El protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caida de Mubarak Benitez Zapata

July 19, 2017 | Autor: Carlos Benitez | Categoría: Social Media, Relaciones Internacionales
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Descripción





Para una cronología de los sucesos en Egipto , la edición online del diario The Guardian, ofrece una conveniente línea de tiempo interactiva: http://www.guardian.co.uk/world/interactive/2011/mar/22/middle-east-protest-interactive-timeline (Blight, Pulham & Torpey; 2011)
El Reporte 2011 sobre los Retos para el Desarrollo Árabe, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, destaca: "Una región árabe en resurgimiento busca poner fin a un sistema marcado por la política economía de Estados rentistas y exige un giro hacia Estados desarrollistas con compromiso hacia la libertad, justicia social y dignidad humana" (UNDP, 2011: 1).
De acuerdos a cifras oficiales del año 2012 de la Agencia Central de Movilización Pública y Estadísticas (CAPMAS, por sus siglas en inglés), organismo oficial de estadísticas de Egipto, el porcentaje de población distribuido en el rango de edad de o a 24 años representa un poco más del 50 por ciento del total nacional (CAPMAS, 2013).
Khalid Said fue un joven egipcio ferozmente asesinado a golpes durante un irregular procedimiento policial a las afueras de un cibercafé en Alejandría el 6 de junio de 2010. De acuerdo a testimonios de familiares, el motivo de su muerte se debió a que el joven poseía un video que involucraba a oficiales de policía en la venta callejera de drogas. Cuando parientes de Said debieron ir a la morgue para el reconocimiento de su cuerpo, su hermano tomo fotos con su celular del desfigurado rostro de Khalid para luego publicarlas en internet. La circulación online de dichas fotos se volvió viral y conduciría a la creación de la página 'Kullena Khalid Said' (en árabe, Todos somos Khalid Said).
Para una descripción de cómo opera el Consejo Superior de Prensa, léase (El Amrani, 2005)
Capriotti define público: "a un conjunto de posibles conductas homogéneas predecibles basadas en una posición compartida por un grupo de personas, que da origen a un interés compartido" (1992:38).
Para el autor Cándido Monzón define opinión pública: "la discusión y expresión de los puntos de vistas del público (o los públicos) sobre los asuntos de interés general, dirigido al resto de la sociedad y, sobre todo, al poder" (1996: 137).
Véase por ejemplo Redacción Telemadrid (2011) y Abu-Fadil (2011)

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Ponencia para 3° Jornadas de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, organizadas por la Universidad Siglo 21 de Córdoba y el Foro Debate RIN (FDR)
El protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caída de MubarakEl protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caída de MubarakCarlos Rogelio BenítezEstudiante de Lic. de Relaciones Públicas e Institucionales Universidad Siglo [email protected] ZapataEstudiante de Lic. Relaciones InternacionalesUniversidad Siglo [email protected] Rogelio BenítezEstudiante de Lic. de Relaciones Públicas e Institucionales Universidad Siglo [email protected] ZapataEstudiante de Lic. Relaciones InternacionalesUniversidad Siglo [email protected]
El protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caída de Mubarak
El protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caída de Mubarak


Carlos Rogelio Benítez
Estudiante de Lic. de Relaciones Públicas e Institucionales
Universidad Siglo 21
[email protected]

Micaela Zapata
Estudiante de Lic. Relaciones Internacionales
Universidad Siglo 21
[email protected]


Carlos Rogelio Benítez
Estudiante de Lic. de Relaciones Públicas e Institucionales
Universidad Siglo 21
[email protected]

Micaela Zapata
Estudiante de Lic. Relaciones Internacionales
Universidad Siglo 21
[email protected]










El protagonismo de las redes sociales en los sucesos de la Plaza Taharir y la caída de Mubarak



