\"El problema de la representación y la experiencia en mecánica cuántica\", por Christian de Ronde

June 20, 2017 | Autor: Bernabé Ferreyra | Categoría: Quantum Physics, Ontology, Foundations of Quantum Mechanics, Baruch Spinoza, Representation, Realism
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Descripción

1



Ver en este sentido, el muy interesante artículo de Michel Bitbol [1] donde discute la importancia de la noción de la metafísica en Kant y su relación con la mecánica cuántica.
Uno podría argumentar que fue esta misma revolución contra la metafísica dogmática la que ha establecido las condiciones de posibilidad para el desarrollo de la mecánica cuántica y la Relatividad.
Sin embargo Lev Vaidman [27] afirma que: "al juzgar las teorías físicas se podría argumentar razonablemente que no hay que multiplicar las leyes físicas más allá de la necesidad (tal versión de la Navaja de Ockham se ha aplicado en el pasado), y en este sentido las interpretaciones de muchos mundos (MWI) es la teoría más económica. De hecho, cuenta con todas las leyes de la teoría cuántica estándar, pero sin el postulado de colapso, la más problemática de las leyes físicas." Uno podría argumentar, sin embargo, que debido a la existencia de interpretaciones modales, que también son interpretaciones de no-colapso y que comparten la misma estructura formal que la de MWI, no hay ningún argumento claro de por qué uno debe ser forzado en esta costosa extensión metafísica.
Einstein era parte, voluntariamente o no, de la tradición neokantiana (ver 17) y, ha notado Howard: "él no era el amigo de cualquier realismo simple." [16, p 206.]
Como ha subrayado ya Feyerabend [10, pp 943-944.]: "Un buen empirista no se contenta con la teoría que está en el centro de atención y con esas pruebas de la teoría que se pueden llevar a cabo de manera directa. Sabiendo que la crítica más fundamental y más general es la producida con la ayuda de alternativas, él tratará de inventar esas alternativas. [...] Por lo tanto, su primer paso será la formulación de supuestos bastante generales que aun no estén directamente conectados con observaciones; esto significa que su primer paso será la invención de una nueva metafísica. Esta metafísica debe entonces ser elaborada con el detalle suficiente con el fin de ser capaz de competir con la teoría a investigar en cuanto a la generalidad, los detalles de la predicción, la precisión de la formulación. Podemos resumir ambas actividades diciendo que un buen empirista debe ser un metafísico crítico. La eliminación de toda metafísica, lejos de aumentar el contenido empírico de las teorías restantes, se hace responsable de convertir estas teorías en dogmas".
Esto ha sido expresado por Jorge Luis Borges en una hermosa historia llamada 'Funes el memorioso'.
Según esta postura, las teorías físicas están necesariamente relacionadas con un esquema formal y conceptual, una representación física que permite y es al mismo tiempo una condición previa para considerar la experiencia física. No hay experimento ni significado de una 'situación física' –o incluso una 'propiedad física'– sin la presuposición de un esquema conceptual que proporciona una representación de la realidad física. En lugar de los aprioris presentes en la arquitectónica kantiana, nuestra postura propone reflexionar acerca de la posibilidad de considerar aprioris constructivos, es decir, condiciones metafísicas que se desarrollan en las teorías físicas con el fin de acceder a la realidad. En vez de concentrarse en la cuestión de la verdad –que se aborda principalmente en el debate realismo-antirrealismo en la filosofía de la ciencia– estamos interesados en discutir el papel desempeñado por los presupuestos metafísicos dentro de las interpretaciones ontológicas de la teoría cuántica. Ver [22, caps. 2 y 15].
Para una discusión sobre los límites de la noción de entidad ver [23].
Ver también la interesante discusión relacionada con la importancia de la mecánica clásica en la filosofía de la física de Bohr en [3].
Agradezco a Hernán Pringe por las muchas discusiones con respecto a este tema. Ver también [20].
Feyerabend fue de nuevo muy crítico con el intento de Bohr de cerrar esta discusión utilizando como argumento que la mecánica cuántica es capaz de "representar un inmenso cuerpo de la experiencia": "la apariencia de verdad absoluta no es más que el resultado de un conformismo absoluto. ¿Cómo podemos posiblemente probar, o mejorar, la verdad de una teoría si esta se construye de tal manera que cualquier evento imaginable puede ser descrito y explicado en términos de sus principios? La única manera de investigar tales principios omnímodos es compararlos con un conjunto diferente de principios igualmente omnímodos –pero esta manera se ha excluido desde el principio. El mito no tiene por lo tanto relevancia objetiva, continúa existiendo únicamente como el resultado del esfuerzo de la comunidad de creyentes y de sus líderes, sean estos ahora sacerdotes o ganadores de premios Nobel. Su 'éxito' es totalmente artificial. Este, creo, es el argumento más decisivo en contra de cualquier método que fomente la uniformidad, ya sea empírica o no. Cualquier método es en última instancia un método de engaño. Se impone un conformismo no iluminado, y habla de la verdad; conduce a un deterioro de las capacidades intelectuales, del poder de la imaginación, y habla de una visión profunda; destruye el regalo más precioso de los jóvenes, su tremendo poder de imaginación, y habla de la educación."
En línea con esta observación acerca de la importancia de la creación, como ha notado Granger [13, p.10]: "Otro aspecto del conocimientos científico es que este consiste en gran parte en seguir reglas. Este es en ese sentido todavía pensamiento. Pero carecería de un carácter esencial si no agregáramos que este consiste en escapar a las reglas preestablecidas, en crear nuevas, en imaginar excepciones."
Contrariamente a 'Funes el memorioso' [4], que no podía ver la conexión entre las perspectivas diferentes: "No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)."
Es importante señalar que el término 'paralelismo' no aparece explícitamente en Spinoza. Como explica Diego Tatian [26, p.50]: "Tal vez la noción de 'paralelismo' no es la mejor opción para interpretar lo que, dentro de Spinoza, hace referencia a una identidad. La metáfora de paralelismo restaura la pluralidad y el dualismo, precisamente lo que Spinoza busca superar."
Esta frase ha sido citada en varias ocasiones por Heisenberg [15, p. 269]: "¿Podría ser que nos habíamos hecho la pregunta equivocada? Recuerdo que me decía Einstein, 'siempre es la teoría la que decide lo que puede observarse'. Y eso significaba que, si se toma en serio, que no debemos preguntar: '¿Cómo podemos representar la trayectoria del electrón en la cámara de niebla?' En su lugar deberíamos preguntarnos: '¿No es acaso cierto que este tipo de situaciones que se producen en la naturaleza sólo pueden representarse en la mecánica cuántica o mecánica ondulatoria?'"
