El Quijote en Pedrola

July 17, 2017 | Autor: M. Español Celimé... | Categoría: Cervantes, Don Quijote, Aragón y Don Quijote, Pedrola, Duques de Villahermosa
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Descripción

EL QUIJOTE EN PEDROLA

Miguel Español Celiméndiz Temas y géneros de la narrativa hispánica Filología Hispánica Universidad de Zaragoza 29 de mayo de 2015

El motivo del presente trabajo1 es múltiple; por un lado siento la necesidad de presentar en la Universidad de Zaragoza un relato que debiera conocerse y tenerse más en cuenta, aunque estemos más o menos de acuerdo en la certeza del asunto del Quijote con Pedrola y la identificación de los duques de Villahermosa y su palacio con el de la novela de 1605 de Cervantes. Y como no aportar mi pequeño grano de arena como nativo de la localidad a esta antigua historia si no es en la coincidencia del cuarto centenario de la publicación del Quijote, para el cual y sin desmerecer la ocasión el ayuntamiento de Pedrola y la concejalía de cultura están organizando una serie de actos como andadas populares, teatralizaciones y lecturas que rinden homenaje al paso de nuestro caballero andante por la localidad pedrolense. Además con motivo del centenario, este verano la Universidad de Verano de Unizar realizará un curso sobre el Quijote y Aragón para bibliófilos, y es que el tema da de sí. De los 74 capítulos de la segunda parte, 27 son en las dependencias ducales o alrededores, casi un tercio de la novela en la que Don Quijote y Sancho se verán enredados en las burlas más elaboradas de Cervantes. La segunda parte de nuestro ingenioso hidalgo comienza con su tercera salida. Don Quijote quiere volver a salir a los caminos en busca de aventuras y su objetivo principal será Zaragoza. Irá acompañado de su inseparable Sancho, acuciado esta vez a la salida por sus ansías de gobernador. Con la excusa del viaje se insertan en el relato las distintas aventuras que van acercando a la pareja a la marca del Ebro por el camino de Castilla y Aragón. En estas aventuras nos topamos con el “encantamiento” de Dulcinea, artimaña de Sancho que le hace creer que su enamorada ha sido hechizada y lo que le permite ver de ella es una labradora. También las argucias de Sansón Carrasco para hacerle volver a casa con su historia del caballero de los espejos. Otras tan divertidas como el episodio del león impasible que no hace caso a Don Quijote, el de las bodas de Camacho el Rico y la Quiteria, la cueva de Montesinos o la aventura del rebuzno, en la que Quijote y Sancho intentan ayudar a resolver un conflicto entre dos pueblos pero del que salen escaldados. Poco a poco se van acercando a Zaragoza pero Don Quijote decide desviarse un poco del camino para admirar las riberas del Ebro donde creyendo ver una barca encantada pero en realidad destartalada, montarán en ella y como no, pasarán por el agua. Es entonces cuando observan un una zona salvaje de la ribera una cuadrilla de cazadores guiadas por una doncella a caballo. Don Quijote queriendo prevenir a la dama de su presencia manda a Sancho. Ella que es buena conocedora de la historia de Cervantes les invita a ambos a su palacio. Esta doncella será la duquesa que junto al duque y toda la corte harán las gracias de todos los lectores. Es solo en este momento de la novela cuando Don Quijote y Sancho se verán realmente como caballero andante y escudero como anota el académico Camón Aznar2: Aquél fue el día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero y no fantástico, viéndose tratar del mismo modo que él había leídoo se trataban los tales caballeros en los pasados siglos.

