\"El reformismo franquista y la extrema derecha postfranquista. Los orígenes de Alianza Popular (1967-1977)”

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EL REFORMISMO FRANQUISTA Y LA EXTREMA DERECHA POSTFRANQUISTA LOS ORÍGENES DE ALIANZA POPULAR (1967-1977)* MIGUEL A. DEL RÍO MORILLAS

INTRODUCCIÓN Uno de los temas menos analizados por la historiografía española actual, si lo comparamos con la extensa bibliografía generada por el estudio del movimiento obrero, es la extrema derecha española neofranquista y postfranquista 1 . Esta extrema derecha española, 1

* El presente trabajo forma parte del proyecto de tesis doctoral que el autor desarrolla en el Departamento de Historia

Moderna y Contemporánea de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Asimismo, dicho proyecto está financiado por el programa de Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación. Para el presente nivel de investigación queremos destacar los siguientes estudios: CASALS, X.: La tentación neofascista en España, Barcelona Plaza&Janés, 1998; GALLEGO, F: Una patria imaginaria. La extrema derecha española (1973-2005), Madrid, Síntesis 2006; RODRÍGUEZ, J.L.: Reaccionarios y golpistas. La extrema derecha en España: del tardofranquismo a la consolidación de la democracia (1967-1982), Madrid Consejero Superior de Investigaciones Científicas, 1994. Otros libros que cabe mencionar sobre la extrema derecha española son los siguientes: CASALS, X.: Neonazis en España. De las audiciones wagnerianas a los skinheads (1966-1995), Barcelona, Grijalbo, 1995; Ultrapatriotas. Extrema derecha y nacionalismo de la guerra fría a la era de la globalización, Barcelona, Crítica, 2004, y Ultacatalunya. L’extrema dreta a Catalunya: de l’emergència del “búnker” al rebuig de les mesquites (1966-2006), Barcelona, L’Esfera dels llibres, 2006; RODRÍGUEZ, J.L.: La extrema derecha en la España del siglo XX, Madrid, Alianza Editorial, 1997. Finalmente existe un bibliografía desde una vertiente más periodística, SÁNCHEZ SOLER, M.: Los hijos del 20-N. Historia violenta del fascismo español, Madrid, Temas de Hoy, 1993; Descenso a los fascismos, Barcelona, Ediciones B, 1998. Por otra parte, también queremos destacar una obra que se

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entendida como un movimiento social más, ha despertado, siempre, un recelo ético y político por parte de la comunidad de historiadores e instituciones públicas, siendo una temática de estudio poco motivadora por su escasa demanda social. Más allá de su “interés social”, habría que destacar el papel socio-político desarrollado por las autodenominadas “fuerzas nacionales”, en una etapa clave del siglo XX español: la transición democrática española. Por otro lado, si comparamos los procesos de cambios políticos europeos basados en la transición de un sistema de extrema derecha (fascismo, principalmente) a un sistema democrático (véase el período posterior a la II Guerra Mundial en Italia y Alemania) basado en el antifascismo como mito neofundacional de la nación, podremos observar la excepcionalidad del contexto español. El mito fundacional de la transición española no es el antifascismo, sino el olvido del franquismo y de la guerra civil como pacto tácito de las elites dirigentes reformistas españolas que la condujeron 2 . Esta interpretación del contexto histórico, debe de ser fundamental cuando nos enfrentemos al estudio de la extrema derecha española durante la transición y su posterior evolución.

CRISIS DEL FRANQUISMO, REFORMISMOS PARAFRANQUISTAS Y EXTREMA DERECHA Para comprender los orígenes de la extrema derecha postfranquista y neofranquista es necesario iniciar una aproximación al análisis político y sociológico de la extrema derecha intrínsecamente englobada en el franquismo, partiendo del estudio de la transformación de los sectores dirigentes del franquismo durante la etapa comprendida entre 1967 –momento en que se inicia un debate crucial que marcaría la etapa primordial de la fragmentación del supuesto “consenso franquista” respecto al grado de apertura política que debería adoptar el franquismo alrededor de la aprobación y desarrollo de la Ley Orgánica del Estado- y 1977 -año marcado por las primeras elecciones pseudodemocráticas 3 desde 1936 y por el fracaso electoral de la circunscribe a una parte de la extrema derecha, la denominada nacional-revolucionaria, VIÑAS, C.: Skinheads a Catalunya., Barcelona, Columna, 2004. 2

