El Psicólogo social en praxis

June 29, 2017 | Autor: Ichihara Yuuko | Categoría: Psicología Social
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Descripción



EL PSICÓLOGO SOCIAL EN COMUNIDAD: PRAXIS TRANSFORMADORA EN EL ESTILO DE VIDA SALUDABLE.

Liz Alejandrina Bugarini Díaz González
Facultad de Psicología, UNAM
Especialista en Comunicación, cultura y psicología política.
[email protected]


Palabras clave: salud, significados, psicología social.


Resumen

La Psicología Social Comunitaria en América Latina surge a partir de la convulsionada realidad latinoamericana de los años sesenta donde se vivía violencia en general, regímenes autoritarios, pobreza, miseria e indiferencia gubernamental así como desempleo, distribución de drogas, crisis económica entre otras (Sánchez, 1998). La solución de problemas de salud como generar y/o mantener un estilo de vida saludable aún se considera como un asunto de carácter individual, sin embargo se ha demostrado que además de los avances tecnológicos y científicos en la prevención de enfermedades se requiere de una tendencia comunitaria para lograr estos objetivos (Restrepo, 2000 y ONU, 2002).

Los programas de educación de la salud han demostrado ser inefectivos si solo se dedican a transmitir información (Alfaro, 2000) en cambio, son efectivos en la medida en que se centren en el desarrollo, la socialización y significación de las estrategias para que las personas adquieran y modifiquen su estilo de vida. Desde una perspectiva integral, es necesario considerarla como parte de una dimensión colectiva y social, que comprende tres aspectos interrelacionados: el material, el social y el ideológico (Bibeau y cols. 1985). En lo material, el estilo de vida se caracteriza por manifestaciones de la cultura material: vivienda, alimentación, vestido; En lo social, según las formas y estructuras organizativas: tipo de familia, grupos de parentesco, redes sociales de apoyo y sistemas de soporte como las instituciones y asociaciones; Y en el plano ideológico, los estilos de vida se expresan a través de las ideas, valores y creencias que determinan las respuestas o comportamientos a los distintos sucesos de la vida. Desde esta perspectiva, los estilos de vida no pueden ser aislados del contexto social, económico, político y cultural al cual pertenecen y los programas o planes para lograr este objetivo deben ser construidos a partir de la vida cotidiana de las personas dentro de un contexto determinado.

Para lograr esta situación, la socialización y la significación de las conductas saludables de los individuos y de su comunidad son indispensables, además los análisis de costumbres, hábitos y cultura a través de la investigación acción participativa (IAP). Como profesionales tenemos la responsabilidad de facilitar en cualquier entorno y nivel el que encuentren mejores condiciones posibles con recursos propios, habilidades, capacidades y voluntades para mejorar su calidad de vida además, generar esquemas de participación donde la salud sea un derecho mantenido por ellos y por las instituciones que lo proveen en conjunto.

El objetivo de esta ponencia es reflexionar sobre el rol del psicólogo como facilitador dentro de comunidad, así como la relevancia de utilizar los significados culturales y la socialización como elementos principales para encaminar un estilo de vida más saludable. Finalmente reflexionar sobre la salud como un estado complejo que requiere de considerar de elementos sociales, políticos y culturales para diseñar, planear, detectar necesidades e intervenir de manera más exitosa.





Parte I El estilo de vida saludable como una construcción social.

La salud definida por la OMS y retomada desde entonces es un estado completo de bienestar físico, mental y social (1948). Para empezar cuando hablamos de estilo de vida saludable, siempre se asocia con hábitos y repeticiones de conductas, la psicología cognitiva (a pesar de que en muchas ocasiones se ha puesto en duda) asume que de manera tajante éstas son aplicables, modificables o eliminables como por ejemplo el famoso plan de veintiún días. Sin embargo este plan aparentemente perfecto, nunca será completado por circunstancias sociales y ajenas a la voluntad de las personas, por eso en el caso de las dietas milagrosas, aparatos de ejercicio mágicos o terapias breves para dejar de fumar son únicamente soluciones para tranquilizar consciencias y olvidarnos nuevamente que para tener un estilo de vida saludable, hay que construirla desde la premisa que comprenda la dimensión material, el social y el ideológica (Bibeau y cols. 1985). En lo material, el estilo de vida saludable se caracteriza por alimentos disponibles y gastronomía, espacios de actividad física y recreativa, condiciones de salubridad en las calles y viviendas además de la infraestructura sanitaria necesaria para que en casos de enfermedades crónicas sean atendidos adecuadamente. En lo social, según las formas y estructuras organizativas tomaremos en cuenta las estructuras sociales conscientes, con oportunidades educativas y laborales adecuadas además de mecanismos de control del estrés de la vida diaria y finalmente estrategias de distintos niveles de autoridad para resolver los problemas de salud. En el plano ideológico, se expresa a través de las ideas como el cuidado mutuo, responsabilidad social, valores como la solidaridad, la comunicación asertiva y finalmente la resolución de conflictos que determinan las respuestas o comportamientos a los distintos sucesos de la salud individual y colectiva. Como esta propuesta se percibe utópica, al incluir muchas variables que difícilmente podremos abarcar en una sola intervención, hay que irnos a elementos más generales pero complejos: Los significados y la socialización.

