El progreso y el surgimiento del discurso del desarrollo.

El artículo reconstruye la genealogía del concepto de progreso, mostrando cómo su desenvolvimiento ha estado ligado profundamente a la afirmación de la racionalidad occidental que empieza a aparecer con fuerza en el siglo XV. Los siglos XVIII y XIX serán decisivos para que esa concepción pueda arraigarse en la mentalidad de las sociedades occidentales, hasta el punto de que se convierte en una fuerza poderosa que impulsa el desarrollo. Las diferencias en el crecimiento económico entre las sociedades que hacen parte de ese modelo empiezan a ser medidas con el concepto de desarrollo. Durante el siglo XX, América Latina emprende una carrera alocada por el desarrollo, en la que se persigue el crecimiento de las fuerzas económicas, sin que exista una preocupación real por la transformación de las condiciones sociales, políticas, y culturales existentes en la región