Ver a este respecto la discusión presentada en [24].


El problema de la representación y la experiencia en la Mecánica Cuántica
(The problem of representation and experience in Quantum Mechanics)
Por Christian de Ronde
Instituto de Filosofía Dr. A. Korn Universidad de Buenos Aires - CONICET, Argentina.
Centrum Leo Apostel for Interdisciplinary Studies and Foundations of the Exact Sciences, Vrije, Universiteit Brussel, Belgium.
Trabajo parcialmente apoyado por Ubacyt 2011/2014 635, FWO project G.0405.08 y la FWO-research community W0.030.06. CONICET RES. 4541-12 (2013-2014).
Traducido por Bernabé Ferreyra
En este trabajo se discute el problema de la representación y experiencia en mecánica cuántica. Se analiza la importancia de la metafísica en el pensamiento físico y su relación con el empirismo y la filosofía analítica. Se argumenta contra el instrumentalismo y el realismo científico y afirmamos que ambas perspectivas tienden a pasar por alto el problema de la representación y justificar un tipo de experiencia del "sentido común". Por último, presentamos nuestra concepción expresionista de la física.
1. Introducción: La búsqueda metafísica
En la literatura el término "metafísica" comprende muchas definiciones diferentes. Para algunos, puede ser considerada como una forma suprema de conocimiento, mientras que para otros, sigue siendo una ocupación constituida por discusiones infructuosas. Como ha notado Gilles Gaston Granger, el desarrollo de la metafísica está intrínsecamente relacionada con las diferentes preguntas que han determinado la trayectoria del pensamiento occidental:
"El problema moderno: ¿qué es lo real? no es puesto en esos términos por los dos grandes filósofos clásicos Platón y Aristóteles. La cuestión, heredada sin duda de Parménides, es entonces muy generalmente expresada por ellos bajo la forma: ¿qué es el ser?" [13, p. 13]
La metafísica designa un campo controvertido que ha acompañado el desarrollo del pensamiento occidental desde Platón y Aristóteles. Sin embargo, existe ya una enorme distancia entre estas dos figuras principales y creadores de pensamiento metafísico. Dentro del análisis propuesto por Granger en su libro Sciencies et Réalité, Platón propone una interpretación de lo real como la participación del Ser absoluto [13, p. 22]. "Este Ser absoluto es la 'Idea', es decir que no es en absoluto un procucto del pensamiento, sino una entidad accesible solamente por un acto de 'vision' y no por un acto discursivo del entendimiento a través de un lenguaje. El Ser absoluto es normativo, en el sentido de que es el modelo y la fuente de todas sus realizaciones imperfectas; es por ello que la Idea por excelencia es la Idea de bien y de bien en sí." La propuesta de Aristóteles toma distancia de Platón y propone en un estilo muy diferente una interpretación de lo real que puede ser considerada como mucho más cercana a la nuestra.
"En lo que concierne a la cuestión que nos ocupa, la gran innivación aristotélica es doble. Por una parte, Aristóteles descubre y sistematiza a través de las formas del lenguaje una estructura y una organización del Ser; por otra parte, reintroduce de pleno derecho en el Ser, y describe como un tipo de objeto cognocible, un individuo que no es el individuo abstracto de las Ideas platónicas." [13, pp. 23-24]
Aristotle denes metaphysics as a theory of \being qua being" [Aristotle, Met. 1003a20] a theory about what it means or implies to \be" in its dierent senses. Since then, it has become clear that the importance of metaphysical thought within physical theories can be hardly underestimated.
Aristóteles define la metafísica como una teoría del "ser en tanto ser" [Aristóteles, Met. 1003a20], una teoría sobre lo que significa o implica "ser" en sus diferentes sentidos. Desde entonces, ha quedado claro que la importancia del pensamiento metafísico dentro de las teorías físicas apenas puede subestimarse. Como ha notado Edwin Arthur Burtt [5, p.224]: "[...] no se puede escapar de la metafísica, es decir, de las implicaciones finales de cualquier proposición o conjunto de proposiciones. La única forma de evitar convertirse en un metafísico es no decir nada." Grager señala que, aparte de Platón y Aristóteles, es Leibniz quien, a través de una nueva idea de lo posible, es capaz de introducir el sentido especial de la pregunta acerca de la realidad y de la existencia [13, p 14.] Según Wolf –que dio, después de Leibniz, una definición clásica de lo que es la metafísica desde la perspectiva del racionalismo del siglo XVII– metaphysica specialis se divide en cuatro regiones principales (véase, por ejemplo 33 y sus referencias). Teología racional, que discute la existencia y atributos de Dios, la psicología racional, que estudia el alma como una sustancia simple sin extensión, cosmología racional, que analiza el mundo en su conjunto, y la ontología o metaphysica generalis, que analiza los rasgos de lo existente en general, el ser en tanto ser. Esta caracterización de la metafísica fue severamente criticada por Immanuel Kant quien reconfiguró los debates sobre el pensamiento metafísico y los limites la del conocimiento. Según Kant –en el "Prefacio" de su Crítica de la Razón Pura [19]–, Wolf es "el más grande de todos los filósofos dogmáticos". Kant quería escapar de la metafísica, lo que significaba para él la posibilidad de ir más allá de los dogmas y creencias, para entender el acceso finito con el que cada ser humano es confrontado. Mediante la comprensión de los límites del conocimiento humano, la metafísica sería finalmente seguiría el camino seguro de la ciencia y mostraría cómo el conocimiento (científico) es posible.
Dentro de la filosofía de la ciencia, como parte de la tradición analítica, la tensión entre las posiciones metafísicas y anti-metafísicas no desapareció, pero se mantuvo en el centro de gravedad de muchas discusiones. Como fue señalado por van Fraassen, a pesar de que la filosofía analítica había comenzado como una rebelión contra la metafísica, este movimiento fue muy pronto subvertido. Como vamos a discutir, la mecánica cuántica (QM) se ha convertido durante el siglo XX, no en un testigo externo, sino en el campo de batalla mismo en que la confrontación entre los metafísicos y anti-metafísicos se llevó a cabo.
