EL PROBLEMA DE LA SEXUALIDAD desde una perspectiva antropológica

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EL PROBLEMA DE LA SEXUALIDAD desde una perspectiva antropológica José Luis Lucas Saorín El tema de la sexualidad aparece hoy, por lo menos en las sociedades occidentales, como un problema. Se habla del sexo, de cómo practicarlo, de lo que es anormal, de las enfermedades de transmisión sexual. Por doquier vemos que se discute sobre la proliferación de actitudes no muy normales en relación al sexo: masoquismo, sadismo,...El problema es que no sabemos lo que es lo normal, y si es algo que sea aquéllo. Hablar de normalidad quizás sea aún tradicional pero es ya un escape al tópico de lo natural en cuestión de sexualidad. Sin duda que si ha habido alguna época en la historia del hombre, y de todas las culturas que más se haya preguntado por todo lo relacionado con el sexo, ella es la sociedad occidental de fin de siglo. Técnicas, métodos anticonceptivos, función del sexo, etc... Esto ya debería ser un síntoma sobre el problema: a qué se debe esta proliferación de los discursos en torno al sexo? Todo ello creo que comienza en el centro de una tendencia más amplia, a nivel sociocultural que estalló en el célebre mayo de 1968 como críticia al modo de vida burgués y conservador prevaleciente hasta entonces. El ecologismo, el surgimiento de ONG's, el pacifismo, insumisión, consumo legal de drogas, todo ello va unido a lo que se ha denominado revolución sexual. Visto como un todo debemos considerarlo como una crítica a la sociedad puritana del s. XIX y que trastocada en los nuevos puritanos capitalistas de la primera mitad del s. XX respiraban represión sexual, insolidaridad, limitación existencial. El boom del 68 debe entenderse en el marco de un cierto "complejo de Edipo" a nivel sociocultural. Fue un estallido: arriba la solidaridad, la fraternidad, la justicia, el amor libre, las drogas. No en vano Marcuse, miembro de la Escuela de Frankfurt, estuvo detrás de todo ello. De 1971 es, como se sabrá el gran libro de J. Ralws, Teorías de la Justicia, una primera enmienda a nivel teórico al capitalismo opresor y empobrecedor. De aquélla época, los años 70 son las primeras grandes conferencias de la ONU sobre ecología, medio ambiente, demografía, y de aquéllos años es la increíble proliferación de ONG's que vivimos aún hoy día. En el marco de una cultura más crítica y liberadora de los instintos no en pos de una animalización del ser humano sino al modo de una terapia psicoanalítica para hacer madurar al hombre presenciamos también el surgimiento de una profunda crítica a la sexualidad opresora de las sociedades modernas occidentales. Creo firmemente que el hombre occidental aún no ha asimilado la enseñanza de Freud y de la psicología. Ni de Nietzsche ni Feuerbach ni Marx, los cuatro, porque son por lo menos éstos, grandes autores de la sospecha, sospecha contra el modo de vida victoriano. El hombre psicológico surge a finales del s.XIX, y Freud es su máximo expositor, aunque es patente que en toda la literatura de fin de siglo, pintura, en lo que se llama el arte de vanguardia, el influjo de este nuevo tipo de hombre, opuesto al

burgúes es patente. Sólo a partir del 68 las consecuencias empiezan a vislumbrarse. Precisamente el gran documento, por su impacto social, sobre la crítica a la sexualidad victoriana es el Informe Hite1, de Shere Hite, que data del año 1976. De ella es la expresión revolución sexual, pero ha habido tal? Se habla de libertad sexual, de la mujer que fue el objeto de su estudio: "lo que entendemos por libertad sexual-dar a las mujeres el derecho a actuar sexualmente sin matrimonio, y aminorar el énfasis en la monogamia- está en función de la decreciente importancia para la sociedad de dar a luz"2. Hite reclama, al margen de una mayor libertad en cuanto a los actos realizados, a las posibilidades de la sexualidad, un mayor acercamiento hombre-mujer. No en vano no se trata de pasar de una sociedad machista a otra feminista, sino de considerar a ambos como personas, con iguales derechos y deseos, y placeres, que hay que comunicarse para llevarlos a efecto. No se trata del sexo por el sexo, dice Hite, la mujer, con su liberación sexual no accede tanto a la posibilidad de disfrutar del sexo con mayor asiduidad y placer cuanto de la posibilidad de decir no, o de vivir su sexualidad como mejor le plazca. Evidentemente se trata de personalizar a la mujer. Hite reclama una mayor comunicación, afecto, creatividad, fantasía, más sentimientos a la hora de realizar cualquier práctica sexual. Como se pregunta Hite, cuál ha sido el auténtico significado de la revolución sexual de los años sesenta? No debemos considerar a la sexualidad como un fin en sí misma, aparte de su significado en la vida propia en su conjunto. Hite une trabajo y amor, y nota que "el sexo se emplea claramente como una panacea universal para mantener pacíficas a las masas y evitar que comprendan el vacío, falta de sentido y alienación de sus vidas de trabajo". La sexualidad y las relaciones sexuales pueden ser sustitutos, señala más adelante, de una relación más satisfactoria con otros mundos más amplios, por ejemplo, con el trabajo. El gran problema es la escisión vida pública-privada, típica del victorianismo. Y para Hite, por lo menos en 1976, aún no se había producido tal revolución sexual, pero es algo que obviamente necesitamos3. Nos hallamos, eso sí, en un período de transición, y todavía aparece poco claro el camino hacia lo que pueda ser. Lo que está claro es que en el campo de la sexualidad no hay normalización en cuanto a hecho, ejecución o cumplimiento sexual. Lo que está menos claro es que "nadie está gobernado por las hormonas o la biología"4. Esto es más problemático, y si defendemos que sí hay diferencias entre sexos, y hormonas, no por eso defendemos una sexualidad natural. 1Shere Hite, El Informe Hite, Plaza&Janes, 7ª ed, 1991. 2Ibid., p.469. Cf. como importantes "La Revolución sexual", pp.467-532, y "Redefinir el sexo", pp.555-557. 3Hite

continúa sus indagaciones pero desde un punto de vista quizá menos científico y más subjetivo en Buenos, malos...y otros amantes, en colaboración con K. Colleran, Círculo de Lectores, 1990. Cf. sobre todo "La Nueva sexualidad", pp.57-100, donde vuelve a hacer hincapié en la libertad de la mujer para decir sí o no a propuestas sexuales, la búsqueda de su propia sexualidad (todo ésto es aplicable al hombre), defensa de la masturbación, etc..., y sobre todo un mayor énfasis en los sentimientos y la afectividad, hacia una sexualidad erótica.

4 p .5 5 4 .

Está claro que la biología por sí misma no nos define, pero nos predispone5. Hite abre sobre todo, o es índice epigenético del interés por todo lo sexual, que culminará en las conocidísimas obras de Masters y Johnson, manuales puramente técnicos y descriptivos pero sin una reflexión por detrás6. En este interesante, cuanto menos, marco debemos inscribir el interés que ha despertado la sexualidad en estos años de fin de siglo. Tan importante es la sexualidad? Quizás aquí esté el quiz de la cuestión. A nivel teórico, que no psicológico, ha sido Michel Foucault quien ha realizado la crítica de la sexualidad victoriana en sus famosa Historia de la sexualidad7. Ha rastreado los textos en que se ponía en evidencia un interés represivo en el s. XIX, pero el punto está en su consideración de la sexualidad como lo determinante del ser humano, de su constitución como sujeto, que es como decir, de persona, para lo que, en su búsqueda científica recurrió a Grecia y Roma. El colocar la sexualidad en el centro de la persona, como fuente de personalización ha supuesto un gran avance para comprender mejor el fenómeno. Obviamente hacía falta una reflexión más a nivel psicológico y casi toda ella ha venido del campo de la psicología freudiana8. Así, los trabajos de Erik Erikson, en la línea freudiana de unir trabajo y amor9. Tras los niños y los locos y mujeres, parece que los psicólogos se están por fin volviendo hacia el hombre de edad madura, investigando la llamada crisis de mitad de la vida. Para Freud, la definición de la madurez debía encontrarse en la capacidad de amar y trabajar. Pues "tanto el trabajo como el amor llevan consigo 5De 1971 es un libro de Julia Sherman, Psicología de la mujer, publicado en Marova, 1978. Cf. "Biología de las

diferencias debidas al sexo", pp.25-34, y "Diferencias psicológicas debidas al sexo", pp.35-68. Dice "el análisis de los datos no deja duda de que los hombre y las mujeres, aunque tienen biológicamente mucho en común, son radicalmente distintos desde el nacimiento", p.34. "Es evidente que la psicología de la mujer no es la misma que la del hombre. Las diferencias entre los sexos aparecen ya en los recién nacidos. Por el momento se desconoce hasta qué punto estas diferencias son debidas a factores innatos.[...]Se ha demostrado que los factores culturales contribuyen a las diferencias entre los sexos en inteligencia, dependencia, agresividad y emotividad; sin embargo, la presión cultural no parece ser la única causa: las instituciones culturales pueden haberse constituído, en buena parte, a partir de auténticas diferencias biológicas", p.67. Cifremos también J. Rostand, El hombre, Alianza, 1970 (de 1941), el capítulo "La sexualidad humana", pp.91-109. Rostand es biólogo, y apunta que "la fórmula cromosómica del huevo XX, XY, determina directamente el tipo de glándula genital, pero no determina más que indirectamente los caracteres sexuales secundarios, estando éstos determinados por la acción de sustancias químicas u hormonas, que elabora la glándula genital". 6William

Masters-Virginia Johnson, Manual de sexualidad humana, Pirámide, 1982 (original de 1979), y Respuesta sexual humana, de 1966.

7Usamos

la 3ª edición s.XXI de 1987, en tres volúmenes: La voluntad de saber, El uso de los placeres, La inquietud de sí.

8Cf.

