EL PROCESO DE FORMACIÓN DE LA POLIS

July 25, 2017 | Autor: Claudio Damian Sacco | Categoría: Historia Antigua Clásica
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El proceso de formación de la polis Claudio Damián Sacco

1. a. Introducción El proceso formativo de la polis puede ser deslindado analíticamente en tres registros que en la realidad epocal se presentaron ontológicamente inescindibles. Por un lado, el registro socio-territorial de la polis (su asty o núcleo urbano y su chora o territorio circundante); por otro lado, el registro que concierne a la politeia (constitución política) y por último, el que atañe a los politai (ciudadanos) de dicha polis. En virtud de tales registros, trataré de ponderar los factores más relevantes en la formación de la polis teniendo presente sus procesualizaciones específicas. 1. b. Jerarquización de los factores más relevantes en la formación de la polis Los reinos micénicos consolidados hacia el 1450 en algunas regiones de la Grecia Continental e insular1, representaron un tipo de sociedad palacial de incipiente desarrollo burocrático. Las relaciones entre el palacio y el damos o comunidad, corresponden a un debate que cobra relieve a la hora de caracterizar la sociedad griega emergente tras la caída de dichos reinos (circa siglo XII) 2. Relacionado con nuestro tema resulta significativa la continuidad histórica durante la Edad Obscura (XII – VIII) del pasireu micénico. Este mediador entre el damos y el palacio, pasó a denominarse basileus en las fuentes posteriores, pasando a ser el oikos la célula básica a partir de la cual reprodujo su ascendente social sobre el damos3. Y tomando en cuenta que basileis y damos aparecen como continuidades de época micénica, una proposición pertinente para clarificar el proceso formativo de la polis consistiría en ubicar su coordenada temporal y registro analítico, como así también su factor procesualizado más relevante. En este sentido el factor político-institucional procesualizado a través del sinecismo deviene el factor jerárquicamente más relevante. Para la mayor parte de los autores, el sinecismo habría tenido lugar a lo largo de la Era Arcaica (siglos VIII – V), produciéndose y afectando a un amplio marco geográfico4. Las fuentes literarias de que disponemos legitiman la existencia de un centro político supralocal sin explicar su formación5. Sin embargo ellas refrendan que el parentesco, como base de organización social, resultó mediatizado por instancias no-parentales centralizadoras de problemáticas comunitarias. También dan cuenta de la existencia de un exposición pública de las resoluciones tomadas por los basileis en un espacio material y simbólico concreto: el agora6. Pasando entonces al registro de la politeia, tendríamos en los aristoi (aristocracia “de cuna” de la cual emergen los basileis), el estamento responsable de crear lazos sociales tanto locales como supralocales, merced a una serie de prácticas atestiguadas por los poemas homéricos7. Antropológicamente dichas prácticas aluden al concepto de “reciprocidad”, distribuyéndose en instituciones como la xenia (hospedaje) y el symposion (banquete), pero también en la guerra conducida por el jefe de un oikos poderoso capaz de movilizar a sus hetairoi (compañeros) en busca de un botín con el cual saldar su ideal de su autarquía: “esclavos” y “metales”. Estas prácticas que incluían alianzas matrimoniales entre basilei, fueron inscriptas en un marco socioeconómico doblemente condicionado por el ascenso de los labradores independientes y por la caída en situación de dependencia respecto de los terratenientes de cierto campesinado que las fuentes deslindan en hektemoroi y pelatai8. De hecho, el acaparamiento de las mejores tierras en manos de los aristoi que clausuraban desde su politeia oligárquica el acceso a las principales magistraturas, había creado un clima de lucha social traducido historiográficamente en términos de “stasis de época arcaica” 1

