EL PUERTO FLUVIAL DE CAESARAUGUSTA

September 15, 2017 | Autor: Romana Erice Lacabe | Categoría: Roman Cities, Roman Archaeology
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Descripción

EL PUERTO FLUVIAL DE CAESARAUGUSTA

Romana Erice Unidad de Museos - Ayuntamiento de Zaragoza

I. — LA UBICACIÓN DE CAESARAUGUSTA

La ubicación de la ciudad íbera de Salduie y su conversión posterior en la Colonia Caesaraugusta (fig. 1, p. 144) se basa en una posición geográfica idónea. En primer lugar, se encuentra a orillas del río Ebro, que, como menciona Plinio (Naturalis Historia, III, 21) era navegable desde Vareia (integrada en el actual Logroño) hasta la desembocadura en Dertosa (Tortosa), puerto fluvio-marítimo libre de la existencia del actual delta del Ebro, lo que permitía el tránsito de grandes barcos desde el mar a ese puerto1. En segundo lugar, como menciona O. Conde, su ubicación física permite el paso más adecuado a la otra orilla «en cientos de kilómetros»2, es decir, y esta vez siguiendo a M. C. Faus, no existe otro lugar que reúna la condición de una altura similar entre las terrazas inferiores fluviales de los dos lados, más elevadas que el entorno, para poder asentar los estribos de un puente3. Además, en este lugar desembocan los ríos Gállego, óptimo camino hacia las Galias, y el Huerva, pero también desagua en las cercanías el Jalón, una vía natural de penetración hacia la Meseta. Como consecuencia de estos favorables factores, la ciudad se convirtió en el centro de una amplia red viaria en el valle y en una colonia inmejorablemente comunicada4. El río Ebro (fig. 2, p. 144) presenta en su tramo central un relieve casi llano, alterado por las muelas que el encajamiento de la red fluvial ha dejado elevadas. 1 P. Izquierdo i Tugas, «Liaisons entre navigation maritime et fluviale», p. 196; F. Carreras i Candi, La navegació al riu Ebre, pp. 29-39; M. Genera i Monells, « El curso inferior del Ebro », pp. 144-146. 2 O. Conde (ed.), El Ebro y sus riberas, p. 44: «es posible que el vado del río Ebro no fuese excesivamente fácil a partir de Pina de Ebro, donde el cauce va mucho más encajado. Zaragoza podría ser el único paso en cientos de kilómetros… los romanos plantearon la construcción de un puente en uno de los lugares menos profundos». 3 M. C. Faus Pujol, La orilla izquierda del Ebro, p. 29. 4 Mª A. Magallón, Las vías romanas en Aragón, p. 45; Id., «  Comunicaciones y Logística  », p. 114; F. Beltrán Lloris, « Introducción Histórica », p. 8, fig. 7.

Javier Arce et Bertrand Goffaux (éd.), Horrea d’Hispanie et de la Méditerranée romaine, Collection de la Casa de Velázquez (125), Madrid, 2011, pp. 143-157.

144

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Pompelo Andelo Libia

Iacca

Ilumberi

Vareia

Boletum

¿Tarraca?

Tritium Magallum

Sopeira

Cara

Calagurris

Osca

Segia

Gracchurris Cascantum

¿Barbotum?

Eb ro

Pagus Gallorum

Turiaso Bursao

Alauona Caesaraugusta

Bilbilis Arcobriga

Ilerda

Osera Fraga

Celsa

Fuentes

¿Ocilis?

Labitolosa

Almonacid Azuara ¿Osicerda?