2. El Empirismo y la Filosofía Analítica: ¿Contra la Metafísica?
Para entenderse a uno mismo es necesario conocer la propia historia y tradiciones. ¿De dónde venimos? ¿Quién fue nuestro padre? ¿Qué religión profesaba? ¿Quién fue nuestro abuelo? ¿En qué guerra tuvo que luchar? Lo mismo ocurre con las posturas filosóficas que siempre están conectadas a las tradiciones de pensamiento, de linajes, de peleas y batallas que se remontan en el tiempo. En particular, se podría interpretar la historia de la filosofía occidental como un enfrentamiento entre dos fuerzas principales. Por un lado la fuerza metafísica u ontológica, que trata de responder a la cuestión del Ser en tanto Ser; y por otro lado, una fuerza anti-metafísica o epistemológica, que centra su atención en los límites y las limitaciones de tal pregunta. La filosofía analítica ha sido claramente, no sólo desde una perspectiva histórica, sino también metodológicamente, parte de esta segunda fuerza.
El empirismo y el logicismo son dos de las principales fuentes de origen de la filosofía analítica. Una idea que a menudo se encuentra en el empirismo es que la ciencia debe utilizar las teorías como instrumento y debe renunciar a la búsqueda de explicación. La búsqueda de tales explicaciones es una empresa metafísica. Como ha notado van Fraassen [29, p. xviii], "los filósofos empiristas siempre se han concentrado en la epistemología, el estudio del conocimiento, la creencia y las opiniones, con una clara tendencia a abogar por la importancia de la opinión." En contra de las preocupaciones ontológicas de los metafísicos, los filósofos analíticos se dedican a cuestiones epistemológicas. Escapando de las verdaderas declaraciones de los metafísicos, de la episteme, la filosofía analítica se mantuvo más cerca de opinión y la doxa [6]. El verdadero conocimiento se consideraba con sospecha, como un dogma del pasado, como un ídolo metafísico sin fundamento adecuado. Esto es lo que Burtt llama a la posición central "del positivismo en sí", la idea de que es posible "adquirir verdades sobre las cosas sin presuponer alguna teoría de la naturaleza última; o más simplemente, es posible tener un conocimiento correcto de la parte sin conocer la naturaleza del todo". Según van Fraassen, la historia de la filosofía analítica también se conecta directamente a una crítica y reacción en contra de la actitud metafísica dominante en Europa continental en el siglo XVII.
"La historia del empirismo es una historia de rebelión recurrente contra cierta tendencia sistematizadora y teorizadora en la filosofía: una rebelión recurrente contra los metafísicos." [29, p 36.]
Sin embargo, a pesar de que la filosofía analítica comenzó a partir de una revolución contra la metafísica, la introducción de cuestiones metafísicas reapareció muy pronto dentro de la propia filosofía analítica.
"Como yo lo veo, la filosofía analítica –que es la rama a la que pertenezco– comenzó con una revolución que fue subvertida por fuerzas reaccionarias. Estoy hablando aquí de reversión a un estilo de la metafísica del siglo XVII. No rechazo toda metafísica, pero veo esta reversión como algo desastroso. Paradójicamente, este desastre parece ser peor en dos áreas que apenas se relacionan entre sí. Me refiero, por un lado, al área caracterizada (de forma inexacta) como estudios de "ciencia y religión" y, por otro a la filosofía analítica académica. Ambos sufren de falta de reconocimiento tanto como de metafísicas explícitas." [29, p. xviii]
Como ha advertido van Fraassen, uno de los puntos de partida más interesantes y subversivos de la filosofía analítica fue muy pronto vuelto boca abajo.
"Algo paradójico sucedió con el auge de la filosofía analítica. Este movimiento comenzó en una serie de revueltas, en toda Europa y América, contra toda forma de metafísica. Y he aquí que, incluso antes de mediados de siglo, algunos de sus seguidores más capaces comenzaron a hacer un mundo más seguro para la metafísica de nuevo. Desde entonces hemos visto el crecimiento de la ontología analítica, la metafísica analítica, y prospera hasta hoy.
O al menos eso parece. Yo digo que la metafísica ha muerto. Lo que veo es falsa conciencia, una filosofía que realmente ha avanzado más allá del pasado, pero que se entiende mal a sí misma." [29, pp. 3-4]
3. La Filosofía de la Mecánica Cuántica Actual
La mecánica cuántica ha jugado un papel importante en el desarrollo de dicho debate filosófico trayendo nuevas preguntas acerca de la posibilidad de una metafísica de la física. Desde la segunda guerra mundial el análisis filosófico de la ciencia, y de la teor a cuántica en particular, ha sido un campo de propiedad casi exclusiva de la filosofía analítica –a diferencia de la llamada tradición filosófica "continental" del pensamiento que "ha tratado los grandes problemas espirituales que preocupan a toda persona pensante: el sentido de la vida, la naturaleza de la humanidad, el carácter de una buena sociedad" [11, p. 9]. Aunque la tradición analítica era la heredera –mediante el positivismo lógico y el empirismo lógico– de una crítica profunda a la metafísica, el siglo XX ha sido testigo del retorno de la metafísica en su forma más dogmática tanto en el análisis de la física en general y de la interpretación de mecánica cuántica en particular. La crítica de Van Fraassen a la filosofía analítica puede ser claramente explicada dentro de la actual filosofía de la mecánica cuántica.
Es interesante señalar que, en este contexto, algo muy similar a la historia de la filosofía analítica sucedió en relación con los presupuestos metafísicos muy pronto impuestos a la estructura formal de la mecánica cuántica. La posición de Bohr contra la metafísica, que puede ser muy bien considerada en estrecha continuidad a las preocupaciones analíticas, pronto fue sustituida por enfoques mucho más metafísicos, tales como, por ejemplo, la mecánica de Bohm y la Interpretación de Muchos Mundos (MWI) de DeWitt. Mientras Bohr trató de analizar la estructura lógica de la teoría y se concentró en el análisis de los fenómenos, intentos como los de MWI y la mecánica bohmiana intentaron recuperar las condiciones metafísicas en las que se podría hablar, por ejemplo, acerca de trayectorias y propiedades clásicas. Parece un poco irónico que en este caso la aversión profesada por muchos filósofos de la física dentro de la tradición analítica a las ideas de Bohr no reconozca la profunda conexión de su pensamiento con la filosofía analítica misma. Estos mismos filósofos eligen –a sabiendas o no– esquemas metafísicos yendo muy en contra de su propia tradición. En el caso de MWI el paso metafísico va tan lejos como para proponer entidades no observables con el fin de explicar los aspectos formales de de la mecánica cuántica. Además, desde un punto de vista metafísico, el intento de 'muchos mundos' parece terminar en una violación extrema del principio de Ockham: "Las entidades no deben multiplicarse más allá de la necesidad." En el caso de la mecánica de Bohm el dogma metafísico se refiere a partículas con trayectorias. Bitbol dice a este respecto [1, p 8.] que: "la teoría original de Bohm de 1952 es probablemente la más metafísica (en el sentido más fuerte y especulativo) de todas las lecturas de la mecánica cuántica. Postula trayectorias de partículas libres en el espacio-tiempo, que son inobservables en virtud de la propia teoría." Por otra parte, lo que debería desempeñar el papel del espacio-tiempo en el formalismo matemático varía su dimensiones con la adición o sustracción de partículas rompiendo con el intento inicial de recuperar las trayectorias en el espacio-tiempo. No es en ningún sentido claro que este tipo de intentos traigan más soluciones que problemas.
