Arqueología y Prehistoria del Interior Peninsular
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Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
Publicación Anual: 2015 ISSN: 2341-2496 Dirección: Primitiva Bueno Ramírez (UAH) Subdirección: Rosa Barroso (UAH) Consejo editorial: Manuel Alcaraz (Universidad de Alcalá); José Mª Barco (Universidad de Alcalá); Cristina de Juana (Universidad de Alcalá); Mª Ángeles Lancharro (Universidad de Alcalá); Estibaliz Polo (Universidad de Alcalá); Antonio Vázquez (Universidad de Alcalá); Piedad Villanueva (Universidad de Alcalá). Comité Asesor: Rodrigo de Balbín (Prehistoria-UAH); Margarita Vallejo (Historia Antigua- UAH); Lauro Olmo (Arqueología- UAH); Leonor Rocha (Arqueología – Universidade de Évora); Enrique Baquedano (MAR); Luc Laporte (Laboratoire d'Anthropologie, Université de Rennes); Laure Salanova (CNRS). Edición: Área de Prehistoria (UAH)
SUMARIO Editorial 04-13 Arqueologia Profissional versus Arqueologia de Investigação: a situação portuguesa. Rocha, Leonor 14-31 A atividade arqueológica e a salvaguarda do patrimonio arqueológico em avaliação de impacte ambiental. Branco, Gertrudes 32-50 Los espacios divulgativos del patrimonio arqueológico de la comunidad de Madrid: el Plan de yacimientos visitables. Hernández Garcés, Carlos 51-67 Las Navas de Tolosa: Musealizando su campo de batalla. Ramírez Galán, Mario 68-89 Regreso a la cueva de Los Casares (Guadalajara). Un nuevo proyecto de investigación para el yacimiento del Seno A. Alcaraz-Castaño, Manuel; Weniger, Gerd-Christian; Alcolea, Javier; de Andrés- Herrero, María; Baena, Javier; de Balbín, Rodrigo; Bolin, Viviane; Cuartero, Felipe; Kehl, Martin; López, Adara; López-Sáez, Jose Antonio; Martínez-Mendizábal, Ignacio; Pablos, Adrián; Rodríguez-Antón, David; Torres, Concepción; Vizcaíno, Juan e Yravedra, José. 90-107 Manifestaciones gráficas en la Cueva-Sima del Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real). Polo Martín, Estíbaliz; Bueno Ramírez, Primitiva; Balbín Behrmann, Rodrigo; Benítez de Lugo Enrich, Luís y Palomares Zumajo, Norberto 108-132 Viviendas del Bronce Final e inicios de la Edad del Hierro en la Cuenca Superior del Tajo. Coroba Peñalver, Juan Ramón 133-145 Paisaje visigodo en la cuenca alta del Manzanares (Sierra de Guadarrama): Análisis arqueopalinológico del yacimiento de Navalvillar (Colmenar Viejo, Madrid). López Sáez, Jose Antonio; Pérez Díaz, Sebastián; Núñez de la Fuente, Sara; Alba Sánchez, Francisca; Serra González, Candela; Colmenarejo García, Fernando; Gómez Osuna, Rosario y Sabariego Ruiz, Silvia. 146-164 El Proyecto de investigación “ Los paisajes culturales de la ciudad de Toledo: Los Cigarrales”. Criterios de actuación y metodología de trabajo Carrobles Santos, Jesús; Morín de Pablos, Jorge; Rodríguez Montero, Sagrario y Sánchez Ramos, Isabel M.
EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN “LOS PAISAJES CULTURALES DE LA CIUDAD DE TOLEDO: LOS
CIGARRALES”. CRITERIOS
DE
ACTUACIÓN Y
METODOLOGÍA DE TRABAJO (1) Jesús Carrobles Santos (2) Jorge Morín de Pablos (3) Sagrario Rodriguez Montero (4) Isabel M. Sánchez Ramos (5) Resumen El estudio de una ciudad tan compleja como es Toledo requiere la utilización de estudios interdisciplinares que acaben con las visiones especializadas y restringidas que, hasta ahora, se han ocupado del mismo fenómeno urbano. Se trata de aproximaciones realizadas desde la historia, la arqueología, la geografía, la geología, la botánica o tantas otras disciplinas, que han actuado de forma completamente autónoma, sin relación entre ellas, en función de unidades de estudio muy diferentes que dificultan la necesaria colaboración entre unas y otras. La nueva figura general es la de los paisajes culturales que se han convertido en una nueva manera de entender el Patrimonio natural e histórico de cualquier zona, ampliando el tipo de evidencias que utilizamos para definir nuestra herencia cultural. Su importancia ha ido creciendo en los últimos años, hasta el punto de haberse convertido en categorías jurídicas reconocidas por el Convenio Europeo del Paisaje, de obligado cumplimiento en nuestro país. El triunfo de este tipo de planteamientos muestra la necesidad de cambiar los modelos de investigación más utilizados hasta ahora para conocer nuestro pasado y también, en cierto modo, nuestro presente. Una manera de trabajar muy diferente a la que utilizábamos hace escasos años y que, en el caso de Toledo, hemos querido iniciar con el proyecto Estudio de los paisajes culturales de la ciudad de Toledo: los cigarrales.
Palabras clave: Toledo, Cigarrales, Paisajes Culturales y Arqueología del Paisaje
(1) El proyecto “Los Paisajes Culturales de Toledo: los Cigarrales” de la Real Fundación Toledo se ha desarrollado entre los años 2010 a 2014. El mismo ha sido dirigido por Jesús Carrobles Santos y Jorge Morín de Pablos y ha sido financiado por el Consorcio de Toledo. (2) Fundación El Greco 2014,
[email protected] (3) Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales de AUDEMA, Avda. de Alfonso XIII, 72 – 28002 Madrid,
[email protected]; (4) Real Fundación Toledo,
[email protected] (5) Institut Ausonius. Maison de l’Archéologie. CNRS
UMR
5607.
Université
Bordeaux Montaige, France, isa-
[email protected]. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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Abstract The study of the city of Toledo requires to use interdisciplinary studies so you can end up with the specialised and restricted visions of the urban phenomenons. Studies from history, archaeology, geography, and botanic, who acted in an autonomous way, with no relation between them, with a difficult but very necessary colaboration between them. The new figure is the cultural landscapes which had been converted into a new way to understand the natural and historic patrimony, increasing the evidences that we use for define our cultural heritage. The importance of this has been increasing in the last years till the point of being the legal categories by the "Convenio Europeo de Paisaje". The triunph of this kind of approaches shows the necesity of changing the most used models of researchment. Completely a different way of working from the one we used to use, which in Toledo´s case, is necessary to start with an project called: Estudio de los paisajes culturales de la ciudad de Toledo: los cigarrales.
