de tímpano, motivo por el que la escultura, que recoge temas narrativos y didácticos, se ubica en los capiteles34; a pesar de ello, en la portada del imafronte de la iglesia de San Pedro, se encuentran únicamente dos capiteles historiados, apareciendo esculpidos en los restantes decoración vegetal o animal, lo que vuelve a ser muestra de la toma de modelos medievales, aunque reinterpretados y no simplemente imitados. Otra peculiaridad en relación a las portadas es que, en el caso de la portada lateral, ésta sí cuenta con un tímpano decorado con una temática, a simple vista, característica del Medievo: el Maiestas Domini. Sin embargo, el total de la iconografía representada no se corresponde con esta temática, ya que, en lugar de aparecer rodeado del tetramorfos, el Pantocrator en la mandorla aparece rodeado por dos de los símbolos más relevantes dentro de la historia de Asturias y de la Monarquía Asturiana, la Cruz de la Victoria y la Cruz de los Ángeles. Zuvillaga se sirvió también de rosetones, ubicando uno en la fachada principal y otro en el transepto, para ofrecer una iluminación interior más efectista siempre enfocada a la zona de la Eucaristía. Aunque la presencia de los rosetones no es destacada en el caso del románico asturiano, la formación, tanto profesional como personal, del propio arquitecto pudo ser la causa de su conocimiento de la presencia de estos elementos en arquitecturas tardorrománicas en el resto del país. La torre campanario es otra de las reinterpretaciones del románico realizadas en este templo. Su estructura, de sección cuadrada y 30 metros de altura, es muy similar a la de las torres románicas, aunque sigue claramente los esquemas de la Torre Vieja de la Catedral de Oviedo. Esta similitud se observa, principalmente, en el cuerpo superior que sirve como remate y en el cual cada muro perimetral está abierto por dos vanos de arco de medio punto; por otro lado, las molduras del cuerpo de la torre representan también un punto común, aunque en caso de San Pedro, hay dos vanos en total, siendo uno de ellos de gran tamaño e iluminando la mayor parte del cuerpo de la torre. Sin embargo, la cabecera se aleja de los esquemas románicos para tomar modelos claramente prerrománicos con un muro testero recto que simula una división tripartita por la disposición de los contrafuertes y vanos, remitiendo claramente a la iglesia de Santullano o San Julián de los Prados. El espacio que se correspondería con la nave central se desataca en altura y amplitud, además de aparecer cubierto a dos aguas, mientras que las laterales son más estrechas y de menor altura, cubiertas a una sola vertiente. Cada espacio cuenta con la presencia de un vano y, en el cuerpo central se simula la denominada “cámara del tesoro”, definida por la existencia de un vano trigeminado, en este caso claramente cegado, sustentado por dos columnillas.

                                                                                                                33 34

ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Mª. S.: El románico en Asturias. Gijón. Trea, 1999, p. 67. Ídem, p.70.  

  Fig. 3 Exterior de la iglesia de San Pedro. Vista desde la cabecera.

En el interior destacan, principalmente, su monumentalidad y riqueza decorativa. Las tres naves, precedidas por un nártex flanqueado por sendas escaleras para acceder a la tribuna en que se encuentra actualmente el órgano, están separadas por arquerías de medio punto de gran tamaño, sustentadas por pilares de, también, gran formato y asentadas sobre capitales que conjugan temática vegetal y animal, labrados con gran esmero; además, todo el espacio se encuentra cubierto por bóveda de cañón, reforzada por arcos fajones apoyados en ménsulas, creándose un espacio de gran amplitud. La zona del transepto, destacado en volumen aunque no en planta, aparece totalmente remarcada por columnas que sustentas varios arcos, todos con un marcado carácter decorativo; además de contar con portadas muy monumentales en sus extremos, en las que encontramos, de nuevo, referencias al arte de la Monarquía Asturiana con la aparición constante de los tres arcos de medio punto, ligeramente peraltados, remitiendo a los miradores de Santa María del Naranco. De gran interés son también las pinturas [fig. 4], que a diferencia de la bicromía del caso anterior, nos encontramos. Magín Berenguer fue el encargado de lustrar los muros de la iglesia San Pedro, para ello se sirvió de una ornamentación que está claramente influenciada por la pintura mural prerrománica ya que, como él mismo afirmó, ésta presentaba unos “motivos que únicamente tienen la misión de embellecer” junto a otros que “atienden, además, a razones simbólicas”35. Berenguer diseñó unas pinturas que, además de contar con cruces, símbolo del cristianismo, presentan una fuerte influencia de la Baja Antigüedad y de Bizancio en sus decoraciones geométricas y vegetales.