A partir de este análisis, podría parecer obvio por qué van Fraassen ha elegido a Bohr en lugar de estas nuevas líneas de pensamiento, que en buena medida, van en contra de muchas de las preocupaciones y metodologías a priori de la postura analítica [31, p. 280]. El físico danés se mantuvo agnóstico con respecto a las preocupaciones metafísicas enérgicamente planteadas por Einstein, sino también por Heisenberg y Pauli [22, cap. 4]. Intentó restringir por todos los medios su análisis a los datos empíricos como son expuestos por las teorías y el lenguaje físico clásico, y no ir más allá de la interpretación del formalismo en términos de un nuevo esquema conceptual –un aspecto que es compartido por el enfoque semántico de las teorías. Contrariamente a este análisis, la mecánica de Bohm y la MWI, actualmente dos de las líneas de interpretación más importantes de la investigación –especialmente en los Estados Unidos y el Reino Unido, donde hay analítica filosofía es más fuerte– componen su análisis con compromisos metafísicos pesados. En lugar de empezar desde el análisis de la estructura formal o lógica de la teoría, los presupuestos metafísicos constituyen el fundamento y centro de gravedad de este tipo de interpretaciones. Incluso en algunos casos intentando cambiar el formalismo con el fin de recuperar –al menos una parte de– nuestra concepción clásica (metafísica) del mundo.
4. Observación y representación en Física
En la primera mitad del siglo XX, los positivistas lógicos y sus sucesores, los empiristas lógicos, se acercaron a la cuestión del realismo científico reflexionando sobre el papel de la observación. Dentro de su esquema, según lo comentado por Curd y Cover [7, p. 1227], "era natural para los empiristas lógicos hacer hincapié en la distinción entre los componentes de observación de una teoría, que se refieren a los objetos y propiedades que son directamente observables, y los componentes teóricos que aparentemente se refieren a objetos y propiedades que no son directamente observables." Los filósofos de la ciencia en la segunda mitad del siglo XX se basaron, en gran medida, en estos mismos principios.
"El positivismo lógico está muerto y el empirismo lógico ya no es una escuela reconocida de pensamiento filosófico. Pero a pesar de nuestra distancia histórica y filosófica del positivismo lógico y el empirismo, su influencia puede sentirse. Una parte importante de su legado es distinción observacional-teórico en sí misma, que sigue desempeñando un papel central en los debates sobre el realismo científico." [7, pág. 1228]
El debate realismo-antirrealismo está en estrecha relación con la distinción observacional-teoría. Como ha notado Alan Musgrave:
"Como se suele entender, los conflictos entre realismo-antirrealismo se centra precisamente en la cuestión de la verdad. Los positivistas niegan la existencia de "entidades teóricas" de la ciencia, y piensan que cualquier teoría que afirma la existencia de tales entidades es falsa. Los instrumentistas piensan que las teorías científicas son herramientas o reglas que no son ni verdaderas ni falsas. Los antirealistas epistemológicos como van Fraassen o Laudan admiten que las teorías tienen valores de verdad, incluso que algunas de ellas podrían ser verdaderas, pero insisten en que ninguna teoría debería ser aceptada como verdadera." [7, pp. 1209-1210]
Independientemente de las diferentes posiciones está claro que el centro de gravedad de estas discusiones es la noción de verdad. La concepción relevante de verdad es una versión del sentido común de la teoría de la correspondencia con la verdad. Como ha señalado Musgrave [7, p. 1221]: "En las discusiones tradicionales del realismo científico, el realismo de sentido común en relación con mesas y sillas (o la Luna) se acepta como problemático por ambas partes. La atención se centró en las dificultades del realismo científico respecto a los 'no observables' como los electrones." Una de las posiciones antirrealistas más importantes ha sido desarrollada por van Fraassen con su empirismo constructivo. Según él, "la ciencia tiene como objetivo darnos teorías que son empíricamente adecuadas: la aceptación de una teoría solo implica la creencia en que es empíricamente adecuada." Una teoría es empíricamente adecuada cuando 'salva los fenómenos' –cuando lo que dice acerca de los objetos observables, eventos y propiedades es cierto. "El aspecto en el que el antirrealismo de van Fraassen se aparta tanto del empirismo lógico y como del realismo científico, es evidente. Aceptar (mantener) una teoría es afirmar que describe con precisión los fenómenos observables; esto no implica que hablar de entidades teóricas no tenga sentido, ni implica que tales entidades son ficticias o reales. Al distinguir de esta manera entre aceptar una teoría y creer que sea verdadera, el empirista constructivo recomienda una posición de agnosticismo acerca de la teórica." Van Fraassen afirma al mismo tiempo que todo lenguaje está infectado de teoría, pero niega que esto muestre algo acerca del realismo científico. Al mismo tiempo afirma que:
"Ser un empirista es retener la creencia en algo que va más allá de los fenómenos observables actuales, y no reconocer ninguna modalidad objetiva en naturaleza. Desarrollar una consideración empirista de la ciencia es representarla como la participación de una búsqueda de la verdad sólo sobre el mundo empírico, sobre lo que es actual y observable." [28, pp. 202-203]
El papel de la observación de esta postura ha sido criticado por Musgrave y otros (véase, por ejemplo 7).