Abstract


El proceso conocido como 'Primavera Árabe' ha traído consigo la emergencia de una fuerte energía promotora de cambios a nivel de toda la región de Medio Oriente. Haciendo foco en los sucesos ocurridos en Egipto, uno de los países más relevantes de aquel territorio, se observa que los movimientos revolucionarios y reformistas tuvieron el ímpetu suficiente como para determinar el fin de Hosni Mubarak. Con respecto a esta fugaz evolución de los eventos egipcios, uno de las cuestiones que más ha llamado la atención, ha sido la cercana interacción que han tenido las nuevas formas de comunicación y el activismo político revolucionario.
Ciertos conceptos que circulan en la esfera del debate público, tales como 'Revolución 2.0', la 'Revolución de Facebook' o la 'Revolución de Twitter', parecen señalar que las redes sociales y comunicaciones digitales tuvieron un rol esencial en los sucesos que ocurrieron en Plaza Taharir. A pesar de la cuantiosa discusión respecto a este tema, aún no existe acuerdo sobre cuál ha sido el verdadero protagonismo de las nuevas tecnologías en los acontecimientos egipcios.
A partir de este marco, el presente trabajo se propone realizar un aporte a la discusión sobre el rol que tuvieron las redes sociales en los procesos de movilización social en Egipto. Dicho aporte consistirá en rever los acontecimientos de la Revolución de 2011 a partir de ciertas tendencias retrospectivas y en analizar las comunicaciones digitales como herramientas que logran un mayor empoderamiento de la sociedad civil y una mayor visibilidad de los eventos.


Palabras claves: Redes sociales; activismo político revolucionario; Noticias; Periodismo ciudadano.




Autores:

Carlos Rogelio Benítez
Estudiante de Licenciatura de Relaciones Públicas e Institucionales
Universidad Siglo 21
[email protected]

Micaela Zapata
Estudiante de Licenciatura Relaciones Internacionales
Universidad Siglo 21
[email protected]
Introducción


El proceso conocido como 'Primavera Árabe' simboliza lo que ha sido el surgimiento de una poderosa fuerza de cambio que recorre los territorios de la región de Medio Oriente y el Norte de África. La acción de manifestaciones sociales y fuerzas revolucionarias logró un ímpetu tal que fue suficiente para terminar con líderes que parecían eternos. Así fue con Ben Ali en Túnez, Mubarak en Egipto y Gadafi en Libia.
Siendo Egipto uno de los países más relevantes de la región, el estudio de los hechos allí ocurridos resulta más que importante. Con respecto a la fugaz evolución de los eventos egipcios, "uno de los principales debates que ha surgido […] concierne hasta qué grado se puede decir que las redes sociales han contribuido a la forma, tiempo y resultados de los levantamientos" (Iskander, 2011).
Ciertos conceptos que circulan en la esfera del debate público, tales como 'Revolución 2.0', la 'Revolución de Facebook' o la 'Revolución de Twitter', parecen señalar que las redes sociales y comunicaciones digitales tuvieron un rol esencial en los sucesos que ocurrieron en Plaza Taharir. A pesar de la cuantiosa discusión respecto a este tema, aún no existe acuerdo sobre cuál ha sido el verdadero protagonismo de las nuevas tecnologías en los acontecimientos egipcios.
A partir de este marco, el presente trabajo se propone realizar un aporte a la discusión sobre el rol que tuvieron las redes sociales en los procesos de movilización social en Egipto. Dicho aporte consistirá en rever los acontecimientos de la Revolución de 2011 a partir de ciertas tendencias retrospectivas y en analizar las comunicaciones digitales como herramientas que logran un mayor empoderamiento de la sociedad civil y una mayor visibilidad de los eventos.