Chiprana

Fabara

Tarraco

Ebro

Alcañiz

Bueña Ercavica

Complutum

La Iglesuela

Albarracín

Rubielos Manzanera

Colonia romana Municipio romano

Límites del convento jurídico cesaragustano

Municipio latino (Augusto)

Vía romana (trazado seguro)

Ciudad estipendiaria

Vía romana (trazado incierto)

Otros asentamientos

Fig. 1. — El Convento jurídico cesaraugustano (según F. Beltrán Lloris, «Introducción histórica»

Río Ebro

Río Arba

EL CASTELLAR

Río

Río Jalón

o lleg



LA MUELA

Río Huerva

Zaragoza SIERRA DE ALCUBIERRE

PLANA DE ZARAGOZA

Fig. 2. — Esquema del sector central de la depresión del Ebro (según O. Conde y F. Pellicer, El Ebro y sus riberas)

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En la zona próxima al río viene marcado por unos relieves poco pronunciados y escalonados: las terrazas. En los alrededores de Zaragoza se han identificado dos por parte de algunos investigadores5 y cuatro por otros, que a lo largo del valle documentan hasta seis niveles6. Estas terrazas son perfectamente identificables en la margen derecha del río, mientras que desaparecen en la parte izquierda, cuya cota topográfica es más baja y por tanto más fácilmente inundable. Además de esta peculiaridad, el Ebro describe meandros en todo su curso medio. La escasa pendiente del mismo facilita la existencia de una sucesión ininterrumpida de meandros en continua evolución si no fuera por las intervenciones humanas de los últimos decenios7. II. — LA UBICACIÓN DEL PUERTO FLUVIAL

Carmen Faus8 determinó, basándose en la datación antigua de dos meandros abandonados, que en época romana, posiblemente, el trazado del cauce del río a su paso por la ciudad no era rectilíneo; el río vendría a parar casi perpendicularmente al actual templo del Pilar, realizando un brusco giro para pasar bajo el puente de la ciudad. Esta particularidad, e inseguridad del tramo del río, recomendaba por tanto situar el puerto fluvial aguas abajo de ese puente, en la orilla derecha, donde el recorrido del agua era recto, más tranquilo, y la zona estaba elevada respecto a la llanura de inundación9. El puente romano de piedra, probablemente completo, que no diferiría sensiblemente en su trazado del actual10, daba paso por tanto a un tramo del río con las únicas posibilidades de ofrecer un espacio al puerto de la ciudad. Este espacio se extendería hasta la desembocadura de río Huerva11. Pero volvamos al puente para describir el tramo mencionado. El puente era el acceso al cardo maximus de la ciudad por la puerta del Norte, que también franqueaba el acceso al gran foro, situado en el sector nordeste de la urbe. El foro (fig.  3, p. 146), que está siendo objeto de revisión y reinterpretación a partir de los datos extraídos de las distintas fases y actuaciones12, presenta un

5

J. L. Peña et alii, « Geoarchaeological contributions concerning the roman », p. 544, los autores reconocen una terraza superior compuesta por grava cementada —de 3 a 5 m— y arena —2 a 3 m— y una terraza inferior sujeta a continuas avenidas. 6 O. Conde (ed.), El Ebro y sus riberas, p. 21. 7 Ibid., p. 30 en el texto insiste en que este modelo meandriforme caracteriza el 90% de la longitud del cauce. 8 La orilla izquierda del Ebro, p. 29. 9 Mª C. Aguarod y R. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», p. 144. 10 J. Liz Guiral, Puentes romanos, p. 69. Véase así mismo, M. Martín-Bueno, «Puentes y obras viarias», p. 118. 11 Mª C. Aguarod y R. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», p. 147. 12 A. Mostalac, «Arqueología y Patrimonio», pp. 679-685; Mª C. Aguarod, Ayer y hoy del foro de Caesaraugusta.

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0

10

50

100 m

N

Museo del puerto fluvial de Caesaraugusta

BASÍLICA DEL PILAR

AYUNTAMIENTO LA LONJA

Museo del Foro de Caesaraugusta

LA SEO

Fig. 3. — Plano del foro con los restos arqueológicos atestiguados y de los edificios situados en su extremo nordeste (según Mª C. Aguarod, Ayer y hoy del foro de Caesaraugusta)

