\"El Rebate\" de Alameda. Memoria del programa de dinamización social y presupuestos participativos del Ayuntamiento de Alameda (Málaga).

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Descripción

“El Rebate” de Alameda Memoria del programa de dinamización social y presupuestos participativos del Ayuntamiento de Alameda (Málaga) José Antonio Castro Pérez Enero 2012

MEMORIA DEL PROGRAMA DE DINAMIZACIÓN SOCIAL Y PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS “EL REBATE” DE ALAMEDA Enero 2012 José Antonio Castro Pérez1 [email protected]

Contenido Introducción .............................................................................................................................3 Principios ..................................................................................................................................5 Fundamentación y Objetivos ....................................................................................................6 Objetivos relacionados con “querer participar” ...................................................................7 Objetivos relacionados con “saber participar” ...................................................................14 Objetivos relacionados con “poder participar” ..................................................................18 Metodología ...........................................................................................................................25 Proyectos ...............................................................................................................................32 Presupuestos participativos ...............................................................................................32 Decisiones de “coste cero” .................................................................................................39 Co-gestión de infraestructuras municipales .......................................................................40 Autogestión juvenil ............................................................................................................41 Otros ..................................................................................................................................43 Papel de las asociaciones existentes ......................................................................................45 Logros e impactos del Rebate ................................................................................................46 Futuros retos del Rebate ........................................................................................................47 Evaluación del proceso a cargo de la Mesa de Representantes vecinales ..............................49

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Director Técnico de El Rebate de Alameda (Málaga)

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Introducción "Rebate" es como llamamos en Alameda al escalón de la puerta de las casas. Un “lugar” que en Alameda tiene nombre, como ocurre con todas las cosas que son “vividas”, que significan algo para la gente, y que se corresponden con una forma de ser, con una forma de relacionarse y de entender la vida que es propia del pueblo, que entre todos/as hemos ido forjando, y continuamos haciéndolo con nuestros actos más cotidianos.

Vecinos de la Cañada (Alameda)

El rebate es un lugar donde se puede estar (se puede “salir al rebate”), pero también un lugar de paso (que utilizamos al entrar y al salir, cuando hace falta, sin darle mayor importancia). Un lugar que da “tarea” (para barrerlo, limpiarlo…) pero también da descanso (para tomarse un respiro, sentarse al fresco...). El rebate sirve para escapar (de las preocupaciones, de lo que nos pasa…), pero también sirve para encontrarse con los vecinos (compartiendo las preocupaciones, enterándonos y comentando lo que pasa...). El rebate es un lugar que está entre la casa y la calle, entre “lo mío” y lo de todos. Y en toda su complejidad, de cualquiera de las formas que lo vivimos, algo que todo el mundo en el pueblo entiende.

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Rebate de la Calle Granada (Alameda)

Así, el rebate tiene muchas de las cosas que pensamos que debe tener un proceso si queremos que sea “participativo”. El rebate es algo: ·

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Que se puede vivir de muchas formas (porque cada persona le pone “su puntito”), pero todo el mundo lo puede sentir como propio, como una forma de vida común, que es del pueblo. Que se puede utilizar libremente, sin pedir permiso, se puede entrar y salir, colaborar en una cosa y en otra no, porque cada cual sigue teniendo otras preocupaciones y quehaceres. Que se le puede dedicar más o menos tiempo o esfuerzo, según la disponibilidad de cada uno. Donde se hacen cosas, pero donde también se pasa bien. Donde no hay un guión establecido y se puede hablar de todo. Donde puedo acudir con un problema particular, pero donde también puedo conocer los problemas de mis vecinos, e implicarme para que se arreglen cosas que no son mías ni del otro, sino que son del pueblo y nos afectan a todos.

Por todas estas cosas, desde finales de 2008, "El Rebate" es también el programa de dinamización de la participación ciudadana y de presupuestos participativos promovido por el Ayuntamiento de Alameda, en colaboración con la Diputación de Málaga.

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Principios Como proceso participativo, el Rebate se compromete con los siguientes principios:

· Es universal: todas las

personas pueden participar en este proceso, y en él cada persona se representa a sí misma.

· Es vinculante: en este

proceso se participa para decidir, no sólo para opinar.

· Es deliberativo: se

fomenta que todo el mundo diga lo que piensa, desde el respeto, para dar lugar al debate y que así las decisiones estén mejor deliberadas.

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· Se auto-regula: las

normas del Rebate se deciden entre todos/as los/as participantes, fomentando que todo el mundo participe en la evaluación de su marcha, dentro del respeto a los principios anteriores. De arriba abajo: 1. Lluvia de ideas. 1er Encuentro de Jóvenes de Alameda “Juventud y Participación”, Ceulaj 18 y 19 abril de 2009; 2. Recuento de votos sobre prioridades de obras “PER”. Reunión vecinal de la barriada Cañada-Sotillo, 1 febrero de 2009; 3. Visita a las propuestas vecinales de obras “PER” para el curso 2010-2011. “Día del autobús”, 29 de enero de 2011; 4. Reunión de revisión de propuestas del Presupuesto Participativo de Jóvenes, 27 de junio de 2011.

Al acogerse a estos principios, el Rebate de Alameda se suma a la conocida como “Declaración de Antequera”, suscrita en 2008 en el seno de la Red Estatal de Presupuestos Participativos, como el conjunto de criterios que debe tener un proceso para ser considerado Presupuesto Participativo y estar integrado en dicha red. La Red Estatal de Presupuestos Participativos ha sido impulsada por la Diputación de Málaga y otros ayuntamientos con amplia experiencia en el desarrollo de este tipo de procesos, como los de Sevilla y Córdoba, y está integrada por municipios, organismos y asociaciones de toda la geografía española.

Fundamentación y Objetivos En último término, el Rebate es un programa municipal de desarrollo comunitario que promueve la participación social en el pueblo a todos los niveles. Así, el Rebate pretende, como fin general, potenciar y desarrollar en los vecinos de Alameda la iniciativa y la capacidad de colaborar entre sí. Se persigue alcanzar un clima colectivo de confianza en las propias posibilidades. La idea es que, atendiendo a las diferentes responsabilidades de cada persona con su pueblo, todos los vecinos de Alameda puedan vivenciar e interiorizar que son capaces de colaborar en la construcción de su propio destino colectivo, desde iniciativas sencillas y cercanas, pero con sentido de lo común y de estar andando un proceso donde se aprende y se avanza hacia metas cada día más ambiciosas. 6

El Rebate asume tres dimensiones de objetivos: · · ·

Objetivos relacionados con “querer participar” Objetivos relacionados con “saber participar” Objetivos relacionados con “poder participar”

Objetivos relacionados con “querer participar”

El Rebate pretende motivar y movilizar a las personas para participar. La participación se fundamenta en poder compartir con otras personas los gustos, intereses, deseos o aspiraciones de la vida, como una forma de desarrollarlas y hacerlas posible. Vivimos en una sociedad cada día más individualista, que poco a poco nos va encerrando cada vez más en nuestras casas, cada cual con sus propios problemas, y donde se está perdiendo el gusto por relacionarse, así como las más mínimas habilidades para convivir. Motivar para la participación implica desarrollar nuestra dimensión colectiva, como una forma de ampliar los horizontes de nuestra vida cotidiana.

Grupo de Break-Dance ensayando en la Nave Joven. Alameda.

Así, el Rebate se trata de un proceso que, siendo voluntario, aspira a implicar de una u otra forma a todos los vecinos de Alameda. No se pretende que existan convocatorias a las que tenga que acudir todo el mundo, sino que se den pluralidad de iniciativas, en cuestiones diversas, a partir de aquellas cosas con las que distinta gente pueda identificarse. De esta forma, el Rebate se propone avivar los gustos, intereses, 7

emociones, deseos o aspiraciones de la gente, y mostrar que todas estas cosas se pueden vivir también (e incluso mejor) como algo compartido. Por eso es importante aclarar que “avivar” no es lo mismo que “satisfacer” o “rellenar”. A veces los ayuntamientos, en su afán por dar servicios y organizar actividades, acaban promoviendo una “cultura del espectáculo”, en la que todo se da hecho, y donde los vecinos sólo pueden ocupar un rol pasivo como usuarios o espectadores. Este tipo de estrategias consiguen muchas veces lo contrario de lo que pretenden, al apagar el deseo de la gente, y hacer cada vez más difícil pensar que las cosas pueden ser de un modo diferente y que cualquier persona puede implicarse en su transformación (desde una actividad municipal, a la forma en la que se da el aviso de una avería, poder o no utilizar una infraestructura municipal, poder decidir qué obras son prioritarias en el pueblo, etc.). Cuando esto ocurre, el efecto es la desmotivación y la desmovilización de la gente. El Ayuntamiento ocupa todo el protagonismo de “lo público”, y las verdaderas preocupaciones de la gente pasan a ser algo secundario y a veces sólo una excusa para que el ayuntamiento haga “sus cosas” con unos recursos que son de todos.

Arroyo de las Hoyas (Alameda). Visita a las propuestas vecinales de obras “PER” para el curso 20092010. “Día del autobús”, 23 de febrero de 2009.

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Por eso, uno de los objetivos que primero aparece en el proceso es ir estableciendo un nuevo tipo de relación entre el Ayuntamiento y los vecinos. Se hace necesario redefinir los roles de cada uno, donde el Ayuntamiento no quiera ocuparlo todo, sino que deje su espacio a los vecinos para, en último término, permitirle con mayor libertad imaginar su pueblo de otra manera e involucrarse en su transformación: ·

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Una condición indispensable para poder hablar de esto es alcanzar mayor transparencia en el Ayuntamiento. Los vecinos tienen el derecho de estar informados de lo que se hace con los recursos públicos, y el Ayuntamiento debe realizar esfuerzos para proporcionar toda la información importante sobre los temas que afectan a los vecinos, y hacerlo de una forma que le llegue a la gente y que puedan entenderla. Partiendo de esta condición, el Ayuntamiento debe además dar cabida a la queja y fomentar que los vecinos pierdan el miedo a hablar y exigir sobre las cosas que les afectan. El Ayuntamiento poco a poco tiene que renunciar a dar solamente una única visión de las cosas, para pasar a fomentar las opiniones diversas de todas las personas, dándoles cauce para su expresión y medios para que esas opiniones lleguen también a todos sus vecinos. Por otra parte, el Ayuntamiento también debe asegurar que esto se haga en un clima de absoluta libertad, respeto y no manipulación, creando las condiciones necesarias para que las opiniones no sean instrumentalizadas por grupos previamente organizados con otro tipo de intereses particulares, que pueden buscar en las quejas vecinales, una forma para hacer valer sus propias reivindicaciones. La libertad y la no-manipulación son imprescindibles para, al menos, reducir las suspicacias que este tipo de procesos pueden despertar en los vecinos, dado el clima en el que suele se desenvolver la política y, en concreto, las políticas de participación ciudadana, sujeta a todo tipo de clientelismos. Libertad y respeto a la pluralidad son la base de un proceso participativo creíble. Esto es sólo un primer paso, porque en última instancia se trata de generar un proceso en el que Ayuntamiento y vecinos vayan asumiendo una responsabilidad compartida, más allá de una relación en la que el vecino “pide” y el ayuntamiento “responde”. Por eso también es necesario ir erradicando la idea de que el Ayuntamiento es una institución que “lo puede todo”, e ir creando ocasiones para que Ayuntamiento y vecinos puedan conocer, dialogar, deliberar y colaborar conjuntamente en la generación de propuestas. Esta relación debe mostrar que todas las peticiones vecinales no son viables; pero que igualmente, no todas las cosas que hace normalmente un ayuntamiento son precisamente de sentido común. Todos cometemos errores, y todos tenemos aciertos. Y esto, que es válido en el día a día, también lo es en la gestión municipal. Quizás colaborar podría ser una buena idea para alcanzar 9

mejores soluciones a los problemas del pueblo, o al menos podría servir para aprender de los errores que se van cometiendo, y así no tener que equivocarnos una y otra vez en lo mismo malgastando el dinero de todos.