Sobre todo en el Peloponeso donde se erigieron, entre otros, los palacios de Micenas, Tirinto y Pilos. Cfr. García Iglesias: 1997. Para un examen multicausal de dicha caída, cfr. García Iglesias: 1997; 184-192, y Dickinson: 2000; 369-372. 3 El oikos se presentó como unidad de producción y consumo cuyo ideal fue la autarquía y cuyo marco englobó tanto a familiares como a servidores dependientes (vg. semi-libres y esclavos). Para una visión amplia del oikos cfr. Austin y Vidal-Naquet: 1986; 50-56. Para un análisis del tipo de economía desarrollada en el pasaje de la Edad Obscura a la Arcaica (siglos IX – VIII), cfr. Gallego: 2004. 4 El sinecismo fue idealmente caracterizado por Aristóteles como reunión de los oikoi en la kome (aldea) y de las komai (aldeas) en la polis. 5 Para el caso de Beocia, se constata la existencia de una decisión política (vg. supralocal y pública) en la queja de Hesíodo de cara al fallo adoptado por los “basileis devoradores de regalos” que imparten justicia desde el ágora de Tespias afectando así, el patrimonio fundiario de su oikos ubicado en la aldea de Ascra (Hesíodo: 1981; 34 y Osborne: 1998; 175). Para el caso del Atica, el proceso de sinecismo será atribuido a Teseo (Plutarco: 1998; 24-25), héroe que habría “(suprimido) los consejos y las magistraturas de las otras ciudades (del Atica, unificando) a todo el mundo en la ciudad actual (Atenas)” (Tucídides: 1998: 308-309). En el caso de Laconia, una teoría de P. A. Cartledge, considera que el proceso sineicístico corrió a cargo de los dos genos más importantes de dos aldeas de la llanura del río Eurotas, como fueron los agíadas de Pitana y los Europóntidas de Limna (Casillas: 1997; 35). 6 El aporte arqueológico de que disponemos (sin perder de vista los aportes críticos que amerita su interpretación histórica –cfr. Snodgrass: 1990; 49-80-), a exhumado agoras en puntos de la costa minorasiática como ser la Antigua Esmirna (Domínguez: 1995; 69). 7 Lo dicho no va en desmedro de la pertinente consideración hecha por Vidal-Naquet, acerca de ejercitar la lectura de Homero no en términos de logos (actitud que aspira a un conocimiento objetivo de determinada realidad epocal), sino en términos de epos (atendiendo a su discurso como ejercicio concreto de su poesía). Cfr, Vidal-Naquet: 1992; 36. Sin embargo, y más allá de las polémicas en torno a su ubicación temporal, los poemas contienen referencias socio-históricas críticamente ponderadas por los autores de la bibliografía disponible. 8 Los hektemoroi debían pagar al terrateniente una renta equivalente a la sexta parte de la producción del kleros (parcela) que cultivaban, reconociendo así su estatuto dependiente. Por su parte, los pelatai serían interpretados como “clientes” del terrateniente (Murray: 1983; 174). 2