desplazamiento de su lugar canónico hacia el río. El recinto de época Tiberio13 se organizaba, a partir de un gran espacio abierto, cubierto de losas, rodeado por un doble pórtico, en torno al cual se erigían los edificios más significativos: el templo, la curia y la basílica. El conjunto ocupaba una superficie de unos 24.000 m2, de los que hoy en día se conserva una pequeña parte. En el sector nordeste del foro se excavó en los años 1990-1991 un conjunto monumental fechado en época de Tiberio. Se descubrió una enorme cimentación en forma de retícula realizada en opus caementicium, que levantaba entre 4 y 6 m la cota del suelo frente al río, colmatada con rellenos y unos pivotes de madera de sabina clavados en el fondo, constituyendo una terraza artificial sobre la que cimentar y a la vez un potente muro de contención14. Se recuperaron 13 A. Mostalac, «Arqueología y Patrimonio», p. 685, donde el autor menciona que «se inicia en el momento de la fundación de la colonia y se culmina con Tiberio-Claudio». 14 J. F Casabona y J. A. Pérez Casas, «El forum de Caesaraugusta», pp. 20-21. No obstante, la datación proporcionada por el material cerámico, basado fundamentalmente en la sigillata itálica que formaba parte del relleno de sus cimentaciones, se centra en los últimos 15 años a. e., con alguna entrada leve en los inicios de la era según A. Cantos, «Novedades epigráficas en la terra sigillata», pp. 80, 84,87. A esta datación se une la que proporcionan los materiales del nivel que colmata los cimientos para la instalación del pavimento enlosado del foro, formado por materiales

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cuatro vanos pertenecientes a una espectacular fachada de arquerías orientada hacia el río. A través de estos arcos se alcanzaba un vestíbulo y la escalinata que comunicaba la orilla del río con la plaza del gran foro de la ciudad. Las funciones de este edificio, con una gran fachada de doble altura, del que conocemos 35 m lineales en dirección paralela a la orilla del río y que se prolongaría alrededor de 150 m hasta el emplazamiento del puente, albergaría dependencias públicas, de carácter administrativo, quizás una entrada monumental, además de la basílica, como ya habían señalado diversos autores15. En algunos de los sillares de este edificio se han preservado marcas de cantería realizadas por sus constructores: soldados de las legiones VI Victrix y X Gemina, fundadoras, junto con la IIII Macedónica, de Caesaraugusta16. La existencia de un muelle o puerto fluvial en Caesaraugusta se ha mencionado con cierta frecuencia en la historiografía de la ciudad17. De momento, no se conocen estructuras que formaran parte del mismo, pero tampoco se ha podido intervenir en la calle Echegaray y Caballero, donde se encontrarían, en caso de haberlas. Observando la descripción de los restos detectados en Dertosa y Tarraco18, cabría plantearse un puerto sencillo sin grandes ni complicadas infraestructuras e instalaciones, como parece adecuado a un puerto de ciudad provincial, pero sí las necesarias a la intensa actividad que desarrollaba. Así lo propusimos en la maqueta que se exhibe en el museo del Puerto Fluvial de Caesaraugusta (fig. 4, p. 148): los pórticos darían acceso a una amplia calle de unos 20 m de anchura que serviría de espacio de circulación. Existiría una terraza a una cota más cercana al nivel del río, sobre la que se podrían apoyar los muelles de madera perpendiculares a la orilla y hasta los que se acercarían las barcas de menor calado. Entre el suelo del vestíbulo del edificio y la cota de la lámina de agua existieron aproximadamente entre 5 y 6 m de desnivel, por lo que suponemos la existencia de esa terraza o bancal inferior19. Existe unanimidad entre los investigadores en ubicar el puerto en el tramo comprendido entre el puente romano y la desembocadura del río Huerva. Antes de referirme a los dos conjuntos arquitectónicos que se excavaron junto al foro, voy a mencionar las particularidades que se han detectado a lo largo de este espacio, es decir, entre la esquina nordeste del foro y la desembocadura del río Huerva. Las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la muralla del sector del Santo Sepulcro entre los años 1999 y 2005 tenían por objeto establecer las características del subsuelo sobre el que se apoya esta zona de la ciudad (fig. 5, p. 149). de periodo augusteo, no sobrepasando los años 10-15 d. e., y que se considera realizado entre los años 10-20 d. e. según A. Cantos Carnicer, «La terra sigillata itálica del foro», p. 234. 15 J. A. Hernández Vera y J. Núñez, «La ordenación del espacio de la Zaragoza», p. 188. 16 Acerca de las marcas: F. Beltrán Lloris, «Marcas legionarias», pp. 1069-1079. 17 J. F. Casabona y J. A. Pérez, «El Forum de Caesaraugusta», p. 21; Id., «El foro de Caesaraugusta. Un notable conjunto», p. 92; Mª C. Aguarod y A. Mostalac, La arqueología de Zaragoza, pp. 75-76; Mª C. Aguarod y E. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», p. 146. 18 M. Genera, «Dertosa», p. 177; J.-V. Arbeloa, «Dertosa a l’antiguitat», p. 92 ; D. Bea, «El port romá de Tarraco», p. 180. 19 Mª C. Aguarod y R. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», p. 149.