Key words: Toledo, Cigarrales, Cultural Heritage and Landscape Archaeology .
A comienzos de los años 80 del pasado siglo
conservar el medio en el que vivimos, ha permitido
se produjo un profundo cambio en los intereses de
que el paisaje cultural haya llegado a su mayoría de
la investigación arqueológica. Gracias al desarrollo
edad. La mejor muestra de esta situación la tene-
de la denominada nueva arqueología han tomado
mos en su reciente reconocimiento científico y
auge nuevas maneras de aproximarnos al pasado
legal, a través del desarrollo de medidas de protec-
utilizando técnicas y sobre todo unidades de estu-
ción encaminadas a lograr su conservación con
dio muy diferentes de las tenidas en cuenta hasta
documentos como el Convenio Europeo de Protec-
entonces, que se reducían a las piezas de interés
ción del Paisaje firmado por nuestro país en 2008.
artístico que llenaban nuestros museos o, a lo sumo, a los yacimientos considerados al margen de
La necesidad de proteger el medio físico y
su entorno. Afortunadamente la disciplina arqueo-
cultural en el que nos movemos es la lógica conse-
lógica ha superado el estudio de estas realidades
cuencia de las fuertes transformaciones que éste
tan reducidas para empezar a utilizar nuevos mar-
viene sufriendo en los últimos años, debido al
cos basados en el análisis de los territorios en los
desarrollo de un urbanismo depredador que, bajo
que se encuentran las piezas y yacimientos que
la falsa etiqueta del progreso, parece empeñado
tanto nos interesaban. En ellos, debido a la acción
en convertir a cualquier entorno, independiente-
del hombre, se desarrollaron unos paisajes cultura-
mente de su originalidad o excepcionalidad, en
les que se han convertido en los nuevos centros de
una copia pálida de las grandes ciudades dormito-
interés.
rio surgidas prácticamente de la nada.
Esta nueva manera de acercarnos a la
En Toledo y fruto de una peculiar evolución
Historia, unida a la creciente preocupación por
histórica que ha impedido la existencia de grandes
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cambios urbanos hasta momentos muy recientes,
siglo XVI; los trabajos en la Quinta de Mirabel
se han mantenido una serie de paisajes culturales
construida por el arzobispo de Toledo Gaspar de
excepcionales. Sin embargo y a pesar de contar
Quiroga; los cigarrales en el Catastro del Marqués
con todo tipo de declaraciones de protección auto-
de la Ensenada y, por último, la identificación de
nómicas, nacionales e internacionales, su fin pare-
diversos frentes de guerra después del episodio
ce más cerca que nunca como consecuencia de la
del Alcázar en la Guerra civil española. Un segundo
aprobación del nuevo Plan de Ordenación Munici-
Congreso abordó de forma monográfica la proble-
pal que propone la construcción de los nuevos ba-
mática de estos paisajes y se celebró en el 2014
rrios en aquellos lugares que suponían la excepcio-
con el título de “Arqueología de la Guerra Civil en
nalidad del paisaje toledano, caso de las vegas y
Toledo”. Por otro lado, se ha asistido a un número
de algunas de las fincas situadas en el macizo gra-
importante de Congresos Internacionales y Nacio-
nítico que envuelve a la ciudad por su frente meri-
nales con el objetivo de divulgar los aspectos más
dional.
significativos de la investigación, así como la publicación de tres trabajos de investigación universita-
Para documentar, al menos, la evolución de
rios desarrollados en el seno de nuestro proyecto.
los paisajes que han llegado hasta comienzos del
Nos referimos al trabajo de Jacobo Fernández del
siglo XXI y que aún podemos estudiar utilizando
Cerro, Aproximación al conocimiento de la Edad del
diferentes técnicas y enfoques, se planteó un am-
Bronce en la Cuenca Media del Tajo. El Cerro del Bú.
bicioso proyecto de investigación que buscaba
Toledo; el de Cloe Cavero de Carondelet, Una villa
conocer la evolución de los paisajes culturales de
toledana del Qunientos. El Cigarral del Cardenal
Toledo empezando por el de los cigarrales que es
Quirga y, por último, el trabajo de Luis A. Ruiz Ca-
uno de los más amenazados en estos momentos.
sero, Los combates al Sur del Tajo. Un enfoque pa-
Este trabajo resume la metodología de las actua-
trimonial a un escenario de la Guerra Civil. Todos
ciones arqueológicas llevadas a cabo dentro del
ellos publicados en el año 2014. En este sentido,
marco de este proyecto de “Los paisajes culturales
también se han editado en el presente años dos
de Toledo: Los Cigarrales”, que se ha desarrollado
volúmenes que recogen las intervenciones arqueo-
entre los años 2010 al 2014. Con el objetivo de dar
lógicas en el Cigarral del Doctor Gregorio Marañón
una mayor difusión a los resultados del proyecto
y en la Quinta de Mirabel: Torres, cigarrales y trin-
se han realizado dos congresos monográficos, el
cheras. El Cigarral de Menores y Alquerías, cigarra-
primero de carácter más general en el año 2012
les y Palacios. La Quinta de Mirabel. Además, un
con el título de “El Paisaje Cultural de los Cigarrales
monográfico dedicado a los paisajes de la Guerra
de Toledo”, en el que se abordaban de manera ge-
Civil española. Que se han publicado en el 2014.