Para profundizar en el tema véase, AGUILAR, P.: Memoria y olvido de la guerra civil español, Madrid, Alianza,

1996; GALLEGO, F.: El Mito de la Transición. La crisis del franquismo y los orígenes de la democracia (1973-1977), Barcelona, Crítica, 2008. 3

Hablamos de elecciones pseudodemocráticas debido a la imposibilidad de libre participación, en estos comicios

electorales, de las fuerzas políticas de extrema izquierda bajo su real nombre, como fue el caso del partido maoísta, Partido del Trabajo de España (PTE), o de grupos nacionalistas autodeterministas, como Esquerra Republicana de

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extrema derecha, tanto la “residual-nostálgica” franquista, casoFuerza Nueva (FN), como la “operativa-neofranquista” de Alianza Popular (AP)-. En este sentido cabe remarcar dos puntos primordiales: el primero, basado en el inicio de la completa implosión de la unidad política franquista como consecuencia de los nuevos retos sociales y políticos derivados del debate institucional surgidos a partir de leyes de carácter reformista, como fueron la Ley de Prensa de Fraga (1966) y la Ley Orgánica del Estado (1967) 4 ; y el segundo, basado en la reestructuración posicional política de la clase dirigente franquista en los diferentes momentos de crisis gubernamental del tardofranquismo y durante el periodo cronológico que abarca los inicios de la transición española. Estimamos importante remarcar, cómo el franquismo unificado en abril de 1937 se despieza desde un primer momento debido a las diversas crisis surgidas en el poder político franquista, y consideramos la crisis de gobierno de 1969, una fecha clave para el fin de esa forzada unidad política de las diversas familias que formaban el franquismo (falangistas, tradicionalistas, integristas católicos, monárquicos radicales). Asimismo, el inicio de un nuevo debate transversal entre aperturistas e inmovilistas 5 (pero que a su vez va más allá de esa dialéctica) en el seno de la estructura franquista, a partir de la institucionalización de la séptima ley fundamental, la Ley Orgánica del Estado 6 , supuso la reestructuración sociológica y política de los diversos posicionamientos respecto al futuro del régimen de Franco. De esta manera, la reestructuración del espació franquista, también tuvo lugar en las crisis de 1969, 1970, 1973, 1975 y 1976 7 , provocando la aparición de nuevos temas de controversia entre la clase dirigente franquista. Estos debates no conllevan -como muchos políticos franquistas reformistas defendieron en la transición- un preduelo determinista proyectado desde el presente de la transición hacia Catalunya (ERC). Por otro lado, la posición de Suárez como presidente de gobierno antes de las elecciones, le facilitó la utilización “privilegiada” de todos los medios que tenía a su alcance (todo lo que quedaba de los aparatos del Movimiento Nacional, prensa, radio, televisión, aparatos administrativos comarcales y nacionales), lo que supuso un agravio comparativo para la mayoría de las restantes fuerzas políticas. Por consiguiente, la preparación de las elecciones desde el mismo gobierno, implicó una ventaja política considerable. 4

Consideramos clave, también, en la fragmentación de la clase política franquista, el debate surgido entre las diferentes

maneras de hacer frente a la reactivación del movimiento antifranquista, así como al debate sobre la “despolitización” del franquismo -tan reivindicado por el integrista Blas Piñar a través de su revista Fuerza Nueva-, o el debate sobre la sucesión del jefe del Estado y de su régimen, entre otros. 5 6

CARR, R. y FUSI, J.P.: España de la dictadura a la democracia, Madrid, Planeta, 1979, p. 238. La Ley Orgánica del Estado de 1967 abrió un debate institucional sobre los grados de representatividad entre las

instituciones franquistas y la sociedad (asociaciones). 7

Para una mayor ampliación de las mencionadas crisis recomendamos, MOLINERO, C. y YSÀS, P.: La Anatomía del

franquismo. De la supervivencia a la agonía, 1945-1977, Barcelona, Crítica, 2008, pp.47 y ss.