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Fig. 4. — Reconstrucción hipotética del puerto de Caesaraugusta (Museo del Puerto Fluvial) [cliché P. J. Fatás)

Las primeras noticias sobre los sedimentos que forman la base del muro fueron publicadas en 1927 por Luis de la Figuera y en 1959 por Francisco Íñiguez, quienes dieron a conocer la existencia de numerosas ánforas a casi 4,5 m de profundidad del nivel de la calle y más de un metro bajo la muralla. Puesto que casi todas se hallaron en posición invertida e inclinadas, la consecuencia parece clara, dice el segundo autor, el nivel de la vieja ciudad en este lugar era mucho más bajo, casi el mismo que el actual del río. Una de sus muchas avenidas soterró este almacén de ánforas20. En la intervención arqueológica de 200221, junto al torreón norte, se alcanzaron estos niveles y se realizaron varias catas. En la estratigrafía de la Cata D (fig. 6, p. 150), según mencionan los autores de la publicación, los niveles E1 y E2 son sedimentos de arrastre fluvial con restos de ceniza y cerámica envolviendo las ánforas que componen la base del perfil. Los restantes niveles pertenecen a una crecida del río Ebro que cubrió las ánforas con más de 1 m de sedimentos. El opus caementicium, que forma la base de la muralla, se instaló sobre los niveles A y B. La datación por carbono 14 (14C) de los carbones de los niveles E1 y B dan una fecha para la crecida del Ebro posterior al año 100 d. e.22. 20

L. de la Figuera, «El monasterio del Santo Sepulcro»; F. Íñiguez, «La muralla romana de Zaragoza», p. 260. 21 J. L. Peña et alii, «Renseignements géoarcheologiques sur la muraille». 22 J. L. Peña et alii, «Geoarchaeological contributions concerning the roman city», p. 457.

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Fig. 5. — Plano de Caesaraugusta con la situación de la cata D junto al torreón norte de la muralla en las Canonesas del Santo Sepulcro y del campo de ánforas de la plaza de las Tenerias, al nordeste de la muralla (Museo de Zaragoza)

La excavación desarrollada entre los años 2003 y 2004 en la plaza de las Tenerías nos 3-5 documentó una nivelación del terreno en la zona: primero se llevó a cabo un aterrazamiento sobre el lecho natural de la terraza del río Ebro; en este nivel se recuperó un áureo de Augusto y sobre él, en una segunda fase contemporánea, se realizó un segundo aterrazamiento. Esta nueva nivelación incluyó muros de mampostería, como elementos de contención, y 814 ánforas ordenadas (fig. 7, p. 151) y «dispuestas vacías e invertidas con el fin de elevar y drenar el terreno y de evitar que las humedades ascendieran al suelo edificable»23. Posteriormente, se cubrieron las ánforas con un aporte de gravas y, sobre ellas, 23

J. L. Cebolla et alii, «La excavación arqueológica del solar», p. 463.

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Opus caementicium Paved surface Wall stones Sand levels

A

Fluvial sands and clays, charcoal fragments

B 1905 + 55 B. P.