Después de la revolución traída por el positivismo, difícilmente se puede negar la importancia de la observación empírica de la física. Einstein [8, p. 175] fue muy claro con respecto a este punto: "[...] la distinción entre 'directamente observable' y 'no directamente observable' no tiene significancia ontológica [...] el único factor decisivo para la cuestión de si debe o no aceptarse una teoría física particular es su éxito empírico." Al mismo tiempo, Einstein era consciente de que la consideración acrítica de observación estaba fuera de la cuestión. Esto se puede ver de la discusión muy interesante entre Heisenberg y Einstein en que el último explica: "No tengo ningún deseo de aparecer como defensor de una forma ingenua de realismo; sé que estas son preguntas muy difíciles, pero considero también demasiado ingenuo el concepto de observación de Mach. Él supone que sabemos perfectamente lo que la palabra 'observar' significa, y piensa que esto le exime de tener que discriminar entre los fenómenos 'objetivos' y los 'subjetivos'. No es de extrañar que su principio tenga un nombre tan sospechosamente comercial: 'economía del pensamiento'. Su idea de simplicidad es demasiado subjetiva para mí. En realidad, la simplicidad de las leyes naturales es también un hecho objetivo, y el esquema conceptual correcto debe equilibrar el aspecto subjetivo de simplicidad con el objetivo. Pero eso es una tarea muy difícil." (A. Einstein citado por W. Heisenberg en [14, p. 66]). La interrelación entre la metafísica y la descripción de la realidad física parecía seguir siendo un problema central para Einstein, quien en una carta a Schrödinger en el verano de 1935 escribió que:
"El problema es que la física es una especie de metafísica; la física describe la 'realidad'. Pero no sabemos lo que es la 'realidad'. Solo la conocemos a través de la descripción física…" [7, pág. 1196]
Está claro que, incluso desde una perspectiva empirista, hay que reconocer la importancia de los esquemas metafísicos. Pero independientemente de la importancia de la metafísica en relación a las teorías empíricas, y saliendo del debate realista-antirrealista, afirmamos que también debemos considerar el papel dominante que desempeñan los esquemas metafísicos dentro de la propia experiencia física, ya que un mundo de pura sensación permanece fuera de los límites del lenguaje y la expresión.
Desde nuestra postura metafísica constructiva hacemos hincapié en la necesidad de considerar el esquema conceptual que se relaciona con la estructura matemática y los fenómenos físicos. De acuerdo con esta posición no hay 'hechos desnudos'. La Física se refiere y está necesariamente implicada con esquemas metafísicos que constituyen y configuran la experiencia física. Permaneciendo en los límites de la evidencia empírica no se puede acceder a la representación física ya que, para describir cualquier 'realidad observable', uno está necesariamente comprometido con un esquema conceptual. La representación conceptual de la realidad dada, el hic et nunc, es siempre –implícita o explícitamente– necesario para describir un estado de cosas y sigue siendo aún hoy tal vez la cuestión más problemática dentro de la física misma. Las decisiones metafísicas que uno introduce para tal descripción configuran y constituyen la posibilidad de una experiencia física particular. Desde este punto de vista, consideramos a los conceptos como creaciones, creaciones a través de las cuales el físico se refiere a la realidad y la experiencia física. Como Einstein ha señalado:
"Los conceptos que han demostrado ser útiles para ordenar las cosas alcanzan fácilmente tal autoridad sobre nosotros que se nos olvida sus orígenes terrenales y los aceptamos como dados de forma inalterable. De este modo llegan a ser caracterizados como 'necesidades de pensamiento', 'dados a priori', etc. El avance científico se hace a menudo imposible durante mucho tiempo a través de dichos errores. Por esa razón, no es de ninguna manera un juego ocioso entrenarnos en el análisis de los conceptos que por mucho tiempo fueron lugares comunes, y exhibir aquellas circunstancias de las que dependen su justificación y utilidad, cómo han crecido individualmente de la experiencia dada. De esta manera, su grandiosa autoridad podrá romperse. Ellos serán eliminados si no pueden ser debidamente legitimados, corregidos si su correlación con las cosas dadas es demasiado superflua, reemplazados por otros si puede establecerse un nuevo sistema que sea preferible por la razón que sea." [9, p. 102]
Siguiendo esta línea de pensamiento, el concepto de 'entidad física' debe ser también considerado como una creación, una representación conceptual que ha desempeñado un papel importante en la historia del pensamiento occidental. Pero independientemente de la evolución incuestionable que este concepto ha sufrido a través de más de veinte siglos, no es evidente que esta noción sea también adecuada para dar cuenta de lo que la mecánica cuántica nos está diciendo acerca del mundo.
"En una de sus conferencias sobre el desarrollo de la física Max Planck dijo: 'En la historia de la ciencia un nuevo concepto nunca brota en forma completa y final como en el mito de la antigua Grecia, Palas Atenea surgiendo de la cabeza de Zeus'. La historia de la física no es sólo una secuencia de descubrimientos experimentales y observaciones, seguido por su descripción matemática; también es una historia de los conceptos. Para una comprensión de los fenómenos la primera condición es la introducción de los conceptos adecuados. Sólo con la ayuda de los conceptos correctos podemos realmente saber lo que se ha observado". [15, p. 264] (Las cursivas son nuestras)
The problem, from this perspective, becomes the justication of the relation between conceptual schemes and reality. Intimately connected with this problematic is the problem of representation. What is a physical theory representing? Is it possible for a theory to represent? And also, what is the meaning of representation? These questions have been addressed in the context of philosophy of science in the last decades. Unfortunately, as stressed by Mauricio Suarez, the community has not been able even to achieve agreement with respect to what is exactly meant by `representation':
El problema, desde esta perspectiva, se convierte en la justificación de la relación entre los esquemas conceptuales y la realidad. El problema de la representación está íntimamente relacionado con esta problemática. ¿Qué representa una teoría física? ¿Puede una teoría representar? Y también, ¿cuál es el significado de la representación? Estas preguntas se han abordado en el contexto de la filosofía de la ciencia en las últimas décadas. Lamentablemente, como ha subrayado Mauricio Suárez, la comunidad no ha podido aún llegar a un acuerdo con respecto a lo que se entiende exactamente por 'representación':
"Muchos filósofos de la ciencia estarían de acuerdo en que un objetivo principal de la ciencia es el de representar el mundo [Cartwright (2000), Giere (1988, 2000), Friedman (1982, capítulo VI), Kitcher (1983), Morrison (2001, capítulo II ), Morrison y Morgan (1999), Van Fraassen (1981, 1987); un disidente conocido es Ian Hacking (1983)]. Sin embargo, lo que esos filósofos entienden por 'representar' es mucho menos claro. Ninguna consideración de la representación en la ciencia está bien establecida". [25, p. 1]
Creemos que la comprensión de esta noción importante dentro de la filosofía de la ciencia podría arrojar nueva luz sobre el problema de la interpretación de la mecánica cuántica, ya que si la representación a través de los conceptos clásicos está en juego y no sólo aceptada acríticamente, no habría necesidad de "restaurar una forma clásica de pensar acerca de lo que hay", y podrían desarrollarse nuevos esquemas conceptuales sin la resistencia de los físicos y los filósofos de la ciencia actuales –que, o bien dan la espalda a la cuestión de la interpretación o tratan de volver a un esquema metafísico clásico.