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los años 60-70 entre predemócratas y franquistas 8 , ya que el debate entre aperturistas e inmovilistas parte de la misma base: la aceptación de ejercicio y legitimidad del 18 de julio. Otro debate será qué tipo de franquismo es el defendido: el franquismo más fascista y guerracivilista surgido de la unificación de los años 40-50, que apoyaba el denominado “búnker” 9 ( parte de la extrema derecha neofranquista que entre 1976-1978 definiremos como “residual”), o el franquismo del “desarrollo económico” y de “los 25 años de paz” de los años 60-70, que defenderían los reformistas franquistas que buscaban el perfeccionamiento del franquismo a partir de nuevas formas de participación ciudadana que no rompieran con el régimen (parte de la extrema derecha neofranquista que entre 1976-1978 definiremos como “operativa”). Creemos que, el debate no versa entre democracia contra franquismo sino sobre qué tipo de franquismo se defiende. Asimismo, el intento de presentar a los reformistas franquistas como protodemócratas carece de toda lógica y rigurosidad histórica por carecer de un análisis científico de los hechos acontecidos y de los consecuentes desarrollos evolutivos. Por otro lado, cabe enfatizar que, en términos generales, los cambios de posicionamiento político -desde la crisis de gobierno de 1969 y, sucesivamente, durante todas las crisis del franquismo- deben atribuirse al intento de conservar el status político y económico adquirido por diferentes colectivos políticos dentro del régimen franquista. La voluntad de supervivencia política de muchos funcionarios del Movimiento, y de la clase principal franquista, tuvo una gran importancia en el proceso de aceptación de reformas del aparato franquista, que siempre partían de la legitimidad del régimen nacido del 18 de julio de 1936. Los casos de la

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Tesis defendidas en, FERNÁNDEZ–MIRANDA, A. y P.: Lo que el Rey me ha pedido. Torcuato Fernández-Miranda

y la reforma política, Barcelona, Plaza & Janés, 1995; PALOMARES, C.: Sobrevivir al franquismo. Evolución y triunfo del reformismo, 1967-1977, Madrid, Alianza Editorial, 2006; y en las memorias de los “reformistas azules”, MARTÍN VILLA, R.: Al servicio del Estado, Barcelona, Planeta, 1984, y ORTÍ BORDÀS, J.M.: La Transición desde dentro, Barcelona, Planeta, 2009. En contraposición, tenemos las tesis de GALLEGO, F.: El Mito de la Transición..., op. cit., y de YSÀS, P.: Disidencia y subversión. La lucha del régimen franquista por su supervivencia, 1960-1975, Barcelona, Crítica, 2004. 9

Tomamos prestada la definición realizada por el historiador José Luís Rodríguez Jiménez y entendemos como búnker

al: “conglomerado político, militar, económico y eclesiástico con una mentalidad ligada al esquema de valores impuestos en los primeros años del franquismo por los vencedores de la guerra civil y constituido por el conjunto de personas afectas a posiciones inmovilistas y asentadas en las instituciones del Estado.”, en RODRÍGUEZ, J.L.: Reaccionarios y golpistas…, op.cit, pp 168-169. Destacamos en este núcleo social a los seguidores de Fuerza Nueva, a los falangistas “guerracivilistas” como Fernández Cuesta o Girón de Velasco, a personajes provenientes de la tecnocracia más autoritaria como Fernández de la Mora, a militares como los generales Iniesta o De Santiago, o a eclesiásticos como Guerra Campos (obispo de Cuenca) o Casimiro Morcillo (arzobispo de Madrid).

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parafranquista UCD (Unión de Centro Democrático) 10 y AP (extrema derecha neofranquista “operativa” entre 1976 y 1978) representan la clara expresión del franquismo político integrado en el proceso de reforma política de 1976.