Fluvial gravels 1825 + 55 B. P. Sands, fine gravels and charcoal Clays, charcoal and ashs Sands and fine gravel channels

C

1m

D E1 E2 0

Amphoras

Fig. 6. — Cata D junto al torreón norte de la muralla en las Canonesas del Santo Sepulcro (según J. L Peña et alii, Renseignements géoarchéologiques sur la muraille)

un nivel de arcillas «muy depuradas» de al menos 1,35 m de grosor. En un lateral del campo de ánforas se halló el ángulo de una cimentación realizada en opus caementicium, de gran potencia —unos 80 cm de anchura— que estaría preparada para soportar, según los arqueólogos, una obra de gran envergadura24. Esta última cimentación se asentó sobre el segundo aterrazamiento, que unido al primero elevaba unos cuatro metros el terreno desde el lecho natural25. Esta inmensa labor es coetánea a las grandes obras de elevación del terreno para construir el foro de Tiberio. Trabajos que por lo tanto, se llevarían a cabo a lo largo de toda la orilla y serían la base de diversas infraestructuras portuarias. Las inundaciones del Ebro y sus afluentes han debido de ser un riesgo importante a lo largo de la evolución de la ciudad desde época ibero-romana. El ángulo NE de la ciudad formaba parte de la llanura de inundación conjunta de los ríos Ebro y Huerva. En la zona de la muralla y en la plaza de las Tenerías se efectuaron, por tanto, trabajos de relleno y aplanamiento del área fluvial, utilizando como elemento de drenaje las ánforas. Sobre ellas se elevó el terreno mediante el transporte de materiales de acarreo, escombros, gravas, bolsadas de arcilla, etc.26. 24

Ibid., p. 467. Agradezco la información verbal del arqueólogo F. Javier Ruiz. 26  J. L. Peña et alii, «Renseignements géoarcheologiques sur la muraille». 25

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Fig. 7. — Campo de ánforas de la plaza de las Tenerias (cliché F. J. Ruiz)

Estos campos de ánforas, que en Hispania también se documentan en Barcino y en Rodon de l’Hort en el Maresme27, se llevaban a cabo, además de para elevar el terreno y drenarlo, como ya se ha mencionado, para ubicar sobre él infraestructuras concretas. No ocupan más extensión que la del edificio que iban a soportar, el resto era rellenado con gravas sostenidas por muros de contención28. Los campos de ánforas van siguiendo la terraza natural del río. Entre la muralla y la plaza de las Tenerías hay unos 70 metros de distancia. Las primeras están en la misma cota que las segundas, que continuaban hacia el solar situado en dirección al río. Toda esta actividad de elevación del terreno frente al río se puede relacionar con la que se llevó a cabo, en la misma época, en la esquina NE del foro de Tiberio, referida anteriormente. 27 En la torre 16 de Barcino en un nivel bajo imperial se documentaron 12 ánforas y en el yacimiento republicano de Rodon de l’Hort, Cabrera de Mar, Maresme se recuperaron 18 ó 19 Dressel 1 itálicas según A. Martín Menéndez, «El dipòsit d’ámfores de la torre 16», pp. 135136. Se conocen además otros dos pequeños depósitos en Zaragoza, uno en el solar de la calle La Cadena 23, donde se hallaron una veintena de ánforas alineadas y boca abajo, Dr.2-4 y Dr.28, según J. Delgado, «Informe de la excavación», pp. 298-299 y el segundo en la calle Reconquista, muy cerca de la anterior, donde se recuperaron 18 ánforas Dr.2-4 (la mitad), Dr.5, Dr.7-11 y Pascual 1, según Mª P. Galve y P. A. Paracuellos, «Ánfora de muria», p. 241. 28 Según se desprende de la información proporcionada por la extensa área excavada en la plaza de las Tenerías 3-5, dato que agradecemos a F. J. Ruiz.

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III. — UNA POSICIÓN ESTRATÉGICA GEOGRÁFICA, ADMINISTRATIVA, ETC.