Movilización y protesta social, una tendencia en retrospectiva

Una fugaz, intensa y espectacular sucesión de eventos parece haber sido lo que signó el fin de Hosni Mubarak, quien por 30 años fuera el líder indiscutido del régimen gobernante en Egipto. El punto de partida de tal impetuosa revolución se sitúa por convención en el 25 de enero de 2011. Aquella fecha, que coincidía con el Día Nacional de la Policía, el llamado a un 'día de furia' resonó a lo largo del país y una diversidad de protestas y manifestaciones sociales fueron emergiendo y consolidándose. Expresiones contra las injusticias sociales y los abusos policiales, demandas por el fin de la corrupción gubernamental, por la apertura política y la dimisión del presidente; eran algunas de las reivindicaciones que portaban consigo las masas de protestantes. Desde aquel día, una feroz dialéctica entre expresión popular y represión estatal se fue desenvolviendo y, recién el 11 de febrero, se ofrecerá una clausura a este proceso: Mubarak cede y traspasa el poder a las Fuerzas Armadas.
No obstante el urgente drama descripto anteriormente, es vital comprender que tal proceso de movilización social no se debió a una emergencia ad-hoc, sino que es un hecho consistente con una serie de tendencias acumuladas. El clima de protesta y denuncia pública conoce su escalada desde mediados de la década pasada (Black, J. 2008; Masoud, T. 2011; Ottaway, M. & Hamzawy, A. 2011; Tammam, H. 2005).
Durante lo que fuera el período de incubación de la revolución, las protestas fueron motivadas principalmente por "aflicciones económicas y sociales" (Ottaway M. & Hamzawy, A. 2011:2). Sucede que la transformación de una economía centralizada hacia una de mercado libre, proceso que El Cairo impulsó desde los '90 y acentuó a partir del 2000, decantó en serios costos sociales para la nación egipcia. La liberalización económica terminó por reforzar un modelo abusivo, excluyente y rentista. La situación del país se volvió aún más lúgubre con el marcado incremento del precio de los alimentos a partir de 2007 y los efectos de la crisis mundial de 2008 (UNDP, 2011). En consecuencia, la combinación de un escenario externo desfavorable, de una devaluación de la moneda nacional, de un incremento de las tasas de inflación y una escalada en los precios de los productos básicos; sirvió para animar los índices de pobreza y exclusión (2011).
Desde 1998 a 2004, en Egipto se registraron más de 1000 episodios de acciones colectivas referidas a cuestiones socio-económicas (Ottaway, M. & Hamzawy, A. 2011). Asimismo, "el diario egipcio al-Masry al-Youm reportó 222 huelgas, paros laborales y demostraciones en 2006, y 580 en 2007" (2011: 2). Continuando con este recuento de eventos, la huelga general del 6 de abril de 2008, representa un hito significativo a tener en cuenta. Esta última estaba originalmente circunscripta a un grupo social específico, que eran los trabajadores del sector textil, también tenía una locación determinada, la ciudad El-Mahalla El-Kubra y, además, los motivos de demanda estaban acotados a los bajos salarios y altos precios de los alimentos. No obstante los demarcados límites, la huelga laboral pronto ganó energía y se transformó en una convocante acción colectiva general. No solo una amplia variedad de organizaciones sociales y centros urbanos se plegaron a la protesta, sino que también se amplió el abanico de reclamos populares. Tal, como expresan Ottaway y Hamzawy:
"Contrario a la habitual tendencia egipcia hacia la protesta despolitizada, los participantes en la huelga del 06 de abril 2008, reclamaban no solo por una amplia gama de reformas socioeconómicas, sino también, por un cambio político. Exigieron salarios más altos, mejores servicios públicos en los sectores de salud, educación y transporte; la eliminación de la corrupción gubernamental, el fin de la tortura policial y las detenciones arbitrarias y la creación de un sistema judicial justo" (2011: 3).