Avoda k. Offit, El yo sexual, Grijalbo, 1978 (1977), "Introducción", pp.13-27. Hace especial hincapié en que la sexualidad es fuente de conocimiento del hombre, en lo sexual nos mostramos como veraderamente somos, con nuestros talentos y defectos, nuestras virtudes y nuestras debilidades. Evidentemente el colocar la sexualidad como fuente de constitución de la persona es de raigambre típicamente freudiana, y así Michel Foucault.

9Cf. Neil Smelser, Erik Erikson, Trabajo y amor en la edad adulta, Grijalbo, 1982 (1980), "Prefacio", pp.13-50.

vínculos libidinales con los objetos, personales e impersonales, aunque la combinación es diferente para cada uno; tanto el amor como el trabajo contienen un elemento de sublimación; ambos son vínculos que pueden servir como base para la integración de diversas actividades, para la identificación y para la identidad personal; tanto el trabajo como el amor dependen de relaciones interpersonales". No en vano podemos aventurar que vivimos una crisis de fin de siglo, y que la problematización de la sexualidad no es sino un síntoma de ello. El vacío de valores, el nihilismo, la pérdida de sentido son residuos del mayo del 68, y la sexualidad no ha escapado a ello. Hite lo recordaba. Y Foucault ha puesto el dedo en la llaga: hemos perdido al sujeto, al hombre, quizás porque se ha perdido el sentido de demasiadas cosas, entre ellas de la sexualidad. La sexualidad como íntimamente ligada a los modos de personalización es un tema común hoy día en psicología, unido a la necesidad de autoestima. Hoy más que nunca los despachos de psiquiatras y psicólogos están repletos de esa figura occidental que es el neurótico, en el mejor de los casos. Necesitamos autoestima, tanto en el trabajo como en el amor, pero el punto es que a lo mejor la crisis es más amplia y no basta con recetas de psicólogo10. Un grave problema que hemos de evitar es obsesionarnos demasiado con el sexo, aislarlo de todo lo demás, como ya advertía Hite en su informe. Como ella misma apuntaba, no podemos separar la sexualidad de la psicología, ni de los sentimientos y la afectividad11. Así se expresa Viktor Frankl "Sin contar con que el vacío existencial se manifiesta enmascarado con diversas caretas y disfraces. A veces la frustración de la voluntad de sentido se compensa mediante una voluntad de poder, en la que cabe su expresión más primitiva: la voluntad de tener dinero. En otros casos, en que la voluntad de sentido se frustra, viene a ocupar su lugar la voluntad de placer. Ésta es la razón de que la frustración existencial suele manifestarse en forma de compensación sexual y así, en los casos de vacío existencial, podemos observar que la líbido sexual se vuelve agresiva"12. Esto concuerda con el hecho de un resurgimiento incluso agresivo de la sexualidad, y con el hecho de una crisis existencial y del sujeto. Nos encontramos en general en una época de transición y si el sujeto está en crisis y con él la sexualidad, no menos va a estar lo que sobre ellos se

10Cf.

Nathaniel Branden, Cómo mejorar su autoestima, Círculo de Lectores, 1989 (1987). Proliferan los libros sobre cómo ser el número uno, cómo hacer amigos, ganar dinero, seducir. Todo esto es sintomático, junto al resurgimiento de las prácticas parapsicológicas, del tarot, etc..., de una crisis de valores y de sentido.

11Bárbara

de Angelis apunta que "el noventa por ciento de los problemas sexuales no están relacionados con el sexo, sino que tienen sus raíces en las barreras emocionales que alzamos entre nosotros y nuestra pareja", p.303, in Cómo amar y hacer el amor toda la vida a la misma persona, Plaza&Janes, 1994 (1987), especialmente "Los secretos del sexo", pp. 225-356.

12Frankl,

El hombre en busca de sentido, Herder, 1990 (1946), "Conceptos básicos de logoterapia", pp.97-128. La cita es de p.106.

asienta: la familia nuclear occidental13. Di Meglio dice "La toma de conciencia de la familia nuclear, que nace tímidamente de lo privado, tiende de hecho a la politización de la cuestión sexual, es decir, a una democratización, pero no puede sino tender a ella de una forma confusa, porque se halla oprimida entre el angelismo tradicional y el consumismo pornográfico: el uno producido por el viejo autoritarismo y el otro por el nuevo capitalismo". Este consumismo pornográfico, típico de un vacío de valores, tiene un claro exponente en la psicología del hombre: por todos lados, buscando nuevas posiciones para realizar el coito, la gente recurre a los viejos textos orientales, el Kama Sutra, y el Ananga Ranga, pero de ellos sólo toman lo superficial. En ellos la sexualidad aparece dotada de sentido, como todo lo demás del hombre. Así, en el Kama Sutra14, de Vatsyayana, se dice que al crear a los hombres, el Señor de los Seres estableció las normas de su existencia en relación al dharma, artha y kama. Sin entrar en detalles, el dharma podemos compararlo al ejercicio de la salud y de la virtud, el artha al del dinero: artes, tierra, amigos, etc.. y finalmente el kama sería el disfrute de los objetos logrados por medio de los cinco sentidos. El kama es lo último y presupone lo anterior15. Lo mismo ocurriría si pretendiéramos actualizar a Ovidio: lo que él relata pertenece a un mundo ya pasado, y a nosotros no nos concierne, mirarnos en él es un gesto romántico e idealista y de evasión del presente16. Personalmente me parecen reveladoras las ideas de Viktor Frankl. Nuestra época es de crisis de valores y ello no requiere más anuncio, aunque sí una investigación de efecto retroactivo para encontrar nuevas vías que doten de sentido a la humanidad del s. XXI. Frankl hace un llamado a la responsabilidad del hombre a la hora de hacerse cargo de su vida, de decidirse, de descubrir su vida. El hombre de finales del s.XX necesita tomar decisiones, pero no en un despacho y sobre temas que no le interesan sino sobre su vida, y esto incluye a la sexualidad y a la manera de delinearla para el s.XXI. No debemos caer en el error del pensamiento débil y abúlico: Frankl es todo opuesto al Kundera de La insoportable levedad del ser, donde los personajes deambulan presos de sus debilidades y tensiones sin llegar a tomar realmente una decisión responsable y madura17.

13Cf.Valentini

Di Meglio, La pareja al desnudo, Grijalbo, 1979 (1977), "Prefacio", pp.9-34. Meglio hace el análisis en el marco de Italia, pero hasta cierto punto sus conclusiones son extrapolables.

14El Kama Sutra, Aforismos sobre el amor, es un libro de alrededor del s. V después de Cristo. La primera edición en una lengua europea data de 1873, en inglés. Usamos la edición de Ed. 29, 1994. 15Cf. "Del modo de adquirir el Dharma, Artha y Kama", pp.33-38. 16Se dice que cada vez que la sociedad

situaba el amor como centro y preocupación básica de la cultura y de la vida -bien fuese de un amor idealizado y cortés, bien de un amor frívolo y carnal- Ovidio renacía de nuevo. Son famosas sus obras, en especial Arte de amar, del s.IIdC. Usamos la edición de Akal clásica, 1991.

17Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, RBA, 1992 (1984).

QUÉ ES LA SEXUALIDAD? La importancia de la sexualidad ha quedado marcada en las anteriores páginas. Al modo de los círculos judíos, iremos dando vueltas sobre este tema, primero circunferencias amplias para ir poco a poco centrando el tema. Ha llegado el momento de hacer una primera aproximaxión al tema que nos va a ocupar, de carácter mucho más técnico. Es inevitable que nos topemos primero con un marco adecuado de tipo antropológico para explicar qué es lo específico y diferenciador del modo de reproducción animal que encontramos en el hombre, y si podemos seguir llamándolo animal. F.A. Beach dice que "La sexualidad es un producto de la evolución del Homo sapiens. Es un emergente evolucionario. i.e.: representa un nuevo nivel de organización no encontrado en anteriores niveles, que envuelve un salto desde esos niveles y que no es predecible desde el conocimiento de las características o cualidades de estos niveles. Es un presentimiento que la sexualidad humana está tan poco relacionada con el comportamiento aparejador normal como el lenguaje humano con la comunicación animal"18. La postura de Beach tiene algunas cosas importantes: la sexualidad humana, el hombre en general, es producto de la evolución, pero no en el sentido de causa-efecto, donde del efecto se puede deducir la causa y al contrario. La sexualidad humana es en cierta medida una continuación del modo reproductor animal pero a otro nivel, es una emergencia, no explicable sin embargo desde esos niveles anteriores, ni predecible. Sin ellos no se hubiera dado, pero no sólo se reduce a ellos. Al hablar entonces de hombre y mujer no nos situamos en la misma esfera que al hablar de macho y hembra: en nuestra especie macho y hembra se presentan humanamente como hombre y mujer, lo que implica una configuración orgánica, especificadora de una práctica sexual reproductora necesaria para el equilibrio biológico del grupo. Con el hombre se da no sólo la esfera biológico-reproductora sino también, al modo de emergente, de la esfera psico-social, en cuanto codificación comportamental de autoreconocimiento. Para Beach, el exitoso desarrollo de la identidad sexual implica tres requisitos: el saber cómo comportarse de acuerdo con su papel sexual, el querer comportarse así, y el ser capaz de ejecutar los esquemas comportamenles adecuados. Esto es ya no-animal, es especifícamente humano. Hay en la reproducción un hecho biológico básico: la recombinación genética. La conservación de la especie es recombinación y enriquecimiento, lo que implica una mejora en el patrimonio genético de la especie. Por eso, en la mayoría de los animales, los caracteres sexuales no se limitan a los órganos genitales, sino que abarcan también los llamados órganos sexuales secundarios (colores, olores, formas,...) que sirven de reguladores de la elección de 18Citado

por J.Lorite Mena, El animal paradójico, Alianza, 1982, especialmente, pp.285ss. Es un interesante approach sobre la concepción antropológica actual de estos temas. Seguiremos también la aún muy actual interpretación, y que es la base de la anterior, de Malinowski in "INSTINTO Y CULTURA", Sexo y represión..., pp.181-254,