La estratégica situación geográfica que ya he mencionado, pero también el hecho de ser la única ciudad que lleva el nombre completo del emperador29, el hecho de poseer un amplio ager o término municipal, además de haber sido favorecida con la inmunidad fiscal que atestigua Plinio (Naturalis Historia, III, 24), son factores que hubieron de repercutir en la importancia adquirida por la ciudad y, consecuentemente, en las funciones y actividades que desarrollaría el puerto. Éste debió de tener ciertas funciones militares, heredadas de la Salduie de época republicana30, y que se extenderían, al menos durante el gobierno de Augusto, para poder abastecer al ejército asentado en la zona de conflicto de los productos de consumo y manufacturas propios de la vida romana, que no encontrarían en su entorno31. El puerto tendría también funciones administrativas, relacionadas con la capitalidad del conventus iuridicus, y las comerciales producto de la estrecha relación con el sistema de vías que le aseguraban una penetración y salida hacia el interior. Esta actividad comercial era tan destacada que determinaría el traslado del foro a la orilla del río. Caesaraugusta tuvo que ser un centro de redistribución de grandes cantidades de productos, tanto de exportación como de importación a grandes y a pequeñas distancias, productos manufacturados y agropecuarios, como indican los hallazgos arqueológicos en el valle, en el convento, en el área del termino municipal, etc.32. Respecto del comercio de productos importados, la importancia del Ebro como eje de penetración interior es fundamental: las cerámicas de mesa y cocina, los envases que contenían vino itálico y del litoral tarraconense, salazones gaditanas, vidrios, cerámicas vidriadas, mármoles33, enseres y piezas metálicas, de hueso, etc. Los productos del valle que salían hacia los puertos principales de Dertosa y Tarraco eran los cereales, el hierro procedente de las minas del Moncayo, la sal gema de Remolinos, localidad próxima a Zaragoza, las sigillatas fabricadas en los alfares riojanos, la lana, el cuero, pieles, madera de los Pirineos, transportada por los navateros a través de los ríos Aragón, Gállego, Cinca y Segre34… El río Ebro tiene un régimen de caudal definido por las variaciones a lo largo del año, alternando periodos de estiaje en verano con los de grandes avenidas 29

F. Beltrán Lloris, «Caesar Augusta, ciudad de Augusto», pp. 31, 34. F. Pina Polo, «De Salduie a Caesaraugusta», pp. 10-13. 31 M. Gómez Barreiro, «El papel de la colonia Caesaraugusta», p. 306. 32 A este respecto véase M. Beltrán Lloris, «El comercio del aceite en el valle del Ebro», pp. 187224 y, para épocas posteriores, F. Vilella, «El movimiento comercial de puerto», pp. 80-85. 33 Sobre este tema véase: M. Cisneros, «El puerto de Caesaraugusta y la difusión de los mármoles», pp. 160-165. 34 Sobre esta cuestión véase: Mª C. Aguarod y R. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», pp. 150151; y J. A. Mínguez, «Comunicación y transporte», pp. 169-171. 30

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de otoño, invierno y primavera. Por esa razón la navegación comercial de mayor tonelaje por el Ebro se realizaba fundamentalmente desde octubre a abril, quedando paralizada el resto del año35. Durante los meses de abril a septiembre los vientos de los cuadrantes del sur dominaban en el último tramo del río, lo que favorecía el remonte a vela, mientras que en invierno los vientos del norte hacían necesarios otros medios para remontar el Ebro36: los remos, las perchas o la sirga. Cuando preparábamos en el año 2000 los contenidos del Museo del Puerto fluvial, nos planteamos cómo podrían haber sido las barcas de carga que surcaban el río en época romana. No existen restos arqueológicos de embarcaciones localizadas a orillas de este río y recurrimos a la etnografía de la navegación fluvial, así como a la consulta con diversos especialistas en navegación fluvial moderna y antigua. El resultado se plasmó en una maqueta que representa una barca de fondo plano, de 12 m de eslora y 4 m de manga, dotada de mástil con vela y remos, que en los remontes del río podía ser remolcada por tres sirgadores. El patrón situado a popa maneja el timón y un tripulante ayuda a mantener el rumbo de la embarcación perchando37. IV. — LOS EDIFICIOS CONTIGUOS AL FORO