De izq. A dcha.: Vecinos, técnico de participación, Policía Local y Teniente Alcalde en reunión vecinal sobre el tráfico. Barriada Cañada-Sotillo., 18 de noviembre de 2009.

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Por último, una colaboración sana implica además el desarrollo de la autonomía vecinal, que los vecinos puedan llevar a cabo todo tipo de iniciativas de interés público con o sin la participación del Ayuntamiento. Por eso el Ayuntamiento debe acompañar este proceso de una delegación de responsabilidades en la organización de actividades de interés público y en la gestión de espacios municipales, para que estas responsabilidades vayan ejerciéndose cada vez más de manera compartida, con el mayor grado de autonomía vecinal que se pueda.

Otro factor a tener en cuenta es que, para avivar los intereses de la gente, se requiere un proceso de participación abierto: la participación no puede estar acotada indefinidamente a unos temas determinados. El riesgo es reducir la participación a 10

poder participar en sólo algunas cosas, de una determinada manera y que interesan sólo a un tipo de gente, que tenderán a ser pocos y cada vez menos. Si es participativo, un proceso no puede tener unos objetivos ni unas actividades fijas y preestablecidas. Por eso el Rebate busca mantenerse abierto, aspira a evolucionar poco a poco incorporando cada vez más objetivos y actividades, como condición para incorporar a más personas (porque como decimos participar no es participar todos en lo mismo, sino cada uno en lo que le interesa).

1ª Noche Carnavalesca (18 de septiembre de 2010). Actividad auto-organizada financiada con el presupuesto participativo de juventud 2010-2011.

La identificación de nuevos objetivos también tiene que ver con la motivación. El punto de partida no es “hacer participar a la gente”, como si la gente fuera una masa “apática” que no demuestra interés por nada. Es necesario reconocer que la gente ya participa en su cotidianidad en todo aquello que le incumbe, le interesa o le preocupa. No hace falta estar afiliado o contar en las filas de ninguna asociación de forma permanente. La gente se busca, se junta, se alía para hacer cosas de forma cotidiana, y eso también es participación. El proceso parte y aprende de esas formas cotidianas de participación. Hay proyectos que sólo prestan atención a “lo que le interesa al Ayuntamiento”, para los cuales la vida de la gente pasa inadvertida. Como mucho, pueden atender a las 11

inquietudes de algunas asociaciones. Por el contrario, entendemos que un programa de este tipo debe conocer qué es importante para la gente y porqué. Y eso quiere decir con “toda” la gente. Con el mismo argumento, también hay que prestar atención a las relaciones sociales preexistentes: cómo se relaciona la gente en el pueblo (con quiénes, cuándo, dónde, etc.) y en torno a qué. En definitiva, respecto a la elección de los temas, los objetivos y las actividades del programa, se trata de que estén ligados a la tarea de conocer el pueblo, a su gente, sus problemas e inquietudes y, cómo no, sus formas de participar, como una condición indispensable para que el proceso sea motivador y movilizador. Pero ese conocimiento no puede ser algo ajeno, una cosa de expertos o sabios, si lo que se quiere es un proceso que esté vivo, que tenga pulso y evolucione. Se trata de que sean los propios vecinos que se van involucrando en las distintas iniciativas quienes vayan generando el conocimiento necesario del proceso que lo haga avanzar. El objetivo es la participación, no la ciencia o la erudición. Se trata de trabajar con y desde la gente, en el curso de las acciones, porque sólo desde ahí se pueden conocer, suscitar y conjugar intereses y motivaciones. Y crecer desde ahí. El símil de lo que estamos describiendo es un movimiento en espiral, que desde unos estímulos iniciales crece en diferentes direcciones ampliándose y reforzando el alcance (en personas y dimensiones abordadas) del impulso original. Esta forma de concebir la intervención se corresponde con el uso de metodologías participativas en el desarrollo del programa, que son las que hacen posible que la propia gente que se involucra en el proceso vaya creando conocimiento de su pueblo en el curso de las acciones, y que ese conocimiento sirva también para replantear y redirigir nuevas iniciativas. Es evidente que la motivación vecinal va a depender totalmente de la credibilidad del Ayuntamiento, que en este tipo de iniciativa está directamente relacionada con su capacidad para mantener los compromisos y acatar lo decidido en cada caso, es decir, de que las decisiones adoptadas sean vinculantes, y en especial para el Ayuntamiento. Un proceso participativo que consiga motivar a la población, pero que no consiga responder seriamente a los compromisos y expectativas generadas, porque la gente se sienta “utilizada” por el ayuntamiento (por ejemplo, porque sólo escucha aquellas opiniones o trabaja con aquellas personas que le son afines), acabará desmovilizando a la gente, produciendo a la larga el efecto contrario que pretendía, es decir, profundizar la desconfianza de la población en la posibilidad de colaborar con su ayuntamiento. Además, la motivación vecinal para participar también depende de que la participación produzca cambios reales y tangibles (carácter transformador). Este factor, que debe ser una condición para todo proceso participativo, se convierte en un factor crítico en los momentos iniciales de este tipo de experiencias, cuando se tienen que sentar las 12

bases de una confianza mutua entre vecinos y ayuntamiento. Dado el clima habitual de las relaciones entre las administraciones públicas y los ciudadanos, es necesario romper con el hábito de una administración que en determinados momentos escucha al ciudadano, pero que nunca lo invita abiertamente a participar en la toma de las decisiones que le afectan. La idea es promover que las personas y los grupos quieran enredarse, a partir de sus relaciones, de sus intereses e ilusiones, de sus ritmos, de sus capacidades, etc., e ir construyendo un proceso plural, compuesto de distintos momentos e iniciativas, sentido como algo propio (no “del Ayuntamiento). Se trata, en otras palabras, de recuperar y potenciar el gusto por hacer cosas juntos en el pueblo, con independencia de quién las inicia (sin atribuir más mérito a unos o a otros), y redescubrir que colaborar es importante, que enriquece nuestras posibilidades en el día a día.

Cuadro resumen 1. Objetivos relacionados con “querer participar”: 1.1. Avivar los gustos, intereses, emociones, deseos y aspiraciones de los vecinos de Alameda como experiencias colectivas 1.2. Establecer un nuevo tipo de relación entre el Ayuntamiento y los vecinos: 1.2.1.

Lograr mayor transparencia informativa del Ayuntamiento

1.2.2.

Trabajar activamente para dar cabida a la queja en la relación entre el Ayuntamiento y los vecinos

1.2.3.

Crear ocasiones para que Ayuntamiento y vecinos puedan generar propuestas conjuntamente

1.2.4.

Delegar paulatinamente responsabilidades a los propios vecinos en la organización de actividades de interés público y en la gestión de espacios municipales

1.3. Incorporar en el proceso participativo cada vez más objetivos y actividades, como condición para incorporar a más personas 1.4. Garantizar que el proceso permita a los vecinos adoptar decisiones vinculantes y transformadoras sobre su pueblo de forma participativa

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Objetivos relacionados con “saber participar”

El Rebate pretende que toda la población de Alameda cuente con los conocimientos necesarios para participar. Así, este objetivo tiene que ver, en primer lugar, con la formación, porque a veces “no saber” es un obstáculo para participar. Por eso, el Rebate debe procurar que todos los estamentos involucrados (políticos, técnicos y vecinos) adquieran los nuevos aprendizajes que sean necesarios, a través de la realización de cursos, de intercambios de experiencias, etc., como oportunidades que deben darse para reflexionar sobre qué entendemos por participar y cómo podemos mejorar la participación en el pueblo. Pero es necesario tener en cuenta que no existe un único tipo de saber, sino que en la práctica, ante una situación, se pueden aplicar muchos tipos de saberes. Sólo por dar una muestra, podemos anotar: · · · · · · · · · · · · · · ·

los conocimientos de “los expertos” la experiencia de “los profesionales” el recorrido de “los que han vivido muchos años” y saben lo que puede pasar porque ya ha pasado otras veces la perspectiva de “los que han tenido diferentes vivencias de una misma cosa” la apertura de mente de “los que saben relacionar cosas” que en un principio parecía que no tenían nada que ver, pero que sí tienen que ver la perspicacia de “los que saben reconocer una oportunidad” el carisma de “los que saben despertar interés”, para unir a la gente en torno a una idea o un proyecto la sabiduría de la vida de “los que saben darle a cada cosa el valor que tiene” la creatividad de “los que tienen arte” para convertir una cosa corriente en algo especial y valioso la habilidad de “los que saben hacer colaborar a las personas”, para que juntarse se convierta en algo productivo y satisfactorio La gracia de “los chistosos” que convierten cualquier circunstancia en una ocasión para disfrutar, y hacen que al final trabajemos más y más a gusto la intuición de “los que saben leer los momentos” para estar, para hacer o para decir lo que es adecuado para seguir avanzando la empatía de “las personas sensibles” para recordar que lo importante somos “las personas” cuando se trabajan “las cosas” la casualidad de “los que aciertan” alguna vez sin que se sepa cómo y un largo etcétera

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Lo que queremos decir con esto es que, en un proceso de este tipo, donde lo que se pretende es mejorar nuestro pueblo, se necesitan todos los saberes, para que el pueblo siga siendo de todos, y no sólo a la medida de algunos. Que todos los vecinos sepan participar significa también que todos puedan hacerlo desde su forma de comprender su pueblo, de vivirlo. Participar es también entenderse: escuchar y ser escuchado, “contar con” otros y ser tenido en cuenta por otros. Por tanto, participar también tiene que ver con la eliminación de las barreras de comunicación que habitualmente nos separan, porque separan estos distintos tipos de saberes. Hay barreras que sirven para segregar permanentemente a las personas, que ponen a unas por delante de otras, como si unas fueran siempre las más válidas y otras siempre las menos válidas, en todas las situaciones. Esto suele darse en todos los ámbitos, pero especialmente con las administraciones. A las administraciones les gusta definir de antemano quiénes son las personas más indicadas para hacer las cosas y quiénes no lo son, estableciendo funciones y roles fijos, que no siempre se traducen en que las cosas se hagan bien. Saber participar significa entonces también “remover obstáculos” al entendimiento y la colaboración entre los vecinos por tener distintas formas de comprender y vivir el pueblo. Es importante tener en cuenta que, para la participación, este tipo de objetivos de los que estamos hablando suelen ser más decisivos que los puramente “formativos”, pues significan trabajar con todas las cosas que impiden a las personas entenderse y colaborar en su diversidad. Es una forma de romper con el aislamiento de todas esas cosas buenas que están ahí pero que por muchos motivos no se relacionan, lo que nos hace pobres como personas y como pueblo: ·

Esto tiene que ver con las formas de comunicación de la Administración, sobre todo en la relación entre la Administración y los administrados, como una relación normalmente gobernada por el “imperativo”, y de un único sentido: el bando, la orden, la multa, etc. Un aspecto que no puede olvidarse en este sentido es la adaptación del lenguaje que se utiliza en el proceso, la necesidad de abandonar el lenguaje administrativo, excesivamente técnico y burocrático. El Ayuntamiento debe hacer un esfuerzo de accesibilidad: por una parte, debe reconocer que hay diferentes formas y posiciones desde las cuales nos podemos acercar a los problemas, y que todas ellas son válidas, aunque no se expresen en los “códigos” normalmente aceptados por la Administración; y por otra parte, debe también aceptar desenvolverse con estos otros puntos de vista como parte de su labor cotidiana como Administración Pública, salir a su encuentro e integrarlos.