la pareja por el efecto más o menos fuerte de atracción que ejercen sobre los candidatos del otro sexo al apareamiento. Así pues distingamos un primer nivel en el estudio de la sexualidad: la selección de la pareja. Ello es importante a dos niveles: por parte de las hembras, que buscan para su progenie la mayor protección y el mejor espacio vital; por parte de los machos que según su poder ejercerán el derecho en una zona más o menos amplia, de escoger las hembras. A nivel humano, esto opera de diferente manera: la selección biológica no es totalmente indiferente al orden social; por otro lado, la hembra desempeña un papel importante en la integración en este orden, y por último la madre es el centro de codificación social del grupo para socializar al niño19. El asunto es complicado: se trata de explicar ciertas cosas sobre la sexualidad humana y que atañen por encima de todo a la psicología humana: como son el surgimiento de la afectividad, con todo lo que ello conlleva: que es la liberación del mecanismo instintivo de reproducción reducido a la cópula, apareciendo nuevos fenómenos: caricia, beso, etc..., la configuración de la familia humana, su ensamble monogámico (mayoritariamente, aunque no mundial), etc... La monogamia ciertamente es una posibilidad psico-social, y no pretendemos sea biológica. Sin embargo, siendo intelectualmente honrados, existen ciertos indicios que indican que aunque no sea natural es sin embargo lo mayoritariamente más beneficioso para el desarrollo de ese animal que llamamos hombre. Estamos en el paso del mono al hombre: la base social de este prehomínido se haya atravesada por dos funciones principales: defensa y adquisición de alimentos. Esto se da en un nuevo espacio enmarcado por el lenguaje articulado y la fabricación de utensilios, y por un cierto código de comportamiento que conlleva la división de funciones según el sexo: el macho se dedicará a la defensa/ofensa, y ello repercutirá en su estructura orgánica mientras la hembra inhibirá esas cualidades. De lo que en el animal es una señal (instinto) se pasa al símbolo en el hombre. Es el lenguaje humano en cuanto tal. Esto conlleva que "en la emergencia del Homo arrastramos un problema de afirmación vital (diversificado en una maximización/minimización según el sexo) asociado a una estructura objetival de comunicación, propiedad de una clase de poder"20. En este sentido, la hembra se asimila a la mujer a través de dos dimensiones: por la necesidad de protección propia frente a eventuales agresores y para asegurar un mínimo de alimento en función de la zona de poder del macho; y como futura madre que, dado el estado de inmadurez natal del hijo, necesita el máximo de protección para su prole. Es preciso antes que nada, establecer la armonía entre los machos, disminuyendo todo lo posible la competencia sexual, para conseguir dos cosas: seguridad para la hembra y su prole, y seguridad para el grupo que es seguridad para todos y para el 19Desde

un punto de vista actual, esto implica que si somos coherentes con nuestra evolución, desde el momento en que la selección psico-social, cultural e histórica básica ha liberado al hombre de ciertos resortes inoperantes, debería cambiar también la configuración psico-social de la mujer. 20Ibíd., p.316.

propio macho. Ello lleva a la monogamia como forma óptima de organización. Sin duda que a ello también fue propicio el que fuese la hembra, ya en los animales, la que tendiera a este tipo de unión y a su caracteríctica selectividad. En todo esto es de una importancia excepcional la aparición del ciclo de menstruación21 en la hembra. En los mamíferos se da algo análogo: el ciclo de celo o de estro, cuando se produce la ovulación, época durante la cual la hembra es fecundable: busca insistentemente y de forma selectiva determinados machos, al tiempo que ya se han producido modificaciones notables en la presentación del animal, siempre en función de su mundo perceptual (de lo que es significativo). Pero en la mujer hay diversos y fundamentales cambios: la menstruación acontece al final del ciclo, bastante días después de la ovulación: se pierde el fenómeno del celo y se distinguen ya entre ritmo biológico y sexual. Importante consecuencia de ello es la continua disponibilidad sexual de la mujer, de manera que los días precedentes a la ovulación la mujer tiene sentimientos de bienestar, adquiere mayor actividad física y mental, y tendencias extrovertidas heterosexuales en el comportamiento. Entonces, las señales físicas típicas de disponibilidad sexual en la hembra formarán progresivamente parte de la presentación normal de la mujer, y acabará siendo medio de auto-apreciación de la mujer. Para empezar, el deseo se liberará del determinismo hormonal, y así el deseo de copular. El sólo deseo provocará entonces reacciones que antes sólo sucedían si se llegaba a la cópula solamente. Así el humedicimiento vaginal de la mujer. Este deseo liberado, ligado a la obtención de placer influye sin duda, en la búsqueda de una satisfacción estable y duradera, a la formación de la familia. Por otro lado, la mujer debe presentarse entonces atractiva al hombre por medio de la visión (engalanamiento), el tacto y la palabra, la comunicación personal. Este deseoplacer va a provocar, en la búsqueda de la estabilidad el surgimiento de eso que se va a llamar afectividad: es algo ya específicamente humano, que supone interioridad. Es la sexualidad a nivel psicológico, superador del biológico. Y la afectividad presupone el reconocimiento de la hembra por parte del macho y del macho por parte de la hembra: conciencia de sí y del otro van indisolublemente unidas. La afectividad emergería así como reflejo de la identidad del otro. Obviamente, unido a la liberación del deseo, aparece la posibilidad de decir "no", de controlarse conscientemente, de inhibirse, todo ello debido a la aparición del ciclo de menstruación en la mujer y con ello a su contínua disponibilidad sexual que no determina a tener que copular en un momento dado. Estamos ya en un nivel social, y no únicamente biológico. Aparecerá un control social sobre la madre, que implicará ya una sugerencia de inactividad sexual: deberá estar disponible para ofrecer al recién nacido un claustro extrauterino necesario a su inmadurez. Esto es importantísimo, pues la familia se va a configurar como el espacio afectivo, donde el niño se introduce en la sociedad y recibe las enseñanzas necesarias para ser un miembro más. La familia es entonces la base de la cultura. 21Cf. Malinowski, "Celo y aparamiento en el animal y en el hombre", Sexo y represión..., pp.192-197.

Esta posibilidad de decir "no", ligada a la contínua disponibilidad sexual de la mujer, es la base, junto con el hecho de ser la familia la base de la cultura, del surgimiento del tabú del incesto. El niño pasará mucho más tiempo que la cría animal con su familia, y ésta es quizás la principal diferencia con la familia animal. Ello es debido a la necesidad de transmitir los conocimientos culturales de una generación a otra. Esto provoca irremediablemente tentaciones incestuosas, que son universales, pero que inducen su represión en pos de la cultura, de la integridad de la familia que es su transmisora. El tabú del incesto es un subproducto cultural destinado a mantener la integridad de la familia. Por otro lado, el aprendizaje del niño exige autoridad por parte del padre y cierta disciplina. Así explica Malinowski el surgimiento de complejo de Edipo. Los mismos antropólogos son conscientes de que todo ésto son conjeturas y las hay para todos los gustos, aunque obviamente unas son más creíbles que otras. Siguiendo con este análisis, la posición bípeda del hombre lleva a que sea el único animal que copula de frente, mirando a la cara. Esto es una fuente de consecuencias importantes: aparace una nueva relación espacio/volumen corporal, que libera el movimiento en las relaciones sexuales. El hombre tiene libertad postural. Y por otro lado, la reducción del instinto, con la liberación de la señal lleva a que el individuo se forme una representación global del otro en su mundo vital, necesaria para la reproducción. Vemos así que la sexualización del hombre conlleva tanto cambios físicos como psíquicos, con el surgimiento de la seducción consciente y de la afectividad. El bipedismo y su consiguiente "cara a cara" lleva a la sexualización del rostro, donde se realizará la comunicación específicamente humana. Otras consecuencias del proceso de liberación de la señal es su acentuación: la capa pilosa disminuye enormemente tanto en el hombre como en la mujer pero se concentra en cambio en ciertas partes: la piel adquiere valor semántico... con otros efectos: el cuerpo todo será un campo de comunicación visual y táctil: redondez de las nalgas en la mujer, forma de los pechos, en los hombres pilosidad en el pecho, etc... Y también la piel se sensibiliza, el placer se hace epidérmico, concentrándose en aquéllas áreas que por tener el valor de señales de disponibilidadprovocación atraen al contacto directo, por el deseo provocado. Aparece la caricia, que personaliza al otro, lo valoriza. Aparece también la sensualidad. Hasta aquí casi todos los antropólogos podrían estar de acuerdo: la sexualidad es algo específicamente humano, no reducible al sexo animal reproductor, y ello por la liberación del deseo que lleva a querer satisfacerlo y obtener placer, no necesariamente a la cópula reproductora. De por sí esto es ya muy importante, al tiempo que es muy posible que esta emergencia de la sexualidad no sea posible sino concomitante con el lenguaje, la aparición de una estructura social ya no animal, todo ello con aumento de inteligencia en el hombre y una consiguiente capacidad de autodentificación: la sexualidad como foco de personalización, que implica reconocimiento del otro, aparición de la seducción, afectividad, de la caricia, del piropo igualmente, estando en el fondo el bipedismo y el hecho de la contínua disponibilidad

sexual de la mujer. De todos sabemos que la sexualidad ha sido muchas veces interpretada como búsqueda de la identidad personal, y el sexo por el sexo es precisamente eso pero sin tener en cuenta al otro. En una sociedad despersonalizada es comprensible una proliferación de la discusión sobre el sexo, porque a nivel práctico se ha problematizado. La capacidad de auto-reconocimiento es ya la aparición de la conciencia y de la psicología, con la consiguiente psicologización de la sexualidad (sensualidad). Nuestro camino es fructífero y el siguiente paso será pasar a un nivel más concreto y actual esta problemática de la sexualidad, a propósito de lo cuál tomaremos como referentes dos grandes de nuestro siglo que han reflexionado sobre ello. El que sacó la cuestión de su represión y la llevó al foro de la discusión, aunque científica por aquellos momentos, fue Freud, uno de los padres de este siglo. Veremos algunos puntos de su teoría de la sexualidad, incidiendo en uno de los puntos más importantes de su constructo teórico: el complejo de Edipo, y en relación a sus enlaces con la cultura, escucharemos a Malinowski, uno de los primeros críticos serios de su concepción edipiana de la cultura.