neral la metodología del trabajo, así como los aspectos más relevantes de la investigación, como
Por último, queremos destacar la edición
son la identificación de los paisajes irrigados anda-
de una monografía en la serie de los British Ar-
lusíes y los paisajes ganaderos bajomedievales; los
chaeological Reports con el título de Los paisajes
resultados de las excavaciones en un cigarral del
Culturales de Toledo: los cigarrales. Transformacio-
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nes y pervivencias desde la Prehistoria a la Época
ciudad de Toledo como consecuencia del control
Contemporánea (Dehesas, espacios irrigados, to-
del vado sobre el Tajo, y la importancia que ad-
rres, cigarrales y trincheras), editado también en
quiere el área cigarralera como espacio ganadero
este 2014. La citada monografía se ha concebido
de la ciudad; la capitalidad visigoda dota a la ciu-
como una obra resumen de los trabajos realizados,
dad de espacios de representación, entre los que
que aportan importantes novedades, no sólo para
destacan los monasterios, convertidos también
la comprensión del área cigarralera, sino de los
ahora en espacios productivos. El área cigarralera
propios paisajes urbanos. El primer bloque de es-
no fue ajena a la implantación de los conjuntos
tudios se ha centrado en los aspectos metodológi-
monásticos en el área periurbana de al ciudad,
cos, así el primer trabajo se ocupa de los criterios
pero también contamos con testimonios de asen-
de actuación del proyecto y de la metodología de
tamientos populares, no ligados a las elites cultu-
trabajo. Un segundo texto se ha centrado en el
rales y económicas de la ciudad.
paisaje específico de los cigarrales, desarrollando sus características, ubicación y elementos definidores.
La llegada del mundo andalusí marcó un hito en la ocupación intensiva del espacio cigarralero y posibilitó el futuro de los aprovechamientos
A continuación se desarrolla el bloque de
en los siglos posteriores. Entre los siglos X y XI el
trabajos siguiendo un criterio cronocultural, pero
espacio cigarralero fue habitado y puesto en ex-
que ha tenido su reflejo en el paisaje, cada etapa
plotación de manera intensiva, como ya lo había
histórica fue dejando su aportación específica, que
sido en la Prehistoria reciente, aunque a menor
gracias a los trabajos de prospección y excavacio-
escala. Se construyeron qanat, balsas, pozo y ate-
nes arqueológicas han podido identificarse. En
rrazamientos para los cultivos. El área cigarralera
este sentido, tenemos que señalar que se ha bus-
se llenó de alquerías, poblados, norias y molinos.
cado de forma intencional para cada uno de estos
Todo pensado para abastecer a uno de los princi-
períodos la colaboración de especialistas en el mis-
pales centros urbanos de la Península. La conquis-
mo, que conocían bien las mecánicas territoriales
ta de la ciudad en 1086 por Alfonso VI, invertirá en
generales y que se han podido especificar aquí
parte esta tendencia agrícola, y el espacio cigarra-
para el paisaje cigarralero. Se ha abordado el estu-
lero vuelve a su uso como dehesa, con un aprove-
dio del medio físico en profundidad y su relación
chamiento ganadero. Sin embargo, la construc-
con las primeras ocupaciones humanas; el pobla-
ción de los espacios irrigados posibilitó la instala-
miento en la Prehistoria reciente, donde ya se pue-
ción/reconversión de los primeros “cigarrales”. En
de apreciar con claridad la dicotomía económica
los primeros momentos casas de campo donde las
de un territorio que va a oscilar constantemente
elites de la ciudad de Toledo en el siglo XVI, la ca-
entre los aprovechamientos agrícolas intensivos y
pital del Imperio español, “huían” de la ciudad,
los ganaderos; en épocas protohistórica y clásica el
buscando refugio en el campo para el desarrollo de
espacio cigarralero es un paisaje “vacío”, que expli-
tareas intelectuales y lúdicas. La excavación de
ca el crecimiento e importancia que adquiere la
uno de estos cigarrales en el Cigarral de Menores
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ha puesto de manifiesto la ligazón de estos esta-
guna de ellas, ya que es el conjunto el que tiene los
blecimientos lúdicos con los espacios irrigados an-
valores explicativos del mismo. Con cada pérdida
dalusíes, así como la progresiva monumentaliza-
nos estamos alejando de la comprensión histórica
ción que adquieren estos espacios a finales del si-
de un espacio ligado desde hace miles de años a la
glo XVI y XVII. En este sentido, se ha realizado un
ciudad de Toledo, así como la propia comprensión
estudio específico de uno de estos ejemplos, el
de la evolución de la ciudad. Una ciudad que no se
“cigarral” que construyó el cardenal Gaspar de Qui-
entiende sin las vegas y los cigarrales. La compren-
roga, la Quinta de Mirabel. E trabajo se centra en la
sión de la importancia de este espacio no es nueva.
construcción del espacio, que cuenta con capilla,
Ya en el siglo XVII, cuando a la muerte de Gaspar
estufa, palomar, etc., por parte de Quiroga, pero
de Quiroga, se iba a demoler la Quinta de Mirabel,
también en la evolución que sufre la Quinta de
se generó en la ciudad un espíritu conservacionista
Mirabel a la muerte de su propietario hasta el
que posibilitó que la comprase el Marqués de Mal-
presente.
pica y la librase de la piqueta.
El mundo moderno y contemporáneo se
A comienzos del siglo XX la ciudad de To-
ha abordado con dos trabajos monográficos. Uno
ledo se convirtió en la imagen preferida por los
dedicado a la evolución del área cigarralera en los
intelectuales de la generación del 98. En ella en-
siglos XVIII, XIX y XX, para lo que contamos con
contraron el reflejo de tiempos más afortunados y
una excelente documentación histórica que recoge
la mejor muestra de las posibilidades de un pueblo
los usos y aprovechamientos del territorio, entre
capaz de crear imperios y que en ese momento se
los que destaca el Catastro de Ensenada. Aquí, la
encontraba completamente arruinado. Una de las
dificultad ha sido cruzar la información histórica
primeras consecuencias de esta situación fue la
con los datos de campo obtenidos en las prospec-
definitiva recuperación de la figura del Greco que,
ciones, que una vez logrado, se han obtenido exce-
en buena medida, se debe a su inusual capacidad
lentes resultado. Cierra el estudio un trabajo dedi-
para plasmar el paisaje de la ciudad en la que vivió,
cado a los paisajes de la Guerra Civil española. De
en un ejemplo único en la historia de la pintura
nuevo el estudio arqueológico del área cigarralera
española anterior al siglo XIX. La importancia que
ha desvelado una complejidad que no se recoge en
cobraron este tipo de representaciones y el auge
la documentación histórica. La constitución de
de diferentes grupos de intelectuales pertenecien-
diferentes frentes desde 1936 hasta el final del con-
tes a las nuevas generaciones del 14 y del 27 que se
flicto. Es este un paisaje “efimero”, que ya ha sido
vincularon con la ciudad, hizo posible la revitaliza-
destruido en parte, y que nos sirve de reflexión
ción de los cigarrales que, en algunos casos, inicia-
final sobre la necesidad de conservación de estos
ron un proceso de recuperación que parecía dirigi-
espacios, si cuya existencia no es posible compren-
do a devolverles su pasado esplendor. El ejemplo
der una ciudad histórica como Toledo. Los paisajes
más significativo fue el del cigarral de Menores
generados por la guerra civil son la última capa de
adquirido por Gregorio Marañón en 1921. En él y
una epidermis que no puede permitirse perder nin-
como ejemplo de una situación cada vez más fre-
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cuente se celebraron reuniones políticas y cultura-
Ramón Pérez de Ayala, parecían evocar a las figu-
les en las que, artistas de la talla de García Lorca o
ras literarias del pasado.