(siglo VIII). La procesualización epocal de este factor económico y sociopolítico, ha sido presentada por interpretaciones tradicionales como tributario de la divergencia entre el aumento demográfico de los siglos VIII – V y el angostamiento de las tierras disponibles en el territorio de la polis. Por otro lado, si bien cada poleis tomó un camino singular para su superación en todas resultó afectado el status del polites. Corresponde demarcar tres procesos que acaecieron de modo sincrónico al interior del mundo griego arcaico: a) la fundación de apoikías para dar salida al “excedente” poblacional cuya activación política amenazaba la politeia de los aristoi; la guerra de conquista sobre poblaciones exteriores a efectos de canalizar disciplinariamente la tensión social interna 9 y el ciclo de reformas sociales y políticas abierto por nomothétes (legisladores) como Solón y éforos como Quilón. Todos estos procesos concluyeron con la transformación del polites del período arcaico temprano. En el caso de las reformas solonianas del 594, si bien no fueron repartidas las tierras en manos de los eupátridas, sí se puso fin al campesinado dependiente. Esto estimuló por un lado el desarrollo de una conciencia ciudadana entre los politai, mientras que por otro lado, propició el establecimiento del esclavo-mercancía como fuerza de trabajo permanente de los terratenientes. Por su parte, las reformas del éforo epónimo Quilón (mediados del siglo VI), completaron en Esparta la organización políticoinstitucional que múltiples fuentes posteriores hubieron atribuido a la rethra (Constitución) de Licurgo. En este caso, la stasis hallaba sus condicionantes estructurales en la desigualitaria distribución de tierras y mano de obra hilota, conquistadas durante las dos Guerras Mesenias (circa 740-720 y 650-620). Un tercer factor de índole ideológica y de expresión militar, fue condicionante del proceso formativo de la polis en cuanto intercurrente de los ya mencionados. Se trata del desarrollo de una conciencia comunitaria que muchas veces manipulada por los aristoi (casos de los templos de la divinidad políada o del culto a los héroes), acabó siendo encarnada por los labradores independientes que pudiendo costear su panoplia, integraron la falange hoplítica10. De esta manera, la reforma militar implicitada en la falange hoplítica al elevar el status sociopolítico del labrador, acabó incluyéndolo en la gestión de la polis misma, modificando de este modo la politeia heredada11. 1. c. Pensando la politeia Para Aristóteles una determinada politeia (constitución política de una polis) resulta definitoria de del derecho de ciudadanía12. En el caso ateniense, dos elementos de la condición ciudadana fueron centralizados en el polites (ciudadano): la administración de justicia y la participación deliberativa en la asamblea. Por el contrario, para una politeia como la espartana, el polites no concentra en sí ambas funciones de gobierno, hallándose distribuidas en diferentes instituciones (vg. diarquía, gerusía o consejo de ancianos, eforado y apella o asamblea de los homoioi)13. Tanto para Atenas como para Esparta, ciertos jalones históricos indicarían una progresiva redefinición del polites. Así, la stasis arcaica presentó un conflicto endógeno tanto en el Atica como en Laconia, enfrentando a una aristocracia de cuna con otra centrada en la riqueza y con el demos organizado en las armas hoplíticas. Soluciones divergentes afectaron en ambos casos elementos centrales y condicionantes de la práctica ciudadana. Con posterioridad a Solón sería la tiranía popular pisistrátrida (segunda mitad del siglo VI) y mayor medida las reformas de Clístenes (crica 508-507), los encargados de conferir mayor poder al demos14. Clístenes quitó a las fratrías (hermandades) aristocráticas su derecho de decidir quien debía considerarse polites en función de su inscripción en una de las cuatro phylai (tribus) que unificaban la polis. La condición de domiciliado en uno de los 150 demos, sustituyó al parentesco como base de la organización política15, al tiempo que 10 nuevas phylai y 3 trittyes (tercios) cumplieron el objetivo de 9

La oligarquía tribal espartana tomó esta vía militar a partir de sucesivas conquistas que afectaron en principio a poblaciones supuestamente aqueas de Laconia (como las de Helos de las cuales provendría el término “hilota”) y posteriormente a mesenios (1 ra Guerra Mesenia de 740 – 720; y 2da Guerra Mesenia de 650 – 620). Cfr. Chamoux: 2000; 62 y Casillas: 1997; 59-62. 10 Para examinar la incidencia de los templos políadas y del culto a los héroes, en la formación de una conciencia comunitaria al interior del registro socio-territorial de la polis, cfr. Domínguez: 1995; 74-78. 11 Para el caso ateniense, las reformas solonianas instauraron una politeia timocrática, que dividía el cuerpo de los politai en cuatro clases censitarias conforme a la riqueza agraria. Dicha politeia será consolidada por la tiranía pisistrátida de la segunda mitad del siglo VI. 12 “(...) los regímenes políticos difieren entonces en forma específica unos de otros (...) Por consiguiente, también será distinto el ciudadano en cada forma de gobierno” (Aristóteles: Política, III, 1, 1275ª 22-1275b 21). 13 Los homoioi eran literalmente los espartiatas considerados entre sí “iguales”, aunque dicha condición era más teórica que real. Cfr. Casillas: 1997; 46-48 y Austin y Vidal-Naquet: 1986; 84-87. 14 Dice Sinclair al respecto: “la razón ‘política’ de Clístenes fue la de hacer más poderosa su propia facción (...) lo que se concibió como una maniobra dentro de la política aristocrática acabaría convirtiéndose en algo totalmente diferente” (Sinclair: 1999; 21). 15 La otra condición radicaba en descender de padre ateniense (caso del mismo Clístenes). Pericles reformaría esto en 451-450, pasando a ser politai “los hijos nacidos de padre y madre ciudadanos atenienses”. Cfr. Austin y Vidal-Naquet: 1986; 96.