FREUD Y LA SEXUALIDAD. Sin duda que Freud es el padre de la sexualidad de este siglo y sus teorías son ampliamente conocidas en todos los círculos científicos e incluso a nivel popular, pasando a ser algo casi inconsciente. Veremos su teoría de la sexualidad infantil, que es la de la sexualidad a fin de cuentas22. Freud en su investigación sobre las "desviaciones" en la sexualidad, en las perversiones, debe en su indagación regresar al origen, a la niñez: "En las perversiones existe algo congénito, algo que es congénito en todos los hombres, constituyendo una disposición general de intensidad variable, que puede ser acentuada por las influencias exteriores. Se trata de raíces innatas del instinto sexual que, en una serie de casos, se desarrollan hasta constituírse en verdaderos substratos de la actividad sexual, y otras veces experimentan una represión insuficiente y, dando un rodeo, se apoderan, como síntomas patológicos, de una gran parte de la energía sexual. La constitución supuesta que muestra las semillas de todas las perversiones no puede ser revelada más que en los niños". De ahí que Freud pase a estudiar la sexualidad infantil, donde espera encontrar la fuente de las perversiones. Una de sus tesis primeras y más controvertidas es que los impúberes pueden ya tener impulsos sexuales, sobre todo hacia el tercer y cuarto año. Es en esta época cuando por la educación se forman los poderes anímicos que luego se opondrán al instinto sexual y lo canalizarán. Son diques esenciales a la cultura que se constituyen a costa de los mismos impulsos sexuales infantiles, por un mecanismo de sublimación. Veamos más detenidamente: en esa época, los impulsos son inútiles pues no se está preparado para el fin natural de la 22Cf. Freud, Tres ensayos sobre teoría sexual, Alianza, 1972.

sexualidad, según Freud, la reproducción, y por eso son perversos de por sí, partiendo de zonas erógenas e implicando tendencias que sólo podrían provocar sensaciones displacientes. Ésta displacencia hará surgir barreras psíquicas contrarias que erigirán para la supresión de tales sensaciones displacientes los diques pro-culturales (repugnancia, pudor, moral). Pero de qué manera se dan estos impulsos infantiles? Freud da tres características de la sexualidad infantil, impúber: se origina apoyada en una de las funciones puestas al servicio de la conservación de la vida, pero luego se hace independiente de ella; es autoerótica y su fin sexual se halla bajo el dominio de una zona erógena. La más evidente es la actividad de chupeteo. El fin de la sexualidad infantil es así hacer surgir la satisfacción por el estímulo apropiado de una zona erógena elegida de una u otra manera. Se trata de sustituír el estímulo proyectado en la zona erógena por aquella otra excitación exterior que hace cesar la sensación de prurito, tensión, haciendo surgir la satisfacción: así la acción de chuparse el dedo en el niño (cuando no puede succionar del pecho materno). Es en la infancia además, pero ya un poco más adelante, cuando surgen los complejos de castración en el niño al observar que la niña no tiene pene, y el complejo de envidia por la posesión del pene en la niña. De todos es sabido que fue Freud el primero en establecer en base a la sexualidad infantil una serie de etapas evolutivas en su organización sexual: así tenemos una primera fase pregenital, pues las zonas genitales todavía no han alcanzado su papel predominante, con dos subfases: oral/caníbal: en la que la actividad sexual no está separada de la absorción de alimentos: el fin sexual consiste obviamente en la asimilación del objeto, modelo de aquello que después desempeñará un importantísimo papel psíquico como identificación; sádico/anal: modelo prematuro o más bien originante de la posterior antítesis masculinofemenino, que aquí consiste en activo-pasivo: el fin es el instinto de aprehensión, activo, y la mucosa intestinal como órgano con fin sexual pasivo. Aparece la polaridad sexual y el objeto exterior. Una segunda fase ambivalente, donde predomina el sadismo, y el papel de cloaca en la zona anal. Las tendencias antagónicas son de igual fuerza, habiendo ya una elección del objeto, que se verifica orientándose todos los instintos sexuales hacia una única persona, en la que desean conseguir sus fines. Aunque aún no se verifica la síntesis de los instintos parciales y su subordinación a la primacía de los genitales. La elección del objeto, que ya aparece en esta fase, fluctúa en dos momentos: del segundo al quinto año aproximadamente, es detenida o forzada a una regresión a la época de lactancia y se caracteriza por la naturaleza infantil de sus fines sexuales; y la pubertad en la que se constituye definitivamente la vida sexual. Como consecuencia de la represión se atenúa la elección del objeto y aparece una corriente de ternura, id est, dice Freud que detrás de la corriente de ternura que caracteriza la vida sexual adulta se ocultan las corrientes sexuales de los instintos parciales infantiles, ahora inutilizables y reprimidas. En la pubertad, la elección del objeto obviamente se subordina ya a la sensualidad, renunciando a los objetos infantiles. En la vida adulta queda sin embargo

esa tensión entre ambas corrientes: la infantil y la sensual, y la no coincidencia de ambas suele producir la frustración de uno de los ideales de la vida sexual: la reunión de todos los deseos en un único objeto. En esta vida ya preadulta y adulta, la excitación sexual se verifica a niveles por todos conocidos: principalmente como formación consecutiva a una satisfacción experimentada en conexión con otros procesos orgánicos, o por un apropiado estímulo periférico de las zonas erógenas, o como manifestación de ciertos instintos cuyo origen es desconocido (en la época de Freud): como el instinto de contemplación y crueldad (voyeurismo y sado-masoquismo). De manera indirecta por la excitación mecánica, por la actividad muscular, procesos afectivos (temor, miedo, horror), y por el trabajo intelectual. Es en la pubertad cuando el instinto sexual encuentra por fin el objeto sexual. El nuevo fin sexual determina funciones diferentes para cada uno de los dos sexos: es aquí cuando por lo tanto se puede hablar con propiedad de hombre y mujer. La normalidad sexual se determina entonces por la confianza de las dos corrientes dirigidas sobre el objeto sexual y el fin sexual: la de ternura y la de sensualidad; la primera acoge en sí lo que resta del florecimiento infantil de la sexualidad. El nuevo fin sexual consiste en el hombre en la descarga de los productos sexuales, a lo que va unido un máximo de placer: el instinto sexual se pone por fin al servicio de la función reproductora. Los genitales están ya plenamente desarrollados, tanto externos como internos, y son fuente de placer. Evidentemente falta una explicación de fondo que aún no ha aparecido y que debe resolver el problema de explicar de dónde proviene la energía sexual, que no puede ser del todo instintiva en el hombre. Freud propone la teoría de la líbido23, como fuerza cuantitativamente variable que nos permite medir los procesos y las transformaciones de la excitación sexual. Tiene evidentemente un carácter igualmente cualitativo, distinguiéndose entre energías psíquicas libidinosas y otras de carácter distinto, que subyace a la distinción entre procesos sexuales y procesos de nutrición. La líbido, por ser la excitación posible en todo el cuerpo, es realmente Ichlibido, o Líbido del Yo, esto es, narcisista. El revestimiento del Yo por la líbido narcisista se nos muestra así como el estado original, que aparece en la primera infancia y es encubierto por las posteriores emanaciones de la líbido, pero que en realidad permanece siempre latente detrás de las mismas24. Veamos sin embargo cómo surgen esos diques pro-culturales y en qué consisten: los niños se conducen desde sus más tempranos años como si su cariño hacia las personas que los cuidan fuera de la naturaleza del amor sexual. Esto es importante, en la medida en que 23Ibíd, pp.82ss. 24Anotemos

que Freud, por su origen judío y por la época es tremendamente machista y ello se observa en sus textos. Por ejemplo: "Con referencia a las manifestaciones sexuales autoeróticas y masturbatorias pudiera decirse que la sexualidad de las niñas tiene un absoluto carácter masculino, y si fuera posible atribuir un contenido más preciso a los conceptos masculino y femenino, se podría también sentar la afirmación de que la líbido es regularmente de naturaleza masculina, aparezca en el hombre o en la mujer e independientemente de su objeto, sea éste el hombre o la mujer".

Freud mantiene que los niños son capaces y de hecho así sucede de tener vida sexual, aunque en el marco de Freud, perversa de por sí, por no estar subordinada al fin reproductor. El miedo de los niños no es así más que una manifestación de que echan de menos la presencia de la persona querida: i.e., al miedo no se inclinan más que los niños que tienen un instinto sexual superdesarrollado, desarrollado prematuramente o devenido exigente por un exceso de mimo. De aquí a la neurosis adulta: el miedo adulto a estar solo, sin una persona de cuyo amor se está seguro. Prosigamos: si la ternura de los padres hacia el niño ha evitado felizmente desarrollar prematuramente este instinto sexual, es posible dirigir a este niño en la edad de la pubertad en la elección del objeto sexual. Entonces, los más normal para el niño será elegir como compañero/a alguien parecido a las personas que ha amado desde su niñez, y ama ahora pero con una líbido mitigada. Obviamente las personas más cercanas son las que más se parecen (hermanos, hermanas, etc..): es preciso por ello inculcar al niño aquellos preceptos morales que excluyen de la elección del objeto a las personas queridas durante la niñez y a los parientes consanguíneos. El respeto de estos límites es una exigencia civilizadora de la sociedad, que tiene que defenderse de la concentración, en la familia, de intereses que le son necesarios para la constitución de unidades sociales más elevadas. En Freud la tesis esencial es que existe una relación antagónica entre el desarrollo de la civilización y el libre desarrollo de la cultura, al modo que Goethe decía que asumimos la cultura al precio de la naturaleza. Este último punto nos lleva a la cuestión del origen de la cultura que Freud basa en el mito del incesto25. Esta cuestión la estudia Freud en su famoso libro sobre el totemismo, donde mantiene una tesis acorde a su marco psicoanalítico: tras establecer que existe una analogía entre la psicología de los pueblos primitivos (tal como la etnografía de su tiempo se la mostraba) y la psicología del neurótico, postula que el comportamiento típicamente religioso es neurótico. Obviamente esta tesis está desfasada, y no hay que achacarle el error a Freud, sino a las fuentes en que él basa, esto es, al estado de los estudios antropológicos de su tiempo26. Freud sigue a S. Reinach que en 1900 publicó el código del totemismo en 12 artículos. Fundamentalmente consiste en que "en casi todos aquellos lugares en los que este sistema se halla en vigor, comporta la ley según la cuál los miembros de un único y mismo tótem no deben entrar en relaciones sexuales, y por lo tanto, no deben casarse entre sí". Lo relaciona con el incesto. Este temor al incesto constituye según Freud un rasgo esencialmente 25Cf. Freud, Tótem y tabú, Alianza, 1966 (1912). Sobre todo el Cap. IV, "Totemismo". 26Para