                                                                                                                35

BERENGUER, M.: Las pinturas murales de las iglesias asturianas. París. Éditions du Centre International d’Études Romanes, 1962, p. 5.

  Fig.  4  Interior  de  la  iglesia  de  San  Pedro.  Pinturas  de  la  portada  lateral.

San Martín, Sotrondio El culto en la localidad de Sotrondio, capital del concejo de San Martín del Rey Aurelio, se celebraba en la capilla de San Martín de Tours, ubicada en una pequeña localidad cercana, San Martín. Sin embargo, los severos daños que provocó la guerra en esta construcción, donde se suponía se encontraban los restos del rey Aurelio, hizo que tras el fin de la contienda, se plantease la edificación de una iglesia parroquial de mayor tamaño, a la cual pudiesen acudir los feligreses de una comunidad que, debido al auge de las actividades mineras y siderúrgicas, era cada vez de mayor tamaño. Tras el establecimiento de las directrices básicas para la construcción del templo en unos terrenos, cedidos por la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera y vendidos por los herederos de Secundino de la Torre36, José Francisco Zuvillaga fue el encargo de realizar el proyecto. La construcción del templo comenzaría el 9 de mayo de 1945, aunque, finalizados los cimientos los trabajos de detuvieron y no se reanudaron hasta 195137. Esto puede estar relacionado con el hecho de que el primer proyecto diseñado por Zuvillaga no fue el que se realizaría en último término, posiblemente debido a la grandiosidad y monumentalismo de éste, suponiendo quizás un coste demasiado elevado, a pesar de contar con la subvención de la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales, cuya suma ascendería a un total de 150.000 pesetas38. De cualquier forma, no se puede pasar por alto el carácter arquitectónico de la iglesia proyectada en primera instancia [fig. 5] ya que, tomando como base las palabras del propio Zuvillaga, su estilo estaba claramente influenciado por los preceptos y                                                                                                                 36

FERNÁNDEZ, J.L.; NOVAL, A.: 50 aniversario. Templo parroquial de Sotrondio. Mayo 1956- Mayo 2006. Sotrondio. Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, 2006, p. 14. 37 Ídem, p. 15-17. 38 Archivo Histórico de Asturias (en adelante AHA), Fondo del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias. Francisco Zuvillaga, caja 106-119, Proyecto de iglesia parroquial de Sotrondio, Asturias. [sin catalogar]

directrices de la Dirección General de Regiones Devastadas, tomando como punto de partida el prerrománico y el románico, y remitiendo en gran medida al templo cuya construcción había dirigido en la localidad de La Felguera: “Siendo indudable que en la historia de la arquitectura cristiana española ocupa lugar preferente la que el insigne Jovellanos bautizó con el nombre de “Arquitectura asturiana” y recordando que en el último período de su desarrollo, hacia la mitad del siglo XI, en ella nace, se acusa y toma cuerpo la formación de un estilo nacional que se extiende por los dominios de Castilla y León, creemos que el carácter arquitectónico de esta iglesia debe ser inspirado en los estilos asturiano y románico”39.

  Fig. 5 Fachada del primer proyecto para la iglesia de San Martín, Sotrondio

Finalmente, el proyecto que sí se realizó, también dirigido por Zuvillaga, se sigue enmarcando dentro del historicismo y, por tanto, dentro de las prescripciones estilísticas de la teoría arquitectónica del franquismo. Los materiales utilizados para la construcción del templo, fueron mortero de hormigón para los cimientos, muros de mampostería con sillares bien escuadrados como refuerzo, ladrillo prensado, plaquetas de arenisca y placas artificiales para pilastras y arcos40, abaratando así los costes de la obra. La estructura de la fachada no remite en absoluto a la configuración acostumbrada en las iglesias románicas dentro del territorio asturiano. Si bien cuenta                                                                                                                 39

Véase la Memoria descriptiva del proyecto, hoja nº 2, AHA, Fondo de Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, Francisco Zuvillaga, caja 106-119. Proyecto de iglesia parroquial de Sotrondio, Asturias. [sin catalogar] 40 FERNÁNDEZ, J.L.; NOVAL, A.: op. cit., p. 19.  

con un rosetón, como el diseñado en el caso felguerino, la portada de este templo consiste básicamente en un gran arco de medio punto que abre paso a un nártex, en el que encontramos, de nuevo, otra portada decorada con un tímpano en el que aparece el santo bajo cuya advocación se encuentra la iglesia: San Martín. Esta morfología puede corresponderse con dos estilos diferentes: por un lado, y siguiendo la idea primigenia del arquitecto de tomar como base el románico para esta construcción, puede remitir arquitecturas tardorrománicos como San Vicente de Ávila, en la que nos encontramos con una portada monumental, configurada a través de un gran arco; por otra parte, la estructura de gran arco de entrada coronado por un rosetón, nos recuerda la estructura del cuerpo central de la propia Catedral de Oviedo, de forma que Zuvillaga pudo tomar como referencia una de las arquitecturas más relevantes del territorio asturiano, aunque su construcción fuese en estilo gótico.