El palacio se convierte para ellos en un marco caballeresco como sacado de los mismos libros que llevan a la locura al protagonista, es así mismo el primer contacto de la pareja con la nobleza española, contraste que dará mucho juego en la figura simple de Sancho. 1

Dicho proyecto se acompaña de una serie de imágenes sobre el palacio y los duques que ilustran el texto y que son accesibles desde: http://prezi.com/83zbje71hs5j/? utm_campaign=share&utm_medium=copy&rc=ex0share 2

Op. Cit. Bibliografía final

Los veintisiete capítulos que se desarrollan en contacto con los duques puede dividirse en dos partes. La primera es la que desarrollan caballero y escudero al mismo tiempo: la carta a Teresa Panza y su respuesta, el pago de los 3000 azotes a Sancho por el desencatamiento de Merlín al encantamiento de Dulcinea y el remate con la historia de clavileño: Llegó en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el famoso caballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a don Quijote […] Pero veis aquí cuando a deshora entraron por el jardín cuatro salvajes, vestidos todos de verde yedra, que sobre sus hombros traían un gran caballo de madera. Pusiéronle de pies en el suelo, y uno de los salvajes dijo: - Suba sobre esta máquina el caballero que tuviere ánimo para ello. -Aquí -dijo Sancho-, yo no subo; porque ni tengo ánimo ni soy caballero. Y el salvaje prosiguió: - Y ocupe las ancas el escudero, si es que lo tiene, y fíese del valeroso Malabruno, que si no fuere de su espada, de ninguna otra, ni de otra malicia, será ofendido; y no hay más que torcer esta clavija que sobre el cuello trae puesta, que él los llevará por los aires, adonde los atiende Malambruno; pero porque la alteza y subliminal del camino no les cause vaguidos, se han de cubrir los ojos hasta que el caballero relinche, que será señal de haber dado fin a su viaje. 3

De esta manera hacen montar a Sancho y Quijote con el fin de que rescaten a la princesa y el padre encerrados en una torre que guarda un gigante. La broma se desarrolla gracias a la condesa de Trifaldi, una dama de la duquesa, llamada la Dolorida. Les hacen creer que vuelan por los aires y van lanzándoles distintos elementos haciéndoles parecer que pasan distintas atmósferas como precisa don Quijote: Sin duda alguna, Sancho, que ya debemos de llegar a la segunda región del aire, adonde se engendra el granizo, las nieves; los truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera región, y si es que desta manera vamos subiendo, presto daremos en la región del fuego, y no sé yo cómo templar esta clavija para que no subamos donde nos abrasemos.

Quizás sea esta una de las burlas más conocidas de la pareja cervantina, pero es aquí cuando llegamos a la segunda parte en la trama ducal de la novela donde las historias se dividen paralelamente entre Sancho y Quijote. Cuando Sancho marcha a gobernar por fin su ínsula con los debidos consejos del duque y su amo. Por su parte, don Quijote se queda en palacio y vivirá alguna que otra burla como la de los gatos con cencerros que cuelan en su habitación y la de la falsa enamorada Altisidora que pondrá en un aprieto la fidelidad del caballero pero que resistirá épicamente la tentación. Sancho acaba por hartarse como gobernador: su médico apenas le deja comer y pasa aún más hambre que de escudero; además de las cuestiones políticas de la ínsula que trastornan su personalidad de carácter sencillo y simple unido al aviso de un asalto a la villa hará que Sancho borre de su cabeza la idea de ser gobernador. Así se encuentran Don Quijote y Sancho y salen camino a Zaragoza después de una serie de capítulos en los que el lector espera ansioso la llegada a la capital, donde se habrían de celebrar unas justas medievales que históricamente eran organizadas por la Cofradía de San Jorge y que contaban con el apoyo de la aristocracia aragonesa que desplaza del trasunto político por Castilla y Barcelona seguía apelando a ese antiguo espíritu épico y ya para su tiempo rancio. La dilatación de los capítulos con los duques se explica poco después. Antes de llegar el caballero y su escudero a la ciudad paran en una taberna en la que un paisano los reconoce con los personajes del Quijote de Avellaneda, 3

Todas las notas de la obra, incluida esta, están recogidas en la edición de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, ed. Alberto Blecua y Andrés Pozo, Madrid, Austral, 2005.