Aquel 6 de abril de 2008, las pulsiones políticas que permanecían latentes en el mainstream del malestar social egipcio, se hicieron evidentes y se manifestaron en un número importante. Ocurre que además del proceso de liberalización y flexibilización económica, otra cuestión conflictiva se hacía evidente. Se trataba del período de sucesión que se abriría ante el fin del régimen de Hosni Mubarak, un evento que era cada vez más certero ante la avanzada edad de este líder (Masoud, T. 2011). La incertidumbre que rodeaba a la pregunta sobre quién ejercería el poder, también fue un factor de agitación que escaló los ánimos sociales a partir de la pasada década. Pues de seguir deseando mantener su posición de privilegio, la elite egipcia debía esforzarse por lograr la administración exclusiva de dicha sucesión. Al mismo tiempo, las nuevas (o de oposición) fuerzas civiles también se verían en la carrera por conseguir una participación en el proceso de traspaso de poder, ya que esto significaría la posibilidad de conquistar un espacio en el restringido escenario político del país. Más aún, se le suma a la anterior convulsión, las intenciones de concretar una sucesión hereditaria al interior del clan Mubarak (Masoud, T. 2011).
Fueron los partidos y organizaciones civiles de oposición de formación reciente o de popularidad incipiente, quienes demostraron el mayor activismo político frente al escenario anteriormente descripto. La creación en 2004 del Movimiento Egipcio por el Cambio, popularmente conocido como Kifaya (en árabe, Basta), ilustra la resolución de estas nuevas fuerzas sociales. Una heterogénea amalgama de activistas e intelectuales, adhirieron a la agenda democratizadora y reformista propuesta por este último movimiento. A pesar de que en su momento Kifaya no fuera una propuesta que hubiese ganado un apoyo masivo o hubiese logrado resultados concretos, sí fue una expresión que sumó a la manifestación del descontento civil sobre el conducir de la política nacional y, además, sirvió de incentivo para el surgimiento de otros movimientos.
Con las elecciones presidenciales de 2005, primera vez en la historia de Egipto en que el alto cargo era disputado por más de un candidato, el régimen pretendió sublimar estas corrientes de cambio político al interior de la sociedad civil. No obstante estas se las arreglaron para mantenerse latentes para, luego, volver a resurgir en aquella huelga general del 6 de abril de 2008. A partir de aquí, ganarían mayor vigor dada su unión a los que habían sido los grandes movilizadores de acciones colectivas, los reclamos socio-económicos. Así se fue que las contradicciones, abusos y errores del régimen gobernante, junto al crecimiento de una incipiente sociedad civil sensibilizada, comenzaron a formar la masa crítica que finalmente se exteriorizaría en los espectaculares eventos de la Plaza Taharir a principios de 2011.
Entonces los acontecimientos que signaron la revolución en Egipto no fueron una ocurrencia del momento, sino más bien la culminación y continuación de tendencias retrospectivas. Aun así, ¿es posible señalar alguna originalidad propia del proceso abierto aquel 25 de enero?
Ciertos conceptos que circulan en la esfera del debate público, tales como 'Revolución 2.0', la 'Revolución de Facebook' o la 'Revolución de Twitter', parecen señalar que la respuesta segura al anterior interrogante reside en el rol que adquirieron las redes sociales y comunicaciones digitales en los sucesos que ocurrieron en Plaza Taharir. Referido al caso de Egipto, "uno de los principales debates que ha surgido […] concierne hasta qué grado se puede decir que las redes sociales han contribuido a la forma, tiempo y resultados de los levantamientos" (Iskander, 2011). Después de todo, fue desde grupos y perfiles de Facebook, tales como 'Movimiento Juvenil 6 de Abril' y 'Todos somos Khalid Said', que se inició y organizó la convocatoria a un 'día de furia' aquel 25 de enero de 2011. Aun así, al momento de comenzar una discusión referida a esta cuestión, es necesario tener presente que no es la primera vez que la sociedad egipcia hace uso de herramientas digitales como formas de activismo político (2011). Particularmente, los perfiles de Facebook mencionados anteriormente tienen un nacimiento anterior a la revolución de 2011. El primero de ellos, 'Movimiento Juvenil 6 de Abril', fue inicialmente un pequeño grupo de jóvenes activistas (en su mayoría sin experiencia de militancia política) que, en el marco del paro general del 6 de abril de 2008, utilizaron la red social de Facebook para convocar al respaldo de la huelga general. A pocos días de iniciar su actividad online, el movimiento logró sumar alrededor de 70.000 adhesiones (PBS, 2011) y, desde entonces, quedaría consolidado como el ágora digital de un número creciente de usuarios. El uso combinado de herramientas digitales, formas de activismo político flexibles y una preocupación por cuestiones, tanto socio-económicas como políticas, es lo que convierte al Movimiento Juvenil 6 de Abril en una propuesta atractiva para la juventud egipcia.
Con respecto al segundo de los perfiles mencionados más arriba, 'Todos somos Khalid Said', este tiene su origen en Junio de 2010. Fue la brutal muerte de Khalid Said a manos de la policía el 6 de junio de 2010, lo que inspiró la creación de este grupo de Facebook como una forma de campaña contra la brutalidad policial. Eventualmente el grupo ejercería gran influencia y fue su administrador, Wael Ghonim, quien inspirado en los eventos ocurridos en Túnez, convocaría a "una revolución contra la tortura, la corrupción, la injusticia y el desempleo" el 25 de enero de 2011.
Estos son apenas dos ejemplos ilustrativos del hecho de que el uso de las comunicaciones digitales como soporte para el activismo político y social es también una tendencia retrospectiva, pues ha ido en paralelo a la escalada del clima de protesta y denuncia pública que Egipto ha vivido desde mediados de la década pasada. Al respecto, son explicativos los argumentos de Iskander:
"En el caso de Egipto, se ha producido un proceso de crecimiento de conciencia y activismo político del cual los medios sociales han sido parte […]. El uso de medios sociales representa una fase del desarrollo del activismo político y social egipcio que está firmemente arraigado en un proceso de largo plazo […]" (2011: 1228).