5. El instrumentalismo y el Realismo Científico: El fin de la Representación
Kant presentó el problema de la representación junto con su filosofía cuando fundó una justificación de la relación entre sujeto y objeto. La representación fue entonces provista a partir de un conjunto fijo de categorías a priori y formas de intuición que constituyen y configuran no sólo el objeto sino también el conocimiento objetivo en sí. El problema, que ha perseguido a la filosofía desde entonces, es que el 'conocimiento objetivo' (es decir, el conocimiento proporcionado por el sujeto trascendental) no se refiere al mundo tal como es. Preguntas metafísicas del tipo: '¿Qué es el mundo en sí mismo?' se consideran, desde esta perspectiva, como sin sentido en absoluto. Pero, dejando de lado por completo los problemas planteados por el esquema kantiano sobre el posible conocimiento del mundo, y después de la crítica positivista a la metafísica kantiana, el siglo XX nos dejó con dos líneas principales de pensamiento en relación con la justificación del conocimiento científico: el instrumentalismo y realismo científico.
El debate en torno a la teoría cuántica y su desarrollo tuvo una influencia indiscutible en la ciencia y su filosofía. A este respecto, tal vez la figura más importante en relación con el desarrollo y el destino de la física y la filosofía del siglo XX es el danés Niels Bohr.
"Estos movimientos instrumentistas, lejos de una conceptualización realista de la teoría cuántica emergente, adquirieron una fuerza particular por parte de la llamada `filosofía de la complementariedad' de Bohr'; esta posición no realista se consolidó en la famosa conferencia de Solvay, en octubre de 1927, y hoy está firmemente en su lugar. Tal no-realismo cuántico es parte de lo que todo físico graduado aprende y practica. Es el telón de fondo conceptual de todo el brillante éxito en física atómica, nuclear, y de partículas en los últimos cincuenta años. Los físicos han aprendido a pensar en su teoría de una manera altamente no-realista, y hacer precisamente eso ha provocado el éxito predictivo más maravilloso en la historia de la ciencia". [7, pág. 1195]
Aunque Bohr reconoció la importancia de la representación dentro de los fenómenos, ha limitado la representación a la de la física y lenguaje clásicos, ya que según él [32, p. 7] "[...] la interpretación inequívoca de cualquier medición debe ser enmarcada básicamente en términos de teorías físicas clásicas, y podemos decir que en este sentido el lenguaje de Newton y Maxwell seguirá siendo el lenguaje de los físicos de todos los tiempos." Más importante aún, "sería un error creer que las dificultades de la teoría atómica pueden ser evadidas por la eventual sustitución de los conceptos de la física clásica por nuevas formas conceptuales." El esquema filosófico de Bohr se basa, por un lado, en el reconocimiento del discurso clásico para dar cuenta de los fenómenos, y por otro lado, en la necesidad de una consideración intersubjetiva de la experiencia física. La brecha interpretativa entre el formalismo cuántico y las subestructuras empíricas explicada en términos clásicos se resuelve evadiendo la pregunta sobre la manera en que el mundo –y no los resultados de la medición– es representado de acuerdo con el formalismo cuántico.
Mientras se aferraba a las representaciones clásicas, Bohr se vio obligado a abandonar la representación en el dominio cuántico. En orden de no salirse de su esquema conceptual (clásico) original, se vio forzado a admitir que la función de onda cuántica Ψ sólo es un algoritmo. La noción de complementariedad, tomada como un principio regulador, es capaz de disolver la contradicción entre la misma función de onda cuántica y sus posibles representaciones en términos de partículas u ondas. El precio a pagar es que la función de onda cuántica debe dejarse sin un esquema conceptual que la sustente. Independiente del mundo clásico, debe presentarse como un algoritmo ajeno a la realidad física (cuántica).
Un algoritmo es un conjunto de instrucciones o pasos finitos que permite ejecutar o resolver un problema, una máquina de cálculo a través del cual se obtiene resultados. Las ideas de Bohr, equivocadas en esta forma radical, terminan en la declaración explícita de Fuchs y Peres de que: "[...] la teoría cuántica no describe la realidad física. Lo que hace es proporcionar un algoritmo para el cálculo de probabilidades para los eventos macroscópicos ("clicks en detectores") que son consecuencia de las intervenciones experimentales. Esta definición estricta del ámbito de la teoría cuántica es la única interpretación necesaria, ya sea por los experimentadores o los teóricos." [12, p. 1] El peligro de esta posición instrumentalista no sólo radica en la negación completa de los problemas relacionados con la experiencia y la representación física sino también en la obturación completa de cualquier solución creativa posible al problema de la interpretación de la mecánica cuántica en relación con la realidad física.
¿Fue esta revolución subvertida por fuerzas reaccionarias? El 'realismo científico' puede caracterizarse en primer lugar como una postura que considera las teorías físicas como capaces de describir el mundo independientemente de la conciencia y los observadores. Más importante aún, el realismo científico considera que hay una historia real de cómo es el mundo, y que la ciencia –principalmente la física– es capaz de averiguar de qué se trata exactamente esta historia. Al final del camino, hay una representación verdadera y final proporcionada exclusivamente a través de la investigación científica que describe la realidad tal como es –una correspondencia directa entre nuestra teoría final y el mundo. Implícitamente, el realismo científico da por sentado el hecho de que la ciencia da cuenta de 'la experiencia'. No hay ningún problema con experiencia tal como es expuesta por los resultados experimentales. Casi en la misma forma que el instrumentalismo, el realismo científico se enfrenta con el problema de la experiencia y la representación de una manera muy sencilla: simplemente descuidándolo.
6. El Realismo después de Kant: Las teorías físicas como las expresiones del mundo
Pero hoy, después de Kant, en el siglo XXI, es simplemente anacrónico descuidar la importancia de la representación dentro de la experiencia y la descripción física del mundo. El problema sigue en pie, sacudiendo los cimientos de la referencia. ¿Cómo podemos hacer referencia al mundo después de Kant? Esta es la pregunta que nos interesa.
Las experiencias físicas no son descubiertas de repente, no nos chocamos con nueva experiencia física si no estamos preparados. Hay un aspecto creativo involucrado en la representación que nos permite establecer las condiciones de posibilidad para una nueva experiencia física a descubrir. Una interacción sutil entre la creación y descubrimiento que permite a la representación física exponer una expresión del mundo. En este mismo sentido, una declaración como `el mundo es determinista 'debe considerarse hoy como sin sentido o al menos incompleta, pues sólo a través de la representación que se puede discutir acerca de 'el mundo'. La noción de 'determinismo' es un concepto –y, como tal, parte de una representación– no es algo que encontramos en el mundo. Se puede decir en su lugar: 'según la física clásica el mundo es determinista'. En este caso, la noción se refiere al mundo solo de manera indirecta, a través de una representación formal y conceptual específica. Es exactamente esta distancia, entre la representación y la experiencia, que debe ser puesta de nuevo en contacto.