continuación no original anterior a la segunda parte de Cervantes y en la que gran parte de la trama se desarrollaba en Zaragoza. Don Quijote y Sancho reaccionan mal ante las palabras del hombre puesto que se sentían mal retratados, el uno como un loco y el otro como un borracho simple, y es por ello que toman la decisión de no pisar la ciudad: Preguntáronle que adónde llevaba determinado su viaje. Respondió que a Zaragoza, a hallarse en las justas del arnés, que en aquella ciudad suelen hacerse todos los años. Díjote don Juan que aquella nueva historia contaba cómo don Quijote, sea quien se quisiere, se había hallado en ella en una sortija, falta de invención, pobre de letras, pobrísima de libreas, aunque rica de simplicidades. Por el mismo caso -respondió don Qujote- no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy el don Quijote que él dice.

Es entonces cuando comienza el final de la novela, su camino a Barcelona son sus propias aventuras y el desenlace final con el caballero de la Blanca Luna que acabará venciendo y acabando con la leyenda de don Quijote, que pasará sus últimos días en casa, incluso llegándose a recuperar de su locura. Llegados a este punto la pregunta es clara: ¿estaba realmente hablando Cervantes de los duques de Villahermosa?, ¿podemos localizar el palacio con el de la villa de Pedrola y la ínsula barataria con Alcalá de Ebro? No es una cuestión fácil ni agradable de tratar. La crítica apenas muestra entusiasmo en determinar si fueron aquí o allá los sucesos relacionados con los duques. Alguna pista encontramos en la obra del investigador Pérez Lasheras en su libro Sin poner los pies en Zaragoza4 que anota un certamen poético-caballeresco en la ciudad que acabó ganando Cervantes y del que se tiene noticia por el premio, que forma parte del testamento a la hija: tres cucharas de plata. Pero menos superficial que dicha anécdota encontramos en la edición del Quijote de Pellicer de 1798, cervantista de Cariñena, pone nombre a esos duques y señala a los señores de Villahermosa y cita además su palacio de Pedrola y el apoderado que tenían en una pequeña aldea ribereña, Alcalá de Ebro como los ejemplos de la novela. El conocimiento que Cervantes pudiera tener de dichos duques viene de su relación con los Argensola, que trabajaron algunos años para la casa e incluso coincidiendo en Italia y Madrid. Pero además, como señala Mariano de Pano en el exquisito y eficaz ejemplar del Album Cervantino Aragonés (publicado por la Duquesa de Villahermosa en una edición de lujo en 1905 con motivo del tercer centenario5) señala que volviendo Cervantes a Roma cuando era paje del cardenal Acquaviva, emparentado con los duques, es más que verosímil que se detuviera en Zaragoza y acaso en Pedrola, los lugares donde los Villahermosa tenían residencias. Si no, el eco de dichos nobles acuciado por la noticia de los Argensola dan fe de que aquí hay algo más que una simple conjetura lanzada al aire y viendo el emplazamiento geográfico y el escenario real del palacio es imposible no creerlo. El ducado de Villahermosa es creado en 1476 por Juan II de Aragón, el padre de Fernando el Católico, para distinguir entre su hijo ilegitimo y el natura, Alonso de Aragón. Es el ducado más antiguo del reino de Aragón y que acabó confluyendo con el de los Luna, los cuales reciben el señorío de Pedrola del mismísimo Alfonso el Batallador en plena reconquista de Zaragoza. Se pueden citar cinco palacios que han pertenecido o pertenecen a la familia: el Palacio de Villahermosa de Madrid, actualmente museo 4

Antonio Pérez Lasheras, Sin poner los pies en Zaragoza (Algo más sobre el Quijote y Aragón), Zaragoza, Rolde de Estudios Aragoneses, 2009. 5

AAVV, Album Cervantino Aragonés, (Duquesa de Villahermosa) Madrid, M. Tello, 1905.