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Campaña de comunicación decisión de obras PER 2011-2012.

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Otra forma de remover obstáculos a la comunicación está relacionada con la adquisición de habilidades sociales y de mayor autoestima por parte de todo tipo de minorías. Nos referimos también a la gente “sin estudios”, a los mayores, a los jóvenes e incluso a las mujeres, es decir, todas aquellas personas que normalmente “aprendemos” que hay que dejar de lado cuando hay que opinar y deliberar para tomar cualquier decisión que se considera importante para un grupo de cualquier tipo (no sólo en la Administración). Se hace necesario acompañar y reforzar particularmente la presencia y la adquisición de capacidades de las personas de los sectores sociales con menores competencias en el trato habitual con la Administración Pública.

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Recuento de votos del 1er proceso de presupuestos participativos de jóvenes (8 de julio de 2010)

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En último lugar, implica un nuevo rol municipal, como facilitador del encuentro entre estos distintos saberes. Un Ayuntamiento que incorpora la participación a sus formas de funcionamiento, favorece el encuentro de distintas personas poniendo el énfasis en su diversidad, es decir, invita a la participación a la gente, cada cual con sus respectivas formas de entender las situaciones. Esto obliga a la Administración a desempañar un papel mediador y facilitador del diálogo y el respeto, que no margine a las personas por sus formas de comunicarse y participar.

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Cuadro resumen 2. Objetivos relacionados con “saber participar”: 2.1. Favorecer la formación para la participación de políticos, técnicos municipales y ciudadanos en general 2.2. Potenciar las distintas formas que tienen los vecinos de Alameda de conocer e influir en su entorno cotidiano, como formas legítimas para contribuir a mejorar su pueblo: 2.2.1.

Lograr que el Ayuntamiento (su funcionamiento, sus actividades, sus decisiones) sea comprensible y accesible para el conjunto de la población

2.2.2.

Acompañar y reforzar especialmente a los sectores sociales marginados en el trato habitual con la Administración Pública (mujeres, ancianos, jóvenes, minorías, etc.), favoreciendo el reconocimiento público de la valía de sus saberes y habilidades para contribuir a mejorar el pueblo

2.2.3.

Propiciar que el Ayuntamiento adopte un nuevo rol como mediador y facilitador del diálogo y el respeto entre los vecinos, para que ninguna persona ni grupo que quiera colaborar para mejorar su pueblo sea marginado a causa de su cultura

Objetivos relacionados con “poder participar”

En último lugar, El Rebate atañe a las posibilidades reales de participar. Esto implica, “poder participar”, pero también “participar con poder”, es decir, participar para cambiar cosas. Así, en primer lugar, el Rebate debe garantizar que se pueda participar. Una participación universal requiere que todo el mundo tenga la posibilidad de participar. Sobre esto ya hemos hablado en el apartado anterior, cuando hemos comentado cómo existen muchas veces dificultades de comunicación entre el Ayuntamiento y el ciudadano de a pie, y que el lenguaje es muchas veces una barrera. Pero poder participar, en general, tiene que ver con eliminar todo tipo de obstáculos para participar, no sólo el lenguaje. Obstáculos que un ayuntamiento debe conocer, tener en cuenta y contribuir activamente a eliminar. En definitiva, facilitar que la gente 18

pueda participar significa reconocer que existen distintas formas de estar en la vida cotidiana del pueblo, y que todas ellas deben tener oportunidad para colaborar en mejorarlo. Así, muchas veces los obstáculos son barreras físicas que impiden la participación, y que afectan a los tiempos y los espacios que se eligen para proponer la participación de los vecinos. ·

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Los horarios de las reuniones deben facilitar la asistencia de todo tipo de personas. Se deben evitar los horarios habituales de trabajo, teniendo en cuenta las campañas agrícolas, las costumbres sobre los cuidados de los niños, la limpieza de la casa, etc. Pero también los momentos de descanso, las fiestas, etc. En el caso de los jóvenes, hay que tener muy presente la rutina escolar, así como la salida del municipio de buena parte de los jóvenes de ciertas edades para estudiar en el instituto o en la universidad. Por descontado, siempre que se pueda, las convocatorias de las reuniones y las demás actividades que se propongan deben realizarse dialogando, y con el acuerdo del mayor número de personas posibles. Además se deben utilizar otras formas de debatir y decidir que no sean exclusivamente reuniones (“tendederos”, jornadas de votaciones, etc.) para que la participación pueda ser más flexible en cuanto al horario, porque es sabido que las reuniones exigen una disponibilidad de tiempo que no todo el mundo tiene, y una intensidad de trabajo (atender, debatir, evaluar) con la que no todo el mundo se siente cómodo. Con los espacios sucede algo parecido. Todos somos capaces de trazar mentalmente mapas del pueblo, con aquellos lugares que son frecuentados por unos u otros grupos de personas (o que lo son a determinadas horas, y no a otras), de modo que encontrar a determinadas personas en determinados sitios a determinados horarios se sale de lo habitual. Esto hace que sintamos unos sitios del pueblo más propios que otros. Sucede que, en ocasiones se pretenden utilizar para la participación espacios que ya están “marcados” en algún sentido, de forma que hay unas personas que se encuentran más cómodas que otras a la hora de participar libremente en ellos, o que incluso haya personas que lleguen a estar incómodas o ni tan siquiera a aparecer. Esto debe evitarse, buscándose para la participación lugares “neutrales”, a ser posible públicos, y que se caractericen como lugares habituales de encuentro de la gente de forma cotidiana (Casa de la Cultura, Hogar del Jubilado, pero también en un momento dado, bares o pubs, comercios, etc.). En cualquier caso, la calle aparece aquí como el espacio público por excelencia, que el Rebate reivindica como principal lugar para la discusión pública de las cuestiones que afectan a los vecinos (el uso de calles, parques, etc.). 19

Pero reconocer que existen distintas formas de participar en la vida cotidiana del pueblo, no se queda únicamente en cuidar los tiempos y los espacios que se utilizan. En último término significa que una única propuesta de participación para todo el mundo no nos va a bastar, porque no va a ser acogida de igual forma por distintos tipos de personas. Por eso es necesario atender a las diferencias, poniendo el énfasis, como venimos señalando, en eliminar primero los obstáculos que impiden la participación de los sectores de la población con mayores dificultades para ser tenidos en cuenta. En un pueblo puede existir una gran diversidad de grupos, atendiendo a muchos factores, de forma que unos acaban siendo más visibles que otros. Por eso, si no queremos excluir de partida a unos sectores de la población, tenemos que considerar cuáles son las “marcas” que nos distinguen, o al menos no descuidar un grupo mínimo de factores que, a priori, están provocando que haya vivencias y sensibilidades distintas en el municipio. Estos factores son, como mínimo, los siguientes: · · ·

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Edad: no participan igual los niños, los jóvenes, los adultos o los mayores Género: no participan igual las mujeres que los hombres Etnia / procedencia: no participan igual las personas del pueblo siendo o no de diferentes etnias, ni las personas del pueblo que las “forasteras”, o que los inmigrantes de distintas procedencias (ingleses, magrebíes, rumanos, chinos, etc.). Nivel socioeconómico: no participan igual las personas con distinta educación y medios económicos. Culturas del trabajo: no participan igual las personas que trabajan en el campo que quienes trabajan en la construcción, los comerciantes, los funcionarios o las amas de casa.

Todos estos factores “nos atraviesan” a todos (todos somos niños, jóvenes, adultos, mayores o ancianos; de un sitio u otro; con unos estudios u otros, etc.), dando lugar a distintas formas de estar y participar en el pueblo que deben tenerse en cuenta a la hora de propiciar cauces para colaborar. Atender a estas diferencias significa que los cauces para la participación que se quieran promover deben adecuarse lo más posible a las formas habituales de colaborar y organizarse que cotidianamente ya tiene la gente. Porque esta es la única forma como la gente va a desenvolverse realmente con soltura y va a ser capaz de ir marcando el rumbo de las decisiones. De otra forma, lo que se consigue es implicar a la gente en un proyecto que es de otros. Aquí lo que se persigue es que la gente lleve a cabo sus propios proyectos.

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Esto provocará en la práctica, por ejemplo, que los cauces de participación para decidir obras públicas, sean muy distintos que los cauces de para decidir actividades en el Área de Juventud (donde una división del pueblo en “zonas” no tiene ningún sentido). O que desde diferentes actividades los grupos implicados alcancen distintas fórmulas para intentar favorecer la participación de más personas (para unos jóvenes puede tener sentido plantear un fin de semana de convivencia, para un barrio puede tener sentido hacer una fiesta para inaugurar un parque). En cualquier caso, el objetivo es mantener un proceso abierto en el número de cauces de participación, de modo que la diversidad de formas de vivir en el pueblo se vea correspondida con diversidad de formas válidas de colaborar para mejorarlo. Pero como decimos, un proceso participativo debe también disponer de medios para hacer cosas. El objetivo último de la participación no es jugar solamente, o intercambiar opiniones, como si se tratara simplemente de tener entretenida a la gente. Pensamos que la gente ya tiene muchas preocupaciones como para ofrecer un programa que sea una mera distracción, que no desemboque en verdaderas soluciones. El Rebate asume que participar es decidir, y decidir para cambiar situaciones concretas que signifiquen una mejora en la vida del pueblo, en la vida de sus vecinos. Para el Rebate, el primer recurso son las personas. Por eso, un objetivo del Rebate en este sentido es saber reconocer, apreciar y movilizar recursos propios, que están en el pueblo, pero que en ocasiones están ocultos o no son valorados ni por las mismas personas que los poseen: conocer bien el pueblo, conocer a mucha gente que pueda dar una ayuda puntual cuando haga falta, ser capaz de movilizar a tus vecinos, transmitir entusiasmo, etc. Todo esto tiene que ver con valorar, ante todo, la iniciativa de la gente como el primer y más importante motor del pueblo, lo que nos lleva desde el Rebate a apoyar cualquier iniciativa que permita a la gente colaborar en un plano de igualdad (sin que unos manden para que otros simplemente obedezcan), ponerse en marcha para hacer cosas por su pueblo sacando lo mejor de sí mismos y mejorando la vertebración social del municipio. Sin embargo, entre los recursos de los que dispone un pueblo no puede dejarse de lado la importancia de los recursos municipales. Primero, por su volumen, que hace que en tantas ocasiones los Ayuntamientos sean las principales “empresas” de los pueblos, en cuanto a creación de empleo, nivel de inversión y prestación de servicios. Y segundo, por ser recursos “públicos”, que son del pueblo, que proceden de los impuestos de todos y que, por tanto, son de todos. En este sentido, la participación plantea abiertamente retos importantes para la gestión de “lo público”, pues habitualmente los asuntos públicos son manejados por las instituciones de espaldas a la ciudadanía, cuando debería ser al contrario. 21