Fig. 1.- Congresos y monografías del proyecto “Los Paisajes Culturales de Toledo: los cigarrales”
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Los cigarrales volvieron a ser espacios
tradición.
cultos y de prestigio, propiciando el desarrollo de una nueva imagen. Aunque se tendió a conservar
En la actualidad, y a pesar de tanto cambio
los olivares y las plantaciones de frutales, muy
y transformación, todavía subsisten cigarrales co-
pronto empezaron a tomar protagonismo los nue-
mo la Quinta de Mirabel o el Cigarral de Menores
vos jardines surgidos como representación de los
que se convierten en los mejores ejemplos de con-
ideales imperantes en los que predominó el eclec-
servación de este paisaje cultural toledano. Sus
ticismo. Gracias a todo ello hicieron su aparición
edificios, jardines y arbolado se convierten en una
especies hasta entonces nada significativas como
preciosa fuente de información para comprender
el ciprés que, en muy pocos años, se ha convertido
como ha evolucionado la ciudad a la que miran
en la más característica de todo este espacio por
desde el final de la Edad Media.
su valor como referencia visual en detrimento de las especies productivas que han ido perdiendo protagonismo.
1.- LA INVESTIGACIÓN DE LA CIUDAD DESDE SUS PAISAJES CULTURALES
El éxito cosechado por el nuevo cigarral “intelectual” permitió la conservación de buena
El estudio de nuestras ciudades históricas
parte de los cigarrales históricos, aunque con una
ha experimentado un evidente impulso en las últi-
nueva apariencia en su vegetación. Sin embargo, y
mas décadas. Este creciente interés por las investi-
como efecto secundario, también ha provocado
gaciones locales tiene que ver con la mayor dispo-
otras importantes transformaciones que están
nibilidad de medios y de profesionales pero, tam-
poniendo en peligro la conservación de este im-
bién, con la evolución y ampliación que ha experi-
portante espacio. Nos referimos al aprovecha-
mentado el concepto de realidad urbana, que nos
miento desmesurado de las antiguas fincas me-
ha permitido romper con viejos tópicos y limitacio-
diante la parcelación del espacio disponible hasta
nes, en muchos casos completamente artificiales,
mínimos que, en ocasiones, no parecen estar acor-
implantados por el predominio de las visiones tu-
des con lo que establece la Ordenanza municipal.
rísticas del pasado siglo. A ellas se debe la selec-
También al auge que está experimentando su uso
ción de una serie de monumentos que pasaban a
hostelero que se inició con la construcción del Pa-
ser representativos de conjuntos enormemente
rador y que está provocando cambios igual de sig-
complejos, la elección de momentos y estilos unifi-
nificativos. Todas estas tendencias están ocasio-
cadores de ciudades heterogéneas que monopoli-
nando la proliferación de nuevas y mayores cons-
zaban el interés de la investigación en aspectos
trucciones a la vez que la paulatina pérdida de la
concretos o el desprecio por todo aquello que se
imagen del olivar y de los bancales de frutales, en
situara en el exterior de los espacios amurallados
favor de nuevos jardines que, en muchas ocasio-
que cerraban, física y conceptualmente, los cascos
nes son difíciles de clasificar, al utilizar especies
históricos.
y trazados cada vez más alejados de la propia ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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Esta evolución teórica ha permitido romper
parte de los trabajos que se realizan en poblacio-
los límites que nos habíamos autoimpuesto e in-
nes como Toledo, parten todavía del análisis de
troducir nuevos enfoques que empiezan a estar
aspectos muy parciales que dan lugar a visiones
presentes en la investigación histórica. Un ejemplo
necesariamente restringidas. Son, en su mayor
de esta situación lo tenemos en la nueva conside-
parte, estudios dirigidos a un público generalmen-
ración de nuestras grandes poblaciones como ya-
te especializado, que se integran en bloques de
cimientos arqueológicos de excepcional importan-
conocimiento que permanecen cerrados e im-
cia, a pesar de la frecuente invisibilidad de los res-
permeables a la labor realizada por otros profesio-
tos que conservan, ya que configuran la red de
nales, abordan la misma realidad desde diferentes
núcleos básicos que ha protagonizado e impulsado
disciplinas, caen en los mismos errores de plantea-
la construcción de la sociedad desde el final de la
miento y cuentan, en conjunto, con escasa inci-
Prehistoria (Fernández-Ochoa y Querol 2000: 21-
dencia en la sociedad a la que, en principio, se diri-
36; Rodríguez 2003; VV.AA. 1983). De hecho, ha
gen. Es el caso de los estudios estrictamente ar-
sido en estas ciudades que se mantienen activas, y
queológicos, pero también de los documentales,
no en las pequeñas poblaciones abandonadas que
botánicos, zoológicos o geográficos, que han dado
todavía desempeñan el papel de referencia para el
lugar a interesantes pero limitadas aportaciones,
turismo arqueológico, donde ocurrieron los princi-
en las que siempre se echa de menos una visión
pales hechos históricos que conocemos y se lide-
general y de conjunto.
raron los procesos de cambio que han configurado la compleja realidad en la que vivimos.