Thyssen-Bornemisza, en el Paseo del Prado; otro en Zarauz y tres que se cuentan en Aragón. Uno es el de Huesca, actualmente en posesión de Ibercaja; otro se encuentra en la calle Predicadores número 58, actual colegio Santo Domingo; y aún otro más en el coso, el Palacio de Luna, la actual Audiencia. El último es el de Pedrola, construído por Martín de Gurrea a mediados del XVI el cual se trajo consigo a Roland de Mois y Pablo Esquert de sus batallas europeas para que lo ayudaran. La planta es cuadrada en torno a un patio de tipo aragonés con columnas sencillas rematadas en capiteles y artesonado de viguería al aire. La fachada es de dos plantas rematados por oculis; de ladrillo visto y con balotaje y rejería de hierro. La parte baja del palacio, al igual que la mayoría, se reservaba para los trabajadores y amas de llaves. A la planta noble se accede por una escalera imperio desde la misma luna y da acceso a las cuartos ducales. Son varias las remodelaciones que ha sufrido durante estas cuatro centurias, la más importante entre el XVIII y el XIX hacia un estilo neoclásico y la realizada por Pilar de Azlor, la cual al vender con sus hermanas el palacio de Villahermosa de Madrid trasladó la mayor parte de la casa a Pedrola junto con los archivos históricos de la familia. Es por ello que se encuentra tan ricamente decorado el palacio de Pedrola, que concentra entre sus muros lo más grande del patrimonio de los Villahermosa. Son más que destacables la biblioteca, remodelada a estilo escocés, de dos plantas; todo de madera noble, con un valor filológico desconocido hasta el momento y que mal que bien debiera hacerse en algún momento. Destaca en la biblioteca el retrato que centra la distribución de la sala de Ramón de Pignatelli, unido a la casa. También cuenta el palacio de una sala de billar, otra de baile, que Pilar de Azlor clona de Madrid y demás cuartos que guardan la historia de la pintura de familia con tres Goyas, dos Tiépolos, a los que añadimos las obras de Mois y Esquert y la pintura moderna de Madrazo y Sorolla. Particularmente, hace no mucho, ha sido descubierto un cuadro por la investigadora de esta universidad, Maria Carmen Lacarra Ducay, que relacionó con una copia encontrada en el MOMA de Nueva York que firma Van Dick y que actualmente puede verse en la exposición del Paraninfo de Zaragoza de pintura del renacimiento y barroca. Se debe mencionar también el lujo de tapices, algunos de Gobelinos, la porcelana francesa de Sèvres, las lámparas, relojes, muebles y artesanados renacentistas, góticos y mudéjares. Por útlimo y no menos importante, el jardín o la huerta. Más de diez hectáreas de jardín en las que el paisajista Javier Mariategui ha colaborado y en la que encontramos una primera zona más cuidada de estilo toscano con flores, setos recortados y un invernadero pero que van dando paso a un salvaje jardín, antes repleto de chopos, actualmente de tilos y plataneros, que se mezclan con palmeras y abetos. Todo un microcosmos biológico en el que se encuentran fuentes, y pequeños rincones con encanto que han hecho del palacio un lugar idílico para todo tipo de ceremonias. La denominada Ínsula Barataria se trataría de la villa de Alcalá de Ebro, a escasos kilómetros de Pedrola y que perteneció al ducado de Villahermosa. Es un pequeño pueblo situado frontalmente con un meandro del Ebro y en el que puede encontrarse una escultura de Sancho al estilo del Pensateur de Rodin.

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA: Aurora Egido, Cervantes y las puertas del sueño, Barcelona, PPU, 1994. José Camón Aznar, Don Quijote en la teoría de los estilos, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1949.

> Recursos electrónicos Gran Enciclopedia Aragonesa: Ducado de Villahermosa (http://www.enciclopediaaragonesa.com) Biblioteca Nacional de España: Ingenioso hidalgo con Quijote de la Mancha, ed. Antonio Pellicer (http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000022662)

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