Así, ya hemos visto anteriormente cómo pretender mayor participación popular exige a los ayuntamientos, para ser creíbles, ofrecer también una mayor transparencia en el manejo de todas las cuestiones públicas. Pues además, es preciso señalar la necesidad de que haya también mayor apertura en el uso de estos mismos recursos. Comprobamos cómo en ocasiones las instituciones, y en particular los ayuntamientos, hacen un uso arbitrario y excluyente de los recursos públicos, con la excusa de hacer el uso que mejor convenga a todos. Sin embargo, no se permite a la gente opinar ni decidir respecto al uso que, en su nombre, se le da a los recursos, para que sea la propia gente la que exprese si realmente se da a sus recursos el uso que realmente entiende que es más conveniente. La pregunta que nos hacemos aquí es si es posible encontrar formas para que la gente se organice para gestionar los recursos públicos, que les son propios y que les afectan, donde prevalezca el interés común por encima de todo tipo de particularismos. Pensamos que sí. En este sentido, existen multitud de fórmulas ensayadas con éxito, para favorecer la participación ciudadana en muchas de estas decisiones sobre el uso de los recursos públicos, y que permitan su “apropiación colectiva”. Con El Rebate lo que se trata es de abrir el Ayuntamiento a todas las vecinas y vecinos de Alameda, y fomentar la participación de todos en las cosas que se deciden en el Ayuntamiento. Por eso, el proceso también debe explorar formas de que, paulatinamente, la forma de gastar el dinero de todos, es decir, el presupuesto municipal, admita mayor participación. Aquí es donde aparece la puesta en marcha de presupuestos participativos. Con El Rebate se realizan “presupuestos participativos”, es decir, se ponen en marcha formas para decidir participativamente sobre los fondos municipales, aspirando a que vecinas y vecinos intervengan algún día en la decisión de la totalidad del presupuesto público. Hasta la fecha la decisión vecinal ha sido vinculante en la elección anual de las obras financiadas con el antiguo PER y el presupuesto para actividades del Área de Juventud.

Cartel indicativo de obra correspondiente al presupuesto participativo en el Parque de Calle Málaga (Marzo de 2011).

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Aunque el presupuesto participativo es una de las medidas principales del Rebate, es bueno aclarar en este punto que el Rebate no es únicamente un presupuesto participativo. El Rebate lo que hace, en la persecución de los objetivos aquí planteados, es aprovechar y, cuando es preciso, crear también, todos los cauces que sean necesarios para mejorar la participación vecinal en el municipio, entre los cuales el "presupuesto participativo" y sus órganos de carácter estable (como la Mesa de Representantes, las Asambleas vecinales de barrio o de calle, las reuniones de evaluación del presupuesto participativo de jóvenes, etc.) son sólo uno de ellos. Además del presupuesto participativo, el Rebate da importancia también a otras medidas que mejoran la participación, como son: ·

· ·

la participación en “decisiones de coste cero”, que implican fundamentalmente cambios hacia un funcionamiento interno más participativo del Ayuntamiento: reuniones públicas vinculantes en torno a cuestiones concretas con vecinos, políticos y técnicos municipales (para la elaboración de proyectos obras, para resolver problemas en materia de tráfico, etc. con los vecinos afectados, en cuestiones que no implican necesariamente un gasto en el presupuesto municipal); puesta en marcha de un “cuaderno de avisos” bajo control vecinal, etc. la auto-organización de actividades de carácter público, de forma abierta y sin ánimo de lucro (como en el caso de las actividades del Área de Juventud). la co-gestión de infraestructuras municipales de uso ciudadano entre Ayuntamiento y sus usuarios habituales (como en el caso de la “Nave Joven” y una de las salas de la Casa de la Cultura).

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Cuadro resumen 3. Objetivos relacionados con “poder participar”: 3.1. Eliminar todo tipo de obstáculos para la participación 3.1.1.

Cuidar el uso de los tiempos y los espacios para que no supongan un obstáculo a la participación de personas y grupos

3.1.2.

Utilizar cauces diversos de participación de acuerdo con la diversidad de personas y formas de participar existentes en el pueblo

3.2. Tomar de forma participativa decisiones que signifiquen mejoras concretas en la vida del pueblo 3.3. Movilizar recursos para mejorar el pueblo de forma participativa 3.3.1.

Apoyar iniciativas vecinales que permitan a la gente colaborar en un plano de igualdad para hacer cosas por su pueblo

3.3.2.

Promover mayor apertura en el uso de los recursos públicos:

· · · ·

Presupuestos participativos Decisiones municipales de “coste cero” Auto-organización de actividades de carácter público Co-gestión de infraestructuras municipales de uso ciudadano

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Metodología Las metodologías responden a la necesidad de alcanzar los objetivos de un proyecto. Son las formas de hacer algo que queremos hacer. Cuando los objetivos de un proyecto están preestablecidos (“Vamos a cambiar una rueda”), las metodologías quedan reducidas a meros “procedimientos”, a una cadena de pasos que es necesario dar si queremos llegar a un destino que es conocido de antemano. El problema es cuando, desde los ayuntamientos o desde las universidades, trabajamos con la gente, y usamos las mismas metodologías que cuando trabajamos con las cosas: ponemos el objetivo, y luego “utilizamos” a las personas para hacer lo que hemos pensado previamente en nuestra cabeza. Pero las personas no son cosas. No sabemos si lo que nosotros queremos (como técnicos, como políticos, como académicos) es lo que la gente quiere. Y seguro que lo que hemos pensado en nuestra cabeza no es lo que al final va a ocurrir. Arreglando una rueda en las calles de Alameda (año 1950 - en la foto reza “foto de José Lanzas Torres”)

El Rebate, en cambio, busca la mayor participación de la gente, donde cada cual pueda (man)tener sus propios gustos y aspiraciones, sus propias formas de ser y de relacionarse, planteando diversos cauces y actuaciones desde los que poder participar. Nos encontramos, por tanto, ante un tipo de proyecto distinto al habitual, donde los objetivos avanzan a medida que la gente participa, puesto que los participantes también van decidiendo los objetivos del proyecto, hacia dónde se va caminando en cada momento. Esto es lo que quiere decir que el Rebate adopta una metodología participativa: en la metodología del Rebate la protagonista es la gente, no la técnica. La metodología se adapta a lo que la gente va queriendo hacer en cada momento (“¿cómo podemos hacerlo?”), en lugar de ser la gente la que se adapte a la metodología, que es lo que suele ocurrir en otro tipo de proyectos (“¿qué tenemos que hacer ahora?”). Esto es lo que se conoce en el ámbito de la metodología como "Investigación-Acción Participativa" o "Ilusionismo Social". Se trata de una metodología que depende de respetar unos principios de actuación, y no de hacer unas cosas concretas en cada 25

momento. Los medios pueden ir cambiando, se adaptan a las personas y a las situaciones en cada caso, evolucionan, etc. Sin embrago, los principios de actuación no varían: apertura (no exclusividad), publicidad, inclusión, movilización, colaboración, respeto, etc. Esto no quiere decir que la metodología no es importante. Justo lo contrario. La metodología se vuelve algo más importante si cabe, pero de una forma diferente. Muchas veces es difícil hacer las cosas respetando los principios que estamos mencionando, porque chocan con las rutinas y las formas con las que un ayuntamiento tiende a hacer las cosas). Por eso hace falta conocer y poner en marcha formas nuevas de hacer las cosas, para no terminar haciendo las cosas como siempre. Se le dedica mucho más tiempo a pensar cómo hacemos las cosas de esta manera. Lo que se trata con este enfoque, en último término, es de devolver a la gente su carácter de “sujetos”, de protagonistas de las decisiones sobre “qué se hace” y “qué se deja de hacer” en el proyecto. En otras palabras, se trata de que todas las personas, y no sólo los técnicos y los políticos, sean quienes "digan" y "hagan" lo que se va a hacer entre todos.

Preparando una reunión vecinal en la Plaza del Sotillo (16 de junio de 2009)

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La participación en el Rebate implica también participar en la decisión de sus normas. Todas las personas que participan tienen capacidad para evaluar y modificar las normas de los distintos procesos de toma de decisiones involucrados en el Rebate, cumpliendo con sus principios básicos y dentro de los márgenes de actuación negociados con el Ayuntamiento. Hasta el día de hoy, el Rebate no tiene un único reglamento propiamente dicho. Tiene, no obstante, conjuntos de normas claros y definidos, sobre todo en los presupuestos participativos. Las normas son conocidas por todos los participantes, y se evalúan año a año en los espacios vecinales colegiados correspondientes (como es la Mesa de Representantes). Así, en diciembre de 2008, el Ayuntamiento lanzó las reglas con las que el Rebate comenzó a funcionar en el ámbito de las obras del antiguo PER, y que están basadas en la experiencia del municipio sevillano de Las Cabezas de San Juan, pionero en presupuestos participativos a nivel europeo. Desde entonces, estas normas nunca se han plasmado por escrito de forma íntegra, aunque han gozado de publicidad: oral (se han expuesto en múltiples reuniones, tanto con políticos como con técnicos y vecinos) y escrita (a través de la crónica del primer año realizada en el boletín-provocación "Más Allá del Rebate"). En el caso del presupuesto participativo de jóvenes se abrió un proceso abierto de reflexión y negociación de las normas, para el que se desarrolló un encuentro de fin de semana y varias reuniones, hasta culminar en las normas con las que el proceso se desarrolló el primer año (junio de 2010). El núcleo esencial de las normas permanece estable, algo que pensamos que es básico para que el Rebate sea creíble: las normas del Rebate no las cambia el Ayuntamiento de forma arbitraria, ni ceden a las presiones de ningún colectivo. Sólo pueden alterarse en los espacios vecinales propios de discusión y ratificación, como son la Mesa de Representantes o las reuniones juveniles abiertas para la rendición de cuentas, evaluación y discusión de las normas del presupuesto participativo. En este sentido, es necesario destacar la vigencia provisional de estas normas, que es obligatorio revisar a partir de la evaluación participativa de cada proceso, cada año, como forma de que éste pueda autorregularse. De forma algo exhaustiva hay que hablar de toda una serie de “cauces” que el Ayuntamiento hasta la fecha ha creado para desarrollar el proceso (que no son los

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únicos ni posiblemente los más importantes para la participación en el mismo), y que están dirigidos a los participantes que se van indicando en cada caso: ·

· ·

· ·

·

· · · ·

·

Reuniones vecinales periódicas (por barriadas y de jóvenes): vecin*s y técnic*s (del presupuesto participativo, juventud). De forma extraordinaria también técnic*s y polític*s directamente implicad*s en las materias en cuestión (perito, policía local…, concejales correspondientes), para enriquecer debates y negociar las decisiones. Hasta la fecha, únicamente por iniciativa municipal (aunque se dio un escrito vecinal quejándose de la falta de participación en una de las reuniones, que se repitió). Tendedero de los deseos: técnica de deliberación colectiva. Vecin*s. Espacios de trabajo (y disfrute) conjunto (actividades autogestionadas y preparación de otras reuniones y técnicas): vecin*s, técnic*s (del presupuesto participativo, juventud) y polític*s. Espacios de convivencia: encuentro de fin de semana, campamento de verano, fiestas, almuerzos y meriendas compartidas…: vecin*s, técnic*s y polític*s Comisión gestora de la nave joven: jóvenes que mantienen actividades en ese espacio y ayuntamiento (técnic*s y excepcionalmente polític*s si hay que negociar alguna decisión) Mesa de representantes: representantes vecinales y técnic*s (del presupuesto participativo, juventud). De forma extraordinaria también polític*s para negociar decisiones. Reuniones regulares de coordinación político-técnica (formación, negociación y planificación del trabajo técnico y político del presupuesto participativo) Sesiones formativas, cursos y charlas sobre experiencias: vecin*s, técnic*s y polític*s Salidas fuera del municipio para exponer y compartir experiencias: vecin*s, técnic*s y polític*s Notificaciones puerta por puerta, anuncios en la televisión local, informaciones por correo electrónico, campañas de provocación (carteles, pipas, elaboración y emisiones callejeras del vídeo, recabado de información local, diseño y elaboración del boletín), boletín de difusión y evaluación, tablas de seguimiento de propuestas y presencia en redes sociales por internet (eventos, fotos, comentarios, interacción cotidiana). De forma extraordinaria se han mantenido reuniones de representantes vecinales con polític*s (devolución de estudio de viabilidad de las propuestas vecinales correspondientes de cada barriada en 2009), y una reunión de la junta de portavoces de los grupos políticos representados en el pleno con el técnico de participación. 28