Dentro de este campo tan variado y fragmentado, la investigación arqueológica es una de
Gracias a todos estas consideraciones, la
las últimas disciplinas en sumarse al panorama
investigación ha avanzado por líneas hasta ahora
diverso que todavía nos caracteriza en los comien-
nunca practicadas, con todo lo que esa situación
zos del siglo XXI. Inicialmente sus intereses esta-
ha significado a la hora de plantearnos nuevos y
ban ligados a la historia del arte, al predominar el
diferentes retos, que sólo podemos superar me-
estudio de los hallazgos más destacados desde el
diante la utilización de enfoques multidisciplina-
punto de vista estético. De hecho, su verdadera
res, dirigidos a conocer la realidad de nuestros
finalidad parecía encaminarse a la localización de
grandes cascos históricos y del territorio que los
grandes piezas y a procurar su conservación en las
rodea, que había permanecido ignorado a pesar de
vitrinas de un museo. Fruto de todo ello es el esca-
contener importantes claves para comprender
so interés puesto en la publicación de estos mate-
muchos de los procesos liderados desde las reali-
riales que, en todo caso, aparecían descritos den-
dades urbanas.
tro de catálogos y otras obras de carácter acumulativo, herederos del positivismo europeo del siglo
Sin embargo y a pesar del desarrollo experimentado en los medios disponibles y de los avan-
XIX, en los que escaseaban los intentos de interpretación.
ces teóricos que venimos comentando, la mayor ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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Este planteamiento se mantuvo en el tiem-
puestas de investigación e iniciaron la ruptura con
po y a pesar de los avances producidos a lo largo
el pasado (Domínguez 2001: 109-122; Mederos
del siglo XX, tuvimos que esperar en nuestro país a
1997: 305-321; Soler 2007: 41). Su progresiva im-
la década de los años 70 para que se introdujeran
plantación marcó el declive de viejas formas de
esas nuevas maneras de entender la investigación
investigar basadas en muchos casos en la confec-
arqueológica, que rompieron los viejos moldes e
ción de complejas tipologías, que se habían con-
iniciaron el paulatino abandono de los estudios
vertido en muchas ocasiones en un fin en sí mismo
basados en la pieza para introducir la figura del
e impedían profundizar en debates mucho más
yacimiento, que acabó convertido en la unidad
sugerentes y enriquecedores.
principal de estudio. Su auge fue posible por el desarrollo de nuevos intereses entre los que desta-
Todas y cada una de estas nuevas corrien-
caba la primera valoración de los contextos espa-
tes y propuestas, tienen su inicio en una nueva
ciales y la localización de secuencias dirigidas a
manera de entender la investigación arqueológica,
documentar los procesos de cambio, que monopo-
directamente relacionada con la crisis de los viejos
lizaban el interés de la mayor parte de los pocos
modelos y en muchos casos con el auge de las con-
profesionales que se dedicaban a esta actividad,
sideradas ciencias auxiliares, cuyos datos dejaron
mayoritariamente ligados a grandes universidades
de aparecer como apéndices más o menos anec-
y a proyectos relacionados con yacimientos desta-
dóticos al final de nuestras publicaciones, para
cados y visuales, ubicados en el medio rural.
formar parte del núcleo central de cada investigación. Su incorporación definitiva a los estudios
Estos avances permitieron que algunas es-
españoles se debe al interés despertado por gru-
cuelas e investigadores aislados protagonizasen
pos de investigación sajones e italianos, sin olvidar
diferentes intentos de renovación de la disciplina a
el papel jugado por la denominada arqueología
partir de la investigación sobre las relaciones espa-
extensiva de origen francés, que tanta importancia
ciales de piezas y yacimientos y, sobre todo, de
alcanzó en algunas zonas de la Península Ibérica.
diferentes iniciativas dirigidas a superar el concepto tradicional de registro arqueológico con el que
De la evolución propiciada por la labor que
veníamos trabajando que, en la mayor parte de los
realizaron de muchos esos investigadores, surgió
casos, se reducía al conjunto de materiales líticos o
en los años 80 la figura de los paisajes culturales
cerámicos que monopolizaban la práctica totali-
que se ha convertido, por muy diferentes motivos,
dad de los hallazgos de cualquier excavación ar-
en la nueva unidad básica de estudio y de referen-
queológica. Consecuencia de todo ello y de la in-
cia para cualquier investigación (Ruiz Zapatero
troducción de la figura del yacimiento como uni-
1998: 11). Su principal valor reside en la capacidad
dad de estudio, fue el desarrollo de nuevas co-
que tienen para aportar el contexto que necesitan
rrientes o especializaciones que acabaron dando
las piezas y yacimientos a los que antes nos refe-
lugar a lo que conocemos como Arqueología Espa-
ríamos, al integrarse en sistemas culturales mucho
cial o del Territorio, que aportaron novedosas pro-
más amplios que nos ofrecen una visión más enri-
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quecedora de nuestro presente y de su relación
formaban parte del registro arqueológico tradicio-
con el pasado (Aguiló 2005; Anschuetz et al. 2001:
nal al que acabamos de referirnos.
152-197; Buxó 2006: 1-6; Buxó et al. 1998: 399-410; Criado 1991: 5-29; Criado 1999: 1-82; González
La incorporación de estas unidades de inte-
1996: 223-242; Malpica 2009; Orejas 1995: 215-
rés ha sido posible por la generalización de mode-
224; Soler 2007: 41-64; Tello 1999: 195-212; Zarate
los de trabajo distintos de los que solían utilizarse,
2010: 187-210).
procedentes en muchos casos de otras disciplinas científicas. Con ellos podemos realizar el estudio
La primera utilización del término paisaje en
de cada paisaje histórico entendido como una op-
la investigación arqueológica se produce en 1957
ción social. Una formación cultural condicionada
en la obra Ancient Landscapes de Bradford
por la realidad física pero que acaba siendo trans-
(Bradford 1957). Sin embargo, su utilización en
formada por los grupos humanos en una u otra
otras disciplinas es mucho más antigua y así, en
dirección, gracias a la aplicación de pautas y com-
castellano, se conoce su uso al menos desde el año
portamientos culturales. La consecuencia de todo
1708 para hacer referencia a ciertas representacio-
ello y del ejercicio de esa capacidad de decisión, es
nes pictóricas de la naturaleza. Del arte pasó a la
la creación del mosaico de paisajes que todos co-
geografía humana (Paül et al. 2011: 9-38) y de allí a
nocemos en nuestros días y que obedece al desa-
la arqueología como consecuencia del proceso de
rrollo de lógicas productivas diferentes manteni-
renovación que hemos comentado, liderado por
das a lo largo del tiempo.
todos aquellos que buscaban nuevas maneras de acceder al conocimiento de nuestro pasado.