acometer una primera aproximación al estudio del totemismo cifremos las siguientes obras: EvansPritchard, Las teorías de la religión primitiva, s.XXI, 1979 (1965); Freud, Tótem y Tabú, Alianza, 1966 (1912); Malinowski, Magia, ciencia y religión, Planeta-Agostini, 1985 (1948); Lévi-Strauss, El totemismo en la actualidad y El pensamiento salvaje, FCE, 1965 (1962) y 1972 (1962) respectivameante; Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Labor, 1967 (1957) y Tratado de Historia de las religiones.

infantil y concuerda con lo que se sabe de la vida psíquica de los neuróticos. La actividad incestuosa con respecto a los padres sería el complejo central de la neurosis. Cómo surge este tabú del incesto? Freud sigue esencialmente a Darwin: el hombre vivió primitivamente en pequeñas hordas, dentro de las cuales quedaba impedida la promiscuidad sexual, por los celos del macho más viejo y robusto. Los hombres vivieron primitivamente en pequeñas sociedades, teniendo generalmente cada uno, una sola mujer, o varias. En los grupos de animales se observa que cuando el gorila joven llega a un cierto estado de su crecimiento, lucha con los demás por el dominio absoluto del grupo, y después de matarlos o expulsarlos, se constituye en jefe supremo. Los jóvenes machos así eliminados y errantes de lugar en lugar, considerarán como un deber, cuando lleguen a conquistar a una hembra, impedir las uniones consanguíneas demasiado íntimas entre los miembros de una misma familia27. Tras la introducción del totemismo se transformó esta prohibición en la de las relaciones sexuales en el interior del tótem: así, según Freud, la exogamia es anterior al totemismo. Freud, volviendo al presente, presenta entonces el sistema totémico como un resultado del complejo de Edipo28. Así argumenta Freud: todo sacrificio era primitivamente un sacrificio colectivo del clan y la muerte de la víctima pertenecía originalmente a los actos prohibidos al individuo y sólo justificados cuando la tribu entera asumía la responsabilidad. El animal sacrificado era tratado como un miembro de la tribu, y la comunidad que ofrecía su dios y el animal sacrificado eran de la misma sangre y miembros de un único clan. El misterio sagrado de la muerte del animal se justifica entonces por el hecho de que solamente con ella puede establecerse el lazo que une a los partícipes entre sí y con su dios. Este tótem sería el padre originario, que tomará la idea de Dios. La madre ocupará entonces el lugar del padre: surgirá una tendencia a resucitar el antiguo idel del padre, por remordimiento de haberlo matado, elevando a la categoría de dioses hombres que se habían mostrado superiores a los demás. Así pues el complejo de Edipo es un resultado de este hecho originario, y de ahí el odio al padre y el deseo de la madre, que Freud encuentran en la famosa obra de Sófocles, Edipo Rey, e incluso aparece variada en el Hamlet de Shakespeare. Este hecho es el origen de la cultura, que se basa así sobre dos tabúes fundamentales: respetar el animal tótem y evitar las relaciones con los individuos de sexo contrario pertenecientes al mismo tótem. La cultura tiene entonces un origen puramente sexual según Freud, y es un proceso de sublimación de instintos, de represión. Naturaleza se opone a cultura. Ésta es la explicación filogenética del hecho ontogénico que vimos antes al describir la sexualidad infantil. La posición de Freud debe haber quedado clara, siendo como fue un psicólogo que jugaba a antropólogo. Ahora vamos a afrontar una seria crítica a esta postura de un 27Freud, op.cit., pp.164ss. 28Freud

da una somera explicación de este complejo fundamental en Interpretación de los sueños, vol. 2, Alianza, 1986, pp.105ss.

antropólogo que jugó a psicólogo. Entre ambos dieron pie a unificar todas las ciencias humanas, estableciendo fértiles lazos entre el psicoanálisis y la antropología, siendo Tótem y Tabú, el iniciador de esta fecunda relación.

LA PANACEA DE MALINOWSKI. Malinowski es uno de los grandes antropólogos del s.XX, lo que es decir de toda la historia de la Antropología y de su constitución como indagación seria, al margen de ser más o menos científica. Fundador de la Escuela Funcionalista de Antropología, sus mejores obras son de los años 20 y 30, y es uno de los primeros en hacerse acopio de las teorías de Freud para comprobarlas en otras culturas, pues una de las tesis de Freud es que su complejo de Edipo es universal. Hemos visto antes que esta noción es uno de los pilares de todo el constructo del psicoanálisis y de todas las teorías de Freud, y si fuera falso sería terrible. Como precursor del funcionalismo aplicado a Antropología digamos que impuso por primera vez una visión culturalista de las sociedades, siendo el primero en hacer un estudio de la cultura per se29. No equivale a civilización, término que Malinowski reserva para la cultura de sociedades avanzadas. La cultura, en cuanto tal, incluiría los artefactos, bienes, procedimientos técnicos, ideas, hábitos y valores heredados. Tenemos así lo físico y lo inmaterial unidos. Los artefactos serían los aspectos más evidentes y tangibles, al tiempo que son indicadores del nivel y eficacia de la cultura. Claro que los artefactos por sí mismos no valen nada, si no van unidos al conocimiento necesario para manejarlos. La cultura material requiere así una masa de conocimientos intelectuales, sistemas de valores morales, espirituales, económicos, una organización social por tanto y un lenguaje. Ya Malinowski establece una recíproca influencia entre tipo de cultura y tipo de hombre: "las manos, los brazos, las piernas y los ojos se ajustan mediante el uso de las herramientas a las habilidades técnicas necesarias en una cultura". Así también las emociones, el lenguaje, la ciencia, la religión, etc... El lenguaje sería un artefacto más y como tal maleable según el tipo de cultura dado: "El aprendizaje del lenguaje consiste en el desarrollo de un sistema de reflejos condicionados que al mismo tiempo se convierten en estímulos condicionados". El significado de las palabras, en la concepción de Malinowski, consistiría en lo que logran mediante la acción concertada, la manipulación indirecta del medio ambiente a través de la acción directa sobre otros organismos. La organización social sería un elemento importante de la cultura: los seres humanos estarían unidos entre sí por su conexión con un determinado sector del medio ambiente, por su asociación con un refugio común y por el hecho de llevar a cabo ciertas tareas en común. Los impulsos, deseos, etc..., estarían, dentro de cada sociedad, soldados a sistemas específicos: los sentimientos, que determinan las actitudes de un hombre 29Cf.

Malinowski, "Cultura", en Kahn, El concepto de cultura: textos fundamentales, Anagrama, Barna, 1975. El texto es de 1931.

hacia los miembros de su grupo, hacia los objetos materiales que le rodean. Esto es, la formación de sentimientos se basa siempre en el aparato cultural de la sociedad. Fundamentalmente por tanto, tiene la cultura dos aspectos: el material de los artefactos y el inmaterial de las costumbres. Malinowski quiere aquí rescatar al individuo frente a lo supraindividual que podría indicar este concepto de cultura: la realidad de esta supraindividualidad consiste en la masa de cultura material que permanece fuera de cualquier individuo y sin embargo le influye de manera fisiológica normal: las costumbres. Frente al evolucionismo, etapista en el desarrollo de la cultura y que indaga el origen in statu nascendi de cada elemento de una cultura, como si fueran independientes y buscando sus transformaciones, mediante el concepto de survival, y el difusionismo, basado en la imitación o adquisición de los elementos de una cultura de otras, hablándose de rasgos culturales comunes a muchas culturas, Kulturcomplexe, Malinowski ofrece su postura funcionalista. Al primero le critica que las instituciones fundamentales de la cultura humana no cambian mediante transformaciones sino mediante la creciente diferenciación de su forma según una función cada vez más concreta. En todo caso, la investigación evolucionista ha de ir precedida de un análisis funcional de la cultura dada. A los segundos les objeta que la cultura consta de la masa de bienes o instrumentos, así como de las costumbres y los hábitos corporales o mentales que funcionan directa o indirectamente para satisfacer las necesidades humanas. Todos los elementos de la cultura deben estar funcionando, ser activos, eficaces. No es correcto entonces centrar el análisis en los posibles rasgos culturales que son inútiles en una cultura dada. Cabe que haya elementos culturales que in forma sean idénticos en dos culturas, pero esto poco nos dice sobre ellos: es preciso averiguar a qué función se aplican, qué necesidad pretenden satisfacer, de manera que en rigor no es posible hablar de un elemento cultural común, sino es por referencia a necesidades y funciones. A la antropología funcional le interesa entonces sobre todo la función de las instituciones, costumbres, herramientas e ideas. Malinowski mantiene además que el proceso cultural está sometido a leyes y que las leyes se encuentran en la función de los verdaderos elementos de la cultura: "Pues tanto el más simple como el más complejo de los artefactos se define por su función, por el papel que juega dentro de un sistema de actividades humanas; se define por las ideas conectadas con él y por los valores que envuelven". Además, las verdaderas componentes de las culturas con un alto grado de permanencia, universalidad e independencia, son los sistemas organizados de actividades humanas, llamados instituciones. Cada institución se centra alrededor de una necesidad fundamental, une permanentemente a un grupo de personas en una tarea cooperativa y tiene su cuerpo especial de doctrina y técnica artesanal. Claro que cabe la satisfacción de una necesidad por varias instituciones o al contrario. Malinowski sería simplista si no prosigiera su análisis: es obvio que todos sabemos de instituciones que es posible que satisfagan necesidades, pero seguro que no fisiológicas ni vitales. Es a partir de la satisfacción de estas necesidades fundamentales (radicales) que se