Por último, quisiera detenerme en las dos estructuras que hasta ahora he pasado por alto (fig. 8, p. 154). Se trata de dos edificios situados en el extremo nordeste del foro. El primero de ellos fue descrito como un pequeño macellum de planta rectangular articulado en torno a un espacio abierto y cubierto con un empedrado similar al de la mayoría de las calles romanas. En él se han encontrado, prosiguen los autores de la excavación, dos grandes dolias y una pesa de piedra negra, que apoyan la función comercial. La cronología atribuida al edificio es finales del siglo i o comienzos del siglo ii38. Del segundo edificio, en el extremo oriental, se han reconocido restos de dos pequeñas exedras que, para los arqueólogos, quizá respondan a una estructura termal, muy deteriorada, ya que han sido puestas en relación con una canalización aparecida en el solar contiguo. La cronología situaba su utilización a mediados del siglo i39. Ambos edificios están separados por una cloaca, marcada con una flecha en el dibujo.

35

J. R. Vinaixa, La navegació per l’Ebre, p. 55. P. Izquierdo i Tugas, «Liaisons entre navigation maritime et fluviale», pp. 195-196, nota 18. 37 Mª C. Aguarod y R. Erice, «El puerto de Caesaraugusta», pp. 151-152. 38 J. F. Casabona y J. A. Pérez, «El forum de Caesaraugusta», p. 22; J. F. Casabona, «La excavación de Sepulcro», p. 190. 39 J. F. Casabona, «La excavación de Sepulcro», p. 190; J. F. Casabona y J. A. Pérez, «El forum de Caesaraugusta», p. 22. 36

154

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N

Fig. 8. — Plano del extremo nordeste del foro (según J. F. Casabona y J. A. Pérez-Casas, El foro de Caesaraugusta)

En el mismo texto los autores mencionan: Diversas estructuras de contención y otros espacios abiertos al río que hacen pensar en una instalación portuaria, probablemente definida sobre una tercera terraza y actualmente oculta bajo el paseo Echegaray y Caballero40.

En este contexto, hacen también referencia a perfiles de limos pertenecientes a avenidas del río que habrían sobrepasado los muros de contención41. Muestro ambos espacios, aunque los dos fueron desmontados, porque creo que proporcionarán nueva información sobre esta área de carácter portuario cuando nuevas investigaciones aporten datos para la definitiva interpretación del conjunto. V. — RECAPITULACIÓN SOBRE LAS DIFERENTES INSTALACIONES PORTUARIAS DE CAESARAUGUSTA

¿Dónde se ubicaban las infraestructuras que debían albergar la actividad comercial de Caesaraugusta? ¿Dónde estaban situados los almacenes necesarios tanto para el embarque y desembarque directo de productos, como para el 40 41

J. F. Casabona y J. A. Pérez, «El foro de Caesaraugusta. Un notable conjunto», p. 92. J. F. Casabona, «La excavación de la calle Sepulcro», p. 274.

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Fig. 9. — Vista parcial del cuadro de Anton van den Wyngaerde en el que se aprecian los dos torreones de la muralla y la orilla del río (Ayuntamiento de Zaragoza)