¿Cuáles son los presupuestos conceptuales involucrados en la física clásica? Que el mundo está constituido por objetos, que estos objetos están lógicamente fundados por los principios de la existencia, no contradicción e identidad, que existen en el espacio-tiempo, etc. Estos presupuestos particulares son una manera de configurar los fenómenos y no algo que se pueda inferir de los fenómenos. Por ejemplo, la noción de 'identidad' es una presuposición para hablar acerca de los objetos, pero nunca encontramos 'identidad' en el mundo. Utilizamos la identidad como un presupuesto para hacer frente a los fenómenos y constituir la noción de objeto, y así cuando vemos una silla, presuponemos que sigue siendo la misma a través del tiempo; y a pesar de que podríamos cambiar nuestra perspectiva y no ver la misma cara de la silla tenemos en cuenta que estamos viendo la misma silla.
La necesidad de reanudar y unificar diferentes teorías proviene implícitamente de la idea –presente en el realismo científico– de que hay una sola descripción verdadera del mundo que, a su vez, implica que solo hay un conjunto de conceptos verdaderos que describen el mundo tal como es. La física clásica habla sobre un mundo metafísico particular construido a partir de objetos clásicos. ¿La física cuántica hace referencia a la misma representación del mundo de la física clásica? Sólo si ese fuera el caso, llegaríamos a una contradicción mediante la comparación de los estados: 'según la física cuántica el mundo es indeterminista' y 'según la física clásica el mundo es determinista'. La contradicción surge cuando se presupone que hay una sola respuesta a la cuestión de la representación del mundo, que las preguntas tienen sentido independientemente de su marco de referencia. Sin embargo, existe un camino diferente: las teorías cerradas de Heisenberg. Heisenberg entiende las teorías cerradas como una relación entre conceptos, definiciones y leyes estrechamente interconectadas, mediante las cuales un gran campo de los fenómenos puede describirse. Toda teoría física debe desarrollar su propio esquema conceptual –esquemas conceptuales que son independientes de otras teorías (cerradas) diferentes. Como ha señalado Heisenberg en una entrevista de Thomas Kuhn (citado de [2, pág 98.]): "El paso decisivo es siempre un paso más bien discontinuo. Nunca se puede esperar acercarse por pequeños pasos a la verdadera teoría; en un punto uno está obligado a saltar, uno realmente debe dejar los viejos conceptos y probar algo nuevo… en cualquier caso, uno no puede mantener los viejos conceptos. El único aspecto importante para considerar una teoría física como cerrada es la coherencia interna entre los elementos formales matemáticos, la estructura conceptual y la experiencia física involucrada". No podemos acceder al mundo sin representación; las nuevas teorías determinan intrínsecamente nuevos fenómenos, que no se pueden ver desde una teoría diferente –y por lo tanto, no se pueden traducir. Una teoría fundamentalmente nueva es la que llega a fenómenos completamente nuevos a través de los presupuestos formales y conceptuales intrínsecamente diferentes. Por lo tanto, desde esta perspectiva, el problema no es encontrar un puente entre la mecánica cuántica y la mecánica clásica –lo que hoy en día se conoce como el 'quantum to classical limit' y que fue propuesto primero por Bohr en términos de su 'principio de correspondencia'– ni encontrar una teoría abarcadora que permita unificarlas. No tenemos que justificar por qué el mundo es clásico. El problema consiste en encontrar aquello de lo que la mecánica cuántica está hablando. Lo que tenemos que hacer es encontrar una estructura conceptual que permita exponer la experiencia cuántica en toda su fuerza; encontrar los presupuestos metafísicos que coherentemente –a saber, sin ningún movimiento ad hoc u objetos metafísicos no observables– se relacione con el formalismo matemático y sean capaces de explicar los fenómenos cuánticos. Cada concepto debe encontrar un significado desde dentro de la propia teoría.
La correspondencia entre los conceptos y las cosas –acepando la teoría de la verdad por correspondencia del sentido común– nos lleva por el camino del realismo ingenuo, pero la pluralidad de representaciones inconmensurables nos amenaza tanto con el relativismo y el solipsismo. En este punto tenemos que explicar cómo, desde una perspectiva realista, podemos considerar la física como una empresa creativa y productiva que se relaciona con el mundo. El problema, desde esta perspectiva, es cómo retener la univocidad del mundo y la naturaleza, pero permitiendo al mismo tiempo la multiplicidad de las representaciones.
El realismo que proponemos se basa en la metafísica de Spinoza que concibe al Ser como una sustancia singular con modos infinitos. Los modos son la forma en que los atributos de la sustancia infinita manifiestan su esencia; en otras palabras, todo lo que sabemos es un modo de la sustancia eterna que se manifiesta en sí misma. Cada modo es capaz de expresar un atributo. Mientras que el atributo 'extensión' es expresado por 'cuerpos físicos', el atributo 'pensamiento' se expresa por 'ideas'. Hay otros modos o expresiones del Ser pero nosotros, como seres humanos, sólo conocemos estos dos. Debido a que la extensión y el pensamiento no tienen nada en común, los dos dominios de la materia y la mente son sistemas causalmente cerrados. Sin embargo, ambos son expresiones de la misma sustancia. A pesar de ser modos diferentes, los atributos son independientes e iguales, es la misma modificación de la sustancia que se expresa en un modo u otro. En otras palabras, los atributos son expresiones paralelas del Ser. ¡Son lo mismo! Pero es precisamente este principio de univocidad lo que necesitamos para llevar a la unidad las múltiples representaciones de la física –dada por la mecánica clásica, la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, etc. De manera análoga a la forma en que Spinoza afirma que el atributo extensión y el atributo pensamiento expresan de manera unívoca una y la misma sustancia, podríamos pensar –mediante el esquema metafísico de Spinoza– que cada representación cerrada de la física ofrece una expresión de uno y el mismo mundo [21]. Dentro de este esquema, una experiencia física adecuada es una que pueda ser coherentemente configurada desde una teoría particular y que expone al mundo a través de un conjunto específico de fenómenos. Cada fenómeno es local en el sentido de que los presupuestos involucrados solo pueden ser aplicados a la experiencia física específicamente diseñada, pero nunca para el mundo en sí mismo. Creer que tales presuposiciones hablan sobre el mundo a la manera de la "correspondencia" implica una vez más un esquema no representativo del pensamiento –que es exactamente el salto que queremos evitar. Aunque cada fenómeno es de perspectiva, en el sentido de que depende directamente de la teoría desde la que se observa, no hay relativismo involucrado en nuestro esquema simplemente porque cada declaración que surge de una teoría empíricamente adecuada, cerrada y coherente expresa el mundo adecuadamente –de la misma manera en que el atributo extensión y el atributo pensamiento expresan la sustancia.