Es de señalar el esfuerzo por que los miembros del equipo de gobierno no estén presentes en las reuniones vecinales de carácter deliberativo. En último término, algo que dentro del Rebate es norma es que os cauces creados en el proceso no agotan (ni deben pretender agotar) la participación en el mismo, cuya garantía de participación no puede ser (por definición de participación) el buen funcionamiento de un organigrama predeterminado. Es la diferencia entre un procedimiento (con dueño) y un proceso (juego de poderes), que se debate en el terreno de los sociogramas (admitiendo que las formas de participar no están restringidas, que se imbrican cauces formales e informales, y donde se trabaja por fortalecer las redes sociales, más allá de los espacios controlados). No ajeno a esto, tan importante como la creación de cauces es el cumplimiento de otra serie de características formales no menos importantes como la sencillez (en los procedimientos – reduciendo al máximo las complicaciones), y la claridad (en la exposición - contadas para que todo el mundo las entienda). El carácter público de las reuniones se refuerza con el uso de los espacios públicos visibles y propios para el conjunto de vecinos/as de cada barriada (fundamentalmente en parques), siguiendo en esto, de nuevo, el ejemplo del Reparto. El uso de los espacios (vividos, ocupados por los/as vecinos/as), de los lenguajes (naturalidad, cercanía), ha de moverse en clave de una participación que no es propiedad ni dimana del Ayuntamiento, sino que se produce de la interacción en plano de igualdad de cada una de las partes implicadas. Así, la cercanía, el afecto, la ausencia de despliegues materiales y técnicos, son parte del proceso con la misma importancia que el nombre y la imagen. El material empleado en las reuniones han sido carteles de promoción turística desechados, rotuladores, papeles, bolígrafos y una caja de folios forrada con los colores y logos del Rebate como urna.

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Materiales de las reuniones

Un aspecto a reseñar ha sido el especial cuidado por favorecer la participación de las mujeres en el proceso. Más aún, el proceso trata de ser “la política de las mujeres”, un contrapeso de praxis femenina de la política local, que normalmente hecha a la medida de los hombres. Esto implica de forma integral a cómo son las relaciones de mujeres y hombres en el proceso, y no sólo al uso de determinadas fórmulas preconcebidas (masculinas e impuestas desde la Administración) exclusivamente pensadas para “tratar bien a las mujeres”. Y se traduce: · · · ·

·

·

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en la apuesta por lo relacional frente a lo transaccional, la desburocratización de la participación en la vida pública en la implicación de los afectos en la utilización de los espacios (la calle, frente a los edificios del poder – masculino), en la utilización de los tiempos (no sólo “convocar” en días y horas cuando las mujeres “pueden”2 – eludir la hora de la cena, aunque “los maridos salgan del trabajo”- los sábados por la mañana, etc.-; sino “estar” donde y cuando las mujeres están: la plaza, el ambulatorio… como espacios y tiempos cotidianos de los cuidados y de las mujeres), en el comunicarse, apostar por el barullo de reuniones callejeras, “se permite protestar”, pero también bromear y reírse, frente a los esclerotizados turnos de palabra y los “órdenes del día”, en el romper con los roles de poder en las reuniones, cuando los hombres se sitúan junto al animador y se dirigen sólo a él o a los hombres que están junto a él, dando la espalda y/o ignorando a las mujeres, ancianos/as, etc. Esto se ha

Como constatación positiva, no porque normativamente tenga que ser así, entendámonos.

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practicado cambiando de posición durante las reuniones (una vez los “corros” estaban conformados según los esquemas de poder preconcebidos), ignorando a los/as monopolizadores/as de la atención, etc.

“Microfísica del poder masculino”

Utilizar este tipo de metodología significa, por tanto, que el Rebate no se agota en sus procedimientos (como por ejemplo “cómo se deciden las obras del PER en el presupuesto participativo”). El Rebate evoluciona como un proceso sin responder a patrones preconcebidos. Esto debe ser así porque el núcleo del Rebate no es tanto lo que efectivamente se hace (las obras, las actividades), sino el tipo de relaciones sociales que construye. Como estamos viendo, el Rebate aspira, sobre todo, a influir en las formas de relacionarse la gente en el pueblo, potenciando y poniendo en marcha unas formas concretas de relacionarse dentro del Rebate: hablar todos, protestar, respetar -pero no callarse nadie-, conocer y conocerse, proponer, hacer alianzas y estrechar vínculos, quererse mejor y actuar entre todos y todas… como se hace en cada uno de los espacios y momentos en los que el Rebate se desarrolla.

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Proyectos Como se ha dicho anteriormente, en El Rebate se realizan “presupuestos participativos”, es decir, se ponen en marcha formas para decidir participativamente sobre los fondos municipales, aspirando a que vecinas y vecinos intervengan algún día en la decisión de la totalidad del presupuesto público. Hasta la fecha la decisión vecinal ha sido vinculante en la elección anual de las obras financiadas con el antiguo “PER” y el presupuesto para actividades juveniles autogestionadas. Pero además, el Rebate intenta mejorar los vínculos entre los/as vecinos/as de todo el pueblo; mejorar el conocimiento del pueblo y la implicación con los problemas por parte de todos/as; despertar y desarrollar las capacidades de las personas para colaborar; abrir las formas de trabajar del Ayuntamiento a las necesidades cotidianas, etc. Por eso, en El Rebate se aspira a tomar decisiones de “coste cero” (como ya se ha ensayado en materia de tráfico o de urbanismo), contando con la implicación de los trabajadores municipales; también se fomenta la co-gestión de infraestructuras municipales entre Ayuntamiento y usuarios (como en la “Nave Joven”) y se impulsa la autogestión juvenil, a través de la organización de sus propias actividades.

Presupuestos participativos

Dos han sido los principales factores que han determinado la puesta en marcha de presupuestos participativos dentro del proceso El Rebate de Alameda. En primer lugar, la creación de la Oficina Provincial de Presupuestos Participativos de la Diputación de Málaga en 2007. La apertura de la Oficina significó un impulso decisivo para el desarrollo de procesos locales de presupuestos participativos, tanto en términos de formación, asesoramiento y acompañamiento a las experiencias de los pueblos de la Provincia de Málaga, como por la creación de una línea de subvenciones para apoyar la contratación de personal técnico en los propios municipios. Así, por una cuestión de oportunidad, la política provincial de impulso de los presupuestos participativos ha hecho posible un proceso que, siendo una aspiración local de su Ayuntamiento, no encontraba los recursos ni el estímulo adecuados para comenzar su andadura, tratándose el Rebate de un programa que contempla trabajar en el ámbito presupuestario, pero aspira a abordar también otros aspectos de la vida local y municipal.

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La victoria de la candidatura de Izquierda Unida a la alcaldía en las elecciones municipales de 20073 se tradujo en una apuesta por la progresiva introducción en el municipio de formas participativas de gobierno y gestión local. No en vano, el desarrollo de presupuestos participativos en Alameda era uno de los puntos del programa electoral de este grupo político. Sin embargo, el espaldarazo definitivo vino con la obtención en 2008 de la subvención para la contratación de personal para la dinamización de los presupuestos participativos, procedente de la Oficina de Presupuestos Participativos de la Diputación de Málaga. El respaldo técnico y de recursos ofrecido por esta Oficina ha sido fundamental para que unas ciertas inquietudes por mejorar la participación en el municipio por parte del equipo de gobierno, se hayan convertido en una experiencia real con unos cauces concretos y toma de decisiones; sin perder de vista que se trata de procesos que, por ser participativos, tienen que ser necesariamente indeterminados. La concesión de la citada ayuda permitió la contratación de un técnico de participación, algo que en un municipio pequeño, con recursos muy limitados como el de Alameda, significa un esfuerzo considerable. Esta contratación se ha realizado a media jornada entre Diciembre de 2008 y Enero de 2012, lo que ha permitido en ese tiempo contar con una dirección técnica para el proceso con dedicación exclusiva. En segundo lugar, habría que señalar la complementariedad de las experiencias de presupuestos participativos con el desarrollo de otras iniciativas de fomento de la participación ciudadana. Los presupuestos participativos se convierten en experiencias idóneas desde el punto de vista de la expansión de las democracias participativas. Esto es así al menos por dos razones. Primero por el propio carácter de los procesos participativos: es difícil concebir el fomento de la participación ciudadana sin un replanteamiento de la gestión de “lo público”. Y dentro de lo público, la gestión del presupuesto se erige como un elemento fundamental. Y segundo, los presupuestos participativos aparecen como proyectos idóneos atendiendo a una estrategia o ruta para la implantación efectiva de procesos participativos. No hay duda de que el inicio de este tipo de procesos desde las Administraciones Públicas despierta no pocas reticencias y suspicacias por parte de la ciudadanía, acostumbrada a los usos y abusos a los que el poder suele someter las políticas de participación ciudadana (utilizadas habitualmente como medio para establecer redes clientelares, desactivar grupos ciudadanos articulados, reemplazar la iniciativa vecinal por el consumo acrítico de actividades municipales) y que redundan en el fortalecimiento de la institución municipal a expensas del debilitamiento de la ciudadanía. 3

Esta victoria se amplía en las elecciones locales de 2011 donde IU alcanza la mayoría absoluta.

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Los presupuestos participativos favorecen la concreción y la visibilidad de los resultados en un proceso participativo: que de las palabras se pase a los hechos, y que esto se produzca sin demora y a la vista de toda la ciudadanía, y no sólo de las personas que se hayan implicado inicialmente. En Alameda, el presupuesto participativo se ha desarrollado en dos ámbitos principalmente: · ·

la decisión de obras públicas correspondientes a los fondos del PFEA (antiguo PER4). la toma de decisiones sobre los fondos correspondientes al área de juventud, dentro de un proceso más amplio de mejora de la participación de los/as jóvenes.