almacenaje temporal de éstos durante los periodos en los que los niveles de agua del río, por exceso o por estiaje, impidiesen la navegación? ¿Dónde se encontraban los horrea que tuvo que haber en la ciudad de Caesaraugusta, que, como menciona Nicole Dupré42, debían de almacenar las cantidades de trigo necesarias destinadas a la annona y al avituallamiento de la colonia, y cuyos edificios ocuparían una superficie considerable, posiblemente en las cercanías del río? Observando la vista del cuadro realizado por Anton van den Wyngaerde en 1563, se aprecia el nivel de la calle de circulación junto a los edificios, hasta donde llegaba el Foro, donde se sitúan las murallas del Santo Sepulcro (fig. 9) y la rambla ubicada a su lado, en el Este. Pero lo más interesante es toda la zona ocupada todavía por almadieros, balseros, navateros… en una área que, como se ha documentado, tiene un alto riesgo de ser inundada por las avenidas del río, pero que en época de Tiberio, en uno de los momentos de mayor actividad edilicia en la ciudad, fue elevada, levantado el nivel del suelo, para ser ocupada por «edificios de gran envergadura», haciéndome eco de las palabras de los arqueólogos del solar. ¿Podría tratarse de alguno de los grandes horrea? No lo sabremos, porque, como dice A. Álvarez43, son muchas las riadas históricas que se llevaron las defensas del cauce del río y otros tantos los esfuerzos reconstructores de las protecciones.

42 43

N. Dupré, «Le stockage des céréales dans le bassin de l’Èbre», p. 216. «Notas sobre topografía urbana de Zaragoza», p. 39.

156

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Fig. 10. — Lapida funeraria del horreario Jacinto (Museo de Zaragoza)

Una segunda vista de la ciudad es la pintada por Juan Bautista Martínez del Mazo, yerno de Velázquez, en 1647 (denominada Vista de Zaragoza). En ella nos muestra dos puentes en primer plano: el de Piedra o «de las piedras», con las dos arcadas centrales destruidas por la riada del 18 de febrero de 1643, y el llamado Puente de las Tablas. En la ribera del Ebro, con sus terraplenes y desniveles, se aprecian grupos de mujeres lavando, paseando en barca, etc. Queda patente en esta imagen la violencia que podía alcanzar una avenida del río Ebro. VI. —LA EPIGRAFÍA ROMANA

Para finalizar, el único testimonio de los horrea cesaraugustanos procede de dos inscripciones referidas a dos trabajadores de los graneros de la ciudad: — La primera de ellas contiene el siguiente texto: GENIO / TVTELAE / HORREORVM / A ANNIVS / EVCHARISTVS / EX VOTO.

La inscripción fue hallada en la Casa o Palacio Zaporta, «abriendo unos cimientos»44, posteriormente fue fragmentada y hoy en día está perdida. Sin embargo, su texto fue copiado y se encuentra recogido en el CIL, II, 2991. Su lugar de hallazgo está cercano al trayecto del decumano máximo de la Colonia. 44 J. Traggia, Aparato a la historia eclesiástica de Aragón, t. II, pp. 137-138; M. Beltrán Lloris et alii, «La arqueología urbana en Zaragoza», pp. 96-97.

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El cognomen del personaje es griego. De acuerdo con el texto, Aulo Annio Eucaristo dedicó esta inscripción al Genio tutelar de los horreos, en cumplimento de una promesa45. — La segunda es el epitafio de un esclavo: HYACINTVS / SVRAE / HORREARIVS (fig. 10).

Apareció reutilizada en un edificio de tipo funerario en el Barrio de Miralbueno46. Trabajada en piedra arenisca, con cabecera circular y letras pintadas en rojo, hace referencia a «Jacinto (esclavo) de Sura, encargado del almacén de grano, aquí yace»47. Fechada a comienzos de siglo i d. e., forma parte de los fondos del Museo de Zaragoza. Estos dos personajes de origen servil son los únicos testigos que nos han llegado hasta el momento de una intensa actividad relacionada con el puerto fluvial que se llevaría a cabo por el Procurator ad ripam, funcionarios a su cargo como un Tabularius y dos Adiutores o inspectores de la carga. Pero, además, recaudadores, guardas, patrones de barco o arraíces, comerciantes, almadieros y un largo etc.

45

G. Fatás y M. A. Martín-Bueno, Epigrafía romana de Zaragoza, p. 55. M. Beltrán Lloris et alii, «La arqueología urbana en Zaragoza», p. 81. 47 F. Beltrán Lloris, «El Imperio y las ciudades», p. 127 fig.111; Id., «Introducción histórica», p. 11. 46

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