Comunicaciones digitales y movilización social

El que un colectivo humano se inicie y comprometa en un determinado proceso de movilización social, supone que aquel participa al mismo tiempo en un fenómeno y expresión de poder.
Siendo una de las cuestiones centrales en el campo del estudio de las ciencias sociales, el concepto de poder ha sido abordado desde numerosos desarrollos teóricos. En sentido general, Weber identifica a este con la "posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena" (2008: 696). Otro autor, Luis Bouza-Brey, define a quien tiene poder como "aquel individuo o grupo que consigue que otros (individuos o grupos) hagan (o dejen de hacer) lo que él quiere" (1999: 40). Por último, pero sin ánimo de agotar la discusión, Manuel Castell, quien coloca el fenómeno del poder en el contexto de la creciente complementariedad entre medios tecnológicos e interacción social (lo que él llama 'sociedad red'), sostiene que:
"El poder es la capacidad relacional que permite a un actor social influir de forma asimétrica en las decisiones de otros actores sociales de modo que se favorezcan la voluntad, los intereses y los valores del actor que tiene el poder. El poder se ejerce mediante la coacción (o la posibilidad de ejercerla) y/o mediante la construcción de significado" (2009: 33).

Una movilización social, entendida como un proceso que trasciende el mero acto de manifestación pública, es susceptible de ser entendida como un agente colectivo capaz de acceder y ejercer poder. Esto es debido que se trata de un ente que actúa en pos de influenciar a otros con el fin de concretar e imponer objetivos propios.
La movilización social ha sido la agencia principal por medio de la cual, la sociedad civil, ha sido participe en el ejercicio del poder. Dado que el Estado es quien ha logrado con éxito el "monopolio de la coacción física" (Weber, 2008: 1056), para las expresiones civiles resulta más accesible y estratégico, confiar en tácticas vinculadas a la construcción de significados en lugar de hacer uso extensivo de la fuerza en la consecución de sus objetivos. En una estrategia basada en procesos de significación, el rol de la comunicación es fundamental. Al respecto, Castells aclara:
"Comunicar es compartir significados mediante el intercambio de información. El proceso de comunicación se define por la tecnología de la comunicación, las características de los emisores y los receptores de la información, sus códigos culturales de referencia, sus protocolos de comunicación y el alcance del proceso" (2009: 77).