ALIANZA POPULAR COMO EXTREMA DERECHA “OPERATIVA”: Si hablamos de AP 11 , nos encontramos con una plataforma que partía de un franquismo actualizado (neofranquismo) como base estratégica y doctrinal de su proyecto. La federación neofranquista intentó hacerse con el franquismo sociológico –y con parte del político- y poner freno a una posible mayoría de izquierdas en el poder. Hallamos al líder de AP, Fraga, escorado a la derecha en relación a sus propuestas iniciales centristas-reformistas no rupturistas un espacio. Un espacio, éste último, ocupado y arrebatado por UCD- que basaba su estrategia en buscar el apoyo de las clases medias españolas 12 . Para Fraga, la mayoría del pueblo español estaba formado por clases medias -que guardaban un buen recuerdo de Franco y que habían nacido en el desarrollismo de los 60-, que querían experimentar un cambio alejado de todo tipo de “extremismo” rupturista que pudiera parar el avance político y económico del país. La plataforma neofranquista estuvo integrada por diferentes partidos nacidos, principalmente, de asociaciones franquistas como: la Unión del Pueblo Español de Martínez

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Respecto a la bibliografía producida en torno a UCD, creemos que la más destacable hace referencia a las obras del

politólogo chileno Carlos Huneeus, La Unión de Centro Democrático y la transición a la democracia en España, Madrid, CSIC,1982, y a la del politólogo y sociólogo británico Jonathan Hopkins, Party formation and democratic transition in Spain: The creation and collapse of the Union Democratic Centre, Basingstoke Macmillan, 1999; por encima de obras más memorialísticas o periodísticas como el caso de: ATTARD, E.:Vida y muerte de UCD, Barcelona Planeta, 1983; CHAMORRO, E.: Viaje al centro de UCD, Barcelona, Barcelona, 1991; FIGUERO, J.: UCD la “empresa” que creo Suárez: historia, sociología y familias del suarismo, Barcelona Grijalbo, 1981. 11

En la actualidad sólo encontramos tres estudios que analizan exclusivamente la temática de Alianza Popular en un

contexto estatal, excluyendo la obra del historiador catalán Joan B. Culla, La Dreta Espayola a Catalunya (1975-2008), Barcelona La Campana, 2009: BAÓN, R.: Historia del Partido Popular…, op. cit.; LÓPEZ NIETO, L.: Alianza Popular: Estructura y evolución electoral de un partido conservador (1976-1982), Madrid, CIS, 1988; PENELLA, M.: Los orígenes y evolución del Partido Popular. Una historia de AP. 1973-1989, Salamanca, Caja Duero, 2005. Exclusivamente López Nieto utiliza una propuesta científica, pero sin analizar a fondo las cuestiones sociales, culturales, políticas e históricas del desarrollo de AP. Por otro lado, los libros de Baón (diputado de la IV, V, VI, VII y VIII Legislaturas por el PP) y Penella (secretario de Dionisio Ridruejo a partir de 1971) caen en el universo de subjetivismo ideológico respecto a AP. 12

FRAGA, M.; En busca del tiempo servido, Barcelona, Planeta, 1987, pp.56-57.

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Esteruelas, Acción Regional de López Rodó, Acción Democrática Española de Silva Muñoz, Democracia Social de Licinio de la Fuente, Unión Nacional Española de Fernández de la Mora, Unión Social Popular de Thomas Carranza, o Reforma Democrática de Manuel Fraga 13 . Si analizamos este elenco de grupos y personajes, nos encontramos con ministros y procuradores 14 franquistas de los años 60-70, y con asociaciones que, en su mayoría, fueron más unas letras que una auténtica organización -la mayoría de los integrantes de esos grupos ingresaron en UCD 15 -. AP participó en el proceso reformista liderado por Suárez a través de su voto favorable en las Cortes del 18 de noviembre de 1976 y su voto afirmativo en el referéndum del 15 de diciembre de 1976, mientras que sólo pudo hacerse notar en el debate de la reforma a través del tema referente a la futura ley electoral, al exigir un sistema mayoritario en contraposición al sistema proporcional 16 . El intentó de AP, concretamente de Fraga, de presentarse ante la opinión pública como un grupo centrista-reformista 17 , era contradictorio ya que chocaba con la composición de sus cuadros y sus representantes, que eran claramente de extrema derecha, como: el integrista Fernández de la Mora 18 , el falangista populista Utrera Molina, el “franquista duro” Arias Navarro o el democristiano extremista Silva Muñoz. Esta percepción fue claramente plasmada por los medios de comunicación del momento, que calificaban a AP de