Desde Diciembre de 2008 a enero de 2012 se han desarrollado 3 procesos de presupuestos participativos sobre “las obras del PER” con un presupuesto superior a los 1,6 millones de euros. Para la ejecución de 18 actuaciones (6 cada año): 2009: 300 participantes; 5,5% población

2010: 58 participantes 1,1% población

2011: 86 participantes 1,6% población

Respecto a la metodología utilizada, el dilema que se nos planteaba en nuestro caso era el siguiente: ¿Qué es más “democrático”? ¿Qué todas las personas puedan votar sobre algo que posiblemente desconocen? ¿O que sólo puedan votar sobre algo aquellas personas que conocen el tema en cuestión y han deliberado sobre él? ¿Cómo se conjuga la universalidad y la deliberación? En el caso de las obras, la solución adoptada en Alameda, tomada del proceso pionero “El Reparto” de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), es la división de la toma de decisiones en dos rondas. En la primera ronda, los vecinos y vecinas son convocados en asambleas abiertas por zonas. En estas reuniones, vecinos y vecinas proponen, debaten y priorizan las propuestas realizadas en su reunión, y nombran delegados de forma abierta. Es decir, todas las personas que 4

El Programa para el Fomento del Empleo Agrario (antiguo Plan de Empleo Rural) es una política de protección social diseñada para los trabajadores sin tierra del medio rural del sur de España (Andalucía y Extremadura) ante el problema de la falta de acceso a la propiedad de la tierra y como sustitutivo de la reclamación histórica de Reforma Agraria (“la tierra para el que la trabaja”). Esta política permite a los trabajadores del campo acceder a un subsidio durante los meses de año que no son de campaña agrícola, a cambio de prestar su trabajo durante un corto periodo de tiempo al año para la realización de obras públicas en el municipio. El presupuesto total aproximado para un municiio de las características de Alameda es de 540.000€/año (composición: 66% destinado a mano de obra – desempleados agrícolas; 33% destinado a materiales de construcción. Destino: obra pública). En esto Alameda sigue los pasos de la experiencia pionera en Andalucía “El Reparto”, de Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Ver Fernández, M. et al. (Coord.) Reparto. Presupuestos participativos y autogestión de la vida cotidiana en Las Cabezas de San Juan. Fundación de Investigaciones Marxistas y Atrapasueños editorial, Sevilla 2004.

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lo deseen pueden libremente postularse como delegados o “representantes”. En la segunda ronda, los representantes de cada asamblea, visitan in situ y valoran de forma colegiada las propuestas presentadas en el resto de asambleas (menos la suya, pues su asamblea para ellas y ellos es soberana). La votación final es el recuento de estas valoraciones colegiadas de todas las propuestas. El resultado es una lista ordenada de propuestas de todo el pueblo. Una vez presupuestadas, se ejecutan de forma vinculante las propuestas por orden de lista hasta que agotan el presupuesto destinado. Como único factor equilibrador objetivo, se ha convenido no destinar a un proyecto más de 90.000€ (que es la cuantía máxima de un proyecto que el arquitecto municipal puede firmar de forma autónoma sin recurrir a los servicios de la oficina técnica de la Diputación, lo que extiende los plazos y dificulta todo el proceso, de por sí ya algo “atropellado”). El objetivo de esta medida es difundir mejor el impacto del presupuesto participativo, que una propuesta muy bien valorada no agote todo el presupuesto, pero sin introducir otros elementos extraños distintos a la opinión de los propios vecinos. Esto no significa excluir del presupuesto participativo proyectos mayores, sino en su caso, la necesidad de dividirlos en distintas fases, a ejecutar en ejercicios sucesivos. En caso de salir aprobados proyectos necesitados de varias fases, las siguientes fases tienen acceso a la financiación a través del presupuesto participativo sin necesidad de ser nuevamente sometidos a votación. Por eso, existen básicamente dos tipos de asambleas en el proceso general (obras): a) las reuniones vecinales, celebradas por barriada (6), abiertas, públicas, para la comunicación, deliberación y priorización de propuestas, la elección de delegados (“representantes”, numerus apertus) y el seguimiento de las propuestas realizadas y aprobadas en la zona; b) las reuniones de la Mesa de Representantes, para la votación colegiada (por barriada) de las propuestas de obra, el seguimiento y evaluación general del proceso y la modificación de sus normas. El número de reuniones vecinales por barriada es aproximado: 2 o 3 rondas ordinarias al año, más las reuniones de seguimiento de obras (1 reunión por obra, 6 obras de media aprobadas en el pueblo al año). La Mesa de Representantes se reúne 4-5 veces aproximadamente al año.

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c) d) e) f) g) h) i) j) k) l) m)

Reuniones vecinales

El trabajo de dinamización de la participación juvenil que comenzó en marzo de 2009 desembocó en la realización de presupuestos participativos de la partida de juventud desde junio de 2010. De aquí que, hasta la fecha, se hayan realizado 2 procesos de presupuestos participativos de jóvenes para la realización de actividades autogestionadas. En estos dos ejercicios se ha gestionado un presupuesto de 25.000€, para la realización de 6 actividades grandes (con presupuesto superior a 500€) y 6 pequeñas (inferiores a 500€), públicas, con organización abierta y sin ánimo de lucro.

2010 129 votos emitidos 8,2% población

2011 181 votos emitidos 11,5% población 36

En el caso del presupuesto participativo de la partida de juventud, las elecciones de las propuestas son abiertas, pero también se dan mecanismos correctores: las propuestas deben presentarse de forma algo elaborada (con un presupuesto estimado), y se someten a un órgano abierto que hace de filtro/comisión de viabilidad técnica y vecinal. El segundo mecanismo corrector opera a posteriori de la votación, puesto que el presupuesto participativo se destina a actividades para la autogestión juvenil. Esto significa que el número de votos no asegura la realización de las actividades (por parte del Ayuntamiento), sino la disponibilidad del dinero solicitado para su autogestión por los propios jóvenes, de acuerdo con unas condiciones: que sean actividades públicas (no excluyentes), con organización abierta (cualquiera puede sumarse a la organización, incluida la discusión de los objetivos de la propia actividad, contenido, etc.) y sin ánimo de lucro para los organizadores.

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Material de difusión del presupuesto participativo de jóvenes, junio de 2011

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Decisiones de “coste cero”

Contando con la implicación de los trabajadores municipales de distintas áreas se ha ensayado la toma de decisiones municipales que no necesariamente se traducen en un mayor gasto del presupuesto, de forma participativa. Esto se ha dado principalmente en materia de urbanismo y tráfico. Así, desde el año 2009, y propiciadas por el presupuesto participativo de obras, se han llevado a cabo 14 procesos participativos en otras tantas actuaciones, para decidir con los vecinos afectados cómo debían realizarse las obras resultantes del proceso de presupuestos participativos (diseño y/o revisión de los proyectos de obra).

“Tendedero de los deseos” para el trabajo de propuestas de mejora del Parque de la Cañada, 16 de junio de 2009

El ejercicio de este tipo de procesos de decisión ha ido contando con la creciente implicación del arquitecto municipal. Ha ido adquiriendo mayor grado de formalidad, y ha suscitado por parte de los vecinos una reclamación creciente de espacios de seguimiento de los acuerdos adoptados.

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La participación media a estos procesos (salvando los valores extremos) está por encima del 20% de la población empadronada en cada calle afectada, lo que significa la participación de prácticamente todas las familias de cada calle involucrada. Asimismo, surgió la necesidad de trabajar los problemas del tráfico, a partir de las inquietudes expresadas por los vecinos desde el comienzo del programa en las reuniones del presupuesto participativo. Para ello se puso en marcha un proceso específico sobre el tráfico (entre octubre y noviembre de 2009) que se trabajó barriada por barriada. Fruto del mismo se decidieron 3 actuaciones relacionadas con la habilitación de espacios de aparcamiento y alteración del sentido del tráfico en diferentes zonas del pueblo, con participación vecinal universal y vinculante y la colaboración de la policía local (75 participantes (1,4% población)).

Co-gestión de infraestructuras municipales

El Rebate también ha impulsado la co-gestión de espacios municipales. Se pretende así que Ayuntamiento y usuarios de determinadas instalaciones municipales colaboren en la ordenación y gestión de las mismas, como un ejercicio y escuela de participación.

Campaña de difusión sobre el uso de la Nave Joven, enero de 2011

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Habitualmente este tipo de infraestructuras municipales recibe un uso privativo y excluyente, que o bien es ejercido por el propio Ayuntamiento (de forma no negociada con los usuarios) o bien es delegado a un grupo cerrado de usuarios, que terminan haciendo un uso excluyente del mismo. De esta forma, la gestión de los espacios municipales, siendo públicos, se prestan en muchos casos al “mercadeo” de privilegios y favores que engrasan las relaciones clientelares entre poderes públicos y colectivos, y que tanto daño hacen a las políticas de participación ciudadana. El planteamiento parte de aplicar el “principio de subsidiariedad” a la gestión de espacio municipales: que ninguna instancia superior intervenga cuando decisiones y actuaciones puedan ser asumidas desde una instancia inferior. Así, el Ayuntamiento es quien marca los principios básicos e irrenunciables del uso de la infraestructura, que están orientados sobre todo al respeto de la legalidad, el mantenimiento de la propia infraestructura y la garantía de recibir un uso público. Estos principios son reducidos a su mínima expresión, y se constituye al efecto una “comisión gestora”, que es la que aplica y desarrolla estas normas básicas en el día a día de la gestión del espacio. La comisión gestora está formada, por una parte, por el Ayuntamiento, y por otra, por todos aquellos colectivos que hacen un uso continuado de la infraestructura, tratándose de un grupo abierto. Sus reuniones también son públicas. Este impulso se ha visto prácticamente limitado a la conocida como “Nave Joven”, un espacio inicialmente pensado para su uso por los jóvenes. La Comisión gestora de la Nave Joven se constituyó en diciembre de 2009. Cabe tan sólo señalar el inicio de cogestión de otra “sala de asociaciones” en la Casa de la Cultura, a partir de marzo de 2011.

Autogestión juvenil

En Alameda, los/as jóvenes, como ya ocurre en otros procesos participativos documentados, no encuentran su sitio fácilmente en espacios de participación general. Alameda no ha sido menos, y ya en el primer proceso de decisión participativa de obras se pudo comprobar que no es una temática que entronque con las inquietudes de este colectivo. Por eso se hacía necesario crear espacios específicos sobre decisiones que afectaran más directamente a su cotidianidad. a través de la organización de sus propias actividades.

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El proceso ha trabajado en estrecha colaboración con la Técnica de Juventud, para poder hablar de un funcionamiento participativo del Área de Juventud en su conjunto: formación, planificación, evaluación. Como ya hemos comentado anteriormente, este trabajo ha desencadenado la realización de presupuestos participativos del juventud. Sin embargo, el trabajo de autogestión juvenil tiene un peso propio, en la medida que los jóvenes no sólo deciden el destino del dinero, sino que se involucran en el diseño, realización y evaluación de todas las actividades. Con ello, este proyecto alcanza una singularidad propia: · · ·

por su capacidad de generar dinámicas participativas (a partir de la práctica, se colabora, no sólo se delibera) por el colectivo al que se dirige, marginado de las relaciones habituales entre Ayuntamiento y ciudadanía por el impacto conseguido: aña a año se va comprobando el crecimiento en el número e intensidad de la participación conseguida, tanto en número de actividades realizadas como en número de personas involucradas y calidad de las relaciones surgidas en el curso de su organización.

Podemos señalar tantos procesos participativos como actividades juveniles públicas desarrolladas bajo esta forma de trabajar, donde los jóvenes se encargan de la organización, de forma abierta y sin ánimo de lucro: Encuentros de Jóvenes (lúdicos y de trabajo), Vestido de calles en Romería, Pasajes del Terror (Halloween), Excursiones (Fuerte Nagüeles, Carnavales de Cádiz, salidas a conciertos), Torneos, (Pro, Maratón de Futbito), “Quedadas” (lúdicas y de trabajo: comidas, “Final del Falla”), Festivales (“Urban Day”, Noches carnavalescas), Grupos (Break-Dance, Clases de guitarra, etc.) Todas estas actividades autogestionadas de jóvenes son muy fructíferas en este sentido, se discute todo, es una verdadera escuela de participación. Dentro de ellas, algunas son masivas y otras minoritarias. Pero por su carácter auto-reflexivo de sobre el propio proceso destacaría los encuentros y singularmente los Campamentos de Verano, en los que convivimos durante 5 días y que involucran a un elevado número de jóvenes en su organización. En ellos además se desarrollan dinámicas que, en muchas ocasiones, abordan directamente el tema de la participación.