Su evolución y superposición a lo largo de los siglos, ha dado lugar a los paisajes culturales
El punto de partida de esta manera de abor-
que conocemos en la actualidad que son, por lo
dar la investigación histórica es la consideración de
tanto, fruto de la sociedad de nuestro tiempo pero
que toda sociedad, independientemente de su
también, y debido a la capacidad de resistencia de
grado de complejidad, organiza el espacio en el
algunos de sus principales elementos constituyen-
que vive para convertirlo en su territorio. El resul-
tes, de la herencia recibida. De esta manera y a
tado es una formación cultural que es fiel reflejo de
modo de ejemplo, la presencia de determinadas
los sistemas económicos y sociales practicados por
especies vegetales en un espacio concreto, su
las sociedades que los crean, dotada de una fuerte
mezcla y disposición, se convierte en una eviden-
capacidad de permanencia en el tiempo y, por lo
cia cultural tan importante como puedan serlo los
tanto, capaz de convertirse en una huella patrimo-
grandes edificios monumentales de distinta crono-
nial de primer orden. El paisaje, pensado y gestio-
logía que se relacionan y yuxtaponen en el centro
nado por cada grupo humano, se convierte así en
de cualquier casco histórico. Unas y otros son evi-
una manifestación cultural susceptible de estudio
dencias de un mundo pasado aunque formen parte
con un valor muy superior al detentado por otras
de nuestra realidad presente y ofrecen nuevas e
evidencias mucho más utilizadas hasta ahora, que
interesantes vías de aproximación a las sociedades
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
02– 2015
155
que los hicieron posible.
configurado el actual. De esta manera, el estudio del territorio existente en nuestros días ofrece un
Esta visión que se relaciona con la idea de la
punto de partida desde el que iniciar la valoración
existencia de paisajes en constante evolución, nos
de las formaciones culturales que se suceden en
permite plantear la utilización de una metodología
el tiempo que, lógicamente, tienen un protagonis-
de trabajo que parte del presente y de forma re-
mo menor o al menos más oculto, a medida que
gresiva trata de conocer el pasado y realizar apro-
nos alejamos del momento en el que nos encon-
ximaciones a los paisajes arqueológicos que han
tramos.
Fig. 2.- Modelado 3D del nivel 1 de estudio: el término municipal de Toledo. Relieve, edafología y vegetación actual. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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156
Por todo ello y por las posibilidades de estu-
gado cumplimiento en nuestro país. Con él hemos
dio que presentan, los paisajes culturales entendi-
iniciado el camino para la necesaria renovación de
dos como marcos de la actividad humana y esce-
la legislación sobre el Patrimonio histórico que,
narios necesarios de su vida social (Buxó 2006: 1),
como suele ocurrir en más ocasiones de las desea-
han permitido el enriquecimiento del concepto de
das, se mantiene anclada en realidades y plantea-
Patrimonio histórico y nos obligan a plantear nue-
mientos completamente superados, con las lógi-
vas maneras de gestionar la investigación de nues-
cas consecuencias que esta situación suele ocasio-
tro pasado. Afortunadamente, su importancia ha
nar, al posibilitar la pérdida de importantes valores
empezado a ser reconocida en los últimos años a
y elementos culturales que no encuentran acogida
través de documentos jurídicos tan importantes
en las disposiciones protectoras tradicionales (Paül
como es el Convenio Europeo del Paisaje, de obli-
y Queralt 2009: 64-103).
Fig. 3.- Modelado 3D del nivel 1 de estudio: el término municipal de Toledo. Hidrología, geología y vegetación potencial. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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157
2.- METODOLOGÍA DE TRABAJO
nes, incluida la de Patrimonio de la Humanidad, sin que ello suponga una auténtica garantía de conser-
Partiendo del breve planteamiento teórico que acabamos de exponer, vamos a mostrar de
vación para muchos de sus elementos culturales más destacados.
forma resumida los principales criterios de actuación y las líneas metodológicas básicas que hemos
La elección del paisaje cultural cigarralero se
utilizado para abordar el estudio de una realidad
justifica por diferentes motivos. En primer lugar
histórica tan compleja como es la ciudad de Toledo
por tratarse de una creación específicamente tole-
a través de sus paisajes culturales, con un primer
dana, consecuencia de la peculiar y rica historia de
ejemplo centrado en el estudio de los cigarrales.
Toledo en los comienzos de la modernidad. También, por el evidente protagonismo alcanzado en el
Los primeros pasos de este proyecto se die-
entorno urbano desde entonces (Cruz et al. 2006;
ron en los últimos meses del año 2009 y desde en-
Molina et al. 2010: 29) y por encontrarse inmerso
tonces hemos realizado los diferentes estudios que
en un fuerte y rápido proceso de transformación
damos a conocer en esta obra, que resume las
como consecuencia del auge de la presión urbani-
aportaciones más destacadas y pone fin a la prime-
zadora sobre numerosas propiedades, que puede
ra fase de investigación que nos habíamos pro-
suponer la pérdida de una parte importante de sus
puesto realizar. Su ejecución ha sido posible por la
principales señas de identidad. Una situación fácil-
colaboración emprendida entre el Consorcio de la
mente perceptible a través del estudio de docu-
Ciudad de Toledo y la Real Fundación de Toledo,
mentos urbanísticos tan importantes para la con-
que trabajan desde hace años para conservar, me-
servación de esta formación cultural como es el
jorar y difundir la realidad histórica y cultural de la
Plan Especial de Cigarrales aprobado por el Ayun-
ciudad.(6)
tamiento de Toledo el año 2007, que ha tratado de “ordenar” un entorno privilegiado sin conocerlo en
En líneas generales, el trabajo que hemos realizado perseguía dos objetivos perfectamente
profundidad, con los desiguales resultados que todos podemos imaginar.