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“Los siete grupos de Alianza se federan formalmente”, El País, 6 de marzo de 1977. En las elecciones generales de 1977, Alianza Popular fue el partido que presentó a un mayor número de ex-

procuradores franquistas (79); ver “Alianza Popular encuadra casi a la mitad de los 712 procuradores de Franco que concurren a las elecciones”, El País, 9 de junio de 1977. Para un estudio más exhaustivo, véase LÓPEZ NIETO, L.: Alianza Popular…, op. cit., pp.85-94. 15

PENELLA, M.: Los orígenes y evolución…, op. cit., pp.174-190. Aunque no es comparable con la situación y

contexto italiano postbélico, hay una cierta similitud entre el caso italiano y el de UCD. En el caso italiano se produce la integración de funcionarios fascistas -que no siguieron a Mussolini a la República de Salo- en los partidos políticos no fascistas como medio de supervivencia política (liberales y principalmente democristianos). Al contrario que los seguidores del Mussolini de la República de Salo, los fascistas doctrinales, que formaron el MSI; véase GALLEGO, F.: Neofascistas. Democracia y extrema derecha en Francia e Italia, Barcelona, Plaza&Janes, 2004, pp.182-196. 16

“Alianza Popular pidió al Rey un sistema mayoritario y neutralidad del gobierno en las elecciones”, El País, 28 de

octubre de 1976. Asimismo, y más adelante, AP propuso: establecimiento de un mínimo de tres diputados por provincia; 5% de votos mínimos por provincia para poder tener derecho a un escaño; listas cerradas y bloqueadas; un mes de campaña electoral; y subvenciones del Estado por voto obtenido; en “Alianza Popular propone un mínimo de tres diputados por provincia”, El País, 3 de marzo de 1977. 17 18

“Fraga: Somos centristas en el sentido más profundo”, El País, 8 de marzo de1977. “Fernández de la Mora rechaza la ruptura con el 18 de julio”, El País, 23 de enero de 1977.

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neofascista y de neofranquista 19 , para indignación de un Fraga que intentaba alejarse de toda comparación con los sectores de la extrema derecha más tradicional 20 . Podemos resumir que, AP se convirtió en una plataforma neofranquista que buscaba obtener el apoyo del espectro del franquismo sociológico, del reformismo del régimen y de la base social del neofranquismo más escorado a la derecha. Pero más allá de realizar una comparación entre los dos partidos surgidos del franquismo, queremos plantear la incursión de AP en una nueva definición: la extrema derecha operativa en contraposición a la extrema derecha residual-. ¿Por qué hablamos de extrema derecha para calificar a AP? El punto de partida de nuestra definición es el reconocimiento de la legitimidad de origen y de ejercicio del régimen surgido del 18 de julio de 1936, por parte del partido de Fraga. Esto implica el reconocimiento de un régimen constituido contra la legalidad democrática de la II República y la aceptación de un régimen de extrema derecha, el franquismo. Por lo tanto, la no ruptura con la legitimidad franquista, por muy reformista que se quiera plantear, implicaba moverse dentro de los campos de la extrema derecha, ya fuere con el adjetivo reformista, inmovilista, aperturista o evolucionista. AP nunca renegó de la legitimidad al 18 del julio ni lo que ello representaba –básicamente, porque estaba integrado por la élite política franquista- aunque, eso sí, se presentaron ante la opinión pública como los herederos del franquismo del desarrollismo económico de los 60, el de los 25 años de Paz. Todo ello, bajo una lectura del presente basada en el deseo de cambio modernizador del sistema; una modernización que permitiera adaptarse a los nuevos tiempos, sin que ello significase ningún proceso constituyente que rompiera los logros del franquismo. En este contexto se movió una AP que llevó hasta las últimas consecuencias estas políticas que claramente podríamos asimilar con las políticas de las fuerzas de la nueva extrema derecha europea del momento, como el Movimiento Social Italiano, el NPD alemán o el Frente Nacional francés 21 . Estas fuerzas mezclaban el respeto por las experiencias fascistas -sin que 19