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Campamento de Verano 2010

Otros

Aunque no es propiamente parte del proceso participativo, el Rebate genera una actividad colateral muy importante de comunicación y gestión de propuestas vecinales no vinculantes. El Rebate ha permitido al Ayuntamiento recabar y gestionar más de 200 propuestas vecinales en convocatoria universal y realizadas de forma pública en los diferentes espacios colectivos creados para el presupuesto participativo, en materia de Obras, Pequeñas mejoras y reparaciones, Tráfico, Limpieza y medioambiente y Convivencia vecinal. Además, durante el proceso hay una producción muy importante de materiales informativos/provocativos para la participación vecinal con información puntual de todo lo que va sucediendo en el proceso en los distintos momentos: ·

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Vídeo provocación – campaña inicial “Sal al Rebate”: Con más de 3.189 visitas en www.youtube.com hasta la fecha, es el vídeo de Alameda más visto por este medio Boletín/provocación – campaña 2010 “Más Allá del Rebate”. Tirada de 1.000 ejemplares. 43

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1 web de información e interacción con los vecinos www.elrebate.blogspot.com 3 cortometrajes sobre participación 2 Spots de difusión del presupuesto participativo de jóvenes y de la Nave Joven Información puntual de reuniones y convocatorias a través del canal de televisión local

Tampoco se descuida la organización de acciones formativas y la participación en intercambios de experiencias a nivel provincial, regional e internacional: · ·

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Curso de Comunicación Provocativa, Asociación UNILCO – Espacio Nómada. Alameda. Diciembre 2008. Exposición de la experiencia “Campaña de difusión del presupuesto participativo de Alameda: Sal al Rebate” en las Jornadas de Comunicación Provocativa organizadas por la Diputación de Málaga, Centro Cívico, Málaga. Febrero 2009 Exposición de la experiencia “Mesa de Jóvenes del Reparto y Asociación Kimera21” de Las Cabezas de San Juan, en el I Encuentro de Jóvenes de Alameda “Juventud y Participación”, Ceulaj, Mollina, Abril 2009. Curso de Participación Ciudadana, Asociación UNILCO – Espacio Nómada, Alameda, Octubre-Noviembre 2009. Exposición de la experiencia de participación juvenil “La Casa Verde”, del Sobradillo (Tenerife), Alameda, Noviembre 2009. Exposición de la experiencia de participación juvenil de Alameda en las Jornadas Provinciales sobre Participación y Juventud organizadas por la Diputación de Málaga, Centro Cívico, Málaga. Enero 2010. Exposición de la experiencia “El Rebate de Alameda” en las Jornadas de Participación Ciudadana organizadas por el Ayuntamiento de Villanueva de la Concepción, Mayo 2010. Exposición de la experiencia “El Rebate de Alameda” en el I Encuentro vecinal de presupuestos participativos de la Provincia de Málaga, Archidona, Mayo 2010. Exposición de la experiencia “El Rebate de Alameda” en el II Encuentro vecinal de presupuestos participativos de la Provincia de Málaga, Casabermeja, Noviembre 2010 Exposición de la experiencia “El Rebate de Alameda y el movimiento asociativo” en las Jornadas Formativas sobre Presupuesto Participativo de la Junta Directiva de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos “Solidaridad”, en Archidona, Marzo 2011.

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Organización del III Encuentro vecinal de presupuestos participativos de la Provincia de Málaga, Alameda, Abril 2011 Además, de la participación en las jornadas bimensuales de coordinación para técnicos de presupuestos participativos de la Provincia, organizadas por la Oficina de Presupuestos Participativos de la Diputación de Málaga.

Papel de las asociaciones existentes Suele generar interés conocer el papel de las asociaciones en los procesos participativos, máxime cuando se plantean procesos que fomentan la participación universal. En el caso del Rebate, el papel de las asociaciones preexistentes es complejo y controvertido. La mayoría de las asociaciones de todo tipo, como tales, no participan en el proceso. Sí participan a título individual personas implicadas en la vida asociativa del pueblo, de asociaciones de todo tipo: vecinales, religiosas, políticas, solidarias, culturales, etc. (AMPA, Grupo Valores, A.V. H. Padilla, Parroquia y Agrupaciones políticas, etc.). Y en esto hay diversidad, puesto que no predominan unas asociaciones frente a otras, ni se ven incluidas/excluidas ciertas asociaciones en perjuicio/beneficio de otras. Dado el carácter universal del proceso y la ausencia de cauces para la representación a través de asociaciones, en general el mundo asociativo muestra desinterés por el proceso. Por otra parte se han identificado algunos conflictos puntuales con asociaciones. Por ejemplo, se ha observado que personas pertenecientes a la directiva de la única asociación de vecinos activa del pueblo, viendo que sus reivindicaciones no alcanzaban el apoyo popular a través del presupuesto participativo, han abandonado el proceso. Es un conflicto latente, pues nunca ha generado ninguna tensión, pero sí es algo que se ha observado. Por el contrario, el proceso ha potenciado la capacidad de auto-organización vecinal en muchas zonas de pueblo y entre algunos colectivos, cristalizando en relaciones fuertes de colaboración con algunas asociaciones. De hecho, a partir del presupuesto participativo se ha constituido un club deportivo (Club Paintball Alameda) y 2 protoasociaciones: la Asociación del Carnaval de Alameda y la Asociación de Vecinos de la Urbanización de Peñafiel.

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Logros e impactos del Rebate · ·

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El Rebate ha conseguido que el Ayuntamiento cuente con los vecinos para

tomar decisiones públicas importantes (no sólo para opinar). Con El Rebate, el Ayuntamiento ha creado cauces de participación eficaces, demostrando que contar con los vecinos no es sólo deseable sino posible, y que las decisiones del Ayuntamiento se pueden tomar de una forma más democrática, y en un lenguaje que todo el mundo puede entender. El Rebate ha creado procesos estables, con dinámicas propias y normas claras, capaces de continuar en el tiempo. El Rebate ha puesto a trabajar conjuntamente a políticos, técnicos municipales y vecinos, compartiendo información, reflexión, propuestas y soluciones de forma pública y universal. “El Rebate” ha contribuido a forjar un estilo de gobierno diferente. Junto con otras medidas de este ayuntamiento (cercanía, atención al público, mesa de asuntos sociales, reuniones con propietarios, etc.) ha conseguido trasladar a sus vecinas y vecinos el mensaje de que el Ayuntamiento es de todos los vecinos de Alameda, no de los políticos ni de los trabajadores. El Rebate ha logrado interesar a personas corrientes en la gestión pública cotidiana de su pueblo, y ha conseguido acercar la labor de gobierno a todos los lugares y personas del pueblo, trasladando la política hasta los barrios y las calles no sólo para solucionar problemas, sino para buscar soluciones. El Rebate ha conseguido tener representantes vecinales sin hacer un grupo cerrado A través del Rebate los vecinos (grandes y pequeños) han decidido hacer obras y actividades que de otra forma no se hubieran hecho; que sin la ilusión colectiva, para cada uno, eran imposibles, y que cuando son verdad mucha personas lo están viviendo como una conquista propia: desde el Parque de la Cañada hasta el Campamento de Verano, el grupo de break o el paintball. A través del Rebate se han hecho cosas que con la sola iniciativa y medios del Ayuntamiento no se hubieran hecho (movilización de recursos sociales), sobre todo entre los jóvenes. El Rebate también ha contribuido a estimular todo tipo de iniciativas vecinales de cualquier procedencia, ayudando a mejorar la confianza de los vecinos en sus propias posibilidades y en que deben contar con el ayuntamiento como un recurso más en sus proyectos comunitarios para mejorar el pueblo. El Rebate ha extendido en todos los ámbitos en los que se ha desarrollado una cultura de la participación pública, de colaboración universal (abierta, no excluyente) horizontal, auto-regulada y con capacidad de decidir (vinculante) 46

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El funcionamiento participativo del Área de Juventud ha producido un tremendo impacto entre todos los jóvenes del pueblo, cuantitativa y cualitativamente hablando. Ha cambiado la concepción que los jóvenes del pueblo tenían de sí mismos como colectivo, rompiendo muchos prejuicios y barreras, creando nuevos lazos de amistad, vínculos de colaboración y haciendo que muchos jóvenes del pueblo confíen más en sus capacidades. El Rebate de Alameda es por derecho propio uno de los procesos de presupuestos participativos más importantes de la Provincia de Málaga en cuanto a conquista de derechos ciudadanos. Gracias al Rebate, Alameda se ha convertido en un referente de este tipo de experiencias a nivel provincial, y contribuye con peso propio a situar a la Diputación de Málaga a la cabeza a nivel estatal y europeo de las experiencias en el desarrollo de presupuestos participativos.

Futuros retos del Rebate Procesos participativos como El Rebate de Alameda cuentan con importantes limitaciones. En general, la proyección de este tipo de procesos depende mucho de que política y técnicamente exista una idea de la participación como algo transversal o no. Por tanto, la clave participativa puede ir ocupando cada vez más ámbitos presupuestarios y de la política local (hay que entender que los aspectos con mayor poder transformador no suelen depender del volumen de presupuesto implicado, como por ejemplo, la gestión de los espacios públicos o la organización de actividades y servicios), o bien puede quedarse como una práctica institucionalizada, con un peligro evidente de estancamiento y creación de nuevos vínculos clientelares con un grupo cerrado de vecinos (la “asociación del presupuesto participativo”). Este es un riesgo evidente de todo este tipo de procesos. Lo que suele evidenciar esta circunstancia es una falta de formación, política y técnica, en muchos municipios. Lo que se mezcla con cierto “resultadismo” (buscar el número inmediato, antes que la eficacia de un proceso más a medio y largo plazo). Políticos y técnicos vuelcan en la ciudadanía la “necesidad de mayor formación en una nueva cultura participativa”, cuando ellos mismos fomentan una participación ciudadana centrada en el ayuntamiento, y no tanto en lo que podríamos llamar la “autogestión de la vida cotidiana” de la gente, donde los ayuntamientos son una actor y no el centro de la vida social. Donde existe cierta conciencia de esto, los procesos participativos se convierten en un continuo pelear por no perder este horizonte de vista, los procesos se convierten en focos de conflictos dentro de los ayuntamientos, porque los ayuntamientos no funcionan nunca con estas claves, y los frentes no dejan de 47

multiplicarse. Ese se convierte en el día a día del Rebate de Alameda. Aquí se pone de manifiesto otra limitación, que es común en la mayoría de los casos: la excesiva dependencia de pocas personas convencidas y formadas. La transformación tan grande que los procesos participativos representan en la gestión local no ha sido digerida por la mayoría de políticos y técnicos, de quienes se exige roles diferentes a los tradicionales. Poca gente hace avanzar los procesos de forma participativa. Los procesos son frágiles y dependientes de estas personas. Creo que esto es inevitable en todos los casos en las primeras etapas. También en Alameda, aunque vamos caminando, y la cosa va calando poco a poco entre vecinos, técnicos y políticos. Pero muy poco a poco, y sólo gracias a mucha constancia. Por todo lo anterior, los procesos y presupuestos participativos se perciben en muchos municipios como una actividad “piloto”, excéntrica, algo que a la larga “acabará cayendo por su propio peso”, de la que se espera un rédito electoral, pero que a fin de cuentas es anecdótica en la gestión municipal del día a día. No hay mucha confianza ni se invierte demasiado en ellas. Esto se traduce en muchos municipios en una precariedad de recursos que hace los presupuestos difícilmente sostenibles (la poca gente que va formándose difícilmente puede seguir dedicándose a los procesos por mucho tiempo). A partir de enero de 2012, con el final de las ayudas a la contratación de personal que daba la Diputación de Málaga a los municipios, se comprobará hasta qué punto esto es así en muchos municipios, así como en Alameda. De esta forma, los principales retos que se pueden relatar para el futuro del Rebate serían los siguientes: ·