diferenciados. Por un lado, la definición y caracterización de los principales paisajes culturales exis-
Una vez fijados los principales objetivos
tentes en el entorno de Toledo. Por otro, el estudio
que debíamos alcanzar, el inicio de nuestro trabajo
exhaustivo de uno de ellos, el de los cigarrales, con
vino marcado por la definición de los estudios a
el fin de generar modelos que puedan servir para
realizar, su alcance y ordenación en el tiempo. Pri-
iniciar nuevas investigaciones sobre la ciudad y
mero nos ocupamos de todos aquellos destinados
ayuden a visualizar algunos problemas que afectan
a conocer y comprender la realidad física en la que
a la conservación del Patrimonio histórico de una
debíamos intervenir, para obtener una primera
población que cuenta con todo tipo de declaracio-
valoración de los condicionamientos que impone el
(6) Agradecemos la ayuda prestada por Manuel Santolaya, Gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo y de Paloma Acuña, Directora General de la Real Fundación de Toledo. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
02– 2015
158
medio y de las distintas posibilidades de aprove-
ximo los recursos disponibles. De esta manera, la
chamiento que éste presenta. También y en un
mayor o menor amplitud espacial de cada uno de
proceso paralelo, nos hemos ocupado de plantear
los ámbitos marcados, quedó directamente rela-
el estudio del mismo espacio en relación con la
cionada con el grado de intensidad que necesita-
actividad humana. Para ello hemos recurrido a dos
mos para el desarrollo de nuestro trabajo.
tipos de trabajos distintos. Uno inicial destinado a la recopilación de diferentes datos históricos dis-
El primero (nivel macro) incluye la totalidad
ponibles en archivos, fototecas, hemerotecas, mu-
del término municipal toledano que, a pesar de ser
seos, etc., y otro posterior dedicado a la realización
una realidad política relativamente reciente en
de un ambicioso programa de prospecciones y ex-
términos históricos, comprende la mayor parte del
cavaciones arqueológicas, en las que han participa-
área periurbana que queremos estudiar y da cohe-
do técnicos formados en distintas disciplinas, que
rencia administrativa a nuestra labor de cara a la
han aportado interesantes datos sobre la evolución
inclusión de los resultados obtenidos en el futuro
cultural del espacio cigarralero, en el que hemos
planeamiento urbanístico. Los trabajos realizados
centrado nuestro trabajo.
en esta escala se han dirigido a obtener un conocimiento básico de los paisajes culturales que pue-
La realización de todos estos estudios nos
den diferenciarse en el presente, con el fin de co-
ha permitido obtener una serie de “imágenes” físi-
nocer sus procesos de formación y realizar su ca-
cas y humanas que, convenientemente trabajadas,
racterización básica. Su ejecución nos ha permiti-
constituyen el punto de partida de la segunda par-
do, entre otras muchas cosas, dividir el espacio en
te de nuestro proceso de investigación que trata de
áreas de trabajo dotadas de características comu-
definir las formaciones culturales que surgen de la
nes como es la cigarralera, que han puesto orden
combinación de ambos elementos y constituyen la
en el inicio del proceso de investigación.
base real de los paisajes culturales que tratamos de diferenciar.
De acuerdo con este planteamiento, el primero de los retos al que tuvimos que hacer frente
Para realizar todos y cada uno de estos estu-
fue la definición del área cigarralera que debía ser
dios en un área tan amplia y compleja desde el
objeto de estudio a través de ese segundo nivel de
punto de vista medioambiental como es el tér-
intervención (nivel medio) del que pasamos a ocu-
mino municipal de Toledo (Alonso y Díez 2007;
parnos. Para delimitarla, contábamos con una pri-
Carrobles 2008: 19-27; Carrobles y Palomero 1998:
mera aproximación incluida en el citado Plan Espe-
245-261; Gómez de Llarena 1923; Rey 1928: 149-
cial de Cigarrales, que carecía de una base cultural
176), se ha diseñado un modelo de trabajo basado
válida y, por lo tanto, era claramente inservible
en la definición de tres niveles de intensidad y
para nuestros propósitos. Para fijarla de nuevo con
acercamiento, destinado a permitir la obtención de
la precisión y lógica que necesitábamos, ha sido
visiones de conjunto y, a la vez, de estudios preci-
necesario desarrollar parte de la investigación his-
sos sobre espacios concretos aprovechando al má-
tórica destinada a conocer la ubicación de los ciga-
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
02– 2015
159
rrales en la actualidad, pero también en el pasado,
El área así delimitada es la comprendida
e identificar su particular evolución espacial. El
entre el curso del Tajo por el Norte, los arroyos de
estudio de esta realidad cambiante la hemos reali-
Morterón y de la Degollada al Oeste y Este respec-
zado a partir de los datos aportados por los catas-
tivamente, y el límite meridional del término muni-
tros, en especial por el que mandó realizar el mar-
cipal de Toledo que se superpone a una línea oro-
qués de la Ensenada a mediados del siglo XVIII,
gráfica bien definida, que sirve de separación entre
que nos ha servido para definir un área mucho ma-
las llanuras pertenecientes al glacis de erosión de
yor de la fijada en el documento urbanístico al que
los Montes de Toledo y los relieves complejos crea-
acabamos de referirnos. Resultado de todo ello ha
dos por el encajamiento de las aguas del Tajo. Su
sido la delimitación de un sector próximo a las
delimitación viene a coincidir con los límites mar-
2500 hectáreas que comprende la zona montañosa
cados por antiguas dehesas monásticas como fue-
situada al sur del Tajo, en las inmediaciones de la
ron las generadas en torno a los Monasterios de
población, en la que, históricamente, se constru-
San Bernardo y de las Nieves, que se configuraron
yeron la mayor parte de los cigarrales que conoce-
al final de la Edad Media y han condicionado la
mos. (7)
evolución de una parte significativa del territorio toledano desde entonces.
Así, el estudio detallado de los datos históricos que hemos utilizado, muestra que fue en esta
En este ámbito todavía extenso, hemos rea-
área donde surgieron los primeros cigarrales en el
lizado estudios mucho más intensivos con el fin de
siglo XVI y donde luego se crearon la práctica tota-
obtener el conocimiento exhaustivo de un espacio
lidad de las fincas con esta denominación que co-
cada vez más coherente desde el punto de vista
nocemos (Carrobles et al. 2009: 153-162). Por todo
físico y cultural. Su ejecución nos ha permitido
ello y con el fin de estudiar el origen del paisaje
plantear las primeras hipótesis de trabajo que he-
cultural vinculado a estas propiedades, hemos deli-
mos debido confirmar o matizar en los trabajos
mitado un sector amplio que incluye los espacios
puntuales que hemos realizado en las fincas que
en los que se sitúan las principales referencias his-
forman el tercer y último nivel de intervención del
tóricas sobre cigarrales y una serie de espacios in-
que luego nos ocuparemos. De esta manera, el
tersticiales o inmediatos, con similar relieve pero
estudio general del área cigarralera que hemos
evolución diferente, con el fin de conocer los cam-
realizado en este nivel medio, nos ha aportado la
bios que unos y otros han experimentado y estu-
base necesaria para conocer la situación actual y
diar el proceso que determinó la aparición de for-
nos ha ofrecido un amplio panorama de los tipos
maciones diferentes en el mismo entorno físico y
de cigarrales que podemos reconocer, de sus prin-
cultural.