forman imperativos derivados. Un ejemplo de institución múltiple es la familia: satisface la reproducción, la nutrición, economía, religión: es quizás la más importante: es el lugar donde se sirve a la continuidad cultural mediante la educación. Como ejemplo de imperativos instrumentales o derivados citemos la organización económica, la ley, la educación, la magia, la religión y la ciencia30, a más del arte. Malinowski pretendió así cientifizar el estudio de la cultura31, estableciendo lo que se ha convertido en las precondiciones para la teoría antropológica: la liquidación de las nociones apriorísticas sobre los pueblos anteriores a la escritura: "Pertenece a Malinowski el mérito de haber hecho del funcionalismo el acompañante estratégico de un enfoque científico general de la cultura humana y, en un grado no inferior, el de haber desarrollado una teoría aplicada del funcionalismo como forma de la investigación de campo en las sociedades primitivas"32. Los puntos fundamentales del funcionalismo ya los hemos visto: naturaleza progresiva de la cultura, que es vista como algo suprabiológico, considerando que cada elemento de ella, ya sea material o inmaterial cumple una función específica de satisfacción de una necesidad, de modo que desde un punto de vista evolucionista se considera que las instituciones progresan de manera que se vayan acomodando a sus funciones. "Es una nueva concepción de la cultura. Esta clase de teoría aspira a explicar las realidades antropológicas en todos sus niveles de desarrollo por su función, por la parte que juegan dentro del sistema integral de cultura, por la manera como se hallan relacionadas unas con otras dentro del sistema y por la forma en que este sistema se halla vinculado al contorno físico"33. El ejemplo más explícito de aplicación de este método (que es también teoría) nos lo dejó Malinowski en su Vida sexual de los salvajes: "Al publicar esta monografía mi objeto era demostrar el principio básico del método funcional: deseaba mostrar cómo sólo una síntesis de hechos referentes al sexo puede dar una idea cabal de lo que la vida sexual significa para un pueblo"34. El objeto fue mostrar que, fuese cual fuese el 30Cf.

Malinowski, Magia, ciencia y religión, Planeta-Agostini, 1985 (1948). En este libro analiza estas tres importantísimas instituciones explicándolas convenientemente frente a la confusión que reinaba en su época: la ciencia familiarizaría al hombre con su entorno; la religión establecería, fijaría e intensificaría todas las actitudes mentales dotadas de valor: respeto por la tradición, armonía con el entorno; mientras que la magia le proporcionaría al hombre primitivo actos y creencias ya elaboradas, con una técnica mental y una práctica definidas que sirven para salvar los abismos peligrosos que se abren en todo afán importante o situación crítica. La magia de amor es con mucho la más rica e importante.

31Cf.

"Crimen, costumbre y cultura: observaciones sobre la teoría funcionalista de Bronislaw Malinowski", I. Horowitz, in Malinowski, Sexo y represión en la sociedad salvaje, Nueva Visión, Buenos Aires, 1974 (1961), pp.7-37; y "Prólogo del autor a la tercera edición", pp. 25-45 in Malinowski, La vida sexual de los salvajes, Morata, Madrid, 1975.

32Sexo y represión..., p.15 33Vida sexual, p.32. 34Vida sexual, p.25.

punto de observación, el problema sexual, la familia y el parentesco presentan una unidad orgánica imposible de romper. Hecho este encuadre el camino nos invita a analizar la postura de Malinowski en su enfrentamiento con Freud. Malinowski ataca directamente lo que llamaríamos el eje de flotación de la teoría psicoanalítica, al poner en duda el valor universal del complejo de Edipo y relativizarlo al tipo de familia que impere en la sociedad dada, al tiempo que echa por tierra el mito del origen del tabú del incesto y por tanto desarticula gran parte de las hipótesis de Tótem y Tabú, y de, por tanto, la concepción de Freud de la cultura como opuesta a la naturaleza. Veremos que Malonowski va a mantener totalmente lo contrario: que la cultura es una continuación diríamos cálida de la naturaleza, al tiempo que matiza, pues podríamos pensar que así no es en la cultura occidental: claro, el problema es el tipo de organización familiar que tengamos: en la sociedad occidental es la familia patrilineal, provocadora de muchos más traumas y represiones que la matrilineal. Malinowski aboga por tanto por este tipo de organización, colocando a los "salvajes" en un paraíso de libertad sexual, donde sus integrantes no tienen ninguna razón para ir al psiquiatra. Todo Sexo y represión en la sociedad salvaje es un cara a cara con Freud y con dos obras especialmente importantes que el mismo Malinowski maneja, y que nosotros hemos expuesto en lo esencial en el apartado de Freud: los ensayos sobre teoría sexual infantil y el libro sobre el totemismo. Como expone Malinowski, "La doctrina psicoanalítica es esencialmente una teoría de la vida familiar sobre la mente humana. Nos demuestra cómo las pasiones, tensiones y conflictos del niño en relación con su padre, madre, hermano y hermana conducen a la formación de ciertas actitudes mentales o sentimientos hacia ellos de carácter permanente. Estos sentimientos, que en parte viven en la memoria y en parte se depositan en el inconsciente, influyen sobre la vida posterior del individuo en sus relaciones con la sociedad"35. EL hecho fundamental será el complejo de Edipo. La estrategia de Malinowski es entonces atacar lo más obvio: si el complejo se da en la familia, si varía ésta en cuanto a forma, variará el complejo? En vista a este problema Malinowski procede comparativamente considerando los dos tipos de familia, que al margen de ser los dos únicos que él conocía, consideraba como los más opuestos radicalmente: la familia patrilineal de las sociedades occidentales modernas, y la matrilineal de ciertas comunidades insulares de la Melanesia Noroccidental. Al llegar aquí, si el lector lo permite, debemos explicar técnicamente cómo se entiende en Antropología el parentesco y la filiación: debemos distinguir entre términos de parentesco, esto es, las palabras utilizadas para parientes diferentes en una lengua particular, y los tipos de parientes biológicos, que son reales. Así, un término de parentesco puede englobar varias relaciones 35Sexo y represión, pp.47-48.

genealógicas. En Europa el grupo de parentesco más importantes es la familia nuclear, y así crece el niño: los padres biológicos le influyen directamente al tiempo que el crío se ve separado del resto del grupo parental, de los tíos, abuelos, etc... Es un tipo de parentesco bilateral, pues las personas tienden a percibir los vínculos de parentesco por vía masculina o femenina como equivalentes. Claro que la familio patrilineal en cierta medida ha subsistido en Europa, y en España: es la familia nuclear, pero unilateral a favor del parentesco del padre. En la familia matrilineal es la línea parental de la mujer la que cuenta. El varón o la niña pertenecen entonces al clan de la madre: el varón hereda así la posición social y las dignidades del hermano de la madre, y hereda también las posesiones de su tío o tía maternas. En esta sociedad matrilineal, el matrimonio, aunque es monógamo y espeta la exclusividad sexual, la unión económica, etc...presenta un rasgo característico: El marido no es considerado el padre de los hijos en el sentido que nosotros le atribuímos a esa palabra; desde el punto de vista fisiológico no tiene nada que ver con el nacimiento de los hijos. Los nativos (trobriandeses) no conocen la paternidad física. El padre es sólo el marido de la mujer, y en cuanto tal un amigo de los hijos, ante los que no tiene ninguna fuente de autoridad. Sí la tiene en cambio el hermano de la madre: los hijos de su hermana son sus únicos herederos y sucesores. Dice Malinowski entonces que éste es el que encarna la figura del padre occidental. El casamiento es patrilocal por otro lado, de manera que la joven se reúne con el marido en la casa de él. En las Trobriand, por tanto, la madre es independiente de su marido, que no gana su sustento ni el de los hijos, no teniendo sobre ellos autoridad socialmente reconocida. Pero los parientes de la madre sí están dotados de influencia autoritaria, especialmente el hermano, que es quien ejerce la autoridad y produce los víveres para la familia. Sobre estos dos tipos de familia, Malinowski va a analizar el desarrollo de la sexualidad en los infantes, y qué tipos de complejos adquieren, si es que adquieren alguno. Para ello Malinowski divide la infancia en 4 períodos: lactancia, hasta el destete (1-2 años), infancia, hasta los 6 años, niñez, hasta la pubertad, y la pubertad propiamente dicha. En lo relativo a la lactancia, no habrían grandes diferencias entre los dos tipos de familia en la manera de criar al hijo, excepto en el papel del padre. Malinowski comete aquí un error debido sobre todo a que analiza más bien la familia burguesa acomodada, aunque hasta cierto punto tenga razón. Aduce que en nuestra sociedad el padre desempeña un papel cuasi nulo con respecto al bebé, lo que hoy día no está tan claro, aunque sí es verdad la proliferación de nurseries, y de que aún la mujer es la única que contacta con el niño. En cambio, en los trobriandeses el padre desempeña un papel mucho más activo. En la infancia el chico ya camina y habla. Aquí Malinowski comete un grave error, pues supone que los occidentales separamos al niño de los padres, dejándolo al cuidado de nurseries, con lo que, dado el deseo del niño de estar con su madre, se le somete a un primera represión. En cambio, en la familia matrilineal el destete se produce después que en