“Alianza Popular opta por el continuismo”, El País, 10 de octubre de 1976; ”La derecha sin lideres”, El País, 10 de

octubre de 1976; “El Congreso de AP”, El País, 10 de marzo de 1977; “Alianza Popular, las cenizas del franquismo”, El País, 10 de junio de 1976. 20

“¿Qué es Alianza Popular?”, El País, 5 de junio de 1977; “Alianza se defiende”, El País, 11 de junio de 1977. Por

otro lado, la deriva derechista de Fraga ante la formación de AP tuvo consecuencias para el grupo fraguista de GODSA, que se reestructuró tras abandono de los sectores más reformistas del centro- izquierda como Ruiz Platero, Calderón, Cortina u Orduño, todos ellos contrarios a la formación de AP. PENELLA, M.: Los orígenes y evolución…, op. cit., p.161. 21

Para comprender una evolución general de la extrema derecha francesa, italiana y alemana postfacista, véanse,

ALGAZY, J.: La tentation neó-fasciste en France (1944-1965), París, Fayard, 1984; L’Extrême Droite de 1965 à 1984,

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por ello se desease su vuelta- con unas políticas que hacían referencia a los problemas del momento y a soluciones no basadas en proyectos pasados. Esta estrategia se acompañaba de un discurso anticomunista y de crítica, en clave nacional-populista, contra los sistemas democráticos. La Alianza Popular de 1976-1978 estaba claramente en este espectro político europeo, por lo tanto, estamos afirmando que el grupo de Fraga se convirtió en el mayor grupo de extrema derecha de toda Europa al lograr el apoyo del 8’2% de la población -elecciones generales del 15 de junio de 1977-, muy por encima de los resultados obtenidos por la extrema derecha de aquella época en Europa 22 . Este dato electoral, revelador, deslegitimaría la de idea que, durante la denominada transición española no existió una extrema derecha potente en España.

CONCLUSIONES: Con todo ello, y siguiendo con la metodología analítica que el historiador Ferran Gallego defiende 23 , queremos poner en cuestión algunas tesis de historiadores, como las de Xavier Casals i Meseguer 24 , las cuales defienden que, en la España de la transición la extrema derecha no existe o no es apreciable, todo ello sin prestarle la suficiente atención al debate interno de la mayor institución de la extrema derecha española: el franquismo. Este punto es de especial interés, pues nos permite la definición del régimen y sale al paso de un permanente malentendido: la ausencia de extrema derecha en España tras cuarenta años de franquismo.

Paris, L’Harmattan, 1989; CASALS, X.: Ultrapatriotas. Extrema derecha y nacionalismo de la guerra fría a la era de la globalización, Barcelona, Crítica, 2003; GALLEGO, F.: Neofascistas. Democracia y…, op. cit.;

De Auschwitz a

Berlin. Alemania y la extrema derecha, 1945-2004, Barcelona, Plaza&Janes, 2005; IGNAZI, P.: Il Polo escluso: profilo del Movimento Sociale Italiano, Bolonia, Il Mulino, 1989; MOREAU, P.: Les héritiers du III Reich. L’extrême droite allemande de 1945 à nos tours, París, 1994; RODRIGUEZ, J.L.: ¿Nuevos fascismos? Extrema derecha y neofascismo en Europa y en Estados Unidos, Barcelona, Península, 1998; TARCHI, M.: Dal MSI ad An. Organizzazione e strategie, Bolonia, Il Mulino, 1997. 22

Como muestra representativa tenemos el caso del NPD alemán, que en las elecciones generales de 1977 logró el

0’6% del total de los votos; en GALLEGO, F.: De Auschwitz a Berlin…, op. cit., p.186. 23

Véase GALLEGO, F.: Una patria imaginaria…, op. cit., y “Nostalgia y modernización. La extrema derecha

española entre la crisis final del franquismo y la consolidación de la democracia (1973-1986)” en COBO, F. y ORTEGA, M.T. (eds): La extrema Derecha en la España Contemporánea, Ayer, 71 (2008), pp.175-209. 24

Véase CASALS, X.: La tentación neofascista…, op. cit.

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