Así todo colectivo humano que aspire a convertirse en agente de poder, deberá convertirse en agente de comunicación. Ambos roles se complementan y refuerzan mutuamente. A partir del recorrido retrospectivo desarrollado anteriormente, es posible observar que junto a la escalada de tensión y protesta pública, también se ha registrado un crecimiento paralelo del uso de las redes de comunicación como soporte para el activismo y la movilización. De allí resulta que la vinculación entre la Revolución de Egipto y las redes digitales de comunicación, más que pensarse de modo causal, deban pensarse como una interrelación.
En el país del Nilo, tanto poder como comunicación, han sido ejercidos de forma excesivamente verticalista y centralista. Desde la instalación de un gobierno republicano en Egipto, de la mano de los Oficiales Libres en 1953, la competencia por el acceso a la estructura gubernamental ha estado signada por la proscripción y persecución de voces disidentes. En el plano de la comunicación, el ejercicio verticalista y autoritario del poder queda reflejado e institucionalizado en la estructura oficial del Consejo Superior de Prensa, órgano dependiente de la cámara alta del Parlamento (tradicionalmente dominada por el partido del régimen). Este doble monopolio oficial, en poder y comunicación, fue desafiado de manera creciente desde la década pasada por una incipiente sociedad civil y, asimismo, por un embrionario sistema de comunicación alternativo a las estructuras oficiales.
A pesar de lucir contradictorio, fue el Estado mismo quien favoreció la emergencia de estos canales de comunicación paralelos a los oficiales. A partir del período mencionado, inversiones públicas en tecnología y en una modernización de la infraestructura de la red, permitieron un crecimiento sustancial en el acceso a internet, en la adquisición de computadoras y en la expansión de servicios electrónicos en todo el territorio del país. El objetivo de este plan de modernización era potenciar el uso de las tecnologías de la información como una herramienta para el desarrollo socioeconómico (Hamdy, 2009). No obstante, el impulso de la modernización tecnológica sobre la economía fue de corto alcance. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, facilitó el surgimiento de un embrionario sistema de comunicación alternativo a las estructuras oficiales. Las redes sociales están a la cabeza de este proceso. La "comunicación por redes son de acceso abierto en principio a todos, con una inmensa efectividad, eficiencia y velocidad, orientación global y una elevada dinámica de difusor" (Frank Priess en Winkel 2002: 24). Producto de este gran potencial para la interactividad, las redes sociales le permitió a la sociedad civil estar interconectada y generar foros de discusión, grupos, social- networking y periodismo ciudadano participativo.
Datos cuantitativos de un estudio en marketing digital realizado por la firma Internet World Stats, reveló que en febrero de 2010 más del 21% de la población de Egipto tuvo acceso a internet y, además, más de 4,5 millones utilizan Facebook (2011). A esto se le agrega el dato que más del 70% de egipcios está suscripto a algún servicio de telefonía móvil (Ministerio de Comunicaciones y Tecnología de la Información, 2010). Sobre el comportamiento de los cibernautas con respecto a Facebook, según cifras obtenidas por Dubai School of Government (2011), demuestran que el 85 por ciento del uso que hicieron los usuarios (7 millones de personas) de dicha red social, durante el período de manifestaciones, tuvo relacionado a promover y organizar las demostraciones; y sensibilizar y difundir información sobre los eventos en el terreno.
Con respecto a Twitter, algunos de los hashtag más destacados del 2011 fueron #Egypt, #Jan25 (Olson, 2011). Pese a que el día 28 de enero las autoridades egipcias bloquearon los servicios de Internet, Google creo paralelamente un servicio llamado "Speak-To-Tweet". Este último consistía en ingresar un mensaje de voz con la opción de marcar a 3 números específicos y automáticamente el contenido era subido a Twitter añadiendo el hashtag #Egypt.






3. La gestión de la noticia en las redes sociales y una mayor visibilidad de los eventos
Las redes sociales favorecen a una mayor circulación de la información permitiendo de esta forma, fomentar lazos de participación e interconexión entre el público. Esto se hace de acuerdo a los intereses u objetivos propuestos y en conjunto a "los valores culturales y las representaciones sociales" que ponen en circulación y funcionamiento a una comunidad" (Adriana Suárez, 2003: 2). Dichas representaciones sociales, dentro del marco de la 'Revolución árabe', fue simbolizada por los ciber-activistas a través de la utilización de las diversas plataformas de redes sociales como: Facebook, Twitter, Flickr, Youtube, entre otras. Estos produjeron un cambio sustancial en los contenidos, rutinas, prácticas y gestión de la información circulante y disponible para una opinión pública que traspasaba las fronteras nacionales y se extendía a la sociedad mundial.
Entonces, las herramientas digítales hicieron posible que emergiera una nueva tendencia en cuanto al uso de fuentes de información alternativas, tantos para las agencias de prensa como para la audiencia en general. Es aquí donde la relevancia de las redes sociales se incrementó. Dos son los factores que contribuyeron a este cambio en la producción de noticas y, asimismo, al impulso de otros fenómenos comunicativos novedosos como el periodismo ciudadano. El primero de estos se refiere a la considerable dimensión de la violencia que se experimentaba en las protestas callejeras y a la represión y censura ejercida por las fuerzas policiales. Esto dificultó la labor de periodistas locales y extranjeros, impidiéndoles captar la primicia de los hechos más impactantes. De forma complementaria, el segundo de los factores trata de la utilización, por parte de grandes cadenas informativas, de la cobertura en vivo que realizaban los usuarios a través de redes sociales como Twitter o Facebook. En el caso específico del conglomerado noticioso Al-Jazeera, se sirvió de los blogs más renombrados como fuente de información alternativa e inició su propia plataforma de periodismo ciudadano, Sharek. Al respecto, Riyaad Minty, director de Social Media de la nombrada cadena de noticias, decía: "Una de las lecciones más importantes es que cuando hay una guerra, cuando hay un desastre, la primera cosa que resalta es la tecnología y los sistemas de conmutaciones, como Facebook y Twitter" (Bartlett, 2011).
La relación de los medios sociales y la noticia 2.0 presenta una disyuntiva vinculada al profesionalismo de los agentes en la producción de la noticia. Unos argumentan por la promoción y expansión de la información por las redes sociales 'al instante'. Para otros, la credibilidad y calidad periodística se encuentran en una relación inversa frente a la "velocidad y expansión de la noticia en Internet o las redes sociales" (Bilbeny, 2012:28). Un caso puntual que refleja esta cuestión fue la cobertura realizada por periodista Andy Carvin, quien utilizó su cuenta en Twitter para difundir noticas de los hechos en Egipto a través del retweet de perfiles populares. Sobre el trabajo de Carvin se dice:
"Cuando la atención se dirigió a Egipto, él decidió usar Twitter […] sus 400 y algo de post diarios, escritos desde una oficina en Washington o desde uno de sus teléfonos celulares, consistía en comentarios no confirmados de manifestantes y simpatizantes precedidas de una pregunta, 'Fuente?'" (Stelter, 2011)