Occidente, una vez que el niño es casi totalmente independiente y no necesita de la madre, por lo que no hay desgarramiento. Al tiempo que la madre ejerce poca o ninguna disciplina sobre los hijos, de manera que supone Malinowski éstos no pretenden satisfacerla y satisfacerse buscando su aprobación y son así más independientes que los niños patrilineales, los cuáles se ven sometidos al afecto de sus madres, de manera agobiante diría Malinowski, y a la presencia tiránica del padre. Aquí está ya en germen el complejo de Edipo, deseo de estar con la madre, y acitud ambivalente hacia el padre, temor por su castigo al tiempo que su conversión en un semidios, el super-yo primero del niño. En los trobriandeses, como el padre no es nadie diríamos, no ejerce niguna represión sobre los hijos. Al contrario, se muestra afectuoso con ellos, pues estos nativos piensan que el marido está en deuda con la mujer por sus servicios sexuales. Es en esta época cuando surgen los impulsos sexuales para Freud. Malinowski hace notar que el niño empieza a distinguir entre lo indecente y lo decente. Lo primero giraría en torno de las funciones excretoras, el exhibicionismo y los juegos obscenos y crueles. De nuevo, mientras que en Occidente la línea represora continúa (el niño empieza a ver un rival en el padre), en Melanesia parece que los niños no tienen el concepto de indecente, y por tanto apenas sufren traumas. Malinowski, en contra de Freud, mantiene que a esta etapa es imposible atribuírle interés genital. Así, en los melanesios no existe un período de interés pre-genital o erótico-anal. Más aún, mientras en Europa el niño pasa de la intimidad de la familia a la fría disciplina de la escuela o de otra preparación preliminar, en Melanesia el proceso de emancipación es libre, gradual y agradable. Es en este perído cuando se afianza el complejo de Edipo en la familia patrilineal, mientras que en Melanesia aparece por primera vez la figura del kada, el hermano de la madre. Con la diferencia de que nunca entra en la intimidad de la familia. El kada aporta a la vida del niño dos cosas: la represión y la ambición, para el niño. Aparece el tabú de sus hermanas. Sin embargo, por la posición externa a la familia del kada, la represión es mucho más mitigada. En la niñez, hasta la pubertad, para Freud sucede el período de latencia. El niño occidental sigue una rígida disciplina: los deberes de la escuela o si trabaja con su padre, los que él le mande. Sin embargo, en Melanesia no hay tabú del sexo en general: las funciones naturales no se encubren. En Melanesia, en esta etapa, los niños son completamente independientes, no siguen ninguna severa disciplina, al contrario juegan juntos formando una especie de república juvenil, y se dedican a pasatiempos sexuales. El interés es sin duda ya genital: son juegos determinados por el deseo de imitar los actos e intereses de los niños mayores y de los adultos. Se trata de jugar al matrimonio esencialmente. Sólo hay un tabú: el que hay entre hermano y hermana: la imposición de este tabú conduce a una temprana disolución de la vida familiar, pues los varones y las niñas, con el fin de evitarse mutuamente, deben dejar la casa paterna e ir a otra parte. Esto es, "a condición de que un

tabú sea respetado de la manera más acabada y estricta, la sociedad otorga plena libertad a la sexualidad infantil"36. En la pubertad, mientras el occidental se siente confundido frente a su madre, siente vergüenza ante las mujeres de su familia, y adquiere la hombría característica del adulto, sintiendo repulsa ante el otro sexo (como con sus padres), de manera que "la nueva fusión de ternura y sexualidad que aparece hacia el final de la pubertad confunde los recuerdos infantiles de la ternura maternal con los elementos nuevos de la sexualidad. La imaginación y especialmente las fantasías oníricas le juegan malas pasadas y le acarrean una terrible confusión mental", en Melanesia, como el púber ya inició sus actividades sexuales, pues no tuvo período de latencia, simplemente hay una continuidad gradual y agradable hacia el adulto. No siente vergüenza ante nada ni represiones, excepto el tabú hermano-hermana. Aquí la familia se desmenbra completamente: surge la institución del bukumatula37. Donde impera la libertad sexual: los adolescentes viven juntos. En cuanto a los afectos, los púberes no experimentan ninguna gran sacudida: reafirman el papel de su madre, al tiempo que se separan de ella sin traumas. El kada deja de intervenir por algún tiempo, y cuando regresa por compensación el hijo desarrolla un amistad de por vida con el padre. Las únicas fuerzas represivas aparecen explícitamente en esta útlima etapa y consisten en la sumisión a la ley matriarcal de la tribu y las prohibiones de la exogamia. Por tanto concluye Malinowski, "si aplicamos a cada sociedad una fórmula sucinta aunque algo tosca, podríamos decir que en el Complejo de Edipo subyace el deseo de matar al padre y de casarse con la madre, mientras que en la sociedad matrilineal de los trobriandeses el deseo es casarse con la hermana y matar al tío materno"38. Malinowski cree entonces haber demostrado ya que existe un complejo diferente según el tipo de familia, y por ello el Complejo de Edipo no es universal. La primera crítica a esta conclusión vino desde la psicología por E. Jones, en un artículo de 1924. Jones pretendión explicar el derecho materno desde un punto de vista psicoanalítico de forma que se amoldase al complejo de Edipo: así Jones dice que es esencial en las sociedades melanesias la ignorancia del padre biológico. En cierta medida habría entonces un concocimiento inconsciente del complejo edipiano, pues: lo que los melanesios hacen es desviar el elemento más importante del complejo, el odio hacia el padre, negando 36Ibid, p.87. 37Cf. sobre todo esto, "Relaciones prenupciales entre los sexos", in La vida sexual de los salvajes, pp.87-101. El

adolescente, separado rigurosamente de su hermana, tiene su lecho propio ahora en una casa de célibes, donde suele cohabitar con miembros del otro sexo. Es el camino previo al matrimonio. No hay un matrimonio de grupo: "tenémos que habérnoslas con un cierto número de parejas que, si bien pasan la noche en una casa común, no permiten ninguna promiscuidad entre ellas, hallándose cada una comprometida en una unión particular y exclusiva. Jamás se produce un intercambio de parejas, y la caza en vedado y las complacencias son igualmente desconocidas", p.99. 38Ibid., p.102.

simplemente su participación en la procreación. Así se le odia "menos", pero la cantidad reprimida de odio exige salir y es dirigida por ejemplo al tío materno. El sistema matrilineal es entonces una forma de defensa contra las tendencias edípicas primitivas. En todo caso, si así es, obviamente es un avance sobre la sociedad occidental. Jones introdujo sin embargo la noción, que ya Malinowski utliza, de complejo nuclear de la familia. El problema de los psicoanalistas es la consideración de este complejo como equivalente al de Edipo, y que en toda sociedad en la que no se de en esos términos, es porque ha sufrido una desviación, en lugar de considerar con Malinowski que no es universal y que debemos hablar de complejos diferentes según el tipo de familia dado. Jones se equivoca sin embargo pues habla de que en esos casos que no revisten la forma del complejo de Edipo se debe hablar de una represión del complejo, que es a su vez algo reprimido. Habría que introducir un sub-inconsciente, pues el complejo desviado estaría en el inconsciente, y el verdadero de Edipo, causa de aquél, habría de estar en un nivel inferior. Esto no tiene sentido. Malinowski considera entonces que si la hipótesis de que el complejo de Edipo es universal es falsa, igualmente lo ha de ser la expuesta en Tótem y Tabú, de que el complejo de Edipo es el origen de la cultura, el paso de la naturaleza a la última1. El punto más débil lo ve Malinowski, sobre el uso de la teoría de la horda primitiva que ya vimos por Freud, en la noción de familia que se maneja. La familia tal como se encuentra en los monos antropoides y la familia humana organizada es radical. Freud comete a juicio de Malinowski el error de querer explicar una cosa suponiéndola, pues coloca la cultura en condiciones que por hipótesis no puede existir. Obviamente parece que Freud modifica los textos de Darwin acomodándolos a su teoría: por ejemplo, mientras Darwin sólo habla de las esposas del jefe, Freud extiende el tabú a toda la horda. El error argumental lo ve claramente Malinowski, pues Freud, para dar cuenta del crimen primigenio debe suponer algún progreso cultural, un arma nueva, etc... de manera que los miembros de la horda se sienten superiores al líder y lo matan. Pero ello es suponer que hay ya algún tipo de cultura material. De aquí al remordimiento, por la acitud ambivalente, también característica del neurótico, y la instauración del tótem, renuciando a los frutos de su acción negándose a sí mismos las mujeres liberadas. Así surge el complejo de Edipo, al tiempo que los hijos parricidas pasan rápidamente a instituir leyes y tabúes religiosos, iniciándose la cultura. Pero "o la cultura en bruto ya existía, en cuyo caso el gran evento no pudo haberla creado como supuso Freud, o no existía todavía en el momento del hecho, en cuyo caso los hijos no hubieran podido instituir sacramentos, establecer leyes y transmitir costumbres"1. Es evidente que el gran evento de Freud debe suponer una psicología de masas, de modo que los procesos represores no sólo se den a nivel individual sino social, dotando a la sociedad de memoria ilimitada. Pero esto no es admitido hoy por ningún antropólogo. Más aún, "los antropólogos indican claramente por qué medios las experiencias de cada generación se depositan y acumulan para las generaciones futuras. El medio es aquel cuerpo de objetos materiales, tradiciones y procesos mentales estereotipados que llamamos cultura. Que es superindividual pero no psicológico." La cuestión es, dado el complejo, es éste anterior a la cultura o posterior? Malinowski hace entonces uso de los conocimientos antropológicos: resulta que si el crimen se da en estado precultural, es totalmente falso, pues está demostrado que las familias animales se 39Malinowski

realiza un examen detenido de esta obra de Freud. Cf. Sexo y Represión, 3ª parte, "Psicoanálisis y Antropología", pp.147-178.