cipales elementos constitutivos, de los elementos
(7) Las distintas fuentes históricas utilizadas muestran algunos casos concretos en los que se describen cigarrales en zonas de vega al Norte de la población, no contemplados en este estudio. Se trata en todos los casos conocidos de ejemplos tardíos que parecen haber adoptado el nombre de cigarral tras el éxito alcanzado por estas propiedades sin que realmente lleguen a serlo, al tener su origen en las antiguas casas de campo que existían en estas zonas cercanas a la ciudad desde la Antigüedad y que, en algunos casos, se mantuvieron como almunias hasta la plena Edad Media. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
02– 2015
160
que se intercalan entre ellos y de la evolución que
y último nivel de intervenciones (nivel micro) al que
están sufriendo en los últimos años. También nos
antes nos referíamos, destinado a realizar los estu-
ha permitido descubrir datos o elementos aparen-
dios de detalle que requiere un proyecto de investi-
temente aislados, en principio carentes de contex-
gación con las características del que estamos rea-
to, como eran algunas norias u otras infraestructu-
lizando. Para llevarlos a cabo, se han elegido unas
ras productivas, que han tenido gran interés para
fincas concretas en función de la adecuada conser-
nuestra investigación al convertirse en indicios
vación de sus edificaciones y espacios no construi-
que nos han permitido abrir interesantes líneas de
dos, de su representatividad y, sobre todo, de la
trabajo.
posibilidad para acceder y trabajar en ellas durante amplios periodos de tiempo, gracias a la necesaria
La realización del estudio de este nivel me-
y desinteresada colaboración de sus propietarios
dio ha generado todo tipo de propuestas y explica-
(8). Son el cigarral de Menores, la Quinta de Mira-
ciones que hemos tenido que contrastar con el fin
bel y la antigua Dehesa de Pozuela, de los que
de profundizar en el conocimiento de este paisaje
procede la práctica totalidad de los datos que dis-
cultural. Para conseguirlo, se ha diseñado el tercer
ponemos.
Fig. 4.- Modelado 3D del nivel 2 de estudio: los Cigarrales .
(8) Queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento y de la colaboración que hemos encontrado en las personas de Gregorio Marañón y Javier Cavero de Carondelet, que han permitido el acceso a sus propiedades y la realización de cuantos trabajos hemos considerado oportunos. ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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161
Fig. 5.- Modelado 3D del nivel 3 de estudio: Ciggarral de Menores y la Quinta de Mirabel
Fig. 6.- Modelado 3D del nivel 3 de estudio. Cigarral de Menores y Quinta de Mirabel. Marcados en amarillo los cigarrales de los siglos XVI y XVII
ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular
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162
En ellas hemos realizado la mayor parte de nuestro trabajo que nos ha permitido, además, obtener una visión gradual del fenómeno cigarralero, al lindar todas ellas entre si y conectar los espacios más cercanos a la población pertenecientes al cigarral de Menores con los más alejados de Pozue-
search, 9 (2): 152-197 Alonso, J. y Díez, A. 2007: Paseo geológico por los alrededores de la ciudad de Toledo. Toledo. Bradford, J. 1957: Ancient Landscapes: Studies in Field Archaeology. Londres. Buxó, R. 2006: Paisajes culturales y reconstrucción histórica de la vegetación. Ecosistemas 15 (1): 1-6.
la, en los límites meridionales del término munici-
Buxó, R., Mc Glade, J., Palat, J.M. y Picazo, M. 1998: La
pal. Una realidad “lineal” de gran interés para noso-
evolución del paisaje cultural: la estructuración a
tros al permitirnos estudiar las incidencias y distor-
largo plazo del espacio social en el Empordá. Arque-
siones que origina la proximidad o el alejamiento
ología del Paisaje. Arqueología Espacial 19-20: 399-
de la población, en relación con el desarrollo del
410. Carrobles, J. 2000: Prehistoria de Toledo. Los orígenes de
paisaje cultural objeto de estudio.
la ciudad. Toledo.
En todas estas propiedades hemos realizado, como decimos, un intensivo trabajo de pros-
Carrobles, J. y Palomero, S. 1998: Toledo: un vado y una ciudad estratégica. Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid XXX: 245-261.
pección arqueológica y algunas excavaciones, com-
Carrobles, J., Morín, J. y Barroso, R. 2009: El cigarral.
plementados por los necesarios estudios botánicos,
Origen y cambio de un paisaje cultural toledano a
geológicos, edafológicos, etc., que nos han permi-
través de sus bosques y jardines. En E. García, J. Pe-
tido contrastar o desechar los planteamientos pre-
reira y J. Carrobles (eds.): Actas del Congreso de His-
vios con los que veníamos trabajando. Su finaliza-
toria Forestal. III Reunión sobre Historia Forestal. Pon-
ción, al menos en la primera fase que ahora presen-
tevedra: 153-162.
tamos, ha permitido documentar la enorme variedad e interés del paisaje cultural cigarralero como ejemplo de formación cultural compleja en el en-
Criado, F. 1991: Construcción social del espacio y reconstrucción arqueológica del paisaje. Boletín de Antropología Americana 24: 5-29. Criado, F. 1999: Del terreno al espacio: Planteamientos y
torno de Toledo, que surge a partir de herencias y
perspectivas para la arqueología del paisaje. CAPA,
tradiciones muy diferentes. Una realidad aparente-
Cuadernos de Arqueoloxia e Patrimonio 6: 1-82.
mente bien conocida pero que, como podremos
Cruz, L., Español, I. y Muñoz, E. 2006 (eds.): Los cigar-
comprobar a lo largo de las siguientes páginas, se
rales de Toledo. Idealización y deterioro de un paisaje
basaba en interpretaciones que poco o nada tenían
cultural. Ciudad Real. Dominguez, E.L. 2001: Arqueología y territorio: de la
que ver con la realidad.
interpretación arqueológica al dato histórico. Spal 10: 109-122. Fernández-Ochoa, C. y Querol, M.A. 2000: La arque-
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