Conclusión
De acuerdo al trabajo desarrollado se ha identificado que los acontecimientos ocurridos durante la caída de Mubarak en el día 11 de febrero de 2011 no se han producido de forma espontánea sino que fueron debido a ciertos cambios económicos desarrollados el país con la implementación de una economía centralizada a una economía de libre mercado en la década del 90' (acentuado con mayor intensidad a partir del año 2000) con la obtención de un resultado negativo a largo plazo. En el 2007, el país vivió un alto incremento de la inflación y subida de los precios de los alimentos originando un descontento social en los ciudadanos; paralelamente en el 2008 a efectos de la crisis mundial sumado a la corrupción ejercida por el gobierno con represión a los ciudadanos que estuviesen en contra conllevo a la consecución de un acrecimiento de la agonía ante un estallido social latente que se manifestó finalmente en el hito histórico de 25 de enero de 2011 y su posterior caída de Mubarak el 11 de febrero de dicho año.
Además, se le debe agregar la cuestión política entorno a la sucesión del régimen gubernamental. Durante la década pasada se iba haciendo evidente que el periodo de Mubarak llegaría eventualmente a un final. Así se planteaba el problema de la transición de poder, lo cual contribuyó a la inestabilidad social.
Un fenómeno característico que marcó las huelgas egipcias, fue la utilización de los medios de comunicación digital y las redes sociales. Así, se fue constituyendo un fenómeno similar al explicado por Castells: "una nueva morfología social de nuestras sociedades y en la difusión de lógica de red que modifica sustancialmente la operación y los resultados en los procesos de producción, experiencia, poder y cultura" (1996; 500). Como consecuencia, en la búsqueda de los objetivos propuestos por los ciber-activistas en torno a la difusión de la información, condujo hacia un cambio radical en la manera de relacionarse e interactuar entre los manifestantes con la generación de debates, organización de los puntos de encuentros de las protestas, promoción del periodismo ciudadano e influyendo a nivel de la comunicacional haciendo conocer el conflicto de Egipto en las noticias en todo el mundo. Además y, en concordancia a lo anteriormente descripto, James Flowler investigador sobre las interrelaciones y los efectos que manifiestan los cibernautas en la red agrega:
"lo fascinante de las redes sociales en el mundo real es que manifiestan las mismas propiedades que las redes sociales que hemos creado con un objetivo concreto […]. En el ejemplo de la difusión de información, estamos ante una situación donde puede haber un gran número de personas que se enteren de algo muy rápidamente" (Fowler, 2011).

Sin dudas el conflicto egipcio es considerado una muestra de ello, con el aporte que Facebook y Twitter que permitió ser posible dicha difusión rompiendo aún las barreras del gobierno con el bloqueo del acceso a la red en el territorio egipcio el día 28 de enero de 2011.
Como resultado, las redes sociales promovieron el incremento del flujo de la información, la participación activa tanto del mundo virtual como real y el fortalecimiento de los lazos de la sociedad civil. Esto se combinó con el clima social preexistente, no en una relación causal, sino como dos fenómenos paralelos e interrelacionados.













Fuentes consultadas y citadas:

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