En el caso de los significados retomando a Avilés (2007) constituyen una base de la construcción de la realidad social; los símbolos y códigos cargados de significado desencadenan conductas esperadas y sea a través de la socialización directa o indirecta perduran, se modifican o dejan de presentarse a lo largo del tiempo. A partir del análisis de las prácticas significativas (lenguaje, símbolos, costumbres, creencias, normas y conductas) somos capaces de generar una visión del mundo para entonces con las conjeturas y consensos de éstas prácticas, el mundo se comprende, se vive y se transforma. Para los psicólogos sociales existen varias tendencias para realizar estos análisis pero para este tema nos enfocaremos en una metodología similar en cuestión de análisis pero aunada a una participación del investigador dentro de los fenómenos psicosociales la IAP.

A continuación retomaré algunas actividades en la que se demuestre esta utilidad y su justificación para el estilo de vida saludable.

Parte II El psicólogo social como facilitador en la construcción de un estilo de vida saludable.

El psicólogo social conforme a la IAP, su formación y su ideología enfocada a la transformación de las estructuras destructivas y opresoras, tenemos que puede intervenir desde distintos niveles y con distintas problemáticas tales como:

I Como facilitadores dentro de las comunidades.

El que participemos en la vida cotidiana de la población no debe quedarse ahí, sino que las necesidades que exige la población deben ser expuestas a cualquier institución que les brinde el apoyo necesario para cumplir sus objetivos y esto quiere decir lo siguiente: Primero partir de los diagnósticos que vamos realizando en conjunto con la población son la materia prima que utilizamos para entonces exigir, que las instituciones encargadas de la problemática en específico permitan que estrategias de solución propuestas por la gente se lleven a cabo y hacer cumplir con los derechos de la ciudadanía. Con esto quiero decir que más que utilizar lo que la institución ofrece, es crear mejores vías de comunicación, negociación y resolución de conflictos entre las instituciones y las personas para que los servicios que debe ofrecer sean las más adecuadas y entonces mejore la calidad de vida.

En el caso del estilo de vida saludable, se trata de hacer un puente de consciencia y utilizo este término porque las dos partes deben de estar conscientes de que se necesitan unos a otros para mejorar las condiciones sanitarias de sociedad y de sus seres queridos, además de que se tiene que impulsar de manera constante que la el estilo de vida saludable siempre está en construcción como ya dijimos a partir de la socialización de los significados por lo que como veremos un poco más adelante las conductas, estrategias y políticas tienen que estar en evaluación y cambio permanente.

II Como puentes entre las instituciones y las personas.

Uno de los elementos fundamentales para que un programa social funcione es que éste pueda contrarrestar una necesidad de la población y que éstas al final sean capaces de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo desde hace más de 30 años, el gobierno mexicano se ha encargado de construir un modelo de programa social asistencialista, donde los beneficiarios en vez de intercambiar sus habilidades a cambio de un beneficio para progresar como agentes de cambio y potencializar al país, ha hecho que la gente se apropie de características no intrínsecas a ellos como la pobreza, marginación, desempleo, analfabetismo, violencia, drogadicción, delincuencia entre otras, para que el gobierno cumpla la obligación de protegerlos como ciudadanos. Por otra parte esta situación se vuelve peligrosa desde el momento en que esta dependencia institucional sea tal, que desde un nivel individual, las personas mantengan esta posición como conveniente perdiendo la motivación de exigir lo que por derecho corresponde, por lo que permite que las oportunidades de desarrollo se vean intervenidos por intereses de privados, empresarios o extranjeros y queden en manos de algunos cuantos. ¿Qué sucede con el estilo de vida saludable? Lamentablemente sucede de manera similar pues en primer lugar, los programas están descritos como herramientas de cambio a conductas que son por causas individuales y proponen soluciones por vías mecánicas (entrega de condones en programas de salud sexual o alarmas vecinales en programas contra la delincuencia) que quedan en manos de la ciudadanía de manera engañosa con el lema decidiendo juntos y digo engañosa pues si no se comunica con las autoridades bajo sus reglas y estructura, no se obtiene el resultado deseado (para la institución), además porque aunque mencionan que existe personal capacitado para brindar apoyo y vinculación, sólo está bajo sus reglas (horarios, formatos, intervenciones etc.) y en muchas ocasiones no pueden resolver las emergencias por saturación de solicitudes por lo que finalmente se refleja en las constantes quejas por mal servicio, abstencionismo de usuarios, corrupción y conflictos entre el personal y la población.