Las declaraciones que se refieren a teorías intrínsecamente diferentes no se pueden comparar ni siquiera en principio, ya que tal comparación implicaría una traducción, la presuposición de que uno puede encontrar, por cualquiera de las dos representaciones del mundo, una representación o teoría abarcadora que tenga en cuenta a ambas –análogamente: el pensamiento no puede traducirse en la extensión ni la extensión en el pensamiento. Escapando al relativismo, no se puede afirmar que "¡cualquier cosa funciona!" ya que lo que decide finalmente una expresión física es siempre la experiencia física y su relación con el hic et nunc. La física clásica es sólo un esquema metafísico particular que expresa el mundo y a través de la cual hemos encontrado una increíble variedad de hallazgos empíricos. Sabemos lo que habla de la física clásica. La física cuántica se mantiene hasta hoy incoherentemente relacionada con una experiencia física todavía demasiado clásica, aún a la espera de un esquema metafísico que nos permita explicar aquello de lo que la teoría está hablando. Sólo cuando respondamos a esta pregunta de una manera coherente, podremos decir que hemos "entendido" la mecánica cuántica.

7. Observaciones finales: ¿Qué es un 'Click' en un detector?
Es sólo la teoría lo que puede decir qué puede ser observado. Según nuestra postura, un fenómeno no es independiente de la teoría particular que establece las condiciones de posibilidad para dar cuenta de la experiencia física. Cada fenómeno físico particular se mantiene dentro de los límites de la teoría física particular que lo contiene como una posibilidad. Por lo tanto, para señalar que hay un 'click' en un detector no es suficiente proporcionar una explicación adecuada de los fenómenos. Contrariamente al ideal radicalmente empirista, no estamos de acuerdo –después de Kant– que un 'click' en un detector pueda considerarse como una observación vacía de contenido teórico. Y esto cuenta, por supuesto, no sólo para los electrones, sino también para las sillas y las mesas. Un 'click' se puede entender desde dentro de teorías físicas diferentes y mutuamente incompatibles. No se puede presuponer que la experiencia física aparezca desnuda en sí misma. Por lo tanto, un 'click' en un detector no debe necesariamente ser considerado como limitado por conceptos físicos clásicos. Dejamos abierta la posibilidad de que los nuevos conceptos puedan permitirnos configurar un esquema conceptual que cierre el círculo que conecta la formulación matemática ortodoxa de la mecánica cuántica a la experiencia física. A diferencia de Bohr, no estamos de acuerdo de que, el fenómeno cuántico observable deba necesariamente considerarse como un "fenómeno clásico", simplemente porque no es un 'click' en un detector y por lo tanto un evento espacio-temporal. Es la representación específica de un 'click' lo que configura o no la experiencia física en términos clásicos –considerando el detector como un objeto clásica en el espacio-tiempo, etc. De hecho, en mecánica cuántica, es el 'click' mismo el que no puede configurarse bajo tales presupuestos clásicos de una manera cerrada y coherente; en otras palabras, ¡el 'click' no parece venir de un objeto 'clásico'! La desigualdad de Bell ofrece límites estadísticos a los resultados de la experiencia física clásica y demuestra que la mecánica cuántica no puede ser subsumida bajo tales presupuestos clásicos. Desde nuestro punto de vista, el análisis de un 'click' en una placa fotográfica presupone las condiciones en que tale 'click' surge; sólo entonces podemos hablar de fenómenos. Sólo en el caso de una representación clásica fuera capaz de dar cuenta de los resultados y explicar el 'click' podríamos decir que estamos hablando de fenómenos clásicos. Para decirlo de otra manera, no cada conjunto de 'clicks' puede ser visto como el resultado de una teoría clásica. La pregunta es: ¿cuáles son las condiciones en que podemos explicar, tanto en términos conceptuales y formales, el 'clic' del cual la teoría cuántica está hablando? Tenemos que ser capaces de cerrar la brecha entre el formalismo –que proporciona una representación matemática de la teoría– y los conceptos –que proporcionan una representación conceptual de la teoría– para dar cuenta adecuadamente de los fenómenos. Por lo tanto, de la misma forma en que usamos un punto en el espacio de fase para describir la trayectoria de un objeto en el espacio-tiempo clásico –siendo ambos (es decir, el 'punto en el espacio de fase' y el 'objeto en el espacio-tiempo') parte de la representación matemática y conceptual de la física clásica–, tenemos que averiguar y describir en términos conceptuales, de manera coherente, qué es la mecánica cuántica.
De acuerdo con nuestra postura expresionista, no hay 'mundo físico' ni 'contexto físico', lo que hay en su lugar es una 'representación física' dada por una teoría particular que permite configurar y considerar una experiencia física en particular. Las experiencias físicas en el hic et nunc expresan singularidades. Entendemos a las singularidades como el punto de encuentro entre el hic et nunc y la representación física. Es en este punto en que el Ser se expresa a través de la representación física en sí. El problema que se mantiene en esta postura realista es el de construir un esquema conceptual que nos permita relacionar coherentemente el formalismo cuántico a la estructura empírica predicha por la teoría de una manera cerrada y coherente. Los conceptos deben ser definidos internamente por la propia teoría, y no presupuestos como extensiones autoevidentes de una teoría diferente. Esto significa, por ejemplo, que no es evidente para nosotros que la noción de posibilidad utilizada en la física clásica sea, o debiera ser considerada como la misma noción de posibilidad que se utiliza en la teoría cuántica. Tampoco aceptamos que el único tipo de efectuación sea la efectuación actual. Las efectuaciones potenciales pueden abrir la puerta a una nueva experiencia. Los conceptos que nos permiten dar una explicación coherente de los fenómenos cuánticos deben ser capaces de ofrecer una historia acerca de cómo es el mundo de acuerdo a la representación proporcionada por la mecánica cuántica. A su vez, estos mismos conceptos podrían ser capaces aun de desarrollar nuevas experiencias físicas.
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