40Ibid.,p.162.

disuelven espontáneamente en cuanto los hijos no necesitan ya la protección paterna. Ninguna necesidad tenía entonces el líder de echar a los hijos. Por qué habrían éstos de matar al padre? Si de hecho lo hicieran no habrían de tener remordimientos, pues no tenían conciencia, o adquieren conciencia al hacerlo? Pero no hay ningún motivo para hacerlo. La visión de Freud es muy simplista, implica un salto brusco de la naturaleza a la cultura plagado de contradicciones: "La transición del estado natural al cultural no se hizo de un salto, no fue un proceso rápido y tampoco sin duda una transición brusca". En el anterior apartado sobre qué es la sexualidad vimos algunas claves de ello, postura que creemos es muy actual y por tanto cercana a las tesis de Malinowski. Cabría a pesar de todo hacer algunas críticas a esta postura de Malinowski y partir algunas lanzas en favor de Freud1, quien fue sin duda el que abrió las puertas a la interpretación psicoanalítica de la antroplogía, la historia, ciencias sociales en general. Tótem y Tabú es así el libro que crea la antropología psicoanalítica, quedando definitivamente establecida la posición del complejo de Edipo respecto a la sociedad humana. Antes que Freud, habían balbuceado O. Rank1 y Sachs una posible síntesis entre psicoanálisis y ciencias sociales: la base a todo ello es el hecho de que muchos fenómenos colectivos estén íntimamente ligados al inconsciente. Además, en las costumbres de pueblos distintos se pueden encontrar las réplicas exactas del simbolismo que se descubre al interpretar los sueños. Ya en 1918, Róheim intuyó la teoría ontogenética de la cultura. De hecho, muchos pueblos sacrifican sus primeros frutos a los dioses. Este acto se interpreta con el mismo significado que el de la madre probando la comida antes de dársela al hijo. Esta tendencia la siguió Rivers1 considerando ciertos procesos de la cultura primitiva tan análogos a la elaboración, condensación y dramatización secundarias como lo observado por Freud al analizar los sueños. En 1924, el Journal of the Royal Anthropological Institute comprendía un discurso de su presidente, Seligman sobre "Antropología y Psicología", y un ensayo de Ernest Jones sobre "Psicoanálisis y Antropología", que es el que utiliza Malinowski en su libro. En 1925, Róheim realiza el primer intento serio de utilizar el psicoanálisis no de una manera general sino aplicado a un terreno de la cultura en concreto, in Australian Totemism. A pesar de que Malinowski cita este libro a su favor1, Róheim está en contra de las tesis de su compañero. Le reprocha a Malinowki no haber comprendido el psicoanálisis, y todo parece que se basa en una confusión e ignorancia del autor de Sexo y represión... El papel del padre en los primeros 5 a 8 años de la vida es el mismo en cualquier sociedad, tanto matrilineal como patrilineal. De hecho vimos que Malinowski exageraba a su favor, aunque admitía que no había grandes diferencias. En esta época el papel más importante corresponde a la madre, y no creo que el padre melanesio sea mucho más afectivo que el occidental. Y precisamente es en esta época cuando se constituye el complejo de Edipo. Róheim pone un ejemplo refutador, el de la sociedad matrilineal de las islas Normanby que sí tienen el complejo de 41Las críticas provienen sobre todo del antropólogo G. Róheim. Cf. Psicoanálisis y antropología, Sudamericana;

"Psicoanálisis y antropología", G. Róheim, in Psiconálisis y ciencias sociales, Hendrik M. Ruitenbeek, FCE, 1 9 7 3 ( 1 9 6 2 ) , p p .1 1 4 - 1 4 7 . 42O.Rank,

El tema del incesto en poesía y mito, 1912; "Apéndice (del doctor Otto Rank)", in Freud, La interpretación de los sueños", Alianza, vol 3, pp.92-118, con los apartados "sueño y poesía" y "sueño y mito".

43Rivers, Los sueños y la cultura primitiva, 1917-1918. 44Sexo y represión, p.43. 45Ruitenbeek,

p.125. Este tema está poco desarrollado porlas limitaciones de espacio, pero parece que Róhei, tiene razón. Conoce mucho mejor que Malinowski el psicoanálisis, del que este último se demuestra ignorante muchas veces. Róheim apunta que "el superyó es un aparato inconsciente negativo o de equilibrio que se

Edipo1. Róheim continuó sus trabajos en la línea de una teoría de la personalidad básica: el género humano produciría siempre las mismas ideas por una especie de generatio aequivoca. Es lo que llamó Elementargedanke, que varía y tiene un interés muy diferente en zonas culturales distintas. Sobre esta línea han investigado posteriormente M. Mead, Bateson y el ya citado Erik Erikson. Después de todo es mayoritariamente cierto que el complejo de Edipo puede ser una realidad, y el psicoanálisis la descubrió y tematizó. Róheim apunta a que de hecho puede ser universal, y al final parece que Jones podría tener razón frente a Malinowski, siempre creo que explicara mejor la desviación que se da en las Trobriand. Aunque tampoco esté claro si Malinowski tiene autoridad suficiente para realizar un juicio psicológico sobre esa sociedad. Quizás Malinowski buscaba otra cosa y encontró lo que buscaba, pero no el complejo de Edipo. Con el material dado defendemos la existencia del complejo de Edipo como forma universal. El punto importante y que confunde, no si éste es universal, que a fin de cuentas sería hasta cierto punto lógico si existe algo así como naturaleza humana, sino si es anterior o posterior a la cultura. La posición anterior no parece probable y son mucho más "creíbles", pues en estos puntos límites entre naturaleza y cultura sólo cabe hablar de interpretaciones más serias o menos, las tesis de Malinowski. El complejo sería un subproducto de la cultura, de la constitución de la familia monogámica y de sus interrelaciones afectivas, que ya no instintivas. Parece entonces que Malinowski confundió la cuestión y pretendió ir más lejos, sin duda que con un afán de crítica a la sociedad occidental, reprimida, colocando a los melanesios en una especie de paraíso (El mismo Freud no daba mucho peso a su historia de la horda, pero precisamente porque no pretendía ser la verdad, sino un relato etiológico). Pero su explicación del surgimiento de la cultura, siendo funcionalista, es muy clarificadora. Malinowski recurre para su aparato conceptual al psicólogo A.F. Shand, a quien pone por encima de Freud. Y explica el "complejo", siendo una actitud emocional reprimida y patógena del paciente, como algo espúreo, consistente más bien en un afecto: para Shand nuestra vida emocional está definitivamente coordinada con el medio ambiente, reclamando éste respuestas emocionales. El psiconálisis tiene razón al considerar elementos reprimidos del afecto, pero éstos no son complejo, siguen siendo afectos. "Complejo nuclear de familia" consiste entonces en la concepción de un sistema correlativo de afectos. A partir de aquí, Malinowski dio una interesante interpretación del surgimiento de la familia, que en sus líneas principales expusimos en qué es la sexualidad?. Es obvio que no podemos observar la cultura in statu nascendi, como pretenden los evolucionistas, pero sí se pueden señalar sin embargo qué papel han desempeñado en el proceso los diversos factores que constituyen el desarrollo cultural; las implicaciones que tienen en la modificación psicológica de las dotes naturales humanas y de qué manera pueden influir sobre ellas elementos no psicológicos. El punto de partida es obviamente considerar que las categorías principales de la cultura deben haber estado entrelazadas y funcionando simultáneamente desde el comienzo. El punto esencial es el paso del instinto al afecto, a la afectividad, como vimos. La hipótesis de Malinowski es que el origen de la cultura implica la represión de los instintos y que todos los aspectos esenciales del complejo de Edipo o de cualquier otro complejo son subproductos necesarios del proceso de formación gradual de la cultura, son subproductos culturales por tanto, y aquí estuvo el error de Freud. La tesis fuerte es entonces, en contra de Freud, que la cultura es una continuación de la naturaleza y no su opuesto. La reducción del instinto no se hace contra la origina en la situación niño-madre y que más tarde se organiza firmemente en la situación triangular o edípica", Psicoanálisi y Antropología, p.23. Por tanto en primera instancia el complejo de Edipo, que deriva del super-yo, se inicia en la relación niño-madre, y en este sentido también las sociedades matrilineales lo tienen.

naturaleza sino dejándose llevar por ella: se pasa, en el nivel cultural, al afecto, de tal modo que la cultura, mediante la familia y la adecuada configuración de afectos, obliga a los hombres a realizar las mismas tareas que harían bajo el dominio del instinto. Malinowski habla de plasticidad de los instintos: obviamente las configuraciones de afectos no son determinantes, y deben ser variables pues la cultura varía también. En casi todos los aspectos, la cultura continúa, como un emergente afectivo, las directrices de la naturaleza para Malinowski. Y el complejo de Edipo, o el tabú del incesto y ley de exogamia, tiene un importante papel en ello: al fin y al cabo, Malinowski no habría podido ser sin Freud. Si en Freud el complejo de Edipo es el iniciador de la cultura-observemos que ésta sería una afirmación típica de algo in statu nascendi que tanto rechazaba Malinowski-para éste el complejo de Edipo es un subproducto cultural pero de vital importancia: es el sostenedor de la familia, y por tanto en cierta medida el que permite que la cultura se transmita, que es tanto como decir, su existencia. Por un lado u otro, vemos que la sexualidad, como emergente cultural del sexo animal, es algo esencial al hombre, que es cultural. Decimos que la cultura define al hombre, su conciencia, el lenguaje, pero en todo ello juega un papel importantísimo el capítulo de la sexualidad y la familia. La crisis que atravesamos hoy día, y que nos lleva de la sexualidad al sexo, (de la emergencia a la sumisión) es entonces sintomática de una crisis de la cultura y de la familia, elementos que son claramente observables. A modo de conclusión, podríamos decir que nunca hemos de regresar al estado animal: ésta es una pretensión romántica, una añoranza pasada de moda. Hemos de darnos cuenta de que el hombre es algo distinto del animal, aunque provenga de él, es un emergente, y con él todas sus instituciones, como la sexualidad, y por tanto es un atraso hablar de sexo y no de sexualidad. Estamos en un viaje sin retorno, y si queremos conocernos a nosotros mismos más que mirar hacia atrás, si es que nos encontramos vacíos, debemos intentar construír elementos culturales que nos devuelvan el sentido de las cosas, como de la sexualidad. No podemos separar esta importante función del hombre del resto de los elementos culturales.

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