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Falta de recursos. Mantenerse en el tiempo, sobrevivir a las crisis, los cambios políticos, las modas neo-liberales… que auguran recortes en la administración pública y en los gastos sociales. Este es un reto para los políticos, básicamente. Demostrar y dar a conocer que los presupuestos participativos producen un rendimiento social y no sólo partidista. El impacto político de los presupuestos participativos, de conquista de derechos sociales, y de poder redistributivo, más allá de la (mera) ejecución de unas obras y unas actividades concretas, es algo demasiado abstracto para la mayoría de la gente (incluidos técnicos y políticos). Yo estoy convencido de que perseverar, tratando a la gente con respeto, sin afanes de manipulación cortoplacista, irá haciendo que esto, no obstante, vaya calando. Algunos signos ya se han vivido en Alameda en el último año. Pero la paciencia es una virtud que suele escasear en según qué ámbitos. Falta de personal cualificado, con aptitudes y actitudes adecuadas para trabajar en procesos de este tipo, donde la participación impone la inseguridad y la humildad respecto de los propios conocimientos. 48

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Falta de apoyo técnico adecuado. Con sus posibles deficiencias, el apoyo de la Diputación de Málaga, más allá de la financiación, ha sido crucial en la orientación técnica de los procesos: en la orientación de las convocatorias de subvención, en marcar las exigencias mínimas necesarias técnicamente sin vulnerar la libertad de los municipios. Una eventual desaparición de la Oficina de Presupuestos Participativos en Málaga o un cambio en la orientación técnica de su trabajo puede muy fácilmente desdibujar el mapa de las experiencias en la Provincia y que dejemos de hablar un mismo idioma. Indefinición: la “Declaración de Antequera” puede que no haya significado demasiado para municipios con experiencias anteriores, pero en la experiencia malagueña se ha vuelto crucial. Verdaderamente Málaga se ha desarrollado al amparo de este acuerdo, para iniciar procesos en una senda transformadora, y no la esperada deriva de experiencias descafeinadas que se veía venir. Ahora que muchos municipios adscritos a este acuerdo han cambiado de gobierno, la Declaración pierde fuerza directriz para nuevos procesos. El fortalecimiento de este tipo de compromisos creo que es vital ante el “todo vale” bajo la denominación “presupuesto participativo”. Riesgos de fosilización. No institucionalizarse como un procedimiento municipal, sino mantenerse como un proceso instituyente para la ciudadanía. Un papel demasiado preponderante de lo presupuestario, de los ayuntamientos, e incluso de la universidad, puede ser un hándicap importante. Manipulación partidaria: el desarrollo de presupuestos participativos “tipo” como “imagen de marca” para formaciones con déficit de identidad política. Adelante al apoyo sincero a este tipo de procesos por parte de cualquier formación política, pero el riesgo de asimilación de los procesos a la política de partidos y de cooptación de sus participantes es evidente. En este sentido, el futuro de la Red Estatal de municipios con presupuestos participativos impulsada desde Málaga no es nada halagüeño, me temo. Nuevas redes independientes de experiencias habrán de surgir y alentarse.

Evaluación del proceso a cargo de la Mesa de Representantes vecinales Como conclusión lo adecuado es hacerse eco de la evaluación realizada por la Mesa de Representantes vecinales del Rebate, que a la luz de su experiencia y en el contexto del fin de las subvenciones para la contratación de personal técnico del proceso, realizó un diagnóstico exhaustivo del mismo como punto de partida para seguir avanzando. Destacar que entre los factores más positivos del proceso, este órgano de representación vecinal subrayó aquellos que están permitiendo a los vecinos y a las 49

distintas partes involucradas pasar “de lo individual (y partidista)” a “lo colectivo”: · ·

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La Independencia política del proceso (como un logro de todos), La prevalencia de “la necesidad” sobre otro tipo de factores y favoritismos en la votación de propuestas en los presupuestos participativos (en esto, se destaca lo acertado de que se vote “como barriada” –es decir, se ejerza un voto colegiado, con una Mesa de Representantes abierta- así como que no pueda una barriada votarse a sí misma) Usar la calle (reuniones y tendedero) Que se necesite conocer las propuestas antes de votar

Y por descontado, los resultados materiales, las obras que se han conseguido, con un sentimiento de conquista vecinal. En cuanto a los principales factores negativos, destaca por encima de los demás el impacto insuficiente en términos de personas involucradas, así como la falta de información en general que se percibe que tienen los vecinos del pueblo sobre el propio proceso, y en el que influyen múltiples aspectos, como es el propio papel del Ayuntamiento y su apoyo al mismo, percibido como escaso.

Lo más positivo… 1. El Rebate es de los vecinos: es independiente de los partidos políticos 2. Las obras: Muchas de ellas posiblemente no se hubieran hecho si no es por el Rebate 3. Se vota a lo que es más preciso, gracias a que… 4. La Mesa de Representantes es abierta y… 5. …al final votamos como barriada 6. Usamos la calle (las reuniones, el tendedero) 6. Antes de votar hay que conocer todas las propuestas

Lo que queremos cambiar… 1. Somos poca gente. la gente en general no se implica a. …Somos siempre los mismos (percepción). La gente te critica por participar b. Ni la gente, ni los representantes le damos la importancia que tiene c. Hay poca gente joven (percepción)

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2. Falta información en general a. La gente no sabe de qué va el Rebate. b. Es confuso sobre si es del Ayuntamiento o es una iniciativa particular c. La gente no sabe sobre qué se decide d. El Rebate tiene mala imagen: i. La gente se cree que es política, que no es algo de los vecinos ii. Los políticos no se lo toman en serio e. El Ayuntamiento no se toma en serio explicar qué es el Rebate f. Hay fallos de comunicación entre el Ayuntamiento y los representantes: no se sabe dónde acudir, a veces falla el aviso para las reuniones 3. El Rebate puede ser más útil a. Se centra sólo en obras, cuando puede trabajar otros temas de forma cotidiana b. El Ayuntamiento tarda en responder a los avisos de pequeñas reparaciones c. El Ayuntamiento (políticos y trabajadores) no asume que tiene que cambiar cosas de su funcionamiento por hacer el Rebate d. La Mesa de Representantes es muy débil frente al Ayuntamiento 4. No todos los vecinos y políticos miramos por igual a todas las calles del pueblo. a. Hace falta una participación menos egoísta y más desinteresada b. Se echa de menos más colaboración entre los vecinos del Rebate 5. La revisión de propuestas: a. El Ayuntamiento se ha sobrepasado: no se ha ceñido a exponer si las propuestas vecinales eran viables o no b. La explicación fue confusa sobre algunas obras, perjudicando propuestas que eran viables 6. Pequeños fallos en la ejecución de las obras que desmerecen los resultados: se hace lo caro y no se hace lo barato 7. El Ayuntamiento no rinde cuentas de las obras realizadas

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PROPUESTAS DE LA MESA DE REPRESENTNATES (EVALUACIÓN OCTUBRE 2011)

SEGUIMIENTO · Más exigencia con los trabajadores del paro · Mejorar la ficha de seguimiento de propuestas vecinales: “Hacerla peor”, menos técnica, más de pueblo. La forma de Tabla no se entiende. La letra es demasiado pequeña. La gente no sabe ni encontrar las calles (se usan los nombres oficiales, y no como las conoce la gente): o Hacer la ficha con los vecinos, que conocen los barrios según el callejero viejo o ¿Hacerla más como un libro? ¿No será demasiado largo para que la gente lo lea? o ¿Hacerla más visual? · La Mesa de Representantes al completo asume mayor compromiso con el seguimiento de las propuestas, para controlar la ejecución de las propuestas decididas y hacer que ese seguimiento sea participativo: o Cada representante se implicará más en el seguimiento de algunas obras (para que no haga falta estar en todas, turnos) o Que se haga al menos una reunión durante la duración de cada obra (no después de terminarla), en la que estén como mínimo representantes, vecinos afectados, el arquitecto municipal y el jefe de obra (y concejal). o Exigir al Ayuntamiento que rinda cuentas del dinero presupuestado y del dinero gastado, explicando los porqué, al menos en la Mesa de Representantes INFORMACIÓN · Currase la campaña de este año: o Poner en el vídeo un montaje con fotos de las obras que se han hecho con el Rebate (TV local) o Exposición itinerante en lugares transitados (murales), con el mismo tema, antes y después de las obras o Otro número de la revista: dedicarlo a la historia del pueblo (historias orales). No se destaca ningún tema (formas de vida, de divertirse, de

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ganarse la vida, la política, historias de amor...), salvo cómo ha cambiado el pueblo físicamente (calles, casas, infraestructuras...) · Poner rótulo con el presupuesto de la obra mientras dure

MÁS PARTICIPACIÓN, UN REBATE MÁS ÚTIL, MÁS FUERZA VECINAL · Poner en marcha un “Cuaderno de Avisos de Reparaciones” oficial del Ayuntamiento que sea público y rija las pequeñas reparaciones de desperfectos en el pueblo (como en Humilladero): o Que todo el mundo conozca que funciona o Que todo el mundo pueda dar parte en él de pequeños desperfecto, con fecha de la inscripción o Que se mantenga íntegro (no se arranquen páginas ni nadie pueda tachar o modificar los avisos de otra persona) o Que cuando el Ayuntamiento haga la reparación, lo selle en el cuaderno o Que cualquier persona pueda consultarlo o Que los vecinos puedan revisar si se está cumpliendo o no y saber por qué (reuniones de revisión cada cierto tiempo) o Una persona responsable de revisarlo · Mantener la implicación del arquitecto municipal en el Rebate, como mínimo, como este año: reunión de viabilidad de las propuestas del Rebate con los vecinos, presencia en las reuniones en la calle para decidir el proyecto de obra (y no callarnos en las reuniones) · Mantener las reuniones de evaluación del Rebate en la Mesa de Representantes para conocer bien lo que queremos mejorar y qué es lo que proponemos cambiar · Reglamento (¿cómo lo vamos a trabajar?) · (Se pasó moción a Pleno) DINAMIZACIÓN · Aprovechar el Rebate para hacer cosas los vecinos, no sólo proponer. Gente llama a gente, hacer cosas desde el Rebate: o Implicarse en las historias orales puede ser un enganche para alguna gente 53

o Potenciar actividades lúdicas de pasarlo bien juntos los representantes y no sólo los representantes: meriendas y otros tipos de iniciativas, como jornadas de juegos populares (aprovechar el Parque de la Cañada)... Buscar lo que atrae (¿en cada sitio? ¿incorporar jornadas de trabajo voluntario?)

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