III Desde las políticas públicas.

Cuando nos topamos con situaciones de injusticia, no podemos dejar de pensar en sus causas o nos encontramos con soluciones absurdas ante problemas sociales como entrega de palomitas gratis y colocación de uñas postizas. Entonces desde el marco de las políticas públicas tenemos una labor muy importante, pues a partir de nuestra capacidad de análisis con respecto a conductas significativas y socializadas en un entorno o grupo social específico podemos proponer, planear, analizar, evaluar y modificar las estrategias que llevan a cabo en las acciones que realizan las autoridades.

Para dar un ejemplo de esto, en el caso de la salud se ha convertido a lo largo del tiempo un campo en el que no sólo la intervención individual es importante. Como sabemos, no tenemos culturalmente interiorizado que la intervención de un profesional de la salud es una herramienta de ayuda diaria, sino en momentos de crisis o cuando se pierde la capacidad de realizar las actividades cotidianas, mucho menos cuando nos referimos a la intervención psicológica, entonces ¿Por qué se sigue permitiendo que se use dinero en intervenciones que no son aprovechadas por la población? O si llegan a ser solicitadas, ¿Por qué se sigue manteniendo sistemas donde el servicio no funciona o no abastece lo suficiente? Entre muchas razones en las que podemos pensar (mala administración, ignorancia, apatía, falta de recursos, corrupción, casas blancas, etc.) una que es fundamental a considerar, es que la falta de diagnósticos adecuados que considere la socialización de los significados para brindar un mejor servicio aunado al presupuesto cada vez más pobre (sobre todo con los recientes recortes a nivel federal) que al ser mal aprovechados, no pueden cumplir con las reglas de operación que proponen.

Entonces nuestro papel como psicólogos sociales es que desde éstas reglas contengan elementos que son significativos: Las definiciones del fenómeno, duración de la política, objetivo final entre otros elementos .En el primero (que considero el más complejo) es que los fenómenos sociales a pesar de ser de lento transitar en la sociedad, cualquier variable puede cambiar completamente el sentido para lograr definirlo dentro de una política y esto constantemente pone en duda si resuelve el problema o no, por lo tanto como se dijo anteriormente tenemos la labor de hacer estas evaluaciones constantemente para que entonces cada vez mejor se pueda actuar.

Parte III Conclusiones.

Ante todas estas problemáticas ¿Qué puede el psicólogo social para atender estas situaciones? En primer lugar desde su formación, si crece con la postura de que las soluciones son dependientes de las personas convencidas de que, uno, esa necesidad es significativa y requiere solución; dos, que la solución tiene que ser en conjuntos organizados y finalmente que nosotros no somos hadas madrinas que venimos a imponer las soluciones sino que como bien utilizamos el término facilitadores, somos aquellos agentes de cambio o canalizadores que permiten de una manera más viable gestionar, orientar y posibilitar soluciones ante las problemáticas.

Finalmente reconocer y enfatizar que la salud es parte de nuestra identidad como seres humanos, por lo tanto se deben considerar los significados socializados para entonces generar mejores estilos de vida saludables


Referencias.

Alfaro, M. (2000) Evaluación del Aprendizaje. Fondo editorial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador FEDUPEL. Colección serie azul Caracas. Venezuela. Recuperado de:
http://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/108340/tjai.pdf?sequence=2

Bibeau, G. D., Pedersen, D. y Fuentes, G. (1985). Estilos de vida y sistemas de trabajo. Santiago de Chile: Editorial Universitaria

Organización de las Naciones Unidas, Oficina contra las Drogas y el Delito en Viena (ONU) y Red mundial de la Juventud (2002) Escuelas: Educación de base escolar para la prevención del uso indebido de drogas Recuperado de: https://www.unodc.org/pdf/youthnet/handbook_school_spanish.pdf

Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la Salud (2000). Quinta conferencia sobre promoción de salud: Incremento de la capacidad comunitaria y del empoderamiento de las comunidades para promover la salud. México, D.F., México Restrepo, E. H Recuperado de: http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd26/fulltexts/0576.pdf

Sánchez E, Wiesenfeld E y Raiza L. B. (1998) Trayectoria y perspectivas de la psicología social comunitaria en América Latina Localización: Psicología comunitaria: fundamentos y aplicaciones / coord. por Antonio Martín González,págs. 159-172

Avilés Molina, J. (2007) Construyendo y transformando realidades y significados. En Lenguaje, Significado y Psicología; Proyecto Filosofía, Historia y Psicología, DGAPA-PAPIIT IN400502





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