  Fig. 6 Fachada principal de la iglesia de San Martín, Sotrondio

No obstante, la disposición del resto del templo sí sigue los esquemas del arte románico pleno en España y en Asturias: se constituye una planta basilical de tres naves, separadas por pilares, con un crucero alineado en planta y una cabecera triabsidial escalonada, cuyo exterior remite a las cabeceras de templos como el del monasterio de Cornellana [fig. 7] o San Antolín de Bedón. Por otro lado, la estructura escalonada originada por los pórticos laterales y el cuerpo de naves, siendo las laterales de menor altura que la central, originan una estructura que resulta similar a la del San Salvador de Valdediós. Resulta llamativa la elección de vanos circulares para la iluminación del cuerpo de naves, así como de los cuatro cuerpos en que se divide la torre antes de llegar al cuerpo de campanas que la remata. Esto puede deberse quizás a la forma en que la luz penetra por estos vanos, dando una sensación de recogimiento y elevación del espíritu, aunque proporcionando una mayor cantidad de luz natural que en el caso de haberse decantado por las saeteras más características del románico que ofrecerían menos luminosidad o los vanos cubiertos por celosías prerrománicos, que habrían supuesto un coste más elevado.

  Fig. 7 Cabecera de la iglesia del Monasterio de Cornellana

En el interior, encontramos arquerías de medio punto sustentadas sobre pilares de sección cuadrada, a excepción del crucero donde éstos son cruciformes; la cubierta del cuerpo de naves se realiza con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones apoyados en ménsulas, utilizando Zuvillaga el mismo recurso que en San Pedro de La Felguera. Esta iglesia retoma la bicromía presente en el templo de Santiago Apóstol, en contraposición con las ricas pinturas realizadas por Berenguer en San Pedro. En la actualidad, la iglesia con que nos encontramos no es la misma que la finalizada en 1956; ésta sufrió una importante remodelación a comienzos de la década de 1980, ya que desde el Arzobispado, se propuso la creación de nuevos espacios para la realización de diversas labores como catequesis, actividades con jóvenes, etc.41, de manera que los pórticos laterales fueron cerrados, cambiando de esta manera la estética exterior del templo, así como su planta. Por otro lado, dentro del carácter austero del templo, destaca el ábside central, donde se ubica el altar, el cual aparece cubierto por láminas de madera sobre las que se ubica la figura de Cristo crucificado, encontrándonos, además, esculturas de gran sencillez representando a los cuatro evangelistas, a sus lados. Conclusiones La Guerra Civil supuso la destrucción de un gran número de iglesias dentro del territorio asturiano. En el caso del valle del Nalón, la importancia del movimiento obrero, debido a las actividades minera y metalúrgica, supuso una mayor crudeza en el ataque sufrido por estas arquitecturas. Por lo tanto, tras el fin de la contienda, la necesidad de reconstrucción de estos símbolos de poder fue más que necesaria, sobre todo en zonas que resultaron especialmente conflictivas durante la guerra.                                                                                                                 41

FERNÁNDEZ, J.L.; NOVAL, A.: op. cit., 29.

Como vehículo de los nuevos ideales de estilo arquitectónico al igual que de la propaganda del Régimen, se creó la Dirección General de Regiones Devastadas, organismo del cual dependería la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos, que se encargaría de la gestión de las intervenciones en la arquitectura religiosa. De esta manera, desde los postulados teóricos se planteó la recuperación de los historicismos religiosos, concretamente, la de aquellos considerados los más representativos de la grandeza e importancia de la Iglesia: el románico y el gótico. Además, en el caso del territorio asturiano, se contaba también con la presencia de la arquitectura prerrománica, símbolo y recordatorio de la supremacía del cristianismo frente al Islam, así como de la lucha por la unidad del país, fue considerada como una muestra idónea de los valores franquistas. En las iglesias parroquiales del Valle del Nalón, se puede observar cómo la recuperación de los historicismos supuso un perfecto seguimiento de los ideales arquitectónicos del momento, de forma que se asimilaron y reinterpretaron las arquitecturas precedentes de una forma totalmente contemporánea, a pesar de estar condicionadas por los escasos recursos debidos a la economía de autarquía y posguerra.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.