“mezclar” al pueblo para debilitar solidaridades no-políticas (vg. en especial las referentes al linaje). Estas reformas también ampliaron la boulé (consejo creado por Solón que pasó de 400 a 500 miembros), redefiniendo las pautas de selección de sus miembros a través de un sorteo anual de 50 poliati por cada una de las 10 phylai. El poder ciudadano, institucionalizado a través de la boulé, pasó a erigirse en máximo tribunal de justicia tras la reforma de Efialtes del 462, quitándole dicha prerrogativa al aristocrático consejo del Areópago. Asimismo la práctica ciudadana ateniense que fue ampliándose hasta alcanzar a la clase inferior de los thêtes, con lo cual el ideal de isonomía (igualdad de los ciudadanos ante la ley) alcanzó su apogeo para mediados del siglo V16. Pasando al caso espartano, la táctica hoplítica adoptada tras la derrota de Hysiai (circa 669), a más de ser utilizada durante la segunda guerra mesenia (circa 650-620), se encontraba bien establecida en tiempos del éforo Quilón (mediados del siglo V). De este modo, la condición de “guerrero adulto, perteneciente al grupo de los homoioi” (Casillas: 1997; 43), pasó a definir la condición ciudadana. Por otro lado, como se desprende de la Gran Retra, las solidaridades tribales y aldeanas se mantuvieron como principios estructuradores de la ciudadanía. Mientras que prácticas de carácter militar como la agoge y la kryptteia y comunitarias como la syssitia, fueron de cumplimiento perentorio para obtener y conservar el derecho de ciudadanía17. Estamentos sociales como hypomeiones y tresantes, encarnaron antiguos homoioi despojados de sus derechos por fallar en una de las prácticas referidas18. Y si bien existieron otros estamentos dentro de la sociedad lacedemonia, fue más relevante una alteridad radical que propició tanto en Laconia como en el Atica la formación identitaria del polites como asimismo muchas prácticas de sus respectivos derechos ciudadanos. Encontramos aquí al hilotado laconio y mesenio, que debía sostener con un tributo estipulado en la mitad de la cosecha a sus amos espartiatas. Por su parte, los esclavos-mercancías crecieron significativamente en el Atica posterior a las reformas solonianas del 594. A dichas alteridades radicales, se agregaron otras como los perioikoi lacedemonios y los metecos que habitaban tanto la populosa Atenas como el Atica del período clásico19. Cabe establecer para finalizar, las más significativas discrepancias entre las prácticas del derecho de ciudadanía de ambos tipos de politai. Y en este sentido, digamos que en lo atinente a la administración de justicia, su ejercicio se halló políticamente distribuido en el conjunto de los politai atenienses (a través de la boulé, la ekklesia y el tribunal de los heliastas), mientras que entre los espartiatas se fue separado del conjunto ciudadano, y ejercido por el consejo de ancianos o gerusía de clara matriz aristocrática. En lo referente al ejercicio deliberativo, la ecclesia formada por el cuerpo ciudadano del Atica, adquirió a través de sus reuniones periódicas un poder sobre los asuntos de la polis que jamás adquirió la apella espartana, órgano de tipo consultivo y usualmente manipulado por eforos célebres como Estenelaidas, quienes establecían el orden del día que estimasen más oportuno20. Por último, cabe sugerir que procesos político-militares como las Guerras Médicas hallaron en Atenas una configuración socioestatal que hizo viable a través de líderes como Temístocles, Efialtes y Pericles, una profundización de las reformas políticas en favor del demos. Por el contrario, en el caso espartano las guerras mesenias de época arcaica sentaron las bases para la constitución de un tipo de polites ideológicamente cooptado por los valores militaristas expresados en instituciones como la agoge, la kryptteia y la syssitia, todas ellas bajo la hegemonía del sector aristocrático más conservador. 16

Dicha situación fue en parte tributaria del desarrollo de las Guerras Médicas de la primera mitad del siglo V, que tras Salamina (año 480) habían desequilibrado la balanza militar a favor del thes remero y en desmedro del labrador independiente hoplita. Las representaciones ideológicas pergeñadas durante el siglo IV por filósofos como Platon, retomaban los valores políticamente conservadores de la solidaridad aristocracia al interior del mundo griego, para de esta forma conjurar la stasis interna en cada poleis. Cfr. Plácido: 1997; 282. 17 La agoge era el sistema educativo y militar organizado en clases de edad por el Estado, de debido cumplimiento por todo espartiata entre los 7 y 30 años de edad. Quienes no lo cumpliesen no eran considerados homoioi. La kryptteia (derivada del verbo krypto, “esconder”), era, a más de un ritual de iniciación para los jóvenes que completaban su agoge, una forma socioestatalmente homologada de renovar el acto de conquista original sobre las poblaciones hilotas (de Laconia y Mesenia). La syssitia o mesa común, fue otra institución de obligatorio cumplimiento para conservar la condición de homoioi, que podía perder aquel comensal, mayor de 30 años, que dejara de hacer su aporte en alimentos a este banquete regularizado. Cfr. Casillas: 1997; 63-67 y 71-72. 18 Los hipomeiones “constituían una categoría de población que gozaba de libertad (pero) no disfrutaba de derechos ciudadanos (acaso por no ser) capaces de contribuir a la syssitia con su correspondiente aportación de alimentos” (Casillas: 1997; 54). Por su parte, desobedecer órdenes durante la guerra o demostrar cobardía en el combate, degradaban socialmente al homoios a la condición de tresante. 19 La característica más sobresaliente del meteco con relación al polites era su completa desvinculación del cuerpo ciudadano, ya que a pesar de hallarse inscripto en un demos, de brindar servicios militares en contingentes separados (tanto en el ejército como en la flota) y de gozar eventualmente la isotelia (igualdad impositiva), carecía de derechos políticos (Austin y Vidal-Naquet: 1986; 100-101). Por su parte la categoría social de los perioikoi o periecos, fue performada por la oligandria espartana porque significa “los habitantes de los alrededores”, incluyendo en él aldeas laconias de tamaño medio como Crisafa y grandes como Gitio. Los perioikoi integrados al Estado lacedomonio y a su ejército, carecían de control sobre la propia política exterior de sus poleis, aunque mantenían en ellas amplios derechos de autogestión, al tiempo que practicaban actividades económicas (comercio y producción), interdictas para los homoioi (Casillas: 1997; 48-54). 20 La celebridad de dicho éforo se debe a que “rigió la crucial reunión que abrió las puestas al enfrentamiento contra Atenas (determinando) el cariz de las intervenciones, el orden y duración de las mismas (...) y el método de votación” (Casillas: 1997; 44).

Bibliografía consultada 1. GARCIA IGLESIAS, L.: Los orígenes del pueblo griego. Síntesis, 1997. 9. "El colapso del mundo micénico". 2. DICKINSON, O.: La edad del Bronce Egea. Akal, 2000. 9." Conclusiones". 3. AUSTIN, M. & VIDAL-NAQUET, P.: Sociedad y economía en la Grecia Antigua. Paidós, 1986. 4. GALLEGO, J.: “La agricultura en la Grecia antigua. Los labradores y el despegue de la pólis”, Historia Agraria, 32 (2004), pp. 13-33. 5. HESIODO: Los trabajos y los días. Editorial Porrúa S.A., 1981. 6. OSBORNE, R.: La formación de Grecia, 1200-479 a. C. Crítica, 1998, pp. 166-193. 7. PLUTARCO: Vidas Pararelas I, Biblioteca Clásica Gredos, 1998. 8. TUCIDIDES: Guerra del Peloponeso, Biblioteca Clásica Gredos, 1998. 9. CASILLAS, J.M.; La antigua Esparta. Arco Libros, 1997, pp. 31-76. 10. SNODGRASS, A.: Arqueología de Grecia. Presente y futuro de una disciplina. Crítica, 1990. 1." La salud de una disciplina". 2. "Arqueología e historia". 3. "El paisaje rural de la Grecia antigua". 11. DOMÍNGUEZ MONEDERO, A.: La pólis y la expansión colonial griega. Siglos VIII-VI. Síntesis, 1995, pp. 61-95. 12. VIDAL-NAQUET, P.: Democracia griega, una nueva visión. Ensayos de historiografía antigua y moderna. Akal, 1992. Cap. "Lengua e historia o el dilema de los orígenes griegos", Cap. "La Ilíada sin disfraz". 13. MURRAY, O.: Grecia Arcaica. Taurus, 1983, pp. 166-193. 14. CHAMOUX, F.: La civilización griega. Editorial Óptima, 2000. 15. SINCLAIR, R.K.: Democracia y participación en Atenas. Alianza, 1999, pp. 15-52. 16. PLÁCIDO, D.: La sociedad ateniense. La evolución social de Atenas durante la guerra del Peloponeso. Crítica, 1997